La primavera había llegado y la nieve comenzaba a derretirse dando paso a nueva vida, ya no hacia tanto frío y el sol era cálido, miró al cielo sintiendo con agrado los tibios rayos dorados sobre su cara, miró la puesta de sol y decidió entrar a cenar; sus cenas ya no eran tan frugales como solían ser en su vida de cartujo, aunque seguía sin comer carne pues no iba a matar a los dos únicos animales que tenía.

Entró a la cocina y colocó en una charola lo que iba a cenar, prefería hacerlo en su celda así que puso un tazón de arroz con vegetales, pan recién horneado, queso, leche caliente y un budín de dulce de raíz; entró a su celda y colocó todo en la mesa, encendió la lámpara y se sentó a cenar tranquilamente.

Cuándo terminó decidió darse un baño antes de dormir, estaba muy cansado y sudado, así que calentó agua y preparó su baño, se tomó su tiempo bañándose, sentía los músculos doloridos por haber estado limpiando la entrada del monasterio; salió con una toalla en la cintura y otra secándose el cabello.

-Ya tienes el cabello muy largo.

Casi se cae de la impresión al oír esa voz, miró hacia la cama y vio a Harry sentado en ella.

-Harry… -musitó con voz queda pero no por eso menos sorprendido.

-Tranquilo mi hermosura, parece que te vas a desmayar.

Después de recuperarse un poco, se acercó a la cama y sentó en la orilla mirando a Harry como quien ve a un fantasma, luego con mano trémula le tocó una mejilla y Harry solo se quedó quieto dejándolo cerciorarse.

-¿En verdad estas aquí?

-Sí, estoy aquí –respondió tomando su mano y dándole un suave beso a su palma haciéndolo estremecer.

-¿No estoy soñando?

-No Dragos, soy real.

-No me llames Dragos… mi nombre es Draco –dijo mirándolo a los ojos con la mortecina luz de la lámpara.

Harry lo miró sorprendido por unos segundos, luego sonrió y se abrazaron con fuerza.

-¡Sabía… sabía que ibas a regresar por mí! –Sollozó Draco sin dejar de abrazarlo- ¡estabas vivo!... el corazón me lo decía…

Harry no respondió, solo cerró los ojos aspirando el aroma de Draco, llenándose de él y de la suavidad de su piel desnuda.

-Nunca Ojos de invierno… nunca te abandonaría por segunda vez.

Se recostaron sin dejar de mirarse, sin que Draco pudiera contener el llanto de felicidad que le llenaba el corazón, por lo que Harry lo envolvió en sus brazos y lo cobijó sin dejar de susurrarle palabras dulces al oído hasta que se durmió.

Y cuando amaneció, despertó sobresaltado pensando que había sido solo un sueño, pero unos cálidos brazos a su alrededor lo tranquilizaron de nuevo.

-Aquí estoy Draco y nunca más me iré.

Sonrió dejándose abrazar, sintiendo la fuerza en ese cuerpo pegado al suyo y suspiró satisfecho recargando su mejilla en el hombro de Harry.

-Recordé todo… recuerdo quien fui…no todo claro, tengo muchas lagunas pero recuerdo lo importante, gracias por no olvidarme, por buscarme en esta otra vida.

-Te lo prometí, el encontrarte fue lo único que me mantuvo con vida todos estos años… sino desde hacía mucho tiempo me hubiese arrojado al sol… te amo Draco y… y lamento mucho el daño que te hizo Dante.

-Pobre tipo… pero lo entiendo ¿sabes?... entiendo el porqué de su desesperación, el amar tanto y saber que no recibirás nada a cambio debió ser tan… no sé, enloquecedor.

-Sí pero, yo… yo me refiero a lo último que te hizo… lo siento tanto.

Draco levantó la mirada buscando la de Harry y cuando la encontró, dijo:

-¿Te refieres a… a lo que me hizo esa noche?

-Sí.

-No fue tu culpa.

-Sí lo fue, yo lo traje a tu vida… y nunca terminaré de perdonármelo.

-Basta San Potter, deja de culparte de todo -Harry lo miró sorprendido encontrándose con una sonrisa- Tengo el vago recuerdo de algo, pero no estoy seguro, me gustaría que me ayudaras con eso.

-¿Con qué?

-Con un beso.

Harry lo miró sintiendo su corazón rebosar por aquel hombre de ojos grises, así que acercó su rostro viéndolo cerrar los ojos y ofrecer sus labios; al principio fue un beso superficial, dándose el tiempo de disfrutarlo, luego lo sintió abrir los labios, así que metió su lengua.

Fue un beso torpe por parte de Draco, pero era entendible, de todos modos lo disfruto como el mejor beso que ninguno de los amantes tenidos en un siglo, le hubiese podido dar.

Fue cuestión de momentos para que pronto estuviera comiéndole boca, sintiendo su sangre enardecer con un solo beso.

-Espera, espera… -exclamó Draco cuando esa boca pasó a su cuello- No aquí… no quiero hacer nada aquí.

-Lo siento… y también lo entiendo.

Se abrazaron de nuevo calmando sus ímpetus, luego Draco preguntó:

-¿Dónde estuviste todo este tiempo?

-En mi castillo… nadie se acerca, hay un hechizo anti muggles, por lo que tú tampoco hubieses podido acercarte, necesitaba estar solo para recuperarme…. Por cierto, gracias por salvar mi vida.

-Yo no hice nada.

-Tú sangre me salvó… fue la sangre más deliciosa que haya probado jamás.

-¿Vas a comerme entonces?

-¡Oh si mi corazón, de eso no te quepa la menor duda!

-¡Yo no hablaba de eso! –exclamó avergonzado, sintiendo la cara caliente; pues a pesar de recordar quién era, en su vida actual esos temas no eran en lo absoluto comunes para él.

Harry volvió a reír con ganas abrazándolo con fuerza.

-Te amo, te amo… no tienes idea de cuánto te amo.

Draco no respondió, solo se dejó abrazar sintiéndose rebosante de alegría, solo después de un buen rato se levantaron.

-¿Y ahora? –preguntó ya vestido con su hábito blanco.

-Nos iremos de aquí por supuesto.

-¿A dónde?

-A donde tú quieras, pero por lo pronto a mi castillo.

-¿Ya?

-No, esperaremos a que anochezca.

-Claro, que tonto soy.

-¿Pasa algo?

-No, nada, es solo…

Harry lo vio quedarse callado, entonces lo jalo de la mano haciéndolo sentarse a su lado.

-Sientes dejar este lugar.

-Sí… este lugar fue mi hogar durante muchos años, incluso antes de ingresar como religioso.

-Pero ya no hay nada aquí para ti.

-Lo sé.

-Tómate el día para despedirte.

-Sí, gracias, por lo pronto voy por mi desayuno.

-Ve, aquí te espero.

-Sí… ¡Por cierto!

-¿Qué pasa?

-¿Qué sucederá con mis dos vacas? No puedo dejarlas solas, tampoco se las daré al carnicero del pueblo.

-¿Conoces a alguien que pueda cuidar de ellas?

-Hay un par de familias pero… no sé, temo que vayan a darles cuello cuando ya no las necesiten; Nieve y panquecito nos sirvieron bien durante años.

-¿Nieve y panquecito? ¿Quién les puso esos nombres? No me digas que tú.

El rubor tiño de nuevo las suaves mejillas provocando una carcajada en Harry.

-¡No es gracioso!

-Claro que lo es, pero no te preocupes, tu elije la familia y yo me encargo de que las cuiden bien y no las conviertan en bistec.

-¿Seguro?

-Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.

Un cálido regocijo invadió el pecho de Draco, por lo que sin saber que más decir, solo sonrió saliendo de ahí; después del desayuno se dedicó a recorrer la cartuja rememorando los días vividos, sus tristezas y alegrías, a sus hermanos y al Padre Prior que lo trató como si fuera un abuelo… su silencio y sus cantos… todo era un recuerdo agridulce, pues realmente amaba ese lugar y su corazón lloraba al recordar que todos ellos estaban muertos; pero también sabía que no podía quedarse ahí, por lo que al atardecer regresó a la habitación.

-¿Cómo le harás con las vacas?

-Las trasladaré por medio de magia, me desapareceré con ellas, dime la ubicación de la familia.

Después de una hora, Harry ya estaba de regreso.

-Listo, Nieve y Panquecito están sanas y salvas.

-No te rías.

-Para nada… ¿nos vamos?

Sintiéndose emocionado y nervioso a partes iguales, asintió en silencio.

-Bien –respondio Harry sonriendo mientras se acercaba a él y lo abrazaba por la cintura- Vámonos.

Apenas era media noche cuando llegaron al castillo, Draco entró a la habitación en la que había estado secuestrado anteriormente encontrándola igual.

-Espero que esta vez no quieras escapar.

-Claro que no, estoy feliz… aunque debo reconocer que aunque he tenido mucho tiempo reflexionando y analizando todo esto, no deja de ser extraño… no recuerdo muchas cosas.

-Estoy seguro que con el tiempo lo lograrás.

-O tal vez no… como sea, hay cosas que recuerdo pero curiosamente no extraño.

-¿Por ejemplo?

-Ser mago… ahora soy muggle pero no me molesta, nací así y está bien; también mis padres… recuerdo sus rostros, siento el amor aquí –añadió tocando su corazón- y también amo a mis padres muggles con la misma intensidad… es raro –dijo sonriendo- pero está bien, es una extraña dualidad que puedo sobrellevar.

-Tienes tiempo, no hay prisa.

-¿Y qué pasará ahora?

-Quiero que nos vayamos de aquí, a lugares hermosos que nunca has visto, quiero regalarte el mundo y disfrutarlo junto a ti, aunque tengo una duda.

-¿Y cual es?

-¿Deseas quedarte con tu actual identidad? O querrás de nuevo el nombre de Draco Malfoy.

Draco se quedó pensativo, luego hablo al cabo de unos minutos.

-Amo mis dos nombres… pero antes de "Dragos" fui Draco, así que me quedaré con ese.

Harry sonrió satisfecho.

-Bien, entonces arreglaré documentación legal con ese nombre.

-¿Y cómo harás eso?

-Con magia casi todo es posible.

Después de eso se quedaron callados hasta que Harry lo miró intensamente para luego besarlo hasta quedar acostados, pero cuando le besaba el cuello, Harry le dijo al oído:

-Quiero hacerte el amor… pero no lo haré hasta que estés listo.

Draco lo miró a los ojos, sentía deseos de hacerlo, pero también miedo, nunca lo había hecho como "Dragos" y el recuerdo de Dante no era nada grato.

-Quiero hacerlo pero…

-Está bien, puedo esperar.

-Aunque… ¿podemos acariciarnos? –preguntó con las mejillas arreboladas.

Harry sonrió y volvió a besarlo, no tardaron en quedar desnudos de la cintura para arriba, el moreno no pensaba pasar más allá de donde Draco se lo permitiera y por ahora estaba permitiéndole chuparle los pezones.

-¡Ah! –jadeó cuando Harry le mordisqueó uno y luego el otro para luego pasar a su cuello otra vez y hacerle una mancha purpura.

Harry lo miró satisfecho, sintiendo que lo marcaba como suyo, luego miró su túnica y vio el evidente bulto de Draco.

-¿Está bien si nos quitamos lo demás?

-Sí –accedió con ojos brillantes.

Cuando quedaron en ropa interior, Harry volvió a abrazarlo y a acariciar su espalda desnuda para de repente girar sobre si mismo dejando a Draco encima de él.

-¡Oh! –exclamó sorprendido y avergonzado a partes iguales al sentir la dureza de Harry.

-Tranquilo, está bien.

Sonrió apenado y asintió para luego volver a besarse, entonces las manos de Harry pasaron de acariciar su espalda a sus nalgas, las acarició y luego las apretó para terminar metiéndolas bajo el calzoncillo haciendo a Draco removerse inquieto.

-¿Me detengo?

-Yo… tal vez un poco, si.

-Bien –respondio dándole un suave beso y bajándolo a la cama para luego besarle la mejilla y abrazarlo.

-Siento ir tan lento –dijo con su mejilla en su pecho.

-No llevamos prisa, si esperé todo un siglo, puedo esperar más, al fin ya estás conmigo.

Draco sonrió y aspirando el aroma de Harry en su cuello pasó su mano por su pecho.

-Sigamos… quiero ver hasta donde llegamos.

Un nuevo turno de besos y caricias y más chupetones en su blanca piel hicieron que no detuviera a Harry cuando le puso la mano en su miembro, lo acarició un poco y luego mirándolo a los ojos comenzó a bajar su calzoncillo.

Draco estaba excitado y emocionado, tenía miedo pero no de Harry, así que no dijo nada cuando jugueteando con los pies terminó quitándoselo quedando totalmente desnudo, algo que lo avergonzó al tomar consciencia de que era la primera vez que estaba desnudo frente a alguien más y ese alguien, también desnudo pues Harry se había despojado del suyo.

-No hay de qué avergonzarte, eres hermoso piel de luna –susurró besándole un hombro y tocándole el pene de nuevo.

Esta vez Draco no lo detuvo, solo jadeó cuando Harry comenzó a masturbarlo y luego a besar su pecho e ir bajando hasta llegar a su vientre.

-Espera… -lo detuvo incómodo por la cercanía.

-Tranquilo, se sentirá bien –y entonces metió el pene en su boca haciéndolo respingar.

-¿¡Qué?!

Pero Harry no respondió, estaba ocupado mamándole el pene al tiempo que su otra manos masajeaba sus testículos.

-¡Oh por… Dios! –Balbuceó con una mano en su boca; No tardó en correrse y para su consternación en la boca de Harry- ¡Oh lo siento, lo siento!

-Está bien –respondio acostándose a su lado.

-¡Lo lamento, no pude evitarlo!

-Y me alegra que no lo hicieras, de hecho buscaba eso.

-¡Pero… pero hice eso en tu boca!... ¡ay Dios! –gimió tapando la cara avergonzado.

-Probé tu esencia hace un siglo… no sabes cuánto deseaba hacerlo otra vez.

Draco miró sus ojos verdes oscurecidos de deseo y la vergüenza comenzó a desaparecer.

-Entonces… ¿no te incomodé con eso?

-Claro que no mi hermosura, dime ¿quieres que sigamos?

-¿Yo debo hacerte lo mismo?

-Solo si tú quieres.

Draco miró su pene erecto y venoso y tragó en seco.

-Yo…

-Lo dejaremos para después –interrumpió dándole un beso en la mejilla y abrazándolo de nuevo- Por ahora descansa.

Draco asintió más tranquilo cuando Harry los cubrió con una manta, por lo que se durmió sin proponérselo; cuando despertó aun no había amanecido.

-¿Estás dormido Harry?

-No.

-Qué tonto ¿verdad? Tú tienes sueño de día.

-Así es.

Sonriendo juguetón, le dio un beso en los labios haciendo a Harry sonreír también, luego volvió a repetir el beso pero esta vez abriendo la boca, por lo que ambos comenzaron a excitarse de nuevo al cabo de un rato; esta vez Harry no fue tan suave como al principio, ya sabía hasta donde podía llegar, así que sus besos fueron más atrevidos, lo mismo que sus manos.

-Mmm…

Tomó su mano y la colocó en su pene, por lo que Draco abrió los ojos entendiendo lo que quería, así que torpemente comenzó a masturbarlo viendo con agrado como éste segregaba gotas cristalinas.

-Sí, así… -masculló Harry con voz jadeante.

Una risita lo hizo abrir los ojos.

-Tienes las mejillas sonrojadas –dijo Draco- te ves lindo así.

-Pues gracias.

Harry comenzó a besarlo, pero no hizo que Draco continuara masturbándolo, lo que hizo fue ponerlo en cuatro.

-Tranquilo, no haré nada que tú no quieras –y entonces poniendo sus manos en las redondas nalgas, las acarició antes de separarlas haciendo que Draco muriera de vergüenza- calma.

Entonces acercó su cara y pasó su lengua por la trémula entrada.

-¡Oh! –respingó sobresaltado.

-Ya verás que bien se siente esto.

Harry comenzó a lamer y a meter la punta de su lengua en el sonrosado ano haciendo a Draco gemir hasta correrse de nuevo.

-¡Oh Harry, voy a…!

Harry sonrió satisfecho cuando Draco se dejó caer en la cama respirando entrecortadamente.

-¿Todo bien? –pregunto acostándose junto a él.

-Bien… -respondió con los ojos cerrados haciendo a Harry reír más fuerte.

-Descansa.

-Pero tú no has…

-Estoy bien.

Volvieron a abrazarse en silencio por un rato, hasta que de nueva cuenta Draco le dio un besito en los labios.

-¿Ya listo de nuevo?

-Sí –respondió sonriendo.

Mas besos y caricias acompañaron los juegos, Harry volvió a hacer lo mismo con la lengua y con Draco en cuatro, solo que esta vez lubricó sus dedos con un hechizo sin varita y miró la reacción del rubio cuando comenzó a masajear su entrada con un dedo.

Draco se había sobresaltado pero no lo había detenido, solo se puso tenso cuando sintió el dedo presionar.

-Relájate… todo está bien.

Draco asintió en silencio y no hubo gran problema cuando el dedo logró entrar, solo se removió incomodo cuando Harry comenzó a moverlo y después de un rato, un segundo comenzó a empujar.

-Oh…

-Serán dos dedos Draco ¿puedo seguir?

-Sí… -respondió emocionado, emoción que se apagó cuando los dos dedos entraron- ¡Ay!

-Tranquilo –dijo temiendo correrse de pura anticipación al sentir sus dedos ser apretados por Draco.

Pasó un buen rato dilatándolo, hasta que lo recostó y lo besó de nuevo, Draco le pasó los brazos por el cuello mientras separaba las rodillas dejándolo acomodarse entre sus muslos.

Sabía lo que Harry quería, sabía que se detendría en el momento en que se lo pidiera, pero el asunto era que no quería que se detuviera, deseaba sentirlo a plenitud, por eso cuando mirándose a los ojos y viendo que Harry metía su mano entre ellos para tomar su pene y acomodarlo en su entrada, no lo detuvo; solo se mojó los labios y asintió en silencio.

-De todos modos dolerá, pero será mucho menos que si no te hubiera preparado.

Draco volvió a asentir en silencio, solo cerró los ojos cuando sintió el pene de Harry comenzar a entrar; no hizo ningún ruido, estaba acostumbrado al dolor, pero no a este tipo de dolor.

-¡Oh! –jadeó cuando Harry entró más.

-Tranquilo, relájate.

-¡Ah!

Pero decirlo era más fácil que hacerlo, por eso solo cerró los ojos con fuerza y atrajo a Harry con un abrazo; Harry en tanto no detuvo su movimiento sintiéndolo tensarse con la intrusión a su cuerpo.

-Te amo Draco… y te deseaba tanto…

Sus ojos lagrimearon cuando Harry lo penetró por completo, deseaba sacarlo fuera de su cuerpo y cerrar las piernas, pero el solo pensamiento de saber que Harry estaba encima dentro de él también le excitaba, así que se obligó a soportar aquel dolor en su culo e intentó relajarse aunque eso no fuera nada fácil.

Harry esperó unos momentos, luego comenzó a salir y entrar a otra vez, así lo hizo hasta lograr suaves y rítmicos movimientos que lo hicieron abrazarlo fuerte resistiendo el dolor.

-Tranquilo…

-Ah… ah… ah…

Harry deseaba montarlo con fuerza, pero se contenía por ser su primera vez juntos, además también estaba disfrutándolo de esta manera, sintiendo sus jadeos y suspiros en su oído mientras él le acariciaba las largas piernas y lo atraía hacia si por la cintura, excitado al sentir la tersura de sus muslos abriéndose sólo para él.

-Estás tan delicioso Draco… aprietas tan rico…

-¡Oh!... ah…

Harry sabia que el rubio no estaba disfrutándolo exactamente, pero eso era normal, con el tiempo llegaría a disfrutarlo, así que no se detuvo intentando ser lo más suave y delicado que podía, mientras tanto él sí que estaba disfrutando… con su pene siendo aprisionado por ese suave y cálido canal, con esas largas piernas a sus costados y esos jadeos en su oreja…

-Harry…

-Lo sé, sé que no estás…

-No te detengas –interrumpió mirándolo a los ojos tomando su rostro entre sus manos- no es tan fácil que yo llegue al orgasmo siendo mi primera vez, pero no me importa… sé que con el tiempo mi cuerpo se adaptará… por ahora me basta con sentirte dentro de mí para sentirme feliz…

Harry miró aquel rostro sudoroso, con mechones de cabello rubio pegados a su frente mirándolo con el mismo amor con que lo miraba hacía cien años y solo atinó cerrar los ojos por temor a ponerse a llorar de felicidad.

-Sigue Harry… sigue montándome como me lo dijiste hace unos días…

Harry ya no dijo nada, siguió moviendo su cadera, entrando y saliendo de ese cuerpo caliente, sintiendo que esa fricción lo acercaba cada vez más al orgasmo.

-¡Ah!... –jadeó embistiéndolo más fuerte.

Draco cerró los ojos con fuerza clavando sus uñas en la espalda de Harry mientras sentía como Harry lo penetraba con más energía, le dolía mucho y no estaba ni cerca de sentir lo que había sentido hacía un rato, pero no le importaba, estaba feliz de hacer que Harry también disfrutara su primer encuentro… de sentir su cuerpo cálido y sudoroso en medio de sus piernas, incluso de sentir como lo empujaba contra las sábanas con cada penetración, del rechinido de la vieja cama y los jadeos de Harry en su oído.

-¡Sí!... ¡oh si!... –gimió Harry.

-¡Ah!

Harry deseaba ponerlo en muchas posiciones, pero aun no era el momento, así que dejó ir su orgasmo eyaculando dentro de Draco, quien lo abrazó con fuerza al sentir como Harry se corría y luego de un par de erráticas penetraciones post orgásmicas, se detuvo, se quedó quieto unos segundos y luego salió de él dejándose caer a un lado, con el cuerpo sudoroso y respirando rápidamente.

Draco lo miró y se volteó de costado para seguirlo viendo, entonces Harry lo miró e hizo lo mismo quedando frente a frente.

-Gracias… -dijo el moreno sonriendo más que feliz- gracias por confiar en mí.

-Gracias por romperme el culo.

Harry estalló en carcajadas para luego ser seguido por Draco.

-Draco, me sorprendes a cada momento, cada vez te pareces más a como eras hace muchos años, no hablas como alguien que fue un religioso.

-Aun me avergüenza hablar de cosas muy explicitas –respondio acariciándole la mejilla- es solo que contigo… contigo siento mucha confianza.

Harry sonrió, le tomó la mano y le besó la palma.

-Descansa Ojos de invierno, es tarde para ti.

Draco sonrió y se acercó para que ser abrazado y luego de ser cubiertos con una manta, suspiró satisfecho acurrucado en el pecho de Harry.

Al día siguiente se despertó con Harry a su lado, suspiró y se arrellanó de nuevo en su cálido nido y se volvió a dormir; después de una hora, la urgencia de orinar lo despertó de nuevo.

-¡Oh Rayos! –masculló cuando se sentó en la cama.

-Te dolerá por unos días –dijo Harry.

-Lo sé, así me pasó con… -se quedó callado de repente dándose cuenta de que había hablado de más, solo pudo desear que Harry no lo hubiese notado.

-Lo siento –dijo el moreno al cabo de unos momentos.

-Hey… -exclamó dándose vuelta para mirarlo directamente- eso no fue tu culpa.

-Claro que lo fue, yo lo traje a tu vida.

-Tú no sabias lo que él iba a hacer –respondio acostándose de nuevo a su lado- además… además yo lo entiendo… no lo justifico pero lo entiendo.

-¿Entiendes a Dante? –preguntó sorprendido.

-Sí Harry, él te amaba… se desquitó con mis hermanos y eso es imperdonable, pero yo entiendo porqué lo hizo.

-Pero él te…

-Estaba dolido… y si te amaba como tú a mi ¿Quién puede culparlo de morir de celos y rabia?... tuvo razón en una cosa y es que tú lo usaste.

-Pero yo…

-Le advertiste, si –interrumpió poniéndole un dedo en los labios- pero eso no quita que lo hayas usado como un simple sustituto y eso… eso querido, rompe a cualquiera -Harry ya no dijo nada, solo se quedó callado sintiendo pesar llenar su corazón- Yo ya perdoné lo que me hizo, lo que le hizo a mis hermanos no me toca juzgarlo a mí.

-Draco…

-En su momento te ayudó, recuérdalo así.

-Pero él te lastimó.

-Pero se lo debes -Harry volvió a quedarse callado, por lo que Draco se levantó de nuevo- y ahora si me permites, voy al baño.

Rato después, con Draco desayunando y sentado en una dona para hemorroides que Harry transformó, platicaban.

-Tú cabello ya está mucho más largo –dijo viéndolo acomodar un mechón tras su oreja mientras bebía un vaso de café con leche.

-Sí, ya no volví a cortarlo desde que desapareciste esa noche.

-Te ves hermoso.

-Pues gracias –respondio apenado mientras sonreía- sé que quieres dormir un rato, anda ve, yo estaré aquí cuando despiertes.

-¿Ya tan pronto quieres deshacerte de mí?

-Lo intenté un siglo y no pude.

Harry comenzó a reír con ganas, se levantó y después de darle un beso en los labios salió de ahí.

Pasaron dos semanas en las que vivieron como en un cuento, un cuento raro pues uno dormía de día y el otro de noche; Harry no lo volvió a penetrar aunque si hubo jugueteos sexuales que hacían a Draco correrse; una noche, después de eyacular los dos por sendas felaciones, descansaban en la cama.

-Hay un tema del que quiero hablar contigo –dijo Harry sentándose y poniendo una almohada en la cabecera para recargarse, siendo imitado por Draco.

-¿Qué pasa?

-Pasa que ahora que te encontré, no quiero perderte de nuevo.

-Y no lo harás.

-Sé que me amas –respondió sonriendo- pero no es a eso a lo que me refiero.

-¿Y entonces?

-¿De verdad no lo intuyes? -Draco miró al frente en silencio, sabía a lo que se refería Harry pero no había querido pensar en ello- El tiempo pasará y la vejez te alcanzará… yo no quiero eso para ti.

-¿No me querrás viejito? –pregunto sonriendo, por lo que Harry rio con ganas también.

-No porque si cogemos de esa manera, te me vayas a quedar a medio palo.

Ambos rieron al solo imaginarlo, pero la seriedad del asunto volvió.

-Quieres convertirme en vampiro.

-El asunto es… ¿tú estás dispuesto a serlo?

-No lo sé, esa es la verdad.

-Sabes cómo me alimento.

-Sí, lo sé, es por eso que no estoy seguro de querer ser lo que tú eres.

-Podemos alimentarnos solo de gente mala si tú quieres, con mi Legeremancia puedo darme cuenta de quién es quién.

-¿Con qué?

-La Legeremancia en un tipo de magia que se utiliza para explorar la mente y los sentimientos de alguien.

-Ya veo… pero Harry, no puedo ser juez de nadie.

Harry asintió en silencio, Draco podía ser el de hace cien años, pero sus principios seguían siendo los de Dragos.

-Déjame pensarlo ¿sí?

-Claro, toma el tiempo que quieras.

-Gracias, por cierto, estuve pensando en mi nombre, ya sé que hablamos al respecto, pero decidí otra cosa.

-¿Qué cosa?

-Dije que me quedaría con el nombre de "Draco" pero a pesar de lo distinta que era mi vida a la de ahora, también la amo y amo mi nombre… quiero que a mi nombre le añadas el nombre actual.

-¿Y cómo quedaría entonces?

-Quiero ser Draco Dragos Malfoy Petrescu… yo soy ambos.

Harry se quedó en silencio y al cabo de unos momentos sonrió.

-Me gusta… y tienes razón, eres como antes pero, hay algo… tienes un toque distinto y está bien, me gusta tal y como eres ahora.

Se besaron de nuevo y se dispusieron continuar sus juegos.

Un mes después, Draco miraba admirado los documentos totalmente legales que Harry había adquirido para él.

-¡Vaya! ¿Y en serio son legales?

-Sí, pueden pasar por cualquier inspección en cualquier aeropuerto.

-¿Y podemos ir a Hawái? Nunca he conocido el mar.

-Iremos a donde tú quieras, aunque podemos usar trasladores, no siempre usar aviones, lo que sucede es que me gusta subirme en ellos… me hacía sentir humano… sentía que me perdía poco a poco con el pasar de los años, pero contigo ese sentimiento se ha esfumado,

Draco asintió en silencio guardando los documentos.

-Nunca me he subido a un avión y a de ser muy agradable broncearse –dijo al cabo de unos minutos-

-Lo imagino, aunque debes tener cuidado, no querrás sufrir quemaduras, especialmente cuando no te has expuesto tanto al sol.

-Pero sobre todo porque me broncearía solo ¿no es así? –dijo mirándolo.

-Pues sí, yo me broncearía de más –respondio riendo, pero su sonrisa fue menguando al ver que Draco no lo hacía- ¿Qué pasa?

-He pensado en eso, no creas que porque no lo menciono, no lo hago.

-Yo no he pensado que no lo has hecho, sé que hay mucho en esa cabecita que no me cuentas.

-Sabía que aceptarías ir a donde yo quisiera, pero sé que no disfrutaría plenamente esos lugares porque solo estaríamos juntos determinadas horas del día.

-Pues sí, gajes de ser un vampiro y un humano.

Draco lo miró serio y mordiéndose un labio buscó el modo de decir lo que quería.

-Yo… yo lo he pensado –Harry no dijo nada, sabía de que estaba hablando y esperaba una respuesta, fuese cual fuese- y acepto.

Harry lo miró sin decir nada, estaba temeroso de haber entendido mal.

-¿Me escuchaste Harry?

-Sí, te escuché, es solo que… ¿podrías ser más claro por favor?

-Pues que yo… acepto ser… ser lo que tú eres.

-¿Aceptas ser un vampiro?

-Sí.

Harry se contuvo de ponerse a saltar, aun no estaba todo decidido, Draco sabía cómo se alimentaba pero debía aclarar ese punto.

-Vas a asesinar para comer Draco ¿estás dispuesto a eso?

-Eso es un gran conflicto que aun no resuelvo, debo confesarlo y la verdad… ese tema me asusta mucho pero yo… yo quiero vivir siempre contigo.

-Y yo también lo deseo, pero no quiero que me odies con el paso del tiempo y lo que es peor, que te odies a ti mismo por tomar la vida de otros para ti.

-¿Cómo lo llevas tú, cómo fue la primera vida que tomaste?

Harry exhaló un suspiro antes de hablar.

-Esa es una historia para otro momento, lo que si te diré es que no me costó gran trabajo, incluso lo disfruté.

-¿En serio? –preguntó sorprendido.

-Sí… pero cada historia es diferente, si tú quieres podemos buscar lo peor de lo peor y alimentarnos de ellos, pero seguirán siendo personas y eso es lo que tú debes resolver -Draco sintió en silencio- Creo que aun no debemos apresurarnos, hay tiempo.

-De acuerdo.