Notas de la Autora: Holis, holis! Antes que nada, Feliz Año Nuevo! Espero hallan tenido unas felices fiestas, y espero que todos tengamos un muy prospero año (Que ya hace falta xD)!
Tenía pensado actualizar antes, pero con las fiestas y el fin de año, la verdad me fue imposible, y apenas me estoy pudiendo poner al corriente, así que disculpen! Pero aquí les traigo un nuevo capítulo que espero que sea de su agrado!
Y pasando a los agradecimientos, en verdad muchas gracias a Malena, Mrs Maral, Ludjl, Tatiana17-2004 y SofDrarry, al igual que a aquellos que me escriben como anónimos. En verdad me alegra y anima mucho a continuar, porque sé que están al pendiente y esperando la historia! Ya saben que es por ustedes por quienes la continuo, y que a todos los que puedo les respondo sus mensajes! Muchas gracia, y disfruten de la historia!
Disclaimer: Ya saben que nada de este mundo me pertenece, todo es de la queridísima J.K. Rowling, yo solo lo manipulo para mi entretenimiento :D
Capítulo 16: De Animagos, Confusiones Y Profecías
Cuando Harry y Draco llegaron a la Sala Común de Slytherin, les asombro el ambiente tan silencioso y lúgubre que había. Buscaron con la mirada a Marcus, y lo encontraron sentado en una de las butacas frente a la chimenea. Había mucha gente junto a la chimenea, todos con tazas de lo que sin duda sería chocolate caliente.
- Marcus, necesitamos hablar – le hizo saber Draco, lo que atrajo la atención de todos dado lo silencioso que estaba el lugar.
- No estoy de humor ahora, Draco – le respondió éste suspirando pesadamente, sin mirarlo en ningún momento, con la mirada fija en la chimenea, una mirada bastante decaída – Luego –
- Pero tenemos que hablar de esto ahorita – intervino Harry, lo que hizo suspirar pesadamente a Marcus.
- Luego – repitió sin ánimo.
- Luego quizás puedan ponernos excusas para no darnos la victoria de este partido – le increpo Harry con seriedad.
- ¿Victoria? – repitió Marcus mirándole confundido pero interesado - ¿Cuál victoria?, el partido será pospuesto y tendremos que volver a jugarlo más adelante – añadió con frustración.
- ¡Eso es lo que tenemos que evitar! – le explicó Harry con cierta exasperación – ¡El partido se terminó poco antes de que los Dementores atacaran! –
- ¿Qué estas queriendo decir? – preguntó Marcus ahora más atento.
- ¡Que Harry agarro la Snitch antes de que los Dementores entraran al campo! – le aclaró Draco ligeramente exasperado. Sin duda el ataque de los Dementores no dejaba procesar con la suficiente rapidez a Marcus.
- ¿Estás hablando en serio? – quiso confirmar pese a todo Marcus, aunque ya sonreía.
- Si – respondió Harry, escuchando como alrededor de ellos comenzaban a levarse murmullos.
- ¡Entonces ganamos! – exclamó un niño de primero.
- ¡Debemos decirle a Snape, Marcus! – se apresuró a decirle Adrian.
- Si, ¡Lo sé, lo sé! – confirmó Marcus que ya no podía dejar de sonreír – Vamos Harry, debemos decirle esto al Profesor Snape – y decidido, comenzó a abrirse paso entre los alumnos.
No sólo Harry lo siguió, también lo hicieron el resto del Equipo y varios estudiantes que querían saber cómo terminaría aquello. No tardaron mucho en llegar a la Oficina de Snape, que al abrir la puerta, alzo una ceja ante la numerosa comitiva.
- Espero que lo que les tenga aquí sea lo suficientemente importante – les advirtió con voz peligrosa. La verdad no estaba de humor; Había aún mucho trabajo por hacer, y los Dementores solo habían complicado más las cosas.
- Lo es señor – le aseguró Marcus sonriendo ampliamente cual perro de caza – Harry me acaba de informar que antes de que los Dementores entraran al Campo, el atrapó la Snitch –
Ante aquellas palabras, Snape dirigió su atención al moreno, alzando de nuevo una ceja.
- ¿Es eso verdad? – le preguntó.
- Si señor – confirmó Harry sin dudarlo – La sujete por un momento, pero Diggory y yo chocamos, así que termine soltándola y después los Dementores irrumpieron en el Campo –
Snape sopeso aquellas palabras.
- Bien, hablare con el Profesor Dumbledore de esto, pero tendremos que esperar un poco antes de saber si nos darán la victoria – les explicó.
- ¿Cuánto? – se animó a preguntar un chico de quinto.
- No lo sé, quizás uno o dos días. El Profesor Dumbledore está muy ocupado en estos momentos – les dijo Snape, lo que hizo que se elevaran murmullos de emoción entre los alumnos ante la perspectiva de pronunciarse victoriosos - ¡Pero no quiero que digan nada de esto a otras Casas! – les advirtió, guardando silencio al escuchar pasos apresurados que se dirigían a donde estaban, segundos antes de que la Profesora McGonagall y Hermione doblaran uno de los pasillos.
La Profesora miro curiosa la comitiva, antes de acercarse a Snape, que la miraba curioso.
- ¿Puedo tomar prestados un momento al señor Malfoy y al señor Potter? – le preguntó, y apenas una mirada fue suficiente para que Snape supiera lo que pasaba.
- Harry, Draco, vayan con la Profesora, ¡Los demás a la Sala Común! – les ordeno, y todos comenzaron a moverse de inmediato.
Harry y Draco se separaron del resto y se acercaron a la Profesora con curiosidad.
- Vamos – fue todo lo que ésta les dijo, y comenzó a caminar, guiándoles para el asombro de ambos, por los mismos corredores de las mazmorras hasta una sección a la que nunca habían entrado, y que de hecho no sabían que existía, pues estaba cubierta por un tapiz que desembocaba en muchos otros pasillos y puertas, sólo entonces Minerva se detuvo en medio de uno de los pasillos, volviéndose para mirarles – Es el momento – les hizo saber – La tormenta es perfecta para intentar la transformación, pero antes les hare algunas pruebas para medir su estabilidad mágica luego de lo sucedido con los Dementores, porque es muy probable que sobre todo tú no vayas a poder hacerlo, Harry –
Harry sintió como si le hubieran golpeado en el estómago sacándole todo el aire al escuchar aquello. Por fin llegaba la oportunidad, y él quizás no podría intentarlo. Apenas y pudo asentir con la cabeza, rogándole a los dioses que su magia estuviera lo suficientemente estable como para intentarlo.
- Pasaremos a esta aula para la prueba. El Profesor Lupin y Sirius ya nos espera; Ellos me ayudaran a medir la estabilidad de su magia. Si su magia es lo suficientemente estable para intentarlo, pasaremos a cada una de las aulas donde están las pociones para comenzar la última parte del proceso. Les recuerdo que esto debe ser en completo orden y silencio para no perturbar la poción – y diciendo así, entro al aula indicada, donde en efecto estaban Remus y Sirius que agito la mano animado.
- Pensé que te habías ido ya – comentó Harry sonriéndole, feliz de verlo aún ahí.
- Minerva necesita un par de manos más, y como Snape está ocupado, me ofrecí – le explicó Sirius orgulloso de sí.
- Bueno, la prueba será sencilla – les explicó Minerva – No debemos perder el tiempo o la tormenta terminara. Se trata de crear un escudo. Nosotros vamos a usar magia de distintos tipos, para ver qué tan resistente es el escudo. Recuerden que un escudo es el reflejo de la concentración, el control, y el nivel mágico de cada individuo. Cuando una persona está inestable, los escudos duran mucho menos de lo que habitualmente duran, y son más endebles, así que trabajaremos sobre eso. Señorita Granger, quédese conmigo, yo la evaluare a usted –
Hermione asintió con la cabeza y se puso delante de la Profesora.
- Yo te evaluare a ti, Cachorro – le hizo saber Remus, y Harry se acercó hasta quedar frente a él.
- Así que eso me deja a mí para evaluarte a ti, pequeño Draco – comentó Sirius.
- No tengo problema – le hizo saber Draco, que estaba más emocionado por aquel suceso, así que se apresuró a acercarse.
- A mi señal alzaran los escudos. Traten de mantenerlo todo lo que les sea posible – les indico Minerva – Uno, dos, ¡Ahora! –
- ¡Protego! – exclamaron los tres casi al mismo tiempo, y tres distintos escudos se alzaron. El escudo de Harry fue brillante, de una tonalidad casi dorada. Por otro lado, el escudo de Hermione era de un tono azulado casi translucido, mientras que el de Draco era de un azulado fuerte y casi sólido.
Ninguno de los adultos dijo nada y comenzaron con la prueba. Agitaron sus varitas y comenzaron a lanzar distintos hechizos de forma suave contra los escudos. Algunos eran de un solo impacto, mientras que otros los mantenían por un breve momento. El primer escudo que cedió fue el de Hermione, que había intentado por todos los medios mantenerlo, y cuando el mismo se rompió, cayo de rodillas, sintiéndose ligeramente agotada, mareada, pero sobre todo bastante frustrada.
- Hablaremos después sobre su magia, señorita Granger – le hizo saber Minerva antes de mirar a los otros dos chicos, pero apenas unos minutos después el escudo de Harry que al inicio había sido de un dorado intenso, comenzó a cambiar de color, perdiendo aquel brillo intenso de color dorado, haciéndose de una tonalidad azuladas que iba volviéndose translucido, antes de desvanecerse, lo que hizo suspirar al moreno pesadamente.
- Tu magia es muy fuerte, Harry, pero ahora no está muy estable, seguramente por lo que paso con los Dementores – le explicó Remus tratando de animarlo – Descuida, la siguiente vez seguro podrás hacerlo, no tengo dudas de ello –
- Sólo me gustaría que la siguiente vez no vaya a tardar tanto – comentó Harry con tristeza antes de mirar a Draco. Su escudo resistió todas las pruebas, aunque fue haciéndose de una tonalidad más transparente. Al final, cuando Sirius termino, asintió con la cabeza.
- Puede hacerlo – le hizo saber a Minerva, que asintió con la cabeza mientras Draco sonreía.
- Si me sigue señor Malfoy – le pidió Minerva – Los demás si quieren podrán esperar afuera de la cámara –
- ¿No podremos pasar a verlo? – preguntó Harry asombrado.
- Lo mejor es que no – le respondió la bruja negando con la cabeza – La primera vez siempre es la más complicada, así que mientras menos presión tenga el señor Malfoy será mejor –
- Eso es cierto, Cachorro – convino Sirius acariciando su espalda – Mientras menos presión tenga el pequeño Draco mejor le irá. Nosotros podemos esperar fuera, y si al joven Malfoy le va bien, esperaremos que salga en su forma Animaga –
Harry suspiro derrotado al escuchar eso, antes de mirar a Draco con firmeza.
- ¡Pero debes salir en tu forma Animaga para poder verte! – le exigió a Draco, que sonrió divertido ante aquel pequeño berrinche de Harry. Era otra faceta del ojiverde que no había visto, pero que tampoco le molestaba.
- Lo hare – le prometió, lo que hizo sonreír a Harry y por ende a él mismo.
- Vamos señor Malfoy – le apremio la Profesora, y todos salieron de la Cámara, pero sólo Draco y Minerva entraron a otra que estaba a dos puertas. Los demás se quedaron afuera esperando.
- No te preocupes Herm, seguro podremos intentarlo después – intento animarla Harry al verla tan callada y decaída.
- Me habría gustado intentarlo hoy como Malfoy – se quejó la chica suspirando derrotada.
- Si, a mí también – convino Harry mirando a la puerta.
- Pero tú no pudiste porque te atacaron los Dementores. A mí no me paso así, debería haber podido – siguió quejándose la chica.
Harry la miro de reojo un poco, antes de regresar la vista a la puerta de la Cámara donde Draco había entrado.
- Quizás estas estudiando mucho, ¿No crees? – sugirió.
- ¿Eso que tiene que ver? – le preguntó la chica confundida.
- Tendría mucho que ver si estas esforzándote mucho en el estudio – se animó a intervenir Remus sonriéndole amable a la chica ante su confusión – Cuando estudiamos mucho, hay un desgaste, quizás no físico, pero si mental, además, si estás practicando usando magia como parte del estudio, eso causa un desgaste mágico. Deben recordar que también están teniendo más clases extra que sus demás compañeros no tienen, y que eso genera un desgaste mayor en ustedes, por eso el descanso y las comidas son muy importantes, para poder nivelar su estado mental, físico y mágico –
La chica suspiro pesadamente y se recargo en la pared. No podía decir a los otros que aparte de todo eso, ella estaba llevando el doble de clases que Harry y Malfoy.
- Descuida, ya tendremos nuestra oportunidad de intentarlo – la intentó animar Harry, pero aunque Hermione le sonrió y asintió con la cabeza, la verdad es que no estaba tan segura de poder lograrlo, sobre todo porque sabía que lejos de disminuir, su ritmo solo aumentaría cuando comenzaran las clases para poder invocar al Patronus, sumándose de esa forma a su larga lista de deberes…
Después de aquella charla siguieron esperando por lo que fueron largos minutos, a veces hablando de cosas sin demasiada importancia, a veces en silencio, hasta que en un punto Harry tuvo que estirarse, cubriéndose la boca cuando no pudo evitar el bostezo.
- Si te sientes cansado, lo mejor sería que te fueras a descansar, Harry – le sugirió Remus.
- Si, recuerda que recientemente tuviste un encuentro con Dementores – añadió Sirius.
- Lo sé, pero me gustaría ver si Draco lo consiguió – les explicó Harry mirando hacía la puerta antes de regresar su vista a los adultos - ¿Cuánto más puede tardar? –
- Realmente depende de su nivel de concentración – le hizo saber Sirius – Su nivel mágico es bueno, así que solo depende de que pueda concentrarse, y sobre todo de que no falle. Minerva puede ayudarlo si falla y toma una forma incorrecta, pero luego de fallar una primera vez, volver a intentarlo se vuelve algo más difícil, sobre todo porque mentalmente se pierde una cierta confianza, y conforme más veces falles, más difícil será que lo consigas –
- ¿Tu y mi papá fallaron? – quiso saber curioso.
- Al inicio – le respondió Sirius sonriendo divertido al recordar aquello.
- ¿Y cómo le hicieron si nadie sabía? – se animó a preguntar Hermione.
- Fue simple. Le dijimos a la Enfermera que aquello lo causo un hechizo que conjuramos mal – le explicó el ojigris – Aunque fue épico ver a James tratando de caminar con una pata de ciervo y el lado derecho de una cornamenta –
- También fue divertido verte tratar de ocultar las orejas y la colita de perro que te salieron – no pudo evitar comentar Remus sonriéndole divertido a Sirius.
- ¡Remus! – se quejó éste apenado, escuchando a Harry y Hermione reírse. Estaba por decir algo, cuando de pronto la puerta se abrió.
Minerva salió, y ante el silencio y las miradas expectantes que encontró, les sonrió divertida. Se hizo a un lado, y apenas pocos segundos después, vieron deslizarse por el suelo a una serpiente blanca de no más de 60 centímetros de largo.
Cuatro jadeos asombrados se escucharon, y la serpiente se detuvo en el quicio de la puerta, elevándose para poder mirar mejor a los otros.
- ¿En verdad es Malfoy? – no pudo evitar preguntar Hermione, ante lo que la serpiente siseo.
Todas las cabezas se voltearon hacía Harry, que se rio divertido.
- ¿Qué dijo? – quiso saber Sirius.
- Dice que si es él – respondió Harry mirando a la blanca serpiente, aunque en realidad Draco había dicho "Más vale que lo creas, Granger" – Bueno, supongo que nadie se esperaba que fueras a ser precisamente una serpiente – comentó divertido mientras se acercaba.
- ¡Harry! – le llamó Hermione preocupada.
- Debería asustarla – siseo Draco mirando fijamente a Hermione, que se removió inquieta.
- No la asustes – le reprendió Harry, pese a todo sonriendo divertido de la situación – Tranquila Herm, no va a mordernos – le aclaró mientras estiraba el brazo mirando a la serpiente – Sube, será más cómodo –
Draco no lo dudo y se deslizo hacía el brazo de Harry, sintiéndose orgulloso de haber podido lograr la transformación, aun cuando había sido bastante difícil aquella primera vez, pero sobre todo, feliz de que aun dentro de su forma Animaga, aún podía comunicarse con Harry, además, como serpiente, escuchar a Harry hablar Pársel era mucho más cautivante que como humano.
Hermione volvió a jadear al ver a la serpiente subir por el brazo de Harry, incluso Sirius se removió inquieto; Sabía que era Draco, por lo que decía su Cachorro no había duda, y no creía que lastimara a Harry, pero no podía evitar sentirse preocupado de que su Cachorro tuviera una serpiente seguramente venenosa subiéndose por su brazo.
- Bueno, supongo que nadie puede decir que el pequeño Draco no es Slytherin hasta los huesos – comentó encogiéndose de hombros, tratando de restarle importancia a aquello.
- Y que lo digas – comentó Harry divertido, volviéndose a ellos mientras Draco se acomodaba sobre los hombros de Harry cuan larga era.
- Es una imagen un poco inquietante – comentó Hermione.
- Pero yo tengo una duda – intervino Remus mirando a Harry – Creí que no podías evitar hablar Pársel cuando mirabas a una serpiente, pero has estado mirando a Malfoy, y has estado hablado tanto Pársel como inglés –
Harry se sobresaltó ligeramente al escuchar eso.
- ¿En serio? – preguntó, tratando de hacerse el despistado mientras se rascaba la mejilla con uno de los dedos.
- Si, ahora que lo mencionas es verdad – confirmó Sirius mirando curioso a Harry.
- Te descubrieron – siseo Draco.
- Si, ya me di cuenta… - murmuró en siseos también Harry, y en ese momento no estaba mirando a Draco, sino a Remus y Sirius, sabiendo que no iba a tener sentido fingir que no era así.
- Y parece que también puedes hablar Pársel sin necesidad de mirar a una serpiente, ¿Cómo es que aprendiste? – quiso saber Remus al ver aquello, y Harry suspiro resignado.
- He estado teniendo clases con Salazar – les explicó.
- ¿Clases?, ¿Cuándo?, ¿Y porque no nos habías dicho? – quiso saber Sirius.
- Bueno, fui más bien obligado por Salazar, y como tampoco era algo que realmente me importara, no le vi mucha importancia a comentarlo – les explicó, sin querer mencionar que muchas de las veces que salía a las sesiones, era en horarios no permitidos, como había pasado en segundo año – Además, aun me falta para poder dominarlo, apenas estoy en la parte media según Salazar, pero dice que una ventaja del Pársel es que al ser Hereditario, se puede dominar en poco tiempo con la suficiente practica –
- Vaya… - murmuró Sirius – Dos sorpresas en una… –
- Sin duda lo es – confirmó Minerva – Pero creo que es hora de que todos regresen a sus Salas Comunes, así que señor Malfoy, por favor regrese a su forma Humana como lo ensayamos –
Harry se puso en cuclillas y extendió el brazo hacía el suelo para que Draco pudiera bajar, y una vez en el suelo, siseo lo que a Harry le pareció como si aspirara aire, antes de cerrar los ojos. Todos guardaron silencio, observando expectantes, hasta que minutos después, Draco volvió a adoptar su forma Humana. Abrió los ojos, y suspirando, movió los hombros como si de esa forma pudiera quitarse esa sensación de estreches.
- Vaya, eso estuvo genial – comentó Harry sonriéndole, lo que hizo también sonreír a Draco.
- Lo mejor es que pese a ser un animal, hay alguien que puede entenderme – comentó.
- Si, eso es verdad – confirmó Sirius – A veces es la parte mala de ser un animal, no pueden entenderte y no puedes comunicarte de manera óptima –
- Espero poder intentarlo pronto – se lamentó Hermione.
- Sobre eso me gustaría tener unas palabras con usted, señorita Granger – le hizo saber Minerva, lo que hizo que la castaña se removiera incómoda. Sabía qué era lo que la mayor querría hablar – Yo la llevare a la torre – les dijo a Sirius y a Remus - ¿Pueden llevar a Harry y el joven Malfoy a su Sala Común? –
- Sin problema – le aseguró Sirius – Vamos chicos – y dándose media vuelta, siguió a Remus, pues él no conocía muy bien el camino a la Sala Común de Slytherin.
- Nos vemos Herm – se despidió Harry siguiendo a los otros dos, y Draco solo alzo la mano en señal de despedida antes de seguir a Harry.
- Vamos, señorita Granger – le indico la Profesora comenzando a andar, por lo que la chica le siguió incomoda con la plática que sabía que se avecinaba, pero la Profesora no dijo nada por largos minutos, hasta que estaban subiendo una de las muchas escaleras – Imagino que entiende porque no pudo presentar la prueba –
- El Profesor Lupin me lo explicó – comentó incomoda – Dijo que si estoy estudiando mucho, eso me genera un desgaste, un cansancio mental, y que si aparte estoy usando mi magia en hechizos mientras estudio, eso me genera un desgaste mágico –
- Así es – confirmó Minerva sin dejar de caminar – He visto que tomaste todas las clases, y según las evaluaciones de los Profesores, vas bien –
Hermione sonrió orgullosa al saber eso.
- Me esfuerzo mucho – le aseguro.
- No me queda duda de ello, lo veo en los reportes que hacen los Profesores, y en cómo está afectando a tus amistades – comentó la Bruja, ante lo que Hermione se removió incomoda, pero como no dijo nada, McGonagall continuo – El conocimiento es algo muy importante, señorita Granger, y un arma muy poderosa si sabe usarse, pero hay cosas más importantes y valiosas que no es sabio perder de vista, como lo es la amistad, amistad verdadera y sincera, gente en quien realmente pueda confiar y apoyarse. De nada le sirve el conocimiento, si no tiene nadie con quien compartirlo. Recuerde bien mis palabras – y se detuvo, haciéndose a un lado para permitir que la chica viera que ya habían llegado al retrato de la Dama Gorda – Entre –
Hermione asintió con la cabeza y entro. Sin saber que decir ante aquellas palabras, pero sin dejar de poder pensar en ello.
Como había prometido, Snape fue con Dumbledore para que la Snitch fuera revisada, y apenas dos días después, se declaró la victoria para Slytherin ante una escuela muy confundida. Aunque se explicó la razón, muchos alumnos creyeron que era una mentira por parte de las Serpientes para quedarse con la victoria; No fue hasta que Diggory acepto que Harry había atrapado la Snitch unas milésimas de segundo antes, que dejaron de acusar a los Slytherin de tramposos, pero a Harry no le gusto que el Hufflepuff hiciera hincapié cada que contaba aquello, en que su mano era tan pequeña y suave, que él pensó que había atrapado la Snitch, y sólo se dio cuenta que no era así cuando chocaron y Harry abrió la mano liberando la verdadera Snitch.
Aquellos comentarios comenzaron a poner a Harry de mal humor, sobre todo porque el resto de los estudiantes comenzaron a hacer burla de ello.
- Cuidado Harry, no se vayan a dañar tus delicadas manitas por usar los cubiertos – se burló Ron una mañana, haciendo que el grupito de Gryffindor que siempre le seguía se riera, a excepción de Neville.
- Siempre tan falto de inventiva Ron – comentó Harry fastidiado – Pero bueno, no creo que se pueda pedir demasiado de ti, ¿Verdad? –
- ¡¿Qué?!, ¡¿Qué estas tratando de decir?! – le increpo Ron furioso. Sacó su varita, y al punto, el grupito de Slytherin saco sus varitas, algo que hicieron también los Gryffindor.
- Lo que escuchaste, Ron. Sólo repites una y otra vez lo que ya otros han dicho – le explicó Harry con frialdad– Supongo que inventar cosas nuevas debe ser muy difícil, cuando eres el ultimo de tu familia con oportunidad alguna para innovar en algo, ¿Verdad? –
Los Slytherin se rieron, y Ron, furioso, agito su varita.
- ¡Expelliarmus! – exclamó Harry más rápido que él, y la varita del pelirrojo voló por los aires cayendo en su mano – Ahorremos la pérdida de tiempo – le dijo con fastidio, y tirando la varita al suelo, siguió su camino al Gran Comedor mientras los Slytherin se burlaban.
- Déjalo en paz, Ron – le pidió Neville, alcanzándolo para tomar su mano cuando lo vio recoger la varita y apuntar de nuevo al chico – Sólo nos meterás en problemas. Ya vienen las vacaciones. Vayámonos sin perder más puntos –
- ¡Eres tan cobarde! – le espetó Ron zafándose de su agarre - ¡Y te haces llamar a tu mismo Gryffindor! – y furioso, paso a su lado golpeando su hombro antes de seguir su camino al Gran Comedor, siendo seguido por el resto del grupito que murmuraba entre sí.
Neville se quedó ahí, suspirando pesadamente mientras veía a sus amigos alejarse. Realmente ya no tenía ganas de entrar al Gran Comedir.
- No lo eres – le aseguro una voz que él conocía, y cuando se volvió, vio a Ginny ahí – No creas lo que te dice. No eres un cobarde. También parte de ser Gryffindor es saber ser honorable. Si hay alguien aquí que no sabe ser un Gryffindor, es él, buscando problemas y peleas con otros, buscando mostrar su superioridad dañando a otros. Eso no es muy Gryffindor –
- Supongo que no – comentó Neville suspirando pesadamente.
- Será mejor que cuides el camino que sigues. Siguiendo a mi hermano no creo que te vaya a ir muy bien. Recuerda lo que te digo: Algún día de estos va a meterte en un lio serio – le sugirió la pelirroja antes de seguir su camino al Gran Comedor mientras Neville la seguía con la mirada desanimado.
- Animo pequeño León – le dijo otra voz suave y casi fantasmal que le hizo sobresaltar, y al volverse, vio a la chica rara de la que todos se burlaban, aquella rubia que parecía estar en las nubes – Aun estas creciendo, es normal equivocar el camino, pero también es muy importante que definas quién quieres ser –
- Eh… Si… - comentó Neville sólo por decir algo, porque realmente no había entendido lo que la chica había querido decir, mucho menos con esos enormes lentes que traía y cubrían casi todo su rostro, haciéndole distraerse completamente de sus palabras.
- Tomaras el camino correcto. Hay mucho valoren y honor en ti – le aseguró la chica luego de mirarle de arriba abajo, sonriéndole antes de marcharse, dejando a un muy confundido Neville ahí.
- Vele el lado bueno, Harry, ya vienen las vacaciones de navidad – observo Blaise.
- Quizás cuando regresen se hayan olvidado de este tema – comentó Millicent.
- Eso espero – mascullo Harry – Por primera vez me arrepiento de haber matado al Basilisco –
Draco se rio al escuchar eso, Pansy siguió comiendo tranquila aunque negó suavemente con la cabeza, y el resto de los Slytherin se miraron confundidos.
- Lo dices como si realmente hubiera pasado – no pudo evitar comentar Vincent.
- ¿Por qué tendría que mentir sobre eso? – quiso saber Harry.
- Bueno, matar a un Basilisco siendo apenas un estudiante de segundo es… Cuando menos imposible – observó Theodore.
- Nadie dijo que hubiera sido fácil. Casi nos mata a mí y a Draco, ¿Verdad? – le preguntó Harry al rubio, que asintió con la cabeza mientras picaba una salchicha. Ambos actuaban como si hablaran de algo sencillo como el clima, lo que no permitía ver a los demás, si lo que estaban contando era verdad o una broma.
- ¿Y según tú como le hiciste? – quiso saber Blaise aún escéptico.
- ¿Para qué quieres que te diga si no van a creerme?, se los dije al final de segundo año y no me creyeron – le recordó Harry displicente.
- Bueno, no puedes culparnos si inclusive queremos pruebas, Harry – comentó Millicent mirándole con un brillo particular en sus ojos, que hizo que Harry la mirara alerta. No le había pasado por alto las palabras que uso – Como bien dijo Theodore, matar a un Basilisco siendo apenas un estudiante de segundo debería ser cuando menos imposible, y una gran hazaña de la que cualquiera querría aunque sea un poco de crédito, ¿O no? –
- No, yo no – le aseguro Harry, y con esa misma indiferencia se metió un trozo de papa a la boca.
- ¡Ush!, a veces es exasperante esa parte Gryffindor en ti – mascullo Blaise, lo que hizo que Harry sonriera orgulloso.
- ¿Pero en verdad mataste un Basilisco? – quiso saber Gregory mirando a Harry, que sólo asintió con la cabeza.
Todos volvieron a mirarse entre sí confundidos, pero decidieron dejar el tema por la paz. Seguía pareciéndoles demasiado fantasioso, pero Harry y Draco parecían muy seguros de ellos. Volvieron su atención al desayuno, cuando algunos minutos después, Harry dejo el suyo y se paró tomando su mochila.
- ¡¿A dónde vas?! – quiso saber Draco alerta.
- Necesito hablar con alguien – le respondió simplemente Harry, y echándose la mochila al hombro, salió apresurado.
- ¡Rayos! – mascullo Draco, y dejando su plato también, se apresuró a pararse.
- Corre que se va tu Serpiente – le animó Pansy divertida cuando Draco paso a su lado, y al escuchar el gruñido que dio, ella y Millicent rieron divertida.
- Como te gusta molestarlo – comentó Theodore negando con la cabeza mientras seguían desayunando.
- Yo sólo espero que no se le haga tarde. Deben recordar que tenemos Adivinación y está muy lejos – comentó Blaise mirando a Draco salir del Gran Comedor.
Cuando Draco alcanzó a divisar por fin a Harry, éste estaba con Diggory diciéndole algo. Estaba por acercarse para ver qué sucedía, cuando vio al Hufflepuff inclinarse hacia el oído de Harry. Harry dio un paso hacia atrás alejándose, obviamente aquel acto le había tomado por sorpresa, aun cuando no podía ver su rostro porque el pelinegro estaba de espaldas a él, pero si podía ver la sonrisa en los labios de Diggory, una sonrisa que no le gusto en lo absoluto. Cuando le vio tomar uno de los negros y alborotados mechones de Harry, no dudo y termino de acercarse.
- ¡Harry, te estaba buscando! – exclamó para llamar la atención de ambos.
Harry salto y se volvió hacía él alejándose dos pasos más de Diggory, rojo como Draco nunca lo había visto, mientras que Diggory parecía divertido. Arrugo el ceño y termino de acercarse.
- Recuerda que tenemos Adivinación y queda lejos. Es mejor no retrasarnos – le recordó a Harry, aunque su mirada fría no se apartó del Hufflepuff, que a su vez le miraba con curiosa diversión.
- Es verdad… - dijo simplemente Harry, rascándose el antebrazo incómodo.
- Anda, vamos – le apremió Draco, y sin querer evitarlo, tomó su mano y se lo llevo de ahí, no sin antes darle una mirada de advertencia al otro chico.
Harry no dijo más y se dejó llevar en silencio, aun tratando de asimilar lo que había pasado, y algo por el estilo le sucedía a Draco. Estaba furioso, indignado, con ganas de llenar de maldiciones a Diggory, pero entonces se dio cuenta que irónicamente no tenía el derecho de hacer nada de eso porque Harry y él no eran nada. Se estaba comportando como el novio celoso sin ser el novio, es más, no tenía la certeza de que Harry no hubiera ido a buscar a Diggory para hablar con él movido por un interés romántico, y si eso era así, él solito estaba poniéndose en ridículo… Suspiro pesadamente, y entonces se detuvo, lo que hizo que Harry, que aún venía sujeto por él, también se detuviera un poco confundido.
- ¿Qué pasa? – le preguntó, y aunque Draco abrió varias veces la boca para preguntarle si a él le interesaba Diggory, al final no pudo armarse de valor.
- No, nada – le dijo negando con la cabeza – Vamos o llegaremos tarde – y sin soltar en ningún momento la mano de Harry, siguió guiándolo hasta el aula de Adivinación.
Ahí pese a todo no pudo prestar atención, aun cuando aquellas clases generaban en todos un reverencial temor. La mayoría de los alumnos rogaban que la Profesora pasara de largo su mesa, ignorándolos durante toda la clase de ser posible, porque la mayoría de las cosas que vaticinaba no solían ser positivas. Para asombro de todos, la clase fue bastante más tranquila, y esta vez, la Profesora no dio ni una sola de sus advertencias cotidianas.
- Sé que están preguntándose porque hoy no he hecho ninguna profecía – comentó Trelawney al finalizar la clase – Considérenlo un regalo de navidad de mi parte. Y ahora pueden retirarse. Felices fiestas –
Todos se apresuraron a guardar sus cosas para marcharse antes de que la Profesora cambiara de opinión, pero de pronto, ésta se paró en seco a mitad del aula, sin moverse ni un solo centímetro como si hubiera sido petrificada. Los estudiantes se miraron entre sí, y más de uno termino de guardar sus cosas para irse sin siquiera mirar atrás.
- ¿Profesora? – le preguntó Harry.
- ¡Déjala Harry! – le chillo Pansy lo más bajito que pudo - ¡No la molestes!, ¡No vaya a cambiar de opinión y profetizar algo terrible! –
- ¡Si Harry, no nos vaya a hacer una profecía desastrosa para la navidad! – agregó Millicent en el mismo tono.
Harry las miró, pero negó con la cabeza.
- Están exagerando – les dijo, y apenas vieron que el pelinegro se acercaba a la Profesora, algunos otros de los pocos alumnos de Slytherin que quedaban se apresuraron a irse, quedando solo en el aula Blaise, Theodore, Vincent, Gregory, Pansy, Millicent y Draco junto con Harry.
- Quizás sólo quiere asustarnos… - comentó Blaise en un murmullo, tratando de mostrar una tranquilidad que era obvio que no sentía.
- Quizás… - convino Theodore, sin ser capaz de alzar la voz tampoco.
- Profesora, ¿Está bien? – le preguntó Harry, y cuando toco su brazo, sintió un escalofrió que le erizo hasta los bellos de la nuca.
Entonces la Profesora se volvió tan rápido hacía Harry, que éste trastabillo hacía atrás, y si no cayó al suelo fue porque Draco que también se había acercado, lo alcanzo a sostener. La profesora tenía la mirada perdida y la boca abierta. Pansy jadeo asustada, y ella y Millicent se abrazaron.
- Dos traidores regresaran… - dijo entonces con voz potente y áspera, una voz que para nada recordaba a la voz etérea que siempre trataba de hacer la Profesora – Cada uno tomará su decisión, y entonces volverán a servir… La lealtad de uno concedida por voluntad. La lealtad del otro vacilante y temerosa. Dos traidores están por regresar… –
Ninguno de los chicos fue capaz de moverse cuando la Profesora dejo de hablar e inclino la cabeza hacia adelante. Todos estaban atónitos de lo que acababan de presenciar, y entonces, cuando la profesora alzo la mirada, todos brincaron, incluso Pansy y Millicent gritaron.
- ¿Qué sucede? – les preguntó la Profesora confundida.
- Usted… Usted… Dijo… - pero entonces confundido, Harry se volvió hacía Draco que aun lo sostenía por los hombros - ¿Eso fue una Profecía? – le preguntó.
- No lo sé, jamás he escuchado una… Pero eso fue… Aterrador… - le respondió el rubio apenas con voz.
- Supongo que podría haber sido una Profecía, aunque yo tampoco he escuchado directamente una – comentó entonces mirando a la Profesora, que se mostró gratamente sorprendida.
- ¡Oh!, ¡¿En serio?! – le preguntó – Hace tiempo que no tenía una visión del futuro lejano. Es decir, visiones del futuro cercano son más fáciles de tener, pero del futuro lejano requiere más concentración y magia. La última que tuve fue hace 13 años – y miró a Harry, que se removió ligeramente incómodo.
- Pero entonces… ¿Eso fue una Profecía? – quiso saber Pansy curiosa – ¿A qué haría referencia? Hablaba de dos traidores –
- Es difícil saberlo mi niña – le respondió la Profesora – Muchas Profecías se investigan por años, y no las comprendemos hasta una vez que pasan y es imposible evitarlas. Harry, querido, ¿Podrías acompañarme con el Profesor Dumbledore?, es importante tener a un testigo de dicha profecía –
Harry apenas y pudo asentir con la cabeza.
- Muy bien. Los demás pueden marcharse – les indico antes de mirar a Harry – Vamos por favor – y comenzó a caminar a la salida.
Todos se apresuraron a guardar sus cosas y seguir a la Profesora. En el punto donde se separaban sus caminos, Blaise, Theodore, Vincent, Gregory, Pansy y Millicent se encaminaron a su siguiente clase. A nadie le asombro que Draco siguiera a la Profesora y a Harry, que hicieron un camino silencioso hasta que llegaron a la gárgola, donde Trelawney dio la contraseña. La gárgola se movió, y los tres pudieron entrar. Cuando llamaron a la puerta, Albus les dio permiso, mirando a la comitiva con curiosidad.
- ¿A sucedido algo? – preguntó.
- Podría ser que si – le respondió la mujer sonriendo con una mística y satisfactoria sonrisa – Parece ser que dije una Profecía –
- ¿Una Profecía? – repitió Dumbledore interesado.
- Si. Entre en trance, pero Harry me lo dijo – le confirmó, lo que hizo que Dumbledore mirara a Harry.
- ¿Me dejarías verlo? – le pidió, y Harry, que sabía a lo que se refería, asintió con la cabeza y aspiro aire, soltándolo suavemente para relajar sus defensas, que poco a poco comenzaban a ser más firmes a la hora de proteger su mente.
Dumbledore entro en aquella mente, y aunque sentía curiosidad, miró únicamente el recuerdo que ya se le presentaba frente sí. Escuchó atentamente, y cuando el mismo término, por educación salió de la mente del chico sin ver nada más.
- Una Profecía en forma – confirmó asintiendo con la cabeza – Y completamente misteriosa. Curioso que 13 años después se diera –
- El numero 13 es importante – le recordó Trelawney.
- Lo sé – convino Dumbledore asintiendo con la cabeza antes de mirar a Harry y a Draco – Quiero presentarles formalmente a Sybill Trelawney como nuevo miembro de la Orden del Fénix –
Harry y Draco miraron a la mujer con sorpresa.
- Luego de lo que vio aquella vez que te sangro la nariz, considere que lo mejor era hablar con ella, y decidió unirse a la causa, aunque cubrirá unos aspectos más etéreos, como justamente lo Profético – les hizo saber Dumbledore a los chicos.
- Mi primera Profecía para la Orden – comentó la Profesora orgullosa.
- Vaya… Bienvenida entonces – le dijo Harry, ante lo que la mujer le sonrió.
- Creo que por ahora deberían volver a su siguiente clase. Comenzaremos a investigar sobre esta nueva Profecía – les hizo saber Dumbledore, pero Harry no se fue, por el contrario, se acercó dos pasos más al escritorio de Dumbledore.
- Señor, ¿Es probable que la Profecía hablara de Regulus y Peter? – le preguntó.
- Podría ser, al igual que podría no ser, Harry – le respondió Dumbledore pensativo – Habla de dos traidores, y no sabemos si ellos puedan entrar completamente en esa descripción, o se trate de alguien más. Por eso mismo la Profecía debe investigarse cuidosamente y a fondo, porque se pueden cometer errores en la interpretación si te dejas llevar por solo tu entorno. Por ahora será mejor que regresen a sus clases, y te agradecería si le pidieras a tus otros compañeros que no comenten nada –
Harry asintió con la cabeza, y junto a Draco, salieron de ahí, aún con aquella Profecía en mente.
