Llegó a su celda sintiendo su corazón bombear acelerado, se quedó recargado en la puerta después de cerrarla mientras abrazaba su biblia contra su pecho como si fuera un escudo… estaba alterado ¿pero porqué?... ¿Qué tenía ese hombre para descolocarlo tanto?... había hablado con tal pasión que por un momento se descubrió anhelando algo igual… sacudió la cabeza dando unos pasos e hincándose en su reclinatorio en donde juntando las manos comenzó a orar con fuerza.

Al día siguiente, a la primera oportunidad fue al despacho del padre Prior.

-Padre Prior, el hermano Harry definitivamente no tiene vocación religiosa, lo más saludable para él es que siga su camino en otro lado, Dios ya le mostrará cual es.

-No importa hermano Dragos –respondio el anciano sin siquiera levantar la mirada de su libro y sus anotaciones- él se quedará en la cartuja el tiempo que sea necesario, seguirás acudiendo a su celda como lo has hecho hasta ahora.

-¿Qué?... pero no entiendo…

-Y no es necesario que lo hagas hermano Dragos, solo sigue el camino de la obediencia y estarás sirviendo a Dios.

-Y yo lo entiendo padre Prior ¿pero cuál es el punto si él no tiene vocación religiosa?

-Los caminos de Dios son misteriosos, solo nos corresponde seguir su voluntad, así que ya puedes retirarte hermano.

Dragos lo miró sin moverse unos segundos, deseando rebatir la orden del Padre Prior, tuvo que morderse la lengua para salir de ahí sin hacerlo y así una vez más, en la noche regresar a esa celda.

Esa noche Harry esperaba impaciente, deseaba continuar la conversación de la noche anterior, volvía a sentirse vivo cada vez que conversaba con él, deseaba llenar su vista con esos ojos de invierno… deseaba probar esos labios color rosa coral y constatar si su suavidad era igual a la que recordaba… pero sabía que no, que aun no era tiempo, que debía ser paciente y estaba dispuesto serlo.

Cuando dragos llegó, lo hizo con seriedad, no con la acostumbrada jovialidad de siempre.

-¿Por qué tan serio, estas molesto por algo?

-No estoy molesto, estoy intrigado –respondio ya sentado frente a él- No entiendo cuál es tu propósito si es más que obvio que no buscas la vida religiosa, además tampoco imagino que has podido decirle al Padre Prior para que te deje quedarte aquí así, sin más ni más.

-Tal vez él entiende lo que busco –respondio alzándose de hombros.

-¿Y qué buscas?

-La otra parte de mí.

Cuando dijo eso, sintió un escalofrío recorrerle la espalda pues esos ojos verdes no dejaban de mirarlo con intensidad.

-¿Y qué significa eso?

-Deseo volver a sentirme vivo… deseo volver a despertar con una sonrisa en los labios y dormirme con una igual.

-Bueno, Dios concede eso.

-¿A ti te pasa?

-Muchas veces –respondio con sinceridad- y lamento tu inquietud, se ve que no has estado en paz por mucho tiempo.

-Sí, hace un siglo que no lo estoy.

-La vida religiosa no siempre es el camino, solo debes encontrar el tuyo.

-Pero ya lo hice y está frente a mí.

-¿A qué te refieres? –preguntó intentando ocultar la inquietud de esas palabras.

-A ti, tú me estas ayudando bastante, hablar contigo me está aclarando muchas cosas, no tienes idea, estoy empezando a ver las cosas con mayor claridad.

-Entonces te irás pronto.

-Me iré cuando me tenga que ir.

-¿Por qué no sales en el día? –preguntó de repente desconcertando a Harry.

-Ya te lo explicó el Padre Prior.

-Pues no le creo.

-¿Dudas de tu superior? –preguntó sonriendo.

Dragos exhaló un suspiro exasperado, nunca había tratado con alguien tan odioso y arrogante.

-¿Cuándo te vas?

-¿Por qué tanta insistencia en que me vaya, te molesto?

-Pues sí, la verdad sí.

-Estás ejercitando la paciencia, deberías estar agradecido muchachito berrinchudo.

Dragos abrió la boca anonadado.

-¿Cómo me llamaste? –exclamó poniéndose de pie.

Harry no respondió, solo sonrió mientras se mordía el labio inferior, estaba disfrutando como hacía años no lo hacía, recordó sus disputas con Draco en el colegio.

-Me disculpo –dijo entonces- ¿Podrías tomar asiento por favor?

-No sé… -respondio cerrando los ojos haciendo acopio de paciencia- cuál es tu objetivo.

-Perdóname por favor, siéntate otra vez y platica conmigo -Dragos lo miró y en lugar del hombre cínico que había hablado con él, vio un rostro serio y suplicante- Necesito tanto hablar contigo.

-¿Por qué? –pregunto sin sentarse.

-Eres un bálsamo para mi muerto corazón.

Dudando de su criterio, se sentó de nuevo.

-No digas esas cosas, solo Dios puede sanar tu corazón si tan solo le dieras la oportunidad.

-Llevo un siglo dándole la oportunidad sin ningún maldito resultado… viaje por el mundo entero, visité docenas de países y nada… fui yo quien por fin encontró lo que necesito.

Dragos se sorprendió de verlo hablar con tal amargura que comprendió que no solo había cinismo y ego detrás de ese hombre, había dolor y rabia.

-¿Qué es lo que quieres, que es lo que necesitas para estar en paz? –Preguntó con genuina compasión y preocupación- Tal vez necesitas perdonar a quienes te hicieron tanto daño… a los que terminaron con la vida de tu pareja.

-Perdonar no es lo que necesito, no va a devolverme lo que perdí.

-La vida de él no, pero tu paz interior sí.

-No Dragos ¿Para qué perdonar si puedes vengarte?

-La venganza en un veneno que tú te tomas esperando que el otro muera.

-Yo morí hace mucho tiempo.

-Harry no puedes vivir en el odio toda tu vida, acabarás consumiéndote… el perdonar no ayuda al otro, sino a ti mismo.

-Yo viví en el odio durante muchos años y si, tienes razón, acabó consumiéndome, pero resurgí de mis cenizas como un fénix y aquí estoy… buscando sentirme completo de nuevo.

-Ese vacío que sientes es un vacío de Dios, si tú le permitieras…

-No es a Dios a quien necesito –interrumpió con voz firme para luego derrumbarse y mesarse los cabellos con las manos al tiempo que su tono se tornaba desesperado- No pienses que estoy loco, que vine aquí a burlarme de tus creencias… es solo que… me siento desesperado.

-¿Pero cuál es el motivo exacto de tu desesperación? –preguntó ansioso de ayudar, por lo que le puso una mano en el hombro.

Harry alzó la vista y vio más de cerca ese amado rostro que lo miraba preocupado, vio sus hermosos ojos de invierno mirarlo con intensidad y sus suaves labios respirar entreabiertos… y entonces se levantó cortando el contacto… deseaba con todo su corazón decirle toda la verdad, pero sabía que aun no podía, que debía establecer un lazo de alguna manera y tenerlo tan cerca no ayudaba, si hubiese permanecido sentado unos segundos más, le hubiera tomado el rostro y estampado un beso.

-Estás lleno de dolor… no puedo imaginar lo que viviste, la verdad yo nunca me he enamorado… al menos no de alguien, pero eso no me hace ciego a tu desesperación.

-Entonces no me rechaces y sigue platicando conmigo –respondio sentándose de nuevo frente a él- regresa mañana y no pretendas que el Padre Prior se deshaga de mi.

-Es que sigo sin entender cómo es que yo puedo ayudarte, apenas me conoces y no sé qué quieres que te diga.

-Cualquier cosa, solo no dejes de hablarme –respondio tomándole una mano.

Ese contacto fue como si una corriente eléctrica le recorriera el cuerpo y la mente, tanto así que le hizo levantarse sobresaltado retirando su mano de inmediato.

-Yo… yo debo irme.

Y sin más salió de ahí dejando a Harry sumido en su dolor por primera vez desde que llegó a la cartuja.

Cuándo entró a su celda se quedó de nuevo recargado en la puerta, pero esta vez tocándose la mano y sintiendo el corazón apresurado.

-¿Qué fue eso? –se preguntó asustado.

Hablar con Harry era todo un desafío, no era como platicar con algún aldeano perturbado en su fe al cual podía ayudar; no… con Harry era distinto, en primer lugar era evidente que no buscaba ayuda, buscaba algo más, él decía que "paz" pero podía darse cuenta que esa palabra encerraba muchas más cosas.

Miró su mano mientras caminaba hasta su cama y se sentaba en ella sin dejar de pensar, también la plática de esas noches le habían perturbado, le había hablado de su sexualidad haciéndole recordar que sus preferencias eran pervertidas e incorrectas, le hizo recordar lo que había sentido al ver al hermano de su novia.

-Oh mi Dios… -musitó apresurándose a hincarse en su reclinatorio y juntar sus palmas- Mi Señor ayúdame, estoy confundido y necesito tu guía… perdona mis debilidades, solo soy un humilde hijo tuyo, perdona a este siervo inútil mi Señor…

El viento golpeo el rostro de Harry de pie en el muro de la cartuja… sentía enorme desasosiego y hambre… una mala combinación.

A la noche siguiente, Dragos permanecía de pie frente a la puerta de la celda de Harry, indeciso sobre tocar, mientras que del otro lado de la puerta, Harry permanecía sabiendo quien estaba del otro lado, deseando que tocara, deseando que no huyera de él.

-Toca Draco… no me rechaces…

Eternos minutos pasaron antes de que unos suaves toquidos se dejaran escuchar.

-Adelante –dijo sonriendo al abrir.

-Buenas noches hermano Harry.

-Buenas noches Dragos.

Dragos tomó su ya acostumbrado lugar y espero a que Harry tomara el suyo.

-Por un momento pensé que no vendrías.

-Es mi deber cristiano guiar a quien lo necesite.

-¿Solo por eso estas aquí?

-¿Por qué otro motivo debería estarlo?

-No sé, porque te caigo muy bien tal vez –dijo sonriendo.

En lugar de molestarse, Dragos no pudo evitar sonreír e inclinó la cabeza preguntándose por qué demonios ese hombre le hacía actuar contra su sentido común.

-Y dime ¿soñaste conmigo?

-¿Y por qué habría de hacerlo? –pregunto ya sin sonreír.

-Ya te dije, porque te caigo bien.

-Escucha Hermano…

-Llámame "Harry" simplemente –interrumpió.

-Somos hermanos en Cristo, así que seguiré llamándote "hermano" –respondio firme, como quien educa un niño.

-Quiero preguntarte algo –dijo resignado por el momento- ¿crees en la reencarnación?

-Por supuesto que no.

-¿Por qué no?

-La creencia en la reencarnación es absolutamente incompatible con la fe en la resurrección, pues predica la desvinculación entre el espíritu y la materia, muchos cristianos la admiten porque desconocen su propia fe y esto ha llevado a mucha confusión respecto al tema.

-¿Por qué?

-La reencarnación es un concepto procedente de la espiritualidad oriental y afirma que el espíritu debe desvincularse del cuerpo material en el que reside, aunque hay muchas variantes sobre la creencia en la reencarnación, podemos definirla como la doctrina según la cual el alma del hombre pasa a través de varios cuerpos hasta que se libera de todo vinculo con la materia, estas doctrinas reencarnacionistas quieren dar una respuesta a problemas existenciales como el origen del mal, el porqué del sufrimiento, la existencia de desigualdades, el sentido de la justicia más allá de la muerte… pero niega el amor de Dios, la salvación, el perdón divino y no asume el libre albedrío, sino un destino fatal movido por una ley implacable donde cada uno sólo está en manos de sí mismo… imagina regresar una y otra vez solo porque tienes cosas pendientes que pagar, no… eso está en contra del amor de Dios.

-Pero ¿y si es posible?... ¿si en verdad regresamos no necesariamente por una deuda sino por otra cosa?

-¿Cómo qué?

-¿Amor por ejemplo?

-Justamente esa es la respuesta por la que eso no es posible.

-¿A qué te refieres?

-Creer en el amor infinitito de un Dios que salva y perdona no admite la soledad de estar en manos de una ley fría y universal de causa y efecto.

-Pero…

-Para la fe cristiana, el ser humano tiene una identidad única en cuerpo y alma y no hay karma, ya que existe el perdón de un Dios que salva, Jesús mismo le dice al ladrón en la cruz "Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso" por lo que encontramos aquí un ladrón sin karmas y reencarnaciones que llega al cielo definitivo.

-De acuerdo… -Dijo entonces, como pensando en su siguiente pregunta- Pero no tengo a un Jesús como lo tuvo el ladrón a su lado para llevarme al cielo definitivo.

-No pero dejó a su iglesia, los sacerdotes son sus representantes en la tierra.

-Pero muchos son una mierda ¿cómo pensar que son sus representantes de él en la tierra?

-Dice el evangelio de Mateo "Obedézcanlos, hagan lo que dicen, pero no se les ocurra hacer lo que ellos hacen, porque ellos mismos no hacen lo que dicen que se debe hacer".

-De acuerdo, de acuerdo, entiendo eso pero… si Dios es amor, tal vez él deje que una persona regrese para amar como no pudo hacerlo en otra vida.

-No –respondio sonriendo- Dios no contradice sus propias enseñanzas -Harry exhaló un profundo suspiro mientras miraba a otro lado- No te convenzo ¿verdad?

-Lo siento, no.

-No te disculpes, está bien tener dudas hermano Harry.

-Bien, creo que no debo sorprenderme de tu postura ante este tema, ya sabía yo que el cristianismo se opone a ella… Cambiemos de tema, dime ¿te gustaría viajar?

-En un tiempo lo quise, pero al entrar aquí supe que mi vocación era el claustro, estar en soledad y el silencio para amar libremente a mi Señor es lo que necesito.

-¿Pero no te da curiosidad el mundo?... ¿ver otros lugares, conocer otros países?

-No.

Harry sonrió al ver que Dragos tenía muy en claro quién era y qué quería y se quedo en silencio pensando de que manera podía llegar a él, de qué forma podría acercarse sin parecer algo salido del infierno mismo, pues no solo estaba el tema de la reencarnación, sino su misma naturaleza vampírica.

-Tienes unos ojos hermosos –dijo entonces tomándolo desprevenido, por lo que el rubor cubrió de inmediato sus mejillas.

-¿Cómo dices?

-Tus ojos grises… son ojos de invierno.

-Creo que esto es…

-Inapropiado, lo sé… creo que esa es tu palabra favorita.

-Pues no, pero no tienes que decir esas cosas.

-¿Por qué no si tus ojos son bonitos? ¿Acaso nadie te lo había dicho?

-Claro que sí, mi madre lo hacía.

-¿Y un hombre?

-Ya debo irme –dijo poniéndose de pie.

-¿Te pongo nervioso? –preguntó tomándolo de la muñeca.

-No.

-Yo diría que sí, tu pulso esta acelerado.

-Buenas noches –respondio soltándose y saliendo de ahí.