A Harry le habría encantado pasar más días en aquella cabaña en Caterham, pero también era consciente de que tarde o temprano debían salir de aquella burbuja para volver a la realidad, una nueva vida que no estaba seguro de querer vivir.
—¿Empacaste todo amor? —preguntó Draco, cerrando la maleta, después de guardar un par de cosas que había dejado en el tocador.
—Creo que sí —respondió Harry—, pero no quiero volver, quiero quedarme aquí contigo, para siempre
Draco le sonrió.
—Me encantaría bebé, pero tenemos una vida que no podemos pausar para siempre, además faltan un par de semanas para terminar el semestre —animó Draco.
No obstante las palabras del rubio no lograron su objetivo, Harry no solo no quería volver a pisar su hogar, sino que tenía miedo de enfrentarse a esa nueva realidad sin su madre, una en la que ella no los quería, no tenía idea de cómo continuar de ahora en adelante. Lo único claro era que tenía que hablar con su padre y buscar juntos una solución, no lo iba a dejar solo con todo eso, si él se sentía mal, no imaginaba cómo se encontraba él.
—Cariño, hay cosas que debes resolver, pero voy a estar a tu lado, y te ayudaré en todo lo que pueda, incluso si no quieres regresar a tu casa, no tendré problema en que vengas conmigo —dijo Draco.
—¿De verdad?
—Si amor, te prometo que encontraremos juntos una solución, por ahora habla con tú padre, después vemos que hacer, no estás solo —dijo—, no están solos —se corrigió.
Harry sonrió y se acercó a él para envolverlo en un abrazo.
—Te amo Dray
—Te amo más Hazzy
Un par de minutos más tarde, las maletas de ambos estaban hechas, y ellos listos para partir. Draco se había encargado de hablar con su madre y Sirius acerca de su paradero y prometió que el día domingo estarían de regreso en Londres.
Draco se estacionó frente al edificio en Soho dónde vivía Sirius, quién le había pedido de favor llevar a Harry hasta ahí, al parecer James se estaba quedando ahí, no era el único qué no deseaba poner un pie en su casa.
—Llegamos —dijo Draco, una vez apagado el auto—, pediré un taxi para irme a casa
Harry lo miró de soslayo y soltó un profundo suspiro, cargado de sentimientos.
—El edificio no tiene estacionamiento, Sirius deja su auto en The Camp Rock y cuándo lo necesita va por él —murmuró Harry.
—¿Quieres que maneje allá? —preguntó Draco, dispuesto a poner en marcha el auto y dejarlo en dónde su novio le indicará.
—No, llévalo a tu casa
—¿Qué?
Harry se giró para mirarlo y acortó la distancia entre ellos envolviéndolo en un abrazo.
—Llévate el auto, ahora no tengo ganas de manejar, ni de nada, sólo quiero estar contigo —dijo Harry, y escondió su rostro en el hueco del rubio cuello de Draco.
—No amor, no puedo hacer eso, es tu coche…
—Y tuyo también, así cómo yo lo soy mi amor —murmuró el azabache.
El corazón de Draco dio un vuelco pero no por el hecho de que Harry insinuara que el auto era de él, sino por lo que había dicho después; Harry era suyo.
—Lo haré si me permites pasar por ti todos los días —dijo Draco—, es un trato justo
Harry sonrió.
—Está bien, así podré verte más tiempo
Harry se apartó de su lugar, observó a su novio sonriendo y se acercó a su rostro, para comenzar a repartir besos en sus mejillas, nariz, frente y labios. Se besaron durante un largo rato, hasta que el aire les faltó.
—Gracias por este maravilloso fin de semana, te amo tanto mi amor —dijo Harry.
—A ti por vivirlo conmigo, te amo bebé —respondió Draco, sonriéndole de manera dulce y mirándolo de la misma forma.
Harry no podía apartar sus ojos de él, era el hombre más guapo que había visto en su vida y el único con el que deseaba estar.
—¿Por qué me miras así? —preguntó Draco.
—Así te he mirado desde la primera vez que te vi —confesó Harry.
—¿Qué?
—Desde que te vi me enamoré de ti
—¿Lo dices enserio?
Harry asintió, sin apartar su brillosa mirada de sus ojos.
Draco estaba por abrir la boca y decir algo pero el sonido de unos toques en el cristal los sobresaltó, Harry miró sobre su hombro y Draco observó el mismo punto que él, encontrándose de lleno con Sirius Black.
El hombre los miraba como si los fuese a reñir, la pareja se apartó de un saltó y Harry se apresuró a salir del auto, al mismo tiempo que Draco baja del coche del lado contrario al de su novio.
—¿Interrumpí algo? —preguntó el hombre.
Draco balbuceó y Harry intentó explicarse pero lo único que salió de su boca fueron monosílabos indescifrables.
Sirius los observaba con una ceja levantada, y se cruzó de brazos esperando una respuesta.
—Solo hablábamos —respondió Draco.
—Conversar así de cerca debe ser la nueva moda y no me he enterado —dijo Sirius con ironía.
—Lo siento, acabamos de llegar y… —dijo Harry, sin embargo no se le ocurría cómo llenar el vacío en su oración.
—Nos estábamos despidiendo —concluyó Draco por él.
Draco observó a Sirius con cierta preocupación.
—Es mejor que ya se vayan —dijo el hombre—, Harry necesitas hablar con tu padre, y Draco tú madre tiene que hablar contigo
Harry asintió, todavía aturdido, se sentía como un niño frágil e indefenso, y Draco pasó de la preocupación al miedo, un mal presentimiento lo inundó.
—¿De qué?
—Ella te lo explicará mejor —dijo Sirius—, Harry despídete más decente por favor
Harry se ruborizó pero asintió, observó a Draco y le intentó sonreír, sin embargo, la única expresión en el rostro de Harry fue una mueca.
—Nos vemos mañana —dijo Harry.
—Sí, nos vemos, hasta mañana —ofreció Draco como despedida.
Sirius se despidió de su sobrino y rodeó a Harry por los hombros con su brazo, y el azabache no tuvo más remedio que quedarse quieto.
Draco se giró sobre sus talones y subió al auto de Harry nuevamente.
—Supongo que irá a dejarlo a "The camp rock" —insinuó Sirius.
Harry solo asintió, no tenía ganas de explicarle a su padrino que Draco se llevaría el coche a casa, lo que le preocupó al calmar sus nervios fue la extraña actitud de su padrino, lo conocía bastante como para deducir que algo le pasaba y que no se trataba de algo bueno.
—Siempre he tenido una buena respuesta para todo Harry, pero esta vez no es así —murmuró su padre.
—Entiendo, yo tampoco sé como actuar ahora, creo que necesitamos tiempo para asimilar lo que está pasando —opinó Harry.
—Lo mismo le he dicho a tú padre, no resolverán nada de la noche a la mañana, necesitan estar lo más serenos posibles y para eso necesitarán tiempo —dijo Sirius—, además pueden quedarse aquí el tiempo que quieran, hay habitaciones de sobra
—Pero Regulus vive contigo y no creo que mi hijo y yo…
—Tú hijo y tú están en su casa, y déjame recordarte que así como tú me apoyaste para no quedarme en la calle cuando dejé mi casa, ahora es mi momento de apoyarlos, ustedes son nuestra única familia —argumentó Black.
—Gracias padrino —susurró Harry.
Sirius esbozó una sonrisa y abrazó a su ahijado, James continuaba sentado en el sofá, debatiéndose consigo mismo sobre la mejor solución para él y su hijo. Sus ojos se humedecieron, tenía el corazón roto, y se cuestionaba sobre si algún día volvería a ser feliz.
—Papá, tampoco tengo una respuesta clara sobre lo que debemos hacer y cómo será nuestra vida de ahora en adelante, pero quiero que sepas que no tienes porque detener tu vida —aconsejó Harry.
—Harry está más centrado de lo que pensé —bromeó Sirius.
—¿Qué esperabas? es hijo mío —-dijo con orgullo en su voz.
—No diré nada al respecto
Los tres hombres soltaron una ligera carcajada que logró aligerar un poco lo tenso del ambiente, James estaba seguro que saldría de ese hoyo, no tenía seguro cuándo ni cómo pero sí contaba con personas tan maravillosas en su vida empezando por su hijo, iba a salir adelante.
Draco estacionó el Corolla blanco de Harry en el garaje del hogar Tonks - Black, hasta el día de hoy, no tenía claro cuánto tiempo más vivirían con su tía. Recordaba que Andrómeda les había dicho que le alegraba que estuviera su familia en casa, su esposo viajaba constantemente a misiones y entrenamientos dictaminados por el estado, por lo que ella y su hija pasaban la mayoría del tiempo a solas, con suerte Ted Tonks volvía para las festividades de fin de año. Pero sea cual fuera la situación, él deseaba tener un hogar propio, tal vez remodelar la cabaña en Caterham o comprar un departamento en Londres sería una buena opción para su familia, adoraba a su tía y a su prima, no obstante presentía que el poco tiempo que el esposo de su tía pasaba en casa lo necesitaban a solas como familia.
Draco quería ayudar de alguna forma, pero no tenía idea por dónde comenzar, además restaba un mes para culminar el semestre y el último que probablemente le traería inestabilidad económica, pues al ser alumno de octavo semestre, ya no podría trabajar en la cafetería, ahora tendría que dedicarse a sus prácticas profesionales que, si corría con suerte, el nuevo lugar de trabajo sería remunerado.
El rubio detuvo sus pensamientos y salió del coche, cerró la cochera y caminó hacía la puerta que daba hacía el vestíbulo, el cual recorrió y cuándo llegó al final, observó a su madre y a su hermana hablando sobre algo en voz muy baja.
—¿Me he perdido de algo? —preguntó Draco.
Narcisa y Pansy se giraron para mirarlo, la expresión preocupada que tenían lo asustó.
—¿Qué pasa?
—Hijo, que bueno que llegas, tenemos que hablar contigo —dijo su madre.
Draco observó a su madre con aire preocupado, pero asintió y se dejó guiar hasta el segundo piso de la casa y entraron al estudio que Andrómeda les había dicho que podían utilizar si deseaban estudiar sin interrupciones y tener tranquilidad.
Pansy tomó asiento en la orilla del sofá, Draco se sentó en el otro extremo y Narcisa ocupó el lugar de en medio.
—Mamá, me estás asustando —dijo Draco.
Narcisa soltó un suspiro y tomó las manos de sus hijos para colocarlas sobre su regazo, en un intento de brindarse así misma fortaleza.
—Hijo, hace unas horas recibí un correo de parte de un despacho de abogados, para culminar los trámites de mi divorcio y tengo que presentarme a firmar… —murmuró la mujer y les dio un ligero apretón de manos a sus hijos.
Draco tardó unos segundos más en comprender a qué se refería su madre, y cuándo lo hubo logrado, parecía tan asustado como ellas.
—¿Cómo…? ¿Eso significa qué….? —titubeó el rubio.
—Es probable que tenga que volver a ver a tú padre —anunció Narcisa.
Draco enmudeció al escuchar tal noticia, no podía ser posible que su madre tuviera que volver a ver al hombre que le arruinó la felicidad, sin contar a sus hijos quienes eran su tesoro más preciado, ella misma se había encargado de hacérselos saber.
Pero eso no era lo que le preocupaba, si Lucius se proponía hacerlos sufrir, lo más probable sería que no cediera tan fácilmente ante divorcio después de que ella y Pansy partieran de la Mansión Malfoy, un día que la servidumbre de la casa tenía de descanso y que Lucius había decidido pasar fuera, de esa forma no habría testigos de su partida. Lo alarmante era que el hombre podría salir con un As bajo la manga, conocía bastante bien a Lucius y con él todo podría pasar.
—No vas a ir sola mamá, yo iré contigo —afirmó Draco con decisión.
—Cariño, aprecio mucho el ofrecimiento pero ni tú ni Pansy pondrán un pie en el mismo lugar qué Lucius, veré otra manera de protegerme eso no lo dudes —aseguró Narcisa.
—Sirius mencionó que los padres de un chico llamado Neville a quién conocías trabajan en la guardia británica y que les pediría ayuda —comentó Pansy.
Draco observó a su hermana durante un par de segundos y entonces lo comprendió todo.
Sirius estaba igual o más consciente de la situación con su padre porque si llegaba a enterarse de que salía con Harry su felicidad correría un enorme peligro y él como el padrino ejemplar que era no permitiría que nadie le dañara a los suyos, era una situación mucho más alarmante de lo que aparentaba: su felicidad junto a Harry estaba en riesgo.
¿Por qué su padre tenía que arruinar todo lo bueno en sus vidas? ¿por qué?
Draco estuvo listo más temprano de lo habitual, el saber que pasaría por Harry le emocionaba y asustaba en partes iguales, honestamente no tenía una respuesta sobre contarle o no la situación con su padre, tal vez podría malinterpretar la situación y deducir que no deseaba estar más con él cuando era todo lo contrario. No obstante su prioridad era protegerlo, y tal vez sí alejándose de él lograba obtener tranquilidad ante esa situación, no dudaría en hacerlo, a pesar de que eso significase vivir con el alma rota de por vida.
—Mamá, hoy me iré más temprano, no me dará tiempo de tomar el desayuno con ustedes —dijo el rubio.
—Prométeme que comerás algo en la universidad y que estarás tranquilo ante la situación con tú padre —dijo Narcisa.
Draco desvió la mirada de su madre, no podía prometerle tranquilidad cuándo él y toda su familia corría peligro. Lucius Malfoy era un hombre poderoso y que no tan fácilmente dejaba lo que le interesaba a la deriva y a Draco le preocupaba que tomara represalias contra ellos con tal de fastidiarlos, y lastimar a las personas más importantes en su vida como lo eran ellos y Harry, si algo llegara a pasarle a cualquiera nunca se lo perdonaría.
—Conoces a mi padre, no se quedará tranquilo hasta obtener lo que quiere —murmuró Draco.
—No tengo intenciones de pelear un solo peso si es lo que te preocupa Draco, de verdad que lo único que deseo es que nos deje tranquilos —dijo su madre, con entera seguridad.
Draco no pudo evitar admirar a su madre aún más, era una mujer entera, decidida y sobre todo que protegería a su familia a como diera lugar.
—Tal vez exista alguna ley que te obligue a tomar una pensión —comentó Draco.
—Podría ser —la mujer frunció los labios—, pero aunque la hubiera rechazaría cualquier vínculo que nos una a Lucius, te lo prometo hijo
Draco sonrió y se acercó para abrazar a su madre, no soportaría la idea de tener a Lucius tras ellos, sufriendo como lo hicieron durante toda su vida.
Habían transcurrido unas horas pero a ellos les pareció una eternidad sin verse, ninguno estaba dispuesto a soltarse, Draco temía por las acciones de su padre y estar en los brazos de Harry lo tranquilizaba un poco, y Harry no pensaba diferente a Draco, él había sentido una inmensa soledad a pesar de que su familia seguía unida.
—Te extrañé —murmuró Harry sobre el hombro de Draco.
—Y yo a ti —respondió Draco, apretando más el abrazo.
Harry se apartó ligeramente del abrazo en búsqueda de los labios contrarios y besarlo tanto como le fuera posible. Draco no se negó, sostuvo a su novio de la cintura y lo pegó más a su cuerpo, el beso iba subiendo de intensidad pero se apartaron por falta de aire.
—Tenemos que irnos —jadeó el rubio, su respiración era irregular.
—Vamos amor —respondió Harry, brindándole una sonrisa.
La pareja retomó su camino rumbo a la universidad, ambos deseaban sin expresarlo abiertamente que su relación continuará tan fuerte como hasta ese instante.
*̥*̥
¡Hola! ¿Cómo están? espero que se encuentren bien.
De ante mano quiero pedirles una disculpa porque la semana pasada a penas y tuve oportunidad de subir el capítulo y decirles un par de cosas que tenía pendientes:
1.- La persona de quién me inspiré para ponerle rostro a Joseph fue el actor Austin Butler (esto con el debido respeto que merece, solamente es una inspiración), por qué un día que visitaba liverpool, estaba su fotografía en un cartel y vino a mi la idea, es por ello que era importante para mi recalcar este punto, además necesitaba que los chicos fueran muy guapos jajaja y ahí tenemos el resultado.
2.- Ahora bien, el capítulo es más corto de lo normal porque no estaba segura de como dar paso al drama, tengo varias ideas en mente y necesito un poco de tiempo para terminar de organizar mis ideas y darle un rumbo a la trama que sea coherente con lo que llevo de historia, eso sí, no prometo que sea menos doloroso, o tal vez sí, ya lo veremos la próxima semana 3
Muchas gracias por su apoyo, nos leemos en la próxima 3
Ale 3
