«Borracho/Protector»
...
—¿Cómo dices?—Preguntó Erza sin salir de su asombro.
—Juro que no quería, fue sin querer.
—Explícate ahora mismo, Natsu, sino quieres que te corte la cabeza ahora mismo.
—Le fui infiel a Lucy todo este tiempo.
—¡Ya escuchamos esa parte, imbécil! Queremos explicaciones.
—¿De verdad fuiste capaz de hacerle eso a Lucy?—Preguntó Gray.
Las lágrimas de Natsu no tardaron en asomarse, este en consecuencia se tiró sobre la mesa a llorar.
—¿Pero con quién? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Se lo has dicho a Lucy?
—Ya se lo dije, hace un rato.
—¿Entonces te dejó...?
—Para nada, al principio parecía que se le había caído el mundo encima y me dieron ganas de volarme la cabeza pero después de explicarle le dio risa y me dio un beso en la mejilla.
—¿Qué?
Ambos magos miraron al pelirrosa sin entender. La rubia no estaba ni triste ni molesta, se rio y le dio un beso a la mejilla, ¿acaso estaba a favor del poliamor?
—¿Puedes explicarnos qué sucedió?—Preguntó Titania.
—No le fui infiel directamente, pero todas las noches tengo sueños donde estoy con una chica.
—¿Estar en qué contexto?—Preguntó el mago de hielo. Viniendo de Natsu se podía esperar cualquier cosa así que no estaba seguro si se refería de esa forma de estar juntos.
—¡No te hagas el tonto! Hablo de tener sexo y todas esas cosas.
Gray y Erza se sonrojaron, ambos eran demasiado inocentes para ese tipo de palabras pese a que ya habían estado de esa manera con sus respectivas parejas.
—¿Sabes lo que es eso?—Se animó a preguntar la pelirroja esta vez.
—Claro que lo sé, lo hago con Lucy casi todos los días, incluso cuando no os dais cuenta, también en las misiones.
—Así que durante los trabajos... Ya hablaremos después nosotros tres.
Gray internamente lo lamentaba por la rubia.
—Lucy es tan suavecita... ¡No quiero perder esto por mi culpa! ¡¿Qué hago, Erza?!
—Natsu...
Se escuchó el tono de advertencia de una mujer detrás del mago. Este se giró y vio a su pareja mirándole con ojos asesinos.
—¡¿Qué haces hablando de nuestras cosas?!
—Más importante, Lucy —Habló el pelinegro—, ¿de verdad pasaste por alto el sueño de Natsu?
—Ah, sobre eso... Pues sí, es normal.
Erza y Gray se quedaron mudos y con los ojos abiertos.
—¿Te parece bien que tu novio tenga sueños eróticos con otra chica?
—¿Otra?... Supongo que Natsu no os ha dicho nada—La maga celestial miró al oji-verde que lloraba y se lamentaba sobre la mesa—. Natsu, háblales sobre la mujer de tu sueño.
—Lucy, ¿eres masoquista? ¿De verdad quieres escuchar otra vez como es la mujer de mi sueño?—Preguntó el mago llorando cada vez más.
—No me importa, venga, cuéntales.
El chico, completamente herido, comenzó a hablar.
—Es una chica rubia, de pelo largo, mucho pecho, creo que podría ser copa D perfectamente, ojos marrones y tiene la marca del gremio en la mano derecha, es de color rosa. Odio admitirlo, pero es muy guapa, tanto como Lucy. También es muy hábil en la cama, igual que... —Fue interrumpido por la mano de la rubia cubriendo su boca.
—No necesitan esos detalles.
Pasaron unos segundo hasta que finalmente Gray estalló a carcajadas y Erza se contuvo.
—¿Todo este cuento es por qué Natsu está más borracho que Kana?—Preguntó el mago de hielo entre risas.
—Tienes que admitir que un Natsu pasivo borracho es muy lindo también—Continuó la rubia.
—¡Lucy! No me quieres nada, ¿verdad? Solo dímelo. No es normal que no te importe—El mago de fuego la miraba completamente dolido e indignado. Sus ojos ya parecían dls cataratas.
—Nos preocupamos por nada—Dijo Erza dejando de reír pero sin perder la sonrisa.
—¡¿Tampoco os importa mi relación?! ¡Sois unos amigos horribles!
—Lucy, te dejamos el marrón—Anunció Gray para finalmente irse y dejar al mago de fuego y la maga celestial solos en la mesa del gremio.
—¿Vamos a la biblioteca?
—¡No es momento de leer libros! Tienes que terminar conmigo por infiel y hacer que me arrepienta.
—Lo único por lo que haré que te arrepientes es por hablar de nuestra vida sexual a nuestros amigos.
Dicho aquello la rubia jaló al pelirrosa de la bufanda llevándolo a la biblioteca, por suerte no se encontraba Levy, la única persona que frecuentaba la biblioteca junto a Lucy.
Estando solos y en silencio Natsu se arrodilló frente a ella.
—¡Perdóname, Lucy! Haré lo posible para no volver a tener ese tipo de sueños con alguien que no seas tú.
—Oye, Natsu. ¿No crees que esa chica y yo nos parecemos?
—¡Para nada!
—¿Y en qué nos diferenciamos?
—Pues... Tú eres más amable.
—¿Puedes saberlo por un sueño erótico?
Natsu tartamudeó.
«Es tan lindo que quiero molestarlo más tiempo»
—Dime, ¿cuál es la diferencia entre ambas? ¿La voz?
Natsu, haciendo memoria, recordó la voz de la rubia de sus sueños, o mejor dicho sus gemidos. Odiaba admitirlo pero en su sueño su excitación crecía aún más cuando la escuchaba gemir en su oído, en lugar de acabar satisfecho quería más, la frustración que sintió cuando despertó y constató que no fue real casi lo mata.
—La marca del gremio era rosa como la mía, ¿verdad?
Este asintió.
Lucy sonrió, le apetecía jugar un rato. Había bebido un poco así que no estaba ebria, pero también estaba haciendo su efecto en su organismo.
La rubia agarró su mano y la puso sobre su propio pecho.
—El tamaño, ¿es el mismo?
El oji-verde se sonrojó y tragó duro.
—Creo.
—Puedes comprobarlo.
—¿Cómo?
—Puedes... Tocarlos por debajo de la blusa y también... probar su sabor, como haces siempre que lo hacemos.
Lucy comenzó a dar suaves besos en el cuello de Natsu, este comenzó a suspirar.
—Pues si tengo tu permiso...
—Lo tienes, disfrútalo—Sonrió de lado.
Natsu metió la mano bajo su blusa y el sujetador. Los acarició y pellizcó sus pezones, Lucy se removió y comenzó a sentir como su ropa interior se mojaba.
El pelirrosa se sentó en el suelo apoyando la espalda en una estantería y la rubia se sentó sobre él, movió sus caderas para frotarse sobre el duro miembro de su pareja.
—¿Y bien? ¿Se sienten como en tu sueño?
—No.
—¿No?
—Esto definitivamente es mucho mejor, es real.
—Puedes seguir comprobando.
—Lo iba a hacer de todas maneras.
Natsu levantó la blusa de Lucy, cuando divisó sus pezones sonrió, mordió el derecho y masajeó el izquierdo.
—¿Y ahora? Cuando probaste los pechos de la rubia de tus sueños, ¿fue igual?
—Tampoco, que esto sea real lo hace mil veces mejor.
—Natsu, estás borracho, ¿verdad?
—Como nunca lo he estado.
—En ese caso... Tendremos que seguir mañana—Lucy se levantó de su regazo y se organizó la blusa y su ropa interior.
—¿Qué?
—Si estás borracho estaría abusando de ti, además, sería una pena que no lo recuerdes.
—¡Lo sabía, sí que estás enfadada conmigo!—Lamentó el mago volviendo a llorar y acostándose en el suelo en posición fetal.
—Estoy enfadada pero no por el sueño. Sino porque te dije que no bebieras tanto, mañana teníamos una cita temprano y no podrás levantarte por la resaca.
—No estoy tan borracho.
—Hace un momento dijiste que estabas borracho.
—¿Cuándo?
—Cuando dijiste "como nunca".
—Mentí.
—Estás mintiendo ahora.
—No.
—Sí.
Lucy se terminó de arreglar y peinarse, se aseguró de verse tal cual como antes de entrar a la biblioteca.
—Por cierto, la rubia con la que tanto fantaseabas en tus sueños era yo. Recuerda que te quedaste a dormir ayer en la noche en casa y escuché que decías mi nombre varias veces.
Dicho aquello salió de la biblioteca dejando al pelirrosa tirado en el suelo con cara de asombro y el miembro duro.
—Te aseguro que me acordaré de esto mañana.
Al día siguiente Lucy despertó con un intruso en su cama que la observaba divertido.
—¿Estás de buen humor?
—Bueno, tengo ganas de cobrarme lo de ayer en la biblioteca.
Lucy palideció.
—¿Lo recuerdas?
—Sí, no recuerdo lo demás pero sí que recuerdo como me dejaste ayer y te burlaste de mi. Por cierto, aunque te detuvieras, sí que llegaste a abusar de mi, pero no te preocupes, no estoy borracho y lo recordaré perfectamente—Sonrió, en sus ojos podía ver el brillo de travesura.
—¿Eres rencoroso?
—Normalmente no, pero esto merece una venganza.
Se colocó sobre el cuerpo de la rubia y comenzó a acariciar sus piernas.
—¿Y-y la cita?
—La resaca no me permitirá salir, es una pena, ¿verdad?
Ese día Lucy aprendió la leccion de no volver a molestar a Natsu estando borracho. Y mucho menos el empezar algo para después dejarle con las ganas.
