—Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto, sino que son de la completa autoría de Masashi Kishimoto, mas la narración y/o pensamientos de los personajes (Sasuke, Sakura y Sarada) son de mi entera responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3 Les sugiero oír "Free Animal" de Foreign Air para Sasuke, "Middle Of The Night" de Elley Duhé para Sakura, "Darkside" de Neoni para Sarada y "Dusk Till Dawn" de Sia & Zayn Malik para el contexto del capitulo.


Todo parecía ser una especie de milagro en la mente de Sasuke; llevaba tantos años buscando el nombrado palacete o monumento edificado desde los días de la desgraciada Diosa Conejo Kaguya Otsutsuki, que ahora que finalmente su Rinnegan lo había transportado a una dimensión repleta de nieve y tres meses después de su despedida con su familia, apenas y sentía estar viviendo algo real, hasta tuvo el impulso de pellizcarse para corroborar que no estaba soñando, mas probablemente no serviría. Evidentemente la estructura estaba en ruinas pero aún permanecía en pie un altar de roca y sobre este un pergamino que Sasuke abrió y leyó superficialmente pero sin poder entender lo que estaba escrito, ni siquiera con su Rinnegan. Aunque alerta en todo momento como Shinobi que era, Sasuke fue sorprendido por un ataque por parte de un sujeto que parecía una especie de coloso con una constitución robusta; piel pálida, cabello grisáceo azulado corto conectado con una barba, y un cuerno como protuberancia sobre su ojo izquierdo, además de ojos blancos como los de los Hyuga, dejando en evidencia el Byakugan. Vestía una camisa azul pálido de cuello alto y con una cadena trasera, con un fajín gris alrededor de su cadera, cargando también con una corta túnica con bordes azules y triángulos al final, además de pantalones grises y zapatos planos color negro. Sasuke consiguió hacerse a un lado para evitar el ataque, observando con sorpresa a su agresor que alzó la mirada en su dirección.

—No esperaba que alguien, además de nosotros, pudiera entrar— comentó Kinshiki reconociendo el mérito del individuo ante él. —Soy Kinshiki Otsutsuki, y te recomiendo que te vayas ahora— aconsejó o se vería forzado a matarlo de un modo u otro.

—Oblígame— desafió Sasuke negándose a salir huyendo, mucho menos ahora.

Temperamental, irascible—como su esposa si lo pensaba—, rencoroso y temerario, Sasuke Uchiha no era conocido por desertar de un combate y esta vez no fue la excepción, desenfundando su espada y activando su Sharingan antes de responder a la agresión del Otsutsuki quien no dudó en hacer igual, sorprendido porque este humano fuera capaz de igualar su fuerza, bloqueando cada uno de sus ataques con cuchillas de chakra, ¿Quién era este individuo? Era solo un humano y sin embargo había algo muy peculiar en su chakra, pero no se dejó impresionar por ello y continuó su ataque forzando al Uchiha a retroceder y resquebrajando parte del techo del palacete mientras la batalla se trasladaba al exterior y desde donde un espectador observaba todo. Sasuke no se inmuto al ser empujado contra unas duras rocas, casi sonriendo ladinamente al cortar parte del cuerno del Otsutsuki pues lo que estaba en juego ahora superaba todo lo demás para él y por lo que se negó a claudicar aun cuando la fuerza de este individuo estuviera casi a su nivel actual, enviándolo de golpe al suelo y forzando al Uchiha a evadir sus ataques más que a confrontarlo, necesitaba recuperar parte de su chakra empleado en el viaje entre dimensiones…pero eso tomaría tiempo. Justo cuando Sasuke logró erguirse, Kinshiki se arrojó contra él cargando una especie de hacha de chakra, forzándolo a usar el Rinnegan para cambiar de lugar con una estatua próxima…eso estuvo cerca, pensó el Uchiha dejando libre un suspiro.

—¿Cambiaste de lugar con una estatua?— más bien afirmó el sorprendido Otsutsuki pues solo existía un modo de hacerlo y era inverosímil que lo tuviera un humano.

—Bajaste la guardia, Kinshiki— rió burlonamente el segundo Otsutsuki desde el techo del palacete. —Así que posees el Rinnegan, interesante— observó cuando el viento meció parte del cabello del Uchiha exponiendo su ojo izquierdo. —Dinos, ¿Qué estás buscando aquí?, ¿Dónde está Kaguya Otsutsuki?— interrogó sin saber cómo interpretar su presencia en ese lugar y las gloriosas habilidades que poseía.

—¿No lo saben?— cuestionó Sasuke sin dejarse intimidar. —Nos deshicimos de ella— prefería no ahondar en detalles que sabía los indignarían.

—Dinos lo que sepas— exigió el Otsutsuki frunciendo el ceño ante lo que ello implicaba.

—Lo siento, pero tengo otro lugar al que ir— se excusó el Uchiha falsamente, lanzando tres kunai a su aun agresor a modo de distracción.

—¡No escaparas!— protestó Kinshiki para cumplir con los deseos de lord Momoshiki.

Su chakra no aumentaría sino que se desgastaría más en esa batalla y que no era contra un Otsutsuki sino dos de ellos, quedarse no era una opción y por lo que aunque le resultase degradante Sasuke abrió un portal con su Rinnegan y se apresuró en correr a cruzarlo para que este se cerrase lo antes posible a su espalda, alejándolo rápidamente de esos sujetos. Su Rinnegan transportó a Sasuke a un lugar en el que siempre se sentía seguro cada vez que cruzaba entre dimensiones, se trata de dunas tras dunas de arena y en que brillaba un sol calcinante, mas los ojos del Uchiha de inmediato se enfocaron en el chaleco táctico de Konoha sobre la arena y que estaba ahí desde la Cuarta Guerra Ninja. Sakura pensó Sasuke sintiéndose mejor al estar cerca de cuando menos una parte de ella, y llenándose de esperanza porque volvería a casa por fin y volvería a ver a su hija. Hasta hoy, Sasuke había tratado de creer que quizás y como muchos Kaguya Otsutsuki simplemente había estado paranoica con la idea de ver amenazado su poder por sus propios hijos y que por ello había pretendido hacer al mundo su esclavo, pero ahora y para su desgracia el Uchiha había confirmado que había más de ellos; más Otsutsuki y mientras los hubiera y fueran una amenaza para Konoha y en especial para su familia, él daría todo de sí para derrotarlos, después de todo y aunque no lo considerara en demasía, tanto Naruto como él eran en parte Otsutsuki y eran los únicos capaces de acabar con una amenaza así. Ser la reencarnación de Indra Otsutsuki debía tener algo de provecho...


En su mente y a cada momento Sarada literalmente estaba rememorando la última misión que acababa de concluir, especialmente pensando en lo irritante que era Boruto, así como fastidioso, molesto, latoso, ¡despreciable! Pero como buena Uchiha que era no se permitía demostrarlo, empleando las habilidades que su madre le había enseñado desde pequeña para mantener al margen sus emociones y saludar cortésmente a la gente en su camino a casa, mas solo al llegar a lo alto de las escaleras en el departamento y por fin se permitió bufar para sí; en casa no tendría que pensar en nada, podía liberar sus frustraciones y lo hizo al introducir la llave en la cerradura de la puerta que cerró a su espalda, suspirando sonoramente y pidiendo paciencia para no acriminarse y deshacerse de su tonto compañero de equipo. Sabiendo que la misión de su hija finalizaba ese día, Sakura se encontraba sentada en uno de los sofás de la sala revisando expedientes médicos de sus pacientes y trabajo administrativo mientras escuchaba la puerta principal abrirse y cerrarse anunciando la llegada de alguien, sumado a un quedo suspiro cansino que evidenciaba frustración y era demasiado femenino para tratarse de Sasuke. Dejando su trabajo sobre la mesa por ahora, Sakura alzó la mirada hacia el umbral de la sala para ver aparecer a Sarada con una expresión cansada en el rostro y a quien la pelirosa saludó con una sonrisa para animarla y por lo feliz que estaba de verla de vuelta en casa y a salvo.

—Ya llegue— anunció Sarada aproximándose al sofá donde se encontrada su madre.

—Hola, preciosa— correspondió Sakura sin hacer desaparecer su sonrisa. —¿Qué tal tu día?— preguntó envolviendo en un abrazó a su hija cuando se sentó frente a ella.

—Terrible— suspiró la Uchiha cerrando los ojos y disfrutando del abrazo. —Nos entregaron las solicitudes para el Examen Chunin de este año, y por desgracia involucra trabajo en equipo todo el tiempo, lo que involucra al idiota de Boruto— ella quería hacerlo, quería formar parte de los Exámenes Chunin pero no con Boruto. —¿No hay forma de que haga esto sola, mamá? Tú eres lista, sabes que hacer— preguntó esperando que su madre tuviera alguna idea.

—Sarada, lo he intentado, pero por mucho que te esfuerces es imposible controlar lo que sucede todo el tiempo— determinó la Haruno rompiendo el abrazó y sujetando de los hombros a su hija para que ella lo tuviera claro.

—Debió ser difícil para ti— sonrió Sarada con un poco de humor, sabiendo lo difícil que era asumir aquello.

—Está matándome— asintió Sakura, apretando los dientes de solo pensarlo, —pero estoy sonriendo— intentó convencerse articulando una positiva sonrisa.

—Me rindo— bufó la Uchiha desplomando su espalda contra el sofá y sin una sola idea en el cerebro.

Trabajar en equipo con Mitsuki y Konohamaru Sensei era el menor de sus problemas porque al fin y al cabo eran tolerables y tenían ideas brillantes si la ocasión lo requería pero…y era un colosal pero, eso no se aplicaba en lo absoluto a Boruto que de una u otra forma tenía que ser el primero en todo, tenía que esforzarse por acaparar la atención pero aún más frustrante tenía que ser tan desdeñoso, molesto y arrogante para con su padre el señor Séptimo, ¿Es que no apreciaba cuando menos que su padre estuviera en la aldea? Sarada ya quisiera que su padre estuviera presente para los Exámenes Chunin, pero la última vez que había sabido algo de él—a la par que su madre—se había encontrado demasiado lejos como para tener la esperanza de volver a casa pronto…una pena. Sin hacer desaparecer su sonrisa intuyendo los pensamientos que daban vuelta por la mente de su hija, Sakura se esforzó arduamente por no suspirar de nostalgia por solo pensar en Sasuke, eligiendo cavilar en su lugar en cuan frustrada se había sentido en su día—teniendo la edad que Sarada—por tener a Naruto como compañero de equipo, le había tomado mucho tiempo ver lo positivo en el Uzumaki viéndolo en su lugar como un bobo irritante, burlón y estúpido…pero un día todo había cambio y Sakura había comenzado a verlo como alguien valiente, fuerte y muy capaz en todos los sentidos, alguien a quien admirar y que nunca se daba por vencido; Sarada quizá solo necesitaba ver a Boruto desde una luz diferente.

—Hija, a veces está bien ser una hoja al viento y ver donde cae— aconsejó Sakura sabiendo que no serviría intentar hacer que cambiara de idea.

—¿Aunque no nos guste lo que pase?— cuestionó Sarada únicamente, confiando en el buen juicio de su madre.

—En especial entonces, porque es cuando descubrimos que la vida trataba de enseñarnos algo— asintió la Haruno recordando cuanta desesperación había sentido en su día, a su edad. —Mira a tu padre, se resistió a ello durante casi una década solo para darse cuenta que no tenía porque— Sarada no era consciente de los errores de Sasuke pese a no conocerlos todos. —Es tan obseso por el control como yo, y como tú— confió en un susurró cómplice pues Sasuke no lo reconocería en voz alta.

—Y lo sufrimos— compadeció la Uchiha viviéndolo en carne propia. —¿Y esto que puede enseñarme?— preguntó viendo a su madre como la voz de la razón.

—Te enseña quien eres— aclaró la pelirosa pudiendo verse a sí misma en su hija…pero con notables diferencias. —Aunque creamos que le mostramos a otros quienes somos y estamos a cargo de lo que pasa, descubrimos quienes somos cuando no es así— esperar por Sasuke durante tantos años le había enseñado eso.

Sonaba predecible y quizás lo era hasta cierto punto pero era la verdad, los jóvenes veían todo como una crisis y no siempre apreciaban la enseñanza que podía encontrarse detrás de todo para ellos hasta que no fuera demasiado tarde, Sakura podía verlo ahora pues ya no era una inocente chica de trece años sino una mujer de ya treinta y tres años que había aprendido varias lecciones importantes de la vida hasta ese punto—y había llorado bastante como para no hacerlo—como para entender que una persona no siempre podía librar todas las batallas que se propusiera, sí que en algunas ocasiones era posible mas también se debía aprender a reconocer cuales batallas podía ganar y en cuales debía rendirse o plegarse a lo que fuera más conveniente o apropiado. ¿Confiar en el plan que la vida tuviera para ella? Era cien veces más fácil decirlo que hacerlo evidentemente, o bien quizás se debiera a que fuera egoísta, pero por su parte Sarada no podía confiar solo en eso sin importar que su vida dependiera de ello, quería tener la oportunidad de escribir su propio destino igual que su tío había hecho antes que ella, ¿Y no quería tener la oportunidad de ser Hokage acaso? Quería escribir su propio destino, no dejar que alguien lo escribiera por ella, pero su madre era mayor, tenía más experiencia y como tal Sarada no dudaría nunca de lo acertado de su consejo…aunque sí que verle el lado positivo a su tensa situación con Boruto era extremadamente complicado.

—Gracias por ser mi mamá— apreció Sarada en caso de que no se lo dijera lo suficiente.

—De nada, pequeña víbora— sonrió Sakura, inclinándose para besar en la coronilla a su hija.

En momentos así Sakura no se molestaba en pensar en el hubiera, en los problemas, en lo lejos que se encontraba Sasuke ni en nada más, Sarada era su familia y tan solo tener el placer de ver crecer a su hija y la mujer en que se estaba convirtiendo le brindaba una alegría infinita; los Exámenes Chunin…le costaba creer lo mucho que había crecido su pequeña de ya doce años, pero le enorgullecía al mismo tiempo que le provocaba temor, rememoraba lo que ella ya había experimentado a su edad y temía no poder ayudarla, protegerla ni darle las herramientas necesarias para sobrevivir, mas sabía que lo primordial era confiar en ella y sí que lo hacía. Sonriendo ante la acción de su madre, Sarada envolvió sus brazos alrededor de su progenitora en un cálido abrazo, sintiéndose como tonta ahora por haber dudado—en su momento—de que Sakura Uchiha fuera realmente su madre…ahora hasta podía reírse de aquello tras varios meses de ocurrido, pero también podía apreciar lo parecidas que eran su madre y ella lejos de cualquier duda, así como por lo mucho que amaban a su padre y deseaban que regresara, pero debían esforzarse por ser pacientes hasta que ello ocurriera otra vez y al menos esta vez no se había ido por años lo que en cierto modo consolaba a Sarada. Aunque sí que interiormente desearía que su padre regresara y pudiera entrenarla para los Exámenes Chunin, y pudieran pasar tiempo juntos.

Pero tendría que soñar con eso por ahora.


—¡¿Cómo te atreves a venir ahora?!— gritó Boruto al aire y más furioso que nunca.

Sentía como si la cabeza le fuera a estallar de una rabia que llevaba años conteniendo; podía pasar por alto a su padre el tener que soportar ser hijo del Séptimo Hokage, vivir bajo su sombra y tratar de ser una persona separada continuamente, con esfuerzo podía pasar por alto el ver melancólica a su madre cuando ella sabía su padre no regresaba a casa en días enteros y quizás con muchísimo esfuerzo podía pasar por alto que su hermanita Himawari estuviera triste cuando quería jugar con papá y él no estaba…pero en la mente de Boruto era absolutamente imperdonable que su padre faltara al cumpleaños de Himawari y pretendiera no hacerlo enviando un clon de sombra en su lugar, ¿Quién diablos se creía que era? La gota que colmó el vaso en la mente de Boruto fue el llamado al timbre de la puerta principal de la casa y ante lo que el Uzumaki corrió con todas sus fuerzas por los pasillo y bajó velozmente las escaleras, abriendo la puerta y lanzándose con el puño derecho para golpear a su padre…solo que no fue a él a quien encontró sino a una figura más bien oscura, de la misma altura—o puede que ligeramente superior—y edad que su padre, con el cabello y los ojos oscuros, piel clara y un semblante de autoridad que lo hizo estremecer, le imponía respeto mientras retenía su puño sin un ápice de esfuerzo, haciendo que Boruto retrocediera entre sorprendido y arrepentido por su propio exabrupto.

—Perdón, creí que se trataba de mi papá— se disculpó Boruto con un hilo de voz.

—Eres el hijo de Naruto— afirmó Sasuke siendo la primera vez que lo veía desde hace más de una década. —¿Tu nombre?— preguntó no estando seguro de recordarlo bien.

—Boruto Uzumaki— se presentó el rubio, absolutamente absortó por el hombre ante él.

—¿Quién es, Boruto?— preguntó Hinata encendiendo la luz del pasillo y deteniéndose en el umbral. —Sasuke, eres tú— reconoció con una irrefrenable sonrisa. —¿Cuándo regresaste?— Sakura y Sarada estarían felices de saber de su regreso.

—Hace unos momentos— contestó el Uchiha, inclinando la cabeza por respeto al verla. —¿Está Naruto?— era tarde, su tonto amigo debería estar en casa.

—No, debe seguir en su oficina— contrarió la Hyuga lamentando decepcionarlo.

—Entiendo— asintió Sasuke, resignándose a ir a la torre Hokage, —perdón por las molestias— se disculpó antes de darse la vuelta y proceder a retirarse.

Desearía no tener que darse tantas vueltas y simplemente comunicarle lo que había descubierto a Naruto para ir a casa y reencontrarse con Sakura y Sarada, habían sido meses separados, pero aceptó el que aún no podría irse a casa abandonando la entrada del hogar de los Uzumaki, sin poder evitar sentir algo de nostalgia del pasado ya que si bien habían diferencias muy marcadas Boruto se asemejaba mucho a Naruto pero físicamente, tenía su arrojó y valentía mas no parecía ir más allá de eso; casi sonrió ladinamente al pensar en el polo opuesto que era Sarada, tan parecida a Sakura que él muchas veces tenía que camuflar su sorpresa aunque según ella Sarada también tenía mucho de él, lo que Sasuke prefería fuera mínimo. Él es Sasuke Uchiha, el rival de mi papá…consideró Boruto mientras observaba la espalda de este hombre, el padre de su compañera de equipo y que con solo verlo le parecía el individuo más increíble y fuerte que hubiera visto, porque sabía que era así; era el único Shinobi que estaba al nivel de su padre, ¡Es genial! Absolutamente genial…pero el estar embelesado por el rival de su padre no distrajo a Boruto de lo que su progenitor había hecho y el solo hecho de recordarlo hizo que el Uzumaki regresara brevemente al interior de su casa por sus zapatos y tras colocárselos corriera con toda intención de llegar a la torre Hokage—quizás antes que el Uchiha—y pelear con su padre, lo ocurrido hoy era demasiado como para fingir que todo estaba bien y continuar ignorándolo.

—¡Boruto, espera!— gritó Hinata intentando alcanzarlo al darse cuenta de su acción.

—¡Voy a darla una paliza a mi papá!— gritó Boruto, no queriendo que nadie se le interpusiera. Pero alguien si lo hizo; el Uchiha sujetándole el brazo tras la espalda y haciéndolo detenerse. —¿Qué hace?— cuestionó con un quejido de incomodidad.

—Tu madre dijo que esperaras— señaló Sasuke carente de humor para lidiar con él.

—¡A usted no le incumbe!— protestó el Uzumaki pues eso no era su asunto.

—Cuidado con cómo me hablas, niño— acalló el Uchiha halándole el brazo como advertencia haciéndolo quejarse de dolor.

Como padre tenía toda la paciencia del mundo con Sarada, porque ella era su hija, porque al ser tan parecida a Sakura no había nada que pudiera negarle y por lo mucho que la amaba, pero también porque pese a su carácter tempestuoso—como el propio—difícil y reservado, Sarada no era una niña malcriada que intentaba probar quien era porque eso ya lo sabía, además—y gracias a Sakura porque evidentemente no lo había aprendido de él—tenía un profundo respeto por quienes la rodeaban y sabía cómo comportarse…el niño ante él—niño, porque no le parecía otra cosa con su actitud—por otro lado era la representación de lo que Sarada no era y el Uchiha lo decía en el sentido negativo. Le recordaba a su rivalidad con Naruto cuando ambos habían sido tan jóvenes pero con la diferencia de que Sarada estaba en el camino correcto y este chico en el equivocado, aparentemente. No queriendo perder el tiempo en tonterías, Sasuke soltó al chico que se quejó mientras Hinata se situaba a su lado y lo sujetaba de los hombros para impedirle que continuara con su plan de ir y confrontar a su padre; Hinata mentiría si dijera que esta acción por parte de Naruto no le había herido, pero la solución no era confrontarlo a golpes. Estirando su brazo derecho hasta dejar de sentir la incomodidad producto del agarre del Uchiha, Boruto no cambio de idea pero sí que se detuvo a pensarlo mientras alzaba la mirada, sorprendiéndose al ver que el señor Sasuke ya no estaba…


Es lo opuesto a Sarada, pensó Sasuke tranquilamente para sí mientras continuaba con su camino por las vacías calles, doblando en la esquina tras la residencia de los Uzumaki y sorprendiéndose al encontrar la antigua chaqueta de Naruto que había usado en sus días de Genin tirada en el suelo, ¿Qué hacía ahí? Se inclinó para recogerla, alzando la mirada y notando que la ventana de la parte trasera de la casa estaba abierta; alguien debía haberla arrojado y sin necesidad de ser adivino Sasuke supuso que ese alguien era Boruto Uzumaki. Le provocaba un poco de curiosidad, era un molesto chico de doce años, ruidoso y escandaloso como Naruto…pero también era muy diferente de él al mismo tiempo, Sasuke lo había visto en sus ojos y no pudo evitar reflexionar en ello mientras recorría las calles apenas pobladas hasta llegar a la Torre Hokage, esperando que aquello que iba a informar no tomara mucho tiempo. Mientras se acercaba a la oficina del Hokage, Sasuke advirtió que Naruto se encontraba reunido con Shikamaru pues podía distinguir perfectamente sus voces con cada paso que daba ya que la puerta no era precisamente impermeable de sonidos sino todo lo contrario, mas ello no le importó al Uchiha, abriendo la puerta sin necesidad de tocar—tenía o se tomaba ese privilegio más bien—y arrojando el pergamino que traía y que cual shuriken giró en el aire directamente hacia el escritorio del Hokage, siendo atrapado por Naruto que lo observó con curiosidad.

—Un recuerdo del palacio Kaguya— explicó Sasuke al cruzar el umbral de la puerta.

—Sasuke— reconoció Naruto con una inevitable sonrisa, feliz de volver a verlo.

Incluso Shikamaru de pie junto a su escritorio, intentando ayudarlo a ordenar todos los papeles y archivos que atestaban su escritorio como Hokage, estaba feliz de volver a ver a Sasuke especialmente porque todos habían creído que estaría más tiempo lejos de Konoha pero aparentemente solo había necesitado ausentarse por…¿Tres meses? Y ya había obtenido resultados. Inclinando la cabeza en señal de reconocimiento para con Shikamaru que hizo igual, sin necesidad de arrebatos emocionales bobos como los que sin duda seguía teniendo Naruto, Sasuke cerró la puerta tras de sí y se acercó al escritorio mientras su tonto mejor amigo y Hokage abría el pergamino y lo desdoblaba para intentar leer su contenido, mas Sasuke tenía claro que no podría; él ya de por si había intentado hacerlo durante el tiempo que le había tomado regresar pero el contenido del pergamino era ilegible para su Rinnegan lo que lo preocupaba y no poco; Kaguya había temido a su propio clan, ¿Por qué lo haría si estos fueran una amenaza real? Naruto y él eran las reencarnaciones de los hijos del Sabio de los Seis Caminos; Ashura e Indra Otsutsuki respectivamente y por lo que en cierto modo podían agradecer el contar con habilidades que pudieran ayudarlos a lidiar con esta amenaza—Kinshiki y Momoshiki Otsutsuki—, pero eso no quería decir que el peligro realmente hubiera pasado sino todo lo contrario; debían tomar medidas ya.

—¿Qué dice?— preguntó Shikamaru intuyendo un posible peligro en ello.

—Ni idea, no entiendo nada— sonrió Naruto nerviosamente haciendo que su amigo entornara los ojos. —Pero tengo un mal presentimiento— un pergamino como ese no escondería una noticia precisamente venturosa.

—Tampoco pude leerlo con mi Rinnegan— respaldó Sasuke igualmente preocupado.

—Lo descifraremos— intentó sosegar Shikamaru, pudiendo empatizar con su preocupación para con su familia. —Por fin encontraste el palacio Kaguya— celebró pues muchos habían creído que no lo conseguiría en tan poco tiempo.

—Sí, y a dos sujetos muy extraños, Otsutsuki— advirtió el Uchiha no necesitando dar detalles del enfrentamiento ocurrido pues ellos ya lo adivinaban. —No me siguieron, logre perderlos— aclaró ante la expresión de preocupación de Shikamaru y Naruto.

—Otsutsuki…— repitió el Uzumaki sintiendo que se le oprimía el corazón por pensar en Boruto, Himawari y en Hinata…no se perdonaría si les sucediera algo.

—La amenaza no ha pasado aun, al contrario, puede que esto sea a lo que temía Kaguya— señaló Sasuke siendo objetivo en sus preocupaciones.

—¿Crees que signifique otra guerra?— cuestionó el Nara temiendo que así fuera.

—No es seguro, no sin analizar el pergamino, solo para empezar— diferenció el Uchiha pero sin restar importancia al asunto, no había como. —En fin, debo irme— se excusó, mas recordando algo importante. —Pero antes tenía que entregarte esto— mencionó extrayendo del interior de su capa la antigua chaqueta de su bobo amigo rubio.

—Mi chaqueta— reconoció Naruto con sorpresa, sosteniéndola en sus manos. —¿Por qué la tienes?— preguntó realmente curioso al respecto.

—La encontré tirada fuera de tu casa— contestó Sasuke viéndolo asentir únicamente. —Y conocí a tu hijo, se ve igual a ti cuando eras joven— en el aspecto físico, claro.

—No, no es como yo— contrarió el rubio con pesar y una tenue sonrisa de orgullo. —Se parece más a ti...no, incluso es diferente de ti— Sasuke no supo si sorprenderse u ofenderse con ello. —Su ropa siempre esta impecable; nosotros somos cosa del pasado— el mundo estaba cambiando y los Ninja con ello.

—Te crees lo que aparentas— negó el azabache con una perspectiva muy distinta. —El espíritu Shinobi nunca cambia, y eso va para tu hijo también— lo había visto con su padre, con su hermano, consigo mismo y ahora con Sarada.

—¿Ah sí?— desafió Naruto sin estar seguro de creerle. —Creo que yo he ganado esta discusión— por ahora cuando menos.

—Ya veremos, perdedor— correspondió Sasuke, defendiendo su postura al respecto.

Había errado en su camino y mucho, se había desviado de los ideales en que había creído su hermano e incluso había pensado en destruir Konoha o el sistema Shinobi, solo para empezar; pero al final había podido rectificar, había comprendido sus errores y aprendido de ellos, había iniciado un nuevo camino y día a día se esforzaba por ser lo mejor que pudiera ser, queriendo creer que su hermano, su madre y su padre estarían felices si lo vieran, por lo que en definitiva un Ninja nunca cambiaba, podía ser diferente en cierto modo pero no dejaba de ser un Ninja. Naruto únicamente sonrió en su lugar con una expresión cansada en los ojos y Sasuke tuvo la tentación de decirle que se fuera a casa, que había visto a su hijo y que este estaba enfadado con él, que debía pensar en su familia…pero no sentía tener derecho para hablar del tema y por lo que prefirió callar, sonriendo ladinamente en su lugar antes de retirarse. Kaguya había tenido miedo a algo, algo que ni Naruto, ni él, ni nadie podía alcanzar a dimensionar, ¿Eran estos sujetos? Aunque se le figuraban problemáticos por un tiempo, Sasuke no los veía como la gran amenaza que había aterrorizado a la Diosa Conejo, es decir, con esfuerzo y preparación quería creer que Naruto y él podrían con ellos tal y como habían hecho durante la Cuarta Gran Guerra Shinobi junto a Sakura y Kakashi. Pero a falta de mayor información sobre esta amenaza todo cuanto les restaba era estar alerta y velar por quienes les eran más preciados y eso es lo que Sasuke haría.

Necesitaba estar con su familia.


—Señor Sasuke— llamó Boruto, corriendo hacia la entrada de la torre mientras veía aparecer al Uchiha. —¿Vio a mi papá?— preguntó esperando que su progenitor estuviera arrepentido por haber faltado a su palabra.

—Hable con él— afirmó Sasuke sin comentar nada más pues Naruto no le había dicho nada. —Ibas a darle una paliza, ¿no?— mencionó sosteniendo la mirada al chico. —Suerte con eso— alentó instándolo a cumplir con su amenaza.

Habiendo abandonado la Torre Hokage hace unos instantes, Sasuke tenía la intención de ir directamente a casa y reunirse con su familia como tanto deseaba pero nuevamente algo o alguien se cruzaba en su camino, primero se había tratado de Boruto Uzumaki que no le había agradado para nada, luego se había tratado de Naruto y el tener que entregarle el pergamino que había encontrado mas ya había terminado con eso, pero ahora, estando libre de responsabilidades y solo deseando regresar a casa, Sasuke veía obstaculizado su deseo nuevamente por el molesto hijo de Naruto que estaba empeñado en pelear con su padre, normalmente Sasuke no se entrometería pero nunca estaba de más recordarle a un chico como él el orden de las cosas. Aceptando el desafió, Boruto corrió hacia el Uchiha para pasar junto a él que simplemente bloqueó su avance con una patada en el estómago que hizo retroceder al Uzumaki a causa de la sorpresa, haciéndolo caer de espaldas sobre el suelo mientras el Uchiha lo observaba con indiferencia; Boruto no estaba acostumbrado a que lo hicieran sentir inferior, incluso en sus misiones junto a sus compañeros Mitsuki, Sarada y Konohamaru Sensei siempre buscaba destacar a su manera y probar que podía ser brillante, mejor que su padre o que podía estar a su nivel cuando menos, pero esta era la primera vez sería en su vida que alguien—que no fuera Sarada cabe añadir—lo hacía morder el polvo y sentirse derrotado, y no sabía que sentir.

—¿Por qué hace esto?— cuestionó Boruto, levantándose lentamente del suelo.

—¿Piensas golpearlo con tan poca fuerza? No me hagas reír— menospreció Sasuke observándolo fríamente. —Ten esto claro, por mucho que lo intentes ahora, no podrás hacerle nada, no eres lo bastante fuerte— era solo un Genin, un niño de doce años.

—¿Y a usted qué le importa lo que yo haga?, ¿Por qué se entromete?— inquirió el Uzumaki sin saber que sentir porque alguien se cruzara en su camino de esa forma.

—Mira, estoy cansado y solo quiero irme a casa, así que te sugiero que hagas lo mismo o te romperé hueso por hueso hasta que lo hagas— advirtió el Uchiha llevándose la mano a las sienes con un gesto agotado. —No serias el primer mocoso que me saca de quicio; a mí no me molesta— quizás hasta se entretendría un poco.

Sasuke se abstuvo de sonreír ladinamente, sí que se había redimido y había dejado atrás sus crímenes pasados hace tiempo, volviendo a ser un Shinobi leal a la Aldea de la Hoja—más por su esposa e hija que por lealtad propia que no involucrara la memoria de su hermano—, pero eso no quería decir que Sasuke hubiera olvidado su esencia porque no lo había hecho, seguía siendo temperamental, irascible, de humor impredecible y escasa paciencia, puede que la paternidad—igual que la maternidad en el caso de Sakura—lo hubiera suavizado un poco, pero no más. Aunque veía a este hombre como una figura distante y cargada de autoridad, una autoridad que no percibía en su propio padre, Boruto no se dejó amedrentar por la amenaza del Uchiha, realizando la posición de manos del Jutsu Clones de Sombra, invocando a tres clones y volviendo a abalanzarse contra el Uchiha pero fue igualmente fácil para Sasuke evadir los ataques del rubio y deshacerse de sus clones con tres secos golpes en que los hizo desaparecer, sujetando al verdadero Boruto del brazo derecho por la espalda para impedirle moverse, no teniendo tiempo que perder jugando con él, prefería hacerlo con su hija pero incluso en ese caso era tarde para hacerlo. Boruto pensó en decir algo, quizás quejarse pero no sería correcto claudicar y por lo que prefirió callar, mas increíblemente el Uchiha le soltó el brazo un instante después permitiéndole voltear a verlo. ¿Quién era realmente Sasuke Uchiha? Era absolutamente increíble.

—¿No dijo que iba a romperme los huesos?— inquirió Boruto, sin entender el por qué lo había soltado después de su amenaza.

—Cambie de opinión, porque ahora eres consciente de tu nivel— aclaró Sasuke así como porque no le concernía a él disciplinar a un niño.

—¡Es genial!— elogió el Uzumaki, admirando totalmente al hombre ante él.

—¿Qué?— cuestionó el Uchiha, debía haberse perdido algo porque no entendía nada.

—Es tal y como dicen los rumores, es el mejor Shinobi que existe, el rival de mi padre— citó el rubio, fascinado. —Quiero ser su alumno, entréneme— solicitó viendo la oportunidad ante él y sabiendo que el Uchiha sería el mejor maestro posible.

—¿Quieres que te entrene?— repitió el azabache no sabiendo si sentirse sorprendido o halagado por ello.

—Por favor, necesito superar a su padre— insistió Boruto inclinando la cabeza como señal de respeto. —Hoy era el cumpleaños de mi hermana y en lugar de presentarse envió un clon— mencionó aun furioso por lo mismo. —No, no es solo eso; estoy cansado de que me comparen con él— ser el hijo del Séptimo Hokage era una carga que no quería llevar. —Usted fue su rival, estoy seguro de que puedo ser mi propio yo si entreno bajo su tutela— quería ser diferente, quería ser como él.

—Quieres probar que eres diferente a tu padre, desligarte de su sombra—consideró Sasuke en voz alta. —Curioso— le recordaba a sí mismo en su infancia. —¿Puedes hacer el Rasengan?— indagó viendo al Uzumaki bajar la mirada. —Logra eso primero, y quizás hablaremos— condicionó pasando junto al rubio y continuando con su camino. —Sabes dónde encontrarme— agregó sin necesidad de voltear.

Mientras Boruto gritaba desde su lugar que aprender a hacer el Rasengan era sencillo y que podría manejarlo rápido—lo que el Uzumaki esperaba poder lograr, aunque no tenía por qué exteriorizar sus dudas—, Sasuke continuó con su camino tranquilamente mas ello no quería decir que no estuviera escuchando sino lo contrario. Naruto evidentemente tenía motivos para ausentarse de casa, era el Séptimo Hokage y tenía responsabilidades pero si Sasuke encontraba instancias de pasar tiempo con su hija que era lo que anhelaba con el alma y estar junto a Sakura que le era indispensable, ¿Cómo es que Naruto descuidaba a su familia de este modo? Desligarse de la sombra de alguien...si no estuviera tan cansado y deseoso de regresar a casa, Sasuke habría sonreído ladinamente porque en cierto modo Naruto había tenido razón; Boruto no se le parecía fuera del aspecto físico, pero si le recordaba a sí mismo a Sasuke cuando había sido incluso más joven que él, cuando había sido inocente, cuando había tenido sueños de un futuro tranquilo, cuando había vivido bajo la sombra de Itachi y tratado de probar incansablemente que era una persona diferente de él, que podía ser mejor o cuando menos diferente, y sí que le había tomado mucho tiempo demostrarlo. Naruto, nuestra discusión aún no ha terminado, se dijo Sasuke mentalmente decidiendo aceptar la solicitud del hijo de Naruto pero no se lo diría hasta que el chico consiguiera ejecutar el Rasengan, porque quería conocer sus capacidades…


Era una noche perfecta, una de tantas y en que después de un largo día de trabajo Sakura podía darse el gusto de respirar tranquilidad mientras su hija se preparaba para irse a la cama, ingresando en la sala para ordenar sus documentos del hospital cuando escuchó la puerta principal abrirse...y solo conocía a una persona—fuera de ella y Sarada—que tenía la llave, volviendo la mirada por sobre su hombro cuando escucho la puerta cerrarse y unos instantes después vio a Sasuke cruzar el umbral de la sala, enfocando inmediatamente su mirada en ella. Tan pronto como vio a Sasuke, el inmediato pensamiento que Sakura tuvo fue que en definitiva y sin darse cuenta se había quedado dormida porque aquello no podía ser real, Sasuke no podía haber vuelto y nada más intentar creer que él hubiera regresado de alguna forma maravillosa la hizo perder el equilibrio y desmayarse, sorprendiendo al propio Sasuke quien se dio prisa en situarse junto a ella y envolvió su brazo alrededor de su cintura para impedirle caer. Cargando a su esposa y manteniéndola muy cerca de su pecho, Sasuke siguió el camino hacia su habitación—sin advertir la presencia de Sarada observándolo todo desde el umbral del baño y cubriéndose los labios—mientras él ingresaba a su habitación cerrando la puerta tras de sí. ¿Realmente su regreso conseguía causar semejante revuelo o Sakura se había vuelto aún más emocional que en sus días de Genin? En el mejor sentidos, pensó recostando a Sakura sobre la cama.

—Sakura— llamó el Uchiha, quitándose la capa y zarandeándola ligeramente. —¿Sakura?— acunó el rostro de ella, acariciando su mejilla. —Sakura, abre los ojos— insistió sin poder contener una sonrisa ladina y viéndola reaccionar lentamente.

—Sasuke…— suspiró la Haruno, absolutamente extasiada de que él estuviera ahí con ella.

—Te traeré un poco de agua— determinó Sasuke en voz alta, preocupado por ella.

—¡No!— protestó Sakura sujetándolo de los hombros. —No te vayas, no me dejes de nuevo— rogó quizás con más vehemencia de la que pretendía. —Perdón por desmayarme, estaba emocionada y espere demasiado— se disculpó con una sonrisa nerviosa apenas y pidiendo creer que él realmente estuviera ahí con ella.

Sonaba desesperada por no decir otra cosa pero por primera vez en mucho tiempo a Sakura no le importaba la imagen que estuviera dando porque aquello era la realidad, su realidad; amaba a este hombre con cada fibra de su ser y no podía soportar pasar más tiempo alejada de él, y en su propia arrogancia—la única que podía permitirse como hombre—, Sasuke no pudo evitar sonreír ladinamente, recargando su peso en su brazo derecho para no aplastar a Sakura e inclinando su rostro sobre el suyo para encontrar sus labios lentamente, escuchando a Sakura gemir y sintiéndola arquearse en medio del beso…la había anhelado por tanto tiempo, tanto como ella lo había anhelado a él. Rozando lentamente sus labios, como si temieran estar dentro de un sueño, el contacto lentamente se hizo más apasionado; el Uchiha mordiendo los labios de su esposa que le dejo recorrer su boca con su lengua, envolviendo sus brazos alrededor de su cuello mientras él trazaba cada una de sus curvas a través de la ropa. Estar alejado de Sakura era una tortura, la peor que pudiera existir y continuamente lo llevaba a sentir envidia de quienes conocía y podían estar con sus esposas siempre que quisieran…pero cada vez que pensaba en eso se recordaba que ninguno de ellos sabría nunca lo maravilloso que era sentir placer por el mínimo hecho de respirar el mismo aire que quien amaba, tocar su piel, escuchar su voz y aceptar que tanta espera finalmente había acabado mientras rompían el beso para recuperar el aliento.

—Te extrañe demasiado— suspiró Sasuke contra sus labios, lo suficientemente distante de ella como para contemplar sus hermosos ojos esmeralda

—Creo que yo te extrañe más— compitió Sakura con una ligera sonrisa haciéndolo entornar los ojos. —Hazme olvidar todo el tiempo que estuviste lejos— pidió rozando lentamente su nariz contra la suya. —Solo quiero repetir tu nombre— en palabras no explicitas, quería que la hiciera suya hasta el cansancio.

Incapaz de negarle nada a Sakura, muchísimo menos si ese algo era algo que él mismo deseaba con idéntica desesperación, Sasuke volvió a inclinar su rostro sobre el de su esposa y reclamó sus labios sin miramientos, con deseó y frenesí mientras con su mano derecha desabrochaba su blusa, abriendo la tela y exponiendo su perfecta desnudez a sus ojos mientras ella le desabrochaba la camisa, ambos guiándose por el calor de sus cuerpos y despojándose de cada prenda de ropa que pudiera molestarles ni interponerse en su camino, con los suspiros que evocaban los roces de su cuerpo contra el del otro en gemidos de excitación. Si bien los besos que compartían podían parecer puro fuego, encontrando desesperadamente sus lenguas y afianzando sus respectivos agarres a la piel del otro esperando dejar alguna marca o moretón que les recordase este reencuentro, Sakura sonrió al notar la particular ternura impresa en la forma en que Sasuke acariciaba su piel, deteniéndose una milésima de segundo en distintas parte de su anatomía; tocando, apreciando, rememorando para parte de ella con reverencia absoluta, absorbiendo todo a su paso, descendiendo sus labios por el cuello de su esposa, Sasuke no pudo evitar entretenerse remarcando el escote y pechos de su esposa con sus labios y su tacto, separándole las piernas en un gesto ya habitual que la hacía estremecer porque aquella no sería una entrega lenta y pausada, ya habría tiempo esa noche para ello pero por ahora solo quería hacerla suya y ya.

El momento tan ansiado finalmente llegó cuando Sasuke penetró en el interior de su esposa con una sola estocada, forzando a Sakura a articular un silencioso gemido, echando la cabeza hacia atrás y buscando los labios de su esposo, no pudiendo olvidar que no estaban del todo solos en el apartamento y aunque quizás Sarada fuese a dormirse pronto no iban a montar un escándalo…eso ya podrían dejarlo para cuando se encontrasen realmente solos, hasta entonces debían tratar de contenerse pero sí que no era fácil y como prueba Sasuke casi le mordió el cuello al romper el beso, comenzando a moverse y tratando de hacer el menor ruido posible. Sintiendo a Sakura arquearse mientras él comenzaba a moverse, lenta pero profundamente y centímetro a centímetro, Sasuke cerró los ojos con fuerza, jadeando ásperamente contra el cuello de su esposa desde la parte posterior de su garganta, maravillándose ante la abrumadora e inigualable sensación de volver a ser uno solo con ella, acariciando la curva de sus caderas con su mano y pegando su frente al costado del cuello de su esposa al guiar el vaivén de las embestidas; solo habían sido tres meses pero que se habían tornado una eternidad en su mente de tal modo que no recordaba ocasión pasada en que el sexo se hubiera sentido tan bien…no, nunca era solo sexo, no entre ellos, es decir, la intención y el deseo podía serlo pero al final el torrente de sentimientos era demasiado como para ningunearlo calificándolo de tal modo.

Deseando desahogar el deseo que sentía por su esposa para dejar de tener sexo con ella y realmente hacerle el amor, demostrándole realmente cuanto la había extrañado durante todo este tiempo, Sasuke afianzó su agarre sobre las caderas de su esposa, penetrando más profundamente en su interior y recibiendo a cambio los tenues—obviamente no queriendo despertar a Sarada—cantos de sirena que eran los gemidos desesperados de Sakura mientras cerraba el espacio entre sus cuerpos, arqueándose aún más contra él y permitiéndole tomarla como quisiera. Sintiendo a Sasuke casi envolver por completo su brazo alrededor de su estrecha cintura para cambiar la posición haciendo que ahora ella se encontrase a horcajadas sobre su regazo y sujetándose de sus hombros, Sakura pegó su frente a la suya, halándole el cabello en busca de un nuevo beso, arañándole a medias el pecho y abdomen mientras lo dejaba marcar el ritmo, demasiado superada por la emoción del momento como para permitirse otra cosa que disfrutar. Estaban demasiado cerca del clímax y ambos lo sentían mientras las embestidas se tornaban cada vez más torpes y descoordinadas pero no les importaba; habían suspirado tanto por eso...superada por el orgasmo y que la sorprendió antes de que pudiera prepararse, Sakura enterró su rostro contra el hombro de Sasuke para contener un grito agudo, arqueándose contra él y chocando sus pechos contra su torso, temblando mientras se abrazaba a él.

Era el mayor placer egoísta que podía y siempre quería permitirse lo más posible; hacerla gemir y gritar su nombre, hacerla temblar, estremecer y acabar por su causa, ser el único en poder llamarla suya…y ser el único que podía considerarse suyo en cuerpo y alma, sosteniendo firmemente las caderas de su esposa en esa última estocada, gruñendo para acallar un gemido ronco contra los pechos de su esposa, afianzando el agarre de su brazo alrededor de la cintura de Sakura para mantenerla contra si mientras se derramaba en su interior. Sintiendo a Sakura temblar y escuchándola jadear mientras se recostaba sobre la cama y esforzaba por recuperar el aliento tanto como él—solo que no se permitía demostrar cuanto lo afectaba su deseo y amor por ella—, Sasuke lentamente se retiró del interior de su esposa y se recostó a su lado observando el techo de la habitación y conteniendo una sonrisa ladina, mas viendo por el rabillo del ojo la sonrisa que adornaba los labios de su esposa; ella sonreía por los dos. Un par de segundos después—quizás un minuto—Sasuke volvió la mirada hacia su esposa, sonriendo ladinamente de manera tan particular que hizo reír Sakura pero no porque le propusiera fuera descabellado o irrisorio—le había dicho lo mismo en su noche de bodas—sino porque ella no tenía como negarse, acercándose a su esposo por un nuevo beso, recostándose contra su torso y rozando sus pechos contra su piel en el proceso mientras él la dejaba montarlo.

¿Lo hacemos de nuevo?


La mayoría de las veces Sasuke podía sentir cuando es que estaba soñando, era como una especie de escalofrío y deja vu al mismo tiempo pero que no sabía cómo explicar del todo, pero usualmente todo lo que soñaba eran cosas felices o pacificas desde que estaba junto a Sakura, mas en esta ocasión y recorriendo los pasillos de su casa que se encontraban en penumbras y profundo silencio se sentía nervioso porque llevaba años sin soñar algo que se sintiera remotamente parecido. Interiormente nervioso y sin saber del todo como conducirse en ese momento pese a encontrarse en su propio hogar, Sasuke cruzó el umbral del pasillo hacia la sala, paralizándose apenas distinguió a la figura que estaba esperándolo, con las manos cruzadas sobre su vientre y una sonrisa absolutamente inconfundible; se trataba de una mujer de piel blanca como el alabastro y largo cabello azabache con reflejos azulados que caía tras su espalda salvo por un ligero flequillo que enmarcaba su rostro de penetrantes ojos oscuros, característicos de los Uchiha, vestida sencillamente por una holgada blusa púrpura oscuro y falda color ciruela hasta las rodillas, completando su imagen con sandalias Shinobi azules. Habían pasado años pero aún en sueños le era imposible olvidar el rostro de su madre y mucho menos no sentirse nervioso a la par que herido por ello…¿Por qué? Después de años de calma y habiendo aprendido a sobrellevar el dolor, ¿Por qué estaba soñando con el pasado precisamente ahora?

Sasuke— reconoció Mikoto con una sonrisa cargada de nostalgia. —Eres el hombre que no llegue a ver— apreció orgullosa de ver a su niño convertido en un hombre. —Duele mucho, hijo mío, son muchas heridas, pero ahora soy feliz— su sonrisa creció ligeramente porque no había nada más que pudiera pedir. —Sarada será un prodigio del que todos estemos orgullosos— la próxima Hokage si el destino lo permitía.

Ver a su madre aunque solo fuera en sueños resultaba dolorosamente impactante para Sasuke quien deseó quedarse solo con las palabras de su progenitora, pero le fue imposible pues solo un instante después de escucharla a su mente vinieron las dolorosas y desgarradoras imágenes de la Masacre Uchiha; sabia y aceptaba el por qué su fallecido hermano había hecho eso hacia tantos años, pero olvidarlo era imposible...abriendo los ojos de golpe y jadeando mientras recuperaba la consciencia—volviendo a la realidad—, Sasuke apoyó su brazo derecho en el colchón bajo su cuerpo para sentarse rápidamente sobre la cama, bajando pesadamente la cabeza y sintiendo como el sudor goteaba por su frente, sentía un dolor profundo en el alma y el miedo recorriéndolo por completo, un sentir que llevaba años esforzándose por exterminar pero nunca lo conseguía realmente y odiaba sentirse vulnerable en circunstancias como estas. Ya era de día, el sol ya había salido pero aparentemente no hace mucho por el brillo de sus reflejos contra las ventanas iluminando la habitación, mas Sasuke no pudo concentrarse en nada fuera de ello fuera del hecho de que estaba en casa, volviendo la cabeza hacia su diestra en busca del rostro de Sakura quien esperaba siguiera durmiendo a su lado …pero para su preocupación y pánico—tras aquella pesadilla—su esposa no estaba por ningún lado; el lugar junto a él estaba vacío y la ropa de ella no estaba a la vista, ¿Dónde estaba?

—¿Sakura?— llamó el Uchiha con voz temblorosa. —Sakura, ¿Dónde estás?— llamó, más seriamente y apartando las sabanas para tomar su ropa y proceder a vestirse.

—Aquí— contestó la Haruno cruzando el umbral del baño y terminando de peinarse el cabello con las manos. —¿No puedes despertar sin mí?— preguntó con fingida superioridad mientras enfocaba su atención en su esposo. —¿Qué paso?, ¿Una pesadilla?— inquirió preocupada por el brillo en sus ojos y su expresión.

—No, solo fue…un sueño— sosegó Sasuke intentando convencerse a sí mismo de ello y agradeciendo que ella estuviera bien.

—¿Quieres hablar de eso?— sugirió Sakura, inclinándose para recoger la camisa de su esposo del suelo y aproximándose a la cama para ayudarlo a vestirse.

—No, estoy bien— negó el azabache no queriendo hacer un escándalo de esto; lo que en realidad quería era olvidarlo.

Ya de por si detestaba la sensación de ser tan vulnerable; ser vulnerable como padre era algo con lo que podía lidiar pues Sarada era invaluable e irremplazable en su vida; y ser vulnerable con su esposa era algo distinto porque se trataba de un sentimiento puro y que nacía de la veneración—así como profundo respeto—que sentía por ella, pero sentirse vulnerable por el pasado y los demonios que aún lo perseguían era algo que Sasuke no iba a permitirse, no si podía evitarle un disgusto o preocupación innecesaria a su esposa. Eligiendo creer en la palabra de Sasuke pero sin poder evitar preocuparse de cualquier cosa que pasara por su mente, Sakura no asintió ni negó mientras lentamente abotonaba la camisa de su esposo aprovechando la cercanía entre ambos para acariciar su piel y músculos en el proceso, arañando sus abdominales un intento por distraerlo de sus preocupaciones, obteniendo toda la atención de Sasuke que inclinó su frente para pegarla contra la suya, disfrutando de poder respirar el mismo aire, deseando recostarla sobre la cama, romperle la ropa y hacerla suya hasta el cansancio. Pero en cuanto el Uchiha tuvo este pensamiento, notó que Sakura estaba perfectamente vestida; aquella elegante blusa-chaqueta qipao rojo de cuello alto y cerrado, sin mangas y que realzaba su figura exponiendo su vientre con el emblema de los Uchiha en la espalda y pantalones blancos que sobrepasaban ligeramente las rodillas, con un listón rojo adornando su cabello a modo de diadema.

—¿Por qué te vestiste?— cuestionó Sasuke sin poder evitar fruncir el ceño, deseando pasar más tiempo con ella en la cama.

—En caso de que lo olvides, cariño: Sarada ya no es una bebé— diferenció Sakura con una inevitable sonrisa. —Andar desnuda por la casa ya no es una opción, a menos que estemos solos— aunque mentiría si dijera que no le apetecía quedarse con él en la cama por un par de horas más. —Ya, levántate o te perderás el desayuno— rió rozando seductoramente sus labios con los de su esposo al levantarse de la cama.

Sonaba egoísta pero no era hasta momentos como ese que Sasuke se arrepentía ligeramente de la paternidad; amaba a Sarada con todo su corazón, pero tener que relegar el sexo con su esposa a la intimidad de su habitación mataba cualquier posibilidad de ser creativo y mantener encendido el fuego de su matrimonio, no es que tener sexo en la cama fuera aburrido pero no los mataría variar en ello un poco, y había pasado tres meses lejos de su esposa, ¿Era tan difícil entender su posición? Riendo por lo bajo ante la expresión de Sasuke y que dejaba en evidencia justamente lo que estaba pensando, Sakura alzó su mano derecha realizándole el poke en la frente mientras se levantaba y abandonaba la habitación volviendo la mirada por sobre su hombro una última vez antes de seguir de largo a la cocina para preparar el desayuno. Unos minutos después y ya completamente vestido, Sasuke cerró la puerta de la habitación tras de sí mientras cruzaba el pasillo hacia la cocina, sintiendo un escalofrío en la nuca al pasar por la sala y rememorar su sueño de la noche anterior, pero prefirió no poner demasiada atención en ello y en su lugar siguió de largo a la cocina, agradeciéndole a Sakura que ya tenía una taza de café lista para él y para quitar cualquier ínfima gota de sueño de su sistema. Sentándose a la mesa mientras Sakura servía el desayuno—la ayudaría pero ella insistía en hacerlo por su cuenta—, Sasuke alzó la mirada al ver a Sarada cruzar el pasillo y cruzar el umbral con una sonrisa.

—Buen día, pequeña víbora— saludó Sakura, volviendo la mirada hacia su hija.

—Buenos días, mamá— correspondió Sarada abrazando afectuosamente a su madre. —Buenos días, papá— saludó volviéndose para abrazar ligeramente a su padre.

—Buen día— asintió Sasuke, sorprendido porque no se viese tan sorprendida. —¿Me oíste llegar?— más bien afirmó arqueando una ceja al no haberlo percibido.

—Te vi, igual que a mamá desmayarme— confirmó la pequeña Uchiha disimulando una sonrisa ante lo divertido que le había resultado aquello.

—No hablemos de mí, ¿sí?— sugirió la pelirosa, ocupando su lugar a la mesa como también hizo su hija. —¿Qué harás hoy, Sarada?— preguntó genuinamente interesada.

—Más tarde me reuniré para entrenar con Mitsuki, y seguramente almorzaremos con Inojin, Shikadai y Boruto— contestó Sarada dejando a su molesto compañero de equipo para el final. —Papá— llamó viendo a su padre alzar la mirada hacia ella, —¿Podríamos entrenar si tienes tiempo?— preguntó ansiosa y esperando que su respuesta fuera sí.

—Claro— consintió Sasuke sin dudarlo un instante, —pero sabes que no seré blando contigo— recordó disimulando una cómplice sonrisa ladina.

—Por eso lo pido— aceptó la azabache más que encantada con la idea. —Di dónde y cuándo— invitó queriendo recuperar el tiempo perdido durante estos meses.

—Ya, eso puede esperar, a comer— regañó la pelirosa seriamente, no queriendo ahondar en temas tan serios a esa hora de la mañana.

A diferencia de Sasuke—a quien ni siquiera se lo había comentado, por cierto, aunque no es como si hubieran tenido tiempo de hablar anoche—, Sakura era consciente de que estos días eran muy importantes para Sarada pues se estaba preparando para formar parte de los Exámenes Chunin si sus compañeros Boruto y Mitsuki también aceptaban participar pues debían hacerlo como equipo, y aunque respaldaba los deseos de su hija de entrenar y volverse más fuerte no lo haría a costa de su tiempo de calidad con su familia ni de que esto se convirtiera en la comidilla mientras comían, y sabia de una u otra forma que Sasuke pensaba igual. No atreviéndose a contrariar a su madre, especialmente a esa hora de la mañana en que podía encontrarse del peor humor posible si no bebía su acostumbrada dosis de café, Sarada asintió en silencio y prefirió callar, mas por el rabillo del ojo vio a su padre volver la mirada hacia ella y articular con sus labios la palabra luego lo que la hizo sonreír aunque supo disimularlo. Aunque acatando la voluntad de su esposa y no mencionando una palabra respecto al entrenamiento de Sarada, en la mente de Sasuke seguía presente la arrogancia y necesidad de reconocimiento que había presenciado en el hijo de Naruto, no le correspondía encargarse de ese niño pero sí que a la larga podía y probaría que su hija era mejor que ese chico, no solo porque Sarada fuera una Uchiha—okey, eso la elevaba por encima de otros—sino porque era hija de Sakura, porque era su hija...


Incapaz de contradecir a su esposa, mucho menos a una hora tan temprano por la mañana, Sasuke se mantuvo en silencio—salvo por uno que otro comentario o respuesta ante lo que Sakura o Sarada le mencionaban—durante el desayuno pero tan pronto como este hubo terminado y Sakura se despidió de él y Sarada para acudir al hospital por su turno habitual—que los Exámenes Chunin estuvieran en ciernes no le quitaba trabajo sino todo lo contrario—, por lo que el Uchiha invitó a su hija a que lo siguiera sabiendo por ella que no tenía nada que hacer esa mañana antes de reunirse con sus amigos más tarde. Habituada a la callada forma de ser de su padre, que no precisaba de dar mayores detalles para capturar todo su interés, Sarada no dudo en seguir los pasos de su progenitor por las calles de Konoha, saludando con la mirada a la gente en su camino por educación y como también hizo su padre—por influencia de su madre o eso fue lo que Sarada se dijo interiormente—hasta las afueras de Konoha o eso parecía pues la civilización se difuminaba dando paso la espesura del bosque con un camino muy marcado, como si fuera muy transitado pese a lo lejos que estaba de todo lo demás y desembocaba en una gran explanada de tierra que podía abarcar más de un campo de entrenamiento, con un enorme largo cristalino y un largo muelle colindante desde donde podía verse todo. Observando asombrada aquel lugar, Sarada notó la expresión en los ojos de su padre; él conocía bien ese lugar.

—Papá, ¿Qué lugar es este?— preguntó Sarada absolutamente maravillada con lo que veía.

—Solía venir aquí cuando era pequeño y quería alejarme de todo, y es un buen lugar para que podamos entrenar— aclaró Sasuke dirigiéndose hacia el muelle con su hija a su lado. —Quiero enseñarte un jutsu en particular; el Jutsu de Estilo de Fuego— aclaró queriendo aprovechar los Exámenes Chunin que estaban próximos.

—Lo conozco— afirmó ella mientras ambos se detenían frente al sereno lago, —no lo he ejecutado nunca pero si estoy familiarizada con los sellos y posición de manos— diferenció genuinamente entusiasmada con lo que él quería enseñarle.

—Entonces no te costara trabajo empezar— asintió él, complacido de que ella estuviera al tanto de eso. —Comenzaremos con el Jutsu Bola de Fuego, observa bien— advirtió viendo la chispa de la emoción en los ojos de su hija.

No tenía mucho que pudiera legarle a su hija salvo el prestigio y reconocimiento que iba con el apellido Uchiha, una arista emocional muy inestable que esperaba ella no hubiera heredado—esperaba que al crecer continuase pareciéndose tanto a Sakura como ya le parecía—, pero si podía negarle las innatas habilidades en ninjutsu y genjutsu del Clan Uchiha y el pináculo de ello eran los Jutsu de Estilo de Fuego. Cerrando los ojos por un breve instante y canalizando su chakra en el centro de su pecho, Sasuke entreabrió los labios dejando salir tanto Chakra como le fue posible de las reservas que había en su sistema e impresionando a su hija con la imponente esfera de fuego que se formó abarcando casi por completo el lago y sin desvanecerse o reducirse por el mínimo contacto del agua, se veía muy estable, casi indestructible. Los Jutsu de Estilo de Fuego no se limitaban únicamente al clan Uchiha, Sarada lo había aprendido desde su entrada a la academia, pero lo que si había aprendido era que sin duda los mejores en ejecutarlas eran los Uchiha y ello hizo que la azabache observara boquiabierta como lentamente la enorme esfera de fuego se desvanecía y difuminaba en el aire, aún más maravillada y orgullosa de su padre de ser posible ya que solo un Shinobi sumamente poderoso y con mucho Chakra podría realizar una exhibición así y mantenerse estoico como si nada; que un Jonin pudiera hacer el Jutsu de Estilo de Fuego en una situación de peligro era una cosa, pero su padre…¡Vaya!

—¡Papá, eso fue increíble!— chilló Sarada, casi brincando en su lugar a causa de la emoción.

—Es el jutsu clave del clan, un Uchiha no es reconocido como adulto hasta que no puede usar bien el Estilo de Fuego— aclaró Sasuke esforzándose por no dejarse cegar por la admiración de Sarada. —Para lograrlo, el punto es concentrar tu chakra, enfocarlo en un punto en tu pecho y expulsarlo por la garganta a través de la boca— explicó confiando en que lograrlo no sería difícil de lograr para su hija.

—Lo intentaré— asintió ella, honrada por tener el honor de hacer algo así.

No era una ignorante si de los Jutsu de Estilo de Fuego se trataba, los había aprendido de memoria desde hace años y sus respectivas posiciones de manos que procedió a ejecutar; fundamentalmente los sellos de caballo y tigre que lo diferenciaban de otros jutsus, incluso su madre los conocía y era su deber como esposa del actual líder del clan Uchiha—ella era la heredera de todo eso y no se permitía olvidarlo—pero conocerlos y tener el chakra suficiente para ejecutarlos eran dos cosas muy distintas. Inspirando aire profundamente, Sarada llevó en un acto reflejo su mano derecha ligeramente cerrada contra sus labios para protegerlos como lady Tsunade le había enseñado y lo agradeció en el momento en que el sin darse cuenta—concentrada como estaba—el fuego salió de su boca y formó una esfera en el centro del lago, evidentemente no era del tamaño del que había hecho su padre pero debía ser de...¿La mitad de su tamaño? No era poca cosa, Sarada misma se reconocía como solo una Genin, pero ya de por si lograrlo al primer intento la sorprendió y el particular sentir en su pecho del Jutsu de Estilo de Fuego, cortando con el Jutsu y ahogando una ligera toz ante su propia incredulidad por haberlo logrado. Decirse orgulloso sería un eufemismo para Sasuke, ciertamente Sarada era mayor que él la primera vez que había ejecutado del Jutsu Estilo de Fuego, pero a diferencia suya ella lo había logrado al primer intento, ahora solo le restaba perfeccionarlo y confiaba en que podría.

—¿Estás bien?— preguntó Sasuke viendo toser a su hija que finalmente pareció recobrar el aliento.

—Sí, solo me sorprendí— asintió Sarada carraspeando para aclararse la garganta. —¿Qué tal lo hice?— preguntó no necesitando pero si queriendo su aprobación.

—Está bien para un primer intento, muy bien— contestó él disimulando una sonrisa ladina.

—¿Cuánto te tomó a ti?— inquirió ella por pura curiosidad y encantándole conocer sobre su pasado.

—Era más joven que tú, y practiqué diario hasta lograrlo— diferenció Sasuke no pudiendo comparar los respectivos intento de ambos. —Tu tío dejo la vara muy alta en ese aspecto y sentía que tenía que igualarlo— agregó pues al igual que Sarada, Itachi lo había logrado al primer intento. —Pero esto es distinto, se trata de ti y no tienes que sentirte presionada, avanza a tu ritmo— el futuro pasaba por sus propios deseos y no los de otros. —Mas, si quieres ser Hokage, debes ser consciente de que siempre debes esforzarte más que los demás— condicionó con una cómplice sonrisa ladina.

—¿Cómo sabes que...?— cuestionó Sarada casi sin aliento porque nunca se lo había mencionado, no si él se hallaba lejos cuando había llegado a esa resolución.

—Soy tu padre, Sarada, es mi deber saberlo— contestó él con obviedad y porque realmente le era importante saber de su vida y sus aspiraciones.

Estaba constantemente ausente de la aldea por su deber como el Hokage en las Sombras—siguiendo el ejemplo dejado por su hermano mayor—y por sus actos pasados que probablemente lo perseguirían hasta la tumba, pero por encima de todo era el esposo de Sakura y el padre de Sarada, lo que sea que ellas sintieran, pensaran o desearan debía ser de su interés y lo era en todo momento, sus sueños y anhelos; cumplir lo que Sakura quisiera no era difícil en teoría, los años que llevaban casados y compartiendo una vida juntos le había permitido aprender a leerla como un libro. Pero con Sarada era distinto, en sus cartas Sakura le había mencionado anteriormente a su regreso que Sarada no tenía un sueño claro…hasta que tras el enfrentamiento con Shin Uchiha él había regresado a la aldea y tras su partida—aun la atesoraba—Sakura le había confiado que Sarada quería ser Hokage, el mismo sueño que Itachi en día con una sola diferencia; Sasuke sabía que su hija tendría el camino libre para lograrlo y creía tanto en ella como en sus capacidades por encima de todo. Ser Hokage era su sueño, admiraba la dedicación con que lord Séptimo protegía a la Aldea de la Hoja desde la luz pero no por ello menospreciaba el trabajo de su padre sino lo contrario, lo admiraba y por ello Sarada se prometía unificar ambos roles si le era posible llegar a ser Hokage, mas encontrando su mirada con al de su padre—que sonrió ladinamente—, Sarada correspondió a su mirada con una sonrisa.

Ser Hokage no sería un sueño para ella sino una meta.


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, disculpándome por haber tardado tanto tiempo en actualizar esta historia pero quería redactar apropiadamente el capitulo y he de decir que estoy muy conforme con el resultado, agradeciendo como siempre su apoyo, deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado:3 las próximas actualizaciones serán "Dragon Ball: Guerreros Saiyajin", luego "A Través de las Estrellas" y por último "La Reina Olvidada" :3 esta historia esta dedicada a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (dedicándole cada una de mis historias como siempre, disculpándome por tardar en actualizar), a afrodity33 (agradeciendo sus palabras, dedicándole esta historia por su paciencia y aprecio), a Abril (dedicándole esta historia y disculpándome por la demora en actualizar) a Guest (agradeciendo su apoyo y dedicándole esta historia), a Carols2497 (dedicándoles esta historia y pidiendo su perdón por tardar tanto en actualizar), a blossommarie (disculpándome por no haber podido actualizar antes y dedicándole esta historia por ello), a videlsnssj (agradeciendo que se tome el tiempo de leer el trabajo de este pobre intento de escritora), a Yi Jie-san (agradeciendo su apoyo y disculpándome por tardar tanto en actualizar pero cumpliendo mi promesa), a leia010102 (disculpándome por la demora y dedicándole esta historia, esperando que sea de su agrado), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Adaptación & Cambios: Me disculpo en por haber tardado tanto en actualizar este fic que me están querido pues fue uno de los primeros que inicie, pero quería que la cronología del mismo fuera de mi agrado y por lo que me tome el tiempo para redactarlo y escribirlo, esperando como siempre que sea de su agrado. Okey, se que hasta ahora y por el desarrollo del capitulo doy a entender que respetare parte de la trama de Boruto siendo que comienzo a contar los acontecimientos de "Boruto: Naruto The Movie" y en especial del arco de los Exámenes Chunin en "Boruto Next Generation"…pero no, más adelante y de serme posible pretendo iniciar un fic spin off de mi historia "El Sentir de un Uchiha" con Sarada como protagonista y contando como me hubiera gustado que fuera Boruto. Como dije anteriormente, no sigo el anime de Boruto ni el manga porque no son de mi agrado, de momento estoy mas concentrada en la inminente publicación online del manga de Sasuke Retsuden y por lo en este fic contare los acontecimientos de Boruto como me hubiera gustado que sucedieran y cambiando parte de la trama, así como agregando personajes de una manera que ya verán más adelante. Me apasiona que el manga de Sasuke Retsuden comience a publicarse, porque como dije en su día pretendo adaptarlo a este fic, por lo que estaré abierta a sugerencias de todo tipo que ustedes quieran hacerme.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "Avatar: Guerra de Bandos" (una adaptación de la película "Avatar" de James Cameron y que pretendo iniciar pronto), "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3