Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.
No, no era una cita, simplemente estaba cumpliendo un trato.
Prometió a Bulma que si lo ayudaba y la cámara de gravedad estaba lista pronto, él la acompañaría a ese tonto evento.
Había sido el trato más estúpido que ella había hecho, "Tonta", así la llamó, y se mofaba de lo mismo, "Esa mujer es tan tonta que ve cosas que no existen", "Solo iré porque dijo que habría buena comida y porque cumplió su parte del trato, la cámara está lista".
Su risa malévola apareció en su rostro mientras se carcajeaba petulante y esperaba.
Tenía poco que algo más se había desarrollado entre ellos, aún era algo tan pasional que no tenía nombre, la vio llegar, y el se rió de medio lado, burlonamente.
Esa era la forma de esconder tras esa sonrisa cínica que ella realmente lo había impresionado. Bulma se veía magnífica, la muy descarada caminaba y bamboleaba suavemente sus caderas, mientras ese atrevido y cortísimo vestido de verano apenas cubría suavemente sus grandiosas y atractivas piernas.
—¿Llevas mucho esperando Vegeta?— Hizo la pregunta mientras parpadeaba inocentemente, como si no supiera lo que su presencia y su forma de vestir ocasionaban a su paso, pues más de un hombre volteaba a verla.
Vegeta fingió ignorarla — Llegas tarde,— comentó serio, algo irritado.
—Es una simple comida Vegeta, papá no puede asistir y me pidió acudir en su lugar— Bulma pretendía usar ese momento para definir un poco más lo que sea que sucedía entre ellos, no era claro, no tenía un nombre ni definieron límites simplemente pasó, y sabía que de no definirlo, las cosas así como un día empezaron tal vez acabarían, y ese era el tema, la peliazul no quería que acabasen.
Ella vio que Vegeta avanzó detrás de ella, esa era una buena señal, aminoró el paso para ir a su lado.
— Sabes Vegeta, deberé presentarte en la comida, entonces... ¿Cómo sería mejor que te llamase?—
Decía intentando que él le diera un título, el saiyan la miró confundido — Por mi nombre, Vegeta— Dudó si la mujer estaba bien de la cabeza, o ¿Tal vez en la tierra en las presentaciones sociales se hicieran de otra forma?
— Podrías decirme Vegeta IV si quieres, es mi nombre completo — contestó en forma seca.
Bulma intentó no perder los estribos, — Me refiero a que título te doy...— A Bulma comenzaba a desesperarle que el saiyan no entendiera la situación.
El la miró como si ella estuviera loca — Pues qué otro título va a ser más que Príncipe Vegeta— dijo como quien menciona una obviedad.
Para ese momento Bulma había perdido por completo la paciencia — ¡Ush Vegeta! ¡Me refiero que somos tú y yo.
Él la miró, la piel de porcelana de la mujer parecía brillar bajo la luz de la tarde, el leve rubor producto de su molestia le daba un aire tan deseable.
— ¿Que más vamos a ser? Yo tu huésped y tú una científica loca medianamente buena a la que tolero porque a veces haces cosas brillantes y porque tu padre si que es un gran científico— dijo Burlón.
Vio la mirada confundida y dolida de ella que se mezclaba con su molestia.
— ¿No te referías a eso eh? ¡Ahhhh ya veo!
La miró mordaz, odiaba que la mujer quisiera manipularlo, simplemente se habían acostado juntos, no tenían ni una relación ni nada, así que decidió darle una lección pues últimamente se sentía con demasiados derechos sobre él.
—¿Te refieres a que hemos forn1cado juntos? No te confundas no fue nada especial—
Vio la mirada de dolor de la peliazul pero solo duró un instante, esos ojos azules eran increíbles mostraban tantas aristas en un solo instante, el dolor duró lo que un suspiro porque al otro momento ya estaba ella viéndolo con furia retadora, la vio pararse derecha y resaltar más esos deliciosos pechos que lo volvían loco mientras lo retaba con la mirada.
— ¿Así que nada eh? Está bien...— Decía mientras se volteaba en forma digna y se alejaba del saiyan.
Llegaron al lugar había tanta gente, Bulma decidió olvidarse del saiyajin, llegó y lo presentó como Vegeta, un huésped de su casa.
Vegeta se arrepintió de haberla hecho enojar, prontamente ella se olvidó que estaba ahí, solo se acercó a ver que comiera y decidió socializar con los demás, dejándolo solo.
La miró demasiado entretenida con un insecto cualquiera y eso lo molestó, ella no iba a ignorarlo así.
Decidió que se marcharía, terminó de comer y se levantó, ella venía regresando a donde estaba y el insecto incompetente que había hablado todo el rato con ella venía a su lado.
— ¿Te vas?— Preguntó curiosa, él esperaba que ella se molestara, de alguna forma quería de vuelta su atención.
Él apenas asintió en forma casi imperceptible con la cabeza antes de alejarse, y ella pensó que él se había marchado de regreso a la corporación a seguir entrenando, y esa fue la intención inicial que él saiyan tenía, pero no fue así... Pese a su molestia se quedó cerca, lo sacaba de quicio que ese insecto quisiera tocar lo que era suyo.
No se percató de la posesividad con la que pensaba en ella, porque no lo hacía en forma consciente, pues siempre se decía en voz alta que ella no le importaba, que era una aventura y ya, entonces... ¿Por qué le molestaba pensar que de pronto ya no tuviera acceso a ese cielo azul? ¿Porqué el solo pensar en que esa atrevida humana estuviese con alguien más lo desquiciaba?
Habían pasado más de dos horas desde que se había ido, ¿Porqué parecía que an ella no le había importado su ausencia? La indiferencia de la humana lo estaba desquiciando.
Cuando Bulma llegó a la corporación cápsula, se hallaba ahora de mucho mejor humor, le había dolido el desplante de Vegeta, pero no lo tomó a mal, sabía cómo era de esquivo ese saiyajin y ella lo había presionado demás, ¿Que esperaba? Que de buenas a primeras el aceptase llamarla su... ¿Qué? ¿Qué eran? ¿Que nombre tenía eso? Era nada... su nada... su momento...
Prefirió no deprimirse antes la nula capacidad de hallarle un nombre a lo que ellos tenían, cuando ingresó a la casa, decidió pasear por el jardín interior, no se percató que el saiyajin estaba ahí, pues había llegado minutos antes que ella.
Para cuando ella reaccionó había sido acorralada contra un gran árbol, lo miró confundida — ¿Vegeta?—
El príncipe saiyajin estaba harto de las cosas raras que había comenzado a sentir a raíz de que había compartido su lecho con la humana, por ratos la aborrecía, y por ratos ese sentimiento se tornaba en una necesidad que inflamaba todo su ser y quería besarla y tomarla y saborear no solo la boca sino el cuerpo entero de la mujer.
— Deja de jugar conmigo Bulma— Decía mientras daba un puñetazo suave al árbol casi partiéndolo mientras ella lo miraba desconcertada.
Vegeta no sabía muy bien qué hacer así que hizo lo que su instinto demandaba, miró que no hubiera nadie cerca y la besó con todas sus ganas.
Bulma se deshizo en sus brazos, se dejó besar, se dejó abrazar, solo se dejó fluir, su corazón latía emocionado.
— Estás conmigo, eso eres—fue todo lo que dijo para alejarse sin dar más explicación, pero ella no lo necesitaba, sabía que a su manera él había dejado claro que lo que había entre ellos era algo más que un simple acostón del momento, se pertenecían.
Paciencia, eso necesitaba, para dejar que ese esquivo saiyajin poco a poco le dejase entrar más y más en su corazón y tal vez algún día podrían poner un nombre real a eso que ambos tenían...
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Espero les haya gustado :)
