Capítulo XIII
— ¿Interrumpo algo? — preguntó el Jayce de ese mundo entrando en la habitación con una pequeña mueca hacia su otro yo.
— Jayce — lo llamó Viktor, alegrándose de verlo, pero también sintiendo vergüenza, tal cual como le pasó con el otro Jayce, aun tenía conflicto con su propio comportamiento.
El viajero se separó de Viktor con renuencia al escuchar a su otro yo, dándole espacio a ambos de acercarse.
— Viktor — lo llamó el recién llegado, abrazándolo herméticamente casi en el acto.
La sensación de deja vú fue ahora para Viktor, quien era nuevamente envuelto por los brazos fuertes de Jayce. Sin embargo, podía sentir ambos abrazos diferentes, había un algo que, sentía, tenía aun que abordar con el Jayce de su mundo, muchas cosas en realidad.
— Me alegra que estés bien— dijo apretándolo, sintiéndose por fin seguro de tenerlo a salvo en sus brazos de nuevo— Necesitamos hablar.
Era cierto, ambos necesitaban hablar, había muchas cosas pendientes para discutir únicamente entre ellos dos.
— Y yo necesito hablar con ustedes — esta vez interrumpió Vi desde la puerta, con Caitlyn asomándose desde atrás. Ambas notando el comportamiento de Jayce, su supuesto medio hermano y Viktor, demasiado cercanos.
Cuando Viktor vio a Vi de nuevo fingió no sorprenderse. Lo cierto es que, por un momento pensó que, había soñado que la había visto. Sin embargo, ahora estaba seguro de que no había sido así. Vi realmente estaba ahí.
— Bien, quiero que me den razón de por qué los tengo en mi casa — agregó la chica con fanfarria— ¿Quién carajos son ustedes?
Todos los zaunitas tenían un acuerdo silencioso de no poner a otros zaunitas en la línea de fuego con piltovianos. Era parte de su cultura. Así que Viktor fingió no conocer a Vi, y ella no hizo más alusión a lo sucedido. El único detalle fue, que mientras estuvo drogado, ya la había llamado por su nombre y que el resto de los presentes eran del tipo que una vez que algo entraba en sus cabezas, no podían sacarlo hasta resolverlo.
— Como te dije — inició el viajero, señalando a cada persona mientras los presentaba de nuevo— Él es el concejal Talis, la hija de la concejal Kiraman, Caitlyn, Viktor el cocreador de hextech y yo soy…un medio hermano del concejal, como sabes, por nuestra historia familiar complicada, pido tu discreción.
— Familia complicada ¿eh? — repitió Vi sin creer una palabra.
No presionó de más, sabía que, si lo hacía, tendría después ella que responder preguntas. Así que decidió dejarlo así.
— Yo sé de eso — dijo recordando su propia familia— ¿Y bien? ¿Por qué están aquí?
Silencio.
Todos se miraron los unos a los otros, como tratando de decidir quién y qué responderían; por supuesto, terminando rápidamente con la paciencia de Vi, quien continuó presionando.
— Mientras el bello durmiente estuvo inconsciente, mencionaste que tenías algunas preguntas — continuó Vi— Si son las preguntas que hizo el pastelito aquí presente — dijo señalando ahora a Caitlyin— Ya le dije que no sé nada. Así que, si el bombón durmiente ya despertó — Los Jayce fruncieron el ceño — Será mejor que se lo lleven de vuelta a donde pertenecen y dejen de hacerme perder el tiempo.
Viktor los observó a todos, tratando de entender la situación de lo que sucedió mientras estuvo inconsciente.
— Vi, sé que conoces a una mujer joven llamada Jinx — fue Jayce directo al grano.
— ¿Jinx? — Vi arqueó una ceja — ¿Y esa quién es?
— Sé que ella tiene la gema hex.
Esa declaración llamó totalmente la atención de Vi y Caitlyn. Sin embargo, mientras que Vi se hizo la desentendida, Caitlyn permaneció callada, para tratar de recopilar toda la información posible, esperaba poder interrogar al supuesto medio hermano de Jayce.
— No sé de quién hablas. El pastelito ya me contó que les robaron algo. Sin embargo, no pueden venir a lanzar acusaciones, así como así.
— No estoy lanzando acusaciones, es un hecho, no vengo a atacarlas. Pero sé de algo que ocurrirá si Jinx mantiene la gema consigo.
— ¿Sabes algo? ¿Y qué sabes precisamente?
— Sé qué hará un misil.
— Escucha, niño de la selva, no conozco a ninguna Jinx, y no sé de qué hablas. Si alguien en Zaun tiene algo tan valioso, dudo que lo encuentres. Ya debió ser vendido o algo. Además, dudo que alguien aquí tenga la inteligencia suficiente para desarrollar un misil — mintió.
— Brillo y miembros mecánicos. Yo diría que hay ingenio de sobra aquí para eso — intervino el concejal.
— Algo terrible sucederá si Jinx mantiene la gema consigo. Serán una serie de ataques que terminarán en una guerra terrible.
Vi lo observó sin gesticular, de pronto recordó su conversación con Vander, antes de que todo en su vida se arruinara. Como Vander le dijo que la guerra con los de arriba no era la solución. Llevaba cinco años fuera de prisión, años viviendo con el asesino de su padre, viendo como intentaba cumplir el sueño de todos en los carriles y viendo como le lavaba el cerebro a su hermana. Una figura que le evocaba a ella y su hermana emociones ambivalentes, pero quien, de momento, parecía el único que ofrecía una solución contra los constantes abusos de las personas de Piltover.
— Muchos morirán, a menos que tú hagas algo — dijo Jayce.
— Muchos ya mueren, aquí. Supongo que con "muchos morirán" te refieres a los de arriba— bufó— Permíteme decirte que no me importa. Los de arriba no se preocupan de cómo mueren las personas aquí abajo, ¿por qué tendríamos que interesarnos nosotros en ustedes?
Todos los presentes guardaron silencio. Ninguno de los Jayce, ni Caitlyn podían responder eso. Viktor, no tomó partido en la discusión; Vi entendió el motivo, sin embargo, ese hecho puso a pensar a Jayce. Entonces, el viajero agregó:
— No será de un solo lado — dijo en un tono lastimero y con el ceño fruncido— Esto escalará a una guerra, ustedes terminarán siendo exterminados. Sé, como se verá ¿A quién estás dispuesta a perder?
Esas palabras, esa pregunta, resonó en el interior de Vi, esa era prácticamente la misma conversación que había tenido con Vander. Sentía que su corazón se estrujaba, ella no estaba dispuesta a perder a su hermana, pero tampoco estaba dispuesta a traicionar a Zaun por un grupo de desconocidos. No sabía qué hacer.
Vi suspiró.
— Escucha — fue ahora Caitlyn— Sé que no tenemos derecho a pedirte nada, a nadie de ustedes. Piltover les ha fallado en muchas for—
— En todas las formas — interrumpió Vi, corrigiéndola.
— Sí, en todas las formas. Pero ¿has visto las restricciones en el puente y todos los accesos? ¿los vigilantes que se han enviado? La violencia no se detendrá, las personas allá arriba están asustadas.
— Un cambio de papeles interesante, para variar — dijo con una expresión de repelencia.
Esas palabras, las de Caitlyn y las de Vi cayeron sobre Jayce como un valde de agua fría. La violencia que estaban sufriendo en el distrito suburbano era demasiada y saber que él había dado la orden para que se llevara a cabo lo estrujaba por dentro.
— Sé que deberían poder conservarla y poder defenderse, pero…no es la forma.
— Ser pisoteados y abusados hasta morir, enfermar para agonizar largo tiempo…es esa la forma correcta de protestar que quieren ¿no? Se ve que eres toda una conocedora, pastelito.
Todos guardaron silencio.
Gracias a las palabras de Caitlyn y del "chico de la selva" finalmente, Vi decidió llevarlos a un lugar donde pudieran conseguir por sus propios medios, información, al tiempo en que ella conseguía información de ellos. Al menos, eso le daría tiempo y opciones para definir qué hacer.
No obstante, mientras ella trazaba su propio plan, el concejal y el viajero se quedaron meditando en las contundentes palabras de Vi y de repente, ambos sintieron un peso invisible sobre sus hombros.
El viajero sintió las palabras de Vi en lo profundo de su ser cuando dijo "enfermar para agonizar" pensando en la enfermedad del Viktor de su mundo. Ciertamente, la enfermedad de Viktor mucho tenía que ver con la desigualdad de condiciones que lo orillaron a vivir de niño cerca de aquellos gases tóxicos que lo fueron enfermando.
Apretó los labios.
Por su parte, el Jayce más joven sintió el peso de sus decisiones. Se quedó observando de pronto a Viktor y recordó su conversación en el puente, cuando le dijo que las personas abajo eran peligrosas y que, él fue quién, había enviado a los vigilantes a toda esa brutalidad para recuperar la gema. Al final, no era diferente del resto de las personas de piltover que oprimían a las personas de Zaun.
Luego, recordó lo que alcanzó a ver de Zaun cuando iban de camino a casa de Vi. Las personas enfermaban, morían de hambre, la pobreza y la miseria eran la normalidad ahí. Definitivamente, no era un trato justo.
— ¿Y tú… — inició viendo a Viktor— …no quieres decir nada?
Viktor dirigió ahora su penetrante mirada dorada a Jayce, manteniéndose por ahora en silencio.
— Obviamente la conoces — señaló, no dejando en el olvido ese detalle cuando su consciencia iba y venía— Y tú naciste aquí…
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En las ruinas de un mundo destruido, más allá del paramo habitado por autómatas, en lo alto donde había un pequeño edén, se encontró Viktor sentado a la figura rota de lo que alguna vez fue Jayce, observando entre las variadas líneas de tiempo.
— Parece ser que el caballero en brillante armadura se ha desviado del camino…
Dijo, aguardando, como si fuera a obtener palabras de ese autómata.
— De continuar así, deberé quizá intervenir de nuevo para llevarlo a donde pertenece. En todas las líneas de tiempo en las que nos conocimos, cada yo merece tener su correspondiente tú.
La figura rota movió levemente sus manos. Si bien, estaban bastante rotas ya, se colocaron en posición para ahora, intentar tomar la mano del arcano.
Viktor avanzó hacia aquella figura rota y se posó frente a él, quería evitar en la medida posible que se rompiera más. Con el corazón estrujándose, tomó las manos del autómata y comenzó a compartir su visión y sus pensamientos con él.
— Es curioso, ahora que he tocado sus mentes y veo todo en retrospectiva, tengo el privilegio de notar que, todo el tiempo conocí y estuve rodeado de los responsables de todas mis posibles muertes en las variadas realidades.
Las imágenes de las diferentes generaciones de Kiraman en diferentes tiempos y realidades liberando el gris se apilaban junto a imágenes de diferentes versiones de él mismo como un niño, respirando los gases venenosos.
— La familia Kiraman, cuya heredera llegué a conocer y convivir gracias a Jayce, y cuya familia es responsable del bioterrorismo que terminó por acortar mi existencia a los 33 años.
Luego, se apilaron en las mentes de ambos, imágenes variadas de Jinx con las gemas hex, así como imágenes de ella y Vi en su comuna.
— Jinx, la terrorista consagrada como libertadora de Zaun, quién arrojó el misil al consejo que me mató, a quien posteriormente intenté ayudar a salvar a su padre y terminé por sacrificarlo.
Más imágenes se acumularon de él y Jayce en las diferentes líneas de tiempo y realidades, en las que sus opciones eran variadas. En algunas nunca se conocieron, en otras ambos se conocían, se separaban, se volvían pareja, se traicionaban, se olvidaban…todos y cada uno de los variados escenarios en los que eran la salvación y la perdición del otro.
— Tú, Jayce. El hombre del progreso…mi compañero, quien terminó por matarme en más de una forma.
Visiones del profesor Heimmerdinger callando sus saberes por su incapacidad para entender al ser humano, subestimando o sobreestimando las capacidades, la moral y los instintos de supervivencia, o bien, limitando y desviando sus posibilidades.
— El profesor Heimerdinger cuyo silencio y miedo terminó por retrasar y desviar algunas de mis opciones llevándome al fin de mi tiempo de vida.
Memorias de Singed instruyéndolo, influenciándolo, traicionándolo y experimentando con él.
— El profesor Singed, quien me acogió sin juzgarme y al mismo tiempo se benefició de experimentar conmigo.
Luego, imágenes de Mel y Ambessa Medarda. Con Mel influyendo o involucrándose con Jayce, evocando que sus caminos se bifurcaran, así como visiones de Ambessa buscando su conocimiento u ofreciendo su ejército.
— La madre y la hija quienes fueron mis benefactoras y a su vez, las espadas que inflexionaron nuestro camino.
Después, la visión fue reemplazada por lo que ocurría en aquella realidad a la que había llegado el Jayce al que le había heredado el martillo de su autómata roto.
— ¿Qué harás, Jayce? Pronto deberé intervenir o no llegarás a tiempo con mi otro yo...
Comentó preguntándose también ¿cómo reaccionaría Jayce si se enterara que la familia Kiraman fue la responsable de acortar su tiempo juntos?
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La chica de cabello azul, se dio una vuelta en su silla, dejándose girar un par de veces.
— No lo sé. Dijo algo de ir a ver a ese piltillo que a veces la mandas a vigilar — contestó con simpleza mientras jugaba con una llave de tuercas — ¿Por?
— Ah, sí…Viktor — meditó antes de presionar un poco más— Sin embargo, Jinx, también me he enterado de que no es solo a Viktor a quien ha ido a vigilar últimamente.
— ¿Y a quién va a ver entonces? — dijo fingiendo no saber de qué hablaba, con un tono ligero.
— ¿Cómo está la vigilante que tu hermana sacó de la explosión?
Jinx se encogió de hombros.
— No lo sé — dijo con desagrado— Se suponía que tomaríamos la gema mientras esa tienda explotaba como distracción. Pero cuando Vi notó a esa vigilante — dijo con desprecio en su voz— Regresó por ella. Se supone no le pasó mucho, ya que la dejó lejos de la segunda explosión.
— Según sé, esa vigilante que salvó es la hija de uno de los miembros del concejo.
Jinx volvió a encogerse de hombros, con un puchero disgustado en su rostro.
— A veces no la entiendo — aseguró Jinx, subiendo sus piernas a la silla y abrazándolas.
Silco calló y la observó, esperando a que hablara.
— Hace cinco años que la trajiste de vuelta de prisión y aunque regresó y estamos juntas… Siempre está ese muro invisible entre nosotras. Ella insiste en que tú nos quitaste todo. Y una parte de mí también lo cree — dijo con sinceridad— Pero otra…sabe que de haber leído esa carta antes, las cosas habrían sido diferentes. Que las cosas…tú, yo, todos lo habríamos sido y lo somos…somos diferentes ahora.
— Entiendo que no sea fácil para ella el comprender que también intento recuperarlo, Jinx. Pero tu hermana necesita tiempo. Te prometo, que les demostraremos a ella y a los de arriba que saldremos adelante.
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Todos iban en silencio, caminando, pensando en lo que habían conversado. Jayce observaba todo el tiempo a Viktor, pensando en su trato silencioso. Nunca había ido con Viktor a Zaun, pero de repente, sintió que su manera de ser había cambiado un poco, se comportaba más callado, estoico. Como si se adaptara a la naturaleza del lugar.
Sin duda, Viktor era polifacético. Sabía comportarse arriba, podía ser altivo, distinguido y audaz. En cambio, ahí, era hermético, astuto e impávido, de alguna forma logró entender a lo que se refería Caitlyn cuando le dijo que parecía lejano. Estaba conociendo un lado de él con el que no había convivido antes. Lo que sí, es que podía reconocer que las constantes de Viktor eran dos cosas: su diplomacia y su nobleza.
Viktor se sabía observado por Jayce, pero pretendía no darse cuenta. Sabía que los dos Jayce buscaban respuestas, que Caitlyn quería también respuestas, lo mismo Vi. Todos buscaban una señal mínima de ver hacia donde se inclinaba su lealtad: a Piltover o a Zaun.
Viktor era leal a la gente, no a las ciudades, no a la disparidad. Viktor anhelaba ver a las personas gozando de libertad y salud. Sabía que era probable que la gente de Silco tuvieran la gema, Viktor conocía al creador del brillo, Singed. Conocía a los concejales, al culpable de la violencia tan fuerte con la que los vigilantes estaban registrando Zaun que estaba ahí con él. Conocía a todos los que se buscaban entre sí en una intrépida y constante lucha de poder; a los de arriba y a los de abajo, pero no entregaría a ninguno. No estaba interesado en las luchas de poder, sino en algo más grande.
Ambos, Jayce y Viktor recordaron su respuesta cuando le preguntaron su opinión sobre la custodia de la gema.
— Yo no tengo conocimiento sobre los ladrones, ni influencia alguna en la política de ninguno de los dos lugares… — dijo pensativo, mientras observaba la manta en la que estaba envuelto. Decidió ignorar la aseveración de conocer a Vi.
— No, pero tu conoces ambos lados, has vivido en ambos — dijo Jayce, alentándolo a seguir, a compartir sus ideas, a abrirse a él — Si hay un punto de vista que pueda ser más amplio, es el tuyo. Me interesa lo que piensas y lo que tienes que decir. Si puedo hacer algo, yo…
— La política no ayudará a la gente — declaró— Pero considero, que la ciencia podría.
Tanto Jayce como Caitlyn sintieron algo en su interior estrujarse. La política… ¿era realmente imposible alcanzar la igualdad en ambas ciudades por ese medio?
Caitlyn reflexionó que era cierto. Ella misma lo pensaba, por eso mismo se negaba con tanta vehemencia a seguir los pasos de su madre, por eso mismo, se había vuelto policía. No solo como una forma de oponerse a su madre, sino, porque cuando enjuiciaron a Jayce, se dio cuenta que la política no podía salvarlo, estuvo a punto de perderlo por ello. En cambio, de haber mejorado la seguridad y evitado el robo que lo llevó a juicio en primer lugar, muchas cosas habrían cambiado en su opinión. Quizá el problema con el distrito suburbano no habría avanzado tanto, si los vigilantes hicieran mejor su trabajo y no se centraban en la brutalidad o la corrupción.
Por su parte, el viajero y el concejal meditaron en cómo ellos también pensaron en que la magia a través de la ciencia era el camino para que la humanidad avanzara y no la política. La magia era su sueño original. Jayce siempre había querido darle magia al mundo, quería hacerlo junto a Viktor. Incluso él mismo consideraba que sus funciones como concejal lo desviaban de dicho propósito. Quizá, Viktor tenía razón, la política solo estorbaba.
Al darse ese recorrido mental sobre lo que realmente ayudaría a la gente; el concejal pudo sentir algo, algo que fingió no darse cuenta y que ocurría desde antes de que llegara su otro yo: la distancia que se había generado entre él y Viktor, había sido a raíz de aceptar ese puesto en el consejo. Algo que en algún punto había hablado con su otro yo mientras Viktor dormía.
De repente, todos volvieron sus consciencias al presente cuando escucharon a Vi romper el silencio:
— Cuando lleguemos, si quieren escurrirse, lo mejor sería que se cambiaran de ropa — sugirió Vi observando las ropas de Jayce y de Caitlyn — Ustedes podrían hacer un trueque por las suyas, obviamente son caras. No obtendrán algo de valor, pero podrían obtener lo suficiente para ropa y algo de información útil.
— ¿A dónde vamos? — preguntó Caitlyn.
— Al lugar donde podrán obtener toda la información que quieran.
Dicho eso, Vi abrió una puerta y los llevó al interior de un burdel. Ambos Jayce y Caitlyn tenían cara de espanto ante los placeres de la carne que se mostraban desnudos ante ellos en cada habitación, en cambio, solo Viktor y Vi avanzaban con normalidad.
— ¿Por qué estamos en este lugar? — preguntó Jayce, incómodo.
— Quédense aquí.
Vi los dejó a todos en el pasillo, lleno de puertas abiertas a habitaciones con sillones, tinas de baño, camas y todo tipo de paraje afrodisiaco. Mientras ella iba a hablar con la madrota del lugar.
— Hola, Babette.
— Niña, qué gusto verte ¿qué te trae por aquí? ¿servicio ordinario?
— Unos turistas raros quieren vivir el sueño de decir que vinieron aquí abajo y volvieron en una pieza — se burló.
— ¿Turistas raros? — dijo la mujer asomándose al pasillo, comprendiendo de qué hablaba Vi — ¿Y qué clase de "fantasía" quieren vivir?
— Necesitan algo de anonimato, ya sabes, no quieren, rumores de ellos siendo vistos acá.
— ¿Tienen con qué pagar?
— De momento solo tienen disponible para intercambio cosas que te pueden ser útiles.
La mujer bufó y negó con la cabeza. Eso era típico de los de arriba, pero le haría el favor a Vi. Se volteó y seleccionó cuatro mascaras que le entregó a la brevedad.
— En el cuarto del fondo pueden cambiarse, y hay disponibles ropas que pueden probarse. Por supuesto, no sé qué tanto se adapten a sus gustos, pero definitivamente, las ropas de la nobleza podrían ser una apetitosa adquisición para aquellos que sueñan con involucrarse con ellos.
Vi sonrió.
— Gracias, me aseguraré de que dejen todo ordenado. Y si puedes informarme lo que averigües de ellos, sería bueno, creo que a todos en Zaun nos convendría saber.
Babette asintió con una mueca de preocupación.
— Le diré a Miguel que los acompañe, él les ayudará a encontrar lo que necesiten.
La chica salió finalmente a encontrarse con el grupo que dejó en el pasillo. Los vio nerviosos y sin saber a dónde mirar. Tuvo que reprimir una risa, el único que aparentaba normalidad era Viktor, aunque difícil no hacerlo estando desnudo con únicamente una manta y un cinto que ella le improvisó en su casa.
— Bien, ya cerré el trato, así que cámbiense en aquel cuarto del fondo.
— No tiene puerta — señaló Caitlyn.
Vi la observó con una expresión que claramente decía que no le importaba.
— Entren de una vez.
Jayce y Caitlyn voltearon a verse íncomodos, pero asumieron, no tenían muchas más opciones.
No tardó un en unírseles un hombre joven al cual Jayce reconoció y notó que fue reconocido también por él.
— Concejal — dijo el muchacho con una sonrisa de lado y una mirada coqueta. La misma mirada que tenía cuando "atendía" a la madre de Mel.
Jayce se sintió incómodo por haber sido reconocido y más aún porque estaba parado junto a Viktor. Definitivamente Ambessa tenía un gusto definido, ambos se parecían.
— A usted le quedará algo de mi guardarropa — dijo Miguel extendiéndole la mano a Viktor, reconociéndolo también, aunque no parecía que Viktor lo conociera.
La visión de ese muchacho y Viktor lado a lado, hizo sentir a Jayce incómodo. Le hacía pensar en lo que Ambessa Medarda quería hacerle a Viktor, le recordaba el motivo por el que estaban ahí. Necesitaba interrogar al tal Miguel.
Cuando finalmente eligieron sus ropas, los chicos se pusieron frente a la puerta de espaldas, formando una puerta humana para que Caitlyn se cambiara, dentro, Vi se aseguraba que nadie mirara.
Mientras Cait se cambiaba, Jayce chocó su mano con la de Viktor, llamando su atención:
— ¿Por qué no dices nada?
— ¿De qué hablas? — inquirió entrecerrando uno de sus ojos y girando su cabeza levemente de lado mientras fruncía sus labios, con ese gesto tan característico suyo.
— Sé que conoces a Vi, la llamaste por su nombre mientras estabas drogado.
— No la conozco mucho en realidad — compartió apenas.
Desde que llegaron a Zaun, Jayce percibía esa pared invisible y silenciosa entre ellos. Por fin tuvo tiempo de preguntarse si el cambio de Viktor se debía realmente a estar ahí; o si era un efecto tardío por sus palabras en el puente; o bien, si tenía que ver con el hecho de dormir juntos. En ese punto, ya no tenía idea de qué sucedía. Debían aclarar demasiadas cosas.
— Me parece que se conocen más de lo que quieres admitir — dijo con un tono un poco irritado.
— Simplemente la vi un par de veces en Piltover, nos reconocimos como zaunitas y nos presentamos. No hay mucho que decir en realidad.
Apenas había sido una verdad a medias, pero sabía que eso podría ser suficiente para satisfacer a Jayce.
— ¿En serio? — preguntó Jayce, aun parecía irritado.
Lo cierto era que, Jayce en ese punto se sentía desesperado con lo hermético y lejano que en ese momento le parecía Viktor. Tantas cosas habían pasado entre ellos, no había podido tener una apropiada conversación con él y ahora sentía que no terminaba de atraparlo… Su visita inesperada a Zaun le hizo comprender lo poco que sabía de Viktor y eso le hizo más consciente de su deseo creciente de monopolizarlo. Las palabras de Mel y Caitlyn, tuvieron más sentido para él ahora.
— ¿Es a ella a quien vienes a ver cuándo desapareces?
— ¿Qué? — preguntó Viktor desconcertado.
Jayce quería saber, quería tener conocimiento de todo aquello en lo que Viktor lo había dejado fuera. Quería saber de él, quería acercarse, necesitaba saber que para los dos habría un futuro. Así que ante la respuesta desconcertada de Viktor, Jayce giró su mirada para verlo y repitió con un puchero, apretando sus labios:
— ¿Es a ella a quien vienes a ver cuándo desapareces?
— No — negó como si la idea fuera risible — Obviamente no. Y no desaparezco, suelo avisarte.
La pregunta le pareció extraña a Viktor. Sintió que de alguna forma estaban retomando su discusión en el puente. ¿Jayce estaba molesto por tener que bajar a Zaun? ¿Por su imagen pública? ¿O estaba molesto porque no sabía con quién se había encontrado?
Jayce estaba a punto de replicar, sin embargo, la conversación no pudo extenderse más, finalmente salió Caitlyn, quien terminó usando un traje ceñido de color morado, lleno de cintos y estoperoles, a conjunto con un antifaz.
El segundo en entrar a cambiarse fue Viktor. Aunque a Jayce no le molestaba verlo envuelto con su manta, sabía que no podía pasearlo desnudo por ahí. Apenas se fue, su otro yo, dándose una idea de lo que su yo más joven sentía, se inclinó un poco hacia él y le susurró:
— Sabes que Vi está interesada en Caitlyn ¿no?
— ¿Qué? — eso había tomado por sorpresa a Jayce y luego volteó a ver a Caitlyn y a Vi, quienes hablaban un poco más adelante en el pasillo, ambas hablando algo cerca, se percibía una cierta tensión entre ellas— Oh… — fue lo único que pudo decir cuando se dio cuenta de lo tonto que sonaba ahora por ponerse celoso de Vi.
Dentro de la habitación, Miguel le prestó a Viktor una camisa limpia con franjas verticales en rojo y dorado, con motivos y broches dorados, junto a un pantalón ceñido y una máscara que parecía más un antifaz de aspecto gatuno. Por supuesto, ninguno de los dos Jayce había podido evitar dar miradas furtivas cuando se cambiaba. Observaron a Viktor desprenderse del cinto improvisado y la tela de su manta deslizarse por las líneas naturales de su cuerpo, los dos pares de ojos la siguieron, paseándose por la espalda de Viktor sin perder detalle alguno.
Cuando salió, Miguel le pidió acompañarlo un momento, a lo que Viktor lo siguió, llamando la atención de ambos Jayce.
Finalmente, los Jayce entraron uno por uno a cambiarse. El mayor entró primero, mientras que afuera, Caitlyn se acercó a su amigo para hacer una pregunta indiscreta, con Vi manteniéndose cerca.
— Jayce ¿qué tanto de todo lo que me has dicho hoy es verdad?
— ¿Qué? ¿De qué hablas?
— Empecemos porque tenías a Viktor desnudo en tu cama esta mañana, pero él parecía bastante más cercano a ese supuesto medio hermano que dices tener, nos persiguió el ejercito noxiano, de alguna forma mi investigación parece conectarse con todo esto y ahora estamos en un burdel ¿qué diablos está pasando?
— Ni yo estoy seguro — admitió y suspiró cansinamente — Solo lo que ya te dije.
Caitlyn afiló sus ojos molesta. Después de todo, su investigación para probar aquella conspiración parecía estar extendiéndose frente a sus ojos, como su ke hubieran amarrado una zanahoria para que la persiguiera, pero no pudiera alcanzarla. Sin embargo, el supuesto "medio hermano de Jayce" obviamente sabía más de lo que decía, y ella quería saber.
Otra conversación interrumpida, ahora fue el turno del concejal para cambiarse, así que se internó junto a Miguel en aquella habitación, dispuesto a interrogarlo. El viajero había salido con una camisa verde con rojo y dorado, similar a la que tenía y su otro yo, cuando estuvo por fin a solas con Caitlyn, ella no perdió tiempo en abordarlo.
— Tú obviamente sabes más de lo que dices ¿quién eres realmente?
