Buenas!

Tarde un poco aunque hace una semana ya tenía el capitulo, solo que prometi leerlo a las ganadoras del concurso antes y solo estaban disponibles hasta ayer.

No me extenderé hoy porque tengo muchas cosas pendientes y honestamente el cansancio de mañana será equiparable a una montaña rusa.

Asi que chicos espero disfruten este capitulo oscuro buajajaja aquí se abre el arco de Itachi


CAPITULO 21 —AL CONOCERTE —

A mis pocos años de vida, a la tierna edad de cuatro, creí que debería haberme sentido más perturbado la primera vez que mi padre decidió mostrarme de frente un campo de batalla; no obstante, si bien estaba molesto e incómodo con la situación, el inconfundible aroma a muerte y el infierno desplegado a mi alrededor no hizo mucho más que saludarme con ironía; o así lo sentí en aquellos momentos en que observaba los rostros agónicos de los miles de ninja que me rodeaban. Habían perdido sus vidas de maneras brutales y en ningún lado a donde mirara podría encontrar un rostro en paz. Era casi como la recepción macabra de un viejo amigo a quien conocía bien desde hace años y que, aunque no pudiera registrar otro momento agónico en mis memorias donde hubiera pasado por lo mismo, lo sentía demasiado personal, tanto que me hacía hervir la sangre mientras odiaba cada instante en que me encontraba allí de pie. La guerra, era la amante del ninja, era tan natural en nuestras vidas como lo era respirar, o eso había afirmado mi padre ese día lluvioso y lleno de pesar, como fuere marcó la diferencia para que me replanteara el mundo como lo conocía.

Quería cambiarlo, quería que todo fuera diferente, pero al mismo tiempo sentía que estaba viviendo una ilusión al pensarlo, era mi impulso por desear ser el mejor para cambiar el mundo, contra una voz que en el fondo oscurecía mi meta, como si me susurrara y envolviera bajo un manto oscuro mientras sentía como si ese no fuera mi destino, sino que me auguraba algo más. Desde entonces, no importaba si entrenaba o si estaba en casa, el pensamiento me perseguía con fuerza y me era imposible salir de allí, era como si repentinamente bajo la superficie una venda oscura se hubiera colocado sobre mis ojos impidiéndome ver la luz, era como moverme por simple inercia.

Incluso cuando acabó la guerra y tuve un pequeño rayo de esperanza en mi vida, fue opacado por el miedo, un miedo tan profundo que también me impulso actuar para tratar de protegerlo, incluso si todo se viera en blanco y negro. Solo me empujaba pensando que mi función era proteger a ese pequeño niño que había visto a mi madre sostener en brazos cuando llegó al mundo, no importaba nada más. Le amaba desde el primer momento, y no permitiría que nada lo dañara, y si incluso yo tenía que salir lastimado sabía que lo haría sin dudarlo. Los meses pintados de gris parecían un poco más claros, pero al tiempo eran como pasajeros, casi como la sensación aterradora de que en cualquier momento el cálido cuerpo que apoyaba contra mi cuando mis padres no estaban, o las risas inocentes de mi pequeño hermano, pudieran irse a la mañana siguiente junto a mis padres, por ello me empujaba fuertemente en los entrenamientos individuales.

Pronto me vi solo, y sí, sabía que a los ojos del clan era un niño antipático y solitario. No interactuaba con nadie más que no fuera conmigo mismo y mi familia, no tenía amigos, no jugaba como los demás, y también sabía que los murmullos sobre mi comportamiento siempre me rodeaban, pero no es como si me importara, no me sentía parte de ese círculo, no había nada allí que me interesara, al menos hasta que apareció él, la primera persona que hizo un agujero en mi armadura.

Shisui no era más que otro niño raro, creería y podía afirmar, ya que por mucho que fuera un ninja extraordinario como demostró en nuestro primer encuentro, también me encontré con el hecho de que era una… rareza Uchiha. Un niño con una sonrisa brillante, de comentarios coloridos y amable, completamente de pensamientos abiertos y que fácilmente podía dejarte desconcertado si pensabas que era irracional. Realmente el Uchiha mayor era una combinación extraña, sacada de algún tipo de sátira mal formada, que dudosamente podría catalogarse a simple vista como un Uchiha, sin embargo, era una compañía refrescante en comparación a la voz oscura que siempre me recordaba que nada de lo que hiciera podría alterar mi vida, como si la misma maldad del mundo quisiera consumirme y solo brindara pequeños espacios de juego para poder respirar, antes de conseguir aplastarme con fuerza. No sabía de donde sacaba esos pensamientos tan depresivos, pero lo que si podía entender es que, con mi nuevo amigo, estos eran aplacados con suavidad, e impulsados a algo más brillante que deseaba tomar con mis dos manos. Quizás ese fue el motivo principal por el cual su presencia nunca me era incómoda, y sus bromas las tomaba con cariño y pocas veces como insultos.

Sí, pequeños matices de blanco que estaban pintando el lienzo aburrido de mi vida y que aplacaban los extraños temores que perseguían mis sueños más profundos, pero que no habían conseguido sacarme completamente del agujero en el que estaba. Fue cuando la noche era tan oscura como aquel día en el campo de batalla, en medio del caos interminable donde padres, niños y ancianos, morían de forma brutal mientras trataban de escapar y sobrevivir, que repentinamente mi visión del mundo tuvo un destello de color. Supongo que pude entender por una fracción de segundo como se sentiría un ciego al ver la luz por un instante; fue demasiado pronto para imaginar que era real, pero que despertaba un destello de inquietud y esperanza. Mi destello llegó con un color que si bien no era extraño tenía un significado demasiado arraigado a lo que sentía.

Mientras apretaba con cuidado el pequeño cuerpo de mi hermano contra mi pecho, hubo un instante en que casi colisionamos con alguien que salió de una de las calles alternas del desastre; Solo tuve un segundo para refrenar mis pasos y fijarme en la pequeña persona que se cruzó en nuestro camino. Quizás fue tan rápido que ni siquiera yo pude dar crédito de mi misma reacción, pero solo por un instante me olvidé de la destrucción y el dolor de los demás a mi alrededor y quedé parcialmente confundido al ver una niña, quizás de mi misma edad. Estaba cubierta de tierra y con dificultad podía distinguir los colores de sus ropas, pero lo que primero atrajo mi atención fue el verde, el tono más brillante y profundo que hasta ese momento había visto, y venía en dos destellos de una mirada sorprendida en el rostro sucio de una niña. — Lo siento — Apenas si presté atención a sus palabras, pero las comprendí de inmediato.

— Esta bien —respondí a su suave tenor, intentado recomponerme a mí mismo y volver a la marcha, aunque no pasó mucho entre que pensé aquello y en que realmente tuviéramos que reaccionar.

Con el peligro sobrevenirnos, tuvimos que movernos segundos antes de que una roca de un tamaño descomunal cayera cerca a nuestra posición, y junto con ella, iban personas cuyos cuerpos mutilados esparcieron el aroma familiar de la muerte a nuestro alrededor. No era momento de prestar atención a nada más, por ello con la resolución pinchando en mi pecho y los gritos ensordecedores de mi hermano levanté mi cabeza para mirar a la pequeña, esperando ver la misma mirada asustada que cada una de las personas que había pasado en mi camino hasta allí, sin embargo, nuevamente fui sorprendido al encontrar en vez de esto una mirada de dolor y repulsión junto a unas palabras bastante sensatas. — Tenemos que movernos.

Sus ojos se posaron sobre mí con resolución, decidida a moverse, pero al mismo tiempo… como afirmando que no me dejaría allí solo. Yo no era un niño caprichoso, y tampoco estaba allí para quedarme, así que asentí confirmando su afirmación mientras envolvía con más firmeza a mi hermano. Sin dar un segundo más los dos emprendimos una rápida carrera por las calles de la aldea, esquivando cadáveres esparcidos por doquier y alejándonos todo lo que podíamos del centro del desastre. Ella corría a mi par, incluso si se veía cansada sus ojos no vacilaron ni sus rodillas temblaron en todo el tiempo en que nos movimos hasta que encontramos la ruta de evacuación, donde comenzaron a rodearnos las personas. Sabía que no estábamos fuera de peligro, siendo pequeños y en un ambiente tan plagado de miedo, éramos vulnerables, por ello no baje mi guardia ni un instante, ni siquiera cuando repentinamente, en medio del pánico uno de los civiles trató de huir sin fijarse en que mi hermano y yo estábamos justo al frente.

Estaba preparado para esquivarlo como pudiera, pero antes de poder conseguirlo fui repentinamente apartado del camino por la extraña niña quien quedó en la trayectoria del peligro. Fue en un instante, pero me percaté de cada movimiento planeado por ella para protegernos, se convirtió en la piedra y palanca que alejó, en un giro elegantemente torpe la amenaza, a cambio de su propia estabilidad. Era cosa de segundos antes de que la multitud enloquecida la aplastara, así que di un paso al frente, intentando llegar a ella, pero, así como lo pensé, así mismo fue apartada del fragor desordenado de la masa de cuerpos y elevada hacia arriba, al tiempo que la voz autoritaria de mi padre se elevaba sobre la conmoción, llevando a todos a detenerse por unos instantes y retomar la frágil calma mientras nuevamente eran guiados, por los miembros de la policía militar.

Me acerqué mientras mi padre colocaba a la pequeña en el suelo y ella, sorpresivamente tímida le daba las gracias, tal parecía que también tenía reacciones naturales de una niña. — Padre —le llamé en busca de su atención. Deseaba que supiera que Sasuke y yo estábamos bien, que podía cumplir con su trabajo sin problemas.

Nuevamente sentí la mirada curiosa de ella, parecía sorprendida y aunque buscaba disimularlo, tal parecía que su timidez había desaparecido y nuevamente su actitud cambiaba. Era realmente alguien peculiar. — Itachi, tómala de la mano y vayan al refugio. — Asentí ante su orden e ignorando cualquier tipo de reacción nueva de parte de ella apresé con gentileza su pequeña mano mientras la guiaba entre la multitud, esta vez asegurándome de que mantuviéramos una distancia prudente del resto de las personas.

Su mano era pequeña, y suave como la de cualquier infante, sin embargo, a pesar de esto eran firmes y en algunas partes sentía pequeñas callosidades. No me era difícil pensarlo, su agilidad, el control que mantenía sobre sus movimientos, la fuerza de su pequeña mano y sus pasos casi silenciosos, me confirmaba que aquella niña estaba entrenándose. Era raro, porque no parecía venir de un clan grande, sin embargo, ya mantenía los movimientos perfilados de alguien que pudiera pertenecer a alguno de los más estrictos. Miré de reojo a mi espalda y la vi adentrada en sus pensamientos mientras miraba la unión de nuestras manos. No parecía incómoda pero sus ojos verdes estaban completamente centrados y ocultaba lo que sea en lo que pensaba con profundidad. Definitivamente mi primera impresión de ella era que tenía un aire similar al que rodeaba a Shisui, casi místico y suave donde muy seguramente podría hallar una contradicción más grande de la esperada, y donde lo más probable es que era una caja de sorpresas.

El mundo gris continuaba a mi alrededor, y lo fue aún más para mí cuando finalmente llegamos al refugio y fuimos ubicados en las salas, donde nos sentamos lo más apartados que pudimos del resto, con una vista general del sitio. Las personas allí lucían bastante afectadas, y se estremecían cada vez que había algún ruido de gran fuerza en el exterior; incluso Sasuke se veía terriblemente afectado por esto, ya que desató su llanto con mayor ímpetu que cuando íbamos de camino. Me preocupaba su estado, pero en ese momento solo podía intentar calmarlo, así que suavemente le hablé y mecí en mis brazos. Mientras tomaba estas acciones recordé que teníamos compañía, así que levanté la mirada para enfocarla en la niña a mi lado, que finalmente podía ver que mostraba algún rasgo de debilidad, ya que se había encogido en su lugar mientras sostenía sus piernas y ocultaba su rostro entre ellas y cabellos cenicientos.

— Todo saldrá bien. — No sé qué me impulsó a decírselo, pero conseguí llamar su atención, haciendo que levantara su rostro sorprendido. Lo cual me desconcertó, ¿Por qué parecía como si no esperara que pudiera dirigirme a ella? No es como si fuera realmente a ignorarla, ella estaba allí después de todo, habíamos llegado juntos, así que mis palabras no deberían haberla desconcertado de tal forma.

— Si, lo sé… es solo que me siento mal porque no puedo hacer nada para ayudar —ahora estaba más sorprendido ¿Ella se veía vulnerable por la impotencia?

— Aún somos niños —declaré en un intento de medir el terreno en el que me estaba adentrando con ella, cada vez más interesado en ver a través.

Sus ojos verdes me observaban con curiosidad al menos por unos momentos, antes de apartar la mirada y parecer adentrarse en sus pensamientos, lo que medió tiempo de detallarla con más cuidado. Bajo la suciedad, y la oscuridad era difícil realmente saber los detalles físicos, pero podía intentar decir que su cabello era de un color claro, pero bajo las cenizas y tierra era difícil estar seguro realmente que color era, su piel manchada era blanca, al igual que sus ropas que eran los colores más destacables siendo un azul profundo la camisa que llevaba y los pantalones que antes eran blancos.

— ¿Es tu hermanito? — Salí de mi pequeño análisis para prestar atención a su pregunta.

— Hn.

El cambio de tema era un claro intento de distraerse de las conversaciones profundas, y aunque no podía negar que era algo más refrescante, me mantuve alerta ahora que mi hermano era de su interés. — ¿Cómo se llama? —Parecía divertida por mi respuesta inicial, aunque hizo un excelente trabajo guardando sus comentarios para sí misma.

— Sasuke —respondí suavemente.

Nuevamente su expresión cambió a una dolorosa, lo que me causó interés porque con ello iba una mirada tan suave y dulce para mi hermano que de no ser porque esta fuera la primera vez que nos veíamos podía decir que conocía a mi hermano. Pero tenía que ser otra cosa, quizás tenía un hermano pequeño… ¿O quizás…? No, si hubiera perdido alguno habría una reacción más profunda, pero en cambio ella solo permaneció mirando a mi hermano con una intensidad que me estremeció, no había intenciones ocultas o malas, solo crudos sentimientos que se enraizaban. Por segunda vez sentí que algo en mi mundo cambiaba, como si el vidrio que me separaba del resto del mundo se hubiera aclarado repentinamente y comenzaran a aparecer otros colores aparte del verde que veía en sus expresivos ojos. Tal vez fue por esto que permití que acariciara a Sasuke, quería ver lo que había tras esa mirada vidriosa y la dulce voz con la que le hablaba a mi hermano.

Incluso atraído por esa voz, él dejó de llorar y abrió los ojos para posarlos sobre la niña que estaba a nuestro lado. Su mirada oscura parecía hacer cosas graciosas porque parecía analizarla, confundida por la extraña, tanto que parecía molesto, pero, yo lo sabía mejor que nadie, que esa expresión era la que ponía cuando estaba confundido por algo que no comprendía. Ella pareció mal interpretar su mirada porque se apartó automáticamente y sonrió con tristeza — Parece que no le agrado mucho —declaró suavemente.

— No creo que sea eso. — Más que creerlo lo sabía mejor que nadie — Si lo hiciera hubiera llorado más fuerte.

Ella no parecía creer del todo mis palabras, y esto me provocó aún más confusión en mí, ya que ¿Quién era mejor para detectar el estado de ánimo de Sasuke? ¿Yo o una extraña que lo acababa de conocer? Honestamente no la comprendía, pero me desconcertó más aún que repentinamente, luego de hacer un puchero, sonriera y declarara —: Quizás tengas razón, pero, su mirada dice que no le agrado demasiado — quería argumentar contra su lógica, pero nuevamente se adelantó a hablar — Tu nombre es Uchiha Itachi ¿Verdad? — Aturdido asentí, pero no era porque no supiera de donde había escuchado mi nombre, sino su facilidad para cambiar el ambiente a nuestro alrededor de forma rápida y hacer como si no estuviéramos en medio de un refugio con un montón de personas asustadas y sin saber que pasaba con el desastre de afuera. Incluso si no lo hubiera olvidado —De lo cual estaba seguro— ella estaba consiguiendo aligerar el ambiente de forma práctica. — Eres un buen hermano Uchiha-san, le protegiste hasta llegar hasta aquí y aún está pendiente de que este bien.

Era un poco obvio su comentario, pero me hizo sentir cálido, no obstante, no podía creer que simplemente me halagara, por algo que en sí mismo era natural en una familia, en cambio lo que ella había hecho por nosotros antes no tenía nada que ver, sus acciones habían sido tontas, pero al mismo tiempo nobles. Otro aspecto que me llamó la atención fue su formalidad al llamarme, más que mi apellido era el honorifico en él, usualmente usarías uno que no resaltara tanto al respecto, pero ella estaba empleándolo como si fuera lo normal. — Tu nos ayudaste antes, incluso si no tenías la obligación y sabías que podías salir herida. También eres una buena persona.

Vi su sonrojo antes de que pareciera, así que no fue una sorpresa cuando empezó a balbucear entre dientes, cosas de que no podía quedarse de brazos cruzados y de que no había hecho nada extraordinario; entonces tan rápido como inició con sus palabras repentinamente cayó en silencio, intuí que era por propia vergüenza, aunque no comprendía por qué. Ella me tenía intrigado de alguna manera, era fácil hablar con ella y no parecía intimida por mi clan o saber quién era mi padre; que si la interacción de ellos me decía algo era que ella lo conocía. Fuera de Shisui, hasta ese momento no había encontrado a alguien que lograra despertar mi interés para conocer, y aunque fue solo un poco, quizás fue aquello lo que me llevó a preguntar de todas formas — ¿Cómo te llamas?

Nuevamente su expresión sorprendida aparecía, algo que me llevo a considerar que sin proponérmelo causaba esa emoción en ella más de lo que fuese normal, aunque ella no se detenía mucho tiempo allí, no había reflexiones trascendentales, solo una reacción y automáticamente una respuesta — Sakura Haruno. — Por fin algo que me sorprendía, pero más que el nombre simple era la evidencia de este ya que cuando lo dijo al mover su cabeza solo por un instante, pude realmente distinguir el color de su cabello que hasta el momento no había puesto real atención por la suciedad. Era rosa, no sabía que tan intenso pero los pequeños mechones rescatables por la tierra y poca luz que había, podía notar que conservaban un tono pastel.

— Supongo que debí imaginarlo —murmuré soltando un suspiro por mi falta de detalle sobre ella, quien giró el rostro confundida por mi apunte, así que decidí aclararlo diciendo — Tu cabello es rosa, es como el de las flores de cerezo, supongo que decidieron que encajaba contigo.

Ella pareció divertida por mi comentario porque al instante de sus labios salió una alegre risa, que me hizo sentir extraño, entonces ella pareció percatarse de mi incomodidad porque se apresuró a decir — Lo siento, me recordaste las palabras de alguien que conocí hace poco, él me dijo algo similar.

Tal vez era su rareza misma, pero de alguna manera me hacía sentir más tranquilo y cómodo, no como si fuera un bicho raro, algo que no había conseguido sentir desde hace mucho; como fuere, casi era una lástima que las probabilidades de encontrarnos luego de esta situación eran escasas. Pero mientras estuvimos juntos su compañía fue agradable, sus palabras eran más maduras para alguien de nuestra edad e incluso había cosas que no concordaban, como sus preguntas formales y calma inusual a pesar de los hechos, incluso cuando se veía preocupada por sus padres lo manejo con templanza, algo poco común y redirigió la conversación rápidamente.

En ese entonces no sabía que esa niña de mirada verde que me pidió permitirle llamarme por mi nombre como si fuéramos adultos, sería una de las chispas que romperían el mundo opaco que mis ojos veían.

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Mi vida completamente a blanco y negro se había convertido en una vorágine gris con pequeños colores desde ese día; aunque aún no encontraba algo lo suficientemente alentador a mi alrededor, como para cubrir aquella visión del futuro sombrío que me perseguía cada día. Seguía sin entender que era lo que me provocaba esa sensación desalentadora, pero me dejaba guiar lentamente a través de cada entrenamiento, respiración, murmullos y desprecio a mi alrededor. No es como si hubiera algo que me impidiera pensar aquello, ya que era evidente que había una bruma que cubría mi clan desde hace tiempo, pero se había intensificado a partir de aquel día del ataque del zorro; incluso un niño como yo que aún no comprendía todos los alcances de la inconformidad, podía presentir que había algo muy mal debajo de la superficie, por eso ocultaba lo que pensaba y trataba de apagar las voces dejando todo de mí en cada entrenamiento, en cada lectura y nueva técnica que buscaba absorber como si fuera innato en mí.

Esto era lo que más me alejaba de los demás, pero casi no me importaba, ya que, si de todas formas sentía que iba a perderlo todo, entonces solo tenía que buscar ser fuerte para intentar no perderlo. Ya tenía lazos suficientes en esos momentos, mi familia, Sasuke y Shisui era lo que necesitaba, un agente externo solo podría ser más peligroso; o al menos así me sentía la mayor parte del tiempo porque en pocas ocasiones, cuando cerraba los ojos sentía un pequeño rayo de esperanza que trataba de llegar a mí, y se colaba en una sonrisa amable y el color verde que me recordaba la fuerza en la mirada de Sakura Haruno, de quien no había vuelto a tener noticias y, no era como si buscara encontrarlas, solo que desde ese día había envidiado ese destello que se ocultaba dentro de ella, como si el peso del mundo quisiera aplastarla pero ella pudiera levantarse nuevamente.

No sabía cómo o porque había percibido aquello, pero fue una de las pocas cosas que me animaban a continuar buscando un escape a mi maldición. — Esa cara es demasiado seria, aunque conociéndote es lo normal. — Levante el rostro en el momento en que la voz a mi lado se hizo presente y me encontré con la sonrisa alegre de Shisui.

Era tarde y volvía de uno de mis tantos entrenamientos, cuando me había tomado desprevenido con su acercamiento silencioso, aunque en él no era para extrañarlo. — Has regresado —afirmé con calma mientras continuaba con mi camino, y comenzábamos a entrar en la zona comercial de nuestro pequeño barrio.

— En la mañana. Estaba regresando de uno de los campos cuando te vi… ¿También entrenabas? Eres un niño bastante dedicado —dijo suavemente, sin perder su sonrisa.

— Hn. ¿Tu igual? ¿Por qué no llegaste al campo de siempre si era así? — Pareció meditarlo unos segundos mientras hacia una expresión un poco más relajada.

— No estaba propiamente entrenando, estaba ayudando a entrenar a una amiga. — Me sentí curioso por su afirmación, ya que si bien sabía que él no era una persona fría y podía ser más sociable que el resto nunca le había visto entablar relación alguna con otra persona, al menos no que se llevara el título de amigo, sin embargo, su mirada brillante y expresión orgullosa parecía apreciar a aquella persona a quien llamaba "amiga".

— Entiendo —declaré volviendo mi atención al frente.

— Oh, no te pongas celoso, siempre entreno contigo, pero me encontré con ella antes y parecía que necesitaba ayuda con su entrenamiento así que me detuve un rato con ella. — Suspiré ante sus palabras y le di una mirada molesta, aunque realmente no lo estaba, solo me había irritado un poco porque sabía que buscaba molestarme.

— No estoy celoso Shisui-san puede tener otros amigos para entrenar —respondí.

Mi amigo alborotador soltó una fuerte risa por mis palabras, atrayendo algunos espectadores en el camino, aunque para nadie era raro el comportamiento extrovertido de él, así que pronto volvieron a sus propios asuntos. — Eres realmente serio Itachi. Pero eso es bueno, como un pilar seguro —dijo, aunque yo no lo sentía tan cierto, al menos no como me describía — Es por eso que puedo confiar en ti. Como sea ¿Mañana es el gran día? Finalmente vas a entrar en la academia.

Asentí y finalmente sonreí, aunque solo fue por un instante — Es un paso para lo que planeo hacer, tengo que ser pronto un Ninja. — Mi amigo me dio una mirada comprensiva y luego declaró con suavidad —: Solo trata de no crecer tan rápido Itachi, sé que deseas hacerlo para proteger a los demás, pero también necesitas protegerte tú mismo.

No creía que eso fuera relevante, porque él sabía tan bien como yo que nosotros no lo pensábamos demasiado sobre nosotros, pero si lo pedíamos para los demás; éramos completamente irracionales en ese punto y quizás por eso sabíamos que si pasaba algo seríamos los primeros en saltar al frente. — No es justo que lo digas de dientes para fuera Shisui-san —respondí, aunque él solo me dio una sonrisa alentadora.

— Es aterrador como nos hemos llegado a conocer en solo unos pocos meses, bueno, no es que me disguste. Solo te deseo suerte, y espero me alcances pronto… estudiante de primera. — Levanté una mano y me despedí tal y como él lo estaba haciendo en ese momento, en que habíamos llegado a la calle que lo llevaría a su casa.

No tenía pensado demorarme mucho, tenía una meta en mente y eso era lo importante, así que solo continué con mi camino, ansiando el mañana y esperando al mismo tiempo que no llegara demasiado pronto. Nuevamente causando una contradicción en lo que sentía y pensaba al respecto.

Cuando finalmente llegué a mi hogar los murmullos de mis padres se escuchaban desde el comedor, al igual el balbuceó alegre de mi hermano detrás de sus voces. Respiré profundamente cuando sentí como si mis fantasmas me abandonaban en la entrada y solo me adentré hasta llegar a ellos. — Estoy en casa —dije cuando finalmente los vi. Mi madre servía la cena mientras mi padre estaba sentado hablando, ambos me dieron una señal de reconocimiento antes de que me dieran la orden de irme a lavar.

— ¿No has preguntado si va bien? — Escuché hablar a mi madre cuando regresaba al comedor.

— Pase por el campo cuando volvía, Shisui estaba con ella y no se veía mal. Mebuki y Kizashi también estaban un poco sorprendidos por su petición, pero creo que ha sido la única con agallas para pedir algo así. Supongo que no está mal abrir las puertas si solo es ella.

— Bueno, me intriga saber cómo es, pero según lo que dices no parece tener una idea preconcebida como los demás. Aunque poco hablábamos antes con ellos, creo que son de confianza — Mi madre sonreía cuando entré al comedor. No tenía idea de lo que hablaban, pero si sabía que en el fondo tenía que ver con los murmullos del exterior.

— Es probable. Aún falta confirmarlo debido a como están las cosas — Mi padre me miró por unos instantes mientras yo me sentaba al tiempo que mi madre lo hacía. — ¿Cómo te sientes con respecto a mañana Itachi?

Miré expectante a mi progenitor y luego de un segundo de reflexión respondí — Está bien, es esencial si quiero ser un ninja — Vi su sonrisa incluso antes de que apareciera, era siempre la que daba cuando sugería algún tipo de progreso con mi entrenamiento.

— Creo que podrás encontrar lo necesario. Es importante para tu crecimiento así que entrena duro y aprende lo suficiente, también percátate de quienes serán tus compañeros, puede que llegaras a encontrar a alguien tan fuerte como tú — No es como si lo dudara, pero era difícil, hasta el momento los mismos niños de mi edad eran más abiertos y tenían otros objetivos en mente más que entrenar o hacerse fuertes, así que era realmente dudoso.

— Claro padre.

No iba con expectativas de hacer amigos, ni tampoco buscaba una relación profunda con ellos, en mi cabeza solo había una meta y eso era lo que importaba. Por eso frente a las palabras de mi padre solo les di la mitad del interés correspondiente, o al menos así fue hasta el día siguiente cuando después de tanto tiempo volvió el mismo destello que me había aturdido hace meses.

La había visto incluso antes de que nos hicieran formar, ella había llegado de la mano de sus padres, y también me sorprendí de la facilidad con la que la reconocí ya que se veía completamente diferente ahora que no parecía un trapo que habían usado para limpiar la mitad de una mesa llena de polvo. Sus ojos verdes brillaban más que ese día y su sonrisa aunque me pareció genuina también guardaba secretos que no contaba con sus facciones, sus cabellos rosa que aunque estaban más largos que la última vez, caían sobre los hombros y finalmente mostraban el brillo y fuerte color que debieron mantener aquella fatídica noche, además contrastaba perfectamente con el color casi porcelana de su piel, y enmarcaban su rostro mostrando a una niña linda, que en mi percepción podría verse como todo menos una ninja, pero nuevamente había visto de primera mano algo que muchos otros carecían, así que sabía que en ella las apariencias engañaban.

Incluso si lo negara tenía curiosidad de saber realmente como era, pero no reparé en darle demasiada importancia a los hechos, ya que tenía mi mente ocupada en otros propósitos, e incluso si anteriormente habíamos coincidido no iniciamos una charla amigable de inmediato, escasamente coincidíamos en cordialidades como saludos cuando nos cruzábamos. Al menos así era nuestra relación hasta que comencé sin darme realmente cuenta de los pequeños pasos que se me acercaban desde atrás, como si corriera con todas sus fuerzas y despertaba la atención que solo dedicaba a los entrenamientos propios. Los primeros momentos en que vi que nuevamente ella rompió mis expectativas fue cuando me percaté de la soledad que la rodeaba. A pesar de que sabía que ella era una niña agradable, incluso alegre, no parecía interesada en formar amistades inmediatas, además de eso era bastante callada y por lo general la veía con la nariz metida en algún libro que, aunque siempre vi que trató de ocultar tras los textos de la academia eran de temas más avanzados a los normales.

Sus puntos en clase tampoco eran malos, y a veces escuchaba que la clase de Kunoichi era evadida por ella, pero cuando asistía sus notas eran las más altas. También los regulares eran pasados por ella sin ninguna dificultad, casi parecía estar allí y al mismo tiempo no estar, era casi como me sentía, como si lo que estábamos viendo no fuera suficiente para que pudiéramos saciar nuestros propios deseos. Era casi cercano, pero al mismo tiempo lejano, porque así como teníamos cosas en común nunca busqué su compañía, tampoco sentía que podía llegar a ella, ya que había algo que nos identificaba por separado y que me mantenía sobre mis propios pies. Esto y más cosas que me acosaban impedían que buscara ese pequeño rayo de luz que había pintado antes un poco mi mundo gris, no podía imaginar mantener algo más que una simple relación lejana con ella.

O al menos así lo pensé hasta ese día, casi un año después, exactamente siete meses y medio luego de que ingresamos a la academia. Había terminado de tomar mi desayuno e iba a salir de casa cuando mi padre que había estado revisando el periódico me detuvo un momento — Itachi…

Levante la mirada y le miré justo cuando terminaba de pasar la correa de mi mochila sobre mi cabeza — ¿Qué sucede padre? — Cuestioné.

Mi madre nos observaba de reojo mientras bebía tranquilamente su té, y Sasuke no estaba por ningún lado a esa hora, muy seguramente aun durmiendo como la mayoría de los días, así que el comedor estaba relativamente tranquilo y mi padre podía hablar con tanta parsimonia como quisiera sin levantar un ápice su voz. — Sakura Haruno. — La mención de su nombre puso toda mi atención sobre él, y aunque de algún modo desde el ataque del zorro sabía que conocía a mi compañera de clase, nunca le había escuchado mencionarla — Es una niña de tu clase, no sé si la recuerdas o identificas.

— Lo hago — Respondí sin dejar que nada de mi curiosidad por su repentina mención en la mesa se mostrara en mis palabras.

— Sus padres nos pidieron el favor de cuidarla, así que vendrá a quedarse unos días aquí. Necesito que le digas algo por mí. — Si antes estaba desconcertado por su mención ahora me encontraba completamente perdido, ya que, si conocía a mi padre lo suficiente en el poco tiempo que tenía de vida, sabía que él no era de permitir extraños en la casa, así que eso quería decir que ella era algo más, lo cual era aún más intrigante. — Dile que solo tome algo de ropa luego de que salga de la academia, el resto se lo daremos aquí, la esperaremos luego de que esté lista.

— De acuerdo —acepté sin pensar demasiado en los motivos, los cuales sabía que no me los diría, las razones que pudiera mantener para permitirle quedarse eran propias, y no cuestionables, yo solo tenía una orden que cumplir.

Sin esperar que me dijera más me despedí de ambos y me marché como todos los días a la academia, aún pensativo con respecto a la situación presentada en la mañana; era un cambio bastante raro a mi rutina del día que solo estaba plagada de pensamientos de entrenar, ser el mejor e ignorar la oscuridad que me perseguía, ahora mis pensamientos rondaron a mi padre y mi compañera de clase ¿Qué tipo de impresión tenía de ella? Estaba sumergido en mis pensamientos que no escuché la voz insistente que me llamaba desde atrás a solo unas cuadras de la academia, solo cuando vi el edificio finalmente la escuché, así que me giré a ver a la persona que me llamaba.

— Itachi-kun, buenos días.

— Izumi —respondí con un asentimiento cortés.

— Hoy llegas temprano Itachi-kun. Como siempre tan aplicado. — Ella era una niña alegre, se me había acercado un par de veces y me saludaba con normalidad. No me disgustaba, pero había algo que me incomodaba, era un sentimiento nostálgico y un tanto molesto que me impedía recibir siempre sus acercamientos con el mejor de los agrados, tampoco es como si la considerará una amiga, solo una chica amable de mi clan que había sentido curiosidad por mis habilidades.

— También llegas temprano —respondí sin darle mucha emoción a lo que decía.

— Oh, siempre es mejor llegar temprano por cierto ¿Has hecho algo nuevo? Ya sabes…

Apreciaba su entusiasmo en desear hablar de algunas cosas de las que hacía o entrenaba, pero nuevamente esto solo me hacía sentir más aparte de los que me rodeaban era como la pieza grande de un juego donde el resto me veía con admiración sin enfocarse en sí mismos. No había desafíos, no había un entendimiento real solo una brecha de habilidad en la simpleza de los hechos y acciones que desarrollaba en cada clase. Los únicos que me desafiaban eran de cursos superiores y por lo general era por alguna tontería en la cual subestimaban quien era solo por mi edad.

— No realmente —decidí darle un fin a la conversación mientras nos dirigíamos al salón.

Como siempre ella no insistió, pero me dio una sonrisa amable antes de continuar con su camino. Al entrar juntos al salón pudimos ver que no éramos los primeros en llegar, en una de las mesas estaba ya sentada Sakura. Parecía inmersa en su libro como siempre, aunque en esta ocasión parecía aún más concentrada en lo que leía, mientras movía los labios sin hacer un sonido. Sentía que no era conveniente hablarle en ese momento, luego podría buscar un momento más adecuado para hacerlo, así que decidí continuar con mi camino hasta mi lugar, sin saber que mi acompañante de la mañana se había percatado de mi mirada hacia la niña de cabellos rosa y mientras tomaba su propio lugar apretaba los labios con fuerza.

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Sakura se había mostrado entre sorprendida por mi acercamiento en la hora del almuerzo y comprensiva con el mismo. Fue la primera vez que nos dirigimos más de tres palabras en un solo día, y aunque fue solo por motivos mayores a los que pudiera darse una conversación se sintió Natural. Como fuere no fue el momento más estresante del día, ya que al regresar al salón me había envuelto en una situación incómoda con algunos compañeros de clase y un superior, quien asumiendo que eran mis amigos me atacó indiscriminadamente.

Mi defensa había provocado que aquellos niños comenzaran a ovacionar mi nombre como si repentinamente me hubiera vuelto su líder, causándome una profunda incomodidad e irritación que no expresé en ningún momento. ¿Acaso era un espectáculo? No estaba allí para ganar peleas de niños, tampoco deseaba que los demás me levantaran sobre sus hombros gritando mi nombre, ya que detrás de estas sonrisas sabía que los murmullos de descontento, donde siempre era comparado se escuchaban con más claridad. Quizás fue por ello que cuando llegué a casa solo quería olvidar todo lo que tuviera que ver con la academia y centrarme en mi propio mundo, incluso si este fuera tan lúgubre como siempre, tenía cosas que hacer.

— Estoy en casa — declaré al tiempo que soltaba mis sandalias.

Entonces repentinamente fui atacado por el pequeño abrazo de oso de mi hermano menor — Nii-san Bienvenido ¿jugamos? — Los ojos brillantes de Sasuke me relajaron y no evitó que le diera una sonrisa mientras colocaba mis manos en sus pequeños hombros.

— Sasuke, dale un respiro a tu hermano que acaba de llegar. Bienvenido Itachi — Mi madre apareció en el recibidor con un trapo de lino entre las manos que estaba usando para limpiarse el exceso de agua, seguramente de su ultimo oficio.

— Iré a descansar un momento —declaré mientras acariciaba con cariño los cabellos de Sasuke, quien hizo un puchero ante mi respuesta.

— Pero Nii-san. — Sabía que quería discutir, pero realmente no estaba de humor, deseaba sacar cada una de mis frustraciones en el campo de entrenamiento. Quería explicarle, pero él pareciendo meditarlo un momento repentinamente se adelantó — De acuerdo… pero luego jugaremos ¿está bien?

— Bien —afirmé concediendo su deseo egoísta. Creía que tendría tiempo suficiente para poder darle un poco de compañía, al menos más tarde.

Sasuke se soltó finalmente y corrió de regreso a su habitación murmurando algunas cosas que supuse eran los juegos que tenía pensado para más tarde. Mi madre por el contrario permaneció allí mirándome, así que esperé a que dijera lo que estaba pasando por su mente — Pensé que vendrías con Sakura-chan.

No es como si no lo hubiera pensado antes de volver, pero estaba lo suficientemente descontento para permitirme quedarme, por ello, aunque me sentí un poco culpable por el reclamo de mi madre declaré —: No debe tardar, yo realmente deseaba llegar un poco antes. — Ella suspiró y me miró con desaprobación, sabía lo que diría antes de que lo dijera, pero aun así esperé.

—Itachi, debes recordar que, aunque no la conozcas hace mucho tiempo, ella es una chica, es bueno para un caballero acompañar a una dama, especialmente si viene a tu casa.

Asentí ante su apunte y luego declaré —: Lo tendré presente madre, ahora iré a mi habitación. — Me giré para marcharme, pero ella nuevamente me detuvo un momento.

— Preparé el cuarto de invitados que está cerca al de Sasuke. Cuando llegue Sakura-chan te pediré que la lleves ¿No hay problema cierto?

— No. — Mi respuesta la dejó satisfecha por el momento, así que volvió a internarse en la casa, dejándome solo para continuar mi camino.

Antes de detenerme en mi habitación fui a lavarme la cara, aún necesitaba apartar los pensamientos innecesarios de mi mente, así que un cambio de aires era lo que necesitaba. Al llegar a mi cuarto me cambie por ropas más cómodas para poder ir a entrenar, no obstante, cuando terminaba de ajustar las vendas en mi pierna derecha, mi madre me llamó, tal parecía que nuestro huésped había llegado. Así que pensando en regresar luego por mis herramientas ninja, me dirigí a la puerta, donde encontré a mi madre dándole la bienvenida a mi compañera.

Sakura me observó cuando aparecí en el pasillo, sus ojos verdes se mostraban curiosos pero suaves, en su espalda iba una mochila aparte que la que siempre usaba para la academia, aunque no era demasiado grande, parecía que era práctica con lo que traía. Luego de que mi madre explicó que yo la guiaría le hice un pequeño gesto para que me siguiera, y aunque esperaba que no me entendiera de inmediato, ella rápidamente se retiró sus sandalias y se acercó a mi lado.

Era perceptiva, al menos en el momento es lo que demostraba, claro que eso no me impidió decir —: por aquí. — Solo entonces comencé a caminar hasta el lugar que me había dicho mi madre que había preparado, allí le di instrucciones básicas para su propia comodidad, y conocimiento de la casa. Ella me escuchó atentamente para solo al final sonreír dulcemente y darme las gracias.

Quizás me tarde un segundo, pero cuando confirmé en su mirada que realmente había entendido todo me giré y la dejé para que desempacara. Por mi parte fui a recoger mi porta shuriken el cual llené con las herramientas necesarias para el entrenamiento, solo cuando estuve seguro de que llevaba todo fui a informar de mi salida. De camino, en busca de mi madre, me sorprendí de ver a Sasuke de pie en medio del pasillo mirando a la puerta, su expresión era la combinación de un puchero molesto junto a la vergüenza, expresada en sus mejillas, que estaban pintadas de color rojo. Antes de poder preguntar que le había molestado, mi madre llegó por el otro lado, y me observó curiosa antes de preguntar — ¿Vas a salir?

— Iré un rato a entrenar —respondí con honestidad.

— Esta bien, pero antes ¿Crees que puedas pasar por donde tus tíos y dejarles algo? — Ella levantó una caja que tenía en una mano — Tengo algo que hacer y no puedo ir de inmediato a llevarlo, pero ya que vas a salir…

— Puedo… — Extendí mis manos recibiendo lo que ella me ofrecía junto a una sonrisa y al tiempo me dio un "gracias" antes de continuar su camino.

Me acerqué a la puerta y me coloqué mis sandalias, sin embargo, me sorprendió que Sasuke no parecía haberse percatado de mi presencia, es más mientras terminaba de ajustar las correas en mis pies, le escuché murmurar —: ¿Quién se cree? —Estaba desconcertado del tono de mi hermano que, aunque parecía molesto en su rostro, de reojo pude ver que sus ojos estaban brillando, de la misma manera que lo hacían cuando le mostraba un nuevo Jutsu o contaba una historia que realmente le parecía interesante.

¿Por qué parecía como si algo hubiera cambiado? No podía afirmarlo con certeza, pero ver a mi hermano de aquella manera me dejó una extraña sensación. Como fuere, decidí ignorarlo por el momento, antes de poder ser detenido, salí de casa y fui derecho a entregar el recado de mi madre. Como todos los días ambiente del clan era un poco bullicioso en la zona comercial, pero tranquilo en las demás zonas residenciales, era un ambiente casi digno alrededor, orgulloso, pero que de igual forma mantenía la normalidad animada de cualquier otro lugar, o al menos así siempre era entre los miembros del clan.

Pronto llegué a mi destino donde mis tíos al verme de dieron una sonrisa alentadora y brillante — Itachi-kun, que gusto verte ¿A qué debemos tu visita? — Ambos eran dos civiles normales, se habían apartado de la vida ninja incluso antes de siquiera considerarlo y se habían dedicado a su pequeña tienda. Ambos eran personas mayores de una amabilidad natural, aunque como todos guardaban el orgullo en alto del clan.

— Mi madre me pidió que les trajera esto — Extendiéndoles el paquete mi tía sonrió brillante mientras lo recibía.

— Oh gracias, por el favor ¿deseas algo? Tenemos algunos dulces. — Temblé interiormente al pensarlo, me gustaban los dulces, quizás de hecho para algunos pareciera extraño, pero especialmente los dangos eran mi comida favorita, no obstante, ese día tendría que declinar.

— No gracias, quizás en otro momento, ahora tengo un poco de prisa Tía. — Hice una breve reverencia y tomando toda mi fuerza de voluntad me retiré en dirección a los campos de entrenamiento de tiro.

Estaba sumido en mis pensamientos, habiendo desplazado por completo de mi mente los dulces y tratando de rescatar cada uno de los movimientos que tenía planeado repasar, además de los puntos que necesitaba mejorar; así que inicialmente no me preocupe en llegar de inmediato, sin embargo, cuando ya estaba cerca y escuché el sonido característico de la madera al ser atravesada. Sentí curiosidad, ya que sabía que pocas personas usaban ese campo en particular, así que, reduciendo mi presencia, me acerqué lentamente hasta el sitio de donde provenían los sonidos, y me oculté deliberadamente tras unos arbustos para poder observar quien estaba allí.

Era sakura, me sorprendí de verla, con la mirada enfocada en los objetivos mientras recorría el campo con rapidez y lanzaba cada Kunai a los objetivos con precisión, realizando cálculos en medio de los saltos justo antes de caer. Quizás no era como Shisui e incluso yo mismo, pero era una sorpresa, tenía un nivel que podía ser equiparado al nuestro, lo único que parecía retrasarla era la velocidad y algunos ajustes en su postura, pero por lo demás tenía prácticamente la gracia de un felino o ya de por sí un ninja.

Cuando finalmente se detuvo un momento estaba respirando agitada y observaba los blancos con atención, parecía contenta con el resultado, pero no satisfecha ya que sus ojos se movieron de un lado a otro siguiendo el trayecto que había hecho mientras murmuraba — Bien, quizás si cambio un poco el Angulo de… — Yo mismo estaba pensando en lo que podría cambiar cuando repentinamente, en una reacción rápida y violenta, que no tenía nada que ver con los movimientos anteriores lanzó en mi dirección uno de sus Kunai, el cual detuve por puro reflejo, pero había logrado alterarme al no verlo venir, así que aun oculto por los arbustos observé a mi compañera.

Su postura había cambiado a una completa defensiva, con sus piernas flexionadas y abiertas en una separación diagonal, con un brazo al frente para defender y el restante guardado cerca de su pecho como preparado para ser el contraataque; había seguridad en su movimiento y aura, pero lo que más me impactó fueron sus ojos, siempre se habían mostrado suaves y brillantes incluso en el desastre del Kyubi, sin embargo, ahora tenían una potente ferocidad detrás de ellos, como un veterano que hubiera experimentado el campo de batalla anteriormente. — ¿Quién anda ahí? — Gruñó afianzando su postura.

Estos eran los terrenos de mi clan, podría haber sido cualquiera el que se hubiera visto sorprendido por el ataque, pero suponía que encontraba algo de sentido la lógica del ataque. Yo no había dicho nada, y los campos de entrenamiento de nuestro clan aunque eran privados quedaban casi fuera de la aldea, así que al mismo tiempo eran peligrosos si un ninja renegado se cruzaba por allí. El ataque de la Kunai no había sido a matar, era una advertencia, con su habilidad pudo haber sido peor así que si había alguien capaz al otro lado lo detendría y eso le daría tiempo para evaluar la situación de su defensa. Ella era buena.

Sentí mi estómago retorcerse por un sentimiento desconocido, pero nuevamente lo acallé bajo un pequeño manto de frustración al verme descubierto, así que con un suspiro solo para mí apunté a uno de los blancos de tiro y lancé la kunai, quedando está en el centro de los blancos justo al lado de otro de los kunai que ella había lanzado antes. Reconociendo mis acciones Sakura bajo levemente la guardia y esperó a que yo saliera de mi escondite, entonces al verme su expresión perdió completamente aquella agresividad anterior y nuevamente fue amparada bajo una expresión curiosa y brillante. — Itachi-kun… ¿Hace cuánto estas ahí?

Al menos no se había percatado del tiempo, quizás fue gradual, pero también era un poco preocupante al respecto, ya que, si solo lo había notado hasta ahora, había segundos importantes de por medio que podrían ser perjudiciales para su seguridad. —No hace mucho. Venía a entrenar, pero me disculpo si te he interrumpido.

Casi al tiempo que terminé mis palabras ella negó con tanta rapidez que me causó algo de gracia. — No hay problema, solo me has pegado un susto, pero supongo que puedo decir que también ha sido una ventaja — Le mostré mi confusión por su lógica al enarcar una ceja y ella añadió —: Bueno… pude detectarte, eso quiere decir que puedo detectar presencias. Oh, ya que estamos aquí los dos ¿Por qué no entrenamos juntos?

Me estremecí al pensarlo, hasta ahora la presencia de Sakura era tolerable, de hecho, casi podía decir que era lo más cercano a un conocido que considere casi de mí mismo nivel, pero estaba seguro que ella cambiaría su perspectiva si se enfrentaba a mí, después de todo, siempre comenzaban las alabanzas vacías y el distanciamiento celoso de la diferencia, luego de que comparábamos habilidades; su actitud seguramente se volviera como los de la academia, o casi todos los que me rodeaban. Estaba sumergido en mi negación que por poco no me percato que ella era consciente de mi reticencia, solo que parecía que no comprendía de donde venía porque entonces a sus palabras ella añadió —: Oh vamos ¿O tienes miedo de que te gane?

— No lo creo —respondí, e incluso me sorprendí de mi misma franqueza y el cosquilleo de irritación, sin embargo, ella pareció resentir mis palabras ya que su expresión se arrugo a una más feroz y dando un paso al frente declaró — Puede que no tenga un talento innato Itachi-kun, pero me esfuerzo mucho, por eso no puedes juzgarme sin siquiera probar que no puedo enfrentarme a ti.

Su mirada fue tan firme, y pude ver reconocimiento en ella. Me hizo sentir perdido por un momento, pero al mismo tiempo algo esperanzador me embargó. Si realmente su mirada era para decirme que estaba consciente de mí, de la fuerza y diferencia entre los dos, eso quería decir que también era probable que no fuera a terminar sorprendiéndose si perdía, podría ser que no resintiera este hecho y había alguna posibilidad de que no provocara la misma reacción de los demás. Con esto en mente, decidí dar una oportunidad a su propuesta, así que dando suspiro acepté.

Su mirada brillo aún más ante mi admisión y se hizo lugar junto a una brillante sonrisa en su redondeado rostro. Entonces saltó hacia atrás para dejar una distancia prudente y declaró — No te contengas por favor. — No pude evitar sorprenderme por su comentario, ya que tal parecía que realmente estaba consciente de que era lo que estaba por hacer.

Esto me motivó a realmente tomar en serio sus solicitudes, así que levanté mi mano al frente listo para dar inició al combate, mientras que observaba el entusiasmo en la mirada de mi contrincante, no esperaba nada y al mismo tiempo deseaba algo…

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Había sido completamente golpeado por Sakura, y aunque no físicamente hablando, si de una forma emocional. No lo había anticipado o previsto, tampoco iba a derramarme en cuestiones banales de que había sido algo completamente irreal porque de algún modo lo sabía, así que solo podía pensar que había encontrado algo diferente en el mundo, fue como si hubiera estado vagando por un bosque por mucho tiempo, entre una especie de neblina y repentinamente se hubiera aclarando parcialmente, mostrándome la figura de otra persona que caminaba cerca de mí, aunque solo podía ver su mirada verde.

La batalla con ella en el entrenamiento, fue algo que no anticipé, sus pequeños puños a simple vista se habían visto desprovistos de poder, pero había conseguido hacer que perdiera de vista mi concentración al sorprenderme con la verdad tras ellos, su agilidad, su juicio… era avanzado, probablemente si hubiera estado con toda su fuerza hubiera hecho mucho más en mí que un simple rasguño.

Sus comentarios distaban del orgullo sobre sí misma, y para mi tranquilidad aunque también había alabado mis habilidades, no se vio aplacada por ellas, al contrario, me hizo ver puntos que no había reflexionado antes, sobre crecer junto a otras personas; Ella había mostrado una fortaleza diferente a la que yo buscaba, no pensaba ser la numero uno, pero al mismo tiempo tampoco pensaba en quedarse atrás, ella parecía estar persiguiendo algo más, un sentimiento que no me era reconocido, pero le daba fuerza hacia adelante.

Ella era un enigma para mí, pero su compañía no me era desagradable, a diferencia de otras personas tenía algo que me hacía sentir confortable, entre su risa, mirada suave y palabras motivadoras. Ella era realmente rara y al mismo tiempo tan normal.

Además, su forma de afrontar a mi hermano que realmente mostraba una actitud caprichosa con ella era extraña pero genuina. Era refrescante y sentía que podía bajar la guardia con ella con respecto a su acercamiento a Sasuke, ya que, aunque fue muy rápido pude percatarme que en nuestro juego antes de chocar anticipó que Sasuke podría salir lastimado en medio de todo, así que ella misma retraso sus pasos para evitar el impacto no fuera demasiado duro, había sido un empate solo porque ella se había detenido a pensar en el bienestar de mi hermano. Realmente no sabía que pensar al respecto, pero Sakura había alterado algo en mi mundo.

— ¿Itachi-kun? — Habíamos terminado de cenar y yo había decidido sentarme un rato en el jardín, repasando los hechos del día y además la conversación en la cena, cuando nuestra invitada me llamó.

Girando mi rostro me encontré con sus ojos verdes y su figura inmóvil a unos pasos de mi lugar de reposo, parecía querer decir algo, aunque podía ver el cansancio en sus facciones, seguramente el día había sido lo suficientemente estresante para ella, pero aún se mantenía en pie buscando evitar demostrarlo. — ¿Qué pasa Sakura?

— Oh yo quería preguntar, sobre… bueno, quería saber si viste algo que puedo mejorar o algún concejo. — Giré el rostro un tanto confundido por su pregunta, ya habíamos dicho nuestros puntos fuertes y débiles ¿no? Aunque… solo había sido una conversación superficial, ella parecía estar de algún modo cohibida mientras consultaba esto.

Un concejo… no tenía particularmente algo que decir ya que apenas la conocía, aunque… — Vi tu lanzamiento de Shuriken, parece que luchas mucho contra tu propia velocidad, tu cuerpo se tensa demasiado y tu respiración es más errática, así que cuando lanzas las shuriken pierden un poco de poder. Es irregular, ya que también hay momentos donde las lanzas con la suficiente fuerza, así que eso reduce un tanto tu puntería. — Esperé ver algún tipo de molestia en sus facciones por mis apuntes, quizás porque sonaba demasiado arrogante, pero en cambio me encontré con una expresión pensativa y luego con una amplia sonrisa adornando su rostro.

— Creo que comprendo… Intentaré recordarlo exactamente y encontrar una manera de perfilarlo. Ahora te devolveré el favor — me señaló mientras añadía — Tienes la costumbre de sobreponer tu juicio antes. Incluso si lo corriges apropiadamente hace que pierdas enfoque en las circunstancias, además también me percaté que tienes un retraso de al menos dos segundos entre movimientos… quizás eso es lo que retrasa la velocidad que deseas en la reacción. Lo que quiero decir es que eres rápido en reaccionar y ajustar tu juicio, pero también te sumes demasiado en ello que pierdes otra perspectiva. Lo que quiero decir es que necesitas ampliar un poco tu visión sobre ti quizás así encuentres lo que estás buscando

Decir que no me había hecho sentir un tirón dentro de mí sería una mentira, de hecho, el termino que pensaba para describir tal conmoción era un eufemismo por sí solo, pero, no tenía otra para hacerlo en ese momento. No sabía con exactitud si realmente podría ser la respuesta que buscaba de hecho en un principio ¿Buscaba alguna? No pude cuestionar a que se refería porque cuando menos lo pensé ella ya se había marchado, dejándome solo con mis propios pensamientos, donde por un instante creí sentir que la niebla a mi alrededor se desvanecía.

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Dolor, me dolía profundamente hasta casi asfixiarme. La oscuridad me rodeaba completamente y me aprisionaba, sin darme oportunidad de soltarme, era una sensación tan familiar y aterradora, pero por algún motivo no podía dejarla ir. Era mi culpa, mi responsabilidad y mi propio castigo encontrarme allí, no había sueños, o metas, solo el vacío profundo.

Por favor, cuida de Sasuke.

¿Era la voz de mi padre? Sonaba como tal, pero no podía ubicarla ¿Por qué tenía ganas de llorar? ¿Por qué me sentía impotente al respecto y resignado? Había algo cálido en mis manos, pero pegajoso, no podía verlo, pero podía sentirlo y por algún motivo sabía lo que era. No había honor, era lo que había aceptado desde siempre con tal de proteger… ¿Qué? No era el único por quien velar, había más personas.

Eres demasiado amable para tu bien.

Había una voz profunda en mi mundo de pesadilla, una voz familiar pero que no ubicaba, sin embargo, me trajo una extraña nostalgia. — Sacrificarte por otros, pero sin medir el nivel de tu sacrificio, eres demasiado amable.

No lo era, mis manos estaban hundidas en sangre, estaba cubierto de ella ¿De quién? No lo sabía, pero era mi pecado, era mi maldición. No recordaba que era, pero sentía que era mi responsabilidad, yo había escogido ese camino, pero igualmente tenía que responsabilizarme por ello. — Tu vida ha sido triste, pero mejorará… ahora donde todo está al revés… no des la espalda a la luz… Itachi.

¿Luz? Yo había sido toda la vida acompañado por esa oscuridad, no había luz que mirar, era mi culpa, y lo había aceptado como tal, no había redención solo podía aceptar mi destino de alguna forma.

Mi alrededor cambio y repentinamente me vi caminando por las calles oscuras que se iban formando a mi alrededor. Podía reconocer los lugares donde caminaba, era el complejo Uchiha, pero todo se veía más apagado. Yo sabía por qué y al mismo tiempo no lo sabía era confuso, demasiado. Cuando llegué a la calle que llevaba a mi casa levanté el rostro, pero solo había manchas oscuras y un pozo de sangre, yo también estaba cubierto, pero nuevamente ¿Por qué? No importaba era mi realidad.

La guerra es la vida del ninja — Las palabras resonaron en mi mente mientras que nuevamente el escenario cambiaba mostrando aquel campo de batalla, solo que en vez de enemigos de otras aldeas veía los cuerpos mutilados de mi clan.

Me estremecí, porque entre más avanzaba entre ellos, temía encontrar a mi familia, a mi mejor amigo. Sin proponerlo corrí entre esa multitud que parecía mirarme con sus ojos vacíos y perdidos en la nada, casi como recriminando mis acciones. Finalmente, cuando recorrí el final del camino me detuve frente a los últimos cuerpos. Lo sabía, intuía que era así incluso sin tener que acercarme lo suficiente, pero igualmente di un par de pasos, hasta que la escena cambio, pero los cuerpos siguieron allí.

Ya no estábamos en el campo, era nuestra casa, yo de espalda a los que sabía eran mis padres. No sabía por qué, pero sentía que no era digno de tocarlos y además el dolor punzante en mi pecho se había intensificado casi tumbándome en el suelo, era como si me quemaran por dentro y retorcieran las llamas en mis entrañas con un cuchillo.

No hay luz, no hay escapatoria… — Me dije para cerrar los ojos y permitir que la oscuridad me tragara.

Pierdes de vista la otra perspectiva — Repentinamente la voz suave y alegre golpeó mi mente y por un instante vi un destello de luz verde que me jaló hacia el frente, y como un moribundo lleno de sed extendí mi mano para tratar de tomarla, pero antes de tocarla, desapareció y yo desperté.

Sudaba y sentía algo cálido rodar por mis mejillas mientras mi mano permanecía extendida en el aire. ¿Qué había soñado? Los recuerdos se me escapaban, pero sentía un duelo horrible en mi pecho, anhelo y dolor, además si algo significaban las lágrimas había sido algo que me había impactado con fuerza. Como fuere no podía recordar, era demasiado borroso y mi mente por primera vez parecía querer omitirlo con fuerza, aplastar los recuerdos y cubrir mi debilidad. Era como si fueran innatas en mí, estas acciones.

Limpiando el rastro salino de mi rostro me senté en mi futon y respiré profundo, no tenía tiempo de reparar demasiado en ello el día comenzaba y no podía permitir que me vieran así. Si iba a ser el mejor ninja tenía que evitar que mis emociones tomaran posesión de mí, y menos por un sueño que no podía recordar.

Hice mi rutina normal del día, hasta que llegué al comedor, donde un par de minutos luego de sentarme apareció nuestra invitada quien cordialmente me saludó para luego sentarse frente a mí. Había algo raro, tenía pequeñas ojeras bajo los ojos, pero también sus ojos brillaban diferente, su chakra también estaba más abajo de lo que debería, lo cual era raro porque se suponía que debía haber repuesto la energía perdida ayer. Otra cosa rara era que no parecía agotada a pesar de su evidente falta de chakra ¿Habría entrenado en la mañana? Una pequeña punzada de incomodidad me pinchó en el estomagó, era similar a cuando Shisui hacía algo nuevo que no había aprendido, pero también se sentía un poco diferente.

Como fuere no pude pensar demasiado en ello, ya que abruptamente mientras iniciamos a comer, Sasuke entró corriendo en el comedor con lágrimas en los ojos y se lanzó sobre mí. No era raro que tuviera pesadillas, todos las teníamos, por eso con mi madre busqué calmarlo de alguna forma, pero… yo fui el perturbado cuando repentinamente dijo — H-había s-sangre por t-todas partes… t-todos estaban m-muertos.

La sensación de esta mañana regresó helando mi sangre. Incluso si trataba de calmar a mi hermano yo no podía, era demasiado para mí como si el cuarto repentinamente se hiciera más pequeño y el gris de mi mundo comenzara a pintarse de negro y empezara a escuchar a todos lejanos, mientras actuaba por inercia; todo esto en solo unos segundos. Estaba llegando al fondo cuando repentinamente una nueva presencia a mi lado se posó como una brisa cálida y tocando el hombro de mi hermano, rompió el hechizo en que me había sumergido por unos instantes. Sakura, quien ahora estaba a mi lado miraba a mi hermano con tanta emoción, con sus ojos suaves mientras se inclinaba sobre él en un gesto tan dulce que pareció como si detuviera por un instante el tiempo. Su voz cargada de calidez fue más clara de lo que jamás la había escuchado, como el rio que fluía sin terminó en un murmulló suave pero tan potente que lo escucharías a distancia.

No me percaté en que momento, pero estaba reteniendo el aliento, conteniendo mi miedo en mi pecho, mientras que el de mi hermano parecía reducirse con sus palabras y finalmente reconociéndonos. Solo cuando repentinamente Sakura tocó mi hombro sentí como el aire volvía a continuar su camino, y cuando vi sus ojos verdes junto con su sincera sonrisa… algo se fraccionó a mi alrededor, como una pequeña grieta que se abre paso. El miedo escapó de mí y la calma regresó solo con esa simple acción que se fue tan rápido como los hechos de la mañana.

Aferrate… no des la espalda…

Por primera vez algo exterior había hecho algo a mi alrededor y no me causaba disgusto o indiferencia, pero sí hizo que me picaran los ojos y mi pecho se estrujara. Sakura… ella no era irrelevante, pero ¿Era posible que llegara a ser importante? Temía y añoraba una respuesta, pero por el momento solo pude dejar que en mis labios se posara una pequeña sonrisa que nadie vio y pensara que probablemente esta vez no sería tan malo ir a la academia.


Bueno este es un capitulo oscuro, pero asi es como tiene que ser en estos momentos.

Honestamente he estado ocupada pero tengo grandes planes ahora para esto, de hecho ya he empezado a escribir la siguiente parte.

A diferencia del original, en este caso la cantidad de situaciones que vienen son diversas y no quiero que se queden solo con lo que había de un tras fondo de la historia lineal, asi que inicialmente solo tendremos los pensamientos de Itachi entremezclado con las situaciones y algunas obras originales que se desarrollan solo en su perspectiva.

A diferencia de los otros este capítulo será corto pero tiene su encanto oscuro. Por el momento no tengo nada que añadir.

Otra cosa que me gustaría aclarar. He leído los comentarios y como siempre agradezco mucho su apoyo, también vi que me dijeron que una chica me plagiaba, pero he leído su historia en parte de mi tiempo libre y honestamente aunque tiene similitudes, no quiero limitar mi pensamiento a un plagio porque en este mundo no hay nada del todo original, todo esta captado bajo un concepto de organizar ideas. Además ella me habló y me expresó su preocupación.

Por favor no juzguen una historia sin ver todo el contenido, pero aprecio que si alguna vez ven algo que tiene tantos detalles y realmente se muestra como una fotocopia de mi historia me lo digan, porque no soy buena con las personas que roban el esfuerzo de otras.

Este no veo que sea el caso y hay que dar oportunidad a que ella desarrolle su historia, quizás las cosas se tornen interesantes, quien sabe. Como sea espero traerles la continuación pronto.

He decido suspender lo de los concursos, pero igual antes de publicar estaré un día en discord a una hora en especifico que solo diré en ese momento lista para leer el siguiente 24 horas antes de publicarlo :D

Por el momento tengan buena tarde