-Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración y/o pensamientos de nuestros personajes (Sasuke y Sakura) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3
Había visto muchas cosas a lo largo de ese día, principalmente a Boruto que nuevamente había hecho expresión de una rabieta al pintarrajear el monumento de los Hokage o más enfáticamente el rostro de su padre el Séptimo, para que luego ambos se enfrascasen en una persecución muy insistente que hubo llegado a su fin por Shikadai y su padre, pensando en ello Sarada no comprendía porque había tenido la necesidad de mentirle al Séptimo para distraerlo para así ayudar a Boruto o salvarlo de un posible castigo, como si tuviera que ayudar a Boruto por motivos que no alcanzaba a comprender aunque tal vez el motivo fuera que ella personalmente sabía lo que era necesitar de la atención de un padre cuya presencia resultaba lejana o más bien inexistente en su caso, aparentemente inalcanzable solo que ella no tenía su suerte de poder llamar su atención de ninguna forma, no tenía ni idea de donde estaba o que era aquello que estaba haciendo con motivo de su misión y este límite era lo que principalmente causaba la tensión o rivalidad entre Boruto y ella, porque deseaba lo que Boruto si tenía; la oportunidad de estar junto a su padre al menos una vez al día, a la semana o al mes, pero ella no podía acceder a esta opción, para ella las cosas jamás habían sido tan fáciles, jamás lo habían sido y la enfurecía el estado de las cosas, pero—como siempre—podía disimularlo a la perfección, fingiendo que nada le importaba y que todo estaba bien. No podía pensar con claridad ni comer los dangos sobre el plato frente a ella, no podía hacer nada con cordura cuando todo a su alrededor parecía restregarle en la cara aquello que tanto deseaba y que no podía tener sin llegar a entender el porqué de todo eso, porque—en veces anteriores—cuando le preguntaba su madre al respecto jamás obtenía la respuesta que deseaba, nunca podía resolver nada, era como si ella y su madre llevaran vidas totalmente separadas de la de su padre y nada ni nadie pudiera cambiar eso, ¿Cómo podía tener lógica? Nada tenía sentido.
-Si no vas a comer, te lo quitaré- advirtió Chouchou, dispuesta a tomar el dango del plato de su amiga que no emitió reacción alguna, totalmente sumida en sus pensamientos al parecer. -¿Me estas ignorando?, ¿Modo adolescente rebelde?- pregunto un tanto bromista e incapaz de tomar las cosas con la debida seriedad, aunque quizá esto fuera lo que hacía que ella y Sarada fueran mejores amigas; sus diferentes puntos de vista.
-Todos se llevan muy bien, y eso que todavía falta mucho para el examen de graduación- opinó la Uchiha haciendo una observación de lo que se encontraba en su mente y visión.
-¿El examen?- repitió la Akimichi, integrándose a sus divagaciones. -Si mi peso cambiara al aprobar, lo haría sin problemas- desestimo, estresada de solo pensar en ello.
-¿Y qué si nos hacemos ninjas?, ¿Querrán serlo todos?- conjeturo Sarada, incapaz de acallar las decenas de voces en su cabeza que repetían una y otra vez la palabra "Ninja" cuyo sentido ella apenas y alcanzaba a comprender. -Quiero decir "Ninja" suena lamentable- menciono, no sabiendo que hacer o pensar ya que todos parecían tener una idea preconcebida de su futuro posible, incapacitándole el individualismo.
-Hoy estás muy habladora- asevero Chouchou, conociendo bien a su mejor amiga como para saber que algún motivo debía haber tras eso, -¿Sucedió algo?- inquirió ya que de otro modo ella no le diría nada, y quizá así tampoco, a decir verdad
-Nada- mintió la Uchiha, no deseando importunar ni preocupar ni importunar a su amiga con sus problemas, -¿Adónde vamos ahora? Tengo el día libre, puedo acompañarte- ánimo, cambiando de tema y pensando en lo personal que, así, podría distraerse aunque fuera un poco.
-Tengo que ir a entrenar con mi papá más tarde- se disculpó la Akimichi, lamentando no poder pasar tanto tiempo junto a su amiga como en verdad deseaba hacerlo.
Esto no resultaba ser en lo absoluto una sorpresa para ella sin importar que fuera Chouchou quien lo dijera , todos a su alrededor parecían tener algo que hacer junto a sus padres, incluso Boruto sin importar la protesta que él pudiera pensar en emitir—de encontrarse presente, obviamente—para justificar la displicencia hacia el Séptimo. No es como si no estuviera agradecida por la conexión especial que tenía con su madre que si bien siempre estaba ocupada con el trabajo, le dedicaba todo su tiempo libre sin excusa alguna, pero había cosas que—quizás—solamente pudiera compartir con su padre que podría afinar todos los puntos de su entrenamiento que no habían podido cumplirse hasta la fecha y que su madre había intentado llenar pero evidentemente eso resultaba imposible; si, los libros y pergaminos habían resultado muy útiles en su mayoría, pero ciertos tipos de jutsus y tácticas solo podían traspasarse de un Uchiha a otro, eso Sarada lo tenía muy claro pero no podía ser así porque no tenía modo alguno de acercarse a su padre a quien tanto deseaba ver. Todos, desde el más poderoso de los Kages al más insignificante de los subordinados, tenían labores que cumplir, distintas e ineludibles en consecuencia, y no es como si Sarada pensase en pedirle a Chouchou que desestimara el entrenamiento solo por hacerla sentir mejor, no era así de egoísta, además; se sentiría mejor de que al menos una de ellas pasara tiempo con su padre, ya fuera que la Akimichi lo quisiera o no.
-Ya veo- contesto Sarada, intentando no hacer tan evidente su desanimo.
-Obviamente no quiero entrenar, si por mí fuera, no iría- desdeño Chouchou.
-Ve- animo la Uchiha para sorpresa e incredulidad de la Akimichi, -no quieres reprobar el examen, ¿verdad?- ofreció sin ser consiente del tono altivo que empleaba cotidianamente que entonces la hizo parecer más bien arrogante.
-¿Y esa actitud tan altiva?- se ofendió Chouchou. -Me enojaste un poco, ¿sabes?- advirtió, decidiendo que lo mejor era dejar pasar un posible exabrupto. -Puedes pensar que eres especial por ser del clan Uchiha y no debes preocuparte, pero los demás sí- reprendió, sin quitarle crédito a sus motivos para albergar ese grado de confianza.
El Clan Uchiha era uno de los dos clanes de multitudinaria importancia en la historia del mundo Ninja y del sistema de aldeas, fuera como fuere este clan tan valorado y soberbio había sido responsable—en cierto grado, paralelo a los Senju—de la conformación de Konoha en sus orígenes para hacerla llegar hasta donde estaba ahora y cada generación de Uchihas pertenecientes al linaje de los lideres había aportado su propia contribución a la aldea para hacerla lo que era en la actualidad y al menos Sarada si sabía que su padre había contribuido en ello tanto negativa como positivamente, especialmente lo segundo. Sus abuelos quizás no fueran tan reconocidos, pero según Sarada había oído de Kakashi; su abuelo Fugaku había sido uno de los mayores y victoriosos exponentes guerreros de la Tercera Guerra Shinobi y su abuela Mikoto había sido una de los Jonin más reconocidos de la historiada de la aldea, y su tío Itachi…el Hokage sin nombre, aquel que lo había soportado todo por el bienestar de la aldea llegando a dedicar su existencia entera a un bien mayor y por el que lo había sacrificado todo. Y tras ellos generaciones de hombres y mujeres que habían cumplido con las expectativas que se tenían de ellos con igual dedicación y empeño, pero el Clan Uchiha no era solo eso, era más que poder y alcurnia, más que ostracismo y un linaje impecable de poderío y gloria…había errores que cubrían su desaparición como tal para ser lo que era en esa instancia, teniéndola únicamente a ella como heredera, lo cual en ocasiones tendía a preocuparla. ¿Su género había sido una decepción? Después de todo, si algún día—contra su propia ideología—llegaba a casarse el apellido Uchiha se perdería y con ello su historia, temía pensar en ello pero quizá fuera una posibilidad aun cuando su madre insistiera en que ella y su padre la amaban por ser lo que era, desearía tener un hermano, quizá así no se sentiría tan sola como le sucedía de forma recurrente, porque pertenecer al Clan Uchiha significaba un peso inimaginable, no era un orgullo tan grande como podía pensarse por meras apariencias, era un verdadero sacrificio.
-Eso no tiene nada que ver- contesto Sarada, sin enorgullecerse por ello.
-¿Entonces qué te pasa?- insistió Chouchou, intentando ayudarla
-Ya que tu papá…- intento la Uchiha
-¡Chouchou, aquí!, ¡Estoy aquí!
La abrupta aparición del señor Akimichi no hubo resultado molesto para Sarada que en cierto modo se sintio mejor al no tener que responderle a Chouchou del porqué de su comportamiento y como casi había pretendido hacer; estaba demasiado acostumbrada a replegar sus sentimientos, si nadie más le otorgaba las respuestas que quería, debía ser fuerte e impedir que las cosas y la situación actual la afectaran tanto como para quebrarla hacia el exterior como si intentaba suceder continuamente, lo único que permanecía indemne y sin cambiar además de su ausente padre era su dignidad y quería que eso permaneciera así porque era su sello personal, su marca de individualismo. Conocía a la mayoría los padres de sus compañeros y compañeras de clase y la razón tras ello era el compañerismo y amistad sostenida entre algunos ellos y su madre, teniendo que lidiar con Boruto lo largo de casi toda su infancia, Shikadai e Inojin ya eran un caso aparte por ser menos idiotas, Mitsuki era de su entero agrado por ser maduro, callado e inteligente y por no cometer tonterías…teniendo todas estas experiencias grabadas a fuego en su memoria resultaba difícil no hacerse una idea negativa de la población masculina a quienes en su mayoría tachaba de idiotas e inmaduros. Contraria a la animosa perspectiva de su mejor amiga, Chouchou cruzo los brazos por sobre su pecho, enfurruñada por la aparición de su padre que en nada contribuía a darle el tiempo libre con que le placía contar siendo que ya debía lidiar con el recordatorio del entrenamiento que tendría lugar.
-Qué vergüenza- se quejó la Akimichi.
-No es tan raro ver a un adulto comiendo papas fritas por la calle- opinó Sarada si es que esto ayudaba en algo.
-No es eso, son bajas en sal- contesto Chouchou como si aquello fuese explicación suficiente, pero en realidad nada que dijera Chouchou podía tener sentido, -quiere quedar bien en público cuando en realidad le gustan las de consomé- mascullo lo bastante entendible como para que Sarada hubiera de abstenerse de reír. -Mi papá y yo no coincidimos en nada- concluyo, cruzando enfurruñada los brazos sobre su pecho.
-Ah, era eso- sonrió la Uchiha.
-Mi papá y yo somos muy diferentes, ¿verdad?- corroboro Chouchou, observando a su amiga.
-No sabría decirte…- murmuro Sarada, un tanto entristecida por lo mismo
Claro que, viendo a Chouchou y su padre, podía inferir a simple vista la infinita cantidad de similitud y que quizá Chouchou en su propia ingenuidad o negligencia consciente no viera o no quisiera ver por simple capricho, pero inevitablemente cada comparativo o alusión a un tema semejante la hacía sentirse mal y lo reiteraba; era como si le estampasen en la cara a cada momento aquello que tanto deseaba pero no podía tener, sembrando en ella dudas más y más granes con el pasar del tiempo, ¿su padre amaba a su madre, a ella? Quizás estuviera mal pensar así pero, ¿Cómo no hacerlo? Dudas y más dudas se aglomeraban en su mente haciéndola desesperarse por el simple paso del tiempo, por el aire que respiraba o una insignificante brisa que soplara contra su rostro, comparando su nula paciencia o tolerancia emocional con un barril de pólvora a punto de estallar en cualquier momento, no estaba bien ser tan irascible y afortunadamente su dignidad le permitía contenerse de forma inconsciente sin llegar a darse cuenta de cómo y cuándo lo hacía ni cuando parecía arrogante pese a no intentar aparentar querer serlo, pero no podía cambiar las cosas ni como era, eso no estaba en su poder sino en quien le diera las respuestas que anhelaba, pero las posibilidades de que eso sucediera y pronto…eran totalmente nulas, se había resignado a que no podía cambiar aquello, pero no a aceptar la realidad, obtendría respuestas, estaba comprometida a hacerlo en tanto tuviera cerca la oportunidad y no dudaría en actuar y hacer lo que fuera.
-¿Y tú?- pregunto la Akimichi
-¿Quién, yo?- no entendió la Uchiha, sorprendía por el cambio de tema.
-¿Te preces a tu papá?- replanteo Chouchou.
La pregunta la dejo helada y creo nuevamente aquel vacío en el centro de su pecho, no podía saberlo, no podía responder ningún cuestionamiento ajeno o personal sobre su padre porque no sabía prácticamente nada de él ni siquiera como era de no ser las fotografía que había en casa y que representaban el pasado, un pasado que quizás nunca volvería a ser lo que su madre relataba que había sido hacia años, un tiempo que para ella resultaba muy lejano. Según las fotografías, si, ella y su padre se parecían, físicamente; mismo color de cabello y mismo color de ojos, pero nada más y lo decía o reparaba en ello mentalmente porque no sabía si sentirse orgullosa de ello era lo correcto, ¿Cómo hacerlo? Era infinitamente frustrante no poder recordarlo salvo por las fotografías, no poder recordar su rostro ni su voz, ni ningún momento de particular importancia que hubieran llegado a compartir, de ser así, claro, lo que inevitablemente, y ya fuera que lo quisiera o no, creaba todo tipo de escenarios en su mente como lo era la posibilidad de que su madre le mintiera en alguna medida como consuelo ya que en realidad su padre quizás no las quisiera o pensara en ellas en lo absoluto, ¿Cómo quitarse las dudas de la mente? No tenía respuestas, todos eran negligentes y se callaban a la menor provocación o cuestionamiento, impidiendo enlazar puntos, todos parecían ser cómplices entre sí, aumentando su descontento, pero al menos a Chouchou podía decirle la verdad porque ella no tenía la culpa de nada, no como otros que se callaban a conciencia y lo intuía desde hace años.
-No lo sé, no lo he visto desde que tengo memoria- contesto Sarada, bajando la mirada.
Observo fijamente aquella fotografía, quizá la única lo bastante cercana a la actualidad y con lo que aproximarse a su padre pero que no dejaba de representar el pasado, un pasado que en nada podía consolarla porque no había formado parte de el en aquel entonces o porque no lo recordaba. En aquel marco se encontraban cuatro fotografías; dos fotografías suyas, una de bebé y otra con apenas tres o cuatro años, otra de su padre y una de su madre. Se había despedido de Chouchou hace horas para luego haber regresado a casa y sumirse en los estudios o la lectura en un intento por distraerse de sus tristes pensamientos, pero nada era suficiente para cumplir con tal aspiración, estaba harta de esos silencios tan incomodos y de tantas displicencias que le impedían saber datos fundamentales de su vida, ¿y por qué? Por una supuesta misión que ni siquiera entendía y que no sabía si era real o no, ¿Por qué no? Las mentiras eran una táctica común, cualquiera podía usarlas y le costaba pensar que dudasen en mentirle a ella que era ignorante y—quizás a ojos de la mayoría—estúpida por motivo de su juventud. No sabía que creer, no sabía en qué pensar, ¿Cómo es que podían ser tan crueles con ella como para no otorgarle respuestas de las que dependía su propia integridad y emociones?, entendía o intentaba comprender el silencio de su madre porque quizá ella tampoco tuviera las respuestas y no pudiera darlo, lo que era lo más lógico, pero no pensaba lo mismo de todos sus cercanos que se consideraban honorables por ser ninjas o pertenecer a cualquier otro rubro…era vergonzoso, no, era algo aun pero que ridículo, era denigrante.
-¿Dónde estás?, ¿Qué éstas haciendo?- pregunto Sarada con desesperación.
Necesitaba respuestas, la anhelaba, pero sabía o intentaba convencerse de que—en ocasiones—todo cuanto se deseaba no siempre era posible. Un repentino mareo la azoro, nublando su visión y forzándola a—quitándose los lentes en el proceso—cerrar los ojos, intentando hacer descansar su vista de ese modo para aminorar el problema, sucedía desde hace años en cada oportunidad en que sus emociones parecían ir en ascenso, pero no cuando estaba feliz sino cuando la tristeza o ira que sentía era tal que podía llegar a nublarle o hacerle perder la razón de sus actos, según había leído con respecto al linaje de los Uchiha esto era peligroso tanto para sí misma como para otros, por lo cual tendía a reprimirse en multitud de ocasiones pero a veces esto era para peor; era como verter agua casi congelada en un sartén con aceite hirviendo y luego taparlo creyendo que se evitaría una combustión pero lo que en realidad sucedía era que la tapa saliese volando por la presión, comprendía esta analogía porque su carácter se asemejaba mucho al de su madre y si bien era una mujer absolutamente correcta y perfecta en todo…tenía sus arranques de cólera, aunque el estrés del trabajo bien podía ser motivo suficiente para ello. Suspirando profundamente y cerrado la puerta tras de si, Sakura sonrió con energías apenas y renovadas por simplemente regresar a casa, cada día era un reto nuevo, pero agradecía de todo corazón poder desocuparse pronto y contar los minuto en su regreso a cada para estar junto a su hija, eso era de suma importancia para ella.
-Ya llegue- anuncio Sakura, adolorida de solo moverse, -estoy agotada- se quejó en voz alta, expresando por fin lo que sucedía por su extenuante rutina de trabajo 24/7.
-Bienvenida- saludo Sarada, apareciendo en el umbral del pasillo, refregándose el parpado en espera de así poder ver mejor.
-¿Qué ocurre?- se preocupó Sakura al verla así
-Se me nublo la vista- contesto la Uchiha dejando de hacer esto y observando a su madre, -sucede de vez en cuando- desestimo, no deseando darle una importancia innecesaria.
-Déjame ver- detuvo Sakura.
Las palabras de su hija consiguieron preocuparla llegando al punto en que—soltando la bolsa que traía—se arrodillo frente a su hija observando detenidamente sus ojos porque temía que de un momento a otro sucediese algo malo, Karin se lo había explicado—mediante una carta, desde luego—el Sharingan había intentado aflorar por motivo de aquella fiebre sucedía cuando Sarada era muy pequeña y le había advertido además que un malestar recurrente podía producirse si el descontrol de sus emociones tendía a ser recurrente y lastimeramente Sarada había heredado su emocionalidad lo cual hacía todo mucho más preocupante. Nunca se perdonaría que algo—fuera lo que fuese—llegara a sucederle a su hija, le había prometido a Sasuke que nada más que su protección y bienestar ocuparía su total atención durante el tiempo que significase su ausencia y lo cumpliría con entereza al pie de la letra, sin importar lo que pudiera sucederle. Teniendo semejante grado de atención sobre si misma resultaba imposible para Sarada no olvidarse de todo si más y sentirse afortunada por contar con una madre que aun luego de una jornada de trabajo seguía teniendo fuerzas, ánimo y energías para preocuparse por ella, ¿Quién no se sentiría dichoso por eso? El trabajo de su madre no era fácil y vaya que lo sabía, por ello era imposible no ser feliz de solo contar con ella todo el tiempo, algo seguramente banal para la mayoría de sus compañeros o amigos pero para ella significaba todo.
-So…solo se me nublo un poco- se alejó Sarada, volviendo a colocarse los lentes, -ya veo bien- sosegó, comprobando esto y creyendo lo que tal vez podía estar provocando aquella molestia. -Quizás deba cambiar de lentes- opinó, sonriendo para aminorar un posible problema.
-Será mejor que te examinen- contradijo Sakura al erguirse, valorando la opinión de un profesional al respecto.
-No exageres, mamá- desestimo Sarada finalmente, reiterando su antipatía volverse un problema, -preocúpate por ti que trabajas demasiado- señalo, contando con evidencia para respaldarse.
Y esto si que era cierto.
La cena estuvo servida justo cuando el atardecer hubo dado paso a la noche y, luego de disponer todo apropiadamente es que madre e hija pudieron cenar con tranquilidad y en silencio por motivos muy diferentes; Sakura al menos lo hacía porque el trabajo conseguía ocupar parte importante de sus pensamientos voluntariamente, porque en ocasiones era mejor palear cual posible pensamiento triste o negativo sobrecargándose de actividad y evadiendo su apatía, le había prometido a Ino que no haría eso pero en ocasiones no todas las promesas podían cumplirse, mucho menos aquellas que se hicieran a consciencia de cómo se podía actuar en una crisis como era la suya. Como siempre la cena estaba deliciosa, lo cual refutaba notoriamente lo que Sakura le había dicho hace tiempo a su hija sobre su falta de talento en la cocina, pero digamos que el tiempo y la practica desaparecían muchos obstáculos, sobre todo si se había tenido como maestra a Hinata, con ella cualquiera podía superar una deficiencia así y Sakura casi, solo casi, podía llegara sentirse orgullosa de haber corregido tal falta antes de envenenar a alguien. Todo era delicioso, pero desde luego que algo le impedía a Sarada disfrutar plenamente de la cena; sus siempre eternas preocupaciones, claro que necesitaba explicaciones y mucho más cada día, pero al menos quizás si pudiera resolver una duda que llevaba y bastante tiempo en su mente y que—hasta ese momento, quizás—no había considerado con seriedad hasta entonces.
-Mamá- nombro Sarada.
-¿Sí?- contesto Sakura, prestándole toda su atención.
-Mi papá...¿usaba lentes?- pregunto la Uchiha, desando quitarse una posible duda.
-¿Por qué lo preguntas?- no comprendió Sakura, meditando en el proceso
-Tú ves perfectamente- evidencio Sarada, viendo asentir a sus madre al decir esto. -Me preguntaba si la mala vista al herede de mi papá- supuso, ya que no tenía otro modo de saber a qué se debía su problema.
La respuesta que Sakura pensó en dar de inmediato hubo sido un no rotundo "no", pero—y pensándolo bien—quizá no fuera tan acertado responde e aquella forma porque siendo usuarios del Sharingan era esperable que todo Uchiha—desde su difunto cuñado a su esposo—tuviera en cierto grado algún problema de visión a lo largo de su vida, era algo así como un mal congénito ya fuera que se diagnosticara como tal o no y según tenía entendido su cuñado Itachi había muerto estando casi totalmente ciego lo cual quizá respaldara las dudas que Sarada tenía, claro que el caso de Sasuke era diferente y particular porque aparentemente el Rinnegan y el Sharingan parecían intercalar un equilibrio intrínseco entre sí, eso solo generaba una jaqueca, pero no más y solo por el esfuerzo en esforzarse y emplearlos demasiada recurrencia y si ella conocía a Sasuke como lo hacía…no le extrañaría que eso sucediera muy seguido ahora que no la tenía a ella pegada a su lado para limitarlo a cada instante, aunque—en su defensa—no lo limitaba, solo se preocupaba por él y él se lo permitía. Pero el caso de Sarada era igualmente diferente, ella parecía no recordar la fiebre que había padeciendo porque era muy pequeña pero el motivo de su problema en la visión era eso y su propio temperamento, no tenía asociación alguna con el Sharingan o con el linaje de los Uchiha.
-Creo que no- concluyo Sakura, ya que no podía formarse un juicio exacto al respecto.
-¿Crees?, están casados y "crees" que no tiene- critico Sarada, únicamente molestándose ante la respuesta.
-¿Qué te ocurre? Estás rara- se preocupó Sakura, más no dejándose enfurecer por ello.
-¿Cuándo terminará la misión de mi papá?- insistió la Uchiha, esperando una respuesta mejor, aunque no deseo.
-No lo sé, espero que pronto- contesto Sakura con igual tono de voz, haciéndole saber que deseaba que la conversación solo llegase hasta ahí.
No le gustaba discutir con su hija, solo se tenían la una a la otra y discutir no era en lo absoluto una opción, pero en ocasiones no se podía evitar y menos aún por la similitud entre sus caracteres, además de que el tema que estaba tocando era personalmente doloroso y delicado para ella y algo que le remordía los sentimientos y le oprimía el corazón cada vez más de solo recordarlo. Casi diez años, casi la vida entera de Sarada teniendo que lidiar con todo sola y estaba segura de que las cosas no eran únicamente difíciles para ella sino también para Sasuke, lo sabía porque lo conocía mejor que nadie lo había conocido y lo conocería jamás y no tenía duda alguna de la importancia que cobraba en su vida y viceversa, pero aunque cuando le doliera ser partícipe de los juicios de Sarada por todos los secretos que le guardaba pero había cosas que no podía decirle. Era una Jonin, una de los tres Sannin, discípula de la Quinta Hokage, alumna del Sexto Hokage y había sido compañera de equipo del Séptimo Hokage, teniendo sobre si tantas instancias y valores además de ser miembro del Clan Uchiha por matrimonio es que era considerada una persona de confianza para ser consciente del propósito de la misión que su esposo estaba llevando a cabo y de cada detalle del que el Hokage fuera informado, pero Sarada no podía saber lo que pasaba ya que de hacerlo estaría incumpliendo su propio juramento como Shinobi, no estaba en una situación diferente de la de Sasuke en lo absoluto, pero ninguno de los dos podía remediar las cosas, no podían hacer nada.
-Debí imaginar que no sabrías, después de todo ni siquiera sabes si uso lentes o no…- declaro Sarada, desahogando su ira al decir cada una de estas palabras.
Esos silencio minaba la credibilidad que pudiera darle a su madre y la carencia de respuestas, había esperado saber datos personales que quizá fueran nimios pero mediante los que pudieran acercarse a su padre pero por lo visto eso ni siquiera era posible haciendo que esta vez Sarada perdiera incluso la confianza que había tenido hacia su madre con la esperanza de que ella fuera sincera pero la única explicación para su respuestas no era otra que le estuviera mintiendo y le dolía si esto era así o aunque no lo fuera, porque eso solo respaldaba su creencia de que quizá ella no fueran importantes para su padre. Escuchando estas palabras tan hirientes Sakura únicamente guardo silencio, bajando la mirada y pidiendo paciencia casi divina para mantenerse tranquila; claro que quería decirle a Sarada cosas sobre Sasuke para resolver sus dudas, pero cada posible asociación le provocaría preguntas mayores llegando a la conclusión de que no podía decirle todo cuanto deseaba lo cual era la situación actual, era una realidad. Cada vez que encuentres paciencia ante un problema o cuando intentes lidiar con ella, piensa que estoy contigo…la voz de Sasuke resonó en su mente produciendo una nostalgia mayor a la que entonces sentía pero que le sirvió de estímulo y animo porque los recuerdos que tenia del pasado eran lo único que le permitía enfrentarse a cada problema, fuera cual fuera.
Luego de que Sasuke le hubiera pedido matrimonio y por más que su relación se estuviera gestando con tranquilidad y normalidad absoluta hasta la fecha; no podían olvidar que estaban cumpliendo con una misión y que su atención debía estar centrada en ello y en fortalecerse entre sí, por lo que eventualmente entrenar en conjunto se había vuelto una rutina para ambos porque estaban a niveles muy próximos y dicha rutina les convenía a ambos, desde luego que Sakura no sabía que inferir cada vez que Sasuke frenaba alguno de sus golpes, no sabía si podría estar diciéndole que creía en ella, o si pensaba que era una idiota como ella le había dicho en voz alta él en su primer día de entrenamiento. Claro que esto no formaba distancia alguna entre ambos, en lo absoluto, de hecho se mostraba igual de sosegado y amable con ella como de costumbre, desde que había iniciado su relación. El Uchiha la escruto intensamente con su mirada ónix haciendo que involuntariamente Sakura tuviera le impulso de titubear en lo que hacía, solo por un instante porque la profundidad de sus ojos conseguía hacer que ella sintiera como si su corazón fuera a detenerse de un momento a otro, pero desde luego que Sakura ponía freno a sus sentimientos, además ahora que estaban comprometidos en teoría su reacciones ante él no debía ser tan impresionable, pero era imposible porque bastaba la sola mirada de él para que sintiera que todo a su alrededor despareciera en un instante. Pero como siempre no sabía que inferir a simple vista mientras llevaba aquella rutina cabo porque resultaba difícil de leer, inescrutable, como si se formase sobre él una capa invisible que separaba lo que sentía de lo que pensaba transformando su apariencia en la intimidante imagen que todos conocían de él. Intentaba distraerlo con sus palabras porque se estaban concentrando demasiado en las misiones y demasiado poco en ellos, pero ahí estaba su seriedad haciéndolo cambiar de tema y regresando su atención hacia lo que debía de resultarles importantes a ambos, pero ella no quería hacerlo.
-Las misiones, el deber, las reglas, Kakashi, Naruto y ahora tu intentando cambiar de tema- enumero Sakura, cada vez más molesta, forzando al Uchiha a retroceder por la agresividad que estaba expresando.
-Basta- cortó Sasuke, sabiendo que hacerla enfurecer no era en lo absoluto una opción, -tu reciente desempeño ha sido…bueno- califico únicamente.
-¿Bueno, y ya?- repitió ella, desconforme por su falta de elogios, y manejo de palabras.
No tenía limitaciones en el entrenamiento que habían decidido llevar a cabo desde hace tiempo, sabían que no tenía por qué hacerlo porque el punto de todo era aprender y no perder sus hábitos como Shinobis, pero al menos Sakura esperaba un elogio o algo ya que creía en algo llamado "refuerza positivo" aun cuando Sasuke aparentemente prestara oídos sordos de su insistente idea de que ella llevaba reiterando desde su primera sesión en que él literalmente la había derribado en una fracción de segundo, algo que Sakura pensaba devolverle en algún omento, solo tenía que pensar bien cómo hacerlo. Claro que ella tenía talento como para elogiarla, pero hacerlo significaría que no podía verla como nada más que su novia, lo cual no sería objetivo lo que desde luego sería un error, debían trazarse limites porque no solo eran quienes eran, eran Shinobis; además ella había sido quien había dicho que debían dejar los sentimientos, pensamientos o lo que sea fuera el tiempo que dedicaran al entrenamiento pero era muy común que ella contradijera sus palabras muy seguidamente, pero desde luego que él no pensaba seguirle la corriente y hacer lo que ella quería porque es significaría ceder y ni siquiera Sakura hacía eso así que no tenía por qué ser él quien cruzara los limites.
-¿Qué quieres que diga?- pregunto el Uchiha, sonriendo ladinamente ante la posible sugerencia que ella le estaba dando, -¿Qué eres increíble?, ¿Qué le das originalidad a maniobras clásicas?- supuso, claramente usando un tono falso e impropio de él al decir esto.
-Sí, quiero que digas esas cosas- sonrió Sakura, como ejemplo de que algo de valoración no contribuiría sino a subir su autoestima.
-Descansa, Sakura- zanjo Sasuke, dándole la espalda.
Solo le estaba siguiendo la corriente con lo que ella había "impuesto" hacia tiempo, más sabía que eso no resultaría suficiente para ella; sacudiendo distraídamente el polvo de su ropa se abstuvo de sonreír al presentir lo que habría de suceder y que se corroboro al escuchar los frenéticos pasos de ella a su espalda y su chillido—como si de una alarma se tratase—que lo hizo predecir su actuar sin necesidad de voltear a verla para saber lo que haría. De nuevo estaban ahí sus reflejos que conseguía sorprenderla y que nuevamente la enviaron de golpe contra el suelo aunque no con la brusquedad y estoicismo que aun recordaba en su primera sesión de entrenamiento; Una risa broto de sus labios teniendo el rosto de él—que le sujetaba ambas muñecas por sobre la cabeza, recargando su peso en el costado de su brazo para no incomodarla—y por haber fallado, preguntándose como sorprenderlo porque él aparentemente jamás bajaba la guardia o no que ella lo recordase. No iba a negarlo, tener que mantenerse alerta por su predecible intento de derribarlo era divertido, en realidad todo lo que se asociara a ella lo era, pero no iba a dejarle tan fácil este objetivo, si querría derribarlo tendría que esforzarse mucho más y ser lo bastante cautelosa.
-¿Qué hice mal? Casi te derribo- se quejó la Haruno, sin incomodarse por la cercanía entre ambos.
-Haber gritado fue tu primer error- rió el Uchiha.
Nada de lo que la rodeaba era predecible porque se contradecía a sí misma en infinidad de ocasiones, más aun así Sasuke se fascinaba más y más de ella con el pasar del tiempo, veía con infantilismo e inocencia absolutamente todo y su perspectiva para ver las cosas era única, bueno eso y lo realmente terca que podía llegar a ser y de lo cual jamás dejaba de sorprenderse ante cada nueva anécdota y estaba convencido de que quizá siempre sucedería igual porque pasar tiempo junto a ella nunca significaría una rutina, todo el tiempo que llevaban juntos era la prueba más irrefutable de eso. Le sorprendía enormemente verlo actuar así, porque a lo mucho había conseguido verlo sonreír cada vez que ella sostenía su habitual comportamiento infantil, pero reír…jamás había sido testigo de algo así, no ni mucho menos con esa sinceridad ni ese brillo de alegría y divertimento en sus ojos, y dudaba que alguien lo hubiera hecho, había creído que no podría provocar algo así y saberse el motivo de esa risa la hizo sentirse dichosa, aún más de lo que ya se sentía diariamente por solo estar junto a él. No podían arrepentirse del tiempo que pasaban juntos, de hecho y sin llegar a leer la mente del otro para saberlo; ambos coincidían en que esos momentos que pasaban juntos eran los mejores de sus vidas y no los cambiarían por nada.
-Adoro tu risa- admitió Sakura, fascinada, -singular no plural, nunca te había oído reír- especifico, justificando su impresión. -Aun sin gritar me habrías derribado, ¿verdad?- afirmo más bien, porque era incapaz de creer que sorprenderlo habría de resultarle fácil.
-Probablemente- contesto Sasuke, solo por si es que el grado de duda en su respuesta conseguía animarla y así pareció ser, -pero gran iniciativa, sigue intentando, el entrenamiento nos sirve a ambos- ánimo, dándole la oportunidad de derribarlo…en el futuro.
Sin reparar en nada más, ambos se observaron detenidamente el uno al otro, sonriéndose antes de decidirse a levantarse…era triste de admitir pero lo único que le quedaban para no albergar dudad eran sus recuerdos más Sarada no contaba con esa posibilidad pero por más que Sasuke y ella amaran a su hija con todo su corazón no podía romper con las reglas de ese modo, existían límites infranqueables ya fuera que se tratara de la moral o el reglamento Shinobi o su lealtad para con su aldea, quizá fuera duro y carente de emociones decirlo e viva voz pero Sarada debía entender cómo eran las cosas y el mundo real porque nadie le pediría disculpas por nada, en ocasiones se debía tropezar duramente contra el suelo para prender de los errores y forjar un camino ni a Sasuke ni a ella les había resultado fácil llegar hasta donde estaban pero era necesario atravesar todo eso, claro que Sarada tenía razones para albergar las dudas que tenía pero por ahora no podía obtener las respuestas que quería, en el futuro tal vez sí, pero por ahora lo que estaba pidiendo era algo imposible y Sakura lo entendía porque—luego de la partida de Naruto junto al maestro Jiraiya—estando bajo la tutela de la entonces Quinta Hokage, lady Tsunade, se había tragado varias frustraciones al no poder saber ciertas cosas hasta ser promovida a Chunin, era un camino largo y difícil pero necesario de seguir y Sarada algún día lo entendería como todos los demás porque esa era la vida de los Ninjas.
-Qué dura- respondió Sakura únicamente, dando por terminada y olvidada la conversación.
Sarada bajo la mirada, sintiendo la culpa oprimirle la garganta, deseando disculparse con su madre, pero las palabras no salieron de su boca sin importar que en su mente desease intentarlo. Su intención no era ser así de dura, peor necesitaba respuestas, quería saber más sobre su padre pero esto ya de por si tenía limites, el tiempo solo contribuía a eliminar de su mente lo escasos recuerdos de su padres, ya no recordaba su voz, su tacto, ni su rostro de no ser por las escasas fotografías que habían de él y que sin embargo representaba el pasado, sin ser capaz de saber cómo luciría en la actualidad, no quería ser tan dura con su madre porque ella no se lo merecía, pero estaba frustrada con todo y con todos a su alrededor y nadie podía ayudar…ansiaba tanto poder ver a su padre, poder saber si era todo cuanto su madre decía que era, porque había crecido amándolo por cada cosa que su madre le había relatado con tanta devoción que era imposible no amar a alguien de esa forma, pero ahora eso no era suficiente, deseaba abrazarlo, escuchar su voz y estar frente a él, saber y etaria tan orgulloso de ella como lo estaba su madre, pero no podía. Boruto en ocasiones parecía encontrarse en la misma situación de ella ya que el Séptimo pasaba muy poco tiempo con él pero al menos vivían juntos, podían verse o hablarse una vez al día…pero ella llevaba años sin ver al hombre más importante de su vida, y le dolía, la hería en lo más profundo de su corazón y su alma que eso pasara.
Pero no podía cambiar las cosas
Lo que había dicho y hecho era ciertamente el mayor de los errores que hubiera podido cometer hasta entonces, desafiar y hacer enfadar a niveles críticos a su madre lo que ya de por si resultaba un peligro, obviamente, pero no ser conocedora de la fatiga y cansancio con que estaba lidiando y de lo cual Shizune la había informado había sido diez veces pero, sabía que se había excedido en su palabras pero solo había sacado sus emociones delante de ella como no había hecho nunca antes con nadie con horribles consecuencias como —justificadamente, porque Sarada afirmaba abiertamente haber tenido la culpa—destrucción de su casa, aunque Shizune había icho que el Hokage se encargaría de que se encontrasen cómodas temporalmente hasta que todo volviera a la normalidad, en cierto modo y si decirlo así estaba bien, pero no era eso lo que ocupaba la atención de Sarada que se encontraba sentada en una de las camas de esa habitación del hospital, donde se encontraban. Recostada sobre la cama contigua y pálida como Sarada no recordaba haber visto a su madre anteriormente, la Uchiha se sentía preocupada, nunca había sabido que su madre tenía anemia y que eso había hecho más difícil lidiar con el cansancio que le producía el trabajo pese a ser una trabajadora infatigable desde siempre, porque de haberlo sabido nunca hubiera sido tan dura ni hubiera dicho ni hecho todo cuanto configuraba su proceder.
Jugo distraídamente entre sus manos con una fotografía que había creído por mucho tiempo que solo retrataba a su padre pero que—al rescatar del marco ya roto por motivo de la destrucción de la casa—ahora podía ver con completa claridad y en la que aparecían otras personas, entre ellas una mujer de brillante cabello rojo y que tenía unos lentes casi idénticos a los suyos. No la preocuparía tanto de no ser por la prolongada ausencia de su padre y la carencia de registros de su nacimiento, no existía nada salvo su pecha pero no habían más detalles como si sucedía con el resto de sus compañeros y lo había corroborado mientras atendían a su madre, quizá fuera apresurado llegar a esa conclusión, dudando de todo a su alrededor de forma casi critica, pero sentía una incertidumbre demasiado grande cerniéndose sobre su persona y ya no sabía qué hacer para lidiar con ella. Shizune entro en la habitación observando a Sarada que permanecía muy cerca de su madre, a Naruto desde luego que no le había sorprendido saber de lo sucedido, de hecho si lo sorprendía que hubiera tomado tanto tiempo que algo así tuviera lugar dado el impredecible carácter de su antigua compañera de equipo, pero de igual modo le había dado a saber a Shizune que cuanto antes se encargaría de que mudaran cada pertenecían de las Uchihas a un apartamento que desde hacía ya mucho tiempo había designado para tal fin en caso de que sucediera algo así.
-Ya veo, estabas buscando una foto de tu papá- sonrió Shizune.
Reconocía esa fotografía, la había visto muchas veces al visitar a Sakura o acompañarla de regreso a casa y aunque no reflejaba al Sasuke que actualmente estaba cumpliendo con aquella misión que la mayoría de la gente desconocía, era igualmente motivo de respeto para la Kato. Nunca había tenido prejuicios contra el Uchiha, como lady Tsunade, porque había tenido que ser víctima de los juicios que los miembros del consejo de la aldea habían tenido con respecto a la antigua creencia que había existido de los Uchiha desde los días del Segundo Hokage, lady Tsunade desde luego que se había opuesto rotundamente a intentar algo serio contra Sasuke hasta que—antes de la Cuarta Guerra Shinobi—se hubiera convertido en una amenaza y solo por motivos de otros, no propios, porque Koharu y Homura continuaban pensando como en aquel entonces, como Danzo lo había hecho. El Tercer Hokage había intentado tomar una posición neutral para impedir una catástrofe pero eso no había impedido nada causando que Itachi irremediablemente hubiera tenido que orquestar aquella devastadora masacre contra su propio Clan y su familia sin permitir que sobreviviera nadie, salvo por Sasuke pospuesto. Por ello y el modo en que había contribuido en la guerra así como su lealtad actual e incuestionable hacia la aldea es que Sasuke jamás podría ser considerado un enemigo y quizá nunca lo había sido, aunque resultaba que solo un número muy limitado de personas supiera la auténtica verdad pero—ingresando en la habitación—Shizune sabía que quizá fuera mejor que las cosas se mantuvieran así para evitar cualquier posible revuelo.
-No, yo…- intento mentir Sarada, ocultando sutilmente la fotografía, más dudaba que esto diese resultado.
-Por lo que veo, es bastante antigua- asevero Shizune en lo poco y nada que hubo visto.
-¿Cómo es mi papá ahora?- pregunto la Uchiha, olvidándose de su posible titubeo.
-No lo ves desde pequeña, ¿no?- afirmo la Kato, no sabiendo si era correcto entrometerse en ese tema.
Nadie más que Sasuke, Sakura y Sarada padecían lo que padecían, pagaban un precio innecesario e injusto por el bienestar de la aldea, apenas y lady Tsunade se había enterado de la misión es que inmediatamente se había pronunciado contra Kakashi—que entonces había sido el Sexto Hokage—y Naruto, porque conocía el amor que su antigua pupila le profesaba al Uchiha y que era correspondido teniendo como mayor prueba una hija de entonces apenas un año, no creía que ellos merecieran la desgracia de tener que cambiar por completo sus vidas por el bienestar de la aldea, pero pedir—según el reglamento de conducta Shinobi como tal—que los sentimientos cobraran más importancia que las vidas de otros era como nadar contra la corriente, Sakura se había adecuado dolorosa pero rápidamente a su nueva realidad y había criado a Sarada tan perfectamente que incluso lady Tsunade se sorprendía cada vez que Shizune la informaba de lo que pasaba, claro que Sarada quizá no recordase absolutamente de su padre pero quizá algún día pudiera alcanzar a entender porque Sasuke hacía lo que hacía, pero ese día no era hoy, no en ese momento. No necesitaba afirmar ni negar nada, Sarada estaba habituada a escuchar esas palabras, después es de todo eran la única verdad que al menos si podían decirle; que no recordaba o no conocía a su padre, pero deseaba poder cambiar esta verdad y contradecir cada aseveración que fuera dicha pero contando con hechos, más…del dicho al hecho hay mucho trecho.
-Quiero preguntarle algo, pero no le diga a mi mamá- inicio Sarada.
Teniendo la posibilidad de que su madre despertara de un momento a otro—sin saber que necesitaría descansar por al menos varias horas más—es que Sarada se levantó de su lugar y le indico a Shizune que la acompañase fuera de la habitación, claro que su teoría era descabellada pero necesitaba sacársela de la ente mediante hechos y sabía que quizá nadie en Konoha, mucho menos los ninja médico, podrían darle las respuestas que tanto deseaba obtener. Su padre estaba ausente desde que tenía memoria y además de ello no habían registros de su nacimiento y nadie se atrevía a decir nada, quizás fuera muy erróneo pensar aquello pero cuanto más tiempo pasaba es que Sarada más hubo dudado de la posibilidad de que Sakura Uchiha fuera su madre, porque si así fuera, ¿Por qué faltaban detalles de su historia? Donde había nacido, donde estaba su padre…no había nada más allá de las fotografías y todas reflejaban su vida luego de su nacimiento, no habían fotos de su madre estando embarazada ni fotos de la boda de sus padres. ¿Por qué faltarían todos esos detalles si todo fuera tan normal como algunos se empeñaban en plasmar? Apenas y la niña hizo la pregunta abiertamente es que Shizune se sintió abrumada por el pánico, porque la idea que Sarada estaba teniendo resultaría terriblemente dolorosa para Sakura si la hubiera escuchado. No manejaba más detalles que los que Sakura personalmente le había dicho; el parto había sido muy complicado y Karin la había asistido, por motivo de la misión que Sasuke ya cumplía desde entonces es que estaba prohibido tener datos escritos o exactos del día en que Sarada había venido al mundo, y según Sakura había dicho las fotografías correspondientes a su boda y embarazo se encontraban en posesión de Sasuke porque ella había deseado que las llevara consigo. Cada hueco o vacío cronológico tenia justificación pero por protocolo Sarada no podía saber nada de eso porque involucraba una misión casi secreta para la mayoría del mundo Shinobi.
-¡Claro que Sakura es tu madre!- contesto Shizune de inmediato, sin dar lugar a dudas.
-Entonces hábleme del día en que nací, ¿Quién más estuvo en el parto?- pregunto Sarada, intentando por todos los medios saber más y daba por hecho que Shizune no podría responderle por obvias razones.
-Pues…- dudo la Kato, preguntándose que decir para saciar su curiosidad y si comprometer a Sakura de ninguna forma posible.
-La misma reacción de todos- relaciono la Uchiha para confusión de Shizune. -Lo investigue, mi registro de nacimiento no está en ningún hospital de Konoha- respondió por ella, ya que no quería más mentiras, eso no serviría de nada.
-Eso no significa que…- Shizune se silenció a sí misma, porque de no hacerlo causaría más preguntas y problemas en lugar de otorgar respuestas. -¿Por qué te preocupa eso?- pregunto, intentando evadir así la respuesta errónea que quizá hubiera dado.
Como Sakura, Sarada era insegura, había visto ese semblante entre fúrico y nervioso en el rostro de Sakura durante años, desde antes de estar bajo la tutela de lady Tsunade así como después, claro que en la actualidad no lo exteriorizaba pero continuaba siendo la misma Sakura de ese entonces. Sarada y Sakura eran idénticas, de hecho y de no ser por el color de su cabello y ojos; ambas no tendrían diferencia alguna en cuanto a físico se refiriese por lo cual le resultaba muy extraño a Shizune que Sarada tuviera semejantes dudas, pero contando con tanto secretismo a su alrededor cualquiera podría desquiciarse con mucha facilidad, cualquiera. Desde luego que no quería inferir cosas equivocadas pero hasta la fecha contaba con la única fotografía en que su padre aparecía acompañado de alguien y ese alguien no era su madre, Sakura, era una mujer de la que hasta la fecha no sabía nada, ni siquiera su nombre, esa fotografía era temporalmente el único indicio próximo con el que hacerse un juicio sobre la verdad de las cosas y ya fuera cierto o no, no era culpa suya, no había sido ella quien había tomado las decisiones en su vida, las habían tomado otros sin detenerse a considerar la frustración que sentiría y lo mucho que la hería no saber nada del hombre al que debía llamar padre, ¿Qué clase de vida era esa? Dudaba de todos a su alrededor porque cada palabra salida de los labios de la gente luego de que ella hiciera una simple pregunta no eran más que mentiras tras mentiras, nada tenía sentido y todo estaba patas arriba, ¿Cómo era posible que ni siquiera un nimio aspecto de su vida fuera lógico? Lo único que sabía, sosteniendo aun aquella fotografía entre sus manos, era que no tenía idea de nada, no sabía que era verdad y que era mentira y la culpa no recaía sobre ella sino sobre otros y quería respuestas, las obtendría a como diera lugar y esta vez no esperaría acontecimientos.
-Porque esta mujer usa lente como yo- señalo Sarada, únicamente, no sabiendo que inferir al respecto.
-Es cierto que cuando te preocupa algo no puedes ni comer- suspiro Chouchou.
-¿Te preocupa algo?- afirmo Sarada, absteniéndose de reír ante lo contradictorias que resultaban las palabras de su mejor amiga.
Como siempre era imposible evadir a la posible voz de su conciencia, alias Chouchou que si bien se atiborraba a si misma de comida insistiendo que apenas y podía comer por las preocupaciones, siempre resultaba ser la compañía ideal conque Sarda conseguía sentir que sus problemas desaparecían. Pero en esos momentos Sarada no deseaba llenar su mente de eso pensamientos tan molestos como tristes y que inevitablemente la harían sentir mal, así que Chouchou resultaba la persona ideal con la que olvidarse de todo porque su ego hacia que creyera que todo giraba a su alrededor y que lo importante del mundo era ella y el caso aparentemente no fue diferente, o eso supuso Sarada, siguiendo la mirada de su mejor amiga y observando al señor y la señora Akimichi que se encontraban sentados lejos de ellas, en su propia mesa; con solo verlos juntos Sarada comprendía fácilmente el por qué Chouchou era como era y no lo decía negativamente sino que todo lo contrario ya que tenía una muy buena relación con la familia Akimichi desde siempre por su amistad con Chouchou, pero en esos momentos la mirada de la Akimichi hacía sus padres parecía sostener pensamientos negativos o así se mantuvo hasta que hubo volteado a verla, así que Sarada decidió guardar silencio y esperar a que la misma Chouchou se decidiera a hablar, era lo mejor.
-Sarada, ¿me prometes no contárselo a nadie?- pidió la Akimichi con aire cómplice.
-Claro, dime- acepto la Uchiha incondicionalmente.
-Creo que no soy hija de mis papás- soltó Chouchou finalmente para sorpresa de su mejor amiga que fue incapaz de decir algo, o al menos no de inmediato, dándole tiempo a Chouchou de proseguir. -Es que no me parezco en nada a ellos- evidencio, enalteciéndose.
-¿Lo crees?- sonrió Sarada
-Recuerdo una vez, era pequeña y tenía mucha fiebre…- y así es que Chouchou se sumió a sí misma en un relato tan poético y digno de un cuento de fábula ante el cual Sarada solo pudo asentir, reservándose su opinión para sí misma, permitiendo que se desarrollase la historia. -Todavía recuerdo el tacto de aquella mano, creo que aquel hombre guapo y musculoso era mi verdadero papá- suspiro soñadoramente, asintiendo ante sus palabras y considerándolas de ese modo una realidad irrefutable.
-Ya veo- contesto Sarada, sin afirmar ni negar nada.
-Es el síndrome de heroína trágica- declaro una conocida voz.
Aportar un poco de cordura nunca era algo negativo y Sarada hubo aseverado tal cosa ante la repentina aparición de Mitsuki que, como en tantas ocasiones anteriores, se hacía notar solo al hablar tendiendo a parecer una serpiente que se movilizaba bajo un silencio envidiable y que parecía ser su sello personal. Sarada no podría haber agradecido más la aparición de alguien porque Mitsuki era el único muchacho cuerdo y coherente de cuantos conocía porque ni Boruto, Inojin o Shikadai categorizarían en su posible lista de elogios ni por asomo, no formando un equipo tanto burlesco como peligroso por las travesuras o sucesos que llevaban a cabo en conjunto. Resultaba muy divertido para Mitsuki interrumpir una conversación así, sobre todo si contaba con alguien tan carente de sentido como lo era Chouchou, jamás había oído a alguien armar un relato tan descabellado sin anexar a ello los hechos del diario vivir como prueba contundente, pero el mundo carecía de sentido según él había aprendido hasta la fecha, por lo que en lugar de aportar una crítica—ya fuera constructiva o destructiva—o dar a conocer su opinión era mejor que solo emitiese un comentario que no resultase hiriente pero que fuera sincero al mismo tiempo, aunque lidiando con alguien así de teatral Mitsuki sabía que el tacto al hablar no era algo tan importante como podía considerar.
-Es un síntoma de chicas de tu edad que quieren establecer su identidad- explico Mitsuki, ligeramente divertido por el panorama.
-¿Quién te crees que eres?- gruño la Akimichi con altivez. -No seas arrogante, no sabes nada del frágil corazón de una doncella- crítico con dramatismo, ofendida en su excéntrico ego, -¿verdad Sarada?- la Uchiha se desanimó ligeramente por su pregunta.
-Puedo decir, sin ver tu emblema, que eres del clan Akimichi- detallo Mitsuki con la absoluta seguridad que tanto lo caracterizaba al hablar, -no te preocupes- sonrió, desestimando su aparente síndrome de heroína trágica.
Realmente estaba lidiando con una persona divertida y tan teatral que esa conversación decididamente no iría a ninguna parte, era mejor…ir con la corriente. Las palabras de Mitsuki hicieron meditar interinamente a Sarada las cosas, él decía poder saber—con solo ver a Chouchou—cuando alguien pertenecía a que clan en concreto con solo verlo, ¿Acaso seria su caso? Claro que sabía que al menos is era una Uchiha, pero eso no eliminaba sus dudas en ninguna medida, porque eso no respondería su incógnita sobre quien era esa mujer que aparecía en la fotografía ni tampoco el por qué su padre tenía que permanecer asunte por tanto tiempo, una inferencia no silenciaba tantas dudas y eso era lo que más conseguía frustrarla porque si había respuesta para algo esto habría decenas de otras preguntas que solo contribuían a confundirla cada vez más,, volviendo al punto de origen, no, retrocediendo aún más en lugar de avanzar como ella quería hacer. Aún tenía que buscar un medio con que obtener respuesta y pronto pero nada parecía ayudarla sino más bien al contrario, cualquier palabra avivaba una duda nueva o un problema aún mayor en su mente inocentemente manipulable ante las adversidades que estaban teniendo lugar en su familia.
-Lárgate, insensible- despidió Chouchou, agradeciendo para si en tanto Mitsuki hubo accedido, manteniendo su siempre impasible humor. -Cielos, para mi es una cuestión grave- gruño, fúrica.
-Te entiendo- animo Sarada, secundando su postura, -se lo que es sentir que no son tus padres- empatizo, pese a no saber si estaba del todo bien pensar así.
-¿De verdad?, ¡Por algo eres mi mejor amiga!- se impresiono Chouchou, teniendo que contenerse para no saltar y abrazarla con todas sus fuerzas. -Tengo un favor que pedirte, ¿me escucharás?- pidió, más sabiendo con certeza que la respuesta seria sí.
-¿Qué favor?- accedió la Uchiha, curiosa con respecto a la nueva y descabellada posibilidad que su amiga tuviera en mente.
-Voy a irme de viaje, voy a buscar a mis verdaderos padres- confió la Akimichi con complicidad, -vendrás conmigo, ¿verdad?- supuso dejando si habla a Sarada que pareció alejar su mente del momento que estaban viviendo. -¿Qué pasa?- se sorprendió.
-¡Eso es!- se irguió Sarada, casi chillando al haber dado por fin con una idea provechosa.
-¿Sarada?- no comprendió la Akimichi.
Siempre había tenido delante de ella la respuesta pero había sido demasiado ingenua y tonta como para verla; tenía que buscar a su padre, después de todo nadie más que él podría otorgarle las respuestas que ella necesitaba obtener y con inusitada precisión además del hecho de que por fin podría verlo como tanto había anhelado hacer, tenía el sentido logístico apropiado como para poder abandonar la aldea pero solo contando con instrucciones en cuyo caso necesitaría preguntarle a alguien las únicas dudas territoriales que poseía al respecto; al Séptimo Hokage. Sin esperar ni por un segundo y saliendo del lugar a toda velocidad, Sarada corrió únicamente en dirección hacia la torre Hokage sin voltear ni una sola vez. ¿Por qué no lo pensé hasta ahora?, se reprendió sin aminorar su ritmo sino más bien todo lo contrario, teniendo una radiante sonrisa en su rostro, de oreja a oreja. Encontraré a mi papá y se lo preguntaré directamente, decidió chillando internamente de emoción ante el anhelo que sentía de que, por fin, esta experiencia tan maravillosa tuviera lugar y pudiera verlo, pudiera estar cara a cara con él como tanto había deseado desde que tenía uso de razón, ya no parecía imposible, cuanto más lo pensaba más y más real se sentía y adoraba la sensación que crecía en su pecho y que había nacido por todo cuanto su madre le había transmitido anteriormente, lo cual de forma inevitable la impulso a apresurarse aún más en su carrera, habiendo dejado tras suyo a Chouchou que no fue capaz de seguirla, permaneciendo en la entrada del local, despidiéndola a viva voz ya que no podía hacer más ante lo veloz carrera que llevaba su amiga.
-¡Nos reuniremos cuando nos hayamos preparado!, ¿Entendiste?- gritó la Akimichi.
Claro que hubo escuchado la voz de Chouchou, era imposible no hacerlo, pero para Sarada no existió nada, nada más importante en ese momento que celebrar interinamente la oportunidad que por fin tenia ante ella, lo planearía todo con lujo de detalles y le haría a su padre las decenas de miles de preguntas que había tenido acerca de él a lo largo de los años aunque obviamente algunas desaparecieran o se contestarían solas en cuanto lo viera, oh…de solo verlo ya se sentía como una infante a quien se le habría de realizar su mayor sueño y no era para menos, era el mismo sueño que llevaba pidiendo cada vez que soplaba las velas en sus cumpleaños, cada vez que veía una estrella fugaz, ni siquiera tenía-temporalmente-un camino o meta a seguir si se volvía ninja o no porque su sueño era ver a su padre aunque fuera una vez, para tiempo con él y tenerlo cerca aunque fuera por un día, por un momento, un breve instante. Sabía que su idea era muy arriesgada, era demasiado joven, no se había graduado de la academia y desde luego que carecía de la experiencia para defenderse sola si surgía algún peligro relativamente serio, pero había sido entrenada apropiadamente y sabia como defenderse, en ocasiones la mejor estrategia para una batalla era una táctica defensiva, su madre se lo había enseñado y lo emplearía esta vez, pero ya no podía espera más, realmente necesitaba emprender este viaje y obtener respuestas porque de otro modo nadie se las daría y ya estaba más que harta de tanto silencio y secretismo de parte de todos aquellos que aparentemente esperaban hacer claudicar sus dudas con respuestas nimias y evasivas prolongadas, más solo habían conseguido acrecentarlas y ya no podía aguantar más.
¡Lo aclarare todo!, ¡tendré todos los detalles!
Apenas el portal dimensional se cerró, Sasuke emergió de él, recuperando el aliento por el esfuerzo empleado, consciente de que debería postergar el uso de Rinnegan por al menos una determinada cantidad de tiempo, casi podía sentir en su cabeza la insistente voz de Sakura reprochándolo por la despreocupación que tenía hacia sí mismo, únicamente centrado en cumplir con la misión, pero no era así en realidad. Claro que quería cumplir la misión y pronto pero se debía a que quería regresar, quizá se extenuase en el proceso pero desde que Sakura y él se habían casado—y se lo había dicho hace años—cumplía cada misión con increíble premura con tal de volver junto a ella, poco podría decir cuando viese a su hija, para justificar su ausencia pero era un deber y si Sarada planeaba ser parte del mundo Shinobi algún día, como afirmaba Sakura en su última carta; debía entenderlo. Había tenido el disgusto y placer de conocer a muchas personas a lo largo de su vida, hasta la fecha, pero una persona en especial era quien siempre conseguía apropiarse de sus pensamientos y no podía ser de otro modo porque sus vidas estaban unidas de todas las formas posibles y, quizá, siempre lo habían estado. Muchas personas, por motivo de su prolongada ausencia, podían pensar que solo la existencia de Sarada lo mantenía unido a Sakura, pero claro que no era así, en cierto modo siempre se había sentido unido a ella, siempre se había tomado libertades con ella que jamás hubiera podido tener con nadie más, se había preocupado por ella sin llegar a entender porque hasta ser consciente de sus sentimientos por ella y enorgullecido al verla alcanzar su máximo potencial habiendo estado convenido de que aquello tarde o temprano hubiera acabado sucedido de igual forma ya hubiera estado él presente o no. Como siempre los recuerdos fueron su refugio, esos recuerdos que seguían siendo parte importante de su vida y en que recordaba con inequívoca precisión lo terca y obstinada que podía ser su esposa y la primera vez en que se había manifestado como tal, porque en ese momento y recuperando el aliento estuvo convencido de que ella hubiera insisto con igual vehemencia—que en aquel entonces—que se estaba exigiendo demasiado, quizá fuera cierto o no, pero aun en momentos así ella se volvía el centro de sus pensamientos:
Le había pedido un favor muy sencillo pero por lo visto ella no planeaba cumplirlo, y de hacerlo no podía acallar su propia preocupación lo cual extrañamente lo confortaba y enfurecía al mismo tiempo porque ella no tenía razón alguna para entrometerse, ¿Qué más le daba si él sufría o no? No es como si fuera la primera vez que tuvieran que lidiar con algo así solo que por ahora le concernía a él únicamente, no quería que Naruto supiera de la marca de maldición, no tenía porque, así como había sido ajeno a lo que había sucedido en el bosque de la muerte era mejor que continuasen así las cosas, solo Sakura y él sabían lo que realmente había sucedido y era suficiente. Las lágrimas de ella lo mortificaban porque ya anteriormente había salido herida sin que él hubiera podido hacer mucho y, lo que sea que hubiera hecho estando bajo el efecto de la marca de maldición…no lo recordaba, solo la recordaba abrazándolo y calmándolo. Un momento. Ni siquiera entendía porque lo afectaba lo que ella sintiera, dijera o pensara, ¿En qué estaba pensando? Tenía que enfocarse en lo importante y pensar en seguir adelante, en nada más, pero ella le obstaculizaba hacerlo con su insistencia, ¿Cómo podía ser tan terca? Nunca antes le había llevado la contraria en nada y quizá ese fuera el motivo por el que tal vez la hubiera subestimado en cuanto a personalidad y carácter propio, pero lo cierto es que era más testaruda e insistente de lo que él hubiera podido llegar a imaginar, no estaba rompiendo la promesa que él le había pedido de mantener lo sucedido como un secreto, pero tampoco le estaba haciendo más fácil lidiar con ello porque Naruto bien podía entender lo que estaba sucediendo de un momento a otro, podía tener un cerebro más diminuto que el de un hámster pero no era tan estúpido.
-Por favor, Sasuke, sabes igual que yo que no estás en condiciones de seguir luchando- insistió Sakura, negándose ante la posibilidad de darse por vencida siquiera.
-Cállate, Sakura- ordeno Sasuke.
-¿Acaso crees que estoy ciega?- discutió ella nuevamente, haciendo oídos sordos de sus palabras
-Quieres callarte, por favor- protesto él nuevamente, incrédulo ante su tozudez.
-¿Crees que no veo el sufrimiento por el que estás pasando?- la voz de Sakura sufrió un débil quebranto, sintiendo que cualquier sufrimiento o dolor que él pudiera parecer era el propio.
-Ya fue suficiente, Sakura- gruño el Uchiha, solo deseando que dejara de entrometerse en aquello que no le competía en lo absoluto.
-Lo siento, no puedo permitir que hagas esto- advirtió la Haruno sin desistir en su empeño bajo ninguna circunstancia, -voy a contarles todo sobre esa marca, luego tal vez tu…- dispuso, alzando muy lentamente una de sus manos.
La negativa de Kabuto a continuar con el examen, renunciando abiertamente, hubo resultado en cierto modo un alivio para Sasuke por dos razones; la primera era que no confiaba en él aun cuando Naruto y Sakura lo hicieran en mayor y menor grado, respectivamente, de hecho, dudaba poder confiar en él si volvían a verse alguna vez, no era como si tuviera algo en su contra pero simplemente no se fiaba de él. Y la segunda razón, porque el alboroto creado por motivo de la partida de Kabuto, que hubo pasado sin pena ni gloria, a su entender, hubieron creado la distracción perfecta para que Sakura no pudiera hacer lo que pretendía al encontrarse absorta, pero eso no duraría mucho tiempo, si era tan terca como él ya consideraba o ya había visto que era; no tardaría en intentarlo una segunda vez y lo corroboro al voltear a verla, sosteniéndole la muñeca en cuanto la vio dispuesta a intentarlo alzar la mano una segunda vez impidiéndole hacer esto, sorprendiéndola en el acto, aparentemente sus cavilaciones habían sido profundas como para no haber reparado en nada más que en lo que había dispuesto hacer. No podía permitirle que interfiriera, no recaía en ella la responsabilidad de preocuparse por él. ¿Agradecía su preocupación? Si, ¿Le permitiría insistir o cumplir lo que prendía? No, quizá siempre pudiera confiarle a ella cosas que no podría compartir con nadie más, porque pese a su mente ingenua y romántica; era inteligente y tenía una visión de las cosas que nadie más poseía, pero no más, no podía permitirle interponerse en su camino, ni a nadie, su inocencia le impedía entender las razones que él tena para insistir en lo que hacía pero él no planeaba detenerse y explicarle nada, no tenía porque, la actitud permisiva que había sostenido con ella terminaba ya, no le permitiría insistir más, no le permitiría entrometerse más.
-Que ni se te ocurra contarles acerca de esa marca- sentencio Sasuke con igual necedad.
Sus palabras la dejaban totalmente perpleja a más no poder; nunca había conocido a alguien tan necio y terco, alguien que insistiera tanto en que lo que estaba haciendo era lo correcto, en que debía mantenerse así, ni quería entender su forma de pensar, no en ese momento al menos. Lo amaba, si, y lo gritaría a los cuatro vientos de ser necesario, por eso le preocupaba tanto lo que estuviera sintiendo, porque no se perdonaría que le sucediera algo, no lo decía en base a ese amor que quizá muchas chicas de su edad dijeran sentir por él solo por ser quien era; Sasuke Uchiha, no, lo amaba de verdad y con todo su corazón. Se había enamorado de él sin saber quién era y, saber su nombre, verlo con el paso del tiempo y actualmente ser compañeros de equipo y haberse mantenido próximos aun tras tantas misiones y batallas…solo la hacían amarlo más, fuera como fuera, no importaba cuanto tiempo pasara, lo amaría cada vez más, eso no cambiaría sin importar lo que pasara. Más en ese momento y negando visiblemente en su terquedad, Sakura no conseguía entenderlo, respirando pesadamente, pensando en que decir para hacerlo desistir de aquella idea, pero dudaba enormemente que evocar el amor que sentía por él sirviera de algo, ni siquiera estaba segura de que—algún día—él pudiera corresponderle, pero si él era feliz eso era más que suficiente para ella, por eso no quería que corriera un riesgo innecesario, pero hacerlo cambiar de parecer parecía lo más imposible que hubiera podido imaginar en su vida hasta ese entonces, no quería entenderlo porque sus forma de pensar en ese momento era diferentes, y aunque no fuese así igualmente se opondría a su idea de continuar como si no sucediera nada, no era cuerdo ni racional hacer aquello, él debía entenderlo, ella no podía verlo padecer un tormento insensato solo con el fin de ganar en el encuentro que le correspondiera enfrentar.
-No entiendo que tratas de probar- chillo Sakura pero sin elevar la voz en exceso porque no deseaba que nadie, por ahora, fuera participe de lo que sucedía, -¿Se supone que no debo hacer nada y ver cómo te destruyes tu solo?- pregunto con notorio sarcasmo pero ante lo cual él se mantuvo imperturbable. -No soportaría ver eso- admitió sinceramente.
-Pues no lo veas, solo mantente lejos- decidió Sasuke, diciéndole así que era lo único que podía hacer, sorprendiéndola por su frialdad al decirlo. -No tiene nada que ver contigo- no mentía, no quería que se preocupara por él, no quería que estuviera enamorada de él porque no creía tener nada de especial para motivar su interés; no tenía lugar en su vida para el amor, no con el propósito al que estaba ferrado. -Ya te lo dije antes, yo soy un vengador- determino con la misma voluntad inquebrantable que regía cada una de sus acciones. -Para mí esto es mucho más que un examen, si me convierto o no en un Chunin, eso no me interesa- declaro, llamando involuntariamente la atención de Naruto al decir esto, más su atención entonces solo hubo estado concentrada en Sakura que no aparto su vista de él de igual modo. -¿Soy tan fuerte como puedo llegar a ser? Lo único que quiero es responder eso, solo podre averiguarlo peleando con los más fuertes, los mejores, y los mejores, están todos aquí- obvió, haciendo eco en los pensamientos de Naruto que coincidía totalmente con él en este aspecto. -Este es mi camino, ni tu ni nadie podrá cambiar eso- corto fríamente, ignorando cualquier duda en su mente de si sus palabras hubieron resultado hirientes para Sakura o no...
Recordar todo eso actualmente resultaba muy anecdótico, anecdótico porque cuanto más lo pensaba más se percataba de que había correspondido a los sentimientos de Sakura desde el principio solo que sin haberse dado cuenta de ello hasta que ya hubiera estado total y absolutamente cegado por ese amor que, junto a su hija, era la razón de su vida, era lo único que lo mantenía haciendo lo que hacía y creyendo en lo que creía; en el perdón, en la expiación y más que nada en el amor, por supuesto que ahora veía esos recuerdos como algo lejano porque pensaba completamente diferente en cuanto a sus objetivos, pero nuevamente—como en ese entonces—Sakura formaba parte fundamental de su vida, solo que ahora lo aceptaba sin problema alguno. Perfectamente recuperado, Sasuke pudo continuar tranquilamente con su camino, estaba habituado a tolerar la fatiga o agotamiento que surgiese de vez en cuando, como si se tratase de un impulso más de superarse y continuar, insistir y seguir adelante para cumplir con esa misión lo más pronto posible, pero si a algo estaba igualmente habituado era a encontrarse con problemas en su camino y lo detecto ante la inequívoca sensación de saberse observado, lo cual lo hizo detenerse y voltear para observar por el rabillo del ojos aquello de que podía tratarse, únicamente suspirando sonoramente para si en tanto percibió que no se había equivocado, sintiendo el filo de un arma en su dirección; intentaba llevar esa misión…lo mejor posible, pero en ocasiones era imposible evitar una batalla y él en lo personal no iba a intentar hacerlo, no le quedaba otra opción. Le basto menos de un segundo desenfundar su espada y voltearse para frenar el ataque con una precisión envidiable pero que para él era una costumbre, no tenía idea de a quien se estaba enfrentando—aunque no era como si reparase tanto en ello cuando sucedía algo así—por causa de la capa que lo cubría, más Sasuke decidió—activando su Sharingan –que no podía dejar nada al azar.
Como si de un golpe se tratase, la activación de su Sharingan hubo hecho retroceder al atacante, más no se trataba de ninguna clase de titubeo porque—al usar el árbol tras de si como apoyo—no hizo más que abalanzarse nuevamente contra él, Sasuke consiguió evadirlo de inmediato al vislumbrar—con el Sharingan—cada movimiento como si fuese ejecutado con una lentitud abrumadoramente predecible, aun cuando no estuviera ejecutando ninguna técnica ninja en concreto, si podía verlo; el trazo de los movimientos y cada acción futura antes de que esta culminara en un golpe exitoso y caso diferente no fue en cuanto el arma contigua—una especie de maso conectado a una cadena—se enredase al filo de su espada creyendo que así podría desarmarlo, claro que eso no sucedió. No solo evadió un posible golpe propinando otro en el proceso sin tener la necesidad de voltear y sin perder la concentración sino que también, con un solo movimiento, hubo transmitido la corriente del Chidori que curso el filo de su espada en inevitable dirección hacia el atacante que se vio aturdido y desprovisto de su capa; lo único que deseaba en ese momento era quitárselo de encima y terminar con la batalla ya, quería saber de quien se trataba porque aquel que no daba la cara en una batalla sencillamente peleaba sin honor. Cayendo al suelo, desarmado y aun sin dar la cara, Sasuke observo con disimulada incredulidad el emblema Uchiha que el individuo tenia estampado en la espalda, acercándose a él, Sasuke pensó inmediatamente en que debía tratarse de un error, pero no lo pareció en cuanto el individuo se hubo erguido y volteado a verlo haciendo inconsciente alarde del Sharingan que brillaba en sus ojos y que hubo causado que Sasuke se congelase por completo a causa de la impresión. No, no…eso, eso tenía que ser un error, ¿Cómo era posible? Eso no tenía explicación ni sentido mucho menos
-¿Quién eres?- exigió Sasuke.
Pero la respuesta que exigió obtener sencillamente no llego ya que, con un solo movimiento, aquel niño—porque parecía un niño—se hubo desvanecido con un solo movimiento y desparecido con la brisa que pareció envolverlo repentinamente y que lo hizo esfumarse en una fracción de segundo, llevándoselo y sin dejar rastro alguno que el Uchiha pudiera seguir para investigar de que podía tratarse aquello y así quitar una posible duda o sospecha que cruzo por su mente y que irrefutablemente—por razones obvias y que no necesitaron ser justificadas—se vio asociada a Orochimaru y sus habituales tendencias realizar todo tipo de experimentos, pero ya fuera que sus aseveraciones resultasen ser ciertas o no, Sasuke no pudo contener el involuntario e inconsciente gesto de sudar frio ante la posibilidad de que eso fuera un peligro real e inevitable tanto para su esposa como para su hija, porque tristemente estar afiliado a él o al Clan Uchiha en sí no era precisamente motivo de tanto orgullo como podía llegar a pensarse al generalizar. Naruto tenía que saber lo que estaba pasando, por el bienestar de la aldea como tal así como el de Sakura y Sarada, tenía que encontrarse con él y darle los detalles más allá de los que escuetamente transcribiría en una carta, no tenía tiempo que perder.
Aquello era malo, realmente malo…
Como Hokage tenía muchas—muchísimas—labores que cumplir y aún más siendo que se aproximaban los exámenes de graduación de la academia de todos aquellos que continuaban sosteniendo los prospectos de convertirse en ninjas por deseo propio y no obligación, en resumen libre albedrio, lo enorgullecía que Boruto hubiera llegado hasta donde estabas por motivos evidentes, eso y que confiaba en que su hijo tendría las cosas relativamente más fáciles de las que él las había tenido a su edad, pero si algo no le sorprendía—al meditarlo un poco—era los logros que sostenía la hija de Sasuke y que justo como él y Sakura inconfundiblemente llevaba la delantera a cualquiera por su agilidad mental, por no hablar de los talentos que—según tenía entendido—poseía en todo cuanto se propusiese hacer y Naruto lo sabía porque mantenía informado a Sasuke de todo con respecto a Sarada, le había prometido velar por ella y por Sakura—que por motivo de una crisis de agotamiento, como había dicho Shizune, se encontraba en el hospital-y lo cumpliría de forma inquebrantable. Como en tantas ocasiones anteriores su escritorio se encontraba repleto de documentos y papeles de todo tipo aunque ciertamente se encontraba menos abarrotado que de costumbre porque ya había terminado con el papeleo, más eso no le quitaba ajetreo con que lidiar y que lo hizo reparar en mayor profundidad—acompañado lealmente por Shikamaru—en todo cuanto debía revisar para cuando se llevasen a cabo los exámenes de graduación para los que, afortunadamente, aún faltaba tiempo pero que no cobraban menos importancia de la esperable. En momentos así agradecía sinceramente que Himawari fuera tan pequeña y no tuviera que preocuparse de todo eso y dedicarse a entrenar del modo tan exhaustivo en que hacia Boruto que quizá no pensara que le prestaba tanta atención pero si, lo hacía, no solo para regañarlo o perseguirlo por sus desmanes y rabietas que no eran pocas; Hinata, Himawari y él eran su mundo y razón de ser feliz cada día.
-Shikamaru, ¿cuántas bandas tenía que pedir?- consulto Naruto, reprendiéndose por ser tan olvidadizo
-Yo me encargo de eso- desestimo Shikamaru, ocultando su incredulidad por las responsabilidades que ejercía legar sobre si, -tú…
Un sutil golpe contra el cristal de la ventana irrumpió en la conversación haciéndolos desviar la atención hacia el tan familiar halcón que se encontraba del otro lado del umbral aguardando tranquilamente y que hizo sonreí a Naruto por su sola aparición.
-El halcón de Sasuke- reconoció el Hokage.
-Él todavía vive en la era analógica- hubo supuesto el Nara, sonriendo al decir esto, viendo al rubio quitarle la carta al halcón al que inevitablemente brindo una caricia sobre sus plumas.
-Su misión lo lleva a pasar mucho tiempo sin cobertura, no lo culpes- corrigió Naruto que bien sabía que Sasuke se había adaptado mejor que nadie a los cambios sucedidos, fueran cuales fueran, y el auge en el mundo no era motivo para que se sintiera en retroceso, pero la misión que cumplía si le impedía desenvolverse como lo haría normalmente, si estuviera en Konoha. Naruto desdoblo la carta, leyéndola de inmediato y congelándose ante las palabras escritas, reacción que resulto notoria para Shikamaru que se preocupó al verlo reaccionar así. -¡Esto es!...- temió tan solo de terminar la oración, temiendo lo que aquello pudiera significar.
Había otra amenaza con la que lidiar y esta quizás fuera, por ahora, más preocupante que los Orosutsuki.
PD: saludos para todos, me disculpo por no haber actualizado antes pero esto no solo se debe a que entremezclo manga y anime para crear este fic, sino que también estuve sin Internet desde el domingo así que eso me dio tiempo de redactar la historia en dos días completos, que es el tiempo promedio que tardo, apenas terminando la actualización anoche a las dos de la mañana y esperando que de todo corazón haya satisfecho sus expectativas :3 ciertamente me he saltado el incidente de como Sakura destruyo la casa pero el motivo tras ello es que este fic-desde mi punto de vista, como escritora novata-rellena los huecos o vacíos que vimos en la historia desde el final del Manga al Gaiden de la Primavera Escarlata y futuramente en la Película Boruto: Naruto The Movie :3 El próximo capitulo tendrá por titulo "Viaje", por lo cual dejo la trama a su imaginación, y les aviso que el recuerdo o "flashback"que hice de Sasuke de sus días de Genin sera parte del fic precuela "El Clan Uchiha" que se centrara en tres parejas: Fugaku y Mikoto, Itachi e Izumi, y-desde luego-Sasuke y Sakura y los momentos que tuvieron juntos antes del primer capitulo de este fic y que significo su despedida :3 Como siempre dedico la actualización a DULCECITO311 (cuyos comentarios adoro y a quien prometo actualizar "El Siglo Magnifico: La Sultana Sakura" a más tardar este lunes y "La Bella y La Bestia" durante la próxima semana) y a todos aquello que leen, comentan o siguen la historia en todas sus formas :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
Fics proximos:
-Operación Valkiria (temporalmente aprobado por Asch y DULCECITO311 )
-Sasuke: el Indomable (casting y resumen ya hecho, y la historia ya visualizada)
-El Clan Uchiha (precuela de este fic y que ya esta total y absolutamente diseñado y que iniciare a publicar durante navidad y año nuevo :3)
-Cazadores de Sombras (aprobado por AriLiz y a quien se la dedicare en cuanto comience a publicarla)
-Cazadores de Sombras los Orígenes (aun en post-producciones pero con la historia ya visualizada)
-El Siglo Magnifico: Indra y el Imperio Uchiha (sin casting pero con la historia ya visualizada)
-El Siglo Magnifico: Mito, Mei & Mikoto (a quien dedicare el fic ya Asch que lo aprobó)
-La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber (casting y resumen ya hechos, historia visualizada y diseñada en conjunto con el vestuario)
