—Tal vez es momento de empezar a leer— dijo Apolo

—Aquí vamos de nuevo— suspiró Percy

Los libros se estaban acabando, y con ellos el tiempo de los dioses para hacer algo y recuperar a sus hijos.

—¿Alguien quiere empezar a leer?— preguntó Hermes con un intento de sonrisa

Los chicos no compartieron su entusiasmo, de hecho ninguno se veía con ganas de leer. El silencio se prolongó.

—Está bien, yo voy a leer— dijo Hades. Volteó a ver a sus hijos con una mueca —Capítulo I Hazel

—No puede ser— se quejó Hazel

Nico soltó un suspiro de alivio

—Todos escuchamos ese suspiro, pero aun no cantes victoria— señaló Thalia

—Yo sí quería que viniera desde el punto de vista de Nico— se quejó Connor

—Todos lo queríamos— asintió Percy

—Pues lástima que aquí no se hace lo que ustedes digan— replicó Nico

—Todavía no cantes victoria— repitió Thalia

Hades se aclaró la garganta para empezar la lectura, los chicos fruncieron el ceño, pero se callaron

Durante el tercer ataque, Hazel estuvo a punto de comerse un canto rodado.

—Claro— dijo Percy

—Una increíble manera de comenzar el capítulo— dijo Apolo

—No creo que las piedras sean tan nutritivas— comentó Travis

—Tampoco yo— coincidió Hazel

Estaba mirando la niebla con los ojos entornados, preguntándose cómo era posible que costase tanto volar a través de una ridícula cordillera, cuando las alarmas del barco sonaron.

—No sé, pero fue culpa de la ridícula cordillera— comentó Leo

—Sí claro, no sé por qué debería haber una cordillera ahí— resopló Hazel

—Como que no tenía mucho sentido— dijo Leo riendo

¡Todo a babor! —gritó Nico desde el trinquete del barco volador.

De nuevo al timón, Leo tiró de la rueda. El Argo II viró a la izquierda, y sus remos aéreos hendieron las nubes como hileras de cuchillos.

—Es una bonita metáfora— comentó Jason

—Claro, me gustan las metáforas bonitas— dijo Leo

—Ya nos dimos cuenta— señaló Miranda

Hazel había cometido el error de mirar por encima de la barandilla. Una oscura figura esférica se lanzó hacia ella. «¿Por qué la luna viene a por nosotros?», pensó.

Todos la miraron con confusión

—Awww, es como esos niños que piensan que la luna los sigue— señaló Connor

—¿Qué no nos sigue?— bromeó Percy

—No puedo creer que hay vivido tantos años en la mentira— dijo Piper

—Pero sí nos sigue— dijo Thom con el ceño fruncido

—Tú lo dijiste, tú lo explicas— argumentó Piper mirando a Connor

—¡Eso es injusto!— se quejó Connor —la luna no se mueve, nosotros nos movemos. Fin

—Mejor nada— bromeó Miranda

—Por la cara que te está haciendo el niño, creo que pensó que eres un idiota— señaló Chris riendo

A continuación lanzó un grito y cayó sobre la cubierta. La enorme roca pasó tan cerca por encima de ella que le apartó el pelo de la cara.

¡CRAC!

—Y por eso nunca se deben asomar por el borde de los barcos— señaló Leo con voz de profesor

—Y así es como Hazel aprendió esa valiosa lección— dijo Travis

—Y así es como Hazel no volvió a subirse a un barco— dijo Will

—Así es como de repente le tuvo miedo a las rocas — comentó Katie

—Todas son correctas, más o menos — admitió Hazel

El trinquete se desplomó; la vela, los palos y Nico cayeron en la cubierta. El canto rodado, aproximadamente del tamaño de una ranchera, se alejó en la niebla como si tuviera asuntos importantes que atender en otra parte.

—Fueron como bolos de boliche— bromeó Leo

—Con Nico hizo la chuza — dijo Travis riendo

—-Nico viviendo su sueño como pino de boliche — dijo Miranda

—Qué simples están el día de hoy — resopló Nico

Todos se apretaron un poquito más con sus compañeros de asiento para seguir evitando el frío

¡Nico!

Hazel se acercó a él con dificultad mientras Leo estabilizaba el barco.

Estoy bien —murmuró Nico, retirando los pliegues de lona de sus piernas.

—Que él sí desayuna rocas por la mañana— comentó Percy

—Él desayuna peligro — asintió Leo

—Es que después de ser un pino de boliche pues ya nada lo asusta— dijo Thalia

—Lo dice la que fue un pino de los de verdad — dijo Nico

—Todos los pinos son de verdad, Nico— señaló Thalia rodando los ojos

Ella le ayudó a levantarse, y se dirigieron a popa tambaleándose. Esa vez Hazel se asomó con más cuidado.

—Estás arruinando mi lección de seguridad— señaló Leo

—Niños, hoy vamos a aprender a no hacerle caso a Hazel— dijo Miranda

—Antes de hacer cualquier cosa consultenlo con alguien que sí siga las señales de seguridad— bromeó Percy

—Por ejemplo, tampoco vayan con Percy— dijo Thalia

—Ni con Thalia— señaló Piper

—¿Hay alguien que cumplas las normas de seguridad?— preguntó Bianca

—Tiene un punto razonable— señaló Bianca

—Yo sí los cumplo— dijo Jason

Piper y Percy intercambiaron una mirada y dijeron al mismo tiempo —Nah

—Mejor sigo mi instinto, creo que es más razonable— comentó Zoé

—No, no lo hagas— dijo Percy riendo

Las nubes se apartaron lo justo para dejar ver la cima de la montaña situada debajo de ellos: una punta de lanza de roca negra que sobresalía de unas verdes pendientes cubiertas de musgo. En la cima había un dios de la montaña: un numina montanum, como los había llamado Jason.

—¿No le pueden usar palabras normales?— preguntó Connor

—Son palabras normales— señaló Jason

—Bastantes normales— coincidió Reyna

—Pierdes tiempo en decir todo ese nombre— bromeó Leo

O también conocido como ourae, en griego.

—Me gusta más, es más fácil— dijo Travis

—Definitivamente es más fácil en griego— comentó Chris

—Menos letras y nada más es una palabra— asintió Percy

Se llamaran como se llamasen, eran desagradables.

—Buen punto— dijo Miranda

—El punto aquí es que son desagradables— comentó Bianca

—Sí, no sería alguien que invite a una fiesta— convino Leo

—Definitivamente no— dijo Hazel

Como los otros con los que se habían encontrado, llevaba una sencilla túnica blanca sobre una piel áspera y oscura como el basalto. Medía unos seis metros de estatura y era muy musculoso, con la barba blanca suelta al viento, el cabello despeinado y una mirada de demente, como un ermitaño loco.

—Lo peor— dijo Leo

—Yo creo que sí estaba loco— dijo Nico

—Sí, definitivamente no vamos a descartar esa opción— señaló Hazel

Gritó algo que Hazel no entendió, pero estaba claro que no era un saludo. Levantó con las manos otro pedazo de roca de su montaña y empezó a darle forma de bola.

—Qué mal caía— dijo Piper —y eso que yo ni estaba ahí

—Concuerdo con eso— asintió Chris

—Creo que todos nosotros lo hacemos— dijo Thalia

—Estúpidos dioses de las rocas— masculló Leo

Hazel le dio una mirada divertida

La escena desapareció entre la niebla, pero cuando el dios de la montaña volvió a gritar, otros numina le contestaron a lo lejos y sus voces resonaron a través de los valles.

¡Estúpidos dioses de las rocas! —gritó Leo desde el timón—. ¡Es la tercera vez que tengo que reparar el mástil! ¿Os creéis que crecen en los árboles?

Los chicos soltaron una carcajada

—Por favor, nunca le ayudes a Esperanza con la tarea— dijo Piper riendo

—Leo bien confundido del por qué Esperanza reprobó el año— bromeó Travis

—Oigan— se quejó Leo, pero la mencionada y Calipso también se estaban riendo

—Eso explica por qué saqué cinco en mi examen de ciencias— dijo Esperanza con una pequeña sonrisa

—¡No puedo creer que me traiciones así!— exclamó Leo

—Y la lección de hoy es que a Leo no se le permite ayudar en ciencias ¿Entendido?— preguntó Connor

—Entendido— asintieron los demás

La verdad es que sí estaban un poco más "simples" que los demás días, pero fue como un acuerdo silencioso entre todos, si se hubieran quedado callados solamente escuchando la lectura habría sido más difícil, lo que habían visto el día anterior los golpearía más y de cualquier forma, así era más fácil ignorar a los dioses

Nico frunció el entrecejo.

Los mástiles vienen de los árboles.

¡Esa no es la cuestión!

—Pero esa era precisamente la cuestión— comentó Hazel

—Sí, definitivamente era la cuestión— coincidió Piper

—No, la cuestión era que lo tenía que reparar— señaló Leo

—Nada más les gusta estar peleando— dijo Thalia rodando lo ojos

—Nosotros no peleamos— dijeron Piper y Leo al mismo tiempo

—No se pelea, se argumenta— también dijeron Esperanza y Helena a su vez

—Ay no— se quejó Thalia

Leo y Piper chocaron los cinco. Calipso y Jason intercambiaron una mirada de "no puede ser"

Leo levantó uno de los controles, confeccionado a partir de un mando de Nintendo Wii, y lo giró. Una trampilla se abrió en la cubierta a escasa distancia y de ella salió un cañón de bronce celestial.

—Bueno, eso suena genial— dijo Connor

—Claro, porque yo soy súper genial— dijo Leo

—El modesto no vino— comentó Miranda

—La modestia está sobrevalorada— señaló Leo

A Hazel le dio el tiempo justo a taparse los oídos antes de que disparara al cielo una docena de esferas metálicas seguidas de un reguero de fuego verde. A las esferas les salieron pinchos en el aire, como las hélices de un helicóptero, y se alejaron en la niebla dando vueltas.

—Eso suena aún más genial— dijo Rachel poniendo tentativamente una mano sobre la de Reyna, en un modo muy sútil. La pretora le dio una pequeña sonrisa. Los pocos chicos que se dieron cuenta les dedicaron miradas cómplices, aunque no nada más fueron ellos los que se dieron cuenta

—Con razón Leo no quiere ser modesto— comentó Chris

—Ahora es entendible todo— asintió Miranda

Leo se sonrojó

Un momento más tarde, una serie de explosiones crepitaron a través de las montañas, seguidas del rugido de indignación de los dioses de las montañas.

¡Ja! —gritó Leo.

—No cantes victoria tan rápido— señaló Thalia

—Qué poco optimista— se quejó Leo

—Realista— dijo Thalia

—Y bueno, tiene razón— concedió Hazel mirando a Leo

—Yo siempre— dijo Thalia

Lamentablemente, dedujo Hazel a juzgar por sus dos últimos enfrentamientos, el arma más reciente de Leo no había hecho más que molestar a los numina. Otro canto rodado pasó silbando por los aires por el costado de estribor.

¡Sácanos de aquí! —gritó Nico.

—Qué mandón— masculló Leo —ojalá que Bianca no sea igual que tú

—Pues…— comenzó Zoé

—Eso resuelve cualquier duda que tuviera— asintió Leo

—La verdad es que yo esperaba que la mandona fuera Zoé— dijo Piper mirando a Annabeth con una sonrisa divertida

Annabeth rodó los ojos

—Es más mandona Zoé, aunque Charles la manda a ella— confirmó Sammy

Los chicos soltaron algunas risas

—¡A mí no me manda nadie!— exclamó Zoé, luego lo pensó mejor —casi nadie

Leo murmuró unos comentarios poco halagadores sobre los numina, pero giró el timón. Los motores zumbaron. Las jarcias mágicas se tensaron, chasqueando, y el barco viró a babor. El Argo II ganó velocidad y se retiró hacia el noroeste, como habían estado haciendo durante los últimos dos días.

—Dos días bastantes locos— comentó Piper

—Y que lo digas— murmuró Hazel

—Y yo que pensé que antes habíamos tenido días locos— dijo Jason

—Eso fue una gran equivocación— señaló Leo

Hazel no se tranquilizó hasta que se alejaron de las montañas. La niebla se despejó. Debajo de ellos, la luz del sol de la mañana iluminaba la campiña italiana: colinas verdes y onduladas y campos dorados que no se diferenciaban mucho de los del norte de California. Hazel casi podía imaginarse que estaba regresando a su hogar en el Campamento Júpiter.

—Suena muy lindo, la verdad— dijo Katie

—Excepto porque estábamos siendo atacados— dijo Leo

—Pero aún así era muy lindo— comentó Hazel

—Demasiado— coincidió Nico

La idea le produjo pesar. El Campamento Júpiter solo había sido su hogar durante nueve meses, desde que Nico la había sacado del inframundo. Y, sin embargo, añoraba el campamento más que Nueva Orleans, su lugar de nacimiento, y desde luego más que Alaska, donde había muerto en 1942.

Hades hizo una mueca

—Bueno, definitivamente Alaska no está entre mis sitios turísticos preferidos tampoco— dijo Percy

—Creo que de los míos tampoco— comentó Frank

—Pues aún menos de los míos— dijo Hazel

Añoraba su litera en los barracones de la Quinta Cohorte. Añoraba las cenas en el comedor mientras los espíritus del viento se llevaban los platos con toda rapidez y los legionarios bromeaban sobre los juegos de guerra. Quería pasear por las calles de la Nueva Roma cogida de la mano de Frank Zhang.

Los chicos hicieron sonidos de burla haciendo que Frank y Hazel se sonrojaron

—¡Vivan los novios!— gritó Piper

—¡Vivan!— gritaron los demás chicos

—Aprendan de ellos, nada más quieren pasear y tomarse de la mano. No como los señoritos "vamos a platicar a los establos"— dijo Leo rodando los ojos

—¿Noto una pizca de celos por ahí? Parece que alguien se quiere ir a pláticar a los establos— dijo Thalia enarcando una ceja

Calipso se sonrojó

—Hay niños aquí— señaló Katie negando con la cabeza

—Y nada más debemos ver quienes son los mayores, digo— argumentó Leo

Percy se atragantó con su propia saliva, Annabeth se sonrojó al igual Charles

Algunos de los dioses miraban a los chicos con una pequeña sonrisa, pero sabían que su participación no sería bienvenida y realmente quería volver a lo de antes de que Las Moiras aparecieran ayer

Quería experimentar por una vez lo que era ser una chica normal, con un novio dulce y cariñoso.

—Awwwww— chillaron los Stoll

—Por favor, ya no digan nada— murmuró Hazel

—Pero por eso son divertidos los capítulos— señaló Travis —pero te la pasamos por esta vez

Pero sobre todo quería sentirse a salvo. Estaba cansada de tener miedo y estar inquieta a todas horas.

Los semidioses asintieron de acuerdo

Nadie mencionó el hecho de que el lugar donde supuestamente estarían a salvo no sirvió de mucho de cualquier manera, ante el silencio los dioses entendieron el mensaje y Hades continuó la lectura

Se quedó en el alcázar mientras Nico se sacaba las astillas del mástil de los brazos y Leo pulsaba botones en la consola del barco.

Qué marrón —dijo Leo—. ¿Despierto a los demás?

—¿Cómo que no estaban despiertos?— preguntó Chris

—Pues así— dijo Piper encogiéndose de hombros

—Es un don que perfeccionas con el tiempo— señaló Thalia

—Definitivamente— coincidió Jason

Hazel estuvo tentada de contestarle que sí, pero los otros tripulantes habían cubierto el turno de noche y se habían ganado el descanso. Estaban agotados de defender el barco. Daba la impresión de que cada pocas horas un monstruo romano quisiera zamparse el Argo II.

—Sí, que pesados son los monstruos romanos— se quejó Leo

—No me gustó ni el turno de día ni el de noche— comentó Piper

—A mí tampoco— dijo Frank

—Los dos fueron bastante horribles— convino Jason

Unas semanas antes, Hazel no habría creído que alguien pudiera dormir en pleno ataque de unos numina, pero en ese momento se imaginaba perfectamente a sus amigos roncando bajo la cubierta. Cada vez que ella tenía ocasión de echar un sueño, dormía como si estuviera en coma.

—Hay que aprovechar las ocasiones— asintió Percy

—Es un don casi tan bueno como el de despertar poco antes de tu parada— señaló Leo

—Ese don me agrada mucho— dijo Connor

—A mí también— asintió Will

Necesitan descansar —dijo—. Tendremos que encontrar otra solución nosotros solos.

¿Eh?

Leo miraba ceñudo su monitor.

—Pobre del monitor— dijo Miranda

—¿Crees que las soluciones crecen en los árboles?— bromeó Travis

Leo le dio una mirada no tan impresionada —¡De acuerdo! Tal vez los mástiles crecen en los árboles

—Es que no es tal vez, vienen de ellos— señaló Rachel

—Vienen, pero no crecen— dijo Leo

—Ese argumento habría sido divertido hace una hora en la otra discusión, ahora ya no vale— señaló Will

—Sí, ya cállate Leo— bromeó Connor aventándole un cojín

—Pero bueno, lo importante aquí es que al menos alguien tiene la decencia de dejar dormir— dijo Travis

Los chicos soltaron una carcajada

—Alguien sí respeta— asintió Piper riendo

—Si no se despiertan con el ataque de un monstruo ¿Entonces por qué se despertaron?— preguntó Rachel

—Porque me gusta el chisme— dijo Leo

—A mí también— asintió Zoé

—Era la más dormida y fue la primera que se despertó— comentó Thalia riendo

—Yo nunca dije que había perfeccionado ese don— Travis se encogió de hombros

—Yo estaba despierta —comentó Piper

Los dioses les dieron miradas confundidas, a excepción de Afrodita que las miró con una ceja enarcada y Apolo que las miró con cierta sospecha

Con su camisa de trabajo hecha jirones y sus vaqueros salpicados de grasa, parecía que hubiera perdido un combate de lucha contra una locomotora.

—Las locomotoras son enemigos formidables— comentó Leo

—No sé, nunca me he peleado con una locomotora— dijo Percy

—¿No? Deberías intentarlo, es divertido— dijo Leo

—Y de nuevo, nunca tomen los consejos de Leo— señaló Piper riendo

Desde que sus amigos Percy y Annabeth habían caído al Tártaro, Leo había estado trabajando prácticamente sin descanso. Y había estado más furioso y todavía más motivado que de costumbre. A Hazel le preocupaba, pero una parte de ella se alegraba del cambio.

Todos la voltearon a ver con incredulidad

—De acuerdo, eso sonó muy mal— admitió Hazel

—Demasiado— coincidió Rachel

—Bueno… — murmuró Leo

Cada vez que Leo sonreía y bromeaba se parecía demasiado a Sammy, su bisabuelo: el primer novio de Hazel, en 1942. Uf, ¿por qué su vida tenía que ser tan complicada?

—Ay dioses— musitó Hazel

—Ah— murmuró Leo

—Ese "ah" de Leo lo resume todo— dijo Katie

—Sip— asintieron los demás

Otra solución —murmuró Leo—. ¿Ves alguna?

En su monitor brillaba un mapa de Italia. Los montes Apeninos recorrían el centro de ese país con forma de bota.

—¿Por qué tendrá forma de bota?— preguntó Leo a nadie en particular

—Porque al que lo hizo le gustaban las botas— señaló Zoé

—Estúpido de mi parte preguntarlo— dijo Leo

—Bueno, la explicación mortal sería porque la masa terrestre se formó gradualmente cuando África se desplazaba hacia el norte, creó la placa tectónica europea y varias cadenas montañosas

Los semidioses ni siquiera reconocieron la explicación

—Pero si al que lo hizo le gustaban las botas, entonces tendría que haber otro país con forma de bota— argumentó Connor

—Tal vez quién lo hizo solo tenía un pie— replicó Zoé

—Me gusta la teoría de un solo pie— dijo Percy

Atenea hizo una mueca

—Espero que Percy tampoco ayude con las tareas— bromeó Thalia

Un punto verde que representaba el Argo II parpadeaba en el lado oeste de la cordillera, a varios cientos de kilómetros al norte de Roma. El viaje debería haber sido sencillo.

—Cómo todo— dijo Connor

—Lo que claramente no fue— dijo Leo

—Obviamente no— comentó Piper

Hades hizo una mueca antes de leer lo siguiente

Tenían que llegar a un lugar llamado Epiro, en Grecia, y encontrar un antiguo templo llamado la Casa de Hades (o Plutón, como lo llamaban los romanos; o, como a Hazel le gustaba pensar en él, el padre ausente más lamentable del mundo).

Se hizo un silencio tenso en la Sala. Ninguno de los dioses dudaba que sus hijos pensaran lo mismo

Hazel se sonrojó, miró brevemente a su padre, la verdad es que sentía que debía disculparse, una cosa era pensarlo y otra cosa que la persona sobre la que lo pensabas se enterara, pero se contuvo

Para llegar a Epiro solo tenían que ir todo recto hacia el este, cruzar los Apeninos y atravesar el mar Adriático. Pero no había salido de esa forma. Cada vez que intentaban cruzar la columna vertebral de Italia, los dioses de las montañas les atacaban.

—Desde ese día todos odiamos a los dioses de las montañas— dijo Leo

—Si me los imagino haciendo un culto para odiar a los dioses de las montañas que acaban con los mástiles— dijo Chris

—Lamentablemente yo también me lo imagino— comentó Annabeth

—Aunque tendríamos que buscar un nombre más corto— dijo Frank

—Completamente de acuerdo con eso— asintió Leo

Durante los últimos dos días habían viajado hacia el norte con la esperanza de encontrar un paso seguro, pero no habían tenido suerte. Los numina montanum eran hijos de Gaia, la diosa a la que Hazel tenía menos aprecio.

—Ni ella a nosotros— comentó Travis

—Sí, creo que nunca seríamos buenos amigos— dijo Percy

—Bueno, ciertamente dicen que las buenas amistades empiezan con alguien que te cayó mal— señaló Rachel

—O en medio de una guerra— bromeó Thalia dándoles a Rachel y Reyna una mirada intencionada

—Pero dijimos amistades— dijo Percy en voz baja

Eso los convertía en enemigos acérrimos. El Argo II no podía volar a suficiente altura para evitar sus ataques; y a pesar de todas las defensas con las que contaba, el barco no podía atravesar la cordillera sin acabar hecho pedazos.

—Genial— dijo Miranda

—Porque si algo puede salir mal, obviamente va a salir terriblemente mal— dijo Chris

—Es como una especie de ley o algo así— coincidió Luke

—Todos estamos de acuerdo con eso— asintió Will

Es culpa nuestra —dijo Hazel—. De Nico y de mí. Los numina nos perciben.

—Bueno, bájenlos del barco— bromeó Connor

—Sí, que se bajen— dijo Leo riendo

—Vaya, gracias— dijo Hazel

—Con esos amigos para que quieres enemigos— señaló Rachel

Miró a su hermanastro. Desde que lo habían rescatado de las garras de los gigantes, había empezado a recobrar las fuerzas, pero todavía estaba tan delgado que daba pena verlo. Su camiseta y sus vaqueros negros colgaban de su cuerpo esquelético.

Nico hizo una mueca

—Lo siento— dijo Hazel sonrojándose

—Está bien— dijo Nico encogiéndose de hombros

—Ah, pero si lo hubiera dicho alguien de nosotros nos habría amenazado de muerte— señaló Leo

—Obviamente— convino Will

—Tiene personas favoritas y no creo que seamos una de ellas— dijo Connor poniendo la mano en su pecho con fingida tristeza

El largo cabello moreno enmarcaba sus ojos hundidos. Su tez color aceituna había adquirido un pálido tono blanco verdoso, como el color de la savia de los árboles. En años humanos apenas tenía catorce, solo uno más que Hazel, pero la historia no acababa ahí.

—Ay no puede ser— murmuró Hazel

—Es que tú también Hazel— dijo Leo —para que te vas por ese camino de pensamientos

—Porque se supone que esos deben ser privados— argumentó Hazel

Al igual que Hazel, Nico di Angelo era un semidiós de otra época. Irradiaba una especie de antigua energía: una melancolía provocada por la conciencia de que su sitio no estaba en el mundo moderno.

—¿Ves? Te dije que no cantaras victoria porque aunque no es tu punto de vista se puede tratar sobre ti— dijo Thalia

Nico resopló

—Pero claro, como es su hermana no le va a decir nada— dijo Leo

—Tiene privilegios — coincidió Nico

Hazel le dio una sonrisa un poco apenada

Hazel no lo conocía desde hacía mucho, pero entendía y comprendía su tristeza. Los hijos de Hades (o Plutón, o como se llamase) casi nunca gozaban de vidas felices.

Hazel y Nico intercambiaron una mirada. Hades hizo una mueca, ayer Nico le reclamó que que nada más podía tener una vida feliz si no le estorbaba a él, obviamente Hades no sabía cuándo se lo había dicho, pero en realidad sí lo quería, quería que sus hijos fueran felices.

Quirón miró a Hazel y Nico como si los estuviera analizando, bueno, en realidad estaba tratando de ver cómo se veían los chicos despues de ayer, incluso para él que ha vivido tantos años y que ha entrenado a tantos héroes había sido difícil ver todo lo que pasó, necesitaba hablar con todos sus chicos, aunque no sabía si ellos se sentirían cómodos haciéndolo

Y a juzgar por lo que Nico le había contado la noche anterior, su mayor desafío les esperaba cuando llegaran a la Casa de Hades: un desafío que le había suplicado que ocultara a los demás.

—Gracias— dijo Leo —no me gustan los spoilers

—Bueno, estuviste ahí, no creo que cuente como spoiler— señaló Hazel

—Ay por favor, tu spoiler tiene como nueve años— dijo Travis riendo

—No puedo creerlo, no conocen lo que es la prudencia— comentó Leo rodando los ojos

—Obvio no— dijo Connor —pero ¿Alguien aquí la conoce?

—Sí, tienes un punto ahí— coincidió Will

Nico agarró la empuñadura de su espada de hierro estigio.

A los espíritus de la tierra no les gustan los hijos del inframundo. Es cierto. Les irritamos. Pero creo que los numina han percibido el barco de todas formas. Transportamos la Atenea Partenos. Esa cosa es como un faro mágico.

—Entonces bajen a Nico, Hazel y la estatua— señaló Travis

—Ya si quieres les dejamos el barco a los monstruos— bromeó Leo

—Si no es mucha molestia— dijo Miranda

—Sí claro, eso habría solucionado muchas cosas— dijo Piper

Hazel se estremeció al pensar en la enorme estatua que ocupaba casi toda la bodega. Habían sacrificado mucho para salvarla de la cueva situada debajo de Roma, pero no tenían ni idea de qué hacer con ella. De momento, lo único para lo que parecía servir era para avisar a los monstruos de su presencia.

—No era precisamente lo que esperábamos— dijo Jason

—Es que realmente nadie sabía cómo funcionaba— dijo Poseidón

—No tenía rayo láser— murmuró Percy a Annabeth

Y de nuevo, tuvo que continuar la lectura ante el silencio

Leo recorrió el mapa de Italia con el dedo.

Entonces, cruzar las montañas queda descartado. El problema es que se extienden muy lejos en las dos direcciones.

—No sé quien le dio tanto poder a las montañas— comentó Leo

—Es un misterio— dijo Thalia

—Pero esperamos no volver a encontrarnos con ellos— dijo Piper

—Por favor— asintió Hazel

Podríamos ir por mar —propuso Hazel—. Podríamos rodear el extremo sur de Italia.

Es un trecho muy largo —dijo Nico—. Además, no tenemos… —se le quebró la voz—, ya sabéis…, a nuestro experto marino, Percy.

—Aunque Jason también lo puede manejar— dijo Percy en tono divertido tratando de alejar la obvia nube de tristeza que se iba a posar otra vez sobre ellos

—Una vez— murmuró Jason —y no fue tanto que manejara a los monstruos marinos o que navegara el bote

—Aún así manejaste muy bien el mar— señaló Percy

—¿Sabes? Eso es algo que sí quiero que venga en estos libros, digo, a penas y sé de eso— dijo Annabeth

Jason y Percy intercambiaron miradas

—Yo también lo quiero saber, siempre hablan de esa historia en clave y me mueeero por saber— se quejó Zoé

—Y aquí ya nadie va a tener secretos— bromeó Piper

—Pero todos queremos saber la historia— asintió Leo

El nombre quedó flotando en el aire como una tormenta inminente. Percy Jackson, hijo de Poseidón, probablemente el semidiós al que Hazel admiraba más.

Hazel y Percy se sonrojaron

—Vaya— silbó Connor —se tomaron en serio eso de que no hay secretos

—Bueno, después de que lo confundió con un dios, la verdad es que esto no me sorprende— comentó Will

—Gracias por recordarlo— masculló Hazel

—Yo…— murmuró Percy —gracias. No puedo creerlo, digo, pero me honras mucho… Y la verdad es que no sé qué decir

Hazel le sonrió porque tampoco sabía bien qué decir

Percy le había salvado la vida muchas veces en el transcurso de su viaje a Alaska, pero cuando había necesitado la ayuda de Hazel en Roma, ella le había fallado.

—También me salvaste muchas veces cuando fuimos a esa misión— señaló Percy —y no me fallaste

—Reconociendo como termino todo, yo creo que lo hice— murmuró Hazel apartando la mirada

—¡Pero no es cierto!— exclamó Percy —a veces las cosas tienen que pasar y nadie puede hacer nada

Annabeth asintió de acuerdo —Ninguno habría podido evitarlo

—Y además— dijo Percy mirando brevemente a los dioses —si alguien falló te aseguro que no fuiste tú

—Gracias— murmuró Hazel

Hazel había observado impotente como él y Annabeth se desplomaban en el foso. Hazel respiró hondo. Percy y Annabeth seguían vivos. Lo sabía en lo más profundo de su ser. Todavía podía ayudarlos si conseguía llegar a la Casa de Hades, si conseguía sobrevivir al desafío sobre el que Nico le había advertido…

—Me gustan los secretos desde el primer capítulo— dijo Travis

—Le da un toque especial a los libros— asintió Leo

—Hasta que se descubren— bufó Nico

Jason le dio una sonrisa de lado

¿Y si seguimos hacia el norte? —preguntó—. Tiene que haber una abertura en las montañas o algo por el estilo.

—Con suerte— dijo Katie

—Pero no tenemos mucha de esa ¿Verdad?— señaló Piper

—Sí, tienes un punto con eso— dijo Miranda

—Y vaya que sí— murmuró Frank

Leo toqueteó la esfera de bronce de Arquímedes que había instalado en la consola: su más reciente y peligroso juguete.

—Excelente juguete— asintió Leo

—Y peligroso— dijo Hazel

—La verdad es que habría sido mejor juguete si nos hubieras permitido utilizarlo— se quejó Piper

—Nop, y menos a ti— dijo Leo riendo

—Eso me ofende muchísimo— masculló Piper

Cada vez que Hazel miraba esa cosa, se le secaba la boca. Temía que Leo se equivocara de combinación al girar la esfera y los tirara a todos por la borda, o que volara el barco, o que convirtiera el Argo II en una tostadora gigante.

—No tiene esas funciones— dijo Leo —aunque estarían increíbles

—Si no estamos en el Argo II, porque de otra manera no sería divertido— señaló Jason

—Pero la pregunta importante aquí es, si se convierte en tostadora gigante ¿Haría buenas tostadas?— dijo Travis

—Una pregunta realmente fascinante— comentó Katie con sarcasmo

Afortunadamente, tuvieron suerte. El objetivo de una cámara salió de la esfera y proyectó una imagen tridimensional de los montes Apeninos encima de la consola.

—Eso suena bastante genial— dijo Chris

—La verdad es que sí se veía bastante increíble— coincidió Hazel

—Sí— coincidió Nico

—Por favor diganme que alguien grabó esto para la posteridad— pidió Leo

—Solo fue un "sí"— resopló Nico

No lo sé —Leo examinó el holograma—. No veo ningún paso decente por el norte. Pero prefiero esa idea a dar marcha atrás hacia el sur. No quiero saber nada de Roma. Nadie discutió ese punto. En Roma no habían tenido una buena experiencia.

—Pues tampoco en Grecia nos fue tan bien— murmuró Piper

—Y que lo digas— se quejó Percy

—Pero no nos fue tan mal como en roma— dijo Leo

—Había una gran diferencia— asintió Hazel

Hagamos lo que hagamos, tenemos que darnos prisa —les dijo Nico—. Cada día que Annabeth y Percy pasan en el Tártaro…

No hizo falta que terminara la frase.

—Entendimos— murmuró Leo

—Fuerte y claro— suspiró Hazel

Percy y Annabeth hicieron una mueca

Tenían que confiar en que Percy y Annabeth sobrevivieran lo suficiente para encontrar el lado de las Puertas de la Muerte que daba al Tártaro. Y luego, suponiendo que el Argo II pudiera llegar a la Casa de Hades, podrían abrir las puertas por el lado mortal, salvar a sus amigos y sellar la entrada para impedir que las fuerzas de Gaia se reencarnaran en el mundo de los mortales una y otra vez.

Sí, nada podía fallar en el plan.

—Sin presiones— dijo Miranda

—Se ve bastante completo el plan— asintió Thalia

—¿Verdad que sí?— coincidió Piper

—Claro, no es como que haya variables fuera de su control— comentó Rachel

—Nop, nada puede salir mal— dijo Jason

—Obviamente sería una tontería que algo saliera mal— dijo Chris

Nico contemplaba la campiña italiana debajo de ellos frunciendo la frente.

Tal vez deberíamos despertar a los demás. Esta decisión nos afecta a todos.

No —repuso Hazel—. Nosotros podemos encontrar una solución.

—Yo confío en ustedes— dijo Piper

—Yo también— coincidió Jason

—Lo mismo— dijo Frank

—O en otras palabras "prefiero seguir durmiendo"— bromeó Travis

—Se podría decir así— dijo Piper

No estaba segura de por qué creía tan firmemente en ello, pero desde que habían partido de Roma, la tripulación había empezado a perder la cohesión. Habían aprendido a trabajar como un equipo. Y de repente, zas, sus dos miembros más importantes habían caído al Tártaro.

Los demás chicos del Argo II asintieron de acuerdo

—Pero no…— comenzó Percy antes de ser interrumpido

—Cállate y acéptalo— replicó Piper

—Así por las buenas— dijo Percy

—Ella puede ser muy mandona cuando se lo propone— coincidió Annabeth

Percy había sido el pilar del grupo. Les había infundido confianza cuando habían surcado el océano Atlántico y habían entrado en el mar Mediterráneo.

—Vaya— murmuró Percy, que realmente no entendía que su papel había sido verdaderamente importante para ellos, a pesar de que Piper lo había callado un momento antes justamente por eso

—Es lo que suele hacer Percy aún sin sus discursos— señaló Thalia

—Aunque también es genial escuchar sus discursos— comentó Katie

—La mayoría del tiempo es muy bueno en ello— coincidió Annabeth

—Apuesto a que cada que presentan un exámen final les da un discurso motivacional— dijo Miranda mitad broma y mitad no

Todos voltearon a ver a los hermanos Jackson

—Sí— dijo Zoé encogiéndose de hombros —aunque los discursos más largos eran para Charles, digo, yo nunca me he tenido que ir a ningún examen final

—Gracias— masculló su hermano

—Igual de presumida que Annabeth— dijo Thalia rodando los ojos

En cuanto a Annabeth, ella había sido la líder de facto de la misión. Había rescatado la Atenea Partenos sin ayuda de nadie. Era la más lista de los siete, la que tenía respuestas a todo.

—Gracias— dijo Annabeth

—Ahora vuelve a decir el "gracias" sin que suene pretencioso— bromeó Thalia

Annabeth rodó los ojos. Percy le dio una sonrisa divertida

Si Hazel despertaba al resto de la tripulación cada vez que tenían un problema, empezarían a discutir de nuevo, y su desesperación aumentaría más y más.

—Estábamos discutiendo mucho— asintió Piper

—Era como un ring de box— admitió Leo

—Sí ¿Quién diría que las personas pueden discutir tanto?— murmuró Jason

—Bueno, fue un gran descubrimiento— dijo Frank

Tenía que hacer que Percy y Annabeth se sintieran orgullosos de ella. Tenía que tomar la iniciativa.

Hazel se volvió a sonrojar

—Awwwww— chillaron los Stoll

—Bueno, sí estamos orgullosos— dijo Percy con una sonrisa de lado

Le costaba creer que su único papel en la misión fuera el que Nico le había anunciado: despejar el obstáculo que les esperaba en la Casa de Hades. Apartó ese pensamiento de su cabeza.

—No sé, pero yo siento que ese fue un gran papel— señaló Leo —y ya que yo estuve ahí puedo decirlo

—Yo solamente escuché la historia, pero puedo decir lo mismo— comentó Piper

—Estoy completamente de acuerdo— dijo Jason

—Bueno, pero no nos hagan spoiler— dijo Connor

Necesitamos ideas creativas —dijo—. Otra forma de cruzar las montañas o una forma de escondernos de los numina.

—Suena como algo casi imposible— dijo Katie

—Casi, es la palabra clave— señaló Leo

—Nada más necesitábamos entender que se hace en estos casos— bromeó Leo

—Sí— dijo Nico —necesitábamos dejarle todo el trabajo a Hazel

—Cierto— asintió Leo

Nico suspiró.

Si estuviera solo, podría viajar por las sombras, pero no dará resultado con un barco entero. Y, sinceramente, ya no estoy seguro de tener fuerzas para transportarme.

—Sí, esa es muy mala idea— dijo Will

—Sí, yo también prefería evitar esa idea— asintió Leo —no es que le tenga miedo a los viajes sombra o algo por el estilo (porque no los he probado), pero quiero que siga así

—No es miedo, es precaución— dijo Piper

—Claro— dijo Leo

Yo podría fabricar algún tipo de camuflaje —dijo Leo—, como una cortina de humo para escondernos en las nubes.

No parecía muy entusiasmado.

—A mí me parece bastante bueno— comentó Connor

—Pero sinceramente, no sabía como hacerla— dijo Leo

—Estaba esperando que alguien dijera que no— bromeó Travis

—Definitivamente— asintió Leo

Hazel se quedó mirando las onduladas tierras de labranza pensando en lo que habría debajo de ellas: el reino de su padre, el señor del inframundo. Había visto a Plutón en una ocasión pero entonces se había percatado de quién era.

Sally miró a su hijo un poco preocupada por y todo lo que tuvo y tendría que pasar, claro que también le preocupaba lo que pudiera pasar en la Sala de Trono, era absolutamente obvio como había afectado la noticia a los chicos y como había afectado a Hestia, no solo hablando de la hoguera y del frío del demonio que hacía, si no que la diosa se veía, como… Bueno, como apagada. Si los dioses no lograban solucionar lo que hicieron ¿Que pasaría si se apagaba la hoguera de Hestia?

Desde luego nunca había esperado recibir ayuda de él, ni cuando estaba viva por primera vez, ni durante su estancia en el inframundo como espíritu, ni desde que finalmente Nico la había llevado de vuelta al mundo de los vivos.

Bueno, definitivamente Hades había escogido un mal capítulo, aunque de cierta manera también se alegraba de saber que es lo que piensa su hija, por supuesto entiende que no podía comunicarse con ella porque se supone que no debería estar viva, pero se pregunta si también fue en parte por arrogancia, sus hijos le importaban, tal vez era hora que lo demostrara en verdad dijera lo que dijera Zeus. Aunque la verdad sea dicha, no sabía cómo empezar

Tánatos, sirviente de su padre y dios de la muerte, había insinuado que Plutón podía estar haciéndole un favor a Hazel al no prestarle atención. Después de todo, se suponía que ella no debía estar viva.

Hazel suspiró —Y aún es el primer capítulo

—Imagínate— dijo Leo

Si Plutón reparaba en ella, podría ser que tuviera que volver a la tierra de los muertos. Eso significaba que no era nada recomendable pedir ayuda a Plutón. Y sin embargo…

Por favor, papá, se sorprendió rezando.

—Vaya— murmuró Nico, la verdad no sabía por qué le sorprendía. Él había hecho lo mismo alguna vez, lo que sentían en ese momento en realidad no cambiaban lo que habían sentido antes

Hades les dedicó una pequeña sonrisa a sus hijos, pero ellos no supieron cómo reaccionar

Tengo que encontrar una forma de llegar a tu templo en Grecia: la Casa de Hades. Si estás ahí abajo, muéstrame qué debo hacer. Un movimiento fugaz en el borde del horizonte le llamó la atención:

—Es fue rápido— murmuró Thalia con incredulidad

—Demasiado rápido— asintió Reyna con la misma sorpresa

—Pero bueno, al menos llegó algo— masculló Luke

algo pequeño y beis que corría a través de los campos a una velocidad increíble, dejando una estela de vapor como la de un avión. Hazel no podía creerlo. No osaba albergar esperanzas, pero tenía que ser…

Arión.

—¿Cómo demonios llegó hasta allá?— preguntó Chris

—Es un caballo mágico…— señaló Miranda —no creo que haya mucho que no pueda hacer

—Creo que una de las cosas que definitivamente no puede hacer es hablar sin groserías— bromeó Percy

—Sí, creo que puedes estar en lo cierto— asintió Hazel con una sonrisa

¿Qué? —preguntó Nico.

Leo lanzó un grito de alegría mientras la nube de polvo se acercaba.

¡Es su caballo, tío! Te has perdido esa parte. ¡No lo hemos vuelto a ver desde que estuvimos en Kansas!

—Sí, me perdí esa parte— comentó Nico

—Al menos ya lo sabes— señaló Will

—Más vale tarde que nunca— coincidió Leo

Hazel asintió de acuerdo

Hazel se rió por primera vez desde hacía días. Se alegraba mucho de ver a su viejo amigo.

A un kilómetro y medio hacia el norte, el pequeño punto beis rodeó una colina y se detuvo en la cumbre. Costaba distinguirlo, pero cuando el caballo se empinó y relinchó, el sonido llegó hasta el Argo II. A Hazel no le cabía duda: era Arión.

—Vaya, aparte de todo tiene un relincho supersónico— comentó Miranda

—No estoy segura si esa es la palabra correcta— señaló Katie

—Es como un Superman en caballo— argumentó Connor

—Ay Jaso, ya te están quitando el lugar— dijo Leo negando con la cabeza

Tenemos que reunirnos con él —dijo—. Ha venido a ayudarnos.

Vale —Leo se rascó la cabeza—. Pero, ejem, dijimos que no volveríamos a posar el barco en tierra, ¿recuerdas? Ya sabes, como Gaia quiere destruirnos y todo eso…

—Cómo lo típico— dijo Will

—Lo que pasa todos los días— asintió Leo

—Claro, es como la novatada de los mestizos— bromeó Percy

—Sí me sentí así— dijo Piper

Tú acércame, y usaré la escalera —a Hazel le latía el corazón con fuerza—. Creo que Arión quiere decirme algo.

—Con que no sean maldiciones— señaló Percy

—De todas maneras no las entendería explícitamente— comentó Hazel encogiéndose de hombros

—Pero sí te lo podrías imaginar— dijo Leo

—Lo que no sabes no te hace daño— bromeó Piper

II

Hazel

Hazel no se había sentido tan feliz en toda su vida. Bueno, salvo quizá la noche del banquete de la victoria en el Campamento Júpiter, cuando había besado a Frank por primera vez, pero estaba casi tan contenta como entonces.

—Al menos el caballo no gana— dijo Connor mirando a Frank

—Imagínate que sí hubiera ganado— señaló Katie

—Definitivamente, sería algo que no se supera tan fácil— dijo Chris

—Bueno, ahí claramente habría un problema— asintió Rachel

Reyna le dijo algo en voz baja a Rachel y ella se rió divertida

—¡Ustedes dos se me separan!— gritó Travis haciéndolas saltar

Si las miradas mataran, Travis estaría muerto por culpa de Reyna

—Cuentenos el chiste a todos— asintió Leo

—Ya dejenlas, siempre las interrumpen— murmuró Katie negando la cabeza

—Una sola vez no cuenta como "siempre" Kat— dijo Travis

En cuanto llegó al suelo, corrió junto a Arión y le abrazó el pescuezo.

¡Te he echado de menos! —pegó la cara al cálido flanco del caballo, que olía a sal marina y manzanas—. ¿Dónde has estado?

—Yo creo que la pregunta sería ¿Donde no ha estado?— comentó Percy

—Sí, buen punto con eso— asintió Hazel

—Creo que ese caballo se la pudo haber pasado bastante bien— dijo Thalia

—Que al menos alguien lo haga— señaló Chris

Arión relinchó. Hazel deseó poder hablar el idioma de los caballos como Percy, pero captó la idea general. Arión parecía impaciente, como si estuviera diciendo: «¡No hay tiempo para sentimentalismos, muchacha! ¡Vamos!».

—Los caballos de hoy en día ya no tienen tiempo para sentimentalismos— dijo Leo negando con la cabeza

—Técnicamente sería que los caballos de antes no tienen tiempo para sentimentalismos— señaló Jason

—Bueno, no lo sé. Digo, es un caballo de antes, pero está actualmente ¿Entonces?— preguntó Will

—Básicamente lo mismo que ocurre con todos nosotros aquí— dijo Reyna

—Sí, me va a dar dolor de cabeza, ya dejémoslo así— pidió Piper

¿Quieres que vaya contigo? —aventuró.

Arión agachó la cabeza y se puso a trotar sin moverse del sitio. Sus ojos marrón oscuro brillaban de forma apremiante.

—Eso para mí es un "sí"— dijo Miranda

—Para mí también— admitió Hazel

—Quién necesita hablar caballo cuando puedes leer ojos— comentó Leo

—Obviamente— dijo Percy —la lectura de ojos debería ser una profesión

—Claro, es tremendamente difícil— coincidió Will

Hazel seguía sin poder creer que estuviera allí. El caballo podía correr a través de cualquier superficie, hasta del mar. Había temido que no los siguiera a las tierras antiguas. El Mediterráneo era demasiado peligroso para los semidioses y sus aliados.

—Genial— resopló Chris

—Pero es Arión, si alguien puede hacerlo es él— dijo Hermes

—Bueno, aunque claramente no fue el único— dijo Rachel enviándole una sonrisa brillante a Reyna

Algunos les dieron miraditas burlonas, no precisamente para molestar a Reyna si no por el claro esfuerzo de Rachel para enaltecer a su ¿A su qué? ¿Novia?

Arión no habría acudido si Hazel no lo hubiera necesitado desesperadamente. Y parecía muy agitado. Cualquier cosa capaz de poner nervioso a un intrépido caballo debería haber aterrado automáticamente a Hazel. Sin embargo, estaba eufórica.

—Es ella contra el sistema— bromeó Connor

—Claramente va a lo grande— asintió Katie

—Si vas a hacer algo, hazlo a lo grande— señaló Zoë

—Ese podría ser mi nuevo slogan de vida— comentó Piper

—Sí, creo que el mío también— admitió Leo

Se había hartado de marearse por mar y por aire. A bordo del Argo II se sentía tan útil como una caja de lastre. Se alegraba de volver a pisar tierra firme, aunque fuera el territorio de Gaia. Estaba lista para montar.

—Bueno, yo creo que ese caballo sería más rápido que Gaia— señaló Thalia

—Pero de cualquier manera ¿A dónde podría llegar a buscar refugio o algo?— preguntó Bianca

—La pregunta aquí es ¿Qué es más rápido el caballo o la tierra?— dijo Zoé

—Una pregunta fascinante que la verdad no estoy seguro de querer conocer— dijo Will

¡Hazel! —gritó Nico desde el barco—. ¿Qué pasa?

¡Todo va bien!

Hazel se agachó e hizo brotar una pepita de oro de la tierra. Cada vez controlaba mejor su poder.

—Uno sufriendo por dinero y ese caballo comiendoselo— suspiró Travis negando con la cabeza

—Aquí el que puede puede y el que no, crítica — dijo Bianca

Varios (en especial Nico y Will) la miraron con un poco de sorpresa, no era muy común que ella hiciera bromas, al menos no dirigidas a alguien más que no fueran sus amigos

Travis resopló y con sarcasmo comentó —Lo dice la que seguramente tiene mucho dinero

—En realidad sí tiene — señaló Charles

Will hizo que Nico chocara los cinco con él —Ganamos

—Maldita sea ¿Qué hice para no ser millonario?— preguntó Travis

—Más bien que no hiciste— señaló Leo

—Ni modo — dijo Bianca encogiéndose de hombros —esta sala debe estar libre de envidias

Muy maduramente Travis le sacó la lengua

Casi nunca aparecían ya piedras preciosas a su alrededor sin que ella lo deseara, y sacar oro del suelo era fácil.

—Deberías hacer un banco para semidioses— comentó Miranda

—Si eres tan amable porque Rachel no lo va a hacer— se quejó Connor

—Y a Piper tampoco le veo actitud de triunfar en el banco— bromeó Percy

—Y ni hablemos de Bianca— se quejó Travis

Le dio de comer a Arión la pepita, su comida favorita. A continuación sonrió a Leo y a Nico, que estaban mirándola desde lo alto de la escalera treinta metros por encima.

Arión quiere llevarme a alguna parte.

—Ya sabes, lo de todos los días— comentó Leo

—Yo sí quisiera que fuera lo de todos los días — dijo Hazel

—Obviamente que sí — asintió Percy

—Claro ¿Qué son unas cuantas maldiciones si puedes tener al caballo más rápido del mundo? — ´preguntó Miranda

—Es de hecho, un precio muy pequeño — coincidió Hazel

Los chicos se cruzaron miradas nerviosas.

Ah… —Leo señaló al norte—. Por favor, dime que no te va a llevar allí.

Hazel había estado tan centrada en Arión que no se había fijado en las perturbaciones.

—Por supuesto que te va a llevar ahí— murmuró Hades

—Un caballo mágico y perturbaciones ¿Qué podría salir mal? — preguntó Thalia

—Hay como mil respuestas para eso — señaló Piper

—Y que lo digas — asintió Percy

A un kilómetro y medio de distancia, en la cima de la siguiente colina, se había acumulado una tormenta sobre unas antiguas ruinas de piedra: tal vez los restos de un templo o una fortaleza romana. Una nube con forma de embudo descendía serpenteando hacia la colina como un dedo negro.

—Sí, definitivamente no dan ganas de ir para allá — dijo Zoé

—Es como un gran cartel neón que dice "no acercarse" — asintió Piper

—Pero no me va a detener porque no puedo leer el cartel neón — dijo Percy riendo

—El cartel neón era la mejor opción — señaló Hazel

Hazel notó un sabor a sangre en la boca. Miró a Arión.

¿Quieres ir allí?

Arión relinchó como diciendo: «Ajá».

—Pues ni modo— dijo Connor

—Si el caballo lo dicen se le tiene que hacer caso — asintió Will

—Es como el universo gritándote — comentó Bianca

—Bueno, no precisamente el universo — murmuró Hazel

Bueno… Hazel había pedido ayuda. ¿Era esa la respuesta de su padre? Esperaba que la respuesta fuera afirmativa, pero percibía algo en esa tormenta que no se debía a la intervención de Plutón, algo siniestro, poderoso y no necesariamente amistoso.

—¿Entonces por qué te llevaría ahí?— preguntó Thalia

—Porque así es la vida — dijo Piper encogiéndose de hombros

—Eso y de hecho sí había alguien que me quería ver — comentó Hazel

—Genial — bufó Clarisse

Aun así, era su mejor oportunidad de ayudar a sus amigos, de dirigir en lugar de seguir. Se ciñó las correas de su espada de caballería hecha de oro imperial y subió al lomo de Arión.

¡No me pasará nada! —gritó a Nico y a Leo—. No os mováis y esperadme.

—Claro, nosotros te esperamos pacientemente— dijo Leo

—Y de todas maneras no tenían a donde ir— bromeó Rachel

—Sí, también ese puede ser un motivo— dijo Leo

—Bueno, gracias— comentó Hazel rodando lo ojos

¿Cuánto? —preguntó Nico—. ¿Y si no vuelves?

No te preocupes, volveré —prometió ella, confiando en que así fuera.

Espoleó a Arión y atravesaron como un rayo los campos, dirigiéndose de cabeza al tornado.

—Por supuesto que sí— dijo Hermes

—La buena noticia es que tiene un caballo súper rápido— dijo Percy

—La verdad es que me hacía sentir mejor— coincidió Hazel

—Completamente comprensible— dijo Bianca

—Bueno, supongo que voy a leer yo— comentó Perséfone

—No, espera— dijo Apolo —antes de que sigamos con la lectura necesito hacer algo. Rachel, vayamos a hablar a mi palacio.

Empezamos con el noveno libro :O muchísimas gracias a todxs por la paciencia y por permitirme llegar hasta acá.

Este fanfic ha sido mi escape muchas veces y no saben lo importante que es para mí el que a ustedes también les guste y sigan aquí despues de tanto tiempo. Muchas gracias

Los amo 3