—Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto, sino que son de la completa autoría de Masashi Kishimoto, mas la narración y/o pensamientos de los personajes (Sasuke, Sakura y Sarada) son de mi entera responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3 Les sugiero oír "Flares" de The Script y "Dusk Till Dawn" de Zayn Malik & Sia para Sasuke & Sakura, "It's Your Life" de Francesca Battistelli para Sarada y "We Are Young" de 3OH!3 para Boruto.
Había transcurrido una semana desde que había regresado a la aldea e informado de la amenaza que implicaban los Otsutsuki por su encuentro con ellos y el pergamino obtenido en el Palacio Kaguya que se estaba intentando descifrar, pero Sasuke poco y nada podía pensar en ello inmensamente agotado que se sentía, apenas y dormía por las noches ante la continuas pesadillas que tenía y no le había comentado nada a Sakura no queriendo preocuparla innecesariamente, aunque el Uchiha sabía que ella ya debía advertirlo. Como de costumbre Sasuke no se permitió demostrar sus inquietudes en sus continuas reuniones con Naruto y en que lo informaba de los resultados de su viaje de tres meses—poco a poco ya que el Uzumaki siempre disponía de poco tiempo—y se encontraban cuando Sasuke se acercaba a las instalaciones científicas para estar al tanto del análisis del pergamino, pero gran parte de su tiempo lo empelaba entrenando a Sarada u observándola desde la distancia, no queriendo desperdiciar su tiempo y queriendo emplearlo solo en ella. Sentado a la mesa de la cocina, el Uchiha dio un trago a su taza de café para despejarse y no sentir la fatiga que lo asechaba por la falta del sueño, alzando la mirada al escuchar el eco de pasos unos instantes antes de que Sakura cruzara el umbral del pasillo hacia la cocina, alzando la mirada para encontrarla con la suya visiblemente sorprendida de que él se encontrase despierto y a lo que Sasuke solo la observó en silencio y aletargado como estaba.
—No te sentí levantarte— apreció Sakura al ingresar en la cocina y acercándose a la encimera de donde tomó su tazón para prepararse una taza de té. —Creí que querrías hablar— agregó observándolo por el rabillo del ojo al servir su taza.
—¿Sobre qué?— preguntó Sasuke únicamente mientras ella se acercaba a la mesa.
—Sobre el sueño que tuviste anoche— obvió la pelirosa tomando asiento frente a él. —Ya es una semana con el mismo sueño, Sasuke, sabes que puedes decirme lo que sea— alentó esperando poder serle de apoyo si él la necesitaba.
—Es algo sobre lo que prefiero no hablar— discutió el azabache ya siendo lo suficientemente problemático lidiar con ello solo.
—Me lo imagino y te entiendo, pero pienso que no es sensato, ni tampoco que te alejes de nosotras— insistió la Haruno alargando una de sus manos sobre la mesa para situarla sobre la de su esposo. —Sabes muy bien que Sarada y yo siempre estaremos contigo, cuando nos necesites— recordó esperando que eso pudiera animarlo.
—Quiero estar solo— suspiró el Uchiha, no queriendo involucrar a nadie en esto.
No era su intención sonar tan seco y frio como lo hizo pero ahora que había regresado a su hogar todo lo que Sasuke quería era estar tranquilo y estar con su familia, pero no podía hacer eso ultimo si apenas tenía fuerzas por no dormir, no quería arrastrar a sus problemas a Sakura a quien tanto amaba ni mucho menos a Sarada a quien deseaba proteger del mundo entero de ser posible; en ese momento el Uchiha sentía que su presencia no le hacía bien a nadie y la fecha que se conmemoraba ese día solo empeoraba todo pues se trataba de la Masacre Uchiha. No es que no apreciara la presencia de Sakura a su lado, pero cuando se sentía tan mal como ahora temía afectarla con su dolor y malos recuerdos, con sus pesadillas y lo último que deseaba era disminuir el brillo de su sonrisa o la inocencia en su mirada, mucho menos en el caso de Sarada que merecía vivir y crecer como cualquier otra chica. Perfectamente al tanto de la fecha que se conmemoraba ese día sin necesidad de que Sasuke le comentara nada, Sakura apartó la mirada con dolor y se esforzó en no demostrar lo mucho que le afectaban sus palabras, apretando los labios, deseando poder ayudar a Sasuke mas este no se lo permitía, y que él la alejase de ese modo con o sin intención la hirió profundamente en el corazón, más de lo que afectaría a cualquier otra persona, pero como de costumbre ella se tragó su dolor y se resignó a hacer lo que Sasuke quería o que lo hiciera sentir mejor, porque no podía obligarlo a hablar.
—Si eso es lo que quieres— asintió Sakura con pesar y no teniendo otro remedio.
—No lo sé, Sakura— suspiró Sasuke en respuesta, —todo lo que quiero es escaparme, de todo y de todos— no quería involucrarlas a Sarada y ella.
Como en tantas ocasiones desde sus días de Genin hasta la actualidad, Sakura se resignó a hacer lo que Sasuke quería o que lo hiciera sentir mejor, porque no podía obligarlo a hablar de lo que sabía le era tan doloroso, solo podía esperar a que él lo hiciera naturalmente y no le quedó otro remedio, levantándose de la mesa al escuchar pasos y volviéndose hacia Sarada quien ingresó en la cocina aun en pijama y ahogando un bostezo, peinándose aletargada el cabello con las manos y acomodándose los lentes. Por un instante todas las preocupaciones se tornaron en nada mientras Sasuke y Sakura observaban a Sarada quien los saludó con una sonrisa antes de ocupar su lugar a la mesa, disculpándose al ahogar un nuevo bostezo y sintiéndose cansada por sus continuas sesiones de entrenamiento. Mientras preparaba el desayuno para su hija así como para Sasuke y ella, Sakura dirigió una mirada por el rabillo del ojo observando que en contrapunto con ella, Sasuke al menos tenía una sonrisa ladina para Sarada quien aún cargada de sueño a esa hora—lo que tenía en común con su padre, famoso por su mal despertar—era incapaz de notar la ausencia de brillo en los ojos del Uchiha. Sarada podía no ver nada de eso pero Sakura si lo hacía y la hería profundamente en el corazón porque quería ayudar a su esposo, quería consolar la pena con que él cargaba, ¿Pero Sasuke se lo permitiría? Regresando su atención al desayuno, Sakura disimuló lo mejor posible un suspiro mientras trataba de pensar en una solución a esta problemática que tanto desconocía y que Sasuke no quería revelarle…
Mientras Sakura se encontraba en el trabajo en el hospital y Sarada sumergida en su entrenamiento—o eso creía él—para los Exámenes Chunin, Sasuke encontró la oportunidad perfecta para estar solo y visitar la piedra memorial del clan Uchiha, el único recuerdo material que tenía del pasado en este momento en que soñaba tanto con ello y sentía nostalgia, especialmente hoy que era el aniversario de la Masacre Uchiha pero no se los había mencionado a Sakura ni a Sarada para no involucrarlas y preocuparlas innecesariamente. Mientras se encontraba meditando en silencio de pie ante la piedra memorial, finalmente se hizo presente ese chico, Boruto Uzumaki, quien aseguraba haber aprendido a ejecutar el Rasengan y que procedió a hacer frente a él que lo observó en silencio; el Rasengan era una técnica de alto nivel que involucraba una manipulación del chakra muy avanzada y difícil de desarrollar por la acumulación y rotación de en forma de esfera que se encontraba entre las manos del Uzumaki quien se mostraba confiado. Sasuke no había esperado que lograra ejecutarla en tan corto tiempo, especialmente teniendo en cuenta el esfuerzo que debía hacerse, pero debía admitir que estaba sorprendido de que el Rasengan del chico fuera tan pequeño mientras flotaba entre sus manos, pero ya de por si lograr eso era mucho teniendo en cuenta que el chakra entre sus manos era visible de forma muy similar al Chidori en su caso y sin involucrar sellos o posiciones de manos…era como Naruto si lo observaba superficialmente pero al mismo tiempo no lo era, ¿Quién era Boruto Uzumaki?
—Eso es patéticamente pequeño— juzgó Sasuke sin estar dispuesto a ser permisivo ni elogiarlo solo por haberlo logrado. —Sería un insulto llamar a eso un Rasengan— esto era solo el principio, si ese chico quería ser su alumno debería esforzarse más.
—¡Maldición!— gruñó Boruto, sintiendo que todo su esfuerzo no había servido para nada.
Con una actitud habitualmente despreocupada y arrogante, Boruto tendía a tomar todo a la ligera y no esforzarse…pero esta vez lo había hecho, arrojando el Rasengan entre sus manos al aire y marchándose del lugar a gran velocidad. Según Konohamaru Sensei su abuelo el Cuarto Hokage había inventado y perfeccionado el Rasengan en tres años, ¿Realmente había pensado que él podría aprender a ejecutarla en solo media semana? Vaya sueño, nunca podría lograr algo por su cuenta ni distanciarse de las imponentes figuras que eran su abuelo y su padre. Sasuke observó estoicamente la partida de Boruto, sin ánimo ni energía con la que contrariarlo y decirle que no había errado, pero interiormente deseando que conociera la sensación del fracaso y aprendiera de ello, ¿Mas lo haría? Esos pensamientos no le impidieron a Sasuke advertir la llegada su hija Sarada que aterrizó a su lado tras bajar de las copas de los árboles, lo que casi lo hizo sonreír ladinamente ante sus habilidades para ocultarse, incluso de él. Sarada dejo libre un suspiro ante la partida de Boruto, ella era muy crítica con los tontos, buscapleitos y alborotadores a quienes era generalmente distante o reticente de reconocer, mas sabía que no estaba por encima de ellos como era el caso de Boruto ahora, podía ver que su compañero de equipo realmente estaba comprometido en aprender de su padre. Seguía a Boruto alrededor de la aldea por costumbre, intentando entenderlo y sus sentimientos por revelarse contra su padre por lo mucho que ambos tenían en común, y no podía evitar compadecerlo ahora.
—No quiero contradecirte, y hasta es bueno esforzarse, ¿Pero siempre tienes que ser tan estricto, papá?— cuestionó Sarada volviendo la mirada hacia su progenitor. —Te diré algo; Boruto no suele actuar de este modo— para su disgusto lo conocía al ser su compañero de equipo. —He seguido su entrenamiento y se ha esforzado durante días, ha perseverado cuando jamás lo hace. Es un milagro que haya conseguido tanto sin desistir— confió esperando que eso hiciera a su padre cambiar de opinión.
—Primero; celebró tus habilidades para esconderte y recolectar información, sigue así— felicitó Sasuke observando por el rabillo del ojo uno de los arboles a su espalda.
—Gracias— asintió ella tratando de no sonrojarse ante el inesperado elogio.
—Y segundo; Boruto dio por sentado todo— agregó él centrando su mirada en su hija por un momento. —Iba a aceptarlo como mi estudiante— determinó pudiendo ser totalmente honesto con ella.
—¿En serio?— Sarada casi brincó de la emoción ante lo que estaba escuchando.
—No le digas nada, aún— advirtió Sasuke queriendo hablar con ese chico por su cuenta. —Y vigílalo— designó para seguir mejorando sus habilidades al ocultarse.
—Así lo hare— asintió ella con gran seriedad, comprometiéndose a esa labor.
Como siempre, Sarada se esforzaría por estar a la altura de las expectativas de su padre a quien admiraba tanto pero también ejecutaría esta labor porque era su deseo, sabía que Boruto y ella tenían mucho en común por las responsabilidades de sus padres y que los hacían añorar su afecto, pero Sarada ahora podía decirse plena, sabía que su padre la amaba muchísimo y que siempre pensaba en ella, ahora él estaba en la aldea; mientras que el Séptimo Hokage se encontraba constantemente preocupado lo que frustraba a Boruto, y ella sí que lo compadecía. Probablemente otro padre se mostraría receloso en su lugar pero Sasuke sabía que su hija no era como la mayoría de las chicas de su edad si de concentrarse en chicos se trataba y por lo que el Uchiha no dudo en darle como nueva tarea seguir a Boruto, confiando en que ella sabría obtener información de él para que él estuviera al tanto. Esbozando una sincera sonrisa ladina para su hija que lo abrazó efusivamente de aquella forma tan especial que lo hacía olvidarse de cualquier preocupación—como cuando ella era poco más que una bebé—y que la hacía tan parecida a Sakura, el Uchiha envolvió su brazo alrededor de sus hombros en respuesta. Aunque concentrado en su hija, Sasuke volvió la mirada hacia el árbol que tanto evocaba su concentración pues era ahí donde había impactado el Rasengan de Boruto, que si bien era pequeño esto se debía a que la técnica era distinta pues el impacto sobre la corteza del árbol era considerable ya que había dejado una marca evidente, pero la técnica se había desvanecido en el aire.
Sería interesante tener bajo su tutela a Boruto Uzumaki.
Aunque su hija estuviera preparándose para los Exámenes Chunin y Sasuke estuviera presente en la aldea hasta nuevo aviso, Sakura no podía descuidar su trabajo en el hospital, ni siquiera hoy y sentada ante su escritorio con halito descorazonador Sakura era incapaz de olvidar su conversación con Sasuke durante el desayuno y que—no sabía si él lo había dicho conscientemente o no—le había roto el corazón, había abierto la herida en este y despertado recuerdos que siempre intentaba dejar atrás. Siendo muy joven y mientras había estado embrazada de Sarada, Sakura había sostenido una conversación con Karin que no podía olvidar a día de hoy; cuando tienes corazón no duras mucho en este mundo, le había la Uzumaki intentando en cierto modo que perdiera esa inocencia que siempre la hacía ver lo mejor en las personas aunque estas fuesen malas y por lo que en su día Sakura había respondido; mi corazón siempre estará donde debe estar…Sakura nunca se había considerado a sí misma como alguien inocente, pero su conciencia estaba limpia o por lo menos eso es lo que había sentido en el pasado, hoy muchas veces le costaba trabajo verse en el espejo porque esa inocencia ya no existía pese a lo que aparentaba; la vida, la madurez y sus golpes la habían cambiado y sin embargo no habían conseguido prepararla para el rechazo por parte de Sasuke, no tenía idea de porque es que él estaba empeñado en alejarse y lidiar con lo que lo asechaba en sueños, y que él la apartara le oprimía el corazón.
—Sakura, necesitas ver mi cabello, tienes que probar esto cuanto antes…— sin llamar antes de entrar como de costumbre, Ino ingresó en la oficina de su amiga cerrando la puerta tras de sí y reparando en el semblante de la pelirosa. —¿Qué pasa?— preguntó con voz suave y cerrando la puerta con seguro para que no las molestaran.
—No es nada, solo estoy algo sensible— negó Sakura limpiando las lágrimas de sus ojos.
—No tienes la menopausia aun ni yo estoy loca— discutió la Yamanaka conociéndola bien y por lo que de inmediato se sentó frente al escritorio de su amiga. —Desembucha— insistió queriendo saber de su problemática para ayudarla.
—¿Segura que no estás loca?— preguntó la Haruno al aire y con un deje de burla.
—Graciosa— contestó la rubia arqueando una ceja como única respuesta. —Hemos sido amigas desde niñas, y pese a las problemáticas vividas sabes que siempre puedes contar conmigo para bien o para mal, ya que te considero mi hermana— recordó alargando una de sus manos sobre la mesa para estrecharla con la de Sakura. —Por favor, cuéntame que pasa, quizás pueda ayudarte— quizás juntas pudieran minimizar el problema o encontrar una solución.
—Ni siquiera yo sé que sucede— suspiró la pelirosa solo para empezar y quebrándosele la voz. —Sasuke lleva días teniendo un sueño; como los que solía tener sobre la Masacre Uchiha, creo que ya había tenido el mismo sueño durante una semana, pero no quiere decirme que le preocupa— explicó solo pudiendo hacer suposiciones ya que Sasuke no le había dicho nada. —Esta mañana intente hablar con él para ayudarlo, pero…—bajo la mirada, más afectada de lo que quería asumir.
—¿Pero?— repitió Ino ante sus últimas palabras y recordando la última vez en que había visto a su amiga así.
En su día y cuando se había enterado de la relación entre Sasuke y Sakura, Ino había sido la primera en felicitar a su amiga aunque siempre le había dejado en claro en sus cartas que sentía recelo hacia Sasuke teniendo en cuenta lo mucho que la había hecho sufrir en el pasado y ya fuera su intención o no, mas con el paso de los años había comprendido que Sasuke hacía feliz a su amiga, que era una buena persona—Sakura le había explicado todo el asunto de la Masacre Uchiha lo que había horrorizado a la Yamanaka, pidiéndole que no se le revelara a nadie—y que ambos se amaban…pero eran una pareja diferente de cualquier otra, ambos solo podían entenderse el uno al otro y su vínculo era tan único que simplemente saber afectado por algo al otro les devastaba el corazón como estaba viendo ahora, aunque en nada era extraño debido a su pasado como compañeros de equipo y por todo lo que habían experimentado juntos. Alzando la vista e inspirando aire para mantenerse serena, porque en el fondo y aunque su matrimonio con Sasuke hubiera hecho de ella una mujer prestigiosa, elegante, sofisticada y envidiable a ojos de todos, la Haruno—Uchiha—continuaba siendo en el fondo una chica insegura, sensible y tímida que temía que Sasuke se aburriera de ella en algún momento por considerarla "molesta", temía que su vida juntos pudiera no ser suficiente y que él se fuera en algún momento…era una tontería y lo sabía por todos los años que llevaban casados, Sasuke le había demostrado la fuerza de sus sentimientos pero ese temor resurgía con estas situaciones.
—Me alejó, Ino— admitió Sakura por fin con la voz quebrada y al borde del llanto. —Sasuke estaba muy distante, por primera vez…sentí miedo, tuve miedo de no poder consolarlo— él siempre le había permitido brindarle su apoyo en sus momentos de tristeza desde que eran uno solo…pero no esta vez. —Sé que él sufre demasiado y que su tristeza es profunda, es por eso que quería estar con él, ¿entiendes?— expuso a la Yamanaka y no sabiendo si había cometido un error o no.
—Pocas personas pueden o podrían entender a Sasuke, y nadie como tú lo haces, solo Naruto puede comprenderlo pero ni aun así del todo— relacionó Ino pudiendo entender el sentir de su amiga pero no queriendo que se dejara afectar por esto. —Sasuke te ama, estoy segura, solo dale tiempo— confiaba en los sentimientos que el Uchiha tenía por su amiga, —quizás quiere comprender estos sueños antes de preocuparte también a ti— Sai también se distanciaba a veces por su doloroso pasado.
—Preferiría morir de preocupación que presenciar cómo me aleja de él— protestó la pelirosa de inmediato, —cuando lo hace siento que vuelvo a ser esa niña de trece años que lo veía alejarse, que veía su espalda y no podía ayudarlo— por eso estaba tan afectada, porque veía el pasado revivirse frente a sus ojos. —Pase los años más dolorosos de mi vida añorándolo, solo pudiendo aferrarme a los recuerdos y sin saber qué hacer para ayudarlo— no quería volver a pasar por eso. —Le dije que me permitiera estar junto a él, y ayudarlo, pero él no me dejo— suspiró intentando entenderlo, pero no conseguía hacerlo. —No pude decir nada, no pude…— ¿Realmente habían llegado a un punto en que Sasuke ya no apreciaba su apoyo?
Era tonto por su parte pero Sakura no pudo evitar romper en llanto mientras bajaba la mirada, deseando poder hacer algo y sintiéndose inútil mientras Ino se levantaba y se acercaba para envolverla en un abrazo intentando consolarla, mas ojala y fuera tan sencillo como ella quería hacerle ver pero el único que podía poner un fin a su agonía era Sasuke, nadie más. En sus inicios quizás había sido como tantas otras chicas de su generación al querer que Sasuke la notara y le correspondiera, pero en cuanto lo había conocido realmente su amor había demostrado ser algo mucho más serio, un claro ejemplo de ello era su cabello y el modo en que regularmente había tratado de evitar que volviera a crecer como en sus primeros días, ese sacrificio que no había dudado en hacer y que aún hoy recordaba. Había estado enamorada de él durante toda su vida, comenzar a tener dudas con respecto a sus sentimientos a esas alturas era tonto, habían soportado tanto juntos que estaban seguros de que nunca se separarían, se habían hecho esa promesa desde el inicio de su relación; si caían, caían juntos y si se levantaban lo hacían juntos. Habían salido aún más fuertes de cualquier golpe y adversidad de tal modo que darse por vencidos en ese punto de sus vidas jamás sería una opción. Podía entender que Sasuke mantuviera sus sentimientos y preocupaciones para sí mismo en un intento por proteger a Sarada, pero no necesitaba protegerla a ella que solo quería ayudarlo, y en estos veinte años eso en nada había cambiado…
—Ya regrese— anunció Sasuke al cruzar el umbral del apartamento y cerrando la puerta tras de sí.
Teniendo en cuenta todo el tiempo que había estado lejos de casa—y no hablaba solo de los tres meses que había pasado lejos de la aldea sino los años previos—, no dejaba de ser una sorpresa para Sasuke tener un lugar al que llegar al final de cada día o a medio día en este caso, teniendo una familia que lo esperaba…pero que temía perder, de ahí la raíz para sus sueños aunque la amenaza con la que lidiaban, los Otsutsuki, no fueran algo que le quitara el sueño, ¿Pero cómo no sentir temor teniendo en cuenta que de igual modo en el pasado lo había perdido todo? Si la historia se repitiera no podría soportarlo, no con Sakura y Sarada involucradas. Al saber a su amiga tan afectada al menos ese día y como médico que era pese a estar por debajo de su autoridad, Ino emitió un permiso para Sakura enviándola directo a casa con trabajo administrativo y para que tuviera la ocasión de hablar con Sasuke que es lo que tanto necesitaba, de cualquier forma Sarada se pasaba el día entrenando por lo que tendrían tiempo de sobra si lo que querían era hablar, discutir o lo que fuera, mas a solas en la sala y recostada sobre el sofá con los brazos bajo su cabeza mientras observaba la nada, Sakura era incapaz de concentrarse en el trabajo del hospital ni en nada, solo en la problemática que atenazaba su corazón. El silencio que dio la bienvenida a Sasuke fue tal que de inmediato asumió que no había nadie en casa, Sarada estaba entrenando hasta tarde y Sakura en el trabajo o eso pensó el Uchiha, sorprendiéndose al cruzar el umbral de la sala y encontrar a su esposa sentada sobre el sofá.
—Sakura, ¿Qué tienes?— preguntó el Uchiha de inmediato acercándose al sofá.
—Nada, solo estoy algo melancólica— negó la Haruno mientras se enderezaba y minimizando la situación si él seguía sin querer hablar del tema. —El trabajo me ha ayudado a distraerme— agregó mientras lo veía sentarse frente a ella.
—No necesitas preocuparte por mí— regañó Sasuke queriendo ser la última razón de su tristeza.
—¿Y qué clase de esposa sería si no lo hiciera?— contrarió Sakura sosteniéndole la mirada. —Si sonrío la razón eres tú, y también cuando lloro— obvió y ante lo que él apartó la mirada intentando callar sus preocupaciones pero ella no podía tolerarlo más. —No te cierres, Sasuke, por favor, no te alejes de mí así, cuéntame tus preocupaciones, tus problemas— pidió acortando la dista entre ambos y sosteniendo su manos entre las suyas.
—Siempre has sido demasiado testaruda— apreció el azabache reafirmando que nada había cambiado en los trece años que llevaban juntos.
—Y tú demasiado necio— reafirmó la pelirosa de forma igualmente crítica. —Sé que estás tan callado por la fecha que se conmemora hoy; es el aniversario de la Masacre Uchiha— mencionó estando al tanto de todo aunque él no se lo dijera.
—Si no lo hubieras mencionado no lo habría recordado— protestó Sasuke intentando quitarle importancia al asunto aunque sabía que ella solo decía la verdad.
—El tiempo me ha permitido conocerte, y se bien cuando me estás mintiendo— notó Sakura en cuanto escucho sus palabras. —Cuéntame, por favor— insistió queriendo ayudar a que la carga sobre sus hombros fuera menor.
No podía intentar ponerle remedio a lo que no entendía, no podía ayudar a Sasuke si él no se lo permitirá, pero solo ella podía minimizar su dolor como él el suyo, y no desistiría hasta que él hablara. Todo había sido perfecto al regresar a la aldea, tanto como podía serlo y teniendo siempre presente la amenaza de los Otsutsuki; estaba en casa y no tenía que irse hasta nuevo aviso, podía ayudar a Sarada en su entrenamiento y estar presente para felicitarla tras triunfar en los Exámenes Chunin—porque sabía que lo haría—, y poder pasar tiempo como padre e hija, por otro lado podía ver a Sakura todos los días tanto en las mañanas antes de que ella fuera a trabajar como por las noches en que siempre estaban juntos…pero lo curioso con la felicidad es que podía desaparecer en un segundo y Sasuke lo había recordado cuando comenzaron unas pesadillas sobre su madre acompañadas de los recuerdos de la Masacre Uchiha, el pasado que tanto se esforzaba por dejar atrás volvía a hacerse presente para perseguirlo y él no sabía qué hacer para intentar contenerlo en su mente. La verdad es que estaba aterrado de que algo les pasara a Sakura o a Sarada, no era en lo absoluto la figura fuerte que algunos como Boruto creían que era ni merecía admiración, lo que necesitaba era contención, mas lo último que necesitaba era involucrar y preocupar a Sakura, pero ahora y viendo las lágrimas en los ojos de su esposa podía ver que aunque intentara protegerla con su silencio, si la apartaba de sus preocupaciones solo conseguía herirla, ella se angustiaba por lo que no conocía o no podía hacer.
—Soñé con mi madre, lo he hecho desde hace casi una semana— confesó Sasuke por fin y desviando la mirada. —Creí que si no lo contaba podría lidiar con eso en silencio, con los recuerdos. Desde que estamos juntos todas las pesadillas se desvanecen, como si no existieran, pero ahora vuelven aunque estés conmigo— justificó comprendiendo que la había herido de todas formas. —Supongo que es porque tengo miedo; Sarada es mayor que yo cuando ocurrió la masacre, pero vivo con miedo a que le suceda algo o a ti. Si las perdiera no sé qué haría…— en el fondo era frágil y quebradizo, más que muchos. —¿Soy un cobarde? Tal vez lo sea, nunca seré el hombre que quiero ser para ti— reflexionó en voz alta y sintiéndose indigno del amor que ella le profesaba.
Algo bueno de su relación con Sakura era que sin importar el tiempo que pasara todo seguía igual, en su relación de trece años habían estado realmente juntos por poco más de tres años, su vínculo era único, en el fondo seguían fascinados el uno del otro hasta por el detalle más pequeño, pero así como parecía que no hubieran trascurrido trece años desde que estaban casados, las inseguridades persistían aunque ambos intentasen eliminarlas con amor, paciencia y una devoción sin límites. Sasuke en especial no podía dejar el pasado atrás, siempre se sentiría como el imbécil miserable que la había hecho sufrir, que había perdido todo antes de conocerla y que aún se sentía nada, no era una buena persona y nunca podría ser el hombre que deseaba ser para ella que era su mundo entero. Acortando más la distancia entre ambos, Sakura acunó el rostro de Sasuke entre sus manos para que alzara la vista y la encontrara con la suya mientras ella esbozaba una sonrisa melancólica, interiormente feliz por poder conocer sus preocupaciones pero triste porque las compartía, porque el dolor de Sasuke era el suyo…habían hablado de este tema tantas veces, Sasuke cometía errores como todos pero a diferencia de como hacía con las demás personas, siempre esperaba que ella se decepcionara y se cansara de perdonarlo, esperaba que comprendiera que no deberían estar juntos pero eso no iba a suceder, sí que se había planteado muchas preguntas sobre su relación en los años que habían estado separados, pero hoy más que nunca estaba segura de que debían estar juntos.
—Me enamore de ti porque no eras como los demás, y nunca te importo o intereso serlo— dejo en claro Sakura sin apartar sus ojos de los de Sasuke. —No quiero que pienses en ningún momento que me decepcionaras— determinó para que él dejara de tener dudas como esa, porque ella nunca podría dejar de amarlo. —Te he amado toda mi vida y lo hare hasta el final, nada cambiará eso— el corazón no se mandaba tan fácilmente, menos si se había encontrado a su alma gemela.
Cuando Sasuke había regresado de su viaje para ver el mundo Shinobi y redimir sus actos, le había confesado que correspondía a sus sentimientos y Sakura había comprendido que de alguna forma se pertenecían el uno al otro, y lo confirmo ahora pegando su frente a la de su Sasuke, besando sus parpados y mejillas mientras él recostaba al cabeza contra el costado de su cuello, envolviendo ella sus brazos alrededor de su torso y espalda porque sabía que es lo que él necesitaba hacer, mordiéndose el labio inferior en cuando escuchó el primero de los sollozos y que la hicieron llorar también. No era la primera vez que estaba ahí para consolar a Sasuke mientras lloraba, era la única que tenía esa oportunidad pero ya lo había hecho en el pasado y con mayor razón ahora, entrelazando fuertemente su mano contra la suya y haciéndole saber a este niño frágil y necesitado de afecto que nunca volvería a estar solo porque ella estaría ahí siempre que la necesitara, abrazándolo, amándolo, besándolo o simplemente susurrándole que todo estaría bien, ella siempre estaría ahí al igual que Sarada. Escuchándolo los sollozos de Sakura mezclarse con los suyos mientras lo abrazaba contra su pecho, Sasuke por fin pudo olvidar las pesadillas y los malos recuerdos, ¿Qué importaba que aún lo persiguieran? No podía espantarlos siempre pero eso daba igual porque tenía a Sakura y la necesitaba más y más cerca, siempre a su lado, anhelaba la sensación de plenitud que sabía solo podía encontrar en ella, y quizás fuera un bastardo egoísta pero sabía que ella solo lo quería a él.
Se pertenecían el uno al otro y siempre seria así.
Ahora y como de costumbre Sasuke y Sakura podían dejar todo atrás, a solas en su habitación y viendo pasar las horas con serenidad mientras esperaban hasta que llegara la hora de la cena porque sabían que entonces Sarada regresaría del entrenamiento; habían trasladado su conversación aun medianamente pendiente, ambos sentados en la parte trasera de la cama y observándose el uno al otro, apreciando más que nunca tanto sus virtudes como sus defectos porque ambos elementos los hacían amarse más cada día. Por su parte Sakura podía apreciar que sin importar los años que pasaran Sasuke continuaba siendo alguien sumamente terco, tanto que las personas a su alrededor se veían afectadas por su comportamiento o forma de ocultar lo que sentía, aunque en este caso Sarada estaba demasiado concentrada en su entrenamiento como para notarlo, y además sus pensamientos saltaban literalmente de un extremo a otro lo que también era su mayor fuerza, era lo que ambos más tenían en común mientras observaban en los ojos del otro. Paralelamente Sasuke nunca entendería porque Sakura sufría tanto por él, parecía intentar llevar el peso que él tenía sobre su corazón como si así pudiera quitar la carga que día a día llevaba en su alma, y cada lagrima que ella soltaba en cierto modo le hacía sentir eso, porque estaban unidos en lo bueno y lo malo, ambos se tomaban a pecho este criterio porque habían vivido lo mejor y peor de la vida, no como un obstáculo sino como una prueba, permitiéndoles permanecer aún más unidos.
—¿Te sientes mejor ahora?— preguntó Sakura solo para estar segura mientras estrechaba la mano de su esposo entre las suyas.
—Sí, el peso que lleve durante estos días finalmente desapareció— asintió Sasuke liberado de esa carga emocional al tenerla a ella a su lado.
No creía merecerla, jamás había creído ser digno de su amor aunque le correspondiera por completo, ¿Cuántas mujeres habrían aguantado todo el tiempo que ella había aguantado, sola? Si en algún momento ella hubiera albergado sentimientos hacia alguien más…le habría dolido infinitamente pero Sasuke la habría entendido, porque pedirle que postergara su vida por él era imposible y que ella ya lo hiciera por su cuenta lo abrumaba y lo hacía desear ser digno de su amor cada día. Pero increíblemente ella había aguantado todo eso, aunque existiera la posibilidad de que él nunca volviera, con el paso del tiempo Sasuke veía en esos ojos esmeralda aquella inocencia tan encantadora, incorruptible y absolutamente leal a su amor. ¿Quién diría que algún día iba a creer en el amor verdadero? Lo hacía, pero solo porque la tenía a ella para llenar su solitaria existencia con su amor incondicional, y que era—junto con Sarada—su mundo entero. Solo lamentaba haber sido tan tonto como para intentar ocultarle sus problemas, pero ahora y totalmente concentrado en ella veía a su propio ángel guardián al pendiente de él, para ayudarlo y apoyarlo en todo, ¿Qué haría sin ella? Embelesada con los orbes ónix de Sasuke y que la hacían sentir segura, protegida cada vez que el mundo parecía estar a punto de derrumbarse a su alrededor, Sakura tuvo que apartar la mirada porque tenía su propia confesión que hacer, Sasuke le había abierto su corazón para sosegarla y ella quería hacer lo mismo ya que si Sasuke temía por Sarada y ella; y Sakura temía perder a quienes tanto amaba, su familia.
—Tuve miedo cuando te alejaste, pensé que ya no me amabas, pensé que ni mi amor ni nuestra hija te darían la paz que necesitabas— confesó la Haruno exponiendo el sentir que tanto había callado, —pensé que ya no encontrarías paz junto a nosotras— era una tontería pero era lo que había sentido al no poder ayudarlo en su dolor.
—No tengo a mi hermano, ni a mi padre o mi madre— afirmó el Uchiha sin dejar esa parte de su vida atrás porque también formaba parte de su presente, —pero ni aun cuando pudiera cambiar el pasado, no lo haría, ¿y sabes por qué?— preguntó a lo que su esposa solo lo observó en silencio. —Porque te tengo a ti. Tú eres quien me hace débil y quien más me fortalece— declaró Sasuke alzando su mano y trazando el contorno del angelical rostro de su esposa que se ruborizo ante sus palabras.
—No vuelvas a alejarte de mí, te lo ruego— pidió Sakura no queriendo que algo como esto volviera a repetirse, —cuando tú te alejas todo se convierte en lágrimas, me sumerjo en la oscuridad y siento que estoy en el infierno, mi hija es mi único consuelo, solo vivo por ella— le había dicho que se sentiría sola sin él, y así era. —¿Por qué callaste?, ¿Por qué no me dijiste como te sentías?— interrogó queriendo entender que pasaba por su mente, y queriendo resolver cualquier inquietud que rondara su mente.
—Sakura, eres mi esposa, a quien más amo y en quien más confió— recordó Sasuke en voz alta y sin apartar sus ojos de ella, —pero si algo agradezco que Itachi me haya enseñado fue a no tener misericordia ni a demostrar sentimientos— Sakura bajo la mirada pero asintió, siempre más emocional que él. —Si fuera como Naruto, si demostrara lo que me afecta en cada oportunidad, no podría lidiar con toda la presión como suelo hacer, no resistiría la frustración, la ira, ni la angustia, porque cuando tienes compasión con la persona equivocada te vuelves vulnerable— era la lección más importante que había aprendido de su hermano y nunca podría olvidarla.
Mientras escuchaba las palabras de Sasuke, Sakura confirmó lo que ya pensaba desde siempre, que bajo ese exterior duro y amenazador como un diamante delicado pero firme yacía un alma pura, noble, dulce y tierna que muy pocas veces salía a la superficie, solo en esa habitación y a solas cuando se tenían el uno al otro, o cuando Sarada estaba presente pero en su ambiente, su círculo privado y donde podían ser ellos mismo, estaba locamente enamorada de Sasuke Uchiha como si aún fueran esos adolescentes de veinte años que se habían casado tras un viaje juntos que les había permitido conocerse mejor y aprender del otro, lo que seguían haciendo en cada oportunidad que tenían de estar juntos como si no hubiera un mañana. Gruñona, malgeniuda, ruin…pero también la criatura más hermosa que pudiera existir, el único lugar en que podía refugiarse y donde siempre era bienvenido, su hogar, su vida, la razón de su existir fuera de Sarada pero ella era lo mejor de ambos y el reflejo de lo mucho que se amaban. Era insólito, llevaba dos tercios de su vida conociendo a aquella mujer y sin embargo jamás la comprendía por completo, había algo en ella que siempre era un reto; había más que inocencia en esa mirada, más que pasión, más que coraje y más que nobleza, ¿había un punto que pudiera comprenderse? Él aun no tenía respuesta ni quería obtenerla porque deseaba continuar perpetuamente fascinado por ella, solo sabía que un minuto perdido en esa intensa mirada esmeralda representaba el principio y el fin de su vida, y la gloria absoluta para él que no podía desear más.
—¿Recuerdas lo que dije cuando nos casamos?— preguntó Sasuke y a lo que su esposa solo sonrió pero no respondió a su pregunta, deseando oír la respuesta de él. —Te amo; mi vida entera está en esas tres palabras— y trece años después seguía siendo devoto a esa promesa y a ella por completo.
Había pronunciado esas mismas palabras en su noche de bodas, era la promesa más inquebrantable que podía hacerle y que se mantenía sin importar todos los años transcurridos pues la amaba aún más que entonces, porque tenían a Sarada y porque juntos eran aún más fuertes de lo que habían sido entonces; observando la sonrisa de Sakura y el brillo de sus ojos esmeralda que no se apartaban de él, Sasuke acunó su mejilla y se inclinó para besarla en la frente, descendiendo sus labios por el costado de su mejilla hasta encontrarlos con los suyos en un beso lento y al que su esposa no dudo en corresponder. Arqueando el cuello para profundizar el beso en que gimió dulcemente, Sakura se dejó recostar sobre la cama con Sasuke encima suyo y apoyando su peso en su brazo para no aplastarla, abriendo su blusa ágilmente mientras sus lenguas se encontraban con necesidad, los labios del Uchiha descendiendo por su mentón y cuello hasta el valle de sus pechos, remarcando cada poro de piel como suyo mientras su esposa le revolvía el cabello. Sakura era su hogar, toda su vida y razón de ser, su amor y Sasuke quería ahogarse, perderse complemente en ella que era suya tanto como él era suyo. Era imposible para Sakura no disfrutara de sentir lo mucho que él la deseaba y necesitaba, gozando de sus caricias devotas, lentas e insistentes, de sus labios urgentes que la hacían anhelar más a cada momento mientras lo sentía despojarla de la última pieza de ropa y ella obrando igual en la medida que le permitía su deseo por él y que la hacía sentirse desesperada.
Sin barreras que los separaran y piel con piel, compartiendo el familiar calor que tanto anhelaban y los hacia desear más, ambos mezclaron sus respiraciones en medio de besos devotos y lujuriosos mientras disfrutaba del tacto y roce del otro. No teniendo necesidad de acomodar el cuerpo de su esposa en respuesta al suyo pues Sakura no dudo en abrir sus piernas para él, Sasuke penetró en su interior, pegando su frente a la suya y recibiendo a cambio un profundo gemido de la melodiosa voz de su esposa que le araño la espalda…no sabía si existía el cielo, pero ser uno solo con su esposa debía ser el sentimiento más cercano. Sintiendo aquel ápice de dolor que siempre experimentaba al sentir por primera vez a Sasuke en su interior pero acostumbrándose paulatinamente, Sakura contuvo un jadeo que soltó pronunciando el nombre de su esposo tan pronto como Sasuke se retiró para volver a embestir contra su interior, inclinando su rostro sobre el suyo para besarla, ella respondiendo de inmediato y gimiendo en medio del beso tan pronto como ambos encontraron el mismo ritmo sensual y devoto para entregarse el uno al otro como uno. Pero justo cuando Sakura creía que ambos habían encontrado el ritmo perfecto con el que gozar acompasadamente el uno del otro, sintió a Sasuke retirarse casi por completo solo para volver a entrar de golpe lo que la hizo arquear la espalda y chocando sus pechos contra el torso de su esposo, sintiéndose al borde del orgasmo con todo cuanto él le hacía sentir, rogándole por más entre gemidos de éxtasis y arañándole la espalda.
Contemplando las expresiones en el rostro de su esposa tan cerca del suyo y asiendo sus caderas contra las suyas mientras recibía sus arañazos en su espalda como señal del enorme placer que estaba sintiendo, Sasuke reafirmó en que ella realmente no podía ser más hermosa que en ese momento, completamente desnuda y vulnerable debajo suyo, jadeando y gimiendo su nombre ante su tacto mientras le hacia el amor, y solo él podía ver esa faceta de ella. Deslizando sus manos entre los hombros y la espalda de Sasuke, Sakura gimió escandalosamente su nombre mientras lo sentía embestir profundamente con su interior, acorralada debajo de él y con sus labios rondando su cuello haciéndola arquearse contra él, rozando sus pechos contra su torso y escuchándolo gruñir en respuesta. Amando la inigualable sensación de los pechos de su esposa contra su torso y que era por lejos la zona preferida de su anatomía, Sasuke aumentó el ritmo de las penetraciones mientras le hacía el amor, deleitándose con lo bien que se sentía estar en su interior y hacerla suya, escuchándola gemir su nombre y que reafirmaba que era ella suya, que nadie más podía hacerle sentir como él. Arqueándose contra el cuerpo de Sasuke y sintiendo todo su cuerpo abrumado por un éxtasis tembloroso, los gemidos de Sakura subieron de tono mientras movía sus caderas contra las de su esposo y al borde del orgasmo, envolviendo sus brazos alrededor de su espalda y gritando su nombre al alcanzar el clímax.
Las embestidas de Sasuke se tornaron torpes y descoordinadas, buscando los labios de Sakura que correspondió lentamente envolviendo su lengua contra la suya casi sin aliento, sintiendo muy próxima la cúspide del placer de él y queriendo brindarle el mismo éxtasis que él a ella; tan pronto como Sasuke dio una última embestida contra el interior de su esposa, reteniendo sus caderas contra las suyas, se corrió en su interior y se derrumbó encima suyo un instante después, apoyando su peso en su brazo para no aplastarla mientras rompían el beso y encontraban sus miradas, pegando sus frente y rozando sus narices una contra la otra. Jadeándolo al sentir acabar en su interior, Sakura se mordió el labio inferior y balanceó suavemente sus caderas contra las suyas sintiéndolo gruñir mientras tenían sus rostros uno junto al otro, pero no pudiendo quedarse quieta, no cuando la sensación de ser uno solo era lo más sublime que había sobre la tierra. Sakura envolvió la espalda de Sasuke en un abrazo y sus piernas alrededor de sus caderas, disfrutando de aquella sensación mientras les era posible y que la hizo sonreír para si al sentirse afortunada, ¿Cómo pedir más si tenía al amor de su vida junto a ella y su hija que habría de llegar pronto? La vida no podía ser más perfecta, pero no solo ella pensaba así, también Sasuke quien le beso el hombro en medio del abrazo, disfrutando de la sedosidad de su piel; tú eres mi hogar, Sakura, no Konoha, y donde quiera que estés siempre estaré contigo…
El resto de la noche había sido muy amena y serena para la familia Uchiha luego de que Sarada regresara de su entrenamiento, cenando todos juntos como de costumbre y luego retirándose a sus habitaciones, la pequeña Uchiha pidiendo una historia para dormir a su madre—el único rasgo infantil en su personalidad, aunque era más nostalgia que otra cosa—quien se quedó a su lado hasta que ella se durmió, despidiéndola con un beso en la frente. Luego Sakura se había retirado a su habitación para dormir con Sasuke quien envolvió su brazo cálidamente alrededor de ella para mantenerla contra su pecho, pasando su primera noche libre de pesadillas y preocupaciones, con el sol coronando el día siguiente cuando despunto el alba, despertándolos a ambos que permanecieron quedamente recostados sobre la cama por varios minutos más antes de levantarse, bañarse y prepararse antes de que Sarada despertara. Pese a ser considera y alabada como una de las mayores bellezas de Konoha a sus treinta y tres años, siendo madre y esposa—y siendo su esposo el hombre más guapo que pudiera existir tanto a su entender como a los ojos de muchos, y lo sabía—, Sakura no era como el resto de sus amigas que si bien intentaban glorificar o mantener su belleza juvenil, erraban al recurrir a la cosmetología como chaleco salvavidas, y si bien ella gozaba del Byakugou para poder mantenerse joven y hermosa si así lo deseaba, no perdía el tiempo ni chakra en ello sino que conociendo tantas hiervas como médico y Kunoichi, tenía sus propios secretos de belleza.
Sakura no podía estar si bañarse cada día, no solo porque la relajaba sino porque el vapor caliente la ayudaba a mantener la sedosidad de la piel, usando jabones—de su autoría—hechos en base a flores y frutas de su preferencia, además humectaba y limpiaba su piel con agua de rosas, sin tener ninguna necesidad de recurrir al maquillaje. De regreso en la habitación un par de minutos después que Sakura y tan pronto como tan pronto como la vio impregnar los lados de su cuello con su perfume favorito cuyo pequeño frasco cerró y regreso a su lugar sobre su tocador, Sasuke envolvió su brazo alrededor de la cintura de su esposa, inhalando profundamente ese dulce aroma que lo volvía loco cada vez que estaba cerca y que no podía borrar de su subconsciente cuando estaba lejos. Lo que siguió fue sin duda su parte favorita del día cada vez que estaba en la aldea; ambos moviéndose por la habitación en busca de la ropa que usarían y brindándole asistencia al otro aunque no la necesitasen, pero ese momento se había convertido en un ritual matutino para ambos. Disfrutando del tacto de la piel de Sakura bajo sus manos, más suave que cualquier otra cosa sobre la tierra, Sasuke esperó a que ella terminase de colocarse la blusa roja que siempre usaba, trazando el emblema de los Uchiha en un espalda un segundo antes de que ella se volviera con una luminosa sonrisa, bajando la mirada a los botones que envolvían la tela alrededor de su esbelta figura y que él cerró lentamente, sin perder detalle del estremecimiento de su piel en el proceso y que lo hizo sonreír ladinamente.
—¿Iras al hospital?— preguntó Sasuke en voz alta al cerrar el último botón de la blusa y trazando la piel del vientre de su esposa y que quedaba expuesta.
—Sí, tengo un largo día por delante— afirmó Sakura abrochándose los pantalones y alisando la tela de su blusa. —¿Entrenaras con Boruto?— inquirió por su parte, acercándose a la cama de donde tomó la camisa de su esposo, ayudándolo a vestirse.
—Creo que puedo pulirlo un poco— asintió él esbozando una sonrisa ladina mientras Sakura le abotonaba la camisa y palpaba a propósito sus músculos a su paso.
—Suerte con eso— deseó ella confiando en su criterio y anudando su banda ninja al costado de su cadera izquierda como siempre.
Abrochándole los pantalones y sin perder detalle del rostro de su esposo como siempre, Sakura alzó ambas manos para acunar su rostro pero en lugar de ello aprovechó de su calma para pellizcarle las mejillas a modo de broma lo que lo hizo entornar los ojos y alejarse, escuchándola reír y contemplar esa hermosa sonrisa. Cerrando la puerta de la habitación tras de sí y siguiendo los pasos de Sakura quien terminaba de colocarse sus brazaletes—presente de él por su anterior regreso a la aldea y sus años de ausencia—en el trayecto a la cocina, Sasuke tuvo que retroceder un paso para no chocar con ella que se detuvo frente a la mesa tendiéndole una nota, de Sarada por la caligrafía y sobre la mesa ya se encontraba servido el desayuno para ambos; Fui a entrenar con Mitsuki, regreso más tarde, Sarada. Que niña, definitivamente era el polo opuesto de Boruto hasta donde Sasuke podía hacer un juicio, ¿Cómo es que de alguna forma había comprendido que ambos necesitaban tiempo a solas? El Uchiha prefirió no saberlo, apartando la silla para su esposa que sonrió ante sus modales pero no denegó su gesto mientras él se sentaba a su lado. Como siempre desde que estaban casados, el desayuno transcurrió en calma, silenció—sin la presencia de Sarada—y miradas cómplices pero que ya reclamaban añoranza el uno por el otro, lavando por su cuenta sus respectivos platos y preparándose para salir al mismo tiempo, despidiéndose con esas miradas que siempre decían todo sin que ninguno tuviera la necesidad de evocar palabras:
Hasta pronto, dijo ella; te veo más tarde, correspondió él.
Era un buen día, hacia un clima excelente y estaba de buen humor, todos esos eran elementos—salvo el último—en que Sasuke usualmente no se concentraba pero que hicieron de ese día la oportunidad perfecta para revelarle a su alumno que había aceptado tomarlo bajo su tutela y por lo que recorrió la aldea hasta dar con Boruto Uzumaki e indicarle únicamente que lo siguiera sin detener su andar en ningún momento, ni aun cuando al chico le tomó varios segundos en procesar sus palabras antes de seguirlo corriendo velozmente tras de sí. De mal humor desde el día anterior en que el Uchiha le había dado a entender que sus largos días de entrenamiento y preparación habían servido para nada, Boruto sintió por primera vez que el suelo se desvanecía bajo sus pies mientras corría tras Sasuke quien ni siquiera volvió la mirada sobre su hombro para reconocerlo, pero eso solo hizo que el Uzumaki corriera aún más velozmente para darle alcance a su ágil caminar. A pesar de su actitud relajada, Boruto podía concentrarse y estudiar en serio cuando era necesario como su madre le había enseñado, era arrogante pero solo porque conocía sus propias capacidades y podía reconocer a otros, mas no supo cómo interpretar el momento en que el Uchiha lo guio hasta el mismo lugar en que él día anterior había ejecutado el Rasengan o eso había creído. ¿Qué hacían ahí? Deteniéndose ante la piedra memorial de los Uchiha y a la que dirigió una silente mirada en señal de reconocimiento, Sasuke volteó a ver a Boruto quien lo observó en silencio mientras recuperaba el aliento.
—¿Por qué me trajo hasta aquí?— inquirió el Uzumaki directamente y confundido.
—¿Acaso dije que no te aprobaba como mi alumno?— refutó el Uchiha únicamente y sosteniéndole la mirada al chico.
—Está más que claro que no, falle— obvió Boruto encogiéndose de hombros.
—¿Eso crees? Ven— indicó Sasuke únicamente acercándose a un árbol y deteniéndose a un paso de este. —Eso no es una falla para mí— señaló la marca del Rasengan contra la corteza y que sorprendió a Boruto. —Lo lograste, pero de manera muy diferente a Naruto— si quería ser diferente esta era la mejor prueba y primer paso.
—No entiendo, mi Rasengan fue muy pequeño— objetó el rubio sin estar seguro de si sentirse orgulloso por ello o no, no recibía muchas felicitaciones después de todo.
—Pequeño no, diferente— puntualizó el azabache haciendo que el chico volteara verlo. —Si mi teoría no es errada, y necesito verlo de nuevo para estar seguro; creo que inconscientemente creaste una técnica nueva añadiéndole Raiton— consideró viendo la sorpresa en los ojos del rubio. —Básicamente, un Rasengan invisible— declaró con una disimulada sonrisa ladina.
—¿Yo hice eso?— preguntó Boruto al aire y con un hilo de voz, no pudiendo creerlo.
—Nada mal para un Genin— reconoció Sasuke en voz alta pues eso merecía una felicitación. —¿Seguro que quieres tirar la toalla ahora?— cuestionó para hacer despertar al chico que lo observó seriamente en respuesta.
—¡Claro que no!— contrarió el Uzumaki motivado de nueva cuenta para entrenar. —¿Cuándo empezamos?— interrogó emocionado por empezar ya.
—Ahora mismo— afirmó el Uchiha satisfecho al ver lo ánimos renovados del rubio. —Pero primero, te hare una pregunta. ¿Cuál es tu Camino Ninja?— planteó habiendo formulado la misma incógnita a Sarada, y ella ya tenía el camino del Hokage.
Pese a llevar muy poco tiempo conociendo a Boruto Uzumaki, por parte de terceros y comentarios tanto de Sakura como de Sarada, Sasuke tenía claro que el hijo de Naruto era más refinado y astuto que su progenitor, aparentemente conocía los atajos de los que muchos Shinobi actualmente se estaban beneficiando—Sasuke era y prefería ser una excepción a la regla, igual que Sakura y Sarada—pero no se valía de ellos según tenía entendido lo que era bueno por su forma de entrenamiento, además el chico era más maduro que Naruto y sabía cómo funcionaba el mundo, era sarcástico, no gritaba lo que sentía como su padre…era más discreto y serio, y Sasuke debía admitir que ya había aceptado la idea de tenerlo bajo su tutela. Al escuchar las palabras del señor Sasuke y que ya había oído anteriormente de su padre, a la mente de Boruto vino un recuerdo del día anterior en que Katasuke de la Unidad Científica Ninja se le había acercado para ofrecerle un Guantelete o Herramienta Científica Ninja que aseguraba lo ayudaría y mejoraría sus habilidades; no iba a mentir, había sido muy tentadora la idea de mejorar sin tener que esforzarse, pero de su madre Boruto había aprendido que ningún Shinobi verdadero surgía de mentiras y por lo que educadamente había rechazado la propuesta, si iba a triunfar o fallar en los Exámenes Chunin deseaba hacerlo por sus propias habilidades y no fingiendo ser algo que no era, ¿Pero su "Camino Ninja"? De pequeño había aspirado a grandes cosas pero todo eso se había tornado en nada luego de que su padre se convirtiera en Hokage y centrara su atención en cualquier otra cosa antes que en Himawari, su madre y él.
—¿Mi Camino Ninja?— repitió Boruto en voz alta y sin saber que implicaba eso realmente. —Nunca había pensado en eso, creí que era algo anticuado que decían los Shinobi en el pasado— eso decían sus amigos, pero pronto cayo en la cuenta de con quien estaba hablando. —Sin ofender— agregó a modo de sarcástica disculpa.
—Tal vez sea anticuado, pero en el futuro y en cualquier batalla que libres, eso es lo que te impulsara a continuar— explicó Sasuke sin sentirse ofendido en lo más mínimo. —No sigas los pasos de nadie; tu abuelo, tu padre, tus amigos...sé tú mismo— su padre le había dicho en su día y había tenido toda la razón.
—¿Eso hizo usted?— preguntó el rubio queriendo aprender de él que era la figura más seria y respetable que había conocido en su joven vida.
—Me tomo tiempo entenderlo, pero sigo ese camino— asintió el azabache ahogando una seca carcajada. —Mi camino— el pasado no podía cambiarse pero el futuro sí.
—Entonces es lo mismo que yo quiero, escribir mi camino— consideró Boruto en voz alta dándose cuenta de lo mucho que le gustaba esa idea. —Sí, ese es mi Camino Ninja; yo escribiré mi destino— nadie hablaría ni decidiría por él, solo él mismo.
—Bien, ahora podemos empezar— reconoció Sasuke complacido con la idea.
Entusiasmado de nueva cuenta y sin saber que implicaba realmente tener por Sensei a Sasuke Uchiha quien—hasta donde sabia—era un leyenda Shinobi junto con su padre el Séptimo Hokage, Boruto hizo lo que no haría en presencia de nadie, ni siquiera de su progenitor, ya lo había hecho antes en señal de solicitud al pedirle que fuera su Sensei pero en ese momento lo hizo por agradecimiento, sonriendo para si por su propio entusiasmo y bajando la cabeza en señal de respeto, comprometiéndose a hacer lo mejor posible y aprender de su Sensei todo lo que implicaba convertirse en un Shinobi para escribir su propio camino y demostrar que era diferente de su padre. La mayoría de las veces y como Uchiha que era, pese a haber aprendido durante su juventud que no siempre tenía la razón, Sasuke no reconocía a otras personas a menos que no tuviera otra opción, pero en este caso y sin dudarlo inclinó la cabeza en respuesta a la señal de Boruto quien alzó la mirada con sorpresa antes de sonreír ladinamente. Interiormente Sasuke solo reafirmaba el hecho de que este chico era el polo opuesto de Sarada con su forma de ser, pedantería, arrogancia y modales…pero también le recordaba a sí mismo a su edad, bastante más emocional desde luego pero esa era otra historia, este chico no era como Naruto más que en su espíritu pero sus motivaciones, deseos para el futuro y aspiraciones eran otras, no le importaba lo que dijeran otros sino su camino, ser su propia versión, ser él mismo y volverse fuerte, y Sasuke lo apoyaría. Quizás el futuro de los Shinobi estaba en Boruto y Sarada…
—¡Estilo de Rayo!, ¡Esfera de Rayo!
Reunidos en el antiguo muelle que servía como lugar de entrenamiento para Sarada y él, Sasuke observó disimuladamente impresionado como su hija ejecutaba velozmente una posición de manos y concentraba su chakra de un modo tan visible como él cuando realizaba el Chidori, solo que reuniendo su chakra eléctrico para crear una esfera que evidentemente no fue del todo fácil de controlar y era una técnica nueva después de todo, incipiente, pero que Sarada ya de por si hiciera el esfuerzo era admirable, impulsándola con un ataque para que impactase al final del lago contra los arboles demostrándole así su poder destructivo. Crear una técnica siempre era complicado, Sasuke lo sabía por experiencia propia y tan siquiera modificar el Chidori que Kakashi le había enseñado para poder dispersar la corriente por todo su cuerpo sin necesidad de realizar una posición de manos había sido extenuante, agotador, lento y doloroso; que su hija diera muestras de lograr algo tan complicado a su edad provocaba el orgullo de Sasuke quien sonrió ladinamente cuando Sarada volteó a verlo con los ojos brillantes y esperando que emitiera una opinión, qué más quisiera él que decirle lo maravillosa que era pero además de su padre también era su Sensei en este plano privado y por lo que necesitaba ser juicioso y objetivo. Algo que Sarada agradecía haber heredado de su madre era su control de Chakra, sabiendo por ella que esto no había sido tan fácil de lograr para su padre que era uno de los más grandes Shinobi que pudiera existir, pero siempre tenía mucho que aprender de ambos.
—Interesante técnica— meditó Sasuke en voz alta observando a su hija que se mantuvo atenta a sus críticas. —¿Cómo la creaste?— cuestionó ya que no habían hablado de ninguna técnica nueva durante sus sesiones de entrenamiento.
—Primero le pedí a Kakashi Sensei que me enseñara a moldear el chakra de manera visible hace unos meses, como el Chidori pero sin replicar el Jutsu— inició Sarada estoica y seria en su respuesta. —Inicialmente no tenía forma pero luego de que me enseñaras el Jutsu Estilo de Fuego, aplique su funcionamiento al Estilo de Rayo dándole forma a mi chakra— aún estaba trabajando en aprender a controlar del todo esta nueva técnica. —¿Hice bien?— consultó en voz baja y pidiendo su consejo.
—Excelente razonamiento y no hay quiebres en lo que hiciste, bien hecho— celebró él sonriendo ladinamente a su hija que casi brinco de emoción al oírlo. —Pero al ser una técnica tan nueva, te daré un consejo. No la uses en los Exámenes Chunin a menos que sientas no tener otra opción— instruyó y a lo que Sarada asintió de inmediato. —Un poder así puede salirse de tu control y es necesario perfeccionarla— esa técnica podría sorprender a un oponente pero debía controlarse para no ser contraproducente.
—Así lo hare— asintió ella agradeciendo cualquier consejo que él tuviera a bien otorgarle. —Gracias, papá— agregó apreciando infinitamente que la ayudara en esto.
Su padre siempre estaba lejos, siempre estaba ocupado y sin embargo cada vez que regresaba a la aldea—siendo esta la segunda vez desde que ambos se conocían realmente y podían hablar como padre e hija que eran—era perfectamente capaz de ignorar todo lo demás y dedicarle todo su tiempo ya fuera para entrenar, hablar o simplemente disfrutar de estar sentados uno junto al otro, también y aunque él no se lo hubiera dicho Sarada estaba prendada de los momentos románticos que tenían sus padres y por lo que ella también trataba de darles tiempo a solas si estaba en su poder hacerlo, quizás así pudiera tener un hermanito y llevaba tiempo deseando eso. Siendo tarde ya y no queriendo perderse la cena, Sasuke y Sarada regresaron a casa y tomaron un baño respectivamente, el Uchiha revolviéndose el cabello aun ligeramente húmedo mientras ingresaba en la cocina cambiado de ropa y viendo a Sakura quien estaba preparando la cena tras haber llegado a casa mientras su esposo y su hija se bañaban. Como siempre, el matrimonio Uchiha habló sobre sus respectivas jornadas, lo que habían hecho, si tenían algún problema…y luego todo se concentró en Sarada y en su entrenamiento de quien ambos estaban muy al pendiente a su propia manera por los inminentes Exámenes Chunin, Sakura sabía que su hija era una chica educada, confiada, respetuosa, modesta y seria, y estaba segura de que llegaría muy lejos, Sasuke también pero no podía evitar admirar sus habilidades en taijutsu y ninjutsu, así como su inteligencia y sentido de percepción superiores a las de un Genin promedio.
—Inteligencia, astutica, prudencia, refinamiento, genealogía, fuerza...Sarada aprende rápidamente— reconoció Sasuke en voz alta y sin dejar de observar a su esposa.
—Me sorprende que tengas tiempo para verlo entrenando a Boruto— sonrió Sakura probando la cena y sintiéndose sumamente satisfecha con el resultado.
—Aun estando ocupado las veinticuatro horas, siempre tendré tiempo para ella— obvió él incapaz de concentrarse en otra cosa que no fuera su familia.
—Pero desperdiciando nuestro tiempo juntos— contrarió ella burlonamente y siendo una mentira por supuesto, viendo a su esposo arquear una ceja en respuesta. —Sasuke, sabes que no soy una geisha, ¿verdad?— mencionó ya que siempre la tenía ahí para escuchar lo que tuviera que decir y viceversa.
—No, una geisha sería muy costosa— contestó el Uchiha siguiéndole la corriente.
—Eres un imbécil cuando te lo propones, tonto— rió la Haruno sorprendida de que dijera eso.
Por supuesto que era una broma y resultaba admirable que él de entre todas las personas pudiera hacer una broma, aprovechando la intimidad en que se encontraban a solas en la cocina y envolviendo su brazo alrededor de la cintura de Sakura para abrazarla por la espalda, inhalando profundamente su dulce perfume y que ya había disfrutado esa mañana, apoyando su mentón contra el costado del cuello de su esposa que suspiró para sí recargando su cabeza contra su hombro mientras apaga la estufa. Ojala y la vida pudiera ser tan malditamente perfecta como cuando ambos estaban juntos, sin preocupaciones, problemas, tensiones ni guerras…pero la vida no era así siempre y aunque Sasuke se recriminaba continuamente—como Shinobi—por entregarse a los placeres de la paz y la seguridad de su hogar, con su familia. Había aprendido a disfrutar del amor de Sakura, a corresponderle con toda su alma, así como a disfrutar tener a alguien que lo amaba incondicionalmente y amar de la misma forma tanto a Sakura como Sarada quien debería ingresar a la cocina en cualquier momento y por lo que Sasuke rompió el abrazó besando el costado del cuello de Sakura que mantuvo su sonrisa pues que él ya fuera tan expresivo cuando Sarada estaba en casa era todo un logro, pero también era un logro para ella porque sabía que su Sasuke era feliz, jamás lo había visto tan relajado desde sus primeros años casados—los años más felices de su vida—, cuando Sarada había sido una bebé y pocos años más, ¿Cuánto duraría esta gloriosa sensación de paz? Sakura prefirió no pensar en ello.
—Dejaste un clon de sombras con Boruto para estar con Sarada, ¿cierto?— más bien afirmó la Haruno volviendo la mirada hacia él por sobre su hombro.
—Me conoces demasiado— afirmó el Uchiha acercándose a las gavetas para tomar los platos.
—Tengo que, soy tu esposa— obvió ella conteniendo una risa al valerse de su unión para hacer que él le creyera aunque eso ya de por si lo hacía.
—Pondré la mesa— determinó él en voz alta y a lo que Sakura asintió desde su lugar ya que siempre repartían las responsabilidades. —Por cierto, esta noche yo lavare los platos— agregó volviendo la mirada hacia su esposa que lo observó sobre el hombro.
—Me pregunto qué querrás a cambio— meditó Sakura en voz alta pero intuyendo cual sería la respuesta.
—Ya verás— correspondió Sasuke únicamente y sin precisar de darle detalles.
Mordiéndose disimuladamente el labio inferior con anticipación y volviéndose para recibir los platos de Sasuke y servir la cena, la pelirosa únicamente asintió bajo su mirada dejándolo preparar la mesa mientras ambos aguardaban a que Sarada ingresara en la cocina, pero lo que ninguno de los dos sabía—concentrados como estaban en ellos y en la promesa para esa noche juntos—es que Sarada se encontraba escuchando todo aquel intercambio, oculta en el costado de la pared fuera de la cocina y valiéndose de sus habilidades Shinobi para no emitir tan siquiera un sonido. Enternecida por la intimidad entre sus dos padres como cualquier chica de doce años, Sarada cruzó ambas manos bajo su mentón y rogo desesperadamente que todos estos intercambios románticos entre sus progenitores fueran una señal, era algo mayor a sus doce años pero sabiendo felices a sus padres quería creer que sería posible tener un hermanito en cuestión de tiempo, conocía la mecánica de la biología reproductiva y era consciente de que sus padres no eran del todo mayores como para no poder lograrlo, ¿Sería posible? Ella quería creer que si pero no formularia su solicitud en voz alta o perdería la oportunidad de ver realizado su deseo y por lo que finalmente ingresó en la cocina con una sonrisa perfectamente convincente, ocupando su lugar a la mesa unos instantes antes que su padres, acomodando sus lentes y fingiendo que no había atestiguado ningún tipo de interacción entre ambos, ni ellos le preguntaron.
Quería ser una hermana mayor, quería un hermanito.
PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, agradeciendo como siempre su apoyo, deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 Las próximas actualizaciones serán "Kóraka: El Desafío de Eros" la próxima semana, luego "La Reina Olvidada" antes de cerrar actualizando nuevamente "Avatar: Guerra de Bandos" y "Dragon Ball: Guerreros Saiyajin":3 esta historia esta dedicada a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (dedicándole cada una de mis historias como siempre, disculpándome por tardar en actualizar), a leia010102 (agradeciendo sus hermosas palabras y dedicándole esta historia a partir de aquí como retribución), a Loremarquez (esperando que mis alusiones en el capitulo le den respuesta a su solicitud), a afrodity33 (agradeciendo sus palabras, dedicándole esta historia por su paciencia y aprecio), a Abril (dedicándole esta historia y disculpándome por la demora en actualizar) a Guest (agradeciendo su apoyo y dedicándole esta historia), a Carols2497 (dedicándoles esta historia y pidiendo su perdón por tardar tanto en actualizar), a blossommarie (disculpándome por no haber podido actualizar antes y dedicándole esta historia por ello), a videlsnssj (agradeciendo que se tome el tiempo de leer el trabajo de este pobre intento de escritora), a Yi Jie-san (agradeciendo su apoyo y disculpándome por tardar tanto en actualizar pero cumpliendo mi promesa), a leia010102 (disculpándome por la demora y dedicándole esta historia, esperando que sea de su agrado), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.
Amor, Alusiones & Futuro: En los primeros capítulos de mi fic "Más Que Nada En El Mundo", Sasuke menciona que Sakura y él tuvieron una breve discrepancia en su matrimonio previo al ataque de Kinshiki y Momoshiki Otsutsuki a Konoha, es decir antes de los Exámenes Chunin, conflicto que presentó en este capitulo. También genero cambios concretos en la trama como lo es que Boruto reniegue de las Herramientas Científicas Ninja que se vio utilizó en el Examen Chunin pero que no sirve para lo que yo tengo en mente, recordando que lo que yo tengo en mente es reescribir la historia de Boruto pues discrepo totalmente con lo que ha mostrado el anime y manga de "Boruto: Next Generations". Recordemos que Boruto declaro en el capitulo 66 tras los Exámenes Chunin que deseaba ser el sucesor de Sasuke y seguir sus pasos por lo que constantemente aludo lo que ambos tienen en común y como Boruto lo admira, pero también reitero paralelamente los ideales de Sarada y lo mucho que ambos tienen igualmente en común ya que ambos serán los pilares para mi futuro fic "Sarada & Boruto: Luz & Oscuridad" en que más adelante pretendo reescribir el manga y anime de Boruto relatando los acontecimientos como me hubiera gustado que sucedieran, y pretendo finalizar "El Sentir De Un Uchiha" tras relatar "Sasuke Retsuden" pero a mi manera, por lo que si tienen ideas este es un buen momento para plantearlas.
También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3
