El Interés en lo Desconocido.
En ese momento, Otto se gira hacia mí con determinación. Lo observo con una leve sonrisa mientras termino de hablar.
—¿Te interesa? Te daré una posición importante —le digo intentando transmitirle fuerza.
—¿Cómo... cómo supiste eso? —pregunta Otto titubeando.
Desde mi asiento en el escritorio, le extiendo un papel y una pluma tinta. Él se acerca y comienza a leer detenidamente.
—Tengo mis formas; lo importante es que esto te conviene —respondo sin revelar demasiados detalles.
El contrato es simplemente una formalidad; necesito mantenerlo a mi lado cueste lo que cueste. Además, Otto tiene experiencia como comerciante, por lo que sus conocimientos serán valiosos para nosotros.
Este contrato será su ayuda para aliviar parte de mi carga y poder concentrarme en otras tareas mientras me entreno y me vuelvo más fuerte.
Claro está, ese no es el motivo principal.
Otto levanta la mirada y me observa con recelo.
—¿Por qué yo? Si sabes sobre mis fracasos e incluso he perdido una parte vital de mí como mercader...
—Tengo buen ojo para estas cosas; si quiero que estés aquí es porque veo en ti un potencial creciente —expreso convencido del valor oculto dentro de él.
Otto es tímido y desconfía de sí mismo. Sus fracasos anteriores lo han llevado a aislarse en ciertos aspectos, pero la situación actual ha sacado a relucir todo su potencial. Sin embargo, sé que puedo confiar en él.
Todos necesitamos un impulso para alcanzar nuestro verdadero potencial.
—¿Un potencial creciente? —pregunta Otto, cambiando ligeramente su expresión.
—Estamos creciendo poco a poco, y a medida que avanzamos, conseguir puestos se vuelve cada vez más difícil —admito con sinceridad—. Dijiste que venías en busca de un nuevo comienzo, pues bien, aprovecha esta oportunidad excepcional que te estoy brindando.
No hay motivos para rechazarlo. Sé que incluso sin una mano, Otto podrá desenvolverse con normalidad. Además, su habilidad es un valioso recurso en labores de inteligencia; no habrá pérdidas al darle acogida.
Todo cambia dependiendo del entorno en el que nos encontramos.
Otto suspira largamente y coloca el contrato sobre la mesa. Me mira con una sonrisa, pero sé que hay miedo detrás de ella.
—Como comerciante no puedo dejar pasar oportunidades. Si no tengo dinero para invertir, entonces ofreceré mi tiempo a cambio —dice Otto mientras toma la pluma.
—Esa es la actitud que busco. —Presiono ligeramente el papel con mis dedos para permitirle firmar.
Él firma y luego se sienta en la silla; su preocupación parece desvanecerse como si fuera un acto intencional de su parte. La verdad es indiferente para mí; mientras tenga esta carta oculta bajo la manga, tendré diferentes posibilidades a mi disposición.
—¿No necesitas hablar primero con el marqués? —me pregunta Otto con expresión codiciosa.
—No necesitas tener contacto alguno con esa persona. Por tu propio bien será mejor mantener distancia —advierto seriamente—. No puedo darte los motivos exactos ahora mismo, pero confía en mí cuando digo que alejarte de él es lo mejor.
Roswaal no puede enterarse de la existencia de Otto.
Ante mi advertencia, Otto traga saliva, como si mis palabras hubieran despertado cierto arrepentimiento en él.
—Bueno, supongo que, si me estás ofreciendo tantas cosas, es normal que haya riesgos. —Finge determinación Otto, aunque sus manos delatan su verdadero estado emocional.
—Cobarde —bromeo, provocando una reacción asustada en él
—¡Lo dices como si pudiera morir!
Encogí los hombros con una sonrisa. Sé que en la novela original el personaje no muere a manos de Roswaal; sin embargo, no puedo confiar plenamente en eso.
No después de lo último que ocurrió.
—Cuando no estemos ocupados con nuestras tareas, deberíamos ir a tomar algo. Pronto habrá más opciones en el pueblo. —Le sonrío.
A partir de ahora, trabajaremos juntos. Aunque Otto pueda tener cierta desconfianza al principio, sé que se unirá a mis planes y objetivos una vez vea su alcance. Me levanto y me coloco a su lado, extendiendo mi mano izquierda para estrechar la suya.
—Normalmente dar la mano izquierda simboliza enemistad, pero hoy le daremos un nuevo significado. —Lo miro con una sonrisa.
Otto se pone de pie y aprieta mi mano; parece más motivado ahora. Una vez hecho el trato, comienzo a explicarle sus responsabilidades laborales. Otto deberá asistir a mis clases de matemáticas básicas por las tardes.
También le enseñaré sobre estadística y lo incluiré en todos los aspectos del negocio. Por ahora, deberá observar cómo hago las cosas e ir realizando encargos cada vez más importantes.
—Suena como ser un simple sirviente —confiesa Otto con cansancio.
—Ya verás que es mucho más que eso.
Otto empieza inmediatamente y yo le explico todo lo que está ocurriendo en el pueblo: el ataque reciente, las elecciones venideras y los contratos que hemos firmado. Le informo también que Rem lo llevará esta tarde para explorar las fábricas y conocer a todos aquellos involucrados en nuestros negocios.
Resulta sorprendente descubrir cuán astuto es Otto; rápidamente comprende qué espero de él. En estos momentos, tenemos una gran cantidad de contratos pendientes con personas de diversas índoles.
Las noticias sobre la máquina a vapor se han difundido tras la adquisición de Crusch. Además, nos han estado solicitando materiales agrícolas y otros elementos metálicos.
Otto comienza a leer y organizar todas las cartas recibidas, clasificándolas por material requerido y monto ofrecido. Pasamos toda la mañana inmersos en esta tarea, gradualmente acostumbrándose hasta volverse más ágil en su desempeño.
Mientras trabajamos, intercambiamos pocas palabras. Yo redacto propuestas o acepto contratos mientras Otto se encarga de organizarlos y entregármelos.
En este momento necesitamos más hierro, arena y piedra caliza. Sin embargo, el transporte de esta última es complicado debido a su naturaleza pesada y costosa.
—¿No se utiliza la piedra caliza para hacer estatuas y construcciones lujosas? —pregunta Otto.
—Esa es precisamente la razón principal por la cual resulta tan costosa; aunque tengo planeado buscar depósitos en nuestras montañas, por ahora necesitamos utilizarla para producir hierro.
Le explico a Otto que la piedra caliza desempeña un papel crucial como fundente en la eliminación de impurezas del hierro. Es imprescindible para producir hierro fundido y destacar por encima de los demás.
La piedra caliza se descompone a altas temperaturas, liberando dióxido de carbono (CO2), que reacciona con los óxidos de hierro presentes en el mineral, formando escoria.
Esta escoria es un subproducto del proceso y ayuda a eliminar las impurezas no deseadas, mejorando así la calidad del hierro forjado resultante.
Después de un tiempo, Rem hace su entrada. Ella mira a Otto con extrañeza, pero este se presenta con confianza.
—Otto Suwen, es un placer trabajar aquí —dice Otto sin inclinarse ante Rem—. Soy nuevo en esta empresa.
Rem observa a Otto con desdén mientras lo analiza detenidamente antes de dirigirme una mirada inquisitiva.
—Sé que puede parecer poco confiable, pero tengo plena confianza en sus habilidades —le digo a Rem.
Otto nos mira tanto a mí como a Rem y exclama:
—¡No es muy educado decir eso!
Una vez aliviada la tensión entre ellos dos, le explico a Otto que debe seguir a Rem. Ella tomará sus medidas para asegurarse de tener ropa apropiada y lo acompañará durante toda la tarde para mostrarle todas las fábricas y otras instalaciones importantes.
Rem se acerca más hacia mí e inclina su cabeza para hablar en voz baja:
—¿Estás seguro de incluirlo en todo esto?
La preocupación de Rem es comprensible, considerando que Otto es un completo desconocido para ella. Además, otorgarle un rango tan alto a alguien puede resultar peligroso.
Si no fuera por mi propósito detrás de ello, no lo habría hecho. Pero tener a Otto como aliado es una carta valiosa.
—Mantén un ojo sobre él —le digo en voz baja—. Necesitábamos a alguien y lamentablemente Clint no inspira confianza en mí.
Nadie cercano a Roswaal es digno de confianza para mí. Prefiero correr el riesgo con personas desconocidas antes que aceptar la recomendación de Roswaal.
Rem asiente y se lleva a Otto. Me quedo un rato terminando algunos documentos, justo cuando estoy por cerrar mi oficina, la puerta se abre lentamente. Beatrice aparece con una sonrisa en su rostro y entra en mi despacho.
—¿Te divertiste? —pregunto con curiosidad mientras la observo entrar.
—¡Hmpf! No pienso decírtelo —responde con una sonrisa burlona mientras ella examina la habitación.
Beatrice sostiene en sus manos una bolsa de cuero de tamaño considerable. Al notar que lo he notado, su expresión cambia a una sonrisa traviesa.
—Vamos a hacer algo realmente especial —anuncia misteriosamente.
Comprendo al instante lo que quiere decir, así que me levanto emocionado y me acerco a ella. Beatrice saca un cristal anaranjado cuyo poderoso maná puedo sentir claramente emanando de él.
—La magia yang tiene la capacidad de expulsar maná, supongo —comenta ella intrigada—. Aunque es algo raro de hecho, no es algo que haya visto antes.
Luego explica que, si creamos una matriz combinando magia yang y magia yin, podremos absorber el maná circundante y dirigirlo hacia este lugar. Con esa cantidad suficiente de energía mágica, podemos establecer una conexión entre el nuevo laboratorio e incluso conectar la mansión con mi oficina.
—Además nos ayudará a mantener tu puerta bajo control al lidiar con el miasma —afirma orgullosamente Beatrice.
—Sin duda eres mi mayor bendición —confieso lleno de orgullo recordando mi decisión de hacer un contrato con ella.
Ella se da la vuelta tímidamente, avergonzada por mis palabras. En un susurro suave, me responde:
—Tú también lo eres, supongo. —Beatrice comienza a organizar los cristales mientras yo la observo con alegría.
Después de unos minutos, los cristales yang son colocados en cada esquina del techo y los cristales yin en las esquinas del suelo.
—El maná nace desde el suelo y se mezcla con el ambiente circundante, creando así un ciclo continuo —asegura Beatrice con confianza—. Sin embargo, debido a que el maná puede ser muy poderoso aquí dentro no tendrá mucha fuerza. Necesitaremos esperar un tiempo para que se acumule suficiente energía antes de poder utilizarla nuevamente.
En la mansión ya hay una matriz instalada por Echidna donde el maná fluye hacia el laboratorio sin problemas. Además, como Beatrice tiene un contrato conmigo, utiliza mi propio maná para todo lo que necesita hacer.
Ella me ha enseñado cómo absorber el maná de manera más efectiva y he estado practicando, pero por ahora es solo una instalación preliminar. Lo mejor es no exponerme a peligros innecesarios en este momento.
Una cosa es hacerlo en la seguridad de la mansión, pero con tanta distancia entre nosotros, requeriría una gran cantidad de maná. Mi puerta aún no ha suprimido por completo el miasma que la rodea, así que lo más sensato es descansar y esperar.
Durante la tarde paso por la herrería, donde el herrero jefe me comenta que necesitaremos contratar más manos hábiles.
—Confío en tus recomendaciones, Baltasar —le digo mientras asiento con seriedad—. Puedes decirle a Rem que contrate a todos los trabajadores disponibles que pueda encontrar. A medida que nuestros proyectos se expandan, tendremos cada vez más trabajo por delante.
En estos momentos resulta complicado conseguir suficiente personal debido a las limitaciones económicas y al hecho de que nuestras actividades son desconocidas para muchos trabajadores comunes.
El renombre de nuestra máquina a vapor todavía se circula principalmente entre los nobles y poco ha llegado hasta aquellos dedicados al trabajo duro.
Necesito incrementar nuestra fuerza laboral; ese problema me tiene sumamente ansioso. Nos urge crecer rápidamente para poder enfrentar cualquier adversidad futura. Si nos atacaran nuevamente ahora mismo, sin duda alguna seríamos masacrados.
Mientras Beatrice trabaja en establecer la matriz mágica, yo continuo inmerso en mi labor incansablemente. En un abrir y cerrar de ojos, la noche se ha adueñado del cielo y todo sigue su curso con normalidad.
Al día siguiente, mi jornada en la oficina consiste en trabajar incansablemente para terminar todos los contratos pendientes, mientras que en el pueblo todos despliegan una fuerza laboral inquebrantable.
Por la tarde, decidimos realizar un funeral para honrar a los soldados caídos, una ceremonia conmovedora dedicada a aquellos valientes que perdieron sus vidas protegiendo a su gente.
Todos están presentes y rinden sus respetos de manera solemne.
Es un momento de unión y consuelo para las familias que han perdido a sus seres queridos más preciados. Una vez concluido todo el acto ceremonial, me quedo junto a Luan para acompañarla durante el entierro de sus familiares.
Solo pudimos encontrar los cuerpos de su padre, su hermana menor y su hermano mayor. Su madre no fue encontrada en ninguna parte; suponemos que perdió la vida en el bosque.
Luan ha estado esperando durante estos dos días angustiantes.
Ahora todos los cuerpos han sido limpiados y preparados adecuadamente. Roswaal ha estado ocupado sin descanso y no hemos tenido tiempo para hablar hasta ahora; sin embargo, es absolutamente necesario tener esa conversación hoy mismo ya que mañana partiremos hacia la capital.
Luan llora mientras observa cómo los ataúdes son sepultados por los encargados. No quise dejarla sola en este momento de dolor abrumador. Quizá debí informarle a Emilia, pero ella debe concentrarse en las elecciones que se avecinan.
Una hora después, Luan se voltea hacia mí con determinación brillando en sus ojos. Coloca su mano sobre su pecho y exclama con fuerza:
—¡Quiero unirme al ejército!
Su resolución es palpable; sus ojos brillan intensamente en la oscuridad de esta noche lúgubre. Beatrice me indica que esté atento a ella y no permita que se vaya. No tengo objeciones si decide enlistarse, pero Beatrice me ha pedido específicamente que la mantenga con vida pues desea investigarla más a fondo.
Estoy de acuerdo; un cuerpo capaz de disipar el miasma sembrado por un arzobispo debe ser algo extraordinario.
—Realizarás el examen durante la próxima ronda de reclutamiento —le digo seriamente, tratando de estar acorde con sus emociones desbordantes—. Sin embargo, primero deberás tomar clases en la academia.
La observo detenidamente mientras hablo estas palabras cargadas de responsabilidad.
—No te preocupes por el dinero u otras cuestiones similares; estudia con tranquilidad y si aún deseas formar parte del ejército, te incluiré en la lista oficial.
Ella asiente solemnemente y se despide afectuosamente de sus familiares. Una vez llegamos a la mansión, seguimos caminos separados para cumplir nuestras tareas respectivas hoy: yo hablaré con Roswaal y acordaremos el procedimiento a seguir.
Él me recibe en compañía de Ram, ambos parecen tranquilos.
Por mi parte, siento como si tuviera un edificio completo descansando sobre mis hombros. La situación es abrumadora.
—¡Qué gran placeeer verte! —exclama Roswaal con alegría mientras me invita a sentarme—. Hableeemos.
Tomo asiento y comenzamos la conversación necesaria. Él me explica que se ha retrasado debido a una investigación sobre la lista de todas las candidatas y su aliado sociopolítico.
Parece ser que alguien fue arrestado por vender dicha lista, por lo que supuestamente el delincuente pronto estará muerto.
—Un encubrimiento...
Lo más común en todas partes, aprovechar la agitación para eliminar a aquellos que obstaculizan tus planes. En mi mundo, es una táctica usada en diversas situaciones; nada extraño cuando se trata de burocracia.
—Exaaactamente —responde Roswaal mientras saca una carta—. He estado investigando por mi cuenta, pero han borrado todo rastro del problema. Las noticias sobre los ataques del culto en mis dominios me llegaron a través de una carta anónima, demasiado tarde para intervenir directamente. Sin embargo, gracias a tu magnífico trabajo, pudimos salvar este pueblo.
Es aún más extraño pensar que una simple carta fuera el medio de comunicación utilizado. No, sin duda es un engaño; él sabía del ataque y probablemente ese era su objetivo: ganar fama para poder ascender al trono.
—Si ese es el caso, debemos estar agradecidos de alguna manera. —Sonrío mientras abordo lo que realmente me importa—. ¿Podemos atribuirnos la derrota del culto?
Roswaal asiente con alegría. La masacre en los pueblos se extendió rápidamente y aún no se sabe el paradero exacto del arzobispo.
—Mi palabra será suficiente para reclamar esa victoria —afirma orgulloso.
Supongo que eso es lo beneficioso de tenerlo presente; su posición como protector de Lugunica nos otorga cierta influencia dentro de todo esto. Significa que podemos seguir adelante según lo planeado.
La siguiente cuestión es la opinión sobre Emilia; obviamente ya tengo algunas referencias previas, pero sería ideal contar con algún apoyo dentro de la burocracia.
—¿Existe algún aliado que no tenga prejuicios contra Emilia?
Roswaal reflexiona durante unos segundos; parece que mi pregunta es más compleja de lo esperado. La razón por la cual necesito saberlo es porque, si comenzamos a crecer, en el futuro podríamos establecer acuerdos con esa persona, involucrarnos más en Lugunica y construir una sólida red de información.
—Hay dos eruditos posibles —responde Roswaal seriamente—. Sin embargo, aún no he tenido la oportunidad de entablar un contacto sólido con ellos antes del inicio oficial. Los eruditos seleccionan a quienes apoyarán, ya que también ven esto como una competencia para obtener puestos una vez se haya elegido al gobernante.
Las cosas no cambian, sin importar el mundo en el que nos encontremos. Con esta premisa clara, es evidente que debemos seleccionar a los mejores candidatos posibles. Debemos demostrar que tenemos posibilidades, sobre todo, mostrar nuestra fuerza y capacidad para lograrlo.
—Entonces sería ideal si puedes organizar una reunión privada entre Emilia y ambos eruditos —propongo.
Roswaal me mira con sorpresa e incluso Ram parece desconcertada ante mi sugerencia. En ese momento comprendo mi error: me he dejado llevar por la confianza y he revelado algo que no debía.
Me reprendo internamente; su historia no es igual a la del libro, yo no soy el mismo protagonista de esa trama.
—Entiendo tu punto, pero creo que deberías ser tú quien acompañe a Emilia para brindarle apoyo durante esa conversación —responde Roswaal con intriga en sus ojos.
Ram dirige su mirada hacia Roswaal por un instante antes de fijarla directamente en mí.
—No digo lo contrario; obviamente la ayudaré a expresarse correctamente. Lo que quería enfatizar es que ella debe ser quien hable —aclaro rápidamente.
Roswaal sonríe aceptando mis palabras. Un suspiro interno alivia la presión momentánea; no sé si fue solo imaginación mía o si estoy preocupándome demasiado.
Solo espero sinceramente que todo salga bien.
Si yo realmente formo parte del libro, entonces hay alguien más capaz de escapar de él.
Cuando llegue el momento adecuado, pondré fin a Roswaal; pero para eso necesito destacar, hacerme notar.
Quizás deba causar un pequeño revuelo durante las elecciones.
