Los personajes de J.K.R. no me pertenecen, yo solo los tomo prestados.
"Cadenas de Verdad"
La luz de la luna se filtraba a través de las ramas de los árboles, proyectando sombras inquietantes sobre el suelo del bosque. Hermione Granger se movía rápidamente entre la maleza, su corazón palpitando con fuerza en su pecho. La noticia del asesinato de quien fue su esposo había viajado por todo el mundo mágico como un incendio, y ella se encontraba en el punto de mira, acusada de ser la culpable.
Nadie quería escuchar su versión de los hechos. Nadie quería creer que ella, una de las brujas más hábiles de su generación, pudiera ser capaz de tal monstruosidad. Pero el odio y la sospecha eran tentáculos que la atrapaban cada vez más. Con la varita en mano, Hermione se adentró en el bosque, buscando un refugio donde cómo explicar su inocencia, y la verdad detrás de la muerte de Ron.
De repente, un chispazo de luz iluminó el camino frente a ella. Draco Malfoy emergió de las sombras, su expresión arrogante y decidida, como siempre.
—Granger —dijo con desdén—, has estado huyendo por mucho tiempo. Es hora de que te entregues —a pesar de su recelo hacia él, una parte de Hermione aún recordaba el niño que había compartido clases con ella, mucho antes de que la enemistad se convirtiera en algo más complejo.
—Draco, no soy la culpable. —suplicó ella, su voz temblorosa, pero él no estaba dispuesto a escuchar. Su deber era cazarla, un mandato que le había sido impuesto por el mismo consejo que ahora la consideraba una fugitiva. Sin embargo, en un giro inesperado, la trampa de Draco se activó cuando se dio vuelta para encerrar a Hermione contra un árbol. En el intento, resbaló en el suelo húmedo y cayó, arrastrando a Hermione con él. El resultado fue un caos: ambos cayeron rodando, terminando dentro de una trampa oculta entre la maleza.
El espacio, polvoriento y lleno de telarañas, había sido abandonado durante años. Pero la situación era crítica, y las cadenas mágicas que colgaban del techo resonaron con un eco extraño mientras caían. Un hechizo olvidado, activado por su lucha, hizo que las cadenas murieran en su piel, enlazándolos el uno al otro, codo con codo.
"Fantástico" murmuró Draco, su sarcasmo no muy disimulado.
Hermione sentía el calor de su cuerpo cerca, y eso la confundía. ¿Cómo podía sentir esa tensión entre ellos en medio de un desastre? Las emociones comenzaban a burbujear en su interior, incluso más intensas que la preocupación por su propia seguridad. Las horas pasaron, y a medida que la noche avanzaba, comenzaron a hablar, a compartir sus secretos y miedos.
Draco le contó sobre su familia, las presiones que había sentido para ser el villano, y cómo había deseado ser algo más que un producto de la historia de su sangre. Hermione, emocionada y vulnerable, confesó su amor por Ron y su desesperación al perderlo de una manera tan cruel. Entre sus relatos, la línea entre cazador y presa se desdibujó, y la comprensión creció entre ellos como una flor en un campo desolado.
Cuando la noche se convirtió en madrugada, un silencio pesado llenó la espacio. Fue Draco quien rompió el hielo.
—Si realmente no eres la culpable, entonces es nuestro deber descubrir quién lo es —propuso, su mirada fija y decidida. Hermione asintió, sintiendo que, aunque estaban encadenados, había encontrado en él un aliado en vez de un enemigo.
Juntos comenzaron a indagar en los misterios del asesinato, utilizando sus habilidades mágicas y su conocimiento del mundo mágico. Descubrieron que Ron había estado investigando una red oscura de vendedores de magia prohibida, y que había hecho enemigos peligrosos. Entre pistas y revelaciones, la tensión entre ellos se transformó en un entendimiento profundo, y la chispa de una atracción inesperada comenzó a iluminar su relación.
Finalmente, la verdad salió a la luz: Ron había sido asesinado por un antiguo rival que había jurado venganza. Con su nombre expuesto, la magia detrás de las cadenas se desvaneció, liberándolos, pero la conexión que habían forjado permaneció. Hermione y Draco regresaron juntos al mundo mágico, no como cazador y presa, sino como compañeros, decididos a limpiar su nombre y buscar justicia.
La mirada de Hermione se encontró con la de Draco, y en ese instante, ambos comprendieron que aunque sus caminos habían comenzado separados, el destino les había unido de una manera que ninguno de los dos habría imaginado. Con el corazón aún cargando el dolor de la pérdida, una nueva relación comenzaba a florecer entre ellos, marcada por aventuras y la promesa de un futuro inesperado.
