El sol de la mañana bañaba la aldea con un brillo cálido cuando Hinata e Itachi caminaron por la calle principal, disfrutando de un raro momento de tranquilidad. Todo parecía en calma, hasta que una voz familiar, y algo irritante, resonó a sus espaldas.

—¡Hinata! ¡Al fin te encuentro!

Hinata se giró y sonrió al ver a Deidara acercándose, agitando una mano enérgicamente. Itachi, por otro lado, dejó escapar un leve suspiro, ya anticipando el caos que acompañaba a ese hombre.

—Deidara, ¿qué sucede? —preguntó Hinata con su habitual amabilidad.

El rubio se detuvo frente a ellos, señalando dramáticamente a Itachi.

—¡Tú! —exclamó, apuntándolo con el dedo—. Quiero hablar contigo.

Itachi lo observó con su típica expresión inexpresiva, aunque sus ojos brillaron con un destello de sarcasmo.

—¿Y yo quiero escucharte? Es discutible.

Hinata reprimió una risa, mientras Deidara se cruzaba de brazos, claramente ofendido.

—Mira, Uchiha, sé que estás comprometido con Hinata, pero eso no significa que ya tengas mi aprobación. ¡Ella es mi mejor amiga!

Itachi alzó una ceja.—¿Y eso qué implica exactamente? ¿Un jurado? ¿Una entrevista? ¿O acaso debo sobrevivir a tus intentos de arte explosivo?

Deidara lo fulminó con la mirada. —Implicará... una prueba.

—¿Una prueba? —repitió Itachi, claramente divertido—. Qué emocionante. ¿Y qué tipo de prueba planeas?

Deidara sonrió con picardía, sacando una pequeña bolsa de arcilla explosiva de su cinturón.—Simple. Quiero ver si eres lo suficientemente rápido y astuto para proteger a Hinata.

Itachi soltó un leve bufido, cruzándose de brazos.—¿Eso es todo? Pensé que sería algo más desafiante.

Sin previo aviso, Deidara lanzó una pequeña figura de arcilla al aire. La figura se expandió rápidamente, tomando la forma de un ave que empezó a sobrevolar a los tres.

—¡Atrápala si puedes, Uchiha! —gritó Deidara con una risa triunfal.

Itachi no se movió, simplemente activó su Sharingan. En un segundo, el ave explotó en una nube de humo antes de que pudiera causar daño alguno.

—¿Eso es todo tu "arte"? —preguntó Itachi con un tono deliberadamente aburrido—. Quizás deberías considerar un pasatiempo menos... rudimentario.

Hinata pudo evitar reír, mientras Deidara apretaba los dientes.

—¡Eso fue solo el calentamiento! —exclamó, sacando más arcilla de su bolsa—. Prepárate, Uchiha.

Lo siguiente fue un espectáculo de explosiones inofensivas que Itachi desactivó con una precisión irritante para Deidara. Cada intento era frustrado antes de que pudiera siquiera representar una amenaza.

Finalmente, Deidara, jadeando y visiblemente molesto, miró a Hinata.

—¿Cómo puedes estar con alguien tan aburrido? ¡Ni siquiera reacciona!

Hinata sonrió con dulzura. —Me gusta su calma, Deidara. Es parte de su encanto.

Gaara, que había estado observando la escena desde lejos, decidió intervenir al notar que Deidara estaba a punto de perder la paciencia.

—Deidara, creo que ya es suficiente. No querrás terminar enterrado en arena, ¿o sí?

El rubio se giró hacia el Kazekage, levantando las manos en señal de rendición.

—Está bien, Gaara-chan, está bien, lo dejo. Pero que conste que no estoy convencido todavía.

Itachi lo miró con una leve sonrisa sarcástica.—No te preocupes, Deidara. Si alguna vez necesito tu aprobación, te lo haré saber.

Deidara bufó, mientras Gaara se acercaba a él y lo agarraba del hombro, prácticamente arrastrándolo fuera de la escena.

—Vámonos antes de que termines como un experimento para el Sharingan —murmuró Gaara, claramente fastidiado.

Mientras se alejaban, Hinata tomó la mano de Itachi, mirándolo con ternura.

—Gracias por ser tan paciente con él.

Itachi la miró, su expresión suavizándose por un breve momento.—Por ti, bolita de zenzai, lo que sea necesario.

Hinata rió, y juntos continuaron su paseo, dejando atrás a un Deidara derrotado y a un Gaara claramente exasperado.


Después del fallido intento de Deidara para desafiar a Itachi, Gaara decidió que, como Kazekage y hermano mayor simbólico de Hinata, él también debía hacer algo al respecto. Aunque su estilo no era tan explosivo como el de Deidara, tenía sus propios métodos para evaluar al misterioso Uchiha.

Todo comenzó en una tarde tranquila, cuando Gaara convocó a Itachi al salón principal de la mansión Hyūga, con Hinata mirando desde la puerta, claramente confundida.

—Gaara, ¿qué estás haciendo? —preguntó ella, preocupada.

—Es simple, Hinata —respondió Gaara, cruzando los brazos con su característica calma—. Quiero asegurarme de que Itachi no solo es fuerte, sino también inteligente.

Itachi arqueó una ceja, claramente entretenido.

—¿Esto implica alguna especie de examen?

—Exacto —dijo Gaara, señalando una pequeña mesa en el centro del salón. Sobre ella había un vaso, una jarra de agua, una vela encendida, y un libro.

Hinata se llevó una mano a la frente, ya anticipando el desastre.

—Muy bien, Uchiha —dijo Gaara con solemnidad—. Quiero ver cómo solucionas un problema de ingenio.

Itachi miró los objetos sobre la mesa con expresión neutra, mientras Gaara comenzaba a plantear su reto.

—Tu misión es simple. Apaga la vela sin usar tus manos ni el Sharingan.

Itachi alzó una ceja, claramente escéptico.—Eso es todo.

—Eso es todo —confirmó Gaara, con una leve sonrisa que, para cualquiera que conociera al Kazekage, era prácticamente una carcajada.

Hinata se acercó, algo avergonzada, y susurró a Itachi.—Gaara suele ser muy creativo con estas cosas...

—Lo noto —respondió Itachi en voz baja, antes de mirar a Gaara con su expresión habitual de calma.

Con lentitud, Itachi se acercó a la mesa y examinó los objetos. Primero tomó el libro, lo abrió y comenzó a hojearlo como si estuviera buscando una respuesta escrita.

Gaara frunció el ceño.—¿Qué estás haciendo?

—Buscando una solución en tus "notas de Kazekage" —respondió Itachi, sarcástico, lo que provocó una risita de Hinata.

—No hay ninguna respuesta ahí —gruñó Gaara.

—Ya lo sé —respondió Itachi, dejando el libro a un lado con una leve sonrisa.

Luego, tomó la jarra de agua y, sin dudar, la vertió sobre la vela. Esta se apagó de inmediato, dejando un pequeño charco sobre la mesa.

—¿Eso es todo? —preguntó Itachi con evidente aburrimiento.

Gaara parpadeó, algo desconcertado. —Bueno... sí, pero...

Itachi no esperó a que terminara. —Es un desafío de nivel genin. ¿Es todo lo que tienes, Kazekage?

Hinata reprimio una carcajada, mientras Gaara apretaba los dientes, claramente irritado por lo sencillo que Itachi había resuelto el problema.

Después de la humillante derrota de su primera prueba, Gaara decidió que necesitaba algo más desafiante para Itachi. Algo que realmente demostrara si era digno de Hinata. Así que, con una mirada seria y los brazos cruzados, Gaara le dijo:

—Muy bien, Uchiha. La prueba de la vela fue demasiado sencilla. Ahora demostrarás tu ingenio de verdad.

Itachi, siempre calmado, inclinó ligeramente la cabeza.—Adelante, sorpréndeme.

Gaara esbozó una ligera sonrisa, señalando hacia el centro del salón, donde había colocado dos cajas idénticas.

—Aquí tienes tu prueba. Una de estas cajas contiene un regalo para Hinata: un hermoso collar de jade. La otra contiene algo desagradable... como, digamos, un pescado seco fermentado.

Hinata frunció el ceño.—Gaara, ¿en serio?

—Silencio, Hinata. Esto es entre hombres —dijo Gaara, tratando de mantener la compostura.

Itachi observó las dos cajas sin mostrar ninguna emoción.

—¿Y cuál es la trampa? —preguntó con voz tranquila.

Gaara levantó un dedo.

—Ambas cajas están cerradas y no puedes abrirlas ni moverlas. Debes elegir la correcta usando solo tu lógica.

Itachi alzó una ceja, mirando a Gaara como si estuviera lidiando con un niño que intentaba impresionarlo.

—¿Y si elijo la incorrecta?

—Bueno... —Gaara sonrió—. Hinata tendrá que soportar el olor del pescado seco en su próxima misión. Odia todo lo que procede del mar.

—Gaara... —Hinata suspiró, claramente avergonzada.

Itachi se acercó a las cajas y se quedó en silencio durante unos segundos. Luego, miró a Gaara.

—¿Y si el collar está en la caja que huele a pescado? —preguntó, con un tono deliberadamente burlón.

Gaara parpadeó, desconcertado. —Eso no tiene sentido.

—Como tampoco lo tiene este desafío —respondió Itachi, sacando un pequeño trozo de papel de su bolsillo y colocándolo junto a las cajas.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó Gaara, visiblemente intrigado.

—Resolviendo el problema con lógica ninja.

Itachi encendió el papel con un fósforo y lo dejó arder lentamente. Luego se inclinó hacia las cajas, cerró los ojos, y respiró profundamente.

—La caja de la derecha tiene el pescado seco.

Gaara entrecerró los ojos. —¿Cómo lo sabes?

Itachi señaló al humo que ahora se elevaba alrededor de la caja derecha.

—El pescado seco libera un aroma más fuerte cuando está cerca de algo caliente. El collar de jade no huele a nada.

Hinata lo miró, claramente impresionada.—Eso fue... brillante.

Gaara suspiró, completamente derrotado.—Bien, Uchiha. Lo admito. Eres digno de Hinata... por ahora.

Itachi se encogió de hombros, mirando a Hinata con una leve sonrisa.

—No fue difícil, bolita de dango.

Hinata se ruborizó levemente y respondió rápidamente:—Tú también eres brillante, bolita de zenzai.

Gaara, viendo la escena, suspiró nuevamente y murmuró para sí mismo —Definitivamente necesito encontrar mejores pruebas.

Desde lejos, Deidara observaba todo con una mezcla de frustración y admiración.

—Tsk... ese Uchiha es un maldito genio, ¿eh?

Y así, Itachi pasó la prueba de ingenio, demostrando una vez más que no solo era digno de Hinata, sino que también podía superar a cualquiera con calma, inteligencia, y un toque de sarcasmo.