Los chicos empezaron a salir, no veían el caso de seguir ahí frente a los dioses que ni siquiera podían defenderse a sí mismos. Al final, esto había sido una tontería ¿Cómo pudieron creer que dioses de miles de años iban a cambiar por unos cuantos semidioses? Habían sido bastante incrédulos. Para su crédito, la mayoría de los dioses se veían completamente horrorizados y algo culpables, sin contar a Zeus, Ares, y Dionisio, aunque no se veía si solo era fachada o en realidad no les había importado.
Jason y Piper habían sido de los primeros en salir, charlando brevemente antes de que él le pidiera permiso a Esperanza para poder llevarse a los mellizos de ahí, los niños que había estado asustados y llorando accedieron rápidamente a irse con ellos.
Para los demás no fue exactamente tan fácil, porque estaban lidiando con sus propios sentimientos y no sabían cómo lidiar con los de alguien más, pero lo intentaron. Para Chris y Clarisse fue un poco más incómodo, ya que ellos no habían tenido tanto tiempo para adaptarse como los demás (no es que hubiera sido de tantísima ayuda), pero al final lo lograron. Al fin de cuentas los niños son los más rápidos en adaptarse al cambio.
—Demasiado para tu hijo favorito ¿Verdad?— dijo Percy mirando a su padre con decepción
—Percy…— comenzó Poseidón, quién sintió como si le hubieran aventado un balde de agua fría
—Creo que es momento de que salgamos de aquí— comentó Percy mirando a Annabeth, ambos observaban como los demás iban saliendo, con miradas oscuras y sin voltear a ver a los dioses.
Poseidón parecía tener la intención de acercarse a su hijo, pero la mirada fría del chico lo disuadió, entendía que estuviera enojado, de hecho era la reacción normal después de todo.
Annabeth asintió, tomó la mano de Percy y ambos intercambiaron una mirada estando de acuerdo en lo que debían de hacer.
—Vengan, salgamos de aquí— dijo Annabeth dirigiéndose tanto a Zoé como a Charles
Zoé no lo dudó ni un momento, Charles por el contrario lo hizo, volteando a ver a Bianca con preocupación
—Está bien— susurró Bianca tratándole de dar una sonrisa despreocupada (que no salió muy bien)
Charles se sentía como entre la espada y la pared, porque obviamente no quería dejar a Bianca sola, pero al mismo tiempo quería ir con ellos porque por primera vez podían hablar sin secretos, aunque por otro lado, Bianca podría necesitar lo mismo.
—Está bien— volvió a repetir Bianca
Charles le dio un suave apretón en la mano y se volteó hacía Annabeth —Vamos
Percy les dio una pequeña sonrisa, pero antes de salir se acercó hacía su madre. Ella lo abrazó fuertemente
—Lo siento por esto, mamá— murmuró Percy abrazándola
—Nada es tu culpa, cariño— dijo Sally apartándolo un poco y mirándolo a los ojos —todo esto es por las malas decisiones de los dioses
—Sí— masculló Percy —mientras a ellos no les afecte van a seguir utilizando a los semidioses como les plazca… —hizo una pausa —pero ya sabías esto ¿No?
—Lo que había pasado, sí— suspiró para tratar de alejar las lágrimas —el cómo había pasado es algo que nadie sabía
Percy asintió con una mueca —Pensé que había sido algo malo, pero no me imaginé que tanto. Solo son unos niños
Sally le sonrió un poco
—Bueno mamá, vámonos de aquí. Podemos seguir pláticando afuera
Sally negó con la cabeza —Tú ve con ellos, cariño. Sé que tienen que pláticar. Yo me voy a quedar aquí
Percy la miró con incredulidad —¿Por qué?
—Cariño, no eres el único imprudente en esta familia
—Mamá…— comenzó Percy
—Ve con ellos Percy, yo voy a estar bien— dijo Sally —no tienes nada de qué preocuparte
Percy la miró sin estar muy convencido
—Ve, antes de que se arrepientan— señaló Sally
Percy lo seguía dudando, pero su mamá le dio esa mirada obstinada (que conocía muy bien porque la veía en el espejo), así que no le quedó más remedio que irse de ahí sin su mamá.
Salieron, y los cuatro en un silencio un poco incómodo encontraron un lugar que parecía bastante tranquilo, se sentaron en el pasto y se volvió a hacer el silencio
—Bueno…— comenzó Percy —de cierta manera es un alivio saber que no nos odian
Zoé soltó una carcajada nerviosa y Annabeth le dio a Percy una mirada de "¿En serio?"
—Lo que tuvieron que pasar… bueno, fue horrible. Sigo sin poder creer que los dioses hayan sido capaces de algo así— dijo Annabeth
—Ustedes fueron al Tártaro por ellos y miren al final como les pagaron— argumentó Charles con amargura
—Bueno, no todo fue por ellos, sí tuvieron mucho que ver porque claramente debieron ayudar o algo, pero al final de cuentas también estaba en peligro de los semidioses— señaló Annabeth —el Tártaro fue horrible, pero también formaba parte de detener a Gaia
—Pero ¿De qué sirvió? Al final fueron los mismos dioses quienes arrasaron con los campamentos y los semidioses en ellos— comentó Zoé limpiándose rápidamente una lágrima
—Pero sí sirvió— señaló Percy —están ustedes aquí ¿No?
Percy siempre había pensado en tener una familia, una familia donde nadie se preguntara si era querido o no, cuando llegó al Campamento Júpiter se había imaginado su vida ahí, e incluso en el Tártaro eso le había dado esperanza. Dentro de todo lo malo, al menos lo había obtenido. Solo lamentaba que hubiera durado tan poco.
Annabeth se sonrojó un poco
—Además— siguió Percy, era el momento de hablar lo más normal posible con ellos —nosotros vimos solo la parte mala, pero supongo que sí hubo momentos buenos ¿No? … Como la parte en la que las paredes de nuestra casa sí son azules
Annabeth rodó los ojos —Al parecer te saliste con la tuya
—Sí— dijo Zoé con una pequeña sonrisa
—¿Quieren contarnos lo que pasó después de que salieron del Campamento?— preguntó Percy, casual y directo al grano
Zoé y Charles intercambiaron una mirada, lo que habían evitado hablar durante tanto tiempo y al final todos lo supieron y de no una muy buena forma
Así que Charles empezó a relatar todo (con algunas participaciones de su hermana), como escaparon, que llevaban a los mellizos, cuando los atacaron y se dio cuenta que Contracorriente apareció en su bolsillo, en ese momento el chico tuvo que hacer una pausa.
Annabeth y Percy escuchaban con atención
Luego siguió contando cómo los habían atacado y herido a Zoé.
—Así que de ahí viene esa herida— dijo Percy recordando la primera vez que la había visto cuando hicieron su viaje al mar
—Sí— murmuró la niña
—No me di cuenta y fue demasiado tarde— comentó Charles
Zoé rodó los ojos —Ninguno de nosotros se dio cuenta de que nos estaban siguiendo
—Los monstruos a veces suelen ser muy buenos para esconderse— asintió Percy
El chico siguió con la historia de cuando se encontró con Thalia, cuando por fin encontró a sus demás amigos y a regañadientes contó que pensaba dejar a Zoé con su abuela. No tuvieron que preguntar el por qué él no se quedaría con ella
—No creo que eso hubiera funcionado— señaló Annabeth
—¿Tengo cinco años acaso?— resopló Zoé
—No, pero habrías estado más segura— replicó su hermano
—Eso no lo sabes— dijo la niña —además no me hubiera quedado
—De hecho— murmuró Percy
—Cuando llegamos aquí estabas herida, ¿Si te hubiera pasado algo?
—Pero no me pasó nada y no fue la gran cosa— dijo Zoé —y además eso no había sido tu culpa
—Ella tiene razón— señaló Annabeth
Zoé le dio a su hermano una sonrisa de suficiencia
—Ustedes casi ni se pelean ¿Verdad?— murmuró Percy
Ambos se quedaron callados, en realidad no habían peleado tanto desde que habían llegado, pero claro que peleaban, como cualquier hermano.
Siguieron hablando por mucho tiempo, ya no había secretos ni nada que les impidiera hacerlo, tal vez tampoco el hecho de que en algún momento tenían que regresar a su tiempo, era como si el que todos supieran el futuro los hubiera liberado, y de cierta manera así era.
Pasaron tanto tiempo que ni cuenta se dieron de que debían de ir al comedor para la comida o cena, de todas maneras no es como si sí quisieran ir, pero cuando llegó más la noche llegó la pregunta ¿Y ahora?
Por otro lado Will y Nico se habían armado para, en el caso de Nico, volver a hablar con Bianca, en el caso de Will hacerlo por primera vez
Fueron casi de los últimos en salir de la Sala de Trono porque no sabían cómo acercarse, los otros encuentros no habían sido precisamente reencuentros bonitos llenos de abrazos y felicidad ¿Verdad?
Así que cuando salieron, acorralaron a Bianca. Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Cuando Will lo mencionó por primera vez, no habría creído que en realidad lo hicieran pero aquí estaban
—Supongo que no lo van a dejar pasar— murmuró Bianca se escuchaba tan cansada y triste
—No— dijeron Will y Nico al mismo tiempo
—Pero no vayamos a ningún palacio— pidió Bianca
—Por supuesto que no— dijo Will —conozco un lugar
—Sí— dijo Nico —ella también lo conoce
Bianca y Will lo miraron sin entender, pues había sido el lugar a donde Will lo había llevado en una "cita" y el mismo lugar donde también había "peleado" con Bianca
Así que los tres realizaron el camino en un incómodo silencio, fueron unos minutos verdaderamente largos.
Cuando llegaron al lugar mencionado, los tres se sentaron en una especie de triángulo, y de nuevo, nadie habló.
Will carraspeó y rompió el silencio, no sabía como empezar, pero dijo —Lamentamos mucho que hayas tenido que pasar por algo así
—También lamento que lo hayan tenido que ver— murmuró Bianca mirando sus manos —nosotros no…
—No pensaban decir nada— completó Nico
La chica negó con la cabeza —Pero de todas maneras no importa porque de cualquier manera lo sabían
—Aunque no habíamos imaginado lo horrible que fue— dijo Will
Bianca los miró con los ojos llorosos —¿Por qué están tranquilos sobre lo que acaban de ver? Bueno, vieron…
—Porque en realidad es una especie de milagro en sí mismo que hayamos llegado tan lejos— comentó Will
—Sé que suena duro, pero la vida media de los semidioses no es muy larga— señaló Nico
—Por culpa de los dioses— masculló Bianca
—La mayoría de las veces— asintió Will
—Pero no por eso debes hacer algo de lo que probablemente te arrepientas— señaló Nico. Sí, estaba hablando de lo que habían visto en la Sala de Trono, sobre alguien matando al Taurofidio y en realidad temía que pudiera ser Bianca, sabía que podía obtener el poder de matar a los dioses, pero el costo era grande. Esa clase de poder al matar a un inocente, no era gratis.
La chica solo se sonrojó, pero no replicó ¿Tal vez era una especie de victoria?
Will siguió con la conversación —Tú nos conoces más de lo que nosotros te conocemos, y ahora que no tienes que seguir guardando algo tan grande esperamos que eso cambie
Bianca los miró —¿Y si tengo que regresar allá?
Una pregunta tan simple y a la vez tan llena de dolor y temor.
—No vas a tener que regresar ahí— dijo Will
—No lo saben. Las segundas oportunidades no existen porque cuando esto acabe de todas maneras me voy a tener que ir y de cualquier manera los voy a perder de nuevo
—No puedes vivir con miedo— dijo Nico, lo sabía, era un poco irónico viniendo de él, pero al mismo tiempo era el mejor para decirlo —las segundas oportunidades están ahí y es cuestión de nosotros decidir si las tomamos o no. Sé que estás enojada conmigo, con nosotros por hacerte una promesa que no pudimos cumplir, pero como te lo dije el otro día, si hubiera estado en nuestras manos no te habríamos abandonado
—Nunca lo podríamos hacer— coincidió Will
Bianca se echó a llorar, fue un llanto feo, de esos que te quitan el aire y sacuden tu cuerpo. De esos que parecen limpiar un poco el dolor, del que llevas conteniendo tanto tiempo.
Nico y Will se miraron, no tenía por qué ser raro consolar a alguien. Ambos la abrazaron y la aferraron hasta que sus sollozos se fueron calmando.
No era que todo fuera normal entre ellos ¿En esta situación que se podía definir como normal? Pero al menos, ahora de verdad se sentía como si tuvieran una oportunidad.
Cuando la noche iba cayendo la sala de juegos inesperadamente se convirtió en el refugio de los semidioses ¿Quién había llegado ahí primero? Era todo un misterio, pero todos los demás solo siguieron llegando.
—Las grandes mentes piensan lo mismo— dijo Travis, pero su humor no era tan divertido como siempre.
Todos se acomodaron en el lugar que pudieron encontrar y pues esperaban pasar la noche, o tal vez muchas noches, pero era preferible a regresar a los respectivos palacios
—¿Qué estás haciendo?— preguntó Leo a Jason que parecía remodelar una de las casitas de los toboganes
—Una cama— respondió Jason
—No creo que quepas ahí— señaló Connor
—Sí bueno, no es para mí— dijo Jason un poquito avergonzado —es para los mellizos, están dormidos y ni modo que se duerman en el piso, por eso amablemente le pedí su chaqueta a Thalia para usarla como cama, pero arriba de esto que está menos frío
—No lo pediste amablemente— señaló Thalia
—Bueno, ojalá todos hubiéramos pensado en usar chaquetas hoy. Hace un frío del demonio — comentó Piper
Y era verdad, desde que habían visto aquella horrible cosa del futuro, la temperatura había parecido bajar, si en algún momento empezaba a nevar o pasaban pingüinos no les sorprendería. Se habían acostumbrado a la calidez que había emanado el Olimpo, ahora solo era el lugar más frío para estar.
Al menos la sala de juegos empezaba a calentarse un poco con tantas personas presentes, no era suficiente para que muchos se dejaran de abrazar a sí mismos, pero era algo.
—Al menos hubiéramos podido en pensar en robarnos las cobijas de los palacios— murmuró Miranda
—Si esta mañana me hubieran dicho cómo iba a terminar mi día, definitivamente habría tomado precauciones— dijo Connor
—Bueno, extraño el calor que daba la hoguera en el Olimpo, pero nadie se ha muerto de frío ¿No?— preguntó Travis
—En realidad sí— asintió Leo
—Lo bueno es que te podemos usar como fuente de calor— comentó Connor
—Eso sonó taaan raro— murmuró Miranda
Mientras más llegaban, los chicos trataban de acomodarse y empezaban a hablar unos con los otros haciendo grupitos y luego rolando los lugares, los que podían y los que no estaban dormidos. Aun así con tantos semidioses en un mismo lugar fue creándose un ambiente de calor.
—¿No se ha dormido tu pierna?— preguntó Bianca
—Sí— asintió Percy —como desde hace tres horas, pero no la voy a mover
—Creo que sí la quitas con mucho cuidado no se despierta— señaló Leo
Y es que en algún momento, Percy no sabía cómo, pero Zoé lo había empezado a usar de almohada. Un segundo estaban platicando y al siguiente ella estaba dormida. Annabeth estaba platicando con Piper y Charles estaba con Bianca
—Nah— dijo Percy contestando a la sugerencia de Leo —nadie se ha quedado sin pierna por esto ¿Verdad?
—Yo he oído que sí— comentó Grover mirando a Percy
—¿Es en serio?— preguntó Percy
Grover solo lo miró divertido, así que no sabía si era cierto o no
—Bueno, si te dicen que sí ¿Qué vas a hacer? ¿La vas a quitar?— preguntó Bianca
—No, pero tal vez debería escoger una pata de palo— bromeó Percy
En realidad no era como que todos se sintieran con el ánimo de bromear, pero estando unos junto a otros era más fácil ignorar por algunos momentos lo que los dioses habían hecho, aunque claramente estando solos todos tenían esa punzada de decepción.
—Fue toda una gran sorpresa ¿No?— preguntó Piper
—Y que lo digas— masculló Annabeth —ya ni siquiera sé qué creer sobre todo este plan para cambiar el futuro
—¿Y sobre lo del Tártaro cómo te sientes?
—Prefiero no pensar en eso— contestó Annabeth —tengo el presentimiento de que de cualquier manera vamos a oír lo que pasó ahí, así que mejor me ocupo de ello cuando sea necesario
—Podemos hablar del hecho de que tu novio está a punto de perder una pierna— dijo Piper
Ambas voltearon al lugar en el que Percy estaba a punto de perder una pierna, Annabeth sonrió
—Sigue siendo raro, aunque no tan raro como al principio— comentó Annabeth —aunque en realidad me preocupa un poco el hecho de que Zeus quiera volver a dispararle con el rayo
—Bueno, si alguien te está apuntando con un rayo no lo retas a dispararte— señaló Piper y divertida añadió —diría que es parte de la genética de Percy, pero estoy casi segura que es de la tuya
Annabeth rodó los ojos —De cualquier manera, no sé si se van a quedar conformes, digo, es el taurofidio, no puedo creer que vaya a matar a una criatura marina y sabes lo que podría provocar
—No te preocupes no creo que los dioses vayan a hacer nada estando aquí— comentó Piper —sabrían que están llevando a cabo su propia destrucción.
Annabeth asintió y mirando a Charles a la distancia, agregó —Espero que no vayan a la guerra contra los dioses, matar al Taurofidio te va a dar el poder para terminar con los dioses, pero también te quitaría algo, le quitaria lo que lo hace mejor que los dioses.
Las pláticas seguían alrededor de la sala de juegos, en algún momento la sala pareció expanderse y se llenó de sacos de dormir, cobijas y por supuesto, comida, dados por Hestia (porque la diosa creyó que a lo mejor no querrían nada de nadie más) y estaba en lo correcto.
Los chicos se miraron con incertidumbre, cuando vieron que la nota decía de parte de quién era eso aceptaron tomarlos, además tenían hambre y frío. Percy suspiró ante la nota que venía, donde decía que su mamá iba a pasar la noche en el palacio de Hestia
—¡Estás totalmente loca!— le gritó Rachel a Reyna y siguió su camino
—No, escúchame. Tú tenías razón cuando hablamos de esto, los dioses no se pueden interponer, no aquí— dijo Reyna siguiéndola
—Viste todo lo que hicieron ¡Claro que pueden!
—Mira, el futuro puede ser horrible, mucho, en realidad. Perdoname por no verlo antes, pero tenemos estos momentos. Queramos o no vamos a continuar hasta que acabemos los libros así que vamos a hacer lo que sí queremos hacer— señaló Reyna
Rachel se detuvo de repente y la miró —¿Es que no lo entiendes? Te lo dije, para bien o para mal sigo siendo el Oráculo, no me van a hacer gran cosa, pero tú, a ustedes, lo que hicieron…— ella se secó una lágrima y siguió su camino, ni siquiera supo dónde se metió
—Lo siento por no haberlo visto antes, pero que se jodan los dioses
Los chicos de la sala de juegos se habían quedado completamente callados al ver entrar a Rachel y Reyna discutiendo, se podía sentir la tensión alrededor de ambas, una tensión que los intrigaba y muchos no se habían dado cuenta cuando había empezado, pero sabían que existía. Algunos se miraron confundidos, sobre todo porque ellas parecían no darse cuenta que tenían público.
Piper y Nico intercambiaron una mirada. Nico se veía ligeramente aterrorizado y Piper se veía emocionada, como si hubieran puesto su película favorita.
—Chicas…— dijo Nico, todos parecían haberse quedado quietos mientras ellas dos seguían discutiendo, algunos incluso se levantaron de sus sacos de dormir para ver lo que estaba pasando
—Basta— masculló Rachel —siento haber abierto este tema entre nosotras
Reyna gruñó con exasperación —Pues yo no. Tú tenías razón y si quieres hacerle caso a los dioses, entonces hazle caso a Afrodita
Rachel le dio una mirada asesina
Ambas se acercaron, demasiado para el espacio personal. Casi todos los chicos de la sala se quedaron viendo con incredulidad
—Oigan— volvió a intentar Nico, pero de nuevo fue ignorado
Reyna fue la que se movió primero, tomó entre sus manos la cara de Rachel y la besó, ante la desconocida mirada incrédula de los demás.
Rachel se tomó un momento, pero respondió el beso, puso sus manos alrededor de la cintura de Reyna y la besó con más fuerza, pudo haber durado una eternidad o un segundo, no importaba. Al menos hasta que se rompió el hechizo cuando alguien gritó
—¡Lo sabía!
Rachel y Reyna se separaron inmediatamente dándose cuenta de donde estaban, miraron a todos a su alrededor que las veían con sorpresa.
—¿Esto cuándo pasó?— preguntó Leo a nadie en particular
—¡Cállate!— exclamaron algunos
Ambas se sonrojaron
—Bueno ¿Son novias o qué?— preguntó Travis
—No seas imprudente— replicó Katie
—Impreduntes las que nos vinieron a despertar para besarse— bromeó Travis
Todos soltaron una risita nerviosa
—Vuelvan a dormir, esperamos que hayan disfrutado el espectáculo— dijo Rachel sonrojada
—No creo que tanto como ustedes— dijo Leo riendo
—Oigan, pero ellas estaban hablando, dejen que lo sigan haciendo— comentó Bianca
—Sí, creo que ya no estaban tan interesadas en hablar— señaló Thalia riendo
Siguieron haciendo bromas a su costa por un rato, pero en realidad nadie les sacó en cara que no podían salir porque Rachel era el oráculo, o que estaba mal o algo por el estilo, simplemente lo tomaron con la sorpresa de dos amigas que de repente sale, como si fuera normal, como si no hubiera represalias y no estuvieran decepcionados de Rachel.
Ellas sabían que tenían que seguir hablando, pero la mayoría de las cosas estaban dichas. Nico se acercó a hablar con Reyna, y Rachel notó cuando Percy se acercó a ella, se tensó un poco.
—¿Estás segura de esto?— preguntó Percy sin rodeos, fue una pregunta normal de un amigo preocupado
—Me preocupa lo que Apolo pueda hacer… O los demás dioses— admitió Rachel
Percy asintió —Pero fuera de eso…
—Fuera de eso estoy segura— dijo Rachel
—Entonces los dioses pueden joderse— rió Percy y Rachel le dio una pequeña sonrisa, se sintió un poco mejor al saber que no la juzgaba, después de todo él le había dicho que pensara sobre lo de ser oráculo y si era sincera, le importaba su opinión.
Había sido un completo día de locos con todo lo que había pasado, pero al menos alguien la había pasado bien.
A la mañana siguiente, la comida apareció en la sala de juegos, se sentía un poco más cómodo el ambiente, se podía platicar con los legados de una manera más libre. Por supuesto, el tema central de todos eran Rachel y Reyna, sobre todo después de que Helena revelara que el de anoche no había sido el primer beso.
—Fuimos tan ciegos— dijo Connor negando con la cabeza
—Tal vez el futuro sí pueda cambiar— susurró Zoé divertida a su hermano
La diversión se fue cuando apareció una nota que decía que necesitaban ir a la Sala de Trono a leer los libros. Ignoraron la nota por un par de horas, pero se los volvían a recordar, hasta que llegó el momento de ir.
Los dioses habían estado en la Sala esperando a los chicos, la verdad no les había sorprendido que ni siquiera fueron a desayunar y habían ignorado las notas, aun así se sentían raros de ser ignorados por sus hijos que tenían a unos cuantos pasos.
Cuando los semidioses llegaron, pasaron a tomar sus lugares usuales, pero no dirigieron ni una sola palabra o mirada a los dioses.
—Uh… Solo falta un episodio para que acabe el capítulo ¿Quién quiere leer?— preguntó Apolo, nunca se había sentido tan fuera de lugar y por supuesto que las miradas antipáticas de los chicos no ayudaban
Los semidioses se quedaron callados
—Yo termino la lectura— dijo Artemisa y empezó a leer —Leo LII
—¿Por qué yo?— preguntó Leo
—Bueno, ibas después de mí y solo fue un capítulo… teniendo en cuenta como terminó— dijo Annabeth con algo de amargura
—Vas a terminar el libro, por primera vez— dijo Percy
—Genial, un pendiente menos— comentó Leo
Artemisa empezó la lectura
Leo seguía en estado de shock.
—Eso es decir poco— murmuró Leo
—Esa frase ha definido las últimas 18 horas— dijo Piper
Los dioses se removieron incómodos, pero los semidioses no les prestaron atención
—Ya sabes— dijo Leo —siempre inicio mis capítulos con una frase muy cool
—Bueno, definiste el sentimiento de 25 semidioses, creo que es buena manera de empezar— señaló Thalia
Todo había pasado muy rápido. Habían atado la Atenea Partenos con cuerdas justo antes de que el suelo cediera y las últimas columnas de tela de araña se partieran. Jason y Frank se habían lanzado en picado a salvar a los demás, pero solo habían encontrado a Nico y a Hazel colgados de la escalera de cuerda.
Jason y Frank hicieron una mueca
—Lo siento, nos tardamos demasiado— dijo Jason
Frank asintió con una mueca triste
—No podían saber que eso iba a pasar— señaló Percy
—Nadie se lo esperaba— dijo Perséfone
Percy y Annabeth habían desaparecido. El foso del Tártaro había quedado enterrado bajo varias toneladas de escombros. Leo sacó el Argo II de la caverna segundos antes de que todo el lugar se desplomara hacia dentro y se llevara consigo el resto del aparcamiento.
—Bueno, no podían quedarse ahí— dijo Annabeth
—No después de todo lo que pasaste por esa estatua— resopló Thalia
—Al menos tenía que servir para algo— señaló Luke
El Argo II estaba ya aparcado sobre una colina que dominaba la ciudad. Jason, Hazel y Frank habían regresado al lugar de la catástrofe con la esperanza de encontrar entre los escombros una forma de salvar a Percy y Annabeth, pero habían vuelto desmoralizados.
Como de hecho se sentían todos en ese momento
—Gracias por regresar, pero no era necesario— dijo Percy
—Sí lo era— dijo Hazel
—Mucho— coincidió Frank
—Bueno, pues gracias— dijo Annabeth
La caverna había desaparecido. El lugar estaba plagado de policías y socorristas. Ningún mortal había resultado herido, pero los italianos se rascarían la cabeza durante meses, preguntándose cómo se había abierto un inmenso sumidero en medio de un aparcamiento y había engullido una docena de coches.
—Una explosión de gas— comentó Rachel encogiéndose de hombros
—Es cliché, pero funciona— asintió Leo
—Pues sí porque no creo que un terremoto solo se sintiera en una cuantas cuadras— dijo Connor
—Nunca sabes— dijo Percy encogiéndose de hombros
Aturdidos por el dolor, Leo y los demás cargaron con cuidado la Atenea Partenos en la bodega, usando los tornos hidráulicos del barco con la ayuda de Frank Zhang, elefante a tiempo parcial.
—Trabajo de medio tiempo por el que no te pagan— dijo Leo
—Pagamos— señaló Piper —tú estás incluido
—No, yo sí le di las gracias— dijo Leo
—Yo digo que hagas un sindicato, Frank— argumentó Travis
La estatua entró perfectamente, aunque Leo no tenía ni idea de lo que iban a hacer con ella.
El entrenador Hedge estaba demasiado abatido para ayudar.
—Por supuesto que sí. Perder a uno de los semidioses que se suponía que tú tenías que cuidar— murmuró Grover negando con la cabeza
Thalia hizo una mueca
—Pero no es culpa de los sátiros que pasen cosas así— señaló Sally
—Por supuesto que no, todos sabemos que ellos no son los culpables— resopló Clarisse
No hacía más que pasearse por la cubierta con lágrimas en los ojos, tirándose de su barba de chivo y dándose manotazos en un lado de la cabeza mientras murmuraba:
—¡Debería haberlos salvado! ¡Debería haberme cargado más cosas!
—No creo que eso hubiera ayudado mucho— comentó Zoë
—No, pero probablemente lo hubiera hecho sentir mejor— dijo Chris
—Pero aún así hicieran lo que hicieran no hubieran podido hacer nada— argumentó Thalia
Al final Leo le dijo que bajara a asegurarlo todo para zarpar. Castigarse no le estaba sirviendo de nada.
—A ninguno de ustedes— dijo Hermes
Ninguno de los chicos se molestó siquiera en mirar al dios
Percy miró a Leo— En realidad ninguno habría podido hacer nada
Leo hizo una mueca
La antipatía de los chicos era bastante clara, los dioses lo podían sentir aunque los chicos no digieran nada. Era incómodo estar en la misma sala con ellos, sin bromear o al menos dirigirse la mirada, varios de los dioses entendían que se lo merecían, aunque eso no era fácil. Ninguno de ellos estaba acostumbrado a ser ignorado de manera tan radical
Los seis semidioses se reunieron en el alcázar y contemplaron la columna de polvo lejana que todavía se elevaba del lugar de la implosión. Leo posó la mano en la esfera de Arquímedes, que había colocado en el timón, lista para ser instalada.
—Vaya, no está mal para un hombre— dijo Zoë
—Bueno, Arquímides también era hombre— dijo Leo —entonces creo que no lo hacemos tan mal
—Es relativo— comentó Thalia
Debería haber estado entusiasmado. Era el descubrimiento más importante que había hecho en su vida; más importante todavía que el búnker 9. Si conseguía descifrar los manuscritos de Arquímedes, podría hacer cosas increíbles.
—Supongo que si alguien los puede descifrar, eres tú— dijo Calipso
—Gracias por la confianza, nena— dijo Leo guiñandole un ojo
—Hey, sin coqueteos, tenemos niños aquí— comentó Piper
—Hay que enseñarles a coquetear— bromeó Leo
—¡Leo!— dijo Calipso
—Si tú les vas a enseñar a coquetear, están perdidos— señaló Thalia
—Me ofende muchísimo eso— dijo Leo
—¿Por qué? Digo, a Bianca le enseñó Nico y mirénla— argumentó Connor encogiéndose de hombros
Apenas se atrevía a hacerse ilusiones, pero quizá hasta podría construir un nuevo disco de control para cierto dragón amigo suyo. Aun así, el precio había sido demasiado elevado.
—¿Por qué precio?— preguntó Percy
—¿Hiciste un trato con alguien y no lo sabíamos?— preguntó Miranda
—Algo así— asintió Leo con una mirada culpable
Casi podía oír a Némesis riéndose. « Te dije que podíamos hacer negocios, Leo Valdez» .
Había abierto la galleta de la suerte. Había obtenido el código de acceso de la esfera y había salvado a Frank y a Hazel, pero Percy y Annabeth habían sido el sacrificio. Leo estaba seguro.
—Ah— murmuró Percy —pero eso no es tu culpa
—Por supuesto que no, Nemesis solo estaba metiéndose en tu mente— dijo Annabeth
—Bueno, eso no es ningún trato— dijo Miranda —y realmente no creo que ella tuviera que ver en eso
—No, solo estaba jugando contigo— señaló Thalia
—Yo tengo la culpa —dijo tristemente.
Los otros se lo quedaron mirando. Solo Hazel pareció entenderlo. Ella lo había acompañado en el Great Salt Lake.
—No —repuso la chica—. Gaia tiene la culpa. No ha tenido nada que ver contigo.
—Tiene razón— asintió Percy
—Haz caso a Hazel, ella sabe lo que dice— señaló Annabeth
—Exacto, hazle caso a su sabiduría— dijo Piper
—Sí, hazme caso— coincidió Hazel
Leo suspiró
Leo quería creerlo, pero no podía. Habían empezado el viaje con su metedura de pata al disparar sobre la Nueva Roma.
—Bueno, eso tampoco fue tu culpa — señaló Annabeth
—Fue algo de lo que ninguno de nosotros pudo darse cuenta— dijo Jason
—Además, al final todos necesitamos un exorcismo— comentó Percy
—Oigan, debería trabajar de exorcista— reflexionó Piper
—Es una increíble idea, cuando seas millonaria nos compartes de tu fortuna por iniciarte en este negocio— argumentó Percy
Y habían acabado en la antigua Roma, donde Leo había abierto una galleta y había pagado un precio mucho peor que un ojo.
—Si no hubieras abierto la galleta, el precio también hubiera sido alto— dijo Thalia
—Exacto— asintió Quirón de manera solemne —si no hubieras abierto esa galleta ninguno de los tres hubiera salido. Lamentablemente el destino actúa de maneras muy extrañas
—Nos salvaste— dijo Frank
—Y es lo importante— coincidió Annabeth
—Escúchame, Leo —Hazel le cogió la mano—. No voy a permitir que te culpes de lo que ha pasado. No podría soportarlo después de… después de que Sammy …
Hazel hizo una mueca
Se atragantó, pero Leo sabía a lo que se refería. Su bisabuelo se había culpado de la desaparición de Hazel. A Sammy la vida lo había tratado bien y se había ido a la tumba creyendo que había gastado un diamante maldito y había condenado a la chica que amaba.
—Bueno, sigue siendo un poco raro— dijo Leo
—Estamos en el mundo de la rareza— señaló Percy
—Pero es que sí, si lo dicen en voz alta sí es raro— murmuró Hazel
Leo no quería que Hazel se sintiera otra vez deprimida, pero eso era distinto. « El auténtico éxito requiere sacrificio» . Leo había elegido abrir la galleta. Percy y Annabeth habían caído en el Tártaro. No podía ser una casualidad.
—No creo que haya sido una casualidad, pero tampoco quiere decir que por eso sea tu culpa— argumentó Percy
—Un argumento bastante sólido que apoyo— asintió Annabeth
—Gracias— dijo Percy con una sonrisa de lado
—Malo sería que no apoyara el argumento— comentó Travis
Nico di Angelo se acercó arrastrando los pies, apoyado en su espada negra.
—Leo, no están muertos. Si lo estuvieran, yo lo percibiría.
—¿Cómo puedes estar seguro? —preguntó Leo—. Si ese foso realmente llevaba al… ya sabes… ¿cómo podrías percibirlos a tanta distancia?
—No me gusta cuando la gente hace preguntas lógicas— señaló Percy
—Sí Leo, te pasas— dijo Connor negando con la cabeza
—No te dejas ayudar— dijo Katie
Nico y Hazel se cruzaron una mirada, intercambiando impresiones quizá sobre el radar de la muerte que habían heredado de Hades/Plutón. Leo se estremeció. Hazel nunca le había parecido una hija del inframundo, pero Nico di Angelo… ese chico daba repelús.
—Perdón— dijo Leo
Nico rodó los ojos
—En la noche nadie te va a cuidar de Will… Ni de Bianca— señaló Thalia
—¿Me dejarían luchar solo contra ellos?— preguntó Leo con dramatismo
—¡Sí!— exclamaron casi todos
—Pues voy a poner mi saco de dormir en un lugar estratégico— dijo Leo
Los dioses se miraron entre sí, por supuesto, esta noche los semidioses tampoco regresarían a los palacios, no es que pudieran culparlos, pero al menos ahí estarían mejor.
—No podemos estar del todo seguros —reconoció Hazel—. Pero creo que Nico tiene razón. Percy y Annabeth siguen vivos… por lo menos, de momento.
Percy y Annabeth hicieron una mueca
—El "de momento", creo que era un poco innecesario, pero supongo que ayudó con el ánimo— comentó Chris
—De momento— dijo Piper
Jason golpeó el pasamanos con el puño.
—Yo debería haber estado más atento. Podría haber bajado volando y haberlos salvado.
—Yo también —dijo Frank gimiendo.
El grandullón parecía al borde de las lágrimas.
—¿No lo estábamos todos?— suspiró Hazel
—Sí, buen punto— dijo Leo
Los chicos del Argo II hicieron una mueca al recordar lop horrible que habían sido esos momentos después de la tragedia
Piper posó la mano en la espalda de Jason.
—Tampoco es culpa vuestra. Estabais intentando poner a salvo la estatua.
—Ella tiene razón —dijo Nico—. Aunque el foso no hubiera quedado enterrado, no podríais haber entrado volando sin ser arrastrados.
—Y también cae mal cuando la gente da argumentos válidos— murmuró Jason
—Y pues no era necesario que todos fueran a parara allá— señaló Percy
—Cierto— coincidió Annabeth —todavía había cosas que hacer
—Y muchas— asintió Thalia
Yo soy el único que ha estado en el Tártaro. Es imposible describir el poder de ese sitio. En cuanto te acercas, te absorbe. Yo no pude hacer nada.
Frank resopló.
—Entonces ¿Percy y Annabeth tampoco pueden hacer nada?
—Como que hubo un fallo en tu discurso de motivación— señaló Thalia
—Es que Frank tenía que ir y hacer preguntas— dijo Nico rodando los ojos
—Era una pregunta razonable— señaló Frank
Nico giró su anillo de plata con una calavera.
—Percy es el semidiós más poderoso que he conocido en mi vida.
Percy se sonrojó
—Tu opinión no cuenta, está sesgada— bromeó Thalia
Los chicos soltaron una carcajada
Nico se sonrojó y le dio una mirada asesina a Thalia
Sin ánimo de ofenderos, chicos.
—No nos ofendimos— dijo Piper
—Nop— dijo Frank
Si alguien puede sobrevivir, es él, sobre todo con Annabeth a su lado. Encontrarán un camino de salida en el Tártaro.
—Ese fue mejor discurso motivacional— dijo Thalia
—Aunque su opinión no valga— dijo Travis riendo
—Te callas— masculló Nico
Jason se volvió.
—Querrás decir un camino a las Puertas de la Muerte. Pero nos dijiste que están protegidas por las fuerzas más poderosas de Gaia. ¿Cómo pueden dos semidioses…?
—Pues sucedió— dijo Percy encogiéndose de hombros
—Ese es el resultado que todos esperamos— asintió Miranda
—Qué bueno que no los decepcionamos— dijo Annabeth
—Todos agradecemos porque no lo hicieron— comentó Chris
—No lo sé —reconoció Nico—. Pero Percy me dijo que os llevara a Epiro, al lado mortal de la puerta. Piensa reunirse allí con nosotros. Si sobrevivimos a la Casa de Hades y nos abrimos paso entre las fuerzas de Gaia, tal vez podamos ayudar a Percy y Annabeth y cerrar las Puertas de la Muerte por los dos lados.
—Me parece un plan— dijo Will
—Hay que empezar por algún lado— coincidió Zoë
—Realmente sí, porque aparte de todo están contrarreloj— señaló Bianca
—Aparte de todo— resopló Thalia
—¿Y traer a Percy y a Annabeth sanos y salvos? —preguntó Leo.
—Tal vez.
A Leo no le gustó la forma en que Nico dijo eso, como si no estuviera compartiendo con ellos todas sus dudas.
—Obviamente no— dijo Nico
—Bueno, gracias— dijo Leo
—Todos lo sospechábamos— comentó Piper
—Claro que lo hicimos— coincidió Frank
Además, Leo sabía algo sobre cerraduras y puertas. Si había que cerrar las Puertas de la Muerte por los dos lados, ¿cómo podrían hacerlo sin que alguien quedara atrapado en el inframundo?
Poseidón y Atenea intercambiaron una mirada porque definitivamente les preocupaba eso, obviamente ahí estaban los chicos, pero no sabían cómo había pasado todo ni que horrores habían vivido en ese lugar diseñado para acabar con los semidioses.
Lo peor de todo, es que ahora ni siquiera sabían cómo dirigirse a sus hijos, no podían culparlos por su actitud después de todo lo que habían visto, no sabían qué hacer, deidades de miles de años y no sabían como hablar con algunos adolescentes, sabían que debían darles su espacio, pero ¿Cuánto tiempo?
Los dioses nunca habían tenido que preocuparse por cosas tan mundanas, bueno, realmente ni siquiera les había preocupado mucho la vda de sus hijos a lo largo de los siglos.
Nico respiró hondo.
—No sé cómo lo conseguirán, pero Percy y Annabeth encontrarán un camino. Viajarán por el Tártaro y encontrarán las Puertas de la Muerte. Cuando ese momento llegue, debemos estar preparados.
—Exacto— coincidió Bianca
—También tienen trabajo que hacer— asintió Chris
—Era lo mejor que podían hacer— asintió Annabeth
Hazel hizo una mueca al recordar lo que había pasado cuando Percy y Annabeth habían salido del Tártaro
—No será fácil —dijo Hazel—. Gaia utilizará contra nosotros todo lo que tenga para impedir que lleguemos a Epiro.
—¿Qué tiene eso de nuevo? —dijo Jason suspirando.
—Es que la verdad no era novedad— coincidió Frank
—Nop, era como algo del día a día— dijo Leo
—Cosas a las que te acostumbras cuando pasan suficientes veces— señaló Piper
—Y que lo digas— murmuró Percy
Piper asintió con la cabeza.
—No tenemos alternativa. Tenemos que cerrar las Puertas de la Muerte para impedir que los gigantes despierten a Gaia. De lo contrario, sus ejércitos no morirán. Y tenemos que darnos prisa. Los romanos están en Nueva York. Dentro de poco marcharán sobre el Campamento Mestizo.
—Doble problema— dijo Dionisio
—Pues esperemos que algo pueda retrasar a la legión— dijo Hermes
—Cómo una chica pelirroja con una nota— susurró Reyna a Rachel
Rachel le dio una sonrisa brillante
—Disponemos de un mes como mucho —añadió Jason—. Efialtes dijo que Gaia despertaría exactamente dentro de un mes.
—No pueden pasar tanto tiempo ahí abajo— dijo Atenea
—Y todo se resume a un mes— suspiró Apolo
Leo se enderezó.
—Podemos conseguirlo.
Todo el mundo lo miró fijamente.
—Ustedes están dando discursos motivacionales y luego se me quedan viendo así— dijo Leo negando con la cabeza
—Es que fue muy imprevisto— dijo Piper
—Sí, nos tomaste por sorpresa— comentó Frank
—Bueno, me alegra que los pueda sorprender— dijo Leo
—La esfera de Arquímedes puede mejorar el barco —dijo, esperando estar en lo cierto—. Voy a estudiar los antiguos pergaminos que tenemos. Tiene que haber toda clase de armas nuevas que pueda construir. Atacaremos a los ejércitos de Gaia con un arsenal totalmente nuevo.
—Eso suena bastante bien— dijo Travis
—A mí también me gusta cuando hay arsenal nuevo— asintió Miranda
—Todos estamos de acuerdo con eso— dijo Chris
En la proa del barco, Festo hizo chirriar su mandíbula y escupió fuego en actitud desafiante.
—Que también dice que sí se puede— señaló Connor
—Estaba dentro del team Leo— asintió Leo
—Era el voto decisivo— dijo Esperanza
—Exactamente— dijo Leo
Jason consiguió sonreír y dio una palmada a Leo en el hombro.
—Me parece un buen plan, almirante. ¿Quiere poner rumbo?
Le tomaron el pelo llamándolo « almirante» , pero, por una vez, Leo aceptó el título.
—O sea que no sirvieron las burlas— se quejó Piper
—No— dijo Leo —cuanto lo lamento
—Tendremos que hacerlo mejor— dijo Piper
Aquel era su barco. No había llegado tan lejos para que le pararan los pies. Encontrarían la Casa de Hades. Tomarían las Puertas de la Muerte. Y, por los dioses, si Leo tenía que diseñar un brazo agarrador lo bastante largo para sacar a Percy y a Annabeth del Tártaro, eso haría.
—Bueno, gracias— dijo Percy
—Tenía los planos y todo— dijo Leo
—No lo voy a negar, sí sería un poco interesante— comentó Percy
—O no— dijo Nico
¿Némesis quería que él se vengara de Gaia? Leo lo haría con mucho gusto. Iba a hacer que Gaia se arrepintiera de haberse metido con Leo Valdez.
—Que aprenda la lección— asintió Travis
—Dale con la silla— dijo Connor
—Pues yo creo que sí se arrepintió— dijo Chris
—Espero que sí— comentó Leo
—Sí —echó un último vistazo al paisaje urbano de Roma, que se estaba tiñendo de rojo sangre a la luz del atardecer—. Festo, iza las velas. Tenemos que salvar a unos amigos.
—Se ha acabado el capítulo, y con él también el libro— señaló Artemisa
—Fue una buena frase para acabar el capítulo— dijo Will
Se hizo un momento de silencio en el que los chicos intentaron no mirar a los dioses y los dioses querían empezar la charla, pero no sabían qué decir
El momento pasó cuando la portada del noveno libro brilló
—El nombre del libro que sigue se ha revelado— comentó Apolo. Se oyó un coro de resoplidos por parte de los chicos —Bueno… El libro se llama "la Casa de Hades"
Nico resopló
—Bueno, yo digo que vamos a conocer el punto de vista de Nico— comentó Leo
—No— dijo Nico —espero que no
—Tal vez es momento de empezar a leer— dijo Apolo
—Aquí vamos de nuevo— suspiró Percy
Los libros se estaban acabando, y con ellos el tiempo de los dioses para hacer algo y recuperar a sus hijos.
Las conversaciones de los niños más pequeños las voy a ir poniendo en los próximos capítulos para que ellos también se sientan poco a poco más incluidos con sus padres
