GOURMET DE SECRETOS
CAPÍTULO 2
Cuando Makoto vio a Masato enfurecido acercarse apresuradamente al taxi, el pánico la invadió. Sus manos temblaban mientras observaba cómo él intentaba abrir la puerta. Por fortuna, el taxista encendió el auto rápidamente y arrancó del lugar antes de que Masato pudiera atraparla.
Cuando el auto se alejó del lugar, Makoto se acurrucó en el asiento trasero del taxi, sollozando mientras el vehículo avanzaba lentamente por las calles de la ciudad. Apenas podía distinguir los edificios que pasaban debido a las lágrimas que nublaban su visión.
—¿Está bien, señorita? —preguntó el taxista, llenando con su voz el silencio del auto.
Makoto negó con la cabeza, incapaz de contener el torrente de emociones.
—No... no me casé —dijo entre sollozos—. Hace unas horas descubrí que... que mi prometido me engañaba. Con una de mis amigas. Lo amaba tanto, y me rompió el corazón.
El taxista la miró a través del espejo retrovisor, sus ojos verdes con destellos azules reflejaban algo que parecía una mezcla de comprensión y compasión. De pronto, sacó una caja de pañuelos del compartimento delantero y se la ofreció a Makoto.
—Lo siento mucho. No puedo imaginar el dolor que debe estar sintiendo en este momento —respondió con una calidez que Makoto no esperaba—. Pero quiero que sepa que es valiente por haber tomado esa decisión. Merece algo mejor.
Las palabras del taxista y el gesto de ofrecerle los pañuelos penetraron en el tumulto de emociones de Makoto, proporcionando un pequeño consuelo en medio del caos. Ella tomó un pañuelo y se secó las lágrimas, sintiendo un leve alivio.
—Gracias —susurró, aún temblorosa—. No sé a dónde ir. Solo quiero alejarme de aquí.
El taxista asintió. Parecía como si comprendiera su desesperación.
—No se tengo nada que hacer esta noche, así que tómese su tiempo para pensar a dónde quiere ir.
—Gracias... creo que un hotel estaría bien. No quiero ver a nadie ahora mismo. Solo necesito estar sola. Lléveme al hotel más cercano
El taxista asintió.Parecía comprender su desesperación.
—Entiendo. La llevaré al hotel Euphoria si le parece bien. Ahí podrá descansar y tener un poco de tranquilidad.
Durante el trayecto, el taxista mantuvo el silencio salvo por algunas palabras de ánimo, hasta que diez minutos después, llegaron al Euphoria.
—Recuerde que, aunque ahora está devastada, las cosas mejorarán. Solo necesita tiempo.
Cuando llegaron al hotel, Makoto se dio cuenta de algo
. —Oh, no... no tengo dinero para pagar el taxi ni el hotel —dijo en voz baja, sintiendo una nueva ola de desesperación. Además, ni miró sus pies descalzos y sintió el frío subir por su cuerpo.
El conductor giró en su asiento, manteniendo el cubrebocas puesto, y le sonrió con amabilidad.
—No se preocupe, señorita. Mi auto no es un taxi. Usted se equivocó al subirse, pero está bien. No le voy a cobrar nada.
Makoto lo miró, sorprendida.
—¿De verdad? Pero... entonces, ¿por qué hizo todo esto por mí?
El hombre sacó su billetera y le entregó suficiente dinero para pagar la noche en el hotel y algo de comida. Luego, se quitó su saco y se lo ofreció para que se cubriera del frío.
—Tome esto. Quiero que esté cómoda y segura. No hay necesidad de que me pague. A veces, todos necesitamos una mano amiga.
Makoto tomó el dinero y el saco, sintiendo una gratitud inmensa.
—Gracias... de verdad, no sé cómo agradecerle. ¿Prefiere que le pague mañana en efectivo o le haga una transferencia bancaria?
El hombre negó con la cabeza, sonriendo detrás del cubrebocas.
—No es necesario que me pague. Solo cuidese y tome el tiempo que necesite para recuperarse.
Makoto conmovida por su generosidad, añadió
—De acuerdo, pero por favor permítame hacer algo por usted. Soy propietaria de un restaurante llamado "La Hora de las Hadas". Me encantaría invitarlo una cena gratis cuando guste.
El hombre asintió, aceptando su oferta con gratitud.
—Eso suena maravilloso, gracias.
Makoto, aún curiosa y agradecida, preguntó
—¿Cómo se llama? Me gustaría saber el nombre de la persona que me ha ayudado tanto esta noche.
—Motoki —respondió él—. ¿Y el suyo?
—Makoto— Respondió ella—. Muchas gracias por todo Motoki. Fue un placer conocerlo
—El gusto es mío, señorita.
Mientras Makoto bajaba del auto y se dirigía hacia la entrada del hotel, sus sentimientos eran una mezcla de gratitud, alivio y confusión. El frío de la noche la envolvía, pero el saco de Motoki le brindaba una calidez inesperada. A cada paso, sentía el peso de las decisiones que había tomado y el dolor de la traición, pero también un rayo de esperanza que comenzaba a abrirse paso en su corazón.
Notas de autor:
Subzie: Hi, I'm glad you like this new story, and I promise I will continue "Coronas y Engaños" (Crowns and Deceptions). By the way, thank you for sharing with me that you also suffer from anxiety and depression. In my country (Mexico) these illnesses and mental health in general are very stigmatized. I hope you are well too.
Hospitaller Knight: Hola amiga. Gracias por estar aquí leyendo este nuevo fanfic. No hay mucho que decir, pero ya vas a ver cómo sigue la cosa en el próximo capítulo.
Lectores anónimos: Gracias también a ustedes
Edythe
