Hola mina san, ¿Por qué no actualizaba?, créanme que les podría hacer un fic super seinen del porqué. En resumen, había estado Full con diferentes trabajos y actividades. ¡Gracias por seguir leyendo este fic...!

Daianapotter: Te seré honesta, tus comentarios siempre me hacen reír, en cierta forma te imagino esperando ese lemon con muchas ansias.

OriHimeko—chan : Gracias por el comentario, no abandonare el fic, te lo aseguro (eso de los chistes es más como si fuese alguna locura que cuando escribo se me ocurre).

Sibreka: Si van a sufrir, pero habrá un final feliz, aunque los puedo matar a todos no hay problema (mentira, lo siento veo mucho GOT), lo de Kazui, no lo había considerado, lo tendré en mente.

Kurosaki Orihime: Hola tomare en cuenta tu comentario, como escritora creo que muchas veces no me percato de eso, porque claro en mi mente yo sé quién es quién, y si tendrá mucho más desarrollo cada personaje.

michelleuchiha14: Gracias, me alegra que disfrutes los caps.

Hasta la Eternidad

Cap VI

"De vez en cuando, el tiempo es débil y fuertes"

— ¿Qué hiciste? —pregunto la morena al oír a la rubia decirle lo que había hecho en el despacho de su hermano.

—Lo que escuchas —sentándose en el canapé de su habitación para descansar un rato después de aquel encuentro.

— Pero, ¿Por qué? —mirándola un poco incomprendida le pregunto, si bien ella era un poco impulsiva solo tenía esa versión cuando bebía y ahora parecía de lo más sobria.

—No sé... – comenzó a quitarse una de sus bellas botas, luego la dejo caer al suelo.

— ¿Te dijo algo? —Rukia cruzo los brazos al imaginarse esa escena, esperaba que su amiga no se hubiese metido en un problema aún más grande.

—No —respondió rápidamente mientras se desasía de su otra bota, a decir verdad, sus pies la estaban matando.

—Bueno, no es tan extraño, después de todo…. —le dio la espalda para quedar frente a la ventana, estaba un poco más entrada en calma al escuchar eso, ya que se imaginaba lo peor.

— ¿mmm? … — Matsumoto emitió ese sonido a manera de intriga.

—Bueno, ¿crees que ese lugar está sin protección o qué? —reprocho Rukia a la rubia un poco molesta viéndola de reojo al analizar otros factores como su seguridad.

—Supongo…—respondió Rangiku con un tono de que no le importaba mucho eso, a decir verdad, nunca considero ese aspecto—, no vi a nadie ¿Cuál es tu problema?

—Mi abuelo jamás dejaría a su precioso nieto y único heredero solo —puso la morena una de sus manos sobre su quijada—, tu quizás solo viste a la secretaria, pero ahí dentro por lo menos están 40 oficiales muy bien entrenados. Sin embargo, él no los necesita.

—Si fue muy impulsivo —dijo mientras miraba sus pies descalzos.

—Ponerle ese cuchillo en la espalda —se dio la vuelta para mirar a Rangiku— ¡No, ¿cómo crees?! —entono Rukia con sarcasmo—. No sé, ¿en que estabas pensando?

—Ya déjame —se tiro sobre la cama poniendo la almohada sobre su rostro—, ¿además estas molesta por mi o por él? —le pregunto un poco harta de los reclamos.

—Por ti —respondió y vio cómo removió el almohadón de su rostro , esta parecía relajada—, no habrías podido cortarle ni el aire que respira , tienes suerte de que el no haya hecho nada, tu no lo sabes pero Byakuya fue a la guerra muchas veces, yo tenía 12 años y solo veía a mi madre llorar, porque él debía seguir los estatus militares más estrictos y créeme cuando te digo, que él no necesita de nadie que lo cuide ,ha recibido flechas, balas, cortadas con katanas y ataques con bombas y si no se murió con eso —mencionando todo mientras paseaba por el cuarto de la rubia— ¿crees que un pequeño cuchillo corta sobres le causaría efecto? —quedando en silencio espero la respuesta.

—Por un momento —Matsumoto hizo una pequeña pausa—, cuando tenía el cuchillo en mi mano rosando su espalda pensé que quizás….

—¿Quizás?—interrumpió la morena—. Sabes eso suena más a un fetiche raro tuyo, digo lo dices en una forma dramática… —rio— sabía que eras algo ruda, pero fantasear con ese tipo de cosas, ¿Y después qué? mataras a mi abuelo, porque él es el último Kuchiki soltero, claro después de Byakuya

—rio— Rukia, jamás haría algo como eso.

—Matsumoto no creas que por ser mujer él no te daría una bofetada —le comunico a su amiga de manera clara.

—¿Lo has visto hacerlo? —pregunto a la hermana de su némesis, esperando saber que tan alta era la soberbia de aquel hombre.

—No —le informo.

Si bien Byakuya no era el hombre más emotivo del planeta, tampoco era el más errático, era muy equilibrado hasta mas no poder, ella jamás había presenciado que golpease a alguien, pero estaba consiente que su hermano no estaba exento de los males del hombre.

—Entonces, ¿Por qué lo dices? —le pregunto Matsumoto a la morena, esperando conocer una respuesta un poco morbosa, aunque sabía que tratándose de aquel hombre saber solo su nombre ya era un avance.

—Bueno cuando éramos pequeños —Rukia empezó a recordar fragmentos de su infancia—, una de mis primas me golpeo por dañar accidentalmente unas costuras el día de su boda, ella se casaría con un conde o un duque no recuerdo bien, yo tenía 8 años y el 15, para ese entonces él ya era muy alto, recuerdo que muchas chicas lo buscaban —rio al recordar que este las ignoraba por completo—. En resumen, él sujeto su mano en el aire cuando ella se disponía a darme otro golpe, hizo esa acción de una forma tan gélida que erizaba la piel, le dijo "Si lo vuelve a hacer, le romperé cada uno de sus dedos", la mujer se casó y se fue a vivir a Irlanda o a la China, ciertamente jamás me intereso.

—Eso no suena muy oscuro, no suena tan mal —respondió Matsumoto de una manera muy infantil, como era de costumbre.

—Si ahora imagina que no haría el por protegerse —Rukia la miro, esperando que la rubia captara de una vez sus ideas y luego prosiguió—. Su mirada estaba ennegrecida y tenía una expresión que jamás he vuelto a ver, era como si, como si…. —no encontraba las palabras más adecuadas para describir aquel momento.

—Como si estuviera dispuesto a todo sin importarle nada —al momento de responderle la rubia recordó cuando un hombre tomo por el cuello a su madre, poniéndola contra la pared, ella aún era una niña y tenía muchos vacíos mentales de ese recuerdo, él le exigió que jamás lo buscase o que se atendría a las consecuencias, poco tiempo después sabría que aquel hombre era el padre de Orihime, ¿era un error comparar a Byakuya con aquel hombre?, la verdad no conocía ni el 10% de ninguno de ellos, podía juzgar al padre de Orihime pero hacerlo con Kuchiki no sería lo más sensato.

—Podría llamarse de esa manera… Estar dispuesto a todo, si lo quieres ver de esa forma—en ese momento Rukia noto el cambio de emociones en el rostro de Rangiku, pero prefirió no hacer hincapié en preguntar lo que sucedía, si ella tenía algo que decir siempre lo decía, pero si prefería estar en silencio es porque tenía razones muy fuertes para hacerlo—, veras yo jamás me lleve muy bien con la familia de nuestra madre, en especial con las odiosas de mis primas.

— ¿Donde esta Orihime? —pregunto a la morena para salir del tema, ya que era demasiado tiempo invertido en saber que lo que hizo no fue lo más sensato.

—Tardaste mucho en darte cuenta de que aún no ha regresado —camino Rukia hacia la puerta para dejar a la posible señora Kuchiki sola.

—Todavía esta con… —no pudo terminar la frase al ver partir a su amiga.

—Si, esta con su pelirrojo —menciono Rukia saliendo del cuarto.

Irlanda

—¿Ya tiene un plan claro? —pidió saber su fiel sirviente.

—Por supuesto —menciono con frialdad dando un sorbo a su copa de vino.

—El Conde está de acuerdo —le dijo viéndola pasearse con elegancia por el salón.

—Qué más da si el imbécil de Ebern se da cuenta de lo que pasa o no —le respondió asomándose a la ventana que daba vista al jardín, donde yacía un hombre junto a una vieja mujer, estos eran su marido y suegra.

—Mi señora –menciono de manera casi espontanea al no comprender los deseos más bajos de aquella mujer.

—Nada de esto estaría pasando —tiro la copa contra el muro de la habitación—, el estúpido no cumplió —rio de manera poco elocuente—, soy una idiota, jamás sería capaz de dar todo lo que yo en algún momento di por él.

—No podemos ir en contra de el —agachó la mirada—, si nos descubre.

—Claro que si podemos —tomo el rostro de aquel fiel sirviente —paso sus bellas uñas sobre los labios de aquella persona—, no tengas miedo.

—Pero… —intento pronunciar.

—Escúchame bien —se alejó para sacar un sobre de su armario—, vas a llevar esta carta a la dirección marcada —indico entregándosela.

—Solo eso requiere que haga … —le dijo mirándola sabiendo que no acabaría solo en eso.

—Ella se encargará del resto —respondió la esposa sufrida del conde mientras se sentaba sobre su cama.

—¿Ella? –le pregunto con un tono aún más desconcertado ¿a cuantas personas planea involucrar en su venganza?, se cuestionó en su interior, la carta iba sellada por el conde, una flor de lirio era la marca familiar, heredada de generación en generación.

—Solo es una amiga que me debe muchos favores —menciono mientras deslizaba sus medias—, a Ebern nunca le intereso la mocosa y bueno… —tomo un cuchillo—, a mi tampoco, pero para que dejara de meterme en su vida me dio acceso al sello de la familia el cual solo he usado para darme lujos, jamás nadie en Londres sabrá quién da las ordenes, somos tres clanes los que manejamos el sello.

—La reina está enferma —dio un pequeño comentario

—Eso es algo que podemos usar a nuestro favor, ella estará en cama por un mes según escuche su caída del caballo fue muy fuerte y ella siempre ha sido una débil, eso de su enfermedad se lo invento porque no puede dejar que sepan que fue algo más grave,

—¿Como sabe eso y en que nos beneficia que ella no esté presente en 3 días? —continúo inmiscuyéndose

—Deja de meterte en cosas que no te ayudan y haz lo que te digo y lleva esta carta lo más pronto posible.

—Tu madre tenía muy bellas pinturas, —dijo Orihime mientras ichigo se sentaba a un lado en el pequeño estudio de pintura que su madre tenía, —le gustaba mucho pintar las flores.

—Ella amaba los girasoles —le menciono a pelirroja mientras le servía un poco de té sobre la pequeña taza de cerámica color azul, —Ya que aquí siempre parece estar lloviendo parece ser como si el sol siempre estuviera en nuestro hogar.

—Son hermosos —le comento viéndolo—, yo no soy muy buena pintando —rompió el contacto visual para ver como el sol entraba por el gran ventanal—, de hecho, no soy muy buena en muchas cosas.

—Debe de haber algo que te apasione –"como tú me apasionas a mí", cruzo ese pensamiento en la mente de Ichigo.

—Bueno de hecho —dijo Orihime tomando un sorbo de té.

—¿De hecho? —curioseo el pelirrojo

—Si pudiese pintar serian rosas, aunque debo de responder a tu pregunta con que tengo algo de talento para el piano —le miro de forma tierna ya que no se consideraba una gran pianista como los contemporáneos de la época.

—Ven te mostrare algo —dijo Ichigo extendiendo su mano hacia ella.

—¿A dónde quieres ir? —pregunto sorprendida por el cambio de emociones en el joven.

—A donde tu talento pueda ser admirado —respondió rápidamente, ese comentario fue suficiente como para enrojecerla.

—Está bien —le comunico dándole la mano al joven Kurosaki, mientras caminaban hacia el fondo del pasillo este se hacía cada vez más oscuro—, ¿Ichigo?

—No tengas miedo —le soltó la mano para sacar unas llaves las cuales no podía ver, pero si escuchar—, esta algo sucio —le dijo a la joven mientras abría la puerta.

—No me preocupa la suciedad —al terminar de decir esas palabras descubrió un hermoso piano blanco, jamás pensó que la familia de Ichigo pudiese tener tan maravillo ejemplar, los detalles en la madera eran exquisitos, Orihime camino hipnotizada viendo como los vitrales de la ventana vestían con su reflejos rojos y verdes la habitación.

—Estas pinturas eran su colección privada —le dijo siguiéndola por la habitación—, este piano era algo que ella amaba.

—¿Este eres tú? —le pregunto al ver que sobre el piano había un pequeño retrato de un bebe junto a su madre.

—Fue cuando tenía 8 años y viajamos a Holanda —mi padre dice que cuando veía a los girasoles resplandecer con el sol, ella comentaba que era como verme reír.

—Era muy hermosa —le dijo a Ichigo notando que su madre no parecía una mujer de la clase media, más bien parecía una joven princesa con esas flores de lavanda como corona en la foto.

—Si ella era una mujer sorprendentemente bella, aun me pregunto cómo se enamoró de mi papa.

—¿Tocas el piano? —investigo la pelirroja esperando conocer más detalles de la vida del joven policía.

—De hecho, solo mi madre lo hacía, yo nunca tuve mucho talento para hacerlo, solo puedo tocar una pieza —respondió halándola de una forma gentil para que se sentara frente al piano.

—Quisiera oírla —argumento la joven mujer haciendo que su corazón se derritiera.

—Estamos aquí para conocer tus talentos —le dijo quedando frente a ella atrás del piano—, además querrás huir después de escucharme.

—Tu afirmación está muy herrada —le dijo instándolo a que se acercara de nuevo.

—¿Te quedaras? —pregunto para saber si no escaparía.

—Prometo soportar esta tortura —le dijo creando una expresión en su rostro muy divertida.

—No me tientes ya que soy capaz de extenderla a limites poco comprendidos —le respondió mientras se sentaba junto a ella.

—¿Qué canción tocaras? —pregunto muy curiosa.

—Claro de Luna —indico de una forma muy serena.

—Esa canción… —musito la joven al recordar algo de muchos años.

Ichigo tocaba muy melodiosamente, mientras ella se preguntaba por qué escogió esa canción, ella sabía perfectamente lo que significaba para él, en la iglesia esa fue la canción que el toco para su madre, ella recordó aquel pequeño niño en el piano, pudo sentir ese dolor, quería preguntarle porque lo hacía, ¿era masoquista de su parte?, de pronto el joven se detuvo y un silencio total invadió la habitación.

—Eso es…—dijo sin terminar de decir nada.

—Déjame ayudarte con el resto —Orihime reacciono rápido ante aquella escena, quería preguntar, ¿pero era correcto?, la respuesta era un rotundo no.

—¿Conoces la canción? —preguntó el joven al ver como la pelirroja seguía las notas a la perfección

Si —le revelo rápidamente, aunque en cierta forma quisiera no conocerla de memoria.

Ichigo continuo el dúo junto a ella de manera fascinante, ese momento se convirtió en una conversación que las teclas del piano eran las encargadas de entablar.

—Tu madre, no la conocí muy bien —intento continuar, pero no sabía con qué palabras hacerlo—, ella era una mujer muy linda

—Orihime no toque la canción por algo triste, —le miro acercándose un poco hacia ella—, ella amaba oír esta canción, siempre me abrazaba y me comenzaba a dar besos en las mejillas, cada vez que puedo tocar este piano, de alguna forma siento que ella vendrá a darme besos y me abrazara como solía hacerlo antes —culmino sonriéndole a la pelirroja.

—Lamento mucho que muriera por esa enfermedad —tomo la mano del joven sin verle al rostro.

—¿Enfermedad? —tomo su mentón con su otra mano para hacerle ver sus hermosos ojos grisáceos—. Se les dijo a todos que ella había muerto por eso ¿No es así?

—ella le miro incomprendida—¿Ichigo? —dijo en un todo de desconcierto.

—Ella no murió así… —quito su mano del mentón de la joven.

—¿Perdón?

—Ella … —quedo en silencio.

—No tienes por qué decirme —sujeto con más fuerza la mano de Ichigo.

—Ese día tenía un capricho de comer un baguette recién horneado, ella salió a comprarlo —recordó el pelirrojo—, después de un tiempo ella no regresaba y mi padre grito desde el segundo piso su nombre como preguntando por ella, así que decidí salir unos cuantos metros —volvió todo en silencio mientras que la joven le miraba—. La encontré en la calle—en un tono un tanto enojado—, estaba muerta.

—Ichigo …. —Orihime no sabía que decir ante tal suceso.

—En ese entonces —poniendo un dedo sobre una de las teclas creando una Fa—, el abuelo de Byakuya ayudo para que no se hiciera un escándalo —poniendo otro dedo en Do—, en parte por apariencia y otra por armar un escándalo social, lo segundo nunca lo comprendí, eso supongo es lo de menos —termino mirándola en un estado de calma.

Orihime quedo sumida en sus pensamientos así que se dispuso a tocar una dulce melodía ya que no era bueno seguir en esa conversación, mientras el acurruco su cabeza sobre su hombro, pudiendo oler el suave perfume de la joven que estaba en sus cabellos, quedo embelesado al notar que sus suaves manos producían una de la canciones más hermosas que jamás había escuchado, cerró los ojos y esto lo trasporto a un mundo sin dolor.

—Orihime —dijo Ichigo

—¿sí?

—Ya son las 6 —le comento el policía al notar la hora.

—Ya lo sé, el sol parece ya no estar iluminando la ventana —le comento para seguir tocando.

—Deberías de volver a tu casa —¿enserio le estaba diciendo que se fuera?, no quería que lo hiciera, su presencia calmaba todo en el pero no era correcto que una joven pasara tanto tiempo en la casa de un hombre sin tener apego alguno, como el estar casados o ser familia aunque qué más da si pensaban que tenían algo, para él era mejor que se imaginaran que ella pasaba en su cama y no en la de otro, pero ella era una dama y no le gustaría que se viese afectada por eso, pero nada le costaría que le diera igual—¿Orihime?... —pronuncio su nombre en voz baja.

—¿Si?...

—En 3 días es el baile de máscaras —indico mientras que la joven dejo de tocar, para prestarle atención— ¿Quieres?

—¿Quiero? …—le miro sonriendo cálidamente de una manera que podía acelerar el corazón de cualquier hombre, las mejillas de Ichigo casi se tornarían rojas.

—Ese es un ….. —pronuncio el pelirrojo

—Es un termina la oración —le respondió la hermosa dama.

—Una sonrisa se formó en el rostro de Ichigo— Orihime Inue ¿Quieres ir al baile de máscaras conmigo?

—la joven le devolvió la sonrisa asintiendo —Si —le respondió.

—Amore miooooo….. amore mioooo… volevo solo dirti que —entro el padre de Ichigo a la habitación, lo cual hizo que la joven se alejara de Ichigo y este se levantara.

—¿Qué haces aquí? —le pregunto el joven ya que tuvo que admitir que no esperaba tal suceso.

—Señor Kurosaki —pronuncio Orihime al notar su presencia rápidamente.

—Hay perdón pensé que no había nadie —haciendo una dramatización poco creíble intentando ser divertido.

—¿Qué haces aquí? —le volvió hacer la pregunta a su padre en un tono serio.

—Hijo vivo aquí, donde más esperas que este —le respondió de manera dramática intentando personificarse como una víctima.

—Ya es tarde —dijo orihime en un tono bajo

—Hija deberías de quedarte a cenar —el padre de Ichigo le hizo esa sugerencia a Orihime.

—¿Hija? —Ichigo articulo extrañado, su padre era un hombre que tenía mucha confianza al hablar.

—No se preocupe señor además si no soy yo quien hace la cena para mi hermana y Rukia ellas se mueren de hambre —intento rechazar la propuesta informando que ella casi era la madre de ellas dos.

—Ellas también pueden venir —le dijo sonriendo el doctor

—No quisiera importunarlo —le informo Orihime ya que en realidad lo que menos amaba hacer era crear trabajo para alguien más.

—Padre —le dijo Ichigo mirándolo seriamente.

—Esta bien —exhalo entendiendo la situación—, pero prométeme que vendrás a comer un día con nosotros

—Si está bien —dijo Orihime mientras los tres caminaban hacia la puerta—, que pasen buenas noches.

—Buenas noches Orihime —le dijo Ichigo cerrando la puerta mientras la veía retirarse.

—cuando ella ya se había retirado Ichigo volteo a ver a su padre—¿en serio?

—No me culpes a mi hijo, vine porque una de las vecinas en específico la señora Haru me dijo que estabas haciendo cosas indebidas en la casa, que como podías hacerle tales cosas a esa chica, se acercó indignada al hospital, no hacia mas que decir que clase de valores te estaba dando, entre más le preguntaba más les decía cosas a las enfermeras, creo que se imaginaban que esta criando a un depravado.

—¿De qué hablas? —le pregunto sin comprender algo.

—Eso le pregunte y me dijo que lo viera por mí mismo —le indico—, y bueno aquí estoy.

—¿Y bien? —le respondió muy molesto.

—Honestamente por un momento si creí que estaba pasando algo, solo que no sabía con quién—se sentó en una silla del pasillo—, si cuando te acerques a la clínica te ven raro las enfermeras ya sabes por qué es.

—En serio esa mujer no tiene vida —dijo Ichigo dándose la vuelta.

Castillo de Londres

—Príncipe debería de ir a ver a su madre —le comunico el sacerdote que vivía en el castillo.

—No es mi problema lo que le suceda —le respondió el joven heredero de una manera muy fría levantándose desnudo de la cama dejando entre las sabanas a una mujer que parecía alguna de las mucamas del castillo.

—Ella es la reina —le dijo en tono de súplica, él ya estaba acostumbrado a esa clase de escenas.

—Es una zorra que toda su vida se la paso diciendo lo mal hombre que fue mi padre —tomo un arco del estante de la chimenea y disparo hacia la pared.

—Su majestad no debería de expresarse así de ella —le indico a manera de que fuera más respetuoso.

—Su gracia no debería de meterse en estos asuntos —dio otro disparo dejándole claro que no le importaba sus opiniones.

—Sabe que ella no podrá estar en el baile debido a su condición —le dijo el sacerdote sentándose.

—Que buena noticia —rio muy animado—, nadie tendrá que compadecerse de ella —menciono el joven.

—Príncipe Cifer …. —dijo el sacerdote de una manera triste.

—Me pregunto si podríamos usas el termino Rey de una buena vez —dio un último disparo, era un excelente arquero ya que había dado en el blanco siempre—, si no tienes mas que decir podrías retirarte.

—Si dirigirá esta nación, será mejor que se busque una compañera más acorde a nuestro país —dijo el hombre mientras abandonaba la habitación, haciendo referencia a quien yacía desnuda.

—Ella quiere verme casado con alguien que llene sus estándares no los míos —puso el arco sobre la mesa y se sirvió un poco de wiski—, las empleadas no califican —dijo con sarcasmo.

—Ella solo quiere lo mejor y escoger una buena compañera para usted no es algo que usted deba de negar —le menciono quedando frente a la puerta.

—Si no le diese el placer de escogerla, eso la llenaría de tristeza ¿no es así? —dando un pequeño sorbo—, eres muy bueno dando consejos.

—Por favor no la haga sufrir más… —le comunico saliendo de la habitación.

—No mas de lo que puede soportar —pronuncio al momento que la puerta se cerraba.