«PDA/Cicatrices»

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Lucy tenía una fascinación por la cicatriz en el costado izquierdo de Natsu, la misma que se había hecho peleando contra el Rogue del futuro para protegerla cuando este intento asesinarla.

Puede que Natsu se percatara de ello porque al día siguiente cuando Wendy le preguntó si quería que eliminase su cicatriz él se negó. Su excusa fue que le daba igual, aunque cuando le dijeron que tenía la misma cicatriz de Gray casi pareció arrepentirse. Happy los molestó por un tiempo diciendo que eran gemelitas y querían ir iguales.

En varias ocasiones el pelirrosa la había atrapado mirando la cicatriz. Ella se ruborizaba cuando él le sonreía y acariciaba su cabeza.

En ese momento le creyó pero cuando Zeref le hizo otra cicatriz en su rostro, tras la batalla contra Acnologia le pidió a Wendy que se la quitara.

Lucy le preguntó y le dijo: "No me gustan las cicatrices en la cara".

De nuevo le creyó, pero volvió a pillarla mirando a su costado ensimismada. Él no se burlaba, simplemente sonreía y le acariciaba la cabeza.

Lucy en varias ocasiones había negado estar observando su cicatriz pero cuando la descubrió por quien sabe cuántas veces decidió admitirlo.

—Me gusta, tiene forma de estrella.

No iba a decirle que le quedaba bien en su cuerpo marcado y su piel bronceada.

—Seguro que es por eso—Se burló el mago.

Estaban cerca de volver a Fiore, ya habían derrotado a los cinco dioses dragón y estaban en la búsqueda de la llave de Aquarius.

—Sé que hemos cumplido la misión, pero tengo un asunto aquí pendiente y aún no puedo volver. Pero vosotros podéis volver y avisarle al gremio que estaré un tiempo más aquí.

—Como si te fuésemos a dejar sola—Contestó Dragneel.

—No creo que nos pase algo por quedarnos un tiempo más—Siguió Gray.

—Tómate el tiempo que necesites—Dijo Erza.

—Además, nosotros también queremos ver de nuevo a Aquarius-san—Dijo Wendy.

Lucy, con pequeñas lágrimas asomándose en sus ojos, asintió y les agradeció.

Ahora se hospedaban en un hotel de una ciudad y decidieron irse a la playa un rato. Lucy fue llevada a las malas por Natsu al ver que ella seguía investigando el paradero de la llave de Aquarius. Podía ver cómo la desesperación la consumía, sabía que no era la única tras la llave de Aquarius y hacía lo posible por encontrarla primero.

Natsu no decía nada pero con el poder mágico actual de Lucy podría darle una buena batalla a Brandish. No sabía si ganar pero estaba seguro de que estaban igualadas, la ganadora sería quien mejor estrategias de batalla tenga y espíritu, Lucy podía ganar gracias a ello pero Brandish no era inferior tampoco. Por eso sabía que sería una batalla reñida y Natsu quería estar presente. Había sido testigo de cuánto había mejorado Lucy desde que se unió al gremio y de su actual fuerza. Ver su pelea contra Brandish le emocionaba más que ver las batallas de los Grandes Juegos Mágicos, si en ese momento se sentía orgulloso de ella ahora quería exhibirla ante todos y decirles a todos aquellos que la menospreciaron que la maga celestial más fuerte de todas la tenía Fairy Tail, que era su mejor amiga y que no podía sentirse más feliz de estar enamorado de ella.

Muchas veces sentía una mirada fija sobre él, o más bien sobre su costado. Sobre todo cuando estaba sin su típico chaleco de una manga y se dedicaba a observar su cicatriz en forma de estrella. La excusa de ella fue su parecido con una estrella pero Natsu no era tan tonto como la gente creía. Más bien, no era tonto, solo le gustaba hacerse el despistado. Se libraba de varios problemas y era divertido desesperar a la gente de su círculo.

Había logrado sacar a Lucy de su habitación en el hotel a las malas y ahora parecía haberse olvidado que estaba en la playa en contra de su voluntad. Ambos estaban sentados juntos en la arena, Natsu fingiendo que miraba al mar y la vista de Lucy estaba centrada de nuevo en su costado. Él, por el rabillo del ojo, la vigilaba con una expresión divertida. Los ojos de Lucy brillaban y su cara de concentración le resultaba adorable.

—Puedes tocarla si quieres.

Lucy levantó la mirada y vio la cara divertida del mago, ella se sonrojó con violencia.

—No es necesario, con verla está bien.

—¿Segura? Hace un momento me pareció ver cómo intentabas tocarla.

—¡¿Te diste cuenta?!

Natsu estalló a carcajadas y Lucy lo entendió de inmediato, le había tendido una trampa.

—Te odio.

—Pero amas mi cicatriz.

Lucy le dio un leve golpe en el hombro y después le dio la espalda, quería que no viese su rostro ruborizado.

—Te burlas demasiado de mí.

—En algún momento tiene que ser mi turno.

Ella resopló y él volvió a reír.

—¿Por qué te gusta tanto?

—Por su forma de estrella.

—La verdad.

—Es un secreto.

Natsu se acercó a ella lentamente por la espalda y pegó su torso contra la espalda de la rubia. Ella se sobresaltó y lo miró con advertencia.

—Delante de los demás no.

—No he hecho nada.

—Pero vas a hacerlo.

—¿El qué?

—No sé, pero estoy segura de que no es algo que sea apto para todo el público.

—No es apto para todo el público que estés tan guapa y todo el mundo pueda verlo. Me estoy empezando a arrepentir de haberte sacado de tu habitación.

Natsu le dio una caricia en su mejilla izquierda y besó la derecha.

—¡Natsu!

—Los demás están ocupados jugando y nadando.

O eso creían ellos, pero Gray, Erza, Wendy, Happy y Charle sabían que esos dos estaban juntos desde hace rato y que aprovechaban la mínima oportunidad para coquetear.

—¿Cuándo les diremos que lo sabemos?—Preguntó el peli-negro.

—Más adelante, dejemos que tengan su intimidad. Cuando el gremio se entere no tendrán momento para estar juntos—Respondió Erza.

—Verlos juntos es tan lindo, tienen una preciosa mirada de amor.

Los dos adultos miraron a la menor y prefirieron no contestar. La mirada de Natsu en ese momento era un ochenta por ciento lujuria y un veinte por ciento amor, pero no iban a quitarle la inocencia a una joven que estaba entrando en la adolescencia.

—No digas esas cosas en la playa—Susurró Lucy alterada.

—Vi una roca enorme bastante lejos de aquí, vamos allá.

Ni siquiera espero a la contestación de su pareja, tiró de su mano y la obligó a levantarse para después empezar a caminar rápido alejándose de todas las personas.

—No estarás pensando en hacerlo aquí, ¿verdad?

—Creo que es un buen sitio, no hay nadie cerca.

Habían llegado a la famosa roca y Natsu estaba sentado en la orilla del mar con Lucy sobre su regazo.

—Para esto mejor no me hubieses sacado de mi habitación.

—En eso te daré toda la razón, ahora cállate y bésame.

Puso una mano en la nuca de la rubia para obligar a la rubia acercarse a él y finalmente juntar sus labios.

Lucy simplemente se dejaba llevar en ese tipo de situaciones aunque siempre acababan cerca de ser descubiertos y ella sabía que esa probablemente no sería la excepción. Era el recordatorio que necesitaba para volver a la tierra y frenar las alborotadas hormonas del oji-verde hasta que llegaban al hotel y entraban ya sea en la habitación de la rubia o del pelirrosa.

Mientras saboreaba la boca del mago le daba leves caricias a la cicatriz de su costado y a la de su cuello. Siempre centraba su atención a la que tenía forma de estrella pero la del cuello también le atraía, aunque la historia de cómo apareció ahí siempre le parecerá graciosa.

Natsu suspiró ante las caricias de la rubia.

—No sabes cuánto te quiero—Dijo entre suspiros Natsu.

—¿A mi o a lo que te hago?

—Ambas. No dudes de que te quiero con locura—Respondió dando un apretón al trasero de Lucy.

—No lo hago, sabes que yo también te quiero. Tanto que a veces tengo ganas de llorar por la felicidad que me da estar a tu lado.

—Ya lo hiciste el día que me confesé.

—Y seguiré haciéndolo. Me haces increíblemente feliz, Natsu.

Cada palabra que soltaba le hacía palpitar el corazón con intensidad y sentía que podría ponerse a llorar con ella.

Ambos se miraron antes de darse un dulce beso, como el primero que se dieron. Era un beso sin lujuria ni pasión, era uno que transmitía los fuertes sentimientos que se tenían.

Se separaron minutos después y Lucy, poco satisfecha, empezó a besar delicadamente el cuello del mago.

—Creí que no era lugar para esto.

—Y no lo es, estoy segura de que nos veremos obligados a ir al hotel de nuevo. Pero de momento disfrutaré la sensación del mar estando a tu lado.

Siguió besándolo hasta que mordió la cicatriz de su cuello.

—No lo volveré a decir, pero tus cicatrices te quedan tan bien que es imposible para mi el no verlas.

—Es cierto que se ven bien, pero el dolor que pasé cuando me las hice no es tan bueno. Sobre todo la que tanto te gusta.

—Esa te la hizo Rogue cuando me estabas defendiendo, ¿verdad?

—Sí, y la verdad no es un buen recuerdo.

La cara pálida de Lucy y sin vida era algo que jamás podría borrarse de su mente.

Lucy recostó a Natsu y él la miró sorprendido.

—¿Al final tendremos que ir al hotel?—Preguntó en tono de broma.

—No seas tonto.

Se levantó de las piernas del mago y bajó el rostro hasta la cicatriz, entonces le plantó un beso.

—No será un recuerdo agradable, pero gracias a ello estoy viva. Estoy contigo porque ese día me protegiste como siempre lo haces. El futuro donde morí a manos de Rogue no existe porque cumpliste tu promesa de proteger al futuro y también me protegiste a mi. Así que deja de romperte la cabeza con ello, me has salvado la vida y el que pueda vivir felizmente con todos te lo debo a ti.

Sabía que sus palabras probablemente no harían que olvidase aquel catastrófico día pero al menos podía tranquilizarlo así sea por un breve momento.

Natsu tiró de la mano de Lucy y la volvió a abrazar para después darle un beso en la frente.

—Entonces valió la pena cada gota de sangre derramada—Sonrió el oji-verde.

—Completamente—Le devolvió la sonrisa.

Ambos se abrazaron durante un par de minutos llenándose de tiernas caricias hasta que Lucy sintió a Natsu removerse.

—Entonces, ¿nos vamos al hotel?