Nota: esta historia la concebí como un homenaje a Rowling, pero no sólo a ella sino también a varios grandes fanáticos que escribieron historias geniales de la tercera generación. Aparecen muchos elementos que les pertenecen a ellos (tanto a Rowling como a otros escritores de fics los cuales son demasiados para nombrarles uno a uno, los fans reconocerán seguramente cuáles son esos escritores). De ninguna manera es mi intención apropiarmelos o plagiarlos, sino como ya dije, homenajearlos. Quisiera manifestar mi agradecimiento en especial a Gabriela LB por sus consejos y por leer las pruebas piloto. Espero les guste esta historia y dejen sus comentarios.

Prólogo

"Papá a veces es tan tonto como James" pensó Albus, con sumo disgusto, "cree que la muerte, el mármol, o una maraña de sortilegios baratos van a asustar a alguien". "Seguramente habrá pedido a la tía Hermione y a sus amigos poderosos que añadieran protecciones pero debería saber que eso no va a funcionar tratándose de esa varita" concluyó para sus adentros.

Extendió su brazo y mano izquierda hacia la Tumba Blanca, y sin siquiera pretender hacer ninguna magia lanzada en específico, se enfocó simplemente en atraer hacia sí La Varita, la Varita de Saúco, la Varita Mayor, la Varita del Destino, la Vara Letal, el Látigo de la Muerte, la Varita Antigua. Estuvo ahí parado pacientemente por poco más de tres minutos manteniendo el pensamiento hasta que escuchó resquebrajarse la tumba de Dumbledore y vió salir la varita de saúco volando hacia su mano. Él sabía que no era su varita, ya que si bien la Varita del Terror ciertamente respondía al legítimo dueño en turno (que felizmente era el en este momento) en último término solo respondía al poder: sus varitas en cambio yacían en su bolsillo: se sentían un poco cálidas y emitían cierta vibración mágica, y Albus percibía que percibían a la Varita Suprema (otro de sus muchos nombres). Esperaba que no se pusieran celosas y le hicieran otra vez un bloqueo mágico. Mientras tanto ya iba siendo hora de que el mundo se viera beneficiado y no masacrado por este objeto mágico extraordinario.

Lanzando un encantamiento desilusionador sobre sí mismo, activó un hechizo rúnico compuesto que siempre llevaba preparado y simplemente se fue volando de ahí en dirección general hacia Hogsmeade. Minutos más tarde, habiendo sorteado el límite de las protecciones mágicas de Hogwarts, aterrizó, se desapareció y unos pocos minutos más tarde se encontraba en el parque que utilizaba como punto de aparición cercano a su casa. En este momento solo pensaba en encontrarse con su familia y tal vez tomar una taza de café antes de dormir.

Al día siguiente tras llevar a Chelsea al jardín de niños fue a su negocio en Dillied Alley. Allí inició la preparación de un caldero de poción mata lobos que proporcionaba cada mes como prestación al señor Carlson, el dependiente que laboraba por las mañanas. Después pasó a la preparación de otras pociones que tenía por pedido, o faltaban en su stock habitual, entre otras un caldero del número 5 de poción reabastecedora de sangre y un caldero de numero 3 de solución fortificante para el Sanatorio "Dillys Derwent" , el único hospital mágico privado en Gran Bretaña, así como un caldero de poción reveladora de fotografías mágicas, que si bien no era una poción de primera necesidad era un producto que muchos magos querían tener a mano para utilizar con sus cámaras mágicas. Esa misma tarde comenzó a repasar sus ideas de años atrás y que si funcionaban causarían un impacto positivo en la vida de muchas personas.