Atención Este capítulo contiene escenas eróticas con contenido sexual. Leer bajo su propia responsabilidad.

Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

Mas te veo y menos creo que haya otra tentación que se mueva al mismo tiempo con mi respiración. Que siga queriendo, deseando, que haga de ella una nueva religión. Cada noche una sola oración.

Y cuando no la puedo ver me tira el mismo mareo que a veces logro controlar y otras no puedo... Déjame entrar, hasta el fondo tocar, ya no dejo de pensar, mi cuerpo se pone mal, si no estas...—Moenia, déjame entrar.

Trunks miró el cielo, estaba nublado y a punto de llover, justo se había estado preguntado a sí mismo, el por qué su padre últimamente no estaba prestándole demasiada atención a su madre, y que su mamá se la pasaba recientemente demasiado tiempo metida en su nuevo invento. Pero ese cielo nublado le dio cierta idea de lo que tal vez pasaría y que todo estaría bien, sonrió para sí mismo.

— ¿Has visto a mami Trunks?— Cuestionó la pequeña niña peliazul que parecía un clon de Bulma.

— Sigue ocupada en el laboratorio Bra...¿Qué necesitas?—

Puso atención a la niña pues prefería ayudarla él a que interrumpiera a la peliazul, sobre todo porque tenía una teoría que quería confirmar.

— Necesito ayuda para entender mi tarea—

Preocupada lo miró, él le sonrió — Yo te ayudo Bra, y se sentaron en la mesa del comedor.

La lluvia comenzó a arreciar; de pronto, la puerta del jardín se abrió y su padre entró, Trunks lo vio caminar rumbo a su recámara y sonrió pero no interrumpió a su padre.

A la media hora lo vio bajar, se había bañado y cambiado, tenía que reconocer que su padre era un hombre bastante atractivo para su edad, le fastidiaba que sus amigas constantemente quisieran ir a su casa solo para ver de reojo a su padre.

Al menos agradecía que Mai no tuviera un crush con él como hacían en resto de adolescentes. Lo vio dirigirse rumbo al laboratorio y sabía que había acertado en lo que pasaría, sonrió para sí mismo y continuó ayudándole a la niña.

Vegeta había estado bastante ocupado entrenando, aprovechando que Bulma había decidido dedicarle más tiempo a un nuevo invento, lejos de enojarse por la falta de atención de su esposa, él la comprendía y decidió aprovechar esos tiempos para él también dedicarse con mayor entusiasmo a su entretenimiento y así cuando ella volviera a tener más tiempo libre en su agenda podría estar también más tiempo a su lado.

No necesitaba ninguno decírselo al otro, ambos se entendían sin palabras, la halló metida entre números y experimentos, llevaba puesta su bata de laboratorio, para él lucía hermosa y tan deseable como siempre.

—Te ves cansada— observó el rostro de su mujer, las ojeras eran palpables bajo sus hermosos ojos azules.

—Mis horas de sueño han sido pocas...— Comentó ella a modo de saludo mientras seguía metida en sus asuntos.

— ¿Has comido más de una vez al día siquiera?— Comentó el saiyan mientras levantaba una ceja, estaba bastante seguro que su mujer de nuevo se estaba mal pasando.

Ella solo encogió los hombros y siguió en lo suyo.

— Necesito ir a comprar algunas cosas— El tono serio de Vegeta no dio mayor pista, y como Bulma no había salido en varias horas de su laboratorio, supuso que solo le estaba avisando que estaría fuera.

— Irás conmigo — comentó en forma desenfadada.

Bulma lo miró sorprendida... — Está bien dame una hora que acabe esto y nos vamos— Intentó ser razonable.

— Tienes diez minutos mujer y el tiempo está pasando —

Lo miró exasperada, a veces su esposo era demasiado terco y mandón, pero ya conocía también esa mirada y no le convenía que Vegeta decidiera destrozar su laboratorio solo por no acompañarlo.

A los diez minutos salieron juntos del lugar, Trunks los vio de reojo mientras mantenía a su pequeña hermana ocupada.

«¡Lo sabía! Ahora las cosas mejorarán, papá llevará a mamá de paseo...»

Bulma se había quitado la bata de laboratorio, no le dio tiempo a demasiado pero intento no lucir tan cansada como se sentía.

La tarde era nublada y una ligera brizna de lluvia aún caía. Vegeta sacó un paraguas que usó para proteger de la fina lluvia a Bulma.

Ella se acercó más al cuerpo fornido y bien trabajado de su esposo y tomó el brazo del guerrero, él no dijo nada, pues lo esperaba.

El delicado perfume de su mujer lo inundó completamente y procedieron a caminar.

Bulma sonrió para sí misma, su esposo era un hombre de hábitos y había hecho de las tardes de lluvia su día perfecto para sus "no citas" y habían pasado meses desde que la última sucedió, sabía que era lo que él estaba haciendo.

Miró a su alrededor, la lluvia de primavera era hermosa, las calles fuera de su casa estaban solitarias, y su esposo había tomado rumbo un parque que servía de atajo para llegar al distrito donde había más tiendas, así que ahora caminaban por ese parque por sus caminos empedrados, mientras veía las flores y los árboles floridos.

Sabía que él no diría tal vez una sola palabra durante el recorrido y aún así lo conocía y tenía la certeza que él iba disfrutando cada segundo de ese paseo.

— Tengo listos nuevos robots de entrenamiento que sé que te darán pelea...— comenzó ella la platica casi monólogo que llevaría mientras caminaban.

— Esperemos que duren más que los anteriores— comentó él a modo de molestarla, tenía mucho que no recibía besos de su esposa y tanta cercanía de ella lo hacían querer besarla incluso en ese sitio tan público, agradecía que con la lluvia el lugar estuviera desierto.

— Te patearan el trasero Vegeta— Orgullosa comentó.

De pronto un corredor pasó del lado contrario, era un hombre atractivo de mediana edad, y al saiyan no le agradó para nada la mirada de coquetería que el pobre diablo lanzó sobre su esposa, sobre todo porque se atrevió a hacerlo aún cuando ella caminaba tomada de su brazo.

La acción del pobre insecto le hubiera tenido sin cuidado de no ser porque vio como dicha acción hizo sonrojar a su mujer, eso fue lo que lo hizo reaccionar.

Tan pronto lo pasaron, la tomó de la

cintura y la llevó con su gran fuerza y velocidad a una zona más arbolada dentro del parque, lejos de los sinuosos caminos, un arroyo se escuchaba en la cercanía de ese espacio.

— Vegeta que demonios...— Jadeó sorprendida la peliazul.

— Te has vuelto bastante irrespetuosa mujer vulgar...—

Decía el saiyan mientras la abrazaba más fuerte de la cintura, repegándola a su pecho, y con la otra mano la tomaba del mentón.

— ¿De que estás hablando...?—

Pero no le permitió seguir cuestionado con una de sus propios piernas separó las piernas de su esposa haciendo que vestido se le subiera mientras la llevaba de espaldas contra un árbol, dejándola así completamente rodeada, rápidamente se metió entre sus piernas casi alzándola dominándola en el sitio.

— ¿Pensabas que podías coquetear con ese débil insecto y que no diría nada? ¿Tan poco piensas de mí Bulma?

Los celos que rara ve podía ver se reflejaban en esa negra mirada intensa.

— ¿De que hablas Vegeta ... Yo?

Pero la volvió a interrumpir pues estampó sus labios sobre los de ella en forma agresiva y demandante.

En forma exigente la hizo abrir la boca mientras su lengua salvaje la dominaba y agitados jadeos sensuales salían ya de ella.

—Tiene demasiado tiempo que no te castigo por tu osadía y faltas de respeto... Es momento de hacerlo...— Dijo mientras respiraban ambos.

Bulma no sabía porque su esposo estaba reaccionando de esa manera, ella solo había saludado amablemente al corredor que había pasado cerca de ellos, pero al parecer había desatendido demasiado tiempo a su sensual guerrero si estaba reaccionado de esa manera.

— Vas a mostrar ahora tus respetos al príncipe saiyajin mujer vulgar...—

Sonrió en forma maliciosa mientras la hacía hincarse, ella se sonrojó, jamás habían hecho nada en un lugar tan público, pero la mirada llena de deseo de su esposo le decía que eso sucedería.

Se relamió los labios rojos mientras se mantenía hincada, — ¿Como puedo reparar mi falta príncipe...?

Y mientras decía eso comenzó a abrir la cremallera del pantalón de su esposo mostrando una bastante endurecida erección.

El saiyan tuvo que reprimir un fuerte gruñido que pugnaba por salir de su pecho tan pronto sintió el aliento caliente de esa coqueta boca cerca de su erección.

Cuando la lengua lasciva de su esposa recogió esa gota de semen que escapaba de él, quiso acabar con los juegos y enterrarse dentro de ella no importando que estuvieran en ese sitio tan público.

La calidez de esos labios rojos lo envolvieron, esa boca pecaminosa era tan malditamente caliente, que el príncipe de los saiyajines tiro la cabeza hacia atrás y tuvo que usar su voluntad para no caer sin fuerzas.

No entendía como esa terrícola podía dominarlo así, sintió esos labios envolverlo, engullirlo todo, podía sentirse en la garganta de ella, los ojos azules estaban perdidos en lujuria mientras seguía masturbándolo con esa boca pecadora.

— Te atreves a mirar a un insecto mientras vas a mi... argh— Un gruñido-gemido salió de él mientras comenzaba a dirigir los movimientos de la sensual boca de su mujer — a... mi lado...—

— Mereces un castigo... humana descarada—

Bulma se hallaba muy excitada, habían pasado semanas incluso más de un mes y medio sin haber podido tener intimidad con su esposo, se hallaba igual o más excitada que él.

— Castígame, príncipe de los saiyajines— Logró decir mientras tomaba un descanso y metía más oxígeno a sus pulmones.

— No te he dado permiso de que te detengas— y comenzó a follar a esa boca intrigante en forma más rápida, entrando sin piedad mientras gemidos entrecortados salía de eso labios color granate.

Se sintió marear mientras se derramaba dentro de la garganta de su mujer, la miró desde arriba — mira lo que ha hecho... límpialo bien— Exigente demandó, mientras ella sumisa lo miraba a los ojos desde su posición hincada y limpiaba cada gota de líquido que hubiera escapado a su boca.

Por un momento Bulma pensó que ahí acabaría el momento de pasión sobre todo al verlo subirse de nueva cuenta los pantalones, sin embargo el saiyan estaba más que decidido a tener lo que él quería, cuando lo quería, la ayudó a levantarse, el árbol contra el que la tenía era bastante amplio y los protegía de las miradas curiosas de cualquiera que hubiese dejado el camino y comenzara a curiosear por esos rumbos de la vegetación.

La empujó suavemente otra vez contra el árbol, — ¿Príncipe?— Preguntó la peliazul, mientras el la acariciaba en el rostro.

— Aún no termino contigo mujer...— Malicioso dijo, mientras una de sus manos acariciaba una de sus piernas y comenzaba a subir rápidamente hacia su entrepierna.

Alcanzando rápidamente esos deliciosos rizos azules que escondían un paraíso, tan pronto llegó a su destino se dio cuenta lo húmeda y dispuesta que su mujer estaba...

Sin decir nada más hundió dos dedos en esa cálida intimidad.

— ¡Vegeta que... ¡Ahhhh!— Un gemido salió de ella... al sentirse invadida por esos gruesos dedos.

El saco su mano mostrando la evidencia de su deseo, sus dedos estaban rebosantes de su humedad.

— ¿Te excitaste bebiendo mi semilla humana descarada? — Decía mientras se chupaba los dedos, amaba el sabor del deseo de Bulma.

— ¿O acaso eres tan sucia que te humedeciste viendo a un insecto mientras paseabas a mi lado?— preguntó exigente.

La peliazul abrió los ojos sorprendida con lo que dijo, ya ni recordaba la cara o nada en general del sujeto.

— Solo hay un solo hombre que me pone en este estado, y ese eres tú... Príncipe de los saiyajines...—

Fue ella ahora quien le devolvió el beso fogoso a su esposo, mientras se abrazaba con sus piernas a la cadera de su esposo y pegaba así su intimidad a la del saiyan.

Una de las manos de Vegeta apretaban su trasero mientras la otra se había metido dentro del vestido y jugueteaba con sus pezones.

Vio la sed en esos ojos negros, sabía que su esposo no la expondría a que cualquiera la viera en un lugar público y si estaba tan cómodo haciéndolo esa cosas ahí, quería decir que era un sitio seguro.

Se quitó el vestido como pudo quedando ropa interior, misma que el saiyan sin mayor esfuerzo destruyó.

Vegeta miró con deseo, con hambre el cuerpo delicioso de su esposa... se sentía muy duro de nuevo, esa mujer calentaba demasiado sus entrañas.

Ella sintió como esa mirada pesada la recorría como si fueran caricias invisibles.

Vegeta se sentía excitado viendo esos pechos llenos, esa cintura aún pequeña, y esas caderas algo amplias de su mujer, la volteó admirando ese enorme trasero que se cargaba desde que le había pedido a Shen long un incremento en él.

Una suave nalgada la saludó y ella dio un pequeño brinquito y un respingo pues no se esperaba eso, escuchó el pantalón de su esposo caer de nuevo mientras lo sentía replegarse tras ella, sintió la caliente dureza de su saiyan restregarse contra sus nalgas, abriéndolas un poco, para jugar cómodamente ahí.

Vegeta agarró de pronto con un poco más de rudeza uno de sus senos mientras jugaba con su pezón y con la otra mano atormentaba su intimidad; sus dedos entrando y saliendo en forma rápida del sexo de su mujer.

Bulma dejó de pensar... — Vegeta... Ahhh—

Mientras él abrazándola desde atrás seguía atacando sin piedad su seno y entrando salvajemente a su intimidad con sus dedos, comenzó a besarle el cuello chupando por momentos en forma más fuerte la curvatura del mismo...

— ¿Crees que puedes ser tan irrespetuosa y no sufrir ninguna consecuencia?— Preguntó ronco de deseo.

— No... príncipe jamás quise... Ahhh— Suspiros y jadeos, no era capaz de formular palabras cocherentes con Vegeta atacándola de esa forma tan sensual.

El saiyan le mostró su mano llena de sus fluidos a la peliazul y en voz ronca le dije al oído mientras la mantenía aún sujeta, abrazada desde atrás.

— Mira lo que has hecho mujer vulgar... esto es un desastre... Limpia lo que hiciste...—

La peliazul se excitó al entender lo que él quería, y comenzó a chupar los dedos de su guerrero en forma sensual, saboreando su propia esencia de esa forma.

Eso fue todo para Vegeta, no pudo resistirse más, acomodó con su otra mano su polla para poder entrar en ella.

Sintió como esos labios resbaladizos se abrían y un poco de resistencia en ella, había pasado muchas semanas y el cuerpo de su mujer se había desacostumbrado a su tamaño, solo fue un poco más de presión la que necesitó para poder encajar bien dentro de ella...

Un suspiro de satisfacción saliendo de esa boca pecaminosa, y muchos jadeos que iban en crescendo, atrapó con un besos a esos tentadores labios, para beberse así todos los gemidos.

Bulma no sabía ya ni cómo se llamaba, las sensaciones que ese rudo guerrero la hacía sentir la tenían fuera de sí misma, era todo demasiado intenso, y el sonido lascivo de su cuerpo al chocar contra el de él, a cada momento en que entraba y salida de ella, cada estocada dada la iba acercando cada vez más, en forma progresiva a a una explosión de placer.

Se sintió temblar y casi desmayarse en extásis, lo escucho gruñir y abrazarla un poco más fuerte mientras lo sentía derramarse en su interior.

Ambos jadeaban, ambos sudaban.

—Eres mía... no lo olvides— susurró Vegeta mientras daba un suave apretón a uno de sus pezones y ella gemía suavemente.

Aún se hallaba demasiado llena de él, y de su semilla.

— Soy tuya...— confirmó Bulma mientras volteaba a verlo y él capturaba de nueva cuenta su boca carmesí.

Como pudo la peliazul se puso el vestido encima, aunque ahora que su ropa interior había sido destruida sus pezones eran claramente visibles bajo la delgada tela del vestido.

El se quitó la chamarra y se la puso encima a ella para que eso la cubriera.

— Regresemos a casa— fue todo lo que el saiyan dijo.

Era obvio que ya no irían a comprar nada. Bulma con su pelo un poco alborotado, el vestido desaliñado y esos labios hinchados de tantos besos además de esa cara de satisfacción gritaba toda ella sexo. No quería que nadie más la viera así.

Aún seguía la ligera lluvia así que el lugar permanecía casi desierto, avanzaron sin decir nada más rumbo a la casa, en un silencio cómplice, mientras ambos se daban miradas que lo decían todo.

Trunks escuchó la puerta de la casa abrirse, él y Bra habían acabado ya la tarea de la niña, y veían tranquilos la televisión, miraban uno de los programas favoritos de la niña

— ¡Mami regresaste! — Dijo alegre la niña mientras se paraba de un brinco, pensaba correr alegre al encuentro de sus padre.

Pero Trunks miró con curiosidad el estado de su madre, se sonrojó, al percatarse del sonrojo en las mejillas de su madre y las miradas traviesas que había entre ella y papá.

Miró más a detalle y su madre lucía desaliñada... No quería acercarse a sus padres para no comprobar nada de lo que sospechaba con sus sensible nariz semi saiyan, sus padres se cuidaban de no estar cerca de ellos cuando tenían alguna de sus escapadas, pero si Bra se acercaba a ellos, seguramente aún sin entender el porqué notaría un aroma diferente, más fuerte, mezclado entre ellos, pero antes de poder detener a su hermanita fue su padre quien habló.

—Venimos mojados por la llovía Bra, tu madre y yo iremos a tomar un baño, y luego bajaremos para comer todos juntos, vayan pidiendo pizzas...—

Bra emocionada gritó —¡Sí! ¡Pizzas! Vamos a pedirlas Trunks.

De esa forma solo vio de reojo la sonrisa cómplice entre sus padres antes de ir con Bra...

No cabía dudas... las tardes de lluvias eran interesantes para sus papás... No quiso pensar en nada más siguió la risa alegre se su hermana mientras fingía no saber nada de la escapadas de sus padres...

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Y bueno este One shot pensaba ser algo lindo e inocente, no se en que punto me perdí de mi objetivo pero esto fue lo que salió

Creo que la vida de esta pareja es muy activa a pesar de los años .

¿Qué creen ustedes? Déjenme saber sus comentarios .