A las 6.30 am el sol comenzó a despuntar haciéndole a Harry imposible seguir a pesar de que resistió lo más que pudo, pero con la luz brumosa hiriendo sus ojos y su piel no tuvo más opción que darle un último vistazo a la espalda del monje que conducía la carreta y hacer un hoyo en la tierra para ocultarse.

Cuando el ultimo rayo de sol se ocultó en el horizonte, una mano brotó de la tierra seguido de todo lo demás, Harry se levantó y se sacudió la tierra de la cara y el cuerpo, miró el cielo que ya comenzaba a dejar ver las estrellas y luego desapareció.

Cuando llegó a la cartuja de la montaña, miró la alta y antigua edificación de piedra, obviamente no podría entrar como un rey por su casa, no todo iba a ser tan fácil y él lo sabía, sabía que Draco no lo reconocería, que no tendría la mas mínima idea de quién era él y el que fuera un religioso ciertamente complicaba más las cosas, aun así no estaba desanimado en lo absoluto, antes bien estaba feliz y podía saltar de alegría en cualquier momento y aunque no saltó de alegría, si lo hizo al muro y luego al otro lado cuidándose de no ser visto; vio ante sí un monasterio bastante antiguo y enorme, con amplio patio que a esas horas se veía solitario y parecería abandonado de no ser por las antorchas que iluminaban los pasillos que daban al patio.

Se atrevió a meterse a la edificación con todos sus sentidos alertas, pero para su sorpresa no se encontró con nadie, todo estaba silencioso e iluminado solo con antorchas como en la época medieval pues hasta ahí no llegaba el servicio eléctrico.

-Tal vez ya estén dormidos… pero ¿tan temprano? Apenas son las ocho de la noche.

Siendo así se aventuró mas abriendo puertas lo más sigilosamente que pudo encontrando muchas habitaciones vacías, algo que no le sorprendió considerando el tamaño del monasterio y la cantidad de habitantes, si todos eran ancianos, no debía haber muchos, además realmente estaba tan emocionado que todo eso lo tomó como un juego previo; tan ansioso y feliz, pero al mismo tiempo armado con la paciencia adquirida de todo un siglo de espera.

Caminaba con paso tranquilo en esos pasillos a veces oscuros, a veces semi iluminados, con pasos mudos que no emitían el más mínimo sonido, abrió docenas de puertas encontrando almacenes y estancias vacías, también a algunos monjes dormidos, con sus habitaciones totalmente a oscuras, pero aun así podía ver sus rostros con su vista vampírica lanzando un bufido cuando ninguno de ellos era quien buscaba.

Había visto al menos una docena de monjes cuando entró a otra estancia viendo un cuerpo sobre un camastro, se acercó sintiendo su corazón latir emocionado al ver finalmente a quien buscaba… ahí estaba, durmiendo boca arriba, con el rostro ligeramente ladeado hacia su dirección, con una mano sobre su estómago, respirando acompasadamente.

-Por Merlín… -susurró poniéndose las manos en la boca sintiendo sus ojos empañarse al tiempo que se acercaba más y se arrodillaba junto a él- al fin… Oh por Dios, al fin...

Estiró su mano al rostro dormido y la punta de sus dedos quedó a milímetros de la mejilla, pero se abstuvo de tocarlo, conteniéndose con todas sus fuerzas de besar aquellos labios entreabiertos, así que solo se sentó sobre sus talones mirándolo.

-Te encontré mi amor, después de un siglo por fin te vuelvo a ver…

-Mmm… -suspiró Draco o como se llamaba ahora "Dragos" y volteó el rostro exponiendo su cuello.

Harry lo vio y recordó cuántas veces besó y chupó aquella tersa piel hasta dejar las huellas de sus labios en manchas púrpuras que a Draco tanto le gustaban y que tenía que ocultar con cuellos altos en lugar de usar un Glamour, todo para seguir teniendo las huellas de sus besos en la piel.

"Lo intentéPero ya no pude esperarte, no al menos en esta vida… pero si hay otra, búscame… búscame que siempre te estaré esperando"

Suspiró recordando sus últimas palabras antes de morir y sonrió al ver cumplida su misión.

-Ahora solo falta despertarte –pensó mientras lo miraba- Pero despertar tus recuerdos no será tan fácil, primero debo acercarme a ti, pero ¿cómo? Este lugar no es propicio… en serio Draco ¿un monje?... ¿no pudiste ser un proxeneta o algo por el estilo? –se rio de sus propios pensamientos dándose cuenta de que realmente estaba eufórico y exhaló otro suspiro mientras una sonrisa afloraba en sus labios mientras lo miraba dormir.

Entonces el sonido de una campana lo hizo dar un respingo al tiempo que Dragos también se movió, así que se levantó y salió por la ventana tan rápido que cuando el monje abrió los ojos, no encontró nada extraño en su celda.

Harry mientras tanto miraba como una lámpara de aceite era encendida por Dragos para luego comenzar a prepararse.

-¿Se va a levantar? –Pensó extrañado- ¿Qué clase de horarios tienen aquí? Es casi media noche.

Se movilizó por fuera de la edificación dándose cuenta del movimiento que había comenzado, todos los padres y hermanos se dirigían en ordenada fila a través de los solitarios claustros apenas iluminados hasta una amplia capilla, se acomodaron en sus lugares, apagaron las luces y guardaron silencio por un buen rato en el que Harry solo permanecía como mudo observador desde la sombras.

Entonces encendieron sus lámparas y otro monje comenzó un cántico y oraciones que se prolongaron hasta las 3:00 am, solo entonces todos regresaron a sus celdas y volvieron a dormir; Harry permaneció afuera de la celda de Dragos hasta que percibió que éste estaba dormido de nuevo, entonces empujo el vidrio y entró otra vez, se sentó en flor de loto a un lado de la cama mirando y sonriendo como bobo hasta que después de las 6:30 vio que el sol estaba a punto de salir, entonces le puso una mano sobre la frente adormeciéndolo más, de tal manera que no despertara cuando besó sus labios suavemente, entonces se fue de ahí justo para salir de la edificación, saltar el muro y sepultarse bajo tierra para que el sol no quemara.

Cuando anocheció volvió a emerger de la tierra y de nuevo se coló a la celda de Dragos para verlo dormir, muchos recuerdos volvieron a él mientras lo hacía, incluso sus días de colegio, todo; también miró la celda en que el monje vivía, era austeridad al máximo, algo totalmente contrario a su vida pasada.

-¿Quién lo iba a decir?... imaginé que serias todo, menos un monje.

Cuando de nuevo dieron las 11:30 pm, la campana volvió a sonar y de nuevo Harry se escondió, volvió a seguirlo hasta la iglesia y lo miró rezar desde las sombras hasta las 3:00 am, luego regresaron a sus celdas y como la noche anterior esperó hasta que estuviera dormido para entrar de nuevo y se sentó en flor de loto junto a la cama; ya sentía la falta de sangre y sabía que tenía que pensar en algo para entrar en contacto con él y no solo mirarlo dormir como un simple acosador nocturno, así que aunque le pesara, tenía que aprovechar lo que quedaba de la noche para regresar a su castillo, buscar a algún pobre infeliz con qué alimentarse y pensar en un plan, de modo que se levantó, volvió a besar sus labios y se fue de ahí.

Cuando llegó al castillo, se despojó de su ropa sucia y se puso una bata de baño en lo que elegía que ponerse de su armario, estaba tan metido en sus pensamientos que no notó que era observado desde una esquina.

-Veo que vas a salir.

-¡Oh Dante! –Exclamó dándose vuelta para luego sonreír de oreja a oreja- ¡No vas a creerlo! ¡Oh por Merlín, yo aun mismo no lo creo! –Dante lo vio comenzar a caminar de un lado a otro hablando sin parar- Estaba en el pueblo y de repente me di vuelta y tropecé con alguien, obviamente la otra persona terminó en el suelo, le di la mano disculpándome y ¡no lo vas a creer!

-¿Qué cosa? –preguntó permaneciendo de brazos cruzados recargado en la pared.

-¡Era él, era él!

-¿El?

-¡Sí! –exclamó con emoción acercándose a él- Draco… lo encontré -El rostro de Dante permaneció impasible, solo mirándolo fijamente, sin descruzar los brazos ni emitir una sola palabra haciendo que Harry dudara de si lo había entendido- Draco… esta aquí.

-Ya te entendí, no soy estúpido… aunque bueno, de lo ultimo lo dudo, creo que si soy estúpido.

Harry lo miró sin comprender la actitud de Dante.

-¿De qué hablas?

Dante exhaló un profundo suspiro mientras descruzaba los brazos y se iba a sentar a la cama de Harry en donde subió una pierna al tiempo que lo miraba.

-De nada Harry, de nada… y bueno, cuéntame ¿cómo es que lo encontraste, seguro que es él?

-Sí, es él –respondio volviendo a sonreír emocionado- ¿Te das cuenta? ¡Todo el tiempo lo tuve cerca y no sabía! Solo hasta que fui al pueblo a… oh… -Sólo entonces se dio cuenta de la situación y su sonrisa se borró- Lo siento Dante, perdimos el vuelo –Dijo mientras se sentaba junto a él en la cama- lo olvidé por completo.

-Sí y yo me quedé aquí como estúpido esperando… pero está bien –dijo con rostro serio- Sabía que esto pasaría, siempre me lo advertiste.

Harry se quedó en silencio, sin saber que decir pues lo último que quería era lastimarlo y era cierto que siempre supo que estaba en busca de Draco, pero una cosa era saberlo y otra muy distinta, vivirlo.

-Dante…

-Shhh –susurró poniéndole un dedo sobre los labios- está bien –añadió con una sonrisa cansina- Supongo que tuve treinta años para prepararme para este momento, así que… bueno, aquí estamos –concluyó alzándose de hombros- ¿y qué piensas hacer, ya le dijiste quien eres?

Harry no aceptó esa simple resignación, miró el hermoso rostro que lo miraba en silencio.

-Dante es verdad que siempre te lo dije, pero no quiero lastimarte más con esta situación, aquí la pregunta no es que voy a hacer yo, eso siempre lo supiste, la pregunta aquí es ¿Qué vas a hacer tú?... ¿Te quedarás, te irás?... si te quedas ¿Qué harás? Si te vas ¿A dónde iras?... en un principio te elegí como un simple sustituto, te lo dije desde el primer día, pero con el tiempo te convertiste en mi amigo, te quiero y me importas… te amo no como a una pareja, pero si como a un compañero y amigo.

-Qué lindo suena eso –exclamó sonriendo mientras inclinaba la cabeza.

-Dante…

-Tranquilo, no soy de cristal, aunque no lo creas llevo preparándome desde hace mucho para este momento, aunque siendo francos, los últimos años llegué a creer que nunca lo encontrarías –Ambos permanecieron en silencio unos minutos, hasta que Dante volvió a hablar- Te propongo esto… déjame quedarme un tiempo, la verdad es que deseo conocerlo, ver si de verdad nos parecemos mucho.

Con lo último, Harry sonrió apenado.

-No se trata de que te deje quedar… Dante esta es tu casa también.

-Lo sé… -respondio tomando la almohada y abrazándose a ella- Pero tampoco soy tan ingenuo como para permanecer aquí cuando ya lo has encontrado ¿Qué podemos hacer, un trío?

-No suena tan mal.

-Cállate pervertido –respondio aventándole la almohada.

-Como si no lo hubiéramos hecho antes –dijo riendo.

-Sí pero no creo que a él quieras compartirlo -Con la sonrisa aun en los labios Harry no respondió, por lo que continuó hablando- Solo quiero conocerlo, ver un poco más de esa sonrisa tuya que nunca había visto y luego me iré ¿te parece?

El plan sonaba ideal y al mismo tiempo agridulce, siendo sincero consigo mismo siempre pensó en lo que sería estar con Draco de nuevo, pero no en lo que sería estar sin Dante de ahora en adelante, así que solo miró al chico rubio que lo miraba con esa firme pero al mismo tiempo triste resignación.

-Dante…

-Hazme el amor esta noche… hace mucho que no lo hacemos… pero no lo veas a él en mí… mírame a mí Harry, mírame a mí.

Harry se sintió conmovido por esas palabras, era cierto que hacía mucho se había sumergido en su eterna y oscura depresión, tanto así que dio por sentado a Dante olvidándose de sus necesidades, entonces se acercó y le dio un suave beso en los labios para luego decir:

-Debo alimentarme primero, mi cuerpo esta helado… si voy a hacerte el amor, quiero que el fuego recorra mis venas.

Dante sonrió y tomándolo del cuello dijo mientras juntaba sus frentes:

-¿Vamos de caza juntos? Yo tampoco he comido.

-Vale, pero déjame bañar, estoy muy sucio.

Dante sonrió y salió de ahí.

Cuando Harry estuvo listo, ambos salieron del castillo a toda velocidad, ya no quedaba mucho tiempo y el amanecer pronto llegaría, así que tuvieron que darse prisa pues con el invierno asentado ya con todo su esplendor era muy complicado encontrar a alguien; tuvieron que prácticamente atravesar media montaña hasta encontrar a un par de campistas, una pareja aparentemente que dormían en su tienda de campaña, ambos se acercaron y sonriéndose entre sí, entraron a la tienda en donde la pareja apenas tuvo tiempo de reaccionar; Dante se ocupó de la mujer y Harry del hombre.

Ambos bebieron ávidamente de sus víctimas, pero Harry sabiendo lo salvaje que Dante podía ser quería complacerlo, así que antes de terminar la sangre del hombre que se agitaba entre sus brazos, le hizo un corte en la yugular dejando que el liquido carmesí comenzara a salir a borbotones… tomó la sangre con una mano y sonriendo se lamió los dedos mientras Dante lo miraba excitado, por lo que hizo lo mismo con la mujer bañando sus manos con sangre.

Harry soltó al hombre que no tardó en morir desangrado y tomando a Dante de las solapas lo beso enardecido, luego le arrancó la ropa y lo recostó entre los dos cadáveres, tocó su blanca piel manchándola de sangre, besó su hombro al tiempo que lamía el liquido carmesí con el cual ya se había ensuciado, pero solo le había quitado la ropa de la parte superior, aun vestía su pantalón, pero eso no impidió que comenzara a tocarlo por encima de la ropa haciéndolo jadear.

-¡Harry!...

La sangre restante de ambos cuerpos seguía saliendo, no por mucho pero si lo suficiente para formar un charco debajo de ellos, por lo que Harry también comenzó a mancharse, entonces se hincó y sonriendo comenzó a quitarse la camisa, luego sin dejar de mirarlo se quitó el cinturón y luego bajo el zipper de su pantalón con una lentitud exasperante para Dante.

-Harry, por favor…

-Cállate –exclamó con dureza- tú haces lo que yo digo.

-Sí, si… -respondió excitado por la actitud de Harry, esa actitud que le enardecía y le hacía desear hacer lo que Harry le ordenara.

Harry se bajó los pantalones solo lo suficiente para que su pene quedara expuesto, entonces tomó de los cabellos a Dante y lo empujó a su entrepierna, el chico quedó de costado, recargado en un codo mientras que con la otra mano le tomaba el miembro y se lo metía a la boca en tanto el moreno solo cerraba los ojos disfrutando de la cálida boca del chico.

Pronto el miembro quedó totalmente erecto y Harry se hincó para tomar la cintura de los pantalones de Dante con ambas manos y romperlo para desnudarlo por completo haciéndolo botar los zapatos, entonces comenzó a embadurnar las blancas piernas con la sangre de los muertos, metiendo su dedo en la tierna entrada usando la sangre como lubricante.

-Harry… -jadeó alborotándole la negra cabellera mientras Harry le chupaba y succionaba un pezón hasta dejarlo erecto y duro sin dejar de meter su dedo ensangrentado entre sus piernas.

Después de un rato así, se levantó y se quitó el pantalón por completo quedando desnudo, entonces se encimó en Dante, quien gustoso separó las piernas para dejarlo acomodarse, ya entonces Harry siguió disfrutando de su cuerpo, lamiendo y besando su cuello mientras sus manos recorrían sus muslos y caderas, sus pezones y sus perfectos hombros.

Dante se sentía como arcilla fresca en manos de Harry cuando el vampiro le hacía el amor de manera tosca y salvaje como justo ahora lo estaba haciendo, deseaba complacerlo haciendo lo que le ordenaba y al mismo tiempo Harry sabia como satisfacerlo, como hacerlo gemir y jadear haciéndolo rogar por más.

Harry entonces se levantó diciendo:

-Levántate.

Cuando Dante obedeció, Harry se acostó en su lugar y guió a Dante de tal manera que quedó en cuatro sobre él con su pene en su cara y viceversa, entonces comenzaron a hacerse una mutua felación con Dante arriba y Harry abajo.

Teniendo la espalda llena de sangre, ésta comenzó a escurrir por las blancas piernas de Dante, por lo que Harry terminó de esparcirla acariciándole las piernas, luego le separó las nalgas dejando ver su entrada y comenzó a lamerla haciendo temblar al rubio.

-¡Oh Harry!... –gimió deteniendo su felación ganándose con ello una tremenda nalgada que le hizo gritar y lagrimear los ojos por el ardor en su nalga.

-¿Quién dijo que te detuvieras?

Iba a sobarse pero la fuerte mano Harry lo tomó por la muñeca apretándosela tan fuerte que lo hizo gemir de dolor.

-¡Ah!

-Te sobarás solo si yo te lo ordeno, ahora regresa a lo tuyo.

Sin más, Dante volvió a tomar el pene y metérselo a la boca en donde comenzó un sube y baja chupando y lamiendo al tiempo que le acariciaba los testículos, Harry en tanto volvió a pasar su lengua por la entrada, lamiendo y besando el interior de los muslos, masajeando su pene y testículos con una mano mientras que con la otra separaba la nalga para darse acceso al ano de Dante; lamia y empujaba la punta de su lengua haciendo a Dante estremecerse sin poder detener su felación so pena de recibir otra palmada, pues aunque le gustaba el tono mandón de Harry, éste también tenía una manos bastante pesada, por lo que a pesar de desear solo disfrutar las caricias de Harry, no se detuvo en dar también.

El sabor de su sexo y la sangre se mezclaban en ambos haciéndolos seguir y seguir para disfrutar las caricias, las recibidas y las que prodigaban también; entonces Harry metió dos dedos en la entrada de Dante, disfrutaba el juego previo tanto como la cópula, por eso hundió sus dedos con fuerza haciendo al rubio jadear de dolor al tiempo que se estremecía.

-¡Ah!

Pero eso no lo disuadió de ser más suave, metió y sacó sus dedos con fuerza disfrutando la resistencia natural del anillo de músculos, disfrutando como apretaba sus dedos y ya imaginando como apretaría su pene; entonces en un momento dado se detuvo e hizo quitarse a Dante de encima, se levantó y se sentó para besarlo, ambos con sus cuerpos ya bañados de rojo, entonces le hizo acostarse y Dante entendió que ya iba a penetrarlo, por lo que gustoso separó sus muslos para él.

Harry se hincó entre sus piernas, jalándose el mismo el pene embadurnándolo de sangre, haciéndole ver el tamaño mientras le sonreía.

-Voy a montarte duro Dante… y no me importará si quieres que me detenga.

-No me importa Harry… -respondió dándose placer el mismo- móntame como tú quieras, soy tuyo… soy para ti… abriré mis piernas solo para ti…

Harry sonrió y dejó de masturbarse dejando ver su miembro totalmente erecto, listo para entrar en él, así que se le encimó y besó su cuello, succionando la piel haciéndolo cerrar los ojos al tiempo que lo abrazaba, sintiendo como Harry metía su mano entre ellos para tomar su pene y acomodarlo, entonces apretó los labios y emitió un pequeño grito cuando Harry empujo su cadera con fuerza metiéndose de un solo movimiento.

-¡Ah!

-Oh si… mi pequeño Dante… -musitó en su oreja- había olvidado como aprietas tan rico…

-Harry…

Harry ya no dijo nada, movió su cadera y salió de Dante solo para volver a meterse e iniciar así un enérgico bombeo en el culo del chico, quien solo se estremecía ante el tremendo pedazo de carne.

Sentía que le partía el culo, si… pero también Harry sabía cómo montarlo para hacerlo gritar de placer también, además disfrutaba el solo hecho de saber que era Harry quien le hacía el amor, que quien entraba en su cuerpo era aquel vampiro de quien se había enamorado hacia tantos años…

-Sí Harry… móntame duro… marca mi cuerpo como tuyo…

Harry no detenía su cadera, había abrazado a Dante de modo que su mismo cuerpo servía como apoyo para seguir embistiéndolo con fuerza.

Ambos gemían y jadeaban, podían durar mucho más que un humano, sus naturalezas sobrenaturales no conocían límites, por lo que Harry siguió embistiéndolo un buen rato hasta que Dante le oprimió los hombros.

-Harry… me duele…

-Ya te dolía desde antes… -respondio sin detenerse en lo más mínimo.

-Sí, pero…

-Te callas y te aguantas… -interrumpió empujándose más fuerte haciéndolo estremecer- Estás aquí para mí y voy a hacerte el amor del modo que yo quiera.

Dante ya no dijo nada, solo se abrazó más a Harry y escondió su rostro en su cuello mientras sentía que le partían el culo… literalmente; después de un rato más…

-Harry… por favor…

Harry lo tomó del cabello y lo besó con fiereza, a lo que Dante respondio colgándosele del cuello y respondiendo el beso con hambre de más; después de un rato Harry se levantó y lo hizo ponerse en cuatro frente a él y con ambas manos separó sus nalgas para ver el orificio lastimado, con sus pulgares lo acarició y estiró haciéndolo estremecer… entonces lo lamió haciendo a Dante gemir de placer a pesar del dolor en su culo… pero poco le duro el gusto pues la mano de Harry se estrelló en su nalga con una fuerza que casi le hizo irse de bruces.

-¡Ah!

-Quieto… -dijo Harry sujetándolo de la cadera con una mano y estampando la otra de nuevo- esto es por pretender decirme que hacer.

-¡Harry no!... –Gimio sin poder evitar intentando alejarse, pero las fuertes manos de Harry lo tomaron de la cadera y le hicieron quedarse quieto.

-Sí te mueves te va a ir peor Dante, dime qué prefieres… ¿Qué te castigue o que te haga el amor?

-Quiero que me he hagas el amor.

-Bien, entonces voy darte cuatro palmadas más, si te retiras te va a ir peor ¿de acuerdo? Después de eso… oh mi pequeño Dante, de nuevo entraré en tu delicioso cuerpo.

-Esta bien Harry, lo que tú quieras, yo haré lo que tú quieras.

Harry se hinco con una rodilla y en la otra apoyó el cuerpo de Dante dejándolo con las nalgas dispuestas para su castigo, a lo que el chico apretó los ojos, temeroso y excitado al mismo tiempo disfrutando a pesar de lo que pudiera parecer, del castigo de Harry.

-¡Ay! –gritó cuando la mano se estampó en su trasero con fuerza, apoyó sus manos en el suelo aliviado de que solo faltaran tres nalgadas más, entonces la siguiente llegó haciéndolo levantar el torso para inmediatamente ser empujado hacia abajo por la mano de Harry en su espalda.

Harry acaricio el ardiente trasero… mojó su mano en la sangre del suelo y volvió a estamparla lo más fuerte que pudo haciendo a Dante gritar otra vez sollozando… y lo disfrutaba… disfrutaba causar ese dolor en alguien que pudiera resistirlo, si fuera un humano ya le hubiera roto la columna vertebral, pero en cambio Dante… su naturaleza vampírica le hacía resistente, además de que cualquier herida sería restaurada en poco tiempo… disfrutaba sentir la piel ardiente contra su mano y Dante era más que materia dispuesta, por lo que volvió a alzar su mano para estamparla lo más fuerte que pudo.

Danto volvió a agitarse y a sollozar mientras su mano intentaba proteger su trasero, pero Harry ya había terminado lo prometido, así que lo hizo ponerse en cuatro de nuevo y apuntando su miembro lo penetró.

Dante recargó los codos en el suelo levantando más el culo, sollozando del dolor de las nalgadas sin que eso fuera un impedimento para que Harry se clavara en su trasero con fuerza una y otra vez.

-Oh si… -gimió el moreno sintiendo con deleite como su miembro era apretado cada vez que entraba en Dante, le sujetó de la caderas para seguir clavándose con fuerza, siguió así un buen rato hasta que los sollozos comenzaron a convertirse en jadeos.

Se dio cuenta del cambio en Dante, que los estremecimientos de dolor, ya no lo eran más… que su cuerpo se estremecía pero ahora como intentando abrirse más para él, con Dante separando más sus rodillas en un intento de ser penetrado más profundamente, así que sonriendo no se detuvo y siguió embistiéndolo.

-¡Sí Harry…! ¡Así!... no pares…

-¿Aceptarías entonces que te castigue de nuevo con tal de que no me detenga?

-¡Sí Harry!... castígame lo que quieras pero no… no dejes de montarme…

Harry sonrió, ya no iba a nalguearlo pero le gustaba verlo así, tan rendido de placer que sería capaz de aceptar lo que fuera.

Después de un rato se detuvo quedándose dentro del cuerpo tembloroso, miró hacia abajo y comenzó a salir lentamente disfrutando ver su miembro hinchado y erecto salir poco a poco del recto de Dante; entonces se acostó de espaldas.

-Móntalo.

Dante se giró y abriendo sus piernas se sentó encima de él, con una mano dirigió el pene a su entrada y comenzó a bajar hasta sentarse por completo en Harry.

-Muy bien, así… -murmuró Harry acariciándole los muslos incitándolo a moverse.

Dante le puso las manos en el pecho y comenzó a moverse encima; después de un rato Harry le tomó el pene y comenzó a masturbarlo mientras lo cabalgaba; el rubio se movía con energía encima de Harry, disfrutando sentirlo dentro de su cuerpo al tiempo que era masturbado, con la sangre de los muertos lubricando sus penetraciones.

Después de un rato, Harry le palmeó suavemente un muslo, por lo que Dante se detuvo y se levantó, el moreno se levantó haciéndolo acostarse a su vez, Dante sonrió y separó las rodillas de nuevo.

Harry se acomodó entre sus piernas abiertas y comenzó a besarlo y a acariciar su cuerpo, entonces volvió a acomodar su pene en su entrada y lo penetró de nuevo; al cabo de unos minutos Dante comenzó a gemir de placer, deseando abrirse más, deseando más de ese placer que le volvía loco… pero ante su desconcierto y frustración Harry se detuvo.

-¿Y bien? –dijo Harry en su oreja, con su pene fuera dejando solo la cabeza dentro del recto.

-No Harry… no te detengas…

-Tal vez lo haga.

-No… -lloriqueó abrazando su cuerpo con sus piernas- sigue montándome por favor…

-No lo sé.

-¡Harry!... sigue haciéndome el amor, por favor… por favor…

Harry sonrió y volvió a embestirlo con fuerza haciéndolo jadear de placer, para ese entonces incluso sus mejillas estaban teñidas de sangre, pues entre caricia y caricia habían terminado bañados del líquido carmesí.

-¡Ah!... ¡ah!... ¡ah!... si… así…

Dante entonces ya no se contuvo más y dejó ir su orgasmo arañando en el proceso la espalda de Harry, quien siguió embistiéndolo sin detenerse, disfrutando los espasmos del caliente canal que oprimía su pene y entonces también se corrió llenándolo con su semen, pero incluso así no se detuvo, le mordió un hombro mientras se clavaba una última vez con fuerza, luego se desplomó encima respirando entrecortadamente.

Se quedaron así, con las respiraciones entrecortadas, luego Harry salió de él y lo atrajo hacia si envolviéndolo en sus brazos; Dante se acomodó en su pecho y cerró los ojos, disfrutando aun el orgasmo que recorría su bajo vientre y sus muslos.

Harry exhaló un suspiro satisfecho, entonces abrió los ojos viendo el techo de la casa de campaña para darse cuenta con horror que el sol había comenzado a salir.

-¡Mierda Dante, ya esta amaneciendo! –exclamó levantándose rápido.

Dante miró la luz que comenzaba a tocar la casa de campaña, entonces Harry la rasgó con sus uñas y tomándolo de la mano salió corriendo de ahí; podían sentir el ardor en su piel a pesar de que el sol aun no los había tocado directamente pero la luz ya clareaba el panorama, suficiente para hacerlos apretar los dientes de dolor.

Harry corría a una velocidad infrahumana sin soltar a Dante, pues solo así el rubio podía seguirle el paso y no se detuvieron hasta que llegaron a una pequeña cueva de rocas.

-Por poco… -dijo Harry con respiración entrecortada.

-¿Por qué no nos sepultamos en la tierra? Nos hubiera dado tiempo.

-No el suficiente para hacer cavar un hoyo lo suficientemente profundo sin sufrir quemaduras… si así ya la piel me arde… pero aquí si podemos hacerlo; aunque no nos da directamente, la luz se refleja y es molesto –respondio encorvado por lo pequeño y bajo de la cuerva, que mas bien era un cúmulo de rocas.

Los dos pusieron manos a la obra y en cuestión de minutos se encontraron sepultados, listos para dormir.

Horas más tarde, cuando el sol se ocultó, ambos emergieron de la tierra y salieron de su refugio improvisado sacudiéndose la tierra.

-Vamos a ocultar los cuerpos –dijo Harry.

Cuando llegaron al lugar, tomaron algunas prendas del hombre para medio vestirse y luego llevaron los cadáveres y sus cosas a un desfiladero; visto desde arriba los arboles ocultaban todo rastro, solo entonces regresaron al castillo.

-Estamos asquerosos –dijo Dante en la habitación de Harry mientras se miraba al espejo- sangre seca y tierra… necesitamos un buen baño.

-Calentaré agua, prepara la bañera.

-¿Nos bañaremos juntos? –preguntó abrazándolo por el cuello.

-Sí no quieres no.

-Hasta crees que no –respondió sonriendo mientras se dirigía al baño.

Estando los dos en la bañera, ya libres de la sangre y la tierra, se daban otro baño ya con agua limpia y jabonosa que desprendía un poco de vapor.

-Me encanta el agua muy caliente –dijo Harry mientras acariciaba las nalgas de Dante, que montado a horcajadas en él le besaba el cuello- relaja mis músculos.

-Y a mí me relajan tus manos –masculló mordisqueándole el lóbulo de la oreja.

Harry en tanto ladeaba la cabeza dejándole espacio mientras recibía con agrado esos dientes en su piel en tanto sus manos recorrían las nalgas, muslos y caderas de Dante.

-Mmm –gimió al ser levantado y colocado sobre un pene erecto.

Harry cerró los ojos sintiendo con agrado como su pene era apretado por un estrecho y caliente canal; Dante comenzó a mover su cadera de modo que Harry pronto comenzó a gemir.

-¡Oh si Dante, así!...

Sujetándose de sus hombros Dante cabalgaba sobre Harry, haciendo que el agua comenzara a desbordarse de la bañera, a veces rápido, a veces más lento haciendo al mago clavar sus dedos en sus caderas al punto del orgasmo; entonces le tomó el pene y mientras se clavaba a si mismo Harry comenzó a masturbarlo; pero al cabo de unos segundos y tomándolo desprevenido, Harry se levantó dejando a Dante debajo suyo y ya estando entre sus piernas comenzó a embestirlo.

Dante jadeaba sujetándose de los bordes de la tina en tanto Harry le tomaba la cintura y lo penetraba provocando que el agua empapara el piso.

-¡Sí Harry…! ¡Dame más!...

Dante gemía de placer con los ojos cerrados, por lo que ni siquiera pudo meter las manos cuando Harry lo empujó debajo del agua sin dejar de embestirlo, pronto se encontró manoteando desesperado hasta que Harry se corrió unos minutos después, solo así lo soltó y este emergió del agua hecho un energúmeno.

-¡Maldito infeliz! –Gritó tosiendo y vomitando agua sanguinolenta sujetándose del borde mientras Harry estiraba las piernas y se recargaba en la bañera- ¡Odio que hagas eso, siento que me muero!

-Pero no puedes morir ¿Cuál es el problema? –respondió alcanzándose una caja de cigarrillos que tenía a la mano.

-¡Que la desesperación por no poder respirar es la misma! –gritó dándole un manotazo a la cajetilla, no sin que antes Harry alcanzara a sacar un cigarrillo.

-Tú no respiras Dante, ya estás muerto ¿a poco ya se te olvidó?

-Volvemos a sentir como humanos cuando recién nos alimentamos… -dijo resentido mientras salía del agua- el agua entra a mis pulmones y no es para nada agradable.

-El agua entra porque tú la aspiras… solo deja de intentar respirar y listo –respondió apagando la cerilla de un soplido.

-Cállate bastardo ¿quieres que yo te haga lo mismo?

-Puedes intentar… -dijo sonriendo mientras Dante lo fulminaba con la mirada sabiendo que su fuerza no se comparaba para nada con la de Harry.

Dante ya no respondió, solo envolvió una toalla en su cintura y salió del baño; el cuarto de baño estaba en la habitación de Harry, así que no salió de ahí, más bien fue a recostarse en la cama del moreno, estaba enojado, si…. Pero sabía que su enojo no era tanto por haber sido sumergido en el agua, era porque si Harry había recobrado un poco de su antiguo humor y pasión, era porque estaba contento, era porque al fin, al parecer la búsqueda había llegado a su fin.

Entonces Harry entró a la habitación, Dante miró que ni siquiera se había colocado una toalla, solo iba escurriendo agua y fumando su cigarrillo, nadie dijo nada por unos minutos; Harry por no tener ganas de hablar y Dante por no saber que decir… era cierto que no era la primera vez que Harry le hacía eso, incluso le había hecho cosas peores durante el sexo, pero en esta ocasión sabía que la situación era distinta.

-¿Estás enojado? –preguntó entonces.

-¿No se supone que eres tú quien lo está? –respondio Harry recostándose junto a él al tiempo que exhalaba una voluta de humo y ponía la otra mano bajo su cabeza.

-No, ya no lo estoy –dijo poniéndole una pierna encima y acariciándole el pecho- siento haberme portado así… es solo que no es agradable que te ahoguen mientras te cogen.

-A mí si me gusta.

-Sí, porque tú eres quien coge, idiota –respondio sonriendo.

Ya sin ninguno hablando, Dante se recostó sobre su hombro mientras le ponía una mano sobre el pecho.

-Y entonces… ahora que lo has encontrado ¿Qué vas a hacer? –dijo entonces, mientras jugueteaba con un oscuro pezón.

-Hacer que me conozca… pero no será nada fácil.

-¿Por qué?

-Porque no es un habitante del pueblo.

-¿Entonces?

-Es un cartujo.

-¿Qué? –Exclamó sonriendo incrédulo mientras levantaba la cabeza para mirarlo- ¿Un monje de la cartuja que está al otro lado de la montaña?

-Sí.

-No inventes Harry –respondio volviendo a recostarse en su hombro- es broma ¿no?

-No, no lo es.

-Bueno, para el caso es lo mismo.

-Se complican más las cosas, no es un mago, no aceptará de buenas a primeras que soy un vampiro, eso es ciencia ficción para los muggles.

-Yo te creí.

-Sí, pero no es lo mismo.

-¿Por qué no? –Preguntó sintiéndose un poco ofendido- ¿Qué nos hace diferentes?

-Tú eras un universitario promiscuo ¿ya se te olvidó?

-No era un promiscuo –corrigió alzando la cabeza para mirarlo- solo tenía vida sexual activa.

-Sí, claro –respondio dando una calada a su cigarrillo.

-Bueno, como sea… -dijo recostando de nuevo su cabeza en el hombro de Harry- No ha de ser tan complicado.

-No quiero asustarlo pensando que soy una especie de demonio o algo así.

-¿Y no lo eres?

-Sí, pero no quiero que lo sepa aun –respondio levantándose y sentándose en la cama haciendo con esto que Dante se recostara en la almohada.

-Pues inventa cualquier cosa.

-No se me ocurre nada –se levantó y se dirigió al armario en donde se puso un pantalón de pijama.

-Solo dile "Hola, soy un vampiro" y cómete a uno de sus hermanos, con eso de seguro si te cree –exclamó alzándose de hombros -Harry solo le dirigió una fría mirada antes de ponerse una camiseta- ¿y qué pasa si al final de todos modos te rechaza horrorizado? ¿Qué harás entonces, te irás?

-Me recordará… tarde o temprano lo hará.

-¿Y si no lo hace?

-Yo haré que lo haga.

-¿Y cómo?

-Es cosa que no te incumbe –respondio sin más y apagando su cigarrillo en un cenicero que estaba en su pequeño escritorio- Ya va a amanecer ¿Por qué no vas a dormir?

-¿Quieres que me quede contigo?

-No hace falta.

Sin decir nada se levantó de la cama y se dirigió a la puerta solo para ver que Harry ya no le prestaba atención.

-Buenas noches.

Harry abrió el cajón de su viejo mueble y sacó un libro, y del libro sacó una carta, un sobre ya amarillento del cual sacó un pergamino.

"Harry tranquilízate, todo va a estar bien, solo haz lo que te digo, no reportes el ataque, mucho menos tu supervivencia; solo ven a casa y no hables con nadie, juntos solucionaremos esto… No temas por lo que yo pueda sentir por ti, no me importa lo que ha pasado, no me importa en lo que te has convertido, yo te amo y estaré contigo pase lo que pase… solo regresa a mí mi amor y todo estará bien"

-Sí amor mío… -Musitó mirando la hermosa caligrafía- Ya estoy aquí y todo estará bien.