Atención Este capítulo contiene escenas eróticas con contenido sexual. Leer bajo su propia responsabilidad.

Los personajes no me pertenecen son creación del gran Akira Toriyama. La trama e historia si son idea original mía.

Ya no puedo volver atrás, soy parte de este juego que se juega con fuego amor.

Todo quema en mi corazón que se agita a mil por hora y yo perdiendo el control.

Seducción peligrosa poción, que me envenena el cuerpo, me pone al descubierto amor.

Sin defensas estoy tan propensa, al pecado de tu boca que todo esto provoca en mí… — Seducción, Thalía

El celular sonó por décima, ¿O tal vez duodécima vez? Bulma ya no lo sabía, estaba harta, ese día había decidido levantarse muy temprano para correr un poco, se sentía cansada, no era fácil llevar su vida y encima lidiar con la ruptura con Yamcha, estaba realmente cansada.

El teléfono volvió a sonar y esta vez contestó enfadada — No Yamcha, ya te dije que no necesito ayuda— Se calló mientras escuchaba los mil pretextos de su exnovio para querer ir a su casa.

— No necesito ayuda ya terminé de hacer ejercicio por hoy. ¡No! No vengas no te necesito—

Colgó furiosa, Bulma mientras tomaba agua y se secaba el sudor, ¡Que desvergüenza de Yamcha hablarle después de que lo encontró besándose con otra!

— ¡Ese tonto!— Furiosa dijo mientras avanzaba saliendo de la zona de gimnasio que tenía en la

Corporación cápsula.

Vegeta justo había ido también para usar un poco de esos aparatos arcaicos en lo que el Dr. Briefs acaba de arreglar otra vez su cámara de gravedad.

El anciano le había sugerido usar estos aparatos para hacer ejercicio, pero ahora el peliflama creía que el científico le había querido jugar una broma.

— Estás porquerías no ayudan a nadie— o eso creyó hasta que vio a la descarada mujer usarlos.

— Es muy mala con el ejercicio — Decía burlón mientras se mofaba de la pésima condición física de la peliazul.

Ella se percató que estaba ahí, y vio la risilla burlona en su cara, lo que la irritó más, estaba harta de todo y seguía furiosa por culpa de su exnovio, y ahora por el dolor de sus músculos por haber hecho ejercicio exageradamente en un intento por quemar algo de su furia.

— ¿Ush que haces aquí Vegeta? ¿Vienes solo a burlarte?—

El saiyan alzó la ceja y le dio una sonrisa ladina, de medio lado, — Tu padre, el dueño de la casa me dijo que podía hacer uso de TODA ella e insistió en que usara estos tontos aparatos para ejercitarme ya que está reparando mi cámara de gravedad... aunque ahora que lo pienso... parece que me jugó una broma estás cosas son de juguete— Decía burlón mientras le daba una mirada despectiva al gimnasio.

— ¡El equipamiento de mi gimnasio no es de juguete! De hecho contamos con la mejor tecnología, ¡Yo no tengo la culpa de que seas un saiyajin y de que tengas fuerza exagerada para un humano normal! — Furiosa gritó.

A Vegeta le gustó lo que vio, estaba roja de la furia, el sonrojo de su cara la hacía atractiva y esas prendas que usaba para ejercitarse se le ceñían tan bien al cuerpo que era agradable para la vista del saiyan.

Decidió picar aún más en orgullo de la fémina, pues tenían semanas que las discusiones entre ellos habían escalado y últimamente la tensión sexual se había disparado por los cielos.

Ambos sabía que algo sucedía entre ellos, se molestaban hasta el grado de que eso ya parecía más coqueteo que provocación, y no entendía porque de pronto imaginar yaciendo con esa descarada y vulgar hembra le había dejado de parecer una atrocidad.

Vegeta dio un paso atrás, decidió que por hoy había perdido demasiado tiempo peleando con ella, se volteó y la ignoró dejándola más furiosa con su actitud altanera.

— Estúpido saiyajin ¿Quién se cree?— Mientras se iba adolorida rumbo a su cuarto, pondría la tina de baño y sales aromatizantes para relajarse, eso es lo que haría.

Vegeta se dio cuenta que no podría avanzar mucho en ese gimnasio pues no estaba equipado para poder resistir la fuerza de un saiyajin y menos de alguien de alto rango y poder elevado como lo era el príncipe saiyajin, así que decidió irse a entrenar fuera.

Pasaron varias horas, el día como tal terminó y estaba comenzando a oscurecer cuando el saiyan por fin decidió regresar a la corporación cápsula.

Bulma después de haberse dado un baño reparador, se tomó algunos medicamentos para el dolor y se fue a trabajar pero tuvo que terminar pronto porque el malestar aún no se le quitaba, además de que seguía con el coraje que tenía por culpa de Yamcha,

— Un daiquirí de frutos rojos, eso es justo lo que necesito— decía la peliazul mientras terminaba de prepararse la deliciosa bebida alcohólica y se iba caminando rumbo a la terraza en el jardín.

Ahí la halló el saiyajin cuando regresó de su entrenamiento, recostada en uno de los camastros mientras disfrutaba de la bebida deliciosa de frutos rojos que se había preparado, era la segunda que se bebía, y se sentía un poco mejor al beberla.

Bulma tenía buena resistencia al alcohol así que dos daiquirís no suponían un problema para ella, de hecho esa cantidad de alcohol solo la ponía alegre y la hacían más habladora, pero justo ahora que pensaba que estaba sola,

se hallaba recostada con los brazos tras su cabeza y una pierna semi levantada mientras hablaba consigo misma.

— Ese tonto que cree que voy a creerle sus cuentos— Molesta decía. — "Bulma no es lo que tú piensas es solo una fan"— Remedaba imitando al que hasta hace poco tiempo había sido su novio. — Como si yo fuera estúpida, la ayudabas metiendo tu lengua casi en su garganta, maldito idiota — furiosa decía, mientras pataleaba un poco lo que hacía que sus bien torneadas piernas se vieran bastante apetecibles debido al short de escasa longitud que traía puesto.

Vegeta veía todo lo que ocurría con diversión, "Vaya la humana es bastante entretenida" Malicioso pensaba, estaba por hacer notar su presencia cuando el teléfono de la peliazul sonó.

Ella miró la pantalla y rodó los ojos con fastidio mientras rechazaba la llamada, pero antes de que se pudiera poner cómoda el celular comenzó a sonar de nuevo.

—¿Que quieres Yamcha?—

El lobo del desierto se sentía bastante nervioso pues ahora sí Bulma se escuchaba muy molesta, — ¿Solo quería saber cómo sigues? En la mañana seguías adolorida...—

Contestaba por el celular el desesperado guerrero, que solo quería busca una forma de redimirse para que Bulma lo perdonase.

Para desgracia suya a ella realmente le dolía el cuerpo por haberse excedido en el ejercicio, en un intento por sacar su furia, así que Bulma simplemente le gritó "Que la dejara en paz" antes de colgarle.

— Estupido Yamcha— dijo más furiosa.

Vegeta divertido por fin hizo notar su presencia.

—Sabía que estabas loca pero ahora lo confirmo — Decía burlón aunque sus ojos se desviaban a esas piernas increíblemente encantadoras que Bulma dejaba ver pues su short era demasiado corto.

—¡Ya cállate Vegeta! No quiero escuchar tus comentarios sarcásticos hoy, ¡Déjame en paz!—

Decía enojada la peliazul, pero el saiyan no hizo caso, había estado todo el día fuera intentando entrenar infructuosamente y deseaba quitarse un poco del hartazgo.

— No te desquites conmigo porque el insecto ese te haya hecho enojar nuevamente humana, es tu culpa por tener tan bajos estándares —

Dijo burlón mientras se acercaba a ella, pues le encantaba verla enojada, la mujer era hermosa, no era ningún ciego para no verlo, así que cada que podía se deleitaba admirando toda esa gama de colores que se reflejaban en las mejillas de la humana, desde un sonrojado rosado hasta le rojo intenso pero sobre todo le fascinaba verla enojada; el brillo de esos ojos azules, que podían ser desde desafiantes hasta muy coléricos, todo eso le fascinaba ver al guerrero.

Vegeta no entendía porque esa mujer llamaba tanto su atención, se seguía diciendo que era porque era menos sosa que el resto de las mujeres de ese planeta, pero sabía que había más que eso.

—Lo que haga o deje de hacer no te importa! — Furiosa dijo la peliazul mientras se levantaba de un salto bastante enfadada y en actitud muy bélica, sin embargo tan pronto lo hizo el dolor de sus músculos le hicieron pagar caro ese brusco movimiento — Auch— Se quejó adolorida, Vegeta sonrió al escucharla.

—Patética y debilucha— Se mofó, mordaz el saiyan.

— ¡Ah! Si eres tan bueno con el ejercicio deberías ser buen huésped y ¡enseñarme!—

Decía altanera, a Vegeta le causó risa su forma tan agresiva de ser, quería ver a hasta donde llegaría su bravuconería.

— Muy bien, iré a bañarme y te veo en una hora en el gimnasio, y si fuera tú...— Decía mientras miraba la forma en que la peliazul estaba vestida. —Me podría algo más decente para entrenar — fue todo lo que dijo yéndose del lugar y dejando a una molesta Bulma ahí.

— ¡Ash pero que se cree ese idiota! ¿Así que cree que mi vestimenta es poco adecuada eh?

Decía mientras se veía en el reflejo de uno de los ventanales, sus largas piernas se veían casi completas debido al cortísimo short casi cachetero que estaba usando y esa blusa de tirantes que dejaba demasiado a la vista sus atributos.

Sonrió maliciosa, mientras iba rumbo a su habitación — Muy bien principito, me pondré algo que será muy cómodo para mí para entrenar...—Decía pagada de sí misma.

Si algo que tenía Bulma es que era demasiado segura de sí misma, se sabía hermosa y con un muy bello cuerpo así que no tenía nada de qué avergonzarse, sonrió mientras entraba a su cuarto... — mmm veamos, algo que me sirva para entrenar...— buscaba entre todas sus cosas, hasta que lo vio, su ropa de cuando jugaba voleibol playero: Un calzón negro cachetero bastante revelador y un sostén deportivo que realzaba bastante su busto.

Sonrió maliciosa, pues sabía que ese día sus padres no estarían, había salido desde la tarde a un evento, así que nadie más que él saiyajin la vería en esas escandalosas prendas, pero estaba tan furiosa y quería darle una lección a ese cretino, adicional a que el alcohol que corría en su cuerpo gracias la envalentonaba más. Las dos bebidas que ya se había tomado, le hicieron llegar a la conclusión que retar a un saiyajin sanguinario en esas diminutas prendas era una gran decisión.

Avanzó vestida con esos diminutos trapos sobre ella y unos tenis deportivos, esperando al hombre en el gimnasio tal como habían prometido.

— Auch... realmente me duele el trasero—Decía mientras se sobaba el mismo.

Su celular volvió a sonar, miró con fastidio el mensaje de Yamcha.

"Bulma si sigues adolorida, puedo recomendarte algunos remedios"

Escribió Yamcha con la esperanza de lograr que la peliazul volviera a hablar con él.

"Piérdete Yamcha" fue lo que furiosa escribió, realmente Bulma estaba harta de esa relación con el lobo del desierto que ya no iba a ningún lado.

— Creo que no entendiste bien mi instrucción mujer, te dije que te pusieras ropa para entrenar—

La voz de Vegeta la sobresaltó, ella volteó a verlo altanera — Con esta ropa estoy cómoda para entrenar—

El saiyajin se había ido a duchar y poner un nuevo traje de entrenamiento, alzó la ceja y sonrió con malicia, "si ese era el juego que ella quería jugar, bueno... a ese juego podía jugar dos"

Ingresó al gimnasio y entrando frente a ella se quitó la parte de arriba de su traje de entrenamiento, quedando desnudo del pecho, mostrando sus perfectos abdominales y sus pectorales de acero a la peliazul, quien casi se atraganta pues justo había decidido tomar un poco de agua antes de comenzar.

— No hagas eso de pronto, ¡Eres un bruto! Y ¿Porque te desnudas? — Alarmada comentó la peliazul.

Vegeta la miró como si ella fuera tonta — Ya que no te molesta la carencia de ropa, no pensé que fuera un problema quitarme la parte de arriba de mi traje también—

La mirada de burla del saiyajin le hizo saber a Bulma que si le exigía que se cubriera, ella perdería ese duelo.

Lo miró en forma altiva, — Haz lo que quieras— mientras ponía sus brazos sobre sus caderas y exigía que comenzaran.

—Haz estado haciendo mal el entrenamiento—, decía mientras la hacía comenzar en uno de los aparatos, Bulma debía sostenerse en unas argollas y tratar de cargar su peso subiendo.

Ella de verdad lo intentó, intentó subir mientras el saiyajin la miraba pero sus brazos temblaban ella no estaba hecha para el ejercicio, sin poder soportarlo sus brazos se soltaron cayendo sobre Vegeta.

Y tal vez la caída no habría sido tan vergonzosa si no fuera porque había caído sobre el tirándolo al suelo pues el saiyan se había desconcentrado por culpa de la vulgar ropa de la peliazul que dejaba ver el final de esos bastante agraciados glúteos y el saiyan se había perdido pensando a que sabría la piel de la zona más íntima de la peliazul.

— Auch— Dijo en forma de lamento la científica pero al notarse en la posición tan comprometedora en la que habían quedado lejos de sonrojarse sonrió maliciosa.

— ¡Vaya ya veo! Si lo que querías era seducirme no tenía que usar esos pretextos Vegeta, podrías decirme que estabas enamorado de mí, sé que soy linda pero no tenías que buscar excusas, entiendo que te enamores de una mujer tan bonita como yo—

Vanidosa decía mientras un confundido Vegeta la sentía sobre de él. Ella no se daba cuenta que cada moviendo que hacía, tal como estaba ella, sentada sobre él, casi montándolo, estaba provocando un roce placentero, que comenzaba a ser interesante para el saiyan y que comenzaba a despertar otras zonas de su anatomía.

— Eres tú la débil que se soltó y que cayó sobre mí...— Sonrió malicioso, — ¡Ahhh! Ya entendí, ¿Hiciste esto adrede porque me querias seducir no es así? Eres una vulgar— Decía Vegeta mientras presionaba su cadera contra el centro sensible de Bulma.

— ¡C-claro que no es cierto! —Sonrojada se defendió Bulma mientras rápidamente se levantaba pues había sentido perfectamente la dureza del saiyan y había pegado un salto como si él quemase.

La tela expandex del pantalón de entrenamiento era similar a lycra, aunque de una consistencia muy fuerte que permitía aguantar el rudo entrenamiento al que lo sometía el saiyajin, y aún así se aferraba tan bien al cuerpo del varón, como si de una segunda piel se tratase que Bulma había podido sentir completamente la virilidad despierta del saiyan, en forma tan cruda que la había puesto nerviosa.

Intentó recuperar el temple, no le dejaría ganar este asalto — Pfff no sé de qué tanto te jactas Vegeta, dices que eres un príncipe pero "eso no se sintió como tal"— envalentonada dijo, mientras continuaba moviendo sus caderas al caminar.

Bulma Briefs era la tentación andando, con ese diminuto calzón de entrenamiento que dejaba ver perfectamente el final de los glúteos y que incluso remarcaba bastante los senos de la peliazul, siendo bastante atrevido su atuendo, y aunque el top intentaba ser lo más deportivo posible, realmente mostraba y realzaba demasiado tantos los dulces y tentadores senos que tenía, que tenían al saiyan mirándolos descaradamente.

En otro momento se cuestionaría qué diablos se le metió para tentar de esa manera a un hombre tan peligroso como Vegeta, pero había algo en ese encuentro, en esa lucha de poder entre ella y su huésped que aunque no lo reconociera, la excitaba.

— ¿Entonces vas a ayudarme a quitarme el dolor del cuerpo si o no? — En forma arrogante dijo mientras lo miraba, pero antes de que él saiyan pudiera responder ella misma continuó hablando — ¿Sabes qué? Olvídalo yo sola puedo— Y se acercó a uno de los aparatos, pero mientras intentaba alcanzar una de las ligas de peso que salían de este el saiyajin la miró por detrás.

Vegeta sonrió, tenía demasiado tiempo que esa mujer venía hablándole de esa manera, la podría en su lugar, le irritaba mucho su manera desvergonzada de ser, de la forma en que lo tentaba.

Ella se sabía hermosa y por eso lo hacía, ¿Y lo peor de todo? Es que él siempre caía y se odiaba por eso, se sentía como un clase baja de su raza, siendo dominado por sus más bajos instintos que lo hacían detenerse a verla, su aroma tan embriagante lo comenzaba a volver loco, y a diferencia de las hembras de su raza que solo tenían dos temporadas de celo, esta mujer tenía uno por cada mes, mismo donde sin que ella fuese consciente lo seducía, era cuando se ponía más hormonal, y se vestía aún más sensual y atrayente, era una verdadera tortura para el varón.

Justo ahora sabía que estaba en esos días de celo, donde la fertilidad de ella la hacía más agresiva, eso le gustaba así que ya había tomado una decisión, la seduciría y luego cuando hubiesen fornicado, la urgencia por ella saldría de sus sistema nervioso y podría seguir su entrenamiento en forma normal, o era de esa forma en que él se prometía así mismo que eso sería solo una aventura de una vez.

La miró casi encaramarse al aparato, mostrando su amplio y bellos trasero mientras se inclinaba para intentar tomar la liga que conectaba al peso.

Se paró tras ella mientras la sujetaba por detrás, tomándola de las caderas mientras presionaba su propia cadera a los glúteos de la peliazul, y avanzó su mano recorriendo la suave piel de su abdomen.

Bulma sintió su corazón latir al sentir a Vegeta tras ella, la mano de él se sentía caliente, y generó un cosquilleo raro en su estómago mientras él se acercó al oído de ella mientras sentía claramente la dureza del saiyan encajándose en su glúteos.

Ella sabía que debería de saltar y exigir que se alejase pero no lo hizo, algo en la situación la anclaba y la mantenía estática y no era él, que si bien la había tomado por las caderas y la había acercado hasta repegarse por detrás de ella, realmente no la sostenía con fuerza, si ella lo empujase él se movería, pero la sintió cual cervatillo, paralizado, esperando su ejecución.

Sonrió malicioso, antes de decirle al oído: — ¿Así que estás adolorida? Tengo un remedio para ello... aunque creo que al insecto que tienes como novio no le va a gustar— Dijo y su voz cada vez sonaba más y más ronca.

— Él... él ya no es mi novio y lo que yo haga no es de su incumbencia...— dijo con voz insegura la peliazul mientras sentía esos dedos traviesos del saiyan hacer círculos en su abdomen y un cosquilleo cada vez más fuerte comenzaba a sentirse en su zona inferior.

— Entonces no hay problema que haga esto...—Fue todo lo que dijo antes de capturar los labios de la peliazul, mientras la abrazaba por detrás y la repegaba más fuerte a su parte delantera.

Tenían tanto tiempo coqueteando mientras peleaban que ese beso había sido algo que ambos en forma inconsciente había estado esperando largo tiempo, y más que saciarlos prendió la mecha que hizo explotar la dinamita que hacía burbujear la sangre de ambos.

Bulma se volteó quedando frente a él y se enganchó a la cadera del saiyan, mientras sus manos, como pequeñas palomas que no pudieran estar quietas recorrían traviesas todo el pecho desnudo del

varón, recorriendo en forma hambrienta esos musculosos pectorales, logrando realizar lo que llevaba tiempo fantaseando, mientras Vegeta se sumergía en esa boca deliciosa y pecadora, que llevaba muchos meses tentándolo, seduciéndolo.

La lengua del saiyajin se sumergió en forma dominante en la boca de Bulma, mientras sus manos apretaban suavemente los glúteos suaves y bien formados de ella, y a su vez la peliazul comenzaba a mover sugerente su cadera contra el miembro del saiyan, quien sentía que su dureza cada vez era más, y ella ansiosa sentía esa enorme falo hinchado que parecía querer atravesarla.

Los besos del saiyan bajaron en forma tan suave y precisa por el cuello que Bulma no se percató en qué momento la boca del saiyan besaba y recorría la zona del nacimiento de sus pechos, no había realmente nada más que un diminuto triángulo hecho de tela que separaba a esa boca de sus senos hinchados y necesitados.

Vegeta arrancó sin mayor esfuerzo ese pedazo de tela y por fin pudo ver en sus esplendor esos dos preciosos senos que rebotaron libres y tentadores.

El sonrojo floreció por toda la cara de la peliazul, la miró, lucía tan preciosa con los labios hinchados, el cabello revuelto, ese delicado rubor y los ojos llenos de profundo deseo que él pensaba saciar.

La sonrisa ladina adornó el guapo rostro del saiyajin mientras sus ojos negros refulgían con la promesa de cosas tan indecentes y pecadoras que hasta el ser más inmoral se avergonzaría.

Bulma echó la cabeza atrás mientras sentía la boca caliente y salvaje del saiyan delinear con la lengua la aureola color durazno de su hinchado pezón, sintió el centro de su ser palpitar adolorido mientras por fin sentía esa salvaje boca cerrarse sobre su seno y amamantarse de él.

Un gemido largo y escandaloso salió de ella mientras enterraba sus manos en la cabellera negra e indomable y se repegaba con más necesidad a la virilidad del guerrero.

Electricidad recorrió el cuerpo de la fémina mientras sentía latigazos de deseo recorrerla entera, era como si cada succión a su seno estuviera conectada a su clítoris, podía sentir ahí mismo como los labios pecadores que la besaban, parecía estar succionando su centro necesitado en lugar de su pezón.

— Voy a enterrarme en ti, tan duro que plantaré mi simiente en tu vientre, tu sexo me pertenecerá igual que toda tu— fue la promesa que el saiyan en tono posesivo hizo mientras ella lo miraba rendida de deseo.

Vegeta no entendía porque de pronto con tan solo probar esa piel tan blanca como la luna que la hembra poseía, se sintió fuera de sí, territorial. Como si el celo mensual de ella lo atrajera, sentía su cuerpo responder, sentía una primitiva necesidad de marcarla con su semilla, de madurar dentro de ella algo más importante que solo conseguir satisfacer la necesidad del momento.

—Hazme tuya Vegeta — Fue lo que Bulma pidió, desesperada por sentirlo mientras besaba con anhelo los fuertes músculos del pecho del varón.

El saiyan quería hacerlo, quería devorarla entera, así que buscó una zona donde había una mesa plana dentro del gimnasio y ahí acostó con delicadeza a la científica para después sin mayor pregunta desintegrar la pequeña prenda cachetera que aún cubría la intimidad de la fémina.

Se sintió enmudecer al por fin ver la belleza de la científica al desnudo, Bulma simplemente era exquisita, para él le quedaba claro que una mujer como ella no debía perder su tiempo en un ser con tan poco valor como era el insecto aquel, le haría saber que había hombres como él que podrían satisfacerla más... estaba decidido a hacerla olvidar al insecto sin valor que había estado rondándola antes.

Le dio esa negra mirada felina, el saiyajin era el perfecto cazador y estaba ansioso de devorar a su presa, con una delicadeza inusual en él, abrió las blancas y delicadas piernas de la peliazul permitiéndose así ver ese paraíso escondido entre rizos azules.

Bulma se sonrojó furiosamente, no era la primera vez que estaba frente a un hombre en esas circunstancias, Yamcha había sido largo tiempo su novio y habían tenido intimidad y aún así, todo parecía diferente, como si fuera la primera vez, porque jamás había experimentado antes la intensidad de una mirada como la del príncipe saiyajin.

Seductora y lentamente él bajo hasta la zona más sensible de Bulma, pero siempre mantuvo la vista en la cara de ella, conectando su negra mirada a ese azul tormento, y después por fin miró muy de cerca su gloriosa intimidad expuesta a él, inhalando el aroma intoxicante de su femineidad, todo el momento era tan excitante tan lascivo que hizo a Bulma hiperventilar pues aunque no lo dijera con palabras estaba deseosa de sentir la boca de ese hombre sobre su sexo.

Sabía que no debía sentirse así, hacía poco que había terminado la relación más importante duradera que había tenido en su vida y ahora estaba frente a este hombre peligroso, tentándolo, intento sentir culpabilidad por sus actos... pero no podía, se sonrojó al darse cuenta que estaba exactamente donde quería estar... desnuda, y con las piernas abiertas enfrente de Vegeta, el príncipe Saiyajin, a punto de ser devorada por él.

Vio como en forma seductora él tocó su sensible intimidad con su nariz mientras la hundía y recorría con esta sus sensibles labios, ¡Kamisama! Ella deseaba que hundiera también su agresiva lengua en ella, y Vegeta pareció leer su mente o tal vez fueron sus suaves gemidos que comenzaban a invadir la habitación, que por fin el profano su cuerpo con esa lengua salvaje.

Bulma no pudo más que tensar en cuerpo y echa la cabeza hacia atrás mientras los gemidos altos comenzaban a salir de boca, la sensación de la boca salvaje del saiyan follándola era tanta que simplemente no pudo soportarlo e intentó cerrar sus piernas para detenerlo pero él no la dejó.

Vegeta se volvió salvaje, jamás había probado algo tan lascivo tan delicioso como lo era el sexo se la humana, ella a partir de ahora la humana era suya y si tenía que hacer polvo al insecto aquel lo haría, ella ahora le pertenecía a él y punto.

Bulma no pudo más que temblar al sentir el orgasmo golpearla mientras enterraba desesperada sus manos en la cabellera del saiyan, Vegeta comenzó a subir sus besos por su cuerpo llegando hasta esos senos deliciosos, que lo estaban volviendo loco, y se amamantó de ellos nuevamente,.

— ¡Ah! V-vegeta...— fue lo que dijo Bulma al

darse cuenta que él la sentó técnicamente sobre sí mismo, podía sentir ese trozo enorme de carne caliente que era el pene del saiyan intentando entrar en ella, si ella se movía un poco lo haría, y Bulma no quería, estaba nerviosa... Si le permitía eso sabía que no habría marcha atrás.

—V-vegeta basta... Yo... n-no es correcto— intentó decir en forma entre cortada la peliazul, aunque todo su cuerpo y ella misma rogaban porque él la penetrara.

—Dices que no, pero tus caderas se mueven intentando atraerme... —decía mientras sonreía malicioso.

—N-no es cierto— agitada intentó negarlo pero Vegeta tocó con sus manos impúdicamente su sexo nuevamente haciéndola respirar más aceleradamente mientras era ella misma quien restregaba su sexo sobre esa mano callosa y varonil que tocada todo de ella en forma salvaje.

Vegeta sacó la mano de su sexo y le mostró su lasciva humedad...— Que mentirosa eres mujer— Decía mientras chupaba sus dedos llenos de la gloriosa esencia femenina.

—Además ya no estamos bastante avanzados para que te intentes ser remilgada mujer—

Dijo mientras jugaba su miembro entre los resbaladizos labios, y ella respingaba ansiosa por lo que venía pues él por fin decidió acomodarla sobre su pene y comenzar a entrar dentro de esa caliente humedad que lo llamaba.

Ambos sintieron un apagón al momento en que él ingresó, Bulma sentía que su mente iba a explotar y Vegeta intentó mantener la respiración calma para no derramarse tan pronto en ella, la mujer era sencillamente deliciosa.

Desesperado capturó los labios granates de la

fémina, mientras comenzaba a bombear dentro de ella.

— Eres mía...— exigente dijo y Bulma perdida en un mar de sensaciones no pudo más que confirmarlo, jamás en todos los años junto al lobo del desierto había sentido algo como eso, ese saiyajin había llegado para adueñarse de todos ella, y con una sola vez, borró completamente de su mente cualquier rastro de lo que ella alguna vez sintió por Yamcha.

— ¡Voy a marcarte con mi semilla, desde ahora eres solo mía! ¡Repítelo!— Exigente dijo mientras se bombeaba con más rapidez dentro de ella.

— ¡S-solo tuya!— Los ojos de la peliazul estaban perdidos en el deseo y aceptó sumisamente lo que él le pedía, el saiyan había licuado su cerebro con tantas sensaciones.

Bulma no pudo más y gritó mientras el capturaba sus gemidos con su boca, la sintió temblar al llegar al orgasmo, y él no pudo resistirlo más y llegó junto con ella, entregando su semilla desesperado y gruñendo debido a su propio placer.

Ella sabía que había sido una imprudente, no habían usado protección y bien sabía que eran compatibles genéticamente, por algo su mejor amigo tuvo un hijo con una terrícola, pero no le importó... sentir a Vegeta dentro de ella era la cosa más deliciosa e increíble que jamás había probado.

Mientras eso sucedía Yamcha seguía mandándole mensaje a Bulma con remedios para curar el dolor.

Desesperado al no obtener respuesta le marcó pero ella se sentía tan satisfecha, tan llena por lo sucedido, que no le importó y no quiso contestar, pero Vegeta tenía otro plan, pensaba quedarse a la mujer y para eso, necesitaba al insecto fuera de su camino, así que le contestó.

— ¿Qué demonios quieres?— contestó fastidiado.

Yamcha se alarmó ese era el teléfono de Bulma y la voz pertenecía a Vegeta, ¿que hacía él con el teléfono de la peliazul?

— ¿Vegeta? Porque contestaste el teléfono de Bulma ¿Qué le hiciste? ¡Contesta!— Yamcha desesperado decía.

— ¡No hice nada que ella no quisiera!— malicioso contestó mientras se reía malvadamente.

— ¡Bastardo! ¿Dónde está Bulma?—

Pero Vegeta quería fastidiar al guerrero Z, siempre le había caído mal, y ahora quería dejarle claro que no había forma de querer competir con él, ahora la mujer le pertenecía.

Bulma agarró el teléfono mientras miraba con molestia a Vegeta — Yamcha no es un buen momento para hablar, te llamaré después—

Intentó de esa manera esquivar decirle a Yamcha que se había liado con Vegeta, pero el saiyajin era posesivo, pensaba marcar su territorio desde ahora, la mujer ya no le pertenecía al insecto ni a nadie más, antes de que ella pudiera colgar o decir nada más le quitó el celular y se subió sobre ella ingresando de un empellón nuevamente en la fémina.

Bulma suspiró mientras sentía al saiyan ingresar en ella nuevamente, ¡Kamisama! Él era un salvaje... y an ella esa fiereza del saiyajin le encantaba.

Los gemidos de Bulma se incrementaron mientras él se daba un festín con sus senos, mientras amasaba uno de ellos y se prensaba del otro como un bebé hambriento.

Yamcha se quedó frío al escuchar la forma en que su ex novia suspiraba, no era tonto y sabía lo que estaba sucediendo.

Vegeta había dejado que la llamada corriera mientras él seducía de nuevo a la humana.

El lobo del desierto se quedó ahí estático sin saber que hacer hasta que Vegeta decidió destruir el celular, ni el saiyan ni Bulma sabían que esperar de esa nueva e incipiente relación, pero algo ambos tenían claro... a partir de ahora su cuerpo pertenecería única y exclusivamente al otro...

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Espero les haya gustado, este escrito es un regalo para la dibujante y muy querida amiga mía #florSaiyajin

Querida Flor Saiyajin espero te haya gustado, y gracias por ser mi amiga

Y gracias a todos por leerlo.