Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada y toda su banda.
25. ... Cuando No Hay Internet.
—... luego, Camus nos tuvo casi media hora esperando en el maldito auto, y, te lo juro, Valentine, lo estaba haciendo a propósito, yo vi por la ventana como estuvo parado en la librería como idiota por diez minutos, sólo mirando su teléfono, ese bastardo…
Valentine sonrió de lado al escuchar la anécdota de su novio en medio de malas palabras y el movimiento de la cámara, puesto que Milo solía mover las manos cuando estaba muy concentrado en lo que decía, y ya que estaban hablando por videollamada, Valentine estaba más que acostumbrado a ver la imagen del hombre entrar y salir de la pantalla.
Ese día estaba en su hogar, era su día de descanso, y mientras preparaba su desayuno se entretenía escuchando las anécdotas de Milo, quien se encontraba en su propio hogar, fingiendo que estaba ocupado acomodando su habitación.
—Estoy seguro de que Camus no lo hizo a propósito, tal vez estaba buscando el nombre del libro que iba a comprar y por eso tardó tanto.
—Eres una buena persona, Valentine, por eso no ves las acciones rastreras de Camus, pero créeme, ese desgraciado lo hizo a propósito.
Justo cuando parecía que Milo al fin había encontrado un lugar dónde poner su teléfono, mientras se pasaba de una mano a la otra una manzana roja, Valentine le dio la espalda a su teléfono, ocupado en la estufa.
—De cualquier forma creo que esa pudo ser una buena oportunidad para que limes tus asperezas con Surt.
Después de varios segundos en silencio, Valentine volteó hacia donde estaba su teléfono, preguntándose si a Milo le había molestado su inocente comentario; sin embargo, al mirar su teléfono, todas sus suposiciones se detuvieron, ya que parecía que la llamada había terminado.
Posterior a limpiarse las manos, Valentine agarró su teléfono de la base en la que lo tenía y lo miró con curiosidad; no tardó en darse cuenta de que la llamada había terminado abruptamente debido a que su señal del internet se había interrumpido.
Confundido, Valentine buscó entre las conexiones de red el nombre de su señal de Wi-Fi, apagando su estufa sin quitarle la atención a su celular, y esperando a que eso le diera alguna señal de lo que ocurría.
Esperando pacientemente, el joven observó que su teléfono se conectaba a su señal, pero esta le marcaba que no había conexión a Internet, por lo que Valentine se desconcertó, al menos hasta que recordó que casi era final del mes, días en los que debía hacer su pago a la compañía que le daba el servicio.
Ligeramente molesto por haber olvidado algo tan importante y esencial, Valentine suspiró por lo bajo y se hizo la nota mental de ir a pagar en cuanto terminara con su comida, y, por supuesto, también debía disculparse con Milo por terminar su llamada tan groseramente, solo esperaba que su novio no se molestara mucho.
Al menos sabía que Milo sería comprensivo, el peliazul era igual o incluso más olvidadizo.
