CAPÍTULO 13:

TEMOR

La Tierra, Rusia

Amur

"Los alienígenas nos invaden".

"Ataque extraterrestre en el centro de Tokio".

"La vida existe más allá de nuestro mundo".

"Los alienígenas están saliendo de su escondite".

"El fin del mundo se acerca".

Miles de titulares alarmistas aparecían en la pantalla del celular de Marduk con cada movimiento que éste realizaba con el dedo para bajar las múltiples opciones de noticias que habían salido en las últimas horas desde que abandonaron Japón.

Era bastante obvio que las personas no reaccionarían tranquilamente a la revelación de formas de vida tan avanzadas como los gundalianos o los neathianos y por eso habían tratado de hacer pública dicha información de la forma más tranquila posible. Por desgracia, nunca habían imaginado que los gundalianos tomarían medidas contra ellos tan pronto, y mucho menos que fueran tan destructivas.

Estaría siempre agradecido con el padre de Marucho por enviar escoltas a cada hogar de los Peleadores Bakugan para que los llevaran de la forma más rápida posible a un lugar seguro, lejos de los problemas mediáticos que se estaban creando en su país.

Ahora mismo se encontraban en el avión privado de los Marukura, dirigiéndose con identidades falsas a Moscú, donde el padre de su amigo rubio había hecho todos los gastos necesarios para que los Peleadores y sus familias estuvieran lejos del ojo público en lo que las aguas se calmaban, y donde se reunirían con Billy y la familia de Julie. Aunque, viendo algunos de los titulares más acusatorios en los periódicos, no parecía que fueran a darse ese lujo tan pronto.

"Los Peleadores Bakugan lo sabían".

"Los Peleadores Bakugan nos lo ocultaron".

Por desgracia, el ser humano actuaba con miedo frente a lo que desconocía y las masas buscaban a alguien a quien culpar por el desastre que se había creado. Y, como no podía ser de otro modo, una considerable parte de la responsabilidad había recaído sobre ellos.

Por las pocas notas que había leído en su teléfono, un número nada despreciable de gente había optado por culpar a los Peleadores Bakugan del desastre en Tokio, según tenía entendido, por "no advertirlos antes".

En opinión de Marduk, sonaba genuinamente ridículo. Después de todo, si se aparecían en las noticias diciendo que invasores de otro mundo habían llegado a la Tierra sin prueba alguna más allá de su manchada palabra, no los habrían tomado en serio. De cualquier modo, primero tenían que sacar la confesión del grupo de Ren y las pruebas de la existencia de los gundalianos para limpiar su nombre, y hacerlo de la forma más cuidadosa posible; sabiendo que, si no actuaban rápido una vez revelada la verdad, Dan y los otros nunca podrían irse a Neathia por la presión de las multitudes.

Aunque, repasando los últimos acontecimientos, era irónico pensar como justamente eso es lo que había ocurrido.

Marduk estaba con Izumi en su departamento cuando vieron una imponente humareda desde la distancia y escucharon el sonido de miles de gritos y retumbantes sirenas recorriendo las calles, huyendo o dirigiéndose a tal escenario.

El primer impulso del antiguo peleador en ese momento había sido salir a averiguar que estaba ocurriendo, pero justo cuando salían de su edificio, la presencia de unos sujetos vestidos en colores oscuros los detuvo por completo antes de llevárselos en una camioneta a toda velocidad hacia la casa de Marucho, donde se encontraron con el resto del equipo.

O, bueno, casi todo el equipo.

–En otras noticias, nos llegado una serie de vídeos de los individuos que destruyeron el centro de Tokio. Las imágenes son fuertes, se recomienda discreción.

Del otro lado de la sala principal del avión, el rostro de la reportera en el pequeño televisor de pantalla plana se vio reemplazado por un corto metraje, grabado desde la distancia, en el que se veían cuatro sujetos, dos gundalianos y dos neathianos, sometiendo a Nick con una violencia extrema mientras la única chica del grupo apretaba lo que parecía ser un objeto afilado en el cuello de una llorosa Julie; que suplicaba por piedad y ayuda a todo aquel que pudiera oírla.

Hubo un tiempo en el que Marduk se habría deleitado viendo a su antiguo némesis, Nick Takahashi, ser brutalmente torturado de esa manera, pero ese tiempo había pasado hace mucho. Ahora, solo podía desviar la mirada con disgusto, mientras el sonido de los golpes, los gritos y los llantos invadían sus oídos.

No podía ver el televisor mucho tiempo, le era difícil ver cómo aquel chico que se había convertido en su amigo era brutalizado sin clemencia alguna por sus enemigos. Sabía que los soldados del tal Barodius debían ser sujetos carentes de empatía y todo rastro de piedad, pero esto era demasiado. Primero devastaban la ciudad con una batalla de magnitudes desconocidas y luego usaban a Nick como saco de boxeo, como ejemplo para que todos lo vieran mientras el Bakugan de aquel que parecía ser el líder de la expedición provocaba terror en el corazón de la gente.

Viéndolo en retrospectiva, los Peleadores no podían quejarse mucho. Después de toda la destrucción que sus enemigos habían provocado y las duras declaraciones del compañero del gundaliano con armadura, los Bakugan habían pasado a convertirse en armas de destrucción masiva al ojo público, bombas de tiempo que era imprudente dejar en las manos de niños, lo que había contribuido a un incremento en la mala reputación que ya tenían y el deseo de poner bajo custodia a los Peleadores Bakugan y separarlos de sus compañeros permanentemente.

Marduk no era de los que huían en medio de un conflicto y menos uno de esta magnitud, pero la necesidad de buscar un lugar seguro se había impuesto sobre cualquier otra idea con tal de ponerse a salvo junto a sus amigos Bakugan.

En parte, sería estúpido decir que un resultado así era impredecible. Estas cosas siempre podían suceder con una información capaz de alterar completamente la percepción de normalidad del público, y más cuando ocurría de un modo tan violento como el que los gundalianos habían elegido.

En parte, los Peleadores Bakugan ya habían asumido que algo así podía ocurrir y debían estar listos para afrontar las consecuencias. Sin embargo, esto no era justo para sus padres, para los adultos cuyo único pecado había sido estar relacionados con ellos.

Si Marduk no podía siquiera ver la brutal paliza que Nick y Julie recibían a los ojos de un atemorizado mundo, solo podía imaginar el dolor que debía estar experimentando la madre de Nick, mientras lloraba a mares en el pecho de su esposo.

–Mi bebé, mi bebé –. Se lamentaba la señora Taka, incapaz de sacar su rostro del pecho de su marido, de ver el dolor que experimentaba su hijo.

Los padres de Dan tampoco estaban mucho mejor mientras trataban de consolar a la devastada pareja, tratando de ocultar sus propias lágrimas de pena y frustración en el proceso.

El ataque había ocurrido en medio de la noche, por lo que todos habían sido tomados por sorpresa cuando los hombres del padre de Marucho pasaron por ellos, dándoles tiempo de recoger únicamente lo básico que necesitarían durante su viaje de tiempo indefinido y expresando que el jefe de las Industrias Marukura pagaría por todo lo que necesitaran una vez que se reunieran en Rusia. Debido a esto, los padres de Nick y Dan aún se encontraban en sus atuendos para dormir, mientras que los muchachos, indispuestos a la idea de no hacer nada, se habían preparado ya con las primeras prendas que habían encontrado.

Las víctimas del secuestro han sido identificadas como Nicholas Takahashi y Julie Makimoto. Ambos relacionados en medidas diferentes con las múltiples desapariciones llevadas a cabo en el espacio virtual conocido como "Interespacio Bakugan", creado en conjunto por el mismo Nicholas Takahashi y Choji Marukura con apoyo de las Industrias Marukura. Takahashi ya había sido acusado en múltiples ocasiones por los secuestros, se asumía que él…

Las palabras de la reportera seguían y seguían, pero ninguno de ellos pudo escucharlas cuando un enfurecido Dan tiró con fuerza el control remoto con un grito lleno de rabia.

–¡No puedo creer que esos miserables gundalianos llegaran a este punto! ¿¡Qué clase de monstruos harían algo así!? ¡Primero destruyen parte de la ciudad y luego secuestran a nuestros amigos! ¡Acabaré con ellos, juro que acabaré con ellos por esto! –. Gritó el castaño con furia mientras apretaba los puños.

–Tranquilo, Dan. No podemos perder la calma ahora –. Trató de tranquilizar Drago a su compañero.

–¿¡Y qué se supone que haga!? ¡Sus tonterías nos sacaron del país y ahora somos el enemigo público para muchas personas!

–Cálmate, Dan. Ya no pueden acusarnos por los secuestros de los chicos, nuestra inocencia quedó demostrada en ese asunto y no pueden acusarnos por ocultar información cuando ya les habíamos enviado todo el material a la policía y a las autoridades –. Trató de confortar Marucho a su amigo.

–Tal vez, pero eso no cambiará la percepción de la gente sobre nosotros. Para los civiles, somos los egoístas que siempre supieron de la actividad gundaliana y nunca dijeron nada, pensando que podrían arreglar todo por su cuenta –. Comentó Shun tomando asiento en el sillón junto al sofá.

Sentada en el reposabrazos del mismo sillón, Fabia se encogió notablemente mientras abrazaba a sí misma con vergüenza, bajando los hombros y con la mirada gacha.

–Lo siento, chicos. Nunca quise que nuestra guerra los afectara de este modo –. Se disculpó la neathiana con los ojos cristalinos –. Yo… nunca quise… creí que…

Las palabras de la princesa amenazaban con romperse bajo el llanto que florecía en su voz. Marduk solo pudo pensar en lo que debía estar sintiendo Fabia en estos momentos. Después de todo lo que había ocurrido, había logrado su meta de revelar la verdad y conseguir aliados poderosos para su mundo en una guerra que claramente estaban perdiendo, solo para que, de un momento al otro; los gundalianos se las ingeniaran para convertir a sus aliados en enemigos del pueblo y todo mientras el chico, cuya confianza había batallado tanto por ganar y que la había nombrado formalmente como Peleadora Bakugan, resultara ser la primera víctima de secuestro de sus enemigos.

Antes de que la princesa dejara ver las lágrimas que amenazaban con pintar sus mejillas, la mano de Shun se aventuró a tomar las suyas con delicadeza mientras le ofrecía una pequeña sonrisa en un intento de consolarla.

–Oye, tranquila, Fabia. Nada de esto fue culpa tuya –. Dijo el ojimiel con toda la suavidad que pudo.

–Es cierto, Fabia, Nick y Julie no querrían que te sintieras responsable de esto; mucho menos Leónidas y los demás –. Concordó Ingram con las palabras de su compañero.

–Por ahora, tenemos que calmarnos, princesa, y pensar con cuidado qué es lo que vamos a hacer ahora –. Dijo Aranaut cambiando de tema.

Después de un corto rato, la pantalla finalmente había dejado de reproducir la pelea de Nick con los invasores para dar pie una vez más al rostro de la reportera en un costado de la pantalla, mientras en el otro se comenzaba a pasar el vídeo de un grupo de políticos adentrándose en un gran edificio, que se alzaba imponente delante de una serie de banderas en el camino de entrada del lugar.

–Debido a la gravedad de la situación, la ONU ya se está reuniendo para discutir el curso de acción que se debe tomar frente a la amenaza descrita como "gundalianos". El primer ministro de Japón ya se encuentra en camino a reunirse con los demás líderes en el Salón de la Asamblea General en Nueva York. Estas fueron algunas de sus palabras antes de partir.

De pronto, la pantalla se volvió completamente negra momentáneamente, antes de que la oscuridad de la proyección se viera reemplazada por la imagen de un hombre bien vestido a las afueras de lo que debía ser un aeropuerto, donde un pequeño avión se asomaba tímidamente detrás de las rejas de entrada al espacio para abordar.

–Nuestra existencia como especie se está viendo amenazada por estos gundalianos. Debemos actuar lo más pronto posible para garantizar una respuesta rápida y efectiva, una que priorice la seguridad de nuestro mundo y nuestra especie. Estos invasores son un peligro y debemos tratar con la amenaza lo más pronto posible. Sepan que todo lo que decidamos, sin importar qué, es en favor de nuestra especie y su completa seguridad.

Al escuchar las palabras del primer ministro, Jake se acercó al televisor con un poco de emoción mientras una pequeña sonrisa de alivio se formaba en sus labios y sus ojos comenzaban a emitir un brillo al devolver la mirada al resto del grupo.

–Oigan, pero eso es bueno, ¿no? Ahora saben quién es el verdadero enemigo –. Comentó el pelinaranja con un poco de alivio.

–Por ahora, pero entre los sujetos que se llevaron a sus amigos se encuentran dos neathianos. Es cuestión de tiempo para que declaren como un peligro a todo aquel que cumpla con las características de un gundaliano o neathiano, sin importar de que lado esté –. Dijo Linus desde el otro lado de la sala con una mano en su sien.

Procesando las palabras del Caballero del Castillo, Izumi se separó ligeramente de su lugar en el sofá para dirigirse a Fabia, rompiendo el silencio que la había estado acompañando.

–Fabia, ¿quiénes son esos sujetos? Creí que tu pueblo estaba siendo invadido, ¿por qué esos tipos ayudarían en la captura de los chicos? –. Cuestionó la pelirroja con confusión.

–Temo que no lo sé, Iz. Supongo que deben ser traidores, pero es difícil decir a ciencia cierta que son, sus ropas no son de Neathia –. Respondió la peliazul.

–Sean quienes sean, dejaron en claro su verdadera lealtad al ayudar con tal crimen –. Concluyó Aranaut por su compañera –. Sea como sea, lo único que importa es que su participación en esto convertirá al pueblo neathiano en enemigo de la Tierra.

Un suspiro lleno de pesar invadió el espacio disponible en el sala. Después de la retirada de los gundalianos del IB, parecía que por fin podrían comenzar a pavimentar un camino hacia la victoria, pero sus enemigos se las habían ingeniado para convertirlos en parias en su propio mundo justo después de dejarlo marcado con la sangre de miles de personas en medio de una catástrofe que trajo el terror a las masas.

–Entonces, ¿qué podemos hacer ahora? –. Cuestionó Miyoko Kuso mientras abrazaba a la señora Takahashi.

Esta vez, todos los ojos de los chicos se dirigieron a un molesto Dan, que se veía incapaz de apartar su mirada penetrante del televisor y las palabras inentendibles que ahora pronunciaba la reportera en pantalla.

Para Marduk era obvio lo que debía estar pasando por la mente de Dan, el curso de acción que deberían tomar con tal de garantizar el fin de todo este problema, la necesidad de cortar todo este mal de raíz antes de que las consecuencias pudieran empeorar.

No obstante, a pesar de saber eso, Dan no pudo pronunciar palabra alguna mientras seguía viendo la pantalla, esperando a que algo más ocurriera, cualquier cosa.

Nada pasó, no hubo respuesta alguna que pudiera ser pronunciada por parte del líder de los Peleadores Bakugan.

Esta vez, tuvo que ser Marduk quien dio un paso al frente.

–Solo queda una cosa que podemos hacer –. Comenzó el peliplata juntando sus manos.

–¿Qué propones, amiguito? –. Preguntó Jake con intriga.

–Ustedes deben irse ahora a Neathia y detener a los gundalianos –. Simplificó el antiguo peleador.

Una ola de protestas cayó sobre Marduk en un instante. No podía decir que estuviera sorprendido, conocía a los chicos lo suficiente como para imaginar cual sería su reacción ante su sugerencia.

–No vamos a dejarlos con todo este problema encima –. Comenzó Jake con ímpetu.

–Es cierto, aún tenemos mucho por resolver aquí. Mi padre ya debe estar recibiendo una citación por parte de la ONU para declarar –. Continuó Marucho con preocupación.

–Si los dejamos, las consecuencias de los últimos hechos recaerán sobre ustedes.

–¿Cómo puedes sugerir algo así?

Objeción tras objeción cayeron sobre los oídos de Marduk. Por lo que podía oír, solo Shun y los Takahashi se veían incapaces de protestar, argumentando que los iban a necesitar para tratar con todos los problemas legales y mediáticos que se acercaban.

Eran nobles, tenían un corazón de oro y actuaban en base a lo que éste les decía, esa era parte de la esencia que los caracterizaba como equipo; pero también podía convertirse en una debilidad grande para ellos. Su punto débil como grupo, como familia, era la falta de pensamiento lógico en situaciones de alta emoción como la que atravesaban ahora.

Solo el delicado toque de Izumi en su mano logró mantener al antiguo peleador con los pies en la tierra, a pesar de las múltiples protestas que llegaban a sus oídos.

–Miren, ya sé cómo suena, pero sean razonables –. Intervino Marduk en voz alta –. Aquí no podrán ayudar a nadie, la gente no va a cambiar su opinión de nosotros sin importar lo que hagamos estando aquí. En Neathia se encuentra la verdadera guerra, la raíz de todo el problema; si la cortan y salvan a Nick y a todos los demás, la gente tendrá que aceptar la verdad y entender que solo buscamos lo mejor.

–¿Y estás seguro de poder tratar con la presión de los gobiernos encima? Querrán darle un rostro a todo el problema, Marduk. Si nosotros nos vamos, Iz y tú serán ese rostro, y solo podemos imaginar lo que gente aterrorizada podría hacer –. Respondió Shun al peliplata.

Probablemente era una muy mala idea, podría significar el fin de la vida tal como la conocían, el fin de todo lo que habían tratado de crear; pero se estaban quedando sin opciones. Los Peleadores Bakugan serían mucho más útiles en el frente, en el campo de batalla, que encerrados en un mundo de política y conspiraciones llenas de paranoia.

Su poder y su talento para la batalla sería mejor aprovechado en un sitio donde podrían soltar sus capacidades en todo su esplendor. Darles la oportunidad de salvar tres mundos nuevamente era todo lo que Marduk podía hacer por ellos.

Y no necesitó de la pequeña sonrisa y asentimiento de Izumi en señal de acuerdo para entender que su amada novia apoyaba su decisión y estaría con él a cada paso que diera.

Esto era lo correcto, esta sería su verdadera redención: ayudar a los amigos que había hecho y ofrecerles su apoyo en sus esfuerzos por salvar el universo.

–Sí, Shun, estamos listos. Haremos lo que sea necesario para ayudarlos, tal como Nick y Julie querrían –. Asintió el antiguo peleador con seguridad.

–Estaremos juntos en esto, ustedes deberían preocuparse por ganar la guerra con los gundalianos. Marduk tiene razón, harán mucho más en Neathia, donde podrán dar un fin a todo esto –. Respaldó la pelirroja a su novio –. Además, Drago tiene el Elemento, algo así debería recibir un buen uso en un sitio donde sea verdaderamente útil, y no aquí donde pondrán a Drago y a los otros en una jaula por miedo.

–Chicos, ¿están seguros de que es una buena idea? –. Preguntó Marucho sin estar del todo convencido.

–No, enano, la verdad es que no –. Respondió Marduk con sinceridad –. Pero es lo mejor que tenemos. Si se quedan aquí, no los esperará nada más que una estancia aislada en algún sitio desconocido mientras Drago, Ingram y todos los Bakugan que nos acompañan serán puestos en sitios alejados de nosotros y tratados como armas a las que hay que temer. Si se van ahora, podrán terminar con todo este problema desde la base, salvar a nuestros amigos y volver aquí con todos los desaparecidos.

–Esa será la oportunidad perfecta para limpiar nuestros nombres y, con suerte, recuperar nuestras vidas –. Concluyó Izumi por el peliplata.

Eran argumentos válidos y ninguno de los chicos pudo debatir con su lógica. Era cierto, no tenía sentido ponerse a discutir con sus palabras, alegando poder convencer a los líderes del mundo de apoyarlos y ver la situación tal como ellos la conocían.

Los gundalianos habían lanzado una amenaza, una muestra de poder y una declaración de violencia con su ataque y su secuestro a sus amigos. La única respuesta que quedaba para tratar una amenaza así era devolverla, demostrarles a sus enemigos que no habían hecho más que fortalecerlos y, al llevarse a Nick, Julie y a sus Bakugan, habían convertido el conflicto en algo personal.

Tenían que responder con la misma fuerza con la que los habían atacado y eso sería imposible desde una celda en la Tierra.

–Es peligroso, querrán sus testimonios eventualmente. Si desaparecen ahora, se convertirán en objetivos para todos los países. ¿Están seguros de que esto es lo mejor? –. Dijo Daikin Takahashi limpiándose sus propias lágrimas.

–Es lo mejor para todos. Si se quedan, puede que para cuando finalmente puedan irse, la guerra ya haya terminado y los gundalianos toquen a nuestra puerta. Después de todo lo que hemos hecho, sería muy inocente pensar que nuestro mundo no es el siguiente –. Argumentó Marduk en respuesta.

Por un momento, todo quedó en absoluto silencio. Nadie más pudo decir nada y no quedó otra cosa que no fuera el eco de los pensamientos resonando en el silencio de la habitación.

Esta vez, Dan fue el primero en dar un paso hacia adelante con una sonrisa triste en sus labios mientras posaba sus manos en los hombros de sus padres.

–Supongo que es cierto, chicos. No tiene sentido quedarnos aquí si no podemos hacer nada por nadie. Será mejor irnos ahora que tenemos la oportunidad –. Aceptó el castaño con un suspiro.

Solo podía imaginar lo que debía estar sintiendo el Peleador Pyrus ante la idea de dejar a su familia y amigos en medio de toda esta situación. Tal vez no era prudente y seguro no era la más sensata de las decisiones, pero era lo único que podían hacer en un escenario crítico en el que competían contra el tiempo mismo.

–Dan, no tienes que hacer esto si no quieres –. Ofreció el padre del castaño tomando la mano de su hijo.

–Lo sé, papá. El problema es que, si nosotros no lo hacemos, nadie más podrá.

–Dan, no quiero que piensen que nos deben algo o que tienen alguna obligación con nosotros. No tienen que hacerlo si no lo desean –. Ofreció Fabia con pesar.

–No lo hacemos por nada de eso, ¿cierto, chicos? –. Dijo el Peleador Pyrus mirando a los demás.

–Es cierto, Fabia. Lo hacemos porque es lo correcto y lo necesario para proteger el universo –. Respaldó Shun a su amigo.

–Además, no está en nuestra naturaleza darle la espalda a quien necesita ayuda –. Dijo Marucho con una pequeña sonrisa triste –. Supongo que es lo mejor que podemos hacer.

–Estamos con ustedes –. Respaldó Drago a sus amigos.

–Hasta el fin. Tenemos una guerra que detener –. Concluyó Ingram por los Peleadores.

Conmovida por sus palabras, Fabia asintió agradecida con una enorme sonrisa en sus delicadas facciones mientras murmuraba un par de disculpas más por los inconvenientes que habían atravesado.

Los padres de Dan se tomaron un momento antes de abalanzarse sobre su hijo con un fuerte abrazo de oso mientras Miyoko hacía todos los esfuerzos humanamente posibles para esconder los sollozos que emergían de su interior con gran tristeza.

Cubierto por la forma de sus padres, Dan se veía más pequeño, pero la postura perfecta que manejaba y con la cual se mantenía de pie lo hacía ver como una roca para su familia.

Los Kuso tenían la peculiaridad de entender mucho mejor que cualquier otro padre la necesidad de la partida de su hijo, la importancia de que su amado y único hijo arriesgara su vida para proteger millones más. No obstante, esa capacidad de aceptar lo inevitable no menguaba el dolor que sentían.

–Cuídate mucho, Dan –. Pidió Miyoko tratando de ocultar su preocupación –. Tú también, Drago. Cuídense el uno al otro.

–Lo haremos, señora. No tiene de que preocuparse –. Respondió el Bakugan Pyrus.

–Ustedes también, mamá. Traten de mantenerse lejos de las cámaras hasta que volvamos con todos los chicos sanos y salvos –. Dijo el castaño con un guiño y una enorme sonrisa llena de confianza.

–Lo haremos, asegúrense de no preocuparse mucho por nosotros, necesitarán de toda su concentración para acabar con los gundalianos –. Respondió el señor Kuso revolviendo el cabello de su hijo.

Cuando los padres de Dan se alejaron con dificultad del abrazo de su hijo, Daikin y Taka se tomaron un momento para levantarse despacio mientras la madre de Nick se pasaba las manos por las mejillas, limpiando los rastros húmedos de lágrimas y tratando de desviar la atención de los chicos de sus ojos irritados y llorosos.

–Yo… no sé cómo decir esto… así que… solo lo diré –. Comenzó la rubia escondiendo sus ojos –. Chicos, ustedes son lo mejor que le pudo pasar a nuestro hijo, creció mucho desde el día en que se integró a su grupo y eso es algo que nunca podré pagarles. Sé que no tengo derecho a pedirles más después de todo lo que han hecho, pero… pero… si ven a nuestro hijo… por favor… por favor

Viendo como su esposa era incapaz de terminar su discurso mientras las lágrimas caían nuevamente de sus oscuros orbes llorosos, el señor Takahashi sujetó el hombro de su mujer con pesar en su mirada antes de tomar la palabra.

–No queremos pedirles más de lo que pueden ofrecer, pero significaría mucho si consiguieran traer a nuestro hijo de vuelta a casa –. Concluyó el pelinegro mayor por su esposa.

–Descuiden, Nick es nuestro amigo, casi como un hermano para todos nosotros, no lo dejaremos a merced de esos sujetos –. Aseguró Dan aumentando el tamaño de su sonrisa.

–Además, Nick y Leónidas son muy fuertes, puede que ellos mismos encuentren el modo de escapar y liberar a los chicos –. Respaldó Shun a su amigo, levantándose de su asiento.

–Puede que incluso terminen la guerra ellos mismos si llegan a Barodius –. Ofreció consuelo Marucho en sus propios intentos de ofrecer una sonrisa.

–Muchas gracias, chicos –. Dijo la señora Takahashi con un hilo de voz.

Conmovida y reposando en los brazos de su esposo, la madre de Nick se alejó del centro del pequeño espacio para los jóvenes que partirían.

Uno a uno, todos los miembros de los Peleadores en cuyos hombros recaía la responsabilidad de detener la guerra se agruparon ante los ojos expectantes de todos.

Uno a uno, las expresiones de confusión e inseguridad en los ojos de los protectores de la Tierra se borraron y fueron reemplazadas por unos rostros llenos de determinación y consuelo. Si eran un mero acto de parte de los chicos por no preocupar a los padres y amigos, Marduk no lo supo y parte de él tampoco quería descubrir la verdadera naturaleza detrás de ese acto.

–¿Listo, Aranaut? –. Preguntó Fabia a su compañero mientras tomaba las manos de sus nuevos amigos.

–Cuando desee, princesa –. Asintió el Bakugan tomando asiento en el hombro de la peliazul.

Tomando un respiro y dedicando una última mirada de despedida y perdón a Marduk y a todos los demás, Fabia dio la orden que los separaría finalmente por un tiempo indefinido.

–Llévanos a Neathia.

Desvaneciéndose en una endeble lluvia de múltiples colores, los Peleadores Bakugan se despidieron de sus amigos y familiares manteniendo una pequeña sonrisa en sus rostros, mientras preservaban la promesa de regresar sanos y salvos con todos los humanos perdidos de regreso.

Bastó un par de segundos y un débil "adiós" compartido para que los Peleadores Bakugan desaparecieran una vez más, dejando su mundo para defender a los inocentes en una nueva guerra librada en la lejanía de las estrellas.

Una carga demasiado pesada para guerreros tan jóvenes.

–Entonces, ¿vamos a Moscú en lo que esperamos que el padre de Marucho nos llame para reunirnos con él? –. Preguntó Izumi a su novio cuando los chicos finalmente desaparecieron.

Sería lo más recomendable, el curso de acción más predecible para cualquiera en su situación, pero ahora que los muchachos se habían retirado, era el momento perfecto para poner en marcha un plan distinto, uno que contribuiría mejor a los propósitos de los Peleadores Bakugan y ayudaría a resolver este gran problema.

–Tú y yo no iremos, Iz –. Respondió Marduk a la pelirroja.

–¿Cómo? Pero, Marduk, dijiste que… –. Comenzó la señora Kuso con confusión antes de ser interrumpida.

–Sé lo que dije, señora, pero tenemos que ser realistas en esto. No importa que le digamos a los miembros de la ONU, no van a creernos. Están demasiado asustados como para creer que los neathianos son nuestros amigos, especialmente si se los dicen dos adolescentes que ni siquiera crearon el interespacio –. Respondió el peliplata acercándose al panel de comunicaciones cerca del muro que separaba la cabina del piloto del resto del avión.

–Entonces, ¿todo lo que les dijiste a Dan y a los chicos fue mentira? –. Preguntó Izumi con confusión.

–En parte. Les dije que nos íbamos a encargar y es justo lo que haremos, pero no podemos hacer esto solos –. Respondió el antiguo peleador acercándose al panel –. Kato, Kato, ¿puedes oírme?

Lo escucho fuerte y claro, Maestro Marduk –. Respondió el mayordomo desde el otro lado de la línea.

–Nick y Dan están fuera, asumo que ya conoces el plan de respaldo que Marucho dejó en caso de una emergencia como esta –. Comenzó el peliplata.

Por supuesto, señor. No se preocupe, llegaremos a nuestro destino en poco tiempo.

–Gracias, Kato –. Agradeció Marduk antes de alejarse para tomar asiento una vez más.

–Cariño, no te entiendo. ¿Qué sucede? ¿De qué plan de respaldo estás hablando? –. Expresó Izumi sin entender lo que ocurría.

–Después de que los periodistas invadieron su casa, Marucho creó un plan de contingencia en caso de que la situación se nos saliera de las manos, uno que fue enviado a mí en el momento en que cerramos el IB a modo de seguro –. Explicó el antiguo peleador con un suspiro.

–No entiendo, ¿por qué solo a ti? –. Preguntó el padre de Nick sin entender.

–Un medio de seguridad, entre menos supiéramos de esto, sería mejor para todos. Así ningún gundaliano sabría que planeamos.

–Eso está bien, pero no entiendo porque solo te enviaría ese plan a ti. ¿Por qué no a Nick o a Dan? –. Cuestionó el padre de Dan.

–Porque el plan no es algo que esos dos apoyarían si se los decíamos. No me gusta mentirles a los chicos, pero esto es por su propio bien y el de todo el mundo.

Poco a poco, Izumi pareció entender completamente a que se estaba refiriendo su novio, a que esperaba llegar con todo esto, mientras abría sus ojos como dos grandes platos que lo veían fijamente.

Sí, ya sabía de qué estaba hablando.

–Marduk, ¿acaso tú…?

–Sí, ahora mismo estamos en camino a la casa de Alice y su abuelo. Usaremos su portal dimensional para buscar refuerzos. La humanidad ahora teme a la vida avanzada en otros mundos, tenemos que demostrarles que no es tan mala como los gundalianos les han hecho creer –. Concluyó el peliplata reposando su cabeza en el sillón.

–Sabes que Nick te va matar, ¿cierto? –. Comentó Izumi con incredulidad.

–Imagino que querrá intentarlo, pero no podrá si su novia me defiende.


Rusia, Residencia Gehabich

2 horas después

Marduk no podía decir que hubiera conocido realmente a Masquerade durante su tiempo como enemigo de los Peleadores Bakugan. Habían convivido lo justo y necesario, pero jamás había sentido un interés especial por compartir una charla más amena con el otro enemigo más peligroso de su nueva familia; en cierto modo, eran tan parecidos, que el enmascarado le parecía insoportable y podía ser bastante extraño, aunque no tanto como Hal G.

Su renuencia a socializar con esos dos sujetos había llevado a que Vladitor tuviera que fungir como su puente con ese par y el mismo Naga. Pero cuando su compañero se desvaneció en un brillante resplandor blanco, cualquier rastro de relación con esos dos había desaparecido y Marduk se había borrado del mapa de los Peleadores y sus enemigos después de su última pelea con Nick.

En cierto modo, creía que nunca más tendría que volver a relacionarse con algunos de esos tipos, no tenía sentido si sus alter egos y sus papeles como enemigos de los Bakugan ya se habían desvanecido con las derrotas de Vladitor y Naga. Por lo que resultaba raro estar aquí ahora, después de todo lo que había pasado. Alice y Michael Gehabich ya no eran los sujetos que antes había conocido, pero aún se sentía extraño pedir ayuda a quienes antaño no había visto como nada más que aliados temporales en su meta de dominar a todos los Bakugan.

El laboratorio del Dr. Michael era espacioso, estaba claro que el hombre había aprovechado los regalos de las Industrias Marukura en los últimos seis meses para reparar todo el equipo dañado después del ataque de Shadow Prove.

Se trataba de un espacio amplio en forma circular, uno que se elevaba metros y metros sobre el nivel del suelo. En el centro de la sala, el transportador dimensional se erguía con elegancia delante de los demás inventos y dispositivos ocultos del doctor, pero dejando que una larga serie de gruesos cables recorrieron el suelo del laboratorio, conectando la máquina con múltiples centrales de energía esparcidas por el lugar, todas ellas encargadas de proveer del poder suficiente al transportador. Por otro lado, delante del invento, una gran computadora con una serie de teclados se alzaba con cierta imponencia frente a todos los visitantes.

Después de pasar tanto tiempo asistiendo a Nick y Marucho en el Interespacio Bakugan, Marduk e Izumi habían aprendido todo lo posible sobre los avances que los Peleadores y sus amigos llevaban a cabo y podían entender porque respetaban tanto al Dr. Gehabich como una mente igual o superior a ellos mismos. Después de todo, muy pocos humanos serían capaces de construir un portal interdimensional usando como base un lanzador.

–Este lugar… es impresionante… –. Comentó Izumi con asombro mientras miraba sus alrededores.

–Agradezco mucho el cumplido, señorita, pero temo que aún no nos dicen con exactitud para que requieren de nuestra ayuda –. Comentó una voz avejentada adelantándose al interior del laboratorio.

Cómo esperaba, Michael Gehabich no era un hombre que los recibiera como viejos amigos, mucho menos considerando que todo lo malo que Marduk había tratado de hacer era el resultado de sus propias decisiones, tomadas a completa consciencia; caso contrario al mismo doctor y a su nieta.

No se mentiría diciendo que estaba bien con eso, pero podía estar satisfecho siempre y cuando Izumi fuera tratada con respeto, al igual que los padres de sus amigos, cosa en la que el viejo doctor no lo había decepcionado.

–No es gran cosa, solo necesitamos que nos ayude a hacer un viaje a otra dimensión –. Simplificó Marduk con calma.

–No entiendo cómo es que eso podrá ayudarnos con el problema que tenemos entre manos –. Comentó el anciano acomodándose sus lentes.

–La gente tiene miedo a la vida en otros mundos, tenemos que mostrarles que no son un peligro y que no todos los alienígenas en el universo son como los gundalianos –. Respondió Izumi repitiendo las palabras de su novio en el avión.

–Entonces, déjenme ver si entendí bien. Lo que Marucho y ustedes proponen es que abra la puerta dimensional para llevarlos a Vestal y tratar de convencer al Alto Consejo de reparar un debate político causado por la destrucción que estos gundalianos provocaron –. Repasó el doctor apoyándose en el tablero de su computadora.

Bueno, tenía que aceptar que, dicho de ese modo, sonaba como el más insensato de los planes. Probablemente lo era, pero tampoco podían presumir de tener muchas opciones.

–Señor, sabemos que no es un plan muy sólido, pero es la mejor de las opciones. Les mandamos un mail explicándoles toda la situación, si no hacemos algo pronto, los neathianos también serán declarados enemigos únicamente por las acciones de dos traidores. El público está aterrado, tiene que ver que se puede confiar en la vida que está más allá de nuestro mundo –. Argumentó Marduk nuevamente.

–Eso lo entiendo, pero creo que no hace falta decir que convencer a todo un mundo de hacer contacto con otro tan pronto no será fácil, especialmente a uno tan asustado como el nuestro y peor en las circunstancias que atravesamos ahora mismo –. Debatió el hombre con un suspiro.

–Doctor, por favor, esta puede ser la única oportunidad de unir a la humanidad contra el verdadero enemigo –. Insistió el padre de Nick junto con su esposa desde el otro lado del laboratorio.

–Es cierto. Si no convencen a los vestal de abrir las vías de contacto con la humanidad, podría ser el inicio de una era de miedo para toda el mundo. Si podemos impedir que algo así suceda, debemos tomar la oportunidad ahora –. Respaldó Miyoko Kuso a sus amigos.

Gehabich suspiró con cansancio mientras se quitaba sus lentes y los limpiaba con el borde más limpio de su bata. Estaba claro que el hombre no podría estar menos convencido de la fiabilidad de su plan, pero no sabía que más podían hacer para convencerlo que exponer sus puntos de vista.

–Piénselo de este modo, doctor. Si logramos convencer al Alto Consejo de apoyarnos y venir a la Tierra, no solo podrían unir a la humanidad e impulsarla a una nueva era de avances tecnológicos, también sería la oportunidad perfecta para juntar los ejércitos de tres mundos contra un enemigo en común. Si logramos que Vestal se una a nuestra causa, podremos terminar esta guerra y salvar millones de vidas en el proceso.

Eso pareció apaciguar un poco las dudas en el corazón del anciano, aunque sus palabras no pudieron borrar la inseguridad latente en su mirada. Parecía entender a lo que querían llegar, pero aún no estaba completamente convencido de esto.

–Uno pensaría que los primeros en entablar el primer contacto formal con vida extraterrestre serían diplomáticos expertos –. Comentó el hombre con una sonrisa triste.

–Sería lo más recomendable, pero en estos precisos momentos, hasta los diplomáticos más pacifistas del mundo deben estar pensando en qué tipo de misiles podrían volarle la cabeza a un Bakugan. El ataque de los tipos que se llevaron a Nick y a los chicos sacudió el mundo y tenemos que hacer algo antes de que amenacemos con despedazarnos con toda forma de vida que provenga de las estrellas –. Dijo Marduk con impaciencia.

Antes de que el peliplata pudiera continuar, una serie de pasos veloces se escuchó entrando al laboratorio, dando paso a la imagen de una joven castaña de cabello largo entrando al laboratorio con vestida con un abrigo morado, una falda clara y un par de botas, mientras en su hombro descansaba su antiguo aliado, Hydranoid Darkus.

Nunca lo diría en voz alta, pero podía entender porque Nick se había sentido tan atraído por Alice Gehabich hace unos años. La joven castaña seguía siendo una visión digna de admirar, incluso para el hombre más falto de interés. Por supuesto, para Marduk, Alice no se podía comparar a Izumi, pero eso no le impedía valorar la belleza de la joven, ni preguntarse porqué la chica jamás había logrado captar el interés de Shun.

Sin embargo, más impresionante que sus delicadas y llamativas facciones, eran la determinación de la chica y su gran corazón. Características de las que hacía gala al adelantarse frente a todos los demás para dirigirse al buen doctor.

–Abuelo, por favor. Si Marucho cree que esto puede funcionar, tenemos que confiar en él –. Comenzó la joven en defensa del plan de su amigo.

–Alice, querida… –. Comenzó el doctor con cansancio antes de ser interrumpido.

–Por favor, los vestal pueden ser nuestra única oportunidad de detener un conflicto con otros mundos y conseguir refuerzos para los chicos –. Pidió la antigua peleadora a su abuelo.

–Es cierto, Dr. Michael. Los Peleadores Bakugan no han fallado ni una sola vez en su labor de proteger el mundo y estoy seguro de que esta no será la excepción, pero no pueden hacerlo solos. Si conseguirles apoyo es lo menos que podemos hacer para ayudarles, debemos hacerlo –. Respaldó Hydranoid a su compañera.

Acariciando su sien y el puente de su nariz con las yemas de sus dedos arrugados. No podía decir con precisión que es lo que debía estar pasando por la mente del hombre, así que solo podía esperar que su nieta lograra ayudarlo a cambiar de parecer.

Tomando una respiración profunda, Michael se puso sus lentes una vez más para enfocar toda su atención en Marduk e Izumi.

–Ustedes son los que viajarían a Vestal, ¿cierto? –. Preguntó el doctor jugando con sus dedos.

–Así es.

–¿Y están seguros de poder convencer al Alto Consejo de apoyarlos?

–Es la idea. Sin los chicos presentes, somos la voz y el rostro de los Peleadores Bakugan. Confiamos en que su respeto y agradecimiento hacia ellos los motive a ayudar en la guerra –. Explicó Izumi al doctor.

–¿Y creen, en verdad, poder convencerlos? Ellos no los conocen tanto como a Dan o a los otros. Puede que ustedes expongan su punto y ellos solo los descarten por no conocerlos bien –. Sugirió el hombre mayor.

–Aún si eso sucede, no cambia el hecho de que no tenemos elección. Si se quedan y hablan con los líderes del mundo, nada garantiza que les crean si no tienen pruebas de la posibilidad de una alianza y buenas relaciones con otros mundos. Por favor, abuelo, déjalos ir –. Argumentó Alice en favor de los chicos nuevamente.

El hombre se mostró inseguro mientras les daba la espalda con las manos en más caderas y la mirada gacha. Estaba claro que su temor a las repercusiones podía ser alto y temía las consecuencias que los actos de unos adolescentes pudieran acarrear. De algún modo, todo lo que habían hecho hasta el momento había fallado o se había retorcido de formas inesperadas, nada podía garantizar que esto fuera diferente.

–Dr. Michael, por favor, ayúdenos –. Pidió Marduk, tragándose su orgullo y solicitando el favor –. Permítanos la oportunidad de ayudar a nuestros amigos. Si fallamos, al menos que sea con el conocimiento de haberlo intentado todo. Creo que es mejor eso a fallar pensando que pudimos haber hecho más.

Su razonamiento sincero, sus palabras llenas de convicción, pronunciadas con el mayor cuidado de toda su vida, era algo que incluso sorprendía a Marduk. Jamás se había sentido capaz de expresarse de esa manera, ni siquiera tras su integración al grupo de los Peleadores.

Una vez pronunciadas las palabras, parte de Marduk esperó sentir cierto asco, desagrado por lo cursi que sin duda debió haber sonado. Sin embargo, no sintió nada de eso, en su lugar, se sintió bien.

Bien.

Una calidez en el pecho, que solo se amplificó cuando Izumi le ofreció una pequeña sonrisa llena de orgullo por su pequeño discurso, provocando un pequeño sonrojo en las mejillas del antiguo peleador. Sorprendentemente, incluso el resto de los presentes lo observó con cierta complicidad y orgullo.

Tenía que aceptar que había crecido, más de lo que nunca había pensado que podría. Y, de algún modo, parecía que la capacidad de dar pequeños discursos venía con la madurez que los Peleadores Bakugan habían provocado en él.

No se sentía tan mal como habría pensado hace unos años, aunque en secreto cruzaba dedos para no comportarse como si tuviera alta el azúcar en todo momento al estilo Dan Kuso.

Volviendo a la realidad, el doctor dio un suspiro que parecía esconder una pequeña sonrisa burlona antes de dirigirse a Marduk con la expresión más seria que le fue posible.

–No eres como te recuerdo, Marduk. Has cambiado mucho desde la última vez que nos vimos –. Comentó Gehabich con cierta sorpresa.

–Trato de mejorar por aquellos me importan –. Respondió el peliplata superando su débil sonrojo para mirar por el rabillo del ojo a su novia –. No pasa una noche en la que no me arrepienta de todo lo que hice. He pasado los últimos años tratando de ganar mi redención y siento que este es el momento para eso. Llegó la hora de retribuirle al mundo por todo lo que le hice.

–Si nos hubiéramos reencontrado hace unos años, pensaría que estoy hablando con un completo extraño –. Dijo el doctor acercándose para palmear el hombro del joven –. A pesar de todo lo que pasó, creo que eres digno de tu redención.

Alejándose para tomar el control de su gran computadora, el Dr. Michael comenzó a teclear una serie de códigos y palabras inentendibles desde la distancia. Sin embargo, cualquier rastro de duda que pudiera existir por las acciones del hombre se evaporó en el momento en que el transportador dimensional comenzó a emitir una fuerte luz blanquecina que, poco a poco, destelló con más fuerza y constancia; iluminando el laboratorio como el sol asomándose en el horizonte.

–Abuelo, ¿vas a ayudarlos? –. Cuestionó Alice con ilusión mientras juntaba sus manos.

Dando un suspiro, el hombre respondió.

–Hasta donde llegan mis posibilidades. Los ayudaré a llegar a Vestal, a la casa de Klaus para que él los ayude a reunirse con el Alto Consejo. Pero tienen que saber algo, muchachos.

–¿Qué cosa? –. Preguntó Marduk con curiosidad.

–No podremos estar aquí para devolverlos en caso de que algo salga mal. Temo que es cuestión de tiempo antes de que la FSB toque a nuestra puerta y exija mi trabajo y mis avances. Debo esconder la máquina en un lugar seguro una vez que ustedes se hayan ido –. Explicó el Dr. Gehabich con pesar.

No podía esperar menos, ahora el mundo estaba de cabeza frente a la amenaza gundaliana y tenían que acoplarse a las circunstancias que los rodeaban, incluso si eso significaba aventurarse por su cuenta a un mundo desconocido.

–Lo entendemos, doctor. No se preocupe por nosotros. De hecho, lo sugiero acompañar a los Kuso y a los Takahashi a Moscú para reunirse con los Marukura, estarán más seguros con ellos –. Asintió Izumi.

–¿Estás segura de que no quieres venir, Alice? –. Preguntó el peliplata a la joven Gehabich señalando al transportador.

–Es mejor así, no quiero abandonar a mi abuelo con todo lo que está pasando. Además, sin ustedes aquí, Hydra y yo somos los más capacitados para hablar en favor de los Bakugan –. Argumentó la castaña.

–Entendemos. Por favor, cuídense mucho –. Pidió Izumi a los presentes.

–Descuida, estaremos bien. Vayan a salvar el mundo, chicos –. Se despidieron los adultos.

Desviando su atención una vez más al hombre de más edad en la sala, Marduk e Izumi vieron como el doctor extendía su brazo al transportador dimensional ubicado en el centro de la sala.

–La puerta está abierta, muchachos. Solo tienen que cruzar –. Indicó el doctor con renovada amabilidad.

–Entendido. Le agradecemos mucho su ayuda, doctor –. Dijo Marduk mientras su novia asentía.

–Trataremos de traer muchas fotos a nuestro regreso –. Bromeó la pelirroja mientras se acercaban a la puerta.

Poco a poco, el blanco y el celeste del portal comenzó a intensificarse, provocando que los viajeros se vieran obligados a cerrar ligeramente los ojos mientras se acercaban a la poderosa fuente de luz.

Comenzando proceso de transferencia interdimensional en 5… 4…

Las manos de Marduk temblaban ligeramente con expectación, sus pies se movían sutilmente de su lugar y no pudo evitar tragar un poco de saliva. Por primera vez, en toda su vida, saldría del planeta. Ni siquiera le importaba si era un sitio al que sus amigos ya habían ido, solo le importaba la emoción de tal suceso en su vida, incluso frente a las circunstancias que los rodeaban.

–Una vez más, no puedes decir que no te llevo a conocer lugares nuevos –. Bromeó la pelirroja sosteniendo su mano.

–Si no mal recuerdo, yo fui quién nos llevó a América el año pasado –. Correspondió el peliplata con una pequeña risa.

–Sí, pero la idea fue mía –. Siguió la pelirroja sacándole la lengua a su novio.

3… 2… 1.

–¡Ya pueden cruzar! –. Avisó el Dr. Michael desde la distancia.

–A que pongo un pie en Vestal antes que tú –. Declaró Iz antes de correr al portal, sosteniendo la mano de su novio con firmeza.

Corriendo hacia la luz, corriendo hacia lo desconocido, ambos viajeros se aventuraron hacia un nuevo mundo con la intención de cambiar las tornas de una guerra por aquellos que se habían convertido en más que sus amigos, su familia, la que ninguno había tenido en su momento.

Una familia que protegerían con uñas y dientes de ser necesario.


Después de 12 capítulos, ya era hora de que viéramos las cosas desde los ojos de Marduk

(Ya le tocaba al pobre).

Creo que muchos estaremos de acuerdo en que, una vez escribes sobre esta serie, es difícil dejar a los vestal de lado. La gran pregunta ahora es la siguiente: ¿Marduk e Izumi serán capaces de conseguir la ayuda del Alto Consejo? ¿Cómo les estará yendo a Nick y Julie? Creo que ya podemos decir que terminamos con los aperitivos y es hora de probar el plato principal de todo este lío. Y no, no sé cómo comenzar, pero supongo que eso es parte de la diversión, es decir, ¿dónde estaría la gracia si el escritor supiera todo lo que va a pasar? XP

En cuanto a Nick, sé que algunos pueden pensar que me excedí en su derrota. Probablemente tengan razón, pero Nick tiene la desgracia de que yo sea su escritor (xD). Además, su primera derrota tenía que ser brutal en todos los aspectos (incluyendo el combate cuerpo a cuerpo) a manos de los nuevos villanos.

Aprovecho el momento para desearles una feliz navidad, qué les den muchos regalos y mucha comida. Y también recuerden esto: mientras que Marduk e Izumi van a pasar navidad en Vestal, Nick y Julie lo harán como prisioneros en Gundalia

Sin más que decir, me despido dando el aviso de que tiempos oscuros se acercan para nuestros héroes.

PD: Le debo una disculpa a CavaloRebaixado. Estaba leyendo algunas de las reviews cuando me di cuenta de que su nombre de usuario era otro y yo lo terminé mencionando por el primero que me había salido antes. Viejo, no sé si leas esto, pero de verdad lamento el error y me disculpo si te ofendí