La lluvia caía sobre nuestras cabezas, sentí el frío calándome hasta los huesos, Rick me miraba con frialdad, la sonrisa que siempre le acompañaba había desaparecido, un gesto extraño le acompañaba esta vez, mis lágrimas se confundían con la lluvia, aquel lugar había sido el escenario de tantos momentos memorables y este no era la excepción, mis manos temblaron, sollocé sintiendo completamente abatida al escuchar sus palabras.

-este es el fin.- dijo con tranquilidad.

-dijiste que estaríamos juntos, dijiste que me amabas y…

-Se lo que dije, pero esto así, un día crees que amas a alguien y al siguiente te das cuenta de que no es así, vas a superarlo, vas a seguir adelante y yo también, esto es todo.

-por favor dime que no es verdad, dime que estas jugando.

-No lo hagas mas difícil.

-difícil para quien, mírate, mírame, estoy deshecha y tu estas allí impasible, dime para quien es difícil… no puedo creer que hayas cambiado de opinión tan pronto, no te creo nada.- tomé su cara con ambas manos.- mírame y dime que ya no sientes nada por mi, dime que estoy cometiendo un error, dime que…- el llanto no me permitía hablar.- dime que… que… yo te amo.

-Kate por favor.- dijo con total calma.

-mire sus ojos, había un enorme vacío en ellos su mirada era fría y su silencio le dijo mucho más que todas sus palabras. – entonces esto es todo, puedo al menos darte un último beso, el último.

Sentí sus labios fríos, mojados por la lluvia los toque una última vez antes de irme, caminé sin mirar atrás, aquella había sido hasta entonces la peor noche de mi vida, aquella sería la noche que marcaría el antes y el después de mi relación con Rick, la vida daría muchas vueltas antes de que nos volviéramos a encontrar en distintas circunstancias.

Siete años después

-estas lista Beckett?.- Javier Esposito me miraba fijamente, sus ojos oscuros brillaban mientras esperaba mi respuesta.

-tenemos que ir?.- pregunté aburrida.

-es trabajo, es parte de nuestro servicio, no puedes negarte, levanta el trasero de esa silla y camina.- dio la vuelta mientras tomaba las carpetas y caminaba hacia la salida.

-cuantos son esta vez?

-cinco

-vaya, seguro que solo uno vale la pena el esfuerzo, lq mayoría son unos vagos que merecen estar donde están.

-cierra la boca, nos meterás en problemas otra vez.

-Si, si, ya.

- no es gracioso, todos merecen una oportunidad.

-claro, por quien vamos primero?

-por el chico listo de gafas.- me dio la carpeta.-parece niño de coro de iglesia.

-si, lo parece.

-después iremos con el pandillero de los tatuajes nazis, en tercer lugar, el homicida del río, el cuarto participante está en el hospital, por ese iremos mañana.- suspiré con fastidio.- el último es un niño bonito que… según su expediente , silicito la revisión de su caso wl3ga fallas en la recolección de evidencia.

-otro encarcelado sin justicia, que hizo el idiota, mato a alguien y ahora dice que no fue él.- ambos reímos.

-miró la hoja al frente y leyó el nombre.- es un tal Richard castle y…

-quien?.- pregunté reconociendo el nombre de inmediato.

-Richard castle, cargos de violación e intento de homicidios.

Le arrebate la carpeta antes de que siguiera leyendo, miré la fotografía al inicio de la hoja, su mirada era triste, su expresión apagada y la sonrisa que había iluminado alguna vez su rostro estaba ausente, aquel hombre lucia mayor de lo que era, aquel hombre del que yo me había enamorado durante mi estancia en la universidad, estaba allí, parecía mirarme, pero su rostro lucia triste, cansado y las marcas en su piel me decían que había sido maltratado por años, su rostro endurecido, aquellos ojos azules que me miraron con amor tantas veces ahora se veían vacíos.

-iremos con este primero.

-el violador que jura que no hizo, lo que hizo.

- Si ese.

-esta bien.

Al legar a la prisión y solicitar su presencia me sorprendí al sentirme nerviosa, Rick había estado encarcelado por años y yo no me había enterado, lo vi sentarse frente a nosotros, su cabeza baja al igual que sus hombros, su cuerpo ahora marcado por el entrenamiento continuo lo hacía verse diferente del chico lindo del que me enamoré.

Su vista siempre al suelo, cuando me miró se vio igualmente sorprendido que yo.

-señor castle.- dije ceremoniosa.

-Me miro y luego miro a mi compañero.-Beckett.- dijo y de nuevo bajo la vista al suelo.

Aquel joven que conocí varios años atrás ya no existía, en su lugar un hombre maduro de barba y cuerpo musculoso me miraba sin saber que decir.

-cuanto tiempo.- dijo al fin y pude ver sus ojos directamente bajo el mechón de cabello que cubría parte de su cara.

Aquel seria un largo y sinuoso camino 1ue tendríamos que recorrer juntos o separados una vez más.