¡Saludos, queridos lectores!

Hace tiempo que inicié este fic, pero los temas para este han quedado muy lejos el uno del otro, por ello he tardado en actualizarla. Sin embargo, al fin ha llegado la continuación de esta historia, y al fin veremos quién es esa persona que Sasuke conoce y puede usar los XL para ayudar a Karin, así verán quién de ustedes adivinó n.n

No haré una introducción muy larga, así que sin más, los dejaré con el nuevo capítulo de esta historia n.n

Día 18: Mundo alterno SasuKarin Month Junio 2023


El camino del centro al lugar donde Sasuke aseguraba que esa persona vivía les llevó una hora en el coche y sin tránsito, y para sorpresa de Karin, estaban en la zona más lujosa de la ciudad, una a la que por cierto, ella jamás había pisado y que desde el primer vistazo era muy impresionante, teniendo en cuenta que todas las casas allí eran mansiones.

—¿Estás seguro que es aquí? —preguntó Karin para después apresurarse a seguir hablando— Y no cuenta como pregunta porque no estoy ahondando.

—Sí —le aseguró y no dijo más.

Desde que Sasuke dio la vuelta para llegar a esa zona, parecía ponerse tenso cada vez más, y Karin no sabía qué decirle o qué hacer para tratar de tranquilizarlo. Sin embargo, cuando había optado por contarle un poco de su experiencia en la sexshop, él acercó el auto al interfón de una de las mansiones.

—Soy Sasuke.

—Buenas noches, señor. Por favor, pase —le respondieron en el aparato y las rejas se abrieron.

—¡Qué grande! —exclamó Karin cuando por la ventana del auto veía el enorme y cuidado jardín— ¡Mira Sasuke! ¡Es hermoso!

Karin estaba tan maravillada con lo que estaba viendo que al principio se distrajo, pero enseguida notó que su amigo no parecía para nada sorprendido. Es más, había sido raro oír que le dijeran "señor" allá atrás y que los dejaran pasar como si nada en un carro tan ordinario aún si no se veía viejo.

—Sólo le das las cosas y nos vamos —habló el azabache cuando se estacionó y salió del auto.

Sorprendida, pero sin poder responder nada, la pelirroja salió del coche detrás de Sasuke y al llegar a la puerta, esta se abrió. El azabache entró de largo sin esperar a que nadie dijera nada y Karin simplemente lo siguió.

—No creo que debamos entrar…

—Bienvenido, señor Sasuke —habló un mayordomo, quien obviamente había abierto la puerta— El señor Itachi lo espera en su despacho.

Mientras el mayordomo hablaba, Sasuke no detuvo su andar, ni siquiera voltear a ver al mayordomo y Karin, aunque confundida, saludó y corrió detrás de su amigo para tomarlo del brazo, porque no entendía exactamente qué hacían en un lugar de ricos a la una de la mañana para entregar condones extra grandes para una prueba.

—Hasta que te dignas a visitar…

—Sólo estoy ayudando a mi amiga —Sasuke interrumpió a un hombre parecido a él, pero evidentemente unos años mayor que estaba sentado detrás de un enorme escritorio. El azabache ni siquiera había llamado a la puerta del despacho.

—Ya veo. ¿Y en qué puedo ayudarle a tu amiga? —el varón miró expectante a la pelirroja.

—Pues… yo… es sobre… voluntarios… —Karin comenzó a titubear ante lo inverosímil de lo que estaba pasando, pero al ver la cara seria de ese hombre tan parecido a Sasuke y a este impacientarse, decidió arreglarse la voz y tratar de oírse lo más profesional posible— Lo siento. Buenas noches. Me llamo Uzumaki Karin y trabajo para la empresa Mantis. ¿La conoce? —el mayor asintió confundido— Mi empresa está probando un nuevo producto masculino y estamos buscando voluntarios para el testeo y usted cumple con los requisitos para su uso —sacó una de las dos cajas y se acercó al escritorio para ofrecérsela al varón— ¿Le gustaría apoyarnos con su opinión?

—Son condones de medida particular y necesita los resultados en siete días —complementó Sasuke.

Al principio, el varón quedó mudo, bastante confundido de que su invitado llegara a esa hora acompañado de una chica que le estaba ofreciendo probar condones de ¿tamaño particular? No pudo evitar echarse a reír, pues aunque al principio creyó que podría ser una broma, sabía que él no era ese tipo de persona.

—¿Siete días? —preguntó el mayor recibiendo la caja.

—Sí. La caja contiene cuatro tipos de condones, un lubricante que también debe probarse y un cuestionario para usted y su pareja sobre los productos —aclaró Karin sintiéndose avergonzada aún cuando todo el día había estado buscando voluntarios.

—De acuerdo, seré voluntario, pero sólo si Sasuke acepta venir a cenar el día que haya que recoger los resultados —miró al aludido— Por supuesto, tu amiga… Karin, ¿verdad? también está invitada, ya que ella es la que me está ofreciendo los productos.

Karin volteó a ver a Sasuke esperando por la respuesta y este, aunque tardó en contestar y se vio contrariado, soltó un gruñido antes de contestar.

—Bien.

—Señorita Uzumaki, la espero en siete días para cenar y entregarle los cuestionarios —sonrió el varón— Por supuesto, ya que están aquí, me gustaría ofrecerles…

—Ya nos vamos —espetó el menor, tomó a la joven de la muñeca y la hizo salir con él de la mansión.

Tan pronto como ambos subieron al auto, Sasuke lo echó a andar y mientras tanto, Karin trataba de asimilar lo que había pasado y quién era ese hombre.

—Sé que prometí no preguntar nada, pero…

—No lo hagas.

—Sasuke, al menos dime…

—No.

—¡Al menos dime si debo preocuparme por esa cena! —ella levantó la voz para evitar que él volviera a interrumpirla tan tajantemente.

—No —respondió muy seguro, pero después de echar un vistazo a la ropa que ella llevaba frunció el ceño.

—¿Qué?

—Ya buscaremos algo para que te pongas.

—¡Oye! ¡¿Qué quiere decir eso?! —preguntó ofendida.

—A menos que quieras verte fuera de lugar en esa cena, hazme caso.

La pelirroja tenía tantas ganas de hacer cientos de preguntas, que después de que se le pasó el enojo sobre la insinuación sobre su forma de vestir, tuvo que morderse la lengua para no hacer ninguna, pues fuera quien fuera ese hombre al que le entregó la caja, se parecía tanto a Sasuke, que sólo un idiota no podría darse cuenta de la relación familiar, pero siendo el caso, ¿por qué Sasuke tenía parientes ricos y él vivía apenas con lo que ganaba del trabajo? ¿Qué era ese hombre de Sasuke? ¿Un tío? ¿Un primo? ¿Un medio hermano? Porque Karin no recordaba haberlo oído hablar de tener hermanos, aunque tampoco era que él hablara mucho sobre su familia.

Sin importar la relación familiar que tenían, había muchas otras preguntas en su mente, pues Sasuke no parecía contento de tener que ir a ese lugar y por lo que mencionó ese hombre… ¿Itachi? No iba seguido a pesar de que parecía ser bienvenido. ¿Por qué Sasuke se alejó de esa familia? Y en todo caso ¿por qué si no quería volver, lo hizo para ayudarla?

Karin miró de reojo a Sasuke sonrojada, porque si ese tal Itachi podía ponerse uno de esos condones, quizá él también podría. ¡Alto! Si era así, ¿por qué no aceptó tomar una de las cajas? ¿Era porque él no quería ayudarla o sería que a él no le tocó toda la lotería genética?

¡Ahora más que nunca tenía curiosidad!

—Sasuke…

—No voy a contestar nada.

—Ni siquiera iba a preguntarte nada sobre esa persona o su relación —refunfuñó la joven— Pero deberías hacerte a la idea que de algo me enteraré en la cena.

—Lo sé —murmuró, pero ella pudo escucharlo— Llegamos.

Ella volteó a la ventana y en efecto, estaban afuera de su departamento. El camino de regreso se había sentido más corto y aunque al inicio Karin pensó que se trataba de sólo una sensación suya, lo cierto es que se habían hecho quince minutos menos que de ida porque Sasuke parecía huir de ese lugar.

—Pues gracias por la ayuda en la sexshop, por conseguirme un voluntario más, llevarme hasta él y traerme a mi casa —respondió Karin algo desganada, pues además de estar cansada por la hora y el viaje, sentía que si seguía hablando, las preguntas iban a brotar de su boca y prefería aguantarse por lo menos hasta conseguir los cuestionarios de regreso— La verdad fue de mucha ayuda. Mañana sólo tendré que encontrar a una persona más y con suerte lo encontraré temprano.

—No vayas con Tayuya —Sasuke se apresuró a decir. Por poco olvidaba que faltaba un paquete.

—Necesito…

—Sé quién más puede ayudarte. Mañana nos vemos aquí.

—En serio Uchiha, me habrías ahorrado muchas angustias si me hubieses dicho todo esto ayer —reclamó Karin para luego ponerse nerviosa— No iremos a otro sitio como al que fuimos hace un rato. ¿Verdad? Al menos dime para estar preparada.

—No. Nos vemos a las nueve —respondió serio y se fue antes de que la pelirroja pudiera preguntarle más al respecto.

Por muy curiosa que estuviera, Karin se quedó dormida tan pronto como su cabeza tocó la almohada, pero cuando despertó y recordó lo vivido la noche anterior, las múltiples preguntas que tenía sobre Sasuke y ese tal Itachi, volvieron a su mente.

El día transcurrió sin novedades y mientras la pelirroja lavaba ropa, hacía el aseo y acomodaba unas cosas que difícilmente podría hacer entre semana por el trabajo, su mente se creó una historia de telenovela en la que quizá, Sasuke era uno de esos niños riquillos que fue comprometido con alguna odiosa niña mimada y él, en rebeldía, se escapó de casa para no tener que casarse y por eso ahora era tan pobre como el resto de sus amigos. E Itachi, quizá era algún pariente que intentaba presionarlo para casarse o que lo quería lejos para quedarse con todo.

De acuerdo, eso era mucha fantasía y aunque la realidad siempre superaba la ficción, su historia no tenía mucho sentido porque Sasuke fue bastante bien recibido, y si estuviera siendo presionado para quedarse o irse, no tendría mucho sentido que ese hombre aceptara ayudarla con los productos de prueba. ¿O sí? Tampoco tenía mucho sentido que Sasuke volviera a un sitio complicado únicamente por ayudarla con una apuesta absurda…

—¿Entonces por qué carajos me llevó allí? —preguntó Karin en voz alta vistiéndose seniformal, porque aunque Sasuke le había dicho que no irían a un lugar parecido al de la noche anterior, no quería que la agarrara desprevenida.

Fue bastante incómodo llegar a una zona de millonarios en ombliguera, shorts y tenis a altas horas de la noche para ofrecer condones gratis.

Mientras pensaba en ello al abotonarse la blusa lavanda, su celular comenzó a sonar en llamada.

—Ábreme.

—No tienes qué subir. Dame un minuto y estaré abajo enseguida.

—Sólo ábreme.

—¿Te mataría decir un por favor? —reclamó la pelirroja recibiendo un gruñido en su lugar y ella, mientras le reclamaba sus malos modales, se acercó a la cocina a presionar el botón que abría la puerta del edificio.

—Te veo arriba —dijo Sasuke cuando pudo entrar y enseguida colgó.

—A veces no sé por qué me gusta ese hombre —bufó la pelirroja regresando a su habitación para apresurarse a vestir.

Cuando se estaba acomodando la falda, el timbre de su casa sonó y ella se apresuró a abrir la puerta mientras intentaba subirse el cierre.

—Ya casi estoy lista, sólo dame un minuto.

—¿Qué haces? ¿Por qué estás vestida así?

—Obviamente intento subir el cierre de mi falda, pero creo que está atorado —dijo tirando tan fuerte como sus dedos le permitían— No quiero verme como una broma con quién sea que me presentes hoy.

Sasuke entró al departamento y cerró la puerta tras de sí, mientras Karin caminaba dentro aún sin poder subir el ziper.

—Olvídate de eso y ponte algo más cómodo. No era necesario arreglarte así.

—Eso lo dices porque tú no hiciste el ridículo ayer —protestó la pelirroja rindiéndose al estúpido cierre— ¿Podrías ayudarme con esto en ves de sólo ver, Sasuke? —el varón hizo una mueca y se acercó a ayudarla. No fue sino hasta ese momento que ella notó que él llevaba un paquete de comida en las manos— ¿Y eso? ¿Qué traes ahí? ¿Acabas de cenar?

—Es para nosotros —dejó el paquete en un mueble de la sala y después de batallar un poco, logró subir el zipper.

—¿Para nosotros? ¿No íbamos a ir a…?

—Cenemos primero —volvió a tomar la bolsa con el paquete de comida y lo llevó al comedor.

—¡Okonomiyaki! —exclamó Karin alegre cuando Sasuke sacó los platillos y ella lo ayudó a acomodar el resto de las cosas para sentarse a comer al poco.

Al principio estuvieron en silencio un rato, pues Sasuke no era muy conversador y por la mente de Karin sólo pasaban las múltiples preguntas que había estado repasando en el día y de las que sabía, no recibiría respuesta. Es más, pensaba que si intentaba insistir, él ya no la ayudaría a encontrar a ese último voluntario y mucho menos, a recuperar la encuesta resuelta del familiar que visitaron la noche anterior.

—No comas demasiado —el azabache le advirtió de repente cuando ella iba a tomar unos trozos más de comida.

—Sabes que lo adoro y quiero un poco más.

—Puedes comerlo después. Si comes mucho, nos traerá problemas más tarde —respondió sin mirar y ella notó que él tampoco había comido demasiado.

—Si no eres claro de a dónde iremos, no sé cómo prepararme. ¿Sabes? —replicó Karin dejando de lado los palillos— Y tu familia parece muy rara si reciben gente tan noche.

—Yo no…

—Ni te esfuerces en negarlo, que salvo por algunos detalles y la edad, yo podría jurar que ese hombre que visitamos ayer, es tu gemelo —la pelirroja se apresuró a decir— No haré más preguntas, pero sólo dime si vamos a visitar a otro familiar tuyo de dinero, porque no quiero avergonzarme de nuevo.

El azabache soltó un suspiro de resignación, pues aunque sabía que ocultar su relación sería prácticamente imposible, no esperaba que ella terminara por señalarlo frente a él.

La verdad es que Karin siempre lo sorprendía, porque a diferencia de otras mujeres que trataban de quedar bien con él, ella no se hacía la tonta para obtener su simpatía.

—No, no iremos con mi familia esta vez —respondió Sasuke haciendo una pausa larga y dejando a la fémina a la expectativa— Trae la caja con las cosas.

—¿Ves? A eso me refiero con que no me dices lo suficiente —replicó Karin levantándose de la silla y un poco impaciente por la falta de información— Si no estuviera desesperada, no aceptaría tus secretitos.

La pelirroja fue a buscar la última caja con los productos y su bolsa.


¿Cuál es el plan de Sasuke sobre el último voluntario? ¿Itachi realmente entregará los resultados voluntariamente? ¿Cuál es el secreto que Sasuke esconde sobre su familia? ¿Por qué les causaría problemas que ambos coman mucho? ¿Qué otras preguntas les han surgido a partir de este capítulo?

Me encantará leer sus teorías y preguntas en los comentarios n.n

Antes de despedirme, quiero comentarles, porque olvidé hacerlo en las historias pasadas, que en Fanfiction hubo problemas para la notificación de la historia Corrigiendo el tiempo, e incluso, ya subido, hubo problemas para poderlo leer. En Wattpad, también hubo problemas de notificación con Amando al Dios del amor, historia que por cierto, ya está terminada. Dicho esto, si no se enteraron de esas actualizaciones o tuvieron problemas para ver las historias, ya pueden verlas.

Espero que ya no hay problemas con esas historias ni con las próximas n.n

Sin más, me despido por ahora n.n

¡Has la próxima actualización!