Capítulo 4
Nada más que la Rutina
En dos semanas mi carga de trabajo se ha incrementado, él también ha tenido que trabajar duro, y su preocupación se incrementa con el pasar del tiempo. Sus ojeras son largas, como si llevase días sin dormir. Estoy en mi oficina y él se encuentra en el sofá leyendo libros de historia.
Le presté libros para que conociese las partes principales de este mundo, ahora que va a vivir aquí necesita adaptarse, no voy a permitir que alguien bajo mi mando sea un inadaptado.
—Muertos vivientes… —Marco se rasca la cabeza, cerrando los ojos—. No recuerdo esto.
Sonrío, viendo que su supuesta premonición no le permite saberlo todo. Sigo escribiendo, y de alguna forma puedo sentir que ambos estamos trabajando. Al menos puedo reconocer su valía, pues ha trabajado incansablemente.
En esta oficina Félix me suele acompañar, pero sus habilidades diplomáticas son realmente pobres. Es un caballero al final, no necesita trabajar en ello, realmente solo lo hacía para colaborarme.
No le he dado labores importantes a Marco, nunca confiaré en él, pero sus propuestas de verdad son bien explicadas y fundamentadas.
—Estadística… Cuando me lo explicaste pensé que era algo inútil, pero es realmente sorprendente. —Todavía no sé nada de su mundo, y el parece realmente preocupado por la información en su teléfono. Esta estadística realmente puede hacer ver los números con una mejor visión.
Puedo pensar más lógicamente sabiendo los porcentajes y sus usos, aunque solo sé lo más básico de todo, ya que la aritmética que se necesita usar se hace cada vez más y más compleja.
«Aun así me ha enseñado con paciencia e interés». Lo miro anotar en los libros que le di, su mirada fija en estos me inquieta.
«Cuando la batería se agote no podré acceder a ello». Ha estado copiando toda la información desesperadamente, si su batería se agota, perderemos esa información por un tiempo indefinido.
Al ser tanto realmente solo trae lo importante, pero aun así le está tomando demasiado de su tiempo, por lo que acortó su tiempo de sueño en respuesta. Es alguien dedicado, fijo en sus objetivos. Es el tipo de persona que más me agrada.
«¿Entonces que hace que me moleste tanto?»
—¿Cuánto tiempo has dormido estos días? —mi pregunta hace que el deje de leer, tomando su teléfono y mirándolo fijamente.
«No quería que pensase en eso». Realmente está poniendo su salud en peligro, por mucho que Félix sane su estado fisico y mental el cuerpo necesita descansar.
Él se levanta y se dirige hacia la puerta, su mirada cansada realmente me está sacando de quicio.
—No es importante. —Cierra la puerta, dejándome a solas en la oficina. Aunque mi soledad se acaba rápido, pues Wilhelm entra mirándome con una expresion preocupada.
El mantiene la puerta abierta mientras mira a Marco retirarse.
—Es un hombre trabajador —la afirmación de Wilhelm viene cargado con respeto, asi como con cierta preocupación—. Lo veo entrenar en las mañanas su fisico y en las noches magia. Además de que se mantiene trabajando en todo momento, considera bien sus posibilidades y siempre está corrigiéndose para ser más eficiente.
Yo pensaba que mantenerte centrado es lo mejor, pero creo nunca llegaría a tal extremo. Los preparativos van con varias creaciones, asi como la creación de un nuevo tipo de arma.
—Está arruinando su salud. —Rechazo con la cabeza, ese tipo de trabajo no te ayudará a cumplir nada. Aunque en el fondo sé que estoy siendo hipócrita, él lo lleva al límite.
Es diferente, el autocuidado es algo importante para cumplir tus objetivos.
—Lo conozco muy poco, pero puedo entender su esfuerzo; centrarse en su objetivo de forma tan obsesiva y mantener un buen estado mental normal en usualmente difícil. —Wilhelm me mira a los ojos, y entiendo que quiere que haga algo—. Ha soportado todos estos meses de la misma forma, pero le está pasando factura.
Wilhelm cierra la puerta, para luego servir una taza de té que estaba en la mesa en frente al sofá. Me entrega una y yo la acepto cordialmente. Wilhelm es un hombre que admiro, es alguien de gran carácter, pero también es alguien que se preocupa por quienes aprecia.
Parece que aprecia fuertemente el trabajo excesivo de Marco.
—Señorita Crusch, como usted sabrá soy alguien que ha vivido muchas experiencias. —Él toma un sorbo de su taza de té, para luego mirarme fijamente—. Yo admiro su gran sentido del deber, me recuerda mucho a mis tiempos cuando era joven.
Acepto su apreciación, aunque no entiendo a donde quiere ir.
—Lo que hace el cambio de ser un niño a un adulto es como experimentes tu vida, lo que suceda y como lo afrontes. —El deja la taza en el suelo, y contrae levemente las cejas—. Normalmente puedo entender a una persona con ver sus ojos.
Ya veo… parece que está realmente preocupado por Marco. De alguna forma siento que todos están empezando a confiar en él. Ha ayudado en la mansión incluso si no se lo piden, habla con los guardias y toda la gente que trabaja aquí.
—Hay personas que, para sobrevivir eligen convertirse en seres sin emociones. —La mirada de Wilhelm es pesada, de verdad preocupado—. Ese hombre, Marco Luz, es alguien que ha visto la muerte más de una vez, el horror en sus ojos no tiene fin.
Abro mis ojos un poco, sorprendida por sus palabras. Sé que Marco no parece ser alguien muy abierto a pesar de parecerlo. Así como su actitud es solo una fachada para manipular a la gente.
—Su mirada es la de alguien que no puede conectarse con la realidad —afirma Wilhelm, mirando hacia la ventana—. Es una pena que alguien tan joven tenga esa mirada, realmente no es algo que alguien merezca.
Cierro mis ojos un segundo, pensando en las semanas que lleva en este lugar. Lo he visto socializar con todos, incluso prepara comidas con ayuda de las sirvientas, o postres para regalar a todos.
Es alguien realmente alegre, a la vez que alguien trabajador. Aunque yo no me como esa mentira, ya que sé que es solo un estafador.
Pero si Wilhelm dice esto…
—No me corresponde a mi ayudarlo, pero si realmente queremos usar todo su potencial… —Wilhelm corta las palabras, tosiendo levemente—. Disculpe, mejor no le quito más de su valioso tiempo.
Wilhelm se levanta, se inclina y deja la habitación. Todo lo que puedo escuchar es el silencio que reina. El silencio al cual estoy acostumbrada totalmente, el silencio que viene de cubrir mi objetivo.
«Deberías personalizar un poco más tu oficina». Miro la matera a mi lado, siendo una planta que veía mucho en el jardín. Es un entrometido, a la vez que un estafador que busca manipularte.
Es el tipo de persona que más detesto.
—Conectarse con la realidad. —Miro la planta fijamente, pensando en las palabras de Wilhelm. Se que su comportamiento se siente raro, demasiado falso para ser cierto. Cuando me dice algo con una sonrisa el viento me dice que está sintiendo otra emoción.
No muestra lo que en verdad siente, pero no creo esa sea una mala cualidad.
Viene de otro mundo, quedándose completamente solo, su única forma de sobrevivir es ganando el apoyo dándonos beneficios económicos, a la vez que tiene que ganarse la confianza de una facción aparte.
Tiene que encontrar una forma de evitar los diferentes problemas y juzgar sus decisiones de forma correcta. Si él no me hubiese contado todo esto realmente no sabría el porqué de su actitud.
Me quedo terminando mi papeleo hasta que se hace de noche.
Me levanto y salgo de mi oficina como siempre. «Tengo algo de sueño, supongo que debo ir a dormir». Al casi llegar a mi habitación veo que Félix está delante de mí. Sus orejas se mueven, y él se inclina hacia mí con una sonrisa.
—¿No va a dormir Lady Crusch? —Félix me mira, vistiendo una bata de dormir. Yo lo miro unos segundos. Entonces, involuntariamente mi cabeza se ladea, rechazándolo.
El inclina su cabeza con curiosidad, acercándose más.
—Últimamente ha estado más relajada. —Félix sonríe, mientras que yo solo puedo mirar hacía la ventana.
«¿De verdad he estado más calmada?» Cierro los ojos por unos segundos, para luego tomar un largo respiro. Supongo que mi carga ha aumentado y disminuido al mismo tiempo, ahora que puedo ver un camino más seguro al trono sé por dónde actuar.
Me preocupaba Anastasia Hoshin, pero realmente con los planes a futuro podremos dar una gran batalla. Sé que inicio con ventaja gracias a mi familia, pero no voy a dejar cabos sueltos.
«Supongo que sí, me he sentido más calmada».
—Vuelvo en unos minutos, puedes irte acostando si así lo deseas. —Me doy media vuelta y empiezo a caminar.
No sé qué hago dirigiéndome a ese lugar si estoy tan cansada. Debo priorizar estar bien para poder seguir con mi objetivo. No hay forma en la que hacer esto me traiga beneficio.
Luego empiezo a trotar.
Puede que esté en un mal estado, pero es la única forma para él de cumplir su deber, no hay nada que deba hacer para interferir y él no quiere que yo lo haga. No le importamos, solo le importa cumplir su propósito.
No entiendo que ha cambiado dentro de mí, quizás solo me da pena.
Siento la urgencia, mi cuerpo cosquilleante pidiéndome que me apresure. Realmente no lo entiendo, no tiene importancia el verlo así. Él está cumpliendo con su deber, asi como yo debo cumplir con el mío.
Luego empiezo a correr.
Sus traumas no son mi problema. Por mucho que Wilhelm me haya dicho, el mismo me ha comentado que no quiere hablar de su pasado. El mismo me dice que su pasado debe quedar en el olvido.
Entonces no tengo razón para entrometerme.
«¿Por qué estoy haciendo esto?»
Atravieso el jardín con rapidez y para cuando llego, lo veo; mirándome sorprendido mientras tiene una bola de fuego en su mano. Su rostro cansado es iluminado por el brillo de su magia, pero realmente se ve decaído.
Sus ojos carecen de brillo, de emoción. La única vez que he visto brillo en sus ojos es cuando explica sobre los inventos de su mundo. Solo en esas circunstancias; no sé qué ha sucedido en su vida, pero como dice Wilhelm debe estar llena de sufrimiento.
Todos sufrimos, si, todos sufrimos y salimos adelante.
—¿Sucedió algo? —pregunta, para luego eliminar la bola de fuego de su mano—. Estaba viendo si podría crear una bola más compacta y peligrosa, además que quiero ver como modificar el fuego para la maquina a vapor, me da miedo que la caldera no lo soporte.
Si, él siempre está trabajando.
Jadeo levemente y siento una presión en mi pecho. Una sensación ardiente que me pide haga algo. Esta persona me saca de quicio, solo sabe traer problemas y más nada.
No entiendo, no me cabe en la cabeza que quiera ayudarlo de esta forma. No entiendo, pero supongo tampoco debería intentar averiguarlo.
—No es nada. —Doy media vuelta, y empiezo a alejarme, caminando lentamente, sintiéndome estúpida por venir a este lugar.
No me corresponde, no es mi deber. Debo seguir hacía mi objetivo. No puedo interferir con su decisión y tampoco quiero hacerlo. Él es quien es, cumple con su deber y no parece interesado en nada más.
Es un estafador capaz de mostrar una sonrisa sin importar la adversidad, pero es solo una sonrisa falsa, una sonrisa que busca ocultar todo lo que hay en su interior.
—Mañana te daré un informe sobre la maquina a vapor —sus palabras vienen secas, sin importarle si vine a acá o no—. Que tengas buena noche.
Me doy media vuelta, sacando la espada de su vaina y abalanzándome sobre Marco. Él mira sorprendido como me abalanzo hacía él, levanta sus brazos, sonriendo tímidamente mientras pongo mi espada cerca de su cuello.
—¿He dicho algo malo? —con un tono de broma se ríe levemente—. Lamento haberla ofendido, Lady Crusch.
Bajo mi cabeza, dejando que mi cabello tape la expresion que tengo en mi rostro. No lo entiendo, pensaría que es parecido a Anastasia, pero de alguna forma se siente totalmente diferente.
Se interesa mucho en el bien, así como le gusta pensar en el futuro de la sociedad.
Aun así, su forma de ser es tan hipócrita.
—¡Luchemos! —exclamo, apretando mi pecho con mi mano. Quiero quitarme esta sensación horrible que me tiene distraída.
El efecto de su veneno.
—¿Eh? —dice, con un tono cortado. Levanto mi cabeza, viendo que ahora si lo tome por sorpresa. El aparta mi espada con un gesto suave de su mano, para luego llevar su mano a la parte trasera de su cabeza—. Llevo unos pocos meses, además tu eres mucho más fuerte que yo.
Guardo mi espada, y sin darme cuenta abalanzo un puño directo a su rostro.
No puedo entenderlo, no puedo entender que es lo que me está llevando a hacer esto. El solo un estafador, ha cumplido con su deber, asi que no debería importarme.
Esquiva mi golpe, para luego intentar agarrar mi mano. La quito rápidamente y doy un giro, inclinando mi espalda para darle una patada elevada. El la bloquea con sus brazos, pero sale volando, rodando por el césped.
—¡Hey! ¡Espera! —Extiende sus brazos, y su mirada no parece entender aun lo que está sucediendo.
Pero a decir verdad yo tampoco lo entiendo.
Si Wilhelm no me hubiese comentado eso no habría venido. No estaría aquí luchando contra él. Me molesta, me molesta su presencia.
—¡Deja de esquivar y ataca! —Lanzo un golpe a su rostro, el inclina su frente para apoyar el golpe, pero en ese momento retiro mi brazo, tacleándolo y lanzándolo hacía el suelo.
En el instante que estamos por caer siento una ráfaga de viento venir desde el suelo.
—¡Fura! —Una ráfaga de viento me aparta de él, caigo de pie, y sin tregua se abalanza sobre mí.
«Tiene talento, tengo que admitirlo.» Furiosa, miro hacía él, acercándose más y más.
—¿Por qué haces esto? —Lanza un golpe directo a mi estómago, pero uso el viento para redirigir su ataque, cambiando la presión levemente.
Sus conocimientos sobre el viento son fáciles de aplicar, aunque no lo entiendo todo, puedo aplicar cosas básicas. Gracias a mi bendición divina el viento es algo que puedo controlar con facilidad, pero con las pocas explicaciones de Marco he comprendido como hacerlo mucho mejor.
Clavo una patada en su estómago, haciéndolo retroceder con una mueca de dolor.
—Me sacas de quicio. —Lo miro con molestia, reconociendo que esta no soy yo. Entonces lanzo mi puño, clavándolo en su rostro. El estira sus brazos y da unos pasos hacia atrás, se detiene y me mira a los ojos, aun con su nariz sangrante y rota no quita esos ojos llenos de dolor.
«¿Por qué estoy haciendo esto?» Miro mis nudillos, viendo la sangre manchar mis guantes blancos.
—No quiero pelear. —Mira hacia otro lado, para luego poner su dedo en su orificio nasal y de un gran soplido sacar toda la sangre—. Estoy haciendo lo que debo hacer, no entiendo para qué quieres hacer esto.
Aprieto mis dientes, mirándolo fijamente.
Pensaba que éramos parecidos, de alguna forma sentí una conexión con su forma de hacer las cosas, ambos pensamos de forma similar y tenemos objetivos similares. Ambos compartimos un destino que debemos destruir, asi como un destino que debemos construir.
No ha hecho nada malo a gran escala, pero, aun así, siento una necesidad de hacer algo.
—¡Eres un idiota! —Lo miro a los ojos, pero él no deja de sonreír levemente. Desde que llegó de la mansión de Roswaal. L Mathers está raro, fuera de si—. ¿Crees que está bien destruirte de esa forma?
Yo pensaba que así es como se debía ser, que si no se actuaba de esa forma era porque era débil. Marco Luz se ha esforzado, acortando sus horas de sueño al límite, manteniendo todo lo que debe hacer, e incluso relacionándose con las personas de la mansión.
Es demasiado raro, asi como se me hace raro que nadie más lo pueda ver.
El suspira, mirando sus manos y luego viendo el suelo, derrotado.
—Debo hacerlo, no hay mucho tiempo. —Aprieta sus manos, mirando al cielo con una expresión de pura ira—. Yo también quiero descansar, poder ser feliz, pero hasta que el futuro no sea descubier…
—¡Estoy aquí! —exclamo, y él me mira directo a los ojos. La oscuridad infinita que no parece ser iluminada con luz alguna—. Yo también estoy en ese futuro, y también sé que debemos cambiarlo.
Él retira mis manos, dándome la espalda.
—No es lo mismo, tú no tienes la misma carga que yo. —Camino hacia él, poniendo mis manos en su espalda y empujándolo con fuerza. Aprieto mis labios, viendo como cae de boca hacía él césped.
Miro hacía la luna por un segundo, pensando en lo que debería hacer a continuación. Realmente actúe impulsivamente, algo que no es propio de mí. Por algún motivo este hombre me saca de quicio, su forma de actuar no me gusta para nada.
Pero aun así siento la necesidad de hacer algo.
Este hombre cree que todo gira en torno a él, cree que es el único que debe sufrir.
—Soy la duquesa Crusch Karsten, mi carga siempre será superior a la tuya. —Él se gira a verme con sorpresa—. Aun así, estoy dispuesta a incrementarla por el bien de mis compañeros.
Pongo mi mano en mi pecho, frunciendo mis cejas y mirándolo fijamente. Yo tengo un deber, asi como también tengo el deber de cuidar quienes están bajo mi mando.
—¡No lo sabes! ¿¡Crees que sabes sobre mí!? —Contorsiona su rostro, escupiendo al aire una verdad inmutable.
Es cierto que no sé sobre él, pero eso no es algo que importe en este momento.
—No, no conozco nada sobre ti. —Lo miro con enojo, conteniendo mis ganas de actuar—. Así como tú tampoco conoces sobre mí.
Él sonríe, mirando hacía mis ojos y acercándose lentamente.
—Te olvidaste de que tengo información sobre ti. —Sonríe, mirándome como si no fuese real, como si no viese más que lo que está escrito.
«No ha aceptado este mundo».
—La Crusch de ese futuro no es la misma Crusch que estás viendo ahora. —Pongo mi mano en mi pecho, mirándolo con firmeza. El abre sus ojos y retrocede un paso; el viento se hace más fuerte, agitando los árboles y las plantas, como una metáfora de la tensión que sentimos ambos en este momento.
El usa sus brazos para medio levantarse, mirándome con una expresion de pura duda. Sus cejas contraídas, sus labios levemente fruncidos.
—No importa, igualmente no importa, he estado trabajando duro. —Marco extiende su mano con fuerza, señalándome con confusión—. ¿Cuál es tu problema conmigo?
Abro mis ojos, pensando seriamente en sus palabras. No me gusta que mienta, pero todas las personas lo hacen. Es un estafador, pero ese no es el verdadero motivo por el que me siento de esta forma.
—Tú y yo somos similares, me molesta verte en ese estado. —Suspiro, intentando calmar el tormento en mi interior.
—¿Por qué? —pregunta, y yo no sé qué responderle—. Tú lo sabes, te estoy usando. No somos amigos, solo somos dos conocidos que quedaron atrapados en el destino. No estoy interesado en tu amistad, ni tu compasión.
Abro mis ojos, sintiendo ese fuego arder en mi interior. Sus palabras son verdad, realmente no me debería importar mientras cumpla con su deber. Debería simplemente de irme y dejarle aquí tirado.
Mi deber como gobernante es ayudar, pero este hombre no necesita ayuda para cumplir con su deber.
Es cierto que desde un comienzo solo buscaba engatusarme, atraparme para creer que debería de hacer lo que él diga. Hacerme confiar en él para poder cumplir con su objetivo.
«No somo amigos». Es una verdad, una verdad que viene acompañada de una mentira. Es un idiota, probablemente ni siquiera se ha dado cuenta de sus propias emociones. Se ha cerrado tanto que se confunde.
Es claro que hay algo que lo hace sufrir, pero no me corresponde a mi sanarlo.
—¡Soy Crusch Karsten! —exclamo, colocando mi mano en mi pecho con firmeza—. No puedes engañarme, Marco Luz.
A diferencia de las personas que he conocido, Marco Luz es parecido a mí, pero hay algo que le impide mostrar su potencial.
—Creo que entiendo que es lo que no podía ver en ti. La persona que eres se muestra con tus mentiras. —A diferencia del resto, esta persona de verdad piensa que debe estar solo, que lo mejor es no conectar con nadie.
Por eso me dijo esas palabras.
Ya que fui quien lo confronto, cree que diciéndome cosas hirientes va a poder alejarme. Pero la mentira se asoma, enseñándome sus verdaderos colores.
Por mucho que él quiera no tiene poder sobre mí, sé que sus palabras solo son un veneno dulce. El mismo veneno que usa para obtener lo que quiere, así como para hacer aliados, también lo usa para hacer enemigos.
Pero no veo necesario que lo use.
Cuando es honesto consigo mismo es más brillante que cuando solo actúa como debe actuar.
—Yo te usaré a ti y tú a mí. —Señalo al cielo, mirando sus ojos marrones brillar con la luz de la luna—. No tenemos que ser amigos, solo tenemos que reducir nuestra carga. Ambos sabemos que debemos cambiar el futuro para ser libres, para eso debemos actuar juntos. Si no descansas solo vas a prologar el trabajo.
Él se queda mirándome, mientras yo siento que mi corazón late con fuerza. Su expresion cambia levemente, y su sonrisa derrotada viene con un largo suspiro que parece dejar salir las penas.
—Creo que jamás en mi vida le había dicho a alguien que lo estaba usando, y para empeorar que esa persona me dijese que nos usásemos juntos. —Levemente se taba la boca, carcajeando mientras mira hacia el cielo—. Usarnos no suena mal.
Asiento, y él se levanta del suelo.
—Voy a dormir, me gustaría me ayudases con la redacción de los informes, yo quiero concentrarme en escribir toda la información de mi celular antes que se apague. —Yo asiento, y él se rasca la mejilla—. Hay una niña que desea ser mi ayudante, pero también se encuentra atrapada de la misma forma. Aunque no me gustaría volver a la mansión, llegará el día que deba hacerlo, entonces, la sacaré de su encierro.
Necesito preguntarle qué fue lo que sucedió para así poder entenderlo un poco, pero ahora no es el momento.
En las cartas pude notar que no era bien tratado, pero luego de salvar a la gente del pueblo se ganó la confianza con facilidad. Aun así, decía que la única persona que valía la pena era la gran espíritu atrapada en la biblioteca, así como Emilia.
—Eres un estafador, no debería ser imposible para ti. —Ante mis palabras, el ladea la cabeza, negándolo con una sonrisa.
—Esta vez no quiero que haga mi voluntad, solo quiero que pueda ser libre. —Camina, alejándose del quiosco—. No sé cuándo lo pueda hacer, pero ella también está atrapada por el destino.
Otra como nosotros, creo que la mayoría de los grandes nobles conocen de su existencia: La bibliotecaria de la mansión Mathers. Marco dice que la razón por la cual rechaza a todos es debido a su trauma de abandono.
—Entonces, espero puedas cumplir tu objetivo —respondo y, ante mi respuesta, el solo levanta su brazo, despidiéndose de mí.
Es extraño, una persona demasiada extraña. A veces muy perspicaz, otras veces muy impulsivo. No muestra sus emociones y es capaz de fingirlas de forma precisa. Se esfuerza como nadie, y parece estar sobrellevando una cantidad desconocida de dolor.
Es diferente a Fourier, quien era capaz de ser el mismo, que era donde estaba su fortaleza.
No me gusta su actitud, pero no me desagrada del todo.
