Autor: YasumireAirtDark

Personajes: Soo-won, Min-soo, Kye-sook, Hyuri, Joo-doh, Gue-tae, Yu-noh y Ogi

Actividades:

Colgar muérdago

Hacer un brindis

Crear casas de jengibre

Ganchos:

Tienes que hacer que Gen-tae intente por todos los medios conseguirle una cita a Joo-doh

Tienes que hacer a Joo-doh llegar tarde

Gue-tae le dio a Joo-doh las roscas para su cita XD.

Soo-won tiene que perder a Joo-doh en el mercado de artesanías.

Ogi quiere participar de las festividades

Lili y Kye-sook discuten

Tae-jun decide llevar a pasear a Yona en un carro navideño gigante cubierto de luces espantosas como agradecimiento

Gi-gan montó un redil de apuestas (¿sobre qué?)

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Viviendo como galletas de jengibre

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1

—No puedes dejarlo estar ¿verdad?—se quejó Lili.

—No soy yo quien insiste en ello de todas formas.

—Oh, por favor, deja de actuar como si te importara. Si todo dependiera de ti trabajarían hasta la muerte, y considerando como actúan, es el camino más probable —comentó con frustración la joven.

—Tu eres quien insistió en participar en el montaje del árbol durante las fiestas navideñas cuando ya estábamos hasta el cuello con las citas de los clientes. Si tienes problemas con la forma en que organicé el cronograma de la empresa, entonces deberías dejar de rellenarlo con tareas inútil…

Con sus gritos como música de fondo el grupo en la sala de estar se quedó en silencio, fingiendo no escucharlos o intentado desentrañar por qué demonios se estaban peleando Lili y Kye-Sook está vez.

Joo-Doh tosió ligeramente y tuvo que dejar su taza de café al ver que su nombre aparecía de nuevo en su conversación, además de que su teléfono estaba vibrando otra vez. Si era Geun-Tae con alguna pregunta ridícula más, Joo-Doh no sabía lo que haría, por el momento decidió centrarse en el problema que tenía delante. Si ellos dos pudieran dejar de meterlo como argumentos en sus discusiones Joo-Doh se encontraría muy agradecido, desafortunadamente no era el caso.

—¿No deberíamos detenerlos? —preguntó con cansancio mientras Min-Soo le pasaba una servilleta.

—No, se cansaran después de un rato. Además no quiero saber que haría Lili con toda esa energía rabiosa en su sistema, es mejor que la saque —comentó Soo-Won mientras seguía leyendo y editando cosas en su tablet.

En las fechas particularmente movidas que conformaban las festividades siempre surgen imprevistos. Soo-Won estaba editando todo el cronograma de fin de año de su negocio tras los cambios sufridos que, en sí mismos, eran parte de la discusión que estaban teniendo Lili y Kye-Sook en el pasillo. Lo más probable es que volverían a pelear entre ellos en el momento en que los vieran y Joo-Doh estaba dispuesto a sospechar que quizás esa era la idea de Soo-Won. Mantenerlos ocupados y fuera del camino discutiendo mientras él se ocupaba de todo. Joo-Doh agradece a todos los cielos el haberse deslindado de ese proyecto. No creía que pudiera sobrevivir más tiempo en una habitación con esos tres idiotas al mando.

Hyuri le extendió nuevamente su taza de café cuando se enderezó y él lo agradeció con un asentimiento.

—De cualquier forma permitirles pelear no es la mejor idea si lo que quieres es mantenerlos fuera del camino. Kye-Sook puede mantenerse trabajando horas extras sin problema gracias al rencor y la mezquindad, y no creo que ninguna de las dos cosas sea algo que debas apoyar—comentó Min-Soo mientras revisaba el reloj por vigésima vez.

—Creo que mientras algo te permita cumplir tus propósitos, es completamente válido usarlo. Además no creo ser la persona adecuada para decirle a Kye-Sook que reconsidere su obsesión con su trabajo, cuando estoy más o menos en el mismo barco —Soo-Won puntualizó su declaración dejando la tablet sobre la mesa donde se podía observar el cambio completo que había hecho en el horario de todos.

Era increíble que el hombre insistiera en trabajar tanto incluso en estas fechas. Lili tenía un punto si los demás tenían algo que decir al respecto.

—Supongo que estoy a tiempo de cambiar el regalo de Kye-Sook por otra cosa, ¿quizás pastillas para el dolor de cabeza y alcohol? —sugirió Joo-Doh.

—Quizás sería bueno darle tiempo de vacaciones. El problema es que sé que se negaría a tomarlas. Además lo que sugieres sería el regalo perfecto si quisieras que se suicidara accidentalmente tomando las dos cosas a la vez en medio de una crisis. O que lo haga a propósito tras un ataque de rabia, probablemente provocado por Lili.

Una afirmación colectiva llenó la sala mientras escuchaban el sonido de la pelea más lejos. Parecía que Lili y Kye-Sook habían trasladado su campo de batalla a otra parte, eso o se habían rendido. Un pequeño milagro navideño de su parte.

Al parecer era lo segundo, ya que Kye-Sook apareció por la puerta de la sala de estar momentos después. Parecía irritado y cansado, si Soo-Won no lo supiera diría que Lili había ganado la discusión, pero por lo general Kye-Sook ardía de rabia cuando lo hacía, así que lo más probable es que ambos hubieran llegado a un punto muerto.

—Buenos días Kye-Sook —Soo-Won saludo con esa alegría soleada que lo caracterizaba y que no debería ser normal tan temprano a las siete de la mañana, sobre todo cuando todos se acostaron tarde la noche anterior. Joo-Doh miró a Soo-Won con desánimo, casi podía visualizar una flor en la cabeza de Soo-Won mientras saludaba.

—Hola —soltó con cansancio antes de moverse lentamente por la habitación y caer al lado del asiento de Joo-Doh.

—Ya que has decidido finalmente unirte a nosotros, te traeré por fin tu taza de café —dijo Min-Soo antes de deslizarse de su asiento e irse con rapidez de la habitación. No era recomendable que Kye-Sook discutiera con Lili sin haber bebido café primero, su humor se hastiaba rápidamente y no era algo con lo que ellos quisiera lidiar durante las festividades.

Hyuri por su parte deslizó el plato de pan dulce y turrones más cerca de Joo-Doh, pese a que pudrirse los dientes tan temprano no debería ser recomendable

—Supongo que no llegaron a ninguna parte ¿verdad? —como siempre Soo-Won no tenía problema en abrir la boca y mencionar el elefante en la habitación—. Aunque era de esperarse, no es como si gritando pudieran reprogramar todo el calendario. Si te sirve de consuelo, ya lo arregle, revísalo más tarde o mañana. Hoy estaremos demasiado ocupados como para trabajar en eso.

Kye-Sook parecía poco impresionado por las declaraciones y solo se limitó a comer. Joo-Doh esperara que la discusión matutina con Lili hubiera sacado toda la pelea de su cuerpo. Sin embargo no tuvo tiempo de decir nada porque su teléfono volvió a vibrar avisando de la llegada de otro mensaje. Definitivamente era Geun-Tae haciendo de las suyas y Joo-Doh no quería saberlo.

—¿No vas a revisarlo? —preguntó Kye-Sook. Soo-Won lo miraba inquisitivo por encima de su taza de café.

—Preferiblemente no, ya hemos tenido suficiente esta mañana, junto con el altercado y la mención de la tormenta de nieve. Seguramente será Geun-Tae de nuevo con sus extrañas preguntas y escucharlos a ustedes dos me ha sacado todas las ganas de pelear, prefiero desayunar en paz.

—¿Qué tipo de preguntas? —preguntó Soo-Won mientras Kye-Sook agregaba un "¿Por qué no simplemente llamarte y terminar con eso?". A lo que Joo-Doh se encogió de hombros.

—Lleva días preguntándome cosas como: ¿Qué tipo de restaurante te parecen zonas neutrales?, ¿Cuáles son las posibilidades de que bebas alcohol en presencia de un extraño?, ¿Te agradan más las personas altas o prefieres a las bajitas?, ¿Tienes en tu armario ropa que no te haga lucir como un tipo aburrido? Te aseguro que mientras más pasa el tiempo, más ofensivas o molestas se vuelven. Me conoce desde hace más de diez años, él ya debería saberlo —comentó irritado.

Soo-Won sonrió observándolos a él y a Kye-Sook sentados juntos, si tuviera que adivinar diría que Soo-Won los veía como dos gatos particularmente enojados y adorables enfurruñados por sus desgracias.

—Podrías tomarte el tiempo para averiguar qué es lo quiere, podría ser divertido en todo caso y tienes la oportunidad de quitarte la incertidumbre de encima —Soo-Won parecía tranquilo, entretenido incluso, como si el hecho de que su casa tendiese a ser una especie de manicomio o un punto de reunión para gente muy estresada no le afectase.

—Prefiero funcionar bajo el enfoque de "se cansara después de un tiempo." —dijo Joo-Doh.

—Pero dices que lleva días haciéndolo, ¿Cuáles son las probabilidades de que esto tenga que ver con tu regalo de navidad? —preguntó Kye-Sook.

—Si es así no quiero saberlo. Durante nuestros años universitarios me vi obligado a tolerar todos sus regalos de navidad, no me gusta pensar en eso. Tiene prohibido regalarme cosas a menos que hayan sido elegidas por Yun-Ho.

—En cualquier caso, averiguarlo puede ser la mejor forma de pasar el tiempo hasta que llegue la hora prevista en la que tengamos que irnos al mercado de artesanías, eso o trabajar, cosa con la que sé que no estás de acuerdo —comentó Soo-Won.

—Olvídalo, lo más probable es que revise mis bandejas de mails y beba café hasta entonces —respondió.

—Por mi parte yo me voy, prometo llegar a tiempo al mercado navideño, pero tendré que encontrarte allí. Tengo que ir a ver a Ogi —explicó Soo-Won mientras se levantaba.

—¿No se suponía que iban a verse después de año nuevo? —preguntó Kye-Sook.

"Pensamos que ibas a dejarlo tranquilo esta Navidad" se pensó colectivamente, pero no se dijo.

—Al parecer surgió algo. No ha querido decirme nada hasta el momento, pero tengo mis teorías.

—Las cuales no piensas compartir —se quejo Joo-Doh, solo para recibir una sonrisita de Soo-Won y un suspiro de parte de Kye-Sook.

En ese momento Min-Soo regresó con café y más galletas.

—Lamento la demora, Yun-Ho llamó. Toma Kye-Sook. Yun-Ho nos llama para confirmar si al final nos reuniremos a las tres de la tarde. Ayer no quedamos en nada, pero ese es el horario que más se repitió antes de que ella se fuera, así que quería saber si estaba bien. Luego Geun-Tae me envió un mensaje informando que iba a llegar, ya que notó que Joo-Doh no le respondía. Por cierto, van a tener que comprar más harina. Anoche agoté nuestras reservas para la cena y tenemos que usar cuatro ceros y leudante y también es mejor comprar jengibre fresco. Vamos a intentar con jengibre en polvo pero Yun-Ho asegura que no quedan igual, pero que dado que hay que hacer tantas podríamos hacer de dos tipos. Además me pregunto si ya nos habíamos enterado de la tormenta de nieve, dice que la explanada está repleta de nieve y que las personas que iban a ir allí temprano tendrían que atrasar su cronograma para palear la nieve de su sector para poder trabajar. Le dije que ya nos habíamos enterado. —Min-Soo hablaba mientras recorría la habitación para volver a su sitio, recuperó su vaso de jugo y le dio un sorbo, era lo único que no había podido terminar antes de irse a por más café.

—Nos encargaremos de eso cuando vayamos al mercado, no te preocupes —aseguró Joo-Doh mientras su cabeza caía hacia atrás pesadamente en el sofá, saber que Geun-Tae estaba en camino parecía haber mermado su ánimo—. De todas formas teníamos que comprar las cosas de decoración, nos queda de paso.

—Claro, gracias. Kye-Sook procura descansar un poco. Me gustaría que tú y Joo-Doh todavía sean funcionales cuando nos toque montar esas casas de jengibre, todos sabemos que eso es un ejercicio de paciencia.

—Lo bueno es que Yun-Ho está trayendo bandejas de hornear de su casa, ella no confía en que no rompamos muchas paredes de jengibre —añadió Soo-Won contento antes de salir—. Nos vemos luego.

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2

Soo-Won caminaba por los pasillos de forma tranquila, consideraba que era lo ideal si no quería atropellarse nada mientras caminaba y le escribía a Lili. Había sido idea suya invitarla anoche por lo que era su responsabilidad asegurarse de que estaba bien después de la discusión que tuvo con Kye-Sook en la mañana. Ella no había podido despedirse tras tener que correr por perder tiempo peleando, cosa que a Soo-Won le resultaba sumamente divertido, aunque no debería. Lili podría ser una diplomática nata sin esfuerzo en muchas situaciones, pero había confrontaciones con algunas personas que tendían a sacarla de quicio rápidamente y entre ellas estaba Kye-Sook. Lograr que se pusieran de acuerdo resultaba una hazaña difícil y él siempre estaba dispuesto a trabajar en formas de hacer que esos dos se llevaran bien. Nunca había tenido más que un éxito momentáneo pero lo prefería así, puesto que disfrutaba del desafío intelectual que conllevaba juntarlos a ambos en una habitación sin que sus temperamentos estallaran.

Mensaje de Soo-Won para Lili. 24/12 8:22: Hola Lili. Escribía para saber como estabas ya que saliste bastante rápido. Apenas saludaste a la mitad de nosotros antes de decidir empezar tu mañana de forma agitada. Por cierto, el conteo por ahora es de 17 para Kye-Sook, 19 a tu favor y 8 puntos muertos, en lo que respecta a sus discusiones. Creo que este es el mes donde más han acabado en un punto muerto en lugar de que la balanza se incline de un lado u otro. Avísame cuando llegues, no quiero que tu padre enloquezca y nos llame a todos porque no sabe dónde te metiste esta vez, ¿si?

Mensaje de Lili para Soo-Won. 24/12 8:22: No puedo creer que todavía lleves la maldita cuenta.

Soo-Won empezó a escribir una respuesta pero justo entonces Geun-Tae apareció en su campo de visión.

—Buenos días Geun-Tae, ¿vienes a ver porqué tu broma a Joo-Doh no está teniendo los resultados esperados?

—Aunque no lo creas, puedo hacer algo más que molestar al pobre tipo. Sonreír más no lo mataría, aunque admito que quizás me le pareciera si no tuviera a Yun-Ho. ¿Cómo estás?

—De salida —comentó divertido mientras apuntaba a la dirección por donde Geun-Tae había llegado—. Ahora respecto a Joo-Doh, te pediría que no hagas nada que haga que los esfuerzos de tu esposa intentando enseñarnos a montar casas de jengibre sean infructuosos.

—Ja, estará bien, te diría que ella incluso estaba más emocionada por esto que yo

—¿Entonces admites que le estás jugando una broma a Joo-Doh?

—Yo no lo llamaría broma pero conociendo al hombre, él ha de estar pensando que estoy planeando asesinarlo o algo aún más vergonzoso, aunque bueno, estoy intentando acabar con su soltería, así que seguro que cuenta.

—¿Qué?

—La navidad es una época para enamorados y ese gruñón lleva demasiado tiempo solo. Ya es hora de que mueva su trasero perezoso y se junte con alguien, no puede casarse con su trabajo.

—Bueno, puede tratar.

—Tu tampoco, para el caso, pero al menos te daré unos años más para que lo intentes por tu cuenta antes de montarte una redada. Eso va a ser divertido.

—Buena suerte con eso, no estoy muy interesado que digamos.

—Quiero que le digas eso a Yun-Ho a la cara.

—¿O qué? ¿Me unirás a tu plan de buscarnos citas? Las cosas en tu empresa tienen que estar muy tranquilas para que pierdas tiempo en esto.

—Yun-Ho estará encantada de planear todas sus bodas. Casi te diría que me dio su bendición para este plan.

—¿En serio la arrastraste a esto?

—Bueno, no, más o menos.

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Yun-Ho estaba en la cocina empaquetando roscas navideñas. Las colocaba en bolsas plásticas con un lazo para transportarlas de forma segura y regalar algunas a familiares y amigos, lo cual venía genial para el plan de Geun-Tae, quien sutilmente se acercó a su esposa.

¿No es un poco inútil envolverlas?

Créeme cariño, quedarán las suficientes como para que alguien se las lleve a casa, además hará nuestra vida más fácil al momento de llevarlas.

¿Y es necesario que les pongas un lazo elaborado porqué…?

Porque parte de la magia de la navidad está en los detalles. El amor y cuidado que pones al montar el árbol, la atención al detalle al elegir un regalo y luego envolverlo, la comida que preparas para la ocasión o incluso la decoración que te rodea, es parte del encanto de la navidad. Es un escenario mágico donde todo es posible —Yun-Ho hablaba emocionada mientras sus manos se movían rápidamente de paquete a paquete. Para Geun-Tae era divertido ver su entusiasmo.

Como los milagros navideños.

Exacto, los milagros también son parte de esa magia.

¿Qué tan probable crees que sea que haya un milagro esta Navidad?

Tenemos a nuestro niño en la familia celebrando Navidad con nosotros, yo llamaría a eso un milagro.

Lo sé, pero hablo de algo mucho más improbable, algo que solo un milagro puede hacer.

¿Tienes algo en mente? —preguntó Yun-Ho distraída acomodando un lazo, mientras tanto Geun-Tae aprovecho y apartó tres de las roscas navideñas a un lado, fuera de la vista.

Conseguir que Joo-Doh se case —Eso hizo que Yun-Ho soltáse una risa extasiada, si Joo-Doh hubiera estado allí para presenciarlo, su ceño fruncido habría hecho aparición y empezaría a quejarse al respecto.

No creo que eso sea imposible si aparece la persona indicada y Joo-Doh quiere hacerlo. Pero ciertamente es una fantasía si quieres que suceda de forma repentina gracias a la magia de la Navidad.

¿Por qué no? La gente se reúne y se conoce todo el tiempo en Navidad, sería una linda anécdota que contar a los nietos cuando estés decrépito.

Si, pero no puedes imponerle a la gente que debe estar con alguien solo porque la Navidad está golpeando su puerta. Los lazos que formamos con las personas son lo que nos hace querer quedarnos y hacer crecer esas relaciones. Tu amistad con Joo-Doh funciona de la misma forma, pese a lo mucho que se quejan el uno del otro, eligen quedarse porque a pesar de todo, en el fondo, disfrutan de esa compañía y lo que eso aporta a su vida.

En momentos así Geun-Tae recordaba porqué se casó con su esposa. La conoció como una paisajista que vino a arreglar el jardín de su antigua casa familiar, de la cual se mudó cuando se casó con ella. Su amor por la jardinería la llevó a estudiar botánica y en circunstancias muy locas jamás ejerció sus estudios, luego terminó dedicándose al paisajismo y cayó directo hacia Geun-Tae mientras el estaba afuera tirado en el piso, mientras ella recibía un recorrido por la zona que se quería modificar. Era un espíritu gentil y compartía esa gentileza con el mundo. Geun-Tae jamás imaginó que terminaría casándose con una persona así (jamás imaginó que terminaría casándose) pero la sorpresa no se la había llevado solo él. Joo-Doh también se preguntó seriamente que había hecho para atraer a la "pobre muchacha" a sus garras. Aun con todo Geun-Tae consiguió que Joo-Doh fuera uno de los hombres del novio haciendo que Yun-Ho se lo pidiera porque sabía que si lo hacía Joo-Doh terminaría cediendo. Así era él, gruñón y espinoso por fuera, pero protector y leal por dentro. Era todo ladrido y nada de mordida, excepto con él. Sus combates de entrenamiento en la universidad lo dejaron bastante claro. Geun-Tae haría algo estúpido durante la semana y luego Joo-Doh se vengaría de manera limpia en la estera de entrenamiento. Limpia su trasero, el hombre era un animal cuando quería serlo (no es que el no lo fuera también) pero su tolerancia al sentido del humor ajeno era extraña y en su opinión baja, (lo cual era muy divertido) por lo que su relación había tenido picos y caídas extraños a lo largo de los años. Si Joo-Doh pudiera, trabajaría su trasero hasta la muerte como su estricta ética de trabajo y Geun-Tae ya podía visualizarlo en el futuro, sólo en el hospital cosechando los frutos de su negligencia en cultivar relaciones sociales. No es que Geun-Tae sea un experto pero el matrimonio le había enseñado cosas. Cosas que Joo-Doh también podría aprender si no fuera tan terco, por lo que decidió darle un regalo camuflado de milagro navideño en la forma de una persona que lo quisiera en su vida en el futuro y evitará que Joo-Doh se marchitara en su soledad y profundizara las arrugas de su ceño fruncido de forma permanente más temprano que tarde.

Así había construido un plan en su cabeza y llevaba un par de semanas implementándolo. Conocía lo suficiente a Joo-Doh para saber que debía tener cuidado con quien lo juntaba. Si no tenía cuidado, acabaría formando una relación laboral en lugar de romántica con el individuo en cuestión. Que agotador ¿Joo-Doh no podía tirarse en el piso en algún lugar y esperar que su persona destinada le cayera encima? Geun-Tae admitía que no era lo más convencional pero a él le había funcionado, debería funcionarle a alguien más.

Perdido en sus pensamientos volvió a enfocarse viendo a Yun-Ho moverse por la cocina, parecía feliz. Cuando nació el bebe ambos estaban encantados, Yun-Ho tenía talento natural para entender cualquier balbuceo, llanto o expresión del bebé, siempre un paso por delante. Pero también había sido difícil, Yun-Ho había dejado de trabajar a mitad de su embarazo y su cabeza solo tenía como foco al pequeño ser lloroso que había entrado a su vida. Su primera navidad tras el nacimiento fue mucho más tranquila, se fueron por dos horas nada más a la casa de su familia pero habían sido más comedidos en sus celebraciones, cuando antes Yun-Ho entraba en un frenesí navideño de decoración, luces y risas. No era necesariamente malo pero ella había estado algo apagada, el cansancio la había apagado y Geun-Tae pensó que sería triste si Yun-Ho se quedará así. Así que cuando el bebe había crecido un poco y los demás familiares lograron convencerlos de aceptar ayuda, Geun-Tae animó a Yun-Ho a volver a dedicar tiempo a su jardín y, más tarde, Soo-Won la ayudó a iniciar un emprendimiento con su té. Ahora Yun-Ho tarareaba en la cocina mientras ayudaba a preparar roscas en cantidades industriales para ayudar con un evento y encima agendo tiempo para ayudar a un montón de inútiles en la cocina (quizás no tanto, pero no era el punto fuerte y destacable de ninguno) a hacer casas de jengibre desde cero.

Pensé que no tendríamos tiempo de hacer esto con el bebé ahora en la familia, al menos no tan pronto.

Es un regalo navideño, cariño. El mejor regalo, tenerlo a él y disfrutar la Navidad juntos con nuestros amigos y familia. Es por eso que quieres eso para Joo-Doh ¿no es así? Pero no lo olvides, aceptamos lo que se nos da libremente mejor que aquello que se nos impone. Puedes ofrecerle tu apoyo y cariño y eso también sería maravilloso.

No es que no esté de acuerdo, aunque lo dudo en la parte del cariño, pero si dejo que Joo–Doh haga esto por su cuenta, morirá solo. Solo le estoy dando un pequeño empujoncito, no lo estoy tirando de un balcón.

Mientras no lo hagas enojar —Ante eso Geun-Tae la miró con un ceja arqueada a lo que respondió— demasiado.

Geun-Tae entonces se quedó con su esposa ayudándole a terminar para que pudieran dar por finalizado el día. Después de todo, Geun-Tae todavía tenía que hacer unas últimas llamadas para concretar todo. Mañana sería finalmente el día. Si todo salía bien, Geun-Tae obtendría dinero, una tarde increíble con su esposa y amigos, sería el caballero de honor de Joo-Doh en su boda. Solo esperaba que Joo-Doh no se divorciara, de lo contrario tendría que hacerlo todo otra vez y Joo-Doh no era estúpido, tomaría contingencias para evitar que repitiera la hazaña y todo le costaría más del doble de lo que le había costado esta vez.

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—Así que Yun-Ho sabe que has hecho algo pero prefiere no involucrarse. ¿Por eso enviaste todos esos mensajes raros? ¿Qué estabas haciendo, crearle un curriculum temático para formar relaciones?

—No te preocupes, lo tengo todo pensado y arreglado. Lo único que necesito para finalizar todo es que me ayudes.

—¿Quieres que te ayude en algo que posiblemente haga que Joo-Doh te arranque la cabeza?

—Si sale bien, no lo hará.

—La Navidad te ha dado demasiada fe en su tolerancia. Esto es como cuando intentaste conseguirle el número de una chica en un bar y acabaste dándole el suyo. Se quejó de ello durante semanas.

—Tranquilo, si todo sale bien tendrá un montón de otras cosas de las que quejarse. Lo único que necesito que hagas es que lo pierdas en el mercado de artesanía. Ustedes dos iban a ir de todas formas hoy así que ve y haz tus encargos, y cuando sea conveniente, simplemente piérdelo —Soo-Won miraba a Geun-Tae con incredulidad, todavía analizaba lo que le estaba proponiendo.

La escena era algo cómica, dos personas mirándose en silencio mientras planeaban engañar a otra persona para obligarlo a tener una cita. Soo-Won aún un poco inseguro de qué tan bien saldrá esto, analiza la situación. Ayudar a Geun-Tae era preparar el escenario para que a corto plazo Joo-Doh se enfadara, pero aun así esto también tenía posibilidades de… no salir bien, catalogarlo así de buenas a primera sería imprudente, pero quizás no tan mal. La magia de la Navidad estaba merodeando y haciendo de las suyas según Yun-Ho. Quizás Joo-Doh conociera a alguien que le cayera bien, incluso si eso le lleva a arrancarle la cabeza a Geun-Tae después, aún podría obtener un amigo de esta situación. Quizás con los años eso crecerá o cambiará o se marchitara, después de todo una cita no tiene porque significar nada y eso no significa que se vayan a casar.

—Está bien.

—Gracias. Por favor intenta mantenerte discreto. Sigue con tu día, ya no voy a interrumpirte.

—Por favor dime que no has venido a molestar a Joo-Doh de antemano, lo pondrás de muy mal humor para la próxima persona que tenga que interactuar con él.

—No te preocupes, solo vengo a asegurarme de que se vea presentable. Vete, tienes cosas que hacer. Ten un buen dia.

—Tú también. —con ese comentario de Soo-Won, Geun-Tae siguió adelante y lo vio desaparecer al doblar el pasillo. Soo-Won siguió caminando hacia la puerta.

Revisó los mensajes de Lili pero ella no había seguido escribiendo. Probablemente estaba ocupada. Vería como estaba más tarde. Aprovecha estar en la aplicación de mensajes para saludar a Yun-Ho mientras saca sus llaves y abre la cerradura. Añade poco después un mensaje preguntando si ella necesita ayuda para comprar o transportar los ingredientes faltantes para las casas de jengibre puesto que se habían dividido la lista.

Por el momento, se centraría en lo que tenía que hacer. Aunque por si acaso, agendó dentro de su cabeza el consultar los precios de los servicios fúnebres. Nadie tenía idea de cómo podría salir esto.

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3

La zona era lo que uno llamaría peligrosa. Peligrosa solo si no conocías a las personas a cargo. Y para ventaja de Soo-Won, él los conocía a todos y había recorridos estas calles tranquilamente desde que era un niño. Al final de la calle llegó a una casa con un gran enrejado, sacó la llave que tenía en el bolsillo e ingresó. Tras años de encontrar maneras de internarse en la casa de Ogi, este se había rendido y le había dado una llave, lo cuál era conveniente.

Cuando llega a la sala de estar, encuentra a este último desparramado en el sofá, desarreglado y con una botella de sake en la mano, aunque al ver el piso podía notar los restos de botellas de vino, cerveza y más sake.

—Hola Ogi.

—Por favor dime que no rompiste una ventana.

—Hoy no, use la llave que me diste cuando te cansaste de que rompiera tus cerraduras hace 7 años.

—Bueno, al menos nadie te apunta con un arma en la cabeza. Le diste un susto de muerte a esos bastardos—se rió con el recuerdo.

—Hablando de muerte, ¿me invitaste aquí para que alertara a las autoridades de tu cadáver? Con todo lo que hay aquí estoy seguro de que una muerte por intoxicación etílica está en marcha —comentó mientras apartaba de su camino con su pie una lata de cerveza aplastada para llegar hasta el sofá.

—Ja, eres un iluso si crees que esta cantidad de alcohol puede matarme.

—No, pero quizás se aprovechen de la situación los tipos a los que estafaste, ellos sí podrían intentar atacarte en un momento vulnerable. Aunque dejar este mundo con gloria y balas sería más lo tuyo.

—Traficar información significa escoger a tus clientes y a veces mentirle a un grupo de bastardos, además ellos no tienen pruebas —Ante la queja borracha de Ogi, Soo-Won no pudo reprimir una sonrisa. Cuando conoció al tipo a sus 6 años no esperaba que se convirtieran en un "amigo" para toda la vida, aunque socio de negocios parecía más apropiado.

—Sigo teniendo dudas sobre por qué estoy aquí. Es el periodo de las festividades de fin año, lo que contrario a la creencia popular significa que uno está muy ocupado. ¿Así que qué sucede?

—Tu prima, la chiquilla…

—¿Qué pasa con Yona? Además, te recuerdo que ya es toda una mujer adulta, no puedes llamarla chiquilla para siempre —comentó divertido.

—En cualquier caso, tú siempre serás un mocoso —El comentario hizo reír a Soo-Won mientras levantaba latas y esquivaba las botellas rotas—. Ella estaba organizando algo para las festividades y no lo sé… me molesta.

—¿Te refieres al montaje del árbol que van a hacer en una de las explanadas de la ciudad? Ni siquiera tengo que preguntarte cómo te enteraste de esto.

—Mi problema es… que no entiendo por qué me lo menciona —Soo-Won hizo un pequeño gesto de sorpresa y luego de comprensión. Por eso Yona le había pedido el teléfono de Ogi.

—Bueno, Yona sabe que tu red de información es envidiable, así que supongo que quería que extendieras la noticia, se harán donaciones y ese tipo de cosas. Es el momento perfecto para que la gente con corazón haga sus buenas obras sin que nadie los moleste y donde un montón de personas pueden lavar su dinero o incluso evadir impuestos. Es un ganar-ganar —comentó encogiéndose de hombros antes de entrar a la cocina de Ogi (la cual estaba igual de desordenada que la sala de estar, por culpa de las andanzas borrachas de Ogi), y tomar un paquete de bolsas de basura para luego volver a la sala y limpiar el "botín" de latas que había acumulado en la mesa.

—Eso lo entiendo pero ella no actuaba como si quisiera eso. Es raro, no quiero estar en un lugar en que no pueda emborracharme libremente y lidiar con idiotas. Ya hay suficientes aquí, pero al menos a esos los tengo bajo control.

—Entonces Yona también te invito a sus planes, ¿eh?

—¿Tú le dijiste que sí? —preguntó Ogi

—Sí, dividió un montón de tareas entre todo el mundo, yo y algunas otras personas tenemos que comprar muérdagos y decorar el lugar con ellos, ya sabes espíritu navideño y todo eso, también nos pidieron montar casas de jengibre.

—A mi me suena a excusa para que la gente tenga motivos para besarse —Ante su comentario Soo-Won se encogió de hombros, desinteresado.

—De cualquier manera es lo que nos tocó, al final todos podremos disfrutar de la fiesta luego de encender el árbol y supongo que es un plan tan bueno como cualquier otro.

—Conociéndote, te dedicarías a perseguir gente durante la Navidad para hacer conexiones si tu prima no te hubiera atrapado.

—Tal vez ¿Sigues deprimido por qué no te gusta la Navidad y el entusiasmo colectivo o por qué no te uniste al plan de Yona?

—¿Quién dice que quiero unirme al plan de esa niña?

—Tu actitud, el que hayas consumido tu peso en alcohol y tu sala de estar, lo prueba. El que me llamaras también lo hace.

—No sabes todo de todo el mundo, mocoso.

—Aun así no estás negando nada. De cualquier forma ¿Por qué le dijiste que no?

—¿Quién dice que le dije algo? ¿O que ella me dijo algo para el caso que yo pueda rechazar?

—Ogi eres una de las personas mas inteligentes que conozco. Te fijas en los detalles, sabes si alguien te está mintiendo y si ella te dio una fecha específica la recordarás, de lo contrario no me habrías llamado hoy.

—Quizás solo llamo para molestarte como muchas veces me has molestado tú al invadir mi propiedad.

—O quizás me llamaste porque mucha de tu gente se fue para celebrar las festividades y tú rechazaste su invitación y ahora te sientes solo.

—Agradece que estoy borracho y mi puntería es mala, de lo contrario te arrojaría esta lata.

—No lo harías —comentó simplemente mientras pasaba a recoger las botellas alrededor de Ogi

—¿Qué se supone que haría una persona como yo en un ambiente así?

—¿Te refieres a una persona entrometida o terriblemente borracha? Respecto al segundo, la gente usa este tipo de celebraciones como excusa para emborracharse y ante lo primero todos saben que estos encuentros producen un hervidero de chismes, estarás como pez en el agua.

—Pero le dije que no —se quejó Ogi.

—Tengo un más uno para la celebración, todos recibimos uno. Lo usaré en ti y listo. No iba a usarlo de todas formas porque todas las personas en las que podría usarlo ya estaban invitadas así que no habrá problemas.

—Pero debería ayudar.

—No "deberías", quieres ayudar.

Ante las palabras de Soo-Won, Ogi se enfurruñó con actitud hosca, ante lo cual Soo-Won rodó los ojos y puso una sonrisa.

—No es tan complicado ¿sabes?

—No quiero oír eso precisamente de ti. Vives complicándote la vida tú solo.

—Está bien, si un poco, pero aun así… —Soo-Won suspiro antes de ir a pararse frente a Ogi antes de hablar—. Mira, aun tenemos que comprar más muérdago y llevarlo al lugar donde tendremos que ir a decorar más tarde, puedes ayudarme con eso y luego ir directo a mi casa donde Yun-Ho nos enseñara a montar casas de jengibre y evitar que lo arruinemos, además… —Hizo una pausa para pensar antes de agregar—. Además una de las personas que debería ayudarnos con eso posiblemente no esté, así que podrías ayudarnos para que podamos terminar todo a tiempo —Ogi lo miró sospechoso, como si esperase que en cualquier momento le apunten con una motosierra o le robasen las llaves. Lo último lo había hecho en una situación desesperada para evitar que un tipo le quitase las llaves y arrollase a Ogi con su camioneta durante un robo. Ogi no tenía por qué sentir tanta sospecha hacia él, después de todo lo que habían pasado juntos—. O puedes simplemente decirme que no y quedarte aquí haciendo limpieza para año nuevo, porque después de todo esto —dijo señalando la habitación—, es bastante necesario. Además si realmente no quieres venir conmigo, siempre puedes comprar regalos y adornos y donarlos. Yona aún estaría encantada con eso.

—Nadie dice que no pueda hacer las dos cosas —comentó de forma rasposa por el sueño y el alcohol.

—Entonces hazlo, Yona estaría encantada, pero antes date una ducha y cámbiate, apestas.

—Tu actitud de insufrible optimismo lo hacen y yo no me quejo —gruñó mientras se levantaba y tiraba la lata de cerveza ahora vacía junto con la botella de sake que había tirado antes al sofá tras vaciarla durante su conversación con Soo-Won—. Ni siquiera me he movido mucho y ya me estoy arrepintiendo de esto.

Ante eso Soo-Won se rió lo que hizo gruñir aún más a Ogi.

—Vamos, no seas así, iremos a comprar muérdago en cantidades industriales y luego irás a entregarlo a donde estamos montando el árbol. Yo no podré entregarlos porque todavía tengo que comprar más cosas y quedé para verme con Joo-Doh en el mercado de artesanías para comprar más bandejas y decoraciones para las casas de jengibre. Incluso puedes quedarte un rato y preguntar si necesitan algo de ayuda durante un rato antes de que vayas a mi casa, incluso podríamos hacer un hombrecito de jengibre basado en tu persona. Le haremos tu peinado con glasé y una botella de sake —comentó Soo-Won emocionado, como si aún fuera un niño descubriendo la magia de la Navidad.

—Suenas demasiado entusiasmado. Incluso a mi dolor de cabeza le pareces demasiado entusiasmado.—comentó con una mueca.

—No te preocupes lo solucionaremos con agua, una ducha y una aspirina —dijo mientras empujaba a Ogi por la habitación con entusiasmo.

Ogi estaba comenzado a arrepentirse de haber llamado a Soo-Won y su insufrible entusiasmo, aunque lo prefería así a la versión seria y algo amoral que solía mostrar de vez en cuando. Aunque nunca lo admitiría, no creía que se arrepintiera en absoluto.

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4

—Entonces, ¿quieres que nos veamos en la feria de artesanías a la una de la tarde? —mencionó la voz desde su teléfono.

—Sería lo ideal, él tiene un par de cosas que hacer por allí a esa hora, así que es cuando mejor se le acomoda —menciona Geun-Tae.

—Estoy comenzando a sentir que esto es una mala idea ¿No deberías mejor hablar directamente con él? —preguntó la joven.

—Ah no, mala idea. Joo-Doh tiende a ser muy malo en eso, si considerara que es una pérdida de tiempo para ambas partes, ni siquiera dará el salto, es solo una salida amistosa de todas formas —No lo era, pero Geun-Tae pensó que ella no necesitaba saberlo de todas formas.

—Mira, estaré por la zona y te enviaré la ubicación para que no sea tan complicado reunirse.

—Eso suena a que él no quiere estar ahí —comentó dudosa la chica.

—A veces los amigos tienen que tomar decisiones en nombre de los demás. Es la época navideña y Joo-Doh no puede quedarse trabajando como un lunático, necesita tomarse un tiempo de vez en cuando y si no lo obligo, no lo hará. Eso es exactamente lo que es esto, una intervención. Tranquila saldrá bien.

—Está bien. Adiós.

La voz del otro lado de la línea sonaba dudosa pero él no le miraría los dientes a un caballo regalado. Esto saldría bien, tan bien que él y Yun-Ho serían los padrinos de los futuros niños que nazcan de esa unión. Todo estaba perfectamente calculado.

—Adiós —Y con eso la llamada finalizó.

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No era la primera vez que Geun-Tae intentaba conseguirle una cita a Joo-Doh. Había sucedido muchas veces en realidad. La mitad de las veces Joo-Doh se escapaba con éxito, la otra mitad, estaba atrapado lidiando con la persona con la que Geun-Tae lo había atrapado por tiempo indefinido.

Con el tiempo, Joo-Doh y su instinto para oler el peligro ( llámese Geun-Tae planeando algo que lo involucra), se habían afilado hasta el punto en que podía evitar las intervenciones de Geun-Tae con éxito. Así que ahora Geun-Tae tenía que esforzarse más.

En preparatoria (Geun-Tae se había graduado para entonces, la diferencia de edad entre él y Joo-Doh siempre le ha parecido divertida), Geun-Tae hizo una fiesta y una de las invitadas, invitada por otros invitados, besó a Joo-Doh. El tipo la apartó lo más tranquilo que pudo antes de irse incómodo para luego perseguir a Geun-Tae para matarlo, ya que de alguna manera eso fue su culpa. No lo recuerda del todo, estaba muy borracho.

En la universidad, Geun-Tae había hecho que Joo-Doh se quedará toda la noche de una fiesta universitaria hablando con la misma chica. Luego descubrieron que ella tenía novio (un novio horrible), porque este vino a golpear a Joo-Doh, aunque Joo-Doh le había dado un buen puñetazo al tipo tras abrir la puerta y que éste lo atacara tras confirmar que era él. Luego llamaron a las autoridades para corroborar que todo fue en defensa propia. Eso hizo que Joo-Doh lo mirase mal durante semanas.

En otra ocasión, en una de las fiestas que organizó su familia, consiguió poner a Joo-Doh a hablar con una de las amigas de Yun-Ho, y ese encuentro no acabó bien. Joo-Doh salió huyendo en cuanto la chica se puso borracha porque en su opinión era muy espamentosa.

En otra, durante la despedida de soltero de Geun-Tae, Joo-Doh demostró ser la no alma de la fiesta. Una de las chicas que estaba allí en otra despedida de soltera, demostró ser muy insistente y lo siguió toda la noche. Al final se quedó allí hasta el final porque le prometió a Yun-Ho que llevaría a su prometido a casa sano y salvo para que aun tuviera oportunidad de convertirlo en su esposo.

Una de las más recientes había sido una salida en un bar para celebrar un ascenso, una de las camareras coqueteo con Joo-Doh descaradamente y este estuvo mirando muy mal a Geun-Tae el resto de la noche, cuando desveló su tapadera a la chica para huir.

Había tenido algo de éxito hace unos dos años cuando en una fiesta de una empresa en la que ambos habían acabado trabajando hicieron una fiesta de Navidad. Geun-Tae logró convencer a una empleada reciente de acercarse a hablar con un reacio Joo-Doh. No había pasado mucho pero habían podido mantener una conversación civilizada y Joo-Doh no salió corriendo apenas se cumplió una hora aceptable. Desafortunadamente esa interacción no acabó ni en noviazgo, ni en boda, lo que le acuñó el término definitivo a Joo-Doh de soltero eterno. *1 Yun-Ho había estado encantada con que ambos se llevaran bien y Geun-Tae solo quería morir porque no había atisbos de romance a la vista.

En esa misma empresa incluso tuvo la oportunidad de trabar la puerta de una oficina donde estaban Joo-Doh y una secretaria que le caía bien. Cuando pudieron finalmente abrir la puerta casi dos horas después, ambos idiotas lo único que habían hecho era adelantar trabajo. Nada de charlas profundas, nada de una amistad creciente, ni mucho menos algún atisbo romántico.

Con esas notas memorables Geun-Tae se había detenido poco tiempo después. Cuando podía convencer a Joo-Doh de ir a una fiesta, había tratado de que su amigo sociabilizara y conociera el amor. Durante secundaria y preparatoria Joo-Doh era demasiado incómodo y simplemente huía, mientras en la universidad tendía a descargar su furia y rabia por las acciones de Geun-Tae en las colchonetas de los entrenamientos de artes marciales.

Sin embargo, había llegado el momento de ponerse manos a la obra, otra vez. Y esta vez esperaba no llevarse ningún puñetazo a la cara, un hombre con un ojo morado no se vería bien con un bebé en brazos y decepcionaría a Yun-Ho. Así que esta vez, y solo esta vez, él se mantendrá a distancia. Todo sea por el bien de la intervención, la destrucción de la eterna soltería de Joo-Doh, ganar dinero de la apuesta navideña y ser el caballero de honor de la boda del siglo, (puesto que nadie había querido evitar tanto el matrimonio como este hombre. Soo-Won parecía un sucesor digno de sus costumbres pero Geun-Tae esperaba que él no necesitará de una intervención dentro de unos años).

Con eso dicho, Geun-Tae empezó el último plan que se le ocurrió para salvar la vida romántica de Joo-Doh.

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Geun-Tae marcó otro número en su teléfono y esperó a que el otro lado contestara. Tras un poco de espera la voz de la mujer del otro lado sonó.

—Es raro que un hombre como usted se contacte conmigo ¿Qué es lo que quiere?

—Me enteré de tu pequeño redil de apuestas en la fiesta de la hija de Il. Y tengo una apuesta asombrosa que ofrecerte.

—No me imagino que alguien como tú pueda ofrecerme algo tan fantástico, pero admito que tengo curiosidad por lo seguro que suenas.

—¿Alguna vez has oído hablar de la eterna soltería de Joo-Doh y su rechazo constante a las citas? Bueno, puede que finalmente pueda romper esa racha de rechazos. Hay un montón de gente muy segura de que Joo-Doh llegará solo a la vejez, pero yo he tomado como un desafío personal, si quieres llamarlo así, evitar que eso ocurra. Conozco demasiado bien a Joo-Doh como para esperar que la primera cita dé paso a algo pero aun así creo que esta vez podría funcionar.

—Uhm, suena terrible apostar en contra de un amigo.

—En cualquier caso estoy apostando a su favor, del suyo y del de su vida amorosa.

—Bien, entonces, ¿Cuáles son las condiciones de su apuesta?

—Apostaré 100 dólares, que te daré en cuanto llegue a la fiesta más tarde, a que Joo-Doh durará como mínimo una hora en su cita y que tras esa primera hora le será muy difícil dejarla.

—Uhm, suena interesante, no es lo peor que ha surgido hoy.

— ¿No es un poco temprano para apostar en Nochebuena? Son las diez de la mañana.

—Te sorprendería lo temprano que muchas de estas cosas empiezan. Si eso es todo, tengo que dejarte. Te aviso que si fallas te obligare a pagar como extra la mitad de lo que apostaste, 50 dólares, al fondo comunitario que estamos reuniendo para donar en la fiesta. Adiós —La mujer, Gi-Gan, como había aprendido que se llamaba, colgó de forma seca.

Geun-Tae se enteró por accidente del redil de apuestas que se había creado para la fiesta, si esto era de conocimiento para la prima de Soo-Won o no, era desconocido. Pero si tenía éxito, al menos recibirá un pago por sus buenas acciones, y asistirá a una boda en el futuro, con su hijo vistiendo unos de esos ridículos (adorables) trajes en miniatura.

Estaba apunto de guardar su teléfono cuando recibió un mensaje de Soo-Won.

Mensaje de Soo-Won para Geun-Tae. 24/12 10:41: Ya compré parte de los ingredientes para las casas de jengibre, lo que nos falta a lo sumo es decoración. Joo-Doh y yo nos encargaremos de ello en cuanto vayamos a la feria de artesanías. Por cierto, invité a Ogi a hacer casas de jengibre con nosotros. Es una larga historia así que te la contaré luego. Por favor, avísale a Yun-Ho. Intente llamarla pero no contesta y no quiero molestarla si es que está ocupada con el bebé. Gracias.

Mensaje de Geun-Tae para Soo-Won. 24/12 10:43: No te preocupes, yo me encargo.

Geun-Tae entonces toma sus llaves y llama a Yun-Ho. De todas formas va camino a casa. Si no le responde, no le tomará mucho tiempo encontrarse con ella.

Después de todo, el espíritu navideño estaba en el aire y no permitiría que la navidad se arruinara. Ahora solo le quedaba esperar que Joo-Doh no lo arruinara.

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5

Ogi llegó a la explanada a las 10:56, tenía una caja llena de muérdagos hasta el tope. También había pequeños prendedores navideños junto con cintas y listones decorativos. Soo-Won le pidió entregar la caja. Dijo que le facilitaría la vida si las cosas ya estuvieran allí y no tuvieran que enloquecer trasladando todo. Le dijo que dejara las cosas, preguntará si había algo más que hacer y que luego fuera a su casa para almorzar, incluso le dio su dirección (la cual ya conocía) ya que todos almorzarían antes de montar las casas de jengibre. Soo-Won no podía hacerlo, puesto que tenía que ir con Joo-Doh a comprar más cosas.

En un principio, a Ogi se le hizo una exageración pero tras llegar al lugar, él no sabía si estaba tan seguro. Había zonas desiertas y otras a estallar de cosas, por no hablar de las que aún estaban cubiertas de nieve tras la terrible nevada de anoche. El árbol estaba en proceso de ser puesto en pie, para que más tarde la gente de la decoración se encargará. Y algunas personas ya estaban montando mesas.

Ogi no tenía idea de donde dejar sus cosas. Pero su desconcierto debió notarse cuando una mujer mayor se acercó a hablar con él. Vestía un traje morado y una pipa alargada colgaba perezosamente de sus dedos

—Pareces bastante perdido.

—Soy una adición de último minuto.

—Uhm.

—¿Puedes decirme dónde dejar esto? Todo este lugar parece un manicomio —preguntó mientras extendía un poco la caja como para señalarla. La mujer echó un vistazo al contenido y soltó un poco de humo.

—Muérdago. Estás con ese chico, Soo-Won.

—Es un poco más complicado que eso, pero puedes decir que en este momento soy el recadero. Ogi, por cierto.

—Gi-Gan. De todas formas ve a esas mesas de allá — Señalo a su izquierda—. Hay rotuladores negros, etiqueta la caja como muérdago con una letra legible y déjala allí.

—Gracias. ¿Hay algo más que se necesite hacer aquí o algo así? —Gi-Gan lo examinó de pies a cabeza con aburrimiento. Ogi se sentiría ofendido si no estuviera acostumbrado, parte de vender información era ser examinado por los demás y fingir que ni siquiera le importa. En su mayoría a Ogi no le importaba.

—Ansioso ¿eh? Mira, no se que te ha llevado a querer formar parte de todo esto. Todos saben que los eventos de caridad a veces son bastante oscuros, si no conociera a quien lo organizó, ni siquiera estaría aquí. Pero en vista de que los ricos siguen siendo ricos y no cambian realmente, organizamos un pequeño redil para mantener a las personas problemáticas ocupadas, algunos incluso están participando por diversión con pequeñas cosas inofensivas.

—¿Montaste un redil de apuestas en un evento de caridad? Que descarada —dijo sonriendo con sorna.

—Es una manera bastante buena de donar. Hemos hecho un fondo comunitario, cada apuesta que hagas requiere que dones como importe extra la mitad de tu cifra original al fondo cooperativo.

—Eso suena interesante. Me pregunto cuántos idiotas caerán y serán desplumados por completo —Ogi no podía negar lo mucho que le divertía todo el asunto.

—Exacto, tú podrías apostar algo si quisieras, o aun mejor, podrías ayudar un poco a mover esas apuestas con eso que tienes en las manos. La gente puede ser bastante morbosa a veces —explicó Gi-Gan mientras le daba otra calada a su pipa. En el frío blanco del invierno, el humo se camuflaba bastante, más aun estando al aire libre.

Ogi miro la caja y sonrió. Con que ese tipo de apuestas ¿eh? Le devolvió la mirada a Gi-Gan y con una sonrisa perezosa dijo:

—Dirige el camino, creo que puedo hacer las cosas más interesantes con la información que tengo.

La conversación prometía volverse muy interesante. Esperaba no llegar tarde al almuerzo en casa de Soo-Won.

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6

Soo-Won miro la hora en su teléfono nada más llegar. Las 11:21 lo saludaron desde su pantalla. Había llegado un poco temprano pero el lugar estaba repleto de gente y quería tener tiempo suficiente para localizar a Joo-Doh y comprar todo lo que necesitaba antes de cumplir el favor de Geun-Tae.

Caminó unos minutos entre la multitud pero no distinguía el abrigo azul oscuro de Joo-Doh, así que sacó su teléfono para llamarlo cuando este comenzó a sonar. Era una llamada del hombre al que precisamente estaba buscando.

—Hola.

—¿Se puede saber dónde estás? He estado caminando por aquí durante diez minutos y no puedo encontrarte.

—Considerando que acabo de llegar hace siete, ocho… Si, ocho minutos, no es una sorpresa. Por favor, dime que llevas tu abrigo azul. Era el que estaba en la entrada y es con el que he intentado localizarte.

—Si, lo hago.

Dieron un par de vueltas marcando un punto de referencia durante la llamada, por lo que finalmente pudieron encontrarse frente a una estatua, que parecía de hielo, en exhibición. Soo-Won aprovechó para contar la llamada y guardar su teléfono mientras se acercaba.

—Sabía que este lugar iba a estar concurrido hoy, pero esto es una locura.

—Pues acostúmbrate, en el momento en que cediste tu casa para intentar hacer las casas de jengibre te condenaste a que esta sea tu normalidad por el resto del día.

—No creo que sea tan malo.

—Espero oírte decir eso cuando tengamos que pasar bandejas de un lado a otro con casas de jengibre frágiles encima.

Comenzaron a cambiar por la zona, había puestos artesanales de todo tipo. La feria navideña estaba llena a reventar de puestos artesanales ya que era una manera sorprendentemente fácil de encontrar regalos para cualquier clase de personas y perder su dinero rápidamente en baratijas sin darse cuenta. Era una gran oportunidad de negocios para los artesanos que se preparaban para la época con meses de antelación.

Afortunadamente Yun-Ho los envió con una lista. Estaban buscando bandejas de madera para poner las casas, ya que Yun-Ho había comprado bandejas desechables para montar las casas, pero para ponerlas en la mesa dulce estarían colocadas en bandejas estratégicamente colocadas para aparentar un jardín, el polo norte y ese tipo de cosas. Por eso mismo estaba buscando pequeñas figuras y chucherías con las que decorar que fuesen difíciles de hacer de manera comestible. Kye-Sook había protestado diciendo que alguien podría ser lo suficientemente estúpido como para comerse una figura de plástico de la bandeja, pero por lo mismo todos prometieron turnarse para vigilar y hacer desde el principio una clara diferenciación entre las cosas comestibles y las que claramente no lo eran. Así es como Joo-Doh y Soo-Won se hicieron rápidamente con renos, papá noeles, mamá noeles y una banda de elfos alegres por docenas. Habían conseguido una bonita estructura de un pozo para recoger agua para una "cabaña de bosque" y algunos arbolitos para decorar. Consiguieron más oropel para rodear las bandejas e incluso un par de cajas de plástico para poner las casas y transportarlas de forma segura. Joo-Doh había estado hablando con un comerciante que vendía dulces con formas de regalos y coronas de adviento, los cuales prometían ser una buena decoración comestible, incluso algo de papel comestible con el que podrían hacer pequeños sobres de cartas a "Santa-san".

Soo-Won consiguió un par de modelos extras para las galletas que simulaban regalos, campanas y hombres de nieve, y un par de pinturas comestibles para decorar. Yun-Ho les había dicho que podrían volverse tan locos como quisieran dibujando cosas en las galletas y paredes de la casa, puesto que ella conseguiría marcadores comestibles para dibujar los patrones, y que ellos los completaran con glaseado de colores o pintura.

Mientras estaba en eso, Soo-Won no puedo evitar desviarse, su hábito natural de socializar con la gente y entender cómo funcionaban sus negocios, había hecho que lo arrastraran a un puesto que nada tenían que ver con su objetivo y los cuales había terminado abandonando con compras extras encima, que terminaría siendo regalos para los demás.

Consiguió un set de tejido para principiantes con temática navideña para Yona. Una bola de nieve para Lili con un paisaje similar a Suiko cubierto de nieve y con un trineo de Papá Noel y sombrero tejido con astas de reno para Talugu, el hijo de Geun-Tae y Yun-Ho. Y dos pequeñas macetas con motivos navideños, cuya función era más decorativa, que podría regalarle a Yun-Ho, quien llevaba tiempo mencionando que quería poner una planta en su oficina y cambiar un poco el espacio ahora que había nacido el bebé, pero por lo mismo aún no había tenido tiempo, lo cual era una gran forma de comenzar ese proyecto.

Cuando estaban recorriendo el mercado para finalmente comprar las dichosas bandejas, Joo-Doh habló.

—Es raro estar haciendo esto ¿no? El año pasado estaba simplemente enloqueciendo en la empresa balanceando mis responsabilidades y las de Geun-Tae, mientras él se preparaba para tener un hijo y ahora estamos enloqueciendo para hacer casas de jengibre. No creo que él hubiera hecho nada de esto antes de conocer a Yun-Ho. Creo que ni siquiera podría haberlo imaginado como padre.

—El siempre ha tenido esta energía extrañamente intensa y competitiva para lo que le interesa. Parece que hacer feliz a Yun-Ho y Talugu es el objetivo actual.

—Eso, y arruinarme la vida. Lleva semanas escribiéndome estas preguntas raras que ya ni me molesto en contestar, tengo el presentimiento de que está planeando algo desagradable. Como Yun-Ho lo tolera, está más allá de mi, definitivamente es una santa.

—Quizás está preparándote una sorpresa de Navidad y está averiguando tus gustos porque nunca ha prestado suficiente atención. En lugar de observarte fijamente durante horas, simplemente ha preferido preguntarte y llegar al punto.

—Si fuera así, ya se habría callado hace semanas.

—Quizás no sabe hacer las preguntas correctas.

—Geun-Tae no es esa clase de persona. Simplemente exigiría respuestas y ya. Si algo es demasiado complicado ni siquiera se involucra. Así que es obvio que algo planea.

Mientras Joo-Doh y Soo-Won hablaban, localizaron el puesto que necesitaban. El artesano vendía unas bandejas de madera bastante grandes y con un borde muy bajo. Compraron unas cuatro, ya que no entrarían más que cuatro casas de jengibre armadas a la vez en la mesa que les asignaron. El plan era hacer varias casas de jengibre. La gente vendría por su trozo y a medida que desapareciera la casa, otra ocuparía su lugar. Las demás estarían guardadas en sus respectivas cajas para no aplastarse hasta que llegase su momento en la mesa, construidas sobre bandejas desechables para repostería.

En ese momento Soo-Won sintió vibrar su teléfono. Al verlo noto que era un mensaje de Geun-Tae.

Mensaje de Geun-Tae para Soo-Won. 24/12 12:11: En la feria navideña hay una zona que tiene montado un árbol de navidad, es bastante alto. A su alrededor hay muchos puestos con rebajas especiales de último minuto y una multitud ya se está juntando allí. Lleva a Joo-Doh y dile que tienen que llegar a la zona norte donde hay un puesto de vidriería. No te preocupes por las cosas que lleva Joo-Doh, me aseguraré de recuperarlas. Solo piérdelo en la multitud.

Soo-won no pudo evitar desinflarse al leer el mensaje, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse de participar en esta locura que se le ocurrió a Geun-Tae. Soo-Won rezaba que el hombre estuviera de buen humor en Navidad ya que daba por perdida la nochebuena. Mientras Joo-Doh terminaba de pagar y se acercaba a él, Soo-Won aprovechó para esconder su teléfono y fingir que no pasaba nada.

—Listo, con esto ya tenemos todo.

—Joo-Doh, ahora que hemos terminado, ¿te importaría dejarme recorrer un poco más? —La cara de Joo-Doh a su pregunta lo decía todo.

—Una de las artesanas de más abajo, me recomendó un puesto de vidriería que tenía cosas muy interesantes. Me da curiosidad, eso es todo. Vamos allí y luego directo al estacionamiento, lo juro —Soo-Won sabía que el hecho de reconocer que solo quería ver un puesto era lo que finalmente le vendería el plan a Joo-Doh.

—Está bien, pero de allí nos vamos directamente, nada de tomar atajos extraños para ver más puestos y esas cosas.

—Entendido capitán.

—Deja de burlarte de mí y camina —Tras ese comentario de Joo-Doh, ambos comenzaron a caminar. Soo-Won aprovechó para darle las indicaciones a Joo-Doh, y no tuvieron que caminar mucho para empezar a ver a la gente congregando en ese punto.

—Por favor, dime que no tenemos que entrar ahí —suspiró exhausto Joo-Doh.

—Bueno, si me lo recomendaron fue por una razón, no es sorprendente que tenga tanta gente, andando.

Y así ambos hombres se internaron en la marea de gente justo en el momento en que se empezaron a anunciar las rebajas por un megáfono. Ya era demasiado tarde para arrepentirse, pero aprovechando el movimiento de la multitud Soo-Won se escabulló deseando que Joo-Doh sobreviviera para conocer a su cita, de lo contrario ella tendría que conocerlo por última vez en un funeral.

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—¿Escuchaste? Ese puesto de carpintería tiene todos sus juguetes en rebajas.—

—La vidriera está entregando sus últimos juegos de pequeños cuadros de vitrales.—

—Hay un puesto con una bisutería preciosa allá. Yo ya compre tres pares de pendientes.—

—Viste el puesto de mantas tejidas, al lado hay un puesto de puras alfombras. y sus precios son una ganga.—

—La tienda de chocolates es una maravilla, al lado hay todo un puesto de panadería con delicias de Navidad.—

—¡¿Cómo qué se están vendiendo los últimos paquetes de galletas de jengibre?!—

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Soo-Won logró salir del cúmulo de gente con todas sus bolsas intactas. Rezaba por que Joo-Doh lo lograse con la misma suerte. Se alejó lo más rápido que pudo de la zona y sacó su teléfono. Las 12:37 inundaban su pantalla. Mientras caminaba aprovechó para meterse al chat de Geun-Tae y escribirle que ya estaba hecho y que lo vería en el estacionamiento en como mucho 20 minutos, aunque no podía asegurar que Joo-Doh llegaría a su objetivo. Tras hacerlo decide irse a una de las áreas más alejadas de la feria.

Se acercó a uno de los mapas que habían pegados por ahí para ubicar a todo el mundo y se fue a buscar un puesto de comida que vendiera fruta confitada y especias para postres navideños. Necesitaría más fruta, granas y algunas especias más. Era obvio que el caos se desataría en medio del proyecto y algunos ingredientes volaría por los aires, por no hablar de que había invitado a Ogi, así que los ingredientes extra no vendría mal.

Mientras terminaba sus compras decide que no le prestara más atención a cualquier mensaje que le envíen Joo-Doh o Geun-Tae, que este último lidie con la ira de su esposa si las compras de Joo-Doh no llegan intactas. Mientras lo piensa se pregunta si podrán crear unos Joo-Doh de jengibre. Él y su ceño fruncido podrían hacer de guardia de las casas en las bandejas. Considerando que se perdería esto por culpa de las payasadas de Geun-Tae, no vendría mal incluirlo en la actividad de alguna manera. Incluso podría sugerirle a Yun-Ho hacerlo de nuevo el año próximo para que Joo-Doh pueda experimentarlo.

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Cuando Joo-Doh por fin pudo respirar correctamente y no ser atacado por los codos de compradores frenéticos, la sensación de alivio no le duró mucho.

Geun-Tae apareció de la nada y se abalanzó sobre él como si fuera a tacklearlo. En su lugar, le robó las bolsas que llevaba en las manos y se las intercambió por una bolsa con motivos navideños en la que no pudo vislumbrar que había dentro con todo el movimiento.

—No te preocupes por las bolsas, me haré cargo. Me disculpare con Yun-Ho por tu ausencia, por el amor de dios se amable y no te preocupes por nada, ni siquiera tienes que venir esta noche, se lo diré a Soo-Won. No aplastes las roscas, son para causar una buena impresión y por favor no la dejes plantada. Adiós.

Con eso dicho, Geun-Tae salió disparado hacia la multitud.

Joo-Doh se queda allí, parado como una idiota, tratando de clasificar que es importante y que no de la perorata de su supuesto mejor amigo cuando se acuerda de Soo-Won y saca su teléfono apresurado rezando por que este ultimo no se haya quedado atrapado en la multitud. Comienza a dar vueltas por el área recordando que Soo-Won quería visitar el puesto de vidriería, pero no le responde, ni lo ve, marca varias veces, una, dos, tres, cinco, siete… Cuando baja su teléfono para volver a llamar, colisiona con alguien.

Cuando su mirada se levanta se encuentra con un rostro familiar que le es difícil ubicar hasta que algo hace click. Hace un par de años en una fiesta de Navidad de una empresa en la que trabajaba junto a Geun-Tae. Intenta devanarse los sesos tratando de recordar su nombre pero su cerebro no se encuentra muy cooperativo. Un instante después la chica habla.

—Hola Joo-Doh, soy An-Gie ¿me recuerdas? Me dijeron que te buscara por aquí, me alegra encontrarte finalmente.

Si Joo-Doh pudiera, recogería su ingenio y lo usaría para ofrecerle una respuesta a la chica frente a él, desafortunadamente ni siquiera puede recordar cómo articular una palabra.

Solo sabe que hay algo mal con todo esto y que posiblemente tenga que matar a Geun-Tae.

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7

Joo-Doh baja la mirada. Necesita hacer algo más que quedarse allí parado mirando como un idiota. Ve el teléfono en su mano y aprovecha para ver la hora. 12:59. Vuelve a levantar la vista y observa que An-Gie está igual de incómoda que él, por lo que se obliga a tranquilizarse y pensar por un momento, y con ello no es difícil descubrir lo que pasó. Esta es otra de las emboscadas de Geun-Tae para conseguirle una cita.

De allí venían las preguntas raras, el comportamiento sospechoso y la insistencia en saber si está pensando ver a alguien o no.

—Por favor dime que esta no es una estúpida cita concertada por ese idiota sin cerebro.

—¿Por idiota sin cerebro te refieres a mis amigas o al tuyo? Porque creo sinceramente que se encuentran en el mismo barco.

—No puede ser.

Joo-Doh entierra la cabeza entre las manos y siente como la bolsa navideña se detiene su descenso a mitad de su brazo. Esas deben de ser las roscas navideñas que hizo Yun-Ho para el evento y que conociéndola hizo de más por si ocurrían accidentes o para ofrecerlas a sus seres queridos cuando fuera "por ejemplo" a ayudar a un grupo de idiotas a hacer casas de jengibre. Compromiso al que no asistirá por que el idiota de Geun-Tae, y su cerebro privado de sueño por tener un hijo, decidieron que era una gran idea prepararle una cita.

—Si te sirve de consuelo, estoy en las mismas que tu. Mis amigas parecen tener algo en contra de mi soltería —menciona la chica incómoda. Solo acepté venir porque eso haría que dejaran de atentar contra mis planes de temporada y porque me caíste muy bien la última vez que hablamos, así que sé que al menos serías una compañía agradable en medio de esta… situación. Lo siento por tu amigo.

Joo-Doh mira a esta joven, compadeciéndose de que al menos el idiota que planteo el plan en su caso sea solo una persona y no un grupo como tal y decide que no es la persona mas desafortunada en esta situación. Además, Soo-Won no le contesta, Geun-Tae se fue a quien sabe donde con sus compras y la multitud no parece menguar en absoluto. Joo-Doh sabe que solo hay una cosa que pueden hacer.

—Mira, ¿Qué te parece si salimos de este lugar antes de que la multitud nos aplaste y buscamos a los responsables de estar atascados en medio de "esto"? Si tus amigas son como Geun-Tae es muy probable que se queden en el área para verificar los avances de su operativo.

—Esa es una mejor idea que ser aplastado hasta morir por los locos de las ofertas. En serio, ¿Quién tuvo la idea de que era una buena idea reunirnos aquí?

—Si tuviera que apostar diría que son personas que no querían que tuviéramos opciones para escapar. Eso o creían que una experiencia cercana a la muerte por aplastamiento sonaba como una gran forma de hacer que dos personas tengan algo en común.

—Eso suena como ellos.

—Que horror.

—Si, aunque bueno, tú pareces tener experiencia en esto, ¿Qué deberíamos esperar?

—Créeme, la gente que hace este tipo de cosas está tan loca como para que intentar entender su razonamiento sea un caso perdido. Limítate a mantener tu cordura y si la persona con la que te juntas está loca, borracha o tiene un novio loco, corre.

—¿Estás loco o ebrio? Creo que puedo descartar desde el principio el novio loco.

—Créeme, desearía estar ebrio, así podría achacar toda esta locura al alcohol. Adelante, busquemos a tu amigas, probablemente tengamos más éxito atrapándolas a ellas que a Geun-Tae, juro que el maldito aprende cada vez mejor como evadirme cada vez que hace esto.

—Dirige el camino —menciona feliz la chica mientras lo sigue, caminando al borde de la multitud.

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13:11 Esa es la hora que aparece en la fotografía enviada a Gi-Gan desde el teléfono de Geun-Tae, donde se ve a An-Gie y Joo-Doh parados hablando.

Sutilmente camina lejos de su escondite, una columna que tiene al lado unos contenedores de basura y unos bancos. Tiene cuidado de no tirar las compras que hizo Joo-Doh ya que no quiere enfadar a Yun-Ho, mientras suspira aliviado. La primera parte del plan salió bien, la segunda depende totalmente ahora tanto de An-Gie como de Joo-Doh.

Geun-tae se dirige a donde estacionó su auto , ya que Soo-Won ya lo encontró en el estacionamiento y le envió una foto de la matrícula. Se supone que tiene que llegar a almorzar a su casa para luego hacer las malditas casas de jengibre y el almuerzo está a punto de empezar y desde aquí son al menos 20 minutos en auto. Soo-Won ya lo amenazó con delatarlo con Yun-Ho si llegaban tarde, así que apura el paso y reza todo lo que sabe por que Joo-Doh no lo arruine esta vez, por dios, incluso reza para que la chica no lo haga. Puede sentir como esa futura boda pende de un hilo.

Ah, que difícil es tener un amigo soltero, maldición.

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8

Min-Soo observó el reloj, eran las 13:31. Soo-Won y Geun-Tae aun no llegaban pero según palabras de Soo-Won estaban de camino. Le informaron también que no esperará a Joo-Doh. Yun-Ho estaba terminando de preparar el almuerzo junto con él, a la par que metía unos cuadrados de galletas de jengibre en el horno. Según ella, había tantas que hornear que daba igual que adelantase algo de trabajo ya que los demás tenían tiempo de hacer también las suyas propias. Todo era tan ajetreado que no pudo evitar sentirse un poco raro.

Al ayudar a Yun-Ho a poner la mesa, Min-Soo seguía inquieto. Talugu dormía en la habitación contigua y Yun-Ho llevaba su monitor de bebe a todas partes colgado del cuello. Para que ella se quedara tranquila Hyuri incluso se quedó vigilando al niño mientras ella corría por todas partes preparando cosas. Cuando lo analizaba, no era extraño que estuviera inquieto, sin Joo-Doh cerca, montando casas de jengibre como amateurs mientras probablemente destrozaban la cocina de Soo-Won y con un niño pequeño durmiendo en la casa; Min-Soo no podía evitar pensar en que esto podría ser la fórmula absoluta para el desastre. Ogi se había incorporado a sus planes esa misma mañana, lo que hizo que Min-Soo se preguntara si Soo-Won sabía que Joo-Doh no estaría disponible a la tarde. De cualquier manera, el hombre no le desagradaba sin importar lo cuestionable que pareciera y había estado ayudando desde que entró por la puerta cubierto de nieve. Por lo que les había comentado, la tormenta de nieve de anoche dejó la explanada completamente cubierta por lo que durante la mañana las personas allí se encargaron de quitar la nieve de la zona en donde iban a poner el árbol para empezar a montarlo y también quitaron parte de la nieve circundante para poner un par de mesas con los adornos y colocar los materiales que componían las carpas para que no se mojaran. Aún quedaba mucho por limpiar y ciertamente estaban todos corriendo a contrarreloj, pero no quedaba de otra.

Kye-Sook finalmente apareció con unas bolsas repletas de dulces que Yun-Ho le había pedido para decorar las casas, ya que entre empacar todo para venir aquí junto con las cosas de Talugu, había olvidado una parte de los dulces en casa. Afortunadamente lo solucionaron. Además, salir había sido bueno para Kye-Sook, ya que este se había quedado toda la mañana escribiendo en su computadora Dios sabe qué.

Trece minutos después, Geun-Tae y Soo-Won hicieron acto de presencia y Yun-Ho empezó a servir rápidamente el almuerzo. Talugu había comido mientras Yun-Ho y Min-Soo cocinaban, así que ambos padres se sentaron tranquilos a comer mientras el niño descansaba en la habitación del al lado. Ella lo había dejado a cargo de todo por un rato mientras atendía al niño y luego regresó con una blusa diferente para terminar los últimos detalles. Habían hecho ensaladas, nikujaga y pollo frito casero. Considerando que eran tantos, Min-Soo dudaba que sobrara comida, aunque vigilaría a Soo-Won, el invierno siempre resultaba ser una época complicada debido a su salud y cuando esta se veía afectada, su apetito disminuía. No era necesario exagerar, puesto que si lo hacía, Soo-Won lo notaría y eso trae otro tipo de problemas, pero no le vendría mal estar atento.

Mientras comían Soo-Won mencionó la extraña "pérdida" de Joo-Doh en el mercado de artesanías, y por las miradas de Geun-Tae, no era difícil adivinar que estaba involucrado. Hyuri miró más intensamente a Soo-Won cuando este le contó sobre la marea de gente por la que habían sido arrastrados. Hyuri originalmente había sido la sombra de Soo-Won, pero después de cumplir los 18 años, Soo-Won pidió que le diera algo de espacio (no es que lo necesitara, en opinión de Hyuri, puesto que éste se escapaba de su vista cada que tenía oportunidad, la presencia de Ogi en la mesa era prueba de ello.) Por lo que cada que Soo-won se encontraba en una situación que potencialmente podría salir mal, este tendía a preocuparse de sobremanera por no poder hacer lo que consideraba su trabajo. Lo cual era raro porque Soo-won lo había "delegado del mismo", pero este aún lo consideraba así, puesto que era una tarea que le había encomendado el difunto padre de Soo-Won. Ogi, por su parte, prefirió informar a Soo-Won y Geun-Tae sobre su visita al lugar del evento, les contó sobre la nieve acumulada en la explanada y como era posible que tuvieran que llegar más temprano a ser posible para palearla, ya que se estaba haciendo por zonas. Kye-Sook informó que había logrado convencer a todos los clientes adictos al trabajo del proyecto en el que estaban trabajando él, Lili y Soo-Won; de que pospusiesen todo hasta tres días después de año nuevo, eso al menos explicaba su frenética mañana de escritura.

Después del almuerzo se dividieron a la mitad para lavar los platos y preparar todo los ingredientes que necesitarán para preparar las casa de jengibre, aparte de sacar del horno las bandejas de Yun-Ho para cambiarlas por otras y dejar enfriando las paredes de galletas de las casas recién sacadas. Yun-Ho dijo que harían más pero que prefería que ellos primero trabajasen con los hombrecitos y galletas de jengibre.

Min-Soo acabó lavando vasos que luego le pasaba a Ogi para que éste los secara y casi sin quererlo eso había llevado a la conversación que tenían ahora.

—Si tienes oportunidades, deja que Soo-Won haga trabajos más "rutinarios" como pegar las paredes de la casa y sostenerlas o ponerlo a pegar dulces a las casas. No puede evitar ser un perfeccionista y se obsesionará con dejar todas las casa perfectas perdiendo la noción del tiempo en ello. Probablemente Yun-Ho lo vigile, pero como tiene que supervisarlos a todos y con Talugu en la otra habitación podría no estar atenta.

—La pregunta aquí es ¿por qué me darías a mí esta tarea? ¿No sería mejor que alguien como el grandulón de allá se encargará? —preguntó señalando a Hyuri.

—No, ese iba a ser el trabajo de Joo-Doh quien ahora no está, por lo que es tu turno dar un paso al frente. — explicó Min-Soo mientras lavaba tranquilamente un vaso.

—Siento que acaban de condenarme.—se quejó Ogi,

—Estarás bien, además a Soo-Won le entusiasmará tu compañía por lo que serás una distracción perfecta para que no se pierda demasiado en lo que hace ya que sentirá la obligación de vigilar que estés cómodo.

—Genial, un trabajo repetitivo, no debería ser difícil.

—Supongo que eso está por verse —dijo Min-Soo mientras miraba de reojo a través de la puerta tratando de ver a Soo-Won en el comedor.

—Aunque conociéndolo, no creo que necesite demasiada supervisión y, aunque la tuviera, conseguiría sacársela de encima fácilmente para poder hacer lo que él quiera. Ese siempre ha sido su modus operandi.

—Sí, lo es, pero también me preocupa que crucé un límite. No se ve mal, pero su salud ha sido bastante mala desde su adolescencia y Soo-Wom siempre ha sido bueno ocultándolo. Simplemente no puedo evitar vigilarlo más en esta época y no quiero que se estrese porque el estrés en exceso podría afectarlo.

—Él simplemente da muchos problemas, ¿eh? No te preocupes, estoy acostumbrado a esa faceta suya, diría que lo he alentado en esa dirección incluso.

—No debería sorprenderme.

—No te preocupes, lo vigilaré.

—Gracias —dijo mientras le pasaba el último vaso.

Tras eso el grupo se trasladó rápidamente al comedor que tenía una mesa lo suficientemente grande como para acomodarlos a todos y dejarlos trabajar en paz. Yun-Ho los guio a través del proceso de hacer la masa. Les dijo que no se preocupasen por el excedente, puesto que si las masas quedaban bien, ella las juntaría para hacer más planchas para casas de jengibre o que incluso todos pudieran tener galletas para el resto de la semana.

Empezaron mezclando los ingredientes líquidos y todo marchaba bien, hasta que finalmente empezaron con los secos y se desató el caos.

Como era de suponer, llenaron todo de harina, pero al menos nada quedó pegado en el techo. La mesa quedó algo pegajosa, definitivamente tendrían que limpiarla de nuevo antes de seguir, y Yun-Ho tuvo que rectificar un poco las masa porque, según sus palabras, era una masa con la que había que medir bien los ingredientes secos y no pasarse con los líquidos, cosa que le pasó a la mayoría.

El jengibre, la canela y la nuez moscada ya podían comenzar a olerse desde el desastre de ingredientes secos que habían hecho en algunos lugares, y Geun-Tae no dudó en probar su masa cruda.

Cuando estiraron la masa no pudieron evitar volverse locos con los cortantes. Habían hecho un ejército de hombres de jengibre con tamaños dispares y luego en cuanto estiraron más masa, las bandejas comenzaron a llenarse de árboles navideños de diferentes tamaños, regalos, campanas, estrellas, hombres de nieve, duendes y Santa Claus. Luego se llenó de esferas, corazones, perros, gatos y pájaros y más formas que nada tenían que ver con la Navidad, desde jirafas, zanahorias, dinosaurios, fantasmas e incluso conejos. El favorito de Min-Soo era una tortuga. Ogi incluso había hecho un par de ardillas, ya que recordaba al animal que estaba siempre acompañando a Yona y a su grupo de amigos.

Cuando finalmente las meten al horno y sabiendo que tendrán que hacer varias tandas y que los tiempos de cocción son bastante cortos, se disponen a relajarse un rato con chocolate caliente, galletas que Yun-Ho les apartó, y daifukus, mientras juegan con el pequeño y muy despierto Talugu.

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Ogi y Soo-Won se habían hecho con un par de paredes de jengibre y tenían la misión de dibujar ventanas en ellas. Algunas tendrían las ventanas en las paredes delanteras junto con la puerta, otras en los laterales. Ellos solo seguían las indicaciones que les daban de antemano y simplemente las hacían realidad con el glasé.

—Creo que consideraré hacer de esto una tradición navideña, incluso si no hay un evento incluido.—Dijo Soo-Won

—Yo creí que ya no habías decidido.

—Decidiré finalmente dependiendo de en qué estado acaben mi cocina y mi comedor. A menos que hagamos de esta una tradición en la que cada año destrocemos una cocina diferente ¿Estás dispuesto a ofrecer la tuya?

—Pregúntale a esa mujer si está dispuesta a entrar en mi territorio primero y lo pensaré —Lo divertido de vivir en una zona cuestionable de la ciudad, según Ogi, es que tienes una manera de disuadir a los visitantes no deseados.

—Le contaré todo sobre tus sistemas de seguridad, ella estará encantada y dirá que sí, aún más cuando le muestre las fotos de tu triste jardín preguntará si puede ponerse a trabajar de inmediato, mientras nosotros destrozamos tu cocina.

—Siento que mientras más pasan los años, más te conviertes en un mocoso insolente, en lugar de en un hombre respetable —comentó Ogi con una sonrisa, mientras terminaba otra ventana.

—No me estoy convirtiendo en nada, siempre he sido así, es solo que ya no hay razones para disimularlo.

Desde que la enfermedad de Soo-Won hizo acto de presencia durante su adolescencia, muchas cosas habían cambiado. La enfermedad hereditaria de la familia de su madre había sacudido su mundo de maneras en las que no le gustaba pensar. Las personas a su alrededor cambiaron, algunas se fueron, otras llegaron y otras cambiaron su actitud hacia él. Soo-Won no negaría que había sido molesto, y en algunos pocos casos, encantador. Yona había proclamado que era su turno de apoyar a Soo-Won y había sido muy tierno, pero también había sido difícil aceptar ayuda cuando había estado acostumbrado a escabullirse y hacer cosas por su cuenta. Sobre todo porque Yona era alguien a quien él tenía que cuidar y no al revés. Por supuesto Mey-Nyan hizo acto de presencia en su vida y ambos habían tenido muchos encontronazos respecto a cómo afrontaban la situación pese a que muchas personas a su alrededor admitían que eran iguales (mocosos orgullosos incapaces de aceptar ayuda). Niños que se negaban a aceptar ayuda por ser demasiado independientes y orgullosos, que no podía evitar verla como lastima. Habían llegado al final a un acuerdo, pero no fue fácil y se habían delatado más veces entre sí de las que contaban.

Hak había sido una salvación cada que Soo-Won se escabullía, había estado dispuesto a cerrar la boca y acompañarlo dándose cuenta muy rápido de que Soo-Wons se estaba pudriendo encerrado entre cuatro paredes. Por otro lado, Ogi y su casa habían sido siempre un refugio seguro al que escapar, lo cual era curioso cuando oía tiroteos como música de fondo en momentos sumamente aleatorios. Nunca había hecho demasiadas preguntas y siempre tenía algo interesante que ofrecerle a Soo-Won, desde contarle una situación extraña con un cliente y preguntarle cómo lidiar con eso, hasta partidas de juegos de mesa o poker con apuestas absurdas de por medio. Había conocido a todos sus vecinos por nombre y cara y se sabía bastante bien la historia personal de la mayoría. Por no hablar de que debido a la muerte de sus padres, su tutela había pasado a Il y ambos tenían muchas objeciones a ello, cuando Soo-Won alcanzó los dieciocho años, ambos habían suspirado de alivio e incluso habían comenzado a llevarse mejor.

Era raro, Soo-Won nunca pensó que sus Navidades serían de esta manera.

—¿Te acuerdas de cuando me diste a probar sake por primera vez?

Había ido a visitar a Ogi para desearle feliz año nuevo a principios de enero, Soo-Won tenía solo 15 años y había hecho una mueca espantosa. Luego Ogi le dijo que no debería beber hasta que fuera mayor de edad. El hombre podía ser ridículo cuando estaba borracho.

—Eras un mocoso flacucho que disfrutaba demasiado de destruir mis cerraduras —comentó Ogi mientras le entregaba una casa colocada en una bandeja desechable y empezaba a hacer pasto con una manga como le había enseñado Yun-Ho.

—¿Nunca lo dejaras pasar ¿no es así?

—Nop, sobre todo cuando te aprovechaste de ello para decorar mi casa en San Valentín y Navidad.

—No eres muy dado a las festividades.

—No quiero oír eso de ti. Siempre dices que las celebraciones no tienen un sentido real por que son solo una manera de convencer a las masa de gastar dinero.

—Es la verdad, pero decorar tu casa siempre es divertido.

—Todavía no entiendo por qué te di una llave.

Ogi podía recordar los varios motivos por los que le dio una llave a Soo-Won, aunque nunca fuese a admitirlo. Para empezar, estaba cansado de remendar sus cerraduras, al final del año eso significaba un monto considerable de su dinero que tenía que dedicarse a reparaciones, eso y las ventanas rotas. Cuando se quejó con Soo-Won respecto a las cerraduras rotas, él comenzó a ir por sus ventanas. En una de esas ocasiones Soo-Won, como el mocoso idiota que era, ataco una de sus ventanas e ingreso a su casa cuando él no estaba alli debido a negocios. Así que se encontraban él, la casa y algunos de sus hombres patrullándola con un par de nuevos "reclutas". Uno de los cuales vio a alguien moviéndose en la oscuridad y le apuntó con su arma a la cabeza. Si uno de sus "patrulleros" regulares no hubiera estado ahí, los sesos de Soo-Won habrían acabado decorando su pared. Afortunadamente nada salió mal y cuando regresó a casa encontró a Soo-Won tomando el té en su sala de estar con todos los idiotas que deberían estar patrullando y familiarizándose con los nuevos, uno de los cuales no paraba de disculparse. Mientras tanto, los habituales lucían cansados, como si hubiera huido corriendo del diablo o algo por el estilo. Más tarde, se enteraría que ellos estaban agotados tan sólo de plantearse los escenarios imaginarios en los que Ogi llegaba a su casa y se encontraba con el cadáver del mocoso en un pasillo. Podía imaginar el estrés que eso causaría y más cuando tenía en cuenta que ellos conocían a Soo-Won desde hacía tanto años como él, es decir desde que Soo-Won tenía uno años, y matar a un adolescente que conoces desde niño puede resultarle perturbador a cualquiera. Su solución había sido darle una llave. Sus hombres entendían que no tenían por qué dispararle a nadie que entrase por la puerta principal con una llave, eso y darle la lista de personas habituales de la casa a los nuevos que lo incluían a él, la señora que limpiaba cuando él no estaba y, por desgracia, a Soo-Won, incluso había incluido al amigo de Soo-won a la lista por si acaso y, años más tarde, a la chiquilla que era su prima.

—Acabas de decirlo hace un momento, además en el fondo disfrutas de que decore tu casa para las festividades. Te quita el trabajo de encima, y ayuda a que tu casa no se vea tan lúgubre y gris.

—Podría demandarte por allanamiento de morada ¿lo sabías?

—Me diste una llave. Pero volviendo al tema, creo que seria bueno hacer esto el año que viene, incluso podría invitar a Hak y Yona, se que te caen bien, por mucho que lo niegues —En ese momento Yun-Ho apareció con sus hombres de jengibre ya enfriados y listos para que empezaran a decorar—. Bien podríamos empezar añadiéndolos a la actividad ahora.

Soo-Won tomó a dos hombres de jengibre disparejos, con uno siendo más alto que el otro y los decoró en consonancia. Colocó glasé rojo para simular los rizos ahora cortos de Yona y decoró su cuerpecito en tonos rosas y blancos, con algo de marrón. Incluso obtuvo dos confites morados para simular sus ojos, mientras Hak obtuvo dos confites azules, una mata de pelo hecho en chocolate con colorante negro y una medalla que simulaba el premio por ganar sus competencias de artes marciales. Junto los extremos de los bracitos con glase y los dejo a un lado para que se secaran.

—Bueno, acabas de conseguir que tu prima se una a nuestra banda de inadaptados para destrozar tu cocina y comedor.

—Créeme, Yona sola podría hacer al menos la mitad del trabajo, aunque al día de hoy valdría la pena su comida. En palabras de Hak, ahora es comestible.

Hak siempre evitaba que Soo-Won probase la comida de su prima, diciéndole a ésta que no tenía permitido darle nada de comer hasta que se hubiera asegurado de que era comestible y que no iba a matarlo con una intoxicación alimentaria. El pobre tenía demasiados problemas de salud ya encima como para que su muerte llegase en forma de galletas horneadas por Yona. Al principio había sido una broma, al día de hoy ellos sólo mantenían el acto porque ambos eran idiotas. Las únicas excepciones a la regla eran cuando Yona preparaba comida con la ayuda de alguien más, como había sido el caso del pastel navideño de hace tres Navidades. La parte más dulce del mismo, era que fue traído a su habitación de hospital de contrabando con la bendición de las enfermeras y el visto bueno de Hak, que lo había probado con antelación, con la intención de que el pastel no prolongase aún más su estadía. Yona por su parte lo había tomado como un reto y le había prometido a Soo-Won que cuando probase su comida por primera vez, sería la mejor comida del mundo. Y ahora que Yona vivía sola practicaba mucho más a menudo, así que suponía que el día de poder hacerlo se acercaba.

—Supongo que la unión se debe a que ahora están juntos ¿eh? —dijo Ogi interrumpiendo sus cavilaciones.

—Ni mucho menos, Hak y Yona son expertos en dar vueltas en círculos. Esa boda podría concretarse si tenemos suerte en el próximo siglo, pero Lili estuvo hablando el otro día de manifestar nuestras intenciones y creo que un poco de ayuda del universo no les vendría mal en ese asunto.

—Tu no crees en absoluto en nada de esto.

—Para nada, pero es divertido y no hay motivos para arruinarles a otros la diversión.

—¿Qué dices? ¿debería manifestarles una casa y cinco hijos? —consultó Ogi mientras se preparaba para atacar con su manga de glasé otros hombrecitos de jengibre.

—Ahm… ¿No crees que es un poco pronto?

—No creo que sea demasiado pronto para empezar a manifestar para el próximo siglo. Además si siguen comportándose de esa manera, acabaré arrancándome los ojos para no verlo y necesitarán toda la ayuda posible.

—No tengo pensado hacer nada al respecto —dijo Soo-Won—, pero tampoco voy a detenerte —Culminó con una sonrisa.

Mientras tanto al otro lado de la mesa, unas sillas más arriba, Ogi y Soo-Won ven como Hyuri se ha encargado con la velocidad del rayo del resto de hombres de jengibre de la bandeja. En lo que Ogi y él habían terminado un par de paredes cada uno y hecho a la Yona y Hak de jengibre, Hyuri había hecho a varios de ellos en su versión panificada.

Tenía a un Kye-Sook muy convincente con su característico fleco y su típica carpeta de informe que llevaba a todas partes, a un Min-Soo con una bata de médico (después de todo es lo que el chico estaba estudiando), a Geun-Tae y su salvaje cola de caballo junto con una sonrisa diabólica y, a su lado, se erguía felizmente una Yun-Ho de jengibre que hasta el momento era la más detallada de todas. Hyuri en ese momento había agarrado una pequeña galletita ovalada y estaba haciendo al Talugu como un bebé envuelto en una manta, pese a que el niño con sus 13 meses era más un infante que un bebé. Lo que enterneció de sobremanera a Yun-Ho.

—Son fantásticos Hyuri, no sabia que tenias tanto talento —comentó Soo-Won fascinado mientras Geun-Tae se acercaba y tomaba con cuidado al Talugu de jengibre antes de ponerlo junto a sus padres de jengibre.

—Tienes un gran ojo para los detalles —alabó Yun-Ho encogida sobre el Kye-Sook y Min-Soo de jengibre.

—Tienes que tenerlos si vas a trabajar como guardia personal de alguien y considerando que tuviste que vigilar a Soo-Won en su infancia y también a Yon-Hi. Esa mujer tenía un talento natural para meterse en situaciones espantosas. Supongo que ese era parte de su encanto —comentó Geun-Tae encogiéndose de hombros, mientras Hyuri avanzaba rápidamente en el pequeño Joo-Doh con su característico ceño fruncido—. Oh por favor, añade a una señora de jengibre al lado —Todos voltearon a observar a Geun-Tae, aunque en su defensa ni Soo-Won ni Yun-Ho lucían muy impresionados—. Ay por favor, tendrá sentido más tarde además, ¿no estaba hablando Lili ayer sobre manifestar y todo eso?, alguien tiene que pedir que el pobre tipo no se quede eternamente soltero.

Con esa explicación tan pobre, la señorita anónima fue creada y colocada rápidamente junto a "Joo-Doh". Geun-Tae no tardó en sacar su celular para tomar una fotografía. Se demora un poco más en su teléfono después de eso y es obvio a quien le está enviando la imagen. Rápidamente Hyuri pasa a hacer a Ogi mientras Yun-Ho crea a un Hyuri de jengibre con una de los hombres de jengibre más grandes. En lo que Yun-Ho crea a su hombre de jengibre, Hyuri ya se ha movido rápidamente a hacer a un Soo-Won de jengibre.

—Sé que se supone que son para las casas pero, ¿no podríamos hacer algunos más de estos y quedárnoslos? —pregunta Min-Soo.

Hyuri ni siquiera duda y toma más hombres de jengibre para repetir su hazaña. Mientras mueven a los originales a una bandeja para dejarle espacio a Hyuri, el brazo del Min-Soo de jengibre se parte junto con la cabeza de Soo-Won. Yun-Ho arregla rápidamente a Min-Soo con glasé blanco y lo camufla en su bata de médico mientras que Soo-Won pega el cuello de su homónimo, pero no le convence el resultado.

—Bueno, supongo que esta es la definición más literal que tendré de que un día perdí la cabeza —dice bromeando.

—A menos que te ataque desprevenido un hacha voladora, en cuyo caso supongo que eso superaría rápidamente esto —menciona Ogi.

—En tu barrio podría pasar.

—Oye, no exageres… Aunque bueno, cosas muy raras y horribles ya han pasado por allí. ¿Recuerda la venta ilegal de granadas?

—Muchachos, podrían por favor… —Yun-Ho se vio interrumpida por un Kye-Sook tranquilo que añadió "yo no lo llamaría muchacho" en referencia a Ogi.

—Se puede arreglar de mejor manera, ¿no? —preguntó Soo-Won queriendo distraer a Yun-Ho de la conversación horrible que Ogi y él mantenían.

—Podrías ponerle un accesorio para el cuello para disimularlo... Hazle una bufanda —Ante el comentario de Yun-Ho, Soo-Won tuvo un momento de realización y automáticamente fue a recoger glaseado celeste.

—Hace unos años, Yona desarrolló una pasión por el tejido inexplicable, se puso a tejer durante el verano para llegar a tiempo para el invierno e hizo accesorios de invierno a varias personas cercanas. Hak y yo acabamos con bufandas idénticas, que bueno… Después de debatirlo, Hak y yo llegamos a la conclusión de que podríamos atar ambos extremos, amarrarlos al poste de la cama y huir por la ventana de la habitación de Yona —explicó Soo-Won mientras dibujaba una bufanda larga que caía por detrás del muñeco

—La habitación de Yona está en un tercer piso —señaló Min-Soo estupefacto.

—Bueno, te dije que Yona estaba emocionada. La bufanda que me dio podía envolverse fácilmente siete veces alrededor de mi cuello y le sobraría un poco en los extremos, la de Hak llegó a las nueve vueltas —En eso Soo-Won aprovechó para acercarse al Hak de jengibre y le colocó su propia bufanda extra larga con glaseado azul— Con esto ahora son copias fidedignas. Gracias Hyuri.

—La idea de Hyuri es buena, ¿por qué no hacer al resto de las personas que trabajan en el evento? —preguntó Kye-Sook.

—Me encanta —acordó Yun-Ho emocionada mientras aplaudía antes de traer otra bandeja de hombres de jengibre y sentarse en su lugar, sacó su teléfono y comenzó a buscar fotos de la gente.

Kye-Sook también se puso a buscar en su teléfono imágenes para pasarlas al grupo que tenían y hacer más fácil el trabajo de todos.

Soo-won no pudo evitar sonreír, era una cosa tan pequeña y sin embargo ponía en ellos la sonrisa más grande, como si se les hubiera permitido volver por un momento a su infancia. Era curioso que esas pequeñas cosas horneadas aunque frágiles pudiesen darles un momento así; seguro, cálido y confortable, pero suponía que ese era el encanto tras las galletas de jengibre, después de todo. Yun-Ho llamaría a esto la magia de la Navidad.

En ese momento, Soo-Won se levantó para ir a buscar otra bandeja para colocar las galletas ya decoradas hasta que se fueran, pero su teléfono sonó con una notificación. Al sacarlo de su bolsillo vio que se trataba de Hak, así que lo abrió de inmediato de pie apoyado contra el respaldo de su silla.

Con lo ocupados que habían estado todos, no habían tenido tiempo de verse, así que su mayor interacción se había dado por mensajes de texto, al menos eso acabaría en la celebración de esa noche si se les daba la oportunidad. Apenas había hablado por teléfono cuando Hak se lesionó. Lo cual en su opinión era algo injusto, debería ir y molestar a Hak como este hacía cuando él estaba enfermo.

Mensaje de La Bestia del Trueno para Soo-Won. 24/12 17:07: "No creerás lo que está pasando." Archivo jpg. Adjunto: Cara de Hak con expresión nula.

Al inicio Soo-Won no sabía qué esperar. Considerando el historial de las últimas semanas, Hak le había escrito desde actualizaciones del evento, hasta las novedades que ocurrían en su competencia de artes marciales mixtas y sobre su lesión en el hombro. Soo-Won no sabía qué rayos esperar de él en este caso, pero conociendo a Hak, sería algo que valdría la pena. Solo tuvo que esperar 4cuatro minutos para ver a qué se refería.

Mensaje de La Bestia del Trueno para Soo-Won. 24/12 17:11: "La princesa en su carruaje xD" Archivo jpg. Adjunto: Yona y Tae-Jun montados en un carro navideño espantoso. Tae-Jun está en la parte delantera del conductor, tiene la cara de un niño en Navidad y Yona en la parte trasera, luce un poco avergonzada por toda la atención que están recibiendo.

—¿Qué rayos? —susurro. En cuanto recibió el mensaje al contener una risa instantánea lanzó un resoplido que hizo que las miradas girasen hacia él, lo cual no podría importarle menos. Abrió la imagen para verla en más detalle y su sonrisa simplemente creció. Esto era oro puro.

Mensaje de La Bestia del Trueno para Soo-Won. 24/12 17:11. Archivo jpg. Adjunto: Tae-Jun confundido. Yona con la boca abierta, en medio de un reclamo hacia Hak. En una esquina Heuk-Chi también está sacando fotos.

Soo-Won estaba seguro de que podría vivir de esto durante las próximas semanas. Quien le haya dicho a Tae-Jun que esta era una buena idea, claramente se estaba burlando en su cara y él no se dio ni cuenta.

Mirando esta tercera y última imagen, Soo-Won ya no puede contener su carcajada, como es que Yona y Hak se las arreglaban para caer en situaciones tan ridículas y disparatadas estaba más allá de él. Ogi que anteriormente estaba sentado a su lado solo tuvo que ponerse de pie para mirar sobre su hombro para observar la imagen.

—Vaya, quien haya inventado ese carro tan feo tiene mis condolencias, esa aberración debería ser ilegal —Su tono sonó tan seco que solo consiguió hacer reír más a Soo-Won.

—Supongo que tendremos que conseguir el número de esa persona y ponerle una demanda por mal gusto —comentó divertido.

—No te preocupes, conseguiré la información y me aseguraré de que esas monstruosidades ya no puedan circular por aquí —dijo Ogi siguiendo el juego con una sonrisa.

—Aunque no lo sé, Yona podría sentirse halagada. Deberíamos preguntarle su opinión primero antes de prohibirlos ¿no crees?

—Si te quieres arriesgar…

En ese momento Soo-Won no duda en llamar a Hak y con una sonrisa de oreja a oreja Soo-Won simplemente espera que atienda con el teléfono apoyado perezosamente en su hombro mientras toma un hilo suelto de su suéter y lo enrolla alrededor de su dedo.

En cuanto contestan el ruido que se escucha al otro lado es difícil de discernir. Es una mezcla entre viento, golpes y un vehículo en movimiento. Soo-Won apostaría toda su fortuna en ese momento a que Yona estaba intentando arrebatarle su teléfono a Hak, él también haría lo mismo si Hak le tomase una foto vergonzosa, el bastardo podía ser una amenaza cuando quería. Motivo de más para nunca dejar que lo atrapase en una situación comprometedora. Pese a todo lo que había madurado, Yona todavía tenía mucho que aprender en su opinión.

—¿Se puede saber en qué rayos se han metido ahora? —tras decir eso, Hak simplemente esperó un momento entre todo ese ruido infernal antes de responderle.

—¿Qué?… El sonido es insoportable, no escucho nada. Lo siento, Soo-Won, pídele a Yona que te lo explique más tarde — El otro lado de la llamada se cuelga y Soo-Won no podría decir quién de los dos colgó pero no es relevante.

—Ay, por todos los cielos este podría ser fácilmente mi regalo de Navidad favorito.

—Pensé que esa había sido la navaja suiza que te regalé a los 17.

—Oh, no te confundas, fue una adquisición maravillosa, pero el podio actualmente se los disputa tu navaja, esta imagen y el desastre que Yun-Ho y Lili hicieron en mi habitación de hospital hace tres Navidades.

Mientras habla, Soo-Won no pierde el tiempo en escribirle un mensaje a Yona.

Mensaje de Soo-Won para Yona. 24/12 17:21: "¿Podrías explicarme qué es lo que me perdí? Si no vas hacerlo, entonces no mates a Hak, necesito enterarme de alguna manera. Y todavía necesitamos que gane esa competencia, pospón su ejecución hasta más tarde. "

Con eso hecho Soo-Won sonríe satisfecho. y se retira del comedor para ir por otra bandeja.

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Habiendo terminado varias bandejas de hombres y paredes de galletas de jengibre y dejando que los demás se encarguen de pegar y poner a secar las últimas casas, Yun-Ho se toma un momento en la sala de estar de Soo-Won. Min-Soo le había dicho que se tomará un descanso y que él terminaría de supervisar a los demás mientras tanto. Él había notado lo pendiente que estaba de todo y como eso había hecho resbalar su atención un par de veces. Habían movido a Talugu a una habitación un poco más alejada a la inicial porque todos estaban haciendo mucho ruido y Yun-Ho no quería que lo despertara. No sabía si podría gestionar a un grupo de adultos incursionando en el decorado de galletas por primera vez mientras intentaba calmar a su hijo llorando, así que pese a la preocupación, lo había movido y ella se había aferrado a su monitor.

Geun-Tae había desaparecido varias veces y había contribuido poco a la creación de las casas, era obvio para cualquiera que prestara poca atención porque había estado monitoreando a su hijo de manera frecuente al notar a Yun-Ho estresada. Con cada día que pasaba Yun-Ho podía sentir que amaba más y más a ese hombre. Ella no podía entender. Cuando comenzó a gustarle sentía que el afecto por él ocupaba cada rincón de su pecho, su corazón había sido muy pequeño para almacenarlo todo. Cuando se casaron, ella sentía que esos sentimientos habían superado con creces su tamaño corporal y que sus sentimientos habitaban pululando a sus alrededores. Ella no había creído que eso pudiera seguir aumentando, que el amor podía multiplicarse cada vez más sobre sí mismo con el pasar de los segundos, minutos, y horas. Ahora sabía firmemente en su corazón, que el amor que inicialmente sentía por él era diminuto en comparación a la actualidad. Se preguntó si en la Navidad siguiente sus sentimientos seguirían creciendo al punto de inundar todos los rincones de esta casa.

Muchas cosas habían ocurrido estas últimas Navidades. Si Yun-Ho no lo hubiera vivido, sería difícil para ella de creer. Al final del día, cada Navidad era a su manera un nuevo inicio para ella, su familia y sus amigos. Recordó las últimas Navidades que tuvo antes de conocer a Geun-Tae, como paso una de esas noches con sus amigas ya habiendo terminado la universidad, en su primer trabajo, el cual no le gustaba mucho, y en medio de decidir si tomar o no una oportunidad para unirse al emprendimiento de un conocido de la universidad dedicado al paisajismo.

La próxima Navidad fue aún mejor, habiendo encontrado finalmente su vocación y ya haciendo algo que disfrutaba. Luego un par de Navidades borrosas antes de conocer a Geun-Tae, hasta que finalmente lo hizo y su primera Navidad fue un desastre, con demasiadas cosas sucediendo en la vida de ambos, la segunda fue mejor y a la tercera ya estaban casados. Las siguientes fueron muy ajetreadas pero cada una más especial que la anterior, había hecho muchos buenos amigos en esos años, había acompañado a Geun-Tae a un montón de lugares de eventos navideños organizados por personas y había aprendido mucho, tanto de sí misma como de las personas que la rodeaban. Recordaba la Navidad de hace tres años, Geun-Tae y ella recién estaban empezando a plantearse la posibilidad de un bebé como algo real y tangible pero aun, aunque no lo sabían entonces, les quedaba un largo trecho antes de conseguirlo. Geun-Tae y Joo-Doh habían estado trabajando en la misma empresa un tiempo y había estado pensado en emprender sus propias aventuras en el campo empresarial, Yun-Ho llevaba poco más de un año conociendo a Soo-Won y por extensión a las personas que lo rodeaban entonces, tanto a él como a Joo-Doh. Pudo tener una relación más estrecha con la joven Lili e interactuar más con Min-Soo.

Soo-Won se había enfermado poco antes de la fiestas de finales de diciembre, lo que había hecho que su estadía en el hospital concordase con el día de Navidad. Yun-Ho había oído que Soo-Won no era la persona más particularmente festiva, a medida que crecía consideraba la época navideña como un momento de grandes celebraciones donde la gente se reunía y era fácil conseguir contactos de negocios o gastar más dinero de lo usual, lo cual era una visión deprimente de las fiestas en opinión de Lili y ella. Aun con todo, los dos amigos de Soo-Won junto con ellas, habían intentado hacer de esas fiestas algo especial. Yun-Ho. compro almohadones temáticos referentes a las fechas y fue dejándolos a lo largo de sus visitas en el hospital de uno en uno. Para cuando termino, había tres almohadones cuadrados con caras de renos, un par de almohadones peludos y suaves, una almohada de hombre de nieve y otra con la cara de Santa Claus y había almohadones de colores navideños como verdes, rojos, blancos y amarillos. Todos se habían apropiado de alguno a lo largo de sus visitas posteriores. Y el día de Nochebuena, ella y Lili colaron rollos de luces de colores a la habitación pero Lili había sido incapaz de desenredar correctamente una, por lo que tenían unas bonitas guirnaldas colocadas al borde de la ventana rematadas con una bola de enredos luminosas. Habían logrado traer chocolate caliente en un par de termos y galletas de jengibre con las que sobornaron amablemente a las enfermeras para poder colar sus luces, mientras Yona persuadía a una de ellas para colarle a Soo-Won una porción de pastel de navidad que había hecho junto con un pequeño árbol. Hak se había aprovechado de la distracción para colarle libros a Soo-Won que en realidad nunca pudo terminar en su estadía puesto que le dolía demasiado la cabeza, y que en palabras del chico, servían más como excusas para disuadir a visitantes insistentes y molestos. Al final, pasaron una buena Nochebuena. Compartieron chocolate caliente, comieron pastel y galletas, se enteraron de los logros de las artes marciales de Hak, las actividades de voluntariado de Lili y las decisiones que Yona planeaba tomar en el futuro. Tuvieron que apagar las luces demasiado pronto porque empeoraban el dolor de cabeza de Soo-Won pero se lo pasaron en grande y la enfermera los dejos a todos quedarse hasta la medianoche. Desde entonces, Soo-Won había tenido más cuidado en invierno y encontraba la manera de estar en varios sitios a la vez en las festividades para estar en compañía de todo el mundo. Curiosamente siempre aparecía en otro lugar cuando alguien se preocupaba por su salud, pero Yun-Ho entendía que para algunas personas tener a la gente encima preocupándose constantemente por ti podía ser agobiante.

La siguiente navidad más memorable para Yun-Ho había sido la pasada. Talugu nació a principios de noviembre, por lo que había sido una época un tanto caótica y agotadora. Yun-Ho amaba a su bebe, pero a veces temía no poder darle lo que necesitaba o comprenderlo a tiempo. Su vida empezó girar alrededor del pequeño ser y nada más. Yun-Ho siempre estaba nerviosa, porque el bebé pese a nacer en su cuadragésima semana y con un peso saludable, para Yun-Ho seguía siendo pequeño, una pequeña criaturita dulce y anhelada con mucho amor, pero aun con las favorables condiciones, esas primeras semanas lograron asustarla. Después de todo, los bebés no venían con instrucciones, por mucho que pudiera hablar con parteras, médicos y otras madres para prepararse, solo el amor que los padres tenían por sus hijos no era suficiente. Había mucho que aprender y la única manera de hacerlo era haciéndolo. Yun-Ho nunca había querido fallarle a Talugu así que lo había intentado todo sola con ayuda de Geun-Tae, creyendo que si se rendía estaría fallándole como madre. Lo que había hecho que casi considerase olvidarse de la Navidad, pero la familia de Geun-Tae quería ver más al bebé, al igual que la suya, por lo que habían visitado por unas horas a una familia en Navidad y a la otra unos días después. El año nuevo no fue mejor. Les tomó tiempo acostumbrarse y encontrar una rutina que les funcionara a todos y que con sus trabajos no les permitiera descuidar a Talugu. Yun-Ho no había vuelto realmente a trabajar aún, y creía que ese momento se postergaría a mediados del año que viene, pero eso no significaba que no tuviera cosas que hacer. Por eso, en cuanto Talugu se asentó en sus vidas y aprendieron a comprenderlo, Yun-Ho empezó a incorporar a su hijo a sus actividades, lo que significaba también una Navidad en toda regla. Al principio no había estado tan segura de querer participar en el evento, ya que quería hacer de esa Navidad una especial para su familia, pero al final, tras hablar con Yona, decidió que esa sería una gran manera de celebrar esa "primera" Navidad todos juntos. Así que había ayudado horneando roscas navideñas, ya que eso le permitiría pasar mucho tiempo en casa y luego había aceptado la propuesta de Soo-Won de ayudarlos a hacer casas de jengibre. Cuando originalmente el plan era que solo les escribiera una receta. Yun-Ho no podía quejarse. Al final del día no podía negar que estaba encantada.

Ahora Yun-Ho no puede dejar de fantasear con todas las Navidades que están por venir, la ilusión arde en su pecho desenfrenadamente y ella quiere aferrarse a ese sentimiento. Quiere que cuando Talugu crezca y mire hacia atrás, recuerde los momentos mágicos rodeado de personas maravillosas y con el amor de sus padres siempre presente.

—Ha decidido que este es un gran momento para jugar. Min-Soo le está haciendo compañía —anuncia Geun-Tae al entrar por la puerta, mientras se acerca a Yun-Ho quien no puede evitar estar parada frente a la ventana mirando el jardín nevado, las luces parpadeantes que veía por la ventana le sacan una sonrisa.

—Me alegra que esté feliz. Al principio no estaba segura, pero me alivia saber que al final acepté la propuesta de Yona. Me alegra estar aquí haciendo casas de jengibre y dejando que Talugu juegue con lo que son básicamente sus tíos.

—Falta él más importante en este momento, pero quizás eso sea bueno. Así no le enseñara a tener un ceño fruncido permanente tan pronto en la vida.

—No digas eso, Joo-Doh es verdaderamente bueno con los niños.

—Dijo que tras conocer a Yona y a Soo-Won cuando eran niños, Talugu le parece un ángel a esta edad, pero dice que no se confiara hasta que el niño muestre la personalidad que tiene cuando pueda caminar.

—Bueno, supongo que todos lo esperamos ¿Qué clases de travesuras hará el pequeño Talugu cuando pueda hacer cosas por su cuenta, cuánta de tu personalidad rebelde y enérgica tomará?

—Joo-Doh reza por que no sea la vena competitiva, dice que si heredó eso de mi, el niño podría convertirse en una pesadilla.

—Eso no es algo muy amable que decir de un niño. Sin embargo, cuando tengo en cuenta la cantidad de años que ustedes se conocen, no me sorprende en lo más mínimo que esa sea realmente una preocupación —compartió divertida.

—¿Qué puedo decir? yo espero que sus hijos no hereden su ceño fruncido y él espera que los míos no hereden mi competitividad. Supongo que teníamos que ponernos al menos de acuerdo en algo.

—Estoy de acuerdo, pero incluso si imita su ceño fruncido o persigue a todos con una espada de madera, estoy segura de que crecerá para ser el niño más feliz del mundo.

—Suenas muy segura.

—Por supuesto, eres su padre, tiene una familia de sangre y extendida maravillosa que lo ha amado desde el momento en que supieron de su existencia y ese amor solamente crecerá con el pasar de los años, cuando conozca a nuevas personas, cuando haga nuevos amigos y cuando decida quién quiere ser. No puedo esperar a ver en qué clase de persona se convertirá, pero a veces deseo...

—¿Qué?

—¿Es egoísta el desear que se quede pequeño para siempre protegido entre mis brazos y el amor que todos le damos? Creo que estamos todos en un buen momento, y aunque sé que es parte de la vida, todavía temo un poco cuando se dé cuenta de que el mundo no es un lugar tan maravillosos o fantástico como debería ser, cuando conozca su primera decepción, tenga su primer corazón roto o incluso su primera Navidad lejos de sus padres.

—Yun-Ho el hecho de que te preocupes por eso no te hace egoísta, ni una mala madre. Solo es prueba de lo mucho que lo amas. Además ambos sabemos que si se te diera la opción de mantener a Talugu como está nunca la aceptarías, no le harías eso, porque tanto tú como yo queremos conocer el tipo de personas en que se convertirá y acompañarlo a cada paso del camino.

—A veces creo que no te he dejado lo suficientemente claro lo agradecida que estoy de que hayas entrado a mi vida. Nunca pensé que todo esto, que parece un sueño, se convirtiera en mi realidad. Que estaría aquí, casada contigo, teniendo una Navidad maravillosa con nuestro primer hijo, rodeados de personas increíbles, a veces… no se siente real. Es en momento así, que me doy cuenta de lo bendecida y afortunada que soy.

—Soy una persona afortunada —Geun-Tae no pudo evitar acercarse para abrazar a su esposa tras decir eso—, tuve la dicha de conocerte y tener a Talugu y no creo que me haya dado cuenta de lo mucho que quería esto hasta que sucedió. Si hay alguien afortunado en ese caso soy yo, y quizás todo el resto de personas allá afuera que tuviera la oportunidad de conocerte, Yun-Ho.

—Me resulta divertido, ¿sabes? Todo el mundo te ve y piensa en tu personalidad competitiva o perezosa y en tu apariencia salvaje y nadie nota que eres un romántico empedernido —La sonrisa de Yun-Ho podía notarse simplemente con escuchar su voz.

—Bueno, no niego que sea verdad, pero supongo que hay cosas por las que la gente cambia. O crece, según como quieras verlo.

—Creo que de eso se trata al final, de encontrar a las personas a las que quieres y crecer junto a ellas. Convertirte en la mejor versión de ti mismo, pasar los momentos más importantes y emotivos e intentar crear recuerdos juntos. Como ahora, preparándonos para celebrar la mejor Navidad de nuestras vidas.

—Creo que esta ha sido, por el momento, la mejor Navidad de mi vida —dijo separándose lentamente de su esposa para tomar su mano.

—¿Por el momento?

—Vendrán más… y mejores —dijo sonriendo—. Vamos, aún tenemos que terminar de empaquetar las casas de jengibre y estoy segura de que Talugu extraña a su madre.

Yun-Ho no pudo evitar sonreír ante eso.

Así, Yun-Ho y Geun-Tae se alejaron de la ventana, pero cuando se acercaron a la puerta, vieron colgado por la parte dentro de la habitación en la zona superior del marco de la puerta, un muérdago amarrado con un listón rojo.

—Sabes que hay una tradición referente a esto, ¿no? —dijo Geun-Tae acercándose a su esposa.

—Creo recordar algo por el estilo —Yun-Ho se paró de puntillas y depositó un beso en los labios de su esposo. Yun-Ho está convencida de que así era como se sentía la magia navideña.

Su esposo tenía razón después de todo, vendrían más Navidades… y mejores.

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—Es una buena fotografía ¿no crees? —mencionó Soo-Won mirando por encima del hombro de Hyuri hacia su teléfono, donde había una toma perfecta del momento exacto en el que Yun-Ho y Geun-Tae se besaron, a lo que Hyuri asintió.

Hyuri siempre había tenido ese talento, tomaba fotos magníficas de momentos que las personas normalmente no se tomaban la molestia de fotografiar por estar viviendo el momento. El tenía algunas fotos de sus padres en esa clase momentos gracias a Hyuri, incluso algunas con Hak y Yona de cosas memorables de su infancia. Como la vez que él y Hak fueron atrapados tras cambiar la estrella del árbol de Navidad en una de las celebraciones hechas por el padre de Yona por un pollo congelado. En ese momento ellos estaban en la habitación de Yona haciendo una carpa con mantas y almohadas con luces navideñas, Hyuri tomó una foto de ellos en su pequeño caos de almohadas y luces antes de que Il entrase con Joo-Doh por la puerta exigiendo una explicación. Ese momento y otros momentos entrañables de su infancia fueron inmortalizados por Hyuri.

Pese a no estar interesado en el romance, Soo-Won podía apreciar este tipo de cosas, significaba que las personas que amaba estaban felices. Si tan solo Yona y Hak tomasen prestada una página del libro de Yun-Ho y Geun-Tae y se besarán bajo un muérdago su vida seria mucho mas sencilla.

—Envíamela. No faltan muchos meses para su aniversario y estoy seguro de que podemos hacer un buen regalo con eso, quizás un álbum de fotos o algo así. Oh, ¿podrías tomarle fotos también a las casas de jengibre? Hay algunas en las que Yun-Ho tuvo que hacer un esfuerzo extra para salvarlas, pero hay otras que son maravillosas al igual que tus hombres de jengibre. Sería bueno tener una imagen tangible de eso.

Hyuri estuvo de acuerdo y se levantó para llevar la petición a cabo.

Soo-Won no pudo evitar volver a mirar la mesa con los hombres de jengibre centrándose en Hak y Yona, aprovecho para tomarle una foto a la pareja panificada y sonriente. Las galletas le sacaron una sonrisa y no pudo evitar sacar su teléfono y observar las fotos que había recibido, junto con la incorporación final que Yona había hecho más tarde.

Mensaje de Yona para Soo-Won. 24/12 17:35: Archivo jpg. Adjunto: Hak en el carro, con el brazo estirado tratando de alcanzarla, pero siendo detenido por la puerta que es muy pequeña para él. Su boca está claramente diciendo "¡ra!"

Su sonrisa solo creció al verlas de nuevo, tendría que mostrarles a Min-Soo. Después de todo él también había conocido a Tae-Jun y estaba seguro de que la imagen le sacaría una sonrisa.

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Kye-Sook mira desde el comedor a la entrada de la cocina. Las bandejas siguen perfectamente apiladas una sobre otra. Había temido que cayeran, ya que la torre no había parecido muy estable para empezar, pero tal como mencionaron Min-Soo y Hyuri, no lo haría. Aunque Ogi ya había empezado a empaquetar algunas de las casas mientras ellos vigilaban al niño.

Su vista volvió a Min-Soo quien tenía a Talugu en sus brazos mientras este se apoyaba erguido en sus brazos. Uno de sus pequeños brazos se sostenía de Min-Soo, el otro sostenía un barquito de madera con techo y detalles en rojo.

Era curioso lo rápido que crecen los niños a su edad. Antes era muy pequeño y se aferraba a sus padres constantemente y ahora gateaba por toda la casa por su cuenta o caminaba siempre que estuviera agarrado de la mano de alguien.

Era sorprendente pero a la vez extraño, Kye-Sook rara vez se cruzaba con niños pequeños antes de que Yun-Ho quedase embarazada y durante los primeros meses del bebe, no la veían mucho y ahora Talugu parecía haberse incorporado a la rutina como si siempre hubiera estado allí.

Hablando de algo que siempre estaba allí, Joo-Doh no había estado presente, era extraño porque era sobre todo un hombre que siempre se ceñía a sus compromisos y Kye-Sook era lo suficientemente listo como para imaginarse que eso era culpa de Geun-Tae y los mensajes extraños que estuvo enviando durante semanas.

—Es idea mía, ¿o Soo-Won ayudó a Geun-Tae a deshacerse de Joo-Doh?

—No creo que sea una sorpresa después de todo. La pregunta que hay que hacer realmente es qué tan enojado estará Joo-Doh cuando regrese —comentó Min-Soo mientras aceptaba el barco de juguete de Talugu mientras éste agarraba una jirafa de felpa.

—No creo que más de lo habitual, pero ciertamente estará furioso con Geun-Tae. Me gustaría saber que tanto nos arrastrara con ello.

—Su enojo nunca dura demasiado, si realmente estuviera molesto se encargaría de solo molestarlo a él. Aunque creo que ahora se contendrá bastante por Yun-Ho y el niño.

—Podría ser. La verdad es que ha sido un año con bastantes cambios. Es difícil saber qué será lo próximo.

—Yo diría que han sido unos años con bastantes cambios, no solo esté, al menos los dos anteriores como mínimo. Aunque este año en particular ha sido… bastante caótico.

—Con tan solo ver las festividades te das cuenta. ¿Alguna vez pensaste que nos involucraríamos en algo así? —preguntó Kye-Sook aludiendo a las bandejas con casas de jengibre.

—No lo sé. Creo que de alguna manera, ya esperaba que las cosa me sorprendieran. Es como si todos nos hubiéramos puesto de acuerdo para avanzar en nuestras propias decisiones y simplemente esto es el resultado de la convergencia de esas decisiones. De cualquier manera me alegra. Esta es una Navidad sin visitas al hospital, sin apariciones de la policía, sin ningún pequeño accidente por borrachos entusiastas, al menos por el momento, y en general bastante pacífico. Creo que me gusta esta clase de Navidad.

—¿Absurdamente aburrida? —preguntó con una ceja arqueada.

—Increíblemente tranquila. Al menos por ahora —finalizó Min-Soo mientras bajaba a Talugu al suelo.

En ese momento Yun-Ho y Geun-Tae hicieron acto de presencia y su hijo caminó lentamente hacia ellos, mientras Yun-Ho se agachaba para recibirlo entre sus brazos. Hyuri y Soo-Won llegaron detrás.

—Creo que podemos dar por finalizada nuestro exitoso proyecto de casas de jengibre. Hay que terminar de empaquetarlas y subirlas al auto —comentó Yun-Ho feliz mientras se levantaba con su hijo en brazos.

—Espera, quiero una foto de esto —dijo Soo-Won señalando la mesa donde habían un par de bandejas con casas de jengibre que estaban esperando a ser guardadas—. Hyuri, ¿puedes poner un temporizador en tu teléfono?

Así, Hyuri terminó apoyando su teléfono en una pila de bandejas sin nada y usando un temporizador para tomar un par de fotografías de todos.

Estaban todos parados detrás de la mesa uno al lado del otro. Yun-Ho estaba en el centro con Talugu en brazos mientras el niño sostenía su barco de madera. Geun-Tae por otro lado se paró más cerca del extremo izquierdo, sostenía en alto un Joo-Doh de jengibre, a quien había sacado de una bandeja insistiendo que tenía que salir en la foto para representar la presencia faltante de Joo-Doh, cosa por la que nadie iba a discutir con él. Al final del extremo izquierdo algunas casas de jengibre fueron acomodadas para quedar en la mesa frente a todos. Min-Soo estaba entre Geun-Tae y Yun-Ho. Soo-Won estaba al lado de Talugu quien estaba en el brazo izquierdo de Yun-Ho y Hyuri estaba en el extremo derecho.

La foto sería pasada al grupo que todos tenían más tarde y durante el próximo año, se encontraría en un álbum de fotos navideño hecho por Yun-Ho, para conmemorar los años de su hijo. Pero la primera persona en verla aparte de los participantes, fue el único miembro faltante cuya ausencia se había solventado con su homólogo de jengibre.

Al final puede que solo fueran simples galletas, pero de alguna manera construirlas se había sentido como una prueba más. La construcción de las casas podía ser difícil cuando por momentos parecían tan frágiles. A veces tenían que tomar ciertas decisiones para que sus esfuerzos no fueran en vano y al final estas decisiones habían dado sus frutos. ¿Quién diría alguna vez que una simple actividad navideña, podía unir y representar tanto para las personas? Pero la vida siempre encuentra formas de brindarte sorpresas y las sorpresas navideñas aún no habían acabado.

Y quizás los milagros navideños manifestados, tampoco.

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9

Joo-Doh y An-Gie estaban sentados en una cafetería bebiendo chocolate caliente. Ambos habían buscado a las personas con las que habían venido al centro comercial y por las cuales fueron abandonadas. Aunque An-Gie admitió saber que todo el asunto era para una cita, aceptó por el hecho de que si lo hacía, sus amigas finalmente la dejarían en paz. Al ver que sus opciones se reducían a buscar personas que claramente se habían deshecho de ellos y que los molestarían por haber "arruinado" sus planes. Ambos decidieron que lo mejor era quedarse en una cafetería conversando, que quedarse en el frío congelándose intentando razonar con causas perdidas. Así es como habían acabado allí, sentados hablando durante horas, incluso habían devorado casi por completo una de las tres roscas navideñas de Yun-Ho, que Geun-Tae le había dado.

Joo-Doh había aprendido hace años a golpear a Geun-Tae siempre después de sus tonterías, puesto que no tenía caso realmente perseguirlo en medio de ellas. Esperaba que An-Gie aprendiera rápidamente esa lección. A los idiotas no se los educa, se los deja campantes merodeando por el mundo hasta que sus ridiculeces los arrastran a hoyos de problemas de los que tienen que salir habiendo madurado o, por desgracia, repetir de nuevo el proceso.

Y dado que sus queridos amigos habían decidido que era buena idea ignorar sus mensajes, ambos por principio habían dejado los teléfonos sobre la mesa y los habían dejado sonar con indiferencia. Los únicos mensajes que Joo-Doh se tomó la molestia de mirar fueron los de Yun-Ho en los que ella le dijo que "su marido le avisó de su compromiso de última hora y que no había problema con que no se presentara." Incluso le había pedido que no se preocupara por nada y que ante cualquier problema la llamara. Cómo esta mujer había conseguido enamorarse de Geun-Tae era para él un completo misterio.

—Entonces, ¿estás trabajando para otra empresa ahora? —preguntó Joo-Doh

—Si, lo bueno es que el horario es más flexible y eso me ha permitido viajar más.

—Recuerdo que dijiste que querías hacerlo.

—Sí.

—Me alegro de que, al menos a uno de nosotros, se le están cumpliendo los sueños.

—Déjame adivinar, ¿Los tuyos incluyen alejarte una buena temporada de Geun-Tae?

—Se supone que los sueños sean alcanzables, con que deje de concertarme citas con extraños, me conformo. No tengo interés en tener una relación romántica.

—Entiendo tu punto… —Joo-Doh recibe entonces una notificación de su teléfono, lo que interrumpe la respuesta de An-Gie. Al ver que su teléfono sonaba constantemente por mensajes y temiendo que fuera una emergencia, no pudo evitar ceder.

Arriba de un montón de mensajes de estrellas y campanas, Joo-Doh puedo encontrar el mensaje que lo inició todo.

Mensaje de Gran molestia para Joo-Doh. 24/12 16:48: Archivo jpg. "Tu tocayo incluso tiene tu ceño fruncido". Adjunto: Dos galletas de jengibre se encuentran una al lado de la otra, una es claramente una mujer de jengibre mientras el otro es claramente una alusión a Joo-Doh con ceño fruncido.

Ante la imagen Joo-Doh no pudo evitar fruncir el ceño. Luego de esos recibe un par de mensajes de Geun-Tae de que no interrumpa su cita y que no tiene por qué ir a la evento, ya que de ser necesario él le inventara una excusa. Soo-Won incluso tuvo el descaro de enviarle un mensaje más temprano, que Joo-Doh ignoró hasta ese momento, diciéndoles que no tenía que preocuparse por nada y que simplemente disfrutará el día.

Incluso Kye-Sook le escribió diciendo que no entendía a qué se debía su ausencia, pero que si pasaba algo lo llamara y que ya habían dividido sus tareas correspondientes para montar la decoración antes del evento entre sus respectivos compañeros.

Joo-Doh decidió ignorarlos, hasta que más tarde recibió un mensaje de Geun-Tae que también era una imagen por lo que pudo ver en la notificación y su curiosidad le ganó.

Reconoció el comedor de Soo-Won al instante, arriba de las mesas se veían varias casas de jengibres terminadas una al lado de otra, parecían un pequeño vecindario de dulces en construcción y, por detrás, de pie, podía verlos a todos. Yun-Ho quien había comandado la "operación" estaba en el centro con Talugu en sus brazos. Pero lo que más llamaba la atención era que en el final de la fila en la zona izquierda estaba Geun-Tae sonriendo a la cámara y manteniendo a la altura de su pecho una galleta de jengibre. Exactamente el mismo Joo-Doh de jengibre de la foto anterior, lo que le hizo temblar un ojo. Ese hombre podía tener cuarenta años y aún así hacer payasadas que haría un niño de siete años.

Ante ese último mensaje, Joo-Doh se dio cuenta de que no lo necesitaban, así que podría quedarse aquí unas horas más, sonaba como un buen plan. Sobre todo porque no tendría que tolerar ni a SooWon, ni a Geun-Tae. Después de todo, si había problemas, ellos podrían contar con su versión de galletita. Veremos si eso les servía de algo. Además, todavía faltaban algunas horas hasta que empezara el evento.

Hasta entonces, Joo-Doh decidió no preocuparse, además An-Gie había resultado ser una compañía interesante y tranquilizadora. Por una vez Joo-Doh no podía creer su buena suerte. Se aseguraría de investigar después quién le dio la recomendación a Geun-Tae.

Por ahora tenía una tarde libre que pasar con una compañía tolerable… y amigable.

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10

Soo-Won y compañía arribaron al lugar del evento a las seis de la tarde. Aún había algunas personas terminando de sacar nieve en algunos lugares pero no era nada grave. Geun-Tae y Yun-Ho llegarían más tarde puesto que ellos todavía tenían que trasladar algunas casas de jengibre que ellos no habían traído por la falta de espacio.

Min-Soo y Kye-Sook se fueron a preparar las mesas de las carpas en las que estarían las casas de jengibre. Hyuri, Ogi y Soo-Won por otro lado se fueron a montar unos arcos que deberían ser recubiertos de oropel y cintas y que serían coronados al final con muérdagos. Aunque la realidad fue que Ogi los abandonó por un rato para dibujar en un trozo de papel un croquis sobre dónde debían colocarse algunos muérdagos. Para Soo-Won era obvio que estaba tramando algo, probablemente para Hyuri también, pero prefirió dejarlo hacer lo que quiera. En este momento no tenía ni la energía ni las ganas para averiguarlo, él ya tenía el proyecto de buscar a Yona y a Hak para obtener respuestas y, Dios no lo quiera, a Tae-jun de ser necesario. Soo-Won siempre podía investigar las travesuras de Ogi mañana, lo más probable era que se las contase él mismo. Por lo que no había de qué preocuparse y, pues bueno, si se desataba el caos debido a sus decisiones siempre podía mirar a hacia otro lado y culpar a los borrachos o a aquellos que hubiesen decidido hacer apuestas a costa de otros. Probablemente Ogi estuviese ayudando al grupo de apuestas con sus planes y si había algún dios, cosas que dudaba, quizás sus planes podrían ayudar incluso a Hak y Yona.

Soo-Won mientras tanto estaba junto a las cajas de decoración que habían traído para montar los arcos, armando los muérdagos con moños y preparando los pequeños centros de mesas que irían en las zonas con comida con algunos muérdagos aquí y allá para que todo el mundo tuviera una excusa para besarse. Además, el árbol ya estaba siendo adornado y Soo-Won corrió para llevarles una pequeña caja de decoraciones que incluían campanas aferradas a muérdagos. Si todo salía bien, este lugar sería peor que cualquier local de moda durante San Valentín.

El plan era montar cinco arcos en total. El más grande estaría cerca del árbol, los demás estarían cercanos a los diferentes puestos de interés pero con el suficiente espacio como para que fuese posible sacarse fotos en ellos. En cuanto estuvieron armados y perfectamente colocados, se dividieron para rodear los arcos con cinta de guirnalda de oropel verde, con eso terminado y con casi una pequeña crisis porque creyeron que las guirnaldas no serían suficiente para rodear los arcos, siguieron adelante. Hyuri incluso colocó dos campanas en los postes del arco más grande con lazos decorativos y Soo-Won se subió a la escalera para colocar el muérdago con un lazo rojo.

Ogi tuvo la idea de ponerle lucecitas de colores a dos de los otros arcos para que todos tuvieran algo diferente que hicieran que la gente escogiera en qué arcos querían estar. Mientras él hacía eso, envía a Hyuri con parte de los muérdagos restantes a toda el área, esto mientras él se iba con el resto a todo el lado oeste a pegarlos. Coloca algunos estratégicamente en los rincones para que la gente tímida tuviera su momento y el redil de apuesta fuera más "fructífero", Soo-Won sospechaba algo por el estilo pero Ogi se lo comentó durante el almuerzo, aunque no fue muy específico sobre lo que acordó en su encuentro con Gi-Gan. Fue y colocó los adornos de mesa con un muérdago en un puesto que acaba de terminar de prepararse y en las entradas. Luego corrió al auto a recoger los chalecos de todos, los cuales se negaron a ponerse hasta terminar de armar todo para no mancharlos.

Corrió donde Min-Soo y Kye-Sook para dejar sus chalecos junto a ellos y se permitió tomarse un pequeño descanso y sacó su teléfono. No pudo evitar volver a ver las fotografías de Hak y Yona lo que le sacó una sonrisa. En medio de todo este caos para terminar de preparar todo aún no había podido verlos.

Soo-Won recibió un mensaje de Yun-Ho de que ella y Geun-Tae ya iban en camino y se relajo. Comprobó su lista mental de cosas por hacer para asegurarse de que no faltaba nada.

¿Arcos con muérdagos? Listos. ¿Decoraciones con muérdago para el árbol? Listo. ¿Centros de mesas con muérdago? Listos. ¿Muérdagos pegados en rincones específicos? Listo. ¿Mesa para las casas de jengibre armada? Listo. ¿Mitad de las casas de jengibre colocadas? Listo. ¿Chalecos? Listo.

Solo faltaba Yun-Ho y Geun-Tae y todo estaría listo.

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11

Yun-Ho y Geun-Tae llegaron y colocaron con ayuda de los demás las casas de jengibre que faltaban en la parte de atrás de la carpa. Soo-Won aprovechó para pasarles sus chalecos y tomó a Geun-Tae del brazo para apartarlo y hablar con él.

—¿Sabes algo de Joo-Doh? Aunque le he escrito, él no me contesta.

—Me pasó lo mismo, creo que está enojado porque ignoramos sus mensajes. Aunque se me hace raro que no avise que no vendría.

—A menos que entonces esté de camino.

—Bueno, mientras no podamos contactarlo no podremos saberlo. Si no sabes nada de él mañana en la mañana podríamos considerar montar un equipo de búsqueda.

—Por favor, dime que no lo obligaste a juntarse con una persona de la que no sabes nada.

—¿Cómo un asesino serial?

—Geun-Tae.

—Estará bien, él puede defenderse y la pobre chica no estará halagada de que creas que podrías secuestrar a Joo-Doh.

—Yo no dije eso.

—Lo insinuaste, que es lo mismo. En cualquier caso, si aparece, estará enojado con ambos, así que yo que tú me haría escaso.

—No puedo creer que vaya a decir esto, pero creo que es la primera vez en mi vida que me arrepiento de mis decisiones.

—Bueno, aún eres joven. Vendrán más y peores, créeme —dijo dándole una palmada en el brazo antes de desaparecer entre la multitud.

Soo-Won suspiro entonces. No le quedaba de otra más que esperar, puesto que las festividades estaban a punto de comenzar. Él solo podía esperar que todo saliera bien.

Media hora después, Yona se acerca a él, es entonces cuando lo pierde y no puede evitar reírse. Él recuerdo de las imágenes lo inunda y comienza a reírse y el hecho de que Yona le pide que pare, mientras se sonroja de la vergüenza, mientras intenta explicarse, hace que la situación sea mil veces más hilarante. Necesita un video de esa monstruosidad traída por Tae-Jun a su prima y está seguro de dónde podría conseguir el material si las imágenes que le paso Hak tienen algo que decir.

—Lo siento, lo siento, es solo que es tan ridículo que… solo a ti te pasan estas cosas Yona —comentó entre risitas.

—Deja de reirte, por favor.

—Haré lo que pueda pero déjame preguntarte, ¿de casualidad hay alguna foto más que puedas pasarme? Si no lo hubiera visto, seguro que no lo creería. Espera, si. Esto grita Tae-Jun por todas partes —le dice divertido antes de sonreír intentado reprimir su risa

—Pues lo siento, pero yo no tomé ninguna salvo por la foto de Hak que ya te envié y dudo que Hak tenga otras… —Ante el comentario ofuscado de Yona, la sonrisa de Soo-Won crece y esta no se sorprende cuando este vuelve a reírse.

En ese momento Tae-Jun entra en escena para avisarle ilusionado a Yona que ya era hora. Había pasado una hora, se suponía que a las veinte encenderían el árbol, la atracción principal de todo este evento, y la emoción y nervios se notaban en el aire. En ese momento Yona pareció recordar algo porque salió corriendo sin mirar ni a Soo-Won ni a Tae-Jun.

De repente Tae-Jun está a punto de acercarse a él cuando mucha gente se amontona y lo pierde de vista, pero no se preocupa porque sabe que puede encontrar a Heuk-Chi para pedirle más fotos. Así que comienza a avanzar hacia donde sabe que se deberían encontrar esos dos.

En ese momento, Joo-Doh pasa corriendo como un rayo, pero ninguno de los dos se ve y sigue avanzando hasta ver que Hak y Yona se han posado debajo del gran arco con un muérdago. Va a ignorarlos puesto que no vale la pena interrumpir su momento que podría ser un avance (de una maldita vez por todas), pero saca su teléfono para enviarle la foto a Hak y preguntarle en broma que intenciones tiene con su prima, cuando Yona toma a Hak por su chaleco y lo besa. Con esa imagen capturada Soo-Won se va satisfecho a seguir con su búsqueda.

Va a enviarle esta foto a Hak mañana a la mañana como su regalo de Navidad junto con la foto de sus homónimos de jengibre y será entonces cuando finalmente lo moleste. Por ahora, les dejara tener su momento, el cual por lo visto están aprovechando.

Decide volver a su puesto por el momento hasta que las aguas se calmen un poco. Parece que después de todo, su prima tomó una página del libro de Geun-Tae y Yun-Ho. O quizás fuera la manifestación hecha con las galletas de jengibre. Supone que tendrá que preguntarles si está en su planes comprar una casa o con cuántos hijos se imaginan viviendo en el futuro. Quizás mañana pueda tomar unas galletas de jengibre restantes y dibujar una nueva versión de ellos ataviados en un vestido de novia y un esmoquin. Solo el tiempo lo dirá.

Definitivamente esto se cataloga como un milagro navideño. Solo queda esperar que Hak no lo arruine.

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12

Joo-Doh llega al evento. Pasa por la entrada principal con facilidad puesto que quienes la controlan lo reconocen y lo ven entrar como una rayo. La cuenta regresiva para encender el árbol ya está en marcha y el maldice.

En este momento firmemente decide que va a matar a Geun-Tae. No puede evitar querer estrangularse por tener malditas ganas de evitar al sujeto y haber llegado tarde. Una cosa es no presentarse en la tarde a construir casas de jengibre porque dos idiotas lo emboscaron y Yun-Ho lo disculpó por no presentarse, pero de allí, a perderse el evento, hay una gran diferencia.

Tras pasar su tarde con An-Gie, insistió en acompañarla a tomar un taxi pero esta le pidió que la llevase a la parada de autobús donde podría tomarse un bus para llegar a casa y el tráfico fue una locura. Joo-Doh no podía creer haber llegado tarde.

Miró entre el mar de personas tratando de localizar a Geun-Tae, pero es imposible verlo, así que se acerca a la zona donde debería estar su puesto pero aún no logra encontrarlo. Todo el mundo parece feliz con el árbol finalmente encendido y hay un pequeño momento de conmoción cuando la estrella del árbol se tambalea, pero la ardilla que siempre merodea donde Yona y sus amigos salva el día, ganándose un par de aplausos. Deja de distraerse y trata de buscar entre la multitud cuando una mano llega a su hombro y él se gira.

Yun-Ho lo mira con una sonrisa.

—Joo-Doh, me alegra que hayas llegado. Geun-Tae me contó las buenas noticias. Espero que hayas tenido una tarde maravillosa con esa señorita.

—Yo, bueno… no es exactamente así como sucedió, ¿y qué rayos te dijo él?

—Bueno, me dijo que conociste a alguien y que finalmente tuviste una cita. Conociéndolo, sentí que probablemente te estaba tendiendo una trampa como suele hacer, pero me aseguró que realmente ya la conocías.

—La conozco sí, pero no significa… —En ese preciso momento, Soo-Won hizo acto de presencia interrumpiendo a Joo-Doh.

—Joo-Doh, así que al final viniste. Las cosas han sido muy movidas por aquí. ¿Cómo fue la cita?

—Tu maldito bastardo conspirador…

—Oh, ahí está Heuk-Chi. Lo siento Joo-Doh hablaremos más tarde, esto es importante. Te lo contaré luego, te morirás de risa —Y con eso dicho, Soo-Won se volvió a perder entre la multitud. Sin embargo no tuvo tiempo de lamentarse demasiado puesto que la plaga que buscaba, apareció de repente.

—Yun-Ho, allí estás, ¡ Joo-Doh! Así que finalmente apareciste. Pensé que no vendrías. Ya que no respondías a mis mensajes —Geun-Tae dijo todo esto de manera entusiasta, mientras se acercaba a su esposa con su hijo en brazos. Talugu era la razón de que Joo-Doh no golpearse a Geun-Tae (eso, y no querer causar una escena). Ya que el pobre niño no tenía la culpa de que su padre fuera una plaga. Geun-Tae sabía esto, y por tanto, había decidido acercarse a Joo-Doh para chismorrear con su hijo en brazos, no tenía ninguna duda, qué estrategia tan baja.

—Geun-Tae, Joo-Doh finalmente vino, ¿Trajimos su chaleco en el auto, no? —agregó Yun-Ho.

—Si, Soo-Won lo dejó en el puesto junto con todos los demás, así que ha de estar allí. Si aún quieres ayudar, por supuesto.

—No sé si deba hacerlo, considerando que me estaría robando el crédito por… — murmuró con fastidio.

—Nada de eso, puede que no hayas hecho las casas de jengibre, pero ayudaste a comprar todos los materiales. Iré a buscar tu chaleco y luego te mostraré cómo organizamos todo en la carpa. Vuelvo enseguida —anunció Yun-Ho antes de desaparecer, camino al puesto donde se encontraban las carpas con dulces.

—¿Y bien? ¿Cómo fue todo con la encantadora An-Gie? Te quedaste allí más de una hora ¿verdad? ¿No te escapaste a la primera oportunidad que tuviste y te quedaste merodeando por allí, cierto?

Las preguntas de Geun-Tae estaban haciendo temblar el ojo de Joo-Doh y haciéndolo reconsiderar si valía la pena golpearlo en medio de un evento público, siempre que consiguiera pasar a Talugu a los brazos de su madre.

Geun-Tae no lo sabía pero la aparición repentina de Yun-Ho con su chaleco en las manos lo salvó de recibir un puñetazo.

—Aquí lo tienes.

—Muchas gracias Yun-Ho.

—No hay por qué —Joo-Doh supo entonces que no podía enojarse con ella por preguntarle sobre su cita. En cuanto notó lo incómodo que lo puso la pregunta, dejó intentar obtener respuestas. No puede evitar pensar que a Geun-Tae le vendría bien aprender un par de cosas de su esposa.

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Kye-Sook caminó tranquilo por las inmediaciones del evento. No se dejó distraer por las luces demasiado brillantes, las mareas de gente y el ruido constante, él simplemente estaba buscando a una persona y nada podría detenerlo de su misión.

Su búsqueda concluyó cuando vio a una mujer mayor con un traje morado y un chal sobre sus hombros. Por lo que caminó con confianza hacia allí. Su carpa estaba menos abarrotada que el resto y a Kye-Sook no le interesó en absoluto saber que clase de cosa usaban como tapadera para sus intenciones reales.

—Bueno, vaya, esto es inesperado. No me esperaba tener a alguien como tú por aquí —comentó la mujer antes de soltar el humo por la boca hacia un lado—. ¿Vienes a apostar? Creo que es un poco tarde para eso, pero seguro puedo arreglar algo…

—Sin ofender, pero no estoy interesado en involucrarme en cualquier cosa cuestionable que estés haciendo. Simplemente vengo a pedirte que no interfieras en la celebración más de lo necesario y provoques un caos —Ante las palabras de Kye-Sook, Gi-Gan inhalo de su pipa—. Si de todas maneras vas a hacer lo que quieras, ambos sabemos que seremos nosotros quienes tendremos que limpiar el desastre. Al menos espera hasta después del brindis, encubrir las cosas como una pelea de borrachos sería útil y más porque la mayoría de la gente habrá considerando retirarse para entonces.

—No pareces tener nada de confianza en que mis muchachos y yo podamos resolver el problema, ¿eh? Pero si te sirve de algo, tenemos buenas contramedidas para el control de daños. No permitiremos que las cosas se salgan de control al punto de arruinar el evento.

—¿Por lo que si dejarías que salgan de control siempre y cuando no lo arruinen? Me pregunto si nuestra anfitriona sabe siquiera lo que estás haciendo.

—No me sorprendería que esa chica lo supiera, es más lista de lo que piensas. De cualquier manera, el caos no sucederá por nuestra culpa, lo más probable es que se dé debido a tu grupo —dijo mirando en dirección a Geun-Tae y Joo-Doh, Kye-Sook no se lo perdió—. Pero como te dije, tenemos planes para evitarlo, así que no te preocupes por eso y disfruta de las festividades. Considéralo un regalo navideño.

Kye-Sook no se tragó en lo absoluto las palabras de Gi-Gan y estaba seguro de que esa mujer lo sabía.

—Con su permiso.

Kye-Sook se retiró. Nada le impedía hacer control de daños de forma temprana. Lo único que tendría que hacer es mantener alejados a Geun-Tae y Joo-Doh. Podría pedirle ayuda a Yun-Ho y Hyuri, después de todo. Kye-Sook no quería acabar el día con otra discusión a ser posible.

Supuso entonces que tendría que pedir a todo el mundo que le diera de regalo de Navidad aspirinas. Iba a necesitarlas mucho para soportar los dolores de cabeza que sufriría hasta año nuevo. Conociéndolos a todos.

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A las 9 de la noche, tras una hora de haber encendido el árbol, se daría un brindis. Hasta entonces, la gente recorrió emocionada los puestos y todo el mundo estuvo muy ocupado. Había personas llevando a cabo persecuciones entre medio del área de gente, pero nadie tenía porqué saberlo. Había gente haciendo apuestas de último minuto y había gente que aprovechaba los discretos muérdagos que estaban pegados por el lugar para tener una excusa para besar a sus enamorados, o darles a entender que sentían algo por ellos.

Aun con ello, todo el mundo esperaba expectante el brindis.

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13

Joo-Doh se encontraba junto a Min-Soo, Kye-Sook, Hyuri, Soo-Won y Ogi. Geun-Tae y Yun-Ho se habían alejado junto con su hijo para que este pudiera apreciar de cerca el árbol iluminado. Todos se habían alejado para obtener copas para el brindis pero habían quedado en reunirse en el mismo lugar. Sin embargo cuando todos se acercaron con sus copas para brindar, el teléfono de Joo-Doh vibra y se aleja para responder, caminando un poco más de lo esperado del grupo. Ogi y los demás notan que Soo-Won no había vuelto, por lo que acabaron chocando sus copas sólo entre ellos.

Joo-Doh ve entonces un mensaje de un número que recibió esa misma tarde.

Mensaje de An-Gie para Joo-Doh. 24/12 21:01: "Muchas gracias por esta tarde, fue divertido. Logre regresar a casa sana y salva, no te envié un mensaje de texto antes porque mis amigas me abordaron antes de que incluso pudiera sacarme el abrigo. Ahora que su torrente interminable de preguntas se ha acabado, puedo finalmente escribirte. Además, quería proponerte, si no es mucha molestia, que en algún momento nos veamos otra vez. Es genial hablar con alguien que no examina tu vida privada con lupa y se ofende porque no tienes pareja. Si estás dispuesto, me encantaría ser amigos. Felices Fiestas".

Joo-Doh no sabe qué responder. Se queda allí mirando su teléfono y pensando en una respuesta. Ella quería volver a verlo. En todas las ocasiones en que Geun-Tae lo había obligado a tener una cita, siempre todo terminaba en catástrofe o habiendo decidido que por muy tranquila que hubiera sido la situación, no quería volver a cruzarse con esa persona de no ser necesario. Sin embargo, ella había resultado ser agradable. La conocía de antes y no le había caído mal, ella era una presencia más que tolerable y quería que fueran amigos. Amigos, qué palabra tan extraña, todas las mujeres que había conocido por culpa de Geun-Tae querían algo, pero nunca alguna de ellas había siquiera querido su amistad.

Era refrescante y a su vez lo ponía algo nervioso, ¿Cómo se supone que debería responder a esto? Él no…

Las cavilaciones de Joo-Doh fueron interrumpidas cuando esta mujer, Gi-Gan, apareció de la nada junto a él. Llevaba su pipa en una mano y un chal lila colgaba de sus hombros.

—Entonces, supongo que tú eres el galán de hoy. Algunas personas han hecho algunas teorías muy grandes sobre ti, vengo a averiguar si son ciertas

—¿Disculpe?

—Verás, me dijeron que tu racha de citas es infame por salir mal y alguien aseguró que tuviste una cita que duró más de una hora y no acabó de manera desastrosa, me gustaría saber si eso es cierto y no me están estafando.

La mujer sonrió, no fue nada sutil al respecto. Y quizás en el fondo más que venir a sonsacarle información, parecía estar advirtiéndole, lo que le hizo pensar que algún renacuajo estúpido habría apostado a que Geun-Tae y él se pelearían aquí y ahora por alguna razón. Por el amor de dios, eso significa que Geun-Tae hizo una apuesta esta vez respecto a la trampa que le tendió.

—¿Realmente quiero saber qué es lo que te dijeron exactamente?

—Que tendrías una cita de más de una hora, que no abandonarías enojado con una joven muy agradable. Se insinuó que si todo acababa bien, podría haber una boda, pero prefiero dejar esa apuesta para otro momento. Aunque por tu expresión de hace un momento, diría que no debo dar esa futura posibilidad por perdida.

Claramente, Gi-Gan había venido a ver cuantas apuestas se habían cumplido correctamente esta noche.

Y Joo-Doh no tenía duda alguna, definitivamente iba a matar a Geun-Tae.

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Geun-Tae está sumamente tranquilo al lado de su esposa, él tiene a su hijo en brazos y lo ve observar fascinado el montón de luces y adornos que llenan el árbol gigante en medio de toda la explanada. No puede decir que la imagen no lo enternece, pero no puede concentrarse mucho porque en ese preciso momento estornuda.

—Ten cuidado, no vayas a resfriarte —le dice Yun-Ho mientras acomoda la bufanda en el cuello de su esposo.

—Descuida.

Geun-Tae no puede negar que tiene un mal presentimiento, pero lo descarta por ahora. Quiere disfrutar este momento con su esposa y su hijo y se recuerda a sí mismo también, que más tarde, debe ir a buscar su recompensa donde Gi-Gan. No puede evitar pensar en lo mucho que ama los finales felices.

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Heuk-Chi y Tae-Jun se encuentran uno al lado del otro, observando el árbol tras brindar, cuando de repente ambos sienten una presencia detrás de ellos. Heuk-Chi lo reconoce al instante como Soo-Won, el primo de Yona.

—Buenas noches, felices fiestas a ambos —Heuk-Chi no puede evitar asentir mientras tiene un mal presentimiento—. Entonces, me enteré de que esta tarde decidiste sorprender a Yona. Una sorpresa adorable, si me preguntas. Quizás deberíamos brindar por una feliz Navidad y que la próxima vez haya muchos más carros navideños ¿no te parece?

Heuk-Chi ve a Tae-Jun entusiasmado contándole a Soo-Won lo que hizo y puede ver que el primo de Yona lo escucha "atentamente", pero Heuk-Chi no se engaña y sabe por la mirada en los ojos de Soo-Won que hay algo que este quiere. Solo es cuestión de tiempo para ver si se los dirá.

—De casualidad, ¿no tienes algunas fotos? —Cuando Soo-Won menciona eso y ve a Tae-Jun emocionarse mientras saca su teléfono, Heuk-Chi no puede evitar suspirar recordando las palabras de Yona a bordo de esa monstruosidad. Hay algo en el fondo, que le dice que Soo-Won va a negociar por esas fotos de ser necesario y saldrá con el trato más favorable. En ese preciso momento Heuk-Chi decide que ya no es su problema.

Solo podía desear que la catástrofe que estaba por acontecer esperase hasta después de las festividades, o al menos, a que pasara la temporada de exámenes.

Quizás algún milagro navideño los ayude a evitar la catástrofe que se avecina, o quizás no.

Fin.


*1 * Referencia la historia HISTORIA DE UN FLECHAZO de mutemuia de la actividad del foro Dulce Navidad 2017