Título: Bajo el Encantamiento de la Noche Eterna.

Emparejamiento Principal: Liliane (fem Harry) / Lost Boys.

Género: Familia / Fantasía / Humor / Romance / Sobrenatural.

Historia Crossover Entre TLB y HP.

Resumen.

UA: Historia situada al principio de la película de TLB. Liliane Dorea Potter (fem Harry) viaja a la ciudad de Santa Carla, California Estados Unidos para visitar a sus recién descubiertos parientes maternos, los Emerson, a fin de pasar unas agradables vacaciones lejos de la Gran Bretaña mágica. La joven Potter debió saber que las cosas no resultarían tan tranquilas como lo planeó en un principio, más cuando un jefe vampiro profundamente enamorado de su inocente tía Lucy, y los caóticos hijos de dicho jefe vampiro se sumaban a la ecuación. Jodida suerte Potter…

¡Mágicamente Poderosa, Liliane! ¡Inteligente, Liliane!

Disclaimer: La saga de libros de Harry Potter y la película The Lost Boys (1987) no me pertenecen, todo crédito a sus respectivos creadores. Yo solo juego con sus personajes para mi entretenimiento y el de mis lectores.

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Capítulo 1: Bienvenida a Santa Carla.

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Era una tarde cálida de Julio en Santa Carla, y el sol comenzaba su descenso, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y morados. El abuelo Emerson estaba en la cocina de su casa de campo, hablando por teléfono con un tono que denotaba preocupación. Se pasaba la mano por el cabello canoso, mirando por la ventana, la suave brisa refrescando el interior de su hogar.

—¿Entonces llegas hoy? —preguntó por el teléfono, con claro alivio.

—Así es —respondió una suave voz femenina desde el teléfono—. De hecho, calculo que llegaré aproximadamente en una hora.

El abuelo Emerson profirió un suspiro de alivio, en tanto esbozaba una pequeña sonrisa.

—Es bueno saberlo. Estaré pendiente entonces —le dijo, con una expresión repentinamente seria—. Lucy y los chicos no están lo suficientemente preparados para enfrentar los peligros que rondan Santa Carla, sobre todo por la noche, pero tú sí.

—En efecto —estuvo de acuerdo la persona al otro lado del teléfono, con voz sombría—. En fin, de mi cuenta corre que ellos estén bien, abuelo, tenlo por seguro.

—Gracias, querida —respondió éste—. Nos vemos en un rato.

—Por supuesto —dijo la joven, finalizando la llamada.

El abuelo Emerson colgó el teléfono con un suspiro de alivio.

Se quedó mirando el aparato un momento, perdido en sus pensamientos. A paso tranquilo se dirigió al refrijerador y sacó un paquete de galletas Oreo y una botella de cerveza de raíz, seguidamente, salió al porche y procedió a esperar la llegada de su invitada, observando como el sol iba poniéndose en el horizonte pintando el cielo de tonos naranja y rosa.

—Ah, la paz antes de la tormenta —murmuró para sí mismo tomando un trago de cerveza de raíz.

Justo una hora después, el rugido de un motor rompió el silencio de la noche cuando una robusta furgoneta negra apareció en el camino, llamando la atención del abuelo Emerson. El veículo se detuvo frente a la casa y los ojos del anciano se iluminaron al ver a una joven descender de ella.

La muchacha era muy hermosa. Poseía una larga cabellera que caía en cascada más allá de sus caderas. Era de un hermoso rojo rubí, una tonalidad que parecía brillar con una intensidad casi anormal bajo la luz de la luna. Las ondas suaves y naturales de su cabello enmarcaban su rostro de una manera que acentuaba sus rasgos.

Ella tenía un rostro en forma de corazón, con pómulos altos y marcados que le daban un aire aristocrático. Sus ojos eran grandes y expresivos, de un profundo color verde, semejante a las esmeraldas, que brillaban intensamente cuando la luz incidía sobre ellos, acentuado por sus pestañas largas y curvas. Cejas perfectamente arqueadas, enmarcaban sus ojos con una forma delicada pero definida. Su nariz era recta y bien definida, con una forma ligeramente puntiaguda que añadía un toque de distinción. Sus labios eran carnosos y de un rosa natural, con un contorno bien delineado que resaltaba cuando sonreía. Su piel era blanca como la porcelana, suave y uniforme. Vestía un conjunto de top de seda turquesa y pantalones de cuero negro, complementado con una chaqueta corta de cuero negro y detalles metálicos. Sus botines de tacón alto resonaban en el camino de piedra mientras se acercaba.

—¡Liliane! ¡Qué bueno verte, niña! —exclamó el abuelo, abriendo los brazos para recibirla.

La joven ahora identificada como Liliane lo abrazó con afecto, su sonrisa iluminando la noche. —¡Abuelo, cuánto tiempo sin verte! —dijo con un notable acento británico—. Que gusto en verdad.

—Sí, sí, lo mismo digo —respondió el abuelo mientras la separaba ligeramente para examinarla con una mirada de satisfacción al ver que la pelirroja se encontraba en excelentes condiciones, a pesar de los peligros a los que había estado expuesta en su duro mundo—. ¿Todo bien en el camino?

—Todo perfecto. El tráfico de la autopista fue más ligero de lo que esperaba. —Los dos rompieron el abrazo y Liliane se encaminó hacia su furgoneta.

—Y tú, ¿cómo has estado, abuelo? —le preguntó la ojiesmeralda, mientras abría el portaequipaje de la furgoneta.

—No tan mal, considerando las circunstancias —respondió el abuelo, señalando la camioneta—. Déjame ayudarte con tus cosas. Te he reservado tu antigua habitación. Aún está como la dejaste, por si querías saber.

—Descuida, abuelo, tengo todo bajo control. —Usando un hechizo Ligero como una Pluma y el hechizo levitatorio al asegurarse que nadie más que su abuelo estuviese mirando, Liliane comenzó a descargar sus cosas de la furgoneta, trasladándolas dentro de la casa, colocándolas en el piso de la sala.

—¿Cómo están la tía Lucy y los chicos? —preguntó la pelirroja.

—Oh, están bien —respondió el abuelo—. Lucy está en el trabajo y los muchachos están en el Paseo Marítimo. Ya sabes cómo son.

La bella joven era la adorada salvadora del mundo mágico británico, Liliane Dorea Potter, quien había llegado a pasar unas relajantes vacaciones en la pintoresca ciudad costera tras casi un año de finalizada la segunda guerra mágica contra el mago oscuro Voldemort. Axel Emerson en realidad era el tío-abuelo de la pelirroja, a través de su difunta esposa, Nicole Evans, la hermana menor de Patrick Evans, el abuelo materno de Liliane. Los dos hermanos habían sido muy unidos, a pesar de que Nicole se mudó a Estados Unidos tras conocerlo cuando él se encontraba en su trabajo de cazador, siguiéndole la pista a un hombre lobo rebelde en Inglaterra. Instantáneamente cayeron enamorados y se casaron cinco meses después, mientras que Patrick se quedó en Inglaterra con su recientemente formada familia.

Ella asintió con una sonrisa. —Sobre todo si no hay televisión —rió, entrando a la casa con la última caja.

Axel Emerson solo rodó los ojos con divertida exasperación. Siguió a su sobrina-nieta dentro de su hogar, cerrando la puerta detrás de él. —Tengo un trabajo por terminar, Lily. Te dejo para que te instales con calma.

—Muy bien, gracias abuelo —dijo la pelirroja, viendo al patriarca Emerson encerrarse en su taller de taxidermia.

Tarareando una canción, sin problemas comenzó a trasladar sus pertenencias a la que sería su habitación, la cual se situaba en el segundo piso.

La chica la amaba, pues era la habitación que sus tíos-abuelos le habían asignado a su madre, Lily, cuando ella llegaba a visitar a la pareja de ancianos cuando la tía-abuela Nicole todavía vivía. Al haber leído los diarios de su madre, recordaba que decía que cuando ella era niña y había pasado sus vacaciones allí con su madre, Daisy Evans, mientras que la tía Petunia la había pasado con una amiga en Gales, entre los cuatro (los tíos-abuelos, la abuela Daisy y su madre Lily) habían pintado y arreglado la habitación. Las paredes estaban pintadas en un tono suave de verde oliva que combinaba bien con los muebles de madera clara. Contaba con un balcón con puertas dobles de cristal grueso con marco de madera clara que al abrirse proporcionaba una vista pintoresca del campo.

Estaba amueblada con una cama doble cubierta con una colcha blanca de algodón y cojines en tonos de verde y crema. A un lado de la cama, una mesita de noche de madera tenía una lámpara con una pantalla de seda con pequeñas rosas bordadas en hilo dorado. En el rincón, había un pequeño escritorio de roble con una silla a juego.

En la pared opuesta, un armario empotrado ofrecía espacio suficiente para colgar y guardar toda su ropa con varios estantes. Una alfombra de felpa en tonos crema cubría buena parte del suelo. En una esquina cercana, una pequeña vitrina contenía algunos de los objetos preciados de su madre que había dejado allí con clara intención de regresar, como su colección de figuras de cristal y fotografías enmarcadas de su familia.

Liliane colocó sus cajas y maletas cuidadosamente en un rincón de la habitación, comenzando a organizar sus pertenencias. Desempacó una de las cajas y sacó un violín antiguo que había pertenecido a su abuelo Patrick y que su madre había guardado en su bóveda personal en Gringotts, cuyo contenido le había heredado. Lo colocó en su soporte en el escritorio con reverencia, luego sacó una caja de recetas culinarias escrita por su abuela Daisy y la colocó sobre el escritorio junto al violín.

A continuación, se dirigió al armario para acomodar su ropa, tarea que solo le tomó cuarenta minutos, seguidamente, instaló su televisión y, por último, colgó unos posters de Aerosmith, Bon jovi y Guns N' Roses, sus bandas favoritas, influencia de Sirius y Tonks.

Tarareando "Is This Love" de "Survivor", salió de su habitación cerrando la puerta detrás de ella y bajó las escaleras y se dirigió al taller de taxidermia de su tío-abuelo. Llamó suavemente a la puerta.

—¿Abuelo?

—Adelante, niña —respondió él desde dentro.

Abrió la puerta y se asomó. El anciano estaba rodeado de montones de pieles y herramientas, con un brillo de entusiasmo en sus ojos.

—Voy al Paseo Marítimo —le informó la pelirroja—. ¿Necesitas algo de allá?

—Solo más cerveza de raíz. Y, por favor, ten cuidado. —El tono del abuelo se tornó serio.

—Descuida, voy preparada. —la joven bruja sonrió, y antes de irse, hizo un gesto con la mano, mostrando la punta de su varita que se asomaba ligeramente desde una de las mangas de su chaqueta.

El abuelo asintió con aprobación, sintiéndose un poco más tranquilo. —No hagas locuras, ¿eh?

—¿Yo? Nunca —bromeó ella, guiñando un ojo, en tanto cerraba la puerta y se encaminaba fuera de la casa.

La joven Potter abrió nuevamente el portaequipaje de su furgoneta y bajó su motocicleta Harley-Davidson, un regalo de su padrino cuando ella cumplió dieciséis años, para exasperación de Remus, quien había mascullado que Sirius la estaba corrompiendo, para orgullo del animago canino.

Ella se puso su casco, a continuación, arrancó la motocicleta y con un potente rugido, la puso en marcha.

La bruja disfrutó sentir la fresca brisa nocturna mientras recorría con su motocicleta las calles conocidas que por varios meses no había visto ocupada ayudando a estabilizar el mundo mágico tras el final de la segunda guerra contra Tom. Finalmente ella llegó al estacionamiento del Paseo Marítimo y aparcó su moto.

Se quedó sentada en ésta haciendo memoria de en dónde le había dicho su abuelo que estaba trabajando su tía, y sonrió cuando recordó que éste le dijo que ella trabajaba en una tienda de videos y electrónica llamada Videomax.

No fue difícil encontrarla al inspeccionar sus alrededores. Sin perder tiempo se dirigió a la tienda de videos a paso ligero, tarareando una canción durante el trayecto. La joven pelirroja llegó a dicho lugar en cuestión de minutos. La campanilla sobre la puerta tintineó suavemente cuando ella ingresó al local. El aire estaba impregnado del olor a plástico de las carátulas de las cintas VHS y a palomitas de maíz recién hechas. Las estanterías estaban repletas de películas de todos los géneros, desde comedias románticas hasta terror, con carteles de películas populares como "My Best Friend's Wedding" y "Lost Highway" adornando las paredes.

Liliane notó a una joven en el mostrador, ocupada atendiendo a un cliente que sostenía una pila de películas. En una esquina de la tienda, un perro pastor, estaba recostado sobre una manta vieja. Sus ojos oscuros la seguían con atención, pero Liliane, con un objetivo claro en mente, los ignoró a todos.

Caminó tranquilamente hacia el fondo de la tienda, donde su tía Lucy, una mujer rubia con el cabello recogido en un moño, estaba ordenando unas cintas de video en una estantería. Lucy tarareaba una melodía mientras trabajaba, ajena a la presencia de su sobrina.

La joven pelirroja se acercó sigilosamente y, con una sonrisa traviesa, le tocó suavemente el hombro. Lucy se giró, sorprendida, y al ver a Liliane, su rostro se iluminó con una sonrisa encantadora.

—Hola, hola —dijo la chica, esbozando una divertida sonrisa.

—¡Lily, querida! —exclamó, casi dejando caer una cinta de video en el proceso.

La ojiesmeralda la saludó con un abrazo cálido, sintiendo el familiar aroma a lavanda del perfume de su tía. —Tía Lucy, estoy tan feliz de verte de nuevo —dijo con cariño, disfrutando del momento de cercanía. Lucy correspondió el abrazo con un apretón suave, transmitiendo todo su afecto a través de ese simple gesto.

—Yo también estoy feliz de verte de nuevo. ¿Cómo has estado, querida? —preguntó la mujer, soltando a su sobrina y mirándola con ternura.

El perro se comenzó a inquietar más sin apartar la mirada de la joven británica. Un leve gruñido brotó de su garganta mientras su cola se mantenía rígida. Justo en ese momento, un hombre de cabello ondulado que llevaba gafas apareció desde la parte trasera de la tienda, con una mirada calmada pero atenta.

—Tranquilo, Thorn —dijo éste, calmando al perro—. ¿Quién es la joven, Lucy, si se me permite preguntar?

—Por supuesto. Max, ella es Liliane Potter, mi sobrina. Lily, él es Max, el dueño de la tienda.

—Un placer, señorita —dijo éste, extendiendo la mano.

—El placer es mío —respondió Liliane, esbozando una sonrisa encantadora. La ojiesmeralda estrechó la mano del hombre, percibiendo la oscura aura que emitía, aunque no percibía ninguna mala intención de su parte por el momento, no obstante, lo tendría en la mira por si acaso, ya que podía notar que éste sentía atracción por su tía y ella parecía devolverle los sentimientos. "Que futuro dolor de cabeza…"

—Voy a ver si encuentro a los chicos —dijo la pelirroja.

Lucy asintió, con una sonrisa en su rostro. —Está bien, cariño. Solo ten cuidado.

—Lo haré —prometió Liliane, dándole un abrazo rápido.

—Cuídese señor Max. Hasta luego —la pelirroja se despidió del hombre, mientras se encaminaba hacia la puerta del local.

—Igualmente —respondió Max, su mirada siguiendo a la joven Potter hasta que salió de la tienda y se perdió de vista.

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Liliane se adentró al Paseo Marítimo, caminando tranquilamente entre la multitud de gente tranquilamente. Se detuvo en un puesto de comida para comprar un refresco. Mientras esperaba, sus ojos recorrieron la escena con la misma agudeza que un águila observa a su presa. El vendedor le entregó el vaso y ella le dio una sonrisa amable pagando su bebida, antes de continuar su búsqueda. Su aguda vista que le había servido tanto como antigua Buscadora de Quidditch, mejorada por las pociones recetadas por el Oculista mágico con el que la había llevado su padrino, le permitían rastrear a las personas más fácilmente, pero la multitud y las distracciones complicaban el proceso. Después de unos minutos de concentración, la pelirroja localizó a Michael y Sam entre la multitud.

Michael estaba siguiendo como un espeluznante acosador a una joven gitana con una melena oscura de abundante cabello risado que iba con un pequeño niño de aspecto algo descuidado. Su primo estaba tan embelesado que ni siquiera notó las miradas de desdén de los transeúntes que sin estar consciente éste, empujaba para intentar alcanzar a la chica. Sam, por otro lado, lo seguía a unos pasos de distancia, claramente frustrado.

Liliane apretó el paso, abriéndose camino entre la gente, aprensiva ante la fea sensación que la invadió al ver a la chica. Cuando llegó cerca, pudo ver que la joven gitana se subía a la motocicleta de un atractivo joven rubio platinado vestido completamente de negro, que poseía una notoria aura oscura, al igual que los otros tres chicos motociclistas que estaban con él, a bordo de sus respectivas motocicletas.

Uno de ellos tenía el cabello rubio dorado y rizado, con una actitud que era una mezcla de burlona y juguetona. Otro tenía un estilo rockero, con el cabello rubio salvaje y una actitud despreocupada. El último tenía una presencia más imponente, con el cabello negro, tes oscura y una chaqueta de cuero con estampado de leopardo. Cada uno de ellos exudaba la misma aura oscura que encendía todas las alarmas de peligro en su cabeza.

Controlando sus emociones y manteniendo la calma, se aproximó corriendo hacia sus dos primos y se arrojó colgándose de la espalda de Michael, quien se tambaleó por un momento exclamando: —¿Qué rayos?

La ojiesmeralda profirió una risita divertida. —¿adivina quién? —canturrió ésta, a la vez que le cubría los ojos al pelirrojo.

Michael se quedó petrificado por un momento y luego una gran sonrisa se dibujó en su rostro.

—¡Lily! —exclamó, sintiendo como la chica se bajaba de su espalda. Éste se giró y procedió a levantarla en un gran abrazo.

—¡Hey! ¡Cuánto tiempo sin verte! —dijo Sam, acercándose a ambos igual sonriénte.

Los tres comenzaron a alejarse, sin notar las miradas levemente curiosas que les lanzaron por un momento el grupo de motociclistas y la decepcionada de la chica gitana, al perder rápidamente la atención de Michael ante la llegada de la pelirroja.

Los tres primos entre charlas se detuvieron en un puesto de hamburguesas y pidieron comida para ellos y una orden extra para Lucy. Con sus pedidos en mano, se sentaron en una mesa al aire libre y Liliane erigió un encantamiento de privacidad, a fin de mantener su conversación fuera de los oídos de los muggles.

—Entonces, ¿cómo ha estado la vida en Inglaterra? —preguntó Sam, mientras mordía su hamburguesa.

—Afortunadamente las cosas se han calmado un poco, sobre todo con los Mortífagos en prisión. Ya sabes que muchos de ellos prácticamente controlaban el gobierno mágico, sin embargo, tras ser atrapados por segunda vez en el lado de Voldemort y ser enjuiciados bajo la poción de la verdad, esta vez no hubo una segunda oportunidad para ellos de salir libres de esto —les dijo Liliane, dándole un trago a su refresco.

—Eso es bueno. Justicia finalmente para todos aquellos que perdieron amigos y familia a manos de esos infelices —dijo Michael, frunciendo el ceño. Su tía Lily y el tío James habían perdido la vida a manos del líder de esos locos y su prima había sufrido a causa de ello. Estaba satisfecho de que por fin ese monstruo y su grupo de locos psicópatas pagaran por todo el mal que habían hecho.

—Cierto —estuvo de acuerdo su hermano. Él sabía que al ser aún un niño, no se le había informado de todo con respecto a la situación en Gran Bretaña, pero con lo poco que había escuchado, ya se hacía una idea de los horrores cometidos por esa gente, si todavía se les podría considerar así. Si no estuviese comenzando su entrenamiento como futuro cazador en el mundo sobrenatural no se le hubiese dicho nada. Su hermano Michael ya llevaba cuatro años bajo entrenamiento, razón por la cual mantenía su gran físico, el cual había atraído la atención del sector femenino incontables veces, aunque rara vez había devuelto dichas atenciones manteniéndose más centrado en su entrenamiento como cazador.

—Por cierto, Michael —dijo la pelirroja, centrando su mirada en su primo, quien comía una patata frita—. ¿Estás consciente que había algo extraño en el aura de esa chica que estabas siguiendo hace un rato?

—Eh, no… —respondió éste, sorprendido.

—Ay, diablos —gimió Sam, entre divertido y fastidiado—. Si era algún ser sobrenatural, probablemente estuviste a un pelo de ser su cena, Mike.

—Demonios, el maestro Andrew va a matarme si se entera de esto —Michael se lamentó entre las risas de su hermano y prima. El maestro Andrew Miller era el actual mentor de Michael como cazador especial, una rama secreta bajo la dirección del "Comité Internacional de Seguridad Mágica" (CISM), una organización burocrática y eficiente, que operaba desde las sombras, encargada de hacer cumplir más duramente el secreto mágico mediante un sistema global de agentes especializados. Los cazadores que forman parte de esta organización son expertos en rastrear a los magos o criaturas que ponen en peligro el balance entre los mundos mágico y no mágico y eliminarlos con precisión, con la mayor discreción posible.

Si el mundo mágico británico les hubiese permitido operar libremente sin restricciones ante todo el desastre con Voldemort, la primera guerra hubiese terminado permanentemente y Voldemort habría sido eliminado junto a todos sus hombres eficientemente por esta organización antes de que ganaran fuerza y muchas vidas se hubiesen salvado, incluyendo las vidas de los padres de Liliane.

Después de terminar sus hamburguesas, decidieron jugar un par de juegos en los puestos de feria, disfrutando del tiempo juntos, riendo y compitiendo entre sí.

—Bien, vamos chicos —dijo Michael tras bajar todos de la montaña rusa—. Es la hora de salida de Mamá.

Liliane y Sam asintieron y se dirigieron al estacionamiento del Paseo Marítimo, quedándose de pie charlando al lado del auto de Lucy, quien llegó minutos más tarde. La gentíl mujer los saludó a los tres y Michael y Sam subieron al auto con su madre. Por su parte, Liliane fue por su motocicleta y todos se dirigieron a casa agotados por ese día, sin imaginarse todo el caos con el que tendrían que lidiar pronto.

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Fin del Capítulo.

N-A: Cambié algunos acontecimientos del principio de la película y esta historia no estará ligada a la película. Con Lily presente esto va a dar otro rumbo y también por el hecho de que los Emerson son conscientes del mundo de lo sobrenatural por causa del abuelo Emerson, quien es un cazador retirado. Esta historia comienza en el año 1997, para que todo encage mejor con la línea de tiempo de HP.

Fin de N-A.