CAPITULO 1 — EDAD Y TIEMPO —

— Sakura… — Escuché de forma lejana, como un eco en mis memorias que se propagaba por mi ser y me hacía estremecer de dolor, pero no sabía porque… Estaba muerta ¿no? Y en la infinidad de la oscuridad ¿Así que por qué sentía aquello? — Sakura — Otra vez aquella voz me llamaba, esta vez más cercana y clara.

Algo me decía que conocía al propietario de esa voz, pero no lograba reconocerla del todo, era como si todo estuviera pasando lentamente por mi cabeza, y no conseguía hacer que funcionaran mis memorias, lo único que parecía estar perfectamente normal era la tristeza que me embargaba, y con ella un profundo dolor, que se sentía como si me hubieran herido profundamente, dañándome de forma irreparable. — Sakura, Amor… — Esa voz de nuevo… ¿Qué quería? No podía terminar de escuchar sus palabras del todo, pero algo en mi alma la añoraba, como si fuera a encontrar refugio y consuelo en ella, pero ¿Realmente podía? ¿Acaso yo no estaba muerta?

— Cielo, es hora de levantarse — Esta vez sus palabras sonaron tan fuertes, que el eco que las acompañaba parecía haberse ido casi del todo, pero a esto no le di mucha importancia, lo que hizo que reaccionara fue la última palabra ¿Acaso había dicho…levantarme? Cuando pensé en esto las sensaciones comenzaron a embargarme, primero que todo me sentía tibia, segundo sobre mí descansaba un suave peso, uno que me abrigaba y que en un acto reflejo me hacía acurrucarme más debajo de él, tercero una pequeña presión en lo que se suponía era mi hombro. — Sakura Despierta — Estas últimas palabras fueron como la ventana que dejó entrar la luz a mi mundo oscuro; entonces como si siempre hubiera podido hacerlo, abrí los ojos, unos que pensé que ya no poseía.

Me demoré unos instantes para acostumbrarme a la luz que entraba en el lugar y lograr enfocar mi mirada, pero cuando lo hice me encontré con un lugar que conocía muy bien, era… ¿Mi habitación? ¿Qué estaba haciendo allí? ¿Y por qué todo se veía mucho más grande de lo que recordaba? Traté de hacer memoria de lo último que había hecho, y luego de unos momentos de estar pensando lo recordé — ¡Naruto, Sasuke! — Solté en un grito interno, que hizo que la adrenalina corriera por mi cuerpo, haciéndome sentar rápidamente en mi lugar.

— Tranquila jovencita, levantarte de esa manera puede ser perjudicial para tu salud — Miré a mi derecha, que era el lugar del provenía esa voz y me quedé estática al comprobar quien era — Ya que por fin estas despierta, entonces te informo que es momento de ir a desayunar — La mujer se había enderezado y comenzó a alisarse su vestido blanco.

— ¿M-Mamá? — Interrogué insegura, puesto que la mujer que estaba en frente de mí, si era mi madre, pero lo que me hacía dudar era el darme cuenta que lucía mucho más joven.

Ella me miró con seriedad y un poco de severidad — Sakura, ya casi tienes cuatro años, es momento para que dejes de tartamudear las palabras — Parpadeé un tanto confundida por lo que acababa de escuchar ¿Acaso dijo cuatro años? ¡Pero… hacía tan solo unos instantes yo estaba en mis 16! ¿Qué rayos estaba pasando? ¿Regresé en el tiempo? ¿Estaba soñando? La última opción era tentadora de creer, pero por algún motivo mi instinto me decía que no estaba durmiendo ¿Entonces un genjutsu? No lo creía, no reconocía la familiar sensación de chakra invasivo en mí sistema, — Sakura cielo ¿Estas bien? — La mujer de cabellos dorados colocó su mano en mi frente, como comprobando mi temperatura, y al sentir su calidez el pensamiento de irrealidad se borró de mi mente, eso definitivamente era real, solo que no entendía que era lo que pasaba.

— L-lo siento Mamá, estoy bien, es solo que… te veo más joven — Cuando mi voz salió me sorprendí al notar lo suave, dulce e infantil que sonaba, no había escuchado ese tono desde que tenía diez años.

Mi madre soltó una risa suave y luego movió su mano frente a ella — Ay Sakura, sé que parece como si rejuveneciera, pero es muy pronto para que me lo digas — en su rostro se había posado un suave tono carmín, dándole un aspecto un tanto avergonzado pero alegre — Bueno, ya que todo está bien, vístete y baja para desayunar, tu padre y yo te esperaremos, pero no tardes mucho o vendé a buscarte.

Luego de estas palabras, elegante y tranquila, mi madre salió por la puerta, dejándome sola y con muchas más incógnitas en mi cabeza de las que alguna vez pensé tener, iniciando por los hechos más evidentes a mi alrededor y los que desde que había despertado rondaban en mi mente, pero uno prevalecía con mayor fuerza ¿Qué era lo que había pasado en ese lugar? ¿Qué era lo que me había pasado a mí? Me quedé reflexionando, tratando de encontrar la respuesta de todo ese enredo, pensando en los hechos y en las últimas sensaciones que tuve antes de despertar de regreso en mi casa con una tierna edad de tres años; pero pasados un par de minutos, y notando que no llegaba a ninguna conclusión, decidí que sería mejor ver todo con mis propios ojos, para saber exactamente qué era lo que estaba ocurriendo, en que época estaba, y lo que rodeaba estos acontecimientos, de esa manera podría recaudar información y llegar a una conclusión más acertada. Ya habiendo tomado mi decisión me puse en pie de un salto y fui directamente hacia la cómoda, donde podía ver que mi madre me había dejado un vestido listo para que me colocara, pero antes de tomarlo miré mi reflejo en el espejo, quedando sorprendida al verme nuevamente en mi versión miniatura, donde mis cabellos cortos aun tapaban mi frente, mis ojos se veían más grandes e inocentes, mis mejillas sonrosadas y regordetas, típico de la edad, un delgado cuerpo que parecía frágil al simple toque… — Definitivamente ¿Qué carajos pasó? — Me pregunté ahora mirando mis manos pequeñas, unas que en el pasado… o futuro, usaría para destruir rocas enormes o noquear a mis enemigos con un solo golpe; todo era tan confuso y me hacía sentir tan indefensa, que me hizo pensar que tendría que ser cautelosa para evitar los problemas, ya que evidentemente no podría defenderme bien.

Apartando nuevamente todas mis dudas y recordándome que no me serviría de nada el quedarme allí de pie, tomé mi vestido y me lo puse, luego peine mi cabello, quitándome el flequillo del rostro y permitiendo que este enmarcara mis facciones como en el pasado, por último busque entre mis cosas hasta encontrar un lazo de color azul, el cual use para asegurar mi peinado como si fuera una diadema, tal y como me había enseñado Ino alguna vez. Me miré una vez más en el espejo, teniendo recuerdos del pasado con ese mismo vestido de color verde oliva, solo que en aquella ocasión yo en vez de llevar un lazo azul, había llevado el rojo que Ino me había regalado. — Bien — Me dije antes de cerrar la línea de mis memorias y salir directamente hacia el comedor, donde ya me esperaban mis padres, cada uno con una sonrisa.

Me senté a la mesa, quedando mis piernas colgando de mi silla, haciendo que añadiera otra sensación a la lista de cosas que había olvidado al crecer; mi padre quien estaba sentado en frente de mí ya estaba tomando su té diario y parecía que estaba por retomar la palabra que seguramente había interrumpido al yo llegar al comedor — Casi mucha gente no lo sabía, pero hace poco confirmé que efectivamente Hokage-sama va a tener un hijo — Me encontré un poco perdida en la conversación… no, realmente estaba perdida con todo, pero específicamente mi desorientación aumentó cuando escuché esas palabras ¿Tsunade tendría un hijo? Negué mi pensamiento tonto, recordando que probablemente no se referían a ella, ¿Entonces el Tercero? ¿Pero no estaba muy viejo ya para tener más hijos? Mis dudas aumentaban y solo me provocaban malestar, pero… al mismo tiempo ese tema sería una buena oportunidad para comenzar con las investigaciones respecto a lo que ocurría.

— Había escuchado algo así, hace un tiempo — Confirmó mi madre colocando mi desayuno sobre la mesa — De hecho estaba informada que el embarazo de Kushina era riesgoso, sea lo que sea, esperemos que todo salga bien para ella y el Cuarto, ambos sabemos que ha de estar entusiasmado con la idea de tener un hijo.

Casi me atraganto con el cereal al ver que aquellas palabras solo aumentaron mi confusión ¿El cuarto? ¿Se referían al cuarto Hokage? Si mi memoria e información no me fallaba él era el padre de Naruto, y había muerto en el ataque del Kyubi, cuando yo era tan solo una bebe de siete meses, por lo cual era imposible que estuviera vivo, si en la actualidad yo tenía tres años. Sin previo aviso, mi memoria me trajo fragmentos de las últimas palabras que había escuchado antes de que encontrarme así — "Desearía que tu presencia nunca hubiera estado rondándonos…", "Si eso es lo que quieres, eso tendrás" — Un sentimiento de miedo me atacó, pero no dejé que creciera, puesto que podría nublar mi juicio y hacerme las cosas aún más complicadas de lo que ya lo eran, así que decidida a encontrar las respuestas que necesitaba, me introduje en la conversación de los dos adultos, procurando que no fuera evidente que estaba perdida y confundida con lo que ocurría a mi alrededor.

— Mamá… — Le llamé con un tono ligeramente inseguro, que hizo que sus ojos verdes cayeran sobre mí — ¿Por qué el tercero se retiró?

La pregunta podría ayudarme a confirmar más o menos el lineamiento de tiempo en el que me encontraba, basándome en los hechos circundantes a esa mañana en que acababa de tomar consciencia de que estaba en una situación extraña, — Bueno Sakura, sabes bien que hasta hace poco estábamos en guerra — Se detuvo un momento y yo pude ver que ella estaba recodando cosas dolorosas respecto al evento, aunque no podía culparla, porque aunque yo no había vivido una guerra en carne propia, podía afirmar que era terrible — Cuando logramos terminar con ella hace ya once meses, el tercero decidió que era mejor que un nuevo Hokage guiara la aldea hacia una nueva era, y luego de un tiempo se nombró a Minato-san como el nuevo Hokage — Ahora una sonrisa adornó sus facciones — Y él está haciendo un excelente trabajo.

Parpadeé sintiendo un leve escalofrío comenzar a formarse en mi interior, pero decidí soltar la siguiente pregunta, dispuesta a averiguar todo lo que pudiera — ¿Es el primer hijo que va a tener Hokage-sama y su esposa? — Mamá y Papá me miraron un momento para luego soltar una suave risa.

— Por supuesto que lo es, sé que nosotros te tuvimos jóvenes, pero eso es porque no tenemos como meta convertirnos en Hokage, solo deseamos servir bien a nuestra aldea, en cambio Minato tuvo que esforzarse para llegar a donde está; además de ello, él y su esposa estaban muy ocupados en la guerra, nosotros te tuvimos antes así que… bueno ya sabes, lamentamos si viste cosas terribles, pero necesitábamos estar ayudando en todo lo que podíamos — No comprendía la última parte ¿A qué se referían con que vi cosas horribles? ¿A caso había estado acompañándolos en el campo de batalla? Si era así no recordaba absolutamente nada de aquello, dejando eso de lado, mis sospechas estaban casi completamente confirmadas, yo no debería tener esa edad, yo debería ser solo un bebé en esos momentos ¿Entonces por qué estaba ahí? ¿Por qué tenía esa edad? Las preguntas sin respuesta quedaban cada vez más fijas.

— Entiendo… — Miré mi cereal un momento y luego forcé una sonrisa — Hokage-sama debe ser muy impresionante, poder hacer todo eso tan joven.

— Lo es — Dijo mi padre entusiasmado — En la academia siempre destacó, pero realmente es sorprendente, además es un buen hombre.

Desde ese momento la conversación del desayuno se llenó de anécdotas respecto a Minato y su esposa, mi padre y madre contaron sobre los logros que habían tenido, no solo en el desarrollo de la guerra, sino de igual modo en la academia y posterior a ella. Escuché atenta todo lo que pudiera servirme, pero después de un rato, me di cuenta de que no habría algo que realmente pudiera resolver mis preguntas, así que me excusé de la mesa y regresé a mi cuarto, donde me senté en mi cama y volví a enfrascarme en mis pensamientos, mirando las pistas que hasta ahora tenía. Lo primero a tener en cuenta era lo que recordaba antes del incidente, había estado luchando contra Sasuke en las ruinas de aquella antigua civilización, donde los monjes aseguraron que había un poder que podría hacerte desaparecer… o algo así; en el transcurso de eso habíamos intercambiado varias palabras, entre ellas… las que había deseado que no interfiriera con sus planes, luego de eso… ¿Qué pasó? Forcé mi memoria a recordar, pero solo encontraba un vacío blanco en ella junto con las últimas palabras que había oído, — Había dicho… ¿"si eso es lo que quieres… eso es lo que tendrás"? — murmuré, tratando de encontrarles algún sentido, pero no recordaba de hecho en qué circunstancias las había oído, lo único que llegaba a mi cabeza como última imagen, era a Sasuke de pie en frente de mí.

— Esto no me está ayudando — Solté en un suspiró y agarre mi cabeza, algo estaba faltando en mis memorias, casi podía sentirlo, pero por algún motivo no podía recordarlo. Revolví mis cabellos y me crucé de brazos frustrada dispuesta a seguir con mi análisis y no estancarme en algo que no recordaría en el momento. Lo segundo en todo eso era que había despertado en mi cuarto con esa edad y apariencia, además en lo que parecía ser un tiempo en el que debería ser solo un bebe, y también contaba el asunto que todo esto se desarrollaba antes de la muerte del cuarto Hokage ¿Había algún motivo para que todo fuera así? No veía un punto que conectara al otro y eso me frustraba ¿De qué me estaba perdiendo? Otra duda me invadió ¿Alguien más había cambiado? ¿Y si no era la única fuera de tiempo? Un sentimiento de esperanza me embargó, si pudiera encontrar a alguien con mi misma condición, podría evaluar mejor la situación; ese pensamiento me hizo sentir por breves instantes feliz, pero luego esta felicidad se evaporó con dos preguntas más ¿Cómo conseguiría saber aquello sin parecer una loca? Y otro punto era… ¿A quién? Naruto no había nacido aún y era probable que eso pasara con otros, así que mis opciones se redujeron a que tenía que hacer una investigación alrededor de los que eran… o serían mis conocidos, todo para mirar si alguien estaba fuera de tiempo y evaluar si podía hablar con ellos.

Me tumbé en mi cama y miré al techo, todo era real, pero se sentía tan ajeno, como si fuera una especie de pesadilla combinada con sueño inocente, después de todo era una kunoichi de 16 años atrapada en un cuerpo de niña, que a pesar de que en su cabeza tenía todo el registro de entrenamiento que realizo en todos sus años de vida, su cuerpo no tenía ni una pizca de formación, solo un débil chakra, lo cuan me dejaba en la posición de un civil común; mi condición me daba dos cosas a tomar en cuenta, la primera era que estaba indefensa, así que no podría ir por ahí metiéndome en problemas, y la segunda era que para conseguir información solo podría valerme de mi estado de niña "inocente", por consiguiente solo me quedaba medir las preguntas que podía hacer para no hacer pensar a los demás que algo malo me pasaba.

— ¡Sakura, voy a salir a comprar ¿Quieres venir?! — Mi madre me habló desde la parte de abajo, y yo viendo la posibilidad de salir de la casa y comprobar la aldea con mis propios ojos, me apresuré en ponerme en pie y dirigirme hacia donde estaba ella.

— Si quiero — bajé corriendo las escaleras y la alcance en la puerta, donde rápidamente me calcé mis sandalias y tome su mano, regalándole una sonrisa.

Luego de que ella me devolviera la sonrisa abrió la puerta y nos encaminamos en dirección al centro de la aldea, donde seguramente iba para abastecer la casa con vivieres. Caminando por la villa pude ver que era casi igual a como la recordaba, solo tenía pequeñas excepciones, como algunas tiendas y casas que probablemente estuvieron antes del ataque del zorro, algo que me llamó la atención, puesto que nunca me había detenido a pensar en las cosas que cambiaron luego de esa tragedia. Los alrededores no fueron las únicas cosas que me puse a detallar, también le puse atención al tiempo, siendo este aún un poco cálido por lo que deduje que estaríamos a mediados de septiembre, que era el mes donde comenzaba a cambiar la estación, de verano a otoño y de ahí a invierno. Mi atención se vio atrapada por algo que no recordaba haber visto en mi línea de tiempo normal, siendo esto unos hombres uniformados con chalecos diferentes a los ninja regulares, además de ello pude notar que en su hombro llevaban orgullosamente la insignia del clan Uchiha; mis recuerdos cayeron sobre la información que alguna vez había leído entre los documentos de Tsunade-sama y pronto deduje que era la policía militar de la aldea, algo que se había disuelto al ocurrir la masacre del clan Uchiha, principalmente porque los que la conformaban eran miembros del clan.

Si pensaba un poco más allá de las circunstancias, todo esto indicaba que los años de diferencia que tenía por encima de mis antiguos amigos eran de al menos tres años, algo que me dejaba completamente sola, sin realmente conocer a nadie en ese lugar. Toda esta información provocó que sintiera un nudo en la garganta y ganas de llorar, las familias de mis dos viejos compañeros de equipo estaban vivas, Naruto no había nacido, Sasuke probablemente solo tuviera unos meses de recién nacido, todos mis amigos y conocidos habían quedado en el olvido debido al cambio, puesto que lo más probable es que de igual modo ellos fueran unos bebes. Saber la realidad me sentaba mal, especialmente porque tenía el leve presentimiento de que todo esto había pasado al no poder detener a Sasuke, al ser yo demasiado débil, me detuve en este pensamiento… yo era débil, pero eso no quería decir que no pudiera volverme fuerte, de hecho si todo había regresado en el tiempo, que era la posibilidad más grande en el momento, eso quería decir que yo podía aprovechar todo ese tiempo y mis conocimientos previos para mejorar en todas las falencias que tenía.

— Sakura — Me llamó mi madre, así que levanté mi mirada para encontrarme con una expresión preocupada — ¿Te encuentras bien?

Coloqué mi mejor sonrisa para ella y respondí — Estoy perfectamente — Volví a mirar hacia los aldeanos, pero mi cabeza se encontraba en esos momentos en mi nueva resolución, algo que me llenaba de optimismo y aliviaba un poco las penas de mi corazón.

— Bien… ¿Quieres entrar conmigo o prefieres quedarte aquí? — Me dijo ella deteniéndose frente a la tienda de comestibles.

— Esperaré aquí — Contesté soltando su mano para permitir que ella pudiera entrar a comprar lo que necesitábamos.

— Bien, no me tardo — Ella se marchó y yo volví a adentrarme a mis pensamientos.

Naruto siempre procuraba ver el lado bueno de todas las cosas, e incluso si estaba deprimido luchaba por marcar una diferencia, así que yo no podía hacer menos que él, incluso si estaba asustada, triste y confundida, tenía que buscar el lado amable de todo el asunto, luego podría ocuparme de encontrar las respuestas que buscaba. Mientras pensaba en eso un leve temblor junto con un estruendo se escuchó cerca de allí, así que instintivamente miré hacia el lugar donde se había escuchado el sonido y entonces vi una leve columna de humo — ¡Auxilio! — Se escuchó gritar a alguien y al instante entre los tejados salió un ninja, que reconocí como miembro de la aldea de la roca, este sujetaba entre sus brazos a un niño un poco más grande que yo, que pataleaba en un intento de que el hombre lo soltara.

— No se atrevan a seguirme o mataré al mocoso — Dijo el ninja de Iwagakure, y al instante sacó una Kunai y apuntó al cuello del niño mientras seguía corriendo, por su parte el pequeño lloró con más fuerza, pero se quedó quieto.

No tuve que preguntarme por mucho tiempo quien era el que perseguía al hombre, puesto que al instante un escuadrón del clan Uchiha apareció por el mismo lugar en que lo había hecho el ninja extranjero. Debido a la situación del niño, los Uchiha no podían actuar descuidadamente, por eso parecían retrasar sus pasos mientras formaban un plan de acción, pero hasta yo sabía que eso era complejo debido a las circunstancias. Miré alrededor y pude ver a los aldeanos apartarse del camino del ninja que se dirigía directamente hacia donde yo me encontraba. Algunas Kunai volaron hacia el hombre, que las esquivó con un poco de dificultad, pero logró mantenerse ileso, entonces giró a ver a los Uchiha que lo habían atacado, fue entonces que mis pensamientos de "eres una niña indefensa" se fueron hacia atrás, y entonces actué más con el instinto de una Kunoichi entrenada, así que agazapándome para que no lograra verme, esperé a que estuviera lo suficientemente cerca para dar un giro en mi propio eje y con una patada en sus rodillas hacerle tropezar, logrando así que cayera de bruces al suelo, y en el proceso soltara al menor y su kunai; estaba consciente de que esto no le detendría, pero mi objetivo no era ese, solo busqué darle tiempo a los policías, que llegaron en un parpadeo y apresaron al hombre antes de que lograra incorporarse.

Me erguí y sentí un fuerte dolor en mi pierna, aunque no me extrañé en lo absoluto, ese cuerpo no estaba entrenado, así que era normal que me doliera el golpear algo tan duro como las piernas de un ninja adiestrado, y especial uno de Iwagakure. — ¿Te encuentras bien niña? — La voz profunda y seria de uno de los policías llamó mi atención, así que levanté mi mirada y observé al hombre que me hablaba, su cabello era corto, de color castaño oscuro, casi negro, dos mechones de cabello caían a ambos lados de su cara enmarcando sus facciones regias y duras, sus ojos eran negros e intimidantes, además su porte era estricto y parecía inflexible, las líneas de tensión en rostro y postura eran suficientes para hacer ver como si estuviera enojado, ni siquiera tenía que fruncir el entrecejo para parecerlo; un escalofrío me recorrió y pronto comencé a pensar que me intimidaba más ese hombre que el ninja de Iwa.

— S-sí señor, eso creo — Dije tratando de que mi voz sonara segura, pero apenas si logré que saliera sin parecer tímida.

— Lo que hiciste, fue muy valiente de tu parte — Dicho esto se giró y acercó a sus subalternos, quienes estaban tranquilizando al menor y comenzando el proceso para llevarlo de regreso a su casa, por otro lado tenían al ninja completamente inmovilizado, probablemente porque uno de ellos había usado su Sharingan en él.

Un suspiro escapó de mis labios y luego comencé a reprenderme por mi imprudencia ¿Qué no había quedado en no meterme en problemas? Sí, había quedado en eso, pero la realidad era que mi consciencia me dictaba que no podía quedarme de brazos cruzados si veía algo así, definitivamente tendría que comenzar a entrenar pronto si quería hacer algo como eso de nuevo. — ¡Sakura! — Sin previo aviso los brazos de mi madre me envolvieron en un abrazo protector — ¿Pero en qué estabas pensando? — Me dijo separándose un poco para mirarme a la cara con un poco de molestia y preocupación — Podrías estar herida…

No le dije nada, principalmente porque no pude, ya que en ese instante uno de los policías se acercó y le habló a mi madre — ¿Es su hija? —, la mujer frente a mí se tensó ligeramente, pero luego proclamó — Sí, lamento si fue imprudente.

— A pesar de que lo fue, no hay duda de que nos ayudó en el momento justo Mebuki, tiene una hija muy valiente e inteligente — Mi madre estaba notablemente incómoda, pero al ver que el hombre que le hablaba ahora, era el que antes me había preguntado como estaba, su expresión cambió a una de sorpresa.

— Fugaku — Me asombró escuchar a mi madre decir ese nombre, ya que ese nombre era el del padre de Sasuke, lo había leído cuando pude echarle un vistazo al expediente de mi viejo compañero de equipo.

— Tu hija tuvo una buena reacción — Añadió a sus palabras — Deberías estar orgullosa, más que preocupada — Dicho esto volvió a mirar al resto de su escuadrón y al instante ordenó que finalizaran con el asunto, llevándose al hombre de allí.

Cuando al final todo se había calmado y los Uchiha se habían marchado, mi madre suspiró y me miró con un poco más de calma — Sakura, por favor no me vuelvas a asustar así — La observé con seriedad, y respondí a sus palabras — Quiero comenzar a entrenar como ninja — su mirada fue de desconcierto, pero yo ya estaba resoluta a seguir con los planes que había marcado.


Dos semanas habían pasado desde que me desperté en esa condición, y le había dicho a mi madre que me entrenaría para ninja, y en esas dos semanas, los primeros tres días me aventure a buscar pistas sobre si había alguien igual que yo, pero me llevé la decepción de darme cuenta de que tal y como pensaba, todos y cada uno de mis conocidos eran unos bebes, o aún no habían nacido, al único que no había ido a comprobar personalmente había sido a Sasuke, pero adquirí la información de que era un bebe de dos meses, gracias a mis padres, quienes me habían asegurado que Fugaku tenía dos niños, y que el menor había nacido hacía poco. Como me encontré desanimada y con la sensación de soledad por estos descubrimientos, me enfoqué el resto de los días a entrenar, empezando temprano en la mañana, parando solo para la hora del almuerzo y regresando a los bosques cercanos en la tarde, donde me quedaba hasta que empezaba a oscurecer.

Con la ventaja de que recordaba bien mi entrenamiento ninja, había replicado las bases que había aprendido en mi infancia pasada. Iniciaba corriendo un circuito de al menos un kilómetro, por cinco repeticiones en la mañana y en la tarde, luego hacia repeticiones de treinta sentadillas y treinta flexiones, posteriormente a eso me dedicaba a golpear un tronco hasta que me encontrara agotada, variando entre puños y patadas, por último me dedicaba a el entrenamiento de lanzamiento de Shuriken; cada una de estas cosas tenían el propósito desde mejorar mi condición física, fortalecer y endurecer mi cuerpo para que al golpear algo no me viera afectada por el dolor, y por último mejorar mi puntería. Había iniciado con un entrenamiento suave, pero sabía que con el paso del tiempo la cantidad de esfuerzo, tenía que aumentar y al mismo tiempo la cantidad de cosas que entrenaría.

Respiré con dificultad luego de terminar mi sesión del día, estaba conforme con los resultados que estaba teniendo, pero aún me faltaba mucho para recuperar mi nivel anterior. Sequé mi frente y miré al cielo, aún no se había tornado anaranjado, pero podía ver por la posición del sol que pronto lo haría, por lo cual me dije que era momento de regresar, así que luego de limpiar el polvo de mis ropas y asegurarme de que no tuviera ninguna herida comencé a caminar con pasos lentos hacia mi casa. Los primeros días había roto la piel de mis manos y piernas, mientras golpeaba la corteza de uno de los árboles, entonces tuve que valerme del poco chakra que poseía para cerrar las heridas, todo para que mi madre no se preocupara de verme con alguna lesión, aunque a cambio de eso terminé bastante agotada, pero la buena fortuna es que con la práctica de esos días, había logrado a acostumbrarme pronto a usar lo justo de chakra para sanar cualquier lesión que tuviera, con tal de que no fuera bastante grave.

Una suave brisa cruzo el lugar revolviendo mis cabellos, y dándome una sensación de frescura, así que me detuve momentáneamente y levanté mi rostro para disfrutar de la suave caricia que me proporcionaba el viento. Desde que había llegado allí no me había dado ni siquiera un minuto para poder disfrutar del lugar ¿Pero cómo hacerlo? Mis lágrimas se aventuraron a salir, y esta vez no las detuve, deje que fluyeran por mi rostro y se perdieran entre mi cuello; la realidad de todo me alcanzaba y yo no podía evitar sentirme triste, había estado tratando de no pensar en eso, pero finalmente no podía ignorar el hecho de que estaba sola, incluso si tenía a mis padres, no podía contarle a ellos lo que me pasaba, de hecho… a nadie, no podía decirle a nadie. Solté un sollozo y agache mi rostro hacia el suelo mientras me abrazaba, tratando de aliviarme a mí misma, pero sabía que eso era algo que solo lograría si me desahogaba, tenía que sacar de algún modo todo lo que sentía.

— ¿Oye te encuentras bien? — Me sobresalté en el instante en que escuche una voz a mis espaldas, así que me giré de inmediato para ver quien se había acercado a mí silenciosamente.

Ante mí, había un chico quizás unos cinco años mayor, sus ojos y cabellos eran de color negro, siendo estos últimos cortos y alborotados, en su frente había un protector con el símbolo de la aldea, lo cual indicaba que era un ninja hecho y derecho, en su espalda llevaba una kodachi e iba vestido con una camisa de cuello alto de color negro, pantalones blancos y botas estándar. El joven ninja me miraba con una mezcla entre la curiosidad y la preocupación, cosas que me hicieron sentir algo de vergüenza al permitir que me viera llorar, así que decidida a no seguir mostrándole algo así, me limpie mis lágrimas y respondí — S-si — sorbí levemente mi nariz y luego le miré tratando de sonreír — Solo recordé algo.

Él inclinó su cabeza hacia un lado y me observó con un semblante tranquilo — ¿Enserio? — Yo asentí ante su pregunta y entonces le vi sonreír suavemente — En ese caso tengo que decirte que, aunque no sé lo que te hizo llorar, puedes estar segura de que no deberías.

— ¿Por qué? — Cuestioné frunciendo levemente el entrecejo.

— Bueno, aunque te veas linda llorando, apuesto que te verás mejor si sonríes — Ante su declaración me sonroje inevitablemente y me sentí un poco nerviosa, así que comencé a jugar con mis manos.

— Gracias — Dije dejando que una sonrisa se posara en mis labios. En ese momento sentí como él tomaba mis cabellos, lo cual me sorprendió, no solo por su acción, sino también porque no había visto en qué momento se había acercado a mí — Esto… — Dejé salir con algo de incomodidad.

— Oh, lo siento — dijo él soltando una risilla nerviosa — Es que es la primera vez que veo un color de cabello como el tuyo, se parece al de las flores de cerezo.

El color en mis mejillas aumentó, principalmente porque no sabía cómo tomarme el comentario del pelinegro, quien parecía bastante entretenido examinando mis hebras rosadas — No es extraño — Declaré haciendo un puchero, aunque realmente no me molestaba mucho su acercamiento, de hecho en cierto modo me recordaba un poco a Naruto, aunque él no era un rubio hiperactivo y gritón, más bien era otro tipo de cosa lo que me recordaba a él, solo que no sabía el qué.

— No, no me mal entiendas, solo digo que es exótico… ya sabes de ese tipo de cosas que son raras y hermosas — Él mismo se había sonrojado y comenzó a mover las manos de un lado para el otro, pero no parecía del todo por vergüenza, más bien parecía preocupado porque pudiera torcer sus palabras y molestarme por ello.

Reí por su reacción y entonces curiosa por saber la identidad de ese singular ninja me decidí a preguntar — ¿Cómo te llamas? — Él paró sus acciones y me observó por un breve momento antes de responder con una expresión amable.

— Lo siento, tienes razón, no me he presentado y ya estoy tocando tu cabello — Se rio de sus propias palabras antes de continuar — Mi nombre es Uchiha Shisui — Un leve flash iluminó mi mente, haciéndome recordar que ese era el nombre del mejor amigo del hermano mayor de Sasuke, había leído su nombre en el informe sobre su muerte, aparentemente se había suicidado, y solo dejó una carta atrás explicando sus motivos — ¿Y el tuyo? — Le escuché preguntarme.

— Haruno Sakura — Su expresión fue de sorpresa antes de soltar una sonora carcajada, lo cual me sorprendió enormemente.

— Debí imaginarlo — Dijo cuando logró parar de reír — Supongo que tus padres acertaron con él, te queda como anillo al dedo.

Su humor refrescante y su aura tranquila habían logrado aliviar mis penas, no sabía cómo lo había hecho, pero supuse que era porque al igual que Naruto tenía algo que lograba levantar el ánimo… ¿o quizás era porque se veía confiable? No lo sabía pero estaba agradecida de haberme topado con él — Gracias. Es un gusto conocerte Shisui-san —. Él mantuvo su sonrisa antes y después de mis palabras.

— Igualmente Sakura-chan…


Era una noche fría de octubre, algo que parecía ser completamente normal, pero por algún motivo tenía la sensación de que algo no andaba bien, el aire parecía feroz, se sentía tensión en el ambiente y un extraño silencio rondaba las calles de la aldea. — Mamá — Llamé mientras bajaba las escaleras en su búsqueda, entonces escuché ruidos que provenían de la entrada, así que me dirigí en esa dirección, encontrando de pie al frente de la puerta a mis padres, quienes iban vestidos con sus uniformes ninja, lo cual hizo que mi preocupación aumentara, ya que jamás les había visto vestidos así, ni en este tiempo, ni en el pasado.

— Sakura — Pronunció mi padre con voz sorprendida, pero inmediatamente cambió a una más seria y amable — Es hora de dormir.

— ¿A dónde van? — Pregunté ignorando sus palabras anteriores.

— Tenemos algo que hacer cielo, así que no te preocupes y ve a dormir — A pesar de que mi madre hablaba con calma, sabía que en realidad estaba usando el típico tono para tratar de calmar las ansiedades, realmente me ocultaban algo, pero sabía que no me dirían nada, así que fingiendo que aceptaba sus palabras proclamé — Tengan cuidado — me acerqué a ellos y les abracé antes de girarme y volver a mi habitación.

Cuando escuché la puerta principal cerrarse, fue entonces que me dirigí a mi armario, donde agarré unos pantalones cortos de color blanco y un saco de color azul, los cuales me coloqué apresuradamente, justo antes de peinar mi cabello como siempre. Salí al balcón que tenía mi habitación y observé la calle en búsqueda de algo extraño, pero al no ver nada raro decidí confirmar desde un lugar más alto, así que me subí al tejado. La aldea se veía como siempre, pero podía sentir que algo no estaba en su lugar, así que me quedé allí por un tiempo esperando a ver algo, un algo que llegó repentinamente cuando por unos instantes todo se quedó en silencio, siendo esto el momento previo a una fuerte explosión que se produjo en el centro de la aldea, acompañado de un monstruoso rugido, y precedido de gritos y llanto de desesperación.

Me giré en dirección al centro de la villa y me quedé aterrada al ver que, no muy lejos de donde yo me encontraba se alzaba el Kyubi enloquecido, agitando sus nueve colas contra el suelo, lanzando manotazos que se llevaban consigo edificios enteros y a muchas personas, quienes salían despedidas en el aire y caían metros más allá como muñecos de trapo. La escena era horrible, y me hizo sentir una profunda desazón, pero esto quedó en segundo plano cuando vi que en uno de sus ataques, había arrojado los escombros de una antigua vivienda en mi dirección, así que solo tuve unos momentos para correr hacia el borde de mi casa y saltar hacia el tejado de la calle de enfrente, claro que al ser mis piernas más cortas tuve que utilizar más chakra del que antes solía usar para poder lograr llegar al otro lado. Un fuerte estruendo resonó detrás de mí, acompañado segundos después de una nube de tierra que cubrió todo el lugar, mientras que se escuchaban gemidos lastimeros que provenían de las casas vecinas. No podía ver ni respirar bien en la posición en la que estaba, así que tuve que moverme al menos cien metros de mi lugar, donde la nube de tierra no había llegado y la catástrofe no había dejado tantos daños. Pasaron dos minutos antes de que una fuerte corriente de viento que provenía del centro de la aldea se llevara la tierra que recubría el lugar, dejando claro a la vista los daños de la calle. Me quedé sin habla al ver el escenario frente a mí, había más de una docena de personas muertas entre los escombros, y otras más que habían caído allí al ser arrojadas por el kyubi, además de ello el aroma ferroso a sangre había inundado el lugar en cuestión de segundos, combinándose con el olor a tierra.

El sentimiento de que tenía que hacer algo surgió en mí, suplantando mi miedo y horror, así que rápidamente forme sellos y use el jutsu de transformación, convirtiéndome en una chica de cabellos largos y azules, ojos negros y que aparentaba tener 18 años. Salté rápidamente de mi lugar y comencé a correr entre las casas buscando sobrevivientes, mientras al mismo tiempo rogaba que mi chakra fuera suficiente para alcanzar a salvar a alguien. El sonido lastimero de alguna persona pidiendo ayuda llegó a mis oídos, así que siguiendo su rastro llegue a una pequeña construcción donde los escombros habían quedado de tal forma que dejaba un pequeño espacio, donde pude ver a una mujer con su hija atrapadas; sin dudarlo ni un instante reuní chakra en mis brazos y comencé a levantar las pesadas rocas hasta que quedó el espacio suficiente como para que ellas pudieran pasar — Salgan — Exclamé con dificultad, para luego escuchar como ellas se arrastraban fuera de los escombros, entonces cuando estuve segura de que estaban las dos a salvo dejé caer la carga.

— ¿Se encuentran bien? — Pregunté acercándome a ellas y comenzando a examinarlas, pero afortunadamente no tenían nada serio, solo unas cuantas magulladuras.

— S-si — Dijo la mujer con angustia — Muchas gracias, nos has salvado la vida.

— Necesitan evacuar ahora mismo la zona — Dije ignorando por el momento sus últimas palabras, después de todo la prioridad es que se colocaran a salvo, así que les ayudé a ponerse en pie y les indiqué un atajo para que llegaran pronto a su destino. Luego de que se marcharon continué con la búsqueda, decidida a hacer todo lo que pudiera con el chakra que tenía, aunque sabía que no podría hacer mucho más que un par de curaciones o rescatar a un par más de personas, ya que la técnica de transformación estaba consumiendo mi chakra lentamente.

Pasé algunos minutos más buscando, pero para mí tristeza interior, solo habían sobrevivido dos más, así que ayudé a la pareja, que se encontraba atrapada dentro de su casa, debido a que una viga de otro edificio había bloqueado la salida. — Retrocedan, abriré una salida — Exclamé con voz potente para que lograran escucharme.

Les oí hacer lo que les pedía, así que cargando casi todo mi chakra en mi puño me lancé hacia la pared, y de un solo golpe logré romperla y así abrir una salida — Rápido salgan — ordené, y ellos raudos me obedecieron para después irse del lugar.

Mi transformación cayó y supe que había llegado cerca de mi límite, así que con lo que me quedaba de energía me encaminé hacia el refugio, aunque aún sentía un gran malestar al no poder ayudar a nadie más, después de todo yo era un ninja médico, uno que sabía cómo salvar personas, pero que por su condición no podía hacerlo. Me cubrí de una explosión y seguí corriendo hasta doblar en una esquina, donde casi choco con alguien, — Lo siento — Exclamé para fijarme en la persona con quien me había cruzado, era un niño de mi misma edad o quizás un poco más grande, sus cabellos eran cortos y de color negro, al igual que sus ojos, solo que estos últimos eran más oscuros, iba vestido con una camisa negra y pantalones del mimo color, cruzando su cuerpo había una manta de color blanco, que servía de soporte para cargar lo que identifiqué era un bebé, que lloraba frenéticamente debido a todo el escándalo que pasaba a su alrededor.

— Está bien — Afirmó justo antes de que tuviéramos que movernos para esquivar una roca que cayó cerca de nosotros, y junto a ella varios cadáveres, que al verlos me provocaron ganas de vomitar, pero contuve mis impulsos, tomando una profunda respiración y retirando mi vista de la horrible escena.

Todo eso era una pesadilla, ahora podía comprender mejor del porque casi nadie hablaba de este incidente, y los pocos que lo hacían lo contaban con amargura, — Tenemos que movernos — proclamé poniéndome en pie y mirando a mi acompañante, quien me dirigía una mirada apacible, la cual me recordaba a alguien, pero en el momento decidí no indagar en ello, no era el momento para detenerme a pensar, necesitaba estar concentrada. Él ante mis palabras asintió con su cabeza en respuesta y luego de esto comenzamos a correr, aunque a medida que avanzábamos yo me quedé impresionada al ver que él tenía una resistencia y fuerza bastante buena, ya que llevaba al bebe sin problemas, casi como no le estuviera cargando.

Pasado un rato, logramos llegar a una aglomeración de gente que era guiada hacia los refugios por un grupo de genin y miembros del clan Uchiha, que se mantenían a los costados vigilando, dando órdenes de mantener la calma y proceder con cautela, algo que era importante en ese tipo de circunstancias, donde el pánico podía sacar lo peor de nosotros. Miré de reojo a mi silencioso acompañante y vi que él particularmente estaba tranquilo, solo enfocado en proteger el pequeño bulto en sus brazos, al que acunaba como si se tratara de un tesoro; ver este gesto en un momento así, donde las personas en cualquier momento podrían perder la calma me hizo sentir simpatía por el chico, especialmente porque podía percibir con facilidad el cariño que le tenía al bebe que protegía. — Con calma — Escuché que decían los policías, pero tal parecía que las personas estaban resolutas a no escuchar, simplemente trataban de avanzar más rápido conforme sonaban los estruendos.

En un momento de nuestro avance, un fuerte rugido se escuchó por todo el lugar, lo cual desató pánico entre las personas que nos rodeaban, y ellas a su vez comenzaron a empujar y correr, provocando en más de uno tropiezos y gritos aterrados. Ese era el típico ambiente que niños como nosotros tendrían que evitar a toda costa, debido a los altos riesgos de ser arrollados y aplastados bajo la multitud; era por esto que trataba de esquivar a las personas que venían desde atrás hacia mí, o al menos eso hice hasta que noté a un hombre que desesperado comenzó a correr, sin notar que estaba a punto de arrollar al niño que tenía al bebe en brazos. Aunque era consciente de las consecuencias, no dude en retrasar mis movimientos y colocarme detrás del pequeño pelinegro, donde espere un par de segundos hasta que el hombre finalmente chocó conmigo, pero antes de permitir que me arrastrara hacia adelante donde estaba el menor, use mi chakra para aferrarme al suelo por unos segundos y luego le empujé hacia un lado, de esa manera evitamos colisionar con la pareja de niños, un evento que logró alegrarme por un momento, ya que por mi acción caí al suelo, caso contrario al hombre, que solo se vio dando unos pasos entre traspiés antes de lograr equilibrarse, y luego siguió su camino sin importarle que me había arrollado, dejándome vulnerable a ser aplastada por una frenética multitud. Mi cerebro ya estaba pensando en la forma de tratar de evitar ser aplastada, cuando sentí que alguien me había tomado desde mi cintura, levantándome antes de que alguien pudiera ponerme un solo pie encima — ¡Sin correr! — Me sorprendí cuando escuché la voz de la persona que me sujetaba, pues esta era la del comandante de la policía militar de la hoja; giré mi cabeza levemente para mirar hacia atrás, y entonces vi a Fugaku Uchiha, que tenía una expresión severa y molesta en su rostro, además de haber elevado su chakra para dar mayor potencia a sus palabras, consiguiendo con esto que las personas dejaran de correr y se quedaran un momento mirándole, — Todos serán evacuados hacia los refugios, así que mantengan la calma —. Las personas que estaban más cerca apartaron su rostro y comenzaron a andar nuevamente en filas ordenadas, algo que me asombró por breves segundos.

Inmediatamente como el orden parecía haber retornado, él me colocó en el suelo y me miró con su expresión estricta y seria, lo cual que me provocó un leve escalofrío de incomodidad, que luego suprimí para dar paso a la gratitud, después de todo él había aparecido en el momento justo para evitar que fuera aplastada — Muchas gracias — Pronuncié haciendo una solemne reverencia. Él asinti0, dándome a entender que aceptaba mis palabras, y luego miró justo a mi lado, donde acababa de llegar el niño pelinegro con el pequeño bebé en brazos — Padre — Pronunció el menor con voz serena.

Si bien estaba tan sorprendida como para abrir mi boca, no lo hice, en cambió me enderecé y miré de reojo al menor ¿Ese niño pequeño era…? — Itachi tómala de la mano y vallan juntos al refugio — Aunque no necesitaba una confirmación sobre la identidad del chico, la obtuve por parte de su padre, quien había ablandado un poco su semblante, pero aún permanecía bastante serio.

— Está bien — Fue la respuesta del Uchiha, justo antes de que sintiera su pequeña y cálida mano tomar la mía y comenzar a guiarme de vuelta al camino hacia los refugios. — Gracias — Escuché que me dijo Fugaku, dejándome momentáneamente confusa por sus palabras, pero luego al ver como mirada a sus hijos lo entendí, él me había visto ponerme de escudo humano para proteger a sus dos pequeños; ante la comprensión de esto le sonreí débilmente antes de que lo perdiera de vista.

Mientras caminábamos entre las personas me quedé mirando la unión de nuestras manos, en lo que pensaba en las cosas que acababan de ocurrir, iniciando porque acababa de salvar a no solo a Uchiha Itachi, sino que también a Sasuke, que aún lloraba en brazos de su hermano. Saber en realidad quienes eran me hizo sentir un revuelto en mi estómago, no precisamente porque me arrepintiera o estuviera resentida por lo que antes había pasado con el menor, quien actualmente era solo un inocente bebé que no tenía la culpa de lo que había hecho en la línea de tiempo que yo recordaba; la razón por la que tenía mi estómago revuelto era por los nervios al estar tan cerca de alguien que sabía era casi una leyenda… o sería una leyenda, y de la versión miniatura del que era mi primer amor; pensar en todo esto me podía provocar dolor de cabeza, pues aunque sabía que algún día tendría que cruzármelos, nunca esperé que fuera en tales circunstancias, y menos tan pronto.

Suspiré y miré la espalda de Itachi, se veía tan pequeña e inocente, que era difícil compararlo con el hombre adulto con el que me encontré un par de veces antes, viéndose siempre frio e inexpresivo, con un aura letal que helaba la sangre con solo verlo, haciendo que tu cuerpo se tensará automáticamente y se pusiera en disposición para defender y salvar tu vida, incluso si sabías que era una proeza casi imposible. Sí, ese era el Itachi que recordaba, pero en la actualidad solo podía ver a un niño que amablemente me conducía entre las personas, mientras mantenía sujetado y asegurado a su hermano menor. Quizás mi intervención había sido innecesaria, realmente no lo sabía, pero lo que me hacía pensarlo es que este chico era Uchiha Itachi, el niño genio de su clan, quien desde una tierna edad había comenzado a entrenar y a hacerse más fuerte que muchos genin de edades superiores, era muy inteligente y astuto, capaz de resolver problemas en medio de una misión sin comprometer la vida de él o sus acompañantes demasiado. Sí, al igual que con muchos otros, yo había logrado echar una ojeada al expediente de Itachi, viendo sus increíbles logros y cantidad de misiones completadas, siendo la gran mayoría todo un éxito y siempre recibiendo halagos de quien fue servido por él; Siendo de esta forma ¿Cómo no sentirme ligeramente intimidada? Sabía que en el momento todo eso valía prácticamente nada, puesto que el niño que estaba tomándome de la mano no había hecho absolutamente nada de lo que yo había leído, pero aun sabiendo esto era un poco complicado separar las dos versiones de él.

Alrededor de cinco minutos por fin fuimos ubicados en uno de los lugares seguros, donde la tensión, miedo y angustia era fácilmente palpable, siendo estos reafirmados por el llanto y los gritos ahogados de las personas que nos rodeaban. Itachi y yo nos habíamos ubicado cerca de la pared, en un rincón, donde podíamos tener una vista general de la sala y de las personas con las que compartíamos el lugar, haciendo más fácil el estar pendiente de cualquier cosa que pudiera ser perjudicial para nosotros.

Los temblores, estallidos y rugidos que es escuchaban fuera de esas paredes, eran el constante alimento del miedo entre todas las personas que nos rodeaban, pero para Itachi parecía no afectarle en lo absoluto, ya que se mantuvo siempre atento y tranquilo, algo bastante extraño para un niño de su edad, que usualmente debería estar asustado por la situación. El llanto de Sasuke me sacó de mis cavilaciones, así que enfoqué mi mirada en él, que estaba tratando de ser consolado por su hermano mayor, el cual le hablaba con palabras suaves y dulces, algo que internamente me asombró, ya que jamás había esperado ver algo así, pero ahí estaba viendo el lado tierno de Itachi ¿Cuántas veces ese niño podría sorprenderme? Quizás era porque estaba rompiendo todos los esquemas que tenía sobre él hasta ese día, dándome una visión más humana, una visión mucho más… noble.

Apartando mi mirada de los dos niños abrace mis piernas, mientras notaba que había comenzado a temblar ligeramente, aunque no era algo que se me hiciera raro, después de todo no solo estaba aterrada por toda la destrucción y muerte que vi, sino que de igual modo me sentía impotente al no poder hacer nada para ayudar a quienes seguramente estaban dando su vida por nosotros. Yo era una Kunoichi que se había enfrentado a muchas cosas, había visto la muerte de cerca no solo en batalla, sino cada vez que algún compañero ninja ingresó de gravedad al hospital y yo era encargada de salvar su vida; se pensaría que siendo de esa manera no debería verme afectada demasiado por lo que ocurría, pero por mucho que yo fuera un ninja bien entrenado, lo que estaba viviendo en ese momento era simplemente horrible, y desconcertante para mí, creando el conflicto interno al verme impotente e indefensa.

— Todo saldrá bien — Estaba tan concentrada en mis pensamientos que la repentina voz de Itachi me hizo sobresaltarme y luego voltear a mirarlo, pensando que probablemente había sido otra de las palabras hacia Sasuke, pero cual no fue mi sorpresa al darme cuenta de que me estaba mirando y que se dirigía específicamente a mí.

Tardé unos instantes en reaccionar, pero cuando lo hice de mis labios se deslizó una breve explicación de mi malestar — Sí, lo sé… es solo que me siento mal al no poder hacer nada para ayudar — Vi como estrechaba ligeramente los ojos ante mi declaración.

— Aún somos niños — Me dijo con un tenor suave, sin que su expresión cambiara en lo absoluto.

Mirándolo fijamente noté otra cosa diferente en este niño, su siempre seria expresión era diferente a la que conocía, siendo está completamente opuesta a la que llevaba cuando era miembro de Akatsuki, sus ojos brillaban con calidez, sus facciones estaban más relajadas, y nada tensas, dándole una apariencia amable y nada intimidante, lo único que conservaba en su aura era ese aire de rechazo, como si impusiera una barreara invisible entre él y el mundo. Los gritos y sollozos de Sasuke apartaron mi atención de su hermano y me hicieron enfocarla en él — Es tu hermanito ¿Cierto? — Pregunté lo obvio, pero comencé a pensar que una conversación no estaría mal para aligerar el ambiente.

— Hn — Su respuesta me hizo reír internamente, parecía que el uso de monosílabos para responder eran de familia.

— ¿Cómo se llama? — No era necesario preguntarlo, ya que yo sabía quién era el niño, pero eso era algo que solo yo tenía en mí conocimiento, Itachi no tenía idea de aquello, por lo cual para él era una pregunta completamente normal.

— Sasuke — Fue su respuesta aparentemente calmada, pero yo alcancé a notar que en las profundidades de su voz se encontraba un leve tono de recelo.

— Le queda bien — Atiné a decir, tratando de ignorar el leve dolor en mi pecho que me provocó el recordar mi pasado con él, diciéndome que esa criatura inocente no conservaba recuerdos u odio alguno, algo completamente diferente a lo que yo vi por última vez — ¿Puedo acariciarlo? — Pregunté.

Itachi me miró con desconfianza, evaluándome inmediatamente y como si estuviera viendo a través de mí, lo cual me hizo sentirme sumamente nerviosa, pero al mismo tiempo curiosa, puesto que pude ver las diferencias que esta tenía con la de su hermano, siendo la de Itachi como la de un alma muy noble, casi transparente pero al mismo tiempo difícil de descifrar, algo completamente opuesto a Sasuke, quien para mí opinión era algo fácil de leer en comparación de su hermano, debido a que el primero solía ser honesto completamente con lo que pensaba, más Itachi parecía que era una contradicción viviente, mostrando lo que era pero al mismo tiempo ocultándolo, era a mi parecer un mentiroso que mentía con la verdad, lo cual hacía que fuera complicado saber lo que realmente pensaba.

— De acuerdo — Su voz seria me trajo de regreso del mis pensamientos, pero al escuchar su consentimiento a mi pedido, no pude hacer otra cosa aparte de sonreír abiertamente, a pesar de que sabía que había aceptado de mala gana.

Luego de una profunda respiración, para tratar de calmar mis nervios, comencé a acercar mi temblorosa mano hasta la cabeza del que alguna vez fue mi compañero de equipo, mientras pensaba en lo increíble que era verlo en su estado más vulnerable, luego de conocerlo como un shinobi fuerte y casi imparable, era un contraste bastante chocante y que me hacía pensar que las cosas nunca serían lo mismo de antes. — Hola Sasuke-kun — Pronuncie con un tenor suave, mientras colocaba con delicadeza mi mano sobre su cabeza y comenzaba a acariciar sus cabellos negros. El llanto del bebé cesó lentamente, hasta que finalmente se calló, luego abrió sus ojos negros y se quedó viéndome directamente con su mirada inocente, que pronto mostró dos emociones, de las cuales una de ellas era molestia, pero la segunda no pude descifrarla, solo pude notar que aunque parecía desear que dejara de tocarlo, no hacía nada para que le quitara la mano de encima.

— Parece que no le agrado mucho — Dije tratando de reírme, pero realmente me dolía un poco el ver que ni siquiera en su estado de bebé le agradaba, así que retiré mi mano y solo lo miré con una corta sonrisa.

Itachi me observó un momento y luego a Sasuke — No creo que sea eso — Dijo llamando mi atención, así que posé ahora mi mirada sobre el mayor de los dos — Si no le agradaras hubiera llorado con más fuerza.

Las palabras del niño me parecían muy amables y cálidas, era un intento de él por reconfortarme y eso me hacía sentir una pequeña sensación de felicidad en mi corazón — Hm, quizás tengas razón, pero su mirada dice que no le agrado demasiado — Inflé mis cachetes en un puchero, pero luego sonreí abiertamente — Tu nombre es Uchiha Itachi ¿Verdad? —, Él simplemente asintió ante mi evidente comentario, y yo continué — Eres un buen hermano Uchiha-san, lo protegiste hasta llegar aquí, y sigues pendiente de que este bien.

— Tú nos ayudaste antes, incluso si no tenías la obligación y sabías que podrías salir herida — ¿Él lo vio? Quizás era una pregunta que no debería formularme, después de todo él no era tonto, además de ello siempre estaba pendiente de lo que le rodeaba así que no era extraño que hubiera notado el peligro que iba hacia ellos y mis acciones por protegerlos — Aunque no nos conocemos nos protegiste — Su mirada se suavizó un poco y añadió — También eres una buena persona.

— ¡No podía quedarme de brazos cruzados! — Proclamé un poco avergonzada, pero alegre de ser reconocida por él — Era una situación peligrosa, si podía ayudar así fuera un poco… además tu estas cargado a tu hermanito y bueno… esto…— Mi cara se fue tornando roja y al final decidí callarme y agachar la mirada. No sabía cómo se tomaría mis palabras, así que era mejor no decir nada que pudiera mal interpretar, después de todo, la línea de lo que decía podía interpretarse como si él no hubiera podido hacer nada, cuando probablemente ya hubiera tenido un plan de contingencia en caso de que yo no hubiera intervenido.

El silencio me hizo sentirme un poco incómoda, ya que esperaba que estuviera molesto por si pensaba que mis palabras eran en sentido de herir su orgullo Uchiha, pero luego de unos segundos más fui nuevamente sorprendida cuando habló — ¿Cómo te llamas? — Su pregunta me había tomado con la guardia baja, así que levante nuevamente mi vista hacia sus ojos oscuros que me observaban pasivamente, mostrándome que no estaba en lo absoluto molesto con mi comentario anterior.

— Haruno Sakura — Respondí, y entonces por primera vez en la noche él cambió su expresión a una de asombro, aunque solo duró un par de segundos antes de retomar nuevamente su semblante tranquilo.

— Supongo que debí imaginarlo — Dijo con un suspiro, entonces le miré interrogante y el continuó hablando — Tu cabello rosa, es como el de las flores de cerezo, supongo que lo pensaron para que encajara contigo.

Solté una suave risilla alegre al escuchar su comentario, cosa que hizo que él me mirara confundido y un poco avergonzado por mi reacción — Lo siento — Pronuncie parando de reír y manteniendo una sonrisa amplia — Me recordaste las palabras de alguien que conocí hace poco, él me dijo algo similar — Quizás la razón de que Shisui e Itachi se llevaran bien era porque tenían pensamientos similares, no era extraño que como mejores amigos compartieran algunos puntos de vista, claro que eso solo podría saberlo si algún día los veía juntos, y los llegaba a conocer a profundidad, cosa que no sabía si ocurriría, después de todo este encuentro había sido bastante casual, algo que probablemente no se volviera a repetir… o quizás sí.

El tiempo pasó, y nosotros permanecimos callados, ni siquiera Sasuke volvió a llorar, en cambio de eso se había quedado cómodamente dormido entre los brazos de su hermano, así que pronto el silencio cayó con suavidad entre nosotros, algo que realmente no era incómodo en lo absoluto, de hecho por algún motivo el estar lado de Itachi me era agradable, daba una sensación de calma que nunca podría haber imaginado al estar cerca de él. Fue en la madrugada cuando finalmente las puertas del refugio se abrieron, y varios ninjas entraron, trayendo no solo la noticia de que todo había terminado, sino que de igual manera trajeron el ambiente pesado y lúgubre, algo que volvió a hacerme sentir nuevamente ansiosa. Era momento de salir, así que nos pusimos en pie, pero antes de comenzar a caminar Itachi tomó mi mano con firmeza, y me dijo — Es mejor no separarnos —, sonreí un poco antes de corresponder a su apretón, de esa manera sería más complicado que nos alejáramos.

Afuera el ambiente estaba peor que adentro, de hecho se podía palpar con mayor claridad el dolor, la pena y la perdida, algo que hacía que mis entrañas se revolvieran con incomodidad y angustia. Una sombra fría había recubierto todas las calles de la aldea, donde se podía ver la destrucción que había dejado la lucha contra el kyubi, además de las cientos de víctimas que aún en su gran mayoría estaban a la espera de que los ninjas llegaran a retirarlas, pero por lo que se podía ver desde allí arriba no habían suficientes shinobi que pudieran ayudar, después de todo, lo más probable era que los que no habían resultado heridos hubieran sido repartidos en grupos para ayudar a mantener el orden de todos los civiles, el levantamiento de los cuerpos y supuse también controlando la situación en el hospital, que en esos momentos debía ser el lugar más caótico, lleno de cadáveres, heridos y desaparecidos.

Un escalofrió me recorrió y aparté la mirada de la escena general de la aldea, enfocándome ahora en mi compañero, claro que mis pensamientos no fueron hacia a él, en cambio estaban en tratar de apaciguar mi frustración y pensar en que todo eso pasaría, yo había visto la aldea levantarse de eso, así que solo tendría que hacer lo mismo, pronto podría ir con mis padres y… casi detengo mi caminar al pensar en ellos ¿Dónde estaban? Un sentimiento de pánico me atacó al recordar que ellos habían salido la noche pasada, vestidos como si fueran de misión, algo que jamás habían hecho ¿Y si se enfrentaron directamente al Kyubi? ¿Y si estaban muertos? La primera vez yo sabía que ellos habían ido al refugio conmigo, puesto que yo era una bebé como Sasuke, así que, al ser yo ahora más grande ellos habían tenido que ir directamente a ayudar en el ataque, al igual que lo habían hecho los padres de Itachi… ¿Y si la historia cambiaba más?

— Padre — No sabía en qué momento habíamos llegado a la parte inferior, pero al escuchar a Itachi hablar mis pensamientos quedaron de lado y pude ver mi alrededor, ya estábamos de hecho bastante lejos de la entrada de los refugios.

Fugaku Uchiha quien estaba despachando a algunos civiles mientras daba indicaciones, nos miró un momento antes de que terminara de hablar con aquellas personas, y luego cuando ellos se fueron se acercó a nosotros — Vallan hacia allá — Nos indicó el frente de una casa y luego me miró — Cuando terminé con algunos pendientes iré con ustedes y buscaremos a tus padres.

Itachi yo asentimos y acatamos sus órdenes, así que pronto estábamos sentados frente a la fachada de la casa indicada, esperando por el padre de mis acompañantes — Lo más probable es que estén a salvo, así que puedes estar tranquila — Miré de reojo a Itachi, y pude ver sus ojos que amablemente trataban de calmar mis angustias, algo que para ser honesta funcionó; no sabía como pero sus palabras me habían dado confianza y esperanza, incluso si habían salido con un tono neutro y que para muchos pudiera escucharse desinteresado.

— Sí, gracias Uchiha-san — Dije poniendo una amable expresión.

El silencio volvió a reinar entre nosotros, así que me dediqué a mirar a mi alrededor, notando que la mañana era gris y parecía con pinta de llover, algo que no me extrañaría en lo absoluto, después de todo era ese tipo de ambiente triste que siempre podría terminar siendo acompañado por las lágrimas del cielo. Sin previo aviso un viento frío cruzó el lugar, haciéndome estremecer al sentirlo, por lo cual me abracé a mí misma y comencé a frotar mis brazos, tratando de conservar el calor que lentamente sentía que se escapaba de mí, siendo cambiado por el inevitable frio de la mañana; sin previo aviso sentí el contacto cálido a mi lado, así que me volví hacia mi acompañante, quien ahora estaba pegado hombro con hombro a mí — Así conservaremos el calor —, Se limitó a contestar ante una pregunta no formulada.

Itachi era muy amable, aunque inicialmente pareciera que no tenía interés en nada o incluso pareciera como si no estuviera pendiente de nadie más que de él y su hermano, la verdad era que por sus acciones podía concluir que en realidad él era el tipo de persona que velaba en silencio por los que le rodeaban — Gracias — Volví a decir, esta vez con una sonrisa y entonces añadí — Esto… ¿Puedo hacerte una petición? — Él me miró y supe que estaba esperando a que yo continuara, así que seguí hablando — ¿Puedo llamarte Itachi-kun? — Por segunda vez en ese día él se mostró sorprendido, así que yo me apresuré a añadir — Está bien, si te incomoda yo puedo…

— No importa — Me cortó para luego añadir — De hecho está bien así.

Sonreí ampliamente al ver que era fácil llevarse con él — Bien, entonces tu puedes llamarme Sakura — Él ladeó la cabeza ligeramente y yo reí por su expresión confusa.

— Sakura — Salió de sus labios, aunque un poco indeciso al principio, pero pronto su semblante volvió a ser seguro.

— Así está bien — Dije manteniendo mi sonrisa.

En esos momentos Sasuke estornudo, así que los dos nos volvimos a verlo, notando que por su expresión estaba despertando de su sueño, así que Itachi se dispuso a acunarlo de manera en que estuviera más cómodo y así no llorara. Me preocupé al caer en cuenta de nuestra condición, los tres estábamos llenos de tierra, el frio era algo que nos golpearía a los tres, pero el más vulnerable era Sasuke, quien era un bebé con necesidades más urgentes, unas que no había manera de suplir en el momento, — Es probable que a Sasuke-kun le de hambre pronto — Dije dejando ver mi inquietud.

— Es cierto, pero no nos queda más remedio que esperar — a pesar de que su respuesta sonó calmada, en sus ojos veía que en realidad no le gustaba que su hermano pasara hambre.

Finalmente los ojos del bebé se abrieron, un poco perdidos al principio, pero cuando reconoció el rostro de su hermano una sonrisa se formó en sus labios y comenzó a reír alegre, o al menos lo hizo hasta que notó mi presencia, entonces su sonrisa desapareció y fue remplazada por una seria mirada — Parece ser que no le agradaré en un momento cercano — comenté.

— No le gustan los extraños — Eso sonaba exactamente al Sasuke que conocía, no esperaba que su aversión por las personas en general hubiera comenzado desde una edad tan temprana.

— Eso quiere decir que solo le gusta su familia — Sonreí — Como su Nii-san.

Itachi miró a su hermano quien aún me observaba con un semblante molesto — Quizás — Fue su respuesta. Mirándolo en su faceta de hermano mayor, me surgió una interrogante, que quizás aunque fuera trivial comenzaba a picarme en la vena de la curiosidad — Hm Itachi-kun… Cuando te enteraste de que ibas a ser un hermano mayor ¿Querías un hermanito o hermanita?

— Un hermano — Fue algo increíble que no dudara ni siquiera un segundo en responder, claro que esto me hizo sonreír.

— Bueno… tu deseo se cumplió — Por su mirada pasó un sentimiento que asocié con alegría, veía a Sasuke con tanto cariño, como si ese niño fuera la respuesta a varias dudas que tenía, quizás algo que le había inquietado por mucho tiempo. No supe por qué, pero cuando vi esa expresión en su rostro de mis labios se deslizaron unas palabras que poco tenían que ver con el tema — Es muy interesante ver que llegamos al mundo sin nada, ni sueños, ni aspiraciones, tal pareciera como si no existiera realmente motivo para existir, pero entre más tiempo pasamos viviendo comenzamos a adquirir muchas cosas, metas, sueños, experiencias, amigos, familiares… hay tanto que terminamos llenos y con miedo de perder lo que adquirimos… por eso deseamos proteger todas esas cosas importantes en nuestra vida.

— Supongo — él había ocultado su rostro de mí tras sus cabellos, lo cual me hizo hacer un puchero.

— Tienes suerte, tienes un hermano pequeño el cual proteger — Esta vez pude ver que hubo una reacción en todo su cuerpo, haciendo que levantara un poco el rostro, lo cual me permitió ver que se había sorprendido por mis palabras — Sin preguntarte puedo ver lo mucho que quieres a Sasuke-kun, y sé que él también te quiere mucho, incluso si no puede hablar.

No hubo respuesta por parte de él, de hecho no volvió a hablar en el tiempo que estuvimos ahí, pero eso no importó, porque la escena que había presenciado después de mis palabras fue suficiente para que el ambiente terminara por ponerse más agradable; Itachi se había sonrojado levemente mientras le sonreía con mucho cariño al bebé, quien estaba sonriendo mientras levantaba sus manitos hacia el rostro de su hermano, en un intento de tocarlo. Nunca pensé poder presenciar algo así, de hecho todo lo ocurrido en el transcurso de esa noche fue algo sorpresivo, todo lo que había visto, todo lo que había descubierto al lado de ese Uchiha me hacía sentir que deseaba saber que otras expresiones o facetas podía ver en ellos, solo esperaba que algún día pudiera cumplirse mi pequeño deseo.

Fugaku llego una hora más tarde, y entonces nos pusimos en pie para acercarnos al mayor, quien nos dedicó una mirada rápida, como asegurándose de que estuviéramos completamente bien — Vamos —, Dijo luego de un momento, para comenzar a guiarnos entre las desoladas y destruidas calles. Mientras íbamos caminando noté que estábamos dirigiéndonos al hospital, algo que me hizo sentir nostálgica, después de todo ese lugar se había vuelto mi segundo hogar desde que me había vuelto genin, iniciando con los tiempos en los que Naruto y Sasuke permanecían internados luego de las misiones difíciles, y luego para trabajar directamente como ninja médico, ahora me dirigía a buscar a mis padres, algo que nunca esperé que ocurriera nunca.

Alrededor de media hora más llegamos a nuestro destino, que estaba abarrotado de personas, muchos de ellos llorando, otros angustiados esperando, otros más heridos, siendo trasladados rápidamente de un lado a otro; todo realmente era un caos total, la impresión que me daba era que no había alguien que estuviera realmente a cargo del lugar, pero claro, esa solo era mi impresión, puesto que realmente sabía que algún medico debía estar encargándose de dar las órdenes para medianamente mantener ese lugar en orden. — Itachi quédate aquí — Fugaku le señaló al nombrado una esquina junto a la puerta, donde había un pequeño espacio, apenas para que el niño se mantuviera lejos de todo el ajetreo. — Ven — Me ordenó, así que luego de dirigirle una mirada a Itachi, le seguí hasta la parte delantera de toda la agitación, donde estaba una recepcionista bastante ocupada, respondiendo a las preguntas de las personas que llegaban y tratando de indicarles por donde tenían que ir.

— Uchiha-sama — Dijo la recepcionista cuando vio al hombre que me acompañaba.

— Estoy buscando Mebuki y Kizashi Haruno — No me sorprendía que él fuera una persona tan directa, iba al punto de inmediato, sin dudar en lo absoluto lo que tenía que hacer.

— Mebuki y Kizashi — Repitió la mujer mientras miraba rápidamente las largas listas que tenía sobre el mostrador — Están en el ala contigua a la cafetería.

El hombre asintió como señal de agradecimiento y después me hizo un gesto para que volviera a seguirle, cosa que hice sin dudar, ya que mi preocupación estaba reapareciendo con cada segundo que pasaba, sobre todo porque la mujer no había especificado en qué condiciones estaban, en lo que a mi respectaba podría ser una de las salas que habían estado empleado para los muertos, así que hasta no ver que estuvieran sanos y salvos no me sentiría tranquila. El recorrido se me hizo corto, tal vez porque conocía ese lugar como la palma de mi mano o porque los nervios me habían hecho perder en algún momento la noción del tiempo, la cuestión es que cuando menos lo esperé, estaba dentro de la habitación que nos habían indicado, donde habían varias personas atendiendo a los heridos que estaban tumbados sobre el suelo. Comencé a mirar por todo el lugar, buscando una cabellera rosada y otra rubia, pero al ser yo tan pequeña no podía ver más allá de las personas que estaban enfrente de mí, así que poco a poco comencé a desesperar, pero antes de que la angustia lograra consumirme por completo, Fugaku colocó su mano en mi hombro y me llevo a través del cuarto hasta el centro de la sala, donde al fin pude divisar a las dos personas que estaba buscando.

Mis padres estaban de pie, estando mi madre llorando en el hombro de mi padre, mientras que él con expresión afligida trataba de consolarla. No dudé en acercarme y cuando estuve al alcance de su oído exclamé — ¡Mamá, Papá! — Ambos dieron un respigo al escucharme y justo después se giraron en mi dirección, mostrándome su sorpresa de verme ahí de pie.

— Sakura — Dijo mi madre en un murmullo antes de lanzarse hacia mí y estrujarme en un abrazo enorme — Oh Gracias al Dios, estas bien — Las lágrimas brotaban de los ojos de ella, y yo me encontré a punto de imitarla. — Pensamos lo peor… la casa quedó destruida, no te encontrábamos, pensamos… pensamos…

— Me alegro que estén bien — Dije en un hilo de voz, mientras mi padre se unía al abrazo familiar, derramando lágrimas de felicidad al igual que nosotras.

— Como dije antes su hija es muy lista — La voz del comandante Uchiha, nos hizo separarnos momentáneamente para que ellos pudieran verlo directamente — Estuvo tranquila durante el ataque, también fue capaz de llegar por ella misma hasta el refugio.

— Uchiha-sama me ayudo también — Dije regalándole una sonrisa — Gracias por ayudarme a encontrar a mis padres, y por lo de antes también — El solo me observó y asintió con calma.

— Fugaku, muchas gracias — Mis padres se inclinaron ante el hombre en señal de respeto — Gracias por traer a nuestra Sakura de regreso.

— No fue nada, si me disculpan aún tengo cosas que hacer — Dicho esto se giró para marcharse, pero antes de que pudiera salir del radio de escucha yo proclamé — ¡Por favor dele las gracias por mí a Itachi-kun! — El me miró de reojo antes de hacer una leve inclinación con la cabeza y marcharse de allí.


Un par de días más tarde fue el funeral del cuarto Hokage, algo que logro hacerme llorar sin problemas, puesto que en medio del altar de conmemoración se encontraba envuelto en mantas el pequeño y recién nacido Naruto, quien dormía apaciblemente, inconsciente de que la mayoría de la aldea le miraba con ojos de odio, a pesar de que lo ocurrido no era culpa de él. Siempre había visto a mi amigo sonriente y alegre, corriendo hacia adelante, a pesar de que tenía un comienzo tan triste y terrible como este… quedando huérfano al nacer, odiado por algo que él no decidió. — Algún día serás Hokage, y yo estaré ahí para verlo — Pensé sorbiendo mi nariz y usando la manga de mi saco para limpiar las lágrimas — Me haré más fuerte que antes, y cuando llegué el momento de vernos de nuevo te cuidaré las espaldas —. Yo había perdido todo lo que antes tenía, y comenzaba a acostumbrarme al hecho de que estaba prácticamente sola, como ese niño entre mantas al que sin importar nada de lo que pasara de ahí en adelante, seguiría considerando mi amigo y casi hermano, ahora solo me quedaba acostumbrarme a que esa era mi realidad… mi edad y tiempo.


Honestamente me he tardado... emmm mucho más de lo esperado.

Tengo que ser honesta, me he visto envuelta en la redacción y aunque aún no es perfecta me alegro de que he mejorado mucho en comparación a la original.

Es la 1 de la mañana *risas* de hecho van a ser las 2 pero ya que, quería publicar antes de dormir.

Tengo que decir bienvenidos a todos los nuevos lectores, prometo que mañana... digo hoy, luego de haber dormido y cumplir con mis debidas responsabilidades contestaré como es debido sus comentarios, por el momento me dedicaré a terminar de subir esto y dormir como un bebé xD

Con respecto al capítulo y para los que ya lo saben, esta vez podrán notar que... bueno me enfoque en las emociones de Sakura, realmente le dí profundidad a lo que pensaba y todo es porque anteriormente no lo había hecho, de hecho me parece que había aceptado demasiado rápido todo, así que me tomé el debido tiempo para mostrar sus dudas, temores, tristezas y demás. Igualmente recorté algunas cosas del encuentro con Itachi *suspiro* sinceramente solo quité lo que me pareció irrelevante, que fue el pequeño dialogo sobre los hermanos y hermanas... bueno en fin.

Me parece que ahora se explican y se entienden mejor las cosas que antes, sinceramente es un capítulo de más de 12.000 palabras, por lo cual se quedará solo aquí en fanfiction, si reparan no lo subiré, debido a que ahí si hay límite de palabras. Queda decir que me expresaré estoy agradecida por la paciencia y apoyo de quienes me siguen desde , se que quedamos en un capítulo... emmm tenso, y se que están preocupados por el ¿Qué pasará? Pero ya ven que he estado ocupada y bueno me he dado tiempo a lograr terminar esto ahora, *risas de somnolencia*, por esperar y comprender les doy las gracias, seguiré esforzándome y luego discutiremos los términos de los capítulos.

Sin más les deseo buena noche!

Shirorina fuera.