A/N: De ninguna manera esto hubiera podido salir la semana antepasada, porque todo conspiró en mi contra para impedirme escribir. Solo pude trabajar en otras cosas por mi cumpleaños (Una que está en mi P***on, y es de acceso libre, pero apenas tocó el Lunes pasado me puse a trabajar pero ya. Y aquí me quedo.
Me hubiera gustado sacarlo ayer, pero me encontraba demasiado agotado, por lo que es lo que hay.
Pasemos a responder reviews;
- GustavoIVS: Gracias Gus. Y sep, efectivamente ha explotado la olla aquí. Y pasaremos los otros dos capítulos lidiando con el contenido.
- muramasa Alter 0.5: Una relación bastante extraña. Que si, eventualmente se volverá amistad, y quizás más. Pero no ahora, hasta el arco final es cuando Misaya tomará la relevancia que estaba siendo armada... Y well, auch.
- Angeldileon: Gracias por comentar, y que te haya gustado ese capitulo.
Y sorry por el spoiler Dx.
- orocontra2012: Gracias, gracias. Y si, van a ser diferentes... Muy, muuuuuy diferentes. En cuanto a Tomoe y Fujino, hmm... Se ve bonito, pero ya tengo mi planes para nuestro querido Proto-Shirou. Que por cierto, si bien dije que iba a vivir, jamás especifique como lo haría, exactamente.
- Hook: Podrás apreciarlo justo ahora.
Habiendo terminado ya. Pasamos al capítulo. Como siempre, encontrarán una segunda nota hasta el fondo.
AVISO Obligatorio: La serie de Fate, sus personajes y todo elemento del Nasuverse presente en lo siguiente no me pertenece. Es propiedad de Type-Moon.
Clave:
'Pensamientos.'
"Diálogo."
Especial
"Voz sobrenatural/Resaltado"
"Taumaturgia."
Í͕̟͓̈́͑ǹ͛͒co͎͉̍̐n̨̼͔̤̉ͮ͊c̘̪̟͉e̖͐b̬̝̪͢í̡ͣ̏̄̚bͤl̗͙͕̘͠ͅͅe̟̝͓̘̘͍̮ͤ̿͒ͯ̽̒̀ ̺͕̇ͪ
Konton no Tatakai
Capítulo Cuarenta y Dos.
"Origen de las Especies."
Mifune.- Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 20: 20 PM...
Kiritsugu había alzado una ceja al ver lo que había traído consigo, pero después de que Shirou diera sus razones, había terminado por aceptado a regañadientes. Por muy pragmático que fuera el Asesino de Magos, ya había quedado claro que la metodología que él empleaba difícilmente llegaba a ser viable cuando se trataba de manejar a Shirou. Y con el historial repleto de agujeros, era mejor confiar en la instrucción de otros. Obligarle a usar familiares ordinarios, cuando apenas podía tolerar el proceso de crearlos, todavía menos el manipularlos de por si era poco eficiente dado sus atributos. De no ser por su Atributo de Flujo y Transferencia, de por si hubiera sido imposible para Shirou hasta el compartir percepción.
Y quizás como punto positivo, Kiritsugu podía apreciar el hecho de que cuando no estaba en uso, la marioneta de Shirou bien que podía pasar desapercibida en su estado sellado. Sin contar el estuche, alguien de afuera la podría confundir con un pliego para alguna exposición escolar.
'Viendo su tamaño y forma, pensaba que la tendrían que esconder en un estuche de guitarra.' Pensó Kiritsugu mientras encontraba un sitio donde aparcar el coche. El truco más viejo del mundo, y difícilmente efectivo hoy en día. "A partir de aquí, tendremos que caminar."
"Okay." Shirou asintió, antes de prepararse para salir. Una vez que el coche tenía el seguro puesto, ambos se trasladaron por la calle hasta un par de bloques hasta terminar por perder a las pocas personas que habían visto caminando. El destino terminó por ser una especie de parque entre algunos edificios con un par de explanadas, rodeado de bancas y una que otra mesa. Y justamente en una de ellas, estaba sentado Mikiya, quien no paraba de mirar ocasionalmente a uno de los postes de luz en la esquina del espacio.
"Emiya-san." Saludo a Kiritsugu al verlo, antes de inclinar ligeramente su cabeza en dirección a Shirou.
"¿La puedes llamar ya?" Como era de esperarse, Kiritsugu fue directo al punto mientras que Shirou tomaba un asiento.
"Un segundo." Asintió Mikiya mientras extraía su teléfono, y se disponía a hablarle. Después de un tiempo, volvió a asentir mientras decía que lo entendía, y finalmente colgaba la llamada. "No está muy lejos. Debería de venir dentro de poco."
Por supuesto que poco, terminó por traducirse a casi media hora donde los tres se limitaron a esperar. Donde los dos mayores permanecieron como estaban, Shirou apoyó su codo derecho sobre la mesa a manera de soportar su cabeza mientras se recargaba. '¿Estará muy lejos el sitio?' No era como si le molestara caminar más, pero era mucho mejor que solo estar ahí.
"Ya viene." Escuchó a Mikiya hablar, haciendo que dejara caer su brazo y entonces mirase hacia la dirección que indicaba el joven. No tardó en notar a una silueta caminando por debajo de uno de los postes de luz, revelando por un momento estar cubierta casi por completo con un abrigo cuya capucha estaba alzada, y todavía teniendo una bufanda encargándose de mantener buena parte de su rostro oculto.
Fue hasta que estuvo a un par de metros de la mesa que se detuvo de golpe como si hubiera visto una aparición, y aun con todo lo que tenía encima se pudo apreciar como sus ojos se abrían de par en par mientras exclamaba con una voz medio apagada:
"... ¡¿Ustedes?!"
Donde Mikiya parpadeo, bastante perplejo al entender que no se refería a él y Kiritsugu entornaba sus ojos, Shirou terminó por imitar el gesto de la mujer una vez que la voz quedó registrada en su cabeza. O mejor dicho, entró en acorde con algo que ya estaba ahí.
"¿Neko-chan?"
El respingo que soltó Otoko, porque no creía que fuera otra persona, terminó por ser todo lo que necesitaba para confirmarlo.
"¿La conocen?" Por si no fuera suficiente, la pregunta indiscreta de Mikiya atravesó el aire de paso. Kiritsugu por su parte, enfocó su atención en Shirou a la espera de respuestas, mientras que el pelirrojo mantenía la suya en la mujer.
"¿Qué haces aquí?" Intento preguntar, sin que otra cosa se le ocurriera para decir.
De su lado, Otoko solamente se estremeció mientras que su mente realizaba el intento de encontrarle sentido a la situación donde había ido a parar. De las muchas cosas que hubiera podido preguntar, solamente una de ellas alcanzó a salir y no hizo mucho por disipar la incomodidad tejida en el ambiente.
"... Pensé que habían salido de Fuyuki por trabajo."
Para ese punto, Kiritsugu había alcanzado a examinar lo suficiente de su rostro expuesto y entonces conectado los puntos en su cabeza, de paso comenzando a combatir la punzada sobre esta que advertía que pronto estaría por cernirse.
"Un poco lejos de casa, Hotaruzuka-san." Finalmente habló, habiendo recordado a la mejor amiga de Taiga pese a que la última vez que la había visto había sido dos años atrás.
Otoko se estremeció nuevamente en donde estaba, como si considerara el salir corriendo. Y quizás lo hubiera hecho, de no ser porque Shirou terminó por tocar la punta de una de sus mangas mientras ladeaba su cabeza hacia un costado con una preocupación bastante marcada. "¿Qué te ocurrió?"
Terminó por tomar asiento, y entonces hablar mientras los demás escuchaban. No se hubieran atrevido a interrumpirla de igual manera, viendo que...
"Al principio eran cosas pequeñas... Pero después..." En algún punto, había terminado por remover la bufanda que la cubría, permitiéndole a los demás ver su rostro. Y para Kiritsugu, quien ya había visto antes los mismos efectos en las caras de varias personas en una que otra experiencia suya, fue fácil deducir cómo había descendido en espiral. "Entonces... No lo recuerdo bien, empecé a trabajar para alguien más. Creo que había alguien aparte de él, pero no lo recuerdo."
'Interferencia Mental.' Continuó Kiritsugu, aun sin saber que pensar con el hecho de que otro paso conllevaba nuevamente a Fuyuki. Siempre ese lugar, casi parecía otra maldición aparte de la que la cosa en el Grial había terminado por ponerle encima.
"Pero esta persona... Me daba miedo ya, pero entonces vi otra cosa que ya no puedo aguantar." La manera en que Otoko se estremeció dejaba muy en claro que lo que fuera que había visto, le había aterrado hasta la médula. "Preferiría ir a la cárcel que estar cerca de él..."
"¿Cómo se llama, entonces?" Mikiya, siempre conciliador, terminó por ofrecerle un respiro con la nueva pregunta. Pero pareció tener un efecto adverso, porque algo brillo en los ojos de Otoko a medida que ella susurraba un nombre por lo bajo.
"Lio Shirazumi."
xXx
Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 20: 27 PM...
La primera señal de que algo andaba mal, la debieron de haber tomado desde la entrada. La ventanilla que abría a la oficina del portero estaba alumbrada, pero del empleado no había ni rastro.
"Casi nunca lo veo." Había comentado Tomoe una vez que pasaron a un lado, rumbo a la antesala principal. Se dirigian hacia el tercer piso, pero en lugar de pasar por el elevador, Shiki optó por tomar las escaleras. Como si fuera a encerrarse voluntariamente en una caja de acero cuando el lugar le inspiraba todo menos confianza. Y aun si su ¿compañero? tenía sus propios nervios cultivados por el sitio, los sentidos de Shiki iban más allá a medida que subían los escalones, fulminando cada parte de la estancia como pudiera.
"¿Siempre está tan silencioso?" Le pregunto una vez que alcanzaron el segundo piso, y tenían ahora la opción de dirigirse hacia el tercero por otro par de escaleras más en una nueva habitación inmensa que le recordó más a un hotel que a un edificio de departamentos.
"Hmm, si." Asintio Tomoe, permaneciendo detrás de ella. Aun si quisiera poder hacerlo, no la conocía tan bien... Pero aun así, hasta el podía notar como la atmósfera la estaba afectando de una manera más intensa. La forma en como miraba las esquinas y las paredes, con una mezcla de confusión y repugnancia era inquietante, por falta de un mejor término.
Y no tenía ni idea de que tan cerca estaba. Los ojos especiales de Shiki perforaron las vigas y láminas que componian la estructura, revelando así las incontables líneas y puntos con los que había aprendido a vivir desde la Primavera. Hubiera creído que teniendo al menos una visión de algo que conocía, podría mantener la seguridad que siempre la había impulsado. Pero el lugar, se encargaba de reírse de aquella línea de pensamiento cuando noto cosas que no había visto antes. Las líneas y puntos seguían ahí, si... Pero podría jurar que otras habían aparecido de la nada, como tomando el lugar de unas que se habían disipado.
Blandir el cuchillo que había traído consigo la calmó por unos instantes, antes de hablar nuevamente. "De verdad, que no me gusta este lugar."
Fuera de ese fenómeno tan... Anormal, incluso bajo los estándares que ella manejaba, estaba el ambiente muerto. El edificio maldito de Marzo había sido una cosa especial, donde si es que el olfato del niño no fuera de ayuda, las cosas que habían sido invocadas en este terminaban por aparecerse tarde y temprano. Y estuvieran muertos o no, podía cortarlos y terminar con eso. Pero en este nuevo lugar, solamente el silencio les respondía.
"Es por aquí." Al menos no estaba sola, de lo contrario se hubiera quedado con sus pensamientos y después de lo de...
'No.' Detuvo esa corriente antes de que pudiera arrastrarla, y asintió mientras dejaba que Tomoe le guiará rumbo al tercer piso apenas dejaron atrás los escalones que conectaban con este.
Eso, hasta que noto como parecía estar haciendo esfuerzos sobrehumanos por avanzar sobre las baldosas apenas se acercaban a un departamento en específico. Aun así, no tuvo que presionarlo directamente o adelantarse, porque Tomoe finalmente alcanzó la puerta y entonces tomó un largo respiro antes de extraer un objeto de su chaqueta.
'Me contó que lo más valioso que tenía eran las llaves de su casa.' Recordó ella, de una de las veces en las que vagamente le había estado poniendo atención mientras que hablaba en su departamento. Aun así, se mantuvo en silencio mientras que este pasaba la llave y abría la puerta...
Click.
O lo intentaba.
'¿Estaba abierta?' Shiki ladeo su cabeza hacia un costado, mientras que un dejo de sorpresa se apoderaba de Tomoe mientras le intentaba dar vuelta a la perilla antes de volver a introducir la llave, y abrir el cerrojo nuevamente. Finalmente, la puerta se abrió revelando un pasillo reluciente, con todos los indicios de haber sido trapeado ese mismo día, así como dejando escuchar a la voz de una mujer hablando por teléfono a la distancia. Algo que no significaba nada para Shiki, mientras que para Tomoe por otro lado...
"... ¿Mama?" Le escuchó susurrar, quedándose paralizado en donde estaba.
'¿Y ahora qué está pasando?' Shiki le echó un último vistazo a las afueras, antes de observar como Tomoe se adentraba en el apartamento. No tuvo que caminar rápido para no perderlo de vista, y ambos no tardaron en llegar hasta una sala igual de impecable que la entrada en cuya esquina, con el teléfono pegado en el oído estaba una mujer de cabello castaño y expresión distraída que ni siquiera había volteado a verlos, más enfrascada en la conversación que estaba manteniendo con la otra persona del otro lado de la línea.
"Si, ya cubri el turno de Ami. No, con el martes ya es demasiado, no puedo..." Ella protestó, apretando ligeramente sus nudillos mientras que hacía un esfuerzo por mantener la calma. "¿A qué te refieres? No, no puede..."
"¿Mamá?" Repitió Tomoe, no sabiendo cómo procesar aun lo que tenía enfrente, mientras que Shiki entorno sus ojos al sentir algo más en el ambiente. Como todo estaba tan limpio, tan rápido... Y eso en el aire. Su mirada no tardó en pasearse por el lugar, hasta encontrar algo que ya sospechaba. Un hilillo rojo, casi imperceptible en uno de los pies de un ropero no muy lejos de donde estaba.
"No, así no... Dame una más..." Ignorandolos aun, la madre de Tomoe continuó hablando como si nada, estando más tensa que antes. Incluso soltó un resoplido de lo más que irritado cuando la llamada finalmente se colgó, y fue en esos instantes que Shiki abrió el ropero.
Sploch...
"¡AHHHHHH!"
Un bulto horriblemente mutilado cayó al suelo, sobre una alfombra a la par que se desparramaba cuanta sangre de puro milagro no había terminado de derramarse en el interior del mueble, y el grito que Tomoe profirió al advertir de aquello fue todo lo que Shiki necesito para caer en cuenta de quién se trataba. Y ni tarda ni perezosa, esgrimió su cuchillo contra la cabeza de la mujer, que había intentando aferrarse de la nada contra el cuello de su hijo.
CLANG!
Sangre, sangre se derramó a consecuencia de la herida, pero aun siendo infringida por medio de su poder, también pudo exhibir algo más cuando un resorte sospechosamente metálico terminó por unirse a los restos en el suelo, y revelaba lo que yacía debajo de la piel.
"¡¿?!" El terror que había azotado a Tomoe a juzgar por la expresión sobre su rostro dio paso a una marcada repugnancia horrida apenas vio como en la cabeza de su madre había, había...
"Una marioneta..." Sentenció Shiki, estando lo suficientemente familiarizada con esas cosas, cortesía de una exposición para nada saludable a Touko. Sin embargo, ninguno tuvo un momento de respiro cuando la cosa con piel de mujer volvió a moverse, aún con la grotesca herida que se había apoderado de buena parte de su cabeza, intentando alcanzar a Tomoe en un impulso macabro.
CLANG!
Intento que Shiki cortó en seco al cercenar el primero de sus brazos, y propinar una puñalada directa hacia su pecho que la hizo caerse de espaldas, y yacer inerte sobre la alfombra que estaba siendo teñida de rojo ya con la sangre de su esposo asesinado.
"... ¿Que? ¿Qué está pasando?" Escucho a Tomoe intentar preguntar, estremeciéndose desde donde estaba. Y por más que hubiera querido hacer algo más, solo pudo colocar su mano libre en su hombro.
"No se. ¿Te quieres quedar aquí para preguntartelo?" Sonó más fría de lo normal, pero tal como un balde de agua a la misma temperatura, terminó por servir lo suficiente como para que el pelirrojo reaccionara y asintiera.
"... Salgamos de aquí, por favor."
"Vamos." Ella le devolvió el gesto, antes de soltarle una ultima mirada a los cadáveres. El que había sido convertido en un bulto mortuorio, y mutilada hasta el punto de convertirla en esa cosa. '¿Quién pudo haber hecho algo así?' Y nuevamente... ¿Para qué?
Esas preguntas tendrian que esperar a que estuvieran fuera de ese lugar, pero para mala suerte de ambos...
"Shiki-san..." Ni siquiera hubo necesidad alguna de que él se lo indicará. Apenas atravesaron la puerta, pudieron escuchar como varias se estaban abriendo, y entonces los pasos. Pasos bastante marcados.
Pasos que comenzaron a escucharse torpemente detrás de ellos también a medida que la marioneta que habían dejado atrás también se estaba moviendo nuevamente.
xXx
Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 20: 49 PM...
"¿Cabello teñido, dices?" Mikiya negó con la cabeza. "La última vez que lo vi, era castaño pero eso fue hace dos años. Recuerdo que tenía un par de problemas en la escuela, pero era un chico muy tranquilo."
La caminata hacia el sitio no había sido en silencio, puesto que la revelación de ese nombre había terminado por despertar un par de recuerdos en Mikiya, quien a esas alturas había aprendido a no descontar coincidencias. Con un nombre así, justamente en Mifune. ¿Cuáles eran las probabilidades?.
"No se como era... Y no me importa." La voz de Otoko era bastante tosca y el rastro más leve de fastidio por algo que no le gustaba de la forma en que Mikiya se refería a la persona de la que ni siquiera estaban seguros de que se trataba de la misma que ella desearía no conocer. "... Pero les digo, lo vi solo por un momento en donde vive y aun así..."
Volvió a estremecerse de tal manera que Mikiya consideró más prudente el quedarse callado, acción imitada por el resto, y por buenas razones. Ajeno a sus pensamientos y los de Kiritsugu, quien sabia que había visto cosas peores... Shirou intentó no ponerse verde con lo que había escuchado. En Azumi, las arañas no se habían intentado comer a nadie con lo que había visto, pero tampoco dudaba que eventualmente hubieran terminado por hacer algo así, esa mujer Miroku en las últimas había estado lo suficientemente desquiciada como para...
'Al menos esos sueños pararon ya. ' Fue su consuelo, antes de mirar a Otoko sin saber que decir realmente. Pero no era un gesto que ella no pudiera apreciar, porque le sonrió por la ligera.
"¿Ella sabe?" Escucho como le preguntaba por lo bajo, y no tardo nada en entender a qué se refería.
"Un poco." Dijo por costumbre. Viendo que ella estaba metida ya, aun fuera por una de las peores maneras, lo mejor sería no decir mucho. Touko y Kiritsugu eran bastante permisivos con alterar memorias hasta cierto punto, y él no tenía intenciones de hacerlo. Aún si sabía que era necesario, una parte de él temblaba ante el intento de arrancar un pensamiento de la cabeza de alguien. Siempre se le figuraba como...Mal.
Otoko pareció tomar su silencio y su expresión como suficiente, y asintió. Por fortuna, el silencio continuó devorando la tensión hasta que llegaron finalmente al lugar. Era un solo edificio, bastante amplio y con varias láminas que apenas cubrían uno que otro boquete en su estructura. Y en el caso de Shirou, los múltiples campos delimitantes colocados encima de este en múltiples zonas terminaron por golpearle la nariz, haciéndole fruncir el ceño.
"Estos no creo que los podamos cruzar sin nada." Le contó a su padre, quien solamente suspiro al caer en cuenta de que sin quererlo, Shirou había terminado por adelantarse a lo que esperaba.
"Ya sabes que hacer." Y no necesito decirle dos veces, porque Shirou se dispuso a extraer su marioneta desde el estuche apenas se colocó los guantes que necesitaba. "Trace on."
Las alas se extendieron apenas los hilos de energía mágica terminaron por conectarse en los puntos específicos de su estructura, y entonces alzó el vuelo, muy para la sorpresa de Otoko. Con lo poco que habían terminado de revelarle dada a las circunstancias, aún había muchas cosas que no alcanzaba a entender.
"¿... Qué es eso?"
Guiándose con la imagen que tenía en su cabeza de los campos delimitantes desplegados, Shirou se aseguró de mantener el vuelo por varias decenas de metros, alegrandose por enésima vez que los guantes permitian que el gasto de su Od no fuese tan mayor en mantener los hilos. Habiendo encontrado una cornisa alejada de los campos, finalmente dejó que Kinshi aterrizara en el lugar, internándose directamente en sus entrañas.
'Y ahora viene lo complicado...' Suspiro, concentrándose nuevamente en el vínculo de modo que pudiera ver directamente por las gemas que tenía a modo de ojos. "Trace on."
Los cables del interior de Kinshi contaban con varias hebras de su cabello, que habían sido convertidos en circuitos artificiales. En teoría con todo lo que había hecho, podía usar cosas no tan pesadas como...
'Observa.' Fuera del alcance de los campos delimitantes, su Análisis Estructural comenzó a expandirse en el interior del sitio, tomando en cuenta lo que estaba alzado ahí como uno que otro muro y reja, así como demasiadas mesas alargadas y contenedores. Noto varias puertas también, y uno que otro bulto demasiado pegado.
'Como vamos a entrar, mejor lo dejo aquí.' Pensó, antes de soltar el agarre y dejar que los hilos se disiparan. Kinshi entonces permaneció inerte sobre una de las vigas, a la espera de ser recogido. Una vez que abrió los ojos, se topó con los ojos expectantes de los demás, y se encogió de hombros.
"Pues es enorme, y no veo a nadie. Pero esas barreras no nos van a dejar pasar sin que alguien se entere." Finalmente informó.
"En ese caso." Kiritsugu ni siquiera se molestó en disimular sus circuitos mágicos antes de acercarse hasta uno de los extremos, donde había notado que comenzaba uno de los campos y entonces pasó su mano por encima. Al sentido de Shirou, fue como si hubiera abierto un boquete en una cerca de jardín, y no tardó en experimentar una coloración rojiza de alerta que terminó por disiparse apenas Kiritsugu apuñalo de nuevo la barrera. "Espero hayas traído una cámara." Le indico a Mikiya, quien asintió mientras caminaba detrás de él, seguido por Shirou y Otoko.
"... Perdón por preguntar otra vez. ¿Pero que…?" Le intentó preguntar, mientras Shirou se mordía ligeramente el labio, y respondía.
"Imagina que es una especie de campo de fuerza." Fue lo único que se le ocurrió decir, lamentando la comparación apenas salió de sus labios.
"Ah..." Inteligentemente murmuró Otoko una vez que entraron al sitio. Con ella señalando a unas escaleras destartaladas que conocía demasiado bien. "Ahí es donde vive."
"¿Y ahí sería donde trabajan?" Pregunto Mikiya, señalando al laberinto de láminas que conducía a lo que Shirou había observado momentos antes. Otoko solamente asintió antes de que él y Kiritsugu se dispusieron a entrar, seguidos por ambos. Shirou aprovecho para mirar a las vigas en el techo con tal de encontrar a su marioneta, y frunció el ceño tras ver que se encontraba a buena distancia de unos anaqueles que lucían demasiado frágiles para poder ser trepados sin que se derrumbaran. 'Tendrá que ser por otro lado.'
Aun con los guantes puestos, no tenía tanto alcance con los hilos a menos que estos estuvieran conectados a algún punto particular en una construcción.
"Si, esto si luce como un laboratorio." Se detuvo al escuchar a su padre hablar, y entonces reparó que se encontraban ya en la estancia principal: Una cosa gris, de un tamaño más o menos equivalente al de una cancha de béisbol con numerosos armazones y rejas apiladas, simulando puertas improvisadas. Múltiples mesas de metal, así como cubos y sacos con etiquetas mal escritas tomaban buena parte de las paredes, y uno que otro tubo con un olor ufano a humedad delataba un paso de agua abierto, quizás directamente a las cloacas.
También estaban los calderos, si así podían ser llamados. Tinas de metal negro adosadas contra el suelo en un intento de horno, cubiertas por un pliego verdoso sobre el cual se propagaba una costra purulenta con tonos rojizos. La mesa que se encontraba en medio de los cuatro, tenía un mazo de mano que estaba manchado de grasa y otros fluidos, con una píldora a medio aplastar en medio de un trozo de plástico.
"Nunca había estado aquí." Admitió Otoko, colocando ambas manos en los bolsillos de su chamarra. "Tampoco quería, pero..."
"Nunca más tendrás que venir, no te preocupes." Le aseguró Shirou, mirando a los alrededores mientras fruncía el ceño. Era mucho más espacioso que el sótano donde casi lo había estrangulado la mujer fantasma.
"Emiya-san..." Mikiya se había detenido a revisar lo que había en uno de los calderos, y apenas descorrió el pliego terminó por revelar agua sucia sobre la cual flotaban un par de ampollas de cristal que ya conocían, algunas filtrando el líquido carmesí que contenían en el agua.
"Shirou, busca un frasco que esté limpio." Ordenó de inmediato Kiritsugu apenas sus ojos se posaron en aquello. El pelirrojo no lo titubeó ni por un instante, hasta finalmente encontrar en un estante uno vacío. Tras abrirlo, comprobó que no había sido usado y entonces trotó hasta ese caldero, sumergiendo lo suficiente con tal de tomar la muestra. "Gracias."
El ojiámbar asintió, antes de seguir observando el entorno. No se parecía en nada a los otros lugares, y con la excepción de los campos delimitantes, tampoco era como si hubiera encontrado otras defensas más... Activas. La mujer de Marzo quizás había sido la excepción, pero...
CREAAAAK.
Desde afuera, del otro lado de la barrera de ruinas que los mantenía separados de la salida, algo muy pesado se movió, dejando a los cuatro de lo más tensos.
"Escóndanse." Fue la instrucción seca de Kiritsugu, quien se colocó detrás de un panel junto con Mikiya, quien parecía haberse quedado trabado en intentar tomar otra fotografía.
"Por aquí." No quedándose atras, Shirou condujo a Otoko hasta detrás de uno de los anaqueles, donde más de un panel serviria para esconderse donde se agacharon mientras Shirou se asomaba desde un agujero, viendo como Kiritsugu había extraído una de sus armas desde el puesto que había tomado detrás de otro.
Sniff, sniff.
Frunció el ceño al alcanzar a oler algo más. Era una firma tenue y mojada, que se extendía poco a poco desde donde venía y casi terminaba por ahogar otras que estaba sintiendo que salían... ¿Del suelo?
CREEAAAK.
La puerta volvió a azotarse violentamente, revelando entonces una nueva silueta apenas iluminada por las luces del lugar. Con lo poco que se podía ver, no era muy alto, y no ayudaba el que caminara de manera huidiza, como si tuviera un problema en las piernas.
Entonces fue el gesto que hizo de ladear una cabeza antes de soltar una especie de gruñido en el aire, que Shirou alzó una ceja mientras sentía como Otoko regresaba a experimentar escalofríos.
'¿Estaba oliendolo?'
"No pensé que fueras tan tonta como regarla así." Su voz era como los vidrios de una ventana rota siendo pisados por una plancha industrial. "¿A quien trajiste a la fiesta, hmm?"
Del otro lado del lugar, Mikiya palideció. No era exactamente igual a como la recordaba, pero aun así esa voz era inconfundible.
"Lio..." Murmuró más para sí mismo. El nombre apenas escapó de sus labios antes de que Kiritsugu le clavara una mirada asesina.
"No te atrevas." Siseó entre dientes, colocando una mano firme en el hombro de Mikiya. "Espera aquí. No salgas."
Pero Mikiya ya no estaba escuchando. Una mezcla de emociones lo atravesó: incredulidad, temor, y algo más peligroso... Esperanza. ¿Por qué Lio estaría aquí? ¿Qué demonios había pasado con él? Contra todo instinto de preservación, Mikiya apartó la mano de Kiritsugu y dio un paso hacia adelante.
"¡Detente!" Kiritsugu alzó su voz apenas lo suficiente para que fuera un susurro urgente, pero no pudo detenerlo. Ya había salido de la cobertura, sus pasos torpes resonando en el suelo metálico y atrayendo la atención del extraño.
Lio se giró hacia el sonido, y cuando vio a Mikiya, algo en su postura cambió. Su cabeza ladeada se enderezó, y una sonrisa torcida se extendió por su rostro.
Kokutou." Dijo con un tono casi divertido. "Bueno, esto sí que es una sorpresa."
El rostro de Mikiya se endureció, incapaz de reconciliar al amigo que alguna vez conoció con la figura desgarbada frente a él. "¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué está pasando contigo?"
Lio se rió. Un sonido bajo, gélido, y completamente equivocado. "¿Yo? Esa es una pregunta curiosa viniendo de alguien que no debería estar aquí."
Antes de que Mikiya pudiera responder, algo cayó al suelo. Un movimiento sutil, pero suficiente para que Kiritsugu ajustara el agarre en su pistola, tensándose como un depredador a punto de atacar.
Y entonces sucedió.
La capucha de Lio se deslizó hacia atrás, revelando algo que congeló el aliento de todos en la habitación. O al menos, algo que se veía exactamente como ella.
Un cabello rubio como el oro brillaba bajo las luces parpadeantes, enmarcando un rostro idéntico al que el apreciaba, excepto por la expresión maníaca y la chispa de pura demencia en sus ojos. Era ella... Pero al mismo tiempo, no lo era.
Mikiya dio un paso atrás, su mente negándose a procesar lo que estaba viendo. Shirou, desde su escondite, sintió cómo su estómago se hundía, mientras Otoko se llevó una mano a la boca, tratando de contener un grito ahogado.
"¿Qué...?" Mikiya susurró, con su voz temblando.
Lio inclinó la cabeza, casi divertido por sus reacciones. "Oh, esto... ¿No lo entiendes,Kokutou? Qué decepcionante." Dio un paso hacia él, mientras Mikiya, paralizado, no podía moverse. "Es una pena, realmente."
Lio metió una mano en el bolsillo de su chaqueta, y Kiritsugu no esperó a ver qué sacaría.
BANG!
El disparo resonó por la sala, el eco retumbando en las paredes. La bala impactó en el centro de la frente de Lio con una precisión escalofriante.
Por un momento, el mundo pareció detenerse.
Pero no cayó.
En cambio, su cabeza se echó hacia atrás por el impacto, dejando un agujero grotesco donde antes estaba su frente. Un líquido oscuro, espeso y viscoso, comenzó a brotar lentamente, mientras Lio simplemente... Se enderezaba otra vez.
"Eso fue grosero," dijo con una mueca, llevándose una mano al boquete.
El horror fue palpable. Kiritsugu, acostumbrado a enfrentarse a lo inhumano, no pudo evitar apretar los dientes mientras alzaba su arma de nuevo.
"Detrás de mí. Ahora."
Antes de que alguien pudiera moverse, más puertas en el otro extremo de la sala se abrieron de golpe.
De ellas salieron cuatro figuras vestidas con trajes de protección herméticos, sus movimientos precisos y casi mecánicos. Sus rostros estaban ocultos tras visores oscuros y se movieron directamente hacia Mikiya.
"¡Atrás!" Gritó Kiritsugu, interponiéndose entre ellos y Mikiya, apuntando al primero que se acercó.
xXx
Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 21: 05 PM...
Al principio, se les habían abalanzado uno que otro par. No más que ocho que habían surgido de los apartamentos contiguos e intentaban alcanzarlos a ambos mientras saltaban sin emitir palabra alguna. Y eso había sido lo peor en un inicio. Los rostros a simple vista eran normales, las personas que habían sido vecinos se veían ocasionalmente y que a veces intercambiaban saludos... Pero ahora parecía que algo más se había apoderado de sus cuerpos, porque sus expresiones permanecian igual y si es que abrían la boca, era solo para dejar escapar quejidos mudos y sordos. Y la respuesta recaia en su interior apenas el cuchillo diestramente blandido por Shiki conseguía conectar con alguna parte y revelaba entonces lo que eran en realidad.
Brazos y piernas con salientes de metal. Engranajes de hueso doblado. Aceite por sangre. Sangre por agua. Era como si alguien hubiera reemplazado lo que eran antes de forrar una capa de piel encima, que encajaba grotescamente con el armazón en el cual palpitaban aún sus entrañas enrojecidas en las cuales había comenzado a crecer una serie de enredaderas de alambrado, como raíces de una planta en estado muerto que se rehusaba a ser arrancada.
Tomoe había abandonado el intentar decir sus nombres desde que se habían visto obligados a salir corriendo una vez que otros se sumaron. Tambaleándose como muertos vivientes, sus sombras se proyectaban en las paredes antes de acelerar el paso y extender nuevamente sus manos hacia el frente.
"¡Tsk!" Shiki por otro lado, tenía que batirse con la figura ocasional que venía del otro extremo del piso como queriendo tomarlos por sorpresa. Uno de ellos, un hombre altísimo y de frente amplia intento cortarles el paso antes de que ella le apuñalara dentro de un parpadeo, haciéndole caer de espaldas... Hasta que su brazo derecho se levantó, con su extremo convertido en una sierra de aspecto retorcido que dio la vuelta en un esfuerzo por cortarla a ella.
BROOOOM.
CLANG!
Maldiciendo por lo bajo, Shiki cercenó el miembro de modo que la rueda dentada cayera sobre el torso de la marioneta quien empezó a estremecerse cuando el filo comenzó a hundirse sobre la piel postiza, empapando de sangre y otras cosas las baldosas.
"¡Las escaleras!" Escucho a Tomoe hablarle, y ambos corrieron hacia la parte que comunicaba con el descenso solo para toparse con...
"..." La ruta por la que habían subido brillaba por su ausencia. En lugar del recoveco que descendía, ahora estaba una pared idéntica a las demás presentes en el sitio, lo cual contrastaba con la escalera opuesta que comunicaba al cuarto piso, como invitándoles a subir más.
"¿Qué hacemos?" El pánico en la voz de Tomoe la hicieron resoplar de fastidio antes de que se concentrará en el punto más grande de la pared y entonces lo apuñalara con todas sus fuerzas. Como si hubiera propinado tremendo golpe con un martillo de demolición, la superficie se agrieto antes de comenzar a deshacerse... Revelando entonces otro muro más, perfectamente colocado como si siempre hubiera existido. A sus ojos, no se escapó como esas líneas que juraba que se movían de un lado a otro comenzaban a retorcerse y retrocedió apenas advirtio como la pared estaba... Recuperándose, como una cicatriz cerrándose.
'Odio la hechicería.' Y encima, escuchando por detrás como sus perseguidores se estaban acercando, rápidamente tomó la mano de Tomoe y la sujeto firmemente antes de correr por las escaleras contrarias, todo mientras esperaba que no hubiera otro muro esperandolos arriba.
Y no lo había. El nuevo pasillo se extendía a la distancia, siendo ocupado por múltiples láminas en estilo de puertas tradicionales que le inspiraron todo menos confianza.
"No te separes de mí."
Le ordenó, blandiendo aun el cuchillo mientras avanzaban por la izquierda, atentos como podían a lo que bien podría estarles esperando en aquel lugar. Tomoe se limitó a asentir mientras respiraba de manera entrecortada, sintiendo como su corazón bombeaba como loco por la adrenalina. Fue entonces, que pasaron a otro pasillo aún más angosto donde una que otra puerta estaba abierta cuando...
"¡Raaaghh!"
Un destello marrón y sucio se abalanzó sobre uno de los espacios, logrando separarlos. Un cadáver, apenas conservado y repleto de suciedad se hinco donde estaba mientras que su mandíbula inferior se alargaba en un gesto grotesco antes de proferir otro aullido espeluznante e intentar golpear a Shiki con un zarpazo.
SLASH.
Más rápida que el muerto viviente, Shiki plantó su cuchillo en donde debería de estar su rostro, con una cólera poco característica de ella.
'... Otra de estas cosas.' Trayéndole recuerdos muy poco gratos, se incorporó rápidamente antes de que otro de los Praeta intentará realizar la misma treta contra ella, obligándola a retroceder y deslizarse sobre el suelo con tal de asestar una cuchillada a su costado. Otros gemidos a la distancia le advirtieron de más, y apretó el mango de su arma... Antes de caer en cuenta de que el pasillo que había estado recorriendo ahora lo ocupaba otra pared.
'Mierda...' Se maldijo a sí misma.
Y no era la única con aquella línea de pensamientos.
'Ventanas... Ventanas...' Esa era la única salida que se le ocurría a Tomoe. Había escaleras de incendios un poco ocultas cerca de algunas. Si conseguían llegar hasta ahí, podrían escapar... Pero ahora estaba solo. Cuando un zombie... Prácticamente un zombie los había golpeado a ambos, había aterrizado forzosamente y para cuando se levantó, una pared estaba frente a él, cortándole el paso.
'¿Qué está pasando aquí?' Repetirse aquella pregunta una infinidad de veces difícilmente le hacía sentirse mejor. Se detuvo cerca de uno de los umbrales, creyendo haber escuchado algo y entonces se paralizó al escuchar una puerta abrirse. Para cuando asomo la cabeza con cautela, se topó entonces con el ascensor.
'¿Di toda una vuelta en círculos?' Se preguntó en su cabeza, estremeciéndose cuando las puertas del elevador se abrieron como invitándolo a pasar... Salvo que estaba ocupado ya.
Una muñeca, de la medida que le llegaría hasta el torso yacía desparramada contra una de las paredes del elevador. Vestida en rojo a una usanza antigua, y con una coleta recogida en negro, se le figuro como algo que podria encontrarse en una tienda de antiguedades.
'No.' Ni siquiera se le ocurrió acercarse, dio entonces la media vuelta para intentar encontrar otra salida, y se encaminó a otro de los pasillos que no recordaba que estuviera ahí.
Bzzzzzzz.
Fue tras dar un par de pasos, que escucho como la madera crujía y el metal tintineaban detrás el.
xXx
Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 21: 12 PM...
BLAM!
Desde el momento en que se movieron contra ellos de esa forma, Shirou supo lo que iba a pasar. Apenas Kiritsugu descargo el primer disparo, el olor a pólvora en el aire comenzó a mezclarse con un ardor rampante que le quemó las narices y le hizo oler una humareda todavía peor. El techo se deformó en un cielo carmesí mientras que las llamas se extendian, y las arañas se retorcía hacia el reprochandole una y otra vez por dejarlas atrás, mientras que...
"¡¿?!" Sacudió su cabeza para deshacerse de la impresión, y entonces apartó la mirada apenas vio como una de las personas terminaba por desplomarse tras recibir el disparo, un tiro directo al pecho que le hizo tambalear por unos instantes antes de caer.
Y no fueron los únicos. De los cuatro que se habían abalanzado hacia donde su padre y Mikiya habían estado posicionados, los tres restantes continuaron corriendo hacia ellos sin ningún reparo por el caído. Apenas pudo tragar saliva, entendía porque Kiritsugu lo hacía... Pero de verdad no era algo que él pensaba que podría hacer fácilmente. No era como Azumi, donde no se había dado cuenta hasta después y nada hubiera podido hacer para revertirlo.
BLAM! BLAM! BLAM!
Ajeno a sus angustias internas, Kiritsugu disparó nuevamente alcanzado a asestarle a los tres en el pecho, deteniendolos en seco... Por unos instantes durante los cuales se estremecieron a la par que hilillos de sangre comenzaban a manchar los trajes que tenían puestos... Y entonces se abalanzaron nuevamente como si nada, buscando alcanzar a Kiritsugu quien apenas se apartó desde la mesa donde se había colocado para desviar su atención y disparar nuevamente hacia la cabeza del más cercano.
BLAM!
A menos de dos metros, el boquete sobre el cráneo alcanzó el tamaño de una pelota de golf, desparramando una masa grisácea y enmohecida desde este acompañada de los rastros de sangre. Y muy para el horror de Shirou, aun con semejante herida mortal, la cosa ni siquiera cesó en sus intentos de intentar golpear a Kiritsugu con unos dedos demasiado largos que...
'No son personas...' Fue lo único que alcanzó a pensar Shirou antes de que los dedos terminaran por juntarse en una especie de punta de lanza, que se disparó como un arpón contra Kiritsugu...
"Time Alter..."
Fue como ver una película a baja velocidad en cuestión de instantes, donde Kiritsugu se apartaba lo más que podía del espolón conectado a un cable que apestaba a energía mágica, y entonces disparaba a distancia nuevamente.
BLAM! BLAM!
La cosa aguantó los disparos antes de levantar su cabeza en un chasquido metálico, y sus otros dos compañeros comenzaron a estremecerse antes de revelar sus respectivas sorpresas debajo de sus mangas.
BZZZZZZ.
Una sierra ocupaba la mano derecha de uno, emitiendo un zumbido diabólico al comenzar a girar, mientras que el contrario esgrimió una gigantesca navaja de múltiples filos que azotaba el aire.
Si Kiritsugu estaba sorprendido por el cambio, no lo demostró, optando en su lugar por recargar nuevamente antes de esquivar los nuevos intentos por alcanzarlo.
"¡No interfieras!" Le avisó a Mikiya, quien se había aferrado a una de las vigas, habiendo aprovechado la ocasión para mantenerse alejado del foco de la confrontación.
"Marionetas..." No podían ver sus caras por los trajes, pero esa era la única explicación que Shirou podía arrojar. "Son marionetas..."
Otoko, detrás de él, le dedico una mirada de lo más confundida, pero antes de que pudiera preguntar, la voz nefasta de esa persona volvió a escucharse.
"Tsk. Olvidaba que hay alguien más." Asomándose desde donde había ido a parar después de los disparos de Kiritsugu, Lio alzó su cabeza , presionando aún la palma de su mano derecha contra su mejilla. La forma en que su extremidad temblaba parecía estar en acorde con su expresión tensa, y Shirou trago nuevamente saliva cuando vio cómo sus ojos inyectados de sangre parecieron clavarse fijamente en donde estaba apostado. "Busquen a esa perra."
CREAK.
Otra reja, colocada no muy lejos de donde estaba, se abrió como una escotilla de la cual comenzaron a salir cuatro marionetas más, idénticas en atuendo a las otras, las cuales rápidamente comenzaron a trepar por las escaleras hacia los anaqueles, desatando un gemido de terror de parte de Otoko.
ᴾᵒᶻᵒ ᴳˡᵃᶜⁱᵃˡ
"Ísbrunnr."
Nunca antes había dibujado runas con tanta rapidez, mucho menos inyectado tanto Od como pudiera. De ahí a que terminara por sorprenderse cuando apenas las marionetas colisionaron contra los símbolos luminosos lanzados en cadena contra ellos, terminaran por quedar envueltos en un témpano que fue creciendo y creciendo hasta hacerles lucir como una estatua de hielo mal trabajada.
"Wooow." Escuchó a Otoko exclamar detrás de él, pero no pudo ni voltearse antes de volver a escuchar la voz.
"Un hechicero..." El gruñido le pareció hasta feral, y lo que podía oler en él se intensificó hasta el punto en que Shirou podía tener una mejor idea de a lo que le parecía esa sensación. Ser perseguido por un animal hambriento, el pánico y la adrenalina mezclandose durante la persecución mientras los jadeos se escuchaban a espaldas, y el hedor de la saliva era licuado con el hambre descompuesto que intentaba saciar.
'Ugh...' Lo más cercano en términos de que lo sintiera de una forma tan nefasta, hubiera sido la última forma de Miroku en el Monte Kurama. Y aun así, había algo todavía más grotesco en quien estaba debajo. Algo grotesco, y que encajaba a la perfección con la forma desquiciada en que lo miraba.
BLAM!
"¡AHHHHHHHH!" El éter en el aire fue un cambio de lo más que bienvenido cuando Kiritsugu, había aprovechado para disparar nuevamente hacia Lio, quien de alguna manera había alcanzado a moverse un instante temprano... Con su debido precio. Su brazo izquierdo ahora terminaba en un muñón enrojecido e hinchado por el cual comenzaba a desparramarse ya la sangre. El resto del brazo, que componía aun la mano fue a parar al suelo donde se retorcia como la cola de una lagartija en un reflejo inútil.
Mikiya palideció, mientras que un dejo de lastima momentánea se manifestara en su rostro. Aun con lo que estaba haciendo, Lio había sido su amigo una vez..
El rubio teñido cayó entonces de rodillas, sujetando su muñón con una rabia total antes de desplomarse por completo mientras más sangre formaba un charco alrededor de él. Al mismo tiempo, la primera de las marionetas caídas entonces terminaba por incorporarse, revelando un nuevo boquete en su estómago por el cual se asomaba una protuberancia que...
BOOM!
El cañón vomitó un perdigón gigantesco que aplastó varias láminas apenas Kiritsugu alcanzó a esquivarle, casi cayendo en las garras de las otras tres marionetas que no cesaban en sus intentos de perseguirle. O al menos así fue, hasta que Kiritsugu finalmente aplicó suficiente energía mágica a su revólver, provocando que la forma de este cambiará ligeramente y la bala que había cargado terminará por hacer surtir su efecto especial.
KRAKROOOOM!
Balas comunes, con un núcleo compuesto de polvo de Éter. De esa manera, eran absolutamente mortíferas. Pero sí una pizca de energía mágica alineada al Elemento Fuego terminaba por ser expuesta al núcleo...
Aun estando a nueve metros de distancia, Kiritsugu había tenido que hacer empleo de su taumaturgia especial para mantenerse alejado de la metralla carnosa. La detonación había sido brutal, prácticamente consumiendo buena parte del torso de las marionetas, exponiendo cuerpos que habían sido...
'No... No son solo marionetas.' Touko le había mostrado demasiados planos y ejemplos como para que los ojos de Shirou confundieran lo que estaba viendo con otras cosas. Con algunas excepciones bastante marcadas, no era necesario que una marioneta tuviera tantos componentes; aun con las medidas más prudentes, la corrosión por energía mágica, el sobrecalentamiento y los riesgos de distintas fallas cada vez que fuera usada volvían aquella opción algo que sería un fracaso o que requeriría demasiada inversión de recursos y tiempos para mantenerlo viable.
"Una vez tuve como mi proyecto más deseado el reconstruir el cuerpo humano por completo. Pieza a pieza, de manera artificial. Esperaba intentar imitar el misterio original de cada uno como especie, pero..."
Distintos tipos de mecanismos, ahora arruinados colgaban desde una columna de metal que mantenía fija la estructura de las tres. Engranajes y cables carbonizados en parte, permanecian soldados a bultos rojizos y marrones con numerosas heridas que despedían hiel desde las cicatrices. Todo asegurado por costillas, algunas arrancadas y pintadas con el rojo que solo podía venir de una sola fuente.
'...Eran... Eran..'
CREAK...
El témpano que había creado comenzó a crujir, haciendo que volteara en su dirección y pudiera ver como los ojos de una de las marionetas habían comenzado a brillar desde atrás de la máscara mientras que desde el hielo su boca se abría, y se abría, y se abría hasta que...
BOOOM!
Una onda de calor le hizo retroceder un par de pasos, seguida por una cortina de vapor de la cual surgió una mano que intentó sujetarlo del cuello, y Shirou esquivó. Aun con la fuente ardiente cerca, observo como la cosa que se había liberado a medias extendía su cuello aun con la boca abierta, y comenzaba a cargar una nueva bocanada ígnea, todo mientras que las otras tres intentaban liberarse de su prisión que estaba derritiéndose ya a la par que emitían gemidos espeluznantes.
"Ahhhhh..."
"UhhHHHhH..."
Si esquivaba la nueva descarga... Esta terminaría por impactarle a Otoko, quien no podía ni moverse aun costado ni retroceder debido al espacio limitado del recoveco, y dudaba mucho que aun con el mismo hechizo rúnico pudiera detenerla. Era en esos momentos, que una decisión terminaba por querer cobrarle caro después.
'Debí de haber aprendido la runa del agua...' En eso, sus ojos se fijaron en la silueta de Kinshi, apostado aún sobre la viga donde lo había colocado y ni siquiera lo pensó dos veces.
"TRACE ON!"
FLOOOSH!
La lengua de fuego lamió el aire antes de ser despedida como un torrente continuo que hubiera dejado quemaduras graves a ambos de no ser porque su marioneta se interpuso entre la trayectoria y presionó hacia adelante, cubierta con un aura de energía mágica que la protegio del fuego.
Apretando ligeramente los dientes, Shirou la empujó contra el lanzallamas, haciendo que sus garras terminaran por impactar contra la cabeza de modo que la empujasen bruscamente. Por medio de los hilos, Kinshi ascendió nuevamente para evitar los otros brazos, antes de descender en picada mientras que los armazones que componían las plumas en sus almas adquirian un brillo tenue y entonces...
ᴳᵘᵃᵈᵃⁿ̃ᵃ ᵈᵉ ⱽⁱᵉⁿᵗᵒ
"Kamakiri."
En un despliegue brusco de ambas partes, una serie de corrientes de aire afiladas fueron emitidas a consecuencia del bateo. Cada una, aprovechando las garras trabajadas de las comadrejas fantasmales a las que pertenecían bebieron del hechizo de viento simple implantado tiempo atrás y amplificadas por la propiedad cultivada por la propia energía de Shirou, que bien que cortaba si no la ponía bajo su control dejaban como resultado...
SLASH!
Como si una serie de navajas gigantescas e invisibles hubieran sido conjuradas, los cuellos de las marionetas fueron cortados de cuajo así como una que otra sección de sus torsos, revelando los mecanismos que tenían adentro, y apagando de una buena vez los gemidos que se habían tornado en bramidos.
"... ¿Qué son esas cosas?"
La pregunta bien pudo haber venido de él, no era como si tuviera la respuesta.
"... No lo sé." Admitió.
KRAKROOOM.
Del otro lado, Kiritsugu finalmente había logrado poner debajo a la última marioneta, y ahora jadeaba por todo el esfuerzo. No era tan ágil como antes, y aun sin contar los riesgos de la maldición, usar Time Alter siempre había sido trabajoso para su cuerpo…
GULP.
La pesadez de la situación le hizo ignorar el repugnante sabor del brebaje, y entonces suspiró una vez que tenía las cosas bajo aparente control. "Ya pueden bajar."
Shirou dejo que Kinshi volara un poco más suspendido, antes de colgarse de él lo suficiente para poder flotar y entonces aterrizar sobre el suelo mientras Otoko bajaba por otra hendidura sobre un montón de cajas, haciendo todo lo posible por no mirar los restos de las escaleras, ni los que yacían desparramados en la otra sección de la estancia.
"..." Ninguno alcanzó a decir nada después de toda la impresión, limitándose a permanecer en silencio. Fue para ese punto, que Shirou miró a donde había ido a parar el amigo de Mikiya, y se estremeció al nuevamente oler la distorsión que provenía de él. Aun así, su mirada se encontró con la del joven quien mantenía su distancia, y la apartó de este.
"Lo siento por tu, amigo." Ofreció, con Mikiya apenas asintiendo.
"Iré a llamar a Aozaki." Ambos escucharon a Kiritsugu hablar, antes de apartarse mientras que Otoko permanecía al lado de Shirou.
"Ya termino." Dijo este, no queriendo mantener el silencio incómodo, a lo que ella suspiro mientras asentía por su parte, como si no lo quisiera creer.
"G..Gracias." Dijo con voz entrecortada. No deseando permanecer parada, encontró una silla abandonada a un par de pasos y se sentó, para procesar todo lo que había tenido lugar. Mientras tanto, Kiritsugu comenzaba a marcar el número a la distancia, y Mikiya se acercaba un poco más al cadáver.
"¡¿?!"
Sucedió en menos de un instante.
Como un caimán, habiendo estado esperando al acecho, Lio se movió desde su posición con una destreza feral, derribando a Mikiya contra el suelo mientras que lo sujetaba firmemente... Con dos manos. El brazo izquierdo continuaba normal con la excepción de unas venas demasiado marcadas que más recordaban a las raíces de una planta fuera de control, mientras que la otra...
El brazo era diminuto, como la mitad del tamaño del normal y cubierto con escamas pálidas y parches de piel que se deshacían como si estuviera mudando de esta luego de ser bañado en lejía. La mano por otro lado, terminaba en una serie de zarpas angostas y desproporcionadas, como si los dedos no hubieran sabido recordar el orden que debían de tener.
Y no era lo único distinto...
"¡...Lio...!" Mikiya carraspeó, intentando oponer resistencia con sus piernas, exponiendo de paso el rostro del adicto. La sección que Kiritsugu había disparado se había recuperado... Si por recuperado uno podía contar un ojo saltón y amarillento con la pupila afilada, y la misma serie de escamas asimétricas que se extendían hasta su boca, cuya uno de sus pliegues se había extendido de más como para acomodar un... Colmillo inmenso y quebrado.
"...Tu... Tu..." Saliva nauseabunda brotaba desde ahí, empapando el pecho de Mikiya mientras que interrumpia lo que intentaba decir al propinar una y otra dentellada al aire, como queriendo morder su cara. "Hueles a ella... ¿Porque hueles a ella?"
Antes de que Kiritsugu pudiera disparar nuevamente, Shirou ya se había puesto en acción.
"¡AGHHH!" Kinshi asesto un golpe brutal a la cabeza de Lio como si de una flecha se tratase, y se retiró antes de que este pudiera propinarle un zarpazo con su diminuta garra, movimiento que MIkiya aprovecho para desprenderse de su agarre muy para la cólera de Lio.
"¡Nooo...!"
Gruño de rabia, distrayéndose lo suficiente para que Shirou empujara su mano derecha contra el aire, haciendo que los hilos que brotaban desde ese guante incitaran a Kinshi a regresar y golpearlo nuevamente.
BLAM! BLAM! BLAM!
Perdigones normales disparados por Kiritsugu le alcanzaron entonces desde un costado, haciéndole gruñir nuevamente de embargo, las balas no parecieron dar señales de detenerlo tal como la otra vez, y busco abalanzarse contra Kiritsugu a cuatro patas, antes de que Shirou lo embistiera nuevamente con Kinshi, sus garras clavándose en su espalda mientras que el pelirrojo apretaba sus dientes con tal de arrastrarlo hacia atrás.
"Aghhh..."
"¡Sostenlo así!" La orden de su padre le dio algo de fuerza, pero no la suficiente para que el trastornado no alcanzará a desprenderse del agarre y entonces sujetar los hilos aún con el ardor de estos, tirando bruscamente contra el suelo. El movimiento hizo perder el equilibrio a Shirou lo suficiente para que Kinshi igual cayera, y no tardó en sentir las intenciones de Lio contra él, haciéndole experimentar un pánico total.
ᴳᵘᵃᵈᵃⁿ̃ᵃ ᵈᵉ ⱽⁱᵉⁿᵗᵒ
"KAMAKIRI."
La carga, más apresurada que concentrada se reveló como una sola onda de corte que impactó contra el torso de Lio, haciéndole tambalear nuevamente mientras que la hendidura se abría y se abría, dandole una buena vista de las acciones de la cuchilla.
Rojo y amarillo, con una masa de bultos que reptaron desde sus entrañas mientras la sangre corria, y entonces comenzaba a intentar cerrarse, formando yagas espantosas que no terminaban de sanar. Y no lo harían.
BLAM!
El siguiente disparo de Kiritsugu se clavó directamente en su espalda, haciendo que la arqueara mientras que su mandíbula se expandía en un rictus de dolor todavía peor. Las venas que tenía marcadas se estremecieron bajo la piel de su brazo colapsaron desde adentro, abriendo todavía más cicatrices y un alarido más parecido al de una bestia antediluviana que al de una persona emergió desde su garganta.
"AHHHHHHHHHHHH." El resto de la piel de su cara comenzó a desprenderse a la par que una cicatriz todavía peor se abría desde su cabeza, arrancando la mitad de su cuero cabelludo. Y el brazo, el brazo que le había crecido se amplió y se amplió en una cadena de músculos deformes que se retorcía en el aire.
El contraste de su mirada se proyectó en todos. La ponzoñosa miel del izquierdo, y el enrojecido viciado del derecho, pintando una imagen que ya ni siquiera podía ser considerada locura. Shirou no era ningún experto, pero su sentido se estaba volviendo loco con lo que podía olfatear ahora.
Su Od, su fuerza vital había sido nauseabunda antes, pero en esos momentos...
El animal salvaje estaba siendo cortado. Cortado y cosido una y otra vez. La voluntad que lo guiaba desde adentro recibía las puñaladas y después las recuperaba, de la peor forma posible. Los alaridos lastimeros que continuaba emitiendo Lio no ayudaban , y...
BLAM!
Luciendo más inflexible de lo usual en circunstancias así, Kiritsugu descargo un último disparo en el pecho del lunático, quien se retorció un par de segundos más antes de caer inerte, y no volverse a levantar.
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Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 21: 45 PM...
Estaba preocupada. De verdad que estaba preocupada, y no le molestaba en lo absoluto tener que admitirselo a ella misma. Aun cuando clavaba nuevamente su cuchillo en la nuca de otra de esas grotescas marionetas y todavía la pateaba a lo lejos, la sensación no desaparecía. Había perdido la cuenta de cuantas había terminado por matar esas cosas desde el séptimo piso y no le gustaba nada el patrón que había sido obligada a seguir. Si intentaba entrar en un departamento o acercarse a donde sabía que había ventanas, las paredes se encargaban de manifestarse desde antes o encargarse de que hubieran grupos concentrados de esas cosas, paredes de metal recubierto con carne que le impedían cruzar. Ya había intentado abrirse paso... Pero con un cuchillo así, y todo lo que tenían encima era demasiado arriesgado. Por muy poco había perdido una pierna cuando una sierra había estado a nada de pasar por el tobillo de esta.
Al final, solo le quedaba subir las escaleras cuando las anteriores terminaban por ser bloqueadas, y "matar" esas paredes no servía de nada. Para cuando terminaba con una, surgia otra más detrás de la que destruia. Lo intento alrededor de unas cuatro veces antes de verse obligada a correr al piso anterior cuando cinco de los cadáveres habían terminado por querer emboscarla.
Y ahí estaba. Siendo empujada como una rata huyendo del agua que sabía desde abajo, hasta lo que fuera que le esperaba hasta arriba.
'Un edificio que está vivo... Muertos vivientes... Marionetas con forma de personas.' Si tan solo hubiera tenido la menor idea de lo que le esperaba, se hubiera quedado en su departamento. Eso, o traído consigo a alguien más. Nunca creyó que llegaría a extrañar a Touko, pero tenía que reconocer que la excéntrica (y molesta) mujer bien que podría ayudarle en las circunstancias donde estaba atrapada.
'Y el niño igual. Al menos me podría dar una espada.' Pero pensar en esas cosas no la ayudaría, por lo que continuó avanzando hasta toparse con el espacio contrario por donde había venido, con el elevador esperándola así como las escaleras. Eso le parecía la peor burla de todas. Era como si quien fuera que hubiera diseñado el lugar le estuviera ofreciendo ser atrapada antes o después.
"Tsk." Chasqueo sus labios antes de subir por los escalones, permaneciendo alerta por si algo intentaba plantarle una emboscada en el octavo piso, justamente el último del edificio sin contar la azotea.
Se había metido a la boca del lobo, y ahora le tocaba salir por su cuenta.
'Las mismas cosas del hospital... ¿Esto es obra de esa persona entonces?' Había escuchado las cosas que Touko y el señor Emiya discutían, cortesía de Mikiya hablando de más, pero poco le había importado. Era en momentos así, que se arrepentía de no haber puesto más atención...
'Todo un edificio... Y los mataron a todos, y los convirtieron en estas cosas.' Apenas llegó al siguiente piso, entornó sus ojos al notar cómo lo único que había era un pasillo bastante angosto que conducía a un ventanal inmenso en cuyo lado opuesto podía apreciarse el cielo nocturno. 'Entonces... ¿Cómo fue que Tomoe escapó?
Dio un par de pasos, cuando cayó en cuenta, y experimentó un ligero escalofrío recorriendo su columna.
'No lo hizo.'
Había sido una trampa todo ese tiempo, y ella había ido a parar justo dentro de esta. Se detuvo frente al ascensor mientras miraba el otro lado del pasillo y apretó el mango del cuchillo. Y naturalmente, se veía tan fácil tener la salida ahí.
'Y es aquí donde está la última sorpresa.' Apenas se decidió a avanzar, cuando escuchó los pasos. Desde una de las esquinas del pasillo entonces la vio. Tambaleándose y algo encorvada, como si sintiera un dolor agonizante sobre su vientre, la forma en que su silueta quedaba proyectada contra el ventanal se le figuró como algo casi fantasmagórico.
Fue solo hasta que alzó su cabeza, permitiéndole a Shiki poder observar su rostro que ella entendió que algo andaba terriblemente mal. Especialmente con el brillo en sus ojos que definitivamente no tenían una coloración normal.
"... Quiebrate..."
Un solo murmullo fue acompañado de una distorsión acelerada en el aire que golpeó a Shiki más rápido de lo que ella hubiera querido reaccionar.
SPLOOCH
Sus ojos se abrieron de par en par al sentir el golpe de lleno en su brazo, y apenas consiguió distinguir la forma destrozada de este yendo a caer al suelo mientras ella se estremecía, retrocediendo más de lo que hubiera querido.
Click.
Las puertas del ascensor entonces se abrieron, permitiendole el paso y una docena de ataduras de energía amarillenta comenzaron a arremolinarse en torno a ella, encargándose de aprisionarla en medio del shock por la herida. Lo último que vio, fue como las puertas del ascensor terminaban por cerrarse.
Del otro lado, Araya emergió de una de las paredes y apenas le dedicó una mirada al ascensor, asintiendo ligeramente. "Está hecho."
La pared contraria terminó por recorrerse, revelando a Yukinobu y Wagner quienes se separaron a distintos rumbos, con el segundo yendo a donde había permanecido la joven que se había encargado de neutralizar a la carnada que habían capturado.
"Muy buen trabajo, Fujino." La felicito Wagner, colocando una píldora que había tenido preparada desde antes en la boca de la joven, cuyos ojos se tornaron vidriosos antes de asentir. Por su parte, Wagner volteo para encarar a su superior y asociado. "Debo retirarme ya. Para seguir manteniendo las sugestiones, necesito que los Isemi terminen de tratarla."
A Yukinobu no le podría haber importado menos, mientras que Araya asintió.
"En ese caso, es tiempo de crear el catalizador que requerimos para el Ritual."
"La espada está ya donde la pidieron." Confirmó Yukinobu con una expresión contrariada. "Fue algo que fabricó con sus propias manos. ¿Pero será suficiente para contener a su sombra?"
"Siete se requieren. Tres calamidades de antaño para asolar la tierra, tres maldiciones que envenenen el dominio sobre esta. Una por encima para dirigir la Parada." Araya sentenció. "Y con la excepción de esa espada sagrada suya que el Buró mantiene sellada, no existe nada más que pueda servir para llamar y contener su esencia."
"Hmm." Yukinobu resoplo. "Y para completar la segunda criada, nadie mejor que el Herrero Demoniaco."
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Mifune - Tokyo.
17 de Octubre de 1998, 22: 10 PM...
Touko había estado fumando a las afueras del hotel donde había tenido su "charla" para cuando una llamada bastante urgente le llegó. Normalmente se tomaba su tiempo en moverse, pero por esa ocasión ni siquiera se molestó en no emplear Interferencia Mental con tal de que el taxista que la había recogido no hiciera preguntas después hasta el final del trayecto. Y alrededor de veinte minutos después, se encontraba en uno de los lugares más sombríos que le había tocado ver en la ciudad, todavía trastocado en una escena digna de una película de horror, y habiendo escuchado un testimonio de cuatro partes más...
"Esto es… Perturbador." Rompió el silencio que todos habían mantenido una vez que habían terminado por entrar a la zona que Otoko no había visto del cuarto de Lio. Pero tanto la impresión como el comentario, no estaban centrados en la pila de huesos roídos y mohosos en un rincón... Sino que en la cantidad de fotografías pegadas a la pared, muchas de ellas por encima de otras y todas mostrando a una sola persona.
"... A eso se refería." Era imposible que Mikiya pudiera verse más pálido mientras mantenía su vista fija en las fotografías de Shiki. "Estábamos todos en la misma escuela, pero nunca pensé que..."
Sacudió un poco su cabeza antes de finalmente apartar la mirada y pasar a otra parte de la estancia, queriendo distraerse con alguna tarea. "Ya no importa, al menos."
Nadie podía culparlo realmente. La persona que más había sido afectada por lo que había pasado, era indudablemente el. Y no era mucho mejor, cuando Kiritsugu había terminado por prácticamente ejecutar a Lio frente a él.
Y en cuanto al abatido…
"Caster dijo que el punto de esas drogas era conectar con el Origen de uno, y entonces despertarlo." Touko apenas le había tirado una mirada al cadáver, cuando llegó a atar los puntos. "Y terminó por resultar con este."
Con lo que habían visto en el cuarto, sumado a la sospecha de Otoko, su conclusión no había sido nada benigna.
"El suyo debió de ser bastante salvaje para hacerle esto." Después de revisar el brazo que le había crecido, procedió a incinerarlo en silencio, una acción a la que nadie opuso la menor resistencia.
El olor acre de carne quemada y madera carbonizada seguía impregnando el ambiente cuando Shirou se acercó un poco a Touko, con el rostro pálido y las manos temblorosas. Desde su corta distancia, podía ver los grotescos restos que yacían desperdigados por la habitación. Cuerpos mutilados y ennegrecidos, extremidades crispadas en posiciones antinaturales, y partes de marionetas aún incrustadas en los cadáveres, como parodias grotescas de miembros humanos.
Algunos fragmentos de alambre aún chisporroteaban entre la carne chamuscada, como si se resistieran a extinguirse por completo. Pequeñas motas de madera y metal deformado estaban clavadas en los restos, testimonios silenciosos de la explosión de las balas de éter de Kiritsugu y el hechizo de corte que Kinshi había liberado en el caos del combate.
Touko dejó escapar una bocanada de humo antes de pisar un pequeño trozo de madera astillada que había sido parte de una articulación mecánica. La presión de su zapato lo redujo a polvo.
"Coloraturas." Dijo con un tono severo, caso clínico.
"¿Coloraturas?" Preguntó Shirou, su voz cargada de confusión y un leve temblor.
Touko no le miró de inmediato. Se agachó junto a uno de los cadáveres, examinando lo que quedaba del rostro desfigurado. Las marcas de agonía estaban aún grabadas en la carne ennegrecida.
"Es uno de los peores tabúes que un titiritero puede cometer." Dijo finalmente, su voz helada, desprovista de cualquier rastro de emoción.
Shirou tragó saliva, sintiendo que el estómago se le retorcía.
"¿Qué significa eso?"
Touko se levantó lentamente, sacudiendo las cenizas de su gabardina. Se quedó en silencio unos segundos, como si considerara si el niño frente a ella realmente necesitaba escuchar lo que estaba a punto de decir. Finalmente, pareció decidir que sí.
"Consiste en atar a una persona..." Hizo una pausa, su mirada sombría fija en el cadáver carbonizado." Y matarla lentamente al convertirla en una marioneta."
El mundo pareció detenerse para Shirou. Sintió una presión en el pecho, y el aire se volvió pesado, casi irrespirable.
"¿Matarlas...?" Musitó, sin poder creer lo que oía.
"Es un proceso largo y cruel. Se les va despojando de su voluntad, de su humanidad, mientras sus cuerpos se modifican para servir como extensiones de su titiritero." Touko suspiro. "No hay nada que se pueda hacer ahí más que liberarlas... Si es que aún seguían vivas."
La última frase quedó suspendida en el aire, como una sentencia.
"Pero dudo que lo estuvieran." Añadió sin rodeos.
Shirou sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo. La idea de que esas cosas, esos retorcidos cadáveres, alguna vez hubieran sido personas vivas, lo hizo estremecerse de pies a cabeza.
Apretó los puños, intentando controlar el temblor que le sacudía. No podía evitar imaginar el dolor y el terror que esas personas habrían sentido. Su respiración se volvió irregular, y su visión se nubló por un instante.
Touko lo observó de reojo, percibiendo el conflicto interno en el muchacho.
"Si vas a seguir en este mundo." Dijo con la mayor delicadeza que podía conjurar. "Vas a tener que acostumbrarte a ver cosas como esta."
Las palabras eran duras, pero no crueles; eran la verdad. Pero eso no significaba que Shirou pudiera aceptarlas fácilmente.
Asintió débilmente, aunque el temblor en su cuerpo no desapareció.
Touko dejó escapar una última bocanada de humo antes de arrojar el cigarrillo al suelo y aplastarlo bajo su zapato. La atmósfera seguía siendo sofocante, pero Shirou había logrado recuperar algo de compostura, aunque todavía se veía afectado, por lo que decidió cambiar el tono.
"Bueno." Dijo con un atisbo de orgullo mal disimulado. "Al menos hay algo bueno que rescatar de todo esto. Tu primera marioneta funcionó de verdad. No solo se activó, sino que también logró cortar limpiamente. No cualquiera logra algo así al primer intento. "
Los ojos de Shirou brillaron con una mezcla de sorpresa y alivio. Las palabras de Touko tenían peso, y ese pequeño reconocimiento le llegó más de lo que esperaba.
"Gracias... Aunque solo fue porque tu me enseñaste." Admitió, algo avergonzado.
Touko se encogió de hombros.
"Que alguien te enseñe no significa que lo hagas bien. Eso fue mérito tuyo."
Del otro lado de la habitación, Kiritsugu y Mikiya habían terminado de registrar el lugar. Las fotografías y las muestras de lo asegurado estaban guardadas ya. Kiritsugu cerró la cremallera de su bolso con expresión severa.
"Esto es más que suficiente por ahora." Declaró.
Mikiya asintió, aunque todavía se veía afectado por lo que habían presenciado.
"Espero que nunca tengamos que ver algo así de nuevo. "
El comentario quedó en el aire cuando Otoko, que había permanecido en silencio todo el tiempo, finalmente rompió la tensión.
"¿Y ahora qué va a pasar conmigo?" Preguntó, con voz temblorosa.
La joven no podía ocultar su miedo. Sus ojos se movían nerviosamente entre los cuatro, buscando respuestas.
Touko fue la primera en responder.
"Te metiste por accidente en un mundo muy peligroso, chica. Lo mejor que puedes hacer es salir de esta ciudad y perder la memoria de todo esto. "
Otoko frunció el ceño, dudosa.
"¿Perder la memoria? ¿Eso es siquiera posible?"
"Más de lo que crees." Respondió Kiritsugu.
La joven miró a Shirou, buscando algún tipo de apoyo.
"¿Tú qué piensas?" Preguntó casi desesperada.
Shirou bajó la mirada, incómodo.
"No me gusta... Pero si ellos lo dicen..." Dijo con pesar.
Otoko apretó los labios, tratando de contener lo que se reflejaba en sus ojos.
"Tengo miedo..." Admitió en voz baja.
Touko suspiró. "Está bien. Por ahora, puedes quedarte donde vivo. No es el lugar más seguro del mundo, pero es mejor que estar vagando por ahí sola. Después veremos qué hacer contigo."
Otoko pareció aliviada, aunque todavía temblaba ligeramente.
"Gracias... "
"No me des las gracias todavía." Dijo Touko, deseando haber tomado más cigarrillos.
Después de asegurarse de romper lo que quedaba de los campos Delimitante que rodeaba el área, dejándolos libres de cualquier rastreo mágico, el grupo comenzó a caminar hacia donde Kiritsugu había dejado su auto con el aire estaba cargado de un silencio tenso que los acompañó durante todo el trayecto al Garan no Dou.
El grupo se acomodó en el auto, todavía sumido en un tenso silencio. Kiritsugu conducía con mirada imperturbable, mientras Touko se acomodaba en el asiento delantero. Mikiya y Otoko estaban en el asiento trasero, Shirou entre ellos, con la cabeza recostada contra el asiento y su mirada perdida en la oscuridad exterior.
El motor rugía suavemente cuando el teléfono de Touko vibró en su bolsillo. Frunció el ceño al ver el número del Garan no Dou en la pantalla.
"¿Ahora qué?" Murmuró para sí. Intuía que podía ser Shiki, pero al contestar se encontró con una voz que no esperaba.
"¡Aozaki-san!"
La voz de Kohaku temblaba al otro lado de la línea de tal forma, que hasta le hizo olvidar que llevaba meses intentando convencerla de no llamarla así.
"¿Eh?" Touko se irguió de inmediato. "¿Qué ocurre?"
"Tenemos una emergencia..."
El tono alarmado de Kohaku puso alerta a todos en el vehículo, especialmente a Shirou, que desvió brevemente la mirada hacia Touko.
Del otro lado de la línea. La oji ámbar sostenía una fotografía con las manos temblorosas. Su respiración era errática mientras sus ojos se mantenían fijos en la imagen.
Atada por medio de lazos invisibles y adormecida dentro de una cámara de metal cerrada. Y sobre la imagen, escrita con tinta negra, una única frase rezaba.
VENGAN POR ELLA.
A/N: Otoko no se irá a un lado por un tiempo. Para poder trabajar el ángulo de Taiga que necesito, ella estará algo pegada a la familia no oficial del Garan no Dou de aquí, y la dinámica creciente continuará por el Arco Final.
Lio murió, si... Pero no se ha ido de este mundo en cierta forma. Su legado seguirá ahí, y si bien aquí no llegó a tener la misma presencia en impacto que en el Canon, sus colmillos van a permanecer clavados en la trama mayor por el resto de toda la historia.
Shiki, pues fue encerrada tal y como pasó en Paradox Spiral, pero esos departamentos tienen otro propósito más allá de ello aquí. Esa revelación en la penúltima escena debería de ser suficiente para darles una idea de lo que se viene.
Y listo. Dos capítulos para la conclusión de este arco. Ojala, pero ojala pueda escribir el capítulo 44 para la semana que viene, y entonces el 45 justo a tiempo para el cuarto aniversario del Fanfic.
Entonces regresariamos a terminar lo que queda del primer arco del Libro 1, y rumbo al Arco Final.
Espero que lo hayan disfrutado, y nos vemos hasta la próxima.
No olviden dejar Reviews. Son el agua de la vida para los escritores de aquí.
- Melqart. 01/02/25
