Atención Este capítulo contiene escenas eróticas con contenido sexual. Leer bajo su propia responsabilidad.
Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.
"Parece mentira que después de tanto tiempo, rotos nuestros lazos, sigamos manteniendo la ilusión en nuestro aniversario"
Salió de bañarse, era aún temprano en la mañana, el sol aún no salía y la brisa matinal entraba por la ventana abierta de la alcoba.
Había salido de bañarse solo envuelta en una toalla así que la piel se le erizó al sentir el fresco del amanecer, se miró en el espejo, ya no era aquella jovencita vivaracha y jovial que corría miles de aventuras, no... era una mujer en toda la extensión de la palabra, que se había hecho así misma.
Miro el reloj en la mesita: 5:45 am, era la hora que marcaba, y en eso se fijó en la fecha y algo en ella se removió, decidió no hacer caso a los recuerdos y la nostalgia que la invadía, y decidió vestirse para su día de trabajo, aunque inconscientemente se había puesto ese vestido que le quedaba impresionante y acentuaba sus caderas, resaltaba su figura, se puso un saco arriba para darle la mayor formalidad, mismo que se quitaría para cuando saliera de sus oficinas y decidiera ir a cenar.
Se miró en el espejo se veía espectacular, era un vestido sobrio y formal para asistir a juntas en el día, se puso un precioso collar a juego con aretes y pulseras, hoy se veía más divina de lo normal, quiso salir de inmediato de su habitación pero algo la detuvo.
Tenía tiempo que Bulma ya no usaba su anillo de casada, le había costado años dejar de hacerlo, y aún así... cada que esta fecha llegaba, un sentimiento ajeno a ella la hacía acercarse a su joyero, atraída como un imán abría con dedos temblorosos el mismo y lo veía:
Su preciosa argolla de casada, y el anillo de compromiso que Vegeta le dio cuando por fin después de varios años de vivir juntos y de haber tenido a Trunks él por fin decidió seguir las tradiciones terrícolas y pedirle matrimonio a la usanza terrestre.
«Vegeta...»
El nombre fue dicho en su mente con un suspiro cargado de mucha nostalgia, sintió un hormigueo recorrerla toda mientras tocaba con las yemas de sus dedos el contorno del anillo y una sensación, una urgencia por mirar de frente esa profunda mirada ónix, de beberse la sonrisa retorcida en la cara del guerrero la hizo estremecerse entera.
Soltó el anillo y a pesar de las ganas que tenía no se lo puso, aún así no pudo evitar guardarlo en su bolso, no lo usaría, le llevó años aprender a no traerlo consigo, pero lo guardo en uno de los bolsillos de la bolsa que usaría, al menos ese día no tenía las fuerzas para dejarlo guardado nuevamente.
El recuerdo de su ex esposo que la asaltó por un momento la hizo voltear a ver su habitación completa, sobre todo su cama vacía, allí donde ella despertaba día a día sola, porque jamás quiso llevar a ningún amante a ese lugar, se juró que si algún día alguien más dormía en esa habitación con ella debía ser un hombre que llenase los zapatos de Vegeta, el dolor punzó en su corazón al sentir la soledad, respiró profundamente, tenía que salir de inmediato o los recuerdos la embargarían.
Tomó su bolso y salió de su habitación, bajando tranquilamente por las escaleras, intentando no pensar en el hecho que esa fecha había sido
sumamente relevante para ella y que a pesar de lo que dijera lo seguía siendo y la muestra estaba en el anillo que llevaba guardado en su bolso.
Tan pronto dejó la seguridad del santuario que era su habitación y bajó las escaleras hacia la planta baja escuchó el ruido de sus hijos peleando, ella sonrió, sobre todo cuando Bra la miró y aprovechó para quejarse de su hermano.
— ¡Mamá! Trunks está molestándome de nuevo, debes decirle que deje de meterse con mis amigos— Una molesta Bra le decía a su madre mientras su hermano se reía de la rabieta.
— No tengo la culpa que el tonto debilucho que te pretende se haya sentido amenazado solo porque lo saludé, deberías agradecerme Bra, si papá lo hubiera conocido antes que yo, estaría muerto ese sujeto—
El corazón de Bulma dolió al escuchar el nombre de su ex esposo pero no demostró nada, sus hijos no tenían la culpa y les había costado tanto aceptar cuando ellos se separaron, sobre todo Bra que había sido tan pequeña, se sentía feliz de que al menos Vegeta jamás había dejado de velar por ellos. Y aunque sus hijos no eran conscientes del daño que le ocasionaba aún, tantos años después el escucharles mencionar a su padre, ese solo nombre generaba un sentimiento muy fuerte en la peliazul, ella no podía evitarlo, sobre todo ese día: 7 de Septiembre.
— Tu hermano no quiso molestarlo Bra y en algo tiene razón, mejor que no le digas a tu padre o lo tomaría a mal—
Bra quiso hacer un puchero — Pero mamá...—
Bulma que conocía a su hija que era hasta cierto modo una réplica de ella de joven conocía lo voluntariosa que su retoño podría ser, pero era mejor que no intentase ir con su padre y contar eso o podría ser peor.
Se despidió de sus hijos con un beso en el cachete, — Pórtense bien, no llegaré a cenar hoy tendré muchas reuniones—
Trunks que conocía más a su madre y que había tenido la edad suficiente para entender las razones reales tras la separación de sus padres que si bien nunca estuvo de acuerdo las respetó, se acercó a ella cuando estaba por salir, y en voz muy baja le preguntó — ¿Estás bien madre?—
Bulma miró con cariño a su hijo, ya era todo un hombre, se hallaba en la universidad y dentro de pronto acabaría, mientras Bra apenas empezaba a entrar a la adolescencia, le sonrió a Trunks para responder. — Lo estoy cariño, ¿porque lo preguntas?—
De alguna forma ella tenía una relación especial con su hijo mayor, era quien había ayudado a Bulma a hacerle entender a Bra que la separación de ellos no cambiaría, que tanto ella como Vegeta siempre velarían por sus hijos, y siempre los amarían; pues cuando todo pasó fue muy difícil para la pequeña Bra entenderlo, Trunks fue el soporte de Bulma.
— Sueles trabajar mucho mamá, sobre todo en este día— Preocupado comentó en voz baja para que su hermana no los oyera.
«Te has dado cuenta...»
Ella miró a su hijo y trató de forzar una sonrisa que le llegara a los ojos para que él le creyera, —es solo que mi agenda está realmente apretada, intentaré no llegar tan tarde — comentó mientras se despedía de él, su primogénito la dejó ir no muy seguro de su respuesta pero conocía a su madre y nada se podría hacer si ella no quería aceptarlo.
Bulma se subió a su aeronave, quería llegar cuanto antes a su reunión, pero una vez se encontró a solas, mientras sobrevolaba la ciudad, los recuerdos inevitablemente llegaron a ella.
Se había cansado de que su esposo en su afán de ser más fuerte hubiera decidido pasar tanto tiempo fuera, se estaba perdiendo los mejores años de Bra, y también de Trunks, su hijo mayor no le reprochaba nada a su padre pero Bra que era una infante de 4 añitos miraba siempre hacia el cielo esperando ver aparecer a su papá, y ella se hallaba cansada de tener una cama vacía, llena de soledad pues su esposo solo llegaba durante un corto periodo, algunos meses a lo mucho, en los que seguía entrenando y no pasaba el tiempo que debiera con ellos, cada vez era más difícil defender a Vegeta de los argumentos de Milk contra él, hasta que esa vez que él regresó ella tomó la decisión:
—Esto se acabó Vegeta, no quiero seguir en un matrimonio con un esposo ausente—
Eso fue lo que dijo cuando él regresó y por fin estuvieron a solas.
Vegeta la miró sorprendido, a ella le costó toda su voluntad sostenerle la mirada y no flaquear frente a esos ojos ónix que siempre la miraban tan profundamente desnudando su alma, que la hacían temblar y no precisamente de miedo, pero esta vez vio en ellos el reconocimiento, el entendimiento de que ella hablaba en serio, pudo ver el cambio en el brillo de esa oscura mirada, como él aceptaba sin rechistar su voluntad.
Hacía tantos años atrás cuando se había unido en matrimonio no dijeron los votos frente a todos no, como siempre el saiyajin lo hizo a su manera, él le había prometido a ella y solo a ella un compromiso, dentro del cual estaba respetarla y honrar sus decisiones, pero sobre todo defenderla así fuera de él mismo, por eso mismo cuando ella le pido la separación vio el entendimiento en esa oscura mirada y de esa forma Bulma tuvo la certeza de que él no discutiría sino honraría aquella promesa que se hicieron cuando por fin decidieron casarse, siendo ya Trunks un infante con algunos años de vida.
— ¿En verdad eso es lo que deseas Bulma?— Preguntó en tono neutro, nadie podría saber si lo que ella le dijese le afectase o no, pero ella sabía como era el príncipe de los saiyajines, esa era su manera de actuar.
— Estoy cansada Vegeta, seguirás teniendo acceso a la tecnología de la corporación cápsula y se te dará una casa a la que podrás llegar cada que decidas volver a la tierra a ver a tus hijos pero ya no puedo seguir con esto más —
Habían estado en su habitación cuando eso sucedió, él acababa de bañarse cuando ella decidió por fin decirlo, pues cuando él regresó lo hizo junto con Gokú y la corporación cápsula se llenó de tanta gente, y debido a su prolongada ausencia está vez sus dos hijos habían estado tan ansiosos de verlo, que él estuvo con ellos todo ese rato, sobre todo con Bra que estaba desesperada por pasar tiempo con su padre, por lo que no había sido sino hasta que los chicos se durmieron que pudieron ir a su habitación, pero él se había metido a bañar, y cuando salió, solo una toalla cubría las caderas del varón dándole una fantástica vista del fabuloso cuerpo de su esposo.
Así que antes de caer en la tentación decidió decirlo, porque no podría soportar tenerlo de nuevo y que en pocos meses se volviera a ir.
Él escuchó lo que ella dijo y caminó al armario tomando uno de sus trajes de entrenamiento y poniéndoselo encima, tomando así unos minutos antes de voltear nuevamente a verla y contestar.
Cuando por fin lo hizo la mirada del saiyan estaba nuevamente cerrada a ella, era un pozo infinito, negro como la noche que no dejaba ver nada, Bulma sintió estremecerse pues había dado la sentencia que había alejado ya al saiyajin, aún cuando el siguiera físicamente ahi, se hallaba a kilómetros de distancia realmente.
— Cada vez que dije que me iba siempre me dijiste que estaba bien y lo creí, fue mi culpa por no darme cuenta que eso no era así.
Si eso es lo que te hará feliz Bulma, lo acepto, no he sido un buen esposo para ti, y sé que debiste hacer esto hace mucho así que me iré, no necesito nada de las cosas de la corporación cápsula —
Ella que sentía dolor en su corazón, que habría esperado que él peleara más por su relación a pesar de que lo conocía y sabía que Vegeta era diferente, que él estaba haciendo de acuerdo a su forma de pensar lo correcto, así que habló de prisa para detener lo que estaba diciendo — Estamos casados Vegeta, la mitad de mi fortuna te pertenece, además todo este tiempo nos has ayudado a probar tecnología nueva y has aportado a varios de los desarrollos de proyectos innovadores que hemos tenido, así que darte tecnología y que tengas un sitio donde visitar a los chicos es algo que te pertenece por derecho.—
El negó con la cabeza — No me debes nada mujer, no necesito nada de este lugar.— decía mientras ponía sobre la mano de Bulma una cápsula.
— Dentro de esta cápsula hallarás una gran cantidad de minerales maleables que no encontrarás en la tierra, te servirán para muchos de tus inventos, también está la composición química, si sigues insistiendo en darme una casa este es el pago por lo mismo, y al menos cuando esté aquí podré ayudar a tu padre y a tus científicos a probar lo que se necesite, no necesitarás verme solo dime quién será el contacto y yo lo haré ...—"
Una lágrima escapó de la mejilla de la peliazul mientras recordaba, después de eso todo fue borroso y difícil, tantos años habían pasado y ella no quería aceptarlo pero si existía en su vida una decisión que jamás superaría era esa.
Vegeta se había portado como un padre ejemplar y lejos de estar ausente había recortado bastante sus tiempos fuera de la tierra para estar con ellos.
Apretó con fuerza el volante de la aeronave mientras inhalaba profundamente intentando calmarse pues estaba por llegar a sus oficinas en la gran torre de la corporación, llegó al helipuerto de la azotea y aterrizó, guardando después su aeronave en una cápsula, y sonrió al entrar al elevador que la llevaría a la sala de reuniones, sería un largo día y era mejor estar ocupada con mil cosas para que los recuerdos como cada año no la golpearan tanto.
Vegeta apenas si durmió mientras entrenaba, había regresado hacia 1 semana de estar entrenando, y miró el reloj era aún muy temprano, el día de hoy no vería a sus hijos, cada año en esta fecha aunque siempre lo pasaba en la tierra ponía una excusa para no verlos, era el día más difícil de sobrellevar desde que ella decidió alejarlo de su vida.
Como cada vez que entrenaba se quitó el anillo que llevaba debajo de sus guantes, jamás se lo quitaba salvo para evitar que se dañase, porque aún cuando llevaba varios años divorciado, eso era solo una estupidez terrícola, para él solo había existido una mujer y así seguiría siendo; ella aunque ya no estuviese a su lado seguía siendo su mujer.
Aumentó el nivel de entrenamiento, ese día en especial le gustaba exigirse al extremo, como castigándose por sus malas decisiones. No quiso pensar más, y menos cuando vio el mensaje de Kakaroto para ver si entrenaban juntos, pero ese día, no... Ese día no vería a nadie era un día que solo debería estar con ella...
"La misma mesita que nos ha visto amarrar las manos por debajo, cuida que el rincón de siempre permanezca reservado..."
Había pasado todo el día ya, el reloj marcaba las 6 de la tarde, Bulma estaba exhausta, no había podido probar bocado en todo el día, pero había un lugar al que tenía que ir...
Sabía que había una mesa reservada en ese sitio, en ese lugar donde cada año mientras estuvieron juntos habían reservado una mesa, y aún cuando ya no quedaba nada de ese matrimonio, ella no podía evitar volver cada año a ese lugar.
Así que retocó el maquillaje y llegó al sitio, era temprano para la hora usual que habría sido su cena con Vegeta, mientras estaban juntos, pero ella... ella seguía necesitando ir en esa fecha a ese sitio.
El dueño del lugar había conocido a la pareja durante bastante tiempo, pues su restaurante era el único que ellos había visitado con mucha frecuencia, sabía que el ex marido de Bulma Briefs era una persona de carácter fuerte y muy especial así que siempre había sido un honor verlos disfrutar de su comida, sabía que ese día era el aniversario de ellos pero no sabía que tan especial era ese día para los esposos; lo entendió cuando después de que se hizo público su divorcio, ella apareció al año siguiente en el sitio en el mismo día que solía celebrar su aniversario, fue así que sin que nadie se lo pidiera él ordenó que ese día mantuvieran cada año reservada la mesa especial que antaño ocupaban los esposos, un acierto para el hombre al ver que cada año había un encuentro singular en ese sitio que jamás nadie podría explicar.
Ella llegó y de inmediato la atendieron, la llevaron a su mesa favorita, en un rincón apartado que tenía mucha privacidad y daba la vista al pequeño lago artificial que tenía el sitio, había llegado una hora antes de lo habitual porque necesitaba pensar, y con tristeza se dio cuenta que todo el año esperaba ese día, el único en que se volvían a ver frente a frente, pues él cumplió su promesa y jamás se veían para nada, él siempre procuraba jamás importunarla.
Jamás hicieron pacto alguno, pero desde que se separaron, cada año, sin habérselo propuesto ambos llegaban al sitio, coincidiendo si proponérselo y cenaban en silencio, hablando un poco y diciéndose con la mirada lo que callaban y que ya no podían decir abiertamente, tomó un poco del vino dulce que había en su copa para pasarse así con ese trago el nudo de sentimientos que se agolpaban en su pecho y le apretaban también la garganta.
Aún recordaba que la decisión la tomó después de hablar con Milk:
"— Si en verdad te quisiera no te dejaría tanto tiempo sola Bulma, además Vegeta no cambia, cuanto tiempo crees que pase antes de que vuelva a aparecer algún villano que le ofrezca más poder y decida dejar todo otra vez como lo hizo cuando Babidi se lo pidió— Decía Milk quien a pesar de todo nunca había tenido en buena estima al príncipe saiyajin, y creía que él no merecía tener a Bulma a su lado.
—Eres hermosa y aún eres joven Bulma deberías buscar a alguien más—"
Bulma recordaba que después de aquella conversación se había sentido muy enojada con Vegeta, pero tiempo después de su divorcio fue a ver a Milk quien como siempre despotricaba contra Goku y su falta de ayuda.
"— ¿Si tan infeliz eres, porque no te divorcias de él? Ese fue el consejo que me diste a mí, ¿Recuerdas?¿Por qué no lo dejas?— Comentó curiosa Bulma quien ya se había cansado de las quejas de siempre de la pelinegra.
Milk la miró antes de decir — Que tonterías dices Bulma, una mujer tradicional como yo jamás dejaría a su esposo, además el divorcio es para las personas de ideas más liberales como tú y a pesar de todos sus defectos amo a mi esposo, no podría concebir mi vida sin Goku —"
La respuesta de Mik la molestó, después de eso aunque seguía manteniendo la amistad con ella se había separado, haciendo cada vez más espaciadas las visitas, decidió no estar tan cerca, todo le recordaba siempre a Vegeta y la decisión impulsiva que ella había tenido y que muchas veces le hacía cuestionarse, si en verdad habría sido la más adecuada.
"Y aunque la historia se acabó, hay algo vivo en este amor. Que aunque empeñados en soplar, hay llamas que ni con el mar..."
Se hallaba mirando hacia el precioso lago, suspirando por lo que pudo ser y no fue, lamentándose de sus decisiones que no la habían hecho feliz, escuchó cuando la silla frente a ella se movió, y volteó.
— No te escuché llegar— Un sonrojo adornó la cara de Bulma, que al ver a su ex esposo y lo guapo y varonil que se veía en ese traje de diseñador, se sintió cohibida, ella ya no era una mujer joven, y lo único que la hacía no salir corriendo de la vergüenza al estar frente a él era saber que se mantenía con una apariencia más jovial de lo que una mujer de su edad tendría, ya que la última vez que junto las esferas del dragón, pidió como deseo poder envejecer al ritmo que lo hacía la raza saiyajin, lo que la hacía ver bastante joven para su edad; los medios de la farándula siempre decían que era seguramente alguna tecnología que la dueña de la CC había desarrollado para mantenerse bella, pero que ni así había podido evitar que la dejaran.
Vegeta miró a Bulma, como cada año, ella lucía preciosa, exquisita. La amaba demasiado, cada día, cada año ese sentimiento lejos de disminuir se incrementaba y se lamentaba aún más de sus malas decisiones pero nada podría hacerse.
No entendía que lo había llevado el primer año, después de que ella lo dejara, a ir ese día a ese sitio, pero lo hacía. Su argolla de matrimonio, la que nunca se quitaba salvo para cuando iba a entrenar muy fuerte, para no dañarla, se hallaba guardada en el bolsillo de su traje.
Ese día, en esa cena no hablaban de mucho pero era su oportunidad de volverla a tener por unas horas en su vida.
— Te veías pensativa— fue todo lo que dijo mientras se servía una copa de vino también y esperaban a que el mesero llegara con su cena, nunca debían ordenar era como si el chef supiera que darles, nunca era lo mismo pero siempre era exquisito, un platillo elaborado para ellos dos en exclusiva.
—He tenido mucho trabajo, y algunas de las tecnologías de defensa nueva no están quedando y no entiendo cuál es la falla—
Comentó casual, él la miró sabía que era algo más que eso, la conocía tan bien pero decidió seguirle el juego.
— Pasaré en la semana aprobarla y darle mis recomendaciones a tus científicos— Comentó casual.
El sonrojo de ella se hizo mayor — No era mi intención quitarte tu tiempo Vegeta—
Pero antes decir nada más el hombre la interrumpió — Tonterías eso no interfiere con nada—
Ella sonrió agradecida — Gracias Vegeta—
Pero Bulma no podía esta vez quitarle los ojos de encima a Vegeta, se veía tan malditamente bien, intentó desviar sus pensamientos — Sabes, nunca te agradecí por todo lo que hiciste por mí durante nuestra separación, saliste y asumiste toda la culpa y soportaste a los medios—
Vegeta resopló, —Son unos insectos, si no los maté fue porque te habrías enojado—
La risa de ella aceleró el corazón del guerrero que no había vuelto a ser feliz, salvo cuando pasaba tiempo con sus hijos y cada año ese día que podía verla.
Después de que el mesero llegara con su cena se quedaron callados un largo rato, solo dándose largas miradas, diciendo con los ojos lo que de su boca no salía: Que a pesar de tantos años aún se amaban, que a pesar de todo su historia no había acabado, aún no...
"Las flores de mayo, poco a poco cederán a las patas de gallo y nos buscaremos con los ojos por si queda algo.."
— Malditos saiyajines no importa cuantos años pasen se ven exactamente iguales, no es justo que te veas tan malditamente bien Vegeta...—
Decía Bulma en voz baja y se sonrojó de inmediato por su exabrupto, pero era la verdad ella no podia evitar mirarlo y suspirar, desvió la mirada por vergüenza.
— ¿Me lo dices tú que te sigues viendo tan exquisita que tengo que evitar querer matar a cada maldito insecto que vuela a tu alrededor merodeando, queriendo robar lo que yo he perdido?—
Bulma abrió los ojos y el sonrojo incrementó mientras su corazón golpeaba locamente queriendo salir de su pecho.
— Vegeta...—
Él miró a su alrededor, estaban solos, la mesa tenía muchísima privacidad. La mano del saiyan se posó delicada en la mejilla de la fémina, Bulma sintió que sus piernas flaqueaban, si no hubiera estado sentada se habría caído.
Y ella sintió por fin que ya no podía, los ojos el saiyan ya no estaban velados para ella, cada año le mostraban muchas cosas pero esta vez... Esta vez le mostraban todo el amor que había mantenido siempre en él.
Las lágrimas se agolparon en los ojos de ella — Fui una tonta...— cerró los ojos recargando su mejilla en la mano de él.
— Lamento tanto lo que hice...— Por fin después de tantos años se había quebrado y sacó de su corazón la tristeza por una mala decisión.
— Hiciste lo correcto, solo asi entendí todo lo que hacías por mí, por nosotros... Soy yo el que falló —
El llanto de ella se hizo mayor, la dejó llorar en silencio, acunando su mejilla.
Odiaba verla romperse en un sitio tan público, ella estaba hecha par la alegría, para sonreír y ser feliz, la melancolía, la tristeza no le sentaban bien, ella no debería sufrir.
Bulma trató de recomponerse y más porque sabía que en cualquier momento regresaría el mesero y no quería mostrar su debilidad frente a los demás, ya era demasiado el que su orgullo se viera aplastado al romperse frente a Vegeta, después de todo había sido su decisión la que los alejó.
Dejó de recargar su mejilla en la mano del varón y se secó lo ojos y lo miró de nuevo, mil emociones afloraron en su piel, esa mirada dejaba ver tanto cariño tanta ternura que le dio la calidez y seguridad a su corazón que hacía tantos años le habían faltado.
Justo en ese momento el mesero llegó a su mesa llevando en postre, pero el corazón le latía dolorosamente emocionado y tenía un nudo que cerraba su estómago.
La mano de Vegeta por debajo de la mesa tomó la suya en forma discreta, dándole un suave apretón le transmitió así la seguridad que necesitaba, y la sonrisa regresó a ella, incluso brilló en sus ojos.
"El siete de septiembre es, es nuestro aniversario y no sabemos si besarnos en la cara o en los labios"
Terminaron su postre sin decir una palabra más pero no era necesario todo lo que debían decir ya había sido dicho, se quedaron viéndose frente a frente, las miradas de ambos expresaban todo.
Salieron de esa velada como cada año, pero a diferencia de los años anteriores donde se daban un titubeante beso en la mejilla como despedida y se alejaban con las emociones agolpadas en el pecho sin poder decirlas, esta vez Vegeta se hallaba decidido. Se había alejado de ella cuando se lo pidió creyendo así que ella sería feliz, pues todo lo que él saiyan buscaba era la felicidad de su Bulma y eso había sido un craso error, las lágrimas que derramó hoy contenían demasiados dolores añejos, esas lágrimas cargaban el sentimiento de demasiados años...
Estando ahora parados afuera de ese restaurante y mientras Bulma intentaba despedirse él la cortó, — Aún no acabamos de hablar— fue todo lo que dijo antes de tomarla delicadamente del brazo por un breve momento para mostrarle hacia donde irían y hacerla avanzar con él rumbo a un parque cercano.
Estando en ese lugar donde él sabía que estaban completamente solos la tomó de la mano, y antes de que ella dijera cualquier cosa la atrajo hacia sí, abrazándola y besando en forma suave y sensual los labios color granate tan suaves, tan deliciosos y atrayentes de su musa azul.
Bulma tembló, y se derritió en los brazos del saiyan, ambos suspiraron saboreando ese beso, tan rico tan adictivo, habían estado tan faltos de estos tantos años que habían estado famélicos, y no lo sabían hasta ahora, que la urgencia llegaba a ellos y el beso cada vez se hacía más y más intenso y pasional.
Para cuando se separaron la respiración de ambos estaba alterada, y él no pudo refrenarse más, verla así en sus brazos con los ojos brillando de emoción y de amor, con el cabello un poco revuelto y los labios rojos algo hinchados por los besos recientes le hicieron tomar la decisión, la tomó entre sus brazos y la llevó volando al lugar que era su casa en la tierra desde que había cometido la estupidez de dejarla alejarse de él.
"Y aunque la historia se acabó, hay algo vivo en este amor. Que aunque empeñados en soplar... Hay llamas que ni con el mar.
El siete de septiembre es, es nuestro aniversario..."
Llegaron a la casa del saiyan y entraron ahí, Bulma sentía su corazón emocionarse, desde que ellos se separaron ella no supo cómo era la casa que él había adquirido, había pedido a los abogados que no escatimaran en gastos y si bien el saiyan decidió que fuera comprada en una zona muy exclusiva y tenía muchísimo terreno que la hacía mantener una gran privacidad, la casa en sí no era tan grande, solo tenía 3 habitaciones, una para él y las otras dos era para sus hijos.
Si bien la casa era cómoda y de buen tamaño y tenía afuera en el jardín una cámara de gravedad construida para su Suso durante sus estancias en la Tierra, no era algo que se llamara lujoso en exceso.
Miró todo lo que contenía esa casa, tenía un gusto exquisito, una punzada de celos llegó a ella.
«Cuantas mujeres estuvieron aquí... cuantas de ellas ayudaron a decorarlo...»
Se sonrojó al darse cuenta lo que estaba haciendo, ella estaba muy celosa pero no tenía ese derecho, lo que él saiyan hubiese hecho o no con su vida después de separados no era algo que ella podría reprochar, ella no había sido una santa.
«Pero todo me salió mal, las pocas veces que intenté tener intimidad con alguien más fue horrible... no lo pude hacer... no eran él»
¿Había pensado en ella alguna vez antes de meterse con otras mujeres?
Porque Vegeta había venido a su memoria cada vez que intentó tener una relación con alguien más y jamás pudo hacerlo, nadie pudo superarlo.
Como si Vegeta leyera sus pensamientos la abrazó por detrás, inhalando el aroma dulce del cabello de la peliazul y su nariz se enterraba en su cuello, el perfume con toques de sándalo y lirios de la mujer lo hacía querer ronronear, mientras con suavidad posaba algunos besos en ese delicado cuello blanco.
— Bra se quejó hace algunos años de mi falta de interés por tener la casa decorada así que ella me ayudó en eso... espero no sea muy excesivo todo lo que ella hizo—
Comentó a modo de disculpa, realmente a él le había dado igual si solo había un sillón una mesa y una cama en ese lugar, estaba acostumbrado a pasar largo tiempo en lugares incómodos, pero sus hijos iban a verlo y aunque Trunks jamás se quejó Bra sí, por lo que aceptó que ella hiciera cambios, intentó hacerla feliz.
Bulma se sintió avergonzada, pues había creído que tal vez alguna de las ex novias del saiyan lo habían hecho.
— Yo... Vegeta no debes excusarte, por el contrario todo tiene un gusto exquisito, pensé que alguna de tus ex novias había sido, no sabía que Bra tenía tan buen gusto...— Comentó casual intentado quitarle peso a lo dicho, pero el saiyan la conocía mejor, y la volteó dejándola frente a él, alzó con su dedo el mentón de la mujer para que lo mirase a los ojos.
— Nunca busqué la compañía de otra mujer, solo hay una sola mujer en este planeta que puede estar a la altura de ser la compañera del príncipe de los saiyajines...— Comentó antes de acortar de nueva cuenta la distancia entre ellos y cargarla en sus brazos.
Para cuando Bulma volvió a tener razón de sí misma se hallaban en la recámara del saiyan, su corazón se sentía tan hinchado de amor por él, que ahora se daba cuenta que su orgullo había sido mayor y más estúpido del que él había tenido alguna vez pues por su propia culpa ambos habían sufrido todos esos años.
Como si leyera sus pensamientos el saiyan puso uno dedo sobre sus labios antes de que ella se disculpara de nuevo.
— lo hecho, hecho está, nada de lo pasado importa, solo hoy y a partir de hoy lo que quieras que sea para nosotros eso será.—
La abrazó en forma tan suave y delicada, la besó en forma tan seductora, y la cargó de frente a él, el vestido de Bulma se subió dejando ver sus hermosas piernas mientras ella se agarraba a las caderas del saiyan, y sentía como él la sostenía en forma firme de sus glúteos.
Caminaron en forma atropellada entre besos y jadeos dentro de la alcoba del saiyan acercándose a la cama, en forma rápida y desesperada comenzaron a desvestirse, él quería romper toda la ropa, destruirla pero ella no traía ropa de repuesto, y solo eso refrenó sus instinto animal de arrancarle todo de un tirón.
Besos y caricias llenaron ambos lados, ella estaba tan hambrienta como él, redescubriendo todas las cicatrices en el cuerpo del guerrero las nuevas que se había hecho durante ese tiempo y las viejas que ella ya conocía de memoria.
Él, deseoso se pegó a esos suaves y cálidos pechos que siempre lo volvían loco, besándolos, mordiéndolos, adorándolos como hacía tantos años no lo hacía, la mujer era adictiva, demasiado bella, demasiado tentadora.
Quería beber de ella como hacía tanto no había hecho pero estaba tan desesperado en sentirla que lo dejaría para después, tocó ese paraíso que había entre sus rizos azules, estaba tan mojada, tan dispuesta, los suaves gemidos que de ella salían eran tan sugerentes tan malditamente cautivadores que no pudo ayudarse más y entró en ella, lo más lentamente que su necesidad le permitía, hacía tantos años que no estaban juntos y aún recordaba la incomodidad del principio que ella sintió la primera vez en lo que se ajustaba a su tamaño.
Si bien ella sintió escalofríos recorrerla, estos fueron deliciosos, hacía tanto que no tenía a su esposo entre sus piernas que ahora que por fin lo tenía no podía recordar la estupidez por la que decidió alejarlo.
Se mordió el cachete por dentro, incluso el labio intentando sofocar el gemido mitad placer mitad dolor que sintió con la intromisión del saiyan en su cuerpo.
Dolía un poco, mientras ella abría sus ojos, y sentía que se perdía en la mirada negra que la observaba, después el dolor se volvió en delicioso placer, ¡Como lo amaba!
Él la besó como solía hacerlo desde siempre, pintando el lienzo blanco de su cuerpo con sus besos, pequeñas mordidas que dejaban tonos rojizos sobre ella, reclamando así de nueva cuenta a su mujer, mientras aumentaba el ritmo de sus embestidas, ella era exquisita, entrar dentro de ella era estar en el cielo, era como si un guante de seda apretara en forma inefable su miembro, llevándolo al éxtasis.
El sonido de sus cuerpos chocando entre sí lo estaban haciendo querer entregar toda su semilla en ese momento, pero primero quería hacerla venir otra vez más.
Bulma estaba completamente rendida, hasta ahora la boca pecaminosa de Vegeta la había llevado al orgasmo con la forma tan sensual y varonil de besarla, al sentirlo amamantarse de sus senos y cuando esos dedos profanos tocaron impunemente su zona sur llevándola a otro orgasmo al acariciarla de esa forma tan lasciva mientras él seguía follándola de esa manera tan salvaje, tan sensual, haciéndole el amor en cuerpo y alma.
Sintió de nuevo un orgasmo construirse en ella como un fuego increíble que la devoraba por dentro, no pudo más que suspirar satisfecha y gemir más alto mientras él la besaba lujuriosamente y la embestía más rápidamente.
Vegeta la sintió temblar sabía que ella acababa de venirse de nuevo, el sudor de la peliazul en su frente y la mirada perdida, además de los temblores en el cuerpo de ella y la forma tan jodidamente exquisita en que ella comenzó a apretarlo le dijeron que había hecho más que bien su trabajo y había podido reclamar a su mujer nuevamente como debía de ser, así que por fin se entregó a su propia liberación, un gemido ronco salió de él mientras se sentía explotar, derramarse dentro de ella.
Después de tan intenso orgasmo ambos cayeron rendidos en los brazos del otro y el sueño los venció de inmediato.
Algunas horas después cercano a la media noche, el celular de la peliazul sonó, sacándola de tan placido sueño.
— ¿Si? —Contestó aún con los ojos cerrados ni siquiera vio quién era, pero suponía que era alguno de sus hijos.
Vegeta por el contrario se hallaba acostado a su lado abrazándola, escuchando en silencio, había tomado una decisión y esta vez no se haría a un lado, más valía que no fuera algún maldito insecto que la pretendía o lo aplastaría, se alejó muchos años de ella esperando que aunque eso desgarrase su corazón ella fuera feliz pero no lo había sido, así que esta vez él lucharía.
Afortunadamente para él no era ningún intento de rival.
—¿Mamá? ¿Estás bien? Estaba preocupado porque dijiste que no llegarías tan tarde a la casa y ya casi es la medianoche, y no nos comentaste nada a mí ni a Bra... solo quería saber de ti—
La voz preocupada del crío le hizo entender a Vegeta que su hijo había seguido al pie de la letra la promesa que él le había pedido hacer cuando ellos se separaron: Que cuidara siempre de su madre.
— Estoy bien cariño, solo se me hizo un poco tarde...— Decía ella aún adormilada mientras sentía los brazos de su príncipe pegarla más a su cuerpo y comenzar a acariciarla por debajo de la sábana.
Pudo sentir como la virilidad de su hombre revivía y comenzaba a sentir cada vez más grande y duro entre sus nalgas.
— ¿Segura mamá? Tu voz se escucha un poco rara—
Y como no se iba a escuchar así si se había quedado un poco afónica por los gritos de pasión que sin poder evitarlo había sacado por culpa de Vegeta, además de que ahora tenía el efecto adormilado, una extraña combinación, pero antes de que pudiera contestar, el saiyajin le quitó el celular de las manos y contestó por ella.
— Tu madre está bien, la llevaré mañana temprano, ahora deja de importunar mocoso —
Dijo en forma abrupta por el teléfono, el saiyajin.
— ¿Papá?— Confuso contestó Trunks, pero su padre le colgó de inmediato.
Bra se acercó a su hermano, había escuchado la conversación, estaba tan confundida como Trunks pero también emocionada. — ¿Era papá verdad? Yo también escuché su voz, ¡Está con ella! ¡Están juntos Trunks! — La joven saltaba de emoción y el mayor de los hijos de la pareja también sonrió, por fin las cosas volvería a estar bien.
— ¡Vegeta!— Regañó alarmada la peliazul, pues no quería hacerse ilusiones y menos ilusionar a sus hijos con algo que tal vez no sucedería, ella no sabía si el saiyan solo quería que fuera amigos con derechos, amantes, no sabía si se hallaba más a gusto con su privacidad, y no sería tan cruel que sus hijos se hicieran ilusiones, ella misma temía ilusionarse y después sentir su corazón romperse si no pasaba.
Ella lo vio alejarse de su lado e ir a buscar algo en el saco de su traje mientras permanecía en su gloriosa desnudez, para después acercarse a ella quien ya se había sentado en su cama y solo tenía la sábana cubriendo su cuerpo.
Lo vio hincarse frente a ella mientras le mostraba la argolla de matrimonio que pertenecía al saiyan.
— Solo me la quito para entrenar para que no se dañe o en nuestro aniversario porque no quiero incomodarte— Decía mientras se la mostraba y después se ponía él mismo su argolla de matrimonio donde siempre debía estar.
Él continuó — Para mí jamás dejaste de ser mi mujer y aceptaré lo que tú decidas: Seré tu amante, tu amigo, tu esposo, volveré a tu casa o me quedaré aquí y aceptaré lo que digas pero no me alejaré más — Decía mientras se levantaba de su lugar y se acercaba a la cama en forma decidida y le quitaba las sábanas a la mujer mirándola con lascivia en su gloriosa desnudez.
Las lágrimas de alegría comenzaron a brotar de Bulma, pero antes de que él dijera algo más ella se levantó y tomó su bolsa sacando su propia argolla, y poniéndosela en su dedo, esa era la respuesta que él necesitaba, la jaló de nueva cuenta a sus brazos...
"Es nuestro aniversario..."
Se besaron mientras volvía a hacer el amor, y por fin volvían a sentirse vivos, podían alejarse a miles de años luz de distancia o vivir cientos de vidas pero ambos lo supieron, jamás dejarían de buscarse el uno al otro y de encontrarse para amarse con la fuerza de mil vidas.
El beso profundo de su esposo mientras comenzaba a hacerle el amor con ternura le dijo que ahora todo estaría bien...
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¡Hola a todos!
Espero les haya gustado este song fic, basado en la canción de Mecano llamada. El 7 de septiembre, una canción muy preciosa, originalmente debía salir ayer 7 de sept. Pero no alcancé a publicarlo, porque desperté ayer en la mañana con esa melodía en ese día y el one shot vino a mi tan fuerte que tenía que escribirlo.
Espero les haya gustado y me den sus comentarios, los quiero y gracias por leer .
