Capítulo 73: Draco tiene límites que no piensa dejar que nadie pase.

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—No entiendo mucho el concepto de casas—había dicho Percy Jackson cuando Draco le había revelado que era mago.

Bueno más que revelado, el vínculo no les dejo muchas opciones ante la idea de mantener secretos, así que había terminado derramando la sopa; aunque técnicamente no debió hacerlo y probablemente tendrían consecuencias de las que trabajar más adelante.

Problema del Draco de futuro.

Lejos de repetirle a Percy mil veces que no, no puede sacar un conejo de su sombrero, intentaba explicarle el sistema de casas de Hogwarts. Piensa que es mejor que explicarle el sistema mágico del ministerio y luego pasar a los diferentes sistemas mágicos de cada zona del mundo.

Ser un Malfoy era difícil.

Pero de que obtenía información útil, obtenía información útil.

—No tienes que entenderlo, solo se dividen así, padre cree que es una forma de separar a los Slytherin de los plebeyos—dice un pequeño Draco, había estado aburrido y quería dormir.

Percy no.

Percy quería saberlo todo y Draco solo quería meter su rostro en la almohada del camarote para dormir por al menos 2 horas más.

—Siento que es diferente a las cabañas, porque al menos en las cabañas nos separan por padres…pero esas casas de tu colegio parece ponerlos a todos contra todos—

Draco quiere señar sobre las luchas de capturar la bandera, pero en su lugar solo suspira viendo al techo, parece pensativo un poco. No pensaba mucho en las casas de Hogwarts, para él Slytherin era por mucho la mejor casa de todas y por lo tanto no tiene nada que ver con lo demás. Pero si ve ahora mismo a Percy a su lado, no parece ser un Slytherin y no por eso deja de ser su mejor amigo.

No quiere pensar en las casas.

Ahora solo pensaba en que había sobrevivido al peor verano de su vida.

—Deja de pensar en eso—

—Pero es verdad, si yo fuera un mago terminaría en alguna otra casa como…—

—Hufflepuff—

—Siento que eso es un insulto, pero dejando eso de lado, creo que sería difícil para nosotros ser amigos, pero ahora eres mi mejor amigo, entiendes lo que quiero decir—habla Percy un poco triste.

Draco voltea a verlo curioso, pensando en sus palabras y no queriendo admitir que tiene razón, pero la tiene. Aunque quiere pensar que no, si Percy fuera mago, si fueran otras circunstancias donde se conocieron, la amistad de ambos sería muy difícil que sucediera.

El destino tiene formas curiosas de trabajar.

—Pero ahora somos amigos—asegura Draco con dificultad, porque todo esto de la amistad era nueva para él.

Percy hace un puchero, pero asiente, antes de tomar su mano y todo es simple en ese momento.

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¿Cuándo las cosas dejaron de ser tan simples?

Draco está sentado en su cama mientras Percy luce incomodo en la silla que está en el escritorio, Leo había sido amable en darles muebles para tener sus cosas, Draco pensó que no era necesario porque al final del día la misión era todo lo que ocupaba. Aun así, tener libros y un lugar donde leer hizo que algunas noches fueran mucho más fáciles cuando no pudo dormir.

No sabe por dónde iniciar.

Ha pasado tanto tiempo desde que ambos pusieron sentarse en la cama y hablar como si nada malo hubiera pasado, esos recuerdos del primer verano juntos parecen tan lejanos.

El tiempo donde Draco podía llegar con Percy, hablar y que nada importara solo ellos dos.

No recordaba cuando fue la última vez que paso.

Draco admira fijamente a Percy que luce encorvado en la silla, hay destellos del niño que conoció cuando tenía 12 años, el pequeño y atolondrado adolescente que al igual que Draco estaba confundido por todo lo nuevo que cayó sobre sus hombros, pero tomaba la responsabilidad de ser un héroe mejor de lo que hizo él inicialmente. El chico que se convirtió en su mejor amigo, que se convirtió en su hermano, quien fue su vínculo y que algún tiempo pensó que estaba enamorado de él.

Tal vez si lo estuvo.

Sus sentimientos fueron reales.

Pero no nacieron.

Percy eligió Annabeth.

Draco siempre eligió a Harry.

—¿Por qué cerraste el vínculo? —dice Percy luego de un rato pensando.

—Sin anestesia o vaselina—contesta Draco divertido, aunque su amigo no parece tomarlo así.

No sabe que decir al respecto, aunque sabía que esa pregunta saldría eventualmente por las cartas que había enviado Percy, nunca tuvo una respuesta clara. Solo puede recordar la cabeza de Bianca arrancada de su cuello y el sentimiento de dolor que sintió entonces.

Había pensado.

Infantilmente.

Que, si nunca hubiera ido al campamento, nunca habría amado a tantas personas y egoístamente no habría sufrido.

Quiere pensar en una vida donde no era un semidios.

Todo parecía tan fácil.

—No fue tu culpa—susurra Percy, pero Draco no puede decir lo mismo, tenía la maldición de Aquiles.

Pero en esa lucha.

Simplemente se había paralizado y su miedo que lo congelo hasta las entrañas, había terminado matando a Bianca de alguna forma.

No quiere hablar de eso.

No cuando al fin parece que logro algún avance con Nico y es la primera vez en meses que todos sus vínculos están abiertos, duele un poco pensar en Bianca y Luke, porque el vacío nunca se termina de llenar dentro de él. Harry solía hacerlo olvidar, al menos por unos minutos, de su vida miserable sin dos de sus vínculos, pero ha pasado demasiado tiempo desde que lo vio.

—No importa de quien fue la culpa, Bianca murió y no podía sostenerme, ocupaba espacio—no está mintiendo, pero siente la furia comenzar a crecer en Percy.

Sin ser suficiente.

No es la respuesta que buscaba.

Pero Draco duda que este sepa si quiera que tipo de respuesta ocupa.

—Pudiste venir a mí, hace tiempo yo era todo lo que ocupabas—la seriedad a la hora de hablar y como se puso de pie, hizo que Draco se sintiera cohibido un momento.

Si.

Cuando era niño solo ocupaba a Percy, cada que se sentía mal simplemente iría a este, Percy diría alguna estupidez y haría que el mundo pareciera un lugar mejor. Cuando descubrió quien era su padre, solamente Percy pudo quitar el peso de sus hombros y cargarlo con él, ambos eran mejor equipo cuando estaban el uno con el otro.

Ya no eran esos niños.

Draco dejo de hacerlo.

Sintiendo que no quería que otros cargaran con su peso, dejo de buscar ayuda en los demás y simplemente decidió ahogarse con sus propios sentimientos. No era sano, pero siempre todo parecía empeorar y Draco a veces (la mayor parte del tiempo) ni siquiera debería estar ahí. No existía, era una entidad que desafiaba cualquier profecía como si su sola existencia fuera algo erróneo.

No debe estar ahí.

No es parte de ellos.

—Lo siento—es todo lo que dice, porque, aunque no quiere disculparse, sabe que es lo que Percy merece.

Este gruñe furioso.

—Deja de disculparte, ni siquiera lo sientes es solo tu obligación—

—¿Qué quieres de mi entonces? —

Hay cansancio en sus palabras, pero también hay cansancio en la mirada de Percy.

—La verdad Draco, solo quiero estar a tu lado, pero siempre hay capas, cada vez hay más capas y ya no…no puedo verte—Draco frunce el ceño confundido a sus palabras cuando Percy mira al escritorio—antes podía verte, eras una parte de mí, era tan fácil sentir lo que sentías y ayudarte, pero ya no puedo hacerlo. Apenas si puedo sentirte, pero solo lo que tú quieres, ni siquiera dejas el vínculo totalmente abierto, solo una parte y…es tan frustrante—

Parecía cansado y mayor, Draco supuso que luego de todo lo que han vivido, esto no debería sorprenderlo. Percy solía sonreír siempre en el campamento, pero han pasado muchas cosas, demasiadas y es normal que no fuera todo tan sencillo como antes.

Es difícil.

Ser un héroe.

Incluso si sobrevives, la felicidad probablemente es lo más difícil de alcanzar.

—Percy—llama Draco, pero no sabe que decir y eso parece molestar más al propio Percy como tal.

¿Cuándo todo se rompió tanto?

¿Cuándo se formó la distancia?

No estaba seguro, al igual que con Nico no sabe cómo solucionarlo realmente, de hecho ahora mismo está más preocupado por arreglar todo esto e ir por Nico lo más antes posible, que por hacer que Percy se sienta bien y tal vez eso lo hace ser un imbécil.

Tenía que decir algo.

Ninguna palabra llego a su lengua.

Miro a su amigo que solamente suspiro antes de pasar una mano sobre su cabellera sintiéndose frustrado.

—¿Por qué soy siempre yo? —dice en voz baja y con resentimiento, que hace a Draco saltar sorprendido—siempre soy yo que tiene que ir por ti—Draco quiso señalar que Percy se había perdido y Draco fue casi al fin del mundo para encontrarlo, pero la mirada dolida de Percy lo congelo—porque siempre pareces alejarte, porque no me dejas acercarme, hubo un tiempo donde ambos éramos uno y ahora…—

—Crecimos—las palabras de Draco lastiman a Percy, pero aunque tal vez no ayuden, si él quería la sinceridad—ya no somos niños Percy, ya no podemos vivir siempre atados el uno al otro, tenemos caminos diferentes—

—No se supone que debería ser así—

—¿Disculpa? —pregunta Draco confundido, cuando ve a Percy apretar con fuerza los puños viéndose destrozado.

Por sus palabras.

Maldita sea.

No tiene derecho a reclamarle nada a Nico, ambos, Draco y Nico, parecen que tienen un don para herir a las personas solo con palabras.

—Se supone que éramos amigos Draco, mejores amigos, hermanos que siempre estarían al lado del otro, pero a veces te veo y simplemente no estás ahí—

—Percy…—

—Maldita sea—

Percy no puede verlo más, cierra el vínculo haciendo que Draco apriete el pecho con dolor cuando este sale estampando la puerta con fuerza a su paso.

Furioso.

Draco se sienta en la cama con ambas manos en su rostro.

—Eso fue un desastre—musita por bajo.

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Draco quiso tener sueños lindos, pero con Nico atado a él últimamente, es normal que soñara que estaba encerrado en un lugar diminuto. Nico parecía cada vez más inconsciente, pero se aferraba a él con fuerza y en ocasiones entre el sueño preguntaba por otros, especialmente por Hazel y Will. Le hablo entre lapsos porque su cansancio era compartido, Hazel estaba desesperada por buscarle y Will no sabía que ahora Nico estaba desaparecido, pero si lo supiera, probablemente destruiría todo el monte Olimpo. Nico parecía un poco triste de sus palabras y al igual que con Percy, parecía que la relación de ambos con sus amigos estaba un poco deteriorada en este punto.

No tiene idea de cómo solucionar todo el asunto con Percy.

Nico.

Nico es prioridad ahora.

Cuando despierta por otro lado, es un caos porque Percy y Annabeth han desaparecido, Hazel parece alterada pero cuando pregunta, Draco siente solo tranquilidad de parte de ambos.

Al parecer se han quedado dormidos en los establos y esta bien.

Draco hubiera hecho lo mismo con Harry.

Maldita sea Harry.

Tiene que hablar con él.

Frank encontró a Percy y Annabeth en los establos. Cuando todo el mundo se reunió en el comedor, no fue tan malo como Frank había temido. Jason y Piper se sintieron aliviados. Leo no podía dejar de sonreír y murmurar:

—Típico, típico. —

Sólo Hazel parecía escandalizada, quizá porque era de los años 40. No dejó de apartarle la mirada a Percy.

Obviamente, el entrenador Hedge se puso hecho un basilisco.

Odiaba esa comparación.

Porque odia a las serpientes.

Era una vergüenza para Slytherin.

—¡En mi vida! —berreó el entrenador, agitando su bate y tirando un plato de manzanas—. ¡En contra de las normas! ¡Irresponsables! —

—Entrenador —dijo Annabeth—, ha sido un accidente. Estábamos hablando y nos quedamos dormidos. —

—Además —dijo Percy—, comienzas a sonar como Término. —

Hedge entrecerró los ojos.

—¿Eso es un insulto, Jackson? ¡Porque yo sí que te voy a terminar a ti! —

Percy intentó no reírse.

—No sucederá de nuevo, entrenador. Lo prometo. Ahora, ¿no tenemos algo que discutir? —

Hedge estaba que echaba humo.

Percy no miraba a Draco, el vínculo seguía cerrado y aunque Draco piensa que podría abrirlo a la fuerza, respeta la distancia de ambos.

Parece que Annabeth ha logrado tranquilizarlo después de todo.

—¡De acuerdo! Pero te vigilaré, Jackson. Y a ti, Annabeth Chase. Creía que tenías un poco más de sentido…—

Jason se aclaró la garganta.

—Servíos un poco de comida, gente. Comencemos. —

El encuentro fue como un consejo de guerra, pero con donuts. De nuevo, en el Campamento Mestizo estaban acostumbrados a tener sus reuniones más serias alrededor de la mesa de Ping-Pong en la sala de juegos con galletitas saladas y nachos con queso, por lo que Draco se sintió como en casa.

Percy habló de su sueño, los gemelos gigantes planeando una recepción para ellos en un parking subterráneo con lanzamisiles, Nico di Angelo atrapado en una jarra de bronce, muriéndose lentamente de asfixia con semillas de granadas a sus pies.

Hazel ahogó un sollozo.

Draco no comento nada, lo cual debió haber hecho, pero al ver a Hazel pensó que era mejor guardar esta información.

—Nico… Oh, dioses. Las semillas. —

—¿Sabes lo que son? —preguntó Annabeth.

Hazel asintió.

—Me las enseñó una vez. Son del jardín de nuestra madrastra. —

—Vuestra madras… ¡ah! —dijo Percy—. Hablas de Perséfone. —

—Esas semillas son como comida de último recurso —dijo Hazel. Draco sabía que estaba nerviosa porque todos los objetos plateados de la mesa comenzaron a moverse hacia ella—. Sólo los hijos de Hades podemos comerlas. Nico siempre ha guardado algunas por si se quedaba atrapado en algún lugar. Pero si de verdad está preso… —

—Los gigantes intentan atraernos hacia él —dijo Annabeth—. Presuponen que intentaremos rescatarle. —

—Bueno pues, ¡tienen razón! —Hazel miró a los lados y Draco asintió con firmeza, antes de ver a Hazel perdiendo la confianza—. ¿No? —

Draco comenzó a sentir frio cuando volteo a ver a los demás.

—¡Sí! —el entrenador Hedge gritó con la boca llena de servilletas—. ¡Eso con llevará una batalla, ¿verdad?! —

—Hazel, por supuesto que le ayudaremos —dijo Fran—. ¿Pero cuánto tenemos hasta que… eh…? Quiero decir, ¿cuánto le queda a Nico? —

—Una semilla por día —dijo Hazel, tristemente—. Eso si se pone a sí mismo en trance mortal. —

—¿Trance mortal? —Annabeth frunció el ceño—. Eso no suena nada bien. —

—Evita que consuma todo su aire —dijo Hazel—. Como hibernar, o entrar en coma. Una semilla le puede mantener con vida a penas un día. —

—Le quedan cinco semillas —dijo Percy—. Eso son cinco días, además de hoy. Los gigantes lo han planeado así, por lo que tenemos que llegar el uno de Julio. Suponiendo que Nico esté escondido en Roma…—

—No es mucho tiempo —resumió Piper. Puso su mano encima del hombro de Hazel—. Le encontraremos. Al menos ahora sabemos a qué se refiere esa profecía—. "Los gigantes sofocan el aliento del ángel, que tiene la llave para la muerte infinita". El apellido de tu hermano, di Angelo. Angelo es ángel en italiano. —

Bueno por fin se estaban moviendo, Draco relaja un poco sus hombros pensando que en cualquier momento saldrían por Nico.

—Oh, dioses —murmuró Hazel—. Nico… —

Percy se quedó mirando a su donut.

—Le rescataremos —le prometió—. Tenemos que hacerlo. La profecía dice que él sujeta la llave para la muerte infinita. —

No importa la puerta.

Solo su vínculo.

Draco es jodidamente egoísta al respecto.

—Es cierto —dijo Piper, animada—. Hazel, tu hermano estaba buscando las Puertas de la Muerte del Inframundo, ¿verdad? Debe de haberlas encontrado. —

—Puede decirnos dónde están —dijo Percy—, y cómo cerrarlas. —

Hazel respiró hondo.

—Sí. Bien. —

Lo cual hizo que Draco casi se levantara, pero algo lo detuvo.

—Eh —Leo se removió en su silla—. Una cosa. Los gigantes esperan que hagamos esto, ¿y vamos a ir directos a la trampa? —

Hazel miró a Leo como si hubiera hecho un gesto ofensivo. Aunque Leo se estremeció por la mirada de muerte que le hizo Draco.

Lavender lo perdonaría.

Ella misma sabe la importancia de sus vínculos.

Entonces lo siguiente pareció como una función de teatro que no puede detener, su incredulidad no le permitió hablar, aunque usualmente no le gustaba hablar, ya que después de todo no era parte de la profecía de los 7 así que no debería ser capaz de intervenir.

—¡No tenemos elección! —

—No me malentiendas, Hazel. Es que tu hermano, Nico… ¿sabía lo de los dos campamentos? —

—Sí, bueno—dijo Hazel.

—Él ha estado yendo y viniendo —dijo Leo—, y no se lo dijo a ninguno de los dos lados. —

Jason se respaldó en su silla, con una expresión lúgubre.

—Estás planteándote de si podríamos confiar en el chico. Yo también. —

Hazel se puso de pie.

—No me lo puedo creer. Es mi hermano. Me trajo del Inframundo, ¿y no queréis ayudarle? —

Frank puso su mano en su hombro.

—Nadie ha dicho eso —miró a Leo—. Será mejor que nadie haya dicho eso. —

Leo parpadeó.

—Chicos, mirad. Todo lo que he querido decir es…—

—Hazel —dijo Jason—. Leo está sacando un tema peliagudo. Recuerdo a Nico del Campamento Júpiter. Ahora me encuentro con que también ha estado visitando el Campamento Mestizo. Eso también me deja un tanto… apesadumbrado. ¿Sabemos a ciencia cierta con quién están sus lealtades? Tenemos que ir con cuidado. —

Hazel zarandeó sus brazos. Una bandeja de plaza salió volando hacia ella y golpeó la pared detrás de ella, estampando huevos revueltos por todas partes.

Draco volteo a ver a Jason incrédulo.

Percy fue el primero en intentar hacer algo, acercarse para controlarlo ya que aunque tengan vínculos cerrados puede saberlo, pero no había dicho nada.

No dijo nada.

No defendió a Nico.

Draco levanto la mirada viendo a Percy y Annabeth, ambos estaban preocupados por él, si, por Draco, pero no por Nico. Tiene sentido, el vínculo es con Draco, así que ellos no deberían tener ningún lazo tan fuerte como Draco. Recuerda el laberinto, a Nico diciendo tímidamente que aparte de Will y Draco realmente no se siente cómodo con los demás.

Puede verlo ahora.

Y duele.

Quema.

¿Qué tan solo se sentía Nico?

Había momentos donde jugaban juntos a capturar la bandera, pero se preocupa si realmente Nico hizo otro lazo aparte de Draco y Will.

¿Por qué no le ayudo?

La irritación salta de él, aunque su rostro es inexpresivo, Annabeth sujeta su pecho jadeante, Percy cae de rodillas mientras que Frank sujeta su cabeza. Su rostro permanece calmado, frio, sin emociones, pero sus tres vínculos a su alrededor deben sentir su furia.

Lavender, Theo, Anthony, Will y tal vez Nico en el mundo de los sueños deben sentirlo también.

No tiene control.

—¿Sabes cómo llamar a un pegaso? —pregunta Draco con calma, incluso Hazel que había estado furiosa voltea a verle confundida, pero Leo se encoge en su lugar.

—Draco—gruñe Percy intentando controlarlo, pero la furia que lanza hacía este lo hace retroceder.

Esta mal dice su cerebro.

Se lo merecen dice otra parte de él.

—¿Draco? —llama Jason y fue todo lo que estallo ahí.

Es mi hermano.

Piensa casi con curiosidad, pero sus palabras desconfiando de Nico es todo lo que recuerda, la mano sobre el borde de la mesa, que había estado sujetando desde que esta charla comenzó, se aprieta y una descarga de magia sale de su mano destruyendo en pedazos toda la mesa. Leo salta como los demás nervioso, pero Draco solamente está viendo a Jason con furia.

Es mi hermano.

¿Es mi hermano?

Ni siquiera se han relacionado, tal vez eso es culpa de Draco no lo niega, lo que dijo Jason ni siquiera debería molestarle.

Pero es Nico.

Su vínculo.

El único que formo a voluntad.

Suyo.

No explota, a pesar que exploto la mesa y todos están a la defensiva, Draco ni siquiera dice o grita nada, simplemente está cansado.

—Ocupo a Aurora, si es necesario iré yo mismo por Nico mientras ustedes se quedan aquí para discutir por el maldito almuerzo, no me interesa, es mi vinculo e iré por él—dice intentando caminar hacia el exterior, solamente para ser detenido por Percy que extiende sus manos.

Le da una mirada decepcionada, que parece golpearlo peor que el vínculo como tal.

Había dicho ayer que extrañaba lo que eran antes.

Bueno.

El Percy de antes habría estado a su lado.

Su cabeza duele.

—Draco irte solo es una locura, hay dos titanes—

—Puedo con ellos—

Ve el rostro desesperado de Percy ante su actitud indiferente, usualmente el vínculo sirve como un catalizador, lo controla y nunca pensó en este como una maldición, incluso a pesar de su nombre. No fue hasta la muerte de Luke o Bianca que entendió porque era descrito como una maldición. El dolor, el vacío que queda en tu interior que no puede ser llenado.

Intentar mantener en orden las piezas restantes para no derrumbarte.

Ahora puede verlo.

Ante la mirada de dolor de Annabeth y Frank, como el vínculo puede ser algo bueno, pero también como puede herirlos.

Piper camina hacia él intentando detenerlo, pero la lanza apuntándole sin verla, mientras su mirada sigue en Percy, la detiene.

El aire de la habitación baja algunos grados.

Curioso.

Draco no lo había notado, incluso si lucho contra un titan por su cuenta, incluso si lo sometió, no se había dado cuenta que en este momento en el barco, luego de toda su aventura, luego de tener 12 años y ser un completo inútil.

Tenía la ventaja.

Claro hay debilidades, pero podría someter a Percy, Annabeth y Frank si quisiera con el vínculo, eliminar a Piper antes que usara su comando de voz seria rápido. Hazel, Jason y Leo quedarían, pero Jason era el verdadero peligro que sabe puede someter.

No sería difícil si quisiera ganarles.

No pueden contenerlo.

—No puedes ir solo, es suicidio—intenta dialogar Annabeth aun doliéndole el pecho, Draco ni siquiera voltea a verle.

Sigue viendo a Percy con una expresión aburrida que dice: "muévete".

Lo ve tragar saliva.

—Draco—advierte Percy con dolor, precaución y solo una pizca de dolor.

Esta por luchar contra él, ya lo hizo, sabe que puede ganar, ira a empujarlo, lo alejara para poder buscar a Aurora o tal vez pedirle a Hazel su caballo Arion para poder largarse de una vez por todas.

—Iremos por Nico—la voz de Annabeth detiene todo, Draco voltea a verla por fin, ella parece estar sufriendo aun la ira de sus emociones, pero se ha mantenido de pie con el mentón en alto—Iremos por Nico, pero ocupamos seguir un plan, no solamente lanzarnos al ataque, sabes que yo siempre tengo un plan por delante—la voz de Annabeth parece tensa, pero es la única aparte de Percy que puede mantener su mirada.

No miente.

El vínculo lo diría.

Va abrir la boca, pero la cierra, se encuentra cansado.

Piensa en Nico.

Mira de reojo a Hazel que parece furiosa también, pero precavida, le da una mirada como si estuviera analizándolo mejor y curiosamente asiente. Si la hermana de Nico acepta, supone que tiene un motivo, Draco solamente mira a todos y termina su mirada en Jason.

Este se estremece, casi quiere apartar la mirada, no lo hace a duras penas.

—Nico es mi vinculo, si vuelves hablar mal de él…bueno pregúntale a los demás que pasa cuando alguien dice algo de lo que es mío—su voz es indiferente, pero cuando abre la puerta, tiene tanta ira acumulada, que l arranca de las bisagras.

Leo parece querer decir algo, pero se traga el comentario.

Draco cierra los vínculos otra vez, mientras va a meterse a su habitación furioso.

Tanto por un día tranquilo.

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No quiso salir de su habitación, lo cual era ridículo porque debería estar haciendo algo para agilizar el viaje, en su lugar hablo a Lavender. Se quejo de ella un rato, la extrañaba y escuchar a ella decir que hablaría con Leo sobre el tema de Nico, apoyando a Draco sobre sus vínculos lo hizo sentir mejor. Si Lavender hubiera estado aquí, sabe que ella hubiera sido la primera en saltar a su lado, apoyándolo sin dudarlo a la idea de ir con Nico. No solo ella, Theo y Anthony habrían ido con él al fin del mundo por traer a Nico de regreso, ni que hablar de Will.

Pero no estaban aquí.

Se sintió solo.

Miro el mensaje Iris como Will lucia claramente cansado, sus ojeras eran prominentes y cuando Draco le confirmo que Nico no estaba bien.

Lucio derrotado.

—Quiero que vuelva—dijo en un susurro bajo, que hizo a Draco sonreír de reojo.

No sabe si Will es consciente de sus sentimientos, pero sea lo que sea que Nico le dijo a Will, estaba claro que el rubio aun lo quería de regreso.

—Voy a traerlo de regreso—musita por bajo.

Pero Will sonríe, antes de comenzar a quejarse sobre su vínculo, sobre que está enviando muchos pensamientos negativos últimamente y solamente quiere ayudarle. La calidez de Will recorre todo su cuerpo como una cálida manta y solamente quiere estar siendo abrazado por él.

Quiere volver a él.

Quiere volver a casa.

Extraña a Harry, sabe que tiene que ir a ver a su novio pronto, pero desea tanto también regresar al campamento mestizo sin guerras de por medio. Solamente una noche de fogata con todos juntos, Will dice algo sobre que Theo estaba amenazando con ir a buscarlos con un Anthony bastante interesado en ayudar, algo exploto.

Le dio una mirada suplicante.

—Lavender y yo nos encargamos de ellos, tu solo…cuídate, y dile a Nico que es un idiota cuando lo encuentres—farfulla Will antes de cortar la llamada.

Suspira un poco anhelante.

El sonido de la puerta abriéndose lo distrae un momento, antes de voltear a ver y su rostro no sabe qué hace cuando ve a Jason Grace de pie luciendo incomodo. Una parte de él quiere retrasar esta charla todo lo que puede, pero otra simplemente sabe que eventualmente sucedería.

No será como Percy.

Nada puede ser peor que esa charla de ayer.

Solo hubiera querido tener más tiempo.

Aunque en medio de misión nunca parece haber tiempo suficiente.

—Pasa—dice aburrido, aun un poco molesto por cómo se refirió a Nico, pero más que todo queriendo terminar todo esto de una vez.

¿Quién más falta de charla?

Pero esta se lo ha ganado, piensa cuando Jason toma con duda asiento en la cama lejos de él, mira al suelo y aunque Draco casi piensa que se va a disculpar por su naturaleza extrañamente pasiva que tiene desde que perdió los recuerdos.

Este sigue sorprendiéndole.

—Escuche que hablabas con tus amigos, ¿Cómo esta Anthony? —la pregunta es claramente intencional, parece haber luchado para hacerla.

Lo hizo.

Draco lo mira confundido, todo lo que sea con Anthony y Jason sigue siendo muy confuso para él, pero aquí está el chico, queriendo hablar de Anthony.

Quiere odiarlo por eso.

En su lugar le parece patético.

Le recuerda un poco a Harry, eso le hace más difícil odiarlo.

Quiere preguntarle tantas cosas, especialmente porque no entiende que pasa entre ellos, pero logra refrenarse, si Anthony no le había querido decir nada hasta ahora, no es su lugar el preguntar. No hace que Jason le agrade más, pero admite que le hace odiarlo un poco menos. Quiere preguntar también sobre si aún sigue con Piper, porque todo esto lo hace confuso para él y no puede ni imaginar el dolor de cabeza que debería ser para Anthony todo esto.

—Está bien—dice al final resignándose, observa detenidamente como el chico parece relajado para eso—aunque probablemente quiera matarte por lo que dijiste de Nico, Anthony sabe lo importante que son los vínculos para mí y no está feliz que nadie me apoyara aparte de Hazel—añade tal vez con un poco de maldad.

Jason parece tenso, antes de suspirar pasando una mano por su cabello.

Es atractivo.

Al menos tienen algo en común.

Draco puede sentir a miles de kilómetros de distancia a Harry rodar sus ojos si leyera sus pensamientos.

—Lo siento por eso, solo…sé que no debe ser importante para ti porque me odias—Draco arruga el rostro ante las palabras de Jason, claramente él había notado su desagrado evidente—pero quiero proteger a los demás, este chico Nico no me había dado nada por lo que confiar…hasta que vi lo mucho que harías por él—

—¿Qué? —Draco parece genuinamente sorprendido de sus palabras.

Jason suelta una leve risa irónica.

—No confió en Nico, pero te he visto por meses darlo todo por el campamento mestizo, no confiarías en nadie que le haga daño—

—Te sorprenderías lo egoísta que puedo ser—

—Intento decir que confió en tu juicio y tú dices que no lo hagas—

—No soy la mejor persona y no es que te odie como tal, me desagradas simplemente por tu padre, porque ya sabes, odio a Zeus de todo corazón—

Hay un momento de silencio, Draco por algún motivo se siente de repente como una basura, pero Jason por otro lado parece meditar en algo en silencio. Este suelta un suspiro que hace que Draco gire su rostro a él sintiendo que ha perdido alguna parte importante de la historia.

Nada tiene sentido.

Su rostro no debe ser una máscara, más bien una ventana porque Jason parece casi divertido al verle.

Debió notar su confusión.

—Bueno no sabía porque me odiabas, pero por ser hijo de Zeus, no serias el primero y me agrada entenderlo al fin…pensaba que era por…porque sabias lo que paso con Anthony—

Vaya, ahora la culpa duele.

Joder.

Puede imaginar a Lavender negando con la cabeza, reprochándole por hacer algo que siempre odio que hicieran. Imagino incluso a la comadreja, a quien le había dicho que no odiara a Theo por ser hijo de Mortifagos, haciendo exactamente lo mismo de lo que se quejó antes.

Joder.

Ha caído tan bajo como la comadreja.

—Espera… ¿Qué tiene que ver Anthony? —pregunta aun dudoso, a lo cual Jason solo suspira viendo al suelo.

Más importante ahora.

¿Cómo terminaron hablando de sentimientos?

Se siente muy incómodo ahora.

—Bueno veras…—

—No, por favor no me lo digas, no quiero saberlo—dice Draco cubriéndose los oídos, a lo cual Jason le da una mala mirada.

—Vamos no tengo otra opción, no puedo hablar con Piper de eso, Percy es nuevo, Annabeth está ocupada en otras cosas, Frank está preocupado por Hazel que no quiere verme y no quiero pedirle consejos románticos a Leo—

—¿Pero no me agradas? —

—No es algo nuevo, así que eres mi mejor opción—

Draco quiere gritarle a Jason que esta loco, que nada tiene sentido, que hace menos de una hora iba a estamparle la lanza en el pecho por hablar mal de Nico y no quiere ser ahora un consejero romántico. Pero se contiene, porque Jason a pesar de todo es familia, aunque este no lo sepa, y porque Anthony no lo perdonaría si dejara desaprovechar esta oportunidad.

Anthony quiere a Jason.

Si hubiera un mínimo interés de Jason en Anthony.

Lo siente por Piper, pero Draco piensa romper esa relación por la felicidad de su amigo sin dudarlo.

¿Debería estar pensando en otras cosas?

Totalmente.

Especialmente Nico, pero tener a Jason a su lado es confuso, tal vez por eso había intentado evitarlo.

—¿Te gusta Anthony? —al grano, sin anestesia y sin lubricante.

Parece que alguien golpeo a Jason, tal vez no físicamente, si no que tal vez fue un golpe mental. Draco comienza a pensar en la inteligencia de su hermano si hasta ahora no se había hecho la pregunta directamente, porque hasta Piper tenía sus dudas, la cual era su actual novia.

No los había visto actuar como novios en un largo tiempo.

—No tengo mis recuerdos—admite Jason como si fuera una respuesta.

No lo es.

Al menos no para él.

Piensa en Percy, en su extraño comportamiento antes de recuperar sus recuerdos y coloca una mano en su mentón viendo a Jason confuso.

—Bueno para mi está claro que, al tú, al de antes de perder la memoria le gustaba mi amigo. Pero ese chico no está ahora y no importa, importa quien está aquí ahora—señala al pecho de Jason, que levanta la mirada para verlo incrédulo, pero Draco tiene un rostro serio—puede que mañana recuerdes algo, puede que nunca lo hagas, no te mates pensando en eso y dime tus sentimientos por mi amigo ahora mismo—es casi una orden y puede que fuera un poco mandón.

Lo siente.

Jason parece gimotear un poco viendo hacía el techo molesto, Draco quiere echarlo a patadas de su cuarto porque no tiene tiempo para cargar con grandes bebes a punto de llorar.

—Creo que me gusta, mucho—dice Jason en voz baja que solo se escucha porque todo está en silencio.

Vaya.

Eso no lo esperaba.

Esta sorprendido.

Draco medita un poco viendo a otro lado, recordando como Harry y él bailaron el uno contra el otro por lo que parecía una eternidad; no quiere ni siquiera en pensar en lo que duraron Percy y Annabeth por otro lado.

—Creo que hay dos personas que ocupan saberlo más que yo—explica Draco aburrido.

Hay un largo momento donde Jason lo ve, Draco se siente incómodo pensando en todo lo que puede preguntarle, el vínculo celeste de Frank sobre su frente a un culpable. Pero no lo hace, solo agradece por la charla que Draco piensa no debería agradecer, antes de acostarse en la cama y ver al techo pensativo.

Eso había sido extraño.

Cierra los ojos, la voz de una mujer cantando llega a su mente y un nombre pasa por su cabeza.

Esmeralda.

Cuando abre los ojos, lo ha olvidado.

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Percy y Frank regresan de su viaje luciendo como si los hubieran pateado y destruido, Draco hace una mueca de dolor cuando ambos explican que han hablado (escapado por sus vidas) con Forcis y Ceto, pero ahora tienen un mapa que parecen ocupar y con un mapa todo parece mejor. Pero tuvieron que despegar de emergencia porque algo los perseguía, lo cual no era muy diferente a un día normal. Percy estaba cubierto de rasguños y arañazos, como si acabara de saltar desde una ventana. No quería decir nada, pero agarró la mano de Annabeth débilmente como si quisiera decir: "Ahora estoy contigo, justo cuando el mundo deje de dar vueltas".

Leo, que habían estado comiendo en el comedor, subió corriendo las escaleras. Jason y Piper parecían estar en medio de una charla (que tiene una idea de que podría ser), cuando Leo salto.

—¿Qué? ¿Qué? —gritó Leo, sujetando un sándwich de queso a medio comer—. ¿Acaso no puedo darme un descanso para comer? ¿Qué sucede? —

—¡Nos siguen! —gritó Frank de nuevo.

—¿Seguidos por quién? —preguntó Jason.

—¡No lo sé! —gritó Frank—. ¿Ballenas? ¿Monstruos marinos? ¡Quizá Kate y Porky! —

Annabeth quería estrangular al chico, lo vio en su mirada.

—Eso no tiene ningún sentido. Leo, será mejor que nos saques de aquí. —

Leo se puso el sándwich entre los dientes, al estilo pirata, y corrió al timón. En un momento, el Argo II se alzaba en el cielo. Annabeth manejaba la ballesta de popa. No vio ninguna señal de que les siguieran ballenas, pero aun así, Percy, Frank y Hedge no comenzaron a recuperarse hasta que la línea del horizonte de Atlanta era una línea difusa en el horizonte.

—Charleston —dijo Percy, agarrándose al pasamanos como un anciano. Seguía sonando conmocionado—. Poned rumbo a Charleston. —

—¿Charleston? —Jason dijo la palabra como si le trajera malos recuerdos—. ¿Qué encontrasteis exactamente en Atlanta? —

Frank bajó la cremallera de su mochila y comenzó a sacar sus recuerdos.

Draco quiso recordar a Nico, pero decidió guardar silencio por ahora.

—Unos melocotones en conserva, un par de camisetas, una bola de nieve y unas trampas no demasiado chinas para dedos. —

Draco se obligó a mantenerse calmado.

—¿Por qué no comienzas por el principio de la historia, y no por la mochila? —dice Draco a Frank cansado.

Se reunieron en el puesto de mano para que Leo pudiera escuchar la conversación mientras navegaban. Percy y Frank se turnaron para explicar lo que había pasado en el Acuario de Georgia, con el entrenador Hedge interviniendo de tanto en cuanto, "¡Eso fue increíble!" o "¡Y entonces le pegué una patada en la cabeza!"

Cuando Percy explicó lo de las criaturas marinas cautivas en el acuario, entendió porqué parecía tan preocupado.

—Es horrible —dijo Annabeth—. Tenemos que ayudarles. —

—Lo haremos —le prometió Percy—. En su debido tiempo. Pero tenemos que averiguar cómo. Me gustaría…—negó con la cabeza—. No importa. Primero tenemos que sobrellevar una recompensa por nuestras cabezas. —

El entrenador Hedge perdió el interés en la conversación, probablemente porque no era sobre él, y fue hacia la proa del barco, practicando sus patadas mientras entrenaba su técnica.

Annabeth agarró el mango de su daga.

—Una recompensa por nuestras cabezas… como si no tuviéramos bastante con atraer monstruos. —

—¿Tenemos carteles de SE BUSCA? —preguntó Leo—. ¿Y tienen nuestras recompensas en, algo como, un tipo de lista de valores? —

Hazel arrugó la nariz.

—¿De qué estás hablando? —

—Me pregunto cuánto valdré ahora mismo —dijo Leo—. Quiero decir, entiendo que no valga tanto como Percy o Jason, mucho menos Draco, quizá… pero valgo tanto como, por ejemplo, dos Franks o tres. —

—¡Eh! —se quejó Frank.

—Dejadlo ya —les ordenó Annabeth—. Al menos sabemos que nuestro próximo paso es ir a Charleston y encontrar ese mapa. —

Piper se inclinó hacia el panel de control. Se había hecho las trenzas con plumas blancas y parecían pegarle con su pelo marrón oscuro.

—Un mapa —dijo Piper—. ¿Un mapa a qué? —

—La Marca de Atenea —Percy miró cautelosamente a Annabeth, como si tuviera miedo de haberse pasado de la raya.

Draco mostro curiosidad al respecto.

Recordando lo pasado en el campamento Júpiter.

—Sea lo que sea —siguió—. Sabemos que lleva a algo importante en Roma, algo que puede curar las disputas entre romanos y griegos.

—"La perdición de los gigantes" —añadió Hazel.

Percy asintió.

—Y en mi sueño, los gemelos gigantes dijeron algo sobre una estatua. —

—Eh —Frank daba vueltas a sus trampas no demasiado chinas para dedos en sus manos—. Según Forcis, tenemos que estar muy locos como para querer encontrarlo. ¿Pero qué es? —

Todo el mundo miró a Annabeth.

Bueno si fuera por cordura, nadie la tenía en ese lugar.

Vio a Jason estudiándolo a su amiga.

—Estoy… pensando una respuesta —dijo—. Sabré más cosas cuando encuentre ese mapa. Jason, la forma en la que has reaccionado ante el nombre de Charleston… ¿has estado ahí antes? —

Jason miró incómodo a Piper, pero esta solo sonrió amablemente, a pesar de que Annabeth no supo por qué.

—Sí, creo, no tengo todas mis memorias, pero creo—admitió—. Reyna y yo hicimos una misión ahí hace un año. Fuimos a rescatar armas de oro imperial del CSS Hunley. —

—¿El qué? —preguntó Piper.

—¡Guau! —dijo Leo—. Ese fue el primer submarino militar fructuoso. De la guerra civil. Siempre lo he querido ver. —

—Fue diseñado por semidioses romanos —dijo Jason—. Tenía un almacén secreto de torpedos de oro imperial, hasta que los rescatamos y los devolvimos al Campamento Júpiter. —

Hazel se cruzó de brazos.

Draco también, recordaba eso, pero no a Anthony, la traición, la decepción.

—¿Así que los romanos lucharon en el lado confederado? Como neta cuya abuela fue una esclava, ¿puedo decir que no fue muy guay? —

Jason puso su mano delante de él, con las manos levantadas.

—Yo no estaba vivo entonces. Y no estaban todos los griegos y todos los romanos en el mismo lado. Pero sí, no fue demasiado guay. Algunas veces los semidioses hacemos malas elecciones —miró tímidamente a Hazel—. Como cuando sospechamos cosas. Y hablamos sin pensar. —

Hazel se le quedó mirando. Lentamente pareció entender que se estaba disculpando.

Jason le pegó un codazo a Leo.

—¡Au! —gritó Leo—. Quiero decir, sí, malas elecciones. Como no confiar en los hermanos de la gente, quienes necesitan ser rescatados. Hablando hipotéticamente. También Lavender hipotéticamente me dijo que me disculpara con Draco o hipotéticamente no tendría oportunidad de tener novia cuando termine todo esto—

Hazel apretó los labios.

Draco pudo entenderle, pero ante la mirada de Jason parecía querer disculparse con él, una incomodidad se posó en su pecho.

Quería enviarlo a la mierda.

No por Jason.

Si no por Zeus.

Porque Jason representaba todo lo que añoraba y no podía tener, en su lugar aunque eso quemara por dentro le dio una suave sonrisa que pareció animar al chico.

—Vale. En cuanto a Charleston. ¿Estás diciendo que quieres volver allí a comprobar ese submarino de nuevo? —

Jason se encogió de hombros.

—Bueno… sólo se me ocurren dos lugares de Charleston donde deberíamos mirar. El museo dónde está guardado el Hunley, ese es uno de ellos. Tiene muchas reliquias de la Guerra Civil. Un mapa podría estar escondido ahí. Conozco el territorio. Podría liderar un equipo hacia allí. —

—Yo voy —dijo Leo—. Suena guay. —

Jason asintió. Se giró hacia Frank, que intentaba sacar sus dedos de las trampas chinas para dedos:

—Tú también deberías venir, Frank. Te podríamos necesitar. —

Frank parecía sorprendido.

—¿Por qué? No he hecho demasiado en el acuario. —

—Lo hiciste genial —le aseguró Percy—. Fue un trabajo en equipo. —

—Además, eres hijo de Marte —dijo Jason—. Los fantasmas de los vencidos te sirven a ti. Y el museo de Charleston está lleno de fantasmas de confederados. Necesitaremos que los mantengas a raya. —

Frank tragó saliva.

—Vale —dijo Frank—. Claro. —frunció el cejo, intentando librarse de la trampa—. Eh, ¿cómo…? —

Leo chasqueó la lengua.

—Tío, ¿nunca has tenido una de esas antes? Hay un truco muy fácil para librarte de ellas. —

Frank se removió sin suerte. Incluso Hazel intentaba no reírse. Frank puso cara de concentración. De repente, desapareció. En cubierta dónde había estado de pie, una iguana verde se paseaba cerca de un par de trampas chinas para dedos vacías.

—Bien hecho, Frank Zhang —dijo Leo, secamente, imitando al centauro Quirón—. Es exactamente así cómo la gente se libra de las trampas chinas para dedos. Convirtiéndose en iguanas. —

Todo el mundo menos Draco (aunque una pequeña sonrisa se posó en sus labios) echó a reírse. Frank volvió a ser humano, cogió las trampas chinas para dedos y se las guardó en su mochila. Esbozó una leve sonrisa tímida.

—De cualquier manera —dijo Frank, claramente queriendo cambiar de tema—. El museo es un lugar en el buscar. Pero, eh, Jason, ¿no has dicho que había dos? —

La sonrisa de Jason desapareció. Fuera lo que fuera que había pensado, Draco diría que no era nada agradable.

—Sí —dijo—. El otro lugar se llama Battery, es un parque cerca del puerto. La última vez estuve allí con… Reyna—miró a Draco y prosiguió—. Vimos algo en el parque. Un fantasma o algún tipo de espíritu, como una dama sureña de la guerra civil, brillando y flotando por allí. Intentamos acercarnos, pero desaparecía siempre que nos acercábamos. Entonces Reyna tuvo una sensación, dijo que debería intentarlo sola. Como si sólo quisiera hablar con una chica. Fue a buscar el fantasma ella sola y estoy seguro de que habló con ella. —

Todo el mundo aguardó.

—¿Qué dijo? —preguntó Annabeth.

—Reyna nunca me lo dijo —admitió Jason—. Pero tuvo que ser importante. Parecía… conmovida. Quizá recibió una profecía o malas noticias. Reyna nunca actuó de la misma manera conmigo después de aquello.—

—Entonces, es una aventura de chicas —dijo Annabeth—. Piper y Hazel pueden venir conmigo. —

Ambas asintieron, aunque Hazel parecía nerviosa. No había duda de que su estancia en el Inframundo le había dado bastantes experiencias con fantasmas para dos vidas. Los ojos de Piper brillaron con desafío, como si cualquier cosa que pudiera hacer Reyna, ella también.

Joder.

Eso dejaría a Draco con Percy solos en el barco.

Lo cual parecía ser todo un plan de Annabeth.

Traidora.

—Así que ya está todo preparado —Annabeth se giró a Leo, que estudiaba su consola, escuchando a Festus chirriando y chasqueando por el interfono—. Leo, ¿cuánto tardaremos en llegar a Charleston? —

—Buena pregunta —murmuró—. Festus acaba de detectar un gran grupo de águilas detrás de él, con el radar de largo alcance, pero no están a la vista. —

Piper se inclinó por encima de la consola.

—¿Estás seguro de que son romanas? —

Leo puso los ojos en blanco.

—No, Pipes. Podría ser un grupo aleatorio de águilas gigantes volando en perfecta formación. ¡Por supuesto que son romanas! Supongo que podríamos dar la vuelta al barco y luchar… —

—Eso sería muy mala idea —dijo Jason—, y eliminar cualquier duda de que somos enemigos de Roma. —

—O tengo otra idea —dijo Leo—. Si fuéramos directos a Charleston, llegaríamos allí en unas pocas horas. Pero las águilas nos alcanzarían y las cosas se pondrían complicadas. En vez de eso, podríamos enviar un señuelo para engañar a las águilas. Podríamos dar una vuelta con el barco, ir por el camino largo hasta Charleston y llegaríamos allí mañana por la mañana… —

Hazel comenzó a protestar, pero Leo levantó su mano.

—Lo sé, lo sé. Nico está en problemas y tenemos que darnos prisa. —

—Estamos a veintisiete de junio —dijo Hazel—. Después de hoy, tenemos cuatro días más. Entonces morirá.—

¡No!, rugió su interior aunque su exterior permanecía estable, sus vínculos se estremecieron como si pudiera sentir su furia.

—¡Lo sé! Pero esto puede apartar a los romanos de nuestra pista. Deberíamos tener suficiente tiempo como para llegar a Roma. —

Hazel frunció el ceño.

—Cuando dices "Deberíamos tener suficiente"… —

Leo se encogió de hombros.

—¿Cómo te sientes si te dijera "casi casi a tiempo"? —

Hazel puso sus manos sobre su cabeza.

—Suena muy típico de nosotros. —musita Draco a regañadientes y Leo hasta suspira aliviado.

Annabeth decidió tomarlo como una oportunidad para intervenir.

—Vale, Leo. ¿De qué tipo de señuelo estaríamos hablando? —

—¡Me alegro de que preguntes! —presionó un par de botones en la consola, rotó la plataforma giratoria, y presionó repetidamente el botón A muy rápido en su mano de la Wii. Llamó por el interfono: —¿Buford? Ven aquí, por favor. —

Frank dio un paso atrás.

—¿Hay alguien más en este barco? ¿Quién es Buford? —

Una nube de vapor salió por la escalera, y la mesa automática de Leo llegó a cubierta.

Era una mesa de tres patas con la base de caoba. Su base de bronce tenía varios cajones y engranajes, con una serie de tubitos que expulsaban vapores. Buford cargaba una bolsa como un saco de correo atado a una de sus piernas. Llegó al timón e hizo un sonido como el pitido de un tren.

—Este es Buford —anunció Leo.

—¿Le pones nombre a tu mobiliario? —preguntó Frank.

Leo soltó una risotada.

—Tío, ya te gustaría tener muebles igual de guay que este. Buford, ¿listo para la Operación Fin de Mesa? —

Buford soltó vapor. Dio un paso a la barandilla. Su base de caoba se dividió en cuatro partes, que se convirtieron en hojas de madera. Las hélices giraron y Buford despegó.

—Una mesa helicópter —murmuró Percy—. Tengo que admitirlo, es muy guay. ¿Qué hay en la bolsa? —

—Lavandería sucia de semidiós —dijo Leo—. Espero que no te importe, Frank. —

Frank se atragantó.

—¿Qué? —

—Eso apartará las águilas de nuestro olor. —

—¡Esos eran mis pantalones extra! —

Leo se encogió de hombros.

—Le he pedido a Buford que los lavara, planchara y doblara mientras esté fuera. Con suerte, lo hará. —se frotó las manos y sonrió—. ¡Bueno! Yo a esto lo llamo un buen día de trabajo. Voy a calcular nuestra ruta de viaje. ¡Os veo para cenar! —

Draco suspira.

4 días.

Tan cerca pero tan lejos.

Continuara…

Pasaron cosas en este capítulo y al mismo tiempo no, espero disfrutaran de las charlas más satisfactorias algunas que otras.

4 días para encontrar a Nico.

Se les acaba el tiempo D: