¡Saludos, queridos lectores!
Aún no consigo ponerme al corriente con las historias, por ello la semana pasada no pude actualizar y hoy tampoco subiré demasiado. Sin embargo, la siguiente semana actualizaré al menos dos historias n.n
No haré larga la introducción, dado que no tengo muchas actualizaciones, pero espero que estas les gusten n.n
En la espera para que su padre se durmiera, los niños se quedaron dormidos, y no precisamente porque la espera hubiese sido larga, sino que los niños tenían un horario específico para ir a la cama y porque el día había estado lleno de emociones que los agotó. Sin embargo, los gemelos no perdieron la oportunidad de registrar la habitación, pues al siguiente día, los niños se despertaron muy temprano y su padre seguía dormido.
—¡Es nuestra oportunidad! —exclamó Haru emocionado y muy decidido a seguir con su misión.
—¡Espera! —exclamó Haruo tirando de su hermano— No sabemos en qué momento papá va a despertar.
—¡Por eso tenemos que apurarnos!
—No, alguien tiene que vigilar, porque si papá despierta nos descubrirá.
—Vigila tú, y yo…
—¡No! Ayer tú ya tuviste tu oportunidad. Es mi turno de buscar —Haruo protestó— Además, esta es nuestra última oportunidad de encontrar pistas antes de volver a casa —señaló el hermano mayor— Si despiertas a papá mientras buscas, se arruinará el plan.
—Pero…
—Mejor ve y vigila que papá no venga. Estamos perdiendo tiempo discutiendo.
Haciendo pucheros, el hermano menor se bajó de la cama para dirigirse a la puerta y el hermano mayor se dirigió de nuevo al tocador de la pelirroja.
A pesar de que Haru ya había echado un vistazo a ese mueble, Haruo optó por hacer una revisión rápida en caso de que su hermano, que por lo regular era distraído, hubiese pasado algo por alto, y entre la ropa interior, encontró una pequeña caja que abrió.
La caja era el alhajero de Karin, aquel que ocultaba detrás de los juguetes sexuales porque era el que contenía las joyas de valor y que Sasuke había cambiado de lugar pensando que los niños no volverían a mirar los mismos sitios.
—Yo ya había revisado ese cajón —Haru protestó, pero al notar el alhajero, volvió a hablar: —No recuerdo esa caja.
Haruo, sospechando del artículo, lo abrió para inspeccionarlo, encontrándose con unas cuantas joyas de las que ignoraba su valor, y a pesar de ello, una llamó poderosamente su atención.
—Es el collar que papá tenía en esa caja de regalo —dijo sacando la alhaja para mostrársela a su hermano.
—¡Pero era el regalo de mamá! —exclamó Haru.
—¿Y si era para su esposa? —planteó Haruo.
—Si era para ella, entonces ¿por qué papá lo llevaba ese día que nos fue a ver y nos dio regalos a nosotros? —señaló Haru para después enojarse— ¡Ese collar era de mamá y papá, como fue tímido para dárselo, lo guardó y su esposa lo robó!
—No estoy seguro —Haruo seguía pensando.
—¿Entonces por qué el collar está escondido en las cosas de la esposa de papá? En esa caja había otras joyas. Si papá se lo regaló, debería estar allí —Haru señaló el alhajero que Karin tenía sobre el tocador— ¡La esposa de papá es una villana que se roba los regalos de mamá! ¡Tenemos que avisarle a papá!
—No podemos decirle nada. Primero tenemos que enseñarle pruebas.
—¡Hay que enseñarle a papá que ella tenía escondido el regalo de mamá! ¡Esa es una prueba!
—Si hacemos eso, papá sabrá que volvimos a mirar las cosas que no debíamos —respondió Haruo— Además, no creo que sea una prueba suficiente para demostrar que la esposa de papá es una villana.
—¿Por qué?
—Porque ella podría decir que encontró el collar en las cosas de papá y pensó que era un regalo para ella —respondió el hermano mayor— O podría decirle a papá que nosotros metimos el collar en sus cosas y por eso estuvimos revisando sus cosas.
—Pero…
—Estamos averiguando si la esposa de papá es una villana. Cuando lo confirmemos, tenemos que armar un plan diferente para que papá lo sepa —respondió Haruo metiendo el collar de nuevo al alhajero.
—¿Qué otra prueba necesitamos?
—Las villanas ocultan más de una cosa mala. Si ella sólo se quedó con el regalo de mamá, no es tan malo como lo que haría una verdadera villana.
Haru hizo un puchero bastante en desacuerdo con su hermano, sin embargo, tampoco podía contradecirlo porque simplemente no tenía argumentos. Empero, Haru se acercó a su hermano para tomar el alhajero y sacar el collar.
—Hay que darle el regalo a mamá. La esposa de papá no se lo puede quedar.
—Se supone que papá se lo dé. ¿Qué le vamos a decir a mamá?
—Vamos a decirle que a papá le dió vergüenza dárselo y que nosotros nos ofrecimos a hacerlo. Así mamá tendrá su regalo y la esposa de papá no podrá reclamarlo porque tendría que admitir que lo robó —Haru sonrió contento.
—¿Y qué vamos a decirle a papá? Él sabe que no nos pidió eso.
—Le decimos que queríamos ayudarlo con mamá.
—No lo sé…
—Hay que seguir buscando pistas —Haru desvió el tema, no sin antes esconder el collar en un calcetín sucio que metió en una pequeña bolsa dentro de su mochila.
—De acuerdo, pero tienes que volver a vigilar —Haruo aceptó, pues aunque estaba poco convencido, quería creer la línea de pensamiento de su hermano.
Rápidamente, los gemelos volvieron a sus posiciones y Haruo trató de ser rápido en la revisión, pero al mismo tiempo trataba de no ser descuidado, tanto en hacer ruido como en no dejar espacio sin revisar.
—No encuentro ninguna otra pista —comentó Haruo mientras se acercaba al armario— Si no hay nada más, no creo que sea una villana.
—¡Debe de haber algo! Ya es raro lo del collar y otra pista de villana, es que la esposa de papá tenga juguetes y no nos lo preste —Haru hizo pucheros.
—No encontré los juguetes. Si papá los cambió. ¿Dónde los puso? —se preguntó Haruo al darse cuenta de ese factor— Debió guardarlos en un sitio muy escondido.
—¿Y?
—Es el lugar perfecto para ocultar cosas. Incluso pistas.
—¡Es verdad! ¡Como dónde mamá oculta los regalos de navidad! —exclamó Haru dejando su puesto de vigía para acercarse a su hermano al armario.
—Tienes que seguir vigilando.
—También quiero ver qué oculta —protestó Haru y Haruo señaló la puerta.
De mala gana, el hermano menor volvió a la puerta a asomarse y echó un vistazo a la sala donde su padre seguía durmiendo. Mientras tanto, Haruo empezó su búsqueda en el armario.
El primer vistazo al clóset fue confuso para el niño, pues aunque desde afuera ya podía notar que el mueble era más grande que el que tenía su madre, por dentro parecía que fuese otra habitación, aunque más pequeña.
Conforme se puso a revisar las cosas, también se dió cuenta que lo que había dentro era diferente que lo que había dentro del de su madre. Es decir, claro que había algunas cosas en común como desodorantes, cremas y ropa, pero las prendas no eran únicamente de la esposa de su padre, sino también de su padre. Además, la ropa ahí dentro era elegante, y aunque un niño de cinco años quizá no no entendía de etiquetas, si podía distinguir la diferencia visual.
Otra diferencia con el armario de su madre, era la cantidad de zapatos, pues independiente de que era el calzado de dos personas, habían más variedades. Es decir, su madre tenía diferentes calzados, pero ahí dentro había más que los de ella aún si eran para dos personas.
—¿Para qué querrían tantos zapatos? —Haruo se preguntó en voz alta, pero enseguida sacudió la cabeza y trató de enfocarse en la búsqueda de pistas.
Abrió una sección del armario y vio un montón de frascos de perfume y aunque pensó en revisar a fondo, se mareó con el olor, así que se apresuró a cerrarlo. Después abrió otra sección, y allí encontró una mochila, una bolsa de dormir doblada y una caja con estampado de camuflaje.
—Esto se ve sospechoso —murmuró y se apresuró a abrir la caja pensando que podría encontrar algo como había hecho con el alhajero. Sin embargo, se encontró con un montón de cosas de las cuales, algunas, no sabía lo que eran.
Entre los objetos que pudo reconocer, había una brújula, aunque era más pesada que la de su set de juego de exploración, una linterna, un silbato, binoculares, un par de sombreros que parecían para el invierno y una navaja que no pudo abrir.
Regresó todo a su lugar antes de cerrar las secciones y siguió hurgando el armario, pero cuando no pudo encontrar nada, dio un paso hacia atrás para mirar el mueble y asegurarse de haber mirado todos los cajones y secciones.
—¿Encontraste algo? —preguntó Haru entusiasmado de desenmascarar a la esposa de su padre.
—No.
—¿Revisaste el fondo del armario? Ahí es donde mamá esconde los regalos de navidad —insistió el hermano menor— ¿Crees que papá ya compró los regalos de navidad? ¡Quiero saber qué nos regalará!
—Sí revisé el fondo, pero no había nada además de zapatos —respondió el hermano mayor que miraba hacia arriba una sección del clóset que quedaba en lo alto— Sólo me falta revisar allí, pero ninguno de los dos lo alcanza.
Haru se acercó a su hermano y ambos se quedaron mirando aquella sección.
—Podemos usar el banco que papá nos compró —sugirió el hermano menor.
—No es tan alto para que podamos llegar allí.
—Quizá no haya nada. Desde aquí sólo se ven cobijas.
—El armario es mucho más grande que el de mamá, si hay algo escondido, debe estar ahí arriba detrás de las cobijas para que nadie lo alcance.
—¡Es verdad! —exclamó Haru— ¿Cómo llegaremos allí?
El hermano mayor quedó pensativo unos instantes mientras miraba el clóset, hasta que por fin se le ocurrió una idea.
—Tengo una idea, pero es arriesgada. Si papá despierta o hacemos algún ruido que lo atraiga, no tendremos oportunidad de ocultar que estábamos revisando el armario y se enojará con nosotros —dijo Haruo— Si no encontramos nada antes de que nos atrape, quizá se enoje tanto que ya no nos dejará quedarnos a dormir en su casa y no podremos seguir investigando a su esposa.
—¡Pero si no lo intentamos, tampoco vamos a poder encontrar más pistas!
Haruo quedó pensativo antes de tomar una decisión, y finalmente le dió la razón a su hermano.
—Vuelve a la puerta para vigilar. En cuanto veas que papá se despierte, me avisas rápidamente.
—¡Sí! —exclamó Haru entusiasmado, pues la situación se parecía mucho a algún capítulo de su programa favorito.
El hermano mayor, mientras tanto, comenzó a abrir cajones y gavetas del armario y con ayuda de las secciones, fue subiendo por el armario hasta alcanzar la parte más alta.
—¡Lo lograste! —exclamó Haru.
—¡Sh! —chitó el mayor y el menor se tapó la boca apresuradamente.
Haruo buscó a fondo, pero aunque encontró los extraños juguetes, no encontró ninguna otra pista, así que bajó, acomodó todo y para cuando volvió a lado de su hermano sus estómagos comenzaron a protestar por comida.
Su padre seguía dormido y tendrían que despertarlo.
¿A qué conclusión llegarán los niños al no haber encontrado pistas que probaran que la esposa de su padre es una villana? ¿Los niños cumplirán su cometido y entregarán el collar de rubíes a su madre o su padre los descubrirá? Si le entregan el collar a Sakura, ¿cómo reaccionará? ¿Qué otras preguntas les han surgido al leer el capítulo?
Me encantará leer sus preguntas y teorías en los comentarios n.n
Hoy sólo actualizaré esta historia, pero subiré un segundo capítulo, así que por favor, esperen la continuación en unos minutos más n.n
Recuerden que tardo en subir cada capítulo, ya que los subo en tres plataformas diferentes y a veces las plataformas, especialmente fanfiction, tardan algunos minutos en reflejar la actualización.
Sin más por el momento, me despido por ahora.
¡Hasta la próxima actualización!
