El hombre grande entrecerró los ojos, claramente desconfiado.
-¿Y qué pasa si esas promesas no se cumplen? -preguntó-. ¿Qué harás cuando ellos se den cuenta de que los estás manipulando?
Lelouch soltó una breve risa, sin perder la compostura.
-No entiendes cómo funciona el poder -dijo con un tono que no intentaba ser amable-. El poder no consiste en mantener promesas, sino en asegurar que aquellos a quienes manipulas nunca tengan la oportunidad de cuestionarlas. Mientras yo controle la narrativa, mientras yo sea quien defina qué es verdad y qué es mentira, esas promesas serán tan reales como ellos necesiten que lo sean.
El grupo quedó en silencio ante esa afirmación. Era perturbador, pero también inspirador de cierta manera. Lelouch no solo era un líder inteligente; era un estratega que comprendía los entresijos de la mente humana mejor que nadie en ese mundo.
La mujer, aún con una pizca de duda, se inclinó hacia adelante.
-Entonces, ¿tú decides qué es la verdad para todos nosotros? ¿Eso es lo que estás diciendo?
Lelouch la miró con esa intensidad característica que hacía que las personas se sintieran expuestas, como si él pudiera ver a través de sus almas.
-No, yo decido la verdad para el mundo. Y si ustedes deciden seguirme, serán parte de esa verdad.
Antes de que alguien pudiera responder, la puerta de la taberna se abrió de golpe, dejando entrar una ráfaga de aire frío. Un hombre encapuchado entró rápidamente, mirando a su alrededor con nerviosismo antes de dirigirse directamente al grupo de Lelouch.
-Tengo información -dijo en voz baja, mirando a Lelouch directamente, como si supiera que él era el líder-. Sobre Night Raid. Los vi moverse cerca de las montañas al este. Parecen estar planeando algo grande.
Lelouch se enderezó en su asiento, su mente comenzando a trabajar inmediatamente. Night Raid, el grupo rebelde del que tanto había oído hablar, finalmente se encontraba al alcance. Era la oportunidad perfecta para entender a fondo su dinámica y determinar si eran útiles para sus planes... o si debían ser eliminados.
Sin perder tiempo, Lelouch se puso de pie, mirando al grupo.
-Nuestra próxima jugada está clara. Vamos a las montañas. Es hora de encontrarnos con Night Raid. Y cuando lo hagamos, este mundo cambiará para siempre.
Lelouch caminó hacia la puerta de la taberna con una determinación imparable. El aire frío de la noche lo envolvió, pero su mente estaba completamente enfocada en la tarea que tenía por delante. Cada paso resonaba con la certeza de que su destino estaba a punto de cruzarse con el de Night Raid, y con ello, una nueva fase de su plan comenzaría.
El grupo lo siguió, con una mezcla de curiosidad y tensión, conscientes de la magnitud de lo que estaba por suceder. Mientras avanzaban hacia las montañas, Lelouch no dejó de reflexionar sobre el potencial que representaba ese encuentro. Night Raid era conocido por su resistencia feroz, pero en manos de alguien como él, su poder podía ser canalizado para cumplir con una causa mucho mayor.
-Cuando lleguemos a las montañas -dijo Lelouch sin mirar atrás, su voz fría pero cargada de autoridad-, no buscaremos confrontarlos inmediatamente. Vamos a observar, a estudiar sus movimientos. Necesito saber todo lo que pueda sobre ellos. Solo cuando esté listo, haré mi jugada.
El grupo asintió en silencio, comprendiendo que el maestro de las estrategias no se lanzaría al ataque sin una preparación meticulosa. El viento gélido que soplaba por las montañas parecía coincidir con la sensación de incertidumbre que se apoderaba de todos ellos. Nadie sabía exactamente cómo iba a desarrollarse este encuentro, pero una cosa era segura: con Lelouch al mando, las reglas del juego iban a cambiar.
A medida que se adentraban en el terreno montañoso, el cielo comenzaba a oscurecerse, y las sombras parecían cobrar vida en los rincones del paisaje. El grupo se detuvo momentáneamente al borde de un acantilado, donde Lelouch levantó la mano y señaló hacia el horizonte.
-Allí, en ese valle -dijo con una precisión casi calculada-, es donde acampan. Nos infiltraremos en su campamento y nos aseguraremos de que no sospechen de nuestra presencia.
El silencio se hizo pesado, pero fue la mujer del grupo quien rompió la calma.
-¿Y qué pasa si no se alinean con tus planes? ¿Si deciden pelear en lugar de negociar?
Lelouch la miró con una sonrisa apenas perceptible.
-Entonces, será una guerra. Y como siempre, en la guerra, yo soy quien decide el resultado.
Con esas palabras, continuaron su marcha hacia la fortaleza de Night Raid, cada paso acercándolos más al momento que definiría no solo el destino de la rebelión, sino también el futuro de todo el Imperio.El grupo avanzó con cautela por el terreno escarpado, a la luz tenue de las estrellas. La niebla se levantaba poco a poco, como si el propio paisaje intentara ocultar sus secretos. Lelouch caminaba con paso firme al frente, sin apartar la mirada del valle donde estaba el campamento de Night Raid. Su mente no dejaba de trabajar, evaluando cada posible escenario y trazando múltiples estrategias para cualquier eventualidad.
Uno de sus seguidores, un hombre alto y de cabello oscuro llamado Kaito, se acercó a Lelouch y habló en voz baja.
-¿Qué harás cuando lleguemos allí, Lelouch? ¿Cómo convencerás a Night Raid de que te sigan?
Lelouch le lanzó una mirada calculadora, su rostro impasible pero sus ojos brillando con una determinación férrea.
-No los convenceré, Kaito. Eso sería demasiado simple. Los haré entender que no tienen otra opción que seguirme. Eso es lo que hace un líder: no convencer, sino imponer la única opción viable.
Kaito, uno de los pocos que había seguido a Lelouch desde sus primeros días en este mundo, asintió sin decir una palabra. Era un hombre de pocas palabras, pero le confiaba al líder de manera absoluta, sabiendo que siempre tenía un plan meticuloso bajo la manga.
La mujer que había cuestionado a Lelouch anteriormente, llamada Selene, caminaba cerca de él. Había algo intrigante en su forma de moverse, en su manera de observar todo con una mirada casi felina, siempre alerta. Había sido una líder de una banda de ladrones antes de unirse a Lelouch, y aunque su lealtad aún estaba en proceso de cimentarse, su habilidad para comprender el poder de la manipulación no pasaba desapercibida.
-¿Qué pasa si no les gusta la idea de seguirte? -preguntó Selene, observando a Lelouch con una mezcla de curiosidad y desafío-. No todos están tan dispuestos a seguirte ciegamente.
Lelouch la miró brevemente antes de responder.
-Entonces los haré entender, Selene. Lo que más temen, lo que más desean... usaré esas emociones a mi favor. Todo lo que necesitan ver es que seguirme es su única salida. Nada más importa.
En ese momento, un joven llamado Ryo, que había sido reclutado por su destreza en el sigilo, intervino en la conversación.
-¿Estás diciendo que puedes hacer que cualquiera haga lo que tú quieras solo con tus palabras? -preguntó con una mezcla de incredulidad y fascinación.
Lelouch sonrió apenas, un gesto que parecía estar diseñado para inspirar confianza y, al mismo tiempo, mantener un aura de misterio.
-Mis palabras son herramientas, Ryo. Pero no subestimes el poder de una mente entrenada para prever cada reacción y cada movimiento. Cuando llegue el momento, usaré lo que sea necesario para lograr mi objetivo.
El grupo guardó silencio ante la intensidad de sus palabras, comprendiendo que el hombre que tenían frente a ellos no solo era un líder, sino alguien capaz de hacer temblar todo un imperio. Cada uno de ellos había sido atraído por su ambición y astucia, pero ahora, más que nunca, entendían la magnitud de su determinación.
Al llegar a la orilla del campamento, Lelouch levantó la mano para señalar el terreno. La niebla comenzaba a disiparse y, a lo lejos, se veían las primeras sombras de los miembros de Night Raid. Sin que nadie lo dijera, el grupo se posicionó en silencio, observando a Lelouch con una mezcla de expectación y respeto.
-Aquí es donde todo comienza -dijo Lelouch, girándose hacia su grupo con una mirada llena de convicción-. A partir de ahora, no habrá marcha atrás. Los observo, los estudio, y cuando llegue el momento, actuaré. Esta noche, Night Raid tomará una decisión: seguirme o ser destruidos.
El sonido de un golpe suave, como el ruido de alguien cayendo sobre el suelo, interrumpió sus pensamientos. Lelouch levantó la mirada al instante, sus ojos se encontraron con los de Kaito, quien había estado vigilando el campamento.
-Están a punto de moverse -dijo Kaito en voz baja, con los ojos brillando con la alerta de un guerrero entrenado.
Lelouch sonrió, una sonrisa que no mostraba ni un atisbo de duda.
-Es hora de que la narrativa cambie. Prepárense.Desde las sombras, Lelouch estudió con atención el pequeño campamento de Night Raid. No había guardias visibles, solo movimientos ocasionales de siluetas entre las carpas. Para cualquiera más, parecería descuidado, pero Lelouch sabía que no era por desidia. La confianza de Night Raid residía en su habilidad para mantenerse invisibles hasta el momento de atacar. Sin guardias que dieran señales obvias de su ubicación, eran como un aguijón oculto en la oscuridad.
Selene se agachó junto a él, señalando el campamento.
-¿Cómo sabemos que no tienen algún sistema de alarma? Puede que no sean visibles, pero no parecen desprevenidos.
Lelouch negó con la cabeza, observando los movimientos con un cálculo frío.
-No tienen necesidad de sistemas convencionales. Confían en su habilidad para detectar amenazas antes de que se acerquen demasiado. Es un riesgo, pero también una debilidad si logramos entrar en su rango sin levantar sospechas.
Kaito, de pie detrás de ellos, cruzó los brazos.
-¿Y cuál es el plan? No podemos simplemente entrar y pedir hablar con ellos.
Lelouch sonrió levemente.
-Exacto. Por eso no entraremos directamente. Haremos que ellos vengan a nosotros.
Ryo, que había estado vigilando en silencio, se giró hacia Lelouch.
-¿Cómo harás que un grupo como ellos salga de su escondite?
Lelouch se levantó lentamente, asegurándose de que su voz fuera clara para todos.
-Night Raid es eficiente, pero su efectividad radica en su moral. Actúan bajo un código: eliminar a los corruptos y proteger a los inocentes. Vamos a aprovechar eso.
El grupo lo miró con atención mientras Lelouch continuaba.
-Sabemos que Night Raid busca objetivos del imperio. Así que tomaremos uno de sus próximos objetivos potenciales antes que ellos, pero de manera que parezca que estamos de su lado.
Selene frunció el ceño.
-¿Y si interpretan eso como una amenaza? ¿Si nos ven como competidores o, peor, como enemigos?
Lelouch negó con la cabeza.
-Dejaremos un mensaje. Uno que no podrán ignorar.
Al amanecer, el grupo de Lelouch atacó una pequeña mansión en las afueras de un pueblo cercano. La residencia pertenecía a un noble imperial conocido por explotar a los campesinos y enriquecerse a costa de ellos. Era un objetivo que encajaba perfectamente con el patrón de Night Raid.
La operación fue rápida y precisa. Mientras Kaito rompía las defensas del lugar con fuerza bruta, Selene y Ryo aseguraban que los sirvientes inocentes no sufrieran daños. Lelouch, como siempre, observaba y dirigía desde la retaguardia, cada movimiento calculado al detalle.
Cuando el noble cayó de rodillas ante Lelouch, suplicando por su vida, este lo miró con frialdad.
-Eres una plaga para este mundo. No mereces misericordia, pero tu vida no vale lo suficiente para que me moleste en quitártela.
El noble fue dejado vivo, atado y humillado, como una muestra para que el pueblo lo juzgara. En el centro del salón principal, Lelouch dejó un mensaje, escrito con tinta roja para asegurarse de que llamara la atención:
"A los defensores de la justicia: hemos tomado lo que el imperio usó para oprimir. Si desean unirse a la causa, vengan al claro al norte del río al anochecer. No somos enemigos. Somos aliados en esta guerra."
Al caer la noche, Lelouch y su grupo esperaban en el claro. Había una tensión palpable en el aire; incluso Kaito, normalmente tranquilo, parecía nervioso.
Finalmente, el silencio se rompió cuando una figura emergió de entre los árboles. Era Akame, caminando con una tranquilidad que contrastaba con la mortalidad de su presencia. Detrás de ella, los otros miembros de Night Raid aparecieron, cada uno con su Teigu visible, listos para cualquier eventualidad.
Lelouch dio un paso al frente, con una sonrisa calculada en su rostro.
-Night Raid. Es un honor finalmente conocerlos.
Najenda, desde el centro del grupo, habló con su voz autoritaria.
-¿Quién eres y qué quieres con nosotros?
Lelouch se inclinó ligeramente, en un gesto de respeto, pero sus palabras no mostraban sumisión.
-Mi nombre es Lelouch vi Britannia. Y lo que quiero... es cambiar este mundo. Pero para eso, necesito aliados que compartan mi objetivo. Aliados como ustedes.
El aire se llenó de tensión, mientras los miembros de Night Raid evaluaban cada palabra y gesto del extraño frente a ellos. Lelouch sabía que el siguiente momento era crucial. Una palabra equivocada, y todo podría terminar en sangre.
Najenda miró a Lelouch con interés y escepticismo. Había algo en él que no terminaba de encajar, como si cada palabra que salía de su boca fuera parte de un juego que solo él conocía. El resto de Night Raid parecía compartir su desconfianza; sus posturas y miradas dejaban claro que no estaban dispuestos a bajar la guardia.
-Admiro tu seguridad en ti mismo, Lelouch -dijo Najenda, cruzando los brazos-. Pero hay una diferencia entre grandes palabras y hechos. ¿Qué nos garantiza que no eres otro noble con delirios de grandeza?
Lelouch mantuvo su expresión serena, su mirada fija en ella.
-Nada. Y sería un error de su parte confiar ciegamente en mí.
La respuesta directa sorprendió a varios en el grupo. Incluso Mine, que estaba a punto de interrumpir, cerró la boca al escuchar las palabras de Lelouch.
Bulat, siempre directo, dio un paso adelante.
-¿Entonces qué esperas? Si sabes que no confiamos en ti, ¿por qué estás aquí?
Lelouch lo miró con calma, como si hubiera anticipado esa pregunta.
-Porque no necesito su confianza para demostrar mi utilidad. Lo que necesitan no es un amigo, sino un aliado con el intelecto y la visión para convertir sus ideales en realidad.
Leone soltó una carcajada, aunque no con burla.
-¿Un aliado? Lo que veo es a alguien que habla como un político. ¿Qué tan lejos estás dispuesto a ir para "convertir esos ideales en realidad"?
Lelouch no desvió la mirada.
-Tan lejos como sea necesario.
El tono de su voz no dejó lugar a dudas, y un silencio tenso llenó el espacio.
Najenda frunció el ceño, inclinándose ligeramente hacia adelante.
-Dices que no necesitas nuestra confianza, pero necesitarás algo más que palabras para ganarte un lugar aquí. ¿Qué propones exactamente?
Lelouch dio un paso adelante, mirando a cada miembro del grupo, uno por uno.
-He estudiado el patrón de sus movimientos, sus objetivos y sus resultados. Son efectivos, sí, pero carecen de alcance. Están librando una guerra contra un sistema que puede reemplazar a sus líderes corruptos tan rápido como ustedes los eliminan. Lo que ofrezco es una estrategia que ataque la raíz del problema: deslegitimar al imperio en la mente de su pueblo mientras creamos una alternativa viable que pueda tomar su lugar.
Mine resopló, su tono cargado de sarcasmo.
-¿Y cómo se supone que hagamos eso? ¿Con discursos y panfletos?
Lelouch sonrió ligeramente.
-Con propaganda y miedo. Ustedes ya tienen las habilidades para sembrar miedo entre los corruptos. Yo puedo enseñarles cómo convertir ese miedo en una herramienta para ganar apoyo popular. Cada misión puede ser una declaración pública, un recordatorio de que hay un grupo dispuesto a enfrentar al imperio, no solo con fuerza, sino con inteligencia.
Akame, que había estado observando en silencio, habló por primera vez.
-Tus palabras son convincentes, pero no nos dices qué ganarás tú con esto.
Lelouch giró su mirada hacia ella, y por un momento, su rostro mostró algo más profundo.
-Mi objetivo es simple: la destrucción del imperio y la creación de un mundo donde nadie más deba vivir bajo su yugo. Lo que gano es irrelevante. Si logro mi objetivo, lo demás no importa.
El grupo intercambió miradas. Había algo perturbador en la manera en que Lelouch hablaba, como si ya hubiera aceptado sacrificarlo todo por su causa.
Najenda apoyó su codo metalico sobre su mano, sus dedos tamborileando ligeramente.
-Tus palabras tienen peso, Lelouch. Pero aquí no nos movemos solo por ideales. Si trabajamos juntos, necesitamos saber que estás dispuesto a ensuciarte las manos tanto como nosotros.
Lelouch asintió sin dudar.
-Siempre he sabido que la sangre es el precio del cambio. Pero hay algo más que quiero que entiendan. El imperio no caerá porque lo ataquen desde afuera; caerá porque nosotros lo haremos colapsar desde adentro.
Leone lo miró con una ceja levantada.
-¿Desde adentro? ¿Qué estás planeando?
Lelouch levantó una mano, sus ojos brillando con determinación.
-Un movimiento que no solo los haga temer a Night Raid, sino que los haga temer el mismo sistema que defienden. Y cuando llegue el momento, usaremos esa paranoia para que se destruyan entre ellos.
El silencio volvió a instalarse. Era evidente que Lelouch estaba pensando más allá de lo que cualquiera de ellos había considerado.
Najenda finalmente se levantó de su asiento, mirando a Lelouch fijamente.
-No confío en ti, pero admito que tienes una visión interesante. Te daremos una oportunidad, pero una sola. Si haces algo que ponga en peligro a uno de los nuestros, no dudaré en eliminarte.
Lelouch inclinó ligeramente la cabeza, en un gesto que parecía una mezcla de respeto y desafío.
-Eso es todo lo que necesito.
Mine bufó, cruzando los brazos.
-Espero que no te arrepientas de esto, Najenda. Este tipo me da mala espina.
Najenda sonrió levemente.
-¿Y quién no nos da mala espina en este mundo?
Con esa resolución, la colaboración entre Lelouch y Night Raid quedó establecida, pero la desconfianza seguía latente. Lelouch sabía que aún tenía mucho que demostrar, y que cada paso debía ser calculado con precisión para mantener a sus nuevos aliados bajo control.
Días después
Mientras Night Raid y el grupo de Lelouch trabajaban para coordinar su próxima misión, una noticia inquietante llegó a sus oídos: un joven espadachín había sido visto en una mansión al norte, bajo la "protección" de una mujer de la nobleza conocida por sus excentricidades. Según los rumores, el joven era un campesino que había llegado a la capital con grandes sueños, pero había caído en las garras de esta mujer tras un encuentro desafortunado.
Najenda reunió al grupo para analizar la información.
-Esa mujer, Aria, tiene antecedentes oscuros. Se rumorea que disfruta coleccionar víctimas. Su mansión es una trampa, y ese joven está en peligro.
Akame asintió, su rostro imperturbable.
-Si esto es cierto, no podemos dejarlo ahí.
Lelouch, que había estado observando en silencio, intervino.
-Este joven podría ser valioso. Alguien que llega a la capital con grandes sueños está buscando algo, y si sobrevivió tanto tiempo, es probable que tenga habilidades útiles.
Mine bufó, cruzando los brazos.
-¿Útil? No sabemos nada de él. Por lo que sabemos, podría ser un simple campesino sin experiencia.
Leone sonrió con su habitual confianza.
-O podría ser alguien con potencial. Solo hay una forma de averiguarlo.
Najenda miró a ambos grupos, evaluando sus opciones. Finalmente, decidió.
-Akame, Leone, y tú también, Lelouch. Ustedes liderarán esta operación. Encuentren al chico y confirmen si los rumores son ciertos. Si Aria está haciendo lo que sospechamos, elimínenla.
Lelouch inclinó la cabeza ligeramente.
-Entendido. Nos aseguraremos de que sea una operación limpia.
La mansión de Aria...
Bajo el manto de la noche, Lelouch, Akame, y Leone se acercaron sigilosamente a la mansión de Aria. Las luces dentro de la casa brillaban, y el sonido de una risa estridente se filtraba por las ventanas abiertas.
Lelouch observó la escena con detenimiento, su mente trabajando rápidamente para idear un plan.
-Akame, tú entras primero. Usa tu velocidad para neutralizar a cualquier amenaza inmediata. Leone, cubre el perímetro y asegúrate de que nadie escape. Yo...
Se detuvo un momento, evaluando sus propias capacidades en comparación con las suyas.
-Yo entraré detrás de Akame para asegurarme de que el chico esté a salvo.
Akame asintió sin cuestionar, mientras Leone sonrió con confianza.
-Entendido. Será rápido.
Dentro de la mansión, Tatsumi estaba sentado a la mesa, su cuerpo rígido mientras Aria lo observaba con una sonrisa demasiado dulce para ser sincera. Aunque agradecía su hospitalidad, había algo inquietante en sus ojos, algo que hacía que su instinto le gritara que debía huir.
Justo cuando Aria estaba por ofrecerle más vino, las luces parpadearon y el aire se llenó de un escalofrío. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta principal se abrió de golpe, y Akame entró como una sombra letal, su espada lista para atacar.
-¡¿Qué está pasando?! -gritó Aria, retrocediendo con miedo.
Tatsumi se levantó, confundido y alerta, justo cuando Lelouch entraba tras Akame, su mirada evaluando la situación. Al ver a Tatsumi, Lelouch sonrió ligeramente, reconociendo el potencial en sus ojos.
-Tranquilo -dijo Lelouch con una voz calmada pero autoritaria-. Estamos aquí para ayudarte.
Aria intentó correr, pero Leone apareció de la nada, bloqueando su salida con una sonrisa feroz.
-¿A dónde crees que vas?
Mientras tanto, Akame avanzó hacia Aria, su espada brillando con un aire mortal. Lelouch se volvió hacia Tatsumi, extendiendo una mano.
-Tienes dos opciones: quedarte con ella y terminar como sus otras "colecciones", o venir con nosotros y descubrir la verdad de este mundo. ¿Qué decides?
Tatsumi miró a Lelouch, luego a Aria, y finalmente a Akame, cuya mirada lo perforaba con intensidad. El miedo en su interior era grande, pero su instinto le decía que esa era la oportunidad que había estado esperando.
-Iré con ustedes -dijo con firmeza, tomando la mano de Lelouch.
La sonrisa de Lelouch se amplió ligeramente.
-Sabia decisión. Ahora, ven a ver esto.
Lelouch le mostró a Tatsumi el lugar en donde Aria torturaba a sus víctimas. En el momento donde Tatsumi se dio cuenta de que dos de sus más grandes amigos habían sido asesinados por esa mujer el se deprimió mucho y se enojó muchísimo con la chica.
Leone apareció con Aria neutralizar en sus brazos. Se la ofreció a Tatsumi el cual agarró su espada y sin ningún tipo de piedad se la clavo en el pecho y la asesinó brutalmente.
Lelouch vió esto con una sonrisa de lado y miró al chico para decirle algo.
-Muy bien chico. Así se hace esto. Ahora, tu vendrás con nosotros. No tienes otra opción.
El joven solo miró a Lelouch con firmeza y determinación.
-Acepto señor. Llevenme con ustedes.
Fin del capítulo 2.
Dejen su voto para más, muchas gracias por ver este nuevo fic que quise hacer.
