rólogo
Han pasado cinco años desde que el Emperador Demonio, Lelouch vi Britannia, cayó bajo la espada de Zero en un acto que marcó el fin de la tiranía y el comienzo de una nueva era. El mundo avanzó hacia la paz bajo una verdad conveniente: el odio de todas las naciones fue dirigido hacia un solo hombre. En su muerte, Lelouch se convirtió en el símbolo de todo lo que el mundo juró rechazar.
Aquellos que conocían la verdad del Zero Requiem—Suzaku Kururugi, Nunnally vi Britannia y Kallen Kozuki, entre otros—aceptaron el peso del secreto y trabajaron desde las sombras para proteger el legado de aquel sacrificio. Era un mundo imperfecto, pero un mundo mejor. El sacrificio de Lelouch no debía ser en vano.
Sin embargo, hay errores que ni los estrategas más brillantes pueden prever.
En las calles de una ciudad periférica, un susurro se levanta entre las sombras. No es el nombre de Zero ni el del Emperador Demonio. Es otro nombre, menos conocido pero igualmente maldito, pronunciado con odio y temor. La gente evita a esta persona, lo culpan en secreto de las desgracias que persisten, como si el legado del Emperador Demonio hubiera dejado una herida aún abierta.
Esta figura vive en el margen, cargando un odio que nunca pidió, un odio que no comprende del todo. No sabe por qué es el blanco de tantas miradas de desprecio, ni por qué su existencia parece ser un recordatorio de un pasado que el mundo quiere olvidar. Lo que nadie, ni siquiera Lelouch en vida, pudo prever es que su sacrificio, diseñado para cargar con todo el odio del mundo, había desviado parte de esa carga a alguien más.
Mientras el mundo celebra su precaria paz, en las sombras crece una tormenta. Las heridas del pasado no están tan cerradas como todos creen, y el precio de la paz aún no ha sido completamente pagado.
Así comienza una nueva historia, una que el propio Lelouch nunca pudo imaginar. Una historia de redención, odio y el peso de un legado que no pertenece por completo al pasado.
