Hola lectores!

Al fin con un poco de tiempo, lista para actualizar y agradecer el buen recibimiento que tuvo el ultimo cap, apuesto a que les he dejado con mas dudas que respuestas, asi que este cap es totalmente necesario para matar esa ansiedad ajaja.

Como siempre muchas gracias a aquellos que dejan su review! Valoro a cada persona que llega aquí a leer, pero por sobretodo a aquellos que se dan el tiempo de hacerme saber lo mucho que disfrutan de mis obras:

- kcar: Kouga es todo lo que está bien en este universo :c ajajja, Inuyasha tiene bastante por sufrir aun y si, por otro lado tenemos un nuevo personaje, que puede traernos bastantes sorpresas. Feliz de que hayas disfrutado, espero que esta actualización te encante tanto o más. Un beso!

- Cbt1996: Cin de mi corazón, no necesitas hacer un revie largo, siempre estás presente de algun u otro modo y eso se agradece montones. Lamento destruir un poquito de tu corazón :c sabes que siempre vale la pena y yo misma me encargo de repararlo jaja. Veamos quien es el sujeto misterioso, o al menos un poco de él. Un abrazo bella!

- Annie Perez: Ufff, falta harto para saberlo, pero creo que este cap te traerá una respuesta temprana a tu duda. Mil gracias por leerme!

- Valentinehigurashi: Hola cariño! Efectivamente, me he transformado en mami hace ya 4 meses. He intentado tomar fotos y videos de cada una de las gracias y cosas que ha ido aprendiendo porque la verdad es que siento que ha crecido tan rapido que se me escapa de las manos. Es un bebé delicioso muy risueño y regalón, asique me tiene babosa de amor 24/7 jaja, a pesar de que me quite tiempo de mis hobbies como escribir. Con respecto al genero de mi historia, la verdad es que yo tambien estuve años buscando y no encontré nada de enemies to lovers ni dark romance, asique ni modo, me motivé a escribir mi propia historia y aqui estamos jeje. Con respecto a tu review del cap, agradezco que destaques detalles en los que me esforcé, como por ejemplo la escena de persecución. Me es bastante dificil crear escenas de acción y tardo varios días en ello, asique nada, feliz de que te hayas sentido envuelta por la trama. Por otro lado Inuyasha... aaay Inuyasha me saca canas de rabia mientras lo escribo, pero la verdad es que amo transformarlo poco a poco en un dulcesito cuando ya no puede más de amor por Kag, sabemos que es bastante orgulloso y en este fic tiene cero capacidad de empatía o inteligencia emocional, asique su evolución como personaje será epica. Por otro lado Sesshomaru siendo la voz sabia, como siempre. Mil gracias por leerme, espero que este cap te deje tan atrapada como el anterior ajajaj un abrazo!

- joiscar: Mil gracias por esperarme! Se que ha pasado un montón de tiempo y que es terrible ir al día con una historia que está en desarrollo, asi que valoro aún más que permanezcas aqui :3. Este cap traerá respuesta a algunas de tus dudas, asique espero lo disfrutes, un abrazo!

- Karii Taisho: Karii querida!, siempre es felicidad pura leerte por aqui. Sé que dejé varias interrogantes con el cap anterior, sobretodo con ese nuevo personaje misterioso que ha atrapado a Kag, veremos si resulta ser el villano que parece ser o termina siendo un héroe que Kag no pidió y sin embargo apareció jaja. Por otro lado, Inuyasha si esta enamorado de Kag, se nota a kilómetros, al menos para nosotros, él aún no se da cuenta ajjaja, lo bueno es que tiene a Sesshomaru como voz de conciencia, y es todo lo que necesita para ir evolucionando como personaje cap a cap. Te abrazo amiga mia, mil gracias por comentar y si, la verdad es que mi guatón tiene 4 meses, y siento que ha crecido en un abrir y cerrar de ojos, el tiempo pasa volando, es terrible :c ajajaj

- Rosa Taisho: Amiga mia! Como siempre feliz de leerte por aquí mi Rosa y feliz de leer que alguien ame tanto a Noah como yo ajajjaj. Nunca te mentiría y si, está en los planes un hombre tan encantador como ese para este fic, no adelantaré ni te haré spoiler, asique tendrás que adivinar si es que ya te lo he presentado o si está pendiente. No podemos olvidar de todas formas a nuestro Inu, bien idiota hasta ahora pero te prometo que eventualmente cambiará y será tan encantador como siempre, paciencia paciencia, que despues tendrás un dilema mental en un proximo triangulo amoroso jajaj. Te mando un abrazo enorme y espero disfrutes este cap. TKM!

- inukag22: Aaaay muchas gracias! Yo tambien amo todo lo que sea novelas de enemies to lovers ajajaj tengo una obsesion un poqui patológica. Me alegro de que te guste la historia, aqui tienes el proximo cap! Un abrazo.

- Marlenis Samudio: Hola Marlenis! Muchas gracias por leer, la verdad es que si, corresponder a alguien por obligación nunca es buena idea, sin embargo recordemos que Kag jamas ha amado a nadie en modo romantico y eso significa que no tiene idea de lo que significa, y cree que es sencillo obligarse a crear sentimientos falsos. No le salió muy bien el plan :c, pero tu sabes como siempre se las arregla jiji. Me alegro de que te gustara el cap, un abrazo.

Nos estamos leyendo pronto, ansío leer sus teorías sobre lo que pasará jiji.

Un abrazo

Frani.


'

Capítulo 16.- Destino en juego.

Inuyasha

Japón, 2011.

Estimados, tengo el agrado de informarles que hemos llegado a Japón sin novedades, favor abrochar sus cinturones, hay bastante viento y el aterrizaje podría ser un poco brusco. - La voz de Juno, nuestro piloto privado, resonó en los parlantes.

Abrí los ojos bastante reacio a despertar, comprobando al mirar por la ventanilla a mi lado que allí afuera había un sol brillante esperando por nosotros, recordándome con poca sutileza la diferencia horaria que tenía Japón con Italia.

Tomé el último sorbo de whisky antes de ponerme de pie. Me acerqué rápidamente a Sango antes de bajar del avión, tomando su brazo derecho con poco cariño y ganándome con ello una mirada de desagrado.

¿Y ahora qué quieres? - Yep, sonaba muy molesta.

Supongo que no debo decirte que…

¿Que no le diga nada a Kikyo? - Preguntó, interrumpiéndome de forma abrupta. - ¿Sobre qué? ¿Sobre tu infidelidad o tus heridas?

Ambas.

Se soltó de mi agarre con un movimiento brusco.

Esta es la última vez que te cubro las espaldas. - Exclamó amenazante. - Kikyo no es estúpida, tarde o temprano lo sabrá y cuando eso suceda, te juro que lo único que haré será reirme en tu cara. - Sonreí.

El rencor es malo para tu corazón, hemos hablado de esto muchas veces.

Suéltame idiota. - Dio un tirón para zafar y siguió caminando para salir.

Al bajar una limusina nos esperaba a un costado de la pista de aterrizaje. El conductor se acercó rápidamente y luego de una reverencia cordial tomó nuestros bolsos y nos abrió la puerta.

El camino a casa fue tranquilo y expedito. El aire iba cargado de aroma a madera húmeda y pino mientras avanzábamos por la carretera. Pronto vislumbré los altos muros de piedra característicos de la entrada, cubierto en algunas zonas por enredaderas verdosas y pintorescas. No había notado lo mucho que había extrañado mi hogar, al menos no hasta que ví las enormes puertas de hierro forjado de la entrada, abriéndose poco a poco a nuestra llegada.

Bienvenidos a casa, señores Taisho. - Exclamó nuestro conductor.

Tal y como le había contado a Russo, lo primero que destacó en aquellos jardines que rodeaban el lugar fueron los enormes cerezos que tanto me encantaban, aún sin florecer.

La mansión de mi familia era hermosa, con un equilibrio perfecto entre la elegancia y lo clásico, algo que caracterizaba también a mi padre. Los balcones con barandales de hierro estaban cubiertos por enredaderas de buganvilias, cuyas flores de color fuccsia chillón destacaban contra la pintura blanca de la fachada. Grandes ventanales arqueados daban a la construcción un toque acogedor sin perder la majestuosidad, en combinación con detalles de piedra pulida.

Sé lo mucho que les encanta alardear frente al resto cuando discuten, así que espero que se comporten, porque a nadie le importa. - Exclamó mi hermano a Sango y a mi.

Lo primero que vislumbré al bajar del auto fue a mi madre de pie en la entrada, luciendo tan hermosa como siempre, sonriéndonos con calidez. A su lado mi prometida, sonriendo aún más.

Ugh, no estaba preparado para enfrentar esto.

Apenas se me permitió subir las escaleras de la entrada y Kikyo se abalanzó a mis brazos mientras me llenaba de besos el rostro. Me reí mientras intentaba sujetarla sin éxito, hasta que finalmente se colgó a mi cuello en un abrazo. Vi como Sango se adelantó y caminó hacia el interior sin saludar a nadie, demasiado molesta para interactuar.

No tienes idea de lo difícil que ha sido soportar estas semanas sin ti. - Exclamó Kikyo mientras me apretaba un poco más. - No puedo creer que finalmente estés aquí.

Tomó mi rostro entre sus manos y me miró fijamente mientras sonreía. No intentó besarme en ningún momento, sabiendo que mi madre nos observaba y que yo odiaba las muestras de cariño en público, particularmente frente a ella.

Tranquila hermosa, no volveré a apartarme de ti. - Musité antes de besar su mejilla y soltarla para saludar a Izayoi.

Mi madre había sido una persona cariñosa y cálida en el pasado, parte de los recuerdos de mi infancia me permitían asegurar eso, sin embargo, luego de lo que había pasado con Naraku había perdido un poco de esas cualidades. Me sonrió, genuinamente contenta, sin embargo quien se acercó a abrazarla fui yo y si bien me respondió el gesto, este fue casi por cortesía.

¿Cómo ha ido todo?

Perfecto, ¿No confiabas en nosotros? - Pregunté.

¿Le ha pasado algo a Sango? - Su mirada preocupada siguió el trayecto que mi mejor amiga había recorrido hasta perderse.

No, ya sabes como es, se enoja por cualquier cosa. - Acaricié sus hombros en un intento de relajarla. - ¿Todo bien aquí? - Asintió.

Muy tranquilo todo.

La solté y caminamos hacia el interior de la mansión. De inmediato sentí a Kikyo abrazarse a mi brazo derecho, dispuesta a mantenerme allí contra viento y marea. Hice una señal al primer mayordomo que vi, quien se acercó rápidamente.

Me traes un whisky seco, por favor.

De inmediato señor.

¿Bebiendo tan temprano? - Preguntó Kikyo.

¿Supone algún problema?

No, es sólo que al parecer has adquirido malas costumbres durante este mes. - Exclamó Kikyo en un susurro y yo sonreí.

Sabes como me estresan los vuelos en avión y pasé más de 10 horas en este… Necesito relajarme.

Sus labios se fruncieron sutilmente, demostrando que no estaba para nada de acuerdo con mi burda justificación, sin embargo no volvió a mencionarlo mientras avanzábamos hacia el vestíbulo, donde Kagura entró sonriéndonos.

Mi par de hermanos favoritos, por fín un poco de diversión en este lugar. - Exclamó mientras se acercaba y depositaba un beso casto sobre la mejilla de Sesshomaru.

¿Y papá? - Pregunté luego de saludarla.

Salió a resolver uno de esos asuntos de último minuto que siempre tiene. - Exclamó mi madre. - Supongo que llegará al anochecer, dijo que no lo esperáramos para almorzar. - Asentí y nos sentamos en el salón. - Cuéntame, ¿te ha gustado Italia? ¿Recorriste lo suficiente?

Un poco, estuve principalmente en Milán, debo admitir que me moví poco de allí, fue bastante entretenido. - Exclamé y Sesshomaru me miró escondiendo una sonrisa.

– La ciudad de los lujos, hace años que le ruego a tu hermano que me lleve, he oído que sus hoteles son de ensueño. - Se unió Kagura.

Lo son. - Respondí.

¿Y qué tal la familia Russo? - Preguntó mi madre y yo me tensé de inmediato.

– Pequeña. - Respondió Sesshomaru por mí. - Ya sabes que Naraku y su hija son los únicos miembros vivos del clan.

– ¿Ha sido difícil lidiar con ellos?

– Meh, no te has perdido de nada. - Respondí. - Lo importante es que seguiremos en tregua por el momento.

– Eso es bueno. - Musitó Izayoi.

– Han sido bastante cordiales, sin embargo no manejan mucha más información que nosotros. - Respondió mi hermano. - Lamentable, pero aún es un misterio quien intentó inculpar a Inuyasha.

– No creería nada de lo que esa familia les haya dicho. - Exclamó Kikyo. - No son famosos por ser muy honestos después de todo.

– Y tampoco correctos… - Coincidió Kagura. - Ya es bastante sospechoso que la heredera Russo haya aparecido en una fiesta a kilómetros de su hogar, particularmente en esta mansión, eso nadie me lo quita de la cabeza.

Mis padres sabían de la aparición de Kagome en nuestra fiesta hace un mes, sin embargo no tenían idea de su intención de asesinarme para entonces, había decidido hablarlo sólo con Sesshomaru y ambos acordamos justificar el viaje a Italia con la intención de averiguar un poco más sobre el robo de archivos y si eso nos perjudicaba como clan.

– Kagome Russo ¿no?- Mi madre se tomó unos segundos para recordar su nombre.

– Ajá. - Murmuré.

– Sólo tengo recuerdos de ella siendo una niña, es una lástima que no tuviera oportunidad de verla cuando estuvo aquí.

Si supieras…

– Ahora es toda una mujer, tan hermosa como su madre y bastante más inteligente que su padre. - Exclamó Sesshomaru bajo la mirada atenta de Kagura.

– Cuando eramos aliados tu padre siempre hablaba de comprometerlos. - Exclamó mi madre mirándome y sentí la presión de las garras de mi prometida enterrándose poco a poco en mi brazo. - Kagome siempre fue una niña muy educada, me alegro de que su padre no haya sido mala influencia suficiente para cambiar eso.

– Tiene una personalidad bastante peculiar… - Exclamó mi hermano. - Pero es cierto, mal educada no está entre sus defectos. No interactuamos mucho con ella, pero fue bastante cooperadora con la investigación.

Me mantuve ahi, en silencio y sin expresión alguna en mi rostro, sabiendo que cualquier detalle podía jugarme en contra, sobretodo bajo la mirada atenta de mi prometida y mi cuñada. Sesshomaru tampoco me miró en busca de complicidad y esa era la señal para no abrir la boca y mantener todos mis errores en secreto.

– En fin, hemos estado viendo vestidos con la señora Taisho. - Musitó Kikyo, tal vez demasiado enérgica en su intento de cambiar el tema.

– ¿Vestidos? - Nada podía interesarme menos.

– De novia. - Cierto, la boda.

– ¿Bonitos?

– Me encantaría mostrártelos, pero sabes que es de mala suerte que el novio vea el vestido antes de la boda. - Sonreí, no me interesaba en lo absoluto. - Nuestros gustos discrepan un poco, pero ya encontraremos alguno que nos guste a ambas. - Mi madre sonrió mostrando poco interés.

– También hemos decidido que la ceremonia será en el jardín de tu madre. - Se unió Kagura. - Cuando los cerezos florezcan, por supuesto. La lista de invitados está lista, sólo queda enviar las invitaciones luego de que la revises. - Asentí. - ¿Te gusta la idea?

– Si, supongo, los hombres no somos muy buenos planeando eventos. - Sonreí intentando evitar que notaran mi desinterés, sin embargo al mirar a mi madre esta no me devolvió el gesto y por el contrario, distinguí la lástima reflejada en sus ojos. - …Lo importante es que se luzca la novia, después de todo. - Agregué besando el dorso de la mano de Kikyo.

Sesshomaru mantuvo su posición, sentado a un lado de Kagura, con una de sus manos apoyada en el muslo de ella.

– De todas formas deben revisar los invitados en conjunto, no queda demasiado tiempo, apenas un par de meses y cabe recordar que la familia Taisho tiene un montón de gente conocida. - Insistió mi cuñada.

– No te estreses cariño, recuerda que no es tu boda. - Musitó Sesshomaru dando palmaditas en su pierna. - Para esa tienes tiempo.

Kagura sonrió por cortesía, sin embargo pude notar como aquel comentario no le cayó del todo bien.

– ¿Cómo ha estado papá? - Pregunté a mi madre, intentando guiar el tema hacia otro lado, uno menos ácido.

– Bien, preocupado por ustedes, quiso viajar en algún momento, sin embargo los asuntos por aquí no le han dado tregua. Es bueno que estén de vuelta, eso va a relajarlo bastante. - Asentí y ella se puso de pie. - Lo que es yo, necesito hablar con uno de los jardineros con urgencia, uno de mis rosales está lleno de plagas. ¿Me acompañas Inuyasha? - Me puse de pie y Kikyo se levantó de inmediato. - A solas. - Recalcó mi madre.

Miré a mi prometida, quien me hizo un gesto de pena en un intento de manipularme.

– Tranquila, no me iré a otro país sin ti otra vez. - Me sonrió y se estiró de puntillas para besarme.

– Te espero en tu casa. - Asentí y seguí los pasos de mi madre hacia la puerta de entrada.

Caminamos varios metros en silencio, uno al lado del otro por el camino de grava, mirando aquel hermoso jardín donde ella había vertido todo su esfuerzo.

– ¿Has estado bien? - Pregunté para romper el silencio.

– Si, un poco aburrida, pero bien. ¿Tú?

– He estado mejor. - Admití.

– Lo sé, te ves un poco deprimido. - Me miró.

– Estoy agotado por el viaje, eso es todo. - Al llegar a la zona de rosales se detuvo. - ¿Cuál es el que está enfermo? Puedo avisarle a los jardineros para q….

– No quiero que te cases con ella. - Susurró y yo la miré confundido. - Kikyo no es la mujer que quiero para ti.

Tardé unos segundos en comprender lo que estaba sucediendo y suspiré apretando el puente de mi nariz cuando lo logré.

– Asi que no hay rosal enfermo… - Recibí sólo una mirada seria como respuesta. - ¿Por qué no? ¿No es el sueño de toda madre ver a su hijo dar el "si" en el altar?

– Por supuesto, con la persona correcta.

– Kikyo es la persona correcta, madre. Dime tus razones. - Ordené.

– Tus ojos no cambian cuando la miras, es una chica hermosa, pero controladora y dependiente, poco inteligente, con una mirada de desprecio constante, muy interesada en lo material y molesta. - Me reí.

– Okey, si te soy franco, no esperaba que tuvieras una lista tan definida.

– Es en serio, Inuyasha. - Tal seriedad en su rostro borró la alegría del mío.

– ¿Hizo algo mientras yo no estuve aquí? Hace un mes parecía agradarte.

– Jamás me ha agradado.

– Vamos, sabes que a fin de cuentas es un matrimonio arreglado, mi padre no estará contento si…

– Tu padre no tiene idea de lo que es vivir junto a alguien sin quererlo, después de todo nuestro matrimonio fue por amor, no me parece justo para ti que destruyas tu felicidad por complacer sus deseos.

– Entonces todo está bien, yo también amo a Kikyo. - Esta vez ella sonrió mientras negaba con la cabeza.

– No me mientas Inuyasha, no a mi.

– No miento.

– Entonces no tienes idea de lo que es el amor. - Exclamó.

– Aprenderé en el camino.

– ¡No funciona así!

– ¡Ya basta, madre! - El tono de voz elevado la sobresaltó en su posición. - No empeores mis dudas, por favor, ya tengo la cabeza hecha un lío y no he dormido suficiente, no necesito esta clase de conversación, no hoy.

Me di la vuelta para caminar hacia mi parte del terreno.

– Inuyasha…

– ¿Por qué no le dices a Sesshomaru que tampoco te agrada Kagura? - Pregunté. - Eso es más que evidente pero no eres capaz de decirlo en voz alta.

– ¿Crees que no lo he intentado?

– ¿Y cuál es el plan? ¿Evitar que ambos nos casemos y dejar a la dinastía sin alianzas?

– No todo son alianzas, no todo es deber en esta vida. - Suspiré.

– Me queda claro que si de ti dependiera claramente esta familia no estaría donde está. - Exclamé y me arrepentí en el mismo instante, cuando ella no me respondió y sólo guardó silencio, para luego bajar la mirada. Di media vuelta para seguir mi camino.

– Me encantaría saber cuántas veces pensaste en Kikyo estando lejos, probablemente sea proporcional al amor que le tienes. - Exclamó y yo me detuve en seco. - Aquello que amas no se arranca de la cabeza y mucho menos del corazón.

Seguí mi camino, no tenía respuesta para eso y no estaba dispuesto a perder esa conversación.

Caminé por el terreno de mi familia, dispuesto a perder unos cuantos minutos de mi vida por un poco más de tiempo en paz conmigo mismo. El lugar era enorme, lo suficiente para permitirnos a mi y a Sesshomaru seguir viviendo allí, cada uno en su propia casa, sin tener que lidiar con la convivencia constante con nuestros padres y aún así manteniendo al clan unido; porque si; la familia siempre era lo primero y porque "la manada es nuestro hogar y la lealtad nuestra ley" o algo así, según las palabras de mi padre.

Subí las escalerillas de la entrada y metí la llave en la cerradura de la puerta principal. Sonreí al ver mi casa y mis cosas después de tanto tiempo. La pared contraria era completamente de cristal, siendo la única casa con vista y acceso directo a la laguna artificial que mi padre había creado hace ya unos diez años. Las paredes pintadas de blanco hacían aún más luminoso el lugar y los pocos muebles en estilo minimalista daban bastante protagonismo al piso de madera pulida en un tono chocolate. Chocolate, gracioso, olvidémonos del tono chocolate por un tiempo.

Kikyo me miró sonriente, cruzada de piernas en el sofá, destacando con su nívea piel sobre el gris oscuro del tapiz.

– ¿Pudiste ayudar a tu madre?

– No, pero para eso están los jardineros.

– ¿Puedes ayudarme a mi?

– ¿Con qué?

Se levantó con aquella rapidez grácil y corrió hacia mí, dando un saltito para colgarse de mi cuello y abrazarme con las piernas por la cintura. Un beso tal vez demasiado apasionado me quitó todas las posibilidades de hablar y me limité a simplemente devolver el entusiasmo, porque ¿quién era yo para negárselo?

– Te prometo que no saldremos de esta cabaña, o al menos no hasta recuperar el tiempo perdido. - Susurró contra mi cuello, dando besos cortos y mordiendo de vez en cuando. Desabrochó mi camisa con aquella habilidad innata que tantas veces me había demostrado y se acercó a mi oreja, lamiendo mi lóbulo. - dime, ¿me extrañaste como yo a ti?

No, la verdad no.

Eso fue lo único que pude pensar, sin embargo…

– Te quiero mucho. - Exclamé y ella se separó un instante, sólo para mirarme extrañada.

– ¿Un mes sin mi y pasamos de los "te amo" a los "te quiero mucho"? - Sonreí.

– Te amo.

Y la besé, repitiéndome mentalmente que la amaba, que era lo más importante para mi en el mundo… Que no había nadie mejor que ella para mí.


'

Kagome

Italia, 2011.

Sentí el suspiro hastiado a mis espaldas y me erguí incómoda.

Estás sujetando mal el arma… de nuevo. - Exclamó mi padre. - El mismo error por enésima vez.

Miré mis dedos enroscados sobre el metal, sin comprender aún qué estaba haciendo mal.

¿Por qué? - Pregunté.

El dedo índice debe estar siempre sobre el gatillo y el pulgar sobre el seguro, incluso si no quieres disparar, te ahorrará un montón de tiempo cuando lo necesites.

Oh… - Corregí la postura y volví a apuntar al blanco.

Dispara, ahora. - Obedecí y al instante sentí la fuerza del disparo enviarme hacia atrás, perdiendo el equilibrio.

Sus manos me sujetaron por los hombros con otro suspiro.

Vamos, de nuevo.

Estoy cansada, prometiste que veríamos una película hoy. - Reclamé.

Te estoy enseñando algo mucho más valioso sole mio, lo comprenderás eventualmente.

No me gustan las armas, mamá dice que son malas y traicioneras.

¿Y quieres ser débil como ella? - Preguntó ejerciendo un poco más de fuerza en su agarre sobre mi piel.

Quiero ser fuerte… como tú.

Apreté los ojos antes de abrirlos poco a poco. El olor a pan tostado y café me desconcertó un poco, sobretodo cuando obtuve el último recuerdo tangible de conciencia y me senté de golpe. Hice el intento de levantarme, fallando miserablemente con un ruido metálico cuando tironeé de las cadenas adosadas a mis muñecas.

Hice un escaneo rápido del lugar, era pequeño y oscuro, pero bastante limpio y acogedor, si dejábamos de lado las cadenas, obvio.

A mi lado el sujeto misterioso que había aparecido en mis recuerdos resultó ser real, y para entonces me miraba con atención, sin expresión alguna en su rostro.

– Tardaste bastante en despertar. - Apreté mis manos en puño. - Tranquila, no tengo intenciones de hacerte daño.

– ¿Bromeas? Me golpeaste en la cabeza.

– Tenía esta pequeña sensación de que no cooperarías si no lo hacía. - Tomó mi brazo derecho y lo inspeccionó meticulosamente. - Al sacar la bala comenzó a regenerar rápidamente y por lo rápido que te incorporaste ahora puedo apostar a que tu columna ha seguido el ejemplo.

Miré el tono violáceo horrible de mi piel dándolo todo por sanar, justo donde se había alojado la bala, comprobando mis sospechas sobre la plata; abrí y cerré mis puños, sintiendo aún un deje de dolor desagradable. Mi ropa estaba aún en su lugar y esa era una buena señal.

Levanté la vista al sujeto una vez más. Sus ojos eran probablemente su rasgo más bello, sin embargo en el ajetreo de nuestro primer encuentro había pasado por alto el resto de sus facciones. Rasgos finos, pero masculinos, una nariz perfilada en perfecta armonía con el arco de su mandíbula y una mirada rasgada que le otorgaba un grado considerable de sensualidad, tan despectiva como la de cierto sujeto peliplata.

– ¿Por qué estoy amarrada? - Se encogió de hombros.

– No sabía cómo ibas a reaccionar una vez que despertaras.

– Suéltame. - Ordené.

– Si… No va a suceder. - Exclamó y caminó hacia el velador, tomando el tazón de café con una mano y la tostada con la otra. - Entonces… ¿Cuál es tu nombre? - Preguntó con la boca llena luego de dar un mordisco al pan.

– ¿Cuál es el tuyo? - Contrapregunté.

– Yo pregunté primero.

– No te conozco.

– Te salvé la vida, lo mínimo que espero es un "gracias". - Exclamó mientras me apuntaba con el pan. - Eres muy maleducada. - Me reí.

– ¿Tienes algún parentesco con la familia Taisho? - Pregunté sin tapujos y sus labios se fruncieron.

– Esa me parece una pregunta muy específica para alguien que acaba de conocerme. - Sonreí.

– Así soy, específica. - Contesté.

– ¿Por qué la pregunta?

– Tus facciones y el ojo dorado son suficientes para sospechar. - Me sonrió.

– ¿Cuál es tu nombre? - Volvió a insistir y yo me rendí, comprendiendo que si ninguno de los dos cedía esa conversación no llegaría a ningún lado.

– Kagome.

– Oh, de la familia Russo, ahora entiendo muchas cosas. - Se irguió en la silla mostrando claro interés, acercándose un poco más a mi mientras yo me movía dentro de mis límites, intentando recuperar distancia. - ¿Por qué te perseguían?

– Hay muchas Kagomes en Italia, no tengo por qué ser esa en particular.

– Sólo a esa Kagome la buscaría tanta gente. ¿Por qué te perseguían? - Volvió a preguntar.

– No voy a contestar tus preguntas si no contestas la mía. - Respondí seria y él sólo permaneció mirándome fijo, en silencio absoluto por unos cuantos segundos, probablemente meditando si decirme la verdad o simplemente acabar con mi vida.

– La sangre Taisho corre por mis venas, pero no soy parte de su clan. - Exclamó. - Digamos en palabras simples que mi existencia es la vergüenza palpable de su cabeza.

Fruncí el ceño.

– Explicate. - Suspiró y subió sus pies a la cama, cruzando sus piernas con desinterés mientras bebía un sorbo de café.

– ¿Conoces el lema de los Taisho?

– ¿Lema?

– Joder, son el clan enemigo de tu familia, deberías saberlo. - Guardé silencio. - "Honor en las sombras, poder en el silencio"

– No sé a dónde quieres llegar. - Me sonrió.

– Que tus sospechas son ciertas, Touga Taisho efectivamente es mi padre. - Exclamó. - Digamos que hace 25 años olvidó su puto lema y perdió todo honor y principios cuando conoció a mi madre, en uno de sus tantos viajes a Italia, cuando aún era aliado de Naraku Russo.

– Bromeas.

– Tú has preguntado y has adivinado, ¿No te ha gustado la respuesta? Puedo inventar una mucho más entretenida si gustas.

– ¿Y tu cabello? ¿Por qué no es platinado? Sé que es otro de sus rasgos dominantes.

– Mi madre era más dominante, supongo, no soy un genetista experto, tal vez la sangre de una prostituta es mas fina ¿No crees? - Se puso de pie y se acercó a mí de golpe, dejando su nariz a escasos centímetros de la mía, ladeó su cabeza y allí, detrás de su oreja izquierda, un mechón blanco se mezclaba con el resto de su cabello.

– Vaya… Si eres su bastardo. - Me sonrió. - ¿Él lo sabe?

– Por supuesto que si, no soy parte de su familia, pero el pobre hombre no puede dejar atrás sus principios, es demasiado correcto para ello. - Se acercó a la única ventana en aquella habitación. - Nos vemos de vez en cuando, me llama al menos una vez al año.

– ¿Y tu relación con los hermanos Taisho?

– Soy un punto de información en un país enemigo, eso es todo.

– ¿Y tu nombre?

– Demasiadas preguntas y pocas respuestas, no me parece justo. - Exclamó mientras sacaba un arma del bolsillo trasero de su pantalón y sacaba el cargador de la empuñadura para revisar si había balas, justo antes de apuntarme a la cabeza. - Tienes dos segundos para responderme por qué te perseguían.

– Porque huí de mi casa. - Respondí apresurada.

– ¿Te cansaste de los lujos?

– Yep.

– Mentirosa. - Sonreí.

– ¿Quieres escuchar la historia poco original de violencia intrafamiliar y falta de afecto?

– Hmm, no realmente. - Quitó el seguro de su arma y yo me erguí en mi posición.

– No puedes matarme.

– ¿Por qué no? Eres enemiga de mi padre.

– ¿Realmente consideras aliados a los Taisho?

– Mucho más que a los Russo. - Me sonrió. - Estoy haciéndote un favor, estabas huyendo de Naraku, no creo que quieras que te regrese con él.

– Quiero salir de Italia, quiero una vida lejos de toda la idea de mafia italiana en la que estoy ahogada.

– Lo siento, no puedo ayudarte con eso.

– Por favor. - Rogué - No puedo hacerlo sola.

– No lo sé ¿Gano algo si te ayudo? Me parece un poco riesgoso.

– No tengo dinero en estos momentos, pero puedo prometerte que siempre pago mis deudas.

– Es una tarea difícil.

– Lo sé.

– Y te costará caro. - Guardé silencio mientras nos mirábamos el uno al otro, con el desafío fluyendo entre los dos. - Okey, te ayudaré, puedo sacarte de Italia. - Sonreí. - …Pero entonces te llevaré a Japón.

Y ahí se acabó toda mi alegría.

– No, no a Japón.

– Lo siento cariño, mi ayuda, mis reglas. Siempre puedo matarte ahora mismo y acabar con tu miseria, soy un ser misericordioso.

Me miró desafiante y altanero mientras me apuntaba con el arma, tan desagradable como sus medios hermanos, con la misma actitud pedante y confianzuda difícil de ignorar y la misma sonrisa torcida y encantadora que tanto me había obsesionado del Taisho menor.

– Antes de decidir quiero saber tu nombre, me lo debes. - Exigí.

- Soy Daemon, heredera Russo.