Hola a todo el mundo, esta es mi primera historia en mucho tiempo, así que espero que me tengan paciencia. Esta va a ser una historia larga y abarcar desde un año antes de los 74 Juegos del Hambre y va a continuar después de la guerra. La historia va a ser una relación entre Katniss, Peeta y Gale, pero el en su mayoría se va a tratar de Katniss/Peeta y Peeta/Gale, donde Peeta va a ser el centro de la relación, aunque si va a ver algunos momentos Katniss/Gale, más que nada al principio. También va a tratar temas de BDSM de forma ligera, y siguiendo con lo que mencione antes, Gale y Katniss van a ser los dominantes y Peeta el sumiso, pero para eso falta un montón, así que no se apuren.

Doy estas aclaraciones por las dudas y para que no tengan sorpresas inesperadas, puede que allá más cosas, pero las voy a ir diciendo más adelante, cuando me acuerde o a medida que la historia avance, pero eso son los más importantes.

Sin nada más que decir por ahora, espero que disfruten de esta historia como yo al escribirla.

¡Besos!


Capitulo Uno: Felices quince años.

Katniss se levantó antes del amanecer, su reloj interno hiso que se despertara de su sueño con la intención de comenzar su largo día. Lo primero que noto, además de la poca luz que entraba de la ventana, fue a su hermana acurrucada alado de ella, dormida pacíficamente mientras ocupaba toda la sabana; casi parecía un gatito tierno. Katniss no pudo evitar hacer una tierna sonrisa ante la imagen de su tierna hermana, pero, aunque era lindo verlo, se obligó a salir de la cama para alistarse, vestirse con su ropa de caza y dirigirse a la cocina, busco un desayuno rápido dentro de las sobras de la cena de la noche anterior. Una vez lista se dirigió a la salida de su casa para empezar su día. Camino a paso firme y rápido por la Veta, hasta llegar al prado floreado que limitaba con esta, luego camino hasta la orilla donde estaba cerca supuestamente electrificada que separaba el bosque del Distrito 12. Cuando por fin pudo pasar la cerca, después de un control rápido para saber si estaba encendida, y mezclarse con el bosque, pudo tomar una profunda respiración que la relajo y la alivio. Era asombrosa la conexión que tenía con el bosque, era donde ella sentía que podía liberarse de las presiones que la atormentaba en su vida, era ahí donde no necesitaba más que su arco y flechas para recorrer el bosque tranquila y relajada.

Las cosas habían estado un poco tensas en su casa. O al menos ella lo sentía así. Probablemente no debería ser la gran cosa, pero sentía cierta tensión que la ponía inquieta. Eso se debía a que, además de los problemas que tenía día a día sobre como alimentar a su familia y como sobre llevar su vida de pobre dentro del Distrito más pobre del país, también era el día de su cumpleaños. Su cumpleaños número quince. Era el día en el que vería por fin si tenía una marca de alma gemela o no, lo que llevaría a ser el comienzo de su búsqueda para encontrar a su alma gemela o si simplemente sería un cumpleaños más. Eso la tenía muy nerviosa, ya que contrario a lo que espera la mayoría de las personas, no estaba particularmente entusiasmada por tener una marca, la verdad es que deseaba no tenerla. Y es que la cuestión era que ella no quería casarse y tener hijos, de solo pensarlo comenzaba a tener ansiedad, con pensar en todo lo que podía salir mal, hacía que el miedo cerrara su corazón sin permitir a que nadie entre.

El comienzo de su trauma fue cuando su padre murió cuando tenía once años, ese día no solo perdió a la persona que más admiraba y respetaba, sino que también perdió a su madre, no porque allá muerto, sino porque las abandono mentalmente a su hermana y a ella. Nada volvió a ser igual desde ese día, donde tuvo que madurar de golpe para hacerse cargo de una familia que estaba rota. Casi mueren de hambre las tres, y todo porque su madre no reaccionaba, no era capaz de salir del dolor, como si ella y su hermana no estaban sufriendo también. Sabía que el dolor que tenía su madre era tan intenso porque en su parte su madre y su padre eran almas gemelas. Su padre siempre le contaba a ella y a su hermana la hermosa historia de cómo una Comerciante y un chico del Veta descubrieron que compartían la misma marca del alma, de cómo la chica Comerciante decidió contra todo pronóstico dejar su vida acomodada para ir con el humilde hijo de un minero. La historia era hermosa, hasta que llegas al final en donde él muere dejándola a ella con una herida demasiado grande como para ni siquiera querer intentar curar.

Con el tiempo Katniss aprendió a proveer a su familia, a cuidar que nada le faltara a su hermana, a ser fuerte a pensar de todo. Pero lo logro gracia a la generosidad de un tierno niño con los ojos azules más bonitos que allá existido, que se apiado de ella y le dio unos panes medio quemados con el que pudo alimentar a su familia y tener la fuerza de salir adelante. Sin esa generosidad, ella, su hermana y su madre no estaría donde están ahorra. Pero toda la experiencia traumática con su madre le enseño que no quería un alma gemela. No quería encontrar la felicidad con alguien más, solo para pasar la vida con miedo de perderlo, no quería sentir el dolor que sintió su madre y no ser capaz de levantarse a ayudar a los que la necesitaban. Ni hablar de tener hijos ¿Cómo podía traer hijos a un mundo donde la muerte los perseguía todo el tiempo? ¿Dónde podían morir de un millón de formas y ella no podía protegerlos, aunque lo intentara? Si no morían de hambre, morían de alguna enfermedad demasiado cara para curar, podían ser seleccionados para ser parte de los Juegos del Hambre o sobrevivían para ser simples mineros y morir como su padre. No importaba cuanto lo pensara, solo veía como niños moría de más formas de las que ella se sentía cómoda imaginar. Sabía que no iba a poder sobrellevar todo ese dolor mejor que su madre. No podía permitirse ser débil, no era una opción. Solo tenía que proteger a su hermana, asegurarse que ella fuera feliz, nada le importaba después de eso. Si su hermana estaba bien y feliz, ella era feliz.

Por eso no quería una marca de alma gemela, no estaba en sus planes, pero al destino no le importaba lo que planeaba, si te tocaba te tocaba, era como los Juegos, a nadie le importaba si tenías doce y no había posibilidades de que sobrevivieras, si tu nombre salía de la urna no había nada que pudieras hacer para evitarlo. El destino decidía si tenías una marca del alma en tu piel, una marca que era única y que se encontraba en una parte particular del cuerpo, para saber si la otra persona estaba destinada a ti, tenía que tener exactamente la misma marca en el mismo lado de su cuerpo. La marca aparecía en el cumpleaños número quince de la persona, y significaba que el destino determino que había alguien en alguna parte que sería la persona que complementaba tu vida. Las mejores parejas de almas gemelas, como lo eran sus padres, tenían una conexión única e irremplazable, donde se complementaban sus debilidades y sus frotarles, eran tan únicos que no se sabía dónde empezaba uno y donde terminaba el otro, eran capases de entenderse con una mirada. Por eso daba miedo pedirlo, porque tu alma quedaba a la mitad sin la otra, y ese vacío no se llenaba con nada. Obviamente no todas las parejas eran así, solo se lograba ese vínculo cuando ambas partes se comprometían el uno al otro y trabajaban juntos para fortalecer ese vínculo, solo así podían gozar de los beneficios de un vínculo tan fuerte, pero también los dejaban débiles sin el otro. Las parejas que decidían seguir lo que el destino decidía, formaban una unión, que era como un matrimonio, pero más fuerte, y según que tanto trabajaban en su vínculo, hacía que la unión fuera más fuerte. Dentro de la unión ambas personas comprometían sus sentimientos, sus preocupaciones y sus cuerpos, lo daban todo al otro. La unión se lograba con el tiempo y el esfuerzo, pero por temas administrativos, se determinó que la pareja firmara un certificado de unión, en el que básicamente se casaban, eso hacía que la pareja recibiera una casa como regalo, donde se le permitía a la pareja pasar tiempo juntos para sí lograr su unión de verdad. Nada sabía explicar cómo sabían que estaba unidos oficialmente, solo que en algún momento ellos lo sentían, y podía pasar en cualquier momento, ya sea a la semana de firmar el certificado o años después, solo se sabía que cuando experimentaba la unión no había nada que se le comparaba.

Pero no todas las parejas terminaban en una unión, había personas, muy pocas, que nunca recibían una marca del alma, también había otras en donde su alma gemela se moría antes de conocerse, otros valientes lograban sobresalir de su dolor por perder su alma gemela después de tener una unión y lograban encontrar otra pareja, o había algunas personas que simplemente se negaban a seguir lo que el destino tenía previsto para ellos y decidían negar su marca y hacer su vida como ellos y con quienes querían. Estas parejas no podían firma un certificado de unión, así que firmaban un certificado de matrimonio, en términos legales eran lo mismo, y cualquiera podría pedir uno o el otro, los beneficios eran los mismo, en ambos se le daba una casa para que la pareja pudiera mudarse y hacer su vida, solo cambiaba el significado de fondo, que era si estabas uniéndote a tu alma gemela o no, por lo que todos tenía el respeto de pedir el que le correspondía. Tampoco era como si pasaba algo malo si pedias el que no te correspondía, no había un protocolo donde se verificaba si la pareja compartía una marca, eso era lago íntimo y solo la pareja era los que lo sabían, no solo porque la marca podía tocar tanto como en una muñeca o un tobillo como en una parte más íntima, sino también porque revelar una marca de alma gemela era como revelar algo de tu alma, y eso no se debía mostrar a cualquiera. Cada marca tenía un significado importante y era espacial para cada pareja, era lo que lo hacía tan únicas e incomparables. Se tenía especial cuidado con eso.

Katniss salió de sus pensamientos cunado sintió que alguien se acercaba. Con arco y flecha en mano y listo, espero a ver quién era. Se calma cuando distinguió entre los arboles a la figura de su mejor amigo, Gale. Ella le sonrió mientras esperaba a que él se acercara.

_ Hey Catnip, feliz cumpleaños. _ la felicito mientras le dada un breve y cálido abrazo.

_ Gracias, Gale.

Después de terminar su abrazo, se sumergieron en una charla tranquila, donde básicamente era Gale hablándole de los chismes de la Veta. A Katniss le daba igual todo el asunto, pero era entretenido ver como un tipo tan serio e intimidante como Gale, podía tener una debilidad por los chismes, era muy gracioso verlo así, solo ella y sus familias sabían esta parte de su personalidad ya que la mayor parte del tiempo Gale se ponía una fachada más ruda frentes a los otros. Pasaron un rato hablando de todo y de nada al mismo tiempo, alistándose para comenzar su caza. Guardaron silencio mientras hacían el recorrido que tenían para verificar las trampas de Gale, aprovechando a atrapar algunas ardilla o pájaros en el camino. A media mañana se detuvieron a descansar un rato, comiendo algunas bayas que encontraron y compartiendo unas las pocas sobras de la cena de anoche que trajeron. Decidieron cazar un poco más, hasta tener un buen botín, y luego se dedicaron a recolectar hiervas y plantas para que la madre de Katniss usara para su trabajo como boticaria no oficial de la Veta, también recolectaron bayas para llevarlas para intercambiar.

Para el medio día se sintieron conformes con lo que tenían, y comenzaron su camino para hacer los intercambios, iniciado con el Quemador, que se encontraba lleno al ser domingo, el único día de descanso de los mineros y estos aprovechan ese día para hacer sus negociaciones ilegales. El Quemador era eso básicamente, era el comercio ilegal y de segunda mano que usaba la gente de la Veta para tratar de conseguir lo que no podían conseguir con los Comerciantes a tener precios tan caros para ellos. Allí podías conseguí de todo, aunque todo estuviera tan descuidado por los años de uso, pero aun así convenía más que la alternativa de los Comerciantes. Es por eso que el Quemador era muy querido y apreciado para la gente de la Veta. Lo curioso del Quemador era que, si bien era claramente ilegal según las normas que imponían el Capitolio, siempre se podía ver algunos Agentes de la Paz dando vueltas por ahí, disfrutando de los bienes y servicios que ofrecían. Katniss y Gale también solían comerciar bastante con ellos, ya que al contar con un sueldo jugoso que el de un minero, hacía que pudieran sacar un mejor precio.

Durante su camino al Quemado, Katniss noto que Gale estaba un poco inquieto, como si quisiera hablar de algo en específico. Ella prefirió no confrontar porque ya sospechaba de lo que quería hablar, de verdad no quería tocar el tema. Pensó que se estaba saliendo la suya hasta que se sentaron a comer en el puesto de Sae la Grasienta después de comercial con ella. Una vez que estuvieron sentados con un plato de comida, Gale no pudo aguantarlo más y rompió el silencio.

_ Entonces…

_ ¿Si? _ pregunto ella haciendo se la tonta.

_ ¡Oh, vamos! Sabes que tengo curiosidad.

_ No sé de qué estás hablando.

_ Sabes perfectamente bien de que hablo.

_ No, ni idea.

_ ¡Está bien! ¿Me vas a obligar preguntarlo? _ ella guardo silencio, a lo que él puso los ojos en blanco. _ Okey lo hare ¿Tienes una marca del alma? _ ella soltó un suspiro de fastidio. _ ¡Vamos! Tengo que saberlo ¿Cómo te protegeré de los chicos con malas intenciones si ni siquiera sé si tienes un alma gemela?

_ En primer lugar, no necesito que me protejas de nadie, puedo hacerlo yo sola sin que tu intervengas. Y en segundo lugar no "necesitas protegerme" de nadie, ya que no tengo intención de hacer una unión o casarme con nadie. Tu sabes perfectamente bien lo que pienso al respecto. _ dijo casi con regaño hacia él.

_Se lo que piensas, pero pensé que tal vez cambiarais de opinión cuando recibieras una marca. _ ella frunció el ceño confundida.

_ ¿Por qué haría eso?

_ Yo que sé, pero hay muchas personas que se ablandan cuando descubren que tienen una.

_ Eso sería estúpido, y yo no me ablando. _ él se encogió de hombros.

_ Pero aun así… ¿No vas a contestarme? _ ella volvió a soltar un profundo suspiro, resinándose a contestar si quería dejar el tema.

_ La verdad no me he fijado, no tengo interés de saber eso. _ dijo tratando de hacerse la ruda, no quería que viera lo mucho que le afectaba el asunto. Pero él ya la conocía demasiado bien, así que supo leer con facilidad su fachada.

_ Oye, ya verás que todo saldrá bien, no tienes de que preocuparte. _ trato de animarla dándole un pequeño apretón en el hombro. Ella lo dudo, pero aprecio el intento, respondiendo con una sonrisa el dulce gesto.

_ ¿Cómo te sentiste cuando recibiste una? _ Gale era dos años más grande que ella, la gente siempre decía que él parecía ser su hermano mayor por lo parecidos que eran, no solo físicamente sino también en carácter.

_ Yo… _ él se interrumpido, parecía un poco incómodo al respecto, ella tenía curiosidad por qué, pero algo en su tono le dijo que no preguntara sobre eso. _ Yo no soy un caso para tener en referencia, la verdad ese día fue un poco una locura. _ dijo queriendo dejar el tema así, ella respeto eso no preguntando más.

Sintiéndose los dos incomodos al respecto, decidieron no hablar del tema y enfocarse en otras cosas. Así pasaron el resto del medio día en el Quemador hasta que estuvieron listos para seguir con su recorrido de intercambios. Su siguiente parada eran las tiendas de los Comerciante que se encontraban en la parte central del Distrito, a lo que ellos se referían como el pueblo.

Los Comerciantes eran los únicos que tenía derecho a ejercer el comercio como tal, ya que pagaban impuestos al Capitolio y sus mercaderías eran los productos autorizados por el mismo, todas cosas que fueron hechas por los diversos Distritos en donde el Capitolio recolectaba todo quedándose con la mayoría y dedicando una pequeña parte se "redistribuía" entre los Distritos. Obviamente esta "redistribución" no era gratis, los Comerciantes tenían que pagar un buen dinero para acceder a esos productos, es por eso que nunca encontraras cosas de mucha calidad o bonitas en el Distrito 12, ya que eran tan pobres que ni siquiera los ciudadanos más ricos que tenían podían darse el lujo con esos productos tan caros y tan ostentosos como en el Capitolio o en los Distritos más ricos como el 1 y el 2. Los que tenían un poco más de ventaja eran los que ofrecían servicios o los que fabricaban alimentos, ya que se podían dar un pequeño margen para buscar materia prima en el Distrito, pero tampoco podían hacerlo tanto, ya que si o si debían realizar un pedido mensual mínimo con las cosas que necesitaban para ejercer su oficio, o sino el Capitolio podía quitarte la matricula que te daba la habilitación de Comerciante, y también con eso podían castigarte de formas horribles. Esa era una de las razones por lo que las cosas que se comerciaban en el pueblo eran tan caras, los Comerciantes tenían que recaudar una cierta cantidad de dinero al mes para pagar los excesivos impuestos, pagar el precio fijado de los productos o materiales que necesitaban por imposición del Capitolio y además tenían que sobrar para que ellos y sus familias pudieran vivir el día al día. En conclusión, era mucho dinero y no podían darse el lujo de tener precios menores a los que tenían.

Los que vivían en la Veta no tenían mucha idea de estas cosas o simplemente no les importaba los motivos por el cual los Comerciantes tenían precios tan altos, solo se enfocaban en los resultados, y estos eran que era casi imposible a ellos lograr pagar esos precios. La Veta era la zona a las afuera del centro del Distrito, en el que vivían la gente más pobre del 12, ya que en su población la mayoría vivían del sueldo de la minería, otros, que no podían trabajar en las minas por cuestiones físicas, se las arreglaban como podían, muchos lograron tener su puesto en el Quemador para ganarse la vida.

La diferencia de estatus que había en el Distrito consistía en eso básicamente, si eras hijo de un minero, tu vida está destinada a trabajar en las minias de carbón desde los dieciocho años y vivir en la Veta, si eras hijo de Comerciantes, entonces podías ser aprendiz de oficio y heredar la matrícula de Comerciante después, y tener una linda casa en el pueblo. Esto hacia que ambos sectores se atacaran entre ellos, por un lado estaban los Comerciantes estaban enojados porque ellos pagan más impuestos que los de la Veta y les molestaba aún más que estos no fueran a sus locales a adquirir los productos y prefería ir al Quemador en su lugar, sin mencionar tenían la creencia de que la gente de la Veta eran más propensos a cometer crímenes como el robo, la agresión y, en el peor de los casos, el asesinato, esto generado por la condicen de pobres que tenían, y viendo lo demacrados y maltratados que muchos habitantes en la Veta estaban; estos prejuicios los hacían más intolerantes y agresivos, y aunque hubieran preferido no comerciar nunca con ellos, lo cierto era que no podían darse ese lujo, ya que todo ingreso era apreciado y necesitado para llegar con las cuantas a fin de mes.

Por otro lado, los de la Veta respondían a esa agresividad y prejuicios de la misma forma, no les agradaba los Comerciantes porque solo veían las fachadas que los mismos Comerciantes mostraban, ocultando las miserias que tenían, con el objetivo de diferenciarse de los de la Veta y dar aires de superioridad. Estas fachadas consistían en mostrar sobre todo la buena salud que gozaban en su mayoría los Comerciantes, casi ninguno tenía aspecto de haber pasado varios periodos de hambre como en el otro grupo, lo que se confirmaba al tener menos niños que sacaban tesela para obtener alimentos, y lucían atuendos y cosas más bonitas en comparación. Esto generaba resentimiento, ya que los de la Veta sacaban más tesela (que eran canastas alimentarias que se daban a cambio de poner más nombres en la urna para los Juegos del Hambre, cada tesela los bastaba para una persona, por lo que si recitaban para toda la familia se deben sacar más) que llevaba a que hubiera más nombres de la gente de la Veta que de los Comerciantes, y se notaba al ver que un gran número de tributos eran hijos de mineros. También estaba la cuestión de que los Comerciantes aparentaban tener más dinero del que deberían y que no lo distribuían en el resto del Distrito, prefiriendo comprarle al Capitolio sus materias primas en vez de negociar con ellos. También el hecho de verlos tan sanos, limpios y bonitos, generaba mucho rencor para las personas que siempre estaba a un paso de morir de hambre, donde no podían ni darse el lujo de pensar en cosas bonitas, y mucho menos podían verse limpios ya que la Veta se encontraba más cerca de las minas, por lo que el polvo del carbón y de la tierra los ensuciaba más ellos, lo que resultaba casi imposible mantener la ropa limpia y a ellos mismos libres de polvo. A los Comerciantes también se los asociaba de tener una vida más fácil, ya que ninguno tenía un trabajo tan desgastante como el de las minas, donde las jornadas eran de doce horas seguidas, con breves descansos para comer a la media mañana y al medio día. Los mineros estaban todo el tiempo dentro de las minas, entraban bien temprano a la mañana, cuando salía el sol, y no salían hasta bien tarde, casi al atardecer, eran jornadas duras y agotantes son salarios que apenas alcanzaban para vivir. Es por eso que mucho en la Veta asociaba el desgaste y cansancio al trabajo duro, cualidades que los Comerciantes no mostraban tanto, así que se asumía que ellos no se exigían de la misma forma que los mineros. Y aunque tenía algo de verdad, no siempre todo era lo que parecía.

Gale era un fiel habitante de la Veta, él se crio con todo el resentimiento y la ira que se le tenía al Capitolio y los Comerciantes, y al no poder desquitar su ira a los primeros sin sufrir riesgo de ser ahorcado junto con tu familia, traspasaba todo ese odio a los que sí podía, ósea a los Comerciantes. Era común para Katniss escucharlo quejarse y despreciar a todos ellos, se negaba a ver una verdad más que la suya, el comportamiento arrogante de los mismos tampoco ayudaba. Particularmente a Katniss no le importaba meterse en esas diputas, prefería concentrarse en las cosa que le aseguraría la sobrevivencia a ella y a sus familia, y aun que si compartía el mismo odio hacia el Capitolio, la verdad es que tampoco odiaba tanto a los Comerciantes, por un lado porque su misma madre había sido hija de Comerciante, más específicamente los que eran dueños de la única boticaria del Distrito, negocio que ella hubiera heredado sino hubiera hecho una unión con su padre, donde sus padres la expulsaron de su vida y le quitaron su derecho de ser aprendiz. Y si bien Katniss veía la injusticia del asunto, no podía odiar con demasiada fuerza algo que era parte de ella, y lo más importante, también parte de su hermana. Además, al tener una madre que había vivido durante su juventud en el pueblo, le había abierto los ojos a notar cosas que solo su madre había sabía dónde buscar. Cuando era chica, antes de la muerte de su padre, su madre le enseño a ver sobre las fachadas de los Comerciantes, dejando a la vista parte de las cosas que tanto se esforzaban por ocultar, que tan frágil eran en realidad. Katniss se quedó con esas enseñas, y aunque prefería no intervenir y no prestar atención a esas cosas, tenía las herramientas para buscarlas si quería.

Independientemente de las opiniones de Katniss y de Gale sobre los Comerciantes, lo cierto era que tenía de negociar con ellos ya que sacaban buenos intercambios. Su recorrido se basó esta vez en ir a la carnicería, la zapatería y la panadería principalmente, ya que siempre era mejor tratar de negociar con ellos, no eran tan duros y en su mayoría eran más justo que los otros dueños de las tiendas, era mejor sacarles un buen provecho a ellos, y de ser necesarios ir con los demás luego. Por suerte el día fue muy productivo y estaban recaudando buenas ganancias, así que una transacción rápida en esas tres tiendas podía ser el final del día y cada uno podía ir a sus casas. Cuando terminaron, hicieron el camino de regreso a la Veta después de negociar con el panadero, satisfechos por tener un día tan productivo.

_ ¿Vas a hacer algo esta noche por tu cumpleaños? _ pregunto Gale en el camino.

_ No, la verdad que no tengo ganas de hacer mucho, solo quiero tener una cena tranquila con mi hermana y mi mamá _ dijo sin interés.

_ Bueno ¿Entonces nos vemos mañana para ir a la escuela?

_ Si, nos vemos mañana. _ él se acercó para darle un abrazo.

_ Nos vemos mañana. Felices quince años, Catnip. _ termino con un pequeño beso en la frente como despedida, antes de separarse y tomar el camino hacia su casa. Ella lo vio irse con una sonrisa en su rostro, antes de empezar su propio camino.

Todavía era temprano en la tarde para cuando llego a su casa, donde la esperaba su familia.

_ Ya llegué. _ anuncio al entrar. Inmediatamente fue recibida por un borrón rubio que se lanzó sobre ella con un abrazo.

_ ¡Feliz Cumpleaños, Katniss! _ saludo con mucha emoción su hermanita. Katniss le respondió el abrazo con fuerza y le dio un beso en la coronilla de la cabeza.

_ Gracias, patito. _ Prim la soltó después de un rato, feliz por estar con su hermana.

Katniss se dirigió a la cocina, donde se encontraba su madre trabajando asiendo pomadas y cosas que luego usaba para ayudar a la salud de las personas.

_ Feliz cumpleaños, hija. _ saludo un poco más tranquila su madre en comparación a su hija menor.

_ Gracias, mamá. _ saca las cosas que había recolectado del bosque, cosas que sabía que ella necesitaba. _ Te traje cosas, fíjate si te sirve. _ su madre se apresuró a verificarlo, asistiendo en aprobación.

_ Si, sirve, gracias. _ una vez que termino de comprobar todo, las empezó a dividir. _ ¿Qué vas a querer de cenar?

_ Traje un poco de conejo, podíamos hacer algo con eso. _ su madre volvió a asistir.

Dejando que su madre se hiciera cargo de la cena, fue a ver qué estaba haciendo su hermana, quien se encontraba en la mesa del comedor trabajando en su tarea. Katniss decidió seguir su ejemplo y hacer los deberes que tenía que entregar al día siguiente. Busco sus cosas, se sentó junto a Prim y se preparó para hacer la tarea, ayudando a su hermana cuando esta lo necesitaba. Para ser una institución en donde las materias eran muy básicas, eran muy exigentes con las tareas, lo cual era muy irónico, ya que era muy importante tener las tareas al día por ser un requisito vital para pasar de curso y no retrasarse de año.

Siendo un Distrito con oportunidades de trabajo tan limitadas, parecía una pérdida de tiempo y esfuerzo el asistir al colegio y llevar al día las materias. Pero la asistencia era obligatoria, ninguno chico menor de dieciocho puede faltar al colegio, si lo hacían muchas veces sin un justificativo valido, los agentes de la paz podían ir a buscarlo y castigarlo al chico y/o a la familia. Pero la asistencia no aseguraba que prestaran atención en clases, hicieras las tareas y aprobareis las materias. Para el Capitolio era de gran importancia que los jóvenes aprendieran y se recibieran. No por las razones correctas, solo usaban la educación como medio de lavado de cabeza globalizado, en el que muchas de las materias eran publicidad política, como Historia (la cual se trataba en relatar los hechos que ellos querían que supieran de las causas y las consecuencias de los Días Oscuros, la generación de las Juegos del Hambre, todas las hazañas más destacables y significativas del Presidente Snow y otros dignatarios importantes del Capitolio, y por último se hablaba mucho de los Juegos del Hambre con tonos aduladores), Normas y leyes ( una forma pasiva de recordar las leyes y las diversas consecuencias de no cumplirlas), y las materias relacionadas con el trabajo en la minería (las cuales era la forma de capacitarlos para cumplir con su función en Panem). Las otras materias no eran tan importantes para el Capitolio, por lo que solo se daba lo justo y necesario, dando lo que se considera puramente lo que se requiere para ser un ciudadano funcional, en el que había muchos huecos en la información y no se profundizaba en los temas más polémicos.

La forma en la que el Capitolio obliga a los jóvenes a estudiar, es bajo la amenaza de que por cada año que uno se retrasaba en recibirse, se le agregaba cinco papeles con tu nombre en la urna para los Juegos del Hambre, lo que logro ser más que motivador para todos los niños. De esta forma se aseguraron de que los jóvenes no se rebelaran al no prestar atención, y les ponía más presión por aprender. Gracias a esto se creó un sistema de apoyo entre los vecinos para ayudar a aquellos niños que se le dificultaba el aprendizaje, no es que fueran muchos, pero nadie quería que un niño tuviera más nombres en la urna, no si se podía evitar, ya era suficiente que muchos sacaban tesela para poder alimentar a ellos y a sus familias. Por lo general el chico que tuviera problemas solo tenía que buscar quien estaba disponible para ayudarlo en una lista que tenían en la dirección del colegio. Y sumado al sistema de apoyo, también estaban los profesores que podían hacer la vista gorda en algunas materias, como las que no se consideraba importantes para el Capitolio, pero las que si se consideraban importantes era más difícil de ser permisivo, ya que los exámenes y las tareas de estas materias eran registradas y guardadas por el Capitolio, el cual podía examinarlas en cualquier momento y cuestionar la capacidad del docente, lo que podía llevar a consecuencias horribles. Obviamente era imposible que el Capitolio examinara todos los resultados de todos los chicos de todos los Distritos, pero se podían sacar muestras representativas de cada Distrito y comparar resultados.

Otro motivo para recibirse era que se te consideraba un ciudadano pleno cuando te recibía, antes de eso no lo eras y por lo tantos no gozabas de los beneficios como tal. Una vez que te consideraban un ciudadano, podías pedir firmar el certificado de unión o de matrimonio, y lo más importante, te habilitaba a conseguir trabajo, ya que sin estar recibido, se te negaba la entrada a las minas y el derecho a recibir un sueldo por el trabajo, en el caso de los Comerciantes se le negaba ser aprendices y recibir un sueldo por eso, lo cual era muy importante ya que para ser titular de una habitación comercial, porque primero se debía ser un aprendiz en el puesto que se quería obtener, y después de eso el Comerciante mayor le daba en heredaba el puesto y la tienda al aprendiz una vez que este se moría. Esto era para obligar a los jóvenes a que se graduaran, así los chicos que están a los dieciochos no decidieran dejar el colegio al ser su última cosecha, de igual manera los que estaban muy retrasados y tenía más de dieciocho, limitándole el recibir dinero por su trabajo, porque si bien había Comerciantes que trabajan en el negocio familiar desde temprana edad, no eran considerados como trabajadores aprobados, por lo que no recibieran un sueldo, el cual el Capitolio controlaba viendo los balances de todos ellos que eran obligados a presentar anualmente.

Por suerte para Katniss y para Prim, nunca tuvieron problemas con el colegio, ni siquiera cuando su padre murió y estaban en una situación tan frágil, tampoco era tan difícil de llevar las materias al día y durante esa época se tuvo especial consideración con los hijos de los mineros que murieron en ese terrible accidente. Ellas pudieron salir adelante a pesar de todo, haciéndose más fuertes y más preparadas para la vida.

_ Termine. _ anuncio Prim mientras guardaba sus cosas, sacando a Katniss de sus ensoñaciones.

_ Bien, yo ya casi.

Trato de concentrarse en su tarea, pero podía sentir que su hermana la estaba mirando fijamente, alzo la cabeza para comprobarlo y su hermana giro la suya a otro lado, en un débil intento de simulación; Katniss levanto una ceja con duda y volvió a lo suyo. Estuvieron así un rato, su hermana la miraba en silencio, antes de disimular que no lo hacía cuando esta la encaraba, luego cada una volvía a sus asuntos par después repetirse el ciclo. Esto impaciento a Katniss, que ya harta del juego, la encaro directamente.

_ ¿Pasa algo Prim? _ su hermana la verse atrapada abre los ojos sorprendida y se sonroja.

_ Bueno, ya que lo preguntas… _ comienza con nervios.

_ ¿Si?

_ Es que me preguntaba… ¿Si… tu… nos la vas a mostrar? _ Katniss la miro confundida.

_ ¿Mostrarte qué? _ Prim giro los ojos en sí.

_ Ya sabes… tu marca…

_ ¿Mi marca? _ Katniss comenzó a comprender suavemente.

_ Si, Katniss, tu marca del alma. _ respondió mirándola fijamente.

Claro, su marca de alma, la que de alguna forma se olvidó de eso desde su conversación con Gale al medio día, y casi logra pasar todo el día sin más mención de eso. Pero era obvio que su hermanito este preguntando sobre eso, a Prim le fascinaba las historias de las marcas del alma, sobre todo la de sus padres, las que hacía años que no escuchan. Prim era una romántica, ella creía que cualquier sacrificio era válido si era por amor, y no era como si no se viera eso a diario. Los actos de amor están siempre, por todos lados, solo que con tanta desesperanza y tristeza era fácil de olvidarse de ellos o no verlos, ya que se encontraban ocultos y no eran tan notables. Pero si sabes a donde ver y prestas atención, están ahí. Su hermana creía que ella era ingenua e inocente por creer eso, ya que a diferencia de Katniss que miraba a todos con sospechas y no se relaciona con nadie más sin sentir que sacaba un provecho de eso, Prim creía en la bondad de las personas, en sus actos desinteresados y de las acciones motivadas por el amor; creía que lo único que curaba un alma en pena era el amor, el amor en sus formas variadas, como el amor propio, amor romántico, amor familiar o incluso amor amistoso. Pensaba que lo más importante era no olvidar eso, que el amor estaba en todas partes, desde el toque suave de dos amantes, el dulce abrazo de un padre a su hijo, las palabras amistosas con la intención de hacer sonreír a un amigo triste, o el amor que puede tener una hermana mayor al hacer lo imposible para que su hermanita tenga una oportunidad de ser feliz. Prim sabía que el amor que Katniss le tenía hiso que encontrara las fuerza para dales una oportunidad de vivir a todas ellas, incluida su madre, la cual Katniss todavía no la perdonaba, pero aun así a la amaba también a su forma. Solo que Katniss tiene la particularidad de querer fingir que no le importan las personas, y que es incapaz de amar, que se alejaba a eso; pero Prim sabia más que eso, que su problema es que amaba demasiado y muy rápido, cada herida que recibía de estas personas dañaban más su corazón, por lo que ella prefería fingir que no le interesaban y puso muros alrededor de su alrededor para no relacionarse con nadie. A Katniss le gusta fingir y crearse esa mentira de ella misma, pero el problema era que no importaba cuanto lo intentara, ella tarde o temprano se encariñaba con alguien y en ella nacía la necesidad de proteger y cuidar a esa persona. Ella busca escusas queriendo justificar sus acciones de otra forma, pero Prim conocía a su hermana mayor, y sabia sus motivaciones verdaderas.

Y durante los últimos cuatro años, Prim vio como Katniss se alejaba de todos, como cerraba puertas apropósito para no exponerse, solo pocos supieron encontrar el camino a ella, como Gale que era su mejor amigo y Madge Undersee (la hija del alcalde) que era la única que se juntaba con ella en el colegio. A Prim le dolía ver a su hermana así, que con la única con la que se permitía sentir amor de verdad sin restricciones era con ella, pero a su vez odiaba al amor y le guardaba rencor. Es por eso que ansiaba que su hermana obtuviera una marca del alma, y que pudiera seguir su destino, encontrar a esa persona que la hiciera feliz y le diera fe en el amor otra vez.

_ No lo sé Prim, todavía ni yo la vi. _ respondió suavemente ella sintiéndose repentinamente tímida. Prim abrió los ojos totalmente sorprendida porque ella no sintiera curiosidad.

_ ¡¿Cómo que todavía no has visto si tienes una marca del alma?! _ no pudo evitar medio gritar.

_ Bueno, es que salí temprano a la mañana y no tuve tiempo de revisar. _ trato de justificar.

_ Katniss ¿Me estás diciendo que el día en que recibes una marca de alma gemela no te interesa lo sufriente como para ver cómo es? ¡¿Es en serio?! _ Katniss cerró los ojos con fuerza sabiendo que venía un regaño de su hermanita.

_ No es seguro que tenga una marca…

_ ¡Con más razón! _ esta vez sí salió como un grito pequeño. Su madre apareció al escuchar a medias el escándalo que se estaba formando.

_ Prim, trata bien a tu hermana, las marcas del alma son cosas personales y es normal que tu hermana se sienta un poco agobiada al respecto y tenga sus temores al querer fijarse. No todos reaccionan de igual forma cuando reciben su marca. _ regaño su madre suavemente para que su hija menor le diera un poco de espacio a Katniss.

_ Está bien, está bien. _ trato de bajar su emoción antes de seguir. _ Es solo que no entiendo como no tiene curiosidad. Si estuviera en su posición ya me hubiera revisado el cuerpo varias veces hasta encontrarla. Estaría ya mismo buscado al que la comparte conmigo. Nada me detendría. _ dijo con ojos soñadores mientras se imaginaba historias cada vez más locas de como encontraría al dueño de su corazón.

Katniss al ver a su hermana así se sintió culpable, mientras se negaba a ser parte del destino, su hermana lo deseaba más que a nada y no quería romperle la ilusión de que a veces las cosas no terminaban con un final feliz que uno tanto anhelaba. A veces era un final y punto, sin colores rosas o fuegos artificiales, y a veces eran finales trágicos. A veces solo queda esperar lo peor y prepararse para eso. Pero ella no era capaz de romperle esa ilusión, todavía era muy chica, ni siquiera había pasado por su primera cosecha, y esas esperanzas eran las que uno necesitaba para mantener la cordura esos días. Después de pensarlo un poco, tomado una decisión valiente.

_ Está bien, Patito. Descubramos juntas si tengo una marca. _ dijo sorprendiendo a su madre, a su hermana y hasta a ella misma, ya no podía dar marcha atrás.

_ ¿En serio? ¿Me dejaras ver? _ pregunto totalmente ilusionada.

_ Si, Patito, te dejo. _ su hermana ya estaba celebrando totalmente emocionada mientras se iba a la habitación que compartían, pero su madre la miro con preocupación.

_ ¿Estas segura Katniss? ¿Sabes que no tienes que hacerlo?

_ Está bien, mamá, no es como si pudiera evitarlo eternamente, tarde o temprano lo tendré que afrontar. _ trato de convencer a su madre que estaba segura, pero su madre vio atreves de ella.

_ Todo saldrá bien, hija. No tengas miedo. _ trato de tranquilizar su madre acariciando su mejilla con ternura. Ella cerro los ojos, dejando llevarse por el mimo.

_ Gracias mamá.

_ De nada hija. Ahora ve con tu hermana antes que te arrastre a la habitación. La cena estará lista dentro de poco ¿Está bien? _ dijo con una pequeña sonrisa.

_ Si, tienes razón.

Katniss fue a la habitación donde la esperaba su hermana totalmente feliz.

_ Siéntate en cama, así será más fácil. _ ordeno su hermana usando el mismo tono serio que usaba su madre cuando tenía que atender a sus pacientes. Katniss rodeo los ojos al ver lo impaciente que estaba su hermanita, pero obedeció de todas formas.

Ya sentada a lado de Prim, comenzó a sacarse la remera, deteniéndose un momento para relajar su mente, liberarla de todos los pensamientos caóticos que pudiera tener, haciendo se la mente a lo que estaba por hacer, antes de seguir adelante con los ojos cerrados. No tuvo que abrirlos para saber que su hermana ya había encontrado algo, soltando un sonido que se parecía a cuando contenía el aire. Abrió los ojos solo para mantener la cabeza fija en su hermana, quien miraba entre su cuerpo y ella con la mano tapando su boca, antes de bajarla y mostraba una sonrisa que era capaz de iluminar hasta el rincón más oscuro del mundo. Dándose un último aliento de motivación, se atrevió a ver su cuerpo. Al principio no noto nada ya que estaba mirando su estómago, pero a medida que iba subiendo la mirada, logro detectar con poco de color en su hombro izquierdo.

Lo que vio fue hermoso, eran un ramo de flores de dientes de león, eran seis en total, cada una diferente a la otra, solo unidas por el tallo, una de ellas era blanca con las semillas volando haciendo un recorrido a su corazón. Eran tan bellas. Tanto que casi se olvida lo que se significa tener esa marca.

Entro en pánico, esto no podía estar pasando. No a ella. No quería un alma gemela, estaba bien sin ella y podía estar así por el resto de su vida sin ningún problema. No podía tener ese problema encima ¿Por qué a ella? ¿Qué se supone que deba hacer ahora? Solo quería concentrase en cuidad a su hermanita, no quería más complicaciones en su vida. Y era injusto para su alma gemela también, porque ella obviamente iba a rechazar tener una unión, y esa pobre persona merecía algo mejor que ella. Pensamientos tras pensamientos pasaron por su mente, aumentando su ansiedad. Tan alterada se encontraba que no reacción cuando su hermana se acercó a ella tomándola de las manos.

_ ¿Katniss? _ trato de llamar su hermana para sacarla de su estado. Ella la miro todavía sin salir de todo de su mente. _ Katniss escúchame, todo va a salir bien, todo va a estar bien.

_ ¿Cómo lo sabes?

_ Porque lo sé. Con las almas gemelas a veces hay que tener fe en que todo va a salir bien. Que por algún motivito es tu alma gemela.

_ No lo entiendes Prim. Yo no quiero nada de esto. No quiero estar con nadie. Yo…

_ Ya sé, Katniss, te conozco. Pero creo que no estás viendo todo el panorama.

_ ¿Qué quieres decir?

_ Que estas actuando como si mañana fueras conocer a tu alma gemela y te fueras a vivir con él. Y la verdad es que eso no va a pasar. Katniss, tener un alma gemela no es el fin del mundo. Tienes que pensar que, si el destino decido que hay alguien por ahí esperando por ti, entonces significa que cree que esta persona va a estar en sintonía con tus sentimientos y preocupaciones. Puede que sea el único que completada tan bien lo que te da miedo. _ Katniss abrió los ojos, nunca había pensado de esa forma. Era cierto, si era su alma gemela puede que también comparte su miedo a la unión, puede que tampoco lo quiera. _ Además puede que pasan muchos años hasta que lo encuentres, y para cuando lo encuentres sean tan viejos que lo único quieran hacer es estar ahí el uno para el otro. _ termino Prim en un escogimiento de hombros, queriendo quitarle importancia.

Katniss pensó en lo que dijo su hermana. Puede que ella tuviera razón, puede que no sea para tanto, incluso puede que sigo con su plan original y que solo encontré a su alma gemela cuando sea ya muy grande. Miro de nuevo su marca. Era realmente muy linda. Paso sus dedos sobre la marca y de inmediato fue abrumada por la sensación de calma y tranquilidad, sintió que todas sus preocupaciones se desvanecían y en su lugar solo sintió calidez. Recordó de aquel día de lluvia hace tantos años atrás, donde también se sintió tan desesperada, y como también fue el diente de león la que le hizo volver a tener esperanza. El diente de león y el pan quemado. Y ahora tocando a esos dientes de león estaba sintiendo lo mismo, estaba sintiendo esa esperanza de que no importara que tan duro fuera todo, al final todo saldría bien, tenía que creerlo. Cerro los ojos dejándose llevar por esa maravillosa sensación. Cuando por fin se sintió bien, los abrió para ver a su hermana, le sonrió suavemente para mostrarle que estaba bien.

_ Gracias, Patito. _ ella le devolvió la sonrisa también.

_ De nada. Sabes que puedes contar con nosotras. Que tienes a personas a la cual puedes recurrir.

_ Si, lo sé. _ abrazo con fuerza a su hermana, quedándose así hasta que su madre las llamo para cenar. _ Vamos a comer. _ se pararon, Prim se le adelanto mientras dejaba a que su hermana se pusiera su remera de nuevo.

Ambas estaban en la mesa del comedor donde su madre ya la había acomodado para poder cenar. Su madre compartió una mirada con su hija mayor para comprobar si estaba bien, a lo cual ella asistió con una sonrisa suave. Ya más calmadas las tres, se dispusieron a comer la deliciosa cena, hablando y riendo, pasando un hermoso momento familiar. Katniss estaba totalmente satisfecha para era momento, después de las idas y vueltas del día, estaba feliz de decir que el día estaba terminando bien, lo peor ya había pasado, ya había visto su marca, ahora solo quería disfrutar de su cumpleaños felizmente. Cuando terminaron de comer, se preparó para alza la mesa y ya irse a la cama, pero su herma la sorprendió cuando le pidió que se quedara sentada, que tenía una sorpresa para ella. Salió corriendo a la cocina a buscar algo, y cuando regreso tenía una enorme sonrisa mientras sus manos estaban en su espalda.

_ Cierra los ojos. _ Katniss obsedió. _ A la cuanta de tres los abres ¿Okey? _ ella asistió. _ Uno… Dos… ¡Tres!

Al abrir los ojos se sorprendió al ver lo que tenía al frente. Eran galletas, galletas hechas por la única panadería del Distrito, las que siempre veía con su hermana desde la vidriera, que eran tan lindas, que tenían hermosos dibujos glaseados, con colores muy llamativos. Siempre quisieron probar algunas de esas, se venían tan bonitas, que pensaron que tendría un sabor increíble, pero nunca pudieron disfrutar de una de ellas porque eran caras y no tenían dinero para gastar en eso.

_ ¿De dónde sacaste eso?

_ Pues de la panadería, no es obvio. _ respondo su hermana rodeando los ojos.

_ No te pases de lista, sabes a lo que me refiero.

_ Tranquila, no salieron tan caras como estas pensado.

_ Déjame juzgar eso ¿Cuánto salieron? _ Katniss ya se estaba alarmando de cuanto le salieron esas galletas.

_ Fue un intercambio, hija. _ intervino su madre antes de se alarmará más. _ A la mañana vino el panadero con su hijo menor, al parecer tuvo un accidente en la cocina y tuvo un feo golpe en la cabeza, nada grabe por suerte, pero eso le preocupo a su padre, por lo que lo trajo con nosotras para que lo viéramos. Se llevaron un susto muy grande, ya que se desmallo por un momento, pero por suerte no tenía una contusión. El panadero estaba tan gradecido que además de pagarnos nos dio estas galletas, dijo que de todas formas eran de ayer, así que no tenía sentido seguir exhibiéndolas.

Aunque si madre trato de contar todo eso para calmarla, lo cierto era que la preocupó más, aunque ya no por las galletas ¿El hijo menor del panadero teniendo un accidente? ¿Por qué irían a su casa en vez de que fueran al médico del pueblo? Aunque creía totalmente en las capacidades de su madre y su hermana, ellas se dedicaban más ayudar a la gente de la Veta ya que eran más baratos que el medico oficial, pero también más limitadas. Si estaban tan asustados debieron ir con él en primer lugar ¿Por qué irían con ellas? A no ser que lo que le allá pasado no fuera un accidente. Era un secreto mal guardado que los hijos del panadero siempre tenían golpes u otras heridas, sobre todo el menor, siempre lo justificaron con las peleas que tenían en el entrenamiento de lucha libre en la que los tres participaban, o con accidentes en la panadería; pero todos conocían a la bruja que era la esposa del panadero. Esa mujer tenía controlada a la familia con puño de hierro, maltratando a sus integrantes con palabras fuertes y golpes aún más fuertes. Katniss no conocía mucho a los dos hijos mayores, solo sabía que el del medio tenía la edad de Gale y estaban en el mismo curso, pero si veía muy seguido al último hijo, Peeta, ya que tenía la misma edad y también compartían el cuso. Nunca hablo con él, pero siempre le pareció alguien muy amble y cariño, como su padre. Se preguntó si esa amabilidad fue la culpable de que nunca se alejaran de bruja. Eso era un misterio para Katniss ¿Cómo alguien podía tolerar a alguien tan cruel y que hacía tanto daño a las personas que amabas? No lo entendía, pero tampoco iba a pensar mucho en eso. Decidió no pensar en eso, no había nada que ella pudiera hacer, pero eso no evito que se sintiera mal por Peeta.

Comieron las galletas, estaban deliciosas como pensaban, a pensar de ser un poco viejas. Después de eso dieron por terminada la noche, y se fueron a sus habitaciones. Katniss le dio la espalda a su hermana para desvestirse con su ropa para dormir, estaba por terminar de ponerse su remera cuando escucho un pequeño grito de sorpresa. Ella se giró para ver qué fue lo que sorprendió a su hermana, quien la miraba con los ojos tan abiertos que parecía que se le iban a salir.

_ ¿Qué paso, Prim? _ pregunto mientras la agarraba de los hombros.

_ Oh, Katniss. Yo no sabía que fuera posible. _ dijo media desorientada.

_ ¿No sabias qué? ¿De que estas hablando? _ Prim trago saliva fuertemente antes de mirar bien a su hermana.

_ Katniss, lo que tengo que decirte no te va a gustar, por favor mantén la calma. _ comenzó a decir, tratando de suavizar el impacto, pero solo logro que Katniss se alarmara más ¿Qué podría ser lo que la tenía tan así? Asistió para que ella continuara. _ Es que… ¿Cómo lo dijo?...

_ ¡Prim solo dilo! _ casi grito Katniss.

_ Está bien, está bien. _ tomo una fuerte bocanada aire antes de dejarla ir. _ Tienes otra marca del alma. _ soltó sin más, cerrando los ojos con fuerza para esperar su reacción. Katniss estaba en shock.

_ ¿Qué?

_ Lo que escuchaste, tienes otra marca, en la espada, justo a la altura de tus caderas.

_ No, no, no. Prim, debes que estar confundida, ya tengo una marca ¿Recuerdas? ¿Los dientes de león?

_ Sí, pero además tienes otra en la espalda ¡Mírala tu misma! _ salió corriendo mientras la tiraba al baño que tenía un espejo donde la dejo al frente de ella, luego fue a buscar otro espejo para que ella se pudiera ver bien.

Katniss miro su reflejo esperando a su hermana, tratando de comprender lo que estaba tratando de decirle su hermana, se sacó la remera solo para comprobar si todavía seguía teniendo la marca que había visto hacer un rato, seguía donde estaba y al tocarla le daba la misma sensación que recibió antes. No tuvo ni tiempo de tratar de fijarse en su espalda antes que llegara su hermana con un espejo más pequeño. Cuando ella lo acomodo detrás de Katniss, pudo ver de lo que hablaba su hermana. Allí, en el medio de sus caderas, justo por encima de su topa interior, había claramente el dibujo de un arco con una flecha en forma de X. El arco y la flecha se parecía a las que usa para cazar, las que eran de su amado padre, eran de color marrón, el arco tenía una tela negra en las puntas y en el centro, donde se ponía la flecha, mientras que la flecha tenía una punta metálica bien afilada y en la cola tenía unas plumas de un azul brillante con puntas blancas… como las plumas de un sinsajo. Asombrada de que su hermana tuviera razón, paso sus dedos sobre la marca, esta vez, en vez de sentir la calma y la tranquilidad que sentía con su otra marca, sintió todo lo contrario, un torrente de calor la abrumo, era como fuego puro, fuego capas de quemar todo el mundo. Lejos de asustarla, la atrajo, la sedujo y la hiso sentir poderosa, como si ella fuera capaz de tomar lo que quisiera o a quien quisiera y no tenía que pedir permiso por nada. El mundo podía estar a sus pies si así lo quisiera. Nunca en su vida se había sentido así, era embriagante, muy adictivo y se hubiera perdido en la sensación, si no hubiera sentido un picor en su otra marca, que la obligo a pasar su otra mano en esta, calmando el fuego borras que estaba sintiendo, todavía sentía un poco de ese calor, pero esta vez contenido con la calma y la tranquilidad, no controlándolo sino guiándolo hacia donde debía ir antes de quemar todo hasta los cimientos.

La combinación de sensación era como magia pura, se sentía ir de un lado a otro. En un punto fue demasiado abrumante, por lo que dejo de tocarlas para apoyarse en la mesada del baño, respirando aceleradamente. Atrapo la mirada de su hermana atravesó del espejo, quien la miraba con preocupación. Ambas pensaban en lo mismo, nunca se escuchó que una persona que tuviera dos marcas del alma, una persona solo recibía una marca o ninguna, nunca más de una.

_ ¿Y ahora qué? _ pregunto Prim, sonando como la niña que era.

_ No lo sé. _ respondió en un susurro, sin la mínima idea de que hacer.