-Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto sino que son de la completa autoria de Masashi Kishimoto más la narración y/o pensamientos de nuestros personajes (Sasuke y Sakura) son de mi absoluta responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3


La noche, su primera noche juntos, había quedado definitivamente para dar paso a un nuevo día que los hubo encontrado consumidos en el fuego de su propia pasión, una pasión que ambos conocían por primera vez y a la que no hubieron tardado en hacerse adictos, inexpertos en la intimidad pero diligentes a emprender juntos ese descubrimiento sin par y que los colmaba del placer más grande que pudiera llegarse a sentir, tiempo para pensar en el deber tenían de sobra, aún más teniendo en cuenta que no tendrían una luna de miel en concreto, pero esa mañana…por ahora era suficiente. Desde la noche anterior Sakura había hecho su mejor esfuerzo, siendo apasionada a pesar de sus nervios, temiendo resultar una decepción en el único plano existente que hasta la fecha nunca había conocido ni hubiera deseado conocer junto a nadie más que Sasuke. El dolor de la noche anterior había sido como el dolor que provocaba un alfiler, diminuto, pasajero y fácil de olvidar teniendo en cuenta las incomparables olas de placer que lo habían precedido, un placer sin límites que solo parecía aumentar cuanto más se experimentaba de él. Yaciendo a horcajadas sobre el Uchiha, Sakura hubo recogido mentalmente cada recuerdo de las conversaciones que había sostenido con respecto al sexo y hubo hecho su mayor esfuerzo para moverse del modo más complaciente, sin apartar la mirada de su esposo y viceversa, más teniendo que hacerlo forzosamente, echando la cabeza hacia atrás, jadeando por el placer, quizás Sasuke no lucia tan desesperado como ella, pero era absurdo de su parte suponer que no lo estaba disfrutando.

Debajo de ella y limitado por la posición en sí, Sasuke tenía una oportunidad única de contemplar plenamente a su esposa, creyendo-justo como ella-que se volvería loco de placer ante el sentir que provocaba el calor deslizarse por cada fibra de su piel y placer más grande y del que solo una persona era responsable; Sakura, su esposa. Decirlo y recordarlo era cada vez más satisfactorio de lo que hubiera podido imaginar. Sujetándole las caderas, el Uchiha se mordió el labio inferior mientras la observaba, completamente perdido en ella y en su belleza, porque era suya, era su esposa y le pertenecía solo a él; hermosa, temperamental, irascible, sentimental y totalmente erótica, era solo suya. De pronto, para ambos, todo se hubo vuelto blanco, semejante a una luz que les hubo cegado momentáneamente los sentidos...un gritó hizo abandono de los labios de Sakura, pegando su frente a la de su Sasuke que gruño por lo bajo, abriendo los ojos y observando el rostro de Sakura que se desplomo a su lado, intentando recuperar el aliento. Sabiéndose expuesta, únicamente cubierta-al igual que él-por las sabanas, Sakura inevitablemente se sonrojó pero de forma muy disimulada, volteando a ver a Sasuke a quien sorprendió observándola muy atentamente, haciéndola sonreír y olvidarse de cualquier divagación anterior. El Uchiha se permitió corresponderle sonriéndole con arrogancia, recibiendo a cambio el sonido de una melodiosa risa de parte de su esposa que, cambiando tan abruptamente su comportamiento, casi parecía una niña y eso precisamente era lo mejor de ella, esa inocencia tan encantadora. Reacomodándose sobre la cama, la pelirosa se recostó ladinamente con su cabeza sobre el pecho de su esposo, acariciando y trazando figuras invisibles sobre su piel, con una sonrisa plasmada en el rostro al saberse observada por él permanentemente.

-Conocía tus virtudes, el tiempo me permitió conocer todas en detalle- susurro Sakura sin quitarle la vista de encima. -Pero he descubierto la mejor por mi cuenta- sonrió, apartando la mirada con un deje de vergüenza.

-Y nadie más tendrá esa oportunidad- concedió Sasuke, acariciando sus cabellos y haciéndola alzar la vista hacia él.

Tal vez fuera apresurado dar tal cosa por sentado, así sin más…pero estaba seguro, nunca nadie había tenido semejante importancia para él ni nunca nadie más la tendría; ella era la primera persona que lo había hecho sentir dudas y preocupación, la primera persona a quien había deseado proteger, la más bella y por quien se había sentido turbado y confuso en infinidad de ocasiones, inspirado por su fortaleza y bondad entremezcladas de la forma más única que podía imaginarse, la única en su mente y su corazón y haber reservado su primera vez para ella era algo de lo que no se arrepentiría nunca porque esa primera noche…había sido conjunta. Deseaba de todo corazón poder llegar a hacerla tan feliz como lo era él por su sola presencia, más esto solo el tiempo lo diría, y por ahora tiempo tenían de sobra para todo cuanto desearán. Sakura no se sorprendió por tal respuesta, pero las palabras del Uchiha inevitablemente la hicieron cuestionarse si; alguien antes que ella había compartido la cama con él, ella había reservado su primera vez para él…desde siempre, convencida de que nunca podría ser feliz con nadie salvo con él, pero no sabía si Sasuke había estado con alguien más anteriormente. Había escuchado un par de conversaciones de algunos de sus amigos y los miembros de su generación y sabía que en ocasiones el brío llevaba a la desesperación, y a ella en cierto modo no le sorprendería que Sasuke hubiera sucumbido ante la curiosidad como ocasionalmente hacían muchos hombres, era una falta humana y que-fuera como fuera-no la decepcionaría de ser cierta.

-¿Nadie tuvo la oportunidad antes que yo?- se aventuró a curiosear, bajando la mirada ante la sonrisa ladina en el rostro del Uchiha. -En ocasiones la curiosidad pesa más que el autocontrol- supuso únicamente.

-Creí que me conocías bien- refuto Sasuke, -nunca hubo nadie- reitero igualmente tranquilo. -Pero si quieres una respuesta más clara…- intento aludir.

-Y dormir, ¿cuándo?- replico Sakura divertida y con una mirada plena de picardía.

-No es sueño lo que veo en tus ojos- objeto Sasuke, cómplice.

No le molestaba tal duda, ciertamente oportunidades había tenido de sobra en cuanto a mujeres se refería, pero…nunca nadie hubo ocupado su mente, no como ella que se había vuelto el centro de sus pensamientos y todo cuanto necesitara para apreciar lo que se encontraba a su alrededor, volviéndose incluso más indispensable que el agua o el aire que se veían sustituidos por su inocencia, belleza y perfume. Pero en lugar de palabras que conformaran una respuesta, únicamente se dedicaron a fundirse en un beso nuevo pero igual de apasionado que cualquiera de los anteriores. Tenían tiempo de sobra que disfrutar, juntos…


La felicidad estaba hecha para no durar y eso bien lo habían aprendido desde antes de ser pareja, y no sería precisamente el hecho de que se hubieran casado hacía apenas un par de días lo que fuera a cambiar "mágicamente" el rumbo que hasta entonces habían tenido su vidas, más bien eran ellos quienes deberían orientar su reciente matrimonio para adecuarse a la vida que ahora sostenían, porque parte importante de la forma de vida Shinobi significaba vivir en pro de otros y hacer lo que era mejor para la mayoría, además de cumplir las órdenes que se daban y aun cuando el Sexto Hokage fuera o hubiera sido su Sensei, ellos no podían saltarse las reglas aun cuando Kakashi y ellos tuvieran cierto grado de confianza. Según Kakashi había informado a Sasuke, el mismo día de la boda, había un grupo de Ninjas Renegados—al norte—que parecía tener la intención de formar una…entidad, que básicamente destruyera el sistema de aldeas establecido individualmente por cada Kage, algo absurdo, pero ese no era el problema, el problema era que contaban con recursos bastante peligrosos y no eran precisamente unos donnadie si de habilidades se trataba, por lo que era mejor erradicar el problema cuanto antes, y aun cuando Kakashi no dudara de que Sasuke y Sakura podían con lo que fuera, siendo Sannin, le había pedido a Sasuke encarecidamente que pidiera ayuda. Ni Sasuke ni ella estaban heridos en su orgullo por la decisión de Kakashi, al fin y al cabo tenían que cumplir con las misiones que les asignaran en ese viaje, juntos, poco importaba el cómo, solo que lo hicieran, por su parte Sakura solo sabía que Toshio y Yosuke—que eran los nombres de los susodichos que los ayudarían en esta misión—habían sido o aun eran ninjas de Konoha y de gran reputación aunque extrañamente ella nunca había oído hablar de ellos, Sasuke había dicho haber llevado a cabo una o dos misiones compenetrándose con ellos durante su viaje de redención, lo que conseguía inspirar su confianza, pero apenas. Se suponía que ni Toshio ni Yosuke eran mayores que ellos, pero por elección de vida habían decidido vivir lejos de Konoha, siendo poco menos que mercenarios que, por la paga justa y el trabajo correcto, colaboraban en cualquier misión que una aldea necesitara, pero solo si esta traía buenas intenciones de por medio y, por supuesto, una cuantiosa recompensa.

-¿Aquí, seguro?- inquirió Sakura, no pudiendo evitar dudar de si estaban en el lugar correcto o no, el silencio de Sasuke le otorgó la respuesta suficiente, pero ella seguía albergando dudas, -¿Al menos son buenos hombres?- cuestiono por fin, ya que no le quedaba otra cosa que hacer.

No es como si ella fuer a desconfiar de la logística de su esposo, —aun no podía creer que este simple pensamiento fuera una realidad, pero lo era—más habiendo viajado durante dos días, inmediatamente después de su boda, llegar a una aldea que no era más que un diminuto punto en los mapas, por la noche y dirigirse a poco menos que a un antro de mala muerte…seriamente Sakura comenzaba a dudar de que estos sujetos fueran tan prestigioso como se decía. Una sonrisa ladina fu lo único con lo que Sasuke pudo responderle mientras entraban en aquel lúgubre lugar, ya había tratado con Toshio y Yosuke un par de veces y…si, eran metódicamente civilizados, nunca usaría la palabra "buenos hombres" en una oración, porque cruzando las puertas de cualquier aldea, en tierra de nadie, cada quien forjaba su propia vida y tomaba sus propias decisiones, había precios a pagar por ello pero era de libre elección. En otra situación—aunque a él mismo le hubiera resultado imposible imaginarse como un hombre casado, anteriormente—no hubiera expuesto a su esposa a una situación así, pero aun cuando Sakura fuera una mujer, sabía que superaba cualquier expectativa y que no tenía por qué estar pendiente de ella en una batalla, nadie sabía cuidar tan bien de sí misma como ella. Los sicarios o más bien "ninjas por contrato", que era la palabra correcta conque definir a sus "compañeros", vivían solos la mayor parte de tiempo y lugares como ese, un mezcla entre un restaurante o bar, —más tenia pinta de lo segundo—donde eran contactados lejos de la vista de indeseables, por lo que no hubo resultado ningún problema para Sasuke, indicándole a Sakura que lo siguiera hasta una mesa donde, bebiendo—para variar—se encontraba un hombre en solitario y que levanto la vista con un sonrisa ligeramente divertida al reconocer a Sasuke que se hubo mantenido tan indiferente como siempre, aunque algo curioso sobre donde podía estar Yosuke, las dos últimas veces que había tratado con ellos siempre estaban juntos, así operaban y vivían, sobreviviendo uno junto al otro y protegiéndose las espaldas, pero ni le interesaba iniciar una conversación ni parecer interesado. Sakura se mantuvo de pie a su lado en impoluto silencio aguardando la hora de las presentaciones, aunque algo inquieta e incómoda por estar en un lugar así, ni a él le gustaba que se mezclara en semejante entorno, pero por el momento era necesario, por el bien de la misión, de otro modo nunca la habría hecho entrar a ese lugar.

-Sasuke Uchiha, espero que tu aparición no signifique lo que en veces anteriores- saludo Toshio, inquiriéndose y poco menos que encarándolo, desde su perspectiva Sakura no supo si calificar esto como una bienvenida o simple recepción puesto que carecía de…emocionalidad, aunque en el caso de Sasuke todo era pétreo e…indiferente. -Por Kami...que obra de arte- suspiro, reparando finalmente en Sakura cuya presencia lo hizo creerse digno de contemplar a un ángel con forma humana.

-Sakura, él es el Toshio- presento Sasuke sin demasiado interés.

-Un placer, señorita- saludo Toshio, abrumado por los encantos de esta joven, todo un milagro pues Sasuke jamás viajaba acompañado por nadie, la oportunidad para Toshio era tal que no pudo evitar abalanzarse para abrazar a la joven, con sutil respeto.

-No haría eso si fuera tú- advirtió el Uchiha de antemano justo cuando Sakura se hubo aferrado a los hombros de Toshio para marcar unas claras distancias físicas, estableciendo su espacio personal. Siquiera él temía encontrarse con la peligrosa posibilidad de sacarla de quicio, no quería imaginar lo que les sucedería a otros no tan cautos. -Toshio trabaja bien encubierto, tiene una mente tan aguda como la tuya- comunico, viendo al aludido jactarse de tal reconocimiento con un temple arrogante, muy característico de él.

Las apariencias podían engañar y eso Sakura lo sabía bien, ella misma parecía ligera y frágil como una pluma pero de frágil no tenía nada más que el aspecto, lo mismo sucedía con muchos otros, por lo que al hacer un análisis preliminar, y aun viendo en Toshio a un hombre, delgado, algo atractivo y debía reconocerlo, de cabello castaño y ojos oscuro, así como una conducta de casanova arrogante, no muy impresionante si de reputación se trataba ya que era reconocido por esto; Sakura eligió no emitir ninguna crítica, no sin tener la certeza de quien era en todos los sentidos, porque solo entonces se permitiría emitir un juicio valórico, si lo hacía antes…bien podría estar totalmente equivocada, y era mejor enterarse antes de juzgar. Había tratado con idiotas muchas veces, en su trabajo no se llegaba lejos sin encontrar a ciertos pacientes que fueran tremendamente egocéntricos con su aspecto físico, y es que existía una enorme diferencia en alguien que fuera encantador por su personalidad pese al aspecto que pudiera tener, de alguien que fuera un ser absolutamente perfecto en el exterior pero que en el interior era un asco. Sabía lo que muchos pensarían de su relación con Sasuke-matrimonio, más bien—y el hecho de que jamás hubieran interactuado tan abiertamente en presencia de otros, pero a Sakura estas críticas le daban igual, siempre había creído—desde que habían sido compañeros de equipo, como Genin—que más allá del increíble atractivo con que contaba su esposo, tenía un corazón muy puro, honesto, bondadoso pero que había tenido que ocultar bajo una coraza de oscuridad, lejanía e indiferencia por su propio temor, y es que habiendo perdido todo lo que Sasuke había perdido, era imposible no sentir miedo, pero ella le había hecho una promesa en su noche de bodas; ella le devolvería todo, una familia, un hogar, la vida que merecía tener, nunca volvería a tener miedo de perder lo que le importaba, no teniéndola a ella. Recorriendo a este individuo con la mirada y a la par sintiéndose observada por él que intentaba poco menos que desnudarla con la mirada aun cuando su capa cubierta su cuerpo desde el cuello hasta casi el suelo, Sakura observo de sola sayo a Sasuke, no muy convencida sobre si fueran a contar con "ayuda" en esta misión, no veía nada en estos contactos que no hubiera visto e Konoha, por lo menos a simple vista y es que Sasuke estaba informándola de los detalles de la misión por sobre la marcha y no previamente, haciendo que—literalmente—no supiera que esperar.

-No lo sé, no me impresiona- admitió Sakura con un inocente puchero ante su aburrimiento.

-Usted por el contrario señorita, es un deleite visual…- admiro Toshio, incapaz de contentarse con contemplar únicamente su rostro, que ya de por si era una maravilla.

-Mis ojos están aquí, señor- puntualizo Sakura, alzando una de sus manos e indicándole que dejara de observarla como un cuervo a un trozo de carroña, nunca le había gustado que la vieran de ese modo, mucho menos ahora que era una mujer casada.

-Chica lista- alabo Toshio, decidiendo hacer su voluntad y dejar de hostigarla, aunque no dispuesto a darse por vencido, nunca había visto a alguien tan inocente, no en ese ambiente.

-Me pregunto si se atrevería a pelear conmigo- reto la Haruno con una sonrisa casi angelical, camuflando su diversión.

Esta proposición dejo totalmente desconcertado a Toshio que por un momento creyó que ella estaba bromeando, pero no fue esto lo que hizo que se quedara repentinamente boquiabierto sino más bien la angelical sonrisa de la Haruno cuyo brillo pareció eclipsar incluso el ruido de quienes estaban en las otras mesas. No iba a mentir, no le hacia la más mínima gracia que vieran a su esposa de ese modo y mucho menos teniéndolo a él presente, pero por supuesto que Toshio no tenía ni la más remota idea de porque es que Sakura lo acompañaba y el Uchiha conseguía leer a través de su desconcierto, pero eso no mitigaba el malestar de Sasuke por presenciar ese cuadro, ¿celoso? Y que, no es como si no tuviera razones para serlo, especialmente porque tenía por esposa a la mujer más tolerante y valiente del mundo, además su sentir era compartido, porque desde que conocía a Sakura le resultaba obvio que—fuera como fuera—ella también sentía celos, aunque ni ella daba motivos para los celos, ni él tampoco, esa era una de las muchas cosas que tenían en común; la inseguridad. Finalmente y luego de una breve y presurosa conversación introductoria en que Sakura había establecido uy claramente que no era la típica mujer que se dejaba engatusar por un casanova, porque eso era Toshio, había soltado una frase muy determinante para evaluar a cualquier oponente o enemigo que tuviera delante y es que si algo los hacia tan similares el uno el otro es que, al igual que él, Sakura necesitaba saber que no contaba con un lastre, haber tenido que entrenar día y noche para llegar a donde estaba, pelear en una guerra y salir invicta…todo eso significaba que no sentía miedo a librar una batalla, y una conclusión de todos los entrenamientos que habían librado juntos eran que no podían vencerse, i aun cuando pelearan en serio, por lo que resulto divertido para Sasuke imaginar a Sakura venciendo a Toshio que estaba tan obnubilado por su aspecto angelical que ella seguramente podría noquearlo al primer intento. Sakura era muy encantadora, inocente, dulce y tranquila en el exterior, pero también era terca, combativa y no se rendía ni aun cuando una batalla dijera todo lo contrario, tenía una voluntad inderrotable de la que crecían la mayoría, así que ni aun en una batalla y preocupándose por ella como lo hacía, Sasuke no perdería la concentración porque depositaba su absoluta fe en ella.

-Terminaron- celebro Sasuke, guardándose su opinión para sí. -¿Y Yosuke?- inquirió, confundido por la ausencia de este.

En lugares casi abarrotados de gente, como lo era ese; tarde o temprano estallaba una tormenta, o golpes, o discusiones y en este caso no hubo resultado sorprendente para nadie, porque quizás era una costumbre, escuchar el ruido de un vaso cayendo contra el suelo y rompiéndose en pedazos, derramando su contenido, aunque no fue la imagen lo que llamo la atención sino más bien el sonido que tuvo lugar y los otros que lo siguieron en cuanto una pelea hubo comenzado a tener lugar haciendo que quienes ocupaban las mesas rodearan el cuadro, permitiendo que Yosuke finalmente quedara en evidencia ante Sasuke, Sakura y Toshio que en nada sintieron decepción, o al menos no Sakura que intento sacar partido y analizar quien tenía más posibilidades de ganar, porque si bien Toshio no la impresionaba, quizás si lo hiciera Yosuke. Sus opciones en ese momento, ya que no sabía quién era quien, eran limitadas, así que en introspectivo silencio Sakura vio la pelea en que un hombre; alto, fornido, fuerte y digno de considerar de buenas a primera, golpeaba a otro tal delgaducho y frágil que seguramente había volcado o tirado su vaso por error, detonando la pelea, y observando esta escena Sakura solo pudo pensar que el primero de ellos debía ser Yosuke, claro que Toshio no era precisamente impresionante a la vista, pero quizá Yosuke si, porque si no era así, ¿Entonces de donde venia esta incólume reputación? El segundo hombre ni siquiera parecía tener intenciones de pelear, literalmente solo se estaba dejando golpear, punto favor para que Sakura pensara que el primero debía ser Yosuke, pero no quería afirmar o preguntar nada, no en caso de que pudiera estar equivocada. Una parte de Sasuke quiso sentir lástima, porque si Naruto era un bobo si remedio que obtenía problemas aun sin buscarlos, Yosuke era su viva imagen en ese aspecto ya que le llovían los problemas a donde fuera que estuviera, así que ver a Yosuke involucrado en una pelea no lo sorprendía en lo absoluto, por no contar el hecho de que no pusiera resistencia a los golpes, pero conociéndolo lo poco que Sasuke lo hacía, lo primero que supuso, además ante el silencio de Toshio, era que Yosuke estaban tan ebrio que seguramente no tenía ni la más remota idea de que era arriba o abajo. De brazos cruzados, Toshio emitió un bufido de resignación, preguntando como es que él y Yosuke podían ser amigos si en cada oportunidad él buscaba situaciones así y no era ninguna broma, las buscaba, estando ebrio como un cuba pero las buscaba.

-Ahí está- señalo Toshio, negando resignadamente ante la problemática de su amigo y compañero.

-Al menos Yosuke es bueno defendiéndose- menciono Sakura, ya dando por hecho quien ganaría la pelea, porque era el único que realmente estaba peleando.

-Ese no es Yosuke- musito Sasuke. Sakura seguramente querría hacer una pregunta, Sasuke lo vio en su mirada, pero fue imposible que dijera algo porque de inmediato y con un último golpe que sin embargo no lo noqueo sido que aturdió, envió a Yosuke de espaldas al suelo, emitiendo un quejido que inspiro lastima más que cualquier otra cosa. -Él sí- aclaro, sin demasiado interés.

Apretando los labios y decidida a no decir nada, Sakura solo se tragó sus dudas, ¿Qué clase de misión era esta?


-Sasuke, que Kami ponga una flor en tu cabeza- admiro Yosuke tras recuperarse de la paliza recibida.- Que gusto saludarte- alzo su vaso en un brindis al que el Uchiha solo respondió por mera cortesía.

Dejar la pelea en el olvido, como un hecho aislado, era algo bastante fácil de hacer porque esta misión solo lo conectaba profesionalmente, apenas y hubiera terminado no tendrían que pensar en nada, todos volverían a sus vidas y la rutina que hubiera sostenido anteriormente, peor por ahora debía asociarse sin importar los pensamientos individuales que cualquiera de ellos pudiera albergar, permitiendo así que ahora Yosuke pudiera recuperarse de la paliza y lo estaba tomando bastante bien, algo que Sasuke reconoció sorpresivamente para sus adentros. De una u otra forma, durante su viaje de redención, había tenido que tratar o conocer a personas…¿Cuál era la palabra, para no resultar ofensivo…? Ah, excéntricas, y sin lugar a dudas Toshio y Yosuke entraban en esa clasificación, no es como si tuviera derecho ejercer una crítica personal e individual siendo que él tenía un pasado muy reprochable cual cola le pisaran en cualquier oportunidad, de hecho, no había nadie que no tuviera un error en su vida y del cual arrepentirse, claro que tenía a Sakura en muy alta estima—en ese sentido—calificándola como el ser más inocente sobre la tierra, pero sabía que aun ella debería haber errado una vez, era humano errar después de todo. Sentada junto a Sasuke y observando analíticamente—disimulándolo, por supuesto– a Toshio y Yosuke que estaba sentados frente a ellos, hasta ese punto de su vida Sakura nunca se había atrevido a refutar una orden ni mucho menos a contrariar a Sasuke, y es que por mucho que ella, Naruto y Sasuke fueran Sannin, ella había pasado toda su vida en Konoha sin comprender el mundo por sus propios ojos o al menos no hasta este viaje junto a Sasuke, mientras que él había estado involucrado de todas las formas posibles, él tenía una visión de las personas y el entorno de la cual ella carecía, pero aun sabiendo todo esto es que Sakura no podía albergar sus dudas sobre si Toshio y Yosuke eran los individuos correctos con quienes llevar a cabo la misión. Por supuesto que aún no los conocía completamente para armarse un juicio exacto de sus habilidades si a eso se debía referir, pero hasta ahora nada la sorprendía, más debía otorgarles el beneficio de la duda.

-¿Por qué estaban peleando?- inquirió Sakura, no pudiendo evitar interesarme.

-Confundí su vaso con el mío, suele pasar- se excusó Yosuke, devolviendo su atención a su vaso.

-Este hombre no sabe pelear- mascullo Sakura, no creyendo nada, y teniendo el cuidado de no ser oída.

-Es un arquero experto- contesto Sasuke, haciéndole saber que no tenía por qué callar su opinión siendo que él ya de por si albergaba sus dudas pese a conocerlos a ambos.

-Dispara desde verdaderamente lejos-se enorgulleció Toshio y es que si bien su amigo era un busca problemas de primera, nada de eso le quitaba el mérito que merecía.

-Nunca lo ven venir- rió Yosuke.

-¿Y cómo sabes a quien matas si no ves su rostro?- no es como si Sakura quisiera sonar prejuiciosa, pero no comprendía como podía tener una visión tan aguda como para ser reconocido por ello.

-No lo sé, créeme, es mejor así- desestimo, encogiéndose de hombros.

-Peleas sin honor- acuso la Haruno, ofendida de que alguien se llamara a si mismo Shinobi por sostener esa clase de existencia.

-¿A quién le pagan por tener honor?- reto Yosuke, nada divertido por la "moralidad" e "integridad" de la joven.

La verdad Sakura no sabía de qué se sorprendía, los principios de conducta Shinobi, tan infaltables como eran a ojos críticos, podían ser más evadidos de lo que se creía y es que todo era loable dependiendo de la misión a cumplir, el momento y los obstáculos que se encontrara en el camino, no se le podía pedir a una persona que reparada en mil y un cosas antes que en el bienestar de otros o el propio en un momento de hacer o morir, en ocasiones todo simplemente se reducía a un "ahora y ya", no a detalles terciarios que ningún sentido o ayuda aportaban, a nadie. Impulso, agresividad, principios, moral, dignidad, ira, rencor, amor, anhelo…existían mil y un razones por las que actuar, por las que vivir y por la pelear, eso era algo que Sakura había prendido por si misma con el paso del tiempo, aun lo hacía, si ella vivía con la esperanza de poder ayudar a otros con la opción de vida que había escogido, ¿Por qué alguien más no tendría sus propios deseos? Razones había muchas en el mundo, pero la voluntad y decisión era una, un Shinobi sin voluntad simplemente no sobrevivía, entre todas estas motivaciones debía haber algo que lo impulsara y por un instante intento creer que así era en el caso de Toshio y Yosuke, ellos tenían sus razones para vivir como vivían, no era su obligación saber cuáles eran estas razones. En un pasado remoto, cuando había creído que todo se decidía en base a las reglas, como la mayoría de los miembros de su generación había creído que se debía vivir, Sasuke no había pensado ni por un solo momento en ir precisamente en contra de lo que había forjado sus ideales, por supuesto que ahora sabía que un Shinobi era alguien que hacia todo lo necesario y más por una causa mayor, lo había aprendido de su hermano, pero también sabía que el mundo elegía que saber y que no a libre albedrio, y aun cuando la idea de cumplir con esta misión no fuera relativamente...alentadora ni plenamente de su agrado, era lo que debían hacer, ya luego podría dejar esto en el pasado y continuar viajando juntos sin terceros de por medio, pero por ahora era importante que pensaran en la misión y cumplieran con ella cuanto antes.

-¿Y, cual es el trabajo?- cuestiono Toshio ya que habían eludido el tema, hasta ahora.

-Una misión de investigación a una aldea que no aparece en los mapas- resumió el Uchiha escuetamente.

-¿Y la paga?- se interesó, necesitando una razón de peso para hacer ese trabajo, se le otorgo una respuesta de inmediato en cual un paquete fue puesto sobre la mesa.

-Es solo la mitad- aclaro Sasuke con desinterés al ver que Toshio se aseguraba de que fuera una paga…satisfactoria, -el resto cuando haya concluido la misión- claro que en realidad tenía el resto de la paga consigo, pero elegía que la misión fuera según sus reglas, Kakashi no tenía por qué saberlo.

-Señorita, me encantaría tener una fotografía suya antes de partir- solicito Toshio, y es que no quería dejar ese encantador rostro angelical y sin comparación en el olvido.

-No necesitara una fotografía, señor- sonrió Sakura, sustituyendo las distancias por la camaradería, después de todo tenían trabajo que hacer, -iré con ustedes- revelo con suma tranquilidad.

-¿Qué?- hasta entonces Toshio se había sentido desconcertado por la presencia de esa mujer, pero ahora no podía creer lo que oía.

-Si, viene conmigo- corroboro Sasuke tranquilamente.

-Estás loco- bufo Toshio, incrédulo porque él eligiera viajar con alguien a quien debería proteger y que más bien lo retrasaría, ¿En qué pensaba ese Uchiha?

-No te ofendas, pero no perderé el tiempo ayudando a la señorita a quitarse el polvo del traje- advirtió Yosuke que no estaba nada de acuerdo con la idea de volver a una mujer participe de una misión así, solo les estorbaría.

La idea generalizada de las mujeres estaba tremendamente y es que solo por el hecho de dejar sus vidas como Shinobi y ser esposas o amas de casa, algunos hombres creían que todas eran iguales, poco menos que princesitas primorosas que no aspiraban a pelear por su cuenta y que necesitan ser protegidas, ella en lo personal había delimitado su matrimonio—aun antes de que Sasuke le hubiera pedido que se casara—con la primordial ley de que ella lucharía sus batallas sola, Sasuke podía preocuparse cuanto quisiera de ella pero no necesitaba que la protegieran, no era en lo absoluto el tipo de mujer que chillaría de indignación por ensuciarse el cabello o la ropa; aun perduraba en su memoria su primera batalla en serio, en el bosque de la muerte y cuando no había sido más que una Genin, donde había tenido que cortar forzosamente su cabello e ignorar cualquier vanidad anterior solo por un objetivo, proteger aquello que consideraba importante. Entonces había tenido solo doce años y la mayoría de las chicas pertenecientes a su generación habían pensado como ella, pero Sakura no planeaba defenderse con esa respuesta, se avergonzaba y molestaba consigo misma al recordar su forma de pensar entonces, porque ahora no le costaría trabajo romperse cada hueso del cuerpo, estar cubierta de sangre o laceraciones…aun así continuaría peleando, no por nada había sido la única mujer de la Cuarta Gran Guerra Shinobi en haber luchado mientras el Tsukuyomi Infinito había estado activo, no era como otras mujeres, simplemente no podía serlo. Él había cometido sus propios errores al juzgar a Sakura cuando habían sido Genin, había creído que no era capaz de defenderse por sí sola, pero había cometido un error y ahora lo reconocía, porque tenía por esposa a una mujer que no necesitaba realmente tenerlo en su lado para sobrevivir, ni uno ni el otro se necesitaban en ese ámbito porque habían aprendido a sobrevivir por su cuenta, por lo que a Sasuke no le hizo la más mínima gracia la opinión de Toshio y Yosuke sobre que Sakura fuera poco menos que un lastre en la misión, pero de nada servía rebatir esta opinión ya que el tiempo los haría comerse sus propias palabras y al parecer sería más pronto que tarde porque el mismo hombre contra el que Yosuke había peleado anteriormente hizo acto de aparición en espera de una revancha y renovada victoria.

-Aquí está el ladronzuelo, no queremos por aquí a los de tu tipo…- amenazo el hombre, dispuesto a continuar con la pelea que había tenido lugar anteriormente.

No sabía si la reacción de Sakura había sido predecible o no, de hecho dudaba siquiera poder predecir por su cuenta—aun siendo su esposo—cualquiera de sus reacciones, por lo que se mantuvo dónde estaba viéndola erguirse en una fracción de segundo y situarse tras Yosuke, sosteniendo el brazo de aquel hombre sin esfuerzo alguno, sosteniéndole la mirada y esbozando una sonrisa ladina antes de arrojarlo al otro extremo del lugar ante la atónita mirada de los presentes que hicieron un silencio inmediato, incapaz de emitir protesta alguna por temor a la ira de aquella mujer tan insólita. La satisfacción de Sakura solo se volvió mayor al escuchar una serie de murmullo, de entre los presentes; "¿Nadie puede con ella?", teóricamente no ya que había sido alumna de la quinta Hokage y era una de los tres Sannin, pero si lo que querían era una pelea, ella con gusto estaba dispuesta a olvidarse de su papel de mujer inocente y callada, rompiendo en el proceso unos cuantos huesos, le serviría para entrar en calor y probarles a sus dos camaradas que no era en lo absoluto como ellos pensaban. Como si no hubiera sucedido absolutamente nada, Sakura regreso a su lugar, sentándose junto a Sasuke, entrelazando distraídamente—bajo la mesa—su mano con la de él que esbozo una casi imperceptible sonrisa que para ninguno de los presentes tuvo importancia, pero para ella sí, porque su silencio, su quietud e inacción solo manifestaban la confianza que tenía, por no citar el hecho de que esto le había permitido demostrar quién era realmente ante los dos incrédulos individuos que tal y como Sasuke había predicho que sucedería, Toshio y Yosuke boquearon cuales peces fuera del agua, recuperándose de semejante impresión y reconsiderando la opinión que hasta entonces habían tenido de aquella angelical mujer. Durante la Cuarta Guerra Shinobi, al igual que Naruto, Sasuke había sido testigo de que tan fuerte era Sakura y de lo fácil que le resultaba cuidar de sí misma, intervenir en su favor no era algo que el Uchiha pensara hacer a menos que la situación realmente lo ameritaba y aun si nunca olvidaría cuán lejos había llegado y que no le agradaba ver la espalda de nadie, por ello ambos elegían estar hombro con hombro o espalda con espalda, porque Sakura jamás sería una damisela en apuros, eso podía reservarse para otras persona pero no para ella.

-Estoy tan asustado como frenético- dio Toshio finalmente, aceptando que había infravalorado a esa mujer.

Cruzando los brazos por sobre su pecho, Sakura mantuvo la frente en alto así como la sonrisa en su rostro, quizás esta misión fuera más divertida de lo que pensaba que seria.


Luego de este incidente tan ilustrativo en aquel bar, y durante los tres días que había durado el viaje hacia esta aldea que ni siquiera tenía nombre , el respeto de Toshio y Yosuke por Sakura no había hecho más que crecer al tener la oportunidad sin precedentes de conocerla en profundidad, y es que si bien ya se habían sentido intimidados por su fuerza al ser testigos de sus capacidades, el tiempo cerca de ella les había hecho ver que además de esa fachada de mujer agresiva y nada indefensa se encontraba un alma bondadosa y caritativa que desde el primer momento los había tratado con camaradería y respeto como nadie nunca había hecho con ellos, salvo Sasuke, pero este caso era distinto. El tiempo cerca de ella les había permitido a ambos desenvolverse con alegría y dicha porque la misión fuera eterna, porque además de inusualmente inocente, la Haruno—Uchiha—era la persona más agradable y amigable que habían conocido en su vida; desde luego que no pensaban poner término a la rutina de vida que llevaban, porque solo así podían sobrevivir y hacían un bien a otros en cierto modo, pero Sakura había hecho que sus corazones cambiaran de parecer y que abrieran sus ojos a un nuevo mundo donde ya no existía solo oscuridad y donde no imperaba únicamente el beneficio personal, donde existían más opciones, donde aún persistía la bondad si se tenía valor para buscarla y donde la esperanza era un bien que latía en el corazón de la tierra y el cielo a cada instante, solo se debía ser prudente y escucharlo. Incluso Sasuke había sucumbido a una metamorfosis personal por ella, no había sido una obligación, Sakura no había querido cambiar quien era esa nunca había sido su intención, pero Sasuke había querido cambiar por ella, ese había sido parcialmente uno de los objetivos a cumplir durante su viaje e redención, intentar ver y comprender el mundo con la misma vida, los mismos colores, la misma esperanza conque ella parecía ver todo, no sabía si lo había conseguido en la misma medida que había esperado, pero junto a ella cualquier infierno parecía un paraíso, eso debía ser algo, él lo sentía así. La aldea—a medida que se adentraban en ella—era ciertamente diminuta en comparación con Konoha, pero a ojos críticos contaba con todo lo necesario para sobrevivir, más el silencio que los hubo recibido fue preocupante, las calles estaban vacías, era como si el lugar estuviera totalmente deshabitado…la agudeza de sentidos era propicia y prestando especial atención a todo gracias al silencio, Sasuke y Sakura detuvieron su andar observándose con sutileza entre si, confundiendo a Toshio y Yosuke por su repentina inamovilidad.

-Quietos- advirtió Sasuke, sin dar razones para esto.

-No se muevan- señalo Sakura, alzando la vista hacia lo alto.

Inicialmente la advertencia no hubo tenido sentido, ni tampoco la reacción de ambos, no hasta que Sakura les hubo indicado a donde mirar, era una estructura de al menos tres pisos de alto que notoriamente había visto días mejores ya que ahora se encontraba en ruinas, pero en los alto y apuntándoles con un arma extraña pero que ninguno se atrevía a retar se encontraba un hombre que figuraba con todas las descripciones y fotografías que Kakashi les había proporcionado para la misión, pero no era eso lo que les impedía moverse sino también el hecho de que no estaba solo aunque temporalmente lo pareciera. Reaccionando y posicionándose espalda contra espalda, Toshio extrajo un Kunai de unas de sus mangas mientras que Yosuke sutilmente descolgaba el arco de su hombro, aun sin atreverse a preparar una flecha, por su parte Sasuke y Sakura se mantuvieron totalmente quietos y expectantes y o solo por la información que tenían sobre estos individuos tan peligrosos, sino porque no servía de nada apresurarse a actuar, no sin tener e antemano un análisis que les permitiera intuir o sospechar conque estaban tratando, no necesitaban realizar ningún tipo de juicio, pero si sopesar a que se enfrentaban. El miedo era lo que controlaba e imponía semejante silencio en toda la aldea, porque estos sujetos tan excelentemente armados—siendo que armas de ese tipo no había en Konoha—lo habían acorralado con facilidad, pero solo porque ellos habían decidido que fuera así. De entre el mismo silencio y con las mismas armas hubieron emergido diez individuos más de dos extremos opuestos de las calles contiguas…estaba de sobra decir que todos ellos encajaban a la perfección con los antecedentes e informes que se tenían previos a la misión, pero eso no solucionaba ni tampoco cambiaba nada, solo permitía entender que estaban—en ese momento—en un punto en que o bien se rendían, lo cual por supuesto no era en lo absoluto una opción, o seguían su rutina habitual—al menos en el caso de Sakura y él—y se enfrentaban sin miedo o titubeo a lo que estaba frente a ellos. Por supuesto que la elección a llevar a cabo estaba clara.

-Todos encajan con la descripción- murmuro Toshio, analizando de paso el terreno con la mirada intentando buscar un punto ciego para atacar.

-Ya lo note- obvio el Uchiha, intentando pensar lo más pronto posible en una estrategia que no arriesgara a nadie.

-Sasuke…- susurro la Haruno, llamando su atención, -tengo una idea.

Si había una persona en el mundo con intelecto y virtud de elocuencia esa era Sakura, por lo cual Sasuke escucho con inequívoca atención como—susurrante—le revelaba la idea que acababa de ocurrírsele, no podían perder tiempo, ya estaban poco menos que acorralados y las opciones se volvían escasas en demasía, podían ser numéricamente más, pero eso no contribuía en nada para ayudarlos, o por lo menos no en ese plano, por lo que la idea que Sakura le hubo sugerido resulto aún más descabellada, al menos según su criterio porque lo que quería hacer era arriesgarse por encima de cualquier otra persona. No era tan rápida como Sasuke, su especialidad no era esa, su punto fuerte era la fuerza bruta, no contaba con las ventajas que él tenía y a su vez Sasuke tampoco contaba con las ventajas que ella tenía, ambos se complementaban el uno al otro y nada hacía diferente te caso, claro que nunca había pensado mimetizarse de ese modo, unir fuerzas en el sentido más tácito de la frase por un bien común, pero la oportunidad estaba frente a ellos y debían tomarla, no había otra apuesta sobre la mesa; el Rinnegan tenía un límite—aun—sobre qué tan lejos podía irse, pero con autocontrol todo era posible y confiaba en que Sasuke la protegiera tanto como él confiaba en que ella le cuidara la espalda en batalla, ya habían probado lo fácil que era luchar juntos, esto no era diferente, solo necesitaba que Sasuke confiara en ella, porque sin confianza no serían nada. Sasuke no lo estaba exteriorizando por razone obvias, pero tenía miedo, era imposible detectar sus sentimientos o al menos a ojos de terceros porque ella había aprendido a reconocer cuando sentía ira, cuando cólera, cuando tristeza y cuando estaba feliz o simplemente tranquilo…ella había sentido miedo por su vida en incontables ocasiones y no pensaba pagarle con la misma moneda pidiéndole que aceptara—bajo cualquier precio—y se resignara a observar, no Kami, eso nunca, pero era preciso que hicieran esto, no era solo por el cumplimiento de la misión sino que el destino mismo es estaba imponiendo esta prueba de confianza, era marido y mujer, sus vidas estaba y estarían atadas para siempre sin importar lo que pasara, pero eso no cambiaba lo unidos que estaban; compañeros, amigos, confidentes, aliados, amantes, eran todo e uno para el otro y esta prueba solo venia para corroborarlo y recordárselos; tenían que hacer lo que era necesario.

-¿Estás loca?- gruño Sasuke, negándose a considerar siquiera tal posibilidad.

-¿Por qué? Es una buena opción- discutió Sakura, absteniéndose de chillar por su negativa.

-Ni hablar, el Rinnegan no es un juego, Sakura- protesto él, y es que aun cuando su idea fuera siquiera plausible…era muy riesgosa, no sabía a lo que se exponía al sugerir aquello.

-Piénsalo, puedo cubrir el terreno que tu no- reitero ella, incapaz de darse por vencida, porque tenía la razón aun cuando Sasuke, que aparto la mirada, intentase convencerse a sí mismo y a ella de lo contrario. -Debes confiar en mí- solicito, ya que si no iba a considerar su criterio de ese modo, al menos si confiara en que ella tenía un plan en mente para pedirle algo así.

Los primeros en reaccionar más aun siendo testigos de esta conversación, decidiendo ignorarla, fueron Toshio– que lanzo con increíble precisión un par de Shuriken a la yugular de dos de esos hombres—y Yosuke, —apuntando tan pronto como le fue posible una tras otra flecha, acertando en los objetivos que definía en su mente y que se desplomaban al suelo—ambos probando que cualquier posible duda que ella o su mente hubieran generado había sido totalmente infundada, si eran tan capaces y fuertes como se decía que eran. Sintió el inconfundible silbido metálico que evocaba el acero contra la carne, situado tras ella, pero no sintió herida alguna siendo infringida contra su cuerpo, ni siquiera un escalofrió porque sabía de qué se trataba pero nunca dejaba de sorprenderla; se volteó a ver a Sasuke que, de espalda contra ella, con su espada desenfundada cuyo filo había cobrado la vida de quien había intentado agredirla, ahí estaba la confianza, ahí estaba la fe y la seguridad, la veía en sus ojos, eso era más que suficiente. Sin necesidad de voltear a verse, de saber que el otro estaba bien ni nada por el estilo, cada uno libro su propia batalla, pieza por pieza, desde luego sin la intención de eliminar a todos explícitamente porque necesitaban que se hiciera justicia y no precisamente por su propia mano aunque a ninguno le molestaría hacerlo. Aquellos que no hubieron caído inconscientes estaban muertos, otorgando un respiro para todos que bajaron la guardia tanto como los habitantes que desde dentro de sus hogares habían observado la batalla y que al sospechar que todo había terminado, finalmente hubieron tenido el valor de abrir sus puertas y asomarse al umbral para comprobar que este hostigamiento tan injusto finalmente había llegado a su fin, el instante de silencio hubo vaticinado esto. Pero en ocasiones el silencio no era más que le preludio de una tormenta igual, menor o mayor y en este caso así hubo sido así pues el silencio fue repentinamente roto por un alarido de angustia cuando uno de los aldeanos que había abandonado su hogar cayo repentinamente muerto, haciendo retroceder a todos que hubieron regresado al interior de sus hogares, salvo una mujer y una niña que seguramente eran la esposa e hija del hombre y frente a quienes se situó Sakura, observando al único individuo que quedaba libre y que en lo alto de la colosal estructura, a quien había olvidado, apuntaba en dirección de la madre e hija tras suyo.

-Adentro, rápido- indico Sakura, sirviéndoles de escudo para darles tiempo, permitiéndoles regresar al interior de la casa.

-¡Sakura!- alerto el Uchiha.

La voz de Sasuke la desconcertó en un inicio, no supo porque preciada indicarle que estuviera más atenta de lo que ya estaba, hasta ver la mirada en sus ojos, sabía que es lo que eso significaba, había aprendido a leer sus pensamientos con una sola mirada; estaba de acuerdo con su idea, pondrían ese plan en marcha y resultaría, tenía fe en ello porque era un estrategia sorpresiva, ¿Quién lo sabría o podría predecirlo? Sabiendo a salvo a la mujer y niña que habían estado anteriormente tras ella, Sakura retrocedió por mera inercia, preparándose….basto una fracción de segundo e incluso menos que eso para que Sasuke, por obra del Amenotejikara, cambiara de lugar con un Kunai que había lanzado sin que nadie se hubiera dado cuenta y que se encontraba tras aquel individuo que ni siquiera se hubo percatado de tal suceso. Desde donde estaba y entrelazando aun a través de la distancia su mirada con al de Sakura emitió un sutil asentimiento que sabría el podría identificar y que tuvo su inmediata respuesta, porque lo próximo que Sakura supo—sintiendo como si todo a su alrededor se movía a una velocidad casi embriagante, producto del efecto del Rinnegan—fue que se encontraba inmediatamente detrás de aquel hombre a quien noqueo de ipso facto en la nuca haciendo que se estrellara de bruces contra el suelo, permitiéndole a ella recuperar el aliento y recobrarse de esa extraña sensación que le recorría el cuerpo, no había sido desagradable, todo lo contrario, había sido lo más parecido a moverse demasiado rápido, pero el malestar era más que aceptable teniendo en cuenta que habían tenido éxito, como ella había previsto. La estrategia había sido modificada, obviamente no era tan arriesgada como la que ella había supuesto inicialmente y ante la que Sasuke se había opuesto terminantemente, pero; desciendo su mirada hacia los aldeanos que finalmente pudieron abandonar sus casas, estallando en vítores de alegría, le dedico una radiante sonrisa a Sasuke, él hacia lo que era necesario y ella igual, estos vítores no eran solo pro ella aunque desde esa altura lo parecieran haciendo que se sintiera abrumada, no, eran por Toshio, Yosuke, ella y Sasuke, los cuatro habían formado un equipo pese a las dudas que ella y Sasuke habían tenido.

Habían tenido éxito.


Seguidos de los vítores , para todos, por su ayuda y liberación ante estos opresores, se les había pedido encarecidamente que se quedaran por un día al menos para disfrutar de la hospitalidad, y ya que el viaje era largo y nadie tenía prisa, la oferta sencillamente no había podido ser rechazada, por la mañana siguiente todos se separarían; Toshio y Yosuke habían cordado regresar o más bien aproximarse a Konoha lo suficiente para entregar a estos individuos que había causado una injusta tortura y sufrimiento personal a aquellos que no lo merecían, ahora y introspectivo silencio, sentada junto a Sasuke, ambos una distancia privada de la alegre celebración que tenía lugar en el centro de la aldea y donde Toshio y Yosuke estaban notoriamente involucrados. Nada en este viaje había salido como ella había creído que sucedería, no habían sucedido peligros mayores de lo esperado o con los que Sasuke y ella no pudieran lidiar, ni ella ni Sasuke había tenido la oportunidad de ser felices, algo siempre les había impedido serlo realmente salvo en esos recuerdos de una temprana infancia y que aún tenían, pero luego de esa época el dolor y las adversidades habían cobrado protagonismo en sus vidas de formas y medidas diferentes pero lo había hecho, también a su tiempo y aprendiendo a lidiar con ese dolor es que sus vidas se habían unido hasta este punto de sus vidas donde por fin había algo de paz, haciéndoles sentir que estos eran definitivamente los días de mayor felicidad, lejos del mundo y pudiendo permanecer uno al lado del otro, a voluntad. En momentos así, Sasuke se olvidaba del que tiempo atrás había tenido, por mucho que hubiera aceptado los sentimientos que durante años había albergado por ella, al momento de iniciar su viaje de redención se había preguntado una y otra vez…¿Cómo podría hacerla feliz? Ella solo había necesitado de su presencia para hacer que todo en su vida cobrara una nueva visión, un nuevo sentido, pero él que tantos problemas le había traído de cualquier forma posible, ¿Conseguiría hacer que fuera feliz a su lado? Desvió la mirada de forma casi imperceptible, obteniendo una respuesta al ver la radiante sonrisa que iluminaba su rostro y sus ojos, dichosa de solo estar ahí en silencio y apartados de otros para tener la oportunidad de pasar tiempo juntos; ese miedo ya no existía, lo había olvidado desde el primer momento y todo gracias a ella.

-Tú lograste esto- murmuro Sasuke.

-Todos lo hicimos- corrigió Sakura, incapaz de llevarse todo el crédito. -¿Nunca habías visto bailar a alguien?- inquirió ante la atención que él disponía a la escena ante ambos, pero no con fascinación sino curiosidad, una que solo ella podía ver.

-Claro que sí- contrario el Uchiha con una sonrisa autosuficiente y sin ofenderse por su pregunta, -pero ellos solo...se balancean- categorizo ya que eso le daba a entender esa visión.

-Bueno- suspiro ella, despojándose de su capa y dejándola sobre la banca en que estaban, -entonces será mejor que te enseñe a bailar, pobre criatura- ironizo, invitándolo a levantarse.

-Yo diría que ellos no saben bailar- protesto él, quitándose de igual modo la capa y dejándola sobre la banca.

-Se amable- rió Sakura, no pudiendo evitarlo.

A varios metros de distancia de la celebración que tenía lugar y fuera de la vista de todos con la intención de no ser molestados en ningún momento; si, esa definitivamente la ocasión perfecta para ambos de poder compartir un tiempo juntos y a solas, lejos de miradas de indiscretos o terceros, porque no solo por estar apartados con el fin de obtener privacidad iban a ignorar este día feliz, merecían tener su propia celebración, pero…a su modo. Por su trabajo no tenía muchas oportunidades de "divertirse" y es que estando permanentemente en un hospital y tomando muy enserio su trabajo no tenía instancias libres en las que ir a una fiesta o a bailar, no como Ino si solía hacer, de hecho en sus ratos libre y al igual que Hinata elegía hacer algo productivo y que valiese su tiempo, y al menos en este caso sabía que Sasuke pensaba igual que ella, por lo que esta ocasión merecía disfrutarse in importar lo inusual que fuera, porque con total seguridad no volverían a tener un momento así en solo Kami sabia cuanto tiempo. Debía reconocer que esta instancia era muy curiosa, porque por más que hubiera viajado por mucho tiempo y hubiera visto todo tipo de cosas—algunas muy extrañas e inusuales o más bien curiosas—esta era realmente la única ocasión feliz que él deseaba disfrutar, pero la razón en particular para tener este sentir era la persona que estaba junto a él, porque se odia tener todo en el mundo, pero todo se volvía nada junto a la persona adecuada, le había tomado bastante tiempo pero finalmente no entendía por completo. En otra ocasión hubiera pensado mucho más las cosas antes de aceptar tal proposición, pero era un día feliz, para ambo y estaban a solas, hacer el ridículo no le molestaba, no e ese momento, ella ya había hecho muchas cosas por él aun cuando jamás se las hubiera pedido, ¿Por qué este no habría de ser su turno? Aunque no alcanzaba a comprender como es que esto que Sakura quería enseñarle podía siquiera ser llamado baile, pero, en ocasiones, no era importante ver el sentido de las cosas, solo se debía disfrutar, por lo que se hubo dejado hacer bajo el taco de Sakura que entrelazo una de sus manos con la suya.

-Ahora envuelve tu brazo en mi cintura, así- guió Sakura entrelazando distraída y momentáneamente su mano con la de él,- y yo me apoyaré en tus hombros- advirtió antes de ejecutar tan acción.

-Estas demasiado cerca…- murmuro Sasuke con un casi imperceptible deje de incomodidad.

-De eso se trata- aclaro ella, sabiendo que lo que le estaba pidiendo bien podía ser algo incómodo.

Sabia de sus miedos y dudas, él tiempo le había permitido conocer todo de él y es que increíblemente temía cometer errores y no relacionados a aquellos que ahora formaban parte de su pasado; le había contado de la permanente expectativa que había tenido de poder ser como Itachi, antes de la masacre Uchiha, no odia imaginar lo difícil que debía ser vivir a la sombra y dependiendo de la vida de otra persona, debía ser un surtimiento horriblemente martirizante no poder efectuar una sola decisión individual, pero eso era él pasado, ahora y cuando veía en los ojos de Sasuke veía proyección hacia el futuro, la misma proyección que ella albergaba y es que estaba segura de que sería un excelente padre algún día, ambos serian diferentes de quienes lo habían precedido; desbordarían amor por su familia, si el destino se los permitía. En ese instante ninguno de los dos necesitaba de gran maestría en ese momento, para ser honestos, solo debían…¿Cómo había dicho él?, ¿Balancearse?, sip, eso y mantener sus miradas entrelazadas el uno en el otro , ese era el truco del momento y que contribuyó a atraparlos, para ser honestos todo cuanto estaba teniendo lugar a partir de su boda hacía ya casi dos semanas atrás, había sido condenadamente perfecto, aún más de todo aquello con lo que ambos hubieran podido imaginar, soñar o fantasear en algún momento, era como si literalmente la paz y oportunidad de estar juntos y ser felices les estuviera siendo ofrecida y engalardonada cual tesoro preciado, y es que por más dichosos que ambos pudieran sentirse, sabían que quizás estos serían sus días de mayor felicidad…pero llegaría un punto en el futuro en que esa felicidad no fuera a durar y en que algo inevitablemente los separara, no querían pensar en ello pero sabían que pasaría, después de todo sostener la vida Shinobi no era algo que asegurará un futuro feliz, y eso ambos lo sabían sobradamente en ese punto de sus vidas, pero por ahora nada, absolutamente nada, pudo haberles importado menos. Sumergidos el uno en el otro, Sakura se sobresaltó ligeramente al sentir una diminuta gota de agua chocar contra su mejilla en sucesión de otras idénticas que cayeron sobre su cabello y ropa, haciéndola levantar la vida al cielo que en sus penumbras elegía dejar caer diminutas lagrimas sobre la tierra y quienes la habitaban.

-Solo es lluvia- tranquilizo Sasuke, confundido por su reacción.

-Lo sé, no es fantástico- rió Sakura, separándose de él, disfrutando con plenitud del agradable momento.

Le gustaba fingir que era infantil, desde siempre le había gustado creer que siempre se podía jugar, reír, chillar, emocionarse y saltar como si aún fuera una niña, le fascinaba creer que el tiempo no pasaba y que en cierto modo todo continuaría tan inmutable como el primer día en que lo había presenciado, del mismo modo en que el cielo cambiaba de colores para repetir tal acción cada día, del mismo modo en que el sol emergía desde este…le gustaba pensar que en cierto modo no todo tenía que cambiar, porque creía con todo su corazón que los detalles hacían la diferencia y que algo tan simple como la lluvia era un acto mágico, ¿No era mágico acaso que tal cantidad de agua pudiera dividirse en gotas y caer a tal velocidad?, ¿No era mágico que la misma niña que había visto caer la lluvia fuera en ese preciso instante una mujer que no había cambiado en su forma de ver el mundo?,¿No era mágico que estuviera ahí junto a quien más amaba? Para ella si era una experiencia mágica, no todo en el mundo debía ser bueno o malo únicamente, ¿Por qué no debía existir un punto intermedio? No todo debía ser malo si se tenía la esperanza y el valor para buscar esa otra perspectiva. Guardando silencio y sintiendo la lluvia mojar su cabello que se le pego a la frente de forma inevitable, Sasuke hubo de reconocer que algo de razón tenía, en ocasiones y por estar inmerso en la vida cotidiana se llevaban a olvidar simples detalles importantes; el silencio un silencio como el que tenía lugar en un bosque, en una cueva, o simplemente ahí juntos…no podía ser obtenido en otro lado, en Konoha reinaba le ajetreo, aun por las noches, la "civilización" había corrompido la base original que se tenía de la vida, lo había visto en todo el tiempo que llevaba lejos, y tal vez, fuera la única razón por la que le gustaba estar lejos de Konoha, la tranquilidad que podía respirarse, la misma tranquilidad que Sakura le brindaba con su presencia y que en ese momento con su sonrisa y simplemente ahí bajo la lluvia le hizo ver lo fácil que era cambiar de perspectiva, si ahora se detenía a mirar a su pasado…le parecía ser alguien totalmente diferente, pero solo porque estaba junto la persona adecuada, delo contrario nada de lo que veía, sentía y pensaba tendría lugar, ella era su paz en el mundo.

-Lo es- admitió Sasuke finalmente, pero por mucho que este momento fuera perfecto, no era sensato pasar tanto tiempo bajo la lluvia, deberían partir mañana temprano por supuesto, -deberíamos entrar- aconsejo, no pudiendo evitar embelesarse con su inocencia.

-¿Por qué? Me estoy divirtiendo mucho- obvio Sakura, encogiéndose de hombros, apartando los mechones de cabello húmedo que se le pegaban a la frente y las mejillas…una idea surgió de pronto en su mente infantil. -Ven- ánimo entrelazando una de sus manos con la de él, guiándolo a imitarla.

-No…- el Uchiha intento negarse, pero le resultaba muy difícil y es que era demasiado graciosa cuando se lo proponía.

-Ven- rio, divertida por su negativa.

Tenía por esposa a la mujer más persuasiva que había pisado la tierra y que en ese momento lo hizo doblegar su voluntad, aparentemente; viéndola reír emocionada, entrelazo ferreñamente su mano con la de ella, halándola hacia sí, haciéndola reír por la sorpresa, silenciándola con un beso que dejaron los consumiera, ahí bajo la lluvia. El tiempo hubo pasado volando para ambos, solo atinando a reaccionar al encontrarse unos minutos después en la habitación que ambos compartían, como evidente sinónimo de la hospitalidad otorgada por su ayuda…Sasuke cerró la puerta detrás de él, presionando a Sakura contra la pared, solo entonces cediendo ante el impulso que había contenido en el exterior cuando habían caído sobre el lodo y que esta vez, plenamente a solas, lo hizo besarla con una necesidad que consiguió sorprenderlo, porque esta vez no estaba pensando, solo estaba dejando que su deseo por ella lo guiara con un ímpetu hasta entonces no conocido y ante el que Sakura respondió sin dilación alguna, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello. Cada encuentro entre sus labios los hacía desear más y más del otro, aumentando la pasión con cada unión de sus bocas. No sabía que pensar, cada vez que estaba cerca de ella, cuando sabía que era posible dejar de pensar y solo actuar…se olvidaba por completo que ella era su compañera en esa misión, se olvidaba por completo de su deber y lo que se esperaba que hiciera y sucumbía a la realidad de que Sakura era su esposa y que la amaba y deseaba a tal punto que bien podía rallar con la locura, más no le importaba. Había existido un tiempo-desde que ambos habían sido Genin y compañeros de equipo-en que había creído que él era indigno de esos sentimientos de parte de ella, que no era quien ella idealizaba o creía que era, especialmente porque ella siempre había sido la criatura más honesta e inocente que había conocido en su vida y esa pureza incorruptible seguía ahí, pero ya no le interesaba pensar si era digno de ese amor o no, porque junto a ella sentía que todo era perfecto, que el tiempo se detenía y que podía dejar de pensar en expectativas o deberes, por una vez sentía que no tenía un peso conque cargar; con ella era libre.

Sabía que lo que ya anteriormente le había pedido a Sasuke, estar tan juntos en presencia de terceros, era demasiado y le gustaba pensar que tenía un lugar tan especial en la vida en el corazón de Sasuke como para que, en cada oportunidad en que estaban juntos, fueran totalmente inseparables. Nunca había soñado siquiera con esa posibilidad en el pasado, sus sueños de amor por él habían sufrido muchos quebrantos durante la guerra, y durante los dos años y medio en que no lo había visto había temido que al encontrarse libre de un pasado, Sasuke encontrara a alguien a quien amar, después de todo tenía el derecho de ser feliz y si bien ella sería feliz de saberlo con alguien y viviendo su propia vida…había pecado de egoísmo al desear que esa vida y felicidad fuera con ella, pero gracias a Kami había sido así, de otro modo no sabría qué sería de su vida en ese punto. Sintió el brazo de Sasuke, rodeándola, presionándola hacia él y haciéndola estremecer por su afán de hacerle sentir que era suya y de nadie más, como si temiera que ese presente juntos fuera algo irreal, el mismo sentir que ella tenía y que la hacía ceder a todo cuanto él decidiera hacer. Rompiendo finalmente el beso para recuperar el aliento, pegando sus frentes para no separarse, encontrando sus miradas y sin romper el vínculo que los unía, y sin apartar su mirada de la de él, Sakura desanudo el fajín de su traje, dejándolo caer al suelo junto con la parte superior de este, volviendo a colisionar su boca contra la suya justo a la par con que la ropa chocaba contra el suelo.

Un jadeo intento hacer abandono de los labios de ella al sentir la lengua de Sasuke deslizarse contra la de ella, atrapando su labio inferior entre sus dientes, alejándose justo cuando ella comenzaba a seguirle el ritmo, sujetándola de la nuca y haciéndola inclinar la cabeza hacia atrás, descendiendo con tempestuosa necesidad a su mandíbula y su cuello, mordiendo suavemente su piel, haciéndola suspirar y rogar por más mientras lo escuchaba susurrarle cuanto la amaba y con la avasalladora sinceridad que solo lo hacía cuando estaban a solas. Se sentía enardecida, poco menos que perdida, sucumbiendo a un placer que-como sabia sucedía en el caso de Sasuke-conseguía desquiciarla por completo y que en ese momento la hizo alejarse de él que no tuvo tiempo de cuestionarle nada, ayudándola a quitarle la camiseta como imperiosamente intento hacer hasta que él hubo acudido en su ayuda. Apenas y Sakura fue capaz de dejar caer la camiseta al suelo, inclinando el cuello al sentir los insistentes labios del Uchiha subyugándola con el doble de ímpetu mientras ella deslizaba sus manos alrededor de su abdomen, movilizando sus manos para acariciarle la espalda y los hombros, arañándolo por inercia apenas y Sasuke le propinó una mordida ligeramente más fuerte con el propósito de dejar una marca, lo que a nada estuvo de hacerla reír. Retrocediendo junto con él, por inercia, Sakura se dejó caer de espaldas sobre la cama justo en cuanto se hubo quitado el resto de la ropa, observando con disimulado interés como el Uchiha se desabrochaba lo pantalones antes de tenderse sobre ella, reclamando fervientemente sus labios. No estaban más que en ropa interior, separados por el más diminuto de los espacios, prácticamente piel contra piel, con los labios permanentemente unidos y tan juntos como para sentir cada poro de la piel del otro, ansiando exterminar los minúsculos centímetros que los separaban.

El Uchiha no tuvo la más mínima necesidad de emitir palabra alguna, sonriendo contra los labios de Sakura que-arqueándose ligeramente-se llevó las manos a la espalda desabrochando su brasier, provocando un éxtasis incomparable en él al sentir su torso chocar contra los senos de ella, solo entonces rompiendo el beso y deslizando sus labios por su cuello, contemplando de sola sayo deseo en cada uno de sus rasgos, mordiéndose el labio inferior y suspirando en un intento por contenerse cuando él quería que hiciera todo lo contrario, quería escucharla decir su nombre como solo ella podía hacerlo. Sakura echó la cabeza hacia atrás en cuanto lo sintió deslizar su lengua y sus labios por la piel de sus senos hasta llegar a uno de sus pezones, haciéndola poco menos que chillar de placer, mientras que su mano amasaba su otro seno con una pasión suave pero urgente, haciéndole sentir que la electricidad la recorría por completo, finalmente consiguiendo que ella rogara por más mientras sentía esa electricidad concentrarse entre sus piernas. Escuchando lo que tanto había querido oír, Sasuke ascendió hasta recuperar el lugar original, sobre ella y con su rostro frente al suyo, observándose con esa intensidad mediante la que se decían mil y un cosas. Sus labios volvieron a unirse justo antes de que él entrara en ella, acallando un gemido mutuo que murió contra los labios de ambos, entreabriendo los ojos y observándose, sonriendo contra los labios del otro.

Rompiendo el beso, que conseguía hacerlos jadear al perder el aliento, Sakura se sostuvo fuertemente de la espalda de Sasuke en cuanto lo sintió retirarse justo para volver a hundirse en ella con un movimiento rudo y seguro, enterrando su rostro contra el costado de su cuello. Sakura no alcanzo a morderse siquiera el labio inferior, arqueándose más contra él y gimiendo sin disimulo alguno en cuanto entre ambos se formó un ritmo constantemente ascendente pero infinitamente placentero, haciéndolos presa de una ráfaga de auténtico goce que ascendía por sus cuerpos, deseándose en cuerpo y alma, más y más a cada segundo. Sintiendo como Sakura le arañaba la espalda y los hombros, Sasuke comenzó a adentrarse una y otra vez, con más fuerza, con más pasión, con más velocidad a cada segundo y minuto que pasaba, abandonando el costado de su cuello, jadeando contra sus senos, atrapándolos entre sus labios, descendiendo su tacto, recorriendo el costado de su cuerpo hasta acariciar sus muslos, disfrutando del sedoso sentir que evocaba en él cada parte de su piel. El placer era insoportable, y aún más aquel acompasado ritmo no cesaba de acelerarse. Se apoyó más contra ella, embistiendo con más fuerza, dejando que sus jadeos, incapaz de respirar con normalidad cual vasallo por esa mujer de autoridad inconcebible, calaran contra la piel de ella. Aquel placer era lo máximo que había sentido en su vida, lo estaba literalmente, volviendo loco, cada vez era mil veces mejor que la anterior. Poco menos que al borde del clímax, los labios de ambos se estrellaron con aún más pasión, gimoteando de forma inentendible contra los labios del otro, apenas y separándose, abrazándose mutuamente y cerrando los ojos, sintiendo oleadas de placer rodar sobre ambos.

Cada vez se preguntaba cómo era posible sentir tanto desasosiego, tanta pasión y anhelo por una mujer a quien en algún punto de su existencia había intentado despreciar sin éxito alguno, pero a vida daba muchas vueltas y precisamente a la misma niña inocente y tímida en quien no había reparado hasta cierto día y que en una ocasión había intentado hablar con él, temerosa e incapaz de decirle su nombre, se había vuelto el elixir que aviaba su fuego, el perfume que le permitía respirar, el calor que le permitía vivir y la fortaleza que le impedía rendirse, sin ella estaría completamente perdido. Apartándose el flequillo de la frente tras recuperar el aliento, desvió al mirada hacia Sakura que, a su lado, le daba la espalda, pronta a sucumbir al sueño, lo veía en sus acciones y en el modo en que se aletargaba muy lentamente su respiración, como si necesitase algo para dormir, algo que solo él podía darle y que también necesitaba de ella; con sumo cuidado trazo líneas invisibles sobre la piel de su espalda descubierta, apartando su largo cabello, solo comparable a la seda y sobre el cual estaba impregnado su perfume, pero que en ese momento le obstaculizaba besar esa piel tan dulce y satinada que se estremecía ante su tacto, haciéndolo sentir en poco menos que un pedestal, porque Sakura era solo suya, tanto como él lo era de ella, se pertenecían el uno al otro. No iba a culparla, era normal que estuviera agotada, había sido la heroína del día, pero porque él había querido que lo fuera, después de todo nadie era capaz de las cosa que ella hacía, nadie podía cambiar el corazón de las personas con una sola mirada y una sonrisa, solo ella. Siempre había sido insegura con respecto a su apariencia, no porque no le dijeran que era hermosa—los coqueteos molestos los había oído sobradamente en Konoha durante su ausencia—sino porque ella no veía eso cuando estaba ante un espejo o cuando tenía que ser neutral sobre si y no aspirando a vanidad alguna, pero cuando estaba junto a Sasuke, cuando sentía su tacto, su atención, su presencia…sentía que el mundo era una sombra en la que solo estaban ellos dos, amándose y dejando atrás el tempo, los deberes y todo cuanto terceros pudieran imponerles; ahora y sobre esa cama, todo era perfecto.

-Te amo- murmuro Sasuke, únicamente para ella, viéndola sonreír de inmediato.

-Y yo te amo a ti- suspiro Sakura, incapaz de dormirse o al menos hasta ese minuto.

Esas palabra eran su paz, ese amor era todo lo que necesitaban vivir y sentir para sentirse realizados, ese amor que latía desbocadamente en sus corazones era el centro de su alegría y juntos sentían que podían vislumbrar un paraíso donde fuera, aun en el más inhóspito de los parajes.


-Oímos de usted, señorita Sakura, finalmente podemos verla.

-Decían que era muy hermosa, y es verdad.

Por la mañana siguiente, en los momentos previos a su partida, Sakura les había pedido un favor a todos los aldeanos, como médico que era había querido ayudar en todo cuanto le fuera posible, examinando a los niños, hombres y mujeres, sentía que no podía continuar el viaje sin llevar a cabo lo que más la llenaba de orgullo y dicha personal en su vida; ayudar a otros, y aun cuando todo hubiera salido a la perfección y nadie padeciera de una condición delicada para que ella depositara su especial atención, las mujeres y los niños le habían pedido que se quedara unos minutos más, todos querían verla y es que sorpresivamente el nombre de la Quinta Hokage—afortunadamente no como apostadora o bebedora empedernida—resonaba un en lugares tan lejanos de Konoha que sabía que ella era su alumna, de hecho Sakura dudaba que alguien no supiera de eso a esas alturas y después de la Cuarta Gran Guerra Shinobi, porque después de todo ¿Quien más tenía su color de cabello? Esto era literalmente su sello personal o una diana por si querían dispararle una flecha, algo que afortunadamente no había sucedido hasta la fecha. Los niños eran maravillosos y muy dulces, incluso una niña le había obsequiado un pequeño ramo de narcisos, sus flores favoritas, de este lugar se llevaría muy hermosos recueros ye estaba convencida, era el primer lugar en que se había sentido tan feliz luego de su boda, y es que era el primero al que se habían dirigido como objetivo inmediato sin importar que fuera por una misión, pero aun así en esos momentos sentía que estaba perdiendo un tiempo precioso porque Toshio y Yosuke estaban esperándola para partir y no querían irse sin despedirse de ella, no necesitaba pensar en Sasuke porque él la esperaría, literalmente estaban atados para toda la vida, así que de nada le serviría irse porque ella lo encontraría donde fuera y viceversa, pero por ahora el recibimiento de estas amables mujeres y aquellos adorables niños le impedía irse, parecía como si poco menos la estuvieran encadenando y atrapando con su afecto, haciéndole sentir como si estuviera en casa.

-Muchas gracias por venir, señorita, es un honor para nosotros, con su sonrisa lo ilumina todo- admiro la mujer al frente de todo el grupo, dedicándole una luminosa sonrisa.

-Se lo agradezco- aminoro Sakura y es que sentía que le estaban dando demasiado crédito, Sasuke, Toshio y Yosuke merecían ser igualmente elogiados e incluso más.

-Me alegra que esté embarazada- celebro la mujer repentinamente, desconcertándola enormemente. -Sera una niña, estoy segura- garantizo posando su mano sobre su vientre, asintiendo ante sus propias palabras.

Todas y cada una de las mujeres que la rodearon se obnubilaron de júbilo por la noticia, murmurando elogios entre si y sonriéndole a la pelirosa que se sintió petrificada y confundida, y es que tales palabras la habían tomado de sorpresa, ¿Embarazada? Claro, literalmente Sasuke no le daba tregua ni ella a él en ningún momento libre, y es que se habían vuelto presas de un fuego sin precedentes y que se avivaba en cada oportunidad en que nada parecía capaz de perturbar la paz que compartían, pero…¿A ese punto? Desde la boda estaba tomando precauciones muy marcadas, no quería embarazarse aun y no solo por el hecho de disfrutar amenamente de su vida como una mujer casada, sino más bien porque no quería hacerlo sin el consentimiento de Sasuke por temor a ilusionarlo anticipadamente si llegaba a albergar alguna sospecha. Lo que más quería en el mundo era hacer feliz a Sasuke y darle una familia, pero no podía intentar e intentar incansablemente en cada oportunidad, estaban en un viaje, llevando a cabo misiones; embarazarse podía resultar complicado y peligroso, no quería que Sasuke se preocupara en exceso pro ella si eso pasaba a esas alturas. Además, Sasuke y ella aún eran jóvenes, cuando un hijo o hija de ambos debiera venir al mundo pues bien, pero hasta entonces ni siquiera habían sacado el tema, ¿Cómo era posible? Sakura no quiso sonar descortés o altanera pero por lo menos en ese instante hubo creído que quizás se tratara de una broma o un deseo hacia el futuro, pero hasta ese momento era materialmente imposible que estuviera embarazada, a menos que….no supo porque pero se le vino a la mente uno de esos esporádicos días en que ni Sasuke ni ella habían tomado muy en cuenta la protección precisamente, ¿Era posible que estuviera embarazada?, Más bien, ¿Cómo es que esa mujer podía saberlo? Su mente se asió a esa idea tan lógica, esbozando una sonrisa tras supera su confusión, agradecida por las palabras de aquella afable mujer, pero teniendo que desmentirla porque estaba segura de no estar embarazada, tener sexo una o dos veces sin protección no podía dar inmediatamente tal conclusión, ¿Cierto? Intento creerlo por más que sus propios recuerdos le estuvieran jugando en contra.

-Lo siento señora, pero no estoy embarazada- aclaro Sakura cuidadosamente, no deseando ofender a esa mujer tan amable.

-He sido partera toda mi vida y he visto a cientos de mujeres, reconozco cuando una mujer está embarazada con solo verla- garantizo la mujer, insistiendo en sus palabras.

La mujer ante ella tenía una bondad e inocencia incorruptible que provenía del interior de su alma y que se veía reflejadas en la profundidad de esos ojos semejantes a dos esmeraldas y la había visto junto a los niños, tenía un aura naturalmente maternal, pero no era eso o que evocaba su diagnóstico, una mujer feliz y embarazada no dejaba de sonreír y esa joven tenía una sonrisa tal que conquistaba a todos, su semblante prácticamente lo gritaba desde el interior de su vientre, estaba embrazada. Tragando saliva de forma inaudible, Sakura apretó su mano por sobre la tela de su traje, a la altura de su vientre, eligiendo creer en las palabras de la mujer aunque fuera por un instante, ¿era posible?, ¿Realmente podía estar embarazada?...Sintiendo la luz del sol contra sus parpaos, Sakura se removió sobre la cama, sintiendo como por fin la bruma del sueño se despejaba y le permitía despertar, no sabía por cuantas horas o una cantidad de tiempo indefinido había estado dormida, era difícil saberlo si sus sueños estaban plagados de recuerdos, recuerdos tan felices y que actualmente contrastaban mucho con las dificultades por las que pasaba. Recordaba esa mujer tan sabía y que había tenido razón todo el tiempo, apenas dos días después de ese instante había corroborado que estaba embarazada y no había en que Sasuke o ella no agradecieran por tener a Sarada en sus vidas, ella era la prueba más indeleble de lo mucho que se amaban y de que aun a través de la distancia estaban juntos como se habían prometido a sí mismos que siempre lo estaría. Perezosamente y como u gato se estiro sobre la cama de hospital, observando el techo y las paredes blancas, afortunadamente la ventana le enseñaba el exterior porque de otro modo y se hubiera levantado, por más que fuera médico no le gustaban los hospitales en el plano de ser paciente, pero en esos momentos Sakura no pudo protestar o tener deseos de levantarse, cargada de melancolía, sintiendo que se había equivocado mucho y que tal vez Sarada pudiera odiar a Sasuke por su silencio, pero aunque había sido lo que había tenido que hacer, eso no calmaba en nada su corazón.

-Qué bueno que despertaste- saludo Shizune, ingresando en la habitación con una sonrisa, cerrando la puerta tras de sí.

-No tengo el sueño pesado, Shizune, tarde o temprano tenía que abrir los ojos- sonrió Sakura más para contentarla que porque se sintiera realmente feliz, -¿Cómo estoy?- curioseo sin demasiado interés, sentándose sobre la cama para charlar mejor.

-¿Cómo crees?- contesto Shizune, no considerándose la persona adecuada para regañarla, pero era la única que estaba para hacer. -Si lady Tsunade te viera…

-Por favor, no quiero un sermón- pidió la Haruno, masajeándose las sienes y peinando distraídamente su cabello con sus manos.

-Bien- acepto la Kato, rindiéndose a discutir y decidiendo no molestarla, lo que menos necesitaba era eso.

-¿Y Sarada?, ¿Aun está molesta conmigo?- pregunto Sakura, no pudiendo ignorar el miedo que tenía su corazón.

Como recuerdo de lo sucedido y la discusión entre ambas, sentía como si le hubieran golpeado a nuca con algo, sensación inequívoca de que se había desmayado, pero nada de eso podría pesar ni en sueños; solo tenían la una a la otra en ese lugar llamado mundo y sin importar que ambas deseara que Sasuke estuviera cerca, eso no era temporalmente posible, más contraria a su hija, Sakura tenía esperanza de que surgieran tiempos mejores, quería creer que al final y aun cuando todo dijera o presagiara lo contrario, algo bueno habría de salir de todo eso, pero en ese proceso no quería que su hija se enfadara con ella por solo no poder responder sus preguntas que eran muy similares a las que ella misma había tenido en su día, pero que si había podido contestar. Pero saber la verdad no era relativamente mejor en ciertas ocasiones, recordaba que al saber la verdad sobre la masacre Uchiha y sobre que Naruto era un Jinchūriki…se le había oprimido el corazón como nunca, saber la verdad era necesario ero doloroso al mismo tiempo y lo que Sakura menos deseaba era que su hija—siendo tan joven—tuviera que entender o identificarse con ese sufrimiento y que tenía tanta relevancia en la vida familiar de los tres, pero también sabía que no podía ocultarles las cosas a Sarada, de niña había sido fácil responder a su vagas preguntas pero ahora ya casi era una adolescente y esas respuestas vagas ya no eran suficientes en ninguna medida sin importar que la confidencialidad para con su aldea y todo lo que conocía requirieran que guardara silencio. Quizás ya había llegado el momento de que su hija finalmente supiera la verdad. Shizune se sintió culpable e inquieta pro la preocupación de Sakura, solo era una madre que se desvivía por cumplir con su deber como lo haría cualquier mujer que sintiera amor por quien había nacido de su propio vientre y a quien amara con el corazón, pero era como si la vida y el destino mismos se empeñaran en hacer su existencia una odisea, al igual que en el caso de Sasuke y Sara, porque no podía considerarse de otra forma que precisamente fueran ellos que tuvieran que librar lo peor, no otros, pero Shizune no podía olvidar lo que Sarada había hecho, había seguido a Naruto para ver a Sasuke y Sakura necesitaba saberlo, quizás la preocupara más , lo que por supuesto no era sensato, pero era menos digno y sensato mentirle y no haría algo así en ese momento, no con ella.

-Hay algo que quizás quieras saber- inicio Shizune con la vida calma y tacto, recibiendo un asentimiento de Sakura que le indico que prosiguiera. -Sasuke envió una carta, Naruto le pidió a Shikamaru que te la entregara, pero ya que estabas dormida, yo la recibí- rebusco en el interior del dobladillo de su vestido, tendiéndole la carta a Sakura.

-¿Es algo serio?- inquirió la Haruno, desdoblando la carta, pero aun sin leerla.

-No lo sabemos, pero Naruto fue a ver a Sasuke en caso de que deban tomarse medidas preventivas- tranquilizo, apretándose la manos al ver que su tono calmado la había sosegado lo suficiente.

-¿Qué más?- Sakura leyó la carta que si bien era escueta como cualquier otra, decía lo suficiente para considerar que lo que Sasuke había visto pudiera ser una amenaza y muy rea. El silencio de la Kato la preocupo, haciéndola levantar la mirada. -Shizune, ¿Dónde está mi hija?- la ausencia de Sarada la estaba preocupando y mucho, lo que menos deseaba era que corriera algún peligro.

-Sarada se enteró, de alguna forma, de que Naruto dejaría la aldea para hablar con Sasuke- inicio Shizune, teniendo sumo cuidado de la forma en que plasmaba las palabras, dejando lo peor o lo más grave para el final, -y fue tras él- murmuro como conclusión, evadiendo la abrumada y sorprendida mirada de Sakura.

-¿Qué Sarada se fue tras Naruto?- repitió ella, incrédula.

-Eso dijo Shikamaru- contesto Shizune, ya que carecía de más información.

-¿A dónde iba?- inquirió la Haruno, recobrándose de su sorpresa inicial y apartando las sabanas con el propósito de levantarse de la cama.

-¿Quién dijo que podías moverte?- discutió la Kato, sujetándole las muñecas y obligándola a mantenerse sobre la cama. -Debe tener muchas preguntas que hacerle a Sasuke, es comprensible- empatizo.

Sarada era una niña, una niña que había tenido que aceptar vivir con la ausencia de su padre sin saber la verdad, su situación de hecho no era nada diferente de la de Sasuke a su edad, presa de las mentiras, presa de la voluntad de otros y es que aun cuando intentaran protegerla de ese modo nadie parecer reparar en el sufrimiento que de todas formas le estaban provocando y Shizune consideraba que no era justo que esto siguiera así. Era sorpresivo para Sakura enterarse de esta decisión por parte de su hija, pero de momento—aun por unos minutos—estaba imposibilitada para actuar, aun sentía como le daba vueltas la cabeza y como si sus propias piernas pudiera fallarle al levantarse, ya no era la misma adolescente que había participado en la Cuarta Guerra Shinobi, ya no era la misma mujer que había acompañado a Sasuke en su viaje y no lo decía solo en el sentido físico o en la forma en que el tiempo había pasado para ella, no, se refería a los cambios que su alma y espíritu habían sufrido y que la herían de solo verse al espejo, por culpa de otros y de su propia reacción es que había cambiado su esencia y al pensarlo no sabía cómo podría ver a Sasuke a los ojo, porque ya no era la misma mujer de quien se había despedido y nada le pesaba tanto como esta resolución, sin importar lo humana que fuera. El mundo siempre llamaba a descubrir sus secretos y como humanos que eran la curiosidad nacía de ellas desde que su conciencia se abría y esa curiosidad no hacía más que aumentar a medida que esa curiosidad no satisfecha se veía aumentada, duplicada, quintuplicada por la frustración de no obtener respuestas…nunca podrían proteger a Sarada para siempre, eso ella y Sasuke lo sabía bien aun a pesar de todos los esfuerzos que habían llevado a cabo desde el primer día en que la habían tenido en sus vidas, pero era difícil no llegar a ser sobreprotectores como padres, ejerciendo sus roles aun a través de la distancia, pero Sarada no sabía eso porque era imperativo que la misión y labor que Sasuke llevaba a cabo permaneciera secreta, esa era parte de la vida que un Shinobi debía llevar como carga personal y Sarada debería entenderlo si quería formar parte de ese mundo, porque no había otra opción, ni había vuelta atrás.

-Se supone que debía mantenerla a salvo- murmuro Sakura, negando para si con decepción por sus propios errores, -evitar que estuviera en medio de…todo esto- se llevó una de las manos a las sienes, intentando pensar en una solución lo más pronto posible.

No le gustaba pensar eso, pero en momentos como ese sentía que había fallado completamente como madre, pero tenía que arreglar las cosas y proteger a su hija.


Hasta entonces Sarada había figurado infinitos panoramas en su mente soñadora, había creído que el momento preciso en que se reuniría con su padre seria o que siempre había soñado sin importar que en esta oportunidad su madre no estuviera a su lado para hacerle compañía, a pesar de todo eso había albergado fe de que todo fuera tan o casi tan maravilloso como siempre había deseado y anhelado que lo fuera…pero soñar era algo fácil, en los pensamientos todo era posible pero nadie solía detenerse a pensar el modo realista en que todos estos sueños y fantasías fueran desarmados en algún momento, ¿Por qué lo harían? Era demasiado fácil soñar con el final feliz y la belleza de futuro que se extendía ante sus ojos, pensar en lo negativo no era algo habitual a ojos de nadie por lo que para Sarada ver que el panorama o cuadro con el que siempre había soñado se hiciera trizas ante sus ojos, viendo como su padre no era siquiera capaz de reconocerla, era como si materialmente le estuviera oprimiendo el corazón y quitándole el aliento mientras pensaba las mil y un posibilidades por la que él no la reconocería además del hecho de que no la había visto desde que tenía memoria, viéndose apuntada por el filo de su espada y que por su sola respuesta silenciosa y su propio reflejo sobre el metal, le impedía hablar, congelada por el miedo y la incertidumbre la incertidumbre de poder morir en cualquier momento y todo porque él no la recordaba, pero ella si a él. Se encogió y sobresalto en su lugar al sentir que la espada se enterraba su lado, sobre la columna, haciéndole saber que aquello no era ninguna broma, su padre no la reconocía en lo absoluto, creía que ella era una amenaza y si no hacía algo pronto estaba convencida de que su vida sería algo a tomar sin el menor titubeo, idea que se afianzo aún más contra su corazón que latía desbocado al ver la mano de su padre alargarse hacia ella, como si pensara tomarla del cuello…entonces y sin pensarlo su voz salió en un alarido de temor, cerrando fuertemente los ojos, no sabiendo que pasaría con ella.

-¡Papá!- chillo Sarada, aterrada.

Cualquier idea, cualquier posibilidad que Sasuke hubiera albergado en su mente hasta ese punto, creyendo que no estaba ante una niña inocente sino más bien ante un enemigo como lo había sido ese niño a quien había visto anteriormente, pero ahora y escuchando el timbre de voz de esta niña y las palabras pronunciadas, sintió como si un torrente de agua fría le cayera por la espalda o aun peor, porque dudaba que algo material pudiera haberlo sorprendido tanto, imposibilitándole moverse y quedarse petrificado observando a esta niña; su hija. Incontables veces se había imaginado como seria este día, se había imaginado como sería su hija la próxima vez que la vieran la última vez había sido una inocente niña que ni siquiera había cumplido dos años y en la última fotografía que tenia de ella había tenido cuatro, pero el pasar del tiempo era sorpresivo y Sasuke había pensado en muchas ocasiones la forma en que su hija cambiaria con cada nuevo día, como seria y que detalles de Sakura y él se verían impresos en sus rasgos que ya habían sido notorios e su infancia, pero que la harían similar y a la vez diferente de ellos dos. A simple vista Sarada aparentaba ser un calco exacto de Sakura, incluso sentía el mismo temple angelical brotar de ella a través de sus ojos sin importar que su color y profundidad distara totalmente de ellos, asemejándose más bien a los suyos pero increíblemente siendo diferente a la vez; el delicado contorno de los ojos, la forma de las mejillas y el mentón, la nariz, la frente…era increíble la forma en que hasta los más mínimos detalles en el rostro de su hija eran un cuadro idéntico del rostro de su esposa, pero había señales distintivas, leves rasgos que tendían a asemejarla a él que se sentía más abrumado y perdido que nunca por solo poder observarla, era como sumergirse en un profundo sueño a tal grado que no se sabía dónde terminaba el sueño y comenzaba la realidad porque una parte de su mente le decía que esta instancia era imposible, ¿Por qué estaba su hija allí?, ¿Por qué había corrido semejante riesgo? Estas preguntas inmediatamente hicieron que temiera lo peor por su esposa, solo ella podría evitar que Sarada hiciera algo así y estuviera donde estaba ahora, justo frente a él.

-¿Eres tú, Sarada?- repitió Sasuke, recibiendo un vago asentimiento de su hija que entrecerró la mirada hacia él únicamente. -Ya veo- suspiro de forma casi inaudible, recobrando la calma y enfundando su espada.

-Yo te reconocí en cuanto te vi- murmuro la Uchiha más para sí, pero imposibilitada de acallar su propio corazón.

Nada había resultado ser lo que ella había imaginado que seria, bueno, salvo el hecho de que su padre era tan o más guapo de como lo había visto en la fotografía que aun llevaba consigo, pero ahora finalmente parte de lo que su madre había podido decirle cobraba sentido, su estoicismo, su frialdad, el modo en que le resultaba casi imposible comprenderlo si no supiera todo lo que sabía de él, y por más confuso que fuera una vaga parte de ella lo entendió porque sabía parte de los hechos de su vida y de lo que lo había llevado hasta ese punto, además y que después de todo ese niño llamado Shin la había atacado también haciendo evidente que bajar la guardia no fuera en lo absoluto una estrategia sensata a emplear, pero nada de eso parecía querer cobrar sentido e importancia en su subconsciente, no mientras su corazón le gritaba una y otra vez que sin importar como fuera su padre no había podido reconocerla, ¿y por qué? Seguía sin tener esta respuesta, pero a diferencia de ocasiones anteriores ahora si tenía la oportunidad de hacer preguntas y no la desperdiciaría por nada del mundo. Pero ni aun sabiendo que debían hablar de cualquier forma posible porque era preciso ante la cantidad de años que habían pasado separados le uno del otro, padre e hija no encontraron las palabras adecuadas con las que hablar, solo pudiendo observar con silenciosa curiosidad en los ojos del otro, Sarada intentando descifrar las razones y pensamientos de su padre para estar lejos de ella y su madre, y Sasuke intentando entender que podría haberla llevado a buscarlo, corriendo un riesgo innecesario en el proceso, no podía entenderlo, no podían entenderse el uno al otro, no en ese momento. Siendo estos los pensamientos de ambos, quizás fue precisamente esta la razón por la que en parte se sintieron aliviados cuando el chirrido de la puerta abriéndose los hijos romper el enlace entre sus miradas, dirigiéndolas hacia Naruto y Chouchou que cruzaron el umbral, Sarada se sintió avergonzada por haberlos dejado atrás, pero había sido necesario y aun lo consideraba así pese a lo que había sucedido, porque necesitaba respuestas.

-Imagine que estarías aquí- sonrió Naruto, manteniendo la puerta abierta para que la Akimichi entrara junto con él.

-Sarada, ¿Por qué te fuiste así?...- Chouchou se silenció a sí misma, no creyendo lo que veían sus ojos, nunca había visto a alguien tan atractivo en su vida, era como un sueño.

-Perdona el retraso, Sasuke- se disculpó el Uzumaki, esbozando una nerviosa sonrisa.

-¿Qué significa esto, Naruto?, ¿Por qué trajiste a estas niñas contigo…?- protesto el Uchiha de inmediato, ocultando su preocupación por que todo esto se hubiera hecho sin su consentimiento, creía haber dejado las cosas muy claras para Naruto, esto no era admisible en lo absoluto.

-Se siente bien, pero creo que era más pesada- opinó Chouchou sosteniendo la mano del hombre por sobre su coronilla, tomándose el atrevimiento de "comprobar" si este hombre tan guapo era su padre o no, pero por desgracia no lo era.

-¿Qué significa esto?- inquirió Sasuke, comenzando a sentirse más confundido cuanto más tiempo pasaba aunque en este último caso Naruto podía entenderlo y es que Chouchou entorpecía un tanto la situación

-Vine a verte, papá- soltó Sara abruptamente haciendo un inmediato silencio que le dio la oportunidad perfecta. -Cuando supe que el Séptimo vendría a verte, lo seguí, porque…quiero preguntarte algo- intento no titubear más era difícil iniciar una relación con su padre y obtener repuestas al mismo tiempo, pero ya no quería más mentiras.

-¿Qué es?- permitió Sasuke, más que dispuesto a escuchar lo que su hija tuviera que decir.

-Bueno…la verdad…es sobre mi mamá- la voz de la Uchiha tembló un poco producto del nerviosismo, pero ya que tenía la atención e su adre como tanto había deseado, no podía generar más preámbulos, no a esa alturas, -¿Mi mamá es de verdad mi mamá?- indago con máxime seriedad.

La pregunta estaba hecha sin importar las consecuencias, quería una respuesta y solo su padre podía dársela.


-Tomo esa vieja foto de Taka, y supongo que las preguntas que tiene son unas que solo su padre puede responder- abdujo Shizune, encogiéndose de hombros, no sabiendo que otra repuesta darle a Sakura para animarla aunque fuera un poco, -¿Le ha dicho quienes aparecen en la foto?- curioseo inevitablemente y es que Sakura mantenía muy en secreto su vida y la de Sarada, quizás porque sintiera desconfianza de muchos quienes la rodeaban y con justa razón.

-No, le he hablado a Sarada sobre el pasado de Sasuke y lo que hizo, pero ¿Te imaginas lo que sucedería, si doy nombres?- la Haruno dejo la pregunta en el aire como si pudiera resolverse sola, pero ella entendía el peso tras ella, no Shizune. -Sarada es muy curiosa cuando se lo propone, y es capaz de todo con tal de obtener respuestas, en eso es idéntica a Sasuke- menciono con una vaga sonrisa, apartando la mirada y observando pro la ventana en su lugar, -y él sabe tan bien como yo que tal curiosidad lleva al peligro, hay muchos que aun rondan, y al ser la única Uchiha de esta generación, no me sorprendería que le sucediera algo terrible si saliera de la aldea sola, desprotegida- trago saliva de forma inaudible, temiendo no poder proteger a su hija, pero confiaba o quería creer que Sasuke podría protegerla, él y Naruto. -Pero me consuela que Naruto este con ella, y me da tiempo- medito en voz alta, decidida a marchar al encuentro de su hija, pero por otro lado la melancolía no conseguía abandonarla. -Que niña…- suspiro, sintiendo como si una puñalada se le clavara en el corazón.

Decidida, Sakura aparto las sabanas, irguiéndose y haciendo oídos sordos de Shizune que hasta ese momento tan rotundamente se había opuesto, pero que ahora y aun a regañadientes se levando de la cama continua, situándose junto a la puerta, sabía que no podía detener a Sakura, no podía detener el corazón de una madre y esposa devota que solo velaba por garantizar el bienestar de su hija y su esposo, otros dudarían pero Sakura no y es por esto que Shizune no se opondría a dejarla partir. Arreglando e cabello con las manos y sacudiendo y alisándose la ropa, Sakura ni siquiera se molestó en tender la cama, no tenía tiempo para eso, lo único que sabía—mientas se dirigía hacia la puerta que Shizune abrió para ella, permitiéndole partir—era que tenía que ir en una dirección que seguir, tenía que proteger su hija y no le confiaría esa protección a nadie salvo a Sasuke y para que tal cosa sucediera ella misma debería ser testigo presencial de que su hija estuviera a salvo, esta vez las imposiciones de la aldea y las normas Shinobi bien podía irse al demonio y a ella en nada le hubiera importado, ella y su familia ya habían sacrificado mucho por la alea hasta entonces, pero eso ese acababa ahora; se reuniría con Sasuke y con su hija y no había más que hablar.


-¡¿Qué?!- Naruto chillo de incredulidad, la pregunta que acababa de oír era una completa locura.

Hasta ese punto de sus vidas Naruto había escuchado muchas cosas descabelladas en su vida, algunas dicha por él mismo, otros por aliados y otros por enemigos o meros conocidos, pero las maravillas nunca terminaban, pero esta pregunta tan descabellada superaba todo aquello que Naruto hubiera podido llegar a imaginar, tenía que ser una broma o algo así, solo eso podía ser. Frunciendo ligeramente el ceño con confusión Sasuke supuso que Sarada era más imaginativa de lo que Sakura había escrito que seria y obviamente sus dudas habían desencadenado esta pregunta tan descabellada, su ausencia había generado que las respuestas que Sakura podida dar para justificarlo fueran insuficientes y no culpaba a Sarada, él también había padecido por la difícil situación de no encontrar respuestas, tomando decisiones alocadas en el proceso, pero por ahora y aunque fuera necesario no podía ni quería pensar en esta duda sino más bien en lo que había conducido a Sarada hasta él. Su hija estaba frente a él, estaba a salvo y de eso se preocuparía de ahora en más y aun a costa de su vida de ser preciso, pero…por otro lado no sabía nada sobre Sakura, no sabía si estaba bien o no pero algo le decía que no era lo primero porque de ser así Sarada no estaría ante él, Sakura no hubiera permitido que algo así sucediera, y conociendo lo terca que era su esposa Sasuke no pudo evitar pensar que quizás—como en ocasiones anteriores—habría dicho que estaba bien, aun cuando no lo estuviera en realidad, Sakura insistía en mantenerse de pie y combatiendo sin importar que su propio cuerpo le gritara por descanso, en eso ambos eran idénticos, poseían el mismo espíritu combativo que no se rendía ni claudicaba ante nadie, pero Sasuke solo pudo rogar porque no fuera nada grave, aunque por ahora la única forma que tenia de obtener una respuesta era su hija que a su vez necesitaba una respuesta de su parte.

-¿Qué paso?- pregunto Sasuke, no teniendo la intención de contestarle, no sin saber detalles sobre Sakura.

-¿Qué paso…?- reitero Sarada, apretando las manos hasta casi conseguir herirse, su paciencia había llegado a su límite, ahora no podía callar. -¡Nunca estas en casa, eso es lo que pasa!, ¿Es que te mataría pasar tiempo conmigo y mamá? ¿O es que te da igual olvidar el rostro de tu propia hija?- soltó presa de una cólera que nunca antes había sentido, buscado distraída y rápidamente en el interior del bolso que llevaba extrayendo la fotografía que tantas dudas le causaba, alzándola para que su padre la viera, -¿Quién es esta mujer, a tu lado, usando los mismo lentes que yo?, ¿Realmente pensaste que yo, tu hija, solo le preguntaría a mamá sobre esto?- esta última pregunta fue pronunciada con sarcasmo, pero para frustración de Sarada su padre continuaba tan estoico e indiferente como en un principio, como si nada pudiera afectarlo, -¡Mamá no me dice nada, y tú nunca estas! No les puedo creer, ¿Por qué todo se tornó así?- inevitablemente tuvo que detenerse para recobrar sutilmente el aliento, tragando saliva para que su voz no se quebrara por sus emociones. -Solo dímelo, ¿Dónde has estado todo este tiempo y que has estado haciendo?- apretó los dientes con exasperación al decir esto último, porque no conseguía entender que lo había mantenido lejos de ella y su madre, como si no las amara.

Una parte de Sasuke obvio el hecho de que todas y cada una de estas maculas, de estas críticas e injurias eran algo que se merecía, ni aun cuando esa parte negativa de su pasado estuviera ahora prácticamente olvidada, él nunca podría olvidar los sentimientos que había tenido y que en parte aun tenia, era imposible olvidar parte de su naturaleza porque había actos que había cometido de los que no se arrepentían, más se había jurado a si mismo que nada doblegara o esclavizara ni su vida ni su existencia y el odio era lo primero que mantenía alejado de su corazón en memoria de su hermano y lo que él había hecho por su futuro. Sarada sabia toda la verdad sobre él, sabía de los crímenes que había cometido y porque, Sakura se había tomado la molestia de otorgarle sentido y lógica, pero su hija no sabía todo, no sabía los nombres de quienes había estado involucrados junto con él y prefería que esto continuara así, si Sarada persistía en su curiosidad correría todos los peligros que él había intentado exterminar y alejar de ella durante su ausencia, pero también sabía que no podría proteger a su hija para siempre, llegaría el momento en que estuviera imposibilitado porque ella debería luchar y defenderse por sí misma, pero hasta ese día la protegería tanto como a Sakura. La primera vez que había visto a Sarada, como una inocente bebé…inevitablemente había pensado en el incierto futuro que se cerniría sobre ella algún día; sufrimiento, dolor, perdida, temor, angustia, mentiras…él había pasado por todo esto, sabía que el mundo corrompía a la gente, era un lugar donde se debía luchar para sobrevivir y nada garantizaba—en ningún sentido—una vida más fácil para un Shinobi, pero si Sarada quería seguir ese camino es que tarde o temprano tenía que entenderlo, Sakura y él habían pasado por lo mejor y peor de sus vidas antes de tener a Sarada, y por lo mismo es que vivían para protegerla, ese era el deber de cualquier padre en el mundo y aunque no hubiera estado presente, pero lo había deseado con el alma; había deseado poder estar a cada momento junto a su esposa y su hija, pero tanto en su caso como en el de Sakura y Sarada…la vida nunca les había pedido su opinión. Sarada bien podía llegar a odiarlo, no le faltaban razones para hacerlo y a él no le importaría que fuera así, pero prefería eso a que ella corriera peligro, prefería vivir sabiendo que lo odiaba en vez de estar cerca de ella y no poder protegerla como había conseguido hacer hasta entonces y no cambiaría de parecer.

-Eso no es de tu incumbencia- contesto Sasuke escuetamente.

La última vez que había dado esa respuesta hace muchísimo tiempo había sido igualmente ante una niña, una inocente Genin de doce años y cabellos rosados que había estado enamorad de él y cuya inocencia aún continuaba existiendo, y aun hoy sus razones para decir estas palabras eran las mismas; entonces había querido proteger a Sakura si importar que ello conllevara alejarla de sí mismo, sin importar que eso significara no verla, si importar que entonces hubiera tenido que abandonar la aldea, arrepintiéndose por mucho tiempo el no haberla llevado consigo, el no haber pasado más tiempo con ella, pero eso era pasado, un pasado que no se podía, cambiar. Ahora decía estas palabras para su hija, por su protección, porque su compromiso con la aldea requería confidencialidad, Sakura había tenido que hacer lo mismo en su ausencia y él no podría entender ni en sueños lo difícil que debía ser mentirle o guardarle secretos la misma persona que vivía junto a ella, la última persona que había tenido el gusto de conocer y que había tenido razones de fuerza mayor para hacer tal cosa había sido su hermano Itachi y él había tenido grandes razones para hacerlo; el bienestar de la aldea y quienes vivían e ella, por esos ideales es que Sasuke vivía y perseguía el camino que había elegido, por su hermano y por el bien de otros. Había esperado muchas respuestas o al menos una porque ya no podía más con los secretos, había tenido fe en que su padre podría responder una pregunta, tan solo una bastaría para hacerle sentir que no todo en su maldita vida era una mentira, pero la respuesta de su parte la hubo dejado helada, era como si él no la amara, como si no se preocupara por ella, no era una mentira disfrazada como lo había hecho su madre por tanto tiempo, era una verdad que se le hubo clavado en el corazón como una daga, aturdiéndola, pero haciéndole ver que ya no sabía en quien podía o no podía confiar, mucho menos en su padre a quien no conocía, porque esa era la triste verdad, aunque el hombre ante ella fuera su padre, aunque ambos fueran Uchihas y compartieran la misma sangre…no lo conocía, ni él a ella.

-Bien, olvídalo- se rindió Sarada.

La Akimichi se mantuvo en silencio, reservándose su opinión para sí mientras veía partir a su amiga—no molestándose en cerrar la puerta tras de si—a quien jamás había visto tan molesta y frustrada en toda su vida. Era preocupante para Naruto ser testigo de una situación así, le recordaba el modo en que Sakura había sufrido y aguantado tanta afrenta cuando los tres habían sido Genin, cuando había tenido que arriesgar incluso su vida por Sasuke, un tiempo en que todo había parecido oscuro aún más oscuro de lo que era actualmente, y aun hoy Naruto se preguntaba en ocasiones si ese amor era correspondido, no quería resultar ofensivo en ningún contexto con Sakura ni mucho menos con Sasuke, pero el Uchiha era alguien casi imposible de leer y que siempre reservaba su opinión para sí mismo, incapaz de compartir sus sentimientos con nadie, siempre considerando que podía llevar cualquier carga por sí mismo y que no necesitaba de nadie, una característica que ni aun el tiempo o sus ideales habían conseguido cambiar pero Naruto no lo culpaba por pensar así, el mismo había creído y hecho igual muchas veces, pero esta vez todo era diferente, se trataba de su propia hija, todo lo demás debería quedar de lado por ella, pero Sasuke—como siempre—no parecía sentir nada. Sarada estaba permitiendo que las emociones la controlaran y como Shinobi que aspiraba a ser esto era un completo error, que Sasuke había cometido antes, que Sakura había cometido antes, si ellos habían aprendido de la vida del modo en que lo hacían aun en este punto de sus vidas, Sarada no podía conocer el mundo de otra forma, esa era la realidad, si se aspiraba cumplir algo u obtener respuestas se debía ser paciente, se debía ser tolerante y se debía aprender a ser cauto manteniendo las emociones en un punto muerto en pro de algo aún más importante, algo que incluso Sakura con lo emocional que era había aprendido a hacer, pues Sarada habría de hacer igual, si ella no lo aprendía ahora y por él, nunca podría aguantar la clase de mundo en el que tendría que continuar viviendo y aunque lo odiara…Sasuke elegía se quien le diera a entender esto.

-¿No deberías hablar con Sarada? Decirle porque no regresas a la aldea- advirtió el Hokage, preocupado por los sentimientos de esa niña y que en momentos así le recordaba tanto a Sakura.

-Saber porque hago, lo que hago, solo la inquietaría innecesariamente- discutió Sasuke, considerando cínico que quien sintiera compasión fuera Naruto precisamente, ya que él hacia igual con su propio hijo y eso Sasuke lo sabía bien.

-Puede que te acabe odiando- previno Naruto finalmente, porque ningún pare merecía tal condena, menos Sasuke.

-Tiene a Sakura- obvio el Uchiha, silenciando a Uzumaki, -a mí no me necesita, no tanto como cree- contrario convencido de esto.

Ni siquiera él creía en sus palabras, necesitaba de Sarada tanto como ella lo necesitaba a él y a Sakura, pero amaba a su esposa y a su hija, y por el bien de ambas las protegería erradicando cualquier amenaza, no viviría tranquilizo hasta entonces.


PD: lamento encarecidamente haber tardado pero quería hacer extenso este capitulo que levaba planeando desde hace tiempo, disculpándome por la demora de todo corazón pero esperando satisfacerlos a todos ustedes, mis queridos lectores :3 había prometido actualizar "La Bella & La Bestia" esta semana y "El Siglo Magnifico: Mito Mei & Mikoto" el fin de semana y lo cumpliré, dedicándome toda la semana a ello porque el lunes 12 volveré a clases,pero cumpliendo con lo dicho mi rutina no cambiara en nada, lo prometo :3 también les recuerdo que finalice el guion completo-diálogos y detalles menores-de la futura adaptación de la película "Avatar", por lo que les pido a los interesados que comenten cuando quieren que inicie el fic u otro que tengan en mente, esperando contar con su aprobación, por supuesto :3 como siempre la actualización está dedicada a DULCECITO311(que siempre está cerca y a quien dedico y dedicare todas mis historias, prometiendo iniciar los bosquejos de la secuela cuanto antes siendo que ya hice la portada :3) y a todos aquellos que sigan cualquier otro de mis fics :3 aclaro que los recuerdos dentro de este capitulo tienen lugar luego del capitulo "Matrimonio Uchiha" y antes de "Una Noticia Maravillosa", el próximo capitulo se titulara "Reencuentro" por lo que dejo a su imaginación los acontecimientos que sucederán :3 También les reitero que además de los fic ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "El Siglo Magnifico: El Sultan y La Sultana" (siguiendo el final que haré para el fic de "El Siglo Magnifico; La Sultana Sakura" e inspirada en la serie "Medcezir"), "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron cuya secuela comenzó su rodaje, y cuyo guion-de la primera película-ya he terminado), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia", que prometo actualizar cuando tenga tiempo) "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer) "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul"), por no hablar de las películas del universo de "el Conjuro" y que prometo iniciar durante y a lo largo de este año :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima.