Hola a todos de nuevo!
Sí, soy yo con un nuevo fic corto basado en Harry Potter y con ligeros roces a Final Fantasy.
Qué me motivó a hacer esto? Básicamente mi pasión por esa saga, principalmente por los primeros que pertenecían a las consolas de Nintendo. Así que un día me dije "por qué no hacer un fic?", y bueno...aquí lo tienen. Este extraño y...coherente capítulo inicial que prometerá bastantes situaciones de risas por las ideas que tendrán nuestros protagonistas.
Como no tengo nada más que aportar, solo diré que disfruten de la lectura...y recuerden, ningún personaje me pertenece ya que para eso están sus dueños.
Capítulo 1
Apoplética era la descripción acorde para lo que sentía Petunia Dursley ante lo que sucedía en el entorno que le rodeaba. No obstante, una minúscula parte de ella se sentía en paz a sabiendas que su hijo estaba relacionándose con jóvenes que no le impulsaban a actuar como una bestia desaforada contra los menos afortunados.
Por supuesto que ella sabía cómo era su hijo, mas esto no siempre fue objeto de juicio ya que otros factores nublaban su psique, como así también las malas opiniones que ella misma se encargó de propagar cual llama en un bosque reseco. Un poco de culpa quería tener por todo lo que hizo gracias a celos de antaño, pero como si de alguna fuerza invisible se tratase, lo olvidaba para tener en reemplazo una actitud impasible.
Algo que no siempre podía decir de su esposo.
Excepto en la ocasión actual, donde platicaba pomposo sobre su trabajo a cierto adulto de cabellera rojiza que atentamente escuchaba todo mientras soltaba durante momentos intermitentes una infinidad de interrogantes que hacían a la mujer soltar resoplos de indignación.
-Es la novena vez que pierdes contra ese jefe, acaso no puedes usar otra cosa? – la voz de un adolescente resonó lo suficiente como para sacar de su abstracción a la fémina.
-Y que se me acabe el tiempo? Pensé que ustedes eran los expertos, por eso lo llamé a él primero- respondió el único joven de robusta fisionomía, recalcándoles luego la diferencia que existía entre su persona y ellos.
-Dudley...sabes que eso es un juego, no? – mencionando el nombre de quien sostenía el mando de la videoconsola, cierto pelinegro de ojos verdes dijo en un tono de obviedad.
Por un breve segundo, tanto Petunia como Dudley realizaron sincrónicamente el mismo gesto de fastidio, girando los ojos y gesticulando en mímica lo último que el ojiverde dijo.
-Hay magos, duendes, caballeros, monstruos...me dirás que eso no existe en tu mundo? – enumerando cada sustantivo para enfatizar su punto, el joven Dursley inquirió luego acusatoriamente.
-Bueno...- rascándose la nuca, un incómodo pelirrojo que lucía más joven que los demás musitó.
-Teniendo en cuenta que usamos su chimenea...- aquel que se quejó antes sobre la cantidad de muertes efectuadas volvió a hablar, específicamente a una versión símil en todo sentido que se hallaba a su derecha.
-Hay que admitir que tiene mucha razón- complemento al instante dicho adolescente con rasgos semejantes al que habló anteriormente.
Solo girar los ojos, otra vez, pudo hacer la única mujer presente en aquel modesto y pulcro hogar inglés, exasperada ante la falta de pensamiento lateral que los sujetos con habilidades sobrehumanas, como las de su difunta hermana, poseían por nacimiento. Realzando así la idea de la sobrevaloración que se tenían a comparación de la gente normal, que en realidad superaba casi mil a uno en una escala improvisada y no tan alejada de la verdad.
-No hagas nada- dijo la dama, sorprendiendo al quinteto de varones menores de edad que estaban de rodillas frente al televisor.
Cinco pares de ojos, con tonalidades variopintas y repletas de confusión, viraron de manera brusca en dirección a la única persona del sexo femenino que habitaba en el británico hogar. Sentada en una pose regia pero desganada, Petunia observada con el mentón apoyado en la palma derecha todo lo que experimentaban su hijo, sobrino y compañeros de este último, al punto de verlos repetir un escenario por más de treinta minutos.
-Eh? Dijiste algo, tía Petunia? – recuperando la facultad del habla, ya que no siempre ella era tan "normal" cuando los usuarios mágicos estaban presentes, el pelinegro de gafas redondas interpeló a la hermana de su difunta madre.
-Dije que no hagan nada- repitió ella en un tono que no dejaba margen de discusión alguno.
-Pero si hago eso moriré ahogado! – protestó Dudley, con el impulso a flor de piel de arrojar el mando contra el televisor.
-Acaso no estaban repitiendo a cada rato que ese enemigo haría lo mismo que ustedes? Entonces no lo ataquen y él no los atacará- enarcando una ceja, lo que realzó su acto de mujer regia y ególatra, la esposa de Vernon Dursley parló con palabras sencillas.
La lógica era indudablemente aceptable. Pero aun así la terquedad en los jóvenes era algo que siempre estuvo arraigado a lo largo de los siglos en distintas personas, siendo un matiz insoportable y valioso para los de su edad.
-Eso tiene mucho sentido- el menor de los pelirrojos concordó, deleitándose con un puñado de caramelos que tenía de reserva en sus bolsillos.
-Ron, sigue comiendo mejor- infravalorando la opinión de su hermano menor, aquel que usaba un suéter con la letra "G" bordada en el frente replicó.
-Lo digo en serio, George! Es como si pelearas contra un espejo- tragando a duras penas los dulces, lo que casi le provoca asfixia por unos segundos, el mencionado anteriormente exclamó para demostrar su punto de vista.
-Un espejo no puede lastimarte, hermanito- quien tenía una "F" en su suéter habló esta vez, adoptando un tono cuasi condescendiente.
El bosquejo de una sonrisa lejana en el rostro del pelinegro fue atestiguado por Petunia, llevándola a cuestionarse internamente si una relación entre tal objeto y su sobrino existía. Usualmente ella no mostraría interés en lo fuese de su vida más allá de Surrey, pero tampoco podía mitigar la intriga que le causó aquel gesto de soslayo.
Un esbozo que hablaba de algo complejo y al mismo tiempo inesperado.
-No a menos que lo golpees, Fred. Si lo haces, el vidrio se romperá y te dejará heridas en las manos- Ron prosiguió explicando su idea, desconcertando a los gemelos por lo coherente que sonaba.
Un brusco codazo a las costillas del pelinegro hizo que este mismo virara rápido la cabeza e inquiriera a su robusto primo de forma tácita lo que necesitaba, solo para apreciar cómo este se mantenía fijo en el lugar a la espera de su opinión ya que le creía la persona con mayor aptitud para opinar en cuanto a lo fantástico.
-Solo perderías por décima vez- encogiéndose de hombros, el poseedor de orbes esmeraldas parló con cruel sinceridad.
-...Está bien, lo haré- intercalando vistazos entre el mando y la televisión que reflejaba a su personaje listo para salir del escenario actual, Dudley cedió a la presión que el juego le impuso.
-Y luego volvamos al barco que viaja bajo el agua! – Ron clamó con un puño en alto, emocionado por ciertos detalles de lo que había visto desarrollarse gracias el ingenio de sus contrapartes no mágicas.
-Es un submarino- apático, el pelinegro acotó ante los manierismos de su amigo.
-Sí, sí...lo que sea- desestimó el pecoso muchacho antes de llevar otro puñado de dulces a la boca y responder entre masticadas.
La falta de modales hizo que el ojiverde suprimiera a duras penas un escalofrío y el deseo de propinarle una bofetada en la nuca para que comiera bien, algo imitado a la perfección por Petunia para desconocimiento de ambos.
El irritante crujir del esmalte de los dientes contra los duros trozos de azúcar compacto distrajeron el tiempo suficiente a los únicos habitantes del hogar, que tenían un directo lazo sanguíneo con la difunta Lily Evans, ignorasen las loas que el robusto adolescente recibía al atravesar con su personaje un templo bajo el agua mientras tenía un reloj con cuenta regresiva en una esquina.
-No está haciendo nada! – la jubilosa exclamación del robusto joven despabiló a quienes no estaban atentos.
-Lo ven. Tenía razón...y luego decían que Lily era la única inteligente en la familia- orgullosa consigo misma, Petunia comentó en simultáneo que miraba de reojo el delicado acabado del esmalte sobre sus uñas de la mano derecha antes de regresarla como soporte para su mentón.
-Pero el tiempo se acaba! Qué hago?! – desesperando, Dudley giró la cabeza en varias direcciones para buscar consejos viables que le auxiliaran.
-Nada! Sigue así! – al unísono declararon los cuatro alumnos de una escuela mágica localizada en Escocia, alentando a una posible victoria.
La tensión que fue magnificándose a medida que pasaban los infinitos segundos halló su final de manera brusca cuando el conjunto de píxeles que conformaban al enemigo de turno comenzó a plasmar cuadros de diálogos satíricos donde los felicitaba por haber alcanzado el punto máximo en la habilidad de imitarlo perfectamente, para luego desaparecer del escenario y dejarles a disposición lo que parecía ser un trozo de cristal por el cual tanto sufrió Dudley.
-Sí! Lo logré! Toma eso jefe estúpido! – celebró el adolescente Dursley, chocando inclusive sus palmas con los pelirrojos tras hacer teletransportar a su personaje al submarino.
-Dudley! – amonestó furibunda Petunia, indignada por el lenguaje soez y vulgar que usaba su hijo.
-Fue Harry! – percatándose de su error, el robusto varón reaccionó como era usual y acusó injustamente a su primo de ojos verdes.
-Hey! – el nombrado anteriormente atinó a vocalizar un simple monosílabo a modo de queja en simultáneo que arrojaba un repasador al suelo.
-Tú vuelve a la cocina, todavía no terminas de lavar los platos- dividiendo su enfado hacia el hijo de su difunta hermana, la esposa de Vernon Dursley comandó sin margen de protesta.
-Oh...- resignado se quejó por lo bajo el pelinegro a sabiendas que su tiempo libre, originado por el pedido de Dudley en su juego más la visita de los pelirrojos, había finalizado.
Cual cenicienta con su carroza convertida de nuevo en calabaza, Harry se irguió para seguir con sus tareas domésticas a la vista de sus amigos. No es como si en verdad le avergonzara ello, pero tampoco era de gran gracia para su expediente de situaciones memorables.
-Al menos no te hacen quitar gnomos del jardín- sin moverse del lugar ya que el robusto joven continuaba jugando tranquilo, Ron habló en un tono animado a su mejor amigo.
Ignorante de cómo la única mujer presente seguía con la mirada cada una de las acciones que los pelirrojos realizaban, Potter bufó cansinamente y procedió a marcharse por los siguientes minutos para terminar lo que dejó a la mitad. Nunca lo diría en alto él, pero estaba agradecido por la diminuta dosis de normalidad que pudieron ejercer sus tíos y primo en cuanto a la magia, de otra manera todos estarían histéricos y él huyendo rápidamente para no oírlos más.
Final del primer episodio de esta serie!
Qué les pareció?
Gustó que las actitudes de los Dursley varien un poco en relación a lo que siempre conocemos de ellos?
Sorprendió que Dudley ejecutara una tregua con su primos y los pelirrojos por el videojuego?
Reconocieron qué versión era de Final Fantasy?
Petunia descubrirá algunos secretos de su sobrino?
Acaso este es el nacimiento de una amistad entre Arthur y Vernon?
Qué creen que pasará en el capítulo siguiente?
Sean amables de dejar sus opiniones, críticas, preguntas, sugerencias. Solo así puedo saber lo que piensan y cómo mejorar la historia.
Saludos, hasta la próxima y no se olviden de comentar!
PD: Les deseo un próspero Año Nuevo en caso de no verlos el domingo con alguna publicación. Pásenlo lindo y olvídense de los problemas aunque sea unas horas.
