-Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración y/o pensamientos de nuestros personajes (Sasuke y Sakura) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3
Naruto era más que consciente de que lo que haría era precipitado, apenas y se había despedido de su esposa e hijos, pero se trataba de la seguridad de la aldea y ante eso no podía haber discusión alguna, y aun cuando dejara un clon de sombra que se encargara de todo durante el lapsus de tiempo que duraría su ausencia, que esperaba no fuera mucho…no sería lo mismo, no era igual que estar de viva presencia en Konoha resguardando que estuviera bien lo cual era el único consuelo real que sentía al estar tan saturado de trabajo y prácticamente anclado a su oficina durante todo el día e incluso por las noche si tener respiro alguno. En el pasado sus sueños de ser Hokage ciertamente habían sido muy sencillos de realizar, claro, teniendo en cuenta que en ese entonces todo parecía posible, pero ahora que era u adulto comprendía el verdadero trabajo con el que tenía que cargar y que lo alejaba de Hinata, Boruto y Himawari, se sentiría aun peor si ellos no comprendieran el por qué hacia lo que hacía, pero como siempre Hinata era capaz de hacer que cualquier problema acabara en nada, con ella sabía que todo conflicto tenía una solución, sin ella estaría perdido. Pro deber en situaciones de emergencia, y está definitivamente podía ser catalogada como una emergencia, Sasuke y él tenía un punto de reunión al cual recurrir en el paso Shikoro, y esta vez Naruto tenía la esperanza de—al terminar con este actual predicamento—poder convencer a Sasuke de volver por un tiempo una vez comprobaran las pistas que tenían sobre los Otsutsuki, el Uchiha más que nadie merecía volver a ver a su familia luego de tanto tiempo y dedicación otorgados a la misión, y así seria, era una promesa.
-Dejo la aldea en tus manos- designo el Uzumaki al Nara que era su mano derecha en estos asuntos.
-Claro- acato Shikamaru.
Debía de reconocerlo, en su día cuando habían sido Genin en la misma generación…había sentido antipatía por Sasuke, claro, siempre había sabido lo fuerte y capaz que era más algo le había impedido confiar del todo en él en ese entonces y la auténtica razón había sido que no lo conocía, si hubiera sabido lo que hoy sabia de Sasuke sin lugar a dudas hubiera confiado en él a la primera oportunidad, el Nara había tenido que esperar hasta después de la Cuarta Guerra Shinobi para comprender porque Sasuke era como era y porque en ocasiones parecía ser más bien alguien intransigente que podía incluso parecer un enemigo, pero no lo era, Sasuke cargaba tal vez con uno de los mayores errores que la aldea hubiera podido cometer con el fin de mantener la paz; el ultimátum al Clan Uchiha, cuando Shikamaru había descubierto la verdad había sentido mucha ira contra las antiguas ideologías que continuaban imperando en los más antiguos consejeros del Hokage, Homura Mitokado y Koharu Utatane. Por ello cuando Sasuke había regresado a aldea, Shikamaru se había dedicado a remediar las cosas, depositando su entera confianza en el Uchiha a quien consideraba un gran amigo, velando en su nombre—como hacia Naruto—por el bienestar de Sakura y Sarada, y así como él era feliz con su familia deseaba de corazón que Sasuke pudiera volver esta vez, se merecía esta oportunidad más que cualquier otra persona. Observando—oculta tras los árboles para no ser encontrada—la conversación entre el Séptimo Hokage y Shikamaru Nara justo en la salida de la aldea, Sarada aguardo el momento para partir, al ir a la torre Hokage había escuchado que el Séptimo se reuniría con su padre y ahora el plan con que Sarada contaba era seguirlo, no necesitaba de direcciones, solo ser lo bastante veloz para seguir su rastro y encontrar a su padre, incluso había cambiado su ropa para poder moverse con mayor facilidad sin impedimento alguno, no iba a retractarse.
-Lamento la tardanza- se disculpo Chouchou, haciendo acto de aparición y observando el cambio de imagen de su mejor amiga. -Vaya, luces más emocionada que yo- celebro, emocionándose aún más al verla lista y dispuesta para el viaje-
-Hola, Chouchou- saludo Sarada, haciendo acopio de su máxime calma para no demostrar su premura, -traes mucho equipaje- observo, sabiendo que podía ser o era realmente ese "equipaje".
-Por si el viaje se alarga- señalo la Akimichi, abriendo su equipaje ante la atenta vista de la Uchiha que solo fue capaz de sonreír como respuesta. -¿Ves? Vengo preparada- reitero, cerrando sus provisiones y colgándola de su hombro, lista para partir.
-Claro…impresionante- rió la Uchiha sin poder evitarlo, pero quizás fuera el entusiasmo de su mejor amiga lo que realmente conseguía hacerla anhelar más este viaje.
-Voy decidida a encontrar a mi verdadero papá- determino la Akimichi, sin poder evitar rebobinar en su mente el recuerdo que tenia de la voz y el tacto del hombre que estaba convencida era su padre. -El hombre guapo y musculoso que me salvo la vida…él tiene que ser mi verdadero papá- se reiteró a sí misma, causando el divertimento de su amiga.
Sabía que ambas formaban un dúo curioso, ella que siempre intentaba ser lo más seria y responsable posible para no defraudar a nadie de los que tenían expectativas sobre lo que podría lograr, y Chouchou que por otro lado se tomaba todo con desinterés y ligereza, pero quizás esta diferencia tan marcada era lo que las hacia tan unidas porque la seriedad de la Uchiha hacia que Chouchou tomara el peso de los hechos que las rodeaba y la despreocupación de la Akimichi impedían que Sarada se sintiera tan frustrada como seguramente se sentía al creer que todo lo que debía hacer debía ser perfecto. Sin poder evitarlo se preguntó mentalmente, ahora que tenía un plan; si su padre en cierto punto se sentiría como ella, si vería en su madre un respiro con el que sentirse libre o si su amistad con el Séptimo igualmente resultaba un apoyo ante los predicamentos que quizás encontrara en su camino, deseaba que fuera así porque había oído tanto de su padre por lo que su madre le contaba de niña—cuando no hacia tantas preguntas aparentemente incomodas o inquietantes como ahora—que Sarada anhelaba cada vez más poder conocerlo. Shizune había dicho, por la fotografía que la Uchiha ahora llevaba consigo, que Sasuke no lucia exactamente igual actualmente, no como en esa fotografía, causando aún más la inquietud de la joven Uchiha que se formaba mil y un paradigmas en su mente, deseando en ese momento tener un espejo que señalara que rasgos de su persona—además de su color de cabello y ojos—pertenecían a su padre. Pero tenía que ser paciente, dejarse llevar abruptamente por las emociones era un deber de los Shinobi.
-Bueno, me voy- declaro Naruto sin más, no deseando perder más tiempo ni hacer que Shikamaru desatendiera sus obligaciones por su causa. -Dile a Boruto que lo siento- finalizo a modo de despedida, marchándose lo antes posible ante la atenta mirada del Nara y las dos jóvenes Kunoichi.
-Es el séptimo- apremio Sarada, tomando de la mano a su amiga, inmediatamente dispuesta a seguirlo.
-¿Él también se va?-pregunto la Akimichi, confusa mientras se dejaba guiar por su amiga, solo entonces cayendo en la cuenta de que ella quería tener el privilegio de dirigir el viaje, -¿Qué pasa?- indago, deteniéndose y haciendo que, en el proceso, ambas cayeran al suelo.
-Perdón, ¿estás bien?- se disculpó la Uchiha, esforzándose lo más posible por mantener al margen su ira.
-¿Por qué estas dirigiendo el viaje tú?- discutió Chouchou, aún más confundida y sintiendo que ella no le estaba diciendo algo. -Estás enojada, ¿verdad?- pregunto siendo que era un error hacerlo, era obvio que algo estaba haciendo que su amiga estuviera tensa.
Enfadarse era un error, pero el problema en el que absurdamente no había reparado al momento de planificar el viaje—por más tonto que sonara—había sido en Chouchou, había pensado que podía hacer todo sola y sin ayuda de nadie una característica que su madre decía la hacía actuar exactamente igual que su padre pero que inevitablemente formaba parte de ella, pero este viaje era de las dos, de Chouchou y de ella, y aun cuando la Uchiha difiriera en opiniones sobre lo que Chouchou esperaba encontrar en el proceso, no la dejaría atrás, estaban juntas en este viaje y así seria. Viendo la partida de Naruto, Shikamaru se preguntó porque le había pedido que se disculpara con Boruto siendo que más bien debía suceder al contrario teniendo en cuenta lo problemático que era ese niño y cuantos dolores de cabeza le ocasionaba al Hokage, incluso forzándolo a posponer algunas de sus responsabilidades con tal de perseguirlo, reprenderlo o básicamente lidiar con él, la respuesta no tardó en llegar a él, haciéndolo voltear ante el ruido de pasos, encontrándose con el prodigo hijo del Hokage. Boruto increíblemente no era tan cercano a su padre como todos podían pensar lo había sido pero en el pasado, desde que había asumido como Hokage el joven Uzumaki había visto como su tiempo juntos se reducía y su lejanía de su hogar durante casi cada día no contribuía a remediar las cosas y el tiempo le había hecho ver a Boruto que—contrario a lo que muchos quizás pensaran de él—ser Hokage no era ni por asomo algo que pudiera imaginar su futuro, quería algo más, quería hacer que realmente valiera la pena, no proteger a la aldea de ese modo tan aburrido, solo que aún no encontraba ese camino idealista al que aferrarse.
-Llegas tarde- advirtió Shikamaru, reparando en el almuerzo que traía el Uzumaki, cayendo en la cuenta de porque Naruto el había dicho que se disculpara en su nombre de Boruto, -ahora entiendo porque me pidió que te dijera que lo siente- menciono distraídamente para sí.
-Vámonos, Mitsuki- suspiro Boruto, ocultando su decepción.
-Aún estás a tiempo de alcanzarlo- sugirió el peliceleste en caso de que esto lo hiciera cambiar de parecer.
-¡Boruto!- llamo la Uchiha haciéndolo detenerse por la sorpresa, -¿Quieres que yo le lleve la comida por ti?- ofreció, encontrando la oportunidad perfecta.
-Sarada- murmuro el Uzumaki, ocultando su confusión cuando ella se hubo detenido frente a él.
Sabía que con algo de esfuerzo podría alcanzar a su padre, especialmente teniendo en cuenta su determinación personal, pero aun así Boruto no quería hacerlo, si algo detestaba era rogar por afecto y no sería ninguna especie de mensajero para entregarle a su padre algo que él conscientemente desestimaba, quizás su madre y Himawari estuvieran acostumbradas a todo eso pero él no, jamás lo estaría…siquiera le molestaba tan solo escuchar la palabra Hokage, ¿Cómo era posible que su padre eligiera descuidar a su familia de ese modo? Claro, Boruto podía ser tachado de infantil por no saber muchas cosas, pero si estaba convencido de que él nunca haría algo así, no sin una razón de peso y solo ser Hokage por proteger a la aldea no le parecía suficiente, ¿Acaso su familia no era más importante que la aldea a la que debía proteger? Al parecer no. Deteniéndose frente a Boruto Sarada vio una razón más por la que realizar el viaje, tendría una excusa de peso por la que encontrarse con el Séptimo y acompañarlo, ya pensaría en las palabras adecuadas para persuadirlo o seguirlo de todas formas, pero entregarle el almuerzo por ahora era una buena opción que haría tanto por deseo propio como por un gesto voluntarioso, si quería ver a su padre debía seguir al séptimo Hokage y eso implicaba quizás ser descubierta en el camino, así que como una salida ante un posible predicamento, Sarada se dispuso a servir de emisaria y entregarle el paquete, aun cuando u relación con Boruto no fuera precisamente amigable en ningún sentido.
-Nosotras nos vamos de viaje, de camino le podemos llevar la comida al Séptimo- sugirió la Uchiha con alegría, algo que hubo resultado confuso para el Uzumaki. -¿Verdad, Chouchou?- consulto, volteando a ver a su amiga, sabiendo que no se opondría.
-Como quieran, pero, ¿alcanza para mí?- averiguo la Akimichi, considerando que sus provisiones de momento no era suficientes.
-No, se la llevare a mi mamá, para que aprenda, él sabía que ella le había preparado la comida-se negó Boruto porque no era el tipo de persona que demostraba afecto a quien en su opinión no lo merecía, como era el caso de su padre. Sabiendo que Mitsuki lo seguiría, el Uzumaki volteo para macharse, siendo detenido por ella que aparecer no estaba dispuesta a darse por vencida. -¿Qué quieres?- le extrañaba su comportamiento pero lastimeramente él no pensaba cambiar de opinión.
-Yo se lo entregaré-prometió Sarada en caso de que él no confiara en ella.
-Te dije que no- reitero Boruto por si es que ella no lo entendía.
Nunca conseguiría llevarse bien con ella aun cuando fueran más parecidos entre si de lo que les gustaba admitir, nunca había visto al padre de Sarada pero su madre le había hablado de él y del porque se encontraba ausente y aun si haberlo visto nunca Boruto ya consideraba de por sí que era mejor que su padre, porque él si tenía una razón de peso por la que estar fuera siendo una especie de Hokage solo que en las sombras, el único individuo conocido capaz de resultar un reto inderrotable para el Séptimo Hokage, protegiendo a la aldea aun a costa de su vida, esa era una verdadera responsabilidad y Boruto admiraba a Sasuke Uchiha aun sabiendo cosas de él solo por su nombre, él no era un padre que por negligencia propia y consiente elegía descuidar a su familia como era el caso de su padre, pero aparentemente Sarada no veía eso, pero él sí. Boruto y ella se parecían en muchas cosas aun cuando a ella no le gustase admitirlo, la principal de ellas era al relación con sus padres pero ambos irónicamente tenían lo que el otro quería; Boruto una razón de peso por la que su padre debería estar lejos cual era el caso de Sarada, y la Uchiha deseaba que su padre pudiera estar presente como era el caso de Boruto, ambos tenían a sus madres como figuras bases de insostenible importancia, pero Sarada ya ni siquiera se sentía capaz de dejarse guiar por eso, estaba sumergida en la inquietud más grande que hubiera podido imaginar y necesitaba respuestas algo que Boruto si podía obtener con solo desearlo. Deseaba tanto tener las oportunidades que Boruto tenía, entregaría su Sharingan—si llegaba a conseguirlo, claro—y chakra con tal de poder pasar tiempo junto a su padre, pero en lugar de valorar esos momentos, Boruto exigir más, ella no podía siquiera recordar su voz, su tacto o su rostro de no ser por las fotografías, ¿Cómo era que Boruto no se daba cuenta de lo afortunado que era?
-Yo me la puedo comer, entonces- sugirió Chouchou en caso de que el almuerzo fuera el problema.
-Ven un momento- indico Mitsuki, sujetándola del brazo.
-¿Te me vas a declarar?- supuso la Akimichi ante la insistente atención de su parte.
-Veo que tus síntomas continúan- rió el peliceleste.
Una parte de ella agradeció que Mitsuki sacara a Chouchou del camino, al menos por ahora, claro que Boruto y ella no eran amigos y ciertamente dudaba que algún día tal hazaña pudiera ser posible aun cuando sus padres si lo fueran, ¿la razón? Porque ella en lo personal consideraba que Boruto era un completo idiota y nunca podría cambiar de parecer porque Boruto no había hecho jamás ningún tipo de mérito para hacerla cambiar de opinión, no como otras personas. Terca, engreída demasiado gruñona y emocional por no citar decenas de otras cosas más, eso era lo que pensaba Borto de Sarada Uchiha, ¿una amiga? Ja, era demasiado seria como para pensar en ella de esa forma, pero debía reconocer que aun cuando fuera una de las pocas personas a quienes Boruto nunca pudiera considerar totalmente una amiga, era alguien muy valiente y si se convertían en Shinobis como aspiraba a ser Boruto no dudaría en poner su vida en sus manos, pero darle una muestra de inmerecedor afecto a su padre no entraba entre esas posibilidades. Shikamaru, que se había mantenido al margen de la conversación desde el primer momento, se reservó su opinión para sí, nunca había visto a dos personas que pudiera recordarle tanto a dos amigos que en cierto punto de su vidas habían sido enemigos como era el caso de Sasuke y Naruto, solo que en este caso tanto Sarada como Boruto tenían características personales que los hacían diferentes de su padres, pero esencialmente eran casi idénticos a ellos cuando habían sido Genin.
-No te metas en lo que no te incumbe- desestimo Boruto si ceder en su creencia.
-Si sabes a quien dárselo, ¿Por qué dudas?- cuestiono Sarada, incapaz de comprender su tozudez. -Incluso yo puedo entregárselo- aludió suponiendo los motivos que él tendría para dudar de ella, -prometo que yo se lo haré llegar, no dejaré que se desperdicie la comida que tu mamá preparo para el Séptimo- reitero, sabía que no era una persona a quien él posiblemente le confiaría su vida, pero cumpliría con su promesa, siempre lo hacía.
-¿Por qué insistes tanto?- pregunto Boruto finalmente, ella no tenía ningún tipo de obligación.
-La comida no es solo para comerla, cuando sabes que la preparo algo especial…- menciono la Uchiha calmadamente.
En ocasiones los gestos de afecto significaban más de lo que se creía, una parte de ella—en el pasado—siempre le había hecho conformarse con las respuestas de su madre sobre que su padre volvería pronto y tal vez la razón de ello fuera un recuerdo importante que siempre llevaba consigo, sabía que su madre amaba a su padre, aunque su madre no se diera cuenta a lo largo de los años Sarada había reparado para si en como lavaba, planchaba y doblaba la ropa, si, podía sonar extraño pero lo había hecho y se había dado cuenta de la especial atención que ponía en ello cuando se trataba de la ropa de su padre que se mantenía impecable gracias a las atenciones de su madre, siempre con una sonrisa en el rostro y sumergida en sus propios pensamientos que la Uchiha deseaba conocer. Sarada sabía que de eso se trataba hacer algo por alguien que se amaba, sintiendo satisfacción por el simple hecho de poder hacer algo por esa persona tan especial, y estaba segura de que esto no sería diferente en el caso del séptimo Hokage y su esposa. Tomando consciencia de la palabras de Sarada, Boruto pensó en su madre y en como la había visto esmerarse y sonreír al preparar el almuerzo mientras él esperaba a que estuviera listo para entregárselo a su padre, siempre que se trataba de su padre su madre tenía una sonrisa en el rostro y un brillo especial en los ojos, no era como la inocente alegría que siempre estaba en los ojos de Himawari, era más que eso y Boruto inmediatamente relaciono al porqué de esto, pero no quería aceptarlo, especialmente porque era por esto que sentía que su padre no era merecedor de ese almuerzo, no eligiendo partir sin detenerse siquiera un segundo para esperar, como si cualquier cosa fuera más importante.
-¿Qué pasa contigo?- inquirió el Uzumaki, fingiendo que sus palabras no habían causado efecto alguno en él.
-Naruto se dirige al paso Shikoro- dio a saber Shikamaru que ya no cupo más en su divertimento por la falta de comprensión de parte del Uzumaki. -Dáselo, Boruto- indico, esperando que obedeciera.
-Está bien- suspiro el rubio, teniendo todo en contra. -Toma- le tendió el almuerzo a la Uchiha que lo sostuvo férreamente entre sus manos.
-Te prometo que se lo entregaré- garantizo Sarada con una amable sonrisa.
-Bien- asintió Boruto que quizás había comenzado a ver este "viaje" de su parte como una ocasión de probar si su confianza en ella tenía fundamento.
-Vamos, Chouchou- ánimo la Uchiha, volteando a ver a su amiga que aparentemente se había entretenido en su propia conversación con Mitsuki.
-Sí- contesto la Akimichi, retomando prontamente el ritmo del viaje, dejando atrás la entrada de Konoha. -Creo que le gusto, pero él a mí no- crítico, haciendo sonreír a su amiga.
Riendo ante las ocurrencias de Chouchou y sin dudar ni por un instante en emprender este viaje que—tuviera conclusiones positivas o negativas—finalmente le otorgaría las respuestas que tanto anhelaba, Sarada se sintió más segura que nunca, lo que le había dicho a Boruto era cierto, aludía los sentimientos de su madre porque a través de ella había aprendido a amar a su padre, a través de sus palabras todo lo que podía haber sabido de él con respecto al pasado y era precisamente este amor lo que la llevaba a anhelar más; un abrazo, un gesto, una mirada, lo que fuera pero necesitaba tenerlo cerca cuando menos, tantas esperanzas habitaban en un corazón en espera de poder, de viva presencia, entregarle todo ese amor en persona y que siempre le había entregado mediante sus pensamientos, a través de la distancia. Por fin podré verte, papá, pensó Sarada, esbozando una permanente y animosa sonrisa en su rostro. Por este viaje no pensaba olvidar lo obvio, había cosas que solo su padre podía aclararle y obtendría esas respuestas, pero sabía que debía ser paciente al menos por un corto lapsus de tiempo, pero que se acortaría si se daba prisa. Observando la partida de la Uchiha y la Akimichi desde la entrada de la aldea, acompañado por Shikamaru y Mitsuki, Boruto negó para si mismo, no sabiendo si Sarada era la única chica lo bastante extraña como para resultar un enigma para él, o si bien todas las chicas en parte eran así, elegía creer lo primero.
-Que rara- murmuro Boruto para sí mismo.
Siempre había visto a Sarada de muchas formas pero aun no era capaz de saber si este desconcertante comportamiento de su parte y que él no conseguía entender era necesariamente algo malo o algo bueno…quizás el tiempo le daría las respuestas
Dejar la aldea atrás había sido relativamente fácil sin importar que fuera por un viaje que ambas querían hacer, y aun sin haber salido nunca de la aldea, Sarada sabía lo suficiente de logística como para saber a dónde iba, lo bueno de leer tanto es que se aprendía más mediante la mente que mediante el cuerpo, sirviendo de mapa para Chouchou que se dejaba guiar por ella sin saber muy bien a donde iba, dándole a Sarada libre albedrio para guiar el viaje, había aprendido nociones básicas de rastreo gracias a su madre, a lady Tsunade y a Kakashi, pudiendo inferir que dirección había tomado el Séptimo e interpretar ese camino por su cuenta, pero de nada le servía si no se daban prisa y Chouchou parecía insistir en retrasarla, estando demasiado agotada según decía, pero la Uchiha no era capaz de detenerse, solo conociendo una dirección; hacia adelante, sin voltear ni una sola vez, pero escuchando los paso de Chouchou tras ella, siguiéndola constantemente como prueba.
-Si corres tanto va a revolver la comida- se quejó Chouchou en un intento por disimular su cansancio, más solo logrando embelesarse con el paquete que su amiga sostenía. -Aunque igual se puede comer- ambiciono, si ser capaz de apartar la mirada.
-Si no nos apuramos se alejará demasiado- protesto Sarada, sin voltear a ver a su amiga más estando segura que Chouchou la seguía. -Y si no se la come, no tendrá caso- obvio, encogiéndose de hombros disimuladamente.
-No puedo correr más- se rindió la Akimichi, desplomándose de rodillas sobre el suelo, intentando recuperar el aliento.
-Si no puedes correr, rueda- sugirió la Uchiha a modo de broma, deteniéndose al menos para permitirle un breve descanso.
-¡Eso es!- acepto Chouchou, levantando la cabeza con renovado espíritu.
Lo había dicho como una simple broma, más Sarada no supo que decir al no saber qué medida tomaría su amiga con el fin de seguir con el viaje, ¿acaso haría lo acababa de sugerir? Mientras no fuera una afreta a su integridad y pudiera alcanzar al Séptimo lo antes posible…cualquier opción que las adelantara era más que bienvenida, La emocionada mirada de Chouchou cobro un tinte de confusión, haciéndola voltear y encontrar a un chico extraño que había hecho acto de aparición en su camino, y si hasta entonces su aparición había resultado confusa, lo fue más al levantar la vista haciendo que Sarada se encontrara con…¿el Sharingan? Quería creer que se estaba equivocando pero no, lo era, pero ¿Cómo era posible? Solo los miembros del Clan Uchiha, exceptuando a Kakashi por obvias razones, podían tener ese Doujutsu y Kekkei Genkai, y solo quedaban dos Uchihas conocidos sobre la faz de la tierra, ella y su padre…¿Quién era ese niño? Algo le decía a Sarada que tuviera cuidado con él y o hizo, volteando a verlo por completo, posicionándose frente a Chouchou como un escudo para permitirle recuperarse, si esto era una posible batalla era necesario que ambas pudieran pelear, la norma central una misión como equipo—aunque ellas no podían considerarse como tal al no haberse graduado de la academia—era ayudarse y eso harían.
-Esos ojos…- reconoció Sarada, tragando saliva de forma inaudible, -¿Quién eres?- interrogo, haciendo lo posible para ocultar su confusión.
-Shin Uchiha- contesto el niño sin dejar de verla fijamente.
-Mi papá y yo deberíamos ser los únicos que quedan del Clan Uchiha- discutió la Uchiha, sosteniéndole la mirada de igual modo.
-Ven conmigo- ordeno él.
-¿Y si digo que no?- reto ella, no siendo en lo absoluto el tipo de persona que seguía ordenes solo porque sí.
Claro que un shinobi debía ser capaz de seguir ordenes si estas eran necesarias para el bienestar del equipo y cumplimiento de la misión, pero aun así Sarada se consideraba a si misma como alguien juiciosa y que siempre analizaba las posibilidades y solo cumplía lo ordenado o pedido si no había una opción mejor y definitivamente no pensaba seguir a ese niño arrogante, de Uchiha a Uchiha ya debería saber que nadie podía obligarla a hacer algo que no quisiera hacer, eso lo había aprendido de su madre y aun sin conocer a su padre sabía que él haría igual. Shin descubrió un pergamino que sostuvo en su mano derecha, su padre le había dado una orden y eso haría, era imperativo que Sasuke Uchiha mordiera el anzuelo y su hija era la carnada perfecta a emplear, se llevaría a esa niña costara lo que costara y cumpliría con las ordenes de su padre.
-Padre dijo que te llevara, debo obedecer su orden- contesto él mecánicamente, abriendo el pergamino e invocando un arma para cumplir con tal orden. -Te raptaré- amenazo, más ni aun así Sarada se sintió amedrentada o sorprendida.
-¿Qué harás conmigo después de raptarme?- resulto hilarante para Sarada el modo en que Chouchou se creía la protagonista de la historia, aun cuando no lo fuera.
Observando el arma, una enorme shuriken sujeta a una cadena, Sarada evadió cuanto antes el golpe que iba en su dirección, sosteniendo en todo momento la bolsa de almuerzo que Boruto le había entregado, había hecho una promesa y no la rompería ni aun cuando su vida dependiera de ello, lo más rápido que pudo y con una de sus manos le lanzo tres kunai lo más pronto posible más él hubo conseguido evadirlos usando la cadena de su arma como escudo, pero Sarada no estaba peleando en serio y no lo haría hasta que fuera totalmente necesario, solo era una distracción para Chouchou que debía de posicionare en un punto estratégico lo más pronto posible. Fingiendo duda se dejó caer sigilosamente—con tal de crear la distracción oportuna—sobre la cadena del arma…
-¡Chouchou!- llamo la Uchiha.
Apenas y hubo necesitado ver a Chouchou emplear el Jutsu de Expansión Parcial que Shin pudo evadir, halando de la cadena y enviándola a ella y a Chouchou contra él suelo, más ni aun así Sarada soltó la bolsa, aferrándola a su cuerpo, así como no iba a soltar el paquete no iba a dejarse raptar ni nada parecido, primero muerta que hacer algo contra su voluntad, como Uchiha que era tenia dignidad y orgullo, no bajaría al cabeza ante el primer guiñapo que pareciera en su camino
-A ti no te necesito- desestimo Shin.
La Uchiha hizo el mayor esfuerzo por levantarse del suelo lo más pronto posible solo para ver a ese chico abalanzarse contra Chouchou para apuñalarla con un kunai, ni aun cuando diera todo de si…no podría detenerlo, no era lo bastante rápida y eso la hizo sentir más inútil de lo que nunca se hubiera sentido en su vida, pero afortunadamente está herida nunca llego haciendo que Shin enterrara su kunai contra el suelo y que Sarada parpadeara confundida viendo como Chouchou se situaba a su lado por alguien muy conocido por ambas que aparecido como caído del cielo, y no era broma pensar así. Solo había una persona tan veloz que pudiera estar cerca para ayudarlas, alguien que llevara la capa de Séptimo Hokage y que se hubo situado entre ambas como un escudo, u que podía protegerla como nadie más podría y que las sorprendió incluso más por su presencia.
-Esto no parece una simple pelea de niños- observo Naruto.
-¡Séptimo!- jadeo Sarda, sorprendida y agradecida por su aparición.
-Creía que los niños de nuestra aldea se comportaban bien, pero…- una sonrisa divertida adorno el rostro del Uzumaki, reparando en los ojos del niño, pues eso era. -El Sharingan, ya veo, conque eres tú- reconoció, habiendo anticipado una visión así por la carta de Sasuke, pero no pensando encontrarse cara a cara ante esta nueva amenaza.
-Me levanto sin esfuerzo- suspiro Chouchou soñadoramente.
-Lo siento, pero tendré que capturarte, tengo muchas preguntas- advirtió Naruto, resignado a hacer, como Hokage, lo que era mejor para la aldea. Más de nada hubieron servido sus palabras que, cual amenaza, hicieron al niño cargar de seriedad la situación con el cambio que pobló su mirada. -Así que también usas el Mangekyo Sharingan, entonces tendré que tomarte en serio- admitió, permitiendo que el chakra de Kurama lo cubriera justo antes de que un ataque fuera en su dirección, o más enfáticamente hacia Sarada y Chouchou que estaban tras él y a quienes protegió con el mismo chakra, reconocido el arma agresora manejada por ese niño. -Controlas armas a distancia. ¿Ese es tu poder?- más bien afirmo, un tanto divertido por tener la oportunidad de pelear en serio tras tanto.
-Naruto, ¿vas a descontrolarte como hace mucho?- inquirió Kurama, ansiando que la respuesta fuera un sí.
-Solo un poco-restringió Naruto sin pensar demasiado en negarse.
En un principio matar a Naruto había sido su único objetivo, no considerando siquiera digno de él volver a ser presa de un nuevo sello sin importar que lo hubieran liberado con el fin de utilizarlo, —como ya había sucedido anteriormente en tantas otras ocasiones—pero el tiempo le había hecho ver no solo que él y el bobo Séptimo Hokage se necesitaban, más allá del hecho de que desaparecería si Naruto llegaba a morir. Kurama había conocido al Primer Hokage, Hashirama Senju y a su esposa Mito que había sido Jinchūriki de esta, e incluso a la madre del bobo Séptimo, Kushina Uzumaki, todos ellos habían querido suprimirlo por considerarlo peligro, pero extraordinariamente Naruto siempre había sido diferente, incluso el nueve cosas podía afirmar sentir amistad por el rubio idiota, siendo tan tonto tenía su lado bueno, a veces. En tiempos muy remotos, antes de que siquiera existieran los Ninja como tal o el sistema de aldeas había existido un ente llamado Shinju, un árbol que era reverenciado como una deidad y que producía una fruta cada milenio, consumir la fruta estaba prohibido más a pesar de ello la princesa Kaguya Otsutsuki lo hizo y utilizado el poder obtenido para acabar con las guerras, pero la ambición de Kaguya por el poder había sido tan grande como para no aceptar que su chakra hubiera sido repartido entre sus hijos, Hagoromo—el sabio de los seis caminos—y Hamura, lo que la había hecho fusionarse con el Shinju formándose así el "Diez Colas" que arraso con todas las tierras hasta que los hijos de Kaguya lo sellaron y a ella, pero ya que la muerte de ambos hermanos liberaría al Diez colas, el entonces Sabio de los seis camino separó el chakra del Diez Colas de su cuerpo y lo dividió en nueve formas vivientes de chakra conocidas como "Bestias con Cola" o Bijū, o eso es lo que Sarada tenía entendido en base a las historias conque había crecido, y uno de esos Bijū—el Kyubi—está en la aldea, sellado en una persona; el Séptimo Hokage.
-Sarada, creo que esto es lo que el Séptimo tiene en su interior- supuso Chouchou, sin saber si estaba bien ser tan especifica en sus declaraciones.
-Sí, es la fuerza del Kyubi, el Bijū- Sarada había oído mucho de ello, pero jamás había pensado llegar a presenciarlo.
-Contrólate- sosegó Naruto mentalmente.
-Es un completo fastidio- bufo Kurama, sabiendo que él tenía al razón más no agradándole aceptarlo.
Ahí estaba el mismo Naruto que reflexionaba mil y un veces antes de actuar o enfrentarse contra alguien, especialmente alguien que se viera vulnerable como era el caso de ese chico, más aun así Kurama no conseguía fiarse de esa minúscula criatura, quizás el punto era que tuviera el Sharingan y él ya tenía experiencia con los Uchiha como para desconfiar de ellos, haber conocido al infame Madara Uchiha era una razón de peso con la que cargar, solo un Uchiha lo había hecho sentir confianza y se trataba de Sasuke, pero él había aprendido de sus errores como otros no. Tenía que limitar a Kurama, no solo porque el sentido de diversión de él iba en contrariedad con el propio, sino porque Naruto sabía que estaba enfrentándose a un niño, muy talentoso y capaz de enfrentarse a cualquiera pero un niño al fin y al cabo. Con el chakra de Kurama materializado sobre si, no tuvo problema alguno de alargarlo hacia el niño, lo que menos quería era lastimarlo en serio, tenía preguntas que necesitaban respuestas, necesita a ese niño a salvo e ileso. Desde donde estaba, junto a Chouchou, Sarada acudió a la batalla como silente espectadora, analizando todo cuanto veía por primera vez y que superaba ampliamente todo lo que hubiera oído o leído sobre el Séptimo Hokage cuyo chakra, procedente del Kyubi, conseguía ser evadido por Shin en cada oportunidad.
-Es un chakra inmenso, pero su control es muy preciso- admiro Sarada, hasta entonces incapaz de haber creído que existiera tal cantidad de chakra.
-Me sorprende que esquivaras eso, estás bien entrenado- elogio el Hokage, admirando tal habilidad, y aún más en alguien tan joven.
-Increíble, ya sabía que el Séptimo era fuerte, pero visto de cerca y en combate es aún más increíble- suspiro Chouchou, vaticinando una posibilidad que hasta entonces no se había aventurado a suponer. -Esa figura, ¿Podría ser?..- Sarada negó para sí, volteando a ver a su amiga al imaginar lo que podía estar pasando por su alocada cabeza.
Desde lo alto del arco de roca que bifurcaba el camino, Shin observo con silenciosa introspección al hombre conocido como el Jinchūriki del Kyubi, el Séptimo Hokage y que claramente superaba todo lo que le habían dicho y que lo llevaba a anhelar sinceramente una batalla seria entre ambos para probarse ante su padre y ser merecedor de su entera confianza, irrumpiendo en sus pensamientos es que en menos de un parpadeo una pequeña criatura blanquecina con un solo ojos se situó a su lado, no era ajeno para Shin saber que no era más que un medio de comunicación y ayuda enviado por su padre y mediante el cual ayudarlo a desaparecer tan rápido como había aparecido si la situación se volvía difícil. Pero Shin no quería huir, y de hecho; de contar con la aprobación de su padre, no dudara siquiera en quedarse a pelear porque no tenía miedo. Shin no podía quedarse, perdería inevitablemente, no había nadie sobre la tierra que fuera capaz de hacer claudicar al Séptimo Hokage y de ser así, el único hombre capaz no daba señales de su existencia con la máxime intención de ser en extremo cauteloso, pero no sería así por mucho tiempo, ya encontrarían el modo de llamar su atención.
-Es el famoso ninja más fuerte del presente, el poder del Kyubi del Séptimo Hokage- reconoció a criatura en voz alta para Shin que hubo prestado total atención. -Poder verlo con este ojo fue una ganancia inesperada- admiro para temporal confusión del niño que no supo muy bien cómo proceder, no sin una respuesta exacta. -Retírate por ahora, Shin, es demasiado fuerte para que lo derrotes solo- Shin no dijo nada, más al desviar su mirada hacia el Hokage resulto obvio que él quería librar esa batalla más no pensaba desafiar a su "padre".
Cumpliendo con su palabras y objetivo en ese lugar, la criatura emitió un ninjutsu espacio-tiempo que lo hubo trasportado junto con Shin antes de que el Séptimo Hokage pudiera hacer algo y ante la atónita mirada de las dos niñas.
-Desapareció- la Uchiha parpadeo incrédula, sin entender del todo lo que acababa de pasar.
-Un ninjutsu espacio-tiempo- reconoció Naruto, confundido sobre con quien estaban tratando realmente. -Eso fue todo- suspiro, dispersando por completo el chakra de Kurama.
-Disculpe- llamo Chouchou, obteniendo su atención, -puede que usted sea mi verdadero padre- soltó, no sabiendo otro modo conque evidenciar su duda.
-¿Eh?, ¿De que estas hablando?- Naruto se abstuvo de reír, algo curioso con respecto a que se refería la Akimichi que sostuvo su mano, colocándola sobre su cabeza
-No era así- se quejó Chouchou tristemente ya que le hubiera encantado ser la hija del Hokage.
-No entiendo nada…- el Uzumaki no supo sin sentirse incomodo o divertido, al parecer estaban sucediendo cosas que él evidentemente no lograba entender.
-¿Y quién era ese?- pregunto Chouchou, mortificada -Quería viajar hasta encontrar a mi papá…¿Acaso va tras una doncella como yo?- temió, pensando en dar por terminado el viaje en caso de que eso perjudicara su seguridad y la de su amiga
-No, probablemente iba tras Sarada- contesto Naruto sin ser del todo directo ante el teatral estado de ánimo de la Akimichi.
-¿Quiénes son? Dijo que era un Uchiha- se sentía demasiado confundida, se suponía que ella y su padre eran los únicos Uchihas que quedaban realmente, ¿Quién podía ser Shin?
Quizás fuera infantil al sentir lo que sentía pero si, Sarada admitía sentir miedo, era la primera vez que abandonaba la aldea y sin siquiera estar pisando otra aldea ya se sentía perdida al encontrarse con cosas que le parecían absolutamente imposibles, quizás si había otros Uchihas solo que ella no lo sabía y quizás tampoco su padre, el mundo Shinobi era demasiado grande como para dar o no por sentado algo, pero por una fracción de segundo Sarada deseo dar todo por terminado y regresar a casa, no se perdonaría—si le sucedía algo—no haber podido despedirse de su madre, menos siendo que su última conversación se había llevado a cabo en medio de una discusión, su madre no se merecía eso, pero estando donde estaba Sarada no sabía si lo mejor era volver y arriesgar su madre en caso de que este "Shin" la siguiera o ir a encontrarse con su padre que quizás podría protegerla siendo la única persona capaz de estar al nivel del Séptimo Hokage. Naruto se sintió conmovido por la inquietud de la joven Uchiha, veía la misma duda y temor en los ojos de Himawari, el deseo de hacer algo pero el temor de arriesgar demasiado como una especie de soga que la frenaba en cada oportunidad, sabía que Sarada era valiente, Sasuke y Sakura lo eran y mucho, pero no debía confundirse el valor con la temeridad y eso hacia especial a Sarada, pensaba antes de actuar, aunque quizás su juventud pudiera fácilmente jugarle en contra. Sonriendo, poso cariñosamente su mano sobre la cabeza de esa niña a quien con el tiempo había llegado a ver como una hija al cuidar de ella en nombre de Sasuke.
-No te preocupes por nada, yo te protegeré- se comprometió el Uzumaki, sonriéndole a la Uchiha que se sintió más segura y a salvo gracias a sus palabras. -Bueno, no puedo solo enviarlas de vuelta a la aldea- suspiro, resignándose ya que era mejor protegerlas por su cuenta en lugar de confiarlas a terceros que quizás pudieran ser fácilmente neutralizados. -Vengan conmigo, es lo más seguro.
-¿Con usted?, ¡Genial!- chillo Chouchou emocionada.
-La verdad es que voy a encontrarme con Sasuke, apuesto a que se alegrará cuando se vea- garantizo Naruto, desviando la mirada hacia Sarada.
Sasuke era muy conocido por su reputación, bien podría haber sido Hokage en su lugar porque justo como él era alguien que estaba dispuesto a hacer lo que fuera por el bienestar de la aldea, ese era el legado que Itachi había dejado y que Naruto se esforzaba por cumplir día a día cual vinculo de hermandad con su mejor amigo a quien intentaba ayudar lo más posible y viceversa, también se debía tener en cuenta que Sasuke era bastante despiadado cuando se lo proponía pero de un modo excepcionalmente positivo porque este comportamiento estoico y de sangre fría le permitía obtener respuestas que solo miembros del AMBU o las elites Ninja más elogiables podrían obtener, solo que evidentemente Sasuke estaba por encima de ello. Y aun así siendo alguien que bien podía ser categorizado como frio, cruel e incluso solitario, era un hombre que—y eso Naruto lo sabía aun cuando Sasuke no fuera la persona más expresiva del mundo—extrañaba a su familia; a Sakura—cuya salud delicada había ocultado en la carta que había enviado como respuesta para él—y Sarada de quien estaba seguro se enorgullecería nada más la viera, porque era el reflejo perfecto de lo mejor de Sakura y él, lo que inevitablemente causaba la nostalgia en el Uzumaki cada vez que la veía, recordando sus días como Genin cuando todo había parecido más fácil. Abrumada por estas palabras, más volviendo al presente—porque era lo correcto—Sarada gesticulo una ligera sonrisa como respuesta, agradecida por esta opinión que esperaba fuera así, pero ya tendrían tiempo para comprobarlo.
-Ah, cierto- sonrió Sarada, recordando el almuerzo que sostenía en las manos y que había cuidado afanosamente con tal de cumplir su promesa a Boruto. -Vine a entregarle esto- tendió.
No era aficionada a hacer cosa por las personas, menos si ellos podían hacerlas por su cuenta, ayudar a quienes no eran capaces de hacer algo por sí mismos era algo que no le molestaba hacer, pero Boruto no figuraba en esa lista de personas "incapacitadas" y no hubiera decidido ayudarlo si mediante ello no hiciera una buena acción para con el Hokage y que quizás le permitiera ver a su padre teniéndolo como escolta, por así decirlo, lo que iba a suceder de ahora en más, ya no tenía por qué temer a lo desconocido o ser descubierta mientras intentaba ocultarse, ahora se sentía protegida y a salvo gracias al séptimo, eso era más que suficiente para estar bien al 110%. Lo primero que Naruto sintió fue una alegría sin precedentes; Hinata jamás dejaba de sorprenderlo, le había prometido hacer algo especial para su viaje y ahí estaba esa promesa aunque no fuera Boruto quien se lo estuviera entregando y lo entendía, las obligaciones que tenía como Hokage lo alejaban continuamente de casa, pero afortunadamente tenia a Hinata para recordarle que—al final de cada día, regresara a casa o no—tenía un hogar que añorar y donde lo esperarían como no había sucedido en un pasado triste y que aun recordaba, sin ella estaría totalmente perdido. Pero además de ese inmenso júbilo por su parte, también sintió nostalgia, ver a Sarada así le recordó mucho un paradigma que había significado una enorme unidad para él, para Sasuke y para Sakura…quien lo iba a decir, solo pro intentar sobrevivir y comerse los almuerzos dispuestos por no haber desayunado, siguiendo las órdenes del Sensei tal y como Sasuke y Sakura habían hecho, Naruto ahora se veía atado al poste mientras sus dos compañeros tenían la oportunidad de almorzar con tranquilidad sentado a su diestra y siniestra respectivamente, deteniéndose y alzando la mirada hacia él al escuchar los gruñidos de su estómago y que les imposibilitaba por completo disfrutar del breve lapsus de tranquilidad que tenían antes de intentar quitarles los cascabeles a Kakashi.
-No hay gran problema, yo puedo estar días sin comer, semanas, de veras, no hay gran problema, no hay ningún problema…- declaro tranquilamente, callándose al escuchar los gruñidos de su estómago.
¿A quién quería engañar? Estaba acostumbrado a desayunar, almorzar y cenar sin problema alguno, ¿Quién decía ser para romper con esta rutina?, ¡Se estaba muriendo de hambre! Y ver a Sasuke y Sakura comer frente a él no lo hacía sentir mejor, ¿Pero que más podía hacer? Esto era simple consecuencia de su actuar en solitario como Kakashi Sensei había dicho, solo que no quería admitirlo como estaba seguro que ni Sasuke ni Sakura querían hacerlo porque no estaban acostumbraos a que los corrigieran o por lo menos no en ese ámbito. La primera norma de conducta Shinobi era que lo importante a cumplir era el propósito de una misión y más una como esa en que se trataba de todo o nada, aprobar o reprobar y aun cuando Sasuke jamás hubiera roto las reglas y hubiera hecho todo lo requerido en un Shinobi, debía admitir que en el fondo de su corazón—muy en el fondo porque no quería admitirlo ni aunque su vida dependiera de ello—sentía lastima por Naruto, sabia mero que nadie lo que era la soledad y Naruto actuaba por impulso y guiado por lo habitual que resultaba estar solo, algo en lo que ambos se parecían. De no tener una razón, como grupo, por la que verse forzado a admitir que debían ayudar a Naruto, Sasuke ni muerto le hubiera tendido su almuerzo al Uzumaki que, justo como Sakura, lo observo perplejo, no lo hacía por gusto, solo porque era necesario.
-Ten-indico el Uchiha, resignado.
-Sasuke, no puedes hacer eso, ya oíste lo que dijo el Sensei- protesto Sakura que justo como él sabía lo mal que estaba romper las reglas, especialmente una estipulada por su Sensei y que los enviaría de regreso a la academia si no hacían lo que él decía.
-Kakashi se ha ido, tenemos que conseguir esos cascabeles en equipo, y si Naruto tiene hambre va a estar débil y no será efectivo- obvio Sasuke que no hacia este gesto por sentir algún tipo de afecto por el idiota, pero si porque era lo mejor para los tres, como equipo. -Eso perjudica al equipo y pone en peligro la misión- añadió como razón para no hacerle creer algo incorrecto al Usuratonkachi.
Sakura hubo de reconocer que Sasuke tenía razón, como siempre, y eso llevo a hacerla mal por estar comiendo a gusto enfrente de Naruto que se permitió ser presa de la sorpresa por las palabras del Uchiha, si hubiera sido menos precipitada y estúpida hubiera cenado la noche anterior, tener hambre a esas alturas era responsabilidad suya, pero Naruto que estaba totalmente solo e comparación suya…no tenía nadie que velara por él, no como ella que tenía a sus padres y sintió como su corazón se estrujaba de solo pensarlo, Sasuke se lo había dicho, erraba al pensar así y ahora quería enmendar realmente las cosas, iban a ser un equipo fuera como fuera y la primera regla importante era; o todos o ninguno, si uno caía los otros debían ayudarlo a levantarse y eso es lo que harían. Recuperándose de la sorpresa, Naruto no entendió muy bien si Sasuke estaría siendo sincero o no, nunca podría saberlo, era tan reservado que apenas y se conocían el uno al otro más que por las discusiones y enfrentamientos que estaban habituados a sostener, aun así Naruto eligió dudar por un momento hasta ver como Sakura le tendía su almuerzo en lugar de Sasuke, ¿ella estaba dispuesta hacer algo así, por él? Naruto se sintió infinitamente conmovido, recibiendo una sonrisa de parte de ella, eso significaba mucho para él pero no podía aceptarlo, era su culpa estar atado al poste, no era culpa ni de ella ni de Sasuke.
-Bueno, gracias- murmuro Naruto, emocionado.
-No me agradezcas, solo apúrate y come- apremio Sakura, harta de tener que tenderle su almuerzo como ofrenda.
-Pero ese es tu almuerzo- discutió el Uzumaki, no siendo capaz de pedirle que se sacrificara por él.
-Yo estoy…- se mordió la lengua al casi decir que estaba a dieta, -yo no como tanto como tú o como Sasuke, así que…¡Tan solo tómalo, Naruto!- chillo la Haruno, cansada de tener que rendirle explicaciones.
-No puedo tomarlo, no puedo mover mis manos- señalo el rubio, intentando zafarse inútilmente de las cuerdas que lo mantenían atado al poste, -tienes que darme tu-pidió, intentando ignorar su propia satisfacción ante la idea.
-¡¿Qué?!- Sakura estaba indignada, claro que ella no haría eso
-Dense prisa, él volverá en cualquier momento- apuro el Uchiha, perdiendo la paciencia ante esa discusión sin sentido.
-Esto solo lo haré una vez- declaro la Haruno tanto para Naruto como para ella misma, -¿Listo? Nunca volveré a hacer esto, ¿está claro?- exigió, demandando una respuesta del Uzumaki.
-Claro como un cascabel, Sakura- rió Naruto.
Era un completo impertinente, un idiota en todo el sentido de la frase y aun así Sakura no pensaba dejar atrás los sentimientos burlescos que tena por él por lo que, sin demasiado animo sostuvo los palillos mientras él comía. Definitivamente nunca volvería a hacer algo así, no por ese idiota sin importar que Naruto lo estuviera disfrutando. El pasado, en ocasiones, era el único refugio para albergar momentos felices y aun cuando en ese entonces Sasuke y él no hubieran pensado siquiera en imaginar que podrían ser amigos algún día, ahora bien podían llamarse hermanos entre sí, era irónico pensar a donde los había llevado la vida, especialmente teniendo en cuenta que él había tenido sentimientos por Sakura para darse cuenta que jamás había sido amor realmente, no como el amor que indiscutiblemente sentía por Hinata, pero Sasuke y Sakura…Naruto nuca había visto a dos personas más destinadas a estar juntas desde el principio y Sarada, ahí frente a él, era la mayor prueba de eso. Había conocido a Itachi y visto la verdad de él, podía hacer un juicio valórico sobre en que creía y veía ese mismo brillo de lealtad hacia la aldea y el pueblo en los ojos de esa niña, quizás Sarada no lo supiera pero veía un compromiso digno de un Hokage en esos ojos, el compromiso de alguien que estaba dispuesta a dar la vida por quienes no podían defenderse, esa niña seria como Sasuke, Sakura e Itachi, era ella la promesa de un futuro como ellos lo había sido y seguían siendo.
-Gracias y perdón por las molestias- rió el Séptimo, nostálgico.
-Estuvo delicioso, gracias por traerlo- sonrió Naruto.
-Dele las gracias a Boruto- aclaro Sarada, no deseando quedarse con un crédito inmerecido.
Sentado sobre el suelo junto a las dos niñas, Naruto en parte se sentía a gusto, claro que aún tenía en la mente lo que Sarada le había dicho sobre este niño, Shin Uchiha, sumado a lo que Sasuke le diría cuando se reunieran, tenía que pensar en ello, pero otra parte de su mente lo hacía pensar en esos esquivos omentos felices que anteriormente tenia de forma cotidiana y que actualmente apenas y formaban parte de su vida lastimeramente. Tomaba muy enserio su papel como Hokage, puede que incluso más que su rol como padre porque dirigía más cantidad de su tiempo a lo primero, pero lo hacía porque quería que la aldea estuviera bien y que nadie tuviera que pasar por una experiencia como la que él y Sasuke habían tenido que sobrellevar, si algo recordaba Naruto del Tercer Hokage era el modo en que había sido capaz de transmitir una sensación de estabilidad a la aldea, el sentir que todo estaba bien y que se podía vivir en paz, eso era lo que él permanentemente aspiraba a lograr. Desde hace ya mucho tiempo—por su falta de tiempo—acostumbraba a comer deprisa para no permitirse ningún rato libre que pudiera ser inútil y que lo distrajera de sus responsabilidades, por lo mismo no había querido que Hinata hiciera un almuerzo para él cada día porque eso lo llevaría a sentirse mal para no disfrutarlo apropiadamente, pero ahora lo agradecía ese gesto de parte, estaba casado con la mujer más maravillosa del mundo, nadie era como su Hinata.
-Así que el papá de Sarada…- recordó Chouchou, algo curiosa aunque también decepcionada, -este viaje era para encontrar al mío- aludió a modo de queja, recibiendo una sonrisa de disculpa de su mejor amiga.
-¿Choji fue a alguna parte?-cada vez que esa niña abría la boca, Naruto era incapaz de comprender que es lo que decía exactamente.
-¿Cómo es tu papá, Sarada? Nunca lo he visto- curioseo la Akimichi, emocionada.
-No lo recuerdo- murmuro Sarada únicamente.
No podía evitarlo pero cada vez que alguien sacaba el tema se sentía…mal, quizás otras personas, de estar en su situación, no olvidarían lo que ella sí y no sabían cuando le pesaba en el alma y en el corazón no ser capaz de recordar a su padre, pero sin importar lo doloroso que fuera sabía que no podía volver el tiempo atrás ni remediar ni comprender lo que era desconocido para ella, solo obtendría las respuestas que tanto anhelaba una vez que pudiera ver a su padre, eso era lo que la mantenía latente y aferrándose a ese viaje; la esperanza. Una parte importante de la vida de un ninja era cumplir las reglas y normas de conducta Shinobi, y la otra parte se trataba de demostrar lealtad hacia la aldea la cual se pertenecía y si Naruto conocía a alguien que hubiera dedicado sus vida a ello a además de la enmienda a sus errores pasados, incluso estando por encima de él si de méritos se trataba, ese era Sasuke, pasar tiempo en su oficina limitaba a Naruto y le impedía hacer todo lo necesario por ayudar a quienes eran más vulnerables pero en su lugar Sasuke se dedicaba cubrir y erradicar cualquier amenaza existente, lamentaba no poder hacerlo volver a voluntad, pero quizás esta fuera la ocasión perfecta una vez que el problema de Shin Uchiha fuera aclarado y resuelto, albergaba esa esperanza.
-Claro, lleva mucho tiempo viajando…- aminoro el Uzumaki, pensando en cómo hacer sentir mejor a Sarada y conocía una forma. -Si tuviera que describirlo; era muy popular con las chicas de la academia, como yo. Y era bastante apuesto, como yo. Tenía las mejores notas de ninjutsu, como yo- se jacto sin poder evitarlo, recordar el pasado era su talón de Aquiles.
-Solo hay una persona con las mejores notas, ¿no?- discutió Chouchou algo confundida, haciendo sonreír a la Uchiha.
-Pero era insensible, arrogante y hostil siempre que hablaba, en eso no nos parecemos en nada- aclaro Naruto, carraspeando más no corrigiendo sus palabras. Sarada no supo que inferir ante estas palabras, por lo visto su padre era alguien bastante contradictoria…algo que la hacía desear aún más poder conocerlo y juzgar como era con sus propios ojos. -En resumen, era mi rival y eso no ha cambiado- declaro con una sonrisa sin poder evitarlo. -Hace un momento me recordaste a Sasuke y Sakura cuando tenían tu edad, Sasuke no usa lentes pero tiene tus mismos ojos, aunque en general me recuerdas a Sakura. Apuesto a que das miedo si te enojas- admitió, riendo al no poder evitarlo, siendo presa de la nostalgia. -Tranquila, aunque estén separados o no se vean, no cambia el hecho de que sean padre e hija- ánimo, meditativo y nostálgico ante los rasgos que veía en ambas niñas y que le recordaban a sus amigos. -Chouchou, tú tienes la cara de Karui, pero tu físico es idéntico al de Choji- garantizo, ignorando la confusión que aún sentía sobre lo que le había pasado a Choji o donde podía encontrarse para que ella lo estuviera buscando.
Lo había dicho y lo cumpliría, protegería a esas dos niñas en todo momento y aun cuando fuera una sorpresa estaba seguro de que Sasuke valoraría infinitamente poder ver a Sarada luego de tantos años, era imposible no prendarse de alguien como Sarada nada más verla, tenía el mismo halito de inocencia sobre sí que siempre había hecho y hacia tan especial a Sakura, eso le permitiría enfrentarse a todo con el corazón, algo que ocasiones muchos shinobi olvidaban hacer. Claro que a su edad y en ese pasado que Naruto recordaba; Sakura era—y en parte aún seguía siendo—más emocional que Sarada, y Sasuke nunca reconocería si necesitaba ayuda o cometía un error, era demasiado ambivalente y orgulloso como para hacerlo, pero lo curioso de ver a Sarada era como cada característica de sus dos amigos se fusionaba a la perfección; tolerancia, orgullo, impulsividad, estoicismo, sensibilidad y autocontrol unidos, algo que Naruto había considerado imposible, Sasuke y Sakura eran muy diferentes entre sí, completamente opuestos incluso, pero increíblemente esto es lo que les permitía estar juntos, el modo en que estas diferencias les enseñaban algo continuamente; Sarada era la prueba de ello.
Definitivamente sería una leyenda algún día, justo como Sasuke y Sakura.
Luego de disfrutar del breve instante que era disfrutar del almuerzo, juntos, esta vez junto al Séptimo Hokage, había retomado el viaje lo antes posible, esta vez con un ambiente extrañamente diferente por su presencia, se sentían a salvo, sentía que todo estaría bien y que ya nada podía dañarlas, Sarada especialmente se sentía relajada, como si jamás hubiera salido de la aldea, como si aún estuviera en casa. Al preguntarse porque era esto, la Uchiha solo podía concluir que era debido a que él era el Hokage y su deber como líder de la aldea era ser una figura protectora para todos quienes lo conocían, pero hasta entonces nunca había reparado en lo que era realmente un Hokage. Era algo que Sarada siempre había anhelado poder hacer, desde que había tenido uso de razón; brindar esperanza y aliento a aquellos que eran débiles y proteger a quienes no eran capaces de luchar por sí mismos, quizás fuera una idea idealista pero era la base que su tío Itachi había tenido en su tiempo, la idea de evitar guerras y de proteger a todos, de hacer lo mejor para la aldea y aunque Sarada no pudiera explicarlo tan directamente igual…si, eso era lo que quería, quizás ni siquiera era realmente un sueño pero era un anhelo y esto ciertamente era mejor que nada. Eso la acercaba al Séptimo, el deseo de ayudar a otros y quizás algún día eso se convirtiera en un sueño, pero ese día no era hoy, hoy solo quería reunirse con su padre y poder estar cerca de él como no lo había hecho nunca antes hasta entonces.
-Ya se ve, me veré con Sasuke en esa torre- señalo Naruto, avistando finalmente el punto de reunión, lo que solo contribuyo a animar aún más a la Uchiha.
-¡No puedo más! Descansemos un poco- pidió Chouchou, desplomándose sobre el suelo.
-Qué remedio, solo un poco- acepto el Hokage, después de todo quedaba muy poco camino por recorrer, ¿Qué más los demorarían unos minutos?
-¿Qué? Pero si la torre está frente a nosotros- protesto Sarada, no queriendo esperar ahora.
-Vamos, descarga tus cosas- animo el Uzumaki, resignado a esperar e instándola a hacer lo mismo.
-Sí- contesto la Uchiha, pero no queriendo esperar, no podía hacerlo, no con el corazón a punto de salírsele del pecho por la ansiedad. -Este…tengo que ir al baño- mintió lo más convincente que pudo.
-No te alejes mucho- minimizo Naruto tranquilamente.
-No- sonrió Sarada.
Disfrazar la verdad era algo difícil de hacer, mentir no era nada sencillo sobre todo si se podía ser descubierto en ello y la experiencia hacia la perfección, claro que Naruto no era bueno mintiendo ni nada parecido, pero conocía a alguien que tenía experiencia en ello y que increíblemente quedaba infraganti sin darse cuenta pero solo Naruto podía darse cuenta porque lo conocía muy bien, Sasuke tenía un don innato para mantener la calma en situaciones insostenibles así como para ocultar sus emociones mejor que nadie que pudiera existir cumpliendo insuperablemente con lo que se esperaría de un Shinobi como lo era él, pero Naruto lo conocía tan bien como para saber cuándo le molestaba algo o cuando estaba preocupado, más no la razón tras la cual podía estar ocultando algo, pero si podía hacerlo con Sarada a quien dejo partir fingiendo que no había descubierto su mentira, esa niña tenía la misma inocencia que Sakura y esto era tanto bueno como malo. Aun recordaba como Sakura, antes de la guerra, le había mentido al decir que lo amaba, había visto la mentira desarmarse en su mirada y ocurría lo mismo con Sarada y en ambos casos las intenciones de ambas eran puras como para verse forzadas a mentir; Sakura había querido proteger a Sasuke y a él al mismo tiempo y ahora Sarada mentía para ser egoísta al menos una vez y ver a su padre, y Naruto no podía ir en contra de ello, era u derecho que esa niña tenía como hija, nadie podía negarle esa oportunidad.
¡Un poco más y podré ver a mi papá! Mentirle al Séptimo Hokage estaba mal, aún más teniendo en cuenta que no había hecho más que velar por ella y por Chouchou en todo el viaje que llevaban, pero aun cuando no quisiera hacerlo Sarada se veía forzada a ello, tenía doce años y más de una década de todo ese tiempo lo llevaba alejada de su padre por razones que aún no entendía y que no hacían más que despertar cientos de preguntas en su mente, pero puede que ahora—dirigiéndose lo más rápido que se lo permitía su cuerpo a esa torre—todo eso no fuera más que pasado, sí, eso precisamente porque lo importante ahora es que finalmente podría ver y conocer a su padre, ese deseo natural que le había estado privado desde que tenía memoria y ante lo que su madre tristemente había tenido que resignarse, pero ella no…estaba harta de las mentiras, eso se acabaría ahora definitivamente ¡Papá! Sentía las lágrimas molestándole los ojos mientras corría y esa molestia extrañamente continuo en sus ojos aun cuando se hubiera secado difusamente las lágrimas, evitando que se deslizaran por sus mejillas, incluso se atrevía a decir que era capaz de ver mejor, pero nada fue capaz de detenerla o hacerla dudar, no quería voltear y rectificar sobre si lo que estaba haciendo estaba bien o mal, no quería cuestionarse nada solo quería ver a su padre…
Había encontrado mucha información en su última misión, la primera y única que se había alargado luego de su regreso a Konoha donde ahora se encontraban su esposa y su hija, pero la información obtenida no era relativamente…positiva, aseguraba una amenaza y aun cuando Kakashi—en calidad de sexto Hokage—le había pedido que esta fuera confidencial y secreta no podía ocultarla de su esposa, no porque hubiera intentado hacerlo sino porque Sakura era más que inteligente para descubrir las cosas por su cuenta y su reacción superaba todo lo esperado. La condiciones en que se habían reencontrado habían sido…privadas, de hecho Sasuke no hubiera puesto tanto empeño en volver de no haber sido por Naruto que cual chismoso le había escrito para hacerle saber que aun estando casada con él había quienes albergaban intereses y sentimientos por Sakura. Claro que ella no correspondía a esos sentimientos, sería estúpido de su parte suponer tal cosa siendo que conocía perfectamente a la mujer que tenía por esposa y la sinceridad de sus sentimientos por él. Pero de eso ni siquiera hacían tres días y tras haber presentado toda la información a Kakashi, Sasuke había obtenido el permiso para volver a marcharse, esta vez en espera de recabar más información mientras los Kages decidían cuando efectuar una reunión para tomar una resolución con respecto a su informe. Se trataba del futuro de la aldea, del mundo Shinobi y de su familia, ningún precio a pagar era excesivo teniendo en cuenta que la posible amenaza eran Otsutsuki.
-¿No pensabas decirme nada?- clamo Sakura, indignada y luego de recomponerse de la inicial impresión que había tenido al respecto.
-No es diferente a cualquier misión anterior- desestimo Sasuke deseando zanjar esa conversación y evitar una discusión innecesaria y que no deseaba que tuviera lugar
-No aceptare que te vayas ahora, no han pasado siquiera tres días de tu regreso- discutió Sakura, evidenciando el porqué de su negativa, -que lo haga alguien más- sugiero casi por capricho aunque esto distaba mucho de su real forma de pensar ante aquella situación.
Era tonto de su parte pedirle eso a Sasuke, nadie era más capaz que él ni tenía el Rinnegan pero…tres días, ni siquiera eso, eran un matrimonio y no lo parecían a ojos de nadie por su ausencia ay eso que era la primera vez que se separaban luego del nacimiento de Sarada, solo Kami sabía que sucedería en el futuro pero su deber como mujer, como esposa y como madre era mantener a su familia unida ante las adversidades, pero no podía hacerlo si él a lo sumo podía pasar tres días junto a ella y Sarada, eso era muy poco tiempo, necesitaba más y sabía que Sasuke tenía miedo de arriesgarlas a las dos pero ella era más que capaz de cuidar de sí misma y Sarda, ya era tiempo de que Sasuke olvidara su miedo. Desde ante de casarse con Sakura, antes de volver a la aldea como había prometido hacer…ya había sido consciente de los juegos sucios que se entretejían por él, el último de los Uchiha y usuario del Mangekyo Sharingan y el Rinnegan, había un gran precio por su cabeza sin importar que ahora fuera un indiscutible aliado de Konoha y no el traidor que había sido en su día, pero por lo mismo y la casi segura pena de muerte que tenía sobre si por algunos enemigos es que no podía permitirse arriesgar a quienes eran importantes para él, no dudaba de las capacidades de Sakura pero lo que menos deseaba era ser el causante de un peligro y si para protegerlas debía alejarse de ellas…sea. Intentaría que la misión fuera lo más corta posible para volver junto a ella como siempre pero tenía que hacerlo, al menos por ahora debía generar un distractor para que aquellos que pensaran utilizarlas a ellas como carnada creyeran que no había nada lo bastante importante para él en Konoha como para atacar.
-Tu rebeldía es en vano- advirtió el Uchiha fríamente sin conseguir serenar en lo absoluto a su esposa, -tengo que hacerlo y lo haré- masculló, airado y conteniendo su irritación.
-No solo se trata de ti y de mí, sino de nuestra hija- replico la Haruno con rabia renovada, -ella también te necesita- evidencio, decida a no ser egoísta al menos por aquella ocasión.
-¿Crees que no amo a Sarada?- se ofendió el Uchiha, más Sakura no emitió respuesta alguna que indicase que pensaba lo contrario. -Tengo que hacer esto- corto sin considerar contemplativamente si ella se convencería o no.
Cuando había abandonado Konoha luego de la guerra no había llevado consigo a Sakura en su viaje de redención, no solo porque debía aprender del mundo por su cuenta, sino porque no era prudente arriesgar a alguien importante para él sin ser consciente de las amenazas que podían cernirse sobre él y ahora eso mismo lo movía a proteger a su esposa y a su hija, ¿Qué creía Sakura que él sentiría?, ¿No se daba cuenta de que lo devastaría mil veces más perderla a ella y a Sarada que correr un riesgo personal? Ellas eran lo que más le importaba en el mundo. Negando para sí, el Uchiha la evadió, dejándola con la palabra en la boca mientras él se dirigía hacia el umbral de la sala, evidentemente decidido a dejar la discusión en ese punto. Solo que ella no. Decididamente y con una entereza tal que llegaba resultar apabullantemente sorpresiva es que Sakura le intercepto el paso, permaneciendo férreamente de pie en el umbral, impidiéndole marcharse como pretendía, claro que su instinto de madre y mujer la hacían enfrentarse a lo que fuera, incluido a él y por primera vez en, pero eso no quería decir en lo absoluto que no tuviera los nervios a flor de piel, pero eso tampoco conseguía limitarla para encarar decididamente a su esposo. Amaba a Sasuke y le confiaría su vida de ser necesario sin dudarlo ni por un mísero instante, pero si no tenía en sus manos y frente a sus ojos las pruebas irrefutables de la amenaza de los Otsutsuki…nada ¡Nada! Le permitiría dejarlo marchar solo porque si, y tenía métodos conque retenerlo ya fuera por las buenas o por las malas…
-Tendrás que pasar por encima de mí- decidió Sakura, inamovible como una roca, -no me importa lo que tenga que hacer, no dejare que te vayas- determino sosteniéndole airadamente la mirada.
-Deja de pensar como mujer y como madre, y piensa con la cabeza fría- Sasuke se sentía fuera de sí, incapaz de llegar a entender semejante grado de emocionalidad
-No lo haré- rugió Sakura, volviendo a llevarle al contraria, -tal vez sea Kunoichi pero antes de eso soy mujer, soy tu esposa y la madre de tu hija- reitero con voz casi ahogada.
Nada le había garantizado amor de su parte cuando lo había esperado luego de la guerra pero había albergado esperanzas de la nada y toda esperanza había demostrado ser fructífera, tenían una hija y la amaban con todo su corazón, querían que esa hija tuviera la vida pacifica que ellos no habían podido tener, claro que para obtener tal cosa era necesario realizar sacrificios de por medio y ambos estaba más que dispuestos a hacerlos, pero no en base a nada como Sasuke quería hacerlo únicamente guiado por su temor, ella no se lo permitiría. ¿Paranoico? Tal vez pero sabía que rondaba el rumor de que tenía una hija, ya habían sido atacados antes cuando se había viralizado y vuelto del inconsciente colectivo—por decirlo de algún modo—que él estaba casado, Sakura no había tardado en volverse el blanco de cualquier posible amenaza pero de no ser tan fuerte como era Sasuke no hubiera sabido que hacer, pero ahora era diferente, no podía pedirle a Sakura que cuidara de ella y de Sarada al mismo tiempo, eso también era responsabilidad suya. No había visto a Sakura actuar así desde que se habían presentado a los exámenes Chunin, cuando habían sido Genin y la marca de maldición había sido el problema a tratar, pero ni aun entonces había hecho caso de sus bravatas y esta vez no sería diferente, pero ella definitivamente era la única persona que tenía la habilidad de resultarle fascinante y molesta al mismo tiempo, desde que la conocía había sido así.
-No sé en qué pensaba cuando me case contigo- farfulló el Uchiha, completamente dominado por la cólera lo cual produjo que tardase en reparar en las palabras que había dicho, -Sakura…- sabía que debería retractarse, pero su orgullo se lo impedía.
La frialdad conque las palabras habían sido pronunciadas no extraño a Sakura ya que Sasuke empleaba un tono igualitario y contundente en cada oportunidad en que había discutido antes de casarse y ser pareja, pero esta discusión era diferente de cualquier otra que hubieran tenido, anteriormente habían podido reconciliarse sin llegar a tanto, pero esta vez ambos estaba ardidos de cólera como nunca antes, más desde luego que nada de esto era motivo suficiente para que Sasuke hubiera dicho semejante cosa, nada justificaba palabras tan hirientes. Inicialmente y por orgullo propio es que a Sakura le costó asimilar lo que Sasuke le había dicho sin contemplación alguna y con un veneno tal que se hubo clavado dolorosamente en su pecho; era insegura de si y quizá esto fuera el motivo inmediato por el que se sintió traicionada como mujer, sintiendo que quizá llevaba haciéndose una idea errónea del amor y que quizá en ese matrimonio solo se encontrase ella, pero ya fuera esto cierto o no su angustia e indignación personal provocaron que seguidamente la invadiera la rabia. Olvidó la mesura y paciencia de la que tantos se impresionan e incluso su propio esposo y, levantando la mirada hacia Sasuke luego de unos turbulentos e inciertos segundos de silencio, sus ojos no reflejaron nada salvo tristeza y una ira tan profunda como para atemorizar al más poderoso de los hombres, y su esposo no pudo evitar temer haber cometido el peor error de su vida por haberle hablado de ese modo.
-¿Cómo puedes decir eso?- cuestiono Sakura, herida en lo más profundo de su corazón con esas palabras.
La ira y el desconsuelo que conseguían controlar en su interior llevaron a Sakura a preguntarse si ese hombre era merecedor del amor que le profesaba, pero no quería pensarlo, no quería estar ahí siquiera, solo quería escapar y llorar a sus anchas. Suspirando sonoramente y sin necesidad alguna de rendirle explicaciones a nadie, ni quería hacerlo, Sakura le dio la espalda a Sasuke encaminándose hacia la puerta de la entrada y por la cual hizo abandono de la casa. Necesitaba estar sola…
-¿Dónde estabas?- pregunto Sasuke de inmediato.
Su primera inferencia fue que Sakura regresaría, cruzaría esa puerta y le diría que no podían enemistarse, que no era sensato porque debían ser uno en cada decisión que tomasen, más la mujer que era su esposa había pasado cada hora de luz solar sin dar señal alguna de donde podía encontrarse y ahora que regresaba ya entrada la noche se mostraba tan indiferente como un tempano, teniendo sobre si un inefable disgusto y que le impidió a Sasuke acercársele más de lo debido ya que esto creaba una especie de circulo o margen inviolable alrededor de ella. Ingresando en la sala con un estoicismo impoluto y siendo testigo del silencio que tenía lugar, Sakura comprobó que su hija se encontraba profundamente dormida, lo que en cierto grado la reconforto, pero no así la insistente presencia de Sasuke a quien por primera vez en mucho tiempo ni siquiera quería ver su sombra. Claro que había sido precipitado hacer lo que había hecho, salir de casa sin reparar en nada, pero en ocasiones todos necesitaban un tipo de espacio con que liberar sus frustraciones y problemas, y que ella en lo personal había desahogado en la sala de operaciones del hospital donde se había presentado ante Shizune que le había reiterado que era su día libre, pero Sakura casi le había rogado que hiciera una excepción para permitirle distraerse. Estaba decepcionada como nunca, no había hecho más que ser ella misma y sin embargo Sasuke ya le había dejado claro su perspectiva de las cosas. No iba a arrepentirse de nada de lo que había dicho, esta vez tendría que hacerlo él.
-Sakura- llamo el Uchiha nuevamente, solo obteniendo silencio a cambio. -¿Tienes idea de todo el tiempo que has estado fuera? No sabía dónde estabas- declaro, notoriamente -más tranquilo al comprobar que ella estaba bien y de hecho no sabía de qué se preocupaba si ella podía cuidarse a sí misma mejor que nadie, pero el punto no era ese.
-¿Quieres que sea dulce o sincera?- inquirió Sakura con clara ironía y sarcasmo.
Claro que aún lo amaba, contrario a lo que la mayoría de la gente podía pensar; destruir un amor como aquel que llevaba sintiendo por él desde que tenía uso de razón era lo más imposible que podía existir sobre aquel orbe llamado mundo, sin embargo, las palabras de amor no conseguían salir de su garganta porque su corazón estaba herido y quedaban atrapadas en su pecho, desgarrándola por dentro, aún más de lo que ya se sentía por solo compartir el mismo aire que él. Que le gritara lo entendería, que chillara por la furia, igual; pero semejante silencio y actuar casi protocolario e indiferente de su parte lo dejaban asombrado porque ella jamás actuaba así, era como si fuera por completo otra persona, había confiado en que quizá el tiempo en que ella había estado fuera-sin saber siquiera donde estaba y que lo habían hecho sentirse inmensamente culpable-hubiera garantizado o procurado un mejor entendimiento de su parte para que pudieran perdonarse mutuamente, pero no era así. La amaba sinceramente y se arrepentía de lo que había dicho, ella y Sarada eran todo en su vida, más en esta oportunidad esto no parecía importarle a Sakura que le dispensaba una hostilidad hasta entonces imaginable para él.
-No te reconozco- admitió Sasuke, aturdido y con la palabra en la boca.
-Tienes la esposa que te toco en suerte- espeto Sakura con dureza, finalmente volteando a verlo y encarándolo con una indiferencia que sorprendió a Sasuke y que se abstuvo de evidenciar tal cosa, -éramos compañeros de equipo pero eso no significo nada para ti, te fuiste una noche y no volviste, no supe de ti por años y cuando tuve la miserable esperanza de que todo fuera como antes tuve que guardarme las lágrimas cada vez que me decepcionabas una y otra, y otra vez- su voz se quebró ligeramente en el proceso, y de por sí consiguió que Sasuke se sintiera aún más miserable por ser motivo de su sufrimiento. -Y ahora, cuando por fin creía que todo eso había valido la pena…pronuncias con veneno que nunca debiste elegirme como esposa- repitió usando casi las mismas palabras de él, pero no estaba solamente echándole todo en cara, no, estaba desbagándose. -¿Qué puedo decir?, esa soy yo, la tonta y entupida que espera algo que no vale la pena, la tonta que te ama y que se arrepiente de hacerlo pero que ya no puede cambiar sus sentimientos- pronuncio, despreciándose por sentir ese amor que era tanto enfermizo como sincero, -los sentimientos que tiene por un amor que un nunca ha sido correspondido- murmuro finalmente, apartando la mirada.
-Estas siendo injusta, Sakura…- rebatió el Uchiha únicamente, no encontrando otras palabras que decirle
-¡No me amas!- chillo ella, desbordada por aquella ira y no pudiendo creer en nada de lo que él dijera. -Te arrepientes de estar a mi lado, al menos ten el valor de decirlo- mascullo acortando la distancia entre ambos, más Sasuke solo le respondió con silencio porque era incapaz de decir tal mentira. -Sino… ¿Por qué decir lo que dijiste?- pregunto ella al aire, apretando los labios con disgusto antes de volver a acortar la tan necesaria distancia entre ambos. -No importa lo que digas, no voy a perdonarte- sentencio duramente y con el mismo tono inquebrantable que había usado anteriormente. -Si al menos rectificaras en lo que decidiste y te quedaras tanto por Sarada como por mí…entonces, solo entonces, podría creer en lo que quieres hacerme caer- pronuncio titubeando muy ligeramente y quizá porque deseaba creer que no todo estaba perdido, más dudaba gozar de aquella suerte, -pero dudo que mis palabras puedan conseguir que cambies de parecer- susurro.
-No cambiare de opinión- secundo Sasuke, sin retractarse de parte de lo dicho anteriormente y porque su orgullo le impedía hacerlo.
-Muy bien entonces; vete- animo Sakura, nuevamente con sorprendente indiferencia y tragándose cualquier negativa que desease emitir para contrariarse,- cuando vuelvas no tendrás ni a tu esposa ni a tu hija esperándote, es mi última palabra- decidió sin titubeo alguno antes de darle la espalda como apoyo a sus palabras.
Que fácil sería despojarse a sí mismo y sin más de la vanidad y orgullo que lo caracterizaban, pero no podía hacerlo, no cuando aquello era lo poco y nada que seguía indemne de su pasado, del pasado y recuerdos que tenía de un Clan que ya casi estaba extinto de no ser por él o Sarada, por supuesto que se despreciaba por ser motivo de angustia o sufrimiento para el ser que más amaba en el mundo pero era necesario que Sakura entendiera el por qué él veía las cosas de ese modo, en ocasiones era mejor seguir las reglas y no imponerse porque todo se trataba de un bien mayor y no lo decía solo por las misiones sino por el hecho de que efectivamente-con motivo del Rinnegan y lo que eso significaba-tenía que pasar determinada cantidad de tiempo fuera de la aldea, Sakura lo sabía pero insistía en que para ella no era una opción estar separados, pero Sasuke tampoco podía pedirle que se arriesgara a si misma de aquel modo, pero aun cuando pudieran pasar muy poco tiempo juntos, Sasuke no quería discutir con su esposa, por eso evitaba cualquier tipo de riña, porque deseaba que el tiempo que pasaran juntos fuera un tiempo feliz. Sakura sintió como se erizaba su piel apenas y sintió la mano de Sasuke sobre su hombro, pidiéndole indirectamente que volteara y que solucionaran ese problema, pero no podía, no estando herida de ese modo en su orgullo como mujer y ya habiendo tenido que soportar mucho por él en el pasado, inclinar la cabeza y ceder esta vez significaría que aceptaba todo y lo que deseaba por una vez era que él hiciera lo que ella había hecho tantas veces; claudicar en su orgullo por ese amor que era más importante que cualquier otra cosa. Continuo indiferente ante el tacto del Uchiha y que la hacía sentir tan plena, guiándola a cerrar irrefrenablemente los ojos e imaginar las posibilidades que traerían el poder perdonarlo sin necesidad de una disculpa…pero no podía hacerlo.
-Sakura no hagas esto, por favor…- rogó Sasuke.
Haciendo oídos sordos, Sakura se alejó de él para solo ignorarlo por completo y abandonar la sala rumbo a su habitación sin dirigirle ni una sola mirada…
El tiempo sanaba las heridas y hacia ver los errores, una parte de él había querido creer que de marcharse para cumplir con la misión Sakura no cumpliría con su amenaza, que su amor por él era tan grande como para no ponerse en su contra, pero el modo en que había habado y actuado había sido tan atemorizante que Sasuke le había dicho a Kakashi la verdad; que la información presentada en el informe era lo único encontrado y que el motivo para emprender este nuevo viaje era la protección de su familia, pero de nada le servía eso si a cambio Sakura conseguía odiarlo, no, prefería incluso que su hija algún día lo odiara pero ella no, no podía siquiera imaginar que ella albergara un sentimiento tan despreciable—y que él conocía tan bien—por él. En respuesta y con ese sentimiento paterno tan grande que tenía por él, Naruto y Sakura, Kakashi había comprendido su temor y le había prometido que ante su próxima ausencia—cuando eso tuviera que suceder—pondría a AMBU a vigilar a Sakura y Sarada de ser preciso e incluso más si eso lo hacía sentir mejor y de hecho era todo cuanto pudiera necesitar, saber que ni su esposa ni su hija corrían un riesgo innecesario por su causa. Pero su discusión con Sakura había sido seria, realmente seria como para que su esposa no le dirigiera la palabra e hiciera todo lo posible por evadirlo, durmiendo en otra habitación con el fin de evitarlo por todos los medios existentes, ni siquiera dirigiéndole una mirada.
Nunca había claudicado, ni aun ante sus enemigos, su reputación y prestigio como Uchiha generaban expectativas tan grandes sobre él y que eran fáciles de cumplir si de una batalla se trataba, superándolas sin ningún problema, pero esta vez se sentía presa del miedo más grande que hubiera podido sentir, se trataba de una guerra silenciosa y tétrica contra la que no tenía repuesta, Sakura era a quien más amaba en el mundo, sin ella se sentiría perdido, ella era la razón por la que sentía alegría y temor, por la que había aprendido de todo lo que se había perdido al no haberle correspondido abiertamente antes y no quería perderla. Ahora y tras días de un silencio impoluto, el Uchiha entro en la habitación que Sakura compartía con Sarada y en la cual se encontraba vigilando en introspectiva soledad a su hija que dormía en su cuna que estaba junto a la cama sobre la que estaba sentada leyendo distraídamente. Levanto la mirada en cuanto Sasuke hubo cruzado el umbral de la puerta, sabía que se quedaría, había reconocido su error pero no cedería hasta que el dijera que lo sentía, reconocer un error era importante él debía hacerlo, no era fácil para ella permanecer distante de él y teniéndolo tan cerca, pero Sasuke debía entender que no siempre iba a estar dispuesta a ignorar un erro de su parte, menos uno que involucrara a Sarada y a ella, a los tres como la familia que eran.
-SI vienes a decirme que debo rectificar en lo que dije, puedes irte…- dispuso advertir Sakura con airada desconfianza.
-Si tu erraste, yo lo hice más- interrumpió Sasuke, más no había frialdad en su voz, solo arrepentimiento y muy evidente, -me arrepiento de lo que dije y te pido perdón por ello, eres mi esposa y yo tu esposo, hemos de permanecer juntos- reitero secundando las palabras que ella tanto había pronunciado y que esta vez evidenciaban su propio sentir.
-No deseo esta angustia ni para mí, ni para mi hija- alego Sakura, no con furia sin tristeza y resignación, -no conocí semejante desolación hasta este día- mascullo apáticamente.
La sorprendía ver a Sasuke actuar así, nunca lo había visto expresar sus sentimientos de ese modo, incluso su voz sonaba al borde del nerviosismo más grande y del que hubiera podido ser testigo, nunca—desde su primer encuentro con Orochimaru en el Bosque de la Muerte cuando habían sido Genin—lo había visto así y aun en sus recuerdos ese Sasuke era diferente, cargado de fantasmas y recuerdos dolorosos, este Sasuke le recordaba al mismo niño del que se había enamorado, pero de igual modo no iba a romper con sus ideales como él sostenía su orgullo, había crecido con la idea de que en un hogar debía haber respeto y amor, aun siendo tan dispares entre si sus padres se lo habían hecho sentir en todo momento y quería que Sarada creciera con el mismo modelo porque era lo mejor y aun sin haber conocidos a sus difuntos suegros y cuñado sabía que ellos hubieran querido lo mismo. Estar al filo de la muerte en una batalla nunca le había hecho sentir miedo, después de todo una batalla se basaba en vencer o morir,—dependiendo de las circunstancias—pero ahora y escuchando la decepción más profunda en la voz de Sakura…sentía que iba a perder la razón en cualquier momento, no podía perderla, no a ella que era lo que más le importaba en el mundo junto con Sarada, estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de hacerle ver que estaba siendo sincero y que nada le importaba más que ella y que amor que sentía por ella era totalmente sincero y que jamás desaparecería.
-¿Dudas que te amé?- inquirió el Uchiha, aterrado y herido de esa sola posibilidad y de perderla a ella que era todo su mundo. -No puedo imaginar mi vida sin ti, separarme de ti sería peor que la propia muerte, ¿No es eso amor?- relaciono, arrodillándose frente a ella que permaneció impávida pero interinamente sorprendida por este gesto que evidenciaba que estaba ignorando su orgullo. -Mucho hemos de perdonarnos- aludió entrelazando su mano con una de las de ella, -pero admitiré si quieres considerar mejor la posibilidad de seguir junto a mí y tolerando mis faltas- reconoció, bajando la mirada, derrotado en caso de que sus anteriores palabras evitaran por completo una reconciliación.
-No anhelo nada más- contradijo Sakura esbozando una casi imperceptible sonrisa en sus labios, y acariciándole la mejilla, haciéndolo levantar la mirada.
-Entonces, ¿me perdonas?- comprobó Sasuke, deseando no cometer un error al dar tal cosa por sentado.
Lo había perdido todo una vez y entonces no había sido capaz de evitar nada, solo había podido aceptar la dolorosa verdad que se había cernido sobre él como había sucedido con la muerte de su hermano, le había tomado años aprender a comprender lo que lo rodeaba y como habían cosas que escapaban de su control pero nunca se perdonaría perder a Sakura, no por un error absurdo como era aquel, le debía todo a ella; la esperanza que sentía, el hogar que tenían, la familia que eran…los tres, no, no podía perderla, pero también reconocía que no era alguien dócil ni ella tampoco, eran opuestos y similares al mismo tiempo y eso los haría discutir si no tenían el debido cuidado y teniendo muchos más errores de que lamentarse Sasuke se sintió indigno, ella tenía razones de sobra por las dejar de amarlo, pero ella por otro lado era perfecta a sus ojos y eso lo hacía amarla aún más. Su amenaza había sido excesiva y ahora lo veía al olvidar la ira que había sentido por días; Sasuke ya lo había perdido todo una vez, no podía amenazarlo con la única familia que tenía y que gracias a ella había obtenido, sabía que la amaba y él a ella pero ambos eran frágiles y vulnerables, ¿Cómo no serlo? Su amor era un valle de espinas comparado con el de otros como eran Naruto y Hinata que no habían sido presas de mayores obstáculos, pero ella podría dejar de amarlo ni aunque cargara con todos los errores del mundo. Amaba a un Uchiha y para hacer algo así se debía amar con igual fervor, devoción y obsesión como él la amaba a ella.
-Nunca podría enfadarme contigo- sonrió Sakura, reflejando nuevamente esa inocencia y dulzura en sus ojos.
-Espero poder hacerte tan feliz como tú me haces sentir- declaro Sasuke, pegando su frente a la de ella.
Ambos sabían que la vida no les tenía reservado un camino fácil, desde el principio había sido así, pero estaban convencidos de que aun en medio de tantas odiseas venideras tendrían la oportunidad de permanecer juntos, dependía de ellos que así fuera y lucharían contra lo que hiciera falta pero nada, nada, los separaría…Quizás estuviera mal recordar esos momentos; la única y real discusión que Sakura y él habían tenido y tendrían, pero había sido necesaria en sus vidas, le había permitido aprender que podía continuar cometiendo errores que no debía ni podía permitir que le quitaran lo que más le importaba en la vida; a su esposa y a su hija, a su familia, y le habían hecho ver lo dependiente que era del amor que sentía por Sakura. Jamás había creído posible algo así, menos teniendo en cuenta su pasado pero no era algo tan extraño, después de todo el amor era algo infaltable en la vida de un Uchiha, pero no había sido hasta ese día que había sido consiente del miedo que realmente sentía de errar y hacer que Sakura dejara de amarlo, no había sido hasta ese momentos que había sentido la misma incertidumbre que en su día Sakura había sentido por su causa y aun cuando hubiera pasado años lejos de ella y de Sarada, el tiempo y la instancia solo había hecho que las amara y extrañara aún más.
Los primeros meses tras su partida Sakura insistentemente le había enviado fotografías de ella y Sarada, fotografías que siempre llevaba consigo, pero tras unos meses le había pedido a Sakura que dejara de hacerlo, era maravilloso ver a su hija aunque fuera a la distancia, pero no podía cargar con el peso personal de tener que estar lejos por su bien sin ser capaz de interactuar con ella, por eso le había pedido a Sakura que dejara de enviarle fotografías, Sarada no podía verlo a él, y sería injusto saber de ella al menos de esa forma—descontando las cartas que Sakura sin falta le hacía llegar cada semana sin importar donde se encontrara—sin que ella pudiera saber de él. Pero podía imaginar en cierto modo como era aunque no la hubiera visto en casi once años; la misma sonrisa angelical de Sakura, la misma falta de conservación, la misma tozudez y sentimentalismo por no hablar de su visión idealista de las cosas, algo impertinente quizás pero esa también era una característica suya, y hermosa…Kami, esa niña era lo más perfecto que había en el mundo luego de su esposa y solo podía mantenerse en calma y concentrado en la misión al recordar que al concluirla podría volver a ver a la niña a quien había visto por última vez cuando ni siquiera contaba con dos años de edad, también podría volver a ver Sakura y no ansiaba nada más que eso, volver a estar junto a su familia.
Ni aun deteniéndose para recuperar el aliento, Sarada no descanso ni por un solo instante hasta ingresar en la torre que de no ser por la tenue iluminación hubiera estado profundamente sumida en las penumbras más absolutas y que sin embargo no la hicieron sentir temor mientras, finalmente y apoyando sus manos en sus rodillas, respiraba con regularidad, no molestándose a pensar siquiera en si luego de su partida el Séptimo o Chouchou la habrían seguido, en ese momento solo le importo—levantado la mirada al estar segura de escuchar un ruido—la única persona que estaba frente a ella…su padre. El Sharingan otra vez, había creído que ese chico sería el único presunto Uchiha pero aparentemente no era así, había más individuos tras él pero esta vez no dudaría en hacer lo necesario con tal de erradicar una amenaza, pero ¿una niña? No, si algo había aprendido Sasuke era que lo más inocente podría tratarse de una trampa y seguramente este caso no sería diferente lo cual lo hizo levantarse siendo que hasta entonces había esperado la llegada de Naruto, sumergiéndose en sus pensamientos, pero el momento de reflexión había terminado. Viendo a su padre finalmente y como tanto había anhelado, Sarada se sintió presa de lágrimas que esta vez no quería contener, era más de lo que hubiera podido esperar; más guapo, claro que Shizune había tenido razón al decir que no lucia igual a la fotografía que ella traía consigo, pero eso era lo mejor era tal y como su madre lo había descrito, tanto como para dejarla sin palabras, casi le parecía un sueño.
-Papá…- reconoció Sarada en un inaudible murmullo.
-Me impresiona que me encontraras…- hablo Sasuke, desenfundando su espada y apuntándola en su dirección, -¿eres su compañera?- afirmo más bien sin detenerse a reparar en el sincero desconcierto en el rostro de su hija.
En esos momentos los dos eran unos completos desconocidos entre si…
PD: prometí actualizar hoy y lo cumplo, habiendo dedicado todo mi tiempo libre a ello pese a mis dudas de no saber si lo conseguiría, como había dicho sigo los pasos del Gaiden inspirándome tanto en el manga como en el anime y obviando o resumiendo algunas escenas que son de conocimiento general y leyeron el Gaiden y vieron la animación en "Boruto: Naruto Next Generations" :3 dedico la actualización a DULCECITO311 (cuyos comentarios adoro, prometiendo actualizar "El Siglo Magnifico: La Sultana Sakura" esta semana), a avalentiina (quien sigue mi fic como yo sigo el suyo "§ Ephemeral §")y a todos aquellos que siguen la historia en todas sus formas, sin excepción :3 Como ya había dicho anteriormente; tengo la esperanza de—cuando la historia que llevara a la destrucción de la aldea y batalla entre Boruto y Kawaki este mas avanzada en el anime, desde luego—hacer un fic sobre Boruto y Sarada porque shippeo a la pareja y algo me dice que terminaran juntos, obviamente aun no tengo un titulo planeado ni nada pero espero poder hacerla mucho más adelante. La discusión entre Sasuke y Sakura esta inspirada en las parejas de las series Isabel de RTVE (Felipe el Hermoso y Juana la Loca) y Carlos Rey Emperador (Carlos V e Isabel de Portugal) porque siempre me imagine algo así entre ambos y porque en privado estoy segura de que Sasuke es más expresivo de lo que vemos en batallas y los planos cotidianos que nos ha mostrado el anime y manga, al menos un poquito :3 Esta discusión tiene lugar durante el capitulo 16 que titule "Siempre Juntos" antes de la reunión de Sasuke, Sakura y Naruto con los Kages y tres días después de su regreso :3 Les recuerdo que si tienen alguna sugerencia con respecto a series o películas que quieran como adaptaciones, apreciaría que la aportaran, recordándoles que este fic, y los otros que hago, son por y para ustedes, siendo que ya estoy planeando hacer adaptaciones de Star Wars y Avatar, lo digo en serio, sumado a muchas otras historias igual de apasionantes de aquí al próximo año :3 durante esta semana actualizare "El Siglo Magnifico: La Sultana Sakura" y el fin de semana "El Clan Uchiha" :3 los amo, cariños, besos, abrazos y hasta la próxima.
