Capítulo 8: Percy sueña con Grover vestido de novia, Draco no entiende como envidia eso.
La pesadilla de Draco empieza así:
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Draco puede sentir una voz a la distancia, es un poco curioso saber que estás soñando, ser consciente que en medio de este lugar oscuro en realidad nada malo te puede pasar; o eso quiere pensar. Todo su cuerpo se siente alerta por algún motivo, es como si no debería estar aquí. No es que conozca a alguien que disfrute estar en medio de un lugar totalmente negro, donde no parece haber un final en ningún lugar.
Caminar no era exactamente una opción.
Siente que al caminar no llega a ningún lado, porque no puede ver nada aparte de su propio cuerpo, que curiosamente tiene el mismo pijama con el que recuerda haber dormido.
—No deberías existir.
La voz parece retumbar en todos lados, Draco se estremece por algún motivo, antes de voltear como si esperara que alguien apareciera; pero solo hay una oscuridad eterna por todos lados.
Sus palabras son cálidas, piensa con sarcasmo, es lo que a todo niño le gustaría escuchar.
—¿Quién está ahí? —Es la pregunta que hace Draco, porque al no poder ver nada, no hay muchas otras opciones para saber qué está sucediendo.
Hay pasos, Draco lamenta no tener ningún arma aquí, para intentar al menos defenderse.
Entonces por un segundo puede ver una figura que parecía ser de ceniza y humo que parece tener más de diez metros de alto. Su vestido era de un negro vacío, mezclado con los colores de una nebulosa espacial, como si en su corpiño nacieran galaxias. Su rostro resultaba difícil de ver, salvo los puntos de sus ojos, que brillaban como quásares. Tenía un par de alas que cuando las batió, se extendieron oleadas de oscuridad y llevaba un látigo hecho de estrellas.
Era como ver una de las galaxias que había visto en el colegio con Percy.
Fue aterrador.
Como ver a Hades.
Pero peor.
Draco se estremece.
Quiere correr, pero sus pies parecen gelatina y no puede moverse, odia no ser Percy que probablemente tendría una respuesta asertiva a cualquier problema; Draco era bastante miedoso comparado a su amigo.
Odiaba sentirse así.
—Eres un error Draco Malfoy, un error de este universo que altera el equilibrio, al igual que tu padre nunca debiste existir; no puedo esperar para que vengas a mí y todos tus vínculos se rompan, para hacerte pagar.
La voz retumba por todos lados y Draco cae sobre su espalda, como si el piso dejara de existir, observando mientras cae al vacío, a la mujer galaxia que parece verlo con aborrecimiento y deseando su muerte de una forma tan tenebrosa que hace que su cuerpo se agite.
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Al despertarse lo hace con un jadeo y sentándose en su cama con el rostro totalmente pálido como sudoroso, toma un momento para poder tranquilizar su respiración, antes de reconocer que estaba en el departamento de la familia Jackson, que durante los últimos meses había sido su hogar. Cae de regreso sobre su cama, antes de asomarse en la parte baja de la litera, notando como Percy parecía dormir también un poco inquieto; pero totalmente muerto para el mundo.
Lo envidia por eso.
Draco toma unos minutos viendo el techo de la habitación, antes de bajar de un salto de la litera.
Es su último día de clases.
Si bien inicialmente no pensó que duraría un año en el mundo muggle, la verdad es que Draco lo hizo bastante bien. La próxima semana probablemente iría al campamento mestizo, antes de volver a Londres para su tercer año en Hogwarts.
Eso no le pareció muy interesante.
Una parte de Draco no quería irse, se había acostumbrado a esta vida y no quería deshacerse de ella; llámenlo egoísta. Cada que sus padres enviaban cartas o hablaban por mensaje Iris (algo que parecía sorprenderlos cada vez, a pesar de que eran magos), hablaban emocionados de cómo por fin luego de meses las runas habían logrado restaurarse y obtenido otras nuevas, que aseguraban ninguna intrusión como hace un año; Draco tenía que fingir lo emocionado que estaba de volver a Hogwarts.
Realmente extrañaba a sus padres, pero era difícil pensar en volver al colegio de magia.
Algo que había amado cuando era más joven, era tan aburrido ahora. Cuando tenía cinco años la idea de ser un mago como sus padres era fascinante, pero ahora no tanto, ser un semidiós y conocer más de este mundo era su interés ahora.
Su tutor Amos le había estado enseñando durante el último año a usar magia sin varita, que inicialmente había sido un desastre (ocasionalmente seguía siendo terrible convocando cosas que no tenía que ser) ahora era bastante competente sobre cosas que no eran parte del currículum de Hogwarts. Amos le estaba enseñando magia no solamente secreta, sino que era magia que podría utilizar en batalla y como semidiós, no puede evitar estar tentado a inclinarse a esta clase de magia.
Hogwarts no era la mejor institución, aparte de su padrino Snape, la mayoría de profesores les enseñaban cosas aburridas.
Amos era mucho más interesante, un poco extravagante y siempre parecía preocupado por su hermano que nunca estaba cerca y que Draco no conocía; pero mucho mejor maestro que cualquiera que tuvo en su primer año en Hogwarts.
Magia sin varita.
Sin duda era la mejor magia.
Hizo sentir a Draco libre, dado que su madre tuvo que llevarse su varita, estaba acostumbrado ahora a hechizos simples y un poco complejos con solo sus manos; la magia primitiva.
Aunque Amos indicó que era más común utilizar varitas, incluso para los egipcios, Draco aceptó el reto de magia sin esta.
—Buenos días cariño, espero estés emocionado por el último día de clases —habló Sally Jackson radiante cuando llegó a la cocina, Draco aceptó el desayuno de esta con una sonrisa.
Percy un amante de la comida azul siempre obtenía esta comida de su madre, pero Draco se había quejado, diciendo que prefería comida de color verde; la cual era sumamente más fácil de conseguir que la comida azul. Sally se había reído de eso y consiguió un colorante verde poco después, haciendo comida azul para Percy y comida verde para Draco; además siempre le conseguía manzanas verdes porque sabe que las ama.
¿Cómo no amar a esta mujer?
—Percy sigue dormido —habla Draco luego de sentarse en el desayunador, con su plato de panqueques verdes y disfrutando de una bebida nutritiva.
Siempre se despertó temprano a diferencia de Percy, Sally hizo una mueca susurrando sobre su hijo dormilón y Draco solamente siguió con sus pensamientos.
Percy era… Percy.
Su mejor amigo.
Todo el último año había sido una locura, luego de año nuevo Draco le había contado todo a Percy, cuando dice todo, significa todo. El decreto del secreto significaba que Draco no debería hablar sobre el mundo mágico con personas fuera de este, Percy Jackson a pesar de ser un semidiós, no debería saber nada de la magia; ambos mundos deberían estar separados había dicho su madre. Pero gracias al vínculo entre ambos, Draco pensó que lo mejor sería comunicarse con la verdad.
Percy había estado sorprendido, pero aceptando todo con relativa facilidad cuando Draco hizo un poco de magia frente a él.
Aparentemente nada puede realmente sorprenderte luego de saber que eres hijo de un Olímpico y luchar contra un minotauro el mismo día.
Draco estuvo atrapado por ese argumento.
Fue un poco decepcionante la falta de reacción, pero Draco no pudo preocuparse mucho al respecto.
En general nada malo había sucedido, debido a que el mundo mágico y el del Olimpo parecen estar debidamente separados, cualquier ley rota parece no haber incluido a hijos de dioses, supone que debe ser debido a Hécate que forma parte importante de ambos mundos. Draco se siente bien con que su mejor amigo sea parte de su mundo ahora, como de forma completa, un pequeño (gran) secreto por parte de ambos para unir mejor el vínculo.
Claro que nadie más puede saberlo.
Sería peligroso.
Su madre le había advertido sobre eso. Draco se odia por haber traicionado de alguna forma la confianza de su madre, pero no es que pueda tener muchos secretos de Percy con el vínculo, así que se aseguraría de no tener que contar su secreto a nadie.
No debía existir.
Esas palabras en su sueño le hicieron recordar un poco sobre Hades.
Un mago y un Olímpico no podrían estar juntos, al menos que fuera Hécate, pero parece ser que su padre del Olimpo no era la diosa de la magia.
Teme que en el futuro eso podría ser un problema.
Cuando Percy apareció todos pudieron comer un poco de los gofres azules y verdes, Draco noto que Percy parecía casi tan pensativo como él, quiso preguntarle, pero la mirada nerviosa de Sally le hizo entrecerrar la mirada.
Algo oculta.
—¿Te encuentras bien, Percy? —La pregunta de Sally lo desequilibra un poco, antes de masticar viendo curioso a su amigo.
—Sí… perfecto.
Sally se secó las manos y se sentó frente a ellos.
—¿Es el colegio, o es…? —Alguna parte del mundo mitológico que siempre parecía detrás de ellos, aunque escaparan.
Sí.
Draco le gustaría decir que tiene una vida normal, pero sería mentira.
—Creo que Grover está metido en un aprieto —dijo, provocando que Draco escupiera parte de su comida, antes de que el chico comenzara a contar un sueño.
Bueno, era un sueño anormal.
Aun así, Draco lo envidió un poco recordando su propio sueño, que, por algún motivo, no quiso compartir.
No era el momento.
—Yo no me preocuparía, cariño —dijo Sally luciendo tensa, no solía disfrutar mucho hablar de esta clase de cosas que podrían asesinar a alguien—. Grover ya es un sátiro mayor; si hubiese algún problema, estoy segura de que nos habrían avisado desde el campamento… —Draco pensó que le parecía que tensaba los hombros al pronunciar esta última palabra.
—¿Qué ocurre? —preguntó Percy.
Draco siguió masticando un poco su comida.
—Nada. ¿Sabes qué vamos a hacer? Esta tarde iremos a celebrar el fin de curso. Los llevaré a Tyson, Draco y a ti al Rockefeller Center, a esa tienda de monopatines que les gusta tanto.
Eso sonó como música para sus oídos.
Era un lugar muy emocionante, incluso cuando Percy tuvo que ayudarle a aprender a patinar y era muy diferente al Quidditch, Draco disfruto el lugar. Tyson que sigue viviendo con la familia Brown, parecía en mucho mejor estado que cuando lo conocieron hace unos meses viviendo en la calle.
—Un momento —dijo Percy—. Creía que esta tarde íbamos a preparar nuestro equipaje para el campamento—
Ella empezó a estrujar el trapo que tenía entre las manos.
—Ay, cariño, es que… anoche recibí un mensaje de Quirón.
Eso no son buenas noticias.
Quirón era el director de actividades del Campamento Mestizo, y no se habría puesto en contacto con ellos a menos que ocurriese algo muy grave.
—¿Qué te dijo?
—Considera que… ir al campamento ahora mismo podría ser peligroso para ti. Quizá tengamos que aplazarlo.
—¿Aplazarlo? ¿Pero cómo va a ser peligroso, mamá? ¡Yo soy un mestizo! Es el único lugar del mundo seguro para alguien como yo.
—Normalmente sí, cariño. Pero con los problemas que ahora tenemos…
—¿Qué problemas?
—Lo siento, Percy. Lo siento mucho. Iba a contártelo esta tarde, pero ahora no puedo explicártelo del todo. Ni siquiera estoy segura de que Quirón fuese capaz de hacerlo. Ha ocurrido todo tan de repente…
Draco estaba incrédulo, sus padres habían hablado con él la noche anterior sobre el campamento, como todo estaba listo como siempre y Draco no quiso saber la regularidad que su madre utilizaba para hablar con Quirón.
Percy los había escuchado.
Voltea a verlo.
Se encoge un poco.
—Draco va a ir —habla, no como una pregunta, sino una afirmación que no sabe cómo contestar.
—Sí. —Es todo lo que dice Sally, provocando que Percy se levante molesto, antes de ir hacia la puerta molesto.
Bien.
Joder.
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A pesar de verse claramente molesto, Percy lo espera en la salida del edificio, Draco le pasa la mochila que dejó olvidada mientras comienzan a caminar. Tenían que tomar el tren #2, de lo cual se siente orgulloso de saber con tan solo unos meses viviendo en el mundo muggle; puede que a veces se equivocara un poco al respecto, pero la verdad es que ahora podría hacerse pasar por un muggle, lo cual es encantador. Percy ocuparía estar ahí para ayudarlo la mayor parte del tiempo, pero había entrado una vez a un taco bell y hecho su pedido, es algo de lo cual estaba orgulloso.
Claro, la comida rápida no era tan buena como la comida de su mansión.
Pero hay algo en la pizza que es adictivo.
—Seguramente todo se solucionará —intenta aplacarlo Draco, pero por la forma en que Percy hace un puchero, supone que no será fácil.
—Solo, cállate.
Draco aprovecha un momento cuando pasan por una máquina de bebidas (siempre se siente orgulloso de haber controlado el uso de semejantes máquinas de comida que aparentemente no te quieren asesinar), donde consigue una coca cola de sabor cereza, que Percy acepta a regañadientes mientras esperan el tren y Draco toma su Dr Pepper.
El día sería bastante largo, pero eliminando la parte de sueños extraños por parte de ambos, empezó de un modo normal, o por lo menos tan normal como puede serlo en la Escuela Preparatoria Meriwether. Ya saben, esa escuela «progresista» del centro de Manhattan, lo que significa que tienen que sentarse en grandes pufs, no en pupitres, que no les ponen notas y que los profesores llevan tejanos y camisetas de rock, lo cual parece genial.
Percy disfruta bastante del género Rock, lo cual es divertido, porque Draco a veces era un gran defensor de Taylor Swift; no es su culpa que el primer género musical que le presentaran aparte de la música clásica fuera la hermosa chica de cabello rubio que canta como un dios.
Tiene que ser hija de Apolo.
Está seguro.
Draco padece según los muggles de THDA, Trastorno Hiperactivo por Déficit de Atención, y además es disléxico, como la mayoría de los mestizos. Para su suerte, madre siempre suele enviarle lentes hechizados para poder leer, lo cual hace que Percy lo moleste hasta que también le dan unos a él; con runas especiales y hechos a la medida, así ambos pueden leer los libros sin dificultad.
Percy sigue siendo un pésimo estudiante en su mayoría.
Pero Draco destaca mucho aún entre los muggles.
Irónico.
Lo único que Meriwether tenía de malo era que los profesores siempre se concentraban en el lado más brillante y positivo de las cosas. Mientras que los alumnos… bueno, no siempre resultaban tan brillantes.
Pongamos por caso la primera clase de aquel día, la de inglés. Todo el colegio había leído ese libro titulado "El señor de las moscas", en el que un grupo de chicos quedan atrapados en una isla y acaban chalados. Así pues, como examen final, los profesores les enviaron al patio de recreo y estuvieron allí una hora sin la supervisión de ningún adulto para ver qué pasaba. Y lo que pasó fue que se armó un concurso de collejas entre los alumnos de séptimo y octavo curso, además de dos peleas a pedradas y un partido de baloncesto con placajes de rugby. El matón del colegio, Matt Sloan, dirigió la mayor parte de las actividades bélicas.
Sloan no era grandullón ni muy fuerte, pero actuaba como si lo fuera. Tenía ojos de perro rabioso y un pelo oscuro y desgreñado; siempre llevaba ropa cara, aunque muy descuidada, como si quisiera demostrar a todo el mundo que el dinero de su familia le traía sin cuidado. Tenía mellado uno de sus incisivos desde el día que condujo sin permiso el Porsche de su padre para dar una vuelta y chocó con una señal de «ATENCIÓN: NIÑOS — REDUZCA LA VELOCIDAD».
Draco por mucho que lo odiara, puede ver como Sloan se parece un poco a como había sido Draco en su primer año en Hogwarts.
Debe ser por eso que Sloan no lo odia, para incredulidad de Percy, en realidad Draco sabe cómo manejar al matón.
—Hey Draco —saluda Sloan cuando pasa, chocando de forma notoria a Percy que se queja y hace a Draco suspirar.
Lo ha intentado, pero, aunque ha hablado con el chico, este no parece dispuesto a dejar de molestar a Percy o peor aún, a Tyson.
—Matt reduce la velocidad. —Es todo lo que dice, pero el chico se ríe antes de seguir su camino.
Percy refunfuñó que no entendía como Draco podía ser popular y en su lugar se limitó a ignorarlo para anotar algunas cosas, debido a que las clases eran tan sencillas, estaba utilizando todo su tiempo libre para sus trabajos para el próximo año en Hogwarts.
Amos había hecho sus exámenes de práctica indicando que estaba listo, pero, aun así, tendría que irse una semana antes que iniciara el tercer año de Hogwarts para hacer los exámenes de segundo año que le darían un indicador a los profesores de su actitud académica.
Tyson se acercó a ellos luciendo emocionado, Percy chocó los cinco con él.
Draco esquivó la mirada soñadora de Jennifer, era la chica popular del salón que parecía emocionada con salir con Draco por algún motivo. Percy diría que ser rubio, inglés y tener ese estúpido acento era suficiente para cautivar a una niña descerebrada; Draco quiso opinar que al menos Jennifer tenía buen gusto.
El único problema, Draco no le gustaba.
Ni siquiera era porque fuera muggle, simplemente no le atraía en absoluto.
Cuando terminó la hora, el profesor de inglés, el señor De Milo, salió a inspeccionar los resultados de la carnicería. Sentenció que habíamos entendido El señor de las moscas a la perfección. Estaban todos aprobados. Y nunca, dijo, nunca debíamos convertirse en personas violentas. Matt Sloan asintió con seriedad y luego le lanzó a Percy una sonrisa burlona con su diente mellado.
Para que dejara de sollozar, Percy tuvo que prometerle a Tyson que a la hora del almuerzo le compraría un sándwich extra de mantequilla de cacahuete.
—¿Soy… un monstruo? —Parecía convencido de eso.
Incluso en el campamento mestizo, Tyson destacaba como otros niños no lo eran.
—No —lo tranquilizo Percy, apretando los dientes—. El único monstruo que hay aquí es Matt Sloan.
Tyson se sorbió los mocos.
Draco solo suspiró, pensando que, en este caso, Percy probablemente pensaría que el Draco de primer año también era un monstruo.
Tal vez se llevaría bien con Potter.
Odia ese pensamiento.
Como si Percy y Potter no pudieran existir en el mismo ambiente, después de todo Potter dejó claro que pensaba de Draco y por el otro, Percy de alguna manera era suyo.
Su mejor amigo.
Ellos nunca convivirían juntos, no hay razón o fuerza alguna que los uniera, ya que ambos panteones están separados.
¿Verdad?
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Luego del examen de ciencias y sociales, donde Percy tenía una foto de Annabeth que se ganó un poco de burlas de Draco como siempre que la sacaba o hablaba a solas con la chica en su cuarto, Percy se dirigió a gimnasia con Tyson. Draco hace tiempo que había logrado cambiar las aburridas clases de gimnasia por una optativa de música, lo cual no era una sorpresa, ya que había aprendido gracias a su madre a tocar el piano y violín desde niño.
Percy y Draco meditaron mucho tiempo sobre ser hijo de Apolo, pero este nunca lo reclamó y parecía ser de los pocos dioses que reclamaba fácilmente a sus hijos.
Así que no.
El talento de Draco por ambos instrumentos era solo suyo.
Muchas gracias.
Jennifer, para su desgracia, era buena en la flauta traversa y por eso también participaba en las clases de música en el colegio. Había una banda, de la cual Draco se había salvado de participar por muy poco, pero en general ayudaba un poco con el violín para saltar sus clases de gimnasia.
—Tal vez deberíamos hacer un dueto —habla Jennifer, moviendo sus largas cejas de color castaño como el resto de su cabellera larga; tiene unos ojos casi color ámbar y en general es la típica chica que suele molestar a Percy.
Se pregunta porque no lo molestan a él.
Al menos por resultado de su amistad con Percy.
Draco suele hablar en nombre de su amigo, pero Percy parece convencido de que puede manejarlo solo y Draco solamente da un paso atrás para dejarlo meterse en problemas. Puede que Percy tenga sus propias peleas, pero eso no signifique entonces que Draco debe agradarle personas como Jennifer o Matt, quienes parecen encantados como él.
Ojalá así fuera el campamento mestizo.
Clarisse es una perra.
—No estoy interesado —habla mientras comienza a afinar el violín de la escuela, le gustaría traer el suyo, pero está en medio de la mansión Malfoy por ahora.
Jennifer hace un puchero, no se ve ni la mitad de linda que Percy.
—No deberías juntarte siempre con ese chico Jackson y el gigantón, te he dicho todo el año que puedes sentarte a mi lado.
—No estoy interesado.
Jennifer se cruza de brazos cuando el profesor de música aparece, con una camiseta de alguna banda de rock que le gustaría a Percy. Faltan algunos niños, así que Draco se limita a practicar algunas partituras, está casi aburrido, mientras Jennifer sigue intentando llamar su atención sin éxito aparente.
Hay un descanso mientras Draco comienza a sentirse inquieto.
No él.
Percy.
Su mirada se entrecierra peligrosamente.
¿Qué está pasando?
—Sabes, Samantha dijo que iniciaría un rumor. —Parece que Jennifer no se cansa, pero Draco intenta averiguar qué pasaba con Percy para estar inquieto—. Dice que te gusta ese chico Jackson, que en realidad te gustan los chicos —añade con mirada prepotente, como si estuviera cansada de ser rechazada.
Deja de prestarle atención a Percy, que se vuelve cada vez más inquieto y voltea a ver a Jennifer.
Un momento.
—¿Qué quieres decir? —cuestiona incrédulo, pero Jennifer levanta un poco el mentón, casi dolida.
—Pensé que era ridículo, eres el chico más popular, pero siempre estás con Jackson y te sonrojas cuando hablas a veces con él; no me volteas a ver, cuando soy la chica más popular de nuestro año.
Ridícula y molesta.
Draco toma aire contando hasta 10.
—Tal vez sea porque no me gustas, que le gustes a todos, no significa que yo soy igual —gruñe con molestia y Jennifer parece dolida.
—Entonces dices que no te gusta Jackson. —Lo está retando.
Debería decir, no, no me gusta Percy Jackson y es su mejor amigo.
Pero algo se atasca en su garganta antes que lo diga.
No es que fuera malo, tiene un pequeño crush en Percy, no hay nada malo con eso, había tenido un crush masivo con Blaise en su primer año en Hogwarts y eso no significo nada. Draco no hizo nada raro al respecto, simplemente admiró al chico moreno a su lado y simplemente fueron amigos, era normal sentir un poco de cariño por tus seres cercanos que además eran atractivos, eso no significaba que fuera algo malo.
Tampoco tenía que enamorarse de esta niña solo porque estaba resentida con él por no verla como otros.
¿Tiene algo de malo que no le gustara ninguna chica hasta ahora?
No.
Tal vez.
Estaba claro que tendría que casarse eventualmente con una chica, era el heredero Malfoy y como heredero tiene responsabilidades. Simplemente, nunca pensó en ver a otra chica, porque sus padres terminarían eligiendo probablemente a su prometida, esto era la norma entre los de sangre pura. De hecho, en su primer año, en Slytherin todos estaban acostumbrados e incluso algunos de años superiores ya tenían a sus prometidos seleccionados.
Tampoco es anormal que le atraigan un poco los hombres.
En la mitología griega siempre eran comunes esta clase de prácticas, Draco simplemente no le prestó atención.
Pero al ver a Jennifer mirarlo con ojos casi llorosos, mientras intenta pensar si en algún momento alguna chica le gusto, comienza a sentirse un poco inquieto. Tal vez es normal que no le atraigan las chicas, es normal que los niños vean a las chicas como algo molesto, aunque casi con 13 años puede que eso cambie.
Percy había estado interesado en Annabeth casi de inmediato.
Solo le pareció algo molesto, pero está bien.
¿Verdad?
—Yo… —No está seguro si pueda decir algo en su defensa, pero un sonido de explosión lo hizo saltar alterado, junto con el pánico de Percy en su interior por el vínculo.
—¿Qué fue eso? —dice Jennifer confundida, pero Draco la ignora antes de salir corriendo.
Joder.
En serio Jackson.
Un día tranquilo, solo uno a final de año es todo lo que pedía.
Había gente gritando, humo, fuego que nadie parecía ver y Draco supuso que así era como terminaría su año escolar. Tyson estaba en el suelo luciendo cansado, Percy estaba en el suelo y Annabeth parecía haber llegado de la nada, esta volteo a verlo con una sonrisa divertida con una mochila andrajosa sobre su hombro.
—Hola, peli teñido. —Era una burla, una que Draco no aceptaría de alguien que no fuera su amigo.
Annabeth lo era.
—Rubia oxigenada. —Es todo lo que dice, alegre de verla nuevamente.
Aunque al ver el desastre en este lugar, supuso que la alegría no sería mucha por ahora, hay que correr.
Como siempre.
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Hay un caos en el lugar, Annabeth parece saber un poco sobre Tyson, pero no está del todo conforme si las miradas que le lanza son de total desconfianza; incluso peores que las que Draco recibió la primera vez que se encontraron. Percy parecía intentar convencerla de que era una buena persona, pero Annabeth parece un perro rabioso que hace a Draco dividirse contra ella durante el viaje; Percy parece triste al respecto.
Annabeth parecía preocupada por los sueños de Percy con Glover y sería un gran momento para indicar sobre sus sueños, pero por algún motivo no puede.
Porque el campamento parece en peligro.
—El campamento —dijo por fin—. Hay graves problemas en el campamento.
—¡Mi madre me ha dicho lo mismo! ¿Pero qué clase de problemas?
—No lo sé con exactitud, pero algo no va bien. Tenemos que llegar allí cuanto antes. Desde que salí de Virginia se han perseguido monstruos intentando detenerme. ¿Tú has sufrido muchos ataques?
Draco y Percy comparten una mirada recordando lo sucedido en sus vacaciones de Navidad.
—Solo uno.
—¿Uno? ¿Pero cómo…? —Se volvió hacia Tyson—. Ah.
—¿Qué significa «ah»?
No contestó, en su lugar, aparentemente pensó que era mejor viajar en el carro de la condenación. Draco quiso señalar el igual del autobús noctámbulo, pero no pudo hacerlo, ya que era solo para magos; y no tenía su varita.
Viajaban en lo que era un taxi, de acuerdo, pero a diferencia de cualquier otro taxi de Nueva York no era amarillo, sino de un gris ahumado. Parecía como si estuviese formado por humo, como si pudieras atravesarlo. Tenía unas palabras escritas en la puerta —algo como HREMNAS SIGRS— El cristal de la ventanilla del copiloto se bajó y una vieja sacó la cabeza. Unas greñas grisáceas le cubrían los ojos, hablaba raro, farfullando entre dientes, como si acabara de meterse un chute de novocaína.
No querían llevar a Tyson, pero gracias a un poco de soborno y el maravilloso idioma del dinero, fue mucho más fácil.
El interior también era de un gris ahumado, pero parecía bastante sólido; el asiento estaba rajado y lleno de bultos, o sea que no era muy diferente de la mayoría de los taxis. No había un panel de plexiglás que nos separase tres ancianas. Tres las que se apretujaban en el asiento delantero, cada una con el pelo grasiento cubriéndole los ojos, con manos sarmentosas y vestidos de arpillera gris.
—¡Long Island! —dijo la que conducía—. ¡Bono por circular fuera del área metropolitana! ¡Ja!
Pisó el acelerador y vio como Percy golpeó la cabeza con el respaldo. Por los altavoces sonó una voz grabada:
«Hola, soy Ganímedes, el copero de Zeus, y cuando salgo para comprarle vino al Señor de los Cielos, ¡siempre me abrochó el cinturón!»
El viaje fue un caos.
Percy convenció a las viejas que le dijeran algo.
Tyson vomitó sobre Draco.
Sí.
Nunca volvería a viajar en este transporte, ya que las tres señoras simplemente lo ignoraron como si no existiera.
.
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Luego de escapar de una manada de toros, porque definitivamente Draco ocupaba escapar de una patrulla con vómito en su ropa, además de planear el asesinato de Tyson; llegaron al campamento. Ignorando que tuvieron que ayudar a Clarisse, que ahora Draco tiene un corte en su brazo debido a la lucha de toros y que aparentemente hay un nuevo director de actividades.
Tántalo.
Y que habían despedido a Quirón.
Joder.
Además, el árbol del campamento mestizo, aquel que perteneció a Thalia, una de las hijas de Zeus, que ya saben, no deberían existir como Percy, estaba siendo envenenado.
Joder x2, esa frase se la enseño Percy y no pudo sentirse más adecuada en este momento.
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Volver a la cabaña de Hermes no era tan malo, es un poco como volver al departamento de la familia Jackson, es un poco como volver a casa. Después de la obvia traición de Luke ahora hay otro líder de cabaña, no sabe si fue idea de Quirón, pero ver a los hermanos Stoll como líderes fue un poco inquietante; es como ver a los gemelos Weasley, pero peor. Hay algunos campistas que no regresaron este año, así que cuando se le ha asignado una cama, Draco se encuentra ligeramente sorprendido. El chico a su lado es Cecil Markowitz que tiene la misma edad que Will y en varias ocasiones los había visto juntos en el verano pasado.
Este saluda.
Draco le da un asentimiento sin importancia.
Según había escuchado de Percy que fue hablar con Quirón, les enviarían las maletas en algún momento y no es como si tristemente no hubiera utilizado antes ropa usada de este lugar. Quiso hablar con Quirón, pero aparte de una leve despedida, fue atacado por alguien más.
Lavender.
La chica también estaba en la cabaña de Hermes, pero más que todo debido a la falta de cabaña de Hécate que por su falta de reclamo. Debido a que aún había algunos espacios, la chica obtuvo una cama sobre la suya y presentó emocionada a una amiga de ella, que hizo antes que llegara Draco.
Lou Ellen.
Con el cabello negro y ojos verde claro, la chica parecía divertida sobre la cama de Cecil.
—Tenemos que hablar. —No le dejó casi instalarse, pero sí le dejó tomar un baño debido al vómito de Tyson.
Lavender habló sobre el asunto de segundo año, que hablaba sobre el príncipe de Slytherin, algo sobre un basilisco y como Ginny Weasley, además de Harry Potter, se vieron de alguna forma involucrados. Probablemente, lo que dijo sonaba ridículo para cualquiera, pero aquí estaban, dos magos dentro de un campamento de semidioses y eso podría ser el mejor hecho para creer a los demás.
Bueno, Harry Potter se metió en una aventura.
No sonaba tan genial como el año pasado.
De hecho, una parte de Draco llegó a compadecerlo y alegrarse de no estar en Hogwarts.
—Espero tener un verano tranquilo. —Fue todo lo que dijo a una confundida Lavender, esperando que este verano fuera normal.
Aunque con la partida de Quirón y un nuevo director, no pudo esperar mucho.
Al menos estaban tratando mal a Clarisse, lo cual puede sonar como si fuera el más grande idiota, pero luego que la chica te lance una cantidad descomunal de veces contra un basurero, se le permite a Draco ser un poco rencoroso.
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Tántalo era un idiota.
Lavender temblaba a su lado aterrada de ese imbécil.
Tyson fue reclamado por Poseidón.
Sí, fue un excelente primer día en el campamento mestizo.
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—Me siento tan mal por esto.
—Percy, créeme si hay alguien a quien no puedes mentir es a mí, sé que estás avergonzado y está bien.
—Claro que no, Tyson ha sido su amigo todo este año, no debería avergonzarme de él.
—Pero lo haces y mientras más rápido lo aceptes, más rápido lo superas.
Esto de ser consejero no ayuda mucho, Draco se encontraba puliendo un poco su lanza, mientras miraba de reojo como Lavender intentaba charlar con Annabeth, que parecía algo reticente con la hija de Hécate. Tyson parecía emocionado viendo a la nada, lo cual hizo que Annabeth le lanzara miradas más desconfiadas a este.
Un mal preludio.
—¡No es mi hermano de verdad! —protestaba Percy en voz baja—. Es más bien un hermanastro del lado monstruoso de la familia, como un hermanastro de segundo grado… o algo así. —Parecía tan acomplejado que era casi gracioso.
No lo era del todo.
Percy le gustaba encajar, no le había hablado mucho sobre su anterior padrastro, pero aparentemente toda la vida había simplemente no encajado con los demás y ahora que estaba en el campamento quiso hacerlo; no solo eso, el año pasado había quedado como un héroe por terminar una misión.
Pero ahora con Tyson… parecía volver a como era antes.
Un desadaptado.
Quisiera que Annabeth viniera y lo sacara de su miseria, parecía feliz cuando le había comentado sobre la estúpida carrera de coches y que pudieran participar. Ambos habían volteado a verlo, pero Draco se excusó diciendo que prefería pasar tiempo con Lavender que una carrera mortal; su nuevo director podría chuparle la polla antes que participara.
Tampoco quería estar en el mismo grupo que Annabeth y Percy, eran un gran dúo, pero parecía algo tenso alrededor de ellos últimamente.
—Tyson es tu hermano. —Percy estaba a punto de reprochar sus palabras, pero Draco lo empujó para que se detuviera—. Lo hemos conocido, no es tan malo, no dejes que te importe lo que otros dicen.
—No quiero que sea mi hermano. —Sí, el puchero de Jackson era lindo.
Draco quiso arrancarse esos pensamientos, recordando las palabras de Jennifer y sintiéndose inquieto por su significado.
—No lo veas como un cíclope.
—Es un cíclope.
—Tal vez, pero tal vez solo tienes que verlo como Tyson. —Percy voltea a verlo levemente sorprendido, por lo cual Draco sonríe—. No un cíclope, no un hijo de Poseidón, no un medio hermano… solo Tyson.
Se pregunta si él recuerda esas palabras, cuando hace varios meses lo llamó así, solo Draco, no Draco Malfoy, no Malfoy.
Solo Draco.
Por la leve sonrisa en el rostro de su amigo, supone que sí lo recuerda.
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Draco está recogiendo fresas con Will y Lavender, charlando sobre las propiedades de un buen shampoo con acondicionador en tu rutina de cuidado de cabello, cuando Percy llega furioso a su lado. No sería tan malo, si Annabeth no llegara de la misma forma, como si ambos compitieran por algo.
Annabeth fue más rápida.
Se sintió confundido cuando Annabeth literalmente lo acaparó.
—Bien, ve a trabajar con ese monstruo, yo me quedó con Draco —chilló Annabeth antes de arrastrarlo.
Percy los vio como si lo hubieran traicionado.
Draco se quedó sumamente confundido.
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Annabeth y Percy habían discutido, algo que probablemente animaría a Draco de forma mezquina, si no fuera porque en lugar de quedar en el equipo Percy, término en el equipo Annabeth. Lavender parecía encantada con Will o Lou, así que no parecía tener problemas con no estar todo el tiempo con él; también siempre solía escabullirse a la cabaña de Afrodita. Al parecer sus dos amigos habían discutido por Tyson, Percy había abandonado la idea de participar al lado de Annabeth en la carrera de coches que anteriormente había sido cancelada, solo porque tienen un nuevo director… y Dionisio es un inútil.
La rubia parecía molesta.
Draco sabiamente no dijo nada.
No era un arquitecto como Annabeth, así que solamente pudo proponer ideas y tristemente ayudar como mano de obra pesada. Quiso utilizar magia, pero sería demasiado evidente y por eso todo era a mano; bajo la cruel instrucción de Annabeth.
Era una tirana.
—No se deben confiar en los cíclopes. —Es todo lo que ella diría cuando le preguntó por qué su odio a Tyson.
Sí.
Eso sonaba mucho a traumas de la infancia creados por algún motivo.
—Tyson es agradable.
—No tú también Draco.
Bien mejor cambio de planes, un enfoque más sutil.
—¿Recuerdas cómo me odiabas al inicio? —Annabeth se puso tensa junto al coche que estaban creando, sus manos parecían tensas y su rostro algo pensativo—. Era un idiota, tu una sabelotodo, pero al final logramos llevarnos bien; no puedo asegurar nada ahora, pero sé que si le das una oportunidad Tyson te agradará.
—Tú no lo entiendes —dice con voz triste, Draco la ve expectante sin esperar que ella no le diga más.
Lo hace.
Susurra su historia, con Luke y Thalia, con la mirada en blanco, pero por algún motivo.
Fue como si Draco sintiera dentro de él una terrible tristeza, que claramente no era solo suya.
Se quedó pensativo, ninguno dijo mucho después de eso.
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¿Acaso podría tener otro vínculo?
Draco había pensado mucho sobre el tema luego de que Annabeth le dijera aquella historia, al igual que con Percy, fue como si algo dentro de él se sintiera y no fuera suyo, pero tampoco de Percy. No es que se volviera a repetir durante el día, solamente había sido un vago momento donde parecía que su amiga tenía una emoción bastante fuerte; durante el resto del día solo había sentido la incomodidad notoria de Percy por la discusión con su amiga.
El problema de eso.
Draco estaba en el medio.
—Me siento como en medio de dos padres que están por divorciarse —gruñe Draco en medio del mensaje Iris, al tiempo que Sally Jackson lo mira desde el otro lado, parece estar horneando galletas y Draco casi se ve tentado a decirle que les envié un poco por mensajería.
O una lechuza.
—Ambos son un poco tercos, aunque es adorable como Percy hablaba de esa niña, me encantaría conocerla —habla la mujer como si estuviera analizando a su futura nuera.
Draco quisiera odiarlo, pero tiene problemas mayores.
—Lo peor es que ahora que Annabeth me reclutó para la carrera, ahora Percy parece resentido porque no paso tiempo con él —gimotea con ambas manos contra su rostro.
Nunca pensó que extrañaría tanto como Annabeth y Percy siempre estaban juntos, usualmente siempre estaban ambos con Draco, pero ahora que ambos están discutiendo, bueno, Draco odia sentirse dividido por ambos.
Ama su tiempo a solas.
Disfruta también conocer los chismes de Lavender, quien le recuerda un poco a la propia Pansy sobre qué clase de rumores puede tener alguien. Aunque Percy sabe sobre todo el asunto de magos, nadie sabe que Percy sabe, incluyendo a Lavender, así que no puede hablar sobre el asunto de Hogwarts cuando Percy pasa tiempo con él o frente a otros.
Es complicado.
Draco extraña no estar en vacaciones.
—Y veo que no estás feliz por eso —señala la mujer dándole una mirada curiosa, a lo cual Draco levanta el rostro incrédulo de no entender por qué ella pensaría que estaría feliz por eso—. Siempre te ha gustado acaparar un poco la atención de Percy —añade con un ligero encogimiento de hombros, que provoca que Draco se ponga tenso.
Recuerda las palabras de Jennifer hace algunos días.
No.
No puede ser obvio.
No es que tenga nada porqué ser obvio.
No le gusta Percy Jackson.
No de esa forma, al menos.
—Percy es mi mejor amigo, solo eso. —Parece como si quisiera convencer a alguien, por el rostro de Sally, no parece que fuera convincente para ella.
O para él.
—Cariño, no te preocupes por Percy y Annabeth, solo sé un buen amigo para ambos, solo ocupan un poco de tiempo; toda relación, incluso los amigos, tienen pequeñas peleas todo el tiempo. —Su voz es suave y tranquilizadora, Draco quiere pensar que tiene razón—. Si mal no recuerdo la semana pasada te peleaste con Percy por una barra de kit-kat.
—Era mi chocolate.
—Mi punto.
—Esto parece un poco más grave —susurra para sí mismo, pero Sally solamente sonríe diciendo que todo estará bien, que es la intuición de una madre.
Cuando la llamada se corta, Draco se queda viendo el pequeño chorro de agua, preguntándose si había estado mal el no llamar a su verdadera madre en lugar de Sally. Narcisa estaba tan emocionada porque pronto volvería y Draco se encontraba cada vez más inquieto con el deseo de no regresar.
Se sintió mal.
Temía que llamara a su madre y ella se diera cuenta con solo verlo de sus pensamientos, en cambio, Sally no lo juzgaría.
—Draco. —El nombre en los labios de Percy lo hizo saltar cuando su amigo llegó luciendo cansado—. Te estaba buscando, es hora de nuestra clase de equitación con Silena. —Mientras este lo arrastraba, pudo ver a lo lejos a Annabeth luciendo molesta con Percy.
Este le miraba como si hubiera ganado.
Draco no sabe qué sentir al respecto de esta competencia, la atención de Percy sobre él no era como había querido y la de Annabeth tampoco.
Rayos.
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Silena Beauregard, una de las chicas más hermosas de la cabaña de Afrodita, les dio su primera lección para montar un Pegaso. Les explicó que solo había un caballo alado inmortal llamado Pegaso, que vagaba aún en libertad por los cielos, pero que en el curso de los eones había ido engendrando un montón de hijos. Ninguno era tan veloz ni tan heroico como él, más todos llevaban su nombre glorioso. Percy parecía inicialmente reticente ante la idea de ir por los aires, a diferencia de Draco que pensaba que sería emocionante la idea de hacer algo levemente similar al quidditch.
Ambos estaban en el cielo.
Y dado que Draco dudaba que fuera hijo de Poseidón, no debería tenerle miedo al cielo.
¿Verdad?
Pensó que era injusto que Percy fuera el hijo del dios que creó a los caballos y pudiera captar sus pensamientos.
Muy injusto.
Ignorando como Tyson no se pudo acercar a los caballos, este no parecía del todo mal con Beckendorf el hijo de Hefesto; algo sobre cíclopes trabajando en forjas. Lo había conocido en vacaciones de Navidad y parece que el hijo de Hefesto tiene talento con el medio hermano de Tyson.
Eso significa.
Clases libres para ellos con Pegasus.
—Este chico es asombroso —dice Draco con el mentón en alto mientras trota en el suelo con un Pegaso totalmente de color blanco y crin de tonos ligeramente rubios.
Era el ejemplo perfecto de lo que debe ser un Pegaso.
Bello.
Digno de Draco.
Percy soltó una risa.
—Es una chica. —Parece que el caballo se había quejado, Draco hizo un puchero—. Su nombre es Aurora. —El caballo levanta el mentón de forma prepotente y todo lo que Draco puede pensar es: Perfecta.
Está enamorado.
—Aurora, eres el animal más hermoso que he visto en toda mi vida, estos campesinos no saben aprovechar la belleza de tu esplendor —alaba Draco acariciando la crin del caballo.
Percy escucha un momento a esta bufar cosas, que Draco no entiende, pero por el rostro levemente contraído de Percy, este sí parece entenderle.
—Joder, ella también está encantada contigo, sin duda son tal para cual —susurra este.
Draco lo ignora cuando Silena les da la opción de alzar el vuelo y… es perfecto. No es Quidditch, Draco aún tiene una afinidad indudable por estar sobre una escoba en lugar de un ser vivo, pero el Pegaso Aurora era bastante increíble cuando alzaba el vuelo. Percy parecía un poco más incómodo sobrevolando por bajo, pero Draco prácticamente dejó que Aurora demostrara lo alto que podría llegar con facilidad.
Su control era impresionante.
Mucho más firme que la escoba, pero más impredecible.
Volar nuevamente hizo una sonrisa en el rostro de Draco, el cielo, sin duda, era sorprendente.
Cada día después de eso, se aseguró de pasar por los establos para darle una manzana verde extra a Aurora, que también eran sus favoritas como Draco.
Como no amar a semejante yegua.
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No solo trabajaba en la construcción del coche de carreras, había que entrenar con los chicos de la cabaña Apolo; Lavender parecía reticente a unirse, pero Percy y Draco lograron arrastrarla. Draco comenzó a notar horrorizado que la chica comenzaba hacer amistades en la cabaña de Afrodita, lo cual significaba que era cuestión de tiempo antes que obtuviera todos los chismes del campamento. Percy era un gran espadachín, Draco había mejorado en el uso de la lanza, pero sigue sin poder ganarle a su amigo; pero nota animado que ha comenzado a dar una verdadera batalla a los otros campistas que hace un año siempre lo hicieron paliza.
Percy tenía talento.
El mejor en 100 años (no quiso pensar en cómo Potter era el volador más joven, también en casi un siglo para no vomitar), lo comparaban con Luke todo el tiempo y Percy siempre pareció molesto al respecto.
En artes y oficios, Percy había empezado un busto de mármol de Poseidón, pero como cada vez se parecía más a Sylvester Stallone, acabó dejándolo.
Draco, por otro lado, estaba emocionado con la idea de una estatua de dragón y Lavender hizo una pequeña casa riéndose mientras Tyson destruía un poco la arcilla. A diferencia de Percy que era medio hermano de Tyson, nadie parecía molestar a Draco o Lavender por reunirse con Tyson.
Hipócritas quiso decir, pero sabe bien pelear sus batallas.
Percy lo reto a la pared de escalada.
Casi se quema el cabello.
Pero al menos ha mejorado un poco para no morir en el intento.
Dejando de lado los extraños e inquietantes sueños de Percy al respecto de Grover con un vestido de novia, todo fue tranquilo, al menos por unos días. Draco no quiso pensar en sus propios sueños, usualmente oscuros, donde había una gran cantidad de hilos de colores a su alrededor, donde una voz susurraba que pronto cortaría uno por uno, destruyéndolo de forma definitiva.
Sí.
Un sueño encantador.
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La mañana de la carrera hacía calor y mucha humedad. Una niebla baja se deslizaba pegada al suelo como vapor de sauna. En los árboles se habían posado miles de pájaros que Draco pensó que eran algo familiares: gruesas palomas blancas y gris, aunque no emitían el arrullo típico de su especie, sino una especie de chirrido metálico que recordaba al sonar de un submarino.
La pista de la carrera había sido trazada en un prado de hierba situado entre el campo de tiro y los bosques. La cabaña de Hefesto había utilizado los toros de bronce, domesticados por completo desde que les habían machacado la cabeza, para aplanar una pista oval en cuestión de minutos. Había gradas de piedra para los espectadores: Tántalo, los sátiros, algunas ninfas y todos los campistas que no participaban. El señor D no apareció. Nunca se levantaba antes de las diez de la mañana.
Draco se puso al lado de Annabeth nervioso.
Tenía un mal presentimiento.
—¡Muy bien! —anunció Tántalo cuando los equipos empezaron a congregarse en la pista. Una náyade le había traído un gran plato de pasteles de hojaldre y, mientras hablaba, su mano derecha perseguía un palo de nata y chocolate por la mesa de los jueces—. Ya conocen las reglas: una pista de cuatrocientos metros, dos vueltas para ganar y dos caballos por carro. Cada equipo consta de un conductor y un guerrero. Las armas están permitidas y es de esperar que haya juego sucio. ¡Pero traten de no matar a nadie! —Tántalo les sonrió como si fuéramos unos chicos traviesos—. Cualquier muerte tendrá un severo castigo. ¡Una semana sin malvaviscos con chocolate en la hoguera del campamento! ¡Y ahora, a los carros!
Beckendorf, el líder del equipo de Hefesto, se dirigió a la pista. El suyo era un prototipo hecho de hierro y bronce, incluidos los caballos, que eran autómatas mágicos como los toros de Cólquide. No tenía la menor duda de que aquel carro albergaba toda clase de trampas mecánicas y más prestaciones que un Maserati con todos sus complementos.
Del carro de Ares, color rojo sangre, tiraban dos horripilantes esqueletos de caballo. Clarisse subió con jabalinas, bolas con púas, abrojos metálicos, de esos que siempre caen con la punta hacia arriba, y un montón más de cacharros muy chungos.
El carro de Apolo, elegante y en perfecto estado, era todo de oro y lo tiraban dos hermosos palominos de pelaje dorado, cola y crin blanca. Su guerrero estaba armado con un arco, aunque había prometido que no dispararía flechas normales a los conductores rivales.
El carro de Hermes era verde y tenía un aire anticuado, como si no hubiese salido del garaje en años. No parecía tener nada de especial, pero lo manejaban los hermanos Stoll y Draco temblaba solo de pensar en las jugarretas que debían de haber planeado.
—Quiere distraernos —gruñe Annabeth sujetándolo, mientras Percy contaba la historia de sus sueños de Grover.
Duda que sea una distracción.
No es como si pudieran controlar sus sueños.
El propio Draco tiene sueños en la oscuridad como si alguien lo estuviera observando, pero no los ha dicho y puede confiar en que Percy no miente; lo diría el vínculo.
Cuando Annabeth lo arrastra y Percy se va hecho una furia, intenta explicarlo.
—No creo que mienta, no se siente falso. —Pero Annabeth solamente se ve furiosa.
—Lo defiendes.
—Es el vínculo, lo sé, no miente- —Y aunque Draco no diga nada, luego de sentir una fuerte oleada de culpa, puede casi asegurar que no solo está vinculado con Percy.
Esta culpa viene de Annabeth.
Dos vínculos.
Traga saliva queriendo no por primera vez en días, que Quirón no se hubiera marchado, tiene la idea de que este sabe más sobre su vínculo con Percy (y ahora Annabeth) del que quiso explicarlo. Draco solamente espera que, al igual que el vínculo con Percy, todo lo que sea esto con Annabeth no termine siendo algo demasiado complicado.
Quiso decirlo antes a Annabeth, pero tiene nervios de qué significa esto.
—Ahora es la carrera, hablaremos después de Grover —dice la chica con tensión, a lo cual Draco solo suspira.
Y pensar que hace un año, era él quien era el terco de este grupo.
Mientras los carros se alineaban, en el bosque se iban reuniendo más palomas de ojos relucientes. Chillaban tanto que los campistas de la tribuna empezaron a mirar nerviosamente los árboles, que temblaban bajo el peso de tantos pájaros. Tántalo no parecía preocupado, pero tuvo que levantar la voz para hacerse oír entre aquel bullicio.
—¡Aurigas! —gritó—. ¡A sus marcas!
Draco miró a los pájaros confundido, sintiendo que había visto a estos, pero no recordaba dónde… oh… oh no.
—Annabeth. —Volteó a verla, pero ella parece ver la pista con seriedad—. Estamos en problemas —susurra, pero cualquier cosa que iba a decir.
Queda en su garganta.
Se sujeta con fuerza del coche, porque la carrera se ha activado y Annabeth no tiene tiempo para perder. Los carros cobraron vida con estruendo. Los cascos retumbaron sobre la tierra y la multitud estalló en gritos y vítores.
Casi de inmediato se oyó un estrépito muy chungo. Volteó atrás justo a tiempo de ver cómo volcaba el carro de Apolo; el de Hermes lo había embestido; tal vez sin querer, o tal vez no. Sus ocupantes habían saltado, pero los caballos, aterrorizados, siguieron arrastrando el carro de oro y cruzando la pista en diagonal. Travis y Connor Stoll, los del Hermes, se regocijaron de su buena suerte. Pero no por mucho tiempo, porque los caballos de Apolo chocaron con los suyos y su carro volcó también, dejando en medio del polvo un montón de madera astillada y cuatro caballos encabritados.
Dos carros fuera de combate en los primeros metros.
Draco pensó que el quidditch era un deporte seguro ahora, lo cual era mucho qué decir.
Percy parecía a la distancia maravillado, lo cual le hizo pensar que estaba loco.
—Sujétate Draco, no te distraigas —demanda Annabeth con seriedad.
Eso quiso.
Pero no era posible.
Las palomas habían alzado el vuelo y descendían a toda velocidad, como un enorme tornado, directamente hacia la pista.
—Esas palomas son peligrosas —gruñe a Annabeth, quien ve de reojo a su persona, pero gruñe cuando el carro de Percy se acerca.
Joder.
Tyson parece ver a los pájaros con miedo.
Draco toca su hombro, su brazalete pronto cobra vida para convertirse en una lanza. Si bien disfruta de estar sobre un Pegaso, este coche medieval que ha creado con Annabeth (y con varias trampas que pensó su amiga) tiene una velocidad demasiado emocionante.
Que, si no fuera por los malditos pájaros que reconoce, como los mismos que los atacaron en navidad, o al menos de la misma especie; están ahí.
Malo.
Muy malo.
Miles de palomas se lanzaban en tromba contra los espectadores de las gradas y los demás carros. Beckendorf estaba completamente rodeado. Su guerrero intentaba ahuyentarlas a manotazos, pero no veía nada. El carro viró, se salió de la pista y corrió por los campos de fresas con sus caballos mecánicos echando humo.
En el carro de Ares, Clarisse dio órdenes a gritos a su guerrero, que cubrió de inmediato la canastilla con una malla de camuflaje. Los pájaros se arremolinaron alrededor, picoteando y arañando las manos del tipo, que trataba de mantener la malla en su sitio. Clarisse se limitó a apretar los dientes y siguió conduciendo. Sus esqueletos de caballo parecían inmunes a la distracción. Las palomas picoteaban inútilmente sus órbitas vacías y atravesaban volando su caja torácica, pero los corceles continuaban galopando como si nada.
¿Thestral?
Los espectadores no tenían tanta suerte. Los pájaros acometían contra cualquier trozo de carne que hubiese a la vista y sembraban el pánico por todas partes. Ahora que estaban más cerca, resultaba evidente que no eran palomas normales; sus ojos pequeños y redondos brillaban de un modo maligno, sus picos eran de bronce y, a juzgar por los gritos de los campistas, afiladísimos.
—¡Pájaros del Estínfalo! —gritó Annabeth. Redujo la velocidad y puso su carro junto al de Percy—. ¡Si no logramos ahuyentarlos, picotearán a todo el mundo hasta los huesos!
Draco miró preocupado a Lavender correr con Lou, mientras estampaba un pájaro cercano con su lanza.
Fue satisfactorio.
—¡Héroes, a las armas! —gritó Annabeth cuando cambiaron de rumbo. Pero no pensó que nadie la oyera entre los rechinantes graznidos y el caos general.
Sintió la adrenalina propia, junto a la de Percy y Annabeth al mismo tiempo.
Su cabeza comenzó a martillear.
—Mestizo—
La voz se parece a la de sus sueños, Draco se había estado sujetando del coche con fuerza, voltea a ver a su derecha. Es extraño, es como si por un momento no estuviera en medio de una carrera o intentando proteger al campamento; todo parece como si estuviera ahí, pero a lo lejos en medio del bosque.
Hay unos ojos que le ven.
Está lejos, pero es como si estuviera cerca.
La mujer que parece llena de oscuridad sonríe.
La misma de sus sueños.
De sus pesadillas.
Su mano se suelta del coche.
—¡Draco! —Es el grito alarmado de Annabeth y Percy.
Pero Draco solamente pierde la conciencia en medio de la caída.
Continuará…
Hola pequeños pastelitos, me preguntó si alguien ya habrá adivinado quien es el personaje que se está metiendo con Draco.
Si no.
Tranquilos, aún falta mucho por saberlo. Pero, aunque no es un personaje tan recurrente o importante del canon, aquí será alguien bastante explotado por Draco.
Me da un poco de penita Draco con sus sentimientos por Percy, siento que todos los que han pasado por ese momento donde se dan cuenta que no son totalmente heterosexuales, es un pequeño caos debido a la sociedad como tal.
Amo como Draco quiere a Percy y Sally como familia también.
¿El vínculo con Annabeth es algo que alguien esperaba?
