—Ni los personajes ni la historia me pertenecen en lo absoluto, sino que son de la completa autoría de Masashi Kishimoto, mas la narración y/o pensamientos de los personajes (Sasuke, Sakura y Sarada) son de mi entera responsabilidad para la dramatización, sentido y cronologización de la historia :3 Les sugiero oír "Hungry Eyes" de Eric Carmen para Sasuke, "Everything I Need" de Skylar Grey para Sakura, "The Fire Within" de Within Temptation para Sarada, "Boulevard of Broken Dreams" de Green Day para Boruto y "Je te Pardonne" de Sia & Matre Gims para el contexto del capitulo.


Las semanas estaban discurriendo con lentitud entre la espera de su esposo para recibir resultados sobre la traducción y/o descifrado del pergamino obtenido en el Palacio Kaguya y mientras su hija se preparaba para los ya inminentes Exámenes Chunin que tendrían lugar durante las próximas semanas, y aunque todo lo que Sakura desearía poder hacer seria quedarse en casa y acompañada de su esposo en lo que era por lejos uno de los momentos más largos que habían experimentado juntos en los últimos diez años o en su trabajo que reclamaba diariamente casi toda su atención, en este caso lo hacia su círculo privado. Cuando Ino estaba libre de preocupaciones o compromisos, surgían ideas en su mente locuaz, y cuando Ino comenzaba a pensar siempre había problemas, por lo que inicialmente Sakura tuvo sus reservas al momento de aceptar la invitación de su mejor amiga a uno de sus cafés favoritos, diciéndose interiormente que debería de haberse quedado en casa con su esposo—aunque el mismo Sasuke la había alentado a distraerse, alegando que lo necesitaba—, pero esta línea de pensamientos se esfumó en cuanto Hinata y Temari también se unieron a la reunión y comenzó a desarrollarse una conversación para liberar tensiones sobre sus respectivas rutinas dirías, sobre sus hijos, trabajos—no en el caso de todas pero si en al menos la mitad de ellas—y finalmente concentrándose en sus respectivos esposos que fueron, salvo en el caso de Sakura, el objeto de las peores y más deslenguadas críticas, sobretodo en el caso de la Sabaku y la Yamanaka.

—Simplemente se quedó dormido y ya— concluyó su relato Temari, entre liberada por decirlo pero también molesta por recordarlo.

—No es algo tan grave, los hombres siempre se duermen— intentó minimizar Ino y habiendo tenido a Shikamaru como compañero de equipo durante años.

—Tal vez después pero nunca antes— puntualizó la Sabaku no teniendo problema de ser solo eso después de todo. —Cada vez detesto más el trabajo de mi esposo— gruñó maldiciendo su suerte por lo bajo.

—No eres la única— secundó la Yamanaka asintiendo por su parte. —Sai llegó tarde el otro día, ya estaba recostada, pero todo lo que él hizo fue besarme en la frente y decirme buenas noches— relató por su parte y soltando un suspiro frustrado. —¿Qué diablos significa eso?— quería pasión, lujuria y no solo ternura de parte de su esposo.

Una criatura frágil y delicada a la par que amante de las emociones fuerte, Ino se había embelesado de Sai desde que lo había conocido y no solo por lo endemoniadamente guapo que era sino porque esa fragilidad y ternura impresas en su alma, corazón y mirada le resultaba enternecedora, sentía que él necesitaba apoyo, comprensión y que tenía mucho afecto que dar, ella había estado dispuesta a brindarle todo ello en el pasado y aún hoy en que aquel hombre tan difícil de leer y que desconocía mucho sobre las emociones era su esposo, entendía el amor y no tenía problema en demostrarle continuamente a lo mucho que la amaba. Sai era un gran padre, su matrimonio primero había forjado la importancia real de los sentimientos en él y la paternidad había hecho de su relación un vínculo inquebrantable, el elixir sin el que no podían vivir…pero debía admitir que últimamente Sai era solo ternura para con ella y muy poco fuego, ¿Por qué a veces era tan difícil para los hombres entender que una mujer solo quería sentirse dominada e incluso puede que tratada con algo de salvajismo? Como si le leyera el pensamiento a Ino, Temari no pudo evitar asentir, entornando disimuladamente los ojos mientras bebía un trago de su café helado, su matrimonio con Shikamaru no carecía de pasión ni nada, pero su esposo era un maldito obeso del trabajo como mano derecha del Hokage, podían transcurrir días enteros en que simplemente no lo veía y cuando estaba en casa prefería irse a dormir tras la cena en lugar de hablar o hacer el amor como una pareja normal.

—Ojala alguien nos hubiera enseñado que el matrimonio sería tan complicado— consideró Ino, quejándose pero al mismo tiempo adorando con el alma a su esposo.

—Yo quisiera encontrar a quien creo el amor para destrozarlo con un hacha— opinó Hinata con voz seria y hasta entonces en silencio.

—Lo sentimos, Hinata— se disculpó Temari sintiéndose como una tonta egoísta, —planeamos esta reunión para animarte pero solo hemos hablado de nosotras— admitió con toda intención de redireccionar la conversación.

—No es nada, me distraen a decir verdad— negó la Hyuga agradeciendo estar fuera de casa para empezar.

—¿Y cómo va todo con Naruto?— preguntó la Yamanaka enfocándose en el tema en cuestión.

—Seguimos sin hablarnos y él duerme en un su oficina— resumió la peliazul revolviendo ligeramente su café. —No pienso ceder, no esta vez— determinó en voz alta y habiendo llegado a su límite.

—Bien dicho— asintió la Yamanaka completamente de acuerdo y de su lado.

—Sí, hay que demostrarles a los hombres quien manda— respaldó Temari con ánimos renovados para enfrentar a su esposo por su parte.

Las tres tenían sus propios problemas matrimoniales siendo Hinata quien se encontraba en la situación más delicada y viviendo en el momento presente una verdadera crisis matrimonial con su esposo, quien prestaba muchísima más atención a su trabajo que a ella o su familia, y ya decía mucho de Hinata que se atreviera a exponerlo tan sinceramente en lugar de guardárselo que es lo que habría hecho en el pasado, pero el contraste más agudo con la situación sin duda era Sakura quien se mantuvo en silencio y escuchando toda la conversación. Siendo en cierto modo la "cuarta en discordia" y más una espectadora que otra cosa, Sakura intercaló su mirada entre sus tres amigas y esbozando una imperceptible sonrisa, compadeciendo todas sus criticas pero al mismo tiempo deseando marcharse del lugar cuanto antes, solo pudiendo pensar en su esposo mientras mantenía sus manos cruzadas frente de sus labios, mordiéndose el inferior para si al pensar en su esposo, no sabiendo si sentirse afortunada por tenerlo a su lado abrazándola, hablando, besándola o haciéndole el amor sin extenuarse ni sin claudicar en su deseo por ella, lo que la llevo a hacerse una pregunta, ¿Acaso la pasión de su esposo por ella se debía a la década que habían pasado separados?, ¿El fuego en su relación estaba destinado a apagarse o ellos eran un caso muy particular? Sin desvanecer la sonrisa de sus labios y que se tornó picara en su mente, Sakura se propuso resolver sus dudas tan pronto llegara a casa y estaba muy segura de que Sasuke estaría feliz de colaborar en dicha resolución…


Un gemido de placer que fácilmente podría haber sido un grito fue sofocado en medio del beso que Sasuke y Sakura compartían, uniendo sus besos con fuerza, dureza y desesperación mientras movían sus cuerpos uno contra el otro, Sakura entreabriendo sus labios y permitiendo que la lengua del Uchiha explorara el interior de su boca, saboreándola mientras ella hacía lo mismo con la de él. El ritmo de las embestidas era brusco, salvaje, cargado de necesidad y un deseo que resultaría apabullante de contemplar por cualquiera, disfrutando de la sensación del cuerpo del otro respondiendo ansiosamente al suyo, Sasuke sosteniendo firmemente la cadera de su esposa y retirándose para volver a embestir con igual dureza, sintiendo como sus gemidos se sofocaban en medio del beso. Teniendo que separarse forzosamente para recuperar el aliento a la par que recordándose que no podía hacer un escándalo con su hija durmiendo a un par de habitaciones de ellos, Sakura jadeó por la ola de placer le recorrió la columna vertebral, pegando su frente a la de su esposo y moviendo sus caderas contra las suyas, estremeciéndose de nueva cuenta al sentir su tacto ascender por su piel, amasando sus pechos y remarcando cada parte de su cuerpo como suyo, volviendo a reclamar sus labios y relegándola a recibir todo el deseo que él sentía por ella, prueba misma de lo mucho que la amaba y de que todo el tiempo separados le resultaba insostenible, entreabriendo sus ojos y contemplando los del otro

Sofocando sus gemidos en el sensual beso de su esposo, Sakura envolvió sus brazos alrededor de su espalda mientras mecía su cuerpo contra el de él, palpando sus músculos, arañando la piel a su paso y sintiendo el sudor que perlaba tanto su piel como la propia, gimiendo y casi maullando al envolver su lengua contra la de su esposo al sentir como su mano exploraba su anatomía y como sus labios se deslizaban de los suyos para recorrer los lados de su cuello, descendiendo hacia sus pechos y desterrándola a gemir entre suspiros y mordiéndose el labio inferior cada vez que quería gritar, testimonio de la pasión que compartían. Enterrando el rostro entre los pechos de su esposa, Sasuke gruñó roncamente, penetrando cada vez más rápido y más profundo de ser posible en el interior de su esposa, completamente embriagado por su dulce perfume, sonriendo ladinamente al sentirla arquearse contra él y suspirar su nombre, deseando gemir desenfrenadamente pero forzada a contenerse para no despertar a su hija, él mismo tuvo que gemir por lo bajo al sentir las uñas de su esposa enterrarse en su espalda, ambos sintiendo el intenso y anhelado clímax a punto de llegar, apretando los dientes respectivamente. Apretando fuertemente las sábanas entre sus manos, Sakura por poco tuvo la necesidad de morder a su esposo en el hombro para contener un grito al experimentar tan placentero orgasmo y Sasuke no se quedó atrás, gimiendo roncamente contra su cuello al derramarse en su interior.

Entre mareados y abrumados por el placer, Sasuke fue el primero en separarse pese a que desease permanecer más tiempo siendo uno solo con su esposa, abandonando su interior y recibiendo un dulce gemido a cambio antes de tumbarse a su lado, respirando agitadamente entre sí y aun sintiendo aquella devastadora ola de placer recorrerlo por completo, suspirando casi al mismo ritmo y volviendo lentamente la mirada hacia el rostro del otro. Los ojos desiguales y cargados de lujuria del Uchiha se encontraron con los pozos esmeralda de su esposa que sonrió entre enternecida y relajada mientras lentamente se sentaba sobre el colchón, sosteniendo en modo momento la mirada a su esposo y envolviendo muy escasamente su silueta con una sábana de la cintura hacia abajo ante el frio clima nocturno y como no tardó en hacer su esposo, quien apartó su flequillo mientras terminaba de recuperar el aliento y acomodando mejor su espalda sobre los almohadones. Como siempre, Sasuke se encontraba sin aliento al contemplar a su esposa, partiendo por sus hermosos orbes esmeralda, sus mejillas sonrosadas o el brillo de su piel que en cosa de segundos volvía a resultarle lo más apetecible sobre la tierra—aunque acabaran de hacer el amor—, pero ese no era el momento de volver a entregarse a esas pasiones; en medio de su línea de pensamientos, el Uchiha fue sorprendido por su esposa que le tendió un vaso de agua servido de la jarra que reposaba sobre la mesa de noche a la diestra de ella, y que él recibió inclinando ligeramente la cabeza como agradecimiento.

—¿Estás bien?— inquirió Sakura entre preocupada y ligeramente divertida al mismo tiempo.

—No se puede estar mejor…— obvió Sasuke por lo bajo, bebiendo un trago de agua para terminar de recuperarse.

Asintiendo en silencio y creyendo en la palabra de su esposo, Sakura no tardó en imitarlo al acercar su propio vaso de agua a sus labios, sintiéndose infinitamente mejor como sabía que su esposo igual; no es que ambos quisieran apocar la situación pero ya no eran la pareja de veinte años que había emprendido su viaje, que habían contraído matrimonio y que habían gozado muy poco de los primeros años de pasión e intensidad de su relación por causa de terceros, eran adultos aunque tener treinta y tres años no implicase ser viejos, y por ende su resistencia no era la misma, que más quisieran que volver a esos viejos días…pero solo tenían el presente y a su manera eran felices con ello, ella al menos. Terminando de recuperar el aliento y bebiéndose el vaso de agua por completo sin inmutarse, Sasuke lo dejo sobre la mesa de noche a su izquierda y volvió la mirada hacia su esposa, no se sentía realmente cansado si esa era la cuestión sino abrumado por el deseo que sentía por su esposa aunque ello no era de sorprender, para bien o para mal estaba casado con la mayor belleza de la Aldea de la Hoja y una de las mayores bellezas del Mundo Shinobi, sabía que muchos suspiraban diariamente por ella pero Sakura era su esposa de la misma forma en que él era su esposo; podían haber transcurrido trece años desde su matrimonio y sin embargo seguía igual de enamorado que ella, no, incluso más porque ambos sabían todo el uno del otro y buscaban velar por su felicidad con todo lo que tenían.

—Tienes esa mirada desde que llegaste— notó Sasuke prestando suma atención a la expresión y gestos de su esposa. —¿Fue tan productiva la noche?— había sido solo una "Noche de Chicas" según ella había dicho.

—¿No preguntaras los temas de conversación? Los hombres no tienen ingenio en eso— sonrió Sakura por su falta de curiosidad y ante lo que él solo la observó en silencio. —El tema fueron Shikamaru, Sai y Naruto, y lo frustradas que están Temari, Hinata e Ino con sus matrimonios; porque sus esposos se duermen en lugar de prestarles atención, porque la pasión parece haberse apagado o porque siempre están ausentes— resumió sin apartar la mirada del rostro de su esposo.

—¿Y dónde entro yo en esas categorías?— cuestionó el Uchiha arqueando una ceja y con genuino interés, aunque no lo exteriorizara.

—En ninguna, eso es lo que me preocupa— respondió la Haruno sinceramente.—Sasuke, hemos estado casados trece años— obvió como si ello fuese prueba de todo.

—¿Y?— inquirió él sin entender cual era el problema, porque parecía serlo al menos.

—Que las parejas de nuestra edad no tienen nuestra vida sexual, a estas alturas el fuego debería haberse apagado— expuso ella por experiencia propia como médico y mujer. —Sin embargo, me asusta que no sea así, sino que tu hambre sea insaciable— confesó intentando no temblar porque ella sentía lo mismo por él.

—Sabes que fingir no va conmigo y que no hago lo que no me place hacer— inició Sasuke solo para dejarlo claro y viendo asentir a su esposa. —Eres la única mujer que he amado o deseado, y eso no va a cambiar— declaró acercándose ligeramente a su esposa quien no pudo evitar sonrojarse por sus palabras. —Que pase el tiempo que tenga que pasar, nunca voy a cansarme de ti, molestia— prometió en voz baja y con tono ronco producto de su deseo por ella.

Trece años de matrimonio…los que fueran, no importaban para Sasuke quien como hombre había visto tras su matrimonio como Sakura cambiaba con los años, como la radiante mujer que se había convertido en su novia y luego su esposa dejaba atrás su ingenuidad convirtiéndose en una belleza asombrosa que lo dejaba sin aliento, y la década que habían estado separados solo había reforzado esta idea viendo como los años transcurridos solo enaltecían su belleza; su estrecha cintura, sus sugerentes caderas, sus muslos firmes, sus pequeños pechos…ella era el motivo y fruto de cualquier deseo o fantasía que hubiera tenido en su vida, ella era todo lo que él siempre había querido o deseado y eso no cambiaría sin importar el tiempo que pasara. Bajando la mirada ligeramente abrumada, acostumbrada a oír por boca de terceros como los respectivos esposos de las mujeres de su edad perdían el interés o estaban tan acostumbrados que su presencia les era superflua, Sakura no pudo evitar sentir que aquello era irreal, se sentía inmensamente afortunada pero incrédula de ello al mismo tiempo, mas Sasuke fue en su auxilio, sumergiéndose en sus pensamientos al tomarla del mentón y regresarla a la realidad, inclinándose para besar breve pero intensamente sus labios, devorando sus labios y evidenciando su deseo por ella como algo real, reclamando estos a su gusto y quitándole el aliento, solo separándose al sentir la agitada respiración de ella contra su rostro.

—Estaba pensando…— inició Sasuke en voz baja y encontrando su mirada con la de su esposa al romper el beso, —creo que sería buena idea que comenzáramos a planear la mudanza antes de que vuelva a irme o la situación se complique debido a un imprevisto— ese apartamento era muy cómodo, pero ya era tiempo de buscar una casa y volver a llevar una vida privada y apartada de terceros indeseables.

—¿Mudanza?— repitió Sakura sonriendo ligeramente, divertida. —Ni siquiera hemos visto una casa, no había querido hacerlo sin ti aquí— recordó no teniendo idea de por donde comenzar a barajar opciones para un nuevo hogar como familia que eran.

—Es un buen momento para comenzar a ver algunos lugares entonces— sugirió el Uchiha, queriendo extender lo más posible su estadía en Konoha.

—¿Puedo elegir?— cuestionó la Haruno conociendo su empecinamiento cuando algo se le metía entre ceja y ceja.

—Puedes fingir sorprenderte— sugirió él sin tener pensado ceder por su parte y sabiendo que ella tampoco lo haría.

—¿Estás cansado?— preguntó la pelirosa sin apartar la mirada con la suya y mordiéndose el labio inferior al ser incapaz de contener su deseo por más tiempo.

—¿Después de solo una vez? Quiero mucho más— refutó el azabache envolviendo lentamente su brazo alrededor de la estrecha cintura de ella. —Siempre querré más de ti— susurró casi contra sus labios al acercar su rostro al suyo.

Inclinando su rostro sobre el de su esposa quien se mantuvo inmóvil y observando intensamente su mirada entrelazada con la suya, Sasuke sorprendió a su esposa al envolver su brazo alrededor de su estrecha cintura al acercarla a su cuerpo y situándose encima de ella, acomodándola bajo su cuerpo sobre el colchón y volviéndola hacia la cama con el rostro hacia la almohada para sorpresa de Sakura quien rió por lo bajo antes de soltar un gemido ligeramente fuerte pero que se esforzó por contener cuando él penetró en su interior hasta la empuñadura, gruñendo roncamente y enterrando su rostro contra el costado de su cuello, contra su oído. Sintiendo un ápice de dolor como siempre, abrumada por tener tan íntimamente a su esposo en su interior, Sakura convirtió su gemido de sorpresa en uno de placer pese a lo abrumada que se sentía, volviendo el rostro hacia su esposo quien la tomó del mentón, uniendo sus labios con los de él que reclamó de inmediato el interior de su boca, moviendo su cuerpo contra el suyo, Sasuke apreciando el sonrojo en sus mejillas y resultándole el espectáculo más hermoso que pudiera contemplar, descendiendo su tacto y amasando sus pechos mientras embestía contra el interior de su esposa quien enterró el rostro contra al almohada entre melodiosos y contenidos gemidos de placer por la conexión que compartían…El corazón de ambos se llenó de emociones mientras hacían el amor, vulnerables, apasionados, amorosos, con su amor el uno por el otro floreciendo con cada toque cariñoso y cada suspiro de satisfacción.

Siempre había más hambre cuanto más obtenían del otro.


—Gracias, Shikamaru— apreció Naruto con tono cansado y sentado delante de su escritorio.

Aunque todo lo que Naruto quisiera hacer esa mañana soleada fuera dejar esa oficina e ir cuando menos por un instante a casa, hablar con su esposa, abrazarla, besarla y decirle lo mucho que la amaba o simplemente pasar un poco de tiempo con sus hijos; al final y aunque diera lo mejor de sí nunca era suficiente para despejar su jornada, siempre había algo que hacer y especialmente ahora en que los Exámenes Chunin estaban a punto de celebrarse, además habiendo tenido entre sus predecesores como Hokage a personalidades tan emblemáticas como el Primer, Segundo y Tercer Hokage, su propio padre el Cuarto Hokage, la abuela Tsunade como Quinta Hokage y su Sensei como Sexto Hokage, Naruto se negaba a fallar ni transmitir una mala imagen de si a sus hijos. Afortunadamente Shikamaru siempre estaba cerca para hacerle saber que hacia bien su trabajo pero eso no bastaba hasta ahora para el Uzumaki quien suspiró por lo bajo, pensando en Hinata y en que esta era la discusión más larga que habían tenido pues ella llevaba semanas sin hablarle y Boruto ni se diga, quería disculparse…¿Pero tendría caso si habría de continuar inmerso en su trabajo y velando por el bien de la aldea? Sosteniendo los documentos que Naruto acababa de firmar, Shikamaru observó lastimeramente a su amigo antes de volverse hacia la puerta para abandonar la oficina, pero ni siquiera tuvo que abrir la puerta pues lo hizo Sasuke del otro lado, ingresando sin necesidad de llamar y habiendo sido convocado.

—Sasuke— reconoció el Nara inclinando la cabeza al pasar junto a él su camino.

—Shikamaru— secundó el Uchiha con idéntico actuar y solo enfocando su mirada en Naruto al escuchar que se cerraba la puerta dejándolos a solas. —Kakashi dijo que querías verme, ¿por qué?— inquirió no esperando ser llamado y esperando que se tratara del pergamino que tan preocupado lo tenía.

—Pocas veces pido tu ayuda, Sasuke, no porque tema recurrir a ello, sino porque muchas veces he creído que tu relación con Sakura no ha sido del todo estable y que pedir tu asesoría en temas del corazón sería impropio, pero ya no se a quien más recurrir— expuso el Uzumaki sin advertir como su amigo fruncía más en el ceño ante sus palabras. —Hinata apenas me dirige la palabra, Boruto no me dice nada y de no ser por Himawari casi creería que no tengo familia— sonaba bromista por su tono pero se sentía en el infierno y no sabía qué hacer para arreglar las cosas.

—Si hay tantas dudas sobre la estabilidad de mi matrimonio, no es por mi culpa, ¿o sí?— inició Sasuke con voz pétrea y responsabilizando a su tonto mejor amigo por ello. —Con respecto al segundo asunto, me sorprende que no hayas recurrido a la ayuda de Shikamaru— admitió sabiendo que no era una buena primera opción para respuestas.

—Lo hice, pero él no sabe que decirme— contestó Naruto levantándose de su escritorio y paseándose nerviosamente, inquieto a más no poder.

—Yo creo que sí, solo que teme desafiar a su Hokage. Pero yo no soy como Shikamaru, no temeré decirte la verdad a la cara; te estas equivocando, y si alguien tiene la respuesta para este problema, eres precisamente tú— condenó el azabache sin pensarlo un instante. —Si me ausento de la aldea, es por el bienestar de mi familia, si arriesgo mi vida, es por mi familia y eso es algo que Sakura y Sarada tienen más que claro. Cada momento libre desde que regrese, además de velar por el resultado al análisis del pergamino, lo he dedicado a ayudar a Sarada con su entrenamiento, incluso me he preocupado por tu hijo y no debería— señaló haciendo énfasis en eso último. —Me arrepiento hasta hoy de no haber sabido antes la verdad sobre mi hermano, pero tengo a mi familia y eso es más de lo que pueda pedir o merecer, ¿Y tú? Tienes a tu familia pero, ¿Acaso te importa?— era vergonzoso de observar para él.

—No estamos tratando ese tema…— protestó el rubio, incomodo por semejante reprimenda de parte del Uchiha y que nadie más le había hecho.

—¿Por qué no admites que no le dedicas la atención necesaria a tu esposa y a tus hijos? Admítelo, ten el coraje de hacerlo— contrarió Sasuke cansado de su hipocresía y acercándose al Uzumaki para enfrentarlo. —Intente matar a mi hija, lo admito, me equivoque, pero he remediado ese error. Daría gustosamente mi Sharingan e incluso el Rinnegan con tal de pasar cada hora de cada día junto a mi familia, pero no puedo, mi sangre y mi pasado me condenan— quizás nunca podría dejar el pasado atrás, pero de todas formas estaba haciendo el esfuerzo. —Daría lo que fuera por tener lo que tú tienes y que no estás valorando— y le enfurecía ser testigo de ello.

Desearía tener un pasado heroico como Naruto quien de ser un donnadie había pasado a ser el Hokage amado por toda la aldea, pero no para gozar de atención sino para poder estar cerca de su esposa todos los días y para ayudar a si hija en su entrenamiento, para verla crecer, quería poder ver a Sarada florecer igual que Sakura lo había hecho y convertirse en una hermosa mujer…pero no sabía si podría, todo por su pasado, todo por su apellido, todo por su sangre y su maldito Sharingan, pero ello al mismo tiempo lo hacía quien era y no podía despreciarlo. Nunca podría olvidar el momento en que Naruto lo había felicitado por su matrimonio con Sakura, recordaba esas palabras una y otra vez en su mente como si fuera un mantra…en realidad lo que Naruto había hecho era advertirlo, sabía que no tendría un solo Uchiha con que lidiar, Sakura había obtenido el apellido por matrimonio y su lealtad estaba en la aldea pero en segundo lugar, primero estaba el Clan al que ahora pertenecía; él no era tan ingenuo como Naruto pensaba que lo era, y no permitiría que nadie volviera a extinguir el nombre de su familia nunca más, Sarada era la prueba viviente de ello. Apreciando la sinceridad en las palabras de su amigo aunque estas sonasen más como una reprimenda que como la ayuda que necesitaba, Naruto no pudo evitar sentir un escalofrío ante la mirada que Sasuke le dirigió y que le recordaba a los días en que su amigo solía increparlo por empeñarse en cruzarse en su camino siendo que nunca había tenido una familia mientras que él lo había perdido todo…y ello lo asustó.

—Realmente no has cambiado, nadie podría hablar con el desparpajo con que tú lo haces— fue todo lo que Naruto pudo responder, visiblemente abrumado.

—Cuando Sakura y yo nos casamos, me felicitaste, pero en realidad y como tantos otros quisiste recordarme el final de mi clan y mi hermano, ¿No es cierto?— respondió Sasuke sosteniéndole duramente la mirada al rubio. —Te aclararé una cosa; nosotros somos distintos; Sakura no es como Hinata ni yo soy como tú, y si quieres hacer oídos sordos a mis palabras, no es mi problema— dejo en claro cansado de ser apartado y ninguneado. —Mi lección de vida ira para tu hijo, ya que tú no quieres oírme, él lo hará— amenazó entre líneas, teniendo mucho en común con Boruto.

—¿Por qué haces esto?, ¿Qué buscas?— interrogó el Uzumaki intentando entenderlo.

—Mi hermano fue un gran Hokage y un Shinobi incomparable, pero…¿Su existencia pasa inadvertida para todo el mundo pese a que el actual Hokage sepa la verdad de lo que sucedió? Algo así no es aceptable y ya deberías saberlo— no había olvidado que a ojos de la aldea Itachi parecía irrelevante. —Mi lección para ti es que nadie puede olvidar quien es ni de dónde viene, así que no importa quien seas ni que tan alto llegues, si olvidaste quien fuiste por un solo momento, significa que no vales nada— resumió adjudicándole dicha caracterización. —Pregúntate a ti mismo cuál es tu error antes de que sea tarde, no tengo más que decirte— sugirió no teniendo más que decir.

Tal vez fuera el hecho de que Sasuke provenía de un clan prestigioso y de renombre como habían sido los Uchiha—el clan más poderoso de Konoha y del sistema Shinobi—o bien su innata arrogancia, pero por un momento Naruto sintió verdadero miedo, temió que el Sasuke Uchiha del pasado, aquel individuo cegado por la venganza, pudiera resurgir…advirtiendo los pensamientos de Naruto, Sasuke simplemente le sostuvo la mirada y viéndolo como su inferior por sus propios errores presentes así como por su estupidez, y él mismo en el momento presente no tenía ni deseos ni paciencia para insistir en recordarle sus errores y la solución que recaía sobre él si Naruto no quería verlo para empezar. Creyendo haber dicho más que suficiente y recordando las reglas aunque sintiera una furia descomunal emerger de su interior al ver a Naruto desechar lo que él desearía tener de estar en su lugar—las oportunidades, las posibilidades—, Sasuke inclinó la cabeza con falso respeto sosteniéndole desafiante la mirada a Naruto, y una vez hecho esto le dio la espalda y abandonó la oficina cerrando la puerta a su espalda, esforzándose por no estamparla bruscamente en un arrebato emocional. Recordando a los guardias fuera de la oficina del Hokage, Sasuke hizo acopio de su autocontrol y no detuvo sus pasos, no se permitió mostrar debilidad o tan siquiera una emoción al abandonar la Torre Hokage aunque por dentro sintiera una tormenta, y la única persona que podía calmar su mente y corazón estaba ocupada trabajando; necesitaba a su esposa…


Aunque profundamente molesto, casi sintiendo que la sangre hervía dentro de su cuerpo, Sasuke se esforzó por mantenerse lo más estoico que le fue posible pues no se le daba bien expresar sus emociones ni mucho menos invadiendo el espacio de trabajo de su esposa al cruzar el umbral del Hospital de Konoha, buscándola a ella e ignorando adrede las miradas de todos quienes lo reconocían a su paso, sin advertir el motivo de su disgusto o mal humor; estaba molesto con Naruto y no solo por su estupidez sino por la imagen que daba su matrimonio al exterior, todos debían pensar que Sakura y él estaban juntos por cumplir o por su hija, cuando en realidad eran inmensamente felices juntos, se amaban y no concebían vivir el uno sin el otro. Llamando a la puerta de la oficina de su esposa—conociendo su mal humor cuando alguien ingresaba sin tocar—antes de abrir la puerta e ingresar, Sasuke no pudo evitar observar embelesado a Sakura al cerrar la puerta tras de sí, viéndola de pie ante su escritorio atestado de documentos que revisaba y firmaba con gran concentración, realizando apuntes o acotaciones al pie de cada documento antes de por fin alzar la mirada en su dirección. La amaba y deseaba, no solo en el momento presente sino a cada instante y con solo saberla cerca, quería compensar cada cosa mala que le había dicho o hecho y remediar el cómo la había descuidado durante tantos años, lo quería todo con ella, quería hacerla suya y no dejarla nunca más, ese era su mayor deseo.

—Sasuke— reconoció la Haruno advirtiendo de inmediato las emociones que rondaban sus ojos. —¿Ocurre algo?— inquirió inevitablemente preocupada.

—No— negó el Uchiha prefiriendo no preocuparla o al menos por ahora. —¿Esperabas a alguien más?— cuestionó picara y posesivamente, acercándose al escritorio de ella y rondándola, desnudándola con la mirada de arriba abajo.

—Sabes que no— obvió Sakura sosteniéndole la mirada antes de fingir sorpresa. —Miento, quizás a Ino, últimamente me visita muy seguido— agregó asustándolo con toda intención y sonriendo para sí. —¿Qué pasa?— insistió sabiendo que algo lo molestaba y deseando poder ayudarlo.

—Nunca te agradecí todo lo que me has dado en esta vida— respondió Sasuke siendo transparente y sincero con ella. —Tu amor, tu paciencia, a Sarada…todo, siento que tengo la mayor deuda concebida en la existencia, contigo— enumeró deteniendo sus pasos frente a ella, a solo un par de centímetros de distancia el uno del otro.

—No tienes por qué agradecerme. Soy yo quien tiene que agradecer, me has hecho la mujer más feliz del mundo— diferenció Sakura no creyendo haber hecho nada tan excepcional. —¿Cuántas personas encuentran el amor verdadero en su vida? Yo lo hice— esa era la mayor razón de su alegría, ello y la existencia de su querida hija.

—Ambos lo hicimos— reafirmó él alzando su mano para acariciar el angelical rostro de ella. —Pero aun así, te debo todo en esta vida, no sería feliz, de no ser por ti— no solo la amaba con todo su corazón sino que también estaba enormemente orgulloso de la mujer en que se había convertido.

—Me das demasiado crédito— difirió ella no sabiendo si merecía tanto reconocimiento de su parte. —¿Sabes cuál era mi mayor sueño?— preguntó al aire y viéndolo negar en silencio mientras ambos mantenían unidas sus miradas. —Hacerte feliz, hacer que el dolor que por tantos años vi en tu mirada se desvaneciera, así como el velo de indiferencia que me impedía acercarme a ti como tanto deseaba— respondió manteniendo ese deseo, pero en menor medida porque lo sabía feliz. —Les prometí a tus padres que siempre estaría contigo y lo cumpliré, pase lo que pase— declaró siendo ello una promesa inquebrantable para ella, la mayor de hecho.

Aunque Sasuke fuera un hombre que bien podría resultar aterrador o intimidante para quienes solo conocían su reputación, interiormente Sakura continuaba viéndolo como el niño de seis años cuya ternura, inocencia y voluntad la había enamorado antes de la Masacre Uchiha y por quien había mantenido sus sentimientos en los años sucesivos, esperando que él un día pudiera sentir lo mismo y finalmente solo deseando que fuera feliz al menos, pero hoy sintiéndose plena porque ese niño que lo había perdido todo la necesitaba tanto como ella a él, porque se pertenecían el uno al otro y en que seguirían amándose sin importar lo que pasara en tanto pudieran compartir un pequeño lugar entre las sombras del mundo, solo eso necesitaban. Dejando libre un ligero suspiro de asombro y admiración, Sasuke no se cansó de contemplar lo increíble, hermosa y fuerte que era Sakura, sintiendo que se enamoraba de nueva cuenta de ella a la par que sintiendo que no la merecía por cuanto la había herido en el pasado, pero ella seguía ahí para él sin importar nada y él no podía alejarla o sentía que se destruiría; no soportando más el permanecer impávido o inmóvil por más tiempo, Sasuke sostuvo de la nuca a su esposa estampando sus labios contra los de ella que gimió en respuesta, entreabriendo los labios e invitando a su lengua a recorrer el interior de su boca, descendiendo su tacto hacia su estrecha cintura y retrocediendo con sus pasos hacia el escritorio de su esposa, queriendo tomarla ahí mismo y ahora.

—Espera— Sakura rompió apresuradamente con el beso, —Sasuke, espera— para su frustración su esposo la ignoró, deslizando sus labios por su mentón hacia su cuello, —¡Espera!— insistió alzando la voz y alejándolo con sus manos en tu pecho para marcar las distancias, —No puedo dejar que se dañen estos documentos, tengo que revisarlos más tarde— justificó antes de cargar la documentación de su escritorio y dejarla dentro de uno de los estantes contiguos para revisarlos después. —¿Cerraste con seguro?— consultó regresando al escritorio y sentándose sobre este.

—¿Tú qué crees?— respondió Sasuke quitándose la capa y dejándola sobre la silla del otro lado del escritorio, regresando ante su esposa y acomodándose entre sus piernas.

Asintiendo torpemente y confiando en la palabra de su esposo, Sakura no pudo evitar sobresaltarse al sentir a Sasuke desabrocharle y bajarle los pantalones junto con la ropa interior, apenas dándole tiempo para levantar sus caderas y permitirle quitarle la ropa, desabrochando además los botones de su blusa que abrió y deslizó por sus hombros, deslizando sus labios por su piel y recorriendo cara poro a su paso con apetito incansable, haciéndola estremecer mientras ella se arqueaba contra él, desabrochándole lo más ágilmente que le fue posible los botones de la camisa y que deslizó por los hombros de él, palpando los músculos a su paso, acunando su rostro y acercándolo hacia el suyo para fundirse en un beso apasionado, envolviendo su lengua contra la suya. Aunque sintió a su esposa estremecer ante su tacto, Sasuke no rompió el beso, recorriendo el interior de la boca de su esposa y deslizando sus labios por su mentón hacia su cuello mientras él se desabrochaba los pantalones, pero observando el semblante de su esposa que envolvió sus brazos alrededor de su espalda, Sasuke no pudo evitar sujetar su cadera y volverla hacia el escritorio, de espaldas a él, sobresaltándola y finalmente empujando su miembro completamente dentro de ella con un rápido movimiento. Temblando de placer tanto como su esposa, Sasuke apoyó por un instante su frente contra la espalda desnuda de Sakura a quien vio cubrirse los labios para ahogar un grito, provocando que el corazón del Uchiha se acelerara mientras se retiraba para volver a embestir dura y profundamente contra ella.

Apoyando ambas manos sobre el escritorio, Sakura no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás y gemir escandalosamente como tanto había deseado, sonriendo para sí al recordar que además de cerrada con seguro—y quisquillosa como ella era—su oficina estaba insonorizada, nadie los escucharía y se lo hizo saber en silencio a Sasuke volviendo su mirada hacia él por sobre su hombro y ante lo que su esposo le sostuvo firmemente la cadera, embistiendo contra ella con un ritmo implacable, dejándola sentir cada centímetro de su miembro y haciéndola gemir aún más fuerte mientras sentía su agitada respiración contra su oído y su tacto guiando sus caderas para que chocaran contra las suyas. El amor de su vida estaba compartiendo su cuerpo con él, brindándole placer de aquella forma tan única permitiéndole que la hiciese suya y siendo él completamente suyo; toda ella lo cautivaba por completo, ascendiendo su mano de la curva de su cadera hacia uno de sus pechos, sintiéndola arquearse contra él en respuesta y permitiéndole llegar más profundo en su interior, haciendo que él embistiera más rápido y sintiendo las caderas de ella moverse contra las suyas. Incluso tomando a su esposa desde esa posición, —por el rabillo de ojo y viceversa—, Sasuke gimió por lo bajo ante la sublime vista de sus pechos y más cuando Sakura se volvió ligeramente hacia él, alargando uno de sus brazos y sujetándolo por la nuca en busca de un beso al que él respondió gusto, envolviendo su lengua contra la suya.

Sasuke siempre deseaba a su esposa, era una realidad y le resultaba impensable recurrir a un "rapidito" para satisfacer sus instintos animales, desearía poder haberse tomado más tiempo para darle a Sakura tanto placer como estuviera en su poder e incluso más, pero ambos habrían de reservar eso para la intimidad de su habitación y haciendo el amor, mas Sasuke realmente estaba impaciente en ese momento, lo que ambos necesitaban entonces era desahogar su deseo y entregarse desesperadamente el uno al otro, además él sentía que no iba a durar mucho tiempo, rompiendo el beso al sentir que le faltaba el aliento y enterrando su rostro contra el hombro de su esposa, deslizando su mano hacia el valle entre sus piernas con intención de acelerar el cada vez más cercano orgasmo. Con sus gemidos subiendo de tono en ese preciso momento al sentir el tacto de su esposo en su clítoris, brindándole mayor estímulo y placer, Sakura prácticamente gritó el nombre de su esposo, sintiendo como Sasuke inclinaba sus caderas hacia las suyas y hundiéndose tan profundamente en ella como le era posible, más rápido, más duro, haciendo de aquel acto tan íntimo una sensación tan alucinante que la Haruno solo pudo gemir desesperadamente sin poder hacer nada, murmurando el nombre de su esposo entre suplicas por más y palabras cargadas de afecto. Jadeando, arqueando la espalda y estampando bruscamente las manos sobre su escritorio—que se contuvo para no romper—, Sakura gritó fuertemente el nombre de su esposo, alcanzando el mejor orgasmo que había experimentado en diez años.

Gruñendo por lo bajo, conteniéndose para no gemir más de la cuenta al sentir el orgasmo de su esposa quien meció sus caderas contra las suyas en busca de prolongar la sensación, Sasuke maldijo placenteramente por lo bajo, alzando su mano y buscando el mentón de su esposa a quien hizo volver el rostro en su dirección al estar al borde de su propio clímax, encontrando sus labios desesperadamente con los de ella, con hambre y deseo puro así como una intensidad que la sorprendió, gimiendo en medio del beso al envolver su lengua contra la suya y meciendo sus caderas hacia las del Uchiha que gimió en medio del beso. Derramándose finalmente en el interior de su esposa un instante después entre imprecisas y descoordinadas embestidas, gimiendo por lo bajo, Sasuke se quedó quieto lentamente y retuvo las caderas de su esposa contra las suyas para evitar una sobreestimulación de su parte, viéndola sonreír por lo bajo mientras lo besaba en la mejilla, acunando su rostro entre sus manos y rozando su nariz contra la suya. Envolviendo su brazo alrededor de la estrecha cintura de su esposa, disfrutando enormemente de poder ser uno solo y sin inhibiciones de ninguna clase, Sasuke hubo de admitir al menos interiormente que ese era el orgasmo más intenso que había experimentado en los últimos diez años; siendo la primera en moverse, alejándose lo suficiente de su esposo quien abandonó lentamente su interior, Sakura se volvió hacia su Sasuke y envolvió sus brazos alrededor de su cuello, atrayéndolo en un beso lento, apasionado y cargado de amor.

Ojala pudieran estar juntos y a solas más seguido.


En un cuadro entre seductor y curioso de contemplar, Sakura terminó de acomodarse la ropa, abrochándose los pantalones que se sacudió ligeramente y se cerró la blusa antes de acomodar sobre esta su bata como Ninja Médico y doctora del hospital, usando el reflejo de uno de los pulidos bisturí para corroborar que no se encontraba demasiado despeinada, sonriendo nerviosamente y mordiéndose el labio inferior para no suspirar de solo sentir los estremecimientos que la recorrían de pies a cabeza, ¿Cuándo había sido la última vez que se había sentido tan malditamente satisfecha sexualmente? Literalmente podría estar riéndose en ese momento si no tuviera parte de su atención dividida en si alguien llamaba a la puerta cerrada con seguro, por lo que ella finalmente se acercó a está con andar entre lento y tembloroso para retirar el seguro, volviendo la mirada por sobre su hombro hacia su esposo. A diferencia de ella y sonriendo ladinamente—orgulloso de aun poder hacer que se le dificultara caminar a su esposa luego de hacer el amor, como durante su lejana Luna de Miel—, Sasuke se tomó su tiempo para terminar de vestirse, abrochándose los pantalones y dirigiendo una intensa mirada a su esposa aq uien desnudó con la mirada ya deseándola de nuevo aunque no fuera el momento más inoportuno, y procediendo a cerrarse la camisa mientras la veía regresar sus pasos a su escritorio, intentando caminar lo mejor posible aunque a un ritmo mucho más lento y él podía verlo. Sakura y él estaban casados desde hace trece años, diez de ellos separados, por lo que simplemente poder provocar semejante placer a su esposa era un triunfo personal para él.

—No tenemos que hacerlo tan seguido, creo que se me dificultara caminar si continuamos a este ritmo— sugirió Sakura siendo la primera en romper el seductor silencio. —Todavía me tiemblan las piernas— admitió deteniéndose frente a su escritorio en el que se apoyó para no tambalearse más de la cuenta.

—Esa es la idea, ¿no?— obvió Sasuke terminando de cerrarse la camisa y avanzando sus pasos hacia ella.

—Afortunadamente para ti, cariño, fingiré que no dijiste ni hiciste nada de lo que ocurrió entre estas cuatro paredes— desestimó la Haruno sentándose sobre su escritorio para tratar de recuperarse lo mejor posible, —como sabrás tengo ética de trabajo— y estaba en su lugar de trabajo después de todo.

—¿Y cómo justificas lo ocurrido, entonces?— cuestionó el Uchiha situándose entre las piernas de su esposa, frente a frente y con efímeros centímetros separándolos.

—Consulta personal a un paciente— respondió ella fingiéndose completamente inocente.

—Realmente eres una molestia— negó él manteniendo su sonrisa ladina, divertido ante su cinismo.

—Y tú realmente sigues siendo tan arrogante como siempre— se defendió la pelirosa observándolo de arriba abajo. —En serio creo que deberías tener más cuidado con el modo en que empleas las palabras— reflexionó tras haber escuchado de él todo sobre su conversación con Naruto. —Aun cuando todo lo que hayas dicho sea mortalmente cierto, en ocasiones es mejor callar, temporalmente al menos— lo último que cualquiera de los dos quería era tener mayor problemas.

—Aunque se lo haya dicho solo a él, Naruto se lo merece— justificó el azabache pese a saber que ella tenía la razón, —esperemos que le haga sentido con el cerebro de hámster que tiene— consideró, deseando interiormente que fuera posible.

—Yo diría que de hormiga, porque casi no lo usa— sonrió Sakura enfocando su atención en su esposo que acercó su rostro al suyo con toda intención de besarla. —No…— protestó volviendo la mirada en la dirección contraria y sabiendo que eso no sería solo un beso.

—¿Por qué no?— bufó Sasuke con un puchero de frustración, deseando más de ella.

—Porque, y te lo repito, tengo ética de trabajo y estas en mi "santuario"— rotuló la Haruno con palabras muy claras, —si alguien cruza por esa puerta…— justo en ese momento la puerta se abrió como prueba.

—Hola— saludó Ino cabizbaja, leyendo una serie de documentos mientras cerraba la puerta su espalda.

—¿Ves a que me refiero?— señaló la pelirosa bajando de su escritorio y adoptando una imagen mucho más seria. —Hola Ino, ¿Cómo estás?— se interesó genuinamente así como para dar a entender que todo estaba en orden.

—Muy bien, gracias— contestó la Yamanaka alzando la mirada hacia el matrimonio Uchiha. —¿Están ocupados? Porque puedo volver más tarde— sugirió percibiendo cierta tensión en el aire.

—No será necesario, Ino— sosegó ella no teniendo otro compromiso que les impidiera hablar. —Hablaremos más tarde— delegó despidiéndose de su esposo con una sonrisa, solo que Sasuke aprovecho la cercanía para propinarle una ligera nalgada. —Necio, petulante, arrogante— reprendió entre dientes, no pudiendo creer que hiciera semejante cosa en presencia de terceros.

—Molesta— contestó él en voz baja y dirigiéndole una sonrisa ladina por sobre su hombro.

—Adiós, Sasuke— se despidió Ino al ver al azabache pasar junto a ella.

—Adiós— correspondió el Uchiha inclinando la cabeza en señal de reconocimiento.

Usualmente Sasuke era el primero en decidir mantener las formas en presencia de terceros, la privacidad de su intimidad era sagrada para ambos, pero bien podía ser el hecho de que acababan de hacer el amor en la oficina de su esposa, los años de abstinencia o que de hecho ambos habían experimentado el que era por lejos el mejor orgasmo de los últimos diez malditos años pero Sasuke simplemente no pudo reprimirse, estaba de un humor excelente—en contraste al momento de entrar en esa oficina—como para hacerlo y por lo que simplemente eligió ignorar los reproches de su esposa, dirigiéndole una mirada por encima del hombro y retirándose sin decir otra palabra, abriendo y cerrando la puerta a su paso al salir de la oficina, y ya contando las horas que habrían de transcurrir hasta su reencuentro durante la cena de esa noche, y ello incluía a Sarada por supuesto. Brutalmente sorprendida ya que estaba acostumbrada a su siempre reservado y emocionalmente poco demostrativo—en la vida cotidiana y en presencia de terceros, no en la intimidad que ambo compartían por supuesto—esposo, Sakura negó en silencio para sí y se esforzó por no exteriorizar lo sorprendida que realmente se encontraba por el actuar de Sasuke, siguiéndolo con la mirada mientras lo veía abandonar la oficina y reprendiéndose mentalmente por querer seguirle la corriente en cada cosa que le ocurriera, ¿Dónde estaba su autocontrol? Era una mujer de más de treinta años, no su hormonal y virginal versión de veinte años que estaba aprendiendo del sexo con él, y por lo que se recordó mantenerse serena, carraspeando para aclararse la garganta y enfocarse en Ino.

—¿Qué hacía aquí?, ¿Lo hicieron?— se interesó Ino, inevitablemente viendo la situación con doble sentido.

—Ino, necesito revisar estos informes— protestó Sakura quitándole los documentos de las manos y dejándolos sobre su escritorio. —Intenta no distraerme, por favor— pidió, rodeando su escritorio y en que se apoyó para caminar sin tambalearse.

—¡Sí!— chilló emocionada la Yamanaka, casi brincando en su lugar. —Me alegra ver que tu vida sexual recuperó su curso normal, eso explica tu sonrisa y la luminosidad de tu piel— nombró para sorpresa de la Haruno que volteó a verla. —Sí, frentesota, me fijo en todo— confirmó arqueando una ceja pícaramente.

Prejuiciosa en los primeros días de la relación entre su mejor amiga y el Uchiha, Ino había aprendido con el tiempo lo beneficiosa que era la presencia de Sasuke en la vida de Sakura, su ausencia era devastadora como pocas cosas en el mundo pero su presencia la hacía sonreír todo el tiempo, se veía feliz, fuerte, se mostraba segura y tan en control de lo que la rodeaba que simplemente resplandecía en todos los sentidos, pues era evidente que tenía mucha actividad sexual, su piel se mostraba tersa y suave, y su cabello muy brillante, señales de una intimidad tan frecuente que Ino debió confesar que comenzaba a sentir celos, pero muy positivos, ¿No era lo que se esperaba de dos grandes amigas y hermanas como ellas?, ¿Qué se contaran secretos? Tomando asiento apresuradamente delante del escritorio de su amiga y queriendo la mayor información posible, Ino sonrió de emoción para sí al recordar la única alusión de su vida personal que Sakura le había hecho tras su regreso a Konoha con Sasuke hace trece años; Es muy dulce, muy tierno y es muy grande. Sonriendo nerviosamente ante la curiosidad de su mejor amiga pero a la que ya estaba sobradamente familiarizada desde mucho antes de que Sasuke y ella se casaran, Sakura solo negó para sí mientras se volvía hacia el estante en que había guardado la documentación que había estado revisando en su escritorio antes de que Sasuke llegara, volviendo a enfocarse en ello pero sintiendo la insistente mirada de su mejor amiga sobre si, mas pese a que mantuviera una sonrisa en su rostro ello no apartó a Sakura de la inquietud que ya había tenido antes de la llegada de su esposo; su hija y los Exámenes Chunin…


Como madre y esposa, muchas preocupaciones atañían continuamente a Sakura, la mayor parte del tiempo su esposo estaba ausente por lo que debía lidiar con todas esas complicaciones emocionales sumadas a sus propias responsabilidades como Kunoichi y Directora del Hospital, quizás debería tomarse todo con calma y relajarse un poco, es decir, en esta oportunidad Sasuke estaba con ella y sabía que podía confiarle cualquiera de sus inquietudes...¿Y si era así por qué diablos estaba temblando de los nervios? Siendo la última en salir del baño mientras terminaba de peinar su cabello y dejando el peine en su tocador, Sakura se mordió el labio inferior mientras intentaba pensar, alisando la tela de su camisón y demasiado inquieta para poder meterse bajo las sábanas en contraste con Sasuke quien se encontraba sentado sobre la cama y leyendo un pergamino con suma atención, claro que eso no le impidió percibir que su esposa tenía un problema o que algo muy importante o significativo ocupaba su mente, alzando sutilmente la mirada hacia ella en espera de que hablara o expusiera su problemática. Llevar tantos años casado con Sakura tenía sus ventajas, no le tenía miedo a su explosivo carácter como si hacían el resto de los hombres que conocía—él mismo tenía un carácter muy difícil y con el que su esposa había aprendido a lidiar—y era capaz de controlar sus arrebatos emocionales, por lo que nada podría ser tan terrible para él como para no poder tener el control en tanto ella lo verbalizara.

—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?— cuestionó Sakura apretándose nerviosamente las manos y volteando a ver a su esposo.

—Pues, no lo sé— contestó Sasuke encogiéndose de hombros—¿Qué motivos tengo para no estarlo?— inquirió intentando entenderla.

—Sabes qué día es mañana, ¿no?— señaló la Haruno como prueba suficiente, acercándose a la cama sobre la que se sentó.

—Estás paranoica— contrarió el Uchiha enrollando el pergamino y dejándolo sobre su mesa de noche.

—Algo, y tengo razones— aceptó ella no pudiendo negar lo que sentía. —¿Y si Sarada atraviesa por lo mismo que nosotros?— inquirió temiendo lo peor.

—Orochimaru no es de mi confianza en lo absoluto, pero hasta yo sé que no volvería a intentar algo así, menos con Mitsuki presente— defendió él, asiéndose a las pruebas presentes para confiar en que nada serio habría de ocurrir esta vez.

—Tienes razón— suspiró la pelirosa metiéndose bajo las sábanas y situándose al lado de su esposo. —Ya sabes como soy, no puedo evitar preocuparme— se disculpó sin necesidad de usar esas palabras, entre ambos sobraban las disculpas después de todo.

—No serias tú si no lo hicieras— excusó el azabache, sonriendo ladinamente y entendiendo sus preocupaciones.

—¿Puedo dormir con ustedes?— preguntó Sarada, lamentando sonar como una niña pequeña.

Aquella pregunta cayó sobre Sakura y Sakura como un balde de agua fría, concentrados como estaban en su conversación ni siquiera notaron el momento en que Sarada—quien había tocado antes de entrar como le habían enseñado—había llamado a la puerta de su habitación y luego abierto la misma, observándolos entre curiosa y con un semblante bastante inseguro, esperando no importunar la conversación de sus padres ni invadir su intimidad. Sintiendo siempre un ambiente muy particular entre sus padres—orando continuamente que ello fuera una señal de que pronto tendría un hermanito, percibiendo mucha ternura y luminosidad entre ambos, como una pareja de recién casados—, Sarada esta vez se vio obligada a intervenir, necesitaba estar con sus padres esa noche, necesitaba sosegar sus miedos e inseguridades; ella que siempre era tan digna, tan prestigiosa y segura de sí, en esta ocasión se sentía al borde de un precipicio, el de la realidad y las expectativas, todo lo que quería hacer era pensar en triunfar el día de mañana pero simplemente no podía hacerlo, por primera vez no sabía a lo que se enfrentaba o si podría con ello y eso la asustaba. La comprensiva respuesta llegó con una ligera sonrisa ladina y un asentimiento de parte de su padre quien le indicó que se acercara, por lo que Sarada cerró la puerta a su espalda y se acercó a la cama abrazando la almohada que había traído consigo, subiendo a la cama y acomodándose entre sus padres.

—¿Qué sucede?, ¿Tienes miedo?—preguntó Sakura acariciando el cabello de su hija.

—No, en parte se a lo que me enfrento— negó Sarada intentando convencerse de ello. —Cuando me gradué como Genin dijiste que lo fundamental era trabajar en equipo y cumplir con la misión encomendada salvo por ciertos principios básicos…— debía confiar en sus compañeros de Equipo para superar los Exámenes Chunin, y lo hacía.

—¿Estás paranoica como tu madre?— inquirió Sasuke arqueando una ceja, sorprendido de que su hija albergara tantas dudas.

—¿Otra vez, mamá?— regañó la Uchiha con semblante preocupado, observando a su madre a la par que su padre.

—Ese no es el punto, deténganse los dos— frenó tanto a su esposo como a su hija, concentrando la mirada en ella e instándola a sincerarse si deseaba hacerlo.

—No…— negó Sarada con respecto a la anterior pregunta de su padre, —supongo que solo estoy nerviosa— admitió bajando la mirada con un deje de vergüenza.

—¿Y eso por qué?— preguntó Sasuke intentando entender lo que pasaba por la mente de su hija.

—Este examen es diferente, todo se trata de individualismo, analizar como apruebas y que tan capacitado estás— alegó ella justificando sus temores. —Temo equivocarme y reprobar— tenía demasiadas expectativas sobre si y temía no poder cumplirlas.

—Aun si lo haces, nada cambiara— sosegó el Uchiha con voz suave, buscando alejarla de sus miedos. —No creerás que tu madre y yo aprobamos al primer intento, ¿o sí?— inquirió intercambiando una mirada con su esposa.

—¿No fue así?— cuestionó Sarada enormemente sorprendida e intercalando la mirada entre sus padres.

—Empate con Ino la primera vez, y me tomo un tiempo desear volver a intentarlo— contestó Sakura por su parte, rememorando esos antiguos días. —Tu padre estuvo muy cerca de aprobar, pero eligió retractarse y enfocarse en otras cosas— comparó y ante lo que Sasuke sonrió ladinamente. —La historia será para otro momento— condicionó a su siempre curiosa hija y no deseando que se desvelara.

—El punto es que no importa si te equivocas, o si repruebas, nada cambiara— tranquilizó Sasuke sin apartar la mirada de su hija. —Pero, si quieres ser Hokage como dices, tendrás que esforzarte— recordó, entendiendo que el sueño o meta de su hija eliminaría cualquier resquicio de duda o miedo en su mente.

—Lo haré— se comprometió la pequeña Uchiha, ni siquiera pensando en darse por vencida.

Era normal que Sarada sintiera miedo e inseguridad, después de todo y por muy talentosa y prodigiosa que fuera, no había que olvidar que era solo una chica de doce años, a su edad Sasuke y Sakura habían tenido sus propios miedos, sus propias dudas, ¿Cómo no comprenderla? Ellos habían tropezado y caído por el peso de sus propios actos a su edad y lo habían seguido haciendo en los años sucesivos hasta alcanzar la adultez y madurez suficiente para discernir lo correcto de lo que no y pensar en algo que estaba más allá de ellos como Shinobi, y Sarada eventualmente lo haría a medida que creciera, pero por ahora era perfectamente entendible su temor e inseguridad, pero ello no debía detenerla e impedirle llegar tan lejos como ambos sabían que podría hacerlo, porque era su hija después de todo. Envalentonada de nueva cuenta por las palabras de su padre, Sarada recordó su sueño, aquello a lo que aspiraba y se comprometía lograr; convertirse en Hokage, y para serlo necesitaba ser más fuerte que todos los demás, necesitaba saber y comprender más que todos los demás Shinobi de su edad, porque dudaba ser la única que soñara o deseara con convertirse en la líder de la Aldea de la Hoja en el futuro, con la diferencia de que ella estaba dispuesta a jugarse la vida en ello, quería llegar más lejos que nadie y al mismo tiempo volver a traer la gloria, prestigio y alcurnia que había caracterizado al clan Uchiha antes de su devastadora caída, quería que los Uchiha volvieran a ser la joya más brillante.

Y lo lograría, era una promesa.


El primer día de los Exámenes Chunin consistió en una sencilla ceremonia de presentación en que la mano derecha y representante del Séptimo Hokage; Shikamaru Nara, se encargó de recibir e informar a los distintos Shinobi de cada aldea que estaban presentes, jóvenes ninja de la hoja, de la arena, de la lluvia, de la roca…promesas jóvenes, algunos más entusiastas que otros pero conformando un cuadro nostálgico y entrañable de contemplar por Shikamaru y Sai quien habría se encargarse de supervisar y llevar a cabo la primera etapa de los Exámenes Chunin, ambos observándose entre sí por el rabillo del ojo al ver a sus respectivos hijos que eran parte del equipo 8 y nuevo trio Ino-Shika-Cho junto a la hija de Choji. Respirando mucho más tranquila luego de que la ceremonia de presentación u orientación terminara, no demostrando que se había sentido nerviosa o ansiosa, Sarada fue una más de los jóvenes Genin que procedió a retirarse tras escuchar que la primera prueba tendría lugar al día siguiente, apretando fuertemente las manos y reprendiéndose por su propia debilidad; su padre no le había dicho que estaba mal ser débil, su madre tampoco, pero los veía continuamente a ambos y nunca claudicaban ni sucumbían por nada, y por ende ella tampoco lo haría, llamando a sus emociones a serenarse y manteniendo la frente en alto. El equipo 7 decidió reunirse en su restaurante favorito para comer juntos y hablar sobre como actuarían o que medidas preventivas tomarían durante la prueba del día siguiente, pero Mitsuki se separó de ellos en su camino, prometiendo encontrarse con ellos en breve y por lo que Sarada y Boruto se sentaron ante una mesa, comiendo una hamburguesa en el caso del Uzumaki.

—Tenemos algo de tiempo antes de la primera prueba, hablemos del plan— comentó Sarada habiendo tomando el liderazgo del equipo 7 en ausencia de su Sensei.

—Pienso igual, pero deberíamos esperar a Mitsuki— protestó Boruto alzando la mirada hacia la puerta y frunciendo el ceño al ver ingresar a alguien que no era su compañero de equipo. —Oye, Sarada, ¿Ellos no estaban en la ceremonia de presentación?— preguntó señalando al equipo Genin que acababa de entrar.

—Sí, son de la Aldea de la Nube— contestó la Uchiha revolviendo su té ligeramente antes de darle un trago.

No estaba interesada en socializar más de la cuenta, recorriendo el lugar con la mirada y concentrándose en analizar a la distancia a los demás equipos presentes y entre quienes se encontraba el equipo de la Aldea de la Arena conformado por Shinki junto con su hermana Yodo, hijos del Kazekage Gaara Sabaku, y su primo Araya hijo de Kankuro, oponentes muy interesantes y a los que ella deseaba tener la oportunidad de enfrentar; según su madre le había contado, en sus días de Genin su padre se había enfrentado al Kazekage y ella deseaba tener la misma oportunidad de vencer. No pudiendo leer todas las ideas que daban vuelta por la mente de Sarada pero teniendo idénticos anhelos de poder enfrentarse a oponentes muy poderosos en los Exámenes Chunin para probar los frutos de su entrenamiento con el señor Sasuke, Boruto dio otra mordida a su hamburguesa mientras trataba de mantenerse lo más sereno posible, intentando dominar sus impulsos para demostrar que era mejor que el tonto arrogante—aún seguía siendo eso ultimo—que había sido, intentando estar a la altura de su compañera de equipo. La línea de pensamientos de la Uchiha y el Uzumaki fueron interrumpidos por un bandeja de comida que fue dejada sonoramente sobre la mesa ante la que ambos se encontraban sentados, chocando contra sus respectivas bandejas e irritándolos mientras volvían la mirada hacia la causa de ello; no era Mitsuki y ambos lo confirmaron lo voltear, eran tres Genin de un equipo proveniente de la aldea de la nube y que les sostuvieron la mirada con desafío, lo que irritó bastante a Sarada aunque no lo demostró a diferencia de Boruto.

—Oigan, ¿Qué les pasa?— increpó el Uzumaki irguiéndose de su asiento con furia.

—¿Les importaría cedernos sus asientos?— planteó Yurui más como exigencia que como una solicitud. —Ustedes, tortolos, son dos y nosotros somos tres. Lo normal es que un grupo grande ocupe la mesa, ¿no?— justificó con tono de superioridad.

—Oblígame, idiota— desafió Boruto apretando los dientes y sosteniéndole mirada. —Nosotros también somos un equipo de tres, solo que el último no ha llegado— espetó sin estar dispuesto a ceder ni un ápice.

—Ese no es nuestro problema— protestó Toroi encogiéndose de hombros y respaldando a sus compañeros de equipo.

—Culpen al que llega tarde— secundó Tarui con idéntica arrogancia que sus compañeros. —Si ya entendieron, muévanse— aconsejó como una imposición.

—¿Ya terminaron?— interrumpió Sarada que había permanecido en silencio. —Muy valientes para ser tan poca cosa— juzgó seriamente y menospreciándolos con solo verlos. —¿Por qué mejor no se largan si saben lo que es bueno para ustedes?— sugirió con voz tensa y molesta por solo oírlos.

—¿Y tú quién eres, flacucha?— cuestionó Yurui observando a la azabache de arriba abajo y sin sentirse impresionado.

—Sarada Uchiha— contestó ella viéndolos abrir ligeramente los ojos con sorpresa. —Sí, conocen el apellido, ahora fuera de mi vista— aconsejó con innata superioridad y sin necesidad de ponerse de pie siquiera. —Pero espero que nos enfrentemos en los exámenes, será divertido limpiar el piso con ustedes— comentó dirigiéndoles una mirada por encima de su hombro antes de regresar su atención a su té.

—Así es Sarada, les demostraremos de que es capaz el Equipo 7— apoyó Boruto viendo como los Genin de la Nube se retiraban en silencio y sin protestar. —Oye, no conocía esa faceta de ti— admiró volviendo a sentarse y observándola embobado.

—Solo porque no me sacas lo suficiente de quicio, tonto— se defendió Sarada mucho más tranquila tras la partida de los Genin de la Nube. —Desearía haberme contenido, no es bueno causar problemas antes del examen— consideró temiendo haberse excedido y sido demasiado dura con las palabras.

—Creo que solo te anticipas a los problemas como siempre, capitana— comentó Mitsuki apareciendo finalmente y ocupado el asiento vació junto a Sarada. —Gracias por cuidar mi asiento— apreció habiendo sido testigo de toda la discusión.

—No se burlen de mí— recriminó la Uchiha superada por los cumplidos y confianza depositados en ella.

Ruborizándose por lo bajo aunque agradeciera los cumplidos de sus compañeros de equipo—que rieron entre si al verla mostrarse débil por un instante al menos y siendo por causa de ellos—que confiaban lo suficiente para legarle cualquier responsabilidad sin importar lo pequeña que esta fuera, Sarada intentó entender lo que acababa de ocurrir con esos Genin de la Aldea de la Nube, ¿Por qué le había nacido comportarse de ese modo? No se arrepentía pero no podía evitar sorprenderse pues si bien siempre había tenido una innata actitud de dignidad y de enaltecerse emocionalmente a sí misma, esta vez sentía que había llegado muy lejos…y pensándolo bien entendía porque. Hasta ahora solo había tenido como modelo a seguir a su madre quien la había criado y tenía una personalidad orgullosa como Ninja Medico y Kunoichi habilidosa, pero su progenitora también era bastante humilde y no tenía problema en reconocer a otros, lo hacía todo el tiempo…mas su padre no, su padre tenía—en palabras de su propia madre—una personalidad distante y muy orgullosa, no reconocía a cualquiera e incluso entonces según sus propios estándares, y según su madre eso no había cambiado mucho desde que su padre había tenido su edad. En ese momento Sarada entendió que todo el tiempo entrenando o simplemente pasando tiempo junto a su padre la estaba afectando, estaba empezando a parecerse más a él y ello no le molestaba, se sentía fuerte, segura, como si pudiera enfrentarse al mundo entero y podía confiar en su propia fuerza. Así se sentía realmente ser una Uchiha…


La primera prueba de los Exámenes Chunin había sido mucho más fácil de lo que Sarada había imaginado, desde su perspectiva; se les había encomendado a los equipos Genin que recorrieran el gran bosque aledaño al lugar donde se les había dado la charla de orientación y presentación, donde ahora se les dieron las explicaciones de cómo proceder, condicionando que estaban contra reloj y debiendo encontrar al interior del bosque un pergamino opuesto al que ya se les había dado como equipo, teniendo que enfrentarse a otros grupos de Genin para lograrlo de ser preciso, en cierto modo era una prueba de supervivencia, con un tiempo reducido para llevarla a cabo. Asombrosamente el Equipo 7 y la mayoría de los equipos Genin de la hoja no tuvieron problema para superar esta prueba, regresando al lugar de orientación en espera de nuevas instrucciones dadas por Sai quien sonrió para si al verlos, permitiéndoles recuperar el aliento y solo entonces revelando la segunda prueba que consistía en una pregunta a responder y que resultó muy confusa; "El quinto volumen del Libro de Estrategia Ninja habla de palabras asociadas como: luna y sol, montaña y río, flor y miel. ¿Verdadero o falso?" Sarada se llevó una mano al mentón con expresión pensativa, muy confundida, había leído la saga de volúmenes del Libro de Estrategia Ninja, era una de sus lecturas favoritas y podía recitarlo de memoria, ¿Cómo era posible entonces que hubiera un quinto y desconocido volumen?

—Sarada, ¿Conoces ese libro?— preguntó Boruto habiendo oído de esa lectura solo de nombre.

—Leí los cuatro volúmenes, pero desconozco si realmente existe un quinto— respondió Sarada honestamente, no sabiendo bien que pensar.

—¿Mitsuki?— inquirió el Uzumaki hacia su viperino amigo que solo sonrió con los ojos cerrados. —Olvídalo, creo que dependemos de la suerte en esto. — suspiró, no sabiendo bien que deberían responder, aunque intentara pensarlo. —Debemos encontrar una respuesta rápido o nos descalificaran— apremió, no queriendo apurar a su compañera, mas el tiempo se acababa y los demás equipos elegían una respuesta.

—Boruto, ¿Qué crees que respondería mi padre?— se aventuró a preguntar la Uchiha, colgándose de la única persona cuyo criterio escucharía además de su madre.

—Conociendo al señor Sasuke, lo pensaría bien y se decantaría por la opción más lógica— supuso el rubio por todo el tiempo que pasaba con él. —¿No es lo que harías tú?— inquirió, creyendo conocerla lo suficiente hasta ahora.

—Sí, solo quería estar segura— sosegó la azabache con una ligera sonrisa. —Falso entonces— decidió en voz alta señalando el lado izquierdo en que los Genin debían pararse de haber elegido falso.

—Estoy de acuerdo, si existiera un quinto volumen ya lo habrías leído—secundó Boruto siguiéndola de inmediato junto a su viperino compañero.

—Pienso igual— respaldó Mitsuki, siempre de acuerdo con lo que eligieran sus dos compañeros.

El lugar de orientación y/o presentación de los Exámenes Chunin, hasta ahora, había sido acomodado formando una especie de estrado segmentado, se trataba de los lados señalados y marcados que caracterizaban las dos respuestas posibles a la incógnita; derecha era verdadero e izquierdo era falso, y el Equipo 7 no dudo en pararse en el lado de falso, parpadeando confundidos cuando el examinador Sai dijo que aquellos que quedara negros fallarían. La respuesta no llegó hasta que el suelo se abrió bajo los pies de todos los Genin sin importar que se encontraran del lado derecho o izquierdo, enviándolos en caída libre hacia lo que parecían ser pozos oscuros.; valiéndose de su estabilidad, Mitsuki pudo sujetarse del suelo de roca con uno de sus brazos, alargando el otro libre hacia Sarada o Boruto, quien tuviera a bien sujetarse. Recordando su entrenamiento con el señor Sasuke, Boruto lanzo cinco Kunai al aire, unidos por delgados cables, creando una especie de telaraña de la cual se sujetó con las manos envueltas en vendas para evitar caer, alzando la mirada hacia Sarada que sonrió ladinamente, admirándolo mientras se balanceaba de la cuerda atada a dos Kunai que había clavado contra la roca y que la mantenía a salvo. Era irrisorio en cierto modo, no había un quinto volumen del libro para empezar, todo era una trampa para hacerlos caer, por ello la respuesta no era ni verdadera ni falsa, la prueba consistía realmente en ver en su interior y si tenían la respuesta que les permitiera ganar, y ellos la tenían, por eso no estaban en las piscinas de tinta debajo.

—¿Estás bien?— consultó Sarada alargando su mano para ayudar a subir a su compañero.

—Sí, suerte que habíamos anticipado algo como esto— asintió Boruto entrelazando su mano con la de ella y sujetándose de la cuerda para no molestarla.

—No se suelten, nos regresare arriba— alertó Mitsuki replegando su elasticidad hasta hacerlos regresar a la superficie.

—Al final la respuesta no era importante— mencionó el Uzumaki sacudiéndose distraídamente la ropa.

—Inventaron la pregunta, presentí que era muy rebuscado— comprendió la Uchiha en voz alta y casi golpeándose mentalmente la frente.

—Bien hecho, capitana— celebró el viperino con una sonrisa y cerrando los ojos, escuchando a Boruto reír mientras Sarada se ruborizaba.

Tras subir y ser felicitados por el examinador Sai—quienes no habían caído a los pozos de tinta—, los Equipos Genin fueron informados de que la tercera prueba tendría lugar en tres días, por lo que todos tendrían tiempo de sobra para entrenar, mentalizarse y prepararse, procediendo a retirarse del lugar a sus respectivos hogares y teniendo mucho en que pensar hasta entonces. Sarada y Boruto recibieron felicitaciones muy distintas al llegar a casa; la Uchiha fue recibida por un abrazo de su madre quien ya había salido del trabajo al momento de su llegada y que tenía preparada su cena favorita, a eso también se unió una discreta felicitación de su padre diciendo "esa es mi chica" lo que la hizo ruborizar aunque fueran palabras simples, y el día se cerró con un relajante baño antes de irse a la cama y dormir profundamente, mentalizada para lo que fuera que tuviera que enfrentar en la próxima prueba de los Exámenes Chunin; Boruto, quien fue recibido por su madre y su hermana, se sentía muy cansado por los eventos del día y por lo que les deseó buenas noches con un beso en la mejilla y un abrazo antes de retirarse a su habitación, solo queriendo dormir, pero al salir del baño tras darse una ducha vio un mensaje en su computadora y lo revisó por curiosidad, sorprendiéndose al ver que era de su padre…pero su sorpresa se fue a pique al leer el escueto mensaje, mas el Uzumaki guardó el mensaje, apagó su computadora y sin molestarse en contestar se metió bajo las sábanas mentalizándose para dormir.

El señor Sasuke si podía dedicarle tiempo ayudándolo a entrenar.


PD: Saludos mis amores, prometí que actualizaría esta semana y lo cumplo, esperando como siempre poder cumplir con lo que ustedes esperan de mi, agradeciendo su apoyo y deseando siempre que mi trabajo sea de su agrado :3 les aviso que no actualizare la próxima semana porque realmente necesito un descanso emocional de mi trabajo fuera de lo mucho que adoro escribir por y para ustedes, pero cuando regrese actualizare "Kóraka: El Desafío de Eros", luego "El Clan Uchiha", "Avatar: Guerra de Bandos" y por último "El Rey de Konoha":3 esta historia esta dedicada a mi querida amiga y lectora DULCECITO311 (dedicándole cada una de mis historias como siempre, disculpándome por tardar en actualizar), a leia010102 (agradeciendo sus hermosas palabras y dedicándole esta historia a partir de aquí como retribución), a Loremarquez (esperando que mis alusiones en el capitulo le den respuesta a su solicitud), a afrodity33 (agradeciendo sus palabras, dedicándole esta historia por su paciencia y aprecio), a Abril (dedicándole esta historia y disculpándome por la demora en actualizar) a Guest (agradeciendo su apoyo y dedicándole esta historia), a Carols2497 (dedicándoles esta historia y pidiendo su perdón por tardar tanto en actualizar), a blossommarie (disculpándome por no haber podido actualizar antes y dedicándole esta historia por ello), a videlsnssj (agradeciendo que se tome el tiempo de leer el trabajo de este pobre intento de escritora), a Yi Jie-san (agradeciendo su apoyo y disculpándome por tardar tanto en actualizar pero cumpliendo mi promesa), a leia010102 (disculpándome por la demora y dedicándole esta historia, esperando que sea de su agrado), a Marcela2761 (disculpándome por la demora pero esperando que esta nueva actualización sea de su agrado, así como dedicándosela por lo mismo y como respuesta a la teoría de su último comentario) AniHL (me temo que el desmayo de Sakura en capítulos previos fue la sorpresa de volver a ver a Sasuke, aunque con respecto a un nuevo bebé no puedo revelar nada...aun), y a todos quienes siguen, leen o comentan todas mis historias :3 Como siempre, besitos, abrazos y hasta la próxima.

Noche de Chicas, Discrepancias & Exámenes Chunin: inicio el capitulo representando una noche de chicas entre nuestras Kunoichi de la Hoja quienes hablan de sus problemas matrimoniales o casi todas ellas pues en la conversación Sakura no parece tener de que quejarse, lo que se confirma tras llegar a casa, incluso haciendo planes con su esposo de comprar una nueva casa, lo que se concretara en los próximos capítulos. Paralelamente tenemos un enfrentamiento ideológico entre Sasuke y Naruto, motivado porque el Uchiha no tolera más la forma en que su tonto mejor amigo ignora a su familia en su rol de Hokage cuando todo lo que Sasuke quisiera seria poder estar tan cerca de su familia y no puede hacerlo debido a su pasado y las misiones que tiene la responsabilidad de realizar, por lo que decide tomarse más en serio el entrenar a Boruto, y ello motiva una escena de "corazón a corazón" entre Sakura y él. Por ultimo tenemos las distintas aprensiones o sentires emocionales de Sasuke, Sakura, Boruto y Sarada con respecto a los Exámenes Chunin y donde recalcó que Boruto no esta empleando las Herramientas Científicas Ninja sino actuando únicamente en base al entrenamiento de Sasuke, empleando el Shurikenjutsu para no caer a una de las piscinas de tinta, y en la escena previa tenemos a Sarada haciendo alarde de su arrogancia y apellido como digna Uchiha.

También les recuerdo que además de los fics ya iniciados tengo otros más en mente para iniciar más adelante en el futuro: "La Bella & La Bestia: Indra & Sanavber" (precuela de "La Bella & La Bestia"), "Sasuke: El Indomable" (una adaptación de la película "Spirit" como había prometido hacer), "El Siglo Magnifico; Indra & El Imperio Uchiha" (narrando la formación del Imperio a manos de Indra Otsutsuki en una adaptación de la serie "Diriliş Ertuğrul") :3 Para los fans del universo de "El Conjuro" ya tengo el reparto de personajes para iniciar la historia "Sasori: La Marioneta", por lo que solo es cuestión de tiempo antes de que publique el prologo de esta historia. También iniciare una nueva saga llamada "El Imperio de Cristal"-por muy infantil que suene-basada en los personajes de la Princesa Cadence y Shining Armor, como adaptación :3 cariños, besos, abrazos y hasta la próxima :3