Nota: lo que está escrito en negritas es lo que pasó justo antes de que Las Moiras los aparecieran en la Sala de Trono, lo que pasa después de eso es si la historia hubiera seguido su curso. ESTO NO LO VA A SABER NADIE
Que Bianca se encontrara con Charlie y los demás fue una casualidad. Cuando sus papás no se presentaron por ellas después de estarlos esperando, se dio cuenta de que tal vez no iban a regresar, tenían que ir a buscarlos. Bianca y sus padres tenían un lugar donde se reunirían si algo pasaba, era un pequeño refugio, pero no estaba diseñado para un hogar permanente, al menos ahí tenía un arco de reserva.
Por supuesto que le daba miedo hacerlo, porque no sabía con lo que se iba a encontrar y luego llevando a Esperanza consigo, era algo arriesgado porque en realidad no conocían del todo lo que había pasado.
Ni siquiera llegaron al Campamento, las estuvieron acosando los monstruos por todas partes, había sido una especie de milagro que ambas pudieran salir solo con unos rasguños.
Encontraron a Charlie y los demás unos días después, incluso a su primo Sam, lo que había sido un gran alivio en todo esto.
Hubo abrazos y una cierta felicidad cuando se encontraron, Bianca pudo respirar un poco mejor al saber que Charles estaba bien, por supuesto todos le importaban, pero no sabía que pasaría con ella si algo le hubiera pasado, siempre habían sido buenos amigos, pero el año pasado algo había cambiado entre ellos y ahora eran mucho más cercanos .
Aunque por supuesto, la felicidad no duró mucho. Charles no tenía buenas noticias, le contó lo que le había dicho Thalia de la supuesta profecía y lo que había pasado al final.
Aunque por supuesto, Esperanza y ella mantuvieron la ilusión de que en el Campamento Mestizo las cosas fueran diferentes y pronto pudieran encontrar a sus padres. (Aunque había una vocecita en el fondo que le decía que no iba a ser así).
No sabían qué hacer a continuación, quedándose juntos su olor iba a ser más fuerte para los monstruos, y tal vez hasta los dioses podrían localizarlos, pero no parecía que nadie quisiera separarse del grupo, obviamente no, habían perdido todo y no iban a dejar ir lo único que les quedaba.
—Está bien, escuchen— dijo Charles a su grupo —sé que todos queremos volver a los campamentos, pero no podemos hacerlo, no sabemos lo que nos podría esperar ahí. —Además de que las cosas que podrían encontrar ahí podrían traumatizar a cualquiera, y no le haría eso a ninguno de ellos. —Tenemos que encontrar un lugar dónde pasar la noche, y ver si podemos conseguir comida
Habría sido más fácil que las cazadoras les hubieran dado el lugar de alguno de sus refugios, pero aunque todas afirmaban que Artemisa no estaba involucrada, pensaron que lo mejor sería crear nuevos refugios y olvidarse de los viejos
—No tenemos dinero ni mortal ni de ninguno— murmuró Sammy
—Vamos a tener que conseguir comida de alguna manera— señaló Charlie
—Pero eso está mal— dijo Helena en voz baja
—Nos sentimos mal por eso después ¿Vale?— le dijo Charles
—Yo lo hago— comentó Bianca —si alguien me ve puedo desaparecer en viaje sombra
—No te gustan los viajes sombra— señaló Charles
—Nos sentimos mal por eso después— dijo Bianca —pero antes vamos a buscar un lugar que pueda esconder un poco nuestro olor, estar aquí no es la idea más inteligente
Así lo hicieron, le sorprendió que no fuera tan complicado. Encontraron una casa sin habitar, si no lo hubieran sabido mejor, hasta podría decir que los dioses estaban de su parte. No es que Bianca se pusiera exigente para traer la comida, robó el pedido de una familia grande en un restaurante de comida rápido, lo sentía por ellos, pero a veces es mejor pensar en lo que tú necesitas.
Esa noche durmieron en ese lugar,y estuvieron relativamente tranquilos (sin contar que los mellizos se despertaban cada cierto tiempo asustados). Lamentablemente al día siguiente llegaron unas personas sin hogar que reclamaron el lugar como suyo, prefirieron no pelear.
Así fueron los días, un completo borrón de intentar sobrevivir, peleando con monstruos, peleando con mortales que los veían como si fueran lo peor y claro, estaban sucios, la ropa rota, se veían cansados, llevaban niños pequeños, también de alguna manera la policía no los detuvo.
Y como era de esperarse, fue cuando todo se complicó más.
Un grupo de monstruos los había rodeado, fue como si salieran de la nada. Bianca y Charles pusieron a Zoé y a los pequeños tras de sí.
—Nos volvemos a ver, querida— dijo la empusa que lideraba el grupo
Bianca le dio una mirada asesina, esta era la empusa que más odiaba en su vida. Iba con otra amiga, un cíclope y una arpía que se veía aburrida
—Te dije que a la próxima no estaría tu papito para cuidarte
—Cállate— masculló Bianca
—No estoy de humor para oír sus charlas, hay que matarlos, vamos a darnos un banquete— dijo un cíclope que iba con ellos
La empusa líder rodó los ojos —Es por eso que no me gusta trabajar con los cíclopes, son taaan impacientes
El cíclope le contestó algo, pero Bianca no escuchó, se acercó a Charles y susurró
—¿Cuáles son nuestras posibilidades?
—No muy buenas. Necesitamos sacar a los niños de aquí, son un objetivo más vulnerable
—Tal vez nos pueda transportar en viaje sombra a todos— susurró Bianca, pero por supuesto, no lo había intentado porque no lo iba a poder lograr, tenían que ir lo suficientemente lejos para perder a los monstruos y llevar a otras seis personas con ella, apenas y había podido sacar a Esperanza el día del ataque, además todos estaban cansados y esa era otra desventaja. Y claramente no iba a dejar atrás a nadie. Y correr tampoco era muy buena opción.
Charles pareció entender cómo iban a pasar las cosas y dijo —Bueno, cuatro contra dos
No sabían muy bien como culiar a los más chiquitos. Sammy apenas y estaba aprendiendo a usar su don. Esperanza estaba entrenada, pero no tenía ninguna arma. Los mellizos a penas y sabían sostenerse en posición de lucha.
—Contra tres— murmuró Zoé, agradecida a las cazadoras por brindale un cuchillo.
Charles la miró, pero no pudo decirle nada, porque fue justo cuando el cíclope atacó, al parecer se había cansado de su plática interesantísima con la empusa
—Sammy y Esperanza, busquen refugio con los mellizos— ordenó Bianca
La buena noticia es que ellos si eran obedientes, la mala es que la otra empusa les cortó el camino. Así que los niños mayores intentaron enfrentarla.
Bianca solo tenía dos malditas flechas, no iban a ser suficientes. Así que antes de que su empusa favorita atacara la lanzó, lamentablemente el monstruo se dio cuenta de lo que iba a hacer y se quitó rápidamente de su camino. Bianca soltó una maldición en italiano, se movió del camino justo cuando la empusa estaba a punto de herirla con las garras, el arco no le servía de nada, así que empezó el combate cuerpo a cuerpo.
Por otro lado, Charles había logrado cortar con Contracorriente al cíclope, pero no fue suficiente para acabar con él. Por otro lado, sentía horrible acabar con él, los cíclopes siempre le recordaban a su tío Tyson (hace mucho que no lo veía, probablemente tenía mucho trabajo en las fraguas de Poseidón, se preguntó si sabría sobre el ataque). Rodó bajó los pies del cíclope para evitar que este lo agarrara, el monstruo rugió.
Solo pudo ver de reojo a sus amigos, estaba preocupado por ellos, pero no tanto como lo estaba por Zoé, era su responsabilidad ahora. Aunque lo estaba haciendo muy bien contra la arpía, tenía que acabar rápido con ese cíclope para ayudar a los demás.
La ventaja contra un cíclope, es que no importa cuanto midas, siempre vas a ser más pequeño que él y más rápido.
A Charles se le ocurrió una idea tonta. Desde donde estaba a penas y podía rasguñar al cíclope, Contracorriente no hacía mucho daño, así que con espada en mano, por fuerza de voluntad y algo de física empezó a subir sobre el cíclope.
Este se dio cuenta de inmediato, trató de pisotear para sacudirse al chico, fue como estar en un juego de feria muy extremo (no le gustaban los juegos de la feria). De cualquier manera se aferró al taparrabos del cíclope para evitar caerse. Trató de no pensar en como Sammy intentaba usar su don mientras Esperanza le lanzaba piedras a la otra empusa y ambos ponían a los mellizos atrás de ellos. O como Bianca había tirado su arco para un combate cuerpo a cuerpo con la empusa que la hab´pia molestado desde que era una niña, pero siendo sinceros, a Charles no le preocupaba mucho Bianca, ella estaba muy bien entrenada, pero su hermana era la que ocupaba su lista de prioridades, no es que no estuviera entrenada porque lo estaba y también era buena, pero seguía siendo su hermanita menor, a la que tenía que cuidar, y ahora más que nunca, lo estaba haciendo bastante bien contra la arpía.
Todos estaban cansados y hartos de ser acosados por los monstruos, no les habían dado un momento de tranquilidad, les habían quitado todo y aún así no paraban. Charles concentró todo ese enojo y por obra de la adrenalina (porque después ni siquiera recordaría como lo hizo) llegó a un punto vulnerable cerca del pecho del cíclope, y con toda la frustración, tristeza y enojo que tenía, clavó la espada. El cíclope volteó a ver hacia su pecho con incredulidad, luego se empezó a deshacer en polvo amarillo.
Charles saltó y el impacto de la caída sacó todo el aire de sus pulmones, lamentablemente no tenía mucho tiempo para recuperarse, pues su hermana lo necesitaba. Se paró rápidamente y vio que la empusa tenía a Bianca agarrada del cuello, Sammy estaba herido y no podía utilizar su don, los mellizos no estaban por ningún lado, Esperanza no podría controlar sola a la empusa, era obvio a donde necesitaba ir Charles, pero cuando oyó el gritó de su hermana, no importó donde lo necesitaban más.
El ver la sangre de su hermana de nuevo fue más doloroso que la caída desde el cíclope.
Zoé le dijo una clase de maldiciones nuevas a la arpía.
Charles llegó a su lado —¿Estás bien?
—Sí— dijo Zoé mientras se alejaba de la arpía, tenía el brazo arañado y sangraba —ve con los niños
—Primero nos encargamos de ella
La arpía se vio en problemas por el arma de largo alcance de Charles, ya que era un poco más fácil moverse. Zoé tenía que acercarse mucho y cuando lo había logrado, la arpía fue más rápida.
La arpía se cansó de ellos, los miró con ojos amenazantes y se lanzó al vuelo, lamentablemente en toda la bruma y caos, no se dieron cuenta que no se había ido muy lejos.
Charles trató de revisar a su hermana, por supuesto, Zoé en modo necio se negó y fue a ayudar a sus demás amigos, Charles suspiró exasperado.
Fue en ese momento cuando se escuchó el grito de dolor, pero ahora proveniente de la empusa.
—Lo volviste a hacer maldita mocosa— chilló la arpía de rabia —¡Me mordiste!
La verdad en ese momento fue como si todos se detuvieran a ver a Bianca y la arpía
—Sí— dijo Bianca limpiándose la boca —y fue tan repugnante como hace años
—¡Qué asco!— dijo Zoé
—¡Te voy a matar!— exclamó la empusa
Bianca rodó los ojos y se burló —No pudiste hacerlo cuando tenía seis ¿Qué te hace creer que ahora lo lograrás?
La empusa se lanzó a ciegas por Bianca, ella se agachó y volvió a recoger su arco, en una muestra increíble de velocidad y práctica puso su última flecha, apuntó y dio en el blanco, la empusa la miró con irritación antes de deshacerse en más polvo a amarillo.
Voltearon a ver al único monstruo que quedaban, o eso creían porque los niños tambien habían dado su parte de batalla y aunque no habían tenido los mismos a los de entrenamiento, lo lograron.
El silencio estupefacto se hizo por uno momentos.
—No creo que mordieras a la empusa— dijo Zoé con una mueca de asco
—Cállate, jamás vamos a volver a hablar de esto— masculló Bianca
Charles le dio una mirada de burla, luego lo que había pasado cayó sobre ellos
—¿Dónde están los mellizos?— preguntó Zoé
Los niños llegaron corriendo y fueron a abrazarla. Hubo algunas lágrimas por parte de chicos y grande porque la adrenalina se estaba disipando y estaba dejando lugar al miedo, por sí mismos y por los otros
—Dejame ver la herida— dijo Charles a su hermana
Bianca estaba haciendo lo mismo con Sammy
—Estoy bien, lo prometo. Mira, ya ni siquiera sale sangre— comentó Zoé, ni siquiera se veían tan mal, más bien fue todo el espectáculo de la sangre
Charles la abrazó y le murmuró —Voy a encontrar un lugar seguro para ti
—Lo sé— dijo Zoé, porque era verdad, sabía que si su hermano se proponía eso, lo iba a lograr.
Ya que vieron que todos estaban a salvo por el momento, fue que la adrenalina se disipó por completo, Zoé se apoyó pesadamente en Charles, la fatiga y la falta de comida junto con los días horribles estaban pasando factura. su visión era borrosa. Los demás niños también se veían bastante cansados, Sammy también había salido herido y sangraba de la cabeza. Estaban tan confundidos que no se dieron cuenta cuando la arpía bajó en picado.
Todo pasó muy rápido.
En un momento estaban intentando recuperarse de la batalla, intentando ver cuál iba a ser el siguiente paso y al otro Zoé estaba en el piso sangrando.
La arpía se había lanzado con furia al ataque, no se iba a quedar tranquila pues uno montón de niños no iban a derrotarla, eran solo críos. Uno de los niños más pequeños estaba a su alcance, así que se lanzó, cuando estuvo lo suficientemente cerca descubrió sus garras.
—¡Sammy, cuidado!— gritó Zoé que fue la primera en verla, solo los dioses saben como le hizo para agarrar suficiente fuerza y empujar a Sammy fuera del camino para evitar que fuera herido, lamentablemente ella quedó en su lugar. La arpía le desgarró el hombro con sus garras.
El grito de Charles probablemente se pudo escuchar hasta el Inframundo.
La arpía sobrevolaba intentando seguir causando daños, y Bianca ya no tenía flechas.
Charles corrió hacia su hermana, la acomodó con cuidado sobre su regazo —Está bien, vas a estar bien
—¿Es menos… feo de… lo que… parece?— jadeó Zoé
—Sí— dijo Charles, lo cual era claramente una mentira porque la carne se veía desgarrada y la cantidad de sangre que salía no podía ser buena, además Zoé empezaba a perder color.
La arpía los seguía incordiando.
—¡Bianca!— gritó Charles y le arrojó a contracorriente en forma de bolígrafo —deshazte de esa maldita cosa
Presionó sus manos contra la herida de Zoé, ella soltó un grito
—Lo siento, lo siento— dijo Charles temblando, se sentía frustrado e impotente, no tenía nada para su hermana, incluso habría tomado el riesgo de darle ambrosía, pero por supuesto, tampoco tenían
Por otro lado, Bianca intentaba matar a la arpía, era difícil porque no sabía manejar la espada, además de que la sentía pesada y desbalanceada. Sintió que tomó una eternidad para lograrlo, guardó a Contracorriente y corrió con sus amigos. Revisó que Sammy estuviera bien, el golpe de la cabeza volvía a sangrar y tenía raspones y moretones por la caída cuando Zoé lo había empujado.
Luego se acercó hacia Zoé y Charles y las cosas ahí eran peor. Charles la miró como si ella pudiera resolver el problema, lo intentó, no sabía muchas cosas de curación, pero parecía que la sangre parecía disminuir, aún así no era lo suficiente.
Bianca se reprendía a sí misma por no poder realizar el maldito viaje sombra, pero ¿A dónde? Era como si nada estuviera a su favor, un hospital mortal podría ser la solución, pero ¿Qué? ¿Solo abandonarla ahí? Además ¿Habría siquiera semidioses que pudieran entender lo que estaba pasando con ella? Lo dudaba, y si los había, quién sabe durante cuánto tiempo.
—Tenemos que irnos de aquí— dijo Bianca —vamos a encontrar un lugar para ella
Charles cargó a su hermana y como caída del cielo (al menos lo pensó así durante un momento) apareció Silena, ella los miró con sorpresa, luego corrió hacía Sammy, viendo sus heridas y el agotamiento de todos ellos
—No puedo creer que hayan salido— dijo Silena, miró a Bianca y luego desvió la mirada con aire culpable
—Lo sé, a nosotros también nos da gusto verte— dijo Charles con urgencia —pero no tenemos tiempo para esto
—He estado buscando semidioses que hayan podido salir— comentó Lena —vengan, nosotros como que encontramos un lugar
—Gracias— susurró Charles con esperanza, acarició suavemente la mejilla de su hermana
El lugar, era una bodega no muy lejos de ahí, donde había unos pocos semidioses, la mayoría niños. Ni siquiera preguntaron cómo habían llegado ahí o algo, en ese momento solo importaba que alguien que sí supiera, intentara curar a Zoé.
Lamentablemente ellos tampoco tenían gran cosa para sobrevivir, aunque había un hijo de Apolo que al parecer sabía de curación.
Funcionó, al menos al principio.
Luego la herida parecía volverse a abrir, la curación sirvió prácticamente para nada, y no era tan poderosa ni tan buena para intentarlo de nuevo. Muchas veces había pensado que la curación no era gran cosa, que equivocada estaba.
Oyó que el hijo de Apolo susurraba —Hay algo mal
—¡Curala!— le gritó Charles
—No puedo. Un herida de arpía no debería ser así, hay algo más, pero no sé…— dijo el chico con pesar, la herida se sigue abriendo y no entiendo por qué
—Maldita sea— masculló Charles —necesito llevarla a otro lugar
—Eso no va…— comenzó a decir el chico con pesar
—Está bien— dijo Bianca cansada —vamos a un hospital mortal, no sé, encontraremos la forma de sacarla de ahí cuando esté curada
Pero algo la detuvo, ella nunca había podido sentir la muerte como su padre, nunca había visto esas auras a las que se refería, ni cuando un espíritu cruzaba o algo así, pero en ese momento era una sensación cruda, algo en lo más profundo, una corazonada.
Era casi como una presencia física que le decía que el hospital mortal tampoco iba a servir
—Charlie— susurró Bianca
—No— dijo Charles, él también lo sabía —no, no, tenemos que hacer algo
Bianca se limpió una lágrima —Quedate con ella
Los niños que estaban ahí primero los miraron con una especie de lastima, pero alguien había agarrado a Sammy, Esperanza y los mellizos, y se los había llevado de ahí. Lo último que había visto es que todos estaban llorando.
Charles nunca soltó a su hermana. Le acarició con ternura la mejilla y el cabello, susurrándole que estaría bien, que cuando esto pasara encontrarían un lugar donde pudieran vivir sin la interferencia de los dioses, recordando algunos de los momentos más bonitos que habían pasado con su familia.
Cuando el momento llegó, fue rápido y silencioso, como una brisa escapando. Una última inhalación que se había tomado, pero ya jamás se soltaría.
—Por favor no lo hagas — pidió con la voz rota —no me dejes, tú no
—Charlie…
Bianca no sabía qué decirle
—Por favor — suplicó Charles
Parecía como si el tiempo se hubiera detenido, todo pasaba, pero en realidad no podías asimilar nada. Todo se sentía pesado, como si una gran bola aplastara su pecho, los oídos tapados y el corazón destrozado. Charles se quedó ahí, durante mucho tiempo, abrazando a su hermana.
El tiempo parecía no tener sentido, no la quería soltar, pero tenían que hacerlo, no podían seguir así.
Los niños también se acercaron corriendo, sollozando, pero nadie tenía cabeza para consolarlos
Él acunaba el cuerpo de su hermana, no dispuesto a soltarlo, como si aferrándose a ella pudiera hacer que regresara.
—Charlie— dijo Bianca en tono amable
Él no le contestó, ni siquiera la miró
—Tenemos que hacerlo— susurró Bianca arrodillándose al lado del chico —no la podemos dejar aquí
—No— dijo Charles, una simple palabra llena de dolor
—Sé que no quieres, pero tenemos que hacerlo— susurró Bianca
—Si la hubiera dejado con la abuela nada de esto hubiera pasado— dijo Charles mirando a Bianca —fui tan egoísta… Y la perdí
Bianca le dio un suave apretón en el brazo —Tú y yo conoce… conocíamos a Zoé, sabemos que no se hubiera quedado quieta, probablemente se hubiera escapado a la primera oportunidad, al menos estaba contigo…
—No le sirvió de nada ¿Verdad? Al final de cuentas no pude protegerla, también le fallé a ella
—Hiciste todo lo que pudiste… Ninguno de nosotros pudo hacer más— dijo Bianca, se sentía horrible, solo quería dormir y que se le olvidara lo de los últimos días, pero ahorita no se trataba sobre ella —tenemos que hacerlo
—¿Cómo puedo dejarla?— preguntó Charles con un sollozo
¿Y en realidad cómo podía hacerlo? La gente siempre pide ese tipo de cosas, está bien, dejalos ir, dicen, pero no es tan simple como eso
—Ni siquiera tenemos una moneda— susurro Charles, tratando de retrasar lo inevitable
Bianca entendía o pensaba entender algunas cosas de la muerte, pero no sabía que decir o que hacer porque además la desgarraba el hecho que Zoé era solo una niña, una víctima más, pero a los 12 años ni siquiera puedes decir si eres buena o mala, si haces demasiado bien o no, por lo que ni siquiera era probable que estuviera con sus padres en los Campos Elíseos (si es que después de todo Hades lo seguía manejando así). Lo más probable es que terminara en los Campos Asfódelos, no lo dijo.
Bianca se quitó el collar que Charles le había regalado hace años —No es lo mismo, pero podemos usar esto
Charles se dió por vencido y lo hicieron, varios les ayudaron a encontrar un lugar, hicieron los ritos funerarios cómo pudieron, mezclando tradiciones y haciendo lo mejor posible.
El fuego quemó su cuerpo, así como quemaría el reinado de los dioses.
Desde ese día algo había cambiado en Charles, se había encerrado en sí mismo, había tomado el control de los semidioses compartiendo las decisiones con Bianca, se seguía preocupando por los demás, pero ahora era diferente.
Era más serio, más cerrado. Ese día Bianca sintió que lo perdía.
Se enteraron de que había una profecía, aunque no sabían que decía. Se enteraron de la muerte de sus padres, de que los dioses se sentían culpables
Había podido presenciar momentos en dónde él era vulnerable, volvía a hacer aquel chico dulce, pero eran pocos, y también desde ese día, se rehusaron a hablar de sus sentimientos el uno por el otro.
Todos siempre dicen que las heridas se curan con el tiempo, y hasta cierto punto es verdad. Las heridas cicatrizan y dejan de doler como el primer día, pero a veces también un movimiento, un ruido, un olor o un recuerdo las abren y duelen incluso más que la primera vez.
Intentaron vivir con ello, intentaron tomar el control de sus vidas, pero lo que no pudieron hacer fue olvidar ni perdonar, ninguno de los chicos que había sobrevivido pudo hacerlo, en ellos había una especie de llama, diminuta, que iba tomando fuerza conforme pasaba el tiempo y se veían más y más estragos de lo que había pasado con los dioses, incluso el mundo mortal sufría sus estragos, terremotos, lluvias, sequías, los dioses probablemente peleando unos con otros.
Pero los semidioses estaban hartos, intentarían tomar las cosas en sus manos de una vez por todas.
Una noche antes tuvieron al menos la oportunidad de hablar, aunque no terminó como querían, las cosas hubieran sido tan distintas.
—¿Y entonces?— preguntó Charles —¿Cómo están los demás?
—Todos están preparados— dijo Bianca —pero la tensión está empezando a crecer, por eso vine, me estaban poniendo nerviosa y no me puedo poner nerviosa ¿Qué clase de líder sería?¿Y tú cómo te sientes?
—Estoy aterrorizado— admitió Charles —hay tantas cosas que pueden salir mal
Bianca asintió de acuerdo —Es un alivio oír eso, porque me siento igual. Me da miedo que simplemente llevemos a estos chicos a su final
—Lo sé, pero no podemos hacerlo sin ellos, aunque si alguno prefiere no ir...
—Todos saben lo que arriesgan— dijo Bianca con un suspiro —pero ninguno tiene nada que perder, los dioses nos arrebataron todo
Charles asintió, pensando en su familia. No tenía más que la espada para recordarlos, y sabía que todos se sentía como él, no tenían nada y con el paso del tiempo sentía que los recuerdos también se borraba, a veces, ya no recordaba la voz de sus padres o de su hermana.
Era horrible, incluso a veces los mellizos ni siquiera recordaban el campamento. Hablando de ellos
—¿Los mellizos siguen insistiendo en ir?
—Sí, pero les dije que su tarea aquí es importante, tan importante como la de Esperanza y todos los demás, además hay algunos que se tienen que quedar
—Tan importante como la tuya— señaló Charles
—Y la tuya— dijo Bianca —¿Alguna vez pensaste que llevaríamos a cabo este plan?
—De ninguna manera y me aterroriza pensar en lo que pasaría si algo sale mal, si no lo logramos. Ellos se seguirían saliendo con la suya
—Ya sabes, mi abuelo— dijo Bianca con amargura, intentaban no decir los nombres de los dioses en voz alta —no sería indulgente, probablemente terminaríamos en los campos de castigo
Si terminaran en los campos de castigo probablemente ya jamás se reencontrarían con su familia, aunque tal vez pasaba lo mismo si el plan tenía éxito.
El plan en sí, era terrible.
La verdad no fue ni mucho menos la mejor estrategia, era un todo o nada que solo funcionaría si mantenían el efecto sorpresa.
Habían mantenido un perfil bajo por tres años, se habían seguido entrenado, y habían progresando, más o menos, había días terriblemente malos, pero todos buscaban un solo objetivo.
Todo había empezado en susurrando peligros imaginarios a los dioses, se oían rumores de los espíritus de la naturaleza que desde hace tres años desde el ataque, los dioses se habían puesto más paranoicos, peleaban en todo momento y se echaban la culpa unos a otros de lo que había pasado. Así que utilizaron eso a su favor.
Un rumor por aquí y por allá. El taurofidio estaba en peligro, y ya no tenían semidioses para protegerlos, el palacio de Poseidón sería atacado. Hasta que lograron que fuera trasladado.
Los dioses estaban tan ensimismados en seguirse culpando y peleando, que no se molestaron en neutralizar al taurofidio, seguían buscando amenazas imaginarias y al mismo tiempo eran tan tontos como para no darse cuenta de lo que estaba pasando casi justo en frente de sus narices.
Ese día llegaron al Olimpo, aunque en realidad sólo Bianca apareció, los demás iban con ella pero habían pasado mucho tiempo perfeccionando, a veces la venganza tiene que tomar un poco más de tiempo.
En el mundo mortal hubo una emergencia, un pequeño incendio que había hecho a todos (sobre todo al portero) dejar sus puestos de trabajo, de todas maneras ya nadie iba por el piso 600, fue muy facil robar la tarjeta de acceso.
Estaba nerviosa, por supuesto. Hace tanto tiempo que no se paraba en el Olimpo, ni siquiera había visto a algún dios, había vivido como mortal por mucho tiempo.
Tomó el elevador y esperó a llegar, moviendo la pierna de arriba a abajo, sabía que sus amigos estaban cerca, aunque no sabía si habían subido con ella el elevador y era muy arriesgado preguntar. Esperanza había estado perfeccionando su uso de La Niebla y la magia, solo había un hijo de Hécate que la había ayudado a perfeccionarlo y vaya que eran buenos. Esperanza tenía mucho potencial, si alguien con más experiencia le hubiera enseñado…
Las puertas del elevador se abrieron.
Bianca suspiró, tenía que confiar que todos, en especial Charlie, estarían donde debían.
Entró al Olimpo, como lo había hecho muchas veces antes, y fue raro… El Olimpo lucía como si un huracán hubiera pasado por ahí, como si a nadie le importara que se viera bonito y reluciente, lucía como apagado. Había algunos dioses menores y unos cuantos espíritus de la naturaleza, que la voltearon a ver con sorpresa mientras hacía su recorrido a la Sala de Trono, donde estarían los dioses por el solsticio de invierno, oyó susurros sobre ella, sobre de quienes era hija y el cómo había sobrevivido. No les tomó importancia, siguió su camino con toda la dignidad que pudo reunir sin mostrar lo nerviosa que estaba por dentro.
Por fin llegó. Las puertas de la Sala de Trono estaban abiertas, los dioses ni siquiera se percataron al principio de su presencia, estaban peleando. Podía distinguir frases "tu culpa", "no dijiste nada", "decisión precipitada" y varias cosas así, aunque también había quién seguía defendiendo que el ataque fue lo mejor. El Olimpo había sido un caos desde el ataque, cuando se dieron cuenta de lo que habían hecho nadie quiso tomar la responsabilidad, simplemente prefirieron culparse unos a otros, al final casi todos eran culpables.
El primero que la notó al mirar hacia abajo fue Apolo, su cara fue de completa confusión e incredulidad, viéndola como si hubiera visto a un fantasma (lo que probablemente pensó que era). Inmediatamente tomó un tamaño humano
—Bianca — dijo Apolo y se acercó hacia ella, ella dió un paso hacia atrás
Por supuesto, la repentina transformación de Apolo llamó la atención de todos los demás dioses, que al darse cuenta de lo que estaba pasando (unos más rápido que otros) tomaron también un tamaño humano
—¿Cómo es que estás aquí? — exigió Zeus
—Bianca, no deberías estar aquí — dijo Hades mortalmente serio
—¿No vamos a tener una divertida reunión familiar? — preguntó Bianca alzando una ceja, sonaba más segura de lo que se sentía, como si no tuviera un nudo en el estómago
—No entiendo como estás aquí… — dijo Apolo
Perséfone y Hades intercambiaron una mirada
—Yo tampoco lo entiendo — gruñó Zeus y volteando a ver a su hermano añadió —¿Cómo es que no sabías que ella está viva? ¿No tienes una lista o algo así?
Hades se burló —No sabes cómo funciona el inframundo, no me vengas con eso
Poseidón se acercó —¿Hay alguien más contigo?— miró tras ella para ver si había alguien, como esperanzado
Ella esperaba que sí, y que todos estuvieran donde deberían, buscó lo que necesitaba y lo encontró.
—¿A quién esperabas Poseidón?— preguntó Bianca —creo que te aseguraste de que estuviera sola
Hades la miró, una mirada muy rara… Como si supiera que no lo estaba, como si supiera más de lo que quería demostrar ¿En realidad no sabía que ella estaba viva todo este tiempo? No es como que en realidad existiera una lista, pero el dios sabría si no había alguien de quién una vez fue cercano ¿No? Y si lo hacía ¿Por qué no había dicho nada de ella, de los demás?
—No sé cómo estás aquí, niña, pero fue un error que hayas venido— dijo Zeus
—Déjala en paz— masculló Afrodita —después de todo lo que hicieron
El taurofidio dio un mugido entusiasmado, como si estuviera encantado de ver a alguien después de tanto tiempo.
Eso llamó la atención de algunos dioses, pero Bianca retomó la conversación
—Así que ¿Sigues igual de paranoico, Zeus? ¿Al menos valió la pena lo que hicieron?
—Tú no lo entiendes— señaló Ares —no eres más que una mocosa
—Bianca, solo vete de aquí— pidió Apolo
—Nah— dijo Bianca —vamos a recuperar el tiempo perdido
Ella se estaba poniendo más nerviosa, ella tenía ganas de golpear toda su divina cara, tenía ese sentimiento de opresión al ver después de tres años a quiénes arruinaron su vida, ese sentimiento de traición aún no se había ido y probablemente nunca lo haría. Pero tenía que seguir hablando, seguir distrayendolos.
Los miró, sobre todo a Apolo y Hades, y salió una pregunta que quería hacer desde hace mucho tiempo, aunque tal vez no era la mejor para hacer en ese momento —¿Por qué lo hicieron?
Todos los dioses se miraron
—No lo entenderías— dijo Zeus —alguien que puede vivir tan poco tiempo, no puede entender algo así
—¿Por qué vivimos poco tiempo nuestra vida es menos valiosa que la de ustedes?
—No vengas con dramas, niña. A veces hay que tomar decisiones difíciles, hay daños colaterales— dijo Dionisio
—Daños colaterales— masculló Bianca
—Basta ya— dijo Hera —solo vete, niña. Dejemos las cosas en paz
No lo iba a negar, le sorprendió un poco que fuera Hera quién le pidiera que se fuera.
—Vamos a dejar las cosas en paz, claro, como si nada hubiera pasado— comentó Bianca con sarcasmo
—Es lo mejor— dijo Atenea —creeme que tratamos de seguir después de todo
—¡Ustedes no son las víctimas aquí!— gruñó Bianca
—Lo sabemos— dijo Poseidón —pero vete de aquí, sigue tu vida como hasta ahora, sigue sobreviviendo
—Por supuesto que no se va a ir— masculló Zeus
—Padre, por favor— dijo Artemisa —ya fue suficiente sufrimiento
Bianca miró a Poseidón —¿Sabes? Cuando vivía en el campamento, después de los dioses de los que soy legado, me parecías el más impresionante, siempre estando ahí con Charles… y Zoé, como si en realidad te preocuparas por ellos, pero eso tampoco fue cierto ¿No?
—Yo lo hacía— murmuró Poseidón
—Ella murió en brazos de su hermano ¿Sabías? No hubo una maldita cosa que pudieramos hacer— probablemente no debería estar hablando de eso, Charles siempre había evitado a toda costa hablar de eso y ambos se habían sentidos tan culpables por ello que no entendía por qué lo estaba haciendo ahora —¿Y así me dices que te preocupabas por ellos?
—Vete— dijo Apolo solo moviendo los labios
—¿Y qué pasó con Charles?— preguntó Atenea con sospecha
Bianca titubeó un milisegundo, fue suficiente para hacer que Zeus sospechara e intentara algo contra ella, por suerte Apolo fue más rápido. Al mismo tiempo, la pecera del taurofidio explotó.
Después de eso todo pasó muy rápido, demasiado rápido incluso para que un semidiós pudiera seguirlo.
Las explosión de la pecera llamó la atención de los dioses, el taurofidio ahora era un poco más grande que un toro, su pelaje había cambiado con los años, como cualquier animal cuando se vuelve adulto, pero aún tenía esos ojos demasiado inteligentes que miraban a la persona frente a él. Charles con la espada desenvainada se cernía sobre el taurofidio.
Por supuesto la primera reacción de los dioses fue neutralizar a Charles, pero no se esperaban que frente a ellos aparecieran más semidioses armados, el arco de Bianca apareció en su espalda.
—¿Qué demonios?— masculló Dionisio
—¿De donde salieron todos ellos?— preguntó Hermes
Fue casi casi como si la profecía resonara en la cabeza de los dioses, deberían saberlo mejor que nadie, intentar evitar una profecía nunca salía bien. A veces el destino tiene las formas más raras de cumplirse.
La cara de los dioses valía oro, Hefesto viendo a Esperanza que manejó la ilusión como una experta, o Ares y Hades con Sammy y Silena, que eran la guardia de Esperanza y el hijo de Hécate. Pero lo mejor fue la cara de Poseidón al ver a Charles cernirse de esa manera sobre Bessie, los roles habían cambiado.
Por supuesto que eran más poderosos que los semidioses, pero ninguno de ellos tenía nada que perder y lo demostraron cuando atacaron. Esperanza y el hijo de Hécate tenían un escudo muy firme en donde protegían a Charles, habían practicado mucho por esto, podían aguantar un rato. También habían tomado precauciones con la entrada, lo mejor es que muchos de los dioses menores nunca estuvieron de acuerdo en el ataque de los 12 olímpicos, nadie iba a interceder.
Los dioses se vieron rodeados, no eran muchos, pero cada semidiós utilizó sus poderes como nunca lo hicieron, explotando todo.
Los dioses por supuesto también lo intentaron, pero ellos mismos se desequilibraron cuando Hestia se quedó a un lado
—No quiero más muertes— dijo la diosa
El instinto de supervivencia era fuerte, pero había dioses que ya estaban hartos de esto. Apolo y Artemisa tampoco atacaron a los semidioses
—Afrodita— masculló Zeus
—Nunca he sido buena para la guerra— dijo Afrodita encogiéndose de hombros —las profecías no pueden evitarse
Y no es que no quisieran mantener el poder o algo así, pero tal vez podría encontrar un equilibrio, claro que los demás no estaban tan dispuestos a rendirse tan fácil, no iban a soltar el poder que por años habían tenido.
Charles estaba tardando demasiado, y esto era contrarreloj, además no sabía en cuanto tiempo Bessie necesitaría agua ¿Y si ellos no lo mataban, funcionaría?
Bianca se dio cuenta del por qué de la tardanza. Las manos de Charlie temblaban, la espada estaba inestable y veía a la criatura con remordimiento, la criatura lo veía con sus grandes ojos llenos de tristeza.
Bianca lo supo, Charles no se atrevería a dar el golpe final. Tal vez por qué recordaba que había sido su padre quién había salvado a la criatura en primer lugar o por qué era una criatura del mar o podía haber un millón de razones.
No podía dejar que Charles lo hiciera, no estaba bien. Charles siempre había tenido un profundo respeto por las criaturas del mar, además estaba el hecho de que le daba miedo lo que pudiera pasar con él, cuando perdió a Zoé perdió una parte de él mismo que lo hacía ser quién era, sabía que todavía quedaba un poco de ese chico porque ella lo había visto, con ella a veces volvía a ser como antes del ataque, pero si hiciera algo así, si matara a alguien inocente tal vez esa parte muriera para siempre y Bianca no lo iba a soportar, no quería perderlo de esa manera.
Apuntó con su arco
—No hagas nada de lo que te puedas arrepentir, Bianca— dijo Hades acercándose a ella
—¿Arrepentirme?— se burló Bianca —para nada
—Ellos no querrían que lo hicieras
—No te atrevas a hablarme de mis padres como si te importara
Midió la distancia y se preparó
—Ellos te están esperando, sabes que si lo haces…
Bianca no quisó seguir escuchando —¡Esperanza!— necesitaba que quitara el escudo para que la flecha pudiera pasar
Esperanza la miró y supo inmediatamente lo que iba a hacer —Solo tienes un tiro
—Bianca— dijo Hades
Charles se dio cuenta de lo que iba a hacer, pero no fue más rápido que la flecha.
Tomó una respiración y soltó la flecha, no sabía si fue por casualidad, destino o alguna otra cosa, pero la flecha atravesó el lugar donde estaba el taurofidio, llegando hasta él y atravesando su corazón limpiamente, la criatura ni siquiera emitió un sonido.
Con un viaje sombra se puso a lado de Charles
—Bianca— murmuró el chico
—Dame tu espada— dijo Bianca
Charles lo hizo. Se estaban quedando sin tiempo, así que no lo pensó, no sintió, presionó el interruptor y trabajó rápido y preciso
Sus manos estaban llenas de sangre que escurría por todo su brazo, agarró las entrañas como si fuera lo más sagrado, como si fuera el pedazo de ella que había muerto al matar a una criatura inocente, no lo pensó mucho.
Bianca se alzaba amenazante ante la hoguera de Hestia, tenía las manos manchadas de sangre y así como una vez la hoguera del campamento mestizo fue profanada con la sangre de los dioses, ahora la hoguera de Hestia era profanada con la sangre de un inocente.
Todo quedó en silencio después de eso.
No se sintió diferente al menos no físicamente, pero sabía que lo era, aunque si ya habías matado a un inocente ¿Qué te impedía seguirlo haciendo?
¿Qué precio tenía ese poder? Porque sabía que no era gratis. Tal vez moría la parte de ti que te hacía ser quien eras.
Sabían que no podían matar a los dioses, no exactamente, porque la cultura occidental dependía de ellos, pero hay castigos peores que la muerte. Cuando el primer dios lo suficientemente imbécil se acercó a ella, el icor cayó al suelo.
Los dioses sellaron su destino.
"De caos y guerra la unión llegará". Si tan solo los dioses no hubieran atacado los campamentos, si los semidioses no hubieran tenido un objetivo para unirse.
"la sangre de los dioses el Olimpo manchará". Los dioses tenían heridas que jamás habrían imaginado, el icor goteaba poco a poco hacia el suelo.
"dioses y mestizos enemigos como ninguno". Los dioses decidieron que los enemigos eran los mestizos, luego los papeles cambiaron
"y sin alianza el trono se tambalea". Los mismos dioses estaban unos contra otros, si todos hubieran peleado juntos después de haber hecho enemigos a los mestizos ¿Habría cambiado algo?
"al final solo uno quedará y el poder asumirá". Bianca obtuvo el poder suficiente para inclinar la balanza a favor de los semidioses.
Si eso no hubiera pasado, si los dioses no hubieran decidido que los mestizos eran los enemigos, así tal vez los que se habrían unido serían los dioses y semidioses. El Olimpo se habría manchado con la sangre de los mestizos que también era la de los dioses, peleando por ellos, habrían sido enemigos formidables ¿Cuando se hubiera visto que peleen uno a lado del otro como iguales? Y tal vez así ambos hubieran vencido ante una amenaza más grande.
Pero los dioses decidieron cómo cumplir la profecía, tal vez ni siquiera hubiera tenido que cumplirse tan pronto.
Pero el hubiera no existe.
En mi página de Facebook (Coleccionando mundos) hay un par de comisiones que pedí, una de Percy y Zoé bebé y otra sobre Bianca, para que las pasen a ver
