Casi al amanecer llegó a su castillo y entró como tromba a su habitación, en donde caminando de una lado a otro como león enjaulado, solo resoplaba y mascullaba quien sabe que cosas, entonces cayó en cuenta de que aun llevaba el blanco hábito y se lo quitó aventándolo a la cama, abrió la ventana y aspiró el helado viento que alborotó su cabello hasta tranquilizarse.

-Debo calmarme… -susurró inclinando la cabeza mientras se recargaba en el marco de la ventana.

Entonces caminó hasta su viejo escritorio y abrió un cajón en donde frunciendo el ceño por no ver lo que comúnmente estaba a la vista, comenzó a revolver los pocos papeles que había ahí.

-Ya no está –dijo Dante recargado en el marco de la puerta- ese viejo pergamino que te envió tu querido "ojos de invierno" hace cien años ya no está ahí.

Harry lo miró estático unos segundos, entonces en un parpadeo ya estaba con la mano en el cuello de Dante estampándolo contra la pared del pasillo.

-¿¡De que estás hablando, donde está mi carta?! -Dante estaba totalmente inmovilizado, con la mano de Harry en su garganta y mirándolo con esos ojos rojos demoniacos- ¡Habla si no quieres que te arranque la cabeza!

-¡Mgh…!

Entonces lo arrojó dentro de la habitación yendo éste a caer a media estancia.

-¡Habla Dante! ¿¡Donde esta mi carta!?

Dante lo vio caminar hasta él y por primera vez en mucho tiempo, tuvo miedo.

-¡Espera! –Gritó cuando Harry se inclinó hacia él- ¡te lo diré!

Harry se alejó en espera de la respuesta, por lo que el rubio se levantó sobándose el cuello.

-La quemé.

-¿Qué?

-Qué la quemé.

-Estás mintiendo… si en algo aprecias tu vida será mejor que me la regreses Dante.

-No puedo, está hecha cenizas en tu chimenea –Harry se quedó en silencio, aparentemente decidiendo si lo dicho era verdad- Harry… -continuó acercándose a él con paso lento- No quería hacerlo pero…

Pero ya no pudo seguir, el puño de Harry se estrelló en su cara mandándolo hasta la pared en donde chocó rompiéndose un brazo, brazo que casi al instante comenzó a regenerarse, aunque no por eso era menos doloroso.

-¡Ah!... –Aun permaneciendo en silencio, Harry se acercó a él y tomándolo de las solapas comenzó a molerlo a golpes hasta hacerlo suplicar- ¡Harry no…! ¡Por favor…! ¡Escúchame!...

Pero Harry no escuchaba, estaba enceguecido de que una parte importante de su pasado ahora fuera cenizas, solo el llanto desesperado de Dante le hizo detenerse unos segundos.

-¡Harry…! ¡Es… escúchame!

-¿Qué puedes decirme que evite que te mate, maldito infeliz? –Dijo montado sobre él, sosteniéndolo de la ropa con una mano y con el puño en alto de la otra- ¿Por qué lo hiciste?

-Porque… porque quería lastimarte… quería hacerte daño como tú me lo… has hecho a mí…

-¿Yo a ti, de qué demonios hablas?

-Eso es lo peor… que no te das cuenta…

-¿Cuenta de qué?

-¡De que te amo!... te amo y… no te importa una mierda… -Harry vio los ojos grises arrasados de rojas lágrimas y entonces lo soltó y se levantó- ¿No dices nada?

-¿Y qué quieres que te diga? Tú ya sabias que…

-Solo era un sustituto, lo sé –interrumpió intentando levantarse- que solo era un entretenimiento en lo que lo encontrabas.

-Nunca te engañé.

-¿Y eso hace que me duela menos? –dijo ya de pie.

-Tú ya…

-¡Ya lo sabía, lo sé! ¿¡Quieres dejar de repetir esa mierda?! –Interrumpió enfurecido para luego cambiar su actitud a una sollozante- ¿Eso me impide desear que me ames?

-Dante… -masculló dándole la espalda.

-¡Mírame! –Gritó girándolo con fuerza- Es cierto, no me engañaste… ¿crees que eso impedía que mi corazón sangrara cada vez que mirabas esa estúpida carta?... ¿Qué el alma se me partía en dos cada que me llamabas "Draco" cuando hacíamos el amor y ni cuenta te dabas?

Harry vio sangrientas lágrimas escapar de esos hermosos ojos plateados y por un momento su furia comenzó a flaquear.

-Me transformaste en vampiro si… pero nunca dejé de ser humano… así que no me culpes por tener esperanzas… cualquiera puede tener esperanzas… y yo tenía la esperanza de que tú me amaras algún día… pero ni siquiera te importa el que yo me vaya…

-Lo siento, no tengo nada más que ofrecer.

-Lo sé, no eras ya más que un pusilánime tumbado en esa silla… incapaz ya de hacer nada, ni siquiera comer… ni siquiera ya para hacer el amor… -Harry no respondía, solo miraba a otro lado mientras Dante continuaba- Incapaz de reaccionar ante nada… ¿Qué dirías si le hiciera una visita a tu amado?

-No te atrevas… -masculló fulminándolo con la mirada- No te atrevas Dante o…

-¿O qué, que vas a hacer?... si ni siquiera eres ya capaz de levantar el pito, la última vez fue porqué estabas eufórico porque encontraste a ese bastardo….

-¡Cállate, no lo llames así! –Gritó tomándolo de las solapas.

-¿Por qué, vas a matarme? –Pregunto con dificultad, pero con una sonrisa en sus labios –Anda hazlo, ya que más da…

Entonces Harry le estampó un beso que hizo chocar sus dientes, Dante le pasó los brazos por el cuello abrazándolo y respondiendo el demandante beso con loco frenesí; Harry lo aventó a la cama y le arrancó la camisa a la par que le daba un fuerte bofetón.

-¿Quieres comprobar que aun se me para? –dijo quitándose la camisa.

-No te creo –respondio retador mientras se sobaba la mejilla.

-Oh Dante, te haré llorar de dolor para que no se te olvide.

-¡Ah! –gritó cuando las uñas de Harry comenzaron a cortar la piel de su pecho mientras su otra mano le inmovilizaba por el cuello; pronto la sangre comenzó a brotar y los labios del moreno se encontraron en un pezón, lamiéndolo y mordisqueándolo que de a poco Dante comenzó a gemir, luego a quejarse debido a los dientes de Harry que parecían querer arrancárselo- ¡Ay!..

-No te quejes… ¿querías verme salvaje?... solo espero que no te arrepientas…

A continuación terminó por arrancarle toda la ropa hasta dejarlo totalmente desnudo y después se desnudó él, luego lo giró boca abajo y alzándole la cadera lo hizo ponerse en cuatro, le abrió las nalgas y comenzó a lamer su entrada… Dante estrujaba la manta con las manos mientras se ponía duro al sentir esa lengua empujar y lamer su ano.

-Oh si Harry…

Después lo volteó boca arriba y hundió su rostro entre sus muslos haciéndolo jadear al punto del orgasmo, la boca de Harry subía y bajaba mientras le masajeaba los testículos, los afilados dientes pasaban raspando la tierna piel haciéndolo estremecer; era placer puro como hacia tanto tiempo que no se lo daba aparte de la última vez en la casa de campaña; entonces dio un grito que retumbó en la habitación cuando los dientes de Harry se llevaron entre ellos su hombría.

Gritó enloquecido cerrando las piernas y haciéndose un ovillo mientras Harry se levantaba y tomaba el pene cercenado en su mano y se limpiaba la sangre que escurría de su boca con el antebrazo.

-¿Qué pensaste, que de verdad te saldrías con la tuya, pequeño travieso? –entonces sacó una daga del cajón de su buró y tomando del cabello a Dante lo arrastró al suelo- Y ahora, haz lo que tienes que hacer -Temblando de dolor, Dante lo miró sin entender… hasta que vio a Harry plantarse frente a él, con el pene erguido en todo lo alto- Vas a mamarlo y lo harás bien o lo próximo que estará fuera de tu cuerpo serán tus ojos ¿entendiste bestia?

-Ha-Harry…

Un bofetón que lo mando al suelo de nuevo lo hizo callar.

-¡Obedece!

-Harry… por favor…

-Bien, como tú digas…

-¡No Harry, no!...

Harry lo agarró del cabello en tanto Dante luchaba por proteger sus ojos, pero Harry lo tumbó de espaldas en el suelo e inmovilizando sus brazos con sus rodillas, le detuvo la cabeza con una mano y con la otra le tocó un ojo con la punta de la filosa daga.

-Cuándo doy una orden Dante, me gusta que se me obedezca…

-¡No Harry por favor, no lo hagas!

Harry se acercó y le susurró al oído:

-Me encantan tus ojos… son ojos de invierno… pero una vez te lo dije, no es el invierno que yo busco.

-¡Aaaaaaah! –gritó cuando la daga se hundió sacándolo de su cuenca.

Después de haberle sacado el ojo, Harry se levanto y de nuevo le hizo hincarse jalándolo del cabello.

-Te queda un ojo y no solo un ojo Dante, puedo provocarte más dolor aun, así que sigo esperando.

Dante se cubría el ojo herido con una mano mientras que con la otra se sujetaba la entrepierna intentando de algún modo contener el dolor… miró con el ojo que le quedaba a Harry y sabiendo que éste hablaba más que en serió, tragó en seco y con la mano con la que se tapaba el ojo le tomó el pene; su temblorosa mano apenas podía controlarse y conteniendo los sollozos abrió la boca.

-Cuidadito con los dientes, pequeña y estúpida bestia.

Los labios de Dante rodearon la cabeza y luego el tronco y comenzaron a mamarlo torpemente debido al intenso dolor, pero entonces recibió un fuerte golpe en la cabeza.

-Hazlo bien pedazo de mierda o te cortaré en pedacitos.

Nunca pensó que Harry fuera capaz de semejantes cosas, por lo que haciendo un gran esfuerzo comenzó a mamarle el pene lo mejor que pudo, estuvo así un buen rato hasta que Harry lo apartó de un bofetón para luego ponerlo en cuatro y penetrarlo de un solo golpe haciéndolo gritar nuevamente.

-Oh si… estas apretado como siempre… -masculló embistiéndolo duramente una y otra vez.

Después de un rato así lo puso boca arriba y colocándose los tobillos de Dante en los hombros continuó cogiéndolo, luego lo puso en cuatro otra vez diciendo:

-Y ahora puta, vas a decir que lo haga más fuerte, que te gusta que te lo haga así…

-Harry… -respondio con voz apenas audible- por favor…

-Bien, saquemos el otro ojo –dijo deteniéndose.

-¡No, no, por favor! ¡Haré lo que me digas! -Harry sonrió y volvió a penetrarlo- Mon-móntame más fuerte… me gusta… que me lo hagas así…

Harry sujetó con fuerza sus caderas enterrándose con fuerza en ese firme y redondo trasero que temblaba con cada penetración, estuvo así un buen rato hasta que finalmente se corrió dentro del culo de Dante.

-¡Ah!...

Y luego salió de él dejándolo tumbado en el piso, fue al baño y calentando el agua con su magia, se metió a la tina disfrutando de su baño, estuvo ahí cerca de una hora, luego salió con una toalla en la cadera y se puso una bata, encendió un cigarrillo mientras se sentaba en su cómodo sofá y cruzando las piernas miró a Dante en el suelo.

-Gracias Dante, me ayudaste a quitarme un poco el estrés.

Cerca ya del amanecer, se levantó del sofá y tomando el ojo que había sacado, levantó a Dante del cabello y se lo metió en la cuenca vacía, luego tomó el pene cercenado y se lo colocó en la entrepierna; fue cuestión de minutos que el miembro volviera a cicatrizar con la piel sorprendiendo a Dante, quien nunca esperó volver a tener sus dos ojos y mucho menos su miembro.

-No te sorprendas, eres un vampiro.

Y sin esperar respuesta lo levantó y jalándolo de un brazo bajó con él desnudo las escaleras hasta llegar a una de las mazmorras en donde estaba el ataúd de Dante, lo abrió de una patada y lo arrojó dentro con brusquedad.

-No te atrevas a hablarme hasta que yo te de permiso ¿entendiste?... ¿¡entendiste?!

-Sí Harry –respondio con voz queda.

Y sin más le colocó la tapa al ataúd y subió a su cuarto.

Cuando abrió los ojos no supo en donde estaba, solo hasta que los recuerdos de un demonio de ojos rojos sobre él le hicieron despertar de golpe y sentarse en la cama… fue entonces que vio que se encontraba en su celda, se levantó de prisa y salió corriendo a la oficina del Padre Prior.

-¡Padre Prior! –exclamó sin siquiera saludar- ¡Ese hombre…! ¡El postulante!... ¡es un demonio!

El Padre Prior levantó la cabeza sobresaltado por la irrupción a su oficina, pero más por lo sobresaltado de su monje.

-¡Hermano Dragos! ¿Qué sucede?

-¡Padre Prior! –Dijo poniendo las manos en el escritorio- ¡Debe expulsar a ese hombre, es el diablo que se ha introducido a la casa de Dios!

-Cálmate hermano ¿de qué hablas?

-Del hombre que usted me asignó, de Harry Potter, el hombre que…

-Yo no te asigné a nadie –interrumpió el anciano sin entender nada y a la vez asustado por lo pálido de su monje.

-Harry Potter –insistió exasperado- el hombre que llegó aquí hace una semana y que usted me asignó para conversar con él en las noches.

-Dragos cálmate.

-¡Pero…!

-Toma asiento.

Impaciente no le quedó más opción que sentarse.

-Padre…

-Dragos no sé de qué me estás hablando, no hemos recibido a nadie hace meses y yo no te he asignado a nadie, en todo caso no es tu responsabilidad ¿Por qué habría de hacer eso?

-Pero usted… usted me ordenó… -tartamudeó atónito.

-Dragos… creo que debes descansar –dijo preocupado- permanece este día en tu celda.

-¡Pero el diablo…!

-Exactamente, debes orar y descansar, nosotros oraremos por ti, dime ¿desde cuándo has tenido estas perturbaciones?

Dragos se quedó callado, no estaba ahí para una consulta espiritual, un hombre llamado Harry Potter había estado ahí y el Padre Prior parecía no recordar nada, así que simplemente se contuvo y dijo:

-Perdóneme padre, creo que… creo que tuve un mal sueño y lo llevé muy lejos.

-Pero hijo, yo…

-Creo que tuve fiebre, desde ayer me sentía mal pero no le di importancia.

-Ya veo, Dragos permanece este día en tu celda y descansa.

-Sí Padre, gracias –respondio levantándose y saliendo de ahí, pero en cuanto cerró la puerta comenzó a correr.

Llegó hasta la celda que estaba a un lado de la suya y haciendo acopio de valor entró y ahí estaba… la ventana abierta de par en par, su rosario en el suelo que había soltado quien sabe en qué momento y la lámpara aun encendida.

-Sí estuvo aquí –murmuró con el corazón acelerado- no estoy loco, ese demonio estuvo aquí.

Estuvo todo el día en completo ayuno y oración, pidiendo no volver a ver a ese ser salido del infierno y pidiendo fuerzas para enfrentar esa prueba pues a pesar de lo terrorífico, sentía que también había fallado, pues no podía ignorar que en algún momento dado deseó ser objeto de un amor tan intenso como del que hablo ese diablo.

-¡Oh mi señor, perdona mi debilidad!

Cuando despertó, se levantó y encendió un cigarrillo… ya no estaba tan molesto, ahora tenía la mente despejada y debía planear que debía hacer; amaba su carta y extrañaría mucho no volverla a leer aunque ya se supiera el contenido de memoria… nada se comparaba a mirar los finos trazos de la mano de Draco, su letra, sus palabras, pero ahora eso ya no estaba y debía aceptarlo; pero lo aceptaba porque ya sabía dónde estaba el verdadero Draco y había que poner orden para poder dar su siguiente paso.

Así que fue a la mazmorra y levantó la tapa del ataúd, donde se encontró con un Dante que lo miraba aterrorizado.

-Levántate, límpiate y ve a mi cuarto –dijo dándose la vuelta sin esperar respuesta.

Media hora después, Dante tocó suavemente a la puerta.

-Pasa.

Entró encontrando a Harry sentado como siempre en su silla viendo a la ventana.

-Harry… yo… lamento mucho lo que hice, juro que nunca volveré a hacer algo como eso.

-Claro que no estúpido, porque ya no tengo ninguna carta de él –respondio girando la silla.

Danto lo vio y no pudo evitar sentir un escalofrío al recordar la noche anterior en donde creyó que moriría, pero entonces corrió hasta él y se arrojó a sus pies tomándole las manos.

-¡Harry por favor, perdóname…! ¡No me corras de tu lado! -Harry vio como lagrimas sangrientas inundaban de nuevo los hermosos ojos grises- ¡Mi amor por favor, no me abandones!... aceptaré cualquier migaja tuya, no me quejaré, no diré nada… sé que lo amas pero no me alejes de ti…

Exhaló un suspiro mientras veía a Dante llorar sobre su regazo, a pesar de no estar enamorado, lo quería y habían pasado treinta años juntos, de hecho nunca lo había castigado como la noche anterior.

-Dante…

-Tienes razón, ya sabía que lo buscabas y me lo advertiste cuando me transformaste… pero era un niño Harry, yo creía que con el tiempo tú te darías cuenta de que con mi amor bastaría… no fue así y ahora me doy cuenta… por eso me enojé y me puse celoso, quería lastimarte… perdóname… -sollozó con las mejillas empapadas de sangre- Pero yo te amo tanto que no me importaría verte con él, tan solo no me separes de ti…

-Cuando esté con él no podré estar contigo, entiende –dijo poniendo su mano en su mejilla- sufrirás más si me ves con él.

-Eso déjamelo a mí, yo sabré lidiar con eso… por favor, no me alejes de ti…

-Voy a traerlo aquí –dijo entonces haciendo con eso que Dante se quedara callado- estando aquí lo haré recordar a mi manera -Dante solo lo miró en silencio mientras las lagrimas no dejaban de fluir- Y si tú estás aquí…

-Te ayudaré… -interrumpió limpiándose las lagrimas- te prometo que todo irá bien…

-Dante…

-Es un humano, no puedes traerlo aquí así sin más, necesitas traer comida, mantas, agua… -Continuó tratando de controlar sus sollozos- Yo conseguiré todo eso…

-Mi querido Dante –dijo limpiando su mejilla con su pulgar- ¿no es eso más martirio para ti?

-Necesito verlo Harry… necesito ver a aquel a quien me parezco tanto… necesito este cierre y me lo debes -Harry exhaló un suspiro y miró al techo, esas últimas palabras calaron hondo en él, Dante tenía más que razón en eso, se lo debía- ¿Entonces si? –Preguntó como cuando estaba a punto de salirse con la suya y Harry no pudo evitar sonreír- Me portaré bien, lo juro… no quiero otro castigo como el de ayer, prometo ser bueno y atenderlo como se debe.

-Dante…

-Y luego me iré –completó con rostro sereno- lo juro.

Harry sonrió al cabo de unos segundos diciendo:

-De acuerdo.

Dante se hincó y lo abrazó sin decir nada y Harry lo abrazó también.

-Harry… -susurró al cabo de unos momentos y sin soltarse.

-¿Sí?

-Quiero sentirte dentro de mí una última vez… pero no como un castigo, sino como me amaste algún día.

Harry lo miró a la cara y vio a Dante sonreírle mientras le acariciaba la negra cabellera, entonces se acercó y lo besó; Dante respondió a ese beso como un sediento ante un manantial.

-Desnúdate… -susurró el moreno en su oreja.

Dante se levantó y sonriendo comenzó quitarse la camisa.

-Hazlo lento –continuó Harry viendo la blanca piel quedar descubierta.

Después de la camisa comenzó con el pantalón hasta quedar con bóxers negros que contrastaban con su piel, entonces se giró dándole la espalda y comenzó a bajarlos lentamente hasta llegar a sus tobillos; Harry sonrió al ver ese par de carnosas nalgas entreabrirse un poco, así que se levantó y se subió a la cama recargándose en la cabecera.

-Ven aquí.

Dante caminó hasta él y se le subió a las piernas sintiendo el frio de la ropa de Harry contra su piel cálida por haberse alimentado apenas la noche anterior; mantenía sus piernas cerradas y flexionadas sobre el regazo de Harry como si fuera un niño mientras Harry lo besaba y acariciaba la espalda y piernas, al moreno le encantaba tenerlo así, desnudo para él mientras él permanecía vestido, Dante gemía en medio del beso excitándolo cada vez más pues aunque ya había encontrado a Draco, estar entre las piernas de Dante era glorioso.

-¿Quieres montarme Harry? –susurró en su oreja mientras pegaba su pecho al pecho de Harry y éste lo envolvía en sus brazos.

-Quiero montarte…

-¿Qué me harás?

-Meteré mi pene entre tus nalgas…

Dante jadeó excitado, le fascinaba que Harry le dijera cosas así, le encantaba sentirse poseído en cuerpo y alma por el vampiro, quien lamiendo su cuello comenzó a acariciar sus nalgas mientras él le pasaba el brazo por el cuello ladeando la cabeza para darle más acceso a su piel.

Estuvieron así un buen rato hasta que Harry comenzó a recostarlo en la cama, Dante separó las rodillas y dejó a Harry acomodarse entre ellas sintiendo la tela del pantalón raspar su piel; Harry lamía y besaba su cuello, hombros y pezones, los cuales succionó con fuerza arrancándole pequeños gritos y jadeos.

-Oh Harry… -Susurró cuando Harry lo estrechó por la cintura mientras pasaba su mano por todo su muslo y su nalga para luego quejarse cuando sintió un dedo meterse en su ano.

-Voy a abrirte para mí…

-Sí, ábreme para ti, soy tuyo…

Casi enseguida Harry metió dos dedos haciéndolo estremecer pues no le había dilatado casi nada.

-¡Ah!

Entonces Harry los sacó y comenzó a besar su vientre hasta llegar a su miembro haciendo a Dante tensarse.

-Tranquilo, no voy a lastimarte… a menos que tú quieras claro.

-Después Harry, después… ahora… ahora mámalo…

Sonriendo Harry metió el pene en su boca y comenzó a mamarlo haciendo al rubio gemir de placer al tiempo que movía dos dedos dentro de él.

-Me gusta como aprietas mis dedos con tu culo… este tierno culo al cual voy a romper…

-Házmelo ya… móntame ya Harry por favor…

Harry se bajó el zipper de su pantalón y se lo bajó a media nalga, apuntó su pene a la tierna entrada y comenzó a penetrarlo lento.

En pocos minutos la cama rechinaba con las embestidas de Harry al febril cuerpo de Dante, quien jadeaba cada que Harry entraba en él hasta que no pudo más y se corrió rompiendo la camisa de Harry con las uñas, entonces Harry siguió un poco más para después hacer lo mismo; quedaron desmadejados y quietos sobre la cama respirando entrecortadamente, luego Harry sacó su miembro y se acostó a un lado de Dante.

-Harry…

-¿Mmm?...

-Aun no quiero terminar -Harry volteó a verlo- es decir, ahora quiero jugar… esos juegos que tú me enseñaste y que duelen mucho, pero que también me encantan.

-¿Quieres que te nalguee Dante?

-Sí Harry, castígame… pero no como ayer –añadió temeroso.

-Lo de ayer esta olvidado –respondio riendo- Lo merecías y no me arrepiento… pero sí, me has hecho enojar y mucho –añadió levantándose aun con el pene erecto, caminó hasta su armario y sacó un cinturón de cuero, lo doblo en dos y lo estrelló en su palma sin dejar de mirar a Dante, luego tomó una vieja silla de madera que estaba arrumbada en un rincón y palmeando sus muslos dijo:

-Ven aquí, debo educarte.

Conocedor de esas sesiones "educativas" se levantó de la cama y caminó hasta él, emocionado y temeroso a partes iguales, pero contento de ser nuevamente el centro de atención de Harry; se acostó sobre los muslos del vampiro siendo sujetado fuertemente por la espalda.

-Ya me conoces Dante, sabes que ni tus suplicas ni lloriqueos me detendrán, conmigo no hay esas mierdas de palabras de seguridad, lo sabes muy bien, si quiero reventarte las nalgas con una maldita vara de acero lo voy a hacer sin que nada lo impida.

-Lo sé.

Y sin previo aviso levantó la mano y estrelló el cinturón en el trasero de Dante, quien ni siquiera tuvo tiempo de prepararse, por lo que saltó en las piernas de Harry.

-¡Ay!

Una y otra vez el cinturón se estrelló con ganas sin que Harry menguara el ritmo, no era como si lo hiciera con un humano al que tendría que tenerle cuidado para no dañar; no, estaba con otro vampiro que podía aguantar lo que fuera.

Dante resistía con los dientes apretados hasta que ya no pudo más y con cada golpe comenzó a revolverse en los muslos de Harry, quien soltó el cinturón y lo obligó a quedarse quieto… entonces pasó su mano sintiendo el calor de esas nalgas ya rojas y marcadas por el cinturón…

-Eres un niño malo Dante ¿acaso debo ponerte sobre mis rodillas cada vez que te portas mal?

-Perdón Harry.

A continuación alzó su palma y la estrelló en ese trasero ya sensible una y otra vez hasta que de plano comenzó a moverse intentando esquivar esa mano… no lo logró e incluso fue castigado con más fuerza.

-¡Basta Harry!... ¡ya no!...

Pero Harry sonreía sin hacer caso, hasta que se detuvo y sin más lo levantó y lo inclinó sobre su escritorio pegando su pecho a la fría madera.

-Harry…

-Cállate.

Dante se calló, sabía que él mismo lo había pedido pero la mano de Harry era muy pesada, pero había despertado al león y ahora no había más opción que aguantar, entonces la mano de Harry le estrujó una nalga haciéndolo gemir adolorido, pero entonces dos manos se las separaron y una lengua comenzó a lamer su entrada.

-¡Ah!... -Eso y las dos manos estrujando sus ardientes y doloridas nalgas hicieron que se corriera de inmediato- ¡Oh…!

-¿Ya tan pronto? De haber sabido te azoto más.

Dante permaneció con los ojos cerrados sobre el escritorio sin decir nada, solo respirando entrecortadamente.

-Aun no… terminamos… -dijo haciendo un esfuerzo por salir de su atolondramientos post orgásmico- sabes que me gusta que me montes con mi trasero recién azotado- Es solo que…

Harry sonrió y acercó su pene erecto a la hendidura de las maltratadas nalgas y comenzó a pasarlo por en medio de ellas en tanto las acariciaba, frotó su liquido pre seminal para entrar más fácil y acomodándolo en la entrada, empujó.

-¡Ah!

Sujetó sus caderas y comenzó a embestir con fuerza; el sonido húmedo de sus pieles chocando y jadeos era lo que se escuchaba en la habitación, Harry parecía no cansarse, seguía y seguía sin detenerse hasta que Dante volvió a sentir el orgasmo bullir nuevamente en su miembro.

-¡Harry!

Harry no respondió, siguió enterrándose en ese caliente culo hasta que el rubio gritó corriéndose de nueva cuenta seguido casi al instante por él, se quedó quieto vaciándose dentro de Dante y luego salió de él para irse a tumbar en la cama.

Dante se enderezó y con las piernas débiles y temblorosas fue a acostarse también poniendo su cabeza en el hombro de Harry, siendo abrazado al momento por éste para finalmente quedarse dormidos.