—No, espera— dijo Apolo —antes de que sigamos con la lectura necesito hacer algo. Rachel, vayamos a hablar a mi palacio.
Todos los chicos se tensaron y miraron al dios con advertencia y Apolo hizo una mueca ante la hostilidad de los semidioses
Rachel suspiró —Está bien
—Te acompaño— dijo Reyna inmediatamente
Rachel miró a Apolo y el dios solo la miró como diciendo "es tu desición", pero Rachel sabía de lo que iban a hablar
—No. Está bien, puedo tener una charla civilizada con Apolo— dijo Rachel a Reyna
—Tú sí, ¿pero él?
—La verdad es que creo que también— dijo Rachel —tranquila
—Rachel— dijo Reyna con preocupación
—Cualquiera de nosotros puede acompañarte si quieres— señaló Percy
Y Apolo se dio cuenta de la resolución de todos los semidioses y aunque sí se sentía ofendido, intentaba entenderlos, porque no quería convertirse en su padre —No tienen nada de qué preocuparse y si Rachel acepta alguien puede ir con ella, pero esto es algo que tenemos que discutir los dos
Ningún semidiós se vio tranquilizado con esas palabras
—No. Vamos solo nosotros dos— dijo Rachel no aceptando más discusión
Todos la miraron con cierta aprehensión, pero aceptaron la decisión de la chica
Rachel le dio un apretón en la mano a Reyna y se levantó para seguir a Apolo
—Apolo— la voz de Zeus los cortó antes de salir de la sala —¿Qué está pasando?
Apolo miró a Zeus con algo de irritación —Solo necesito hablar con Rachel
—Si algo está pasando con el oráculo nos concierne a todos— masculló Zeus
—Lo que pase con Rachel— dijo Apolo enfatizando el nombre —es solo mi jurisdicción, padre. Ahora si nos disculpas
El dios no vio la mirada de apoyo que Artemisa le envío
Para los chicos ese pequeño gesto no fue mucho, pero era algo y se relajaron un poquito.
*En el Palacio de Apolo*
—Bueno Rachel, cuéntame— dijo Apolo
—Esto se siente como una sesión con mi terapeuta— murmuró Rachel
—Soy mas atractivo que tu terapeuta— señaló Apolo —dime qué está pasando con Reyna
En vez de responder la pregunta, Rachel dijo —Cuando hice los votos no pensé que esto fuera a pasar
—Claramente tampoco yo— dijo Apolo
—No la pienso dejar
—No dije que lo hicieras— señaló Apolo —pero aquí sigue habiendo un problema. El espíritu del Oráculo es muy voluble, entonces podrías terminar peor que la madre de Luke
Rachel hizo una mueca, a pesar de todo esta conversación no iba como lo pensaba, creyó que tal vez habría más amenazas de muerte —El espíritu del Oráculo se siente como si estuviera dormido
—Por supuesto que sí, ustedes son intrusos en este tiempo, sin ofender, pero en algún lugar sigue estando el Oráculo "actual"
—Así que entonces estamos en un tiempo muerto— señaló Rachel
Apolo le dio una mirada poco impresionada —Sí, ¿puedo tomar esto como tu renuncia al Oráculo?
Rachel frunció el ceño —No se puede renunciar al Oráculo
—No, no cuando ya lo eres, pero como dijiste, estamos en un tiempo muerto, pero cuando todos vuelvan a donde deberían y las cosas cambian…
Rachel miró a Apolo ¿La estaba apoyando o estaba buscando alguna manera de tomar ventaja? Además no estaba segura, porque ser el Oráculo le había dado un propósito en toda esta locura que es la vida, pero al mismo tiempo sentía que con Reyna lo podía tener todo, se sentía una tremenda egoísta.
Apolo pareció entenderla —No tienes que contestarme ahorita, pero si solo pudieras escoger uno ¿Qué eliges?
Sabía que no había respuesta correcta y la verdad es que no la tenía, porque lo más sensato es decir que elegiría a Reyna, pero era todo tan raro o tal vez ya que está con el dios de la profecía elegir al oráculo, pero tampoco estaba segura. Así que cambió la pregunta
—¿Por qué te estás tomando esto tan bien?
Apolo se rió sin humor —Oh, no me los estoy tomando bien, tuve algunas ideas bastante claras sobre qué hacer y no eran buenas ni para ti ni para Reyna…
Rachel se removió incómoda
—Pero— dijo Apolo —con todo lo que ha pasado… Cuando vimos el futuro, me opuse a mi padre, pero no hice nada para evitar el ataque al campamento, ¿que tan cobardes tenemos que hacer para algo así? Zeus nos está haciendo a todos a su imágen y semejanza y he detestado eso por mucho tiempo. Sé que ustedes creen que los dioses no podemos cambiar, y a lo mejor tienen razón, pero tal vez esta sea la salida de todos nosotros también
Rachel lo miró con total incredulidad, no había pensado que un dios pensara así
—Pero de todas maneras, lo importante es que antes de que terminemos los libros necesito que me des una respuesta— dijo Apolo con total seriedad
—¿Y si nada cambia?— preguntó Rachel
—De todas maneras necesito una respuesta e intentar ver si podemos encontrar un camino, esto no había pasado nunca, así que… —Apolo dejó la frase a la mitad
—Bueno— murmuró Rachel completamente impresionada por la conversación, tal vez finalmente haya una oportunidad —gracias
Apolo hizo un asentimiento con la cabeza —Pero no quiero nada de muestras de afecto cerca de mi palacio
Rachel le dedicó una pequeña sonrisa
—Ahora vamos antes de que vengan a buscarte con armas y todo
Cuando iban caminando de regreso a la Sala de Trono, Rachel preguntó —Por cierto ¿Cómo te enteraste?
—Tengo mis métodos— dijo guiñandole un ojo
*En la Sala de Trono*
Cuando Apolo se fue con Rachel, las cosas se volvieron incómodas.
Los chicos miraron hacia la puerta como si con solo eso, Rachel pudiera regresar y evitar la conversación, Reyna parecía a punto de matar a alguien (probablemente a Apolo) y algunos dioses los miraban como si quisieran iniciar una linda charla social.
Algunos semidioses optaron por hablar entre ellos mejor, mientras esperaban que pasara el tiempo.
—Si está pasando algo con el Oráculo debemos de saber— resopló Zeus
—Padre— dijo Artemisa —si algo está pasando es Apolo quién lo debe resolver
—Puras tonterías— masculló Zeus —tenemos que poner orden en todo esto
—¿Cómo el orden que pusieron en el futuro?— preguntó Thalia enarcando una ceja —increíble solución
—Basta que estén actuando como críos caprichosos— respondió Zeus
—¡Basta de esto! No vuelvan a empezar una pelea— pidió Hestia —el hogar está muy inestable ahora ¿cómo no pueden verlo?
Todos los chicos hicieron una mueca de culpabilidad, Zeus simplemente masculló algo que no se pudo entender del todo
Luego todos los semidioses volvieron a hacer grupitos para hablar, porque mientras más pasaba el tiempo más inquietos se ponían.
Y como no les estaban poniendo atención, los dioses también empezaron a hablar entre ellos, pero en un tono más bajo
—Tenemos que hacer algo— dijo Poseidón
—Ni siquiera quieren hablar con nosotros— señaló Afrodita —y no puedo decir que los culpe
—Si no quieren hablar, entonces es su problema ¿por qué le van a rogar a un puñado de semidioses que de todas maneras pronto se van a ir?— señaló Ares con irritación
—Bueno, perfecto, entonces esperemos a que nos destruyan— dijo Atenea con sarcasmo
—Y ese no debería ser el único motivo por el cual deberíamos hablar con ellos— argumentó Artemisa —esto va más allá de una cuestión de poder, pero creo que no todos lo han entendido
—Ella tiene razón— dijo Hermes —si seguimos por el mismo camino va a llegar el momento de ruptura, con Bianca llegó y si no es ella será alguien más, pero si hubiéramos sido mejor con ellos…
—Así ha sido durante mucho tiempo— señaló Hera
—Eso no quiere decir que está bien— resopló Hades —siempre nos hemos jactado de ser dioses super poderosos, pero dejamos que un puñado de niños resuelvan nuestros problemas
—Para eso vinieron al mundo— respondió Zeus
La mayoría de los dioses le dieron una mirada de irritación y empezaron a pelear. Los semidioses nada más los vieron y ni siquiera estaban sorprendidos.
La pelea se detuvo cuando Rachel y Apolo regresaron a la sala.
Todos inspeccionaron a Rachel para asegurarse que estuviera bien, ella se veía abrumada, pero les dio a todos una sonrisa genuina que decía "todo está bien", todos se relajaron inmediatamente.
Apolo les hizo un gesto levantando las manos y caminó hacía su Trono, Afrodita le dio una mirada que parecía decir "nadie puede controlar al amor", Apolo resopló, pero a nadie le dio ninguna explicación, no tenía por qué.
Rachel tomó la mano de Reyna y le dio una sonrisa brillante —Todo bien— fue lo único que dijo, no estaba segura de contar la conversación que tuvo con el dios
Después de todo el lío la lectura tuvo que continuar
—Bueno, voy a leer— dijo Perséfone —Hazel III, IV
—Otra vez dos— se quejó Hazel
—Supongo que ahora va a ser de puros romanos, el anterior eran solo los griegos— comentó Zoé
—Espero que no— dijo Jason
—Espero que sí— comentó Percy
—Sería lo justo— coincidió Annabeth
—Pero tal vez no les gusta ser justos— añadió Frank
—Yo espero que sí les guste— dijo Leo —ya fue suficiente sobre los griegos
El huracán engulló la colina en el seno de un remolino cónico de vapor negro. Arión embistió recto contra él. Hazel se vio en la cima, pero parecía que estuviera en otra dimensión.
—No suena muy divertido— dijo Piper
—Definitivamente no lo fue— comentó Hazel
—Lamentablemente esa dimensión tampoco fue buena— dijo Percy
—Que mal— dijo Connor negando con la cabeza
El mundo perdió su color habitual. Las paredes del huracán rodeaban la colina, de un negro oscuro. El cielo se agitaba grisáceo. Las ruinas se habían blanqueado tanto que casi brillaban. Hasta Arión había pasado de su color marrón caramelo a un oscuro tono ceniciento.
—Bueno, en esa dimensión claramente no les gustan los colores— dijo Leo
—Era la súper dimensión a blanco y negro— asintió Travis
—No suena tan mal— comentó Miranda
—No sé, a mí sí me gusta ver a color— señaló Travis
—Blanco y negro también son colores— bromeó Leo
—Pero más colores— dijo Leo
En el ojo del huracán el aire estaba quieto. Hazel notaba un frío hormigueo en la piel, como si se hubiera frotado con alcohol. Delante de ella, una puerta con forma de arco llevaba a través del muro cubierto de musgo hasta una especie de recinto.
—Las puertas en forma de arco nunca son una buena noticia— señaló Percy
—Todas las malas noticias empiezan en una puerta con forma de arco— asintió Thalia
—Es una verdad de la que poco se habla— coincidió Jason
Los chicos asintieron de acuerdo
Hazel no podía ver gran cosa en la oscuridad, pero notaba una presencia en su interior, como si fuera un pedazo de hierro cerca de un gran imán. Su atracción era irresistible y la arrastraba hacia delante.
—Genial— dijo Thalia
—Eso suena bastante mal— dijo Bianca
—La verdad es que se pone peor— comentó Hazel
—Era de esperarse— coincidió Chris
Sin embargo, vaciló. Refrenó a Arión, y el caballo empezó a hacer ruido con los cascos mientras el terreno se resquebrajaba bajo sus pezuñas. Cada vez que pisaba, la hierba, la tierra y las piedras se volvían blancas como la escarcha.
—Sí, cada vez me gusta menos ese lugar— dijo Rachel
—Suena como que deberías irte de ahí— comentó Miranda
—Pero si Arión fue por ella, probablemente sea importante— dijo Calipso
Hazel se acordó del glaciar de Hubbard, en Alaska, cuya superficie se había agrietado bajo sus pies. Se acordó del suelo de la horrible caverna de Roma que se había desmoronado y había precipitado a Percy y a Annabeth al Tártaro.
Percy y Annabeth hicieron una mueca
— Yo digo que no es momento de acordarse de eso— comentó Percy
—Y yo estoy completamente de acuerdo— coincidió Annabeth
—Pero al parecer Hazel no estaba de acuerdo con ustedes— señaló Travis
Esperaba que esa cumbre blanca y negra no se deshiciera debajo de ella, pero decidió que era preferible no pararse.
—Vamos, chico.
—Mejor— dijo Leo
—Pero si se cae Arión debería ser lo suficientemente rápido para encontrar un lugar seguro ¿No?— preguntó Katie
—Pero ¿qué pasa si no hay ningún lugar seguro?— argumentó Grover
—Ese es un punto muy razonable— dijo Miranda
—Y muy probable también— murmuró Frank
Su voz sonaba amortiguada, como si estuviera hablando contra una almohada. Arión cruzó el arco de piedra trotando. Unos muros en ruinas bordeaban un patio cuadrado del tamaño aproximado de una pista de tenis.
—Bueno, cada detalle más divertido que el anterior— comentó Chris
—Claro, suena como el lugar de los sueños de todos— coincidió Bianca
—De las pesadillas, más bien— dijo Thalia
—Concuerdo con eso— asintió Hazel
Otras tres puertas, una en medio de cada muro, conducían al norte, al este y al oeste. En el centro del patio, dos caminos adoquinados se cruzaban formando una cruz. La niebla flotaba en el aire; brumosos jirones de color blanco que se enroscaban y ondulaban como si estuvieran vivos. No era una niebla cualquiera, advirtió Hazel. Era la Niebla.
—¿Disculpa?— dijo Miranda con incredulidad
—¿Cómo La Niebla Niebla?— preguntó Zoé
—Esa misma— coincidió Hazel
—¡Vaya!— exclamaron varios de los chicos
Durante toda su vida había oído hablar de la Niebla: el velo sobrenatural que oscurecía el mundo mítico de la vista de los mortales. La Niebla podía engañar a los humanos, incluso a los semidioses, y hacerles ver monstruos como animales indefensos o dioses como gente corriente.
—Sí, he tenido unos cuantos acercamientos con eso— se quejó Percy
—Si no te ha pasado, entonces no tuviste infancia— bromeó Leo
—Es como el rito de iniciación— asintió Thalia
—Claro que sí— coincidió Travis —toda secta tiene un rito de iniciación
—Sí, buen punto—dijo Piper
Hazel nunca había pensado en ella como humo de verdad, pero al observar cómo se ensortijaba alrededor de las patas de Arión, cómo flotaba a través de los arcos rotos del patio en ruinas, se le erizó el vello de los brazos. De algún modo lo supo: esa sustancia blanca era magia pura.
—¡Eso es increíble!— chilló Esperanza
—La verdad es que sí— dijo Calipso
—Sí— murmuró Hazel —más o menos. Bueno, sí era genial eso, no lo que pasó después
—Nos imaginamos— dijo Rachel
Un perro aulló a lo lejos. Normalmente Arión no le tenía miedo a nada, pero se encabritó, resoplando nervioso.
—Tranquilo —Hazel le acarició el cuello—. Estamos juntos en esto. Voy a bajarme, ¿vale?
Hazel desmontó de Arión. El animal se volvió enseguida y echó a correr.
—Imaginate si no hubieran estado juntos— señaló Travis
—Más vale aquí corrió que aquí quedó— argumentó Leo
—La verdad es que no puedo culparlo del todo— comentó Calipso
—Sí, tampoco yo— suspiró Hazel
—Arión, espe…
Pero ya había desaparecido por donde había venido. Menos mal que estaban juntos.
Otro aullido hendió el aire, esa vez más cerca.
—Solo recuerda que así empiezan las películas de terror— dijo Connor
—Sola en medio de la nada— asintió Piper
—Y sin manera de pedir ayuda— señaló Thalia
—Y también sin manera de irte— comentó Rachel
—Bueno, gracias— dijo Hazel
Hazel se dirigió al centro del patio. La Niebla se pegó a ella como la bruma de un congelador.
—¿Hola? —gritó.
—Hola —contestó una voz.
—Definitivamente como película de terror— dijo Travis
—Los fantasmas no te contestan el "hola"— dijo Chris
—Sí, si son fantasmas educados— argumentó Travis
—Era más fácil si dices "da tres golpes si estás aquí"— comentó Leo
En la sala se oyeron tres golpecitos y todos se congelaron
—Esto no es gracioso, Nico— masculló Leo
—Yo no fui— dijo Nico de manera seria
Así que voltearon a ver a Bianca
—¡Yo tampoco fui!— se quejó ella
—No les creo a ninguno de los dos— dijo Leo
—Y no deberías— comentó Will encogiéndose de hombros
—Vamos a hacerlo otra vez "da tres golpes si estas aquí"— dijo Connor
Los golpes se volvieron a escuchar. Todos estaban atentos para descubrir a Bianca o Nico, pero ninguno de ellos siquiera parpadeó, Bianca di Angelo se veía igual de confundida
—¡Es el fantasma del Olimpo!— chilló Esperanza sobresaltando a varios
—Dioses— se quejó Connor —tenías que ser igual que Leo
—Obviamente— dijo Leo con tono de "duh"
La lectura siguió, pero todos les siguieron mandando miradas sospechosas a Nico y Bianca que se hacían los inocentes
La figura pálida de una mujer apareció en la puerta del norte. No, un momento… estaba en la entrada del este. No, la del oeste. Tres imágenes envueltas en humo de la misma mujer se dirigieron a la vez al centro de las ruinas.
Perséfone y Hades intercambiaron una mirada de irritación con un poco de incredulidad
—No sé si es mejor ese fantasma o el que vive aquí— comentó Travis
—El que vive aquí no te va a ofrecer lo que me ofreció ella, así que en realidad no sé— dijo Hazel
—Decidiremos cuanto oigamos que te ofrece— dijo Chris
Su figura era borrosa, hecha de Niebla, y dejaba a su paso dos volutas de humo más pequeñas que corrían tras sus tobillos como animales. ¿Una especie de mascotas? Llegó al centro del patio, y las tres figuras se fundieron en una sola.
—Yo no estoy entendiendo— murmuró Katie
—Pero se me hace familiar— comentó Piper
—Sí, es la misma para griegos y romanos— dijo Hazel
—Eso debe ser bueno ¿No?— dijo Bianca
—Supongo que sí— admitió Hazel
Se volvió sólida y se convirtió en una joven con una túnica oscura sin mangas. Tenía el cabello dorado recogido en una cola de caballo alta, al estilo de la antigua Grecia. Su vestido era tan sedoso que parecía que ondease, como si la tela fuera tinta derramándose por sus hombros.
—Eso nunca es buena señal— dijo Percy
—Creo que también debería venir un aviso de "señales que nunca debes pasar desapercibidas"— dijo Leo
—Eso definitivamente ayudaría— comentó Thalia
—Y vaya que sí— coincidió Annabeth
No aparentaba más de veinte años, pero Hazel sabía que eso no significaba nada.
—Hazel Levesque —dijo la mujer.
Era preciosa, pero pálida como una muerta.
—Definitivamente como película de terror— dijo Connor
—Aunque no tan terrorífica como el fantasma del Olimpo— señaló Leo
—Esa solo fue Bianca mostrándonos su verdadera personalidad— dijo Travis
—¡Que yo no fui!— se quejó Bianca
—O Nico siendo Nico— dijo Leo — a mí no me van a engañar
—Por supuesto que no— dijo Nico rodando los ojos
En Nueva Orleans, Hazel se había visto obligada a asistir al velatorio de una compañera de clase fallecida. Recordaba el cuerpo sin vida de la niña en el ataúd abierto. Su rostro había sido maquillado con elegancia, como si estuviera descansando, un detalle que a Hazel le había parecido aterrador.
—A veces lo es— coincidió Rachel
—Bueno, los mortales tienen distintas maneras de ver la muerte— comentó Hades
Los chicos se voltearon a ver entre sí y asintieron de acuerdo
Esa mujer le recordaba a aquella chica, salvo que los ojos de la mujer estaban abiertos y eran totalmente negros. Cuando ladeaba la cabeza parecía desdoblarse otra vez en tres personas distintas; brumosas imágenes reflejadas que se confundían, como la fotografía de alguien que se mueve demasiado rápido para ser captado.
—Vaya— murmuró Katie
—Sí estamos hablando de una diosa ¿Verdad?— preguntó Connor —porque creo que ya sé quién es
—Bueno, más vale tarde que nunca— dijo Miranda
—Yo sigo sin recordar de quién se trata— se quejó Travis
—Ni modo— tendrás que esperar que la historia avance
—¿Quién es usted? —los dedos de Hazel se movieron nerviosamente sobre la empuñadura de su espada—. O sea…, ¿qué diosa?
Hazel estaba segura de esa parte.
—Al menos— dijo Bianca
—Ya todos estamos seguros de eso— dijo Piper
—Ya lo había dicho Hazel— señaló Leo
—Sí, pero lo dije para confirmar— comentó Piper
La mujer irradiaba poder. Todo lo que las rodeaba —la Niebla que se arremolinaba, el huracán monocromático, el inquietante fulgor de las ruinas— se debía a su presencia.
—Ah —la mujer asintió con la cabeza—. Deja que te dé un poco de luz.
—Si no es mucha molestia— dijo Miranda
—Pero quien sabe como le vaya con la luz, así al menos no ve lo que hay a su alrededor— dijo Chris
—Prefiero mil veces ver lo que hay a mi alrededor— comentó Connor
—¿Es por eso que te tapas con las cobijas cuando algo te asusta?— preguntó Luke con una ceja levantada
—Es la cobija antimonstruos— se defendió Connor
—Y le tengo mucha fe a la cobija antimonstruos— asintió Leo
—La cobija es superpoderosa— asintió Percy
—Le tengo más fe que a los dioses— susurró Zoé
Levantó las manos. De repente sostenía dos anticuadas antorchas de juncos en las que el fuego parpadeaba. La Niebla se retiró a los bordes del patio. A los pies de la mujer, calzados en unas sandalias, los dos etéreos animales cobraron forma sólida. Uno era un perro labrador.
—También los animales me suenan conocidos— comentó Travis
Katie rodó los ojos
—Ahora entiendo por qué en el mundo mortal hay tantas leyendas con un perro negro— dijo Rachel
El otro era un roedor largo, gris y peludo con una máscara blanca en la cara. ¿Una comadreja, quizá?
La mujer sonrió con serenidad.
—Soy Hécate —dijo—. Diosa de la magia.
—Vaya— dijo Zoë
—Esa fue una entrada increíble, no lo voy a negar— dijo Piper
—La verdad sí lo fue— admitió Hazel
—Aunque se vuelve una película de terror más peligrosa— comentó Travis
—Y que lo digas— suspiró Hazel
Tenemos mucho de qué hablar si quieres sobrevivir esta noche.
—Sin presiones, me gusta— dijo Katie
—Claro, me encanta que haya esa apertura para hablar— asintió Thalia
—No cualquiera se preocupa tanto— comentó Will
IV
Hazel
Hazel quería huir, pero sus pies parecían pegados al suelo de color blanco brillante. A cada lado de la encrucijada, dos oscuros hacheros metálicos brotaron de la tierra como tallos de plantas.
—De acuerdo, sí me está dando un poco de miedo— dijo Leo —y ni siquiera estuve ahí
—Bueno, la experiencia en 3D tampoco la recomiendo— comentó Hazel
—Es que la experiencia 3D es solo para los usuarios VIP— asintió Percy
—La verdas es que sí me agrada un poco no ser usuario VIP— dijo Leo
Hécate fijó las antorchas en ellos y a continuación dio lentamente la vuelta alrededor de Hazel, observándola como si fueran la pareja de un inquietante baile. El perro negro y la comadreja la siguieron.
—La comadreja ¿Por qué?— preguntó Katie
—Porque está bonito tener más de una mascota— señaló Leo
—No era por eso— dijo Hazel
—No, pero era mejor que la respuesta verdadera— dijo Leo
—Eres como tu madre —concluyó Hécate. A Hazel se le hizo un nudo en la garganta.
—¿La conoció?
—Por supuesto. Marie era adivina. Comerciaba con hechizos, maldiciones y grisgrís. Yo soy la diosa de la magia.
Se hizo un silencio de incredulidad en la sala
—¿O sea que los mortales sí podemos tener magia?— preguntaron Rachel y Zoé al mismo tiempo
—¿Alguien más notó que se escucharon un poquito demasiado entusiasmadas?— preguntó Thalia con una ceja enarcada
—Sí— murmuró Percy con un quejido
—Además tú ya tienes magia— señaló Will mirando a Rachel
—No cuenta como magia— dijo Rachel —pero no estaría mal hacer unas cuantas cosas…
—No te preocupes, ya no tienes que hacer el amarre— bromeó Leo
Los chicos soltaron una carcajada, todos los dioses excepción de Apolo y Afrodita los miraron con extrañeza
Aquellos ojos de un negro puro atraían a Hazel, como si trataran de extraerle el alma. Durante su primera vida en Nueva Orleans, los niños de la Academia St. Agnes la atormentaban insultando a su madre. Llamaban bruja a Marie Levesque. Las monjas murmuraban que la madre de Hazel comerciaba con el diablo.
—Aunque no exactamente— dijo Hazel
—Bueno, claro que era más fácil para ellas creer eso— dijo Nico
—De haber sabido sobre los dioses griegos…— dejó la frase a la mitad, pero todos entendían el punto
«Si a las monjas les daba miedo mi madre —se preguntó Hazel—, ¿qué pensarían de esta diosa?»
—Probablemente le rocíen agua bendita— comentó Nico
—O más que eso— dijo Leo encogiéndose de hombros —todos hemos escuchado historias
Los chicos asintieron de acuerdo
—Muchos me temen —dijo Hécate, como si le hubiera leído el pensamiento—. Pero la magia no es ni buena ni mala. Es una herramienta, como un cuchillo. ¿Es malo un cuchillo? Solo si quien lo empuña es malvado.
—Nunca lo había pensado de esa manera— admitió Piper
—¿Y si lo empuña alguien bueno, pero hace algo malo?— preguntó Zoé
—Ehh ¿sigue siendo malo?— dijo Leo
—Pero quién lo empuña es bueno— señaló Percy
—Entonces no lo sé— dijo Leo —alguien dele dulces a Zoé para que no hable
—No seas grosero— dijo Percy
—Bueno, si tienes la respuesta entonces dila— comentó Leo
—Entonces alguien dele duces— dijo Percy riendo
—Ey— se quejó Zoé —pero que sean chocolates
—Mi… mi madre… —dijo Hazel tartamudeando— no creía en la magia. En realidad, no creía. Solo la simulaba por dinero.
La comadreja chilló y enseñó los dientes.
—Creo que no fue lo más adecuado para decir— señaló Miranda
—Me di cuenta— murmuró Hazel
—Pero mejor decirlo, uno nunca sabe— comentó Piper
—Cierto— asintió Hazel
A continuación emitió un sonido estridente por la parte trasera. En otras circunstancias, una comadreja expulsando gases habría resultado graciosa, pero Hazel no se rió. Los ojos rojos del roedor la miraban con hostilidad, como pequeñas ascuas.
—Es una comadreja un tanto exótica— comentó Bianca
—Esa es una manera de describirla— dijo Hazel
—Una manera muy gentil— comentó Leo —no tienes ni idea de que tan exótica era
—¿Así que los demás conocieron a la comadreja?— preguntó Hermes
Nadie contestó, pero Leo y Piper le dieron una mirada de "obvio"
—Tranquila, Galantis —dijo Hécate. Se encogió de hombros como pidiendo disculpas—. A Galantis no le gusta oír hablar de incrédulos y estafadores. En otra época fue una bruja, ¿sabes?
—¿Su comadreja fue una bruja?
—Bueno, eso es una gran revelación— dijo Percy
—¿No fue la que ayudó a que naciera Heracles?— preguntó Will
Hera resopló
—No tengo idea— comentó Hazel —solo sé que es una comadreja, bueno, no una comadreja, pero tú me entiendes
—En realidad no— dijo Will
—En realidad, es un turón —dijo Hécate—. Pero sí, fue una desagradable bruja humana.
—¿Un hurón?— preguntó Sammy confundido
—¿También tiene dislexia la diosa?— preguntó Esperanza igual de confundida
—De algún lado tenía que venir la dislexia ¿No?— dijo Leo encogiéndose de hombros
—No— dijo Hazel riendo —sí existen los turones, creo que son más chiquitos o algo así, no sé
—A mí se me hace que a alguien se le olvidó cómo se dice y nada más le cambió la "h" por la "t"— dijo Percy
Ambos niños asintieron de acuerdo
—No puedo creer que sea la explicación de Percy la que aceptan— dijo Thalia riendo
—Es que es obvio— dijo Percy encogiéndose de hombros
Tenía una higiene personal terrible, además de unos graves… ejem, problemas digestivos —Hécate sacudió la mano delante de su nariz—. Dio mala reputación al resto de mis seguidores.
—De acuerdo.
—Demasiada información— dijo Connor
—Imaginate tenerla de compañera constante— murmuró Hazel
—Ya nos hiciste spoiler— dijo Piper
Hazel trató de no mirar a la comadreja. Lo cierto era que no quería saber nada de los problemas intestinales del roedor.
—Creo que es lo mejor por tu salud mental— confirmó Will
—Bueno, a nadie le importó eso— bromeó Hazel
—Ni la salud mental de los demás— comentó Leo
—De todas formas, la convertí en un turón —dijo Hécate—. Es mucho mejor como turón.
Hazel tragó saliva. Miró al perro negro, que estaba acariciando afectuosamente la mano de la diosa con el hocico.
—Genial— murmuró Katie
—Mientras no te muerda yo creo que estás bien, porque si no podrías iniciar el apocalipsis zombie— dijo Connor
—Es magia no un virus letal— señaló Rachel
—¿Quién dice que la magia no pueda iniciar un apocalipsis zombie?— dijo Connor
—¿Y su perro…?
—Oh, es Hécuba, la antigua reina de Troya —dijo Hécate, como si saltara a la vista.
La perra gruñó.
—Sabía que había algo raro con ese perro— comentó Apolo
—Claro que es ella— asintió Percy —ni siquiera sé quién es ella
—Tampoco yo— admitió Hazel —pero no iba a ponerme en su lado malo
—Definitivamente no sería una buena idea— dijo Piper
—Tienes razón, Hécuba —dijo la diosa—. No tenemos tiempo para presentaciones. El caso es que aunque tu madre dijera que no creía, tenía auténticos poderes mágicos. Con el tiempo se dio cuenta. Cuando buscó un hechizo para invocar al dios Plutón, yo la ayudé.
Perséfone alzó una ceja
—Ahí sí hicieron el amarre— dijo Leo para sí mismo
—Eso es una gran información— dijo Clarisse
—Y que lo digas— suspiró Hazel
Hades se removió incómodo bajo la mirada de su esposa
—¿Usted…?
—Sí —Hécate siguió dando vueltas alrededor de Hazel—. Vi el potencial que tenía tu madre. Pero veo todavía más potencial en ti.
—Espero que de hecho eso sea un cumplido— dijo Chris
—Definitivamente todos esperamos eso— dijo Annabeth
—Aunque no sé qué tan buena noticia sea con la magia y todo eso— comentó Zoë
—Bueno sí, esa es una clara fuente de preocupación— coincidió Bianca
A Hazel le empezó a dar vueltas la cabeza. Recordó lo que su madre había confesado momentos antes de morir: que había invocado a Plutón, que el dios se había enamorado de ella y que, por culpa de su insaciable deseo, Hazel había nacido maldita. Hazel podía invocar las riquezas de la tierra, pero la persona que las utilizaba sufría y moría.
—Típico— dijo Thalia rodando los ojos
—Eras las letras chiquitas del contrato— resopló Hazel
—Claro, el tipo de cosas que a nadie le dicen— comentó Leo
Los dioses se miraron incómodos, esto estaba siendo un poco ridículo, pero al menos la mayoría sabía que los chicos estaban en su derecho a estar enojados
Ahora esa diosa le estaba diciendo que ella había sido la responsable de todo.
—Mi madre sufrió por culpa de esa magia. Mi vida entera…
—Tú no habrías vivido de no ser por mí —dijo Hécate rotundamente—. No tengo tiempo para tu ira. Ni tú tampoco. Sin mi ayuda, morirás.
—Ay, así por las buenas…— murmuró Connor
—Me encanta que me hablen con ultimatums— dijo Percy con sarcasmo
—Claro, es que eso también viene en el contrato— señaló Piper
—Pero bueno, suena bastante tenebroso para rechazar la ayuda— dijo Bianca
—Y vaya que sí— asintió Hazel —aunque no fue tanto lo que dijo
La perra negra gruñó. El turón chasqueó los dientes y expulsó unos gases.
Hazel se sentía como si los pulmones se le estuvieran llenando de arena caliente.
—¿Qué clase de ayuda? —preguntó.
—Es un poco tenebroso eso— dijo Travis
—Que te diga las letras chiquitas del contrato— señaló Chris
—Bueno, sí mostró la mayoría de sus cartas— dijo Hazel
—Eso es algo, al menos— dijo Grover
Hécate levantó los brazos. Las tres puertas por las que había venido —la del norte, la del este y la del oeste— se arremolinaron con la Niebla. Un torbellino de imágenes en blanco y negro empezó a brillar y parpadear como las viejas películas mudas que todavía proyectaban en los cines cuando Hazel era pequeña.
—¿En serio así eran?— preguntó Miranda —nunca he visto exactamente cómo funcionan
—Eran como muchas imágenes pasando para hacer una especie de secuencia— comentó Hazel
—¿Qué nos has visto cómo funciona en Disney?— preguntó Connor
—No lo tomaría precisamente como referencia— señaló Will
En la puerta del oeste, unos semidioses griegos y romanos pertrechados con armaduras completas luchaban entre sí en una ladera bajo un gran pino. La hierba estaba llena de heridos y moribundos.
—Otra guerra entre ustedes— masculló Zeus
—Tal vez alguien debería ayudar cuando lo provocaron— resopló Percy a su vez
—No te concierne a ti decirnos qué hacer— gruñó Zeus
—¡Basta!— dijo Poseidón —no empecemos con esto de nuevo
Toda la sala se quedó en silencio, pero aunque nadie lo expresó como tal, todos sabían que estaban en una posición delicada, como si fuera una olla y si no se escapa la presión explota. Alguno de los dos bandos se rompería primero o diría lo que necesitaba decir, más temprano que tarde, solo se esperaba que en realidad no hubiera consecuencias graves.
Solo alguien necesitaba darse cuenta de la dimensión de todo.
Hazel se vio a sí misma montada en Arión, cargando a través del tumulto y gritando, tratando de poner fin a la violencia.
—No fue divertido— murmuró Hazel
—Sí, nos podemos imaginar que no— dijo Katie con un leve estremecimiento
Los griegos y los romanos hicieron una mueca
En la puerta del este, Hazel vio el Argo II desplomándose desde el cielo sobre los Apeninos. Su aparejo estaba en llamas. Un canto rodado chocó contra el alcázar. Otro perforó el casco. El barco reventó como una calabaza podrida, y el motor explotó.
—Eso suena muy mal— dijo Hermes
—Sí, esa puerta tampoco me gusta— dijo Leo
—Tampoco era mi preferida— comentó Hazel —en realidad ninguna lo era
—Cuando tienes que escoger la opción menos mala— dijo Piper
—En realidad no— dijo Hazel
Las imágenes de la puerta del norte eran todavía peores. Hazel vio a Leo inconsciente —o muerto—, cayendo a través de las nubes.
—Ay no puede ser— murmuró Leo sonrojado
—Por el sonrojo podemos deducir que no fue un mal momento— comentó Thalia riendo
—¿Cómo caer desde el cielo no va a ser un mal momento?— preguntó Connor
Todos se quedaron en silencio un momento como si estuvieran reflexionando, luego vieron la mirada de complicidad que compartieron Leo y Calipso y lo entendieron, fue un agradable momento "oh"
—Quiero leer eso— dijo Travis
Vio a Frank solo tambaleándose por un túnel oscuro, agarrándose el brazo, con la camiseta empapada en sangre.
Frank hizo una mueca
—Ya podemos deducir que no es la opción menos peor— dijo Connor
—Definitivamente no lo fue — dijo Hazel
Y se vio a sí misma en una inmensa cueva llena de hilos de luz, como una red luminosa. Luchaba por abrirse paso mientras, a lo lejos, Percy y Annabeth permanecían tumbados sin moverse al pie de dos puertas metálicas negras y plateadas.
—Genial— masculló Percy
Zoé y Charles hicieron una mueca de preocupación, por razones obvias sabían que todo saldría bien o tan bien como pudiera salir, pero aun así se sentía como si un elefante estuviera en su pecho
—Opciones —dijo Hécate—. Estás en una encrucijada, Hazel Levesque. Y yo soy la diosa de las encrucijadas.
—No me gustan las encrucijadas— se quejó Leo
—Creo que a nadie en su sano juicio— comentó Jason
—No son las actividades favoritas de nadie— coincidió Annabeth
El suelo retumbó a los pies de Hazel. Miró abajo y vio el destello de unas monedas de plata: miles de antiguos denarios romanos aflorando a la superficie a su alrededor, como si toda la cumbre estuviera entrando en ebullición.
—Sí, definitivamente viviste tu propia película de terror— asintió Connor
—Es una manera muy correcta de verlo— coincidió Hazel
—Al menos no terminó tan mal como en las películas— señaló Travis
—Pero la parte final no es la que da más miedo, esa es la parte de enmedio— dijo Will
—Don optimista— murmuró Connor
Las visiones de las puertas la habían agitado tanto que debía de haber invocado hasta el último pedazo de plata de la zona.
—En este sitio el pasado está cerca de la superficie —dijo Hécate—. En la Antigüedad, dos grandes vías romanas coincidían aquí.
—Claramente— dijo Chris
—Bueno, si hay vías romanas hay manera de pasar— dijo Grover
—Si algo sabemos es que los romanos eran muy buenos para abrir cualquier tipo de caminos— señaló Rachel
—Por eso dicen que todos los caminos llevan a roma— les sonrió Sally
—Eso tiene sentido para mí— asintió Rachel
Se intercambiaban noticias. Se organizaban mercados. Los amigos se reunían y los enemigos luchaban. Ejércitos enteros tenían que elegir una dirección. Las encrucijadas siempre son un lugar de decisiones.
—Como… como Jano.
—Pues sí ¿No?— dijo Piper
—No le hizo mucha gracia eso a la diosa— comentó Hazel
—A lo mejor no le gusta que haya competencia— señaló Percy
—A nadie le gusta la competencia— dijo Piper —así que es comprensible
Hazel se acordó del templo de Jano en la colina de los Templos del Campamento Júpiter. Los semidioses iban allí para tomar decisiones. Lanzaban una moneda a cara o cruz y confiaban en que el dios con dos caras les aconsejara bien.
—Yo sabía que las decisiones importantes se deben de tomar con un volado— asintió Leo
—Me gusta cómo toman decisiones los romanos— dijo Connor
—No solo era un volado, era una consulta al dios— comentó Reyna
—Llámalo como quieras, es un volado— dijo Rachel riendo
Hazel siempre había detestado ese sitio. Nunca había entendido por qué sus amigos estaban dispuestos a dejar en manos de un dios la responsabilidad de elegir. Después de todo lo que Hazel había pasado, confiaba tanto en la sabiduría de los dioses como en una tragaperras de Nueva Orleans.
—Exacto— asintió Thalia
Hazel se sonrojó
—Una forma de decirlo— comentó Percy
La diosa de la magia siseó indignada.
—Jano y sus puertas. Él te hace creer que todas las decisiones se reducen a blanco o negro, sí o no, dentro o fuera. En realidad, no es tan sencillo.
—Bueno, genial— resopló Leo
—Me gustan las decisiones sencillas— dijo Travis
—Así no le piensas mucho— convino Miranda —darle vueltas a una decisión es bastante horrible
—Y si sale mal, los romanos pueden culpar al dios— comentó Percy
—Sí claro— refunfuñó Jason
Cada vez que llegas a una encrucijada, siempre encuentras como mínimo tres caminos que seguir… cuatro, si cuentas volver atrás. Ahora estás en uno de esos cruces, Hazel. Hazel volvió a mirar cada puerta: una guerra de semidioses, la destrucción del Argo II, un final desastroso para ella y sus amigos.
—Pero sin presiones, Hazel— dijo Piper
—Claro que no, ninguna— dijo Percy
—Bueno, de todas maneras ya Leo nos hizo spoiler— comentó Chris
—¡Pero si no dije nada!— exclamó Leo
—No fue necesario, créeme— dijo Piper riendo —todos vimos esa expresión cuando escuchaste la escena del cielo
—Todas las opciones son malas.
—Todas las opciones conllevan riesgos —la corrigió la diosa—. Pero ¿cuál es tu objetivo?
—¿Mi objetivo? —Hazel señaló las puertas en un gesto de impotencia—. Ninguno de esos.
—Sí, estoy de acuerdo— dijo Bianca
—No creo que haya otro camino— resopló Dionisio
—Pero no te enseñó lo que podría pasar de bueno— comentó Apolo
La perra Hécuba gruñó. Galantis, la comadreja, correteó alrededor de los pies de la diosa, tirándose pedos y rechinando los dientes.
—Pero no es una comadreja— dijo Katie
—Sí, pero me siento rara diciéndole "turón", suena como a una marca de chocolate— dijo Hazel
—Es cierto— asintió Percy
—De todas maneras nunca vayan con Hazel a identificar animales— bromeó Leo mirando a los legados
—Seguramente que vayan contigo es mejor— dijo Piper
—Yo les podría enseñar los animales— asintió Leo
—Yo no, pero les puedo comprar helado— dijo Rachel riendo
—Me agrada la idea— asintió Miranda —el próximo plan es una salida al zoológico
—¡Sí!— dijeron los legados más pequeños, como si la salida fuera a ocurrir en un tiempo cercano
Zoé, Bianca y Charles intercambiaron una mirada
—Esas expresiones de culpabilidad quiere decir que alguien no va ir al zoológico— dijo Rachel
—Ni teníamos ganas— dijo Bianca sonrojada
—De todas maneras no podemos entrar a los zoológicos— señaló Zoé
—¿Culpa de quién?— preguntó Will
—Siento que esa pregunta se las hacen muy seguido— señaló Miranda riendo
—Sí— admitió Zoé —pero somos un equipo y no nos echamos la cul…
—Fue culpa de Zoé— dijeron Charles y Bianca al mismo tiempo
—No me sorprende— murmuró Percy
—Hasta ahí el que fuéramos un equipo— resopló Zoé
—Cuando acabemos este capítulo, queremos escuchar la historia— dijo Rachel y todos concordaron
—Podrías retroceder —propuso Hécate—, volver sobre tus pasos hasta Roma… pero las fuerzas de Gaia cuentan con eso. Ninguno de vosotros sobreviviría.
—Entonces… ¿qué me propone?
—Mejor, aunque no se cuanto— dijo Chris
—Pues no mucho, pero era la pregunta obligada— comentó Hazel
—Por supuesto que lo era— dijo Bianca — sobretodo si solo te da malas opciones
Hécate se acercó a la antorcha más próxima. Recogió un puñado de fuego y esculpió las llamas hasta dar forma a un diminuto mapa en relieve de Italia.
—Podríais ir al oeste —Hécate desvió su dedo del mapa de fuego—. Podríais volver a Estados Unidos con vuestro premio, la Atenea Partenos.
—Pero no serviría de nada si Gaia despierta— señaló Dionisio
—Un completa sorpresa— contestó Piper con sarcasmo
Dionisio le dio una mirada asesina
Vuestros compañeros griegos y romanos se encuentran al borde de la guerra en tu hogar. Si partís ahora, podríais salvar muchas vidas.
—Podríamos —repitió Hazel—. Pero se supone que Gaia va a despertar en Grecia. Allí es donde se están reuniendo los gigantes.
—Detallito— dijo Travis
—Súper pequeño detalle— asintió Hazel
—Claro, cosa que no debería preocupar tanto— dijo Jason
—Para nada— comentó Frank
—Cierto. Gaia ha fijado como fecha el 1 de agosto, la fiesta de Spes, la diosa de la esperanza, para subir al poder. Al despertar el día de la Esperanza, pretende destruir toda esperanza para siempre.
—Bien planeado todo el asunto— dijo Connor
—Alguien lo pensó mucho— asintió Leo con una mueca
—Bueno, pues también tuvo milenios para prepararlo— dijo Percy
—Malo sería que todo fuera hecho al azar— coincidió Annabeth
Aunque llegarais a Grecia para entonces, ¿podríais detenerla? No lo sé —Hécate recorrió las cimas de los llameantes Apeninos con el dedo—. Podríais ir al este atravesando las montañas, pero Gaia hará cualquier cosa para impedir que crucéis Italia. Ha despertado a sus dioses de las montañas contra vosotros.
—Nos dimos cuenta— asintió Leo
—Era un poco difícil pasarlo por alto— asintió Nico
—Yo sí lo pasé por alto— dijo Piper riendo
—También yo— admitió Jason
Frank coincidió
—Nos hemos dado cuenta —dijo Hazel.
—Cualquier intento de cruzar los Apeninos supondrá la destrucción de vuestro barco. Irónicamente, esa podría ser la opción menos peligrosa para tu tripulación. Preveo que todos sobreviviréis a la explosión.
—Bueno, es tranquilizante— dijo Piper
—Y es triste que eso sea lo menos malo— murmuró Frank
—Y que lo digas— suspiró Jason
Zeus no podía creer lo dramáticos que estaban siendo estos niños, como si fuera la gran cosa, deberían de ver lo que es gobernar el mundo de los dioses siendo criticado por todos y pensando que pueden ser mejores gobernantes
Es posible, aunque poco probable, que pudierais llegar a Epiro y cerrar las Puertas de la Muerte. Podríais encontrar a Gaia e impedir que despierte. Pero para entonces los dos campamentos de semidioses estarían destruidos.
—Eso ya no es tan tranquilizante— dijo Rachel
Y aunque la sensación de pesadez se sentía en toda la Sala, también siguieron con las bromas para que no se volviera sofocante
—Bueno, si llegamos a eso envíamos a Rachel para que coquetee con la líder de los romanos y así ganamos— dijo Travis con una carcajada
Y un montón de risitas se escucharon
Rachel y Reyna se sonrojaron
No tendríais hogar al que regresar —Hécate hizo una pausa y sonrió—. Lo más probable es que con la destrucción de vuestro barco os quedarais tirados en las montañas. Eso supondría el fin de vuestra misión, pero os ahorraría a ti y a tus amigos mucho dolor y sufrimiento en los días venideros.
—No pues gracias— dijo Leo
—Pero obviamente esa no era la opción correcta— señaló Jason
—Obviamente no— dijo Hazel
—Pero por supuesto que no— comentó Piper
La guerra contra los gigantes tendría que librarse sin vosotros.
«Tendría que librarse sin nosotros».
Una parte de Hazel se sentía atraída por la idea. Hacía tiempo que deseaba tener la oportunidad de ser una chica normal.
Todos los chicos asintieron
Hazel hizo una mueca
—Es totalmente comprensible que te sientas así— dijo Thalia
—Claro que lo es, lo raro sería que no te sintieras así— coincidió Percy
—Eso sí sería raro— coincidió Chris
No quería más dolor y sufrimiento para ella ni para sus amigos. Ya habían pasado mucho. Miró detrás de Hécate, hacia la puerta central. Vio a Percy y Annabeth tumbados sin poder hacer nada ante aquellas puertas negras y plateadas. Una enorme figura oscura vagamente humanoide se cernía entonces sobre ellos, con el pie levantado como si fuera a aplastar a Percy.
Percy hizo una mueca
—Bueno, genial— resopló Annabeth
—Sus encrucijadas no me agradaron para nada— comentó Connor
—Sí, a mí tampoco — dijo Hazel con una mueca
—Es por eso que los romanos toman decisiones con un volado— señaló Travis
—Pues sí, más rápido y fácil— asintió Chris
—¿Y ellos? —preguntó Hazel con voz desgarrada—. ¿Percy y Annabeth?
Hécate se encogió de hombros.
—Oeste, este o sur… morirán.
—No sé por qué no dijo eso desde el principio para que la decisión fuera más fácil— dijo Ares
Poseidón y Atenea la dieron miradas furiosas idénticas
—Si no tienes nada bueno que decir, mejor no hables— resopló Artemisa
—No es una opción —dijo Hazel.
—Entonces solo te queda un camino, aunque es el más peligroso.
El dedo de Hécate cruzó los Apeninos en miniatura y dejó una reluciente línea blanca entre las llamas rojas.
—Eso se debió haber visto genial— comentó Connor
—La verdad es que fue bastante increíble— admitió Hazel
—Y con eso demostró su punto— dijo Luke
—Un punto bastante bien demostrado— asintió Chris
—Así por las buenas— coincidió Leo
—Hay un paso secreto aquí, en el norte, un lugar donde reino, un lugar por el que Aníbal cruzó en una ocasión marchando contra Roma.
—¿El elefante?— preguntó Travis
—No, definitivamente no fue el elefante— dijo Hazel
—Bueno, Aníbal era una especie de soldado, claramente enemigo de Roma— comentó Reyna
—Si era enemigo de Roma ¿Por qué le pusieron así a su elefante?— preguntó Miranda
—Por tradición— dijo Reyna encogiéndose de hombros —al menos eso creo, pues el Aníbal humano usaba elefantes en su ejército
—Y pudimos descubrir por qué— dijo Jason
La diosa trazó una amplia curva hasta la parte superior de Italia, luego hacia el este hasta el mar y, a continuación, hacia abajo a lo largo de la costa occidental de Grecia.
—Cuando crucéis el paso, viajaréis hacia el norte hasta Bolonia y luego hasta Venecia. A partir de allí, navegad por el Adriático hasta vuestro objetivo: Epiro, en Grecia.
—Sí, no suena difícil— dijo Leo
—Para nada, es pan comido— dijo Piper
—No es como que puedan encontrar más cosas horribles por el camino— señaló Percy
—Eso jamás— dijo Frank
Hazel no sabía mucho de geografía. No tenía ni idea de cómo era el mar Adriático. En su vida había oído hablar de Bolonia, y lo único que sabía de Venecia eran vagas historias sobre canales y góndolas. Pero una cosa estaba clara.
—Nos desviaríamos mucho del camino.
—Es una buena idea— comentó Atenea
—El hecho de que sea el camino más largo también lo hace el más seguro— dijo Zoë
—Aunque el problema es el tiempo— comentó Calipso
—Sí, ese sería el pequeño problemita— asintió Leo
—Por ese motivo precisamente Gaia no esperará que sigáis esa ruta —explicó Hécate—. Puedo ocultar vuestros progresos hasta cierto punto, pero el éxito de vuestro viaje dependerá de ti, Hazel Levesque. Debes aprender a usar la Niebla.
Aunque casi todos lo sabían, la voltearon a ver con incredulidad
—Y creo que no estaba hablando de que aprendieras solo lo básico— dijo Thalia
—Ay, yo ni lo básico sé— se quejó Percy
Y varios le dieron miradas de entendimiento
—No— suspiró Hazel —no era solo lo básico
—¿Yo? —a Hazel le dio un vuelco el corazón—. ¿Usar la Niebla? ¿Cómo?
Hécate apagó el mapa de Italia. Movió la mano rápidamente hacia la perra Hécuba. La Niebla se acumuló alrededor del animal hasta quedar completamente oculto en un capullo blanco.
—¿Por qué a mí nadie me enseña a usarla?— se quejó Percy
—No es tan divertido como suena— dijo Hazel
—Pero es divertido usarla… A veces— comentó Thalia
Percy, de manera muy madura le sacó la lengua
La bruma se despejó emitiendo un «¡Puf!» audible. Donde antes estaba la perra apareció una gatita negra de aspecto malhumorado con los ojos dorados.
—Miau —se quejó.
—Creo que no le gustó ser una gata— dijo Leo
—Definitivamente no— dijo Hazel
—Pero los gatos son muy lindos— señaló Katie
—Pero si es una perra no debe gustarle ser el enemigo— bromeó Miranda
—Soy la diosa de la Niebla —explicó Hécate—. Soy la responsable de mantener el velo que separa el mundo de los dioses del mundo de los mortales. Mis hijos aprenden a usar la Niebla en su provecho, a crear ilusiones o influir en la mente de los mortales.
—Debería de haber una clase para manejar La Niebla— comentó Katie mirando a Quirón
—¡Concuerdo!— gritaron la mayoría de los chicos griegos
—La mayoría ha hablado— dijo Connor riendo
Quirón se removió con cierta incomodidad —No es tan simple como piensan
—Pero tenemos a los hijos de Hécate, ellos pueden dar las clases— señaló Miranda
—Y vamos a poner mucha atención— asintió Percy
—Pero solo si podemos entrar los mortales, si no mejor nada— dijo Zoé
—Envidiosa— dijo Connor
—¿Qué les parece si después hacemos una sesión de consejo y lo discutimos?— preguntó Quirón
—Yo digo que lo discutamos ahora, tenemos varios representantes de cabaña— dijo Travis
—En realidad no podemos dejar fuera a las cabañas 14 a 20 ¿Verdad?— señaló Quirón
Los chicos asintieron a regañadientes y la discusión se zanjó
Otros semidioses también pueden hacerlo. Y tú también deberás hacerlo, Hazel, si quieres ayudar a tus amigos.
—Pero… —Hazel miró a la gata. Sabía que en realidad era Hécuba, la perra negra, pero le costaba creerlo. La gata parecía muy real—. No puedo hacerlo.
—Bueno, ya vimos que sí— dijo Leo
—¡No nos hagas spoiler!— se quejó Piper
—Sí Leo, guarda la información — dijo Thalia
—Los spoilers no son buenos — señaló Jason
—Tu madre tenía ese don —dijo Hécate—. Tú tienes todavía más. Como hija de Plutón que ha regresado de entre los muertos, conoces el velo que separa los dos mundos mejor que la mayoría. Puedes controlar la Niebla. Si no la controlas… Bueno, tu hermano Nico ya te ha avisado.
—Sonó ligeramente amenazante— dijo Chris
—Un poquito — coincidió Hazel
—Lo suficientemente elegante y amenazante — dijo Rachel
—Solo lo necesario — coincidió Bianca
—Obviamente— suspiró Hazel
Los espíritus le han susurrado y le han revelado tu futuro.
—Literalmente Nico tiene conexiones con el más allá— dijo Leo
—Él sabe cosas— asintió Travis
—A lo mejor se volvió millonario con la adivinación — comentó Katie
—Sin duda yo pagaría por eso— asintió Connor
—¿Pueden dejar de hablar de mí como si no estuviera aquí?— resopló Nico
—Nop— dijo Travis —estamos buscando el nuevo negocio del campamento
—Aunque fuera un negocio no los pondría a ustedes al frente— señaló Nico
—Ay, que aburrido— dijo Connor
Cuando llegues a la Casa de Hades, te enfrentarás a una formidable enemiga. Una enemiga a la que no se puede vencer con la fuerza ni con la espada. Solo tú puedes derrotarla, y necesitarás magia.
—Ay, no me hablen de esa enemiga— resopló Leo
—Ya sé, tampoco quiero acordarme — dijo Hazel
—Bueno, pero nosotros sí queremos saber— dijo Thalia
A Hazel le flaquearon las rodillas. Se acordó de la expresión seria de Nico y de sus dedos clavándose en su brazo. «No se lo puedes contar a los demás. Todavía no. Su valor ya no da más de sí».
—¿Gracias?— dijo Leo
—Tiene razón, pero me siento un poco ofendida— dijo Piper
—Voy a aceptarlo, pero me ofende muchísimo — resopló Leo
—Ni siquiera sé cómo sentirme con eso— comentó Jason
—Bueno, que amable. Nadie se había preocupado tanto por ustedes— bromeó Thalia
—Sí, buen punto — dijo Frank
—¿Quién? —preguntó Hazel con voz ronca—. ¿Quién es esa enemiga?
—No puedo decirte su nombre —contestó Hécate—. Eso la alertaría de tu presencia antes de que estuvieras lista para enfrentarte a ella.
—Y eso sería malo— dijo Connor
—Y a nadie le gustaría que pasara — dijo Miranda
—Por supuesto que no— suspiró Hazel
Ve hacia el norte, Hazel. Por el camino practica invocando la Niebla. Cuando llegues a Bolonia, busca a los dos enanos. Ellos te llevarán hasta un tesoro que te ayudará a sobrevivir en la Casa de Hades.
—Esos enanos tampoco me cayeron bien— dijo Leo
—A ti nadie te está cayendo bien— dijo Chris
—La mayoría del tiempo tengo razones— comentó Leo
—No lo entiendo.
—Miau —se quejó la gatita.
—Sí, sí, Hécuba.
—Me encantaría hablar idioma gato— dijo Travis
—Pero en realidad sería idioma perro ¿No?— señaló Zoé
—Ay, no me gustan tus preguntas filosóficas— se quejó Travis
—Es que les dije que le dieran dulces— argumentó Leo
La diosa volvió a mover la mano, y la gata desapareció. La perra negra estaba otra vez en su sitio.
—Ya lo entenderás, Hazel —le prometió la diosa—. De vez en cuando, enviaré a Galantis a comprobar tus progresos.
—Una increíble compañera de viaje— murmuró Hazel
—Hay peores compañeros de viaje— dijo Thalia encogiéndose de hombros
—Siempre puede ser peor— comentó Percy
—Así que no te preocupes, incómoda, pero no mortal— dijo Chris
La comadreja siseó, sus ojos rojos pequeños y brillantes rebosantes de malicia.
—Genial —murmuró Hazel.
—Antes de que llegues a Epiro, debes estar preparada —dijo Hécate—. Si tienes éxito, tal vez volvamos a vernos… para la batalla final.
—Bueno…— murmuró Leo
—Lo sé— suspiró Hazel
—Igual sigue siendo sin presiones, eh— señaló Piper
—Sí claro, eso es lo que yo también entendí— dijo Hazel
Una batalla final, pensó Hazel. Qué alegría. Hazel se preguntaba si podría evitar las revelaciones que veía en la Niebla: Leo cayendo a través del cielo; Frank dando traspiés en la oscuridad, solo y gravemente herido; Percy y Annabeth a merced de un oscuro gigante.
—Eso esperamos— dijo Apolo
—Hay muchas cosas que no se pueden evitar— señaló Zeus
—Pero hay otras que sí— masculló Apolo
Detestaba los acertijos de los dioses y sus ambiguos consejos. Estaba empezando a aborrecer las encrucijadas.
—¿Por qué me ayuda? —preguntó Hazel—. En el Campamento Júpiter se decía que se había puesto de parte de los titanes en la última guerra.
—Ay sí, nos acordamos de eso— murmuró Connor
Luke hizo una mueca
—Pero supongo que hasta ella sabe que no es una buena idea que Gea despierte— resopló Atenea
—Por lo menos alguien está ayudando— señaló Thalia —o al menos intentarlo
Los ojos oscuros de Hécate brillaron.
—Porque soy una titán: hija de Perses y Asteria. Mucho antes de que los dioses del Olimpo llegaran al poder, yo dominaba la Niebla. A pesar de ello, en la primera guerra de los titanes, hace milenios, me puse de parte de Zeus contra Cronos.
—Vaya— dijo Miranda
—También me sorprendió un poco— admitió Hazel
—Bastante comprensible el por qué— dijo Percy
Era consciente de la crueldad de Cronos. Esperaba que Zeus resultara mejor rey.
Soltó una risita amarga.
Los chicos resoplaron
—Ya basta de estas faltas de respeto— gruñó Zeus
—Cuando Deméter perdió a su hija Perséfone, secuestrada por tu padre,
Hades al menos tuvo la decencia de parecer incómodo
guié a Deméter una noche muy oscura con mis antorchas y la ayudé en su búsqueda. Y cuando los gigantes se alzaron por primera vez, me puse otra vez de parte de los dioses. Luché contra mi archienemigo Clitio, creado por Gaia para absorber y vencer toda mi magia.
Hazel y Leo hicieron una mueca
—No me gustaron las expresiones de esos dos— señaló Connor
—A nadie— dijo Jason
—No es información que quieran saber todavía— dijo Leo
—Primero te la pasas haciendo spoiler y luego no quieres decir— señaló Will
—Ustedes dijeron que no querían spoilers— dijo Leo encogiéndose de hombros
—Clitio —Hazel no había oído nunca ese nombre, pero solo con pronunciarlo notó una gran pesadez en las extremidades. Echó un vistazo a las imágenes de la puerta del norte: la enorme figura oscura que se cernía sobre Percy y Annabeth—. ¿Es el peligro que acecha en la Casa de Hades?
—Genial— dijo Chris
—Miren, no los dejaron tanto tiempo con la duda, suertudos— dijo Leo
—Me alegra que no lo hayan hecho— asintió Connor
—Oh, os espera allí —dijo Hécate—. Pero primero debes vencer a la bruja. Si no lo consigues…
Chasqueó los dedos, y todas las puertas se oscurecieron. La Niebla se disolvió, y las imágenes desaparecieron.
—Bueno, eso te da una buena idea de que puede pasar— dijo Chris
—Bastante clara— dijo Hazel con una mueca
—Lo que no sé qué tan bueno sea, pues siempre existe el riesgo de pensarlo demasiado y tratar de cambiar las cosas— señaló Hades
—Porque sería tan malo como los dioses intentando evitar una profecía— comentó Bianca con sarcasmo
—A todos se nos plantean opciones —dijo la diosa—. Cuando Cronos se alzó por segunda vez, cometí un error. Le apoyé. Me había hartado de que los supuestos dioses «importantes» no me hicieran caso.
Algunos dioses se removieron en sus asientos y algunos todavía le seguían mandando miradas asesinas a Luke, como si él hubiera sido el único culpable de todo.
A pesar de mis años de servicio leal, desconfiaban de mí, se negaban a ofrecerme un asiento en su sala…
La comadreja Galantis chilló airadamente.
—Ya no importa —la diosa suspiró—. He hecho las paces con el Olimpo.
—Eso es bueno— murmuró Hermes
—Pero no fue gracias a ustedes— dijo Luke
Incluso ahora, que están incapacitados debatiéndose entre sus personalidades griegas y romanas, estoy dispuesta a ayudarles. Griega o romana, siempre he sido solo Hécate. Te echaré una mano contra los gigantes si demuestras que eres digna.
—Bueno, gracias— dijo Leo
—Las letras chiquitas del contrato— señaló Percy
—Sí, aunque suponía que iba a haber algo así— admitió Hazel
—Era bastante obvio— dijo Chris
Así que ahora la decisión es tuya, Hazel Levesque. ¿Confiarás en mí… o me rechazarás, como los dioses del Olimpo han hecho tantas veces?
—Pregunta con trampa— dijo Thalia
—Sí, pero de todas maneras la tenía que contestar— suspiró Hazel
—Creemos saber la respuesta— dijo Miranda
A Hazel le resonaba la sangre en los oídos. ¿Podía fiarse de esa siniestra diosa, que había ofrecido a su madre la magia que había acabado con su vida? Tampoco le gustaban mucho ni la perra de Hécate ni su flatulenta comadreja.
—Una decisión algo difícil— comentó Annabeth
—En realidad creo que al final de cuentas no había más opción— dijo Hazel —esa era la correcta
—Funcionó al final, es lo importante— asintió Piper
Leo concedió con ellas
Pero también sabía que no podía dejar morir a Percy y a Annabeth.
Los mencionados le sonrieron
—Las otras ni siquiera eran opciones— comentó Thalia
—No, ni siquiera se deberían considerar— coincidió Hazel
—Iré hacia el norte —dijo—. Tomaremos el paso secreto a través de las montañas.
Hécate asintió con la cabeza; había en su rostro un levísimo asomo de satisfacción.
—Has elegido bien, pero el camino no será fácil. Muchos monstruos se alzarán contra vosotros.
—¿Y qué es lo raro?— preguntó Leo
—No va a ser diferente a todos los días— coincidió Frank
—Te acostumbras— dijo Piper
—Claro, ya es la normalidad— dijo Jason
Incluso algunos de mis sirvientes se han puesto del lado de Gaia con la esperanza de destruir vuestro mundo mortal.
La diosa cogió las antorchas de sus hacheros.
—Prepárate, hija de Plutón. Si triunfas contra la bruja, volveremos a vernos.
—Eso es genial— dijo Katie
—La verdad sí. No se metan con Hazel— dijo Rachel
Hazel se sonrojó
—Triunfaré —prometió Hazel—. ¿Y sabe qué, Hécate?, no voy a elegir uno de sus caminos. Voy a crear el mío propio.
Los chicos la vitorearon
—Sonó valiente por un momento— murmuró Hazel
—Es el momento que importa— dijo Percy
La diosa arqueó las cejas. Su turón se retorció, y la perra gruñó.
—Vamos a encontrar una forma de detener a Gaia —dijo Hazel—. Vamos a rescatar a nuestros amigos del Tártaro. Vamos a mantener intacta la tripulación y el barco, y vamos a impedir que el Campamento Júpiter y el Campamento Mestizo vayan a la guerra. Vamos a hacer todo eso.
—Obvio— dijo Leo
—Claro, no hay nada que pueda salir mal en eso— señaló Dionisio
—Pero lo hicimos— replicó Hazel
—Somos increíbles— asintió Leo
El huracán aulló, y las paredes negras de la nube con forma de embudo empezaron a arremolinarse más deprisa.
—Interesante —dijo Hécate, como si Hazel fuera el inesperado resultado de un experimento científico—. Sería una magia digna de ser vista.
—Creo que sí me consideraba un poco un experimento— comentó Hazel
—No te lo vamos a negar, es probable que lo hiciera— asintió Thalia
—Pero a uno le pueden gustar mucho sus experimentos— señaló Will
—Claro— dijo Miranda
Una oleada de oscuridad hizo desaparecer el mundo. Cuando Hazel recobró la vista, el huracán, la diosa y sus secuaces se habían esfumado. Hazel se encontraba en la ladera a la luz del sol matutino, sola en las ruinas sin más compañía que Arión, que se paseaba cerca de ella relinchando con impaciencia.
—Bueno, te dejó pero regresó— dijo Will
—Lo importante es que está ahí— dijo Bianca
—Habría sido difícil volver caminando— señaló Connor
—Y más después de todo lo que viste— coincidió Zoë
—Estoy de acuerdo —dijo Hazel al caballo—. Larguémonos de aquí.
—¿Qué ha pasado? —preguntó Leo cuando Hazel subió a bordo del Argo II.
A Hazel todavía le temblaban las manos después de su conversación con la diosa.
—Comprensible— dijo Bianca
—De hecho me sorprende que eso sea todo lo que te tiemble— señaló Thalia con una pequeña sonrisa
—No exactamente— dijo Hazel
Miró por encima de la borda y vio como el polvo de la estela de Arión se extendía a través de las colinas de Italia. Había albergado la esperanza de que su amigo se quedara, pero no podía culparlo por querer escapar lo más rápido posible de ese sitio.
—También lo entendemos a él— asintió Connor
—Creo que nadie puede culparlo— dijo Jason
—Había cumplico con su parte y adiós— dijo Leo
—Si le caes muy bien y todo, pero no se iba a quedar en ese sitio— comentó Percy
—Lo sé— suspiró Hazel
Los campos relucieron cuando el sol estival se reflejó en el rocío de la mañana. En la colina, las antiguas ruinas lucían un aspecto blanco y silencioso; ni rastro de antiguos senderos, ni diosas, ni comadrejas flatulentas.
—Es como la calma después de la tormenta— dijo Zoé
—O antes— murmuró Bianca
—Un poco de ambas en realidad— dijo Leo — fue la calma después de la tormenta con los dioses de las rocas, pero la calma antes de la tormenta con todo lo que vino después
—Y vaya que sí— dijo Piper
—¿Hazel? —preguntó Nico.
Las rodillas le flaquearon. Nico y Leo la agarraron de los brazos y la ayudaron a sentarse en los escalones del alcázar. Se sentía avergonzada por desplomarse como la damisela de un cuento, pero se había quedado sin energía.
—Nada más faltaba Frank en ese cuento— dijo Travis
Hazel se sonrojó
—Pero Travis tiene razón— asintió Katie —no era un cuento completo
Los demás asintieron de acuerdo
El recuerdo de las brillantes imágenes de la encrucijada la embargaba de miedo.
—He visto a Hécate —logró decir.
No se lo contó todo. Recordó lo que Nico le había dicho: «Su valor ya no da más de sí».
—Sí, sí, ya me ofende muchísimo esa frase— dijo Leo
—Esa frase me va a seguir por el resto de mi vida— comentó Piper
—Ya sé— se quejó Leo —un nueva trauma añadido
—Lo siento— dijo Hazel —no debería haber venido
—No lo debimos haber escuchado— dijo Leo de manera dramática
A pesar de la situación en la que se habían encontrado en ese momento Percy dijo —Lo bueno es que esa frase no aplica para nosotros
Annabeth le dio una pequeña sonrisa y chocaron los cinco
Pero les habló del paso secreto que cruzaba las montañas hacia el norte y del desvío que según Hécate podría llevarlos hasta Epiro. Cuando hubo acabado, Nico le tomó la mano. Sus ojos estaban llenos de preocupación.
Hazel y Nico se sonrieron
—Awwww— chillaron los Stoll
—Hazel, has visto a Hécate en una encrucijada. Es… es algo a lo que muchos semidioses no sobreviven. Y los que sobreviven no vuelven a ser los mismos. ¿Seguro que estás…?
—Estoy bien —insistió ella.
Pero sabía que no era así.
—Que libro tan indiscreto— masculló Hazel
—¿Cómo es que después de tantos libros no nos hemos acostumbrado?— preguntó Percy
—Porque nunca te puedes acostumbrar a algo así— señaló Piper
—Exacto— dijo Annabeth
Recordaba lo osada y furiosa que se había sentido, diciéndole a la diosa que encontraría su propio camino y triunfaría en todo. En ese momento su bravuconería le parecía ridícula. El valor la había abandonado.
—Pero expusiste tu punto— dijo Chris
—Además en el momento sonó genial— dijo Miranda
—Y eso era lo importante— asintió Thalia
—Además impresionaste a la diosa— señaló Rachel
—¿Y si Hécate nos está engañando? —preguntó Leo—. Esa ruta podría ser una trampa.
Hazel negó con la cabeza.
—Si fuera una trampa, creo que Hécate hubiera hecho que la ruta del norte pareciera más atrayente. Y, créeme, no lo hizo.
—Te creo— dijo Leo
—Gracias— dijo Hazel
—Sí, creo que si te hubiera querido engañar te habría mostrado las cosas de manera diferente— dijo Luke
—Aunque eso también habría sido sospechoso— comentó Annabeth
—Cierto— suspiró Hazel
Leo sacó una calculadora de su cinturón portaherramientas y pulsó unas teclas.
—Esto está… a unos quinientos kilómetros del camino que tenemos que seguir para llegar a Venecia. Luego tendríamos que dar marcha atrás por el Adriático. ¿Y has dicho algo de unos enanos con colonia?
—Pues mira que sí tenían colonia— se quejó Leo
—Lo que pasa es que no te gustó que fuera mejores en las bromas— dijo Piper riendo
—No eran mejores que yo— se defendió Leo
—Tenían sus momentos— dijo Hazel
—Enanos de Bolonia —dijo Hazel—. Supongo que Bolonia es una ciudad. Pero no tengo ni idea de por qué tenemos que buscar a unos enanos allí. Tiene algo que ver con una especie de tesoro que nos ayudará en la misión.
—Eso del tesoro me gusta— asintió Connor
—Aunque ojalá sea un tesoro que sí les pueda ayudar— resopló Clarisse
—Nada más pedíamos eso— asintió Hazel
—Petición sencillita— dijo Leo
—Ah —dijo Leo—. A ver, me encantan los tesoros, pero…
—Es nuestra mejor opción —Nico ayudó a Hazel a levantarse—. Tenemos que compensar el tiempo perdido y viajar lo más rápido que podamos. Las vidas de Percy y Annabeth podrían depender de ello.
—Velocidad supersónica— dijo Travis
—Yo sé que dije que podía hacerle muchos cambios al Argo, pero lamentablemente todavía no sé como hacer eso— dijo Leo
—Ese es un nivel al que todavía no llegamos— comentó Calipso
—Pero algún día— dijo Leo
—¿Rápido? —Leo sonrió—. Puedo ir rápido. Corrió a la consola y empezó a activar interruptores.
Nico agarró a Hazel del brazo y la llevó fuera del alcance del oído de Leo.
—¿Qué más te ha dicho Hécate? ¿Te ha dicho algo sobre…?
—No puedo —lo interrumpió Hazel.
—No nos dejen con esta duda— pidió Travis
—No les digan, se estaba quejando de la fuga de información— dijo Leo
—Me parece que mejor esperamos a que lo sepan por el libro— dijo Nico y Hazel asintió
Travis resopló
Las imágenes que había visto la habían dejado anonadada: Percy y Annabeth desvalidos a los pies de aquellas puertas metálicas negras, el gigante oscuro que se cernía sobre ellos, Hazel atrapada en un brillante laberinto de luz, sin poder ayudarlos.
—A veces las cosas no pasan exactamente así, pueden cambiar— comentó Apolo
Todos los chicos lo miraron como si no pudieran creer del todo sus palabras
«Debes vencer a la bruja —había dicho Hécate—. Solo tú puedes derrotarla. Si no puedes conseguirlo…»
«El fin», pensó Hazel. Todas las puertas cerradas. Toda esperanza destruida.
—Básicamente— asintió Zoé
—Creo que mejor que sí haya presión— dijo Connor
—Sí había— dijo Hazel
Nico la había advertido. Él había estado en contacto con los muertos y les había oído murmurar sobre su futuro. Dos hijos del inframundo entrarían en la Casa de Hades. Se enfrentarían a un enemigo imposible. Solo uno de ellos llegaría a las Puertas de la Muerte.
—No me gusta como suena eso— dijo Bianca
—A mí tampoco me gustaba— dijo Hazel
—Ni a mí cuando me lo dijeron— señaló Nico
Hazel no podía mirar a su hermano a los ojos.
—Te lo contaré más adelante —prometió, tratando de que no le temblara la voz —. Ahora deberíamos descansar mientras podamos. Esta noche cruzaremos los Apeninos.
—Fin del capítulo— dijo Perséfone
—Ya era hora— suspiró Hazel
—Bueno, todavía podría seguir un capítulo tuyo— señaló Thalia
—Espero que no— dijo Hazel
Los chicos estaban removiéndose inquietos, tal vez era el aire de incomodidad que rondaba en la sala
—Tal vez debemos seguir leyendo después de la comida— sugirió Perséfone
Los chicos se voltearon a ver entre sí
Apolo suspiró —En la Sala de Juegos va a haber una mesa con comida caliente para que coman cuando quieran
—Gracias— murmuraron algunos
Así que por un momento todos se fueron, quedaron de regresar en un par de horas. La mayoría de los dioses solo se miraron derrotados cuando los chicos comenzaron a salir
La mayoría de los semidioses se fueron a la sala de juegos a comer y pasar el tiempo en lo que tenía que volver a la lectura, estando ellos solos el ambiente se sentía mucho más ligero.
Pero había semidioses que no fueron luego luego a comer, como Will y Nico que estaban hablando de todo lo sucedido, de Bianca, de que Nico sabía el chisme completo de Reyna y Rachel y nop había dicho nada, de los dioses, de los libros (que ambos decían que al menos no iban a venir desde su punto de vista) y cosas de ese tipo, así que no fue su culpa, ellos venían distraídos.
Cuando entraron a uno de los jardínes del Olimpo, no se dieron cuenta que no estaban solos, pues a solo unos metros de distancia estaban Charles y Bianca besándose, desde donde estaban los chicos no podían verlos
—Las demostraciones públicas de afecto deberían ser ilegales— masculló Nico viendo a la pareja con el ceño fruncido
Will se rió suavemente para evitar alertar de su presencia —Es una adolescente, es normal
—¿Y esto en qué momento pasó?— preguntó Nico —¿No se supone que solo eran amigos?
—Nico, esto se veía pasar casi desde que los conocimos— comentó Will —sé que seguimos sin conocerlos bien, pero creo que Charlie es una buena persona
—Percy va a estar insoportable con esto— bufó Nico
Ahora la parejita estaba hablando y Bianca asentía, se besaron un par de veces más y luego Charles se fue por el lado contrario a donde estaban Nico y Will.
Bianca se quedó ahí parada viendo como su novio se iba. Will y Nico no sabían si quedarse o no, pero pronto esa decisión se les quitó de las manos cuando Bianca volteó y los vio, su expresión parecía la misma que la de un ciervo bajo los faros y se sonrojó furiosamente, parecía que estaba a un segundo de gritar "esto no es lo que parece", lo que debían admitir era bastante divertido.
Will miró a Nico, se encogió de hombros y procedió a acercarse a Bianca, Nico lo siguió sin estar muy convencido
Bianca parecía una niña a punto de ser regañada, y probablemente en todo este lío se podía sentir así
—Hola— dijo Will con una sonrisita
—Hola— murmuró Bianca aun sonrojada —hmmm ¿cuánto tiempo llevaban ahí?
—El suficiente— dijo Nico e intentó que saliera con tono adecuado ¿por qué se sentía tan irritado con la situación?
—No estábamos espiando ni nada— dijo Will levantando las manos en señal de inocencia —solo pasábamos por aquí
—No estaba haciendo nada— se defendió Bianca
Nico no pudo evitar que le diera un poco de risa, la situación era absurda, pero ¿que había sido normal en todo este tiempo?
La chica se sonrojó más.
—Está bien, no hacías nada malo— convino Will
—Aunque creí que eran amigos— señaló Nico de manera casual
—Eran/éramos— dijeron Bianca y Will al mismo tiempo
—Claro— asintió Nico
—Solo pasó— murmuró la chica
—La verdad es que era un poco obvio— dijo Will —incluso desde el momento 1
—¿O desde que maté al Taurofidio por él?— preguntó Bianca
Will y Nico se quedaron congelados por un momento, porque ese era uno de los muchos temas que no se habían tratado
—También— asintió Will —pero es un buen chico
Bianca se rió un poco —Sí
—Claro que tenía que ser un Jackson— resopló Nico
Bianca se encogió de hombros, por un momento se hizo un silencio cómodo, pero luego la expresión de la chica cambió y se podían ver lágrimas acumulándose en sus ojos.
Nico intercambió con Will una mirada de "¿Qué hicimos?"
—Oye— murmuró Will suavemente —¿Qué pasó?
Bianca solo negó con la cabeza, se sentía harta de llorar, lo había hecho mucho estos días y ya no quería, pero era como si hasta la cosa más pequeña pudiera hacerla explotar, la mayoría de las veces por eso se quedaba callada o tal vez era que ya que no tenían que esconderse o guardar secretos o algo ya podían preocuparse más por sus sentimientos y esos sentimientos eran como una bola de demolición.
—Está bien, puedes decirnos qué hicimos mal— dijo Will con voz tranquilizadora
Bianca negó con la cabeza
—Por favor— pidió Will
—N-nada, no hicieron nada— susurró Bianca —e-es solo… es solo que nunca se los pude decir, a ustedes, a mi papás nunca les pude decir nada sobre Charlie y ¡Ya nunca lo van a saber porqué están aquí, pero no es lo mismo! No me conocen y no saben nada sobre nuestra familia y ya no hay momentos importantes porque de cualquier manera no estarán
Y Nico podía entenderla perfectamente, él mismo se había sentido muchas veces de esa manera cuando pensaba en su madre y recordaba que no había alguien para contarle las cosas importantes. Odiaba que los dioses hubieran destruido así a los semidioses.
Ni siquiera lo pensó, solo envolvió los brazos alrededor de la niña mientras susurraba palabras tranquilizantes en italiano.
Will también se veía como si le hubieran lanzado un balde de agua helada, el a veces pasaba tiempo sin ver a su mamá, pero solía hablar con ella y sabía que ahí estaba para él.
No supieron cuánto tiempo pasó hasta que Bianca se tranquilizó
—Lo siento— murmuró la chica suspirando pesadamente
Nico se sonrojó y la apartó un poco, pero sin soltarla —Está bien. Lamento mucho que hayas tenido que pasar por todo eso
Ella asintió con la cabeza
—Sabemos que no es lo mismo, pero de todas maneras aquí estamos, podemos conocernos, las cosas mejorarán —e intentando que un poco de humor regresara Will añadió —incluso Nico puede amenazar a Charles como sé que lo hubiera hecho en cualquier tiempo
Nico resopló. Bianca le dio una suave sonrisa y no lo negó
—Está bien sentirse así, pero ya no tienes que pasar por esto sola— dijo Will —puedes contarnos las cosas importantes.
—Sé que hay muchas cosas que no vamos a saber nunca, pero podemos aprender a ser una familia, si quieres— agregó Nico
Bianca no estaba muy segura, porque no quería volver a pasar por esto, pero asintió lentamente. Unas cuántas lágrimas se escaparon.
Tardaron tiempo antes de ir a intentar comer algo, pero tomaron como una pequeña victoria que Bianca en ningún momento se apartó del lado de Nico mientras estuvieron abrazados.
