Tengo un hermano
Robin Hood: príncipe de los ladrones fue una película dirigida por Kevin Reynolds y distribuida por la Warner Bross
Este fic participa en el "Reto Multifandom 5.0" del Foro "Alas negras, palabras negras"
Tabla nº2: Objeto
Prompt: Espada
Este fic contiene un fragmento de el doblaje en castellano de la película
Will llegó al Bosque de Sherwood a los restos que quedaban del campamento.
Gracias a Dios, la primera persona que vio fue su objetivo, Robin Hood, quien se lavaba la cara con una palangana.
— Will, pensé que te habían capturado. — se sorprendió Robin.
— Así es, pero conseguí escapar.
— ¡TRAIDOR! — gritó John Little abalanzándose contra él y golpeándole; Will no pudo defenderse, estaba herido y había sido atacado desprevenido. Lo único que pudo hacer fue cubrirse la cara e intentar caminar hacia atrás, pero trastabilló y calló al suelo.
— ¡Mirad dentro de sus malditas ropas! — ordenó Fanny.
John le abrió la camisa, que ya estaba hecha jirones, y vieron los azotes que había en su pecho y estómago. Will tuvo que reprimir un gemido de dolor al rompían las ropas sin ningún tacto.
— Traigo un mensaje de Nottingham. — confesó Will. — Nuestros hombres serán ahorcados en la plaza mayor mañana a las doce del mediodía. Diez hombres en total.
— ¡¿Y mi hijo?! ¡¿Dónde está Wulf?! — le preguntó Fanny desesperada.
— El niño también. — le explicó Will con pesar. Fanny abrazó a su esposo llorando. — Las ejecuciones son para celebrar la boda del sheriff.
— ¿Con quién? — quiso averiguar Bull.
— Con Lady Marian.
— ¡Se lleva una novia de sangre real! — exclamó fraile Tuck.
— Has venido hasta aquí para acercarte a mí y matarme, ¿verdad, Will? — Robin se acercó a él muy serio. Will rio medio desnudo en el suelo al verse visto descubierto. — ¿Cuáles son tus intenciones?
— Depende de ti, Locksley. — Will se levantó para mirarlo cara a cara. — Nunca he confiado en ti, no es ningún secreto. Pero quiero ver si vas a terminar lo que has empezado o vas a huir como el arrogante niño rico que creo que eres.
— ¿Te he hecho algo en otra vida para que me odies tanto, Will Scarlet? — Robin se acercó a él. — ¿De dónde viene ese odio hacia mí?
Will agachó la mirada incapaz de mirarle a los ojos y sobrecogido por las emociones que sentía, tanto tiempo odiando a aquel hombre. Sería tan fácil decir una mentira…
No se dio cuenta de que Azeem se acercó unos pasos por si debía intervenir. Pero también curioso por la cantidad de secretos que guardaba el muchacho.
— Sabiendo que nuestro padre te amaba más a ti. — escupió Will.
Todos se miraron entre ellos confundidos.
— Nuestro padre… — continuó Will. Ahora que había empezado a contar la verdad ya no podía parar. — Soy el hijo de la mujer que sustituyó a tu madre muerta…
— ¡ES FALSO! — Robin le agarró de la camisa y empezó a sacudirle, negándose a creer lo que oían sus oídos.
— ¡NO ES FALSO! — se defendió Will. — ¡CUANDO TU MADRE MURIÓ, MI MADRE FUE SU SUSTITUTA! ¡SOMOS HERMANOS, ROBIN DE LOCKSLEY! ¡TU DESTROZASTE MI VIDA!
Azeen agachó la mirada y fraile Tuck observaba sin querer interrumpir la discusión de los ahora descubiertos hermanos.
Robin soltó a Will asimilando lo que acababa de oír. Will tenía más o menos veinte años, coincidía con los años de la muerte de su madre y el romance de su padre con la campesina.
— Tengo más derecho a odiarte que cualquiera. — continuó Will. Robin se giró a mirarle. — Pero resulta que también creo en ti. Lo único que quiero saber, hermano, es si te quedarás con nosotros y empezarás lo que has terminado.
— Tengo un hermano… — susurró Robin incapaz de creerse que todavía le quedara un miembro de su familia vivo. Miró al cielo como si le preguntara a Dios si era verdad lo que había oído o dándole las gracias por tener lo que siempre había pedido y exclamó: — ¡Tengo un hermano! — rodeó a Will por el cuello con su brazo, para evitar lastimar sus heridas, y lo acercó a él en un improvisado abrazo, para después juntar sus frentes. Después lo separó, pero le puso las manos en las mejillas para obligarlo a mirarle a la cara. — Estaré con vosotros, en vuestro lado, hasta el final.
Azeen siguió mirándolos con determinación dispuesto a seguir luchando contra el sheriff.
— ¡Hasta el final! — exclamó Bull lleno de alegría.
— ¡Preparémonos para atacar a esos malnacidos! — escupió Little John.
Después de confesar todo su odio, Will solo pudo apoyar su cabeza en el cuerpo de Robin más alto que él. Parecía como si ahora todo el cansancio y el dolor de las heridas le hubiera venido de golpe. Robin lo rodeó con un brazo protector.
— Terminemos con esto. — Robin miró a sus hombres con determinación.
Después de unos vítores para levantarse los ánimos entre ellos, cada uno se fue a seguir haciendo sus quehaceres antes de la llegada de Will: seguir reconstruyendo el campamento, seguir preparando armas y, en el caso de Azeem, preparar ungüentos para curarlos. También decidieron dejar solos a los dos hermanos. Tenían mucho de qué hablar.
Will se sentó en un tronco que había por ahí, entre la caminata, el sudor, los empujones y los golpes de John estaba muy cansado y débil.
Robin antes de irse, le dijo:
— Iré a buscar unas vendas para curarte las heridas.
Will asintió. Tampoco podía ir muy lejos, aunque quisiera.
Poco tiempo después, Robin regresó con un paño y un cubo de agua con algunas hierbas de un mejunje extraño que había hecho Azeem.
— Quítate la camisa.
Will obedeció, demasiado cansado para oponer resistencia. Robin empezó a pasar el paño mojado por la herida que tenía más cerca. Un azote en la parte derecha del pecho de su hermano, quien soltó un gemido de dolor ante el contacto.
— ¿Por qué no me lo contaste, Will? — preguntó Robin entre los gemidos de dolor de su hermano.
Will le hizo un gesto para que parara de curarle un momento. No podía hablar si estaba escociéndole el pecho todo el rato.
— Tenía miedo de que me hicieras daño… peleaste con nuestro padre por la relación que tuvo con mi madre…
— Tenía once años y acababa de perder a mi madre. Ahora tengo treinta-y-uno y he pasado seis años en Tierra Santa, cinco de ellos en prisión. Ya no soy el mismo niño arrogante y mimado que una vez fui. Incluso después de conocerme, cuando me convertí en uno de vosotros, ¿qué te hizo echarte atrás para contarme la verdad?
— Porque… si algo salía mal el que tendría que pagar el precio y saldría perdiendo sería yo… igual que mi madre con nuestro padre… — susurró Will con tristeza. — Un campesino no puede competir contra un noble… y estaba resentido contra ti y contra él.
— Will, — Robin le abrazó. — Te prometo que nunca te abandonaré. — le besó la frente y siguió curándole las heridas.
Fanny corrió hacia ellos y dejó ante Will un buen plato de sopa.
— Quería traerte un poco de carne, pero Azeem ha dicho que era mejor que antes te diéramos algo más ligero, como algo de sopa. — explicó.
— Gracias, Fanny. — Will empezó a devorar la comida.
— Es lo primero que se aprende en la cárcel. — respondió Robin. — Después de pasar días sin comer, si comes a borbotones, lo acabarás vomitando o se te romperán los intestinos. Will, come más despacio o te harás daño. — le pidió a su hermano.
Will asintió mientras se secaba un poco de sopa que le caía por la comisura de los labios, pero sin muchas ganas de obedecer la petición de su hermano.
— ¿Estás bien, William? — le preguntó Fanny.
— Sí, ahora sí. — Will miró por el rabillo del ojo a su hermano, quien le dio la mano. Después le quitó el plato.
— Te daré yo de comer. — dijo Robin. — No quiero que vomites la sopa que te ha preparado Fanny.
Will iba a protestar, pero la mirada seria de Robin y de Fanny lo hicieron callar.
Robin siguió dándole de comer cuando la mujer se retiró.
— Tu madre se llamaba Priscilla Scarlet, ¿verdad?
— Sí, ella me dio su apellido fingiendo que era el de un supuesto marido que murió antes de que yo naciera.
Robin lamentaba que las cosas entre Will y su madre hubieran ido tan mal.
— Lo único que lamento, Will, es no haberlo sabido antes. — se sinceró Robin. — ¿Cuántos años tienes?
— Diecinueve.
— Naciste un año después de la muerte de mi madre, cuando yo tenía doce.
— La edad que tiene ahora Wulf. — rio Will antes de sisear de dolor cuando Robin le curó una herida del estómago.
Robin cogió las vendas antes de empezar a vendar las heridas de Will, pese a los gemidos de dolor del más joven.
— Robin, ¿puedo ir a mi cabaña después?
— Tu cabaña fue destruida junto a las de los demás. Solo pudimos rescatar unos pocos objetos.
— ¿Puedo verlos? Tenía algo en mi tienda que era de mi madre.
— Después de que te haya vendado y te hayas comido las costillas de Fanny, iremos a por eso. Y… te conseguiré otra camisa. — dijo Robin mirando la camisa hecha jirones de su hermano que ahora estaba en el suelo.
Después de que Will terminara la sopa, Robin siguió curándolo entre los gemidos. También le vendó las heridas del pecho.
— Bien, ahora las muñecas. — Robin agarró el antebrazo de su hermano para curarlo. Will iba intentando tirar la mano hacia atrás porque le escocía.
— Te pido, por favor, que pares, Will. Te vas a hacer daño y no quiero tener que atarte para curarte. — le regañó.
Will estaba a punto de llorar, pero asintió.
— También los tobillos. — Will se levantó el pantalón y le enseñó las heridas de los grilletes de los tobillos. — Estaba bocabajo en la prisión del sheriff. — explicó.
Robin apretó los labios de rabia. Le vendó una muñeca y luego empezó a curarle la otra.
— Will, ¿cuándo esto acabe, me hablarás de tu madre y qué fue de ti antes de conocernos? ¿O por qué tu cabeza tiene un precio?
— No es agradable de oír.
— Puedo imaginármelo. Si no, no me habrías odiado tanto.
Después de vendarle la muñeca izquierda, Robin se sentó en el suelo y empezó a curarle el tobillo izquierdo.
— Robin, Will, la comida está lista. — les avisó John Little.
— Venimos enseguida. Todavía falta curar los tobillos de Will.
John asintió y se fue. Acto seguido, apareció Azeem, quien se arrodilló junto a Robin y agarró el otro tobillo de Will.
— Cristiano, déjame ayudarte. Nadie comerá hasta que no estemos todos.
Will seguía gimiendo de dolor, pero no tardaron en curarle. Después de vendarle los tobillos, Azeem y Robin pasaron sus brazos por alrededor de sus hombros y le ayudaron a levantarse. Fueron a comer junto a los demás. Will devoró las costillas. La gente los observaba, pero nadie se atrevía a decir o preguntar nada. Todavía sin creerse que Will fuera el hijo bastardo de un noble. Ahora entendían su enojo contra el mundo.
— Will, sabes que, si necesitas hablar, puedes contar con nosotros. Somos tus amigos. — le dijo Fanny en tono conciliador. Ella siempre había sido amable con él y Will le tenía bastante respeto, al menos, no soltaba maldiciones en su presencia. La consideraba una madre.
— Lo tendré en cuenta.
— Más te vale. — Fanny abandonó el tono conciliador para dar lugar a un tono de advertencia.
Todos siguieron comiendo en silencio.
— Vamos a descansar y a pensar una estrategia, después pondremos nuestras ideas en común. No podemos dejarnos llevar por el enojo, si no entonces nuestro plan de rescate se irá al traste. — propuso Robin.
Todos asintieron.
John y Fanny se dieron la mano. Preocupados por Wulf, su hijo mayor. Tenían que rescatarlo o sería ejecutado mañana.
…
Robin llevó a Will a su nueva tienda y buscó entre unos baúles.
— Toma. — le tendió una camisa de lino. — Es una de las pocas cosas que pude salvar del castillo de los Locksley. El fuego no llegó hasta allí.
Will la tomó y tocó la tela. No estaba acostumbrado a tener algo tan valioso y fino entre sus manos. Se la puso.
— Will, ahí está el baúl con todos los objetos que conseguimos salvar. Espero que el diario de tu madre esté ahí. — le señaló Robin, mientras se sentaba en la cama.
Scarlet se acercó al baúl y lo abrió rezando para encontrar una de las pocas cosas que le quedaba de su madre.
— ¡AQUÍ ESTÁ! — celebró al tenerlo entre sus manos de nuevo. — ¿Podrías leérmelo cuándo todo esto termine? — se giró a su hermano mayor para preguntarle.
— Claro. Incluso, puedo enseñarte a leer. ¿Tu madre no te enseñó si ella sabía? — preguntó en una mezcla entre preocupado y con curiosidad.
— Quería hacerlo, pero siempre pasaba mucho tiempo trabajando para mantenernos y no tuvo tiempo. — Will se acercó a él. — Hay una daga que me regaló mi madre, que el sheriff me robó cuando me hizo prisionero. Me gustaría recuperarlo. — buscó entre las páginas del diario y le enseñó un dibujo. — Es esta.
Robin leyó la entrada del diario para sí mismo.
— Lord Locksley le enseñó a leer me dijo mi madre. A ella le gustaba mucho aprender cosas nuevas.
— Esta daga se lo regaló Padre a tu madre.
— ¿Qué?
— "Lord Locksley ha venido a visitarme y me ha traído un regalo. Una daga. Me dijo que recordó que estaba asustada. Algunos campesinos se han enterado de nuestra relación y no se lo han tomado bien. La sombra de Lady Lockesley todavía cae sobre nuestras tierras. Fue muy querida por todos, al igual que Lord Locksley. El otro día salí a la calle y me tiraron piedras llamándome ramera por mi relación con Lord Locksley. Lo cual es curioso puesto que no he tenido relación con otro hombre, solo con él. Preferí no decírselo, no quería preocupar a mi Lord. Pero le pedí algo para defenderme y me entregó esta daga. Si fuera solo por mí, no me importaría. Pero ahora, estoy embarazada y no quiero que nadie le haga daño a mí bebé".
Robin miró a su hermano, que lo miraba muy serio.
— Lo siento mucho, Will.
Robin se levantó y lo abrazó, con cuidado de no darle en las heridas de la espalda y el pecho.
— Tranquilo.
Will se mordió el labio intentando aguantar las lágrimas. No le gustaba llorar en público y todavía no sentía tanta confianza con Robin para permitir que lo viera vulnerable.
— Qué curioso. El sheriff de Nottingham me quitó la espada de nuestro padre y a ti te quitó una daga que nuestro padre le regaló a tu madre.
Will hizo una mueca, no le gustaba la idea de que un objeto tan querido por él fuera del hombre que lo abandonó.
— Leeremos el diario de tu madre en cuanto esto acabe. Te lo prometo. No quiero pensar que el hombre que tanto me enseñó, que dijo que la nobleza no se define por nuestra sangre sino por nuestros actos abandonaría a una mujer embarazada que está esperando un hijo suyo.
Will se le quedó mirando. Para él Lord Locksley, el padre, era un hijo del diablo y un malnacido que lo abandonó, igual que su hijo, aunque ahora veía que con Robin estaba equivocado.
— ¿Cómo era mi padre? — preguntó.
— Era un hombre de honor. Siempre decía que la nobleza no se definía por el nacimiento sino por tus actos. Era un hombre inteligente, un gran espadachín y estratega. Amaba a mi madre y a mí más que a nadie en este mundo. Era un hombre justo con la población de nuestras tierras y jamás lo vi abusar de una criada a diferencia de otros nombres.
— ¿Y por qué a mí y a mi madre nos abandonó?
— No lo sé, Will. Pero ojalá lo hubiéramos sabido antes. Las cosas habrían sido muy diferentes para ambos. Ahora me gustaría preguntarte algo. ¿De verdad tenías intención de matarme cuando me intestaste lanzar ese cuchillo por la espalda?
Will suspiró. No estaba orgulloso de ese hecho.
— No quería matarte. Solo no creía en ti ni en tu causa. Tampoco confiaba en ti. Pensaba que nos usarías igual para tu diversión y después nos abandonarías. Los nobles siempre nos han tratado a los campesinos como si no fuéramos nada.
Robin suspiró triste al imaginarse la dura vida de su hermano con las palabras que acababa de decir.
— Te creo, Will. Pero jamás deberías apuntar un arma a alguien si no estás dispuesto a matar. Siempre se te pueden adelantar y lastimarte a ti. Como bien pasó cuando te disparé una flecha en tu mano. — Will apretó los labios. — Pero tengo que disciplinarte. Nunca has tenido una figura paterna y se nota, porque no mides las consecuencias de tus actos ni de tus palabras. Tienes suerte de que yo no tuviera intenciones de matarte, si fuera otra persona o te hubieras encontrado conmigo antes de las cruzadas cuando era el niño mimado que creías que era, ya estarías pudriéndote a tres metros bajo tierra.
— ¿Qué vas a hacerme? — Will se alejó de él preocupado y asustado. Él nunca tuvo un padre, pero sabía que amigos suyos que sí tenían los azotaban con una vara o un cinturón para disciplinarlos. — ¿No crees que con los azotes del sheriff ya tengo bastante?
— No te haré nada que vaya a hacerte un daño permanente. Y las heridas del sheriff fueron para lastimarte y como parte del plan de su para matarme. No tienen nada que ver con la disciplina de tu comportamiento. Yo solo te haré algo que Padre solía hacerme. Darme nalgadas.
— Tengo diecinueve años. Ya soy mayor para eso.
— No tuviste a ningún padre que te disciplinara. Para mí es como si fueras un niño pequeño. Además, eres mi hermanito. Mi deber es cuidarte y protegerte. Y también disciplinarte ahora que Padre no está.
Will apretó los labios.
— No quiero que nadie te haga daño de nuevo, Will. Imagina que un día, amenazas a alguien con un cuchillo o digas algo que no tengas que decir y te maten. ¿Y todas las personas que te queremos? Fanny, John, Bull, Tuck, Azeem, yo...
— Eso es broma, ¿verdad?
— No, todos te apreciamos. Eres uno de los nuestros, por mucho que me atacarás y me odiarás nadie te expulsó del campamento. Pero tú tampoco nos lo has puesto fácil acercarte. Y ahora por favor, — Robin se puso un cojín en las piernas para que a su hermano no le dolieran las heridas cuando se postrara y le ordenó: — Descubre tu posterior y ven aquí. Solo usaré mi mano, te lo prometo. — Will se puso rojo de vergüenza. — Ambos somos hombres. Tranquilo.
Su hermano se acercó a él arrastrando los pies. Se puso al lado de Robin y se quitó los pantalones y los calzones, cubriendo sus vergüenzas. Después, se tumbó boca abajo con cuidado por las heridas. Robin lo sujetó por la espalda para evitar que cayera.
— Todo va a estar bien, Will. Recuerda que esto lo hago para que no vuelvas a levantarle el cuchillo a alguien en una discusión y hacer que te maten. Y que te quiero más que a nadie en este mundo. — Will asintió. Robin levantó la mano y le dio un fuerte golpe en el trasero. El menor soltó un gemido de dolor. Locksley siguió golpeándole los muslos y subiendo al trasero, volviendo a hacer una segunda y tercera ronda. Scarlet seguía soltando gemidos e intentar moverse, pero Robin no lo permitía. Finalmente, Will rompió a llorar.
— ¡Perdóname, hermano! ¡No lo volveré a hacer, lo prometo! ¡Perdóname, por favor!
Robin le dio unas pocas nalgadas más y después le hizo un masaje en la espalda. Le subió la ropa y lo giró. Se abrazaron.
— Estás perdonado, Will. Espero que jamás vuelvas a levantar un arma si no es en un combate. Podrían matarte. Ahora es hora de ir a dormir. Estás herido y cansado. Después prepararemos la estrategia para salvar a los nuestros y a Lady Marian y recuperaremos la espada de nuestro padre y la daga que le regaló a tu madre. ¿Quieres que durmamos juntos?
— Puedo traer unas pieles y dormir en el suelo…
— Somos hermanos, Will. No hay motivos para no dormir juntos.
Robin pasó el brazo de su hermano por sus hombros y se levantaron y tumbaron en la cama. Robin los cubrió con las mantas.
— Descansa, Will. — Robin le besó en la cabeza y lo abrazó. Will sonrió feliz de volver a sentir el calor de tener una familia.
Cuando vi la película por primera vez mi personaje favorito fue Wulf. Siempre me han gustado más los personajes con los que he podido sentirme identificada ya sea por edad o género y en ese momento mi edad era más parecida a la de Wulf. La he vuelto a ver más veces y ahora mi personaje favorito es Will Scarlet. Por todo el trasfondo que tiene el personaje, ser el hijo ilegítimo de un noble y una campesona y su personalidad encaja demasiado. Porque es normal que odie a los nobles y a todo el mundo después de las penurias que debió pasar, que no se nos explica, pero una mujer que tiene relaciones con un noble que la ha abandonado y ha tenido un hijo sin estar casada ya podemos imaginarnos como la tratarán (hasta hace no mucho en España pasaba lo mismo).
Hace unas semanas empecé a leer fics de este fandom, sobre una conversación posterior a la revelación de Will entre los dos hermanos. Alguien dijo que su relación fraternal se desarrolló muy rápido y pienso que tiene razón puesto que pasaron de descubrir que Robin tenga un hermano a preparar la estrategia de salvar a sus amigos y a lady Marian. Finalmente, no pude resistirme más y escribí mi versión de esa posible conversación.
Creo que un diario de la madre de Will es necesario para saber la ruptura entre lord Locksley y la señora Scarlet, puesto que ninguno de los dos estaba vivo en el momento en que los hermanos se conocen (no está confirmado que la madre de Will muriera, pero creo que es lo más probable).
También tenía pensado hacer este fic un one-shot, pero creo que al final será una recopilación. Porque se me ocurren diversos fics que los involucran a ambos y los juntaré todos en una misma recopilación.
¿Opiniones?
Hasta la próxima
