-Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración y/o pensamientos de nuestros personajes (Sasuke y Sakura) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3
Las eras cambiaban, la gente cambiaba, el trascurso de una época a otra debía transitarse con regularidad y Sakura podía estar satisfecha de haber conocido a cinco grandes Hokages hasta la fecha; el tercero; Hiruzen Sarutobi, el cuarto; Minato Namikaze, la quinta; su maestra Tsunade, el sexto; su Sensei y figura paterna, Kakashi y ahora, el séptimo; su amigo, Naruto.
Creía, no, esperaba, que este cambio de poder pudiera devolverle lo que le había sido quitado: la paz, la alegría, el consuelo de tener a su familia unida tanto por su propio egoísmo como por la felicidad de su hija. Sasuke ya llevaba casi cinco años lejos, tal vez-con la intervención de Naruto-pudiera volver aunque fuera por un tiempo breve, pero Sakura ya no podía más con las ansias de espera, ya no podía vivir con un recuerdo simplemente, no podía callar las dudas de su hija con simples palabras, además de que Sarada no se merecía estar privada de ver a su padre, ella no tenía por qué pasar por eso.
-Una nueva era empieza hoy Itachi- medito Sakura en voz alta, -y creo que estoy lista- asumió la pelirosa.
A diferencia de como solía hacer, dejando flores en las tumbas de sus suegros Fugaku y Mikoto, no tenía una tumba fija en que homenajear a su cuñado, pero la piedra memorial de los Uchiha le parecía suficiente. Sarada, de pie a su lado, dejo un ramo de flores en silente homenaje a su tío. Su madre siempre hablaba de él y del maravilloso Shinobi que había sido, del Hokage que el mundo no había tenido la oportunidad de conocer y que había entregado su vida entera en pro de la aldea…eso, a ojos de Sarada, era un verdadero modelo de persona, un magnifico Hokage.
-Sabe que hablamos de él, ¿verdad, mamá?- indago Sarada.
Ciertamente no había tenido el magno honor de tratar con Itachi en el mejor de los sentidos posibles, no había tenido oportunidad de encontrarse con él salvo antes de la guerra cuando formaba parte de Akatsuki, pero sabiendo la verdad de todo cuanto había hecho, Sakura comprendía su manera de pensar y el por qué para haberse sacrificado como lo había hecho, además de todo cuanto sabia de él gracias a lo que Sasuke le había dicho, era como si-de alguna forma-lo hubiera conocido y mediante esto podía hacer que su hija sintiera lo mismo y apreciara al hombre que-en vida-no había podido llamar tío, pero que sin embargo admiraba sinceramente.
-Por supuesto- sonrió Sakura, -cuando amas a alguien, siempre está en tu corazón, no importa la distancia que exista- garantizo la pelirosa antes de sonreír, al igual que su hija, por una pequeña marquita que se posó sobre el dorso de su mano. -Tenemos una invitada- bromeo Sakura.
-También quiere escucharte- rio Sarada.
-¿Pedimos un deseo?- sugirió Sakura a su hija que asintió -Pero en silencio, de lo contrario no se hará realidad- advirtió la pelirosa. Como un voto solemne, su hija hizo el gesto de su cierre sobre su boca, -¿Ya?- inquirió Sakura, recibiendo un asentimiento de parte de su hija. -Uno, dos, tres- conto la pelirosa.
De la forma más suave posible, la Uchiha emitió un suave soplido que hizo volar a la mariquita de su mano, haciendo reír a su hija, ambas contemplando el vuelo del pequeño insecto hasta que hubo desaparecido de la vista de ambas.
-¿Crees que hubiera querido esto?- dudo Sarada.
Conocía al nuevo Hokage, claro, él y su madre eran amigos y junto con su padre habían sido compañeros de equipo, además, de una u otra forma se había visto resignada a lidiar con Boruto, el hijo del-ahora-señor Séptimo, pero lejos de parecerle agradable siquiera, le parecía un chico molesto y fastidioso, irritante cuando menos, pero-extrañamente-su madre decía que el Séptimo se parecía a él en el pasado, aunque Sarada lo encontraba difícil, nadie podía ser tan exasperante como Boruto.
-Desde luego- afirmo Sakura, muy segura de lo que su amigo podría hacer como nuevo Hokage, -confiaba en Naruto, perdón, Señor Séptimo- se corrigió Sakura siendo que debía dar el ejemplo de respetar a la persona en el cargo, -sé que no tendría en mente a alguien mejor- garantizo la pelirosa.
Naruto marcaria la diferencia, vivía por ese sueño de ser Hokage y proteger a otros, su deseo de ascender a tal grado de importancia era noble y por ende Sakura podía depositar absolutamente su confianza en el Uzumaki y en que fuera a hacer todo lo necesario para mantener el orden y la justicia que él valoraba tanto como ella. Deseaba que fuera cierta la idea de que los viejos tiempos habían muerto…pero, desgraciadamente, solo el tiempo lo diría, nada más.
-Entonces yo también lo creo- afirmo Sarada.
Solo podían tener fe…y esperar.
Desde luego las cosas no habían salido como se habían planeado, y Sakura no había necesitado más que darse cuenta ante la especie de corazonada que Iruka había tenido durante la, aparente, presentación oficial del nuevo Hokage que, y ella se había dado cuenta, no era Naruto, sino Konohamaru. ¿Cómo lo sabía? Naruto era Naruto, y era imposible que algo no saliera mal el día en que su sueño se hacía realidad, estaban hablando del Ninja Numero 1° Hiperactivo Cabeza Hueca, alias, el Séptimo Hokage de Konoha. Sakura solo esperaba que eso no se repitiera de ahora en más en su mandato. Sonriente, la Haruno toco levemente la puerta del-antes-despacho del sexto Hokage, donde se encontraba su antiguo Sensei.
-Sakura- sonrió Kakashi bajo su máscara ante su siempre radiante alumna, -tan bella como siempre mi alumna favorita- adulo el Hatake en un tono falsamente coqueto que la hizo reír. -¿A que debo el honor?- indago Kakashi.
Su relación fraternal con su Sensei siempre había sido especial, estable y cómoda en un punto que le costaba deducir cuando se había formado exactamente, pero lo cierto es que Kakashi era un padre para ella y sabía que, de una u otra forma, siempre podría contar con él para todo cuanto fuera necesario, sin importar que fuera Hokage o no, aunque no sabía si podría hacerlo de ahora en más-por tiempo indefinido-ya que Kakashi había comentado querer darse un tiempo de retiro para sí mismo, algo que-en opinión de ella-tenía bien merecido.
-No sé si lo olvidas, pero fui y soy tu única alumna- obvio Sakura con simplicidad, el Hatake, cruzando los brazos por sobre su pecho, la observo un tanto incrédulo por su ausencia de fundamento, cosa que la Uchiha noto inmediatamente, -solo se trata de una alumna que se da el placer egoísta de ver a su maestro- aclaro Sakura, orgullosa de poder llamarse la alumna de un Hokage, Kakashi del Sharingan. -Fuiste un buen Hokage, Kakashi, en serio- alabo Sakura.
Había provocado un increíble progreso en la aldea, había mantenido la bien merecida paz, iniciando su legislatura como tal tras la guerra, y teniendo tal repertorio de cualidades, Sakura estaba segura que nadie podría haber cumplido con tal labor más que él, bueno, exceptuando a Naruto que de ahora en más era el nuevo Hokage, pero eso ya comenzaba a cuestionarse-en el mejor de los sentidos-ante su ausencia a su propia ceremonia de presentación por motivos que Sakura aun desconocía.
-¿Kakashi?- pregunto el Hatake, en un tono burlescamente incrédulo, -¿ya no soy Kakashi Sensei?- rio el peligris.
-Ya no soy una adolescente, seguir diciéndote Sensei me resultaría raro- justifico Sakura pese a que, en el fondo, Kakashi siempre seria su Sensei, sin excepción alguna, -pero sabes que eres como un padre para mí- prometió la Uchiha, apreciando enormemente haber sido su alumna y haberse forjado como Shinobi gracias a él. -Quería resolver algunas dudas como Hokage que eres- planteo la pelirosa, dando a conocer, escasamente, sus motivos para estar ahí.
-Era- corrigió Kakashi, volteando brevemente hacia su escritorio, tendiéndole un papel que Sakura acepto sin impedimento alguno, -ni tu pierdes la costumbre, ni Sasuke que jamás me trata con respeto- comento el Hatake con un deje de falsa critica.
-En el fondo lo hace, que no lo demuestre es muy diferente- aludió la Uchiha, desdoblando el papel y comprobando que, para su alegría, se trataba de una nota de Sasuke.
Puede que solo fuera una nota escueta dirigida hacia quien había sido el Hokage, pero con solo leerla, Sakura sentía que su alma regresaba a su cuerpo, que su corazón volvía a latir…saber que él estaba a salvo y bien, como ella tanto oraba que sucediera…era un motivo más que suficiente para sonreír, era un motivo más que suficiente para mantener las esperanzas de que todo fuera diferente.
-Cree haber encontrado un rastro, dice que lo seguirá en tanto le parezca necesario- leyó Sakura, agradecida por la atención que Kakashi había tenido con ella, doblando el papel y devolviéndoselo. -El mundo tiene una deuda con él, deberían devolver todo lo que ha hecho- se atrevió a inferir Sakura, más que convencida que su esposo merecía tener la oportunidad de volver, aunque fuera por un tiempo.
-Estoy de acuerdo con eso- secundo Kakashi, -Sasuke ha pagado más de lo que hizo en el pasado, es una lástima sin embargo que las cosas no puedan cambiar- suspiro el Hatake.
-En Consejo se opuso a que regrese- afirmo Sakura, decepcionada.
-Hasta que no sea absolutamente seguro que no hay una amenaza asociada a los Otsutsuki- justifico Kakashi, repitiendo las palabras de Koharu o Homura.
Había intentado creer que so no sucedería, había intentado convencerse de la absurda idea-egoísta-de que Sasuke ya no tendría que estar lejos pero eso no era posible, esos malditos ancianos del Consejo seguían siendo tan tercos y leales a Danzo como habían sido en tiempo de Tsunade y no iba a cambiar, ellos y tantos otros que ahora se encontraban muertos eran culpables de que ella y Sasuke tuvieran que sacrificar sus vidas y su felicidad por causa de la paz. A Sakura no le hubiera importado tanto sufrir, ella sabía que eso debía ser así, se había hecho a la idea desde que era Genin…pero no quería que su hija tuviera que hacer lo mismo. ¡Sarada no tenía por qué hacerlo!
-Eso al menos le llevara cinco o seis años más- crítico Sakura, exasperada, -¿Qué más quieren?- cuestiono la Uchiha.
-Por desgracia su vida- aludió Kakashi. Puede que Koharu y Homura no lo manifestaran abiertamente, pero Kakashi no era tonto como para no darse cuenta de que eso es lo que realmente deseaban obtener ante la prolongada ausencia del Uchiha, -lamento decirlo de esta forma Sakura, pero esos sujetos están empeñados en los viejos pensamientos sobre los Uchiha y para ellos Sasuke sigue siendo una amenaza- menciono el Hatake, observando con compasión el triste semblante de su alumna, -Sarada no lo será porque tú eres su madre, quien la ha criado y enseñado sobre la aldea, de no ser así…
-Querían vernos muertas a ambas- dijo Sakura por él. Temía que eso pasara y, por lo visto, su temor se hacía realidad, no podría tener el placer egoísta de ver a su familia unida luego de ya casi cinco años. -Es obvio que Naruto no cambiara nada, a ellos solo les interesa que la aldea progrese como potencia, no la vida de quienes intentar proteger a los civiles, quienes intentan mantener la paz- critico Sakura con un sorprendente matiz de rencor en su voz.
Kakashi se sorprendió al escuchar esa emoción tan oscura en la voz de su alumna, pero ella tenía razón de estar tan enfadada: la ausencia de Sasuke, los rumores, los problemas con que tenía que lidiar sola y la exasperación por no poder cambiar las cosas estaban cambiando a Sakura, ya no era la usual joven feliz que sonreía habitualmente, que siempre podía sentir esperanzas de lo que fuera por más oscuras que parecieran las cosas. Volcada a su trabajo y su hija apenas y dejaba tiempo para sí misma, apenas y pensaba en sí misma. El Hatake estaba seguro que Sasuke se odiaría a si mismo-más de lo que ya hacia-si sabía lo que le estaba sucediendo, pero tanto él como Sakura se empeñaban en ocultarle parte de las cosas para no preocuparlo. Sasuke ya tenía su propia carga con que lidiar, no iban a hacer más difícil su existencia.
-Desearía haber sido Hokage por más tiempo, quizá hubiera conseguido más- se culpó Kakashi.
-No, Kakashi, ni siquiera lady Tsunade pudo hacerlo, y sin ofender nadie podría- remedio Sakura, no deseando hacer sentir mal a su Sensei, -solo Itachi y para nuestra desgracia él no está vivo, ni puede ayudar- menciono la pelirosa, lamentando no contar con alguien que la ayudara debidamente en ese momento. -Pero no se imaginan lo que vendrá para ellos, su propia soberbia será su caída- aludió Sakura, para sorpresa e incredulidad de su Sensei. -Quien sabe, tal vez algún día un Uchiha, como tanto temen, cobre su sentencia- sentencio la pelirosa.
Sarada aún era una niña y cuando tomara peso y conciencia de todo cuanto pasaba a su alrededor tomaría la decisión de que hacer, como actuar, que sueño forjar y seguir como ella y Naruto habían hecho, no se trataba de rencor ni odio, tampoco desdén, sino simple sentido común. Ni ella, ni Sasuke ni Sarada necesitaban intentar hacer algo.
El destino mismo se encargaría de todo.
Sasuke no reparo en nada al estampar fuertemente su puño contra el árbol en que estaba recargado luego de haber leído la carta.
¿Más tiempo lejos de Sakura y de su hija?, ¿Qué más se suponía que hiciera? Ellas eran todo lo que le importaba en el mundo, ellas eran su hogar, ellas eran todo cuanto podía preocuparle, ellas eran la razón de que hubiera aceptado la misión que cumplía cada día, luego del nacimiento de Sarada se había determinado a ser egoísta, darse la ocasión de solo permanecer junto a Sakura para ambos tuvieran la oportunidad de la que habían estado privados desde siempre el ser un matrimonio como cualquier otro, pero aparentemente el tema de la normalidad estaba fuera de lugar para ambos, siempre lo había estado.
Lo que más lo hería no eran sus propios sentimientos, -de hecho ya se había hecho a la idea de que esto no era importante-pero Sakura, ¿Por qué tenía que ella tenía que seguir sufriendo?, ¿Qué había hecho para merecerlo? Enamorarse de él por lo visto, mientras estuviera asociada a él de alguna forma, parecía tener garantizado un futuro en que las cosas no fueran fáciles o apacibles para ella, para ninguno de los dos, en absoluto. ¿Y Sarada? Ya se había aceptado-antes de irse-que ella tendría que creer sin él, tendría que olvidarse por completo-o casi-de él ya que no podría volver cuando quisiera para corroborar que estuviera bien, solo podía saber de ella por las cartas de Sakura o de Kakashi y Naruto, pero nadie estaba reparando en lo que su hija sentía al no verlo, igual de oprimida que él y Sakura ante semejante lejanía.
¿Por qué tenían que pagar?, ¿Cuándo terminaría todo eso?
-¿En serio, Naruto?, ¿Primer día como Hokage e inicias así?-reprocho Sakura con dureza.
La Uchiha le tendió un vaso de agua, a solas con él en su habitación luego de haberlo asistido, Hinata había acudido a ella tan velozmente como le había sido posible. Había esperado que Naruto tuviera algún problema, que algo absurdo o ridículo le impidiera asumir como Hokage, pero no esperaba que se tratara de algo tan ridículo como un arrebato de cólera por parte de su hija menor que no era sino un manojo de ternura y encanto. Si, quizá Himawari no aparentara todo cuanto era, pero lo sucedido no era culpa de ella sino de Naruto que no se había comportado como un padre pendiente como debía de haber hecho, lo sucedido solo era culpa de él, bueno y de Boruto quien se encontraba encerrado en su habitación, temporalmente aterrorizado por el susto que le había provocado su hermanita.
-Lo sé, tienes motivos para burlarte- rio Naruto, un demasiado débil como para levantarse, además del diagnóstico que ella había dado. Sakura mascullo algo inaudible entre dientes, cosa que confundió al Uzumaki. -¿Refunfuñas?- se sorprendido Naruto ya que ella jamás hacia eso.
-Si- acepto la Uchiha sin el menor problema, matizando su voz de ira y disconformidad, -cuando una mujer esta triste refunfuña y cuando esta alegre es una loca- protesto Sakura, cruzando las manos sobre su pecho.
-Realmente no te entiendo- se rindió Naruto, observándola desconcierto, -todos están felices menos tú- reparo el Uzumaki.
Escuchar a Naruto hablar de esa forma tan despreocupada no conseguía mermar su ira y molestia, esos sentimientos que se había guardado estando frente a Kakashi que nada tenía que lidiar con ello, pero Naruto si, él era el Hokage ahora y era su responsabilidad garantizar que los Shinobis leales a la aldea y a la paz establecida estuvieran a salvo, decía considerar a Sasuke su hermano, entonces debía remediar las cosas, hacer algo. Era su deber.
-¿Acaso algo va a cambiar?- pregunto Sakura, con voz fría y aire distante, cosa que sorprendió al rubio. -Yo te diré lo que sucederá; Sasuke no volverá, yo deberé seguir en el trabajo, Sarada seguirá extrañando su padre y tú como Hokage no harás que nada sufra un cambio- vaticino la Uchiha sin lamentar ninguna de sus palabras, porque sabía que todo sería así, -nadie lo ha hecho ni lo hará- zanjo la pelirosa.
Sakura era una persona irascible, impredecible y temperamental, de hecho a Naruto no le sorprendía que ella y Sasuke se comprendieran tanto entre si ya que tenían más en común de lo que aprecia, pero en ese momento Sakura se estaba dejando llevar demasiado por sus emociones, no era prudente que hablara así, él podía dejarlo pasar pero otras personas no lo harían.
-Sasuke sabía a lo que se enfrentaba cuando aceptó la misión- protesto Naruto.
-¿Acaso tuvo opción?- cuestiono Sakura, indignada ante su excusa, -¿Quién más tiene el Rinnegan?, ¿Tú?- pregunto la Uchiha de forma sarcástica. -No seas ridículo Naruto, por favor- pidió Sakura, sentándose y observando al Uzumaki que asintió, reprochándose a sí mismo el sonar tan distante. -¿Acaso Itachi es un héroe a ojos del mundo Shinobi? La gente sabe lo que quiere, la gente acepta lo que quiere, para muchos no soy sino la amante abandonada del Uchiha- se insultó la pelirosa, no reparando en nada. Naruto la observo incrédulo ante sus palabras. -Si escucho los aburridos rumores- aclaro Sakura ante la mirada del Uzumaki, su ahora Hokage.
-No deberías…- Naruto intento hacerla desistir.
-¿Y qué debería hacer?- exigió Sakura, con la voz quebrada. -Eligiendo entre el trabajo o mi casa para alejarme de todo esto, ¿Qué me sugieres que haga?- cuestiono la pelirosa.
Sakura se cubrió el rostro con su mano, haciendo todo máxime esfuerzo posible por no llorar, ya no podía aguantar y aguantar simplemente, estaba arrancándose el corazón conscientemente al hacerlo, sabía que los rumores no eran ciertos ni le importaban en lo absoluto, pero ¿Y Sarada?, ¿Qué pensaría ella? Su hija no merecía albergar dudas con respecto a su padre y el hecho de que Sasuke se reocupara enormemente por ellas, su sacrificio y esfuerzo sería nada si Sarada acababa grabándose una idea errónea del matrimonio de sus padres. Naruto se sintió impotente al verle así, incapaz de poder hacer nada para remediar las cosas, era la primera vez que la veía exteriorizar como se sentía y sabía que la única razón para hacer eso era porque estaba completamente destrozada por cargar con algo que jamás había considerado que sucedería, ni Sasuke ni ella.
-¿Qué más he de aguantar?, ¿Por qué Sasuke y yo?, ¿Por qué Sarada?- interrogo Sakura, levemente más tranquila. Levantando su mirada hacia Naruto. -Nunca hicimos nada para merecer esto- el Uzumaki coloco su mano sobre el hombro de ella, intentando hacerle saber que estaba bien llorar, que estaba bien no contenerse por una vez, pero Sakura no lo veía así, para ella llorar en ese momento no era sino una debilidad. -Por qué es tan difícil de entender por una vez, una mísera vez…que quiero ver a mi familia reunida, a Sarada feliz, a Sasuke aquí- Sakura se mordió el labio inferior para acallar un sollozo que casi fue delatado ante el tono quebradizo de su voz. -Eres mi amigo Naruto, y ahora mi Hokage, pero no me pidas que sea paciente y finja que todo está bien, porque tú sabes que nunca lo estará- pidió la Uchiha, serenándose y pareciendo fría ante el Uzumaki.
Naruto asintió, resignado, abrazándola contra su pecho en un gesto de hermandad. Para él era desgarrador saber el sufrimiento de su amiga, todo por causa de algo que no podía impedir, que había intentado pero que no había servido de nada
Luego de tantas discusiones y noticias infructíferas, había resultado fácil que llegara la noche y con ella la oportunidad de contarle todo a Sarada con quien se encontraba tumbada sobre su cama. Su hija deseaba dormir a su lado, la desoladora idea de esperar más antes de volver a ver a su padre la entristecía y sabía que también a su madre. Debían estar juntas en ese momento, ambas se necesitan entre si
-¿Qué pasara ahora, mamá?- pregunto Sarada, observando con incertidumbre a su madre, -¿Papá volverá?- averiguo la pequeña Uchiha.
Sakura apego más a su hija contra su pecho, acariciando su hombro y lamentando que no pudieran hacer nada más que resignarse en ese momento, apoyarse ya que solo se tenían entre ellas para lidiar con esa carga, nadie más podía entenderlas, nadie más podía comprender lo que ellas vivían día a día, porque era una incertidumbre constante, no sabiendo que esperar, no sabiendo si volverían a verlo siquiera.
-Ojala tuviera la respuesta, mi cielo- lamento Sakura, besando la coronilla de su hija, -es difícil saberlo, el Consejo, el Hokages y los demás Kages toman esa decisión- argumento la pelirosa, centrando toda su atención en el rostro de su hija.
-¿El peligro es así de grande?- se preocupó Sarada.
No recordaba muchas cosas de su padre, los recuerdos parecían evaporarse más con el pasar de los días, apenas y rememorando instante, imágenes o algo específico, pero sabía que tenía un padre que estaba lejos y deseaba que él no se arriesgara, pero si su madre creía en que él estaría a salvo, entonces ella también debía hacerlo, debía ser tan fuerte como lo era su madre.
-Según la investigación, sí- tranquilizo Sakura, besando la frente de su hija, abrazándola contra su pecho. -Cuando lidiamos con algo así en la guerra apenas y salimos vivos de ello- confeso Sakura aludiendo a los días pasados, eventos y sucesos de los que su hija era consiente por completo, -sé que tu padre hace esto por la aldea, pero más que todo por nosotras, porque nos ama- recordó la Uchiha como hacia siempre, intentando afianzar en su hija la fe de que Sasuke volvería en cualquier momento. Sarada bajo la mirada con un deje de tristeza ante sus palabras. -Sarada, mírame- pidió Sakura, inquieta ante su silencio y melancolía, -espero que no estés prestando oído a los rumores- advirtió la Uchiha.
Siendo una niña, propiamente tal, Sarada era más que consiente que no podía saber todo cuanto deseaba, si bien sabía lo que su tío había hecho y los dilemas que había evitado con su sacrificio al orquestar tamaña masacre, si bien entendía que su padre no podía estar a su lado en ese momento como deseaba…eso no significaba que las cosas fueran más fáciles para ella, jamás lo seria, pero aceptaba tener que lidiar con su propia carga como hacia su madre y como-sabia-hacia su padre y habían hecho su tío y sus abuelos.
-No, la verdad no me importan, solo dicen mentiras- amenizo Sarada, reposado su cabeza sobre el hombro de su madre. -Pero me gustaría que las cosas cambiaran, que papá pudiera estar aquí con nosotras- se lamentó la pelinegra.
-Yo deseo lo mismo que tú- secundo Sakura, acariciando el cabello de su hija, -pero conseguir un cambio así seria radical y mucha gente se opondría- razono la pelirosa, tanto para su hija como para sí misma.
-Mamá, ¿Puedes contarme una historia para dormir?- pidió Sarada.
-¿Qué historia quieres oír?- acepto Sakura.
Acostumbraba a relatarle toda clase de historia a su hija, inicialmente aludiendo su viejos días como Genin y omo se había forjado las cosas que había visto, con quienes se habían enfrentado, luego estas historias se habían centrado en el Clan Uchiha; el Fugaku, Mikoto e Itachi, todo por las propias preguntas que su hija hacía, inconscientemente eran respuestas para las dudas que su hija pudiera tener, perdón, tenia.
-Una de papá y tú, ¿Cómo se conocieron?- pidió saber la pequeña Uchiha, fascinada por conocer esa historia.
La pasividad de Sakura se transformó en decoro y recato, sonrosándose ante se interés. Sarada era una niña, como cualquier otra y por ende quería saber qué clase de historia de amor habían vivido sus padres. Por parte de Sakura, ella no sabía si enorgullecerse de su historia con Sasuke o no, claro, después de la guerra todo había sido maravilloso, él había regresado luego de dos años y medio, habían confesado sus sentimientos, iniciado una relación, viajado juntos, se habían casado y habían tenido una maravillosa hija que hacía a Sakura recordar cuán grande era el amor que sentían el uno por el otro…pero había detalles no tan agradables, sobre todo de su época de Genin, así como antes y durante la guerra. Sarada era consciente de lo que su padre había hecho, pero no de los detalles de la relación de ellos.
-Bueno, eso es bastante complicado- Sakura sonrió nerviosamente, tomando un instante para recordar tanto como le fuera posible y de la forma más exacta que pudiera ser comprensible para su hija que la observo atentamente, esperando a que iniciara su relato. -No recuerdo la fecha exacta porque entonces era muy pequeña, poco más de un año mayor que tú- la pelirosa pego su frente a la de su hija que rio emocionada. -Dicen que cuando encuentras a esa persona especial a quien has de unir tu vida, lo sientes, lo intuyes, lo sentí aquella vez cuando lo vi, supe de manera inmediata que estaba enamorada de él- la Uchiha sonrió, nostálgica.
-¿Y se lo dijiste?- se anticipó Sarada, emocionada, encandilada por completo.
-Intente hacerlo, lo tuve frente a mí, tuve la oportunidad…- alego Sakura, bajo la cabeza con decepción de su mima, recordando aquella oportunidad, -pero me arrepentí, temí el rechazo- se lamentó la pelirosa.
¿Cómo olvidarlo? Había estado delante de Sasuke, había podido llamar su atención o ser lo bastante valiente de hablar con él, -habiendo sido bastante insegura en ese tiempo, con apenas siete años-solo para salir huyendo irremediablemente, demasiado asustada ante la posibilidad de no ser correspondida. En su época de Genin se había determinado a remediar esta situación, sinceramente enamorada de él, no decepcionándose al ver sus errores, sino que velando por él, intentando hacerlo razonar porque sabía que Sasuke era alguien vulnerable, completamente herido y que-ya fuera cierto o no-la necesitaba, necesitaba de su apoyo incondicional.
-Era un Uchiha, un prodigio, alguien inalcanzable- se defendió la pelirosa ante la mirada empática de su hija que sonrió levemente, entre divertida y comprensiva, -no fue hasta años después que intente acercarme y para entonces….- prosiguió Sakura.
-Las cosas eran diferentes- continuo Sarada por ella, cautivada por el origen del amor que le había permitido nacer, -¿Pero te rechazo?- inquirió la Uchiha, intrigada.
-Verbalmente, nunca- espeto Sakura intentando descifrar los pensamientos de su hija que se debatía entre una sonrisa soñadora y un aire intelectual muy común en ella. -Creo que eso fue lo que motivo a seguir intentando ser merecedora de él- acepto la pelirosa, recordando cómo se había sentido en esos días y en lo que había creído.
-O él de ti- razono Sarada, intentando empatizar con su padre, intentando comprender como, quizá, el podría haberse sentido con respeto a su madre. -Creo que siempre sintió lo mismo que tú, pero no lo admitió- aseguro la pequeña Uchiha.
La pelirosa contemplo con sorpresa e incredulidad a su hija, no había reparado en ello o al menos no hasta después de la guerra y nunca en esa medida. ¿Era posible?, ¿Sasuke podría haberle correspondido desde sus días de Genin, incluso antes? No sonaba descabellado, pero Sakura lamento no poder corroborar-en ese momento-si aquello era así o no.
-Bueno, en ese caso las cosas no son tan simples- acoto Sakura, recuperándose de su sorpresa inicial, -tu padre es algo inexpresivo, pero eso no significa que no sienta tanto o más que el resto de la gente, al contrario, significa que lo que muestra es realmente importante para él- Sarada parpadeo con somnolencia, intentando escuchar el resto de la historia, pero un tanto adormilada, -un te amo verbal no significa tanto para él como su significado, lo que sientes- la pelirosa bajo gradualmente el sonido de su voz, sintiendo a su hija acomodar su cabeza por sobre su hombro, cerrando sus parpados, aun meditabunda entre la historia y el sueño que le estaba ganando partido. -Siempre piensa en nosotras, lo sé, en ti, en lo bella que eres, en cuanto desearía verte- prometió la Uchiha, acariciando el hombro de su rayo de sol, su luna y su estrella, su mundo y corazón. -Nos ama a ambas- murmuro Sakura, besando la frente de su hija.
Ante el suave eco de la respiración de su hija a su lado, como señal inequívoca de que se encontraba dormida, Sakura fue capaz de cerrar los ojos y llorar tan silenciosamente como le fue posible, emocionalmente tocada no solo por el relato que acababa de dar, sino por el hecho de los recuerdos, de lo que todo eso significaba para ella. Extrañaba a Sasuke con cada fibra de su ser, de su alma, le dolía profundamente esa distancia, no saber dónde estaba, como estaba, no estar ahí para evitar sus pesadillas, no estar ahí a su lado por las mañanas, no tranquilizar sus pensamientos. Lo amaba tanto que esa distancia, esa separación calvaba un puñal en su corazón a cada segundo de cada día. Su corazón estaba roto y herido a causa de tantas pruebas, tantos obstáculos que nadie salvo ella y Sasuke tenían que soportar, ambos eran el único bálsamo para sus propias heridas, el amor que sentían era ese elixir que les devolvía la vida. No había vuelto a sonreír sinceramente desde la última vez en que había sido feliz a su lado, no dejaba de preocuparse por él, temiendo que un día alguien le diera la noticia que no quería escuchar, que no volvería a verlo y no quería siquiera pensar en ello pero le resultaba inevitable.
Pero tenía que ser fuerte, por ella, por él y más que nada por Sarada.
PD: tarde y lo siento enormemente pero he tenido que lidiar con complicaciones de carácter emocional que me han agotado y mucho, -cosa que en realidad no es un impedimento justificado-pero tampoco puedo actualizar tan seguidamente porque quiero introducir capítulos de "Boruto: Naruto Next Generations" en este fic, ademas de las escenas-y alguna que haré, creyendo que podrían haber sucedido-de la película "Naruto: Boruto The Movie" por ello quizá actualice cada dos semanas o un poco más, recordandoles que no solo me baso en el anime sino que sobre todo en el manga :3 el próximo capitulo se titulara "Entrenando a una Uchiha" y creo que saben o aluden porque :3 muchas gracias mis queridos amigos, amigas y lectores, gracias por la atención que tienen al leer, comentan o seguir la historia en todas sus formas :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
