Aquí está en capítulo 2, espero que les guste.


Era una noche es cálida y serena en Konoha a mediados de octubre. En el techo del hospital, se podia ver en lo alto, la luna llena brilla con intensidad, Iluminando el cielo despejado. Era una vista bellisima.

Lastima que el joven rubio no estaba interesado en la vista.

Apoyado en la cornisa del techo. La mente de Boruto se encontraba echa un torbellimo de emociones, una mezcla de alegria, nervios y terror. Pronto se convertiría en padre, y aunque la idea lo llenaba de alegría, también lo aterraba.

Boruto todavía recuerda muy bien cuando Sarada le había dicho que estaba embarazada. Su mirada timida y ansiosa, sus manos templorosas al mostrarle el test de embarazo positivo. Iban a tener un bebé, un niño fruto de su amor.

Nunca habia estado mas emocionado y aterrado al mismo tiempo.

Después de enterarse (y darles las noticias a sus muy emocionados padres, suegros y amigos), Boruto se propuso prepararse todo lo posible para su nuevo rol como padre. Desde comprar todas las cosas que un bebé necesita (con la ayuda generosa de su querida madre), armar la cuna del bebé (con la ayuda de sus no tan delicados amigos) y hacer la casa totalmente segura para el niño.

Incluso había asistido con Sarada a todas las clases para parto para estar listo para el momento que ella rompiera fuente.

Lo cual, obviamente, no fue así.

Había estado trabajando cuidadosamente en todo lo material, casi siempre para evitar que las dudas llegaran a su cabeza.

¿Sería un buen padre?

Esa misma pregunta se había estado haciendo desde que se enteró que iba a ser padre. Al principio se habia tratado de converse que todo estaria bien, que podría hacerlo, que estaba listo para esta nueva aventura. Pero en momento en que Sarada se puso de parto se había quedado congelado.

Gimiendo molestó al recordar el momento. Boruto miro la luna llena. Las preocupaciones danzaban en su mente, una tormenta de pensamientos y dudas.

-¿Y si no soy lo suficientemente bueno,Dattebasa ?- murmuró en voz alta, mirando hacia abajo, como si las respuestas pudieran estar escondidas en las calles de la aldea.

-Por supuesto que seras un buen padre, Boruto, Dattebayo.

-Tou-chan...

Naruto se acerca a la cornisa donde estaba apoyando su hijo. Poniendo una mano en su hombro, sonrió.

-No tengo duda de que serás un gran padre.

-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? -preguntó Boruto, exasperado-. Nada esta saliendo como se supone que debia pasar, el bebé no nacería hasta dentro de dos semanas, ¡no hoy!

-¡No te preocupes, hijo!. ¡Yo no tengo ningún problema con compartir mi cumpleaños con mi nieto!.

Boruto le lanzó una mirada fulminante a su padre por su intento de cambiar el tema, pero entonces recordó que hoy no solo sería el día en que naciera su hijo, sino que todavía era el cumpleaños de su padre.

Volviendo a gemir, puso sus manos en la cabeza, exasperado. ¿Cómo pudo un día que parecía normal acabar así?

Hacía tan solo unas horas que estaban celebrando el cumpleaños de su padre. Sarada había tenido unas contracciones en la mañana, pero habían sido falsas alarmas. A pesar de eso, Boruto le había sugerido quedarse en casa. Pero Sarada rápidamente rechazó su oferta, diciendo que estaba bien.

Aunque un poco dudoso, aceptó lo que dijo y no se discutió más el asunto.

Todo parecia normal en la fiesta, mientras su padre y Sasuke discutían como siempre. Su madre, estaba en la cocina, trabajando junto a Sakura y Himawari para preparar el pastel. Inojin estaba compartiendo animadamente los ultimos detalles sobre la boda, al notar que Sarada parecia traquila, Boruto decido bajar la guardia y relajarse, permitiéndose disfrutar de la celebración.

Grave error.

Llegó el momento de cantar cumpleaños y el ambiente era de celebración y calidez. Todo iba de maravilla; la canción estaba llegando a su final y su padre se estaba preparando para apagar las velas, cuando...

Sarada de repente gimió y miró hacia abajo mientras se agarraba su estómago.

Se hizo un silencio aterrador en la habitación.

Naruto se quedo inmóvil, con la boca abierta, Hinata se tapo la boca en estado de shock, Himawari se quedó paralizada, con los ojos muy abiertos por la sorpresa. La expresión de Inojin normalmente tranquila se transformó en una de incredulidad, Sakura se puso de pie de un salto, completamente alerta, y Sasuke (Boruto apenas podía creer lo que veía) parecía como si hubiera visto un fantasma, estaba mortalmente palido; su habitual ceño fruncido fue reemplazado por una mirada de absoluto panico.

Bueno, Boruto tampoco podía decir mucho; sintió que su propio color desaparecía de su rostro.

El tiempo pareció congelarse mientras todos permanecían congelados. Por un momento, nadie se movió.

Entonces, Sarada volvió a gemir mucho más fuerte, que todos se dieron cuenta de la realidad de la situación.

El bebé venía...

Se desató el caos.

Su mamá y Himawari inmediatamente fueron a sostenerla y tranquilizarla. Sakura empezó a gritar órdenes a los hombres en la habitación. Le dijo a Inojin que llamara a Ino para que preparara todo para su llegada al hospital. Le gritó a los paralizados Naruto y Sasuke que sacaran sus traseros de las sillas y fueron a buscar las bolsas para el hospital del bebé en la casa de él y de Sarada. Y a él que dejara de parecer una estatua y se moviera de una buena vez.

Era más fácil decirlo que hacerlo.

Boruto apenas recordaba lo que pasó después. En un momento, estaban saliendo de la casa y, al siguiente, se encontraba en el patio, subiéndose al pájaro que Inojin había creado para viajar al hospital rápido. El mundo se volvió borroso a su alrededor. Todo en lo que podía concentrarse era en los gritos cada vez más fuertes y desesperados de Sarada.

Luego, todo se puso negro.

Cuando finalmente abrió los ojos, se encontró en una habitación de hospital, desorientado y confundido. Himawari e Inojin estaban ahí y le explicaron que se había desmayado de camino al hospital, por lo que tuvieron que colocarlo en una de las habitaciones del hospital hasta que despertara.

Cuando preguntó por Sarada, intercambiaron una mirada que no le gustó para nada a Boruto. Himawari debió ver su preocupación porque rápidamente aclaró que Sarada estaba bien; había sido ingresada a la sala de parto hace una hora y todavía se encontraba allí.

El corazón de Boruto se aceleró cuando se dio cuenta. Sarada estaba sola en la sala de partos y él se lo había perdido. ¡Vaya hombre preparado resultó ser!

Lo que lo lleva de regreso a su situación actual.

-¿Cómo se supone que seré un buen padre, cuando ni siquiera estoy presente en el nacimiento de mi hijo?

-Boruto...

- Se supone que tenía todo planeado. ¿Y qué pasa? ¡Me desmayo!

- Boruto

- Tal vez esto es una señal. ¡Sí! Una señal de que no importa cuánto lo intente, voy a ser un mal padre, seré un mal padre al igual que...!

-¿Yo?

Boruto rápidamente se arrepintió de sus palabras. Miró a su padre, pero Naruto no parecía enojado ni decepcionado; de hecho, parecía... resignado.

-Tou-chan, yo... lo siento, no quise...

- Está bien, Boruto. Sé que no fui un gran padre.

- Tou- chan...

- A pesar de que los años pudieron sanar algunas heridas, sé muy bien que algunas todavía están presentes. Naruto, con la mirada fija en su cicatriz, Boruto se la toco instintivamente. -He cometido muchos errores de los que todavía me arrepiento y siempre me arrepentiré, no solo contigo, sino también con tu hermana.

Naruto apretó con fuerza sus puños al recordar todas las cosas que pasaron sus hijos, especialmente Boruto. Todos los años de dolor y sufrimiento que pasó debido a sus malas decisiones...

- Siempre me voy a arrepentir de mis acciones, pero hijo, debes saber que, a pesar de todos mis errores, yo los amo a ti, a tu hermana y a tu madre más que a nada en este mundo. Siempre estaré intentando ganar su perdón, aunque sé que no lo merezco.

- Papá, yo... -Boruto no sabía qué decir; las palabras de su padre lo dejaron sin habla. Naruto no había terminado.

- Hijo, quiero que tomes este consejo de alguien que no desea que cometas los mismos errores que yo -dijo Naruto, mirando a su hijo con seriedad-. Ama a tus hijos pase lo que pase. Ámalos con todo tu corazón, más que a nada en este mundo. Porque un padre siempre debe amar a sus hijos, siempre.

- Papá... - Boruto rápidamente adoptó la misma seriedad que su padre.- ¡Por supuesto que lo haré, dattebasa! Es una promesa

La firmeza y dedicación en sus palabras hicieron sonreír a Naruto. Sin poder evitarlo, despeinó su cabello juguetonamente, para su consternación.

- ¡Hey! ¡Ya basta, viejo! Boruto alejó las manos de su padre de su cabello- ¡Ya no soy un niño!

- Lo sé, lo siento, es solo que... Naruto alejó su mano, se rasgó la mejilla avergonzado y miró con calidez a su hijo.- Por un momento, me recordaste cuando eras un niño.

Al oír eso, Boruto dejó de arreglarse el pelo y miró a su padre de reojo.

- Oye, viejo -lo llamó Boruto, tomando su atención-. No fuiste un mal padre.

Naruto abrió los ojos, sorprendido por las palabras de su hijo.

- Sí, te equivocaste en muchas cosas —continuó Boruto,- pero al final hiciste hasta lo imposible por protegernos y estuviste ahí en los momentos indicados.

Boruto apartó la mirada, avergonzado.

- Yo lo sé y estoy seguro de que Hima y mamá también lo saben.

Naruto miró a su hijo, ligeramente conmovido por sus palabras, y antes de que Boruto pudiera parpadear, su padre lo abrazó.

-¿Qué viejo...?

- Vas a ser un gran padre.

Boruto se quedo quieto

- Estoy seguro

No sabía qué era, pero... algo en la forma en que lo dijo su padre fue... diferente. Como si de verdad creyeran lo que decía. Y por un momento, Boruto creyó que en serio iba a ser un buen padre.

Después de un momento, Boruto correspondió al abrazo de Naruto. Padre e hijo se quedaron abrazados, dándose cuenta de que hacía mucho tiempo que no lo hacían.

- Bueno, esto ya está poniéndose cursi,dattebasa -dijo Boruto, rompiendo el abrazo y limpiándose una lágrima con el brazo, pero tenía una pequeña sonrisa. A su lado, Naruto imitó su acción, también sonriendo-. Creo que ya es hora de volver.

Boruto se dio la vuelta, dispuesto a volver adentro, cuando notó que su padre no lo seguía.

-¿Tou-chan? ¿No vienes?

- En un momento, solo... deseo mirar un poco más -respondió Naruto, mirando hacia el cielo-. No todas las noches tienes una vista como esta.

Boruto, en ese momento, se dio cuenta de que la luna había alcanzado su máximo momento de resplandor. La luz plateada iluminaba el paisaje, creando un ambiente mágico y armonioso.

La vista, de hecho, era muy hermosa.

Pero Boruto no tenía ánimos para quedarse a admirarla; Tenía que volver con su esposa.

- Bien, si quieres quedarte, quédate. -Boruto rápidamente lo señaló con el dedo.-¡Pero más te vale no perderte el nacimiento de tu nieto, viejo, dattebasa!

Naruto dejó escapar una carcajada y miró a su hijo sobre su hombro. Sonriendo.

- ¡No me lo perdería por nada del mundo, dattebayo!

Boruto miró a su padre con una pequeña sonrisa y finalmente volvió a entrar al hospital

Naruto siguió mirando hacia el lugar donde había estado Boruto hace un momento. Volvió a admirar la vista de la luna, que brillaba intensamente en el cielo nocturno. Con una sonrisa agridulce y una voz suave, dijo:

-Qué rápido crecen, ¿verdad? Papá, mamá...


¡Hola! Primero que nada, feliz Navidad y feliz Año Nuevo tardío.

Les pido perdón por el retraso; mi vida personal se volvió un poco loca estos meses, por eso no había publicado. Pero regresé y traigo un nuevo capítulo. Espero que les guste.

Acepto críticas. Constructivas.

Espero que les guste